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Teorías acerca de la prohibición de regreso

i) Teoría subjetiva
En una perspectiva subjetiva, ROXIN46 sitúa el juicio de valoración en el grado de
conocimiento del actuante al momento de brindar su aportación. La teoría se
sintetiza del modo siguiente:
i) Si el actuante, al ejercer su actividad cotidiana, presta una aportación
a un tercero, sabiendo ─con un conocimiento seguro─ que éste utilizará
dicha aportación para cometer un delito, entonces la aportación deja
de ser inocua o neutral para alcanzar el nivel de una participación
punible. Se da una participación porque la aportación en este supuesto
muestra una relación delictiva de sentido47. Como ejemplo ROXIN pone el
caso del vendedor de artículos para el hogar, que vende un martillo, aun
sabiendo ─bien porque el mismo comprador así se lo ha dicho, o por
informaciones de terceros─ que el cliente usará el martillo para cometer
un homicidio. El vendedor responde penalmente como partícipe en el
delito de homicidio. Asimismo, responden por una participación punible
en los delitos que cometan sus clientes: el taxista que no se detiene en el
trayecto aún conociendo con certeza que el pasajero matará a alguien
en el lugar de destino, o que de allí recogerá el botín producto de un
delito, también el panadero, que vende panes a una mujer, a pesar de
conocer los planes de ésta, de matar a su marido infiel. O sea, basta con
que el actuante de un oficio cotidiano, en el ejercicio de su actividad,
realice una aportación que fácticamente coincide con el favorecimiento
a un delito, aun conociendo de una forma manifiesta la decisión del
autor de cometer un delito, para hacerse responsable penalmente como
partícipe.
ii) Pero, si el interviniente cuenta únicamente con la probabilidad de que
el autor cometerá un delito, es decir, sin tener un conocimiento seguro de
la resolución delictiva del autor, sino un conocimiento probable, similar al
del dolo eventual, entonces su responsabilidad se excluye por regir el
principio de confianza, en virtud del cual todos pueden confiar en que los demás no cometerán
delitos dolosos, en tanto que una “inclinación
reconocible al hecho” del otro no debilite esa suposición 48. Es el caso del
vendedor de un destornillador que no sabe con certeza si su cliente usará
dicha herramienta para ingresar a una casa ajena y perpetrar un hurto.
Igualmente, si el copiador de llaves se entera que el cliente planea
cometer un robo en una casa con la copia que le facilita, porque éste se
lo cuenta en son de broma, no se convierte en partícipe del robo, porque
no es probable que las bromas evidencien una inclinación reconocible a
cometer un delito. Aquí rige el principio de confianza, en virtud del cual,
todo copiador de llaves puede confiar en que sus llaves no serán
incluidas dentro de los planes delictivos de otras personas.

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