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ADIVINANZAS

Canciones infantiles para dormir


A la ru ru, nene,
a la ru ru ya,
duérmete mi nene,
duérmase ya.

Duérmase mi negro, 
cara de pambazo,
que si no se duerme
le doy un trancazo...
Mi negrito lindo,
ya se está durmiendo,
pon cara de palo,
que yo te estoy viendo...

A la ru ru, nene,
a la ru ru ró,
este negro lindo
ya se me durmió.

Canción para los niños antes de dormir Nana infantil para cantar a bebés y niños
Ya va siendo hora de que los peques Esta niña tiene sueño
nos vayamos a la cama. tiene ganas de dormir,
¡Ale! tiene un ojito cerrado,
Vamos a la cama el otro no lo puede abrir.
que hay que descansar.
Para que mañana Duérmete mi niña,
podamos madrugar.  duérmete mi sol,
Vamos a la cama duérmete pedazo
que hay que descansar. de mi corazón.
Para que mañana
podamos madrugar.
BOMBAS

1.__ 2.__ 
Cuanta naranja madura Desde lejos he venido
cuanto limón por el suelo rodando como una tusa
cuanta muchacha bonita solo por venirte a ver
cuanto haragán sin dinero.  niña ojitos de guatusa. 

3.__ 4.__
Las Mujeres de este tiempo  El chile para que pique
son como el maíz molido debe ser bien colorado
apenas tiene quince años  el amor para que dure
y ya quieren marido.  debe ser dicimulado 

5.__ 6.__
La Barita de San Antonio Las Mujeres que aman a dos hombres
ya no se cuando florese, no es tonta si no entendida
la vergüenza de los hombres si una vela se le apaga 
yo no se cuando aparece la otra le queda encendida.
Bombas
Trabalenguas
Poesías
Uga la tortuga
¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta
constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es
para menos: siempre llega tarde, es la última en
acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la
rapidez y, para colmo es una dormilona.
¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día,
harta de que sus compañeros del bosque le
recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera


realizar actividades tan sencillas como amontonar
hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o
quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde
chapoteaban los calurosos días de verano.
-¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es
dedicarme a jugar y a descansar.
- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un
tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la
recompensa de haberlo conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo
intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados
alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y
la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo
intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.
- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que me ayudara a
comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.
Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de
que había hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las
pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
FIN
El Conejito Soñador

Había una vez un conejito soñador que vivía en una casita en medio
del bosque, rodeado de libros y fantasía, pero no tenía amigos. Todos
le habían dado de lado porque se pasaba el día contando historias
imaginarias sobre hazañas caballerescas, aventuras submarinas y
expediciones extraterrestres. Siempre estaba inventando aventuras
como si las hubiera vivido de verdad, hasta que sus amigos se
cansaron de escucharle y acabó quedándose solo.
Al principio el conejito se sintió muy triste y empezó a pensar que sus
historias eran muy aburridas y por eso nadie las quería escuchar. Pero
pese a eso continuó escribiendo. 
Las historias del conejito eran increíbles y le permitían vivir todo tipo
de aventuras. Se imaginaba vestido de caballero salvando a inocentes
princesas o sintiendo el frío del mar sobre su traje de buzo mientras
exploraba las profundidades del océano.
Se pasaba el día escribiendo historias y dibujando los lugares que
imaginaba. De vez en cuando, salía al bosque a leer en voz alta, por si
alguien estaba interesado en compartir sus relatos.
Un día, mientras el conejito soñador leía entusiasmado su último relato, apareció por allí una hermosa
conejita que parecía perdida. Pero nuestro amigo estaba tan entregado a la interpretación de sus propios
cuentos que ni se enteró de que alguien lo escuchaba. Cuando acabó, la conejita le aplaudió con entusiasmo.
-Vaya, no sabía que tenía público- dijo el conejito soñador a la recién llegada -. ¿Te ha gustado mi historia?
-Ha sido muy emocionante -respondió ella-. ¿Sabes más historias?
-¡Claro!- dijo emocionado el conejito -. Yo mismo las escribo.
- ¿De verdad? ¿Y son todas tan apasionantes?
- ¿Tu crees que son apasionantes? Todo el mundo dice que son aburridísimas… 
- Pues eso no es cierto, a mi me ha gustado mucho. Ojalá yo supiera saber escribir historias como la tuya pero
no se...
El conejito se dio cuenta de que la conejita se había puesto de repente muy triste así que se acercó y,
pasándole la patita por encima del hombro, le dijo con dulzura:
- Yo puedo enseñarte si quieres a escribirlas. Seguro que aprendes muy rápido
- ¿Sí? ¿Me lo dices en serio?
- ¡Claro que sí! ¡Hasta podríamos escribirlas juntos!
- ¡Genial! Estoy deseando explorar esos lugares, viajar a esos mundos y conocer a todos esos villanos y
malandrines -dijo la conejita
-Los conejitos se hicieron muy amigos y compartieron juegos y escribieron cientos de libros que leyeron a
niños de todo el mundo. 
Sus historias jamás contadas y peripecias se hicieron muy famosas y el conejito no volvió jamás a sentirse solo
ni tampoco a dudar de sus historias.
El perrito que no podía caminar
Bo era un perrito muy alegre y juguetón que no podía caminar desde
que nació porque tenía una parálisis en las patas traseras. Amina, una
niña que lo vio al nacer, convenció a sus papás para llevarlo a casa y
cuidarlo para evitar que lo sacrificasen.
Bo y su pequeña dueña Amina jugaban mucho juntos. El perrito se
esforzaba por moverse usando solo sus patas delanteras y puesto que no
podía saltar y apenas moverse, ladraba para expresar todo lo que
necesitaba. A pesar de las dificultades, Bo era un perro feliz que llenaba
de alegría y optimismo la casa en la que vivía.
Un día los papás de Amina llegaron a casa con Adela, una niña de la edad
de Amina que iba vivir con ellos una temporada. Cuando Bo la vio se
arrastró enseguida a saludarle y a darle la bienvenida con su alegría de
siempre. Pero Adela lo miró con desprecio y se echó a llorar.
Bo no se rindió e intentó hacer todas las tonterías que sabía para hacerla
reír, pero no nada funcionaba y Adela no dejaba de llorar.
- No te preocupes, Bo- decían los papás de Amina-. Adela está triste
porque viene de un país muy pobre que está en guerra y ha sufrido mucho. Está triste porque ha tenido que
separarse de su familia.
Bo pareció entender lo que le decían, porque se acercó a Adela y se quedó con ella sin ladrar ni hacer nada,
sólo haciéndole compañía.
La tristeza de Adela fue poco a poco inundando la casa. Todos estaban muy preocupados por ella, porque no
eran capaces de hacerla sonreír ni un poquito.
Pasaron los días y Bo no se separaba de Adela, y eso que la niña lo intentaba apartar y huía a esconderse
cuando lo veía e incluso protestaba cuando Bo intentaba jugar con ella.
Pero el perrito no se daba por vencido. Cuando Amina estaba, Bo jugaba con ella mientras Adela miraba y,
aunque no sonreía, dejaba de llorar cuando Bo jugueteaba y hacía sus gracias.
Un día que Amina no estaba a Bo le entraron muchas ganas de jugar y se le ocurrió intentar que fuera Adela
quien jugara con él. Como la niña no le hacía caso, Bo no paraba de moverse y, de pronto, se chocó contra
una mesa tan fuerte que se le cayó encima un vaso de leche. El vaso no se rompió porque era de plástico,
pero empapó al pobre Bo de leche y lo dejó paralizado del susto.

Adela, cuando lo vio, le quedó mirando al perrito sin decir nada. De repente, se echó a reír, viendo lo gracioso
que estaba el perrito lleno de leche con su cara de susto. 
Cuando Bo vio que Adela se reía, empezó a lamerse la leche y a hacer más tonterías mientras la niña, sin parar
de reír, intentaba limpiarlo con el mantel. Cuando Amina y sus vio lo que se reía Adela se alegró muchísimo, y
corrió a decírselo a sus papás. Por fin todos volvían a estar alegres.
A pesar de no ser un perrito como los demás, Bo fue el único capaz de lograr que la alegría y el optimismo
volvieran a aquella casa.
Los Musicos de Bremen
Había una vez un campesino que tenía un asno. Durante mucho tiempo le
había servido para llevar los sacos de trigo al molino, pero el asno se
empezó a hacer viejo e inservible y el amo pensó en deshacerse de él. El
asno no era tonto, y como sabía de las intenciones de su amo se escapó
rumbo a Bremen para tratar de hacer carrera como músico, ya que el
animal tocaba el laúd. 
En su camino se tropezó con un perro cazador que jadeaba agotado.
- ¿Todo bien amigo?
- Sí, sí tranquilo. Intentaba escaparme de mi amo, que quiere matarme
porque soy viejo y ya no le sirvo para ir de caza. 
- ¿Por qué no te vienes conmigo? Voy camino de Bremen, donde pienso
ganarme la vida como músico. Juntos podríamos formar una banda… tu
podrías tocar los timbales. ¿Qué te parece?
El asno convenció al perro y continuaron su camino juntos. Al poco, se
encontraron con un gato con mala cara.
- ¿Qué te pasa minino? - preguntó el asno
- Que no tengo adónde ir. Mi ama ha tratado de ahogarme porque estoy
viejo y me paso el día tirado junto al fuego.
- ¿Y por qué no te unes a nosotros? Vamos a Bremen, a formar una banda de música. 
El gato dijo que no sabía mucho de música, pero como no se le ocurría nada mejor aceptó y se unió al asno y
al perro. Más adelante dieron con un gallo que gritaba con todas sus fuerzas.
- ¿Por qué gritas gallo? - dijo el asno
- Porque mi ama va a echarme a la cazuela esta noche. Por eso grito mientras estoy vivo.
- Anda, no malgastes tu tiempo y vente con nosotros. Vamos a Bremen y tienes buena voz así que eres
perfecto para nuestra banda de música. 
Continuaron caminando los cuatro animales todo lo que pudieron pero no llegaron esa misma noche a
Bremen. No sabían dónde pasar la noche cuando vieron luz en una casa al otro lado del bosque y decidieron
acercarse. Vieron a un grupo de ladrones a punto de darse un gran festín de comida y con el hambre que
tenían decidieron que tenían que hacer algo para echar de la casa a los ladrones. 
El asno se colocó junto a la ventana, el perro se subió encima del asno, el gato encima del perro y el gallo
encima de la cabeza del gato. Así, unos encima de otros, empezaron a rebuznar, ladrar, maullar y cantar con
toda su alma. Rompieron incluso la ventana y armaron tal estruendo que los ladrones huyeron creyendo que
se trataba de algún fantasma. 
Los animales cenaron hasta que ya no pudieron más y se echaron a dormir. El asno eligió el estiércol, el perro
se fue detrás de la puerta, el gato prefirió las cenizas del hogar y el gallo se puso encima de una viga. A media
noche uno de los ladrones, viendo a lo lejos que la casa parecía en calma se armó de valor y decidió volver.
Pero cuando llegó la casa estaba a oscuras, confundió los ojos del gato con las brasas del hogar, acercó una
cerilla y el gato le arañó la cara, fue hacia la puerta y le mordió el perro en la pierna, salió corriendo fuera de
la casa, pisó el estercolero y el asno le dio una coz y justo en ese momento el gallo empezó a cantar desde la
viga ¡¡Kirikíi!!
El ladrón corrió todo lo rápido que pudieron sus pies y cuando llegó le contó a sus compañeros:
- ¡En la casa hay una bruja que me ha arañado la cara, detrás de la puerta un hombre con un cuchillo que me
lo ha clavado en la pierna, y fuera un monstruo que me ha golpeado con un terrible mazo!! Y encima del
tejado un juez que gritaba ¡Traedme el ladrón aquí!
Tras esto a los ladrones ni se les ocurrió volver a pisar esa casa y los músicos de Bremen todavía siguen allí.
La Manta Magica (Cuento Maravilloso)
Elisa era un niña de 12 años divertida y alegre que pasaba mucho
tiempo jugando en el jardín de su casa. Un día se despistó y se le hizo
tarde. No se dio cuenta de que empezaba a hacer frío y se puso
enferma. Su mamá decidió llevarla a casa de la abuelita para que la
cuidara mientras se recuperaba.
A Elisa le encantaba ir a casa de su abuela porque siempre le contaba
historias maravillosas de cuando era joven. La abuelita de Elisa era un
auténtica aventurera.
- Y, ¿si es la abuelita la que llama a la puerta? -preguntó Elisa.
- La abuelita tiene llaves, hija -respondió su mamá-. Si alguien llama y te
dice que es tu abuela no te fíes y no abras. La abuela no tardará en
venir.
La mamá de Elisa se marchó y la pequeña se quedó en aquella casa que tanto le gustaba. Se echó en el sofá y
cogió uno de los libros que tenía allí su abuela para ella.
De repente encontró algo muy curioso junto a ella, sobre el sofá. Era una manta que nunca antes había visto.
Se la puso encima de las piernas y…
-Ah! -gritó-. ¡Mis piernas! ¡¿Dónde están mis piernas!?
Sin saber muy bien lo que hacía, quitó la manta que ya no se veía, y las piernas aparecieron de nuevo.
-¡Es una manta mágica! ¡Cuando te la pones te haces invisible!
El lobo empezó a buscar. Abrió todas las puertas y miró dentro de todos los armarios. Incluso miró en los
cajones. Aunque la verdad es que fue algo un poco extraño ¿Quién se iba a meter en un cajón?
Justo cuando entraba en la habitación
El lobo empezó a dar vueltas sin sentido, sin saber dónde meterse. Al final, decidió meterse debajo de la
cama.
¡Oh, no! ¡Debajo de la cama estaba…. Elisa! Cuando la niña sintió que se metía el lobo dentro se puso a
temblar de miedo. Entonces recordó que no la podía ver porque llevaba puesta la manta mágica, así que
esperó hasta que su abuela entrara. La niña recordó que la puerta se había quedado abierta, así que supo que
la abuela sospecharía algo en cuanto la viera. Era una auténtica aventurera, seguro que estaba preparada.
Cuando Elisa sintió los pasos de su abuela, lentos y pausados, se imaginó que estaba al acecho, como en sus
aventuras. Cuando la notó más cerca, le dio un pellizco al lobo donde más duele. La sorpresa y el dolor
hicieron que el lobo pegara un grito y saliera como loco de debajo de la cama. En cuanto salió, la abuelita le
pegó un golpe tan fuerte con un palo que el pobre lobo salió medio atontado de allí.
Cuando había pasado el peligro, la abuelita dijo con voz firme:
-Elisa, ya puedes salir de debajo de la cama.
-¿Cómo sabías que estaba ahí metida, abuelita? -preguntó la niña, sorprendida.
-Porque yo hubiera hecho lo mismo que tú hija mía-contestó-. Seguro que has pasado mucho miedo.
-Bueno, no tanto -dijo la niña con cara de valiente -. Esta manta que me he encontrado y que te hace invisible
me ha ayudado.
-¡Ay, la manta, la manta! -dijo la abuelita -. ¡Dichosa manta! Seguro que te entretuviste jugando con ella y no
te diste cuenta de que no debías abrir la puerta.
-Lo siento, abuelita. Ya he aprendido la lección. A partir de ahora estaré más atenta y pensaré antes de hacer
las cosas.
Desde entonces, Elisa tiene siempre cerca la manta de su abuelita, pero no ha vuelto a abrir la puerta a nadie
y presta atención a todo lo que le dicen, por si acaso.
Los Granizados de Luis
Al llegar el verano el puesto de granizados de Luis se
llenaba de gente. 
Había gente que pedía granizados de limón, otros de
naranja, de cola o hasta de fresa o de café. Eran tantas las
personas que pasaban por allí a lo largo del día que Luis
tenía que poner la máquina a funcionar ya a primera hora
de la mañana para que cuando llegasen los primeros
bañistas a la playa todo estuviese listo. 
Al menos así había sido cada verano hasta aquel en el que
Luis dejó de vender tantos granizados. Parecía que la
gente se había cansado de los sabores de siempre o que
con un helado les bastaba para combatir el calor. 
La verdad es que Luis no conocía exactamente las razones,
sólo sabía que hacía años su máquina granizadora no paraba de funcionar y ahora apenas vendía unos cinco
granizados al día. Se sentía tan triste que cada mañana le costaba más levantarse para abrir su puesto
sabiendo que no iba a tener casi clientes. 

Un día, antes de que el sol saliera, Luis le pidió ilusionado a las estrellas que le dieran la receta para poder
volver a ilusionar a la gente y al día siguiente le pasó una cosa muy extraña. 

Estaba preparando su granizadora cuando escuchó dentro de ella un ruido extraño. No le dió importancia
porque la máquina llevaba varios días parada y pensó que podía ser por eso. Lo que sí le desconcertó fue el
momento de servir el primer granizado del día. Era de café y se lo había pedido una de sus clientas más fieles,
una adorable anciana llamada Dorotea. 

- ¡Mmmm qué rico está hijo mío! ¡Todavía más rico de lo habitual! - dijo Dorotea nada más probarlo.

Pero eso no fue todo, porque cuando Dorotea dio el primer sorbo a su granizado de café, algo empezó a
cambiar. La mujer sintió de repente como un ritmo extraño invadía su cuerpo y le hacía bailar y bailar sin
poder parar. Era raro que una mujer de 80 años como Dorotea hiciese eso sin algún tipo de ayuda, así que Luis
sintió una curiosidad tremenda por lo que estaba pasando. Para comprobar que se trataba del granizado,
decidió repartirlos gratis a todo el que quisiera acercarse por su puesto. 

