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EL DELIRIO PATRIARCAL DEL PSICOANÁLISIS

ESCRIBE Alfredo Grande

“La derecha siempre tiene razón. Pero es una razón represora” (aforismo implicado. AG)

(LO OBVIO. (Pelayo Pérez) Hay un momento en el cual aquello que nos parecía lo más obvio, el
mundo, deja de ser tal. Entonces, después de un tiempo de ‘adaptación’, lo que nos llama la
atención es cómo y por qué nos parecía tan obvio cuanto, de ninguna manera, lo es. El mundo
no ha desaparecido ante nosotros, sigue siendo el mismo que era, en ese sentido no hemos
perdido nada. Salvo la obviedad. Y cuando esta aceptación ‘natural’ del mundo se transforma,
por su propio desfondamiento, no sólo el mundo deja de ser ‘obvio’, sino que nosotros mismo
dejamos de ser en él “algo natural”. Es decir, nosotros ya no somos tan obvios para nosotros
mismos.)

. Hablamos con palabras pero pensamos con conceptos. El concepto tiene forma
racional, contenido racional y se apoya en una definición- (Rozitchner, León. (1991) En
ciencia, solamente podemos discutir desde una conceptualización explicita y
compartida. Enrique Pichos Riviere llamó ECRO (Esquema conceptual referencial y
operativo) a lo de otra forma, Gregorio Baremblitt enfatizaba como el “mínimo común
múltiplo que propiciara una puesta en común conceptual. Hay dos riesgos en la
llamada inter disciplina. Decir lo mismo con diferentes palabras, porque exige una
explicitación que no siempre está propiciada. Por ejemplo: “emergente, síntoma,
analizador” son conceptos diferentes. Pero tienen un común: apariencia y esencia no
coinciden. En ese hiato está la ciencia. Sin embargo, el mayor riesgo es decir cosas
diferentes con la misma palabra, o sea, el mismo concepto (en sentido vulgar) Por
ejemplo: decimos inconsciente. Pero no necesariamente decimos lo mismo.
Inconsciente estructurado como un lenguaje; inconsciente como sistema; inconsciente
libidinal; inconsciente político social; inconsciente atemporal; inconsciente histórico.
Una pequeña diferencia teórica habilita praxis incompatibles. Y el tan mentado
ejercicio de autoritarismo seudo científico entre que es y que no es psicoanálisis. En el
intercambio coloquial no es posible definir cada concepto. Si yo invito a tomar un café
y me preguntan que quiero decir con tomar un café, es probable que resigne la
invitación. Justamente, porque la cultura se organiza en el llamado nivel convencional
que es la mediatización del nivel fundante. Nuestra vida transcurre en el nivel
convencional encubridor, que es el espacio del sentido común, en la mayoría del
tiempo. Alguna vez en la vida, en el nivel convencional descubridor, territorio de la
ciencia. En este caso, nos asomamos al nivel fundante, sin caer en él. La cualidad de
caer en lo fundante tiene una vivencia de cualidad psicótica que habitualmente
llamamos locura. Espacio de la creación, de la innovación, del instituyente, de la
novedad radical. En el nivel fundante nos embarramos con la tierra húmeda que
permite la mejor germinación. Podemos también empantanarnos, y en ese caso,
necesitamos un sistema auxiliar que nos lleve nuevamente al nivel convencional. Este
texto tiene esa pretensión. Construir un ECRO, un mínimo común múltiplo conceptual
para poder atravesar lo obvio que el concepto de familia tiene en nuestra cultura
patriarcal. El psicoanálisis disolvió la idea delirante de la sagrada familia. Pero entronizó
la sacralidad del Complejo de Edipo. Desde el psicoanálisis implicado conceptualizamos
la complejidad del Edipo. (Cultura Represora y Análisis del Superyo. Grande A. y
colaboradores. 2013) Y entre complejo y complejidad hay una relación de mutua
exclusión. Complejo se cierra en un circuito libidinal. Complejidad se abre a un devenir
político, histórico, social. Si el Complejo de Edipo historiza al sujeto, también es
necesario historizar al Complejo, para que siga siendo un concepto y no se transforme
en dogma. Recordemos las 5 protofantasías que informan del Complejo de Edipo:
seducción, incesto, castración, parricidio, escena primaria. Circuito que organiza a la
familia como tal. Recordemos la etimología: “La palabra "familia" viene del latín. Es una
palabra derivada de "famulus" que significa sirviente o esclavo. La palabra familia era equivalente a
patrimonio e incluía no sólo a los parientes sino también a los sirvientes de la casa del amo”
Patrimonio: o sea, la propiedad del Padre. Los parientes eran sirvientes y los sirvientes
eran esclavos. Potestad del Padre que crea entonces una ley para legalizar lo ilegítimo
de su poder. Ley del Padre Represor. Jerarquías y sometimientos. Respeto y obediencia
debida. El Padre Represor tiene un origen: el dominio absoluto del proto padre. Y tiene
un destino: un excedente identificatorio que Freud bautizará como Superyo. La Familia
se organiza al modo de una masa artificial, donde el Páter Familia se come a sus hijos.
En el mejor de los casos, en forma cultural. La familia unida, como bien supremo.
Ahora bien: ¿unida a qué? Yo diría: familia fundida a la potestad del padre represor. El
orden patriarcal es a la cultura lo que el complejo de Edipo es al desarrollo libidinal. Por
