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Hefesto ante la piedad o empatía que podría sentir hacia Prometeo a la hora de

encadenarlo y cumplir la voluntad de Zeus

Hefesto, dios del arte y del fuego, tuvo el encargo de encadenar con sus
propias manos a Prometeo, titán que entregó el fuego al hombre en contra de la
voluntad del máximo dios del Olimpo, Zeus. El fuego representaba para los dioses
griegos el conocimiento que solo ellos poseían, por lo que, al entregar este poder
al hombre, Prometeo sacó de la ignorancia a todo ser de carne que no poseía
atributos de dios ni de semi-dios. ¿Pudo Hefesto cumplir con esta orden sin reparo
alguno? Es importante aclarar que Prometeo era pariente cercano de Hefesto,
¿implicó este parentesco un obstáculo social o genuino para cumplir este
encadenamiento? Hefesto podría haber sentido piedad o empatía para tal hazaña.

Para responder al primer interrogante es necesario, inicialmente, garantizar


que Hefesto cumplió con su misión, para lo cual basta con remitirse a la siguiente
cita literal del texto Prometeo encadenado, en la cual Hefesto sostiene una
conversación con Fuerza, un criado de Zeus, quien lo impulsa a cometer su
encargo.

“FUERZA-. Cuando le hayas atado los brazos, dale martillo con toda tu fuerza y
déjalo clavado a las rocas.
(Hefesto hace lo que le dice Fuerza.)
HEFESTO-. Mi tarea, y no en balde, llega a su fin.
FUERZA-. Golpea con más fuerza. Apriétalo bien. No lo dejes flojo por ningún
lado, pues es astuto para hallar salida incluso cuando es imposible.
HEFESTO-. Este codo ha quedado sujeto de modo que es imposible que se
desate.” (55, p.545)

Hefesto cumple con su labor al encadenar a Prometeo, sin embargo, a través de


varias escenas se puede apreciar un reparo de su parte.

“HEFESTO-. Pero yo carezco de audacia para encadenar con violencia a una


deidad que es mi pariente a este precipicio tempestuoso.
FUERZA-. ¡Vamos! ¿Por qué tardas y te apiadas en vano? ¿Por qué no aborreces
al dios más odiado por todos los dioses, al que entregó a los mortales tu privilegio?
HEFESTO-. Tiene mucha fuerza el parentesco al que se une el trato amistoso.
FUERZA-. Estoy de acuerdo. ¿Pero de qué modo será posible desobedecer las
órdenes de tu padre? ¿No temes más eso?
HEFESTO-. ¡Ay, Prometeo, gimo por tus penas!” (35, p. 544)

La anterior cita demuestra que Hefesto presentaba un dilema para cumplir


su misión, y el argumento de su dilema se centra en el parentesco que tiene con
Prometeo. Como conclusión al primer interrogante, Hefesto cumplió con su misión,
sin embargo, lo hizo debido al poder que representaba Zeus sobre todos los
dioses del Olimpo, poder cuya implicación es que todo lo ordenado por Zeus es lo
correcto, e ir en contra del mismo representaría una inmoralidad, sintiendo Hefesto
una gran pena por el dolor físico (y posiblemente emocional) que sentiría
Prometeo durante su encadenamiento.

Pero más allá de lo inmoral que representaba para la sociedad de los


dioses desobedecer a su máximo dios, ¿era también antiético para Hefesto no
cumplir con tal orden? Respondiendo a esto Kohlberg, (1950) plantea una teoría
de desarrollo moral en tres niveles: nivel I moral preconvencional, nivel II moral
convencional y nivel III moral posconvencional o basada en principios.
Hefesto no va más allá de una moral preconvencional, puesto que actúa basado
en el miedo al castigo y al poder superior de las autoridades, en este caso Zeus.
Este nivel preconvencional, a su vez se divide en dos etapas, la heteronomía y el
individualismo, es posible percibir en la tragedia una actitud que se estanca en la
heteronomía pues lo justo para Hefesto es una obediencia ciega a la norma para
evitar castigos, dejando de reconocer los intereses de Prometeo como diferentes a
los suyos, asumiendo una actitud que pareciera ser egocéntrica.