Llegó un niño a por uno de fresa y al momento empezó a bailar hip hop; una mujer que compartió con su hijo
uno de limón empezó a recitar poesía; otro señor que siempre iba muy tapado a la playa se tomó uno de
naranja y empezó a cantar y así toda la gente que se acercó a por un granizado hasta su puesto. 

Todos adquirían alguna habilidad artística desde el primer sorbo. Luis creyó que eran sus granizados, que
estaban recuperando la magia de siempre. No pudo demostrarlo, pero todo el mundo empezó a acercarse de
nuevo por su puesto para comprar un rico granizado. Un escritor que había perdido la inspiración o un pintor
sin ideas nuevas. Todos encontraron en la bebida de Luis la fuerza que creían haber perdido.
La desobediente tortuguita Ruby
Era una vez una tortuguita que se
llamaba Ruby y que vivía con su mamá y sus dos
hermanitas tortugas. Un día, la mamá le dijo a
Ruby que cuidara de sus hermanitas porque ella
iba al campo en busca de unas hojas frescas
para comer.
Ruby le contestó que sí, que ella cuidaría de sus
hermanas. Pero a lo lejos, Ruby, la
tortuguita, escuchó una música que le gustaba y
se colocó una blusa de color rojo, un sombrero,
una falda amplia y se puso sus tacones para ir a
bailar, porque decía que le gustaba esa música
que estaba sonando.
Cuento sobre la obediencia

Cuando llegó al lugar de donde venía la música, se encontró que allí vivía un perro que se llamaba Franklin, el
cual le dijo que él tenía mucha hambre y que si ella no había pasado por algún lugar adonde hubiera comida
abundante.

Ella le dijo: 'tranquilo amigo, yo te voy a ayudar a conseguir comida. Cuando tu dueño se ponga a comer me
avisas'. Así fue, cuando el señor José se iba a llevar un muslo de pollo a la boca, vino la tortuguita Ruby y le
mordió el dedo gordo del pie.
Del dolor que le produjo la mordedura de la tortuga, soltó el muslo de pollo de inmediato, llegó el perro y se
lo llevó corriendo para comérselo lejos porque tenía mucha hambre.
El señor José se puso a llorar; de inmediato su esposa, la señora María le preguntó que por qué daba tantos
gritos. Él le mostró la herida que le había hecho la tortuguita y le pidió que llenara una olla grande con agua y
la pusiera en el fogón a calentar para meter a la tortuguita dentro del agua caliente y poderla comer.
Después llegó el perro y escuchó que la señora María buscaba afanada a la tortuguita porque el agua ya
estaba caliente, pero Franklin, el perro, sabía que matarían a su amiga la tortuguita Ruby por haberlo ayudado
a conseguir comida.
Olfateó dónde se encontraba la tortuguita que se encontraba debajo de una cama y le dijo: 'Sssssh..., no te
preocupes, que cuando se acuesten yo te abro la puerta para que salgas'.
Cuando oscureció la tortuguita Ruby salió y el perro se despidió de ella en la puerta.

La tortuguita tuvo mala suerte porque un señor que iba paseando por la calle la vio y la metió en un saco,
pero como el perro vio que Ruby la tortuguita estaba en peligro, corrió muy deprisa y mordió en la nalga al
señor.

Luego el señor soltó el saco y el perro Franklin ayudó a salir a Ruby, la tortuguita, del saco, cuando de pronto
vieron que la mamá de la tortuguita venía, llamándola, junto con sus hermanitas.
La tortuguita Ruby le prometió a su mamá que la obedecería, ya que casi pierde la vida por desobedecerla. Y
además, no había sido tan responsable dejando a sus hermanitas solitas.
FIN
Dos amigos inseparables
Es un lugar maravilloso. Me encanta despertar y oír cantar a los pájaros,
dijo Peter. A mí, me fascina oler el perfume de las flores y que el viento me
sople en la cara, aseguró Lowin. Así iniciaban todas las mañanas de
primavera para el oso Lowin y el zorro Peter. Ambos se tendían sobre el
abundante pasto verde a descubrir las formas divertidas que se hacen con
las nubes.
Desde muy pequeños, Lowin y Peter son amigos. Se conocieron en un
soleado y colorido día de primavera. El astuto Peter cazaba insectos entre
las flores, mientras que Lowin comía plantas muy cerca de donde se
encontraba el zorro.
De repente, Peter descubrió una mariposa y estaba decidido a atraparla. Se
colocó en posición de ataque y cuando saltó para agarrarla, chocó con
Lowin.
- Auchhhhh, ¿Qué haces?, me lastimaste - dijo el oso.
- Disculpa, no era mi intención, intentaba capturar una mariposa, pero la muy astuta se me escapó - contestó
Peter.
- Ahhhhhh, bueno no hay problema. Me llamo Lowin y ¿tú cómo te llamas?
- Peter, pero ¿vives en esta montaña? Nunca antes te había visto...
De esta manera, se inició una larga conversación entre estos dos cachorros, y desde entonces, son los mejores
amigos que se conoce por la montaña de Pando. Ahora son unos inquietos adolescentes en busca de las más
divertidas aventuras. Un día de primavera, Peter le propuso a Lowin iniciar una aventura en los gallineros del
granjero Jorge. A Peter le encantaba asustar a las gallinas.
- Está bien, acepto, - dijo el oso-, pero con una condición.
- ¿Cuál? - Preguntó el zorro.
- Después de jugar nos vamos a la laguna a darnos un refrescante baño.
- Trato hecho. Enseguida Peter empezó a planear cómo entrarían al gallinero. Tomó una ramita y sobre la
tierra comenzó a dibujar un mapa para explicarle a Lowin de qué manera trabajarían en equipo para no dejar
escapar a ninguna gallina y darles un buen susto.
- Yo soy más pequeño y delgado, voy a entrar cuidadosamente al lugar donde las gallinas duermen. Y tú, como
eres más grande, te quedarás afuera esperando que las gallinas salgan. Justo en ese momento, empezamos a
corretearlas por toda la granja, dijo el zorro. El oso asintió y de inmediato pusieron su plan en marcha.
A la cuenta de tres, tanto Peter como Lowin se pusieron en acción. Al cabo de unos segundos, empezaron a
salir las gallinas. Mientras tanto, afuera del gallinero se encontraba Lowin, esperando para correr detrás de las
pequeñas aves. Al cabo de unos segundos, el zorro y el oso se encontraban corriendo de un lado a otro,
cuidándose de no dejar escapar a ninguna gallina.
Casi cumplieron su misión, cuando repentinamente los sorprendió el granjero Jorge. Jorge, un señor gordo,
alto y un poco gruñón, se montó en su tractor y comenzó a corretear a Peter y a Lowin por toda la colina. El
zorro y el oso casi se dan por vencidos, pero después de tanto correr, encontraron un escondite. Allí,
estuvieron unos minutos. Cuando se aseguraron que Jorge se había marchado, salieron.
- Peter, siempre tus ideas terminan metiéndonos en problemas. Pasamos un buen susto.
- Sí, sí, ya lo sé. Pero fue divertido, admítelo.
- Tienes razón.
Estos intrépidos amigos dejaron escapar una larga carcajada. De camino a la laguna, ya se encontraban
planeando la aventura del siguiente día. Peter y Lowin disfrutaban al máximo de los días de primavera, su
estación del año preferida. Y tal como habían acordado antes de iniciarse en la divertida persecución de las
gallinas, se dirigieron hacia la laguna a darse un divertido y relajante baño.
FIN
La hermana malvada
(CUENTO REALISTA)
Nadie había querido jamás a Paty como su hermana Azul. La adoraba despierta con todos los sentidos e
incluso tenía sueños rutinarios en los que se paseaba junto a su hermana gemela en un mundo donde no
había más individuos que ellas dos: y eran felices, y se querían intensamente.
Pero a la luz del día las cosas eran diferentes. Azul tenía un carácter muy posesivo y cada vez que su hermana
Paty intentaba hacer algo con lo que ella no estuviera de acuerdo, tenía que someterla a sus torturas; sentía
que así debía ser para que su hermana comprendiera lo mucho que ella la amaba.
El tiempo pasó y fue separando lentamente a las hermanas; aunque no en el corazón de Azul, que siguió
amando a su hermana hasta el último minuto de su vida. De hecho, en el instante que sufrió aquel trágico
accidente que le quitó la vida, su último pensamiento fue para Paty.
A Paty la entristeció muchísimo la muerte de su hermana; no obstante, estaba acostumbrada a seguir
adelante, así que, como lo había hecho tantas veces, impidió que la tristeza la estancara y continuó viviendo. Y
cuando consiguió recuperar la estabilidad en su vida; cuando dejó de llorar la pérdida y retomó sus
actividades de siempre, algo pasó que la fundió en la más absoluta incertidumbre.
Una tarde mientras observaba a la gente que viajaba a su lado en el tren un recuerdo afloró intensamente de
su interior. No fue el hecho de evocar un instante lo que llamó su atención -los medios de transporte eran un
espacio ideal para viajar a otros momentos de su vida-, sino el darse cuenta de que ese recuerdo no le
pertenecía. A partir de ese día comenzaron a asaltarla imágenes, momentos y emociones que jamás había
experimentado. Y cuanto más recordaba más segura estaba de que esos instantes le pertenecían a Azul.
Desde entonces, su vida nunca volvió a ser la misma. Comenzó a vivir en el recuerdo de su hermana y pudo
conocer en carne propia cuánto la había amado la pequeña Azul. Y también supo que ya era demasiado tarde
para todo. La imposibilidad de sanar el pasado le pesó como no le había pesado la pérdida, y la acompañó
para siempre.
El gigante de la mentira
— ¿Te has dado cuenta, mamá? El sol va a salir, eso significa que mi
amiga Marita me va a visitar. ¡Es tan alegre! Cuando viene a casa
pareciera que el sol viene con ella.
La mamá, conociendo la razón por la cual su hija Lucecita no podía ser
como Marita, le dijo:
— Yo pienso que eso será porque Marita no sabe mentir. ¿Sabes?
Cuando se le mira a la mentira ésta viene sólo con la intención de
oscurecer a quien le da importancia, porque como es muy fea así
nomás no se deja ver; entonces, la luz que todo lo ve, como no soporta
a la mentira, se retira del corazón que no sabe apreciarla. Y esto es lo
que te ha sucedido a ti porque a veces mientes, ¿o acaso no es así?
— ¡Ah!, yo no quisiera que se vaya mi luz, ya no voy a mentir, mamá.
— Está bien, ojalá sea así, hijita.
Y, mirando el reloj, le dijo:
— Ya son las 5 de la tarde, te toca tu remedio.
— ¡Ah!, mi remedio –dijo Lucecita–, ese remedio no me gusta.
— Pero tienes que tomarlo, hija, sino no vas a sanar de tu resfriado, ve y tráemelo.
Lucecita, mientras se dirigía al lugar donde se hallaba el remedio, pensó:
— ¿Y si lo escondo? Así me libraría de él y mi mamá pensará que se ha perdido. Pero si vuelvo a mentir, quien
sabe venga la oscuridad a mi corazón. ¡Ah!, pero no me gusta el remedio.
— Mamá –le dijo–, no encuentro el remedio, parece que se ha perdido porque lo he buscado por todos lados
y no está.
La mamá, conociendo que Lucecita había vuelto a mentir, le dijo:
— Tus ojos están caídos y tristes, ¿por qué será?
— No lo sé –le dijo Lucecita.
— Yo sé que has vuelto a mentir. ¡Qué pena!, porque si sigues así, la alegría que todavía se asoma por tu
mirada ya no te volverá a sonreír.
Lucecita, al ver que su mamá la había descubierto, se dijo:
— Parece que a mi mamá no le puedo mentir, porque por más que me esfuerzo en ocultarle las cosas, ella,
como adivina, todo me descubre. Qué vergüenza siento.  Ahora, ¿qué le diré? Bueno, lo único que me queda
es traer el remedio y hacerle caso.
Y así lo hizo.
La mamá, bastante triste por lo que le estaba sucediendo a su hija, le dijo:
— Lucecita, veo que la mentira ha empezado a crecer en tu corazón como un gigante egoísta, que no le
interesa nada más que salir con su gusto. Fíjate, tú recién tienes 7 años, cuando seas mayor cómo será ese
gigante, y si no encuentras la solución para sacarlo de tu corazón quien sabe ya no lo sacarás nunca, porque
será de repente más astuto que tú. Mira, si así nomás cómo te tiene, por su culpa la luz que te hacía brillar, al
ver que su cabeza fea empezaba ya asomarse por la ventana de tu corazón, salió corriendo. ¿Y sabes por qué?
Porque fuiste tú la que permitiste eso, y eso a la luz no le gustó.
— ¡Qué pena, mamá! Y tienes razón, pero cómo haré para que el gigante de la mentira no siga creciendo,
para que no me rinda ante sus pies.
— Bueno –le dijo la mamá–, dale la espalda, porque si sigues así te irá quitando la fuerza de tu espíritu que
ahora todavía llevas, porque lo único que quiere es debilitarte día a día, porque él sabe que así te manejará a
su antojo. Y es más, terminará por encarcelarte, y si esto te sucede va a ser muy triste para ti, porque te hará
vivir el resto de tus días encerrada y terminarás por parecerte a él. ¿Eso quieres?
— No, mamá, ahora me estoy imaginando que debe ser horrorosamente feo.
— Qué bien, hija, entonces, síguete imaginando, porque todavía muestras un rostro bonito, porque eres
pequeña, y como la luz sabe que todo lo haces con inocencia se compadece de ti, y por momentos regresa y
se vuelve a quedar contigo.
— Entonces, la inocencia es buena.
— Así es –le dijo la mamá–, es muy buena, linda y pura, y habita en los corazones de todos los niños. Pero
bueno, ¿qué has pensado hacer? Dime, porque todavía estás a tiempo para librarte del gigante.
Lucecita le dijo:
— No lo sé todavía. ¿Qué me aconsejas, mamá?
— Te aconsejo que mires al cielo y le pidas a Dios que te mande sus fuerzas.
— Pero, ¿tú crees mamá que Dios me querrá escuchar? Como Él lo ve todo sabe que he mentido muchas
veces.
— Dios es infinitamente bueno –le dijo la mamá–, te va a escuchar, sólo quiere que lo busques con
arrepentimiento de corazón y vas a ver cómo va a compartir sus fuerzas contigo.
Lucecita, después que escuchó a su mamá, hizo exactamente lo que le aconsejó, y mirando al cielo con el
corazón ya arrepentido, dirigiéndose a Él, le dijo:
— Dios mío, Tú lo sabes todo, y sabes que he mentido muchas veces, pero ya no deseo seguir mintiendo,
ayúdame por favor, porque no quisiera que el gigante de la mentira me atrape, porque es tan malo que
seguramente no va a querer parar hasta dejarme sin vida. Y yo quiero vivir alegre y feliz como mi mamá y toda
mi familia.
Y mientras oraba, a Lucecita le pareció ver que el cielo se iluminaba con el mismo resplandor, como era antes
cuando todavía no conocía a la mentira. Entonces, comenzó a apreciar con más alegría al sol, a los árboles, a
las flores y a todas las personas.
La mamá, al ver a Lucecita que se encontraba nuevamente alegre y radiante, se dio cuenta que Lucecita había
aprendido una gran lección.
— Qué bien, Lucecita, veo que ahora la luz de Dios siempre te acompañará a donde vayas; por lo tanto, ya no
existirá nada que te haga caer desde el lugar donde ahora te encuentras, porque con la sonrisa que llevas,
hace que yo te vea como si estuvieses viviendo en el mismo cielo.
Y abrazándola con mucho amor, le volvió a decir:
— Mañana seguimos conversando porque ya es hora de dormir. Que Dios te bendiga, hijita.
— Y a ti también, mamá, –le dijo Lucecita.
Fin
La corderita Lola (Cuento Realista/Naturalista)
De pronto la gallina Tina salió corriendo a la cuadra gritando: “¡Ya están
aquí!” y volvió a entrar. Todos los animales se acercaron a mirar y vieron en
un rincón a la oveja Gilda y a su lado había dos pequeños corderitos.
-Os presento a mis bebés -dijo Gilda-
-Este es Toni
Y el pequeño corderito se levantó dando saltos por encima de su mamá
-Y esta es Lola
Pero la corderita, al contrario que su hermano, no podía levantarse
-¡Ánimo Lola! –La decía su mamá-
Pero Lola no podía levantarse, había nacido con las patitas delanteras
torcidas y no se podía sujetar.
Todos estaban muy tristes por la cordertita y más pensando lo que haría su
amo Rober, cuando la viese.
Al cabo de un rato llegó Rober para sacar las ovejas al pasto y vio a los dos
corderitos. Se acercó y se dio cuenta de que Lola no se ponía en pie, frunció el ceño y dijo:
-“No sobrevivirás si no puedes andar”.
Pensando en cómo podía ayudarla, Rober, puso unas pequeñas tablas en sus patitas para que se pudiese
poner de pie, pero no podía andar. Pasaban los días y la pobre Lola se esforzaba por caminar.
-¡Venga Lola, tu puedes! –La animaba su hermano- ¡Primero una patita y después la otra!
Lola iba muy despacio y enseguida se cansaba, pero no se daba por vencida, ella lo intentaba una y otra vez.
Un buen día, su amo Rober, decidió llevarla a pastar al monte con las otras ovejas, la llevaba en brazos, ya que
Lola, no podía seguir el paso de las demás.
Después de estar toda la mañana paciendo, llegaron a un prado, donde se tumbaron a echar la siesta. Hasta
Camilo y Rulo, que eran los perros encargados de cuidar el rebaño, se tumbaron debajo de un árbol a dormir.
Mientras tanto, Lola seguía haciendo ejercicios y dando pasitos, quería andar como las demás. A veces, en
sueños, se veía corriendo por el monte, sin necesidad de que su dueño la ayudase, por eso se esforzaba, cada
día más, quería que su amo Rober, se sintiese orgulloso de ella.
Seguía dando pasitos, cuando oyó un ruido entre la maleza, al mirar, vio un animal enorme acechando a las
ovejitas, tenía unos dientes enormes y se relamía. Fue entonces, cuando Lola se dio cuenta, de que era un
lobo, su mamá, la había hablado de él, ¡¡Era un ser malvado y venía a comérselas!! Entonces Lola, sin
pensarlo, comenzó a dar saltos con todas sus fuerzas y a gritar:
-“¡Camilo, Rulo! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!”
Todos se despertaron y empezaron a correr de un lado a otro, mientras Camilo y Rulo espantaban al lobo con
sus ladridos y enseñando los dientes, muy enfadados.
El lobo, al ver que eran dos perros contra él, se dio la vuelta y se marchó.
La pobre Lola estaba en el suelo, agotada, no podía ni ponerse en pie, pero estaba contenta, el lobo se había
marchado. Sintió que la levantaban del suelo y miró hacía arriba: ¡Era su amo, que la cogía en brazos!
Su amo la había visto dar saltos alrededor de los perros y comprendió que gracias a eso, ella les había avisado
y el lobo, no había atacado al ganado.
El amo Rober, la llevaba en sus brazos y la miraba con dulzura, mientras decía:
-¡Estoy muy orgulloso de ti!, ¡Has hecho un esfuerzo muy grande y has sido muy valiente!
Al llegar a la granja, todos felicitaron a Lola por su valentía, ella se sentía muy feliz, pero no por eso, dejó de
esforzarse y siguió dando saltos, hasta que sus patitas, se hicieran fuertes.
Tiempo después, se podía ver a Lola subir con sus compañeras a pastar, no tenían que llevarla en brazos, iba
dando saltos,  cuando la gente la veía, les hacía mucha gracia, pero su amo Rober exclamaba:
-¡Es mi mejor oveja!
Lola, vivió muchos años feliz en su granja.
Fin
Fabula el Pastor mentiroso
Estaba un pastor de ovejas junto con su rebaño, el cual
comenzó a gritar con todas sus fuerzas: "¡Auxilio! ¡Auxilio!
El lobo viene por mis ovejas". El pueblo, dejando a un lado
todos sus quehaceres, acuden al llamado del joven, para
darse cuenta que no es mas que una chanza pesada.
El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el
pueblo, volvió. Sin embargo, nuevamente no era mas que
una burla. Luego gritó de nuevo, siendo esta vez verdad
que el lobo estaba atacando, sin embargo el pueblo no
creyó en sus gritos, por lo que la fiera terminó devorándose
el rebaño.
Moraleja: Mentimos y mentimos, y perdemos la confianza que los demás tienen en nosotros. Cuando
digamos la verdad, no nos creerán.

