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Arte y vida cotidiana en Cuenca

durante los siglos XVI al XVIII, una


cercana relación
Juan Martínez Borrero
Doctor en Historia
Profesor Universitario. Becario del Ministerio de Industrias de España y del Ministerio de Relaciones
Exteriores de España. Investigador y Subdirector Técnico en el Centro Interamericano de Artesanías y Artes
Populares. Varios proyectos, investigaciones y publicaciones.

Universidad de Cuenca. Cuenca - Ecuador.


juan.martinezb@ucuenca.edu.ec
Fecha de recepción: 11 de febrero de 2015 / Fecha de aprobación: 16 de abril de 2015

Resumen

En este artículo se desarrolla un recorrido por las relaciones entre la vida cotidiana y el arte en Cuenca,
ciudad de tercer orden de la Real Audiencia de Quito, durante los siglos XVI al XVIII. Se establecen las
condiciones en las que se funda la ciudad y la creciente demanda por artesanos y artistas, cuyas obras se
destinarán fundamentalmente a solucionar las urgencias de la supervivencia más que a grandes encar-
gos religiosos. El aislamiento relativo de Cuenca produce una creciente oferta de bienes locales aunque
nunca se renuncia del todo a objetos importados de prestigio. Las condiciones cambian en el siglo XVIII
y es posible observar el desarrollo de manifestaciones plásticas que mantienen una profunda relación
con la vida cotidiana, siendo los más notables en dimensiones y complejidad los conjuntos de pintura
mural, que constituirán un ejemplo sobresaliente del arte cuencano con características únicas en los
Andes.

Palabras clave: vida cotidiana, arte y artesanado, pintura mural, Cuenca Ecuador.

Abstract

The close relationships between daily life and the arts is examined in this paper with reference to Cuen-
ca, a third order city in the Real Audiencia de Quito, between the 16th and the 18th centuries. The author
defines the conditions of the city foundation and the growing demand for craftsmen and artists alike,
whose work are destined to fulfill daily requirements more than to cover important religious commis-
sions. Cuenca’s relative isolation provokes a growing offer of local goods, although prestige imported
items are always present. The change in conditions during the 18th century drives the development
of local artistic manifestations, closely related with daily life. Large and complex mural paintings with
unique features will become an outstanding example of local art in the Andes.

Keywords: everyday life, arts and crafts, mural painting, Cuenca Ecuador.

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Anales. Revista de la Universidad de Cuenca / Tomo 57 / Cuenca, julio 2015 / pp. 145-160
ISSN 1390-9657
ISSN 1390-9657 Juan Martínez Borrero

Introducción versas posibilidades interpretativas es posible


acercarse a la comprensión de una sociedad que
Estudiar el tema de la relación entre la vida co- ha consolidado un sentido de identidad local en
tidiana y el arte en Cuenca, ciudad de la Real Au- vísperas de los movimientos políticos que darán
diencia de Quito fundada en forma relativamen- lugar a la Independencia.
te tardía en 1557, permite mirar el desarrollo de
una sociedad en que, a partir de su fracasada ilu- El recorrido permitirá entender la relación que
sión minera, se debió construir otras formas de existió entre la vida cotidiana y el arte ante la ca-
sobrevivir en un entorno natural abundante en rencia de obras de gran magnitud propias de los
recursos agrícolas y pecuarios, pero distante a centros de poder político.
los centros principales de producción, intercam-
bio y consumo lo que volvía muy compleja la su-
pervivencia. La información que se encuentra en Sobrevivir en la nueva ciudad
los archivos históricos muestra el pronto desa-
rrollo de oficios diversos a lo que se incorporan La ciudad de Cuenca fue fundada por orden del
numerosos artesanos indígenas, quienes a par- Marqués de Cañete, Andrés Hurtado de Mendo-
tir de estas, y otras actividades, no solamente za, el 12 de abril de 1557, lunes santo, por Gil
llegan a niveles de excelencia, reconocidos por Ramírez Dávalos. El acta que se conserva, como
toda la población, sino que pueden ocupar físi- la primera página del Primer Libro de Cabildos,
camente el entorno de la traza urbana, viviendo refiere no solamente el nombre de los vecinos
pared contra pared con la población. que se asentaron en esta nueva urbe, sino tam-
bién las disposiciones que se establecieron para
Para comprender como se desarrolla la vida co- organizar la administración, el territorio, la eco-
tidiana en Cuenca durante la fase temprana de la nomía y la vida. No fue esta la primera ocupa-
colonia, esto es entre los siglos XVI y XVII, debe- ción española en el territorio, antes escenario
mos acercarnos a la tarea de hombres y mujeres de enfrentamientos entre incas y cañaris, sino la
que contribuyen a consolidar los patrones de continuación de viejas aspiraciones impulsadas
comportamiento de la población, no solamente por el propio Francisco Pizarro a pocos años de
en el ámbito privado sino también en el público, la captura y muerte de Atahualpa.
a través de sistemas simbólicos entre los que “la
distinción” asume importancia. Los datos muestran como las tierras y los indí-
genas de esta zona fueron encomendados a Ro-
Con el transcurso de los años la situación eco- drigo Núñez de Bonilla, habiéndose desarrolla-
nómica de Cuenca se mantiene en gran medida do, como actividad primera, la siembra de trigo
estable, aunque no pueda hablarse de pobreza y la molienda de harina que fue posible con la
tampoco existen grandes capitales basados en construcción de un molino de cámara hecho con
la explotación del trabajo del indígena, que hu- los grandes dinteles de los palacios destruidos
biesen posibilitado la construcción de grandes en la guerra que enfrentó a Huáscar y Atahual-
obras arquitectónicas o importantes comisiones pa. El trigo pudo haber sido entregado por fray
religiosas. Para mediados del siglo XVIII se afir- Jodocko Ricke al encomendero Núñez. Hoy este
ma que en la ciudad “abunda la plebe blanca” y molino se levanta a poca distancia de Pumapun-
que, por ejemplo, sus iglesias “son pocas y po- go, junto a un conjunto de nichos trapezoidales
bres”, pero en este marco surge una de las obras en caliza que formaron parte de un espacio sa-
pictóricas clave para la comprensión de la vida a grado inca. Las aguas que movieron el molino
finales del siglo XVIII, que es el excepcional con- hidráulico bajaban en torrente por la actual ca-
junto mural del Carmen de la Asunción vecino a lle Larga, circulando por el costado de una pe-
la Plaza Pública. queña ermita, quizá fundada bajo la advocación
de San Marcos, sobre el antiguo usno en el que
A través del análisis de las condiciones en las se realizaban libaciones al sol con la dorada chi-
que se crea esta obra y la referencia a sus di- cha de maíz.

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Este pequeño e inicial recuento, permite enten- Cuenca durante el periodo comprendido entre
der que la presencia española estuvo acompa- 1557 y 1670, en que una ciudad alejada del mar
ñada de un afán económico que iba de la mano y de las principales rutas de comercio, resuelve
de la construcción de viviendas y la aplicación mediante producción propia casi todo lo que se
de tecnologías de larguísima data, siempre apo- requiere para sobrevivir. Así se menciona la pre-
yadas por la presencia indígena, escasa y frag- sencia de, al menos, alfareros y tejeros, carpin-
mentaria en la zona, y que se manifiesta en la teros, plateros, pintores y escultores, tenerías,
comparecencia de don Juan y de don Fernando zapateros, silleros, petaqueros, botoneros, fabri-
Leopulla, caciques cañaris, que firman el acta de cantes de instrumentos musicales, guitarreros,
fundación de Cuenca, señalando que de ella les cajeros y organeros, trompeteros, sombrereros,
vendrá beneficios para su gente y que no tienen sastres, herreros, molineros y panaderos, obra-
nada que oponer a la presencia hispana en su jeros y textileros domésticos, albañiles y barbe-
territorio. ros (Arteaga, 2000).

Las antiguas huellas de la casa de Núñez de Bo- En este dispar listado encontramos aquellos
nilla, junto a los molinos descritos, establecen que posibilitan el crecimiento urbano por los
características que luego serán comunes en la ar- oficios vinculados a la construcción, los que
quitectura cuencana, esto es la presencia de pa- elaboran prendas de vestir imprescindibles, los
redes de adobe y bajareque, espacios interiores asociados con oficios productores de alimentos,
amplios, porque estaban dedicados a actividades los que hacen instrumentos musicales diversos,
múltiples, pórticos techados, con asientos de tie- para los oficios religiosos y para fiestas privadas
rra llamados poyos, y el uso de columnas de ma- y fandangos, los que se encargan de herrar y en-
dera cilíndricas. El techo de esta primera casa re- jaezar a los caballos, entre otros.
cuperada (Landívar, 1984) habría sido de paja, al
igual que el del cobertizo que se encontraba en- Muchos datos son interesantes, por ejemplo la
cima del primer molino, y de los posteriores que presencia, temprana, de contratos de aprendi-
ya son de arco y bóveda, aunque se usan también zaje de oficios varios, que muestran la necesi-
las piedras labradas de los edificios incas. dad de ampliar la oferta en un medio en pleno
crecimiento y con fuertes expectativas, luego no
La respuesta pronta a las necesidades de edifi- cumplidas, de expansión minera. Por otra parte
car estas construcciones solamente puede lo- asume importancia la participación amplia de
grarse con la participación de los indios de la diversos grupos raciales, en calidad de artesa-
zona, quienes parecen en un primer momento nos, blancos, indios, mestizos y mulatos, están
echar mano de antiguas técnicas constructivas y entre los que realizan estos contratos, como
más tarde haber aprendido lo que los españoles maestros y como aprendices.
querían, haciendo suyo el dominio de las prácti-
cas artesanas en forma muy semejante a la que En este mundo colonial temprano, no hay dife-
se señala para el México temprano (Gruzinski, rencia alguna entre el status social de los pin-
2007). Habría que suponer que esta gran ha- tores y escultores y los de los demás artesanos,
bilidad para la imitación y la adaptación de las tal como señala Arteaga, cuyos datos permiten
técnicas españolas no debió haberse limitado asomarnos a la presencia de indios y mestizos
solamente a la arquitectura sino que incluiría que asumen oficios urbanos.
también la carpintería, forja y herrería, el traba-
jo en cuero y los nuevos tejidos, a más de oficios El pintor indígena don Joan Guamanlema, del
“prohibidos” para los indígenas como la platería. que existe información documental entre 1597
y 1618, da origen a “una dinastía de artesanos
nobles” ya que sus hijos Carlos y Joseph desarro-
Primeros artesanos, pintores y escultores llan esta misma tarea a la que se suma su pro-
bable pariente don Francisco Díaz Guamanlema,
Es a Diego Arteaga al que debemos una visión todos ellos en la primera mitad del siglo XVII. En
pormenorizada de los oficios artesanales en el mismo periodo, el pintor Pedro Quito, quien

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gracias al dinero de su madre Catalina Juncal, in- san Francisco o la de san Antonio, muestra como
dia que logra riqueza como una de las primeras la influencia del adoctrinamiento religioso que
mindalas de Cuenca, especializada en la venta de se desarrolla en este colegio alcanza en épocas
sal y otros géneros, puede viajar a Quito para es- tempranas a Cuenca; quizá, aunque no se men-
tudiar pintura. Luis de Amores es otro maestro ciona en los documentos, el número de indíge-
pintor, del que dice Arteaga tiene un posible ori- nas de la zona que viajó a Quito a formarse con
gen quiteño, aunque su pertenencia étnica está los franciscanos fue mayor del que suponemos,
en duda, ya que a pesar de ser descrito como de allí que en esta ciudad los oficios artísticos
“mestizo montañés en hábito de español con que se desarrollan tempranamente están asocia-
espada y daga” es según otros indio; su esposa dos con el culto religioso. Tal vez Luis de Amores
es doña Joana Cullquiyaco, y su hijo Gabriel de fue también alumno del Colegio de San Andrés.
Amores será escultor. Otros indígenas pintores
serán don Diego Quinatocta Zumbaguana, natu- Apoya la idea que de Cuenca fueron muchos
ral de Mulaló, y Cristóbal y Blas Faycán así como indígenas a Quito al colegio franciscano, el que
Lázaro y Antonio (Arteaga, 2000). estuvo bajo la tutela de Andrés Hurtado de Men-
doza, Marqués de Cañete, fundador de esta ciu-
Estos pintores, de los que no se sabe si realiza- dad y quien tuvo especial interés en que la urbe
ron obras al lienzo o se especializaron en pin- se desarrollara, no sorprendería el que algunos
tura de objetos, logran una posición económica de los alumnos fuesen financiados por el mismo
algo desahogada, son propietarios de tierras o Hurtado de Mendoza. En la fundación de Cuenca
se dedican a la compra venta de caballos (Artea- se hará constar dos solares para “la casa del se-
ga, 2000). ñor San Francisco” a corta distancia de la plaza
pública y en cuyo delante se establecerá la plaza
En 1630 la india Joana era pintora y carpintera y de mercado cuando, en 1558, se declaran vacos
en 1642 la india Francisca carpintera. Pero ¿Qué los solares del vecino Sebastián Palacios, que
obras se realizaban? Está claro que no sobrevive había fallecido sin edificar y sin descendencia,
ninguna de dicha época en Cuenca, con alguna según señala Márquez Tapia (Márquez Tapia,
notable excepción, pero, como señala Arteaga, la 1995). Por otra parte el mismo fray Jodocko
esposa de Luis de Amores, la mencionada doña habría estado en la provincia de Tomebamba
Joana Cullquiyaco, años antes de la fundación de Cuenca, en donde,
como recordamos Núñez de Bonilla tenía como
posee una escultura de Nuestra Señora, en encomienda de pan sembrar. Posteriores inves-
bulto y en blanco, una de san Francisco, una tigaciones deberán aclarar este tema.
de san Antonio, una de ángel, pequeña y
además cuatro lienzos: uno de nuestra se- De igual interés resulta la referencia a oficios
ñora de los Ángeles, grande, uno de la trans- que históricamente serán importantes en Cuen-
figuración de san Francisco, y santa Gertru- ca, entre ellos la elaboración de cerámica, los
dis y un Ecce Homo (Arteaga, 2000, 67). tejidos o los instrumentos musicales, actividad
esta que tendrá su cima en la segunda mitad
En el Colegio de San Andrés de los franciscanos del siglo XVIII con el maestro Antonio Esteban
en Quito, según los documentos, parece haberse de Cardoso, destacado fabricante de órganos de
formado Pedro Quito o Juncal. En este centro no tubos en Cuenca y el norte del Perú.
solamente se adiestraba a indígenas o españoles
pobres en oficios artísticos o mecánicos, aspec- La cerámica se sitúa en el límite entre la arte-
to este sin embargo de gran importancia, sino sanía y la cocina, sin mencionar en este caso la
que, además, se daba atención fundamental a la importancia enorme de la elaboración de tejas
formación cristiana como eje del trabajo diario y ladrillos, a la que se dedica un notable núme-
(Lepage, 2007). El encontrar en el testamento ro de indígenas, aunque frecuentemente como
de doña Juana Cullquiyaco, viuda del pintor Luis operarios de empresas propiedad de españoles
de Amores, de probable origen quiteño, imáge- y mestizos.
nes asociadas con los franciscanos, como las de

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La cerámica importada aparece con alguna aguacate, a más de abundantes cañaros. En los
frecuencia en inventarios y testamentos, así valles abrigados se introduce tempranamente
se mencionan “platos de China” como parte de la caña de Castilla, destinada a la elaboración de
los bienes locales de prestigio, que por su parte azúcar blanca y aguardiente en ingenios y desti-
también han sido encontrados en las investiga- lerías a veces administradas por indios.
ciones arqueológicas en Cuenca, aunque en muy
pequeñas cantidades, pero datada entre 1550 y La amplia disponibilidad de azúcar, también de
1750 (Jamieson, 2003). Abunda, en contraste, la panela y miel de caña, influirá en la abundancia
mayólica estañada proveniente de Panamá y los de dulces de frutas variadas, conservas, boca-
restos de mayólica cuencana junto a cerámica dillos, manjares de leche, manjar negro y otras
vidriada con plomo, aunque la mayor parte de variedades, algunas de las que se exportarán
objetos cerámicos son elaborados con barro en forma de “cajas de dulces” hacia el norte pe-
rojo sin vidriar, cuyo uso no se restringe a las ruano, a lomo de mula, acompañadas de alguna
ollas, sino que también se emplea para elabo- imagen de santo en su pequeño altar o cajón.
rar cuencos de paredes finas, platos hondos y
tendidos, a más de las grandes vasijas en las Edificar la ciudad a partir de las primeras dis-
que se almacenaba el agua de lluvia en los pa- posiciones en las que se señalaban solares para
tios o en las que se recogía la melaza de caña los vecinos, los edificios públicos, como la cárcel,
en los ingenios cañeros. Esta cerámica roja, de y religiosos como la iglesia mayor, y la entrega
color degradado y terminada mediante un en- a las órdenes religiosas, que tardarán en llegar
gobe a veces pulido, se elabora cerca de Cuen- como es el caso de los dominicos, es tarea com-
ca, particularmente en Jatumpamba en donde plicada y para ello no bastaba con lo que seña-
destaca fray Gaspar de Gallegos, para 1582, ló originalmente el Cabildo, por ello se designa
la existencia de una antigua tradición de ce- al carpintero Francisco de San Miguel, quien
ramistas del “tiempo de los incas”, que elabo- llegará a ser alarife mayor de Cuenca, para que
raban objetos de gran calidad y aceptación en trace a cordel las manzanas con sus respectivos
todo el territorio del corregimiento. solares, haciendo las calles rectas y orientadas
en dirección este-oeste con el especial cuida-
Así estos primeros artesanos y artistas en Cuen- do de que las tiendas de propios y otras que se
ca serán parte de una sociedad en la que se esta- construirán, estén sobre el camino que conduce
blecen lentamente prácticas culturales que per- a Guayaquil para facilitar el comercio, actividad
durarán hasta bien entrado el siglo XX aunque que tendrá gran importancia para la naciente
muchos de los los oficios desaparecerán hace ciudad. Durante esos primeros años, a partir de
largo tiempo. 1557, San Miguel se hará cargo de obras impor-
tantes contratadas y pagadas con fondos del Ca-
bildo, hasta que se le encarga en septiembre de
La vida en Cuenca y su entorno 1558 la supervisión de todas la edificaciones, a
cambio de un sueldo anual de sesenta pesos oro,
En los huertos de las casas urbanas, algunas ha- entre ellas, según señala el acta, “tiendas, casas
bitadas por indios y mestizos y en los grandes del cabildo, audiencia, cárcel, y otras obras...”.
espacios del monasterio de Monjas (Conceptas)
se cultivarán, junto a los árboles locales de chi- Los indios son, nuevamente, los encargados de
rimoya, aguacate, capulí (del que desconocemos edificar las casas con “el zaguán, sala, cámaras,
si fue introducido desde México) o las plantas recámaras de un alto para la chimenea” según
de achira, higueras, membrillos y perales, las contrato de 1599 (Arteaga, 2000, 122). Algunas
manzanas aún no estarán aclimatadas. En los te- casas fueron levantadas por el indio o mestizo
rrenos campesinos junto a las chacras de maíz, Pedro Alonso Márquez, otras por los caciques de
con su compleja producción complementaria de Macas, Juncal y el Sígsig, para ello se usaba cal,
porotos, sambos, zapallos y limeños, nabos de ladrillo y las tejas que se producían en hornos
chacra y ocasionales sembríos de habas y alver- cercanos a la ciudad, a veces de propiedad de los
jas, se levantarán árboles de guaba, de lúcuma y mismos constructores.

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El empleo de la teja es un símbolo de status y Más tarde al son de guitarras, requintos, vihue-
pertenencia a los grupos dominantes, pero im- las, arpas y tambores o cajas, de hechura arte-
plica también una posición económica sólida sana local, podría armarse el baile cuyo calor
que no siempre existía en la ciudad, por ello no vendría también de la chicha de maíz y del trago
es raro que a los constructores se les adeudase de caña, con aguardiente y sangorache. No sería
importantes sumas y que, en muchas ocasiones, rara la participación del cura, bien avenido a los
los indígenas fueran prestamistas de los espa- festejos abundantes.
ñoles y criollos tal como se señala en algunos
testamentos de esta primera época. Para la ocasión habría que vestir los trajes más
ricos y coloridos; los indígenas y algunos mes-
La ciudad y su arquitectura, constituía también tizos usarían ropajes que en poco recordaban
una frontera social, aunque espacialmente per- a los antiguos, pero las mujeres sin duda con-
meable, con la que se intentaba establecer dis- servaban el alça anaco, la moro lliclla, la moro
tancias con los indígenas con cuya concepción pacha, la liquilla moro moro para usarlas es-
del mundo chocaba (Jamieson, 2003, 141). pecíficamente en estos momentos de gran im-
portancia social (Arteaga, 2000, 63). Ponchos
de lana tejidos en callua, de colores vivos, ro-
Comer, beber y vestirse bellamente jos de la grana, amarillos del gañal, el chapi-
co o el rumibarba, verdes del molle o el aliso,
Es así entonces que en las celebraciones de los se juntaban a los marrones teñidos con nogal
santos cuyas imágenes pintaron o tallaron los en bandas de degradación imposible. Alguno
Guamanlema, Amores, Quito o los Faycán, se que otro vestiría ponchos de algodón, propios
podrían haber servido dulces de leche y fruta, de los jinetes de la zonas más cálidas y que se
a más de productos de maíz y trigo, quizá unas comerciaban en Cajamarca y Trujillo, de color
formas antiguas de la huminta, que sólo llega- blanco, impecables con bandas de azul añil, tin-
rán a convertirse en chumales cuando la máqui- te que se compraba en las tiendas y abarrotes y
na Corona sustituye a la molienda en piedra y que se conseguía de los comerciantes tratantes
al incesante balanceo de la mano curva sobre el con Guatemala, teñidas cuidadosamente me-
choclo tierno. diante la técnica de los “hervores” en frío hasta
obtener un color profundo e indeleble (Penley,
Los bizcochos a la tarde se servirían con el cho- 1988).
colate adecuadamente preparado en agua y
batido, con ese invento español que es el moli- Pero por igual se fabricaban los vestidos de
nillo, para producir abundante espuma, secre- hombre y mujer al estilo español, por lo que
to indudable del sabor y la textura. Quizá los las sastrerías, abundantes en la ciudad, cumpli-
quesos frescos o amasados también estuvieron rán con la importante función de confeccionar
en las mesas y sus tajadas, de profundo sabor desde los sencillos trajes diarios a los comple-
salado, se sumergían en las humeantes tazas jos y embellecidos vestidos de las damas y los
de colorada loza, de porcelana y con alguna fre- caballeros con el empleo de telas europeas de
cuencia de coco guarnecido con plata. El cho- Flandes, Ruán, Milán, España y sedas y tafetanes
colate así servido era una muestra de hospita- chinos de contrabando, aunque también se usa-
lidad, ampliamente desarrollada en los Andes, ban tejidos de los obrajes de Quito y algunos de
y constituía uno de los gestos propios de estas México y de la India por vía de Portugal.
sociedades en construcción (Jamieson, 2003,
272). A esta sabrosa y cálida bebida se suma- Para embellecer aún más los trajes se usa hilo
ría la oferta de yerba mate o paraguay, servida de oro y plata, trencillas, chaquiras, cintas co-
en bombillas de coco con su sorbete de plata loridas, detalles de lino o pasamanos de oro o
(ídem) y que pasa de mano en mano en gesto seda que se conseguían a precios muy altos en
que horroriza a los que no están familiarizados las tiendas de propios.El sastre Pedro Chicaiza,
con esta práctica. indio, elabora:

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…vestidos, capas, sayos, mantas, balandra- Entre los bienes de Sebastiana de Rojas, muerta
nes, jubones, herreruelos, ropilla, sayas, en 1683, constan, entre otros,
sotanas, mantelillos, capisayos en los más
variados textiles, dependiendo de la pieza o Un vestido de mi uso, la falda de tela de seda
del cliente: terciopelo, perpetuán, razo, jer- de color paja con su sombrero de corto fieltro
gueta y paño (Arteaga, 2000, 100). negro, otra falda de camelote azul cielo con
su chaqueta negra escindida con encaje...un
El vestido masculino y femenino, marca exte- vestido negro de tela de seda, falda y chaque-
riormente la posición social de los sujetos, su ta...tres y media varas de tela de seda de color
adscripción étnica y sus recursos. Al revisar los púrpura y cuatro y media varas de terciope-
testamentos de finales del siglo XVII, encon- lo negro...cuatro varas de tafetán rosa, ...tres
tramos datos magníficos sobre el tipo de ropa camisas de mi uso, los cuerpos de lino florea-
utilizada y su variedad. Muchas prendas eran do de Ruán y las mangas de lino de Bretaña...
importadas, aparecen ricos materiales y delica- algunas enaguas de lino de Ruán y veinte
dos detalles que son los que determinan “la dis- varas de lino floreado de Ruán el cual tengo
tinción” de los sujetos (Bourdieu, 1998). Creo para hacer algunas camisas...una falda de
que no es posible pensar que estos elementos cristal de Holanda, dos enaguas de bayeta de
plantean solamente la diferenciación con los la región, una púrpura y otra roja con arre-
indígenas, quienes también a su vez manejaban glos de sevillanetas...tres tocados, uno con un
la indumentaria como elemento de distinción y gran encaje de Flandes y dos con encajes de
símbolo de status social, sino que en una socie- Flandes medianos... (ANH/C L. 528 f. 44r.-
dad competitiva, como la colonial andina, cada 45r. en Jamieson, 2003, 222).
elemento dota de honor a los hombres y muje-
res pues este residía no sólo en la conducta sino Parece que Sebastiana comerciaba telas y pren-
en el propio cuerpo (Peristiany, 1968). das elaboradas, de ahí la presencia de varas de
tela y un gran número de enaguas, a más de los
Así, por ejemplo, en el inventario de los bienes costosos tocados con encaje de Flandes, que se
de Pedro Ortiz Dávila, muerto en 1672, alto fun- habían obtenido por comercio. Interesa desta-
cionario real, propietario de una extensa vivien- car la presencia de las enaguas de bayeta de la
da a un costado de la Plaza Pública y poseedor tierra, de colores muy vivos que posibilitan ima-
de diversos bienes y ganados (Jamieson, 2003, ginar un antecedente del traje de la chola cuen-
220), se menciona: cana que ya encontraremos plenamente defini-
do a finales del siglo XVIII.
Un vestido de mujer de Cambray con enca-
je de Flandes y un cinturón de seda blanca Los zapatos de cordobán o borceguíes se elabo-
con oro;...seis pañuelos, uno de lino de Ruán rarían con el cuero de la tenería de don Carlos
de cofre, recamado con seda amorada, otro Duchigatñay, cacique principal de Chunchi, tal
de encaje y cuatro comunes de lino floreado como se da en 1655 (Arteaga, 2000, 72), al igual
de Ruán, seis boinas adornadas con lino de que las botas de dos suelas con el cuero de la te-
Ruán de cofre, cinco sombreros, dos de ellos nería de los socios López y Pablos a plena satis-
de fieltro negro de castor, otro de lana negra facción del cliente. Pero, sin duda, la posibilidad
de la región, otro de lana blanca y el último de de calzar los zapatos de dos suelas abrochados,
color café proveniente de Castilla...una capa los botines de mujer o las botas de corchetes con
impermeable de camelote, una chaqueta de dos suelas, hechos por el zapatero don Joan Cha-
piel de cabra trenzada en oro con satén ver- pa, cuya tarea realizó durante décadas, era un
de y alineada con tafetán verde; seis pares de signo de mayor prestigio y distinción (Arteaga,
medias de seda, un par rojas y las otras cinco 2000, 77 y ss.).
negras;...cinco jubones blancos cortos;...y tres
sombreros de cuero (ANH/C L520 f.611 v.- Este cuadro, en nada imaginario, muestra una
614 r., en Jamieson, 2003, 221). sociedad compleja, quizá más que la que pensa-

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mos, en una época que suele tildarse de estática tor o escultor, muchas veces compartiendo el
y sin mayores sobresaltos. oficio o realizando contratos con el monasterio
o la iglesia para elaborar, como se hará también
en pleno siglo XX, tanto las tallas de los altares,
Un arte modesto púlpitos o retablos, como los muebles a más de
los lienzos y las esculturas religiosas. El destacar
Y en este contexto ¿Qué papel jugaba el arte? el oficio de determinados pintores no equivale a
Inicialmente parece muy difícil imaginar que la imaginar que su posición social sería diferente a
situación en Cuenca se asemeje a la planteada la de los demás trabajadores manuales, aspecto
para Quito de creación de “una nueva Jerusalén” muy claro también para Quito o el Cusco, y que
(Fernández-Salvador, 2007), con el extenso ma- sólo cambia en casos excepcionales en los que se
nejo de una iconografía sagrada que se extiende reconoce a los sujetos, individuales, como artis-
sobre un territorio predestinado hiperbólica- tas con identidad y renombre, propios.
mente a ser el nuevo centro del cristianismo en
el mundo.
La crisis del pacto colonial en el siglo XVIII
Si bien es notable la presencia de órdenes reli-
giosas y de clero secular desde los primeros años La Misión Geodésica Francesa, dirigida por Louis
de la ciudad, la escasez de recursos y la dura vida Godin e integrada, entre otros, por Bouguer, Jous-
vinculada en forma directa con el campo y el co- sieu, La Condamine y Seniergues, llega a Cuenca
mercio, sobre todo después del final del espejis- en el año de 1736. Lejos están los académicos
mo minero, que se produce tempranamente en y sus acompañantes españoles Juan y Ulloa, de
el siglo XVII, limitan en mucho los alcances de la imaginar la tragedia que les acompañará, fiel re-
arquitectura religiosa, tanto en las iglesias como flejo del choque de mentalidades entre los euro-
en los edificios conventuales. Tan notable es esta peos y los criollos y mestizos americanos.
situación que las iglesias en el siglo XVII serán
consideradas “pocas y pobres”, a pesar de algu- La Condamine se encargará a través de la famo-
nos detalles magníficos en sus interiores. Para sa “Carta a una señora en París” de popularizar
inicios del siglo XX, las iglesias coloniales de San- su versión de los hechos que rodearon la muer-
to Domingo, San Francisco, San Agustín, San Blas, te del cirujano de la expedición, Jean Seniergues,
San Sebastián, Todos Santos, la Merced y la de los en un tumulto durante la corrida de toros que
Jesuitas, han sido derruidas y reemplazadas por se efectuó en la plaza de San Sebastián, situada
nuevas construcciones en el boom expansivo muy cerca de la iglesia, parroquia de indios des-
que se asocia con el desarrollo de la exportación de la fundación de Cuenca. Ese día, 29 de agosto
cascarillera y de sombreros de toquilla. de 1739, el francés fue atacado por una turba,
en medio de un incidente confuso, cuando hacía
Apenas sobrevive alguna capilla rural colonial, gala de su amor público, y considerado adúltero,
como la de Susudel, a 80 kilómetros de Cuenca, con la bella Manuela Quezada, conocida como
edificada en la segunda mitad del siglo XVIII o la “la Cusinga”. A pesar del largo juicio que siguie-
Iglesia Mayor, hoy Catedral Vieja, cuya construc- ron las autoridades y el empeño de La Condami-
ción se inicia aparentemente con la fundación de ne, pocas penas se imponen y muchas menos se
la ciudad, a más de las pequeñas iglesias de los cumplieron. Así Diego de León, antiguo prome-
monasterios de El Carmen de la Asunción y de la tido de Manuelita resultó a la postre exculpado
Inmaculada Concepción, ambas del siglo XVIII. del crimen, que sin embargo manchó en forma
Es decir que apenas tres iglesias y una capilla, permanente la memoria de Cuenca, al extremo
pequeñas y modestas, muestran, con cambios que todavía en el primer cuarto del siglo XX, el
notables, como debió haber sido la arquitectura historiador Octavio Cordero Palacios se empe-
colonial cuencana. ñaba en la Revista del Centro de Estudios His-
tóricos y Geográficos del Austro de desmentir la
En Cuenca, aparece más bien con claridad la re- versión de La Condamine, publicando en forma
lación directa entre artesano carpintero y pin- extensa los documentos del juicio.

