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DON DE CONSEJO

INTRODUCCIÓN
A lo largo de nuestra vida (chico caminando) recibimos muchos consejos de distintas
personas. Primero, cuando somos pequeños, de nuestros padres. En el colegio, de
nuestros maestros. Cuando somos jóvenes de nuestros amigos.

Sin embargo, son pocas las veces que consultamos al mejor consejero, el Espíritu Santo. É l,
a través del Don de Consejo puede cambiar nuestras vidas si verdaderamente nos
disponemos a oírle.

INDICE (presentar esquema)


Pero, ¿qué es Don de Consejo? En este video conoceremos a profundidad este don:

1ero: trataremos acerca de la definición del Don de Consejo. Y señ alaremos su diferencia
con la virtud de la prudencia.

2ndo: conoceremos la importancia y necesidad de este don.

3ero: hablaremos sobre los efectos del Don de Consejo en el alma.

4to: indicaremos algunos de sus vicios contrarios.

5to: finalmente, expondremos los medios necesarios para cultivar en el alma este don.

DESARROLLO

I. DEFINICIÓN
(1ero: escribir la definició n de piedad como una hoja de diccionario.)

CONSEJO.- Es un don del Espíritu Santo. Es decir, un há bito sobrenatural por el cual el alma
en gracia, bajo la inspiració n del Espíritu Santo, intuye rectamente, en los casos
particulares, lo que conviene hacer en orden al fin ú ltimo sobrenatural.

¿Qué significa esto?


a. Don del Espíritu Santo: es un há bito sobrenatural infundido por Dios en el alma
juntamente con la gracia santificante.
b. Bajo la inspiración del Espíritu Santo: esto significa que el Espíritu santo es la
ú nica causa motora, es él mismo quien mueve al alma en gracia a actuar. Sin
embargo, resulta imprescindible que el alma esté en gracia, y es por ello que
colabora como causa instrumental.
c. ¿Qué lo diferencia de la virtud de la prudencia? La prudencia sobrenatural se
guía por las luces de la razó n iluminada por la fe, es decir, actú a al modo humano.
Mientras que, el don de consejo intuye rá pidamente lo que debe hacerse bajo el
instinto y moció n del Espíritu Santo, es decir, al modo divino.
II. IMPORTANCIA Y NECESIDAD

Ahora que conocemos qué es el Don del Consejo, podemos intuir su importancia y
necesidad para nuestra salvació n. Ahora, ahondaremos aú n má s en este punto:

Primero, el Don del Consejo perfecciona la virtud de la prudencia. Esto es sobretodo


necesario para los casos repentinos, imprevistos y difíciles de resolver, que requieren,
sin embargo, una solución ultrarrápida, puesto que el pecado o el heroísmo es
cuestión de un instante.

De esta manera, mientras la virtud de la prudencia exige un trabajo má s lento y laborioso.


El Don de Consejo da una respuesta instantá nea e inmediata de lo que debe hacerse por esa
especie de instinto o connaturalidad característica de los dones.

(Algunos ejemplos de estos casos es saber conciliar la suavidad con la firmeza, le necesidad
de guardar un secreto sin faltar a la verdad, la vida interior con el apostolado, el cariñ o
afectuoso con la castidad má s exquisita, la prudencia de la serpiente con la sencillez de la
paloma.)

Y segundo, el Don del Consejo nos alcanza esa misericordia de la quinta


bienaventuranza. Y, junto con ello nos alcanza la bondad y benignidad propias de aquel
que rige sus acciones movido por el mismo Espíritu Santo.

III. EFECTOS

Como hemos podido ver, la importancia y necesidad del Don de Consejo radica, sobretodo,
en los efectos que produce en el alma una vez que empieza a actuar bajo el consejo del
Espíritu Santo. He aquí los principales:

1. Nos preserva del peligro de una falsa conciencia.


“Lo que queremos es bueno, y lo que nos gusta, santo.” – San Agustín.
Muchas veces, algunas inconscientemente, nuestros conocimientos, pueden
llevarnos a justificar nuestros actos, nuestras comodidades y caprichos. Sobretodo,
para los sabios y teólogos, en el Don de Consejo los preserva de invocar algú n
principio de moral, tal vez muy cierto y seguro en sí mismo, pero mal aplicado al
caso particular.
2. Nos resuelve, con inefable seguridad y acierto, multitud de situaciones difíciles
e imprevistas.
Es el efecto má s inmediato del Don de Consejo. Ocurre en situaciones apuradísimas
donde se exige una respuesta que a la razó n se hubiese costado horas de estudio
resolver.
En estos casos difíciles, como le ocurrió al Cura de Ars, el Espíritu Santo lo llevaba a
resolver arduas cuestiones morales en el confesionario a pesar de sus escasos
conocimientos teoló gicos.
3. Nos inspira los medios más oportunos para gobernar santamente a los demás.
Si bien el Don de Consejo se refiere siempre a casos concretos y particulares, este no
se limita al régimen puramente privado y personal de nuestras propias acciones. Por
el contrario, se extiende también a la acertada direcció n de los demá s como bien
necesitan los superiores y directores espirituales.
Tal es el caso de Santa Catalina de Siena, brazo derecho y consejera del Papa;
Santa Juana de Arco, que trazó planos y dirigió operaciones sin poseer el menor
arte militar; o Santa Teresita del Niño Jesús que desempeñ o con acierto en plena
juventud, el difícil y delicado cargo de maestra de novicias, que tanta madurez y
experiencia requiere.
4. Aumenta extraordinariamente nuestra docilidad y sumisión a los legítimos
superiores.
“Siempre que el Señor me mandaba alguna cosa en oración, si el confesor me decía
otra, me tornaba el mismo Señor a decir que le obedeciese; después Su Majestad le
volvía para que me lo tornase a mandar.” – Santa Teresa.
El alma gobernada por el mismo Espíritu Santo podría aparentar que no necesita
someterse a superior alguno. Por el contrario, estas son las má s dó ciles y sumisas
porque precisamente el Espíritu Santo les impulsa a ello: a reconocer en su superior
al mismo Dios como él lo manda.

IV. VICIOS OPUESTOS

Estos son la precipitació n, la temeridad y la lentitud excesiva. Un alma precipitada obrará


segú n su impulso en el determinado momento y no dará lugar a consulta alguna al Espíritu
Santo.

Por otro lado, la temeridad, producto de una excesiva confianza en uno mismo y sus
propias fuerzas impedirá al alma atender a las luces de la fe y a las inspiraciones divinas.

Finalmente, una lentitud excesiva en proceder a ejecutar lo mandado por el Espíritu Santo
podrá provocar que las circunstancias cambien y la ocasió n para actuar en el caso
particular se pierda.

V. MEDIOS

Finalmente, tras haber conocido en este video qué es el Don de Consejo, su importancia y
necesidad, los efectos que produce en nuestra alma y sus vicios contrarios, presentaremos
algunos medios para fomentar este don en nuestra alma.

Aparte de los medios generales para fomentar los dones del Espíritu Santo son el
recogimiento, la oració n, la fidelidad a la gracia, entre otros, los siguientes medios
específicos nos ayudará n mucho para disponer nuestra alma a regirse por el Don del
Consejo:
1. Profunda humildad para reconocer nuestra ignorancia y demandar las luces
de lo alto. La oració n humilde y perseverante resulta irresistible ante la
misericordia de Dios. Es por ello que es preciso invocar al Espíritu Santo en que
cada momento: al despertarnos, al comienzo de cada acción, en los momentos
difíciles, al tomar alguna decisión, entre otros.
2. Acostumbrarnos a proceder siempre con reflexión y sin apresuramiento. De
esta manera dejamos que el Don de Consejo actú e para suplir nuestra ignorancia e
impotencia cuando se dé el caso. Sin embargo, esto es contrario a no actuar cuando
tenemos todos los medios para hacerlo por la gracia ordinaria.
3. Atender en silencio al Maestro interior. Por en el silencio Dios habla, y es allí
donde el Divino Maestro revela las mayores lecciones de vida eterna. Es preciso
recordar que el Espíritu Santo habita dentro de nosotros, solo es necesario
escucharlo.
4. Extremar nuestra docilidad y obediencia a los que Dios ha puesto en la Iglesia
para gobernarnos. Imitando los ejemplos de los santos que hemos mencionado.
El alma dó cil, obediente y humilