Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2010232031
TESIS
JUICIO CRÍTICO
La invasión a Egipto por parte de Inglaterra fue para algunos una muestra de la grandeza y el
poder de occidente, para otros, una muestra del impertinente y constante espíritu imperialista
de las naciones europeas, en cualquiera de los dos casos, en general se presenta una sociedad
que legítima su proceder a partir de ciertos elementos que trataré a lo largo de este texto; me
referiré principalmente a aquellos que se fundamentan sobre la premisa de la existencia del
Hombre, asumido éste como sujeto temporal y trascendente, respecto a cualquier momento
histórico.
Se supone que existe un sujeto humano por todos reconocible y que posee
"derechos" de alguna manera naturales: derecho de supervivencia, de no ser
maltratado, de disponer de libertades "fundamentales" [de opinión, de expresión, de
designación democrática de los gobiernos, etc.]. Estos derechos se los supone
evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La "ética" consiste en preocuparse
por estos derechos, en hacerlos respetar.”1
1
BADIOU, Alain , LA ÉTICA, Ensayo sobre la conciencia del mal, Tr. Cerdeiras Raúl, Herder, 2003,
pág. 27
2
Para expandir este concepto conviene remitirse a la obra de Hegel capítulo "B. Autoconciencia" de la
"Fenomenología del Espíritu". En concreto en el apartado "A. Independencia y sujeción de la
autoconciencia; señorío y servidumbre" (págs. 113-121 de la traducción de Wenceslao Roces).
respeto sea una realidad. De hecho resulta paradójico que muchos “sujetos” parecen nacer sin
conocimiento de ese derecho, para lo cual también hay dispositivos de reorientación tanto de
pensamiento como de acción (pedagogía, escuela, etc).
“Inglaterra conoce Egipto, Egipto es lo que Inglaterra conoce; Inglaterra sabe que
Egipto no es capaz de tener un autogobierno, Inglaterra confirma que, al ocupar
Egipto, Egipto es para los egipcios lo que Inglaterra ha ocupado y ahora gobierna; la
ocupación extranjera se convierte, pues, en “el fundamento principal” de la civilización
egipcia contemporánea; Egipto necesita –de hecho, exige- la ocupación británica.” 3
Consecuente con la anterior sospecha, en el apartado del texto de Badiou (¿La muerte del
Hombre?), se muestran elementos interesantes que conllevan a cuestionarse la existencia de
ese sujeto Hombre, de naturaleza intemporal y universal (acá se debe tener en cuenta que la
afirmación del Hombre en términos locales también es susceptible de la misma crítica):
“Él (Balfour) sabe lo que sienten porque conoce su historia, la confianza que tienen en
hombres como él y sus expectativas. No obstante, Balfour habla por ellos, porque,
quizá, lo que ellos dirían si se les preguntara y fueran capaces de contestar, confirmaría
de manera superflua lo que ya es evidente: que son una raza sometida, dominada por
una raza que los conoce y que sabe mejor que ellos lo que les conviene.” 7
“Conocimiento (…) significa estudiar una civilización desde sus orígenes hasta su época
de esplendor y su declive, (…) Conocimiento significa elevarse por encima de las
contingencias inmediatas, salir de uno mismo y alcanzar lo extraño y lo distante. (…)
Conocer así un objeto es dominarlo, tener autoridad sobre él, (…) el conocimiento que
Gran Bretaña tiene de Egipto es Egipto.”10
7
SAID, pág. 62.
8
Dice Marx en su Prólogo a la contribución a la crítica de la economía política: “...en la producción
social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su
voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a
la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.”
9
Ver este concepto en la teoría filosófica de Deleuze-Guattari.
10
SAID, pág. 59.
11
Hay un interesante referencia a este punto en la página 40 del texto de Badiou: “Pero el mismo médico
no tendrá ningún inconveniente en que esta persona no sea atendida en el hospital, con todos los medios
necesarios, porque no tiene sus papeles o no está matriculado en la Seguridad social. ¡Responsabilidad
"colectiva", una vez más, obliga!”.
del Mal, que se supone es evidente a los ojos de cualquiera, por lo tanto universal, un mal
identificable por cualquiera.
“Las razas sometidas no podían saber lo que era bueno para ellas. La inmensa mayoría
eran orientales y Cromer conocía muy bien sus caracteres ya que había tenido con ellos
experiencias en la India y en Egipto. Para él, lo más cómodo respecto a los orientales
consistía en que, aunque las circunstancias pudieran diferir levemente aquí y allí,
gobernarlos era en todas partes más o menos lo mismo 12. Porque, naturalmente, los
orientales eran en todas partes más o menos iguales.” 13
En contraposición con esa pretensión de tener una ética de tales niveles casi, se evidencia más
bien, una estructura que apunta al control sobre los individuos, control indiscriminado,
enajenamiento. Lo anterior adquiere sentido a través de la lupa de Marx, quien decanta los
pilares sobre los cuales se erige el mundo moderno, develando unas intenciones concretas,
por encima de la “noble” labor del desarrollo del conocimiento, de la lucha por la libertad, de
la proclamación de los derechos. Conviene a estas intenciones concretas la creación de un
Hombre (concepto universal), intención ésta inviable pues su naturaleza no es intemporal;
remite a diversidad de situaciones propias de un determinado momento histórico (como ya
hace unos párrafos de había planteado), se devela entonces una ideología14 (conjunto de falsas
creencias que promueven el dominio de una clase); Said también hace una interesante alusión
al respecto:
No hay entonces una liberación, todo lo contrario, hay una dominación mediatizada, hecha
tradición, casi ineluctable, el acontecimiento, lo real, la singularidad, las demás culturas, se
ven desplazadas por el egoísmo de occidente, que ha convertido a la mayor parte del mundo,
a los países “subdesarrollados o de tercer mundo” en países serviles, presos de la imaginaria
libertad predicada constantemente por el discurso burgués (que según Marx, es una libertad
que realmente refiere a vender la mano de obra y a la capacidad de consumo). Estamos pues
sumidos en un momento histórico que ha hecho cultura de una ideología, ha forjado la falsa
evidencia las personas, de manera que atacar a cualquier supuesto, conlleva serias
consecuencias, la hostilidad es una de las más resaltables.