Fabula la Liebre y la Tortuga


Un día estaban la liebre y la tortuga discutiendo acerca de
cual de los dos era mas veloz. Luego de mucho discutir,
decidieron que la mejor manera de resolverlo era
participando de una carrera.
El día de la carrera, la liebre confiada por su gran
velocidad, no se apuro por ir muy rápido, sino que se
acostó a un lado del camino hasta que se quedó
dormida. La tortuga, sin embargo, sabía que era mucho
mas lenta, así que corrió sin cansancio hasta llevarle
mucha ventaja a la liebre.
La tortuga ganó la carrera y la liebre no pudo hacer nada.
Moraleja: Al final, el trabajo duro y la disciplina siempre termina venciendo los talentos y dones naturales.

La Zorra y el Lobo (Fabula)


Una zorra tuvo la mala suerte de caer en un pozo y, al ver que
se ahogaba, dio gritos pidiendo auxilio.
En tan apremiante situación, un lobo que pasaba por allí se
apresuró curiosamente para ver lo que acontecía.
Entonces la zorra dijo:
– ¡Eh, señor lobo! alárgueme una mano para salir de este
peligro. Mire que, si no me ayuda, pereceré ahogada.
El lobo le contestó:
– ¡Qué pena me da verla en tal aprieto, pobrecilla! ¿Cuanto
tiempo hace que está ahí abajo? ¿Cómo es que cayó? ¡Oiga, el
agua debe estar muy fría! Es muy hondo el pozo, ¿verdad?
Y la zorra imploró:
– ¡Sálvame señor lobo! No es este el momento de charlar. Luego le contaré. Por favor, no pierda tiempo con
sus preguntas. ¡Déme una ayuda, que me ahogo!
Moraleja: La ayuda oportuna, salva vida y fortuna.
El Perro de Presa y Otros Canes
Un granjero adiestraba a un enorme perro para pelear con los
osos y leones que depredaban su ganado.
Llegado el día de hacer frente a las fieras, la cadena que
sujetaba el mastín se arrancó y el animal salió disparado por
las calles.
Los perros de la vecindad, al verlo pasar como una saeta, le
gritaron:
– ¿Por qué huyes de esa manera?
El otro repuso:
– Aunque de comida tengo lo suficiente, el hecho de tener que
combatir con osos y leones me resulta como tener que
enfrentarme a la muerte.
Entonces, los asombrados perros, comentaron:
– Nuestra vida callejera, aunque pobre, es mucho mejor a tener que pelear con temibles osos y leones.
Moraleja: “No vale exponer la vida, por un plato de comida“.

Fabula la Zorra, el Oso y el León


Un feroz León y un enorme Oso se encontraron al
mismo tiempo un ciervo. Para decidir cual de los
dos se quedaba con la presa, decidieron tener
un combate, el que ganara se la llevaba. Mientras
peleaban fuertemente, y sin ellos darse cuenta,
pasó una astuta zorra.
La Zorra, al verlos pelear y darse cuenta que estaba
muy exhaustos, aprovechó la situación y se llevó el
ciervo. Corrió muy lejos, mientras el León y el
Oso solo pudieron ver como se iba, pues estaban
muy cansados para correr tras de ella.

Entre ellos se murmuraron: "¡Que desdicha! Tanto


esfuerzo y lucha para que la presa se la quedara la
Zorra."
Moraleja: Muchas veces, por el egoísmo al no querer compartir, terminamos perdiendo todo. 
Fabula el Jilguero Tímido
Había una vez un Jilguero que no
quería cantar. Todas las demás aves se
preguntaban por qué no quería cantar, y el
siempre les respondía: "Jamás cantaré para
ser objeto de burla."
Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para
decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que
nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero
no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada
al perico. Luego llego una Cotorra y también se
le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una
vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus
cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres
cantar ahora?."
Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de
una forma muy hermosa. Sin emargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no
te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo:
"No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no
eres un Jilguero, ni eres nada."
Moraleja: Se tu mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar si esto agrada a los
demás o no.
Chistes
Leyenda de la llorona:
La llorona es una leyenda que tiene toques prehispánicos y de la
colonia, una de las versiones más resonadas cuenta lo siguiente:
En tiempos de la conquista, cuando las noches no se alumbraban
más que por la luna, se cuenta que existió una mujer que salía por
las calles del caído Tenochtitlán para llorar a sus hijos muertos y
conquistados, se dice que ésta alma en pena recorría las calles
gimiendo y llorando en busca de sus hijos desaparecidos,
aterrorizando a la gente que solo se persignaba y se escondía en
sus casas. Se dice que cuando alguien se atrevía a seguirla y ella
lograba verlo éste enloquecía, perdiendo la razón, y cuando la
seguían sin que los viera se perdía de vista en la obscuridad cerca
del lago. Muchos creían que ésta mujer ahogó a sus hijos para
evitar verlos conquistados o civilizados por los conquistadores y
arrepentida de ello se volvió loca y peno el resto de su vida
buscándolos.

LA SUCIA
Dicen que cierta noche un joven de un pueblo de Santa
Bárbara salió de su casa a visitar una muchacha que le
gustaba, la verdad es que él estaba muy enamorado.
Se quedó con la muchacha hasta pasadas de las 9:00
pm. Cuando regresaba a su casa, al cruzar por una
quebrada (riachuelo) vio a una joven lavando su ropa
por lo que debido a que era de noche y que no había
nadie más alrededor trató de seducirla sin que la
muchacha le correspondiera y manteniéndolo
ignorado sin darle la cara. Él, abusivo y al sentir el
desprecio de la joven, trató de abusar de ella,
sujetándola con fuerza y trató de apartar la enorme
cabellera que le cubría el rostro de la mujer sin resultado alguno. La mujer se soltó de él y apenas alcanzó a
escuchar un ligero sollozo de ésta, pero el hombre no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de
seducirla. Se disculpó por el forcejeo y le dijo que lo único que quería era un beso por lo que la mujer asintió
con la cabeza y él se acercó a ella, apartando su pelo para dejar al descubierto su rostro y poderlo besar.
Haciendo esto se escuchó el mayor alarido que garganta humana puede escuchar y el hombre salió corriendo
volviéndose loco en el acto, y lo único que exclamaba era que había visto una mujer con cara de monstruo y
con un aliento pestilente. Hoy en día se dice que esta mujer se le aparece a los hombres mujeriegos en sitios
solitarios de su camino y es muy conocida como La sucia por su costumbre de aparecerse lavando ropa sucia.
Leyenda El Sisimite
Según narra la leyenda, El Sisimite, también conocido
como Itacayo es un monstruo muy parecido al temible
Pie Grande de Los Estados Unidos, y al Yeti del Tibet
tanto en apariencia como en sus misteriosos
avistamientos.
El Sisimite es una especie de mono, o monstruo, de
largo pelaje, gran altura y mucha fuerza que habita en
las cuevas que están en lo profundo e inaccesible del
bosque, se alimenta de frutas y vaga libremente por las
montañas más altas.
Se dice que los Sisimites bajaban de las montañas a
lugares mas transitados del bosque en busca de mujeres, a las que secuestraban y se las llevaban a sus
cuevas, naciendo de esta unión una especie de hombres mono.
Muchos pobladores aún comentan con admiración la asombrosa historia de una mujer que logró escapar de la
cueva donde la tenía secuestrada el Sisimite.
Se dice que el monstruo al darse cuenta del escape persiguió a la mujer con los tres hijos de ambos pero ella
no se detuvo y cruzó el rió.
Del otro lado se detuvo un instante y vio como el Sisimite enojado porque no regreso tiró los niños al río y se
ahogaron.
Al Sisimite se le asocia al Dios Chac de la Cultura Maya y los pobladores aseguraban que en el interior de las
cuevas están grabadas las manos y huellas que dejaron los sisimites.

EL CADEJO. El cadejo blanco existe en todo el país, de él se cuentan


muchas historias, se dice que es un espíritu bueno, que es por ese
motivo que protege a las personas que acompaña. "Es un guardián que
permanentemente protege al hombre". Doña Mariíta una anciana de
93 años nos cuenta que, el cadejo es un animal que no a toda persona
le sale y que protege a los caminantes nocturnos, y les digo esto,
porque a mi papa el cadejo le salió y a mi hermano nunca, y los dos
trasnochaban. Mi papa no tenía ningún vicio, pero le gustaba jugar
billar, una noche venía sobre la calle de Guadalupe del biliar a la casa
de mi mama, sintió que un perro le venia siguiendo los pasos. El perro
venía tras él y entonces él se voltea y le dice: "Vállase este animal jodido que me anda siguiendo, oliéndome
los pasos". El lo espantaba todo el tiempo, pero al llegar a casa el pero desaparecía y el misterioso animal a
donde él iba lo acompañaba. Nunca le hizo algo mal a mi papa".
EL CADEJO NEGRO El cadejo existe. dice Don Paulo Silva, un señor de 98 años del barrio de Sutiava, que
existen dos clases de cadejos nos dice Don Paulo con una hermosa jicara llena de Liste en su mano derecha. El
blanco es bueno, camina detrás de los caminantes solitarios para protegerlos por la noche de otros espíritus
burlones. Sin embargo, el cadejo negro es un espíritu malo que trata de matar a los caminantes nocturnos
como nos dice su relato Don Paulo: "En el barrio de Guadalupe a Bacilio, un muchacho recio y muy conocido
por andar trasnochando, lo mató una noche el cadejo negro, lo encontraron en la esquina de los billares
Darce. Tenía un vecino que era muy valiente, al darse cuenta lo que le pasó a su amigo dijo: "Yo quiero que el
cadejo me mate. voy a ir a espiarlo mañana". Así fue salió con un machete a esperar al cadejo y se escondió
en el mero Tamarindón cerquita del Río Chiquito, cuando el animal se le apareció. ra._. Ra... Ra... Ra... Se lo
hechó encima. El pobre hombre amaneció muerto. En este mundo todos estamos rodeados del bien y el mal.
La Siguanaba.
La Siguanaba, llamada comunmente La Siguanaba.La leyenda de la
Sihuanaba dice que una mujer, originalmente llamada Sihuehuet (Mujer
Hermosa), tenia un romance con el hijo del dios Tlaloc, del cual resulto
embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para
satisfacer a su amante. Cuando Tlaloc descubrió lo que estaba
ocurriendo él maldijo a Sihuehuet. Ahora se llamará Sihuanaba (Mujer
Horrible), ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se
le acercaran, ella daría vuelta y se convertiría en un aborrecimiento
horrible.La forzaron a vagar por el campo, apareciendosele a los hombres
que viajan solos por la noche.Dicen que es vista por la noche en los ríos
de El Salvador, lavando ropa y siempre busca a su hijo, el Cipitio al cual le
fue concedida la juventud eterna por el dios Tlaloc como su sufrimiento.
Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están
propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los
hombres enamorados, a los don juanes que hacen alarde de sus
conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en cualquier
tanque de agua en altas horas de la noche. La ven bañándose con guacal de oro y peinándose con un peine
del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón. El hombre que la mira se vuelve loco por
ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta embarrancarlo. Enseña la cara cuando ya se lo
ha ganando. Para no perder su alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a
Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a
ella lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la
Siguanaba se asusta y se tira al barranco.

EL CADEJO. El cadejo blanco existe en todo el país, de él se cuentan


muchas historias, se dice que es un espíritu bueno, que es por ese
motivo que protege a las personas que acompaña. "Es un guardián que
permanentemente protege al hombre". Doña Mariíta una anciana de
93 años nos cuenta que, el cadejo es un animal que no a toda persona
le sale y que protege a los caminantes nocturnos, y les digo esto,
porque a mi papa el cadejo le salió y a mi hermano nunca, y los dos
trasnochaban. Mi papa no tenía ningún vicio, pero le gustaba jugar
billar, una noche venía sobre la calle de Guadalupe del biliar a la casa
de mi mama, sintió que un perro le venia siguiendo los pasos. El perro
venía tras él y entonces él se voltea y le dice: "Vállase este animal jodido que me anda siguiendo, oliéndome
los pasos". El lo espantaba todo el tiempo, pero al llegar a casa el pero desaparecía y el misterioso animal a
donde él iba lo acompañaba. Nunca le hizo algo mal a mi papa".
EL CADEJO NEGRO El cadejo existe. dice Don Paulo Silva, un señor de 98 años del barrio de Sutiava, que
existen dos clases de cadejos nos dice Don Paulo con una hermosa jicara llena de Liste en su mano derecha. El
blanco es bueno, camina detrás de los caminantes solitarios para protegerlos por la noche de otros espíritus
burlones. Sin embargo, el cadejo negro es un espíritu malo que trata de matar a los caminantes nocturnos
como nos dice su relato Don Paulo: "En el barrio de Guadalupe a Bacilio, un muchacho recio y muy conocido
por andar trasnochando, lo mató una noche el cadejo negro, lo encontraron en la esquina de los billares
Darce. Tenía un vecino que era muy valiente, al darse cuenta lo que le pasó a su amigo dijo: "Yo quiero que el
cadejo me mate. voy a ir a espiarlo mañana". Así fue salió con un machete a esperar al cadejo y se escondió
en el mero Tamarindón cerquita del Río Chiquito, cuando el animal se le apareció. ra._. Ra... Ra... Ra... Se lo
hechó encima. El pobre hombre amaneció muerto. En este mundo todos estamos rodeados del bien y el mal.
Leyenda El Sisimite
Según narra la leyenda, El Sisimite, también conocido como
Itacayo es un monstruo muy parecido al temible Pie Grande
de Los Estados Unidos, y al Yeti del Tibet tanto en apariencia
como en sus misteriosos avistamientos.
El Sisimite es una especie de mono, o monstruo, de largo
pelaje, gran altura y mucha fuerza que habita en las cuevas
que están en lo profundo e inaccesible del bosque, se
alimenta de frutas y vaga libremente por las montañas más
altas.
Se dice que los Sisimites bajaban de las montañas a lugares
mas transitados del bosque en busca de mujeres, a las que secuestraban y se las llevaban a sus cuevas,
naciendo de esta unión una especie de hombres mono.
Muchos pobladores aún comentan con admiración la asombrosa historia de una mujer que logró escapar de la
cueva donde la tenía secuestrada el Sisimite.
Se dice que el monstruo al darse cuenta del escape persiguió a la mujer con los tres hijos de ambos pero ella
no se detuvo y cruzó el rió.
Del otro lado se detuvo un instante y vio como el Sisimite enojado porque no regreso tiró los niños al río y se
ahogaron.
Al Sisimite se le asocia al Dios Chac de la Cultura Maya y los pobladores aseguraban que en el interior de las
cuevas están grabadas las manos y huellas que dejaron los sisimites.

La Mujer Chancha Leyenda Honduras


La historia de la Mujer Chancha nació en el populoso Barrio
Cristales de la ciudad de Trujillo, alrededor de los años 1936 y
1938. Barrio habitado especialmente por garifunas.
Se dice que una humilde mujer garifuna de Cristales, al no tener
donde hacer sus necesidades fisiológicas iba todos los días a
hacerlo debajo del puente del Río Cristales.
Y todos los días, pocos instantes después que la mujer
abandonaba el lugar aparecía una chancha “cerdo” y se comía las
heces fecales de la mujer.
Los vecinos que vivían cerca del puente del Río Cristales
comenzaron a regar la noticia que la mujer garifuna se convertía en chancha, y la llamaban la mujer chancha.
La “bomba” se regó tan rápidamente que en poco tiempo la historia de la mujer chancha traspasó las
fronteras del Barrio Cristales y llegó a ser conocida en todo Trujillo.
El misterio envolvió la historia de aquella mujer garífuna que rutinariamente hacía sus necesidades debajo del
puente un día que un grupo de personas fueron abajo del puento y le dieron una salvaje golpiza con piedras y
palos a la chancha a tal punto que la pobre cerda quedó muy mal herida y casi no podía ni caminar.
Por esas casualidades de la vida, ese mismo día la mujer que hacia sus necesidades debajo del puente sufrió
una terrible caída y se fracturó tres costillas y un brazo. La pobre quedó tan lastimada que estaba postrada en
su cama sin poder moverse, similar a como estaba la pobre chancha luego de la golpiza que le dieron.
Es por esta razón que mucha gente creyó que ella era la chancha que habían golpeado, por eso se decía que
ella era la mujer chancha.
Esta historia se sigue contando en Trujillo y aún hay quienes creen que esto es verdad. Cierto o no estas
leyendas son parte de las tradiciones orales del pueblo.
Leyenda de la muñeca Mastrioka
Un viejo carpintero que amaba su trabajo tenía el nombre de
Sergei, este hombre día y noche hacía toda clase de cosas
para poder vender, de todos modos estaba solo y no poseía
mucho dinero, un día de mucha nieve y frío tuvo que salir en
busca de madera para seguir trabajando, pero con tan mal
clima, lo único que podría encontrar eran troncos para poder
calentar su cuerpo, para trabajar no habría de ningún modo,
en forma de milagro apareció en medio de la nieve un tronco
de madera blanquecina que le llamó su atención por
completo, lo tomó, llevó a su casa y elaboró durante el día y la
noche la mejor de sus creaciones, era una muñeca, tan bella quedó que no quiso venderla, le puso de nombre
Mastrioka.
Cuando Sergie comenzó a saludar cada día a Mastrioka ella comenzó a devolver el saludo y ya no estaba más
solo con su compañía, pero un día ella estaba bien triste y le pidió que quería tener una hija, entonces él bajo
su consentimiento le tomó madera de adentro para hacer una muñeca que fuera exactamente igual que ella y
le puso de nombre Trioska, el tema es que un día ella también quiso ser madre, entonces tuvo que hacer lo
mismo y así nació Oska, la cosa se estaba saliendo de control porque también quería ser madre y el problema
es que solamente quedaba para quitar un trozo de madera, lo pensó mucho, pasado el tiempo se dio cuenta
de que esto nunca terminaría, entonces esta vez hizo un varón, se lo dio a su madre y puso a cada una dentro
de su madre hasta que quedó solo una muñeca y entonces desapareció esta.

"El jinete sin cabeza"


Cuenta la leyenda, que en un pueblo alejado de todo civilización conocida,
existió un jinete que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en
un hermoso y gran caballo, la gente asombrada se preguntaba ¿Quién era
aquel hombre? ¿Por qué cabalgaba cada noche?, no era algo usual que
alguien saliera por las noches a hacer esos recorridos.
En una noche muy oscura y bajo una fuerte tormenta eléctrica, el jinete
desapareció del lugar para no volver nunca más. Pasaron los años y la gente
ya se había olvidado de aquel extraño jinete del que tanto se había
hablado.  Una noche, igual de obscura y tenebrosa, con enormes
relampagos azotando el pequeño pueblo, se escuchó nuevamente la
cabalgata de aquel caballo, su relinchar y  el ruido que producia al trotar
sobre el suelo mojado despertó los recuerdos dormidos de todos aquellos que habían sido testigos de los
sombríos paseos de aquel extraño jinete. Los recuerdos y la curiosidad llevaron a cada persona del pueblo a
salir de sus camas y asomarse por la ventana, en donde  vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando un
relámpago cayó e iluminó al jinete, un jinete sin cabeza.
Mitos:
Momificación en vida
Durante el milenio pasado, un grupo de monjes budistas desarrolló
una técnica de momificación que consistía en completar tres etapas
de grandes sacrificios, cada una de mil días, para conseguir que sus
cuerpos se mantuvieran luego de su fallecimiento. Su objetivo
principal era alcanzar el estado más cercano a la perfección de
Buda. Cabe mencionar que no todos lo practicaron y que tan solo un
pequeño porcentaje de los valientes obtuvo los resultados
esperados.

Mitos
Para la buena suerte con champán
El champán es un bebida alcohólica a la que se le ha asociado con la buena
suerte. Invita a la misma con sus burbujas. Cuando se brinda, el que
ofrenda vuelca sus mejores deseos, que se vehiculizan a través de las
burbujas de la bebida.
Un elaborado rito es el siguiente:
Se necesita de una copa de champán y una vela. Debe llenarse la copa con
champán y encender la vela. Se coloca una música suave y agradable para
el ejecutante. El que realiza el rito debe sentarse en un sillón.
La luz de la vela debe estar en tu ángulo de visión, sin que se deba cambiar este para ver la llama. La copa
debe estar al alcance de la mano. Además, la luz de la vela debe atravesar la copa, de forma que el champán
pueda apreciarse iluminado por la llama.
El ejecutante debe observar las burbujas del champán y pensar que cada una es algo que la vida va a
ofrecerle. Debe pensar en cada uno de sus deseos y volcarlos uno por uno en la copa. Una vez terminados
todos, debe beberse el champán lentamente y dejar que la vela arder hasta que se extinga.

Las doce uvas


En la misma fecha y a la misma hora, los invitados a la cena de fin de año
consumen doce uvas, una por cada uno de los meses del siguiente año. Este
rito tiene la misma finalidad que el anterior.
Ejemplo de Mitos morales
Mito moral del eje del mal.- El mundo se  encuentra dividido en un eje, que busca el mal de la sociedad, este
eje fue clasificado por Estados Unidos, el eje del mal es conocido como la conjunción de todos los males
sociales e incluye a una serie de países que no se ajustan a un régimen específico.

Ejemplo de Mito histórico culturales:


Los emos, no tienen objetos en la vida, por eso son considerados como personas socialmente irresponsables.
Algunas sociedades consideran que son personas inactivas que solo consumen recursos.
La realidad es otra, pues si bien tienen sus limitantes sociales y culturales, pueden desarrollarse cultural y
socialmente bien.
EL GATO Y EL RATON
Cuento Corto
Había una vez que un ratón que andaba solo entre
el bosque. Un día que iba de paseo se encontró a
un gato que le dijo:
– Que andas haciendo ratón?
– Pues ando buscando un  poco  de queso. Dijo el
ratón.
El gato le contesto: – Pues yo te puedo llevar donde
hay muuuucho queso.
Y el ratón al oír eso, se puso muy contento y enseguida se pusieron en camino. Poco después llegaron y el
ratón le preguntó al gato de forma exigente que donde se encontraba el queso.
El gato que era muy listo, le puso la trampa para engañarle y que se fuera con él.
– Jajaja, te engañe! No hay ningún queso. Solo te traje para comerte…. Dijo el gato de forma burlona.
El ratón rápidamente corrió asustado  el gato le repetía todo el tiempo:
– No te vas a escapar, no te vas a escapar.
Poco después el gato le atrapó y el ratón estaba muy  asustado, gritaba pidiendo auxilio. Pero el gato le decía
que no gritara, que no le escuchaba nadie. Pero de repente, empezaron a llegar muchos gatos y  ayudaban al
ratón, ya que era muy  bueno y no se lo merecía.
El ratón agradeció la ayuda de los gatos y a partir de ese momento fueron muy amigos.
Moraleja del cuento:  No debes hacer cosas malas ni mentir. 
Valores del cuento:  Amistad y valentía.

La princesa y el enano
Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy grande. El día en que cumplía trece años hubo una
gran fiesta, con trapecistas, magos, payasos….. Pero la princesa se aburría. Entonces, apareció un enano, un
enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el aire. El enano fue todo un acontecimiento.
Bravo, Bravo, decía la princesa aplaudiendo y sin dejar de reír, y el enano, contagiado de su alegría, saltaba y
saltaba, hasta que cayó al suelo rendido. “Sigue saltando, por favor” dijo la princesa. Pero el enano ya no
podía más. La princesa se puso triste y se retiró a sus aposentos…..
Al rato, el enano, orgulloso de haber agradado a la princesa, decidió ir a buscarla, convencido de que ella se
iría a vivir con él al bosque. “Ella no es feliz aquí” pensaba el enano. “Yo la cuidaré y la haré reír siempre”. El
enano recorrió el palacio, buscando la habitación de la princesa, pero al llegar a uno de los salones vio algo
horrible. Ante él había un monstruo que lo miraba con ojos torcidos y sanguinolentos, con unas manos
peludas y unos pies enormes. El enano quiso morirse cuando se dio cuenta de que aquel monstruo era él
mismo, reflejado en un espejo. En ese momento entró la princesa con su séquito.
“Ah estas aquí, qué bien, baila otra vez para mí, por favor”. Pero el enano estaba tirado en el suelo y no se
movía. El médico de la corte se acercó a él y le tomó el pulso. “Ya no bailará más para vos, princesa” le dijo.
“¿Por qué?” preguntó la princesa. “Porque se le ha roto el corazón”. Y la princesa contestó: “De ahora en
adelante, que todos los que vengan a palacio no tengan corazón”.
EL ÁGUILA Y LA HORMIGA
Luis Andres Zuniga

En el hueco de uno de esos peñones andinos, altísimos


y helados, tenía su nido un águila. Reposaba
indolentemente después de una accidentada y
fructuosa cacería, cuando, de pronto, una hormiga que
había descendido por el peñón hasta la altura del nido,
le dijo con respetuosa voz:
—Señora águila, ¡buenos días!
El águila volvió la cabeza, le dirigió una mirada
fulminadora, y no le contestó.
La hormiga creyó que no había sido oída, y repitió con
voz más fuerte:
—¡Buenos días!
—Es increíble que en un cuerpo tan pequeño quepa tanta audacia —dijo el águila—: tu mejor homenaje
debería ser el silencio.
—Señora, mi pequeñez… —dijo la hormiga.
Pero no continuó, pues el águila, levantando el cuello, lanzó un picotazo en dirección de la hormiga para
aplastarla. El choque con la roca fue muy fuerte; pero no lastimó a la hormiga, sino que ésta salió proyectada
y en vez de rodar en el abismo, por una curiosa casualidad, cayó sobre la cabeza del águila.
La hormiga se golpeó, naturalmente, en la caída; pero luego logró descender hasta la piel, y se agarró
fuertemente al pie de una pequeña pluma. Repuesta ya del susto y sintiéndose bien afianzada, comprendió
que en aquel instante su situación era muy ventajosa. Esta reflexión le dio ánimo para decir al águila:
—¡Señora águila! ¡Ahora quien manda soy yo!
El águila sacudió su cabeza como un Júpiter indignado. La hormiga le aplicó un mordisco. Entonces sacó una
pata del nido e inclinó la cabeza para rascarse, y destruir con garra aquel huésped importuno. La hormiga la
mordió otra vez y se preparó para la lucha; lucha espantosa y larga entre su agilidad inteligente y la fuerza
ciega de la garra. A cada zarpazo mal acertado, la hormiga contestaba con un fuerte mordisco. Como la cabeza
estaba ya sangrando, el águila comprendió que ella misma con su garra se estaba destrozando, y que en tales
condiciones la lucha era muy desigual. Entonces se quedó quieta y dijo a la hormiga:
—Dí, ¿qué quieres?
—Que vueles —contestó la hormiga.
El águila agitó sus alas, y con un ruido semejante al crepitar de un viejo velero, se lanzó al espacio, y pasó por
sobre llanuras, bosques y montañas, en raudo vuelo.
La hormiga estaba maravillada ante el divino espectáculo de aquella sucesión de horizontes y pensó «¡Qué
vasto es el mundo! Yo no habría podido recorrer esa extensión ni en cinco mil años!» Y ebria de azul y de
infinito, gritó al águila:
—¡Más arriba!
Y el águila subió y subió hasta llegar a las nubes; pero luego se le vio descender a todo vuelo, jadeante de
cansancio, y fue a posarse sobre una elevada cresta cubierta de árboles seculares. Entonces la hormiga soltó
la pluma, rodó sobre el plumaje del águila y cayó desvanecida entre las hierbas.
Moraleja: La moraleja es viejísima, como el mundo, y es ésta: No debemos desdeñar a los pequeños, y mucho
menos ofenderles; porque el Destino se complace a veces en ponerlos sobre nuestra cabeza para hacer
más humano nuestro corazón y para castigar nuestra soberbia.
Vicio que se critica: la soberbia, el orgullo
El jumento ambicioso
Luis Andrés Zúñiga

Un ruiseñor fue a posarse sobre una rama y empezó entonar el mejor de sus trinos.
El jumento quedó maravillado ante el divino canto. Sintió en su corazón algo como deseos de amar, sintió una
impresión dulcísima. He aquí mi camino, pensó el jumento; éste que canta es poeta y músico; yo no podré ser
músico pero seré poeta. Y desde el siguiente día empezó a estudiar retórica y gramática
El jumento escribió una poesía en la que trabajó de modo penosísimo. Como le había costado tanto, pensó
que era magnifica, y lleno de orgullo, fue a ver a su primo, el mulo, para enseñársela. Primo le dijo el
alborozado, he escrito una linda poesía. El mulo hizo un gesto de sorpresa y le dirigió una mirada de
incredibilidad, voy a leértela, agrego el jumento, y rebuznó las estrofas. El mulo le dijo que esos versos están
malos, porque no tienen sentimiento. Nosotros no servimos para esas cosas. Tú no entiendes nada de poesía
le dijo el jumento. Careces de preparación literaria, por lo que tu juicio tiene un valor negativo. Si quieres,
balbuceo el mulo, podemos ir a ver al búho, que es doctor en letras. Fueron los dos primos donde el doctor.
Venimos señor doctor, dijo el jumento, a recabar su autorizada opinión acerca de una poesía que he escrito.
El jumento rebuznó sus estrofas. Y le pregunto ¿Qué le parece mi poesía?
El búho dijo- Mis juicios son siempre rectos, puede usted estar seguro que sus versos no tienen méritos ¿Así
que usted no cree que yo sea poeta? dijo el jumento- yo creo que usted no es poeta murmuró el búho. Todos
nacemos para hacer algo. Cada uno de nosotros tiene una cualidad con la que puede triunfar. Y dígame
doctor, dijo el jumento. ¿Podría yo ser escritor? ¿Y cree que podría ser filósofo? El búho hizo un gesto de
impaciencia y le dirigió una mirada de reproche. Luego dijo el jumento ¿Y para qué cree que he nacido yo?
Para la carga sentencio el búho.
El jumento a pesar, a pesar de todo lo que el búho le dijo que él nunca podría ser un escritor y que él había
nacido para la carga, el burrito de vez rebuzna una que otra estrofa, y lo hace más frecuentemente en la
estación de sus amores.
Moraleja
Esta fábula representan dos clases sociales diferentes, el búho representa la clase alta porque tenía un
doctorado en letras y la clase baja, la representa el jumento quien a pesar de su esfuerzo por convertirse en
poeta o escritor no contaba para la sociedad, no lo tomaban en cuenta, más que para la carga. No podía
ascender y sus obras eran rechazadas, el búho consideraba que su poesía no contaba con las reglas que debe
poseer, no tenían importancia y no podría llegar ser escritor. El jumento debía aceptar que había nacido
únicamente para la carga.
Refranes
CANCIONES

El Bananero El Candu
Con mi carreta vengo llegando Negrita para amarte nació mi corazón. (bis)
De allí nomas de guaruma dos, Y si sabes sentir, y si sabes amar
Con mi carreta que van tirando si tienes corazón, acuérdate de mi.
Mis cuatro bueyes confiando en Dios Candu, candu, candu… (bis)
Con mi carguita vengo llegando Yo vi un puñal agudo dirigido para mi. (bis)
Para vender aquí en la ciudad, Por una linda joven, por una linda joven
Por eso llego siempre cantando Por una linda joven, que con mis ojos vi.
Mi canto alegre del bananal. Me voy andar el mundo no solo por andar. (bis)
Con mi cargamento pregonando voy Soy gallito y tengo espuelas, soy gallito y tengo
El oro verde porque yo soy bananero, espuelas,
Con mi cargamento muy contento voy Soy gallito y tengo espuelas, donde quiera puedo
Mientras miro con asombro al forastero. cantar.
Bananero, ay Bananero soy! Candu…
Ya me alejo, ay! Pronto ya me voy; Negrita si me quieres no lo des a conocer. (bis)
Y se lleva el viento mi alegre pregón Que la gente en este pueblo, que la gente en este
Y me grita en un momento, Bananero, pueblo,
Y mi pobre cargamento se me acaba Que la gente en este pueblo, hasta pagan por
Y se llena de dinero mi bolsón. saber.
Bananero ya no soy, Candu…
Ya me alejo, ya me voy. Con esta me despido y adiós por que me voy. (bis)
Que solo yo en tus brazos, que solo yo en tus
brazos,
Que solo yo en tus brazos, podre tener quietud.
Candu…
El Pitero – Canción Folklorica A la Capotin – Canción Folklorica
Tan limpio que andaba A la capotin tin tin tin
que ayer me mudé que esta noche va a llover
Buscando a pitero a la capotin tin tin tin
todo me enlodé. que esta noche va a llover.(bis)
Cójanlo, cójanlo, Asómate mujer moza
Allí se metió Dueña de mi corazón
Que no se me vaya Y escucha las tristes quejas
Ese hermoso pitero. De tu amante trovador.(bis)
Se metió en el monte A la capotin tin tin tin
lo busco con luz Que esta noche va llover
y sale pitero A la capotin tin tin tin
Diciendo ¡ay Jesús! Que esta noche va a llover.
Pitero está gordo Que trabajos pasa un hombre
Pa’ alivio de males por querer a una mujer
Y salen diez pesos se traspasa se desvela
De nacatamales. y se pasa sin comer.
Uchú, campirana A la capotin tin tin tin
Uchú, fantasia Que esta noche va llover
Atrápenlo duro A la capotin tin tin tin
De la rabadilla, (bis). Hasta el amanecer.
Al indio le gusta Quieres que te ponga la capilla blanca
El maíz doradito, Quieres que te ponga la capilla azul
Pero más le gusta Quieres que te ponga el gorro colorado
El pitero bien frito. Quieres que te ponga lo que quieras tú.
Al indio le gusta No me mates, no me mates
El maíz amarillo Con pistola ni puñal
Pero más le gusta Mátame con un besito
El pitero tordillo. De tus labios de coral.
Pa’ alivio de males A la capotin tin tin tin… (bis)
Señores les fio,
Quien quiera comerse
Un tamal de pitero.
Tamal de pitero
No lo como yo,
Porque mi abuelita
De eso se murió.
Adios Garcita Morena Parinde
Adios garcita morena Parindé titirigüi,
Garcita del arenal parindé trimanagé,
si tu me has desconocido toma kiotuche, la cuadrine
Yo soy tu palomo real. titirigüi, trimanagé.
Ayer pase por tu casa, Apipirindonga, apipiriyoro
Pase llorando por vos Pluplú,pluplú, plupluplupluplú
Un sentimiento llevaba Yo soy el indio gualcinse,
Que nunca te dije adiós. que vengu de tierra fría,
Las naranjas y las uvas con mi cacaste en el lomu,
En el palo se maduran y muchas cositas dentru
Ojitos cuando se quieren También yo traigo a mi negra
Desde el árbol se saludan A pasearlu por la fiesta
Aquí me tienes parado Le compru medio de atole
Como garcita en laguna Al uso del español
Como quieres que me vaya Parindé titirigüi,
Sin esperanza ninguna. parindé trimanagé,
toma kiotuche, la cuadrine
titirigüi, trimanagé.
Apipirindongam apipiriyoro
Pluplú,pluplú, plupluplupluplú
Mañana que yo me vaya
El cacaste dejaré
Y las cositas te encargo
Negrita, olorosa a té
Yo soy el indio Gualcinse
Que viene de tierra fría
con mi cacaste en el lomo
y este rimero e’ tortillas
A la canenú, canenú
Cane, cane nú
Parindé titirigüi,
parindé trimanagé,
toma kiotuche, la cuadrine
titirigüi, trimanagé.
Apipirindonga, apipiriyoro
Pluplú,pluplú, plupluplupluplú
LOS INDITOS FLORES DE MIMÉ

Por allí vienen A la oriila del río Verbena, de Maromé,


los inditos flores de mimé; tengo sembrado,
por la cuesta del Picacho azafrán y canela verbena,de Maromé,
con su carga de frijoles flores de mimé, pimienta y clavo.
pa´ venderla en la ciudad.
En la falda de la montaña, de Maromé,
Al llegar a los Dolores flores de mimé, estan sembrando,
se la venden a Ñá Ofelia un yucal, un cañal y canela, de Maromé,
y regresan muy contentos flores de mimé y maíz morado.
a su choza del maizal.
Cuando quiero cantarle a mi chata, de Maromé
Cuando van por el camino flores de mimé, con mi guitarra,
van pensando en sus milpitas ensillo mi caballo plateado, de Maromé,
y en sus mulas coloradas flores de mimé y voy montado.
que les dan para vivir.

Sus mujeres los esperan


allá por el Matasano
tienen puestos los frijoles,
para darles de almorzar.

Bien contentos y comidos


se ponen a descansar
luego prenden un buen puro
y lo empiezan a fumar.

Cuando ya cae la noche


todos piensan en dormirse
para amanecer contentos
y sus labores seguir.
TORITO PINTO
Danza y canción folklórica

Echame ese toro pinto, chinita,


que lo quiero conocer,
a ver si tiene calzones, chinita,
o naguas como mujer.
échele que le eche el toro, chinita,
échele entre la gente, chinita,
es que ese torito quiere
una copita de aguardiente.

Echame ese toro prieto, chinita,


hijo de la vaca gacha,
quiero sacarle una suerte
delante de mi muchacha

Echale que le eche el toro, chinita,


échele sin cuidado, chinita,
es que ese torito quiere
una copita de anizado.
El Bananero Ña facunda
LYDIA HANDAL L.Y M. Serafina de Milla
CORTES OCOTEPEQUE

Con mi carreta vengo llegando Si quiere bailar el xique


De allí nomas de guaruma dos, Doble la rodilla
Con mi carreta que van tirando de un brinco chiquito
Mis cuatro bueyes confiando en Dios sin perder el compás
Con mi carguita vengo llegando un caitazo adelante y atrás
Para vender aquí en la ciudad, luego entonces oirá este rumor
Por eso llego siempre cantando xique, xique, xixique, xique
Mi canto alegre del bananal. xiqui xiqui, xixiqui, xixa.(bis)
Con mi cargamento pregonando voy
El oro verde porque yo soy bananero, Quiere mi comadre Trina
Con mi cargamento muy contento voy que baile con ella
Mientras miro con asombro al forastero. este nuevo xique
Bananero, ay Bananero soy! que comienza ya,
Ya me alejo, ay! Pronto ya me voy; y mi jindia, muy cansada está.
Y se lleva el viento mi alegre pregón A este jindio le pican los pies
Y me grita en un momento, Bananero, Por caitear hasta el amanecer.
Y mi pobre cargamento se me acaba
Y se llena de dinero mi bolsón. Todos los aquí presentes
Bananero ya no soy, Piden a Facunda
Ya me alejo, ya me voy. Que nos toque algo
Con su hermoso acordeón, haemos rueda
Para escucharla mejor,
Los tamales nos reparten ya
Rica chicha nos dan a beber.

Ya cuando los gallos cantan


por la madrugada,
se acabó el convite
que tan alegre fue
desfilamos después de gozar,
con hochones de ocote en las manos,
a la rancha nos vamos ya,
a la rancha nos vamos ya.
Conozca Honduras TAP SAP
L. Y M. Rafael Manzanares Aguilar. GRACIAS A DIOS
INTIBUCA
  Sabi, sabi, penge, penge.
Como yo conozco el mundo Tat sap, tat sap, penge, penge
 Y a cualquiera doy razón Aparu taibiru, aparu taibiru
Hoy a todos les pregunto
si conocen mi nación. Sabi, sabi, penge, penge
  Tat sap, tat sap, penge, penge
Donde están las más famosas Aparu taibiru, aparu taibiru…
 bellas ruinas de copan
donde es que hay ríos que arrastran
oro puro y sin rival.
 
En Honduras, en Honduras
Noble cuna de Francisco Morazán. (bis)
 
Donde es que hay lluvia de peces
cual milagro celestial
donde esta una virgencita,
madre y reina nacional.
 
 Donde han visto una bandera
Recordándonos la unión
Donde hay tierra para todos
los que quieran trabajar.
 
En Honduras, en Honduras,
Noble cuna de Francisco Morazán.(bis)
 
Donde es que aman las mujeres,
 y se dan de corazón
donde hay hombres que se entregan
 para siempre a una mujer.
 
En Honduras, en Honduras,
Noble cuna de Francisco Morazán.(bis)
SOS UN ANGEL LOS INDITOS
OLANCHO FRANCISCO MORAZAN

Yo te quiero y te ensalzo, bien mío Por allí vienen


tus miradas me han robado el alma, los inditos
me has quitado hasta la última calma, por la cuesta del Picacho
yo no sé si será la ilusión. con su carga de frijoles
Tus ojitos llorar no sabían pa´ venderla en la ciudad.
y ahora lloran con tanta amargura
el llorar les parece locura, Al llegar a los Dolores
llora, llora con ciega pasión. se la venden a Ñá Ofelia
y regresan muy contentos
Bomba!  a su choza del maizal.
Las piñas en el piñal
de maduras se pasan Cuando van por el camino
así te pasará a vos van pensando en sus milpitas
si tu mama no te casa. y en sus mulas coloradas
que les dan para vivir.
Si mi mama no me casa
es porque no meay convenido, Sus mujeres los esperan
si no me caso con vos, allá por el Matasano
no es de cuenta, metido tienen puestos los frijoles,
para darles de almorzar.
Sos un ángel, sos una estrea
sos un angel, sos una rosa, Bien contentos y comidos
yo te pido la mano pa-esposa se ponen a descansar
en que seya en el último adiós. luego prenden un buen puro
y lo empiezan a fumar.
Yo te canto a la luz de la luna
vida mia, con ciega pasión, Cuando ya cae la noche
este canto son las tristes quejas todos piensan en dormirse
de mi adolorido corazón. para amanecer contentos
y sus labores seguir.
Yo te quiero y te canto, bien mio,
tus ojitos me roban la calma,
yo te llevo grabada en el alma
mesmamente como una ilusión.
Ejemplos de coplas infantiles:
1.- ¡Vamos al baile!
Dijo el fraile
No tengo ganas
Dijo la rana
¡Invitemos al León!
Dijo el ratón
¡Pero es muy lejos!
Dijo el conejo.
Coplas
3.- Doña Blanca está cubierta
de pilares de oro y plata
romperemos un pilar
para ver a Doña Blanca.

Ejemplos de coplas de amor:


1.- Anoche soñando estaba
que dos negros me mataban
y eran tus hermosos ojos
que enojados me miraban.

2.- Los ojos de mi morena


tienen una mirada extraña
que matan en una hora
como la muerte en un año.

3.- De que me acuerdo me acuerdo


de que me olvido me olvido
De que me acuerdo deveras
me pesa el haber querido

4.- Infeliz el que adora


a prenda que tiene dueño
Viendo con sus propios ojos
y tragándose el veneno.

Coplas religiosas:
El pueblo se estremecía
viendo sufrir a Jesús,
el Cordero agonizaba
en el árbol de la Cruz.
/
Ejemplos de coplas de muerte:
Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.

Que bienes son de Fortuna


que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

Coplas de animales

Pajarillo
Pajarillo, pajarillo,
pajarillo bandolero,
con ese cantar que tienes
te pareces al jilguero.

La guacamaya
Estaba la guacamaya
parada en un carrizuelo,
sacudiéndose las alas
para levantar el vuelo.

El tejón
Si buscaras al tejón,
búscalo por los arroyos:
no lo busques en las casas,
que no es gallina con pollos.
Caperucita Roja
Había una vez una niña llamada Caperucita Roja. Su mama, que sabía coser muy bien, le había hecho una
caperuza roja para que estuviera calentita y protegida del viento y como a la niña le gustaba mucho la llevaba
a todos los dias, por lo que todo el mundo la llamaba así.
Un día, la mamá de Caperucita la mandó a casa de su abuelita porque estaba enferma, para que le llevara en
una cesta pan, chocolate, azúcar y dulces.
Su mamá le dijo: no te apartes del camino de siempre, ya que en el bosque hay lobos y es muy peligroso.
Caperucita iba cantando por el camino que su mamá le había dicho y , de repente, se encontró con el lobo y le
dijo:
-Caperucita, Caperucita, ¿dónde vas tu tan bonita?.
-A casa de mi abuelita a llevarle pan, chocolate, azúcar y dulces.
-¡Vamos a hacer una carrera!- Le dijo el lobo
-Te dejaré a ti el camino más corto y yo el más largo para darte ventaja.
Caperucita aceptó pero ella no sabía que el lobo la había engañado.
El lobo llegó antes a la casa de la abuelita y se comió a la pobre ancianita.

Cuando Caperucita llegó, llamó a la puerta:


-¿Quién es?, dijo el lobo vestido con las ropas de la abuelita.
-Soy yo, dijo Caperucita. Pasa, pasa nietecita.

Cuando Caperucita vio a su abuelita se sorprendió con su aspecto :


-Abuelita, qué ojos más grandes tienes, dijo la niña extrañada.
-Son para verte mejor.
-Abuelita, abuelita, qué orejas tan grandes tienes.
-Son para oírte mejor.
-Y qué nariz tan grande tienes.
Es para olerte mejor.
-Y qué boca tan grande tienes.
¡Es para comerte mejor!.

Caperucita empezó a correr por toda la habitación y el lobo tras ella.

Pasaban por allí unos cazadores y al escuchar los gritos se acercaron con sus escopetas y sus cuchillos de caza.
Uno de ellos le dió un golpe muy fuerte al lobo feroz en la cabeza y el lobo cayó al suelo desmayado. El
cazador cogió su cuchillo y le abrió la panza al lobo sacando a la abuelita de Caperucita, que aún estaba viva y
para darle un escarmiento al lobo le lleno la barriga de piedras y le volvió a coser la barriga. Después de esto
se fueron apresuradamente de allí.

Al cabo de un rato el lobo despertó y sintió una terrible sed y se fue corriendo al rio a beber agua pensando
que la pesadez de su barriga era por la abuela de Caperucita. Al acercarse a la orilla, la barriga le pesaba tanto
tantísimo que se tambaleó y cayó al agua, ¡y se ahogó !

Caperucita después de este susto aprendió la lección y núnca jamás volvió a desobedecer a su mamá.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
DICHOS
Rimas
PEDRITO EL MENTIROSO
Valores: honestidad, arrepentimiento

Pedrito el mentiroso Pedrito siempre inventaba historias. Tenía mucha imaginación y sus historias eran tan
disparatadas que nadie lo tomaba enserio y por eso le llamaban "Pedrito, el mentiroso"
- Mamá, ¡anoche vino un extraterrestre a mi habitación y me llevó a la Luna! – le dijo una mañana a su mamá.
- Pedrito hijo, ¡Qué cosas tienes! – le dijo su madre.
Un día de vacaciones, Pedrito se fue al campo y encontró una casa muy antigua de la que salían ruidos muy
extraños.
- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? –gritó.
Pero nadie salió de la casa, así que Pedrito abrió la puerta y… alucinó cuando vio lo que había dentro.
- ¿Quién eres? ¿Qué es eso? – preguntó.
Allí había un anciano con gafas de culo de vaso rodeado de cacharros y una especie de máquina gigante.
- No te puedo decir qué es esto, niño. ¡Vete de aquí anda! – le dijo el anciano.
Pero Pedrito no se fue. Se escondió y, sin que el anciano se diera cuenta, se metió dentro de la máquina.
- ¡Ahora sí! ¡Por fin funcionará después de tantos años! – dijo el anciano en voz alta.
De repente, se encendieron un montón de luces, empezó a salir humo y la máquina comenzó a moverse muy
rápido hasta que por fin paró.
La puerta se abrió y Pedrito asomó la cabeza. Todo era blanco a su alrededor.
- ¿Dónde estoy? – se preguntó.
Pero, de un golpetazo, la puerta se volvió a cerrar, se volvieron a encender las luces , salió todo ese humo y se
volvió a parar.
Cuando la puerta se abrió, Pedrito vio al anciano mirándolo atónito.
- Pero, ¿qué estás haciendo ahí? - Le preguntó el anciano.
Pedrito, muy sorprendido, sólo quería saber qué era lo que había pasado.
- Llevo muchísimos años trabajando en esta máquina y, si todo ha salido bien, creo que has viajado a la luna.
Pedrito no podía creerlo…¡Había viajado a la luna!
Pedrito el mentirosoo tardó ni un segundo en salir corriendo para contárselo a todo el mundo, pero, como era
de costumbre, nadie lo creyó.
- Si no me creéis, ¡venid conmigo! – les dijo a todos.
Todos fueron en busca del anciano, pero cuando llegaron a la vieja casa, allí sólo había trastos. No había ni
rastro de la máquina o del hombre.
Nadie lo creyó y Pedrito se dio cuenta aquel día de que no le merecía la pena mentir a todo el mundo con sus
historias porque si no nadie le creería cuando contase la verdad como en aquella ocasión.
Aprendió la lección y nunca más mintió, hasta que con el paso del tiempo, cuando volvió a contar la historia
del viaje a la luna, por fin todos le creyeron.
Mitos

El gato negro...
En el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente
superior al del hombre. Con toda probabilidad, esta antigua creencia deriva de la
adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de gato. Los egipcios estaban
convencidos de que los gatos poseían alma

La herradura colgada en la puerta...


Procedente de Italia, la creencia de que las herraduras atraen la buena suerte era
muy tenida en cuenta por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una
puerta, este objeto atraería las energías del cielo

Viernes 13...
Desde tiempos remotos, el número 13 ha sido fatídico, debido
principalmente a la muerte violenta que sufrieron varios dioses
decimoterceros de la Antigüedad y, ¡cómo no!, a la suerte del decimotercer
invitado en la Última Cena de Jesús. Por otro lado, el viernes adquirió en el
mundo sajón su reputación de día nefasto, debido a la muerte de Jesús.
Obviamente, la coincidencia del número 13 y del día viernes no puede ser
de peor agüero.

Derramar sal...
Mala suerte, si esto le ocurre al manipular el salero, a menos que se apresure
a tomar una pizca y arrojarla por encima del hombro izquierdo
“directamente a la cara del diablo”. Porque éste es el sitio desde el que
Pedro Botero, es decir, el diablo, espera paciente a que nuestra naturaleza
pecadora renuncie al alma para siempre. La sal arrojada no tiene otro fin que
cegarlo temporalmente, para que el espíritu tenga tiempo de volver a quedar
afianzado por la buena suerte.

Pasar por debajo de unas escaleras...


Esta y otras supersticiones asociadas a las escaleras están relacionadas con el
miedo al patíbulo. Antiguamente, debido a la gran altura que éste solía tener,
había que usar una escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta,
así como para retirar después el cadáver del condenado. Cualquiera que pasara
por debajo de la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto. De ahí
viene la superstición.
Abrir el paraguas dentro de una casa...
Ningún supersticioso tendría jamás la osadía de abrir un paraguas dentro de una
casa. El origen de este temor se remonta a la época en que los reyes orientales y
africanos lo usaban sólo a modo de sombrilla para protegerse de los rayos
solares. Debido a su conexión con el astro rey y porque también su forma
simboliza el disco solar, abrirlo en un lugar sombreado, fuera de los dominios del
Sol, era considerado un sacrilegio. 

Momificación en vida
Durante el milenio pasado, un grupo de monjes budistas desarrolló una
técnica de momificación que consistía en completar tres etapas de
grandes sacrificios, cada una de mil días, para conseguir que sus cuerpos se
mantuvieran luego de su fallecimiento. Su objetivo principal era alcanzar el
estado más cercano a la perfección de Buda. Cabe mencionar que no todos lo
practicaron y que tan solo un pequeño porcentaje de los valientes obtuvo los
resultados esperados.

Las doce uvas


En la misma fecha y a la misma hora, los invitados a la cena de fin de año
consumen doce uvas, una por cada uno de los meses del siguiente año.
Este rito tiene la misma finalidad que el anterior.
Ejemplo de Mitos morales
Mito moral del eje del mal.- El mundo se  encuentra dividido en un eje, que busca el mal de la sociedad, este
eje fue clasificado por Estados Unidos, el eje del mal es conocido como la conjunción de todos los males
sociales e incluye a una serie de países que no se ajustan a un régimen específico.

Ejemplo de Mito histórico culturales:


Los emos, no tienen objetos en la vida, por eso son considerados como personas socialmente irresponsables.
Algunas sociedades consideran que son personas inactivas que solo consumen recursos.
La realidad es otra, pues si bien tienen sus limitantes sociales y culturales, pueden desarrollarse cultural y
socialmente bien.

Para la buena suerte con champán


El champán es un bebida alcohólica a la que se le ha asociado con la buena
suerte. Invita a la misma con sus burbujas. Cuando se brinda, el que
ofrenda vuelca sus mejores deseos, que se vehiculizan a través de las
burbujas de la bebida.
Un elaborado rito es el siguiente:
Se necesita de una copa de champán y una vela. Debe llenarse la copa con
champán y encender la vela. Se coloca una música suave y agradable para
el ejecutante. El que realiza el rito debe sentarse en un sillón.
La luz de la vela debe estar en tu ángulo de visión, sin que se deba cambiar este para ver la llama. La copa
debe estar al alcance de la mano. Además, la luz de la vela debe atravesar la copa, de forma que el champán
pueda apreciarse iluminado por la llama.
El ejecutante debe observar las burbujas del champán y pensar que cada una es algo que la vida va a
ofrecerle. Debe pensar en cada uno de sus deseos y volcarlos uno por uno en la copa. Una vez terminados
todos, debe beberse el champán lentamente y dejar que la vela arder hasta que se extinga.
Perras
Refranes
LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ (cuento)
por María Teresa Andruetto

La historia que voy a contarles sucedió hace muchísimos años en el


corazón de Siam.
Siam es la tierra donde viven los tai.
Una tierra de arrozales atravesada por las aguas barrosas del Menam.
Hace muchísimos años, el Rey de los tai se llamaba Ananda.
Ananda tenía una hija. La princesa Nan.
Y Nan estaba enferma. Languidecía.
Ananda, que era un rey poderoso y amaba a su hija, consultó a los
sabios del reino.
Y los sabios más sabios del reino dijeron que la princesa Languidecía
de aburrimiento.
-¿Qué la puede curar? -preguntó el Rey con la voz en un temblor.
- Par sanar -contestaron los sabios-, deberá ponerse la camisa de un
hombre feliz.
- ¡Qué remedio tan sencillo! -suspiró aliviado el Rey.
Yordenó a su asistente que fuera a buscar al primer hombre feliz que encontrara, para pedirle la camisa.
El asistente salió a buscar.
Recorrió uno a uno los enormes salones del palacio.
Habitaciones tapizadas de esteras.
Adornadas con paños de seda colorida.
Aromosas a sándalo.
Y regresó sorprendido adonde estaba el Rey.
-Señor mío - le dijo-, he recorrido los salones de todo el palacio y no he encontrado hombre alguno que fuera
feliz.
El rey, más sorprendido aún, mandó a llamas a todos sus servidores y les ordenó que recorrieran el reino de
parte a parte.
De Norte a Sur.
De Este a Oeste.
Hasta encontrar a un hombre que fuera feliz y pedirle la camisa.
Los servidores recorrieron reino de parte a parte.
Buscaron entre los tai más honorables.
Pero no había entreo los tai más honorables, hombres felices.
Buscaron entre los escribas, cultos y sensibles.
Pero no había entre los escribas, hombres felices.
Entonces buscaron entre los trabajadores de seda.
Entre los trenzadores de bambú.
Entre los sembradoes de adormideras.
Entre los fabricantes de barcazas.
Entre los pescdores de ostras.
Entre los campesinos sencillos.
Pero entre todos ellos no había un solo hombre que fuera feliz.
Hasta que llegaron al último pántano del reino y le preguntaron al mas pobre de los arroceros:
-En nombre del Renoty Nuestro Señor, dínos si en verdad eres feliz.
El más pobre de los arroceros contestó que sí, y los servidores de Ananda le pidieron la camisa.
Pero él no tenía camisa.
La vendedora de cerillas
Por: Hans Christian Andersen

La víspera de Año Nuevo todo el mundo transitaba


con prisas sobre la nieve para refugiarse al
calorcito de sus hogares. Sólo la pequeña
vendedora de fósforos no tenía dónde ir, y
pregonaba incansable su modesta mercancía.
No podía volver a la casa de su madrastra porque
todavía no había vendido todos sus fósforos. Miró
a través de una ventana iluminada y pensó que
sería maravilloso estar con esos niños que habían adornado aquel árbol navideño.
-Quiere usted fósforos, señor?, preguntó a un caballero que pasó a su lado.
-No, gracias. Además, con este frío sacar las manos de los bolsillos no debe ser muy agradable, respondió el
hombre, marchándose muy deprisa.

Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía
sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola
moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y
el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus
manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se
atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo
alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su
mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con
bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan
bien!
La nieve empezó a caer con mas fuerza y la vendedora se refugió en un portal. Y como el frío era muy intenso,
encendió uno de los fósforos para calentarse las manos. En medio de aquella luz, se le apareció un árbol
navideño.

CUANDO el ro se apagó, el árbol se desvaneció. Al encender otro vio en el círculo de la llama la figura de su
madre, que estaba en el Cielo.
-Mamá, mamá,, ¿por qué no me llevas contigo?, Le gritó la pequeña vendedora.
Sonriendo, su madre le cogió la mano y le invitó a subir por una larguísima escalera de nubes. A pesar de eso,
la niña no sintió cansancio alguno ni la fría caricia del viento. Nuestra amiga era feliz por estar junto a su
madre.
A la mañana siguiente, los transeúntes encontraron a la pequeña vendedora de fósforos en el portal, como
dormida. Su alma había volado al Cielo.
A la mañana siguiente el pueblo descubrió, al pasar, a la vendedora de fósforos, acurrucada y muerta, en un
portal.
– Pobre niña… Ha intentado calentarse las manos con sus fósforos, dijo alguien.
Lo que todos ellos ignoraban era que la vendedora de fósforos había encontrado la felicidad. Ahora estaba en
el Cielo con su madre, jugando con los angelitos. Y nunca más, nunca más, volvería a pasar frío.
Caminar sobre las aguas
Una divertida y sencilla broma, aunque requiere de tiempo, es comprar
unos cuantos paquetes de vasos de cartón y llenarlos 3/4 partes de agua
- no vale la pena usar otro líquido, sobre todo si toca limpiarlo luego.
Después, colocamos tantos vasos como nos sea posible en la puerta de
la habitación de nuestra víctima.

Despertando al personal
Con esta broma seguro que se despierta hasta el vecino. Colocamos
una bocina pegada con cinta adhesiva potente a la pared justo a la
altura del pomo de la puerta. Cuando alguien la abra sonará un
estruendoso ruido que seguro le dará un buen susto.

La del trampantojo
Si solemos ser las cocinillas de la casa, levantaos con la disposición de
preparar el desayuno para toda la familia. Aseguraos que tenéis
melocotón en almíbar y yogurt natural. Entonces, colocad un poco de
yogurt como base en un plato de postre y encima, justo a la mitad, la
mitad de un melocotón el almíbar. La broma seguro que terminará
gustando a todos.

No hay jabón
Necesitamos un pinta uñas transparente que podemos encontrar en
cualquier droguería o en cualquier tienda de artículos baratos. Lo
único que tenemos que hacer para que no salgan burbujas del jabón
es pintarlo entero con este esmalte y listo.
ANECDOTAS

LOS TRES REYES MAGOS SON...


Hoy os traigo una divertida anécdota que ha ocurrido en clase de religión.
Os pongo en antecedentes: esta mañana (como llovía en la hora del recreo)
hemos estado viendo un capítulo de "Los Fruitis" donde aparece nuestro
querido Gazpacho, que es la piña, Mochilo, que es el plátano, Pincho, que es
un higo de pala... y más tarde ha ocurrido esto... La seño Rosario estaba
explicando a los niños que ya queda menos para que sea "el cumpleaños de
Jesús", y les ha recordado la historia del nacimiento del Niño. El caso es que
Rosario les ha preguntado si se acordaban del nombre de los 3 Magos de
Oriente, y los niños han dicho:
- ¡Melchor! Y la seño: Muy bien, Melchor era uno. - ¡Baltasar! Y la seño: Sí, Baltasar era otro. ¿Y el que falta,
cómo se llamaba? Y salta uno... ¡GAZPACHO! Si es que a zurrón tiraba el nombre... ¡jajajaja!

¡YO VOY A SER PINTORA!


Hoy os traigo una anécdota de estas que "cazo" cuando los niños pasan
hablando a mi lado. El caso es que una niña y un niño de la clase estaban
en el rincón del arte dibujando libremente, y de repente dice la niña: "¡Yo
de mayor voy a ser pintora!", y salta el niño justo después "¡Y YO
PINTORO!"

DERIVADOS DE LA LECHE...
Esta anécdota la escuché el otro día en un programa donde varios
niños y niñas entrevistan a un personaje famoso. Resulta que
estaban hablando de la leche de vaca, de sus propiedades, y de las
cosas que se pueden obtener de ella. Entonces, cada peque fue
diciendo lo que se le ocurría.
- ¡Yogur! - dijo un niño -.
- ¡Muy bien! El yogur es derivado de la leche. - le contestó el
presentador -.
- ¡El queso! - dijo una niña -.
- ¡Sí! El queso también se obtiene de la leche - asintió el
presentador -.
- ¡Los dientes! - dice otro -.
- ¿Los dientes? Querrás decir que los dientes se ponen fuertes con el calcio de la leche...
- ¡No! ¡Los dientes de leche, hombre! - insistía el niño -
Imaginaros al presentador y al invitado partiéndose de risa al entender la ocurrencia del peque. Como
siempre os digo: ¡ellos son pura lógica!
LA PIRÁMIDE
Como seguimos trabajando Egipto con los peques, esta mañana
han coloreado unos dibujos muy bonitos de faraones, el gato
sagrado, algunos dioses, los sarcófagos de las momias, etc... y
les he dicho:
- Con todos estos dibujos vamos a hacer una gran pirámide. ¡Va
a quedar chulísima!
Y viene un niño y me dice:
- Pero seño... ¿van a vernir los señores esos que tiran?
- ¿Quéeee? ¿Qué señores?
- Esos que tiran de las piedras.
- No cariño, esos señores existieron hace mucho tiempo, y ayudaron a construir las pirámides, pero ahora ya
no existen.
- ¡Pues tú sola no vas a poder con todas las piedras para hacer la pirámide!

¿Abrazos de sabores?
Esta mañana, después de hacer los trabajitos, me he dedicado a
premiar con abrazos a todos los niños que lo hicieran bien, ¡y he
repartido muchos, muuuuchos!
El caso es que cuando un niño me ha dado un fuerte abrazo le he
dicho:
- ¡Uyyyy! ¡Qué abrazo más rico!
Y el niño, se me queda mirando y medice...
- Seño... ¿es que te los comes?

Mayúsculas y minúsculas...
Los niños están aprendidendo a escribir con letras minúsculas, y para ello,
entre otras cosas, trabajamos con el nombre propio.
He preparado unas tarjetas con sus nombres para que aprendan a
escribirlo en minúscula, esta mañana me viene un niño con su nombre
escrito así: JULIO , y le digo:
- Cariño, me has escrito tu nombre con con letras mayúsculas, hay que
escribirlas en minúscula, las pequeñitas, lo repetimos, ¿vale?
El niño asiente, se lo borro, y al rato viene de nuevo...
Cual es mi sorpresa cuando veo su nombre en letras "pequeñitas", tal que
así: JULIO.
¡Qué bueno! ¡Pues claro que me las hizo más pequeñitas...!
Cuentos
Pregones
Supersticiones
Bombas con respuesta

Bomba N° 1 Bomba N °2
– El: de lejos he venido – El: de un tronco nació una rosa
rodando como un pandero y del agua un caracol
solo para decirte de los ojos de esta joven
negrita cuánto te quiero. nacen los rayos del sol.

– Ella: en ese viaje que hiciste – Ella: del cielo cayo una rosa
creo que te desnutriste y del pueblo una pared
porque tienes los ojos hundidos que dicha fuera la mía
y la mirada triste. si yo cayera en su red.
Bomba N° 3 -El: Las piñas en el piñal
– El: eres clavel eres rosa de maduras se pasan,
eres clavo de comer; así te pasará a vos
eres azucena hermosa si tu mama no te casa.
cortada al amanecer
-Ella: Si mi mama no me ha casao
– Ella: no soy clavel ni soy rosa es por que no me ha convenido,
no soy clavo de comer si no me caso con vos
no soy azucena hermosa no es de tu cuenta, metido.
si no una infeliz mujer.

Tradiciones Hondureñas (Fiestas)


Alfombras desfiles

Nacimientos viacrucis

Carnavales ferias patronales

Celebraciones católicas guancascos

Navidad año nuevo


Pastorelas

Versos para pedir Posada


Primer Acto:
Afuera: En el nombre del cielo, os pido posada, pues
no puede andar mi esposa amada Narrador: En tiempos de Herodes, envió Dios al ángel
Adentro: Aquí no es mesón, sigan adelante pues no Gabriel a Nazaret, a visitar a una virgen desposada
puedo abrir, no vaya a ser un tunante con un varón de la Casa de David, llamado José. El
nombre de la virgen era María y el Arcángel la saludó
Afuera: No seas inhumano tennos caridad, que el Dios diciendo:
del cielo, te lo premiará
Adentro: Ya se pueden ir, y no molestar porque si me Arcángel: Dios te salve, María (María intenta huir).
enfado os voy a apalear Llena eres de gracia. ( María se detiene). El Señor es
contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres. Oh,
Afuera: Venimos rendidos, desde Nazaret, yo soy María, no temas, porque has hallado gracia a los ojos
carpintero, de nombre José de Dios. Sábete que has de concebir en tu seno, y
Adentro: No me importa el nombre, déjenme dormir, darás a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre
pues yo les digo que no hemos de abrir Jesús. Éste será grande, y será llamado hijo del
Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de David y
Afuera: Posada te pide, amado casero, por solo una reinará en la casa de Jacob eternamente y su reino no
noche, la reina del cielo tendrá fin.
Adentro: Pues si es una reina, quien lo solicita ¿Cómo
es que de noche anda tan solita? María: ¿Y cómo ha de ser eso? Pues yo no conozco
varón. (acercándose)
Afuera: Mi esposa es María, es Reina del Cielo, y
Madre va a ser del Divino verbo. Arcángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la
Adentro: ¿Eres tu José? ¿Tu esposa es María? entren virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso
peregrinos, no los conocía el fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de
Dios. Ahí tienes a tu prima Isabel, que en su vejez ha
Afuera: Dios pague señores, vuestra caridad y que os concebido también un hijo, porque para Dios no hay
colme el cielo de felicidad. nada imposible.
Adentro: Dichosa la casa que alberga este día a la
Virgen pura, La hermosa María. María: (arrodillándose) He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra.
Canciones infantiles
Ejemplo de cuento fantásticos: Una jauría de góticos

Una noche mientras buscaba en mi mente alguna idea que escribir para una muestra de cuento fantástico, y
al no encontrar nada útil. Me decidí a salir a dar un pequeño paseo por las húmedas calles de la ciudad.
Al pasar por un viejo cementerio, me di cuenta de que a lo lejos unos jóvenes jugaban entre las tumbas.
Curioso me acerqué para mirarlos mejor. Eran góticos en alguna clase de aquelarre, tenían calderas en
fogatas, y todos cantaban alrededor de la más grande. De pronto todos se agacharon y comenzaron a aullar.
Yo los miraba desde una distancia considerable, escondido entre unos abetos. Comenzaron a pelearse entre
ellos, cual si fueran lobos auténticos. Al ver esas escenas decidí sacar mi nuevo celular y grabar toda esa
fantástica comedia. Pero uno de ellos se dio cuenta de mi presencia y corrió hacia mí, yo comencé a reírme
por lo cómico que me pareció un muchacho a gatas mordisqueando las valencianas de mi pantalón. Pero una
mordida paró mi risa, instintivamente le di una patada, mandándolo a volar. Los aullidos del chavo, llamaron
la atención de la manada, quienes prestos acudieron a su auxilio. Ninguno hablaba, solo lo lamían del rostro.
Luego todas las miradas se tornaron hacía mí.
Yo traté de dialogar con ellos pero ninguno hablaba solo se comportaban como animales. De pronto una
mujer que llevaba una negra y peluda piel en el cuello, dio un agudísimo aullido. Tras el cual todos
comenzaron a perseguirme en cuatro patas. Yo corrí con todas mis fuerzas hacía el bosque que estaba al
norte del cementerio. Al voltear para ver si me seguían, me di cuenta de que una autentica manada de lobos
me perseguía. Al parecer se habían acabado de transformar en animales, yo no alcanzaba a entender cómo.
Las décadas de estudio me impedían creer en algo fuera de la lógica. Tal vez la magia si existía, o tal vez los
súper poderes y ellos los controlaban, o habían tomado alguna clase de droga mutagénica.
Con las pocas fuerzas que me quedaban me trepé a un árbol. En la copa no me pudieron atrapar. Allí me
quedé toda la noche, viendo a los lobos saltar una y otra vez para morderme y tirarme. Al alba me comencé a
quedar dormido, cuando termino de salir el sol y ya no escuché movimientos, aullidos o ladridos me decidí a
bajar. A los pies del árbol estaban varios jovencitos vestidos de negro, con sus ropas rasgadas y manchadas
por el barro, el pasto y la sangre de unos y otros. En la boca de uno de ellos, un trozo de mi pantalón.
Sigilosamente los pasé, al pasar junto al enterrador este me miro divertido y me dijo que nunca olvidase no
meterme en lo que no me importaba, ya que la curiosidad si podía matarme. Yo regrese a casa, y lo primero
que hice fue contarles todo a mis familiares, pero ellos solo me tildaron de ebrio y me echaron hasta la noche,
cuando pude escribir esto.
Autor: Cristina Clemenceau F.
La Niña (Cuento de Terror)
Era de madrugada, casi cercano a las cuatro de la mañana. Hacía poco tiempo que nos habíamos mudado a
Majer, un pueblo cercano a la costa. Aunque no estaba de humor casi en todo el día porque ya no podía
juntarme con mis amigas, el ruido de las olas que castigaban en el agua me molestaba, realmente todo no iba
bien. Desgraciadamente no estaba por mejorar.
Aquella noche me despierto presa de un sueño algo extraño, no distinguía bien pero había una niña que me
decía que la ayudará, que necesitaba salir.
Reconozco que me desperté algo sobresaltada, pero en cuestiones de segundos pensé y me dije a mi misma:
– Es solo un sueño. Al día siguiente y en los sucesivos días este mismo sueño comenzaba a repetirse con más
intensidad, hasta que una mañana cuando desperté me di cuenta que algo realmente no andaba bien.
Mi contacto con la gente del pueblo era casi nula, realmente no conocía a nadie, pero estaba dispuesta a
saber que era lo que pasaba.
Me dirigí a toda velocidad hacia la biblioteca y allí solicité periódicos que dieran nota de alguna niña y me
encontré con algo después de algunas horas finalmente. Había un periódico que hablaba de la desaparición de
una niña pequeña hace unos diez años, cuando vi la foto me asusté, el miedo invadió mis cuerpo la niña era la
que estaba soñando…
Y esa… ¡Mi actual casa!. Salí corriendo a contarle a mis padres. Ellos pensaron que estaba imaginando todo,
entonces decidí emprender mi búsqueda. Hablé con los vecinos, nadie parecía saber demasiado hasta que me
topé con una anciana, ella me explicó que la niña era su nieta y que al poco tiempo de quedar viudo su
padrastro no la había vuelto a ver, ella misma había denunciado su muerte.
Entonces volví ya con más información a mi casa y no podía parar de pensar. Al otro día me levanté y fui a la
escuela donde conversé con las maestras más viejas, ellas me dijeron que era una niña muy dulce, pero que
un día había simplemente desaparecido. La policía había buscado sin parar pero no había encontrado nada.
Mis sueños se hacían cada vez más frecuentes todos eran iguales hasta que en uno pude divisar algo que
consideré podía ser una pista.
La niña estaba mojada, y entonces recordé un detalle. Las maestras me habían dicho que frecuentemente
visitaba el faro. Corrí hacia el faro y me quedé perpleja, antes de llegar en el camino de mi casa había una
especie de sótano enterrado.
El miedo no paraba de invadir mis venas, sentía que este sería el final. Cuando abrimos el sótano escondido
descubrimos la verdad, había un cadáver situado en el fondo. Llamamos a la policía que logró constatar que
era la niña.
Buscaron a su padrastro que aún habitaba el pueblo, éste confeso el crimen y fue preso. Luego le dieron una
correcta sepultura al cuerpo. En el entierro la abuela se me acercó y me dijo sinceramente: -Yo también la
veía, pero pensé que era el dolor de no tenerla más gracias.
Esa noche fue la última vez que vi su fantasma, en mis sueños solo me saludaba esta vez. Debo confesar que a
veces la extraño hasta que me percato de la terrible pesadilla.

La Juguetería (Fantastico)
En la calle Prada, cerca de la heladería más visitada por los turistas, se encuentra la Juguetería Believe; dentro
podemos encontrar todo tipo de juguetes, desde el clásico oso de felpa hasta la maravillosa muñeca de
temporada, pasando por vaqueros, payasos, cascanueces, peonzas y demás. Cada noche, cuando el dueño
cierras la ultima puerta y se prepara para ir a casa, los juguetes que ahí habitan cobran vida… o dejan de
aparentar ser inertes.
Claro que no todos los juguetes tienen vida, solo los que la gente rechaza y es que, al ser victima de un
hechizo, la juguetería solo les da vida a los juguetes que llevan más de una temporada ahí… podemos pensar
que es un castigo, pero los juguetes realmente se la pasan muy bien, cuando consiguen olvidar que están ahí
por el rechazo de los niños humanos, que cada día prestan más atención a los aparatos tecnológicos que a los
juguetes tradicionales; de cualquier manera, algunos juguetes llevan ya una larga temporada varados en
aquella tienda, como ejemplo está Beary, un precioso oso de felpa con la cara más tierna del mundo, quien es
el que más tiempo ha estado en la tienda, siempre esperando, todos los días pone su cara más tierna y espera
que algún día un niño o niña deje de ver su móvil o aparato y lo observen a el, quien está dispuesto a ser fiel y
dar amor a quien se pronuncie su amo.
Esta juguetería es especial, sin duda alguna, pero no es bueno no ser observado. Si algún día te topas con ella,
te recomiendo que dejes de jugar en el móvil o consola portátil y pongas atención en todos los juguetes, en
todos los detalles que tienen,  trata de identificar la mirada de anhelo que te presentan, procurando proyectar
la futura alegría que estos te podrían dar, si tan solo pones atención y vives tu infancia como debe ser.
El hada de los Deseos (Hadas)

Kate era un joven muy simpática y  de un corazón bondadoso.  Todo los días recorría la ciudad con su varita en
mano en busca de algún niño o niña al cual pudiera hacer feliz.
Katherine, como ya habrás imaginado, no era una joven común y corriente: Kate era una hada, un hada de la
felicidad.
Día tras día,  al caer la noche, la joven hada tenia que ir a la reunión de las hadas de la felicidad, en dicha
reunión todas sus compañeras contaban aventuras y experiencias respecto a lo que les había ocurrido en el
día y a los niños que les habían cumplido deseos.
Nuestra pequeña amiga, se iba todas las noches muy triste, porque nunca podía contarles nada, ya que en
nunca había conocido a alguien que la necesitara realmente. Siempre encontraba niños que pedían  dinero o
juguetes nuevos y costosos. A pesar de que Kate les cumplía los deseos no dejaba de sentirse triste porque los
niños pedían cosas materiales.
Tras mucho pensarlo, Kate encontró una posible solución, y es que nunca había ido a buscar más allá de la
ciudad, en la cual la mayoría de los niños tenían todo lo que sus padres les podían comprar y eso los hacia
felices, aparentemente.
La mañana siguiente, con una energía renovada gracias a su descubrimiento, decidió que ese día iría al pueblo
llamado Tecpan a probar suerte.  Tras unas horas de vuelo por fin llego al pueblo. No tardó mucho en
encontrar a unos pequeños niños que jugaban con el lodo.  Kate se acercó a ellos y le dijo:
–       Hola, me llamo Kate, soy un hada de la felicidad y vengo a concederles un deseo. ¿Cómo se llaman?
–       Yo soy Julia – Respondió la niña
–       Yo me llamo Jerry – Contestó el.
–       Bueno,  ¿ y qué les gustaría que les concediera?
 
Tras unos minutos de pensarlo y discutirlos los dos dijeron al mismo tiempo:
– Desearíamos que estos pasteles de lodo que estamos haciendo se convirtieran en reales, para darles un
poco a todos nuestros amigos.
Kate se sorprendió mucho, ya que por primera vez en su vida había escuchado un deseo sin pretensiones y
lleno de bondad, nunca había pensado que algún día escucharía un deseo para nada ambicioso  y con lagrimas
de felicidad en los ojos movió su varita y convirtió los pasteles de lodo en ricos pasteles de chocolate.
Ese día varias personas fueron felices, en primer lugar todos los niños que comieron de los deliciosos pasteles
y también Kate, quien por fin tuvo algo digno de contar en la reunión de esa noche  y aprendió que los
mejores deseos, son aquellos que buscan beneficiar a otros también. 
El encierro (Suspenso)

No sabíamos cuánto tiempo más tardarían en venir a abrirnos la puerta. Cada mañana pasaba una monja por
las habitaciones de toda la escuela y con gritos agrios nos sacaba de nuestro sueño y del calor de las sábanas
que era lo único cálido en aquel internado. Entonces, todas las alumnas nos despedíamos de la paz y la
tranquilidad para internarnos en un día lleno de obligaciones y de responsabilidades: éramos los engranajes
fundamentales de aquel sistema, eso creíamos.
Ese miércoles la monja no había aparecido como de costumbre. Ya se había pasado la hora de levantarse,
incluso la del desayuno, y nosotras continuábamos en nuestros dormitorios. Las niñas más inquietas se habían
levantado y daban vueltas por el pequeño recinto, ansiando que llegara la monja para correr hacia el comedor
y zamparse el desayuno que siempre era brevísimo, como todas las comidas del pupilaje. El resto, las que
como yo apreciaban el sabor del sueño y de las sábanas, aprovechaban para quedarse en esa nube cálida y
esponjosa.

Pasaban las horas, continuábamos allí. Ya todas de pie, vestidas, mirábamos fijamente la puerta. La hora del
almuerzo había pasado y nuestros estómagos chillaban de forma descomunal. Comenzamos a gritar, pidiendo
ayuda de forma desesperada. Nadie vino a socorrernos.
Pasamos así todo un día. Cuando llegó la noche, volvimos a acostarnos, confundidas y muertas de hambre. No
creo que ninguna haya pegado ojo esa noche. A la mañana siguiente la monja pasó por cada habitación a la
hora de siempre y abrió las puertas; cuando le preguntamos qué había ocurrido nos trató como si
estuviéramos desvariando.

La vida afuera seguía tal cual la habíamos dejado; nadie nos había echado de menos ni se había preocupado
porque pasáramos todo un día sin dar señales de vida. Entonces fui consciente de lo poco que valemos las
personas cuando somos contenidas o refugiadas en instituciones.
Al cabo de algunos días, convencidas de que nadie nos daría una respuesta certera y de que cada vez nos
miraban de forma más extraña, decidimos dejar de cuestionar lo acontecido ese día; y aunque nunca nos
explicamos qué fue lo que en verdad ocurrió, continuamos con nuestras vidas como si aquel miércoles no
hubiera existido.
Los Zapatos de la esquina (comedia)

Bob era un muchacho demasiado rebelde y agitador, todos los profesores se quejaban de el, de sus palabras y
conducta. Todos los días tenia que cumplir horas en detención por las cosas malas que hacía y lo peor de
todo: Bob era un bully, un chico al que le encantaba burlarse de otros, hacer bromas de mal gusto e inclusive
algunas veces golpear a otros compañeros que eran indefensos.

Sus padres atribuían su mala conducta al colegio, los maestros se la atribuían a sus padres, a Bob le daba lo
mismo, disfrutaba burlarse de los demás en todo momento, tiraba las charolas de las manos de los alumnos,
les ponía la zancadilla cada que podía, se burlaba de su forma de vestir e incluso de enfermedades que
pudieran tener. Era una persona de muy mal corazón.

Caminando hacia su casa, después de salir de una detención un par de zapatos en una esquina llamaron su
atención, no eran los más espectaculares que había visto en su vida, pero ¿qué importaba? Estaban
abandonados en la calle, parecían nuevos y según su pensamiento, quien encuentra algo se lo queda. Al llegar
a su casa decidió ponérselos para ir al cole en la mañana, no veía la hora de poder lanzar una patada o
ponerle la zancadilla a alguien con sus nuevos zapatos.

El sol anunció la llegada de la mañana, Bob, muy entusiasmado se calzo los zapatos, le sorprendió mucho que
fueran de su talla, eran perfectos. Bajo a desayunar sintiendo mucha emoción y se dirigió al cole. En el camino
pudo sentir sus piernas temblando de la emoción, lo que le satisfacía en gran medida. A más de medio camino
el temblor en sus piernas comenzaba a ser más notorio e incontrolable, como acto de magia sus pies se
movieron de una forma divertida y apresurada. Cuando llegó a su salón de clases los alumnos no pudieron
resistir una carcajada pues bailaba incontrolablemente y resultaba un espectáculo realmente gracioso.

Con cada hora que pasaba sus pies se movían más y más pasando de bailar polka a Flamenco en minutos, en
cada salón que visitaba sus compañeros estallaban en carcajadas por sus graciosos movimientos. La noche
llegó, Bob se sentía muy mal, por fin había vivido en carne propia lo que significaba ser el sujeto de burla y no
le gustó, al llegar a su habitación comenzó a llorar arrepintiéndose de todas las cosas malas que había hecho
en contra de sus compañeros, para su sorpresa los zapatos fueron desapareciendo poco a poco y sus piernas
comenzaron a responderle. Muy feliz con esto y aprendiendo su lección, decidió pedir disculpas a todos sus
compañeros y profesores. Nunca se pregunto el origen de los zapatos, para el no más relevante que el hecho
de haber cambiado como persona, ahora era un joven completamente diferente, se preocupaba por los
demás y ayudaba de corazón a otras personas. Todo gracias a los zapatos de la esquina… ¿Quién sabe? Si hay
un bully molestando quizás los zapatos aparezcan cuando menos se lo espere.
El verdadero inventor de la radio (Historico)
La radio es uno de los grandes inventos del siglo XX, cuyo origen data de finales del siglo XIX. Tal fue su
importancia que la persona que lo patentó, el inventor italiano Guglielmo Marconi, recibió, uno años después,
el prestigioso Premio Nobel. Pero, en realidad, Marconi no inventó la radio, aunque sí fue quien construyó la
primera y el que la patentó. Fue el ingeniero serbocroata Nikola Tesla el verdadero inventor de la radio. De
hecho, en 1943 Tesla recuperó la patente. Esta es la historia.
Casi veinte años después de que se inventara el teléfono, Guglielmo Marconi envió las primeras señales de
radio. Marconi estaba fascinado por el descubrimiento que había hecho Heinrich Hertz y de las ondas de
radio, y se dio cuenta de que se podían usar para enviar y recibir mensajes de telégrafo, refiriéndose a él
como telégrafos inalámbricos. Corría el año 1894.
Las primeras transmisiones de radio de Marconi fueron señales codificadas que se transmitieron a solo una
milla de distancia. Marconi se dio cuenta de que tenía un gran potencial, por lo que le ofreció el invento al
gobierno italiano. Al rechazar este el invento, Marconi se mudó a Inglaterra, presentó la patente y siguió
experimentando. 

La primera emisión pública de radio fue un evento deportivo que se produjo en 1898, cuando Marconi mostró
los resultados de la Regata Kingstown a las oficinas de un periódico de Dublín.
Al año siguiente, Marconi abrió la primera fábrica de radio en Chelmsford, Essex, y estableció un enlace de
radio entre Gran Bretaña y Francia. En 1901 se estableció un vínculo con los Estados Unidos. En 1909, Marconi
fue premiado con el Premio Nobel de Física por sus "contribuciones al desarrollo de la telegrafía sin hilos",
junto al inventor alemán Karl Ferdinand Braun.

Pero el telégrafo inalámbrico de Marconi solo transmitía señales. La voz en el aire, como la conocemos hoy en
día, llegó en 1921. Marconi pasó a la transmisión de onda corta en 1922.

Sin embargo, Marconi no fue el primero en inventar la radio. Cuatro años antes de que Marconi comenzara a
experimentar con el telégrafo inalámbrico, en 1884, el serbocroata Nikola Tesla se mudó a los Estados Unidos
e inventó el modelo teórico de la radio. Un año antes Tesla había conseguido transmitir energía
electromagnética sin cables, construyendo el primer radiotransmisor. De hecho en 1897 presentó en el Reino
Unido diecisiete patentes, entre ellas la primera patente sobre un sistema de radio. Marconi utilizó estas
patentes para construir la radio que él mismo patentaría poco después. 

Tesla intentó sin éxito obtener un mandato judicial contra Marconi en 1915. Pero no le sirvió de nada. En
1943, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos revisó la decisión. Tesla fue reconocido como el inventor de
la radio, a pesar de que no construyó una radio.
El carpintero enamorado (romántico)
Hubo una vez un joven llamado Daniel, quien a parte de ser hijo de un gran mago, era un carpintero al que le
fascinaba construir cosas para la gente.
Un día la señora Ginn fue a la carpintería en donde Daniel trabajaba, llevando consigo a su  joven hija Regina.
Al verla, Daniel supo el significado de “amor a primera vista”, Regina era una hermosa señorita, de cabello
negro y unos impresionantes ojos azules.
–      Buen día, mi nombre es Daniel ¿en que les puedo ayudar? – preguntó un poco atontado.
–       Estoy buscando algo muy especial, mi hija se casará en algunos días con un hombre muy adinerado y
necesito un par de sillas muy lujosas para que ella y su futuro esposo se sienten durante la ceremonia.
Daniel sintió una punzada de dolor en el corazón, fijó la vista en Regina y descubrió en su mirada un esbozo de
tristeza mezclada con coraje; Lo supo en seguida: Regina no quería casarse con ese hombre.  Tras darle las
especificaciones de las sillas que quería, la señora Ginn se fue, llevándose a Regina consigo, quien lanzó una
mirada triste acompañada de una media sonrisa hacia Daniel.
Tras mucho meditarlo, Daniel acudió con su padre, el mago más famoso de la ciudad y tras explicarle la
situación de Regina y decirle que se había enamorado de ella, su padre le dio unos polvos mágicos y le susurró
unas instrucciones.
El día de la boda, todos estaban impecables, el salón decorado con motivos blancos y dorados, las mesas tan
llenas de comida podrían alimentar a una familia por más de un mes. Daniel localizó el punto en donde debía
poner las sillas, las cuales eran preciosas, con acabados tan finamente detallados que parecían de la realeza.  
Cuando termino de colocar las sillas en su lugar, puso los polvos mágicos en la que se tenia que sentar Regina,
y con una sonrisa salió del salón.
La ceremonia comenzó, todos estaban emocionados, solo había una cara triste entre la multitud: la de Regina,
quien no podía dejar de pensar en aquel joven carpintero, de quien se había enamorado con solo verlo.
Al llegar la hora de que todos tomaran sus asientos, Regina sintió como que la silla la jalaba tan de prisa que
no le dio tiempo ni de gritar. Todos en el salón dieron gritos de sorpresa, pues de repente la novia había
desaparecido justo enfrente de todos.
Daniel se encontraba esperando en la carpintería, ya había predispuesto todo: Un caballo y suficiente comida
para unas cuantas semanas.
Regina apareció de repente ante sus ojos, luciendo un poco desorientada, pero tan hermosa como el la
recordaba.
-Daniel, ¿tú hiciste esto? – Preguntó
– Si, y no me arrepiento, desde el momento en que te vi supe que si te casabas era contra tu voluntad. Quiero
que sepas que quede perdidamente enamorado de ti y algo me dice que tú también sientes lo mismo por mí.
Por eso te digo: si es verdad lo que acabo de decir, ¡escapa conmigo, dame la oportunidad de tener una vida
junto a ti!
Al escuchar esto Regina supo inmediatamente la respuesta: quería escapar con Daniel, quería tener una vida
con el. Se arrojo a sus brazos y le dijo:
–       Gracias por rescatarme de aquella boda, claro que quiero escaparme contigo.
Tras decir esto Daniel la llevó hasta donde tenia preparado el caballo y las reservas de comida, ayudó a subir a
Regina al caballo, subió detrás de ella, y  juntos cabalgaron hacia el final feliz que ambos merecían.
Las gafas, de Matías García Megías (microrrelato)

Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre no las uso nunca.

Sólo una vez…

Mi mujer dormía a mi lado.

Puestas las gafas, la miré.

La calavera del esqueleto que yacía debajo de las sabanas roncaba a mi lado, junto a mí.

El hueso redondo sobre la almohada tenía los cabellos de mi mujer, con los rulos de mi mujer.

Los dientes descarnados que mordían el aire a cada ronquido, tenían la prótesis de platino de mi mujer.

Acaricié los cabellos y palpé el hueso procurando no entrar en las cuencas de los ojos: no cabía duda, aquello
era mi mujer.

Dejé las gafas, me levanté, y estuve paseando hasta que el sueño me rindió y me volvió a la cama.

Desde entonces, pienso mucho en las cosas de la vida y de la muerte.

Amo a mi mujer, pero si fuera más joven me metería a monje.


Listomán, el inventor (ciencia ficción)
Listomán, el inventor Listomán era un inventor muy ingenioso que había diseñado todo de artilugios y
cachivaches para hacerle a la gente la vida más fácil. Sin embargo, no había conseguido todavía inventar algo
que le hiciera a él más fácil su trabajo, es decir, inventar.
Un día, cansado ya de pensar cómo hacer que inventar fuera más fácil, decidió dejar de inventar nada para
nadie que no fuera él.
-A partir de ahora -declaró Listomán ante el espejo- nadie disfrutará de mis servicios hasta que no consiga
crear el ‘inventafácil’, la única y genuina máquina de inventar con la que hasta el más tonto podría crear el
más ingenioso de todos los inventos.
Pasaban los días y Listomán no daba con la solución a su problema. Por mucho que dibujaba, montaba,
retorcía, remiraba y rebuscaba, Listomán no daba con la solución.
Y, mientras tanto, los pedidos para crear inventos se amontonaban en su buzón. Que si una silla que te ayude
a levantarte y a sentarte, que si un coche que pueda saltar por encima de los cruces para evitar accidentes,
que si una cama en la que solo haga falta dormir una hora para descansar completamente, que si un álbum de
fotos que te permitiera viajar en el tiempo, solo unos segundos, etcétera etcétera.
Pero Listomán, ni caso. Y como no cumplía con los encargos, Listomán no ganaba más dinero. Así que llegó un
día en que el dinero se acabó y Listomán se quedó sin recursos para seguir con su invento. Un invento en el
que, dicho sea de paso, había avanzado muy poco.
-¿Qué voy a hacer ahora? -se lamentó Listomán.
-Re-to-ma tu tra-ba-jo -se oyó decir. Era una voz metálica, robótica.
-¿Quién habla? -preguntó Listomán.
-So-y tu in-ven-to -dijo la voz-. Vo-y a a-yu-dar-te.
-¿Cómo? -preguntó Listomán-. ¿Vas a darme una fórmula para pensar más rápido, para hacer las cosas más
deprisa, para dar con la solución nada más ver el problema?
-No -dijo el invento.
-Entonces, ¿de qué me sirves? -dijo Listomán.
-Bus-ca los en-car-gos y em-pie-za a tra-ba-jar -dijo el invento.
-Vale, ya voy -dijo Listomán-. Mira, el primero. Veamos a ver.
EListomán, el inventorl invento de Listomán no le ayudó a pensar menos ni a dedicarle menos tiempo al
desarrollo de sus ideas. Le dio algo mucho más importante. Le hacía compañía, le ayudaba a pensar a través
de preguntas útiles y le ayudaba a encontrar los posibles problemas con los que se podía encontrar. También
le animaba cuando se encontraba atascado y le felicitaba cuando hacía algo bien.
-Pensé que no servías para nada, pero eres todo un amigo -le dijo un día Listomán a su invento.
-En-ton-ces llá-ma-me A-mi-go-mán -dijo el invento.
-Hecho, Amigomán -dijo Listomán.
Y así, fue como Listomán se dio cuenta que no se puede eludir el trabajo y el esfuerzo cuando se trata de
hacer algo importante, aunque con alguien que te apoya y te comprende es mucho más interesante.
NOVELA
De Toledo a Roma con amore. ®. 
Laura decidió olvidar el comercio familiar aquella noche de
luna, en el mismo instante qué aquel guapo rico americano la
besó frente a la Fontana de Trevi. 
Cuando su hermano Leopoldo le regaló aquel viaje turístico se
alegró pues se sentía estresada pero no quería o no podía
permitirse defraudar a su padre. Su progenitor la consideraba
la mejor de toda la empresa, a pesar de todo, Laura cogió
aquel avión y pasaría la pascuas fuera del país. Su familia sabía sobradamente que ella necesitaba aquellos
días de asueto, casi siempre viajaba sola y aquel viaje a la bella Italia la ilusionó sobremanera.  
Buscó acomodo en aquella pizzería romana, algo tímida, con ese aroma suyo, que provocaba la mirada
intensa de algunos elegantes y atractivos hombres italianos, no era perfume, sólo una pastilla de jabón la toja
regalo de su madre.  
No estaba muy segura de quedarse a cenar allí, pero aquel camarero con su sonrisa y buenos modales le
provocó un sonriso. 
– Notte di natale… Nochebuena… 
Los chicos italianos tan aseados y bien vestidos le gustaban, si bien no tenía por costumbre acostarse con
nadie sin haberle tratado antes, al menos un tiempo… Aquel camarero la convenció sólo con su acento y una
sonrisa. Su pizza estaba marchando. Entonces apareció él con su porte de yankee rico, seguro de sí tras su
sonrisa de nácar. La miró como si fuera la última vez y Laura quedó prendada de aquella mirada brillante y
azulada. El sonido del motor de una vespa color rojo con una guapa italiana sentada de lado, la devolvieron a
la realidad.
- ¿Me permite acompañarla señorita? Intuyo que ambos estamos solos en esta preciosa y milenaria urbe.
Laura no podía evitarlo, era demasiado bonita para que los hombres la dejasen en paz, esto y la expresión
dulce y  magnética de su bello mirar, hacia desvariar a cualquier sabio… 
Laura  no era totalmente consciente de su propia belleza y aquí radicaba parte de su hermosura y pureza
inspiradora. Anthony, nombre con el que se presentó el americano, hablaba un perfecto castellano, ignoraba
que Laura fuera española, tal vez lo sospechó o tal vez ya la conociera de haberla visto en alguna otra parte.
Lo cierto es qué la besó sorpresivamente y la llevó a sus brazos, como hacen los galanes de las películas
norteamericanas, sus aromas se entremezclaron durante unos segundos sin que Laura opusiese resistencia
aparente. La tos fingida del desilusionado camarero ahora los interrumpió y el bambino exclamó: 
- Scolpare signorina, su pizza. – Ella contestó en español: 
- No hay de qué.  Y miró a Anthony que requirió la presencia del metre pidiendo una botella del vino más caro
y exquisito. 
No intercambiaron palabras mientras bebían aquella carísima botella de vino de 500 euros, solamente se
miraban fijamente y tras apurarla, él se levantó de su asiento y compró una vespa a un joven que aparcaba
por allí, dándole el doble del precio de su valor por la motocicleta…. 
Deambularon por Roma como dos adolescentes enamorados y enfrascados entre copas y besos decidieron
pasar la notte di natale juntos, al amanecer Anthony subió a un lujoso vehículo con los cristales tintados de
negro dejando a Laura dormida en aquel magnífico hotel cerca del Vaticano… 
Cuando Laura despertó y no vio a su amante, buscó por la estancia alguna nota de despedida, pero no la halló,
tras la decepción descorrió las cortinas y contempló el bullicio de la plaza, mientras su hondo romanticismo se
hacía pedazos, en ese instante alguien llamó a la puerta de la habitación, se colocó su bata y abrió: 
−Buongiorno signora. Buon Natale. 
− Buongiorno. Buon natale. Buenos días. Feliz navidad 
−  (Alguien dejó esto para usted en la recepción) 
− Oh. Grazie… 
Fue el ramo de rosas más bonito que había visto jamás y en su interior había una nota: "Preciosa Laura. Siento
haberme marchado de esta manera, tal vez algún día volvamos a vernos. Tú no eres quién dices ser, eres
mucho más que eso, eres poesía perfumada, que no merezco, eres la musa de los sueños de cualquier
hombre. Te dejo una solicitud para que la rellenes, después de lo que me contaste anoche, lo mejor que
puedo hacer por ti ahora es aconsejarte que hagas lo que verdaderamente te gusta. Cuídate mucho. Espero
que las rosas te hayan gustado. Feliz Navidad. Anthony. "
Después de leer la nota colocó las flores en un bonito jarrón con agua y apretó la esquela contra su pecho,
varias lágrimas humedecieron su bello rostro, nunca había sentido nada parecido por nadie, fue tan poco
tiempo pero de una intensidad tal, que su soledad de años se disolvió como gotas de lluvia en una mañana
soleada… 
 
Capitolo secondo. 
Laura sacó de su zurrón una toallita color celeste, se secó el sudor y bebió un largo trago de agua mineral
refrescante. Paró el paso. Aquel aroma a pino montañés había que respirarlo y tras unos minutos recobró el
resuello. Aún le restaba un kilómetro de cuesta polvorienta, ese había sido el trato. Dos preciosas golondrinas
parecían divertirse haciendo acrobacias ante sus ojos, sonrió. Por un instante tuvo el anhelo de salirse de su
ruta y perderse por aquel hermoso paraje natural que la rodeaba. 
 Hacia largo tiempo que Laura escribía relatos y cuentos a escondidas de su padre. No se atrevía a sacarlos ni
hablar de ello para no defraudar a su progenitor que la necesitaba sobremanera para dirigir los negocios
familiares y ella no quería defraudarlo ni a su familia tampoco, por esto ocultaba su verdadera vocación. 
 Tuvo que desembolsar mil euros para estar allí y se excusó del trabajo aduciendo motivos vacacionales. ¿Lo
conseguiría? Si ganaba aquella prueba le publicarían su novela y así podría iniciar una vida nueva cerca de su
familia pero escribiendo que era su gran pasión escondida. 
El sonido de un todo terreno que subía desde la loma la espabiló. El conductor, un fornido deportista, aceleró
cuando la vio levantando una polvareda intensa que provocó un poco de tos en ella. 
- ¡Siga, no se pare, ya le queda poco! – Gritó el monitor antes de que desapareciera con su Jeep – 
Aunque hubo adelgazado unos kilos seguía teniendo unas piernas esbeltas fuertes y preciosas de piel sedosa y
cuidada. Solamente utilizaba su jabón preferido y una crema natural para después de los baños. Aceleró el
paso decidida a coronar aquella empinada vereda rodeada de pinos y abetos en la lejanía casi nevada,
derretida ahora por los comienzos del estío. No llevaba bagaje amoroso en su corazón mente lo dejó dos días
antes por el barrio judío de Toledo antes de iniciar su nueva andadura. Sabedora que tendría que darlo todo
para superar aquella dura prueba y la nostalgia por un ser amado sería un serio hándicap para su resiliencia. 
Una señora sexagenaria muy bien cuidada con el pelo pincho teñido de color morado le esbozó una sonrisa
exquisita y le entregó un sobre, agregando: - Siga ese caminito hasta la cabaña número ocho. Una vez allí
desvístase, póngase el traje de baño y vaya hasta el muellecito del río. Allí le espera el coordinador de la
prueba con los árbitros literatos y sus ayudantes, también sus competidores. Mucha suerte, buenos días. 
Se sentía muy feliz. Le gustó su cabaña y la decoración. Abrió la ventana del final de la sala y contempló el
valle verde, una vista no apta para el vértigo. Ojeó también unos minutos la escena natural y sus ojos
brillaron. Fue cuando alguien tocó a su puerta. - ¿Si? ¿Quién es? – Soy el jefe del proyecto. ¿Me abre por
favor?... 
 

Autor novela: Jorge Ofitas.


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