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Arte y vida cotidiana en Cuenca durante los siglos XVI al XVIII, una cercana relación

De este drama queda la imagen narrada por el la violencia física, en forma no muy distinta a la
escribano Vicente Antonio de Arízaga cuatro que por la misma época se daba en Chile o en
días más tarde del ataque, un 2 de septiembre: Castilla. Efectivamente los documentos de archi-
vo muestran una alta frecuencia de agresiones y
Doy fe y veo un cuerpo, al parecer muer- muertes violentas que no siempre se someten a
to, tendido sobre un estrado con alfombra, un veredicto jurídico.
amortajado con el hábito de nuestro padre
San Francisco, y a su lado, con cuatro velas
de cera de Castilla, de a libra, encendidas Manifestaciones locales del arte: Susudel
en sus candeleros de plata y cuatro cirios y las Conceptas
de cera de la tierra asimismo encendidos y
puestos en sus archeros de palo. Y pregun- Es este el contexto, que puede detallarse mu-
tándose a los presentes si aquel era el cuerpo cho más, en el que surgirán las manifestacio-
de don Juan me respondieron que sí, a quien nes de arte más destacadas de la Cuenca co-
en vida lo conocí y lo traté y comuniqué. lonial tardía, la pinturas murales de Susudel,
de las Conceptas y del Carmen de la Asunción,
Durante el siglo XVIII dos aspectos se destacan todas ellas parte de un movimiento de consoli-
en Cuenca, el primero la belleza de sus tierras dación de lo local en respuesta, creada históri-
y la fertilidad de los campos, la calidad de sus camente, a lo que se entiende como identidad
aguas, la enorme dedicación al trabajo de sus comarcana.
mujeres y la valentía y arrojo de sus hombres,
junto a la calidad de sus artesanías, para ese mo- Al parecer esa línea, que surge en el siglo XVI, de
mento sobre todo bayetas y tocuyos, conservas vinculación directa entre el oficio artesano y el
de frutas, jamones, quesos (como los de Parma arte continúa, a pesar de que, como menciona-
dirá Velasco), uno que otro cajón con su santo mos, algunos artistas se destacan en forma indi-
y alfombras elaboradas domésticamente.El se- vidual, en especial al haber asumido la posta de
gundo, el carácter conflictivo y violento de su la magnífica escultura en madera de los talleres
población masculina y femenina, retratado en quiteños, esto explicará lo que sucede a finales
la imagen que deja Merizalde y Santisteban a fi- del XVIII y hasta inicios del XX con la presencia
nales del siglo y el alejamiento de los principios dominante de los imagineros cuencanos, el más
religiosos, por falta de cuidado de los pastores destacado de los cuales es el “Lluqui” Gaspar
espirituales, junto a la frecuente indisciplina Sangurima.
frente a la autoridad.
La capilla de Susudel, situada en el antiguo ca-
Martínez Donoso (2013) estudia el sentido de mino de Cuenca hacia Loja, y por lo tanto en la
la violencia en Cuenca durante este periodo y ruta de comercio hacia Piura, Cajamarca y Lima,
concluye que, frente a las afirmaciones de los es una construcción apenas notable por sus di-
visitantes externos que destacan el complejo mensiones, pero que, consagrada por el obis-
carácter del morlaco, se encuentra una sociedad po Joan Nieto Polo del Águila durante su visita
que sobrevive difícilmente lejos de los centros pastoral a los territorios del Corregimiento de
de poder, con apenas algún ingreso financiero y Cuenca, sirve de límite territorial e histórico a lo
permanentemente coaccionada para la entrega que será el futuro obispado de Cuenca.
de recursos económicos a la Audiencia y el Vi-
rreinato, insegura por la disminución de los vín- El hallarse la capilla, en estado magnífico de
culos históricos con el norte peruano y obligada, conservación, debido precisamente a su aisla-
por la creación de la sede de Nueva Granada, a miento y al hecho de que el “progreso” arqui-
improvisar otros mecanismos de negociación tectónico tardó en llegar a esa zona en profun-
política con un territorio desconocido y dis- da crisis económica ya iniciada en el siglo XVIII
tante, y en este marco acostumbrada a resolver y que se mantiene durante los siglos XIX y XX,
muchos de los problemas de tensión interna por permite observar un conjunto que, a pesar de
haber sido retocado y renovado el 17 de mayo