eso pienso que el Complejo de Edipo es la forma de legitimar lo que he denominado
Cultura Represora. Conclusión transitoria: la familia es un constructo represor análogo
a una masa artificial para invisibilizar el poder del proto padre en una ley del padre
que encubre su fundante represor. La aceptación natural de la familia nos transforma
en un “ser para lo obvio”. Dejar de ser obvios para nosotros mismos, es lo que
denomino el análisis colectivo de la implicación. “¿Y por casa (familia) como
andamos?”. La familia es un sacramento, incluso un sacramento laico. Lo que Dios o el
Estado, o ambos, unen en el cielo o en las leyes, que el hombre y la mujer no lo
separen en la tierra (del deseo) Las diferentes formas de divorcio no se han podido
liberan del rótulo de “fracaso”. Y los festejos de las bodas de plata, las bodas de oro,
aunque sean bodas de bodrio, momifican la idea de que durar es una forma de
dignidad. Es frecuente que la familia de origen tenga un estatuto superior a la familia
de destino. El hogar conyugal, la casita de los viejos, envases de la institución familia,
siguen teniendo vigencia subjetiva. El nomadismo tiene mala prensa. El sedentarismo
mental goza de respetabilidad y predictibilidad. Uno de los mayores castigos es el
destierro. La “des familiarización” es un castigo análogo. “El concepto de familia es una
idea de Dios detallada en las Sagradas Escrituras a fin de que el ser humano
experimente satisfacción y realización en la vida. Lamentablemente, el enemigo de
nuestras almas ha lanzado su feroz ataque, no solo para destruir la vida del matrimonio
y la familia, sino también para ridiculizarla y tergiversarla. (Family Life. Coaching
Certification) El feroz ataque del enemigo. Lo dicho. La derecha siempre tiene razón.
Pero es una razón represora. ¿Cuál es el feroz ataque que la racionalidad represora ha
descubierto? Nada menos y nada más que la familiaridad. Según Felipe Moreno: “para
que comprender que significa el espíritu de familiaridad necesitamos definir la palabra
familiaridad. Significa conocer demasiado a alguien y que debido a esa familiaridad se
pierde el sentido de admiración y respeto espiritual”. Hemos encontrado la piedra
filosofal. Cual alquimista, tenemos la triaca que puede demoler la idea delirante de
familia. Admirar, no mirar. Respetar, no acordar. La familiaridad implica cercanía,
asimetría pero no jerarquía, ascendiente pero no autoridad, confianza, alegría sin el
mandato de la felicidad. La familiaridad remite a vínculos por afinidad, mientras la
familia se sostiene y reproduce en vínculos de sangre. Incluso de sangre derramada. La
familiaridad subvierte el orden represor de la familia sacramental basada en el respeto
y sometimiento al páter familia. Por eso el concepto está totalmente contaminado y es
absolutamente funcional a cualquier orden represor, desde las derechas liberales hasta
los fascismos exterminadores. La monoparentalidad, los ensamblajes vinculares, deben
ser erradicados del territorio de la familia, y ubicados como profecías de las nuevas
familiaridades. Que además subvierten el binarismo de género, pulverizando el
mandato heterosexual, reproductivo y monogámico. Un psicoanálisis donde la otredad
no sea otro lobo con piel de cordero, pensará hasta donde la organización familiar
puede sepultar la invención freudiana en una simple ortopedia y prótesis vincular.
Recordemos a Gramsci: “la crisis consiste en que lo que tiene que morir no muere y lo
que tiene que nacer no nace”. Y agrego: la crisis sostenida en el tiempo provoca una
catástrofe cultural. La nueva derecha hará palanca en la organización familiar para
seguir contagiando sus delirios. Un superyó enloquecido que solo sabrá castigar por
culpas, que como las deudas financieras, nunca existieron. Pero la culpa es un artificio
para legitimar un castigo. Y solo crece en los territorios sacramentales donde el temor
a dios reemplaza el amor por las hermanas y hermanos que nos brinda la militancia
constante en esa esperanza deseante que llamamos familiaridad. Incluso familiaridad
teórica, opuesta a las familias freudianas, kleinianas, lacanianas, millerianas. Para
seguir la propuesta de José Bleger, reformulada en mi propio vocabulario “implicanés”:
“Donde hubo baluarte, que nuevamente devenga encuadre” Y que nada de lo obvio me
sea ajeno.

Octubre 2019.
ADENDA: la idea de “familia” tiene no solamente una funcionalidad política y teórica
represora, sino que ha logrado consagrarse como un valor. Decir “ambiente familiar” es
comprendido como un buen ambiente. Por lo tanto, familiar queda en oposición de
sentido a lo siniestro. Cuando ya está demostrado que lo siniestro habita en muchas
familias. Incestos, abuso sexual, femicidios. Lo que se opone a lo siniestro es la
familiaridad. También “familia” da cuenta de privilegios que se han naturalizado, o sea,
burocratizado. Verbigracia, “la familia judicial”. En el lenguaje corporativo, se
coucheaba a los empleados diciendo: “somos una gran familia”. Actualmente está en
desuso por que ha sido reemplazado por un lenguaje de órgano en detrimento de las
metáforas vinculares de parentesco.

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