12
ROGER, Owen, “The Influence of Lord Cromer’s Indian Experience on British Policy in Egypt 1883-1907”, en
Middle Eastern Affairs, Number Four: St. Anthony’s Papers Number 17, ed. Albert Hourani, Londres, Oxford
University Press, 1965, pp. 109-139.
13
SAID, pág. 65.
14
Dice Marx de nuevo en su Contribución a la Crítica de la Economía Política: “ El conjunto de estas
relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia
social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser
social es lo que determina su conciencia.”
15
SAID, pág. 66.
“El hecho de que Balfour y Cromer hubieran sido capaces, como veremos, de
despellejar tan brutalmente a la humanidad hasta reducirla a esencias culturales y
raciales, no era, en absoluto, una muestra de su particular maldad; por el contrario,
indicaba con qué facilidad esa teoría general, una vez puesta en práctica, pasó a
formar parte de la corriente general de pensamiento y hasta qué punto fue eficaz.” 16
Con todo lo anterior encontramos que la muerte del hombre cuyas evidencias, entre tantas,
son la insatisfacción radical con el orden actual, insatisfacción con el egoísmo de occidente,
desconcierto frente a la servidumbre de muchos pueblos respecto a las denominadas
potencias, hastío con el asedio compulsivo de la publicidad y su creciente soberanía sobre las
dinámicas sociales, sus medios y aún peor, sus ideales (de belleza, de vocación profesional,
familia, etc).
CONCLUSIONES
No existe el Hombre (como concepto intemporal, universal, sustancia, absoluto), por lo tanto
el Hombre que predica la ética contemporánea debe morir, extinguirse, es un sinsentido hecho
evidencia, hecho tradición; a la par de una postulación de un Mal que asecha a ese Hombre, un
Mal que puede procurarle sufrimiento, un Mal identificable, también hecho evidencia, hecho
cultura, plasmado en la misma ley, por lo que a ésta le convierte en el dispositivo institucional
parar alejarse o alejar a otros del Mal. Esto se hace posible porque en este punto la ética se
puede caracterizar como la capacidad a priori para distinguir el Mal 17 en el marco de lo que
Badiou denomina la doctrina “media” kantiana; en este sentido hace una interesante síntesis
de este “nucleo de convicciones”18:
1] Se supone un sujeto humano general, de modo tal que el mal que lo afecta sea
universalmente identificable [aunque esta Universalidad reciba con frecuencia un
nombre totalmente paradojal: "opinión pública"] de tal modo que este sujeto es a
la vez un sujeto pasivo patético o reflexible: aquel. que sufre; y un sujeto que juzga,
activo, o determinante, aquel que ,identificando el sufrimiento, sabe que es
necesario hacerlo cesar por todos los medios disponibles.
2] La política está subordinada a la ética en el único punto que verdaderamente
importa en esta visión de las cosas: el juicio, comprensivo e indignado, del
espectador de las circunstancias.
3] El Mal es aquello a partir de lo cual se define el Bien, no a la inversa.
4] Los "derechos del hombre" son los derechos al no-Mal: no ser ofendido y
maltratado ni en su vida [horror a la muerte y a la ejecución], ni en su cuerpo
[horror a la tortura, a la sevicia y al hambre], ni en su identidad cultural [horror a
la humillación de las mujeres, de las minorías, etc.].
Cada una de las cuales son ideología, en el sentido anteriormente expuesto, hay más bien, una
suerte de desbordamiento de egoísmos, desapariciones, violencia étnica, competencia salvaje,
16
Ibíd., pág. 60.
17
BADIOU, pág. 32.
18
Ibíd., pág. 33.
no hay políticas de emancipación, la correspondencia de dicho sistema y la experiencia del
sujeto distan significativamente.
A este punto, acorde con el autor, se encuentra un hombre identificable con el pensamiento
afirmativo, por la verdad contenida en la infinidad de singularidades; en esta dirección hay una
correspondencia entre la humanidad y las situaciones singulares. La muerte del Hombre es la
ausencia de identidad del Sujeto. Si no hay identidad hay diferencia, hay un otro, sería en
efecto un posible camino para dirigir la ética.
BIBLIOGRAFÍA
BADIOU, Alain , LA ÉTICA, Ensayo sobre la conciencia del mal, Tr. Cerdeiras Raúl, Herder, 2003.