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de 1880, se mantuvo casi como estuvo cuando Inmaculada Concepción. Esta edificación, situa-
fue consagrado. da a unos doscientos metros de la plaza central,
ocupa lo que fue en su momento la “mejor casa
En forma excepcional el conjunto de pinturas de la ciudad”, avaluada en cuatro mil pesos oro y
murales contiene la atribución a su autor y las en la que, para 1599, ya existía una capilla. Igno-
circunstancias históricas concretas, a más de rado por décadas, como los otros conjuntos mu-
fechas y otros elementos asociados con la con- rales, solamente sale a la luz hacia 1983, convir-
sagración de la capilla, esto permite conocer tiéndose en uno de los iconos artísticos locales.
el nombre de Joan de Orellana, oficial pintor, a
quien se puede atribuir un papel decisivo en los Algunos rasgos permiten vincular estas pintu-
murales de las Conceptas, un conjunto vincu- ras con las de Susudel, que fueron terminadas
lado con la máxima obra de arte cuencana del en 1752 y situarlas hacia 1760 cuando conoce-
XVIII, las pinturas murales de El Carmen. mos que Joan de Orellana, ahora tildado de don,
trabajó para las monjas quienes le pagan seis
Acabóse de pintar esta Capilla el día 20 de pesos por “una nave que izo”. La fecha probable
Febrero de 1752 por el depositario de gen- de estas pinturas se ve corroborada por la pre-
tiles Dn Joseph Serrano de Mora dueño de sencia de una imagen de la Virgen de la Luz que
esta hacienda de Susudel a su costa. Y la es- según el padre Vargas, data en su advocación
trenó el Ilustrísimo Señor Doctor Don Joan más antigua de 1758 (1967).
Nieto Polo del Águila Dignísimo Obispo de
esta Diócesis, con su misa y confirmaciones, Los murales de las Conceptas han sufrido nume-
día del glorioso Patriarca San Joseph a los rosos retoques a lo largo del tiempo y las pin-
19 días de Marzo de dicho año y se pintó por turas sobre las paredes, a pesar de algunos tra-
mano de Joan de Orellana, Oficial pintor. bajos de restauración, mantienen una capa de
barniz aplicada, casi con seguridad, en el primer
Los murales de Susudel se despliegan en las pa- cuarto del siglo XX. En otros espacios del monas-
redes con San Miguel Arcángel y San Ignacio de terio se encuentran también murales.
Loyola, en los arcos centrales con los evangelis-
tas con sus símbolos, y tras el ara, en donde hay Las pinturas de las dos salas muestran tres con-
un altar mayor pintado sobre el muro, el que se- juntos diferenciados, el primero, las pinturas re-
ría reemplazado por un altar tallado en madera ligiosas sobre el muro, el segundo, una somera
probablemente en 1880. cenefa que rodea todo el conjunto y el tercero
el techo semiabovedado que presenta también
Orellana, quien pinta los murales por encargo imágenes.
del dueño de la capilla, desarrolla un programa
ajustado a los dogmas eclesiales y que gira en No referiremos aquí en detalle el programa ico-
torno al concepto del triunfo de la iglesia, tal nográfico presente, pero sin distinguir cómo, en
como se observa en la mayor de las pinturas. la sala de profundis las pinturas giran en torno
Los continentes, representados por imágenes a la historia de la propia orden, con imágenes
de personas entre las que destaca la de una mu- de la Inmaculada, San Jerónimo, la Magdale-
jer emplumada de tez cobriza como América, se na y San Juan, vinculados con el nombre de la
sitúan bajo la égida del San Ignacio, único capaz fundadora del monasterio, la madre Magdalena
de mostrar el camino de Dios en la tierra. Los co- de San Juan, San Francisco y la madre María de
lores claros y brillantes se han conservado como Jesús de Agreda, religiosa de las órdenes de las
nuevos, lo que habla de un dominio técnico muy Conceptas autora de la obra “Mística ciudad de
apropiado, derivado de un gran oficio artesanal. Dios” y cuya historia oscila entre el rechazo y
la santificación al interior de la iglesia. A estas
El primero de los conjuntos de murales monás- imágenes se suma la popular presencia de San
ticos de la segunda mitad del siglo XVIII es el del Miguel Arcángel, que encontramos también en
refectorio y ante refectorio del Monasterio de la Susudel y el Carmen.

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En el refectorio la notable presencia de santos Cuenca, solía pasear en su caballo a la mitad de


jesuitas, en el momento en que la orden había la tarde, en dirección al río Grande y casi siem-
sido ya extinguida por breve papal, muestra la pre cruzaba por la callejuela de tierra junto al
profunda influencia que habían adquirido y monasterio de las Conceptas, un día 15 de enero
mantenían sobre Cuenca y la orden concepcio- de 1790, fue llamado desde la sala de visitas de
nista, al extremo que se habían convertido en las monjas para participar de un fandango. El
administradores de algunos de sus bienes. Allí escándalo fue mayúsculo y motivó una cédula
están San Francisco Javier y San Ignacio de Lo- real un año más tarde conminando al Alcalde de
yola, junto a una pintura de la Virgen de la Luz; Cuenca a que realizara una detallada investiga-
pero también aparece la común imagen de San ción.
José y una delicada representación de Santa
Rosa de Lima. Al fondo la Última Cena está flan- ¿Cuál fue el hecho? Al parecer la rica y destaca-
queada por imágenes de la Oración en el Huer- da matrona cuencana, doña Ignacia Echegaray,
to y de Cristo azotado. Escasa es la calidad de la fue la organizadora de un sainete al estilo del
composición pero interesante la fisionomía. “Médico a palos” en el que participaron vestidas
de dama, de hombre, de médico, de clérigo, y de
Los atenuados colores, por los repintes, no per- clérigo betlemita algunas de las novicias. Al go-
miten tener una idea del estado original de las bernador, tomándole el pulso, la ofrecieron cre-
pinturas, sin embargo las que se encuentran en mor tártaro, pero esto fue suficiente para que
la cenefa y el techo o cielo raso, muestran el ca- “en la calle hicieran grande misterio del remedio
racterístico colorido vivaz de las obras del siglo aplicado” según declara la novicia Juana de Je-
XVIII. sús. La intención final fue la de lograr que la hija
de doña Ignacia, doña Jacoba Polo, casase con el
La obra podría ser considerada de carácter tra- gobernador. La descripción de los hechos puede
dicional hasta que se repara en los detalles de la fácilmente tergiversarse y volverse escandalo-
cenefa y del techo. Allí se muestran elementos sa, tal como hace Gonzáles Suárez, quien llega a
aislados que prefiguran la representación de lo afirmar que:
local que aparecerá más tarde en el Carmen de
la Asunción, particularmente interesa destacar Las virtudes habían sido expulsadas de los
la presencia de imágenes de animales, como la claustros y los vicios habían invadido los
de un esponjado pavo o de una rampante coma- santuarios; la relajación a la que habían lle-
dreja, o chucurillo, acompañados de cestas con gado los religiosos en tiempos de la colonia
frutas y flores. Las representaciones del natural, fue tan grande que no ha tenido semejante
son hasta cierto punto libres y muestran las re- en los fastos de la Iglesia Católica (González
laciones que existen entre la pintura mural, a la Suárez, 1970, vol. 2, 1389),
que podemos calificar de popular y otras expre-
siones plásticas como las figuras de nacimiento, Esto es atribuido por el insigne historiador a
los exvotos, los decorados en respaldos de sillas que los conventos habían abierto sus puertas
y bancas o en paneles de baúles o riscos, en los “...a todos aquellos que por la ilegitimidad de su
que resulta frecuente encontrar imágenes se- nacimiento, los cánones se les han cerrado, de-
mejantes. clarándolos indignos e inhábiles para recibir ór-
denes sagradas” (González Suárez, 1970, 1399).
Algunos mitos urbanos se derivan de críticas ¿Qué habrá pensado de la descripción del dis-
que monseñor Federico González Suárez realiza fraz de la novicia Rosa de Santa Ana, de “dama
a fines de la colonia al clero cuencano y en parti- descubierta de pechos y mui profana”?
cular a las monjas de claustro de la Concepción,
de las que dice llevaban una vida relajada, im- Por otra parte, y en forma intrigante, la cenefa
propia de una orden contemplativa. contiene también imágenes curiosas de rostros
y animales caricaturizados que son apenas visi-
Esta crítica se origina en el hecho de que José bles en el contexto y que no han sido estudiados
Antonio Vallejo y Tacón, primer gobernador de en forma específica. Tanto si se trata de un mero

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divertimento del autor o si tienen un carácter la pila de alabastro, junto a los árboles y flores
transgresor, sus características difieren de lo y en medio de gruesos muros de adobe que
que cabe encontrar en un monasterio de monjas ocultan el bullicio de la cercana calle, fue siem-
y tal vez obliguen a buscar respuestas en otra pre una experiencia conmovedora. Allí, en un
dirección. espacio de cerca de cien metros cuadrados se
despliega un mundo expresivo de gran comple-
jidad. Las mesas y bancas de madera se arriman
Al terminar la colonia: los murales del a la pared pero no impiden mirar cada detalle de
Carmen de la Asunción esta obra concluida, según cartela del ante refec-
torio en 1801, pero seguramente iniciada al me-
En forma muy semejante a lo que sucedió con nos 3 años antes, ya que el obispo José Carrión
los murales de Susudel o la Inmaculada Con- y Marfil, cuyo nombre aparece en uno de los
cepción, las pinturas del monasterio del Car- vítores, fue en esa fecha promovido a obispo de
men de la Asunción, fundado el 1 de agosto de Trujillo del Perú en remplazo de Baltasar Jaime
1682 y autorizado por Real Cédula de Carlos II Martínez Compañón y Bujanda quien a su vez
de 1679, fueron ignoradas casi completamente. fue designado a obispo de Santa Fe de Bogotá.
Cuando se conmemoró el tercer centenario de la
fundación, dos investigaciones sacaron a la luz El nombre de Martínez Compañón se menciona
las riquezas del lugar y de manera particular la aquí intencionalmente, pues su obra excepcio-
extraordinaria significación de las pinturas mu- nal “Trujillo del Perú” constituye un importan-
rales como “una ventana a la colonia” (Martínez te referente sobre la vida colonial tardía en los
Borrero, 1983; García y otros, 1986), hasta en- 12 volúmenes de ilustraciones, de los que se
tonces sólo se conocía que “había unas ingenuas han perdido los textos que debieron haberlos
pinturas en los muros”. acompañado conservándose apenas algunos
de los índices de contenido. Surge la pregunta
Desafortunadamente entre la década de los se- evidente si es que de alguna forma las pinturas
senta y los setenta del siglo XX, el área que ocu- del Carmen y la obra de Martínez Compañón
paba el monasterio se redujo aproximadamen- están vinculadas y es difícil imaginar que son
te a una cuarta parte de su extensión original, completamente independientes por la afinidad
habiéndose derruido antiguas construcciones de temáticas existente, por la correspondencia
para dar paso a edificios modernos, de muy mal cronológica casi exacta y por la vecindad de los
gusto, que ocuparon los espacios de huertos, obispados de Cuenca y Trujillo.
claustros y capillas de los que no queda registro
alguno. La construcción de una mirada sobre la realidad
local permite la creación de ambas obras, en me-
Monseñor Luis Alberto Luna Tobar, carmelita, dios distintos y diferente alcance y sentido. La
manifestó su extrañeza por los motivos de las sociedad criolla, que quizá debe dejar de enten-
pinturas del Carmen de la Asunción aunque derse como la española nativa de América para
siempre sostuvo que de alguna forma estarían ampliar su significado étnico, ha construido una
relacionadas con las normas teresianas, ya que visión del mundo particular y diferenciada, en
parecía inconcebible que en este monasterio de donde cada sujeto ocupa un espacio específico y
clausura las monjas pudiesen haberse apartado puede entender el mundo que le rodea.
de la ortodoxia. Es posible que tuviese razón,
pero habría que preguntarse cómo se interpre- Hay una clara conciencia de una sociedad con
taban las disposiciones acerca de la vida con- etnicidad múltiple, diversas pertenencias cul-
ventual en este distante rincón de las Españas. turales, complejas relaciones entre sujetos y ta-
reas mutuamente vinculadas, sin que el enfoque
Penetrar en la penumbra del refectorio y ante de las imágenes se centre exclusivamente en la
refectorio, con los pasos amortiguados por los vida contemplativa o religiosa en general, aun-
grandes ladrillos cuadrados del piso y todavía que esta sea su marco. La atención y detalle que
con la luz cegadora del patio en el que echa agua recibe la vida cotidiana es notable y no podemos

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dejar de recordar los trabajos de Gruzinski so- aquí no hay nada sorprendente, pero cuando se
bre el uso de la imagen en México (2007). Este observa la representación en forma cuidadosa
tratamiento incluye en forma variada y con gran surgen inmediatamente varios elementos que
detalle también referentes al entorno natural y permiten conocer que la escena se desarrolla
a la diversidad de productos que podían conse- en el propio refectorio en el que está pintada,
guirse en la zona. así entre las doce monjas sentadas en la mesa
sagrada, número que replica el de los apóstoles,
Imágenes de indios, mestizos y criollos son vi- hay dos novicias, dos monjas de espaldas al ob-
sibles en actividades diversas, en ocasiones servador pero que miran de frente a Cristo, sir-
en una clara interacción que hace evidente los ven la comida y una monja lectora se sitúa a la
distintos roles, en otros casos se destacan imá- izquierda de la escena. Estas trece monjas y dos
genes aisladas que se asocian con actividades u novicias corresponden al número de religiosas
oficios y en alguna pintura su presencia se vuel- en el monasterio hacia 1800, según se encuen-
ve metáfora de lo local. tra en los registros de profesas.

Pero quizá es fundamental asumir estas repre- Este intento de volver local la imagen no se li-
sentaciones como un intento de reflejar en su mita a este tema, que podría ser coincidencial,
complejidad la vida de la época colonial tardía, pues se suman al menos otros dos elementos
cuando el pacto colonial había entrado en crisis intencionales. El primero es que el espacio en el
por las reformas borbónicas y se volvía eviden- que se muestra la escena es el propio refectorio,
te la tensión entre las formas de vida histórica- con su piso de ladrillos cuadrados y sus dos ven-
mente desarrolladas y las nuevas intenciones de tanas que dan hacia los huertos, se trata de una
creciente dominio por parte de la distante me- imagen dentro de su propio locus. El segundo y
trópolis. decisivo elemento viene de lo que se ofrece en
la mesa del milagro, ya que allí sobre un mantel
Las mismas imágenes religiosas sobre los mu- blanco están chirimoyas y aguacates, abundan-
ros retoman, como un gesto simbólico de com- tes y sabrosos en la región al extremo que, por
plejo significado, un concepto que parece haber ejemplo, Antonio de Alcedo dirá que las chiri-
sido fundamental para consolidar la presencia moyas de Cuenca son las mejores de la Audien-
del cristianismo en América, es decir la cercanía cia, mientras en platos junto a cada personaje se
de las manifestaciones religiosas y los sentidos muestran papas, o quizá frutas, una de las cuales
teológicos de un locus concreto, en este caso al toma Cristo para ponerle en la boca de la santa
propio monasterio del Carmen de la Asunción, para obligarla a romper su ayuno. Se crea así un
con el afán de crear relaciones emocionales que microcosmos sagrado que da sentido pleno a la
profundizaren el sentido de pertenencia. Las vida de las monjas, cercanas al mismo Cristo y a
monjas de este monasterio son partícipes de los la santa reformadora.
hechos sagrados, es decir que se recrean los mi-
tos fundacionales en este lugar, otorgándose un La creación de una iconografía religiosa propia
nuevo sentido al ritual religioso monacal. es evidente en otras escenas, que carecen de
antecedentes identificados, entre ellas el arribo
Esta puede ser una de las lecturas posibles para de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús a
todo el conjunto de murales, pero quizá la pintu- América en un galeón en el que se observan indi-
ra en el que esto se vuelve más evidente es la de viduos con etnicidad diferenciada, es así que en
“la comunión mística de Santa Teresa de Ávila” la proa del barco, mientras los santos pisan mi-
situada al centro de la parte derecha del refec- lagrosamente tierra americana, se observa a un
torio. En esta pintura, en la que como en las de- indio, un mestizo y un criollo que contemplan la
más se ha hecho uso de efectos ilusionistas, o de escena. Pero quizá la más bella y sugestiva ima-
trampantojo, como la del clavo pintado del que gen, es la de la Inmaculada con el sol en el vien-
pende el cuadro al óleo, siendo un mural, se ob- tre, interpretación del Apocalipsis de San Juan,
serva en el centro a Cristo que coloca en la boca que preside la entrada desde el ante refectorio
de Santa Teresa un bocado de alimento. Hasta al refectorio. Allí se observa a la mujer preñada

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del sol, que en el texto del apóstol de Patmos, es momentos, se desarrollaba para los banquetes
una metáfora de María que lleva a Dios. de carnaval; la hacienda con sus corredores con
pilares de madera, sus ventanas con enrejados,
Como podemos ver este arte mural religioso altos muros y techo de roja teja; juegos entre un
monástico, a partir de sus raíces teológicas y hombre y una mujer de alta posición social (de-
expresiones populares, construye símbolos pro- finida por sus ropas y joyas); la recolección de
pios en un momento en el que se ha alcanzado frutas como capulíes, membrillos, chirimoyas,
una conciencia local de identificación, pero sus granadillas y duraznos, en las que participan
raíces se encuentran en un largo proceso histó- por igual monjas y mujeres y hombres mestizos;
rico paralelo y a la vez distinto a las grandes ma- fiestas con músicos y personajes bailando; ban-
nifestaciones iconográficas que se encuentran, quetes con abundante comida y músicos acom-
por ejemplo, en Quito. pañantes, etc.