Sí, era antiético, y es aquí donde recae el dilema por el que pasó Hefesto
mientras cometía el encadenamiento. Este dilema le indicaba que estaba
cumpliendo con una orden de su máximo dios, pero a su vez incurría en contra de
un principio ético universal que no era ajeno a él: el derecho a la libertad. En este
punto cabe preguntarse acerca del sentimiento de Hefesto por el dolor ajeno de su
pariente, ¿piedad o empatía? Según Ramin Jahanbegloo (2012): “La empatía, al
contrario que la simpatía o la piedad, exige que el individuo comparta,
indirectamente, los pensamientos y los sentimientos de los otros y que se
convierta temporalmente en el otro”.

Ahora, ante el segundo interrogante propuesto al inicio de este ensayo, se


debe entender como genuino a un afecto emocional en el que Hefesto sentía un
amor por Prometeo más allá de un compromiso social subyugado por el
parentesco. En este punto se evidencia una actitud piadosa de Hefesto hacia
Prometeo, pues siente una profunda tristeza al tener que encadenar a su propio
pariente, e incluso llega a odiar el oficio que se le ha encomendado renegando –
en repetidas ocasiones- de él. Luego se hace indudable la influencia que ejerce
Fuerza sobre Hefesto pues empieza a convencerlo de hacer lo “correcto”, es decir,
obedecer a Zeus por encima de cualquier circunstancia externa, personal o
familiar, sin cuestionar su autoridad; evitando de tal modo terminar igual que
Prometeo. Es allí donde se empieza a mostrar Hefesto persuadido, actuando con
una lógica más piadosa que empática; ya que la piedad se queda meramente en
sufrir por el dolor ajeno, pero no requiere una reflexión profunda de los hechos, no
es un razonamiento. Por otro lado, la empatía sí razona, pues no es un
sentimiento, sino que abarca todos los aspectos sensitivos del individuo. Ser
empático es colocarse en el lugar de otros individuos diferentes a mí. La empatía
no descarta las emociones ni los sentimientos, pero no se basa en ellas, a
diferencia de la piedad que es una expresión puramente emotiva.

Por último, a manera de conclusión, cabe mencionar que Hefesto se vio


enfrentado a una situación de dualidad donde tuvo que decidir entre obrar dentro
de lo políticamente “correcto” u obrar desde lo que éticamente estaba bien para él,
que sería en este caso rebelarse contra Zeus para ayudar a su pariente Prometeo.
Pero para llegar a tomar una decisión Hefesto se vio influenciado por Fuerza,
quien le hacía ver lo que socialmente estaba aceptado, que desde una moral
basada en principios o postconvencional, supondría hacer caso a las exigencias
del mayor dios del Olimpo, puesto que era lo consensuado y tenía su origen en el
conjunto de principios, deberes y derechos admitidos por todos los miembros de la
sociedad . Finalmente, Hefesto se enfrenta al sentimiento piadoso que le merece
Prometeo y termina encadenándolo, realmente demuestra que su piedad no
trasciende a un razonamiento, sino que se solo siente emociones efímeras que no
van más allá del pesar; quedándose en un nivel en el que las normas externas son
respetadas atendiendo a las consecuencias directas que esto acarrea –premio,
castigo–.

Por: Leidy Garcés Ramírez. Lic. Inglés- español: IX semestre

ID: 000321588

Referencias
Carrió, F. B. (2018). Simpatía-empatía-compasión. Folia Humanística.
Esquilo. (s.f.). Prometeo Encadenado. (Perea,B. 1986 Trad.) España: Editorial
Gredos.
Fernández, C. P. (marzo de 2005). LA TEORÍA DE LAWRENCE KOHLBERG.
Recuperado el 26 de febrero de 2020
Tovar, L. (03 de septiembre de 2014). Tres conceptos: compasión, empatía y
simpatía.

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