Las posibilidades de entender la construcción A estos elementos pueden sumarse las imáge-
de este concepto de lo local, asume múltiples lí- nes de frutas en bandejas, sostenidas a veces
neas en el Carmen, desde la propia concreción por manos que provienen de un cuerpo no vi-
del espacio, sacralizado como hemos señalado sible, representaciones de pájaros en distintos
más arriba, en el que también está el cielo en contextos, cercados y cestas de flores y la repe-
que los ángeles llevan cartelas o vítores que con- tición, enigmática, en cada una de las esquinas
memoran, como acto digno de ser contemplado del conjunto, de recolección de cocos en distin-
celestialmente, las pinturas y la memoria de tos ambientes y lugares e inclusive la presencia
sus promotores, el obispo José Carrión y Marfil, de un ofidio imaginario, con cabeza de perro,
Casimiro Astudillo y Herrera, capellán del mo- llamado por Juan de Velasco “el perro de Barra-
nasterio y la monja Leonor del Espíritu Santo, gán”.
priora.
Muchas son las razones para considerar que
Por otra parte el mismo paisaje puede ser en- estas pinturas muestran un mundo real al que
tendido culturalmente, señalándose los límites se otorgan sentidos también simbólicos y que
entre lo urbano y lo rural o lo natural y lo civi- incorporan visiones que pueden nutrirse de
lizado desde una perspectiva de práctica de la imaginarios populares y de formas de compor-
vida diaria en dichos contextos (Martínez Bo- tamiento concretas, rayanas en la transgresión
rrero, 2013). sobre las que difícilmente podemos encontrar
una crítica moral.
En el espacio que media entre los muros, con
sus pinturas y “esculturas” religiosas y el techo
en el que se representa al cielo, la cenefa pre- Conclusiones
senta la más rica imaginería, desplegada en casi
un centenar y medio de imágenes muy variadas En este recorrido de casi dos siglos y medio por
(Martínez Borrero, 1983). la vida cotidiana y el arte en Cuenca podemos
observar algunos elementos particulares entre
Las imágenes muestran una diversidad de ac- los que interesa destacar la manera como la eco-
tividades, el cuidado del ganado ovino a cargo nomía limitada en recursos, la casi inexistencia
de indígenas, el hilado de lana, la conducción de de excedentes de trabajo y la pobre acumula-
una mula en el camino entre Guayaquil y Cuen- ción de capitales no son capaces de sostener un
ca, que recuerda la descripción de Stevenson ritmo amplio y generoso de creación estética en
del viaje entre Guayaquil y Quito en 1808, y sus importantes obras arquitectónicas y artísticas,
peligros; la cacería de animales, venados y aves situación que cambiará, aunque casi en forma
entre ellos, utilizando arcabuces y cerbatanas y exclusiva en relación con la arquitectura, sola-
luego la forma como se los llevaba a hombros; la mente cuando la apertura hacia importantes
preparación de los alimentos en un entorno ru- mercados importadores permita el surgimien-
ral, en la “matanza del puerco”, que, entre otros to de excedentes de capital que se invertirán en

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Arte y vida cotidiana en Cuenca durante los siglos XVI al XVIII, una cercana relación

obras privadas y públicas comparables a las de tirán en otras edificaciones, como la Casa de las
otras ciudades del antiguo Quito. Posadas entre los siglos XVII y XVIII. Estos ele-
mentos formarán las bases del florecimiento del
Mientras tanto la vida transcurre entre el co- mural del siglo XVIII cuya línea podemos trazar
mercio, la agricultura y ganadería, alguna oca- hasta llegar al Carmen de la Asunción, máximo
sional aventura minera que crea expectativas ejemplo de esta manifestación.
nunca satisfechas, las pequeñas rencillas fami-
liares y parroquiales y la esperanza de cambio. Pero, precisamente por la estructura de tenen-
Pero al mismo tiempo la vida cotidiana se enri- cia de tierra y las mínimas posibilidades de acu-
quece en detalles que crean distinción, se solaza mulación, serán los monasterios de monjas los
en uno que otro ritual ciudadano, mantiene una que quizá constituyen la casi única oportunidad,
permanente actitud de relaciones familiares junto tal vez a la orden franciscana y su iglesia y
y sociales de gran amplitud y gira en torno al convento y los de los jesuitas, a más de la men-
trabajo y un ocasional divertimento masculino cionada Iglesia Mayor, para desarrollar obras de
o femenino. La posibilidad, de algunos, de desa- mayor alcance. Los monasterios del Carmen y
rrollar la vida en torno a la llamada, de manera de la Concepción, juegan un papel importante
grandilocuente, “hacienda”, cuando se trata en en la economía colonial al convertirse en pres-
realidad de pequeñas “quintas” o heredades tamistas de dineros a censo, cuyo interés, extre-
menores en la mayoría de los casos, se ve acom- madamente bajo, posibilita a veces contar con
pañada por la creación de un imaginario campe- un pequeño capital para negocios importadores
sino de carácter romántico, algo que se reflejará y limitadas inversiones. Es allí en donde el artis-
en forma excepcional en la pintura mural del ta, a la vez pintor, escultor, carpintero, ebanista y
Carmen que muestra precisamente una vida dorador, puede encontrar de vez en cuando un
de recursos agrícolas y pecuarios abundantes, contrato de interés.
diversión permanente y variadas actividades
entre productivas y lúdicas como ideal. Pero el Muchas de las obras que se realizan se orientan,
desarrollo de esta relación directa entre la vida como ya hemos señalado, también a oratorios
cotidiana y su representación en el arte se cons- familiares, pequeñas capillas y ermitas y a prác-
truye históricamente, ante la cercanía entre las ticas culturales como la de los nacimientos pero
manifestaciones estéticas y la satisfacción de los sin que pueda hablarse de una creación a gran
requerimientos diarios de la gente. escala.

A lo largo de los años, sin embargo, existen cier- Sin embargo la habilidad del artesano azuayo,
tas oportunidades para maestros pintores o y la diversidad de productos que es capaz de
escultores, especialmente estos últimos, cuyas elaborar, está registrada en múltiples contratos,
obras forman la base de la que será la importan- conciertos, herencias, legados y demandas que
te saga de imagineros que, como señalamos, do- se suceden a lo largo de los años. Esta produc-
minarán en especial la talla de cristos, algunos ción artesanal incluye una gran mayoría de in-
de ellos barrocamente sangrantes, como los de dígenas y mestizos profesionales que se suman
Sangurima y sus seguidores, muchos de anato- a otros maestros, oficiales y aprendices para
mía excepcional como en Velez y otros de deli- establecer una tradición vigente hasta fines del
cada piel blanca en la que la sangre corre como siglo XX.
detalle casi vívido como en el caso de Alvarado o
el discípulo de Pinto, Manuel de Jesús Ayabaca.
Los primeros años de la vida colonial serán
parcos en creaciones importantes y por esta Referencias bibliográficas
razón serán esos límites entre la artesanía y el
arte en donde se crearán las obras destacadas. Arteaga, D. (2000). El artesano en la Cuenca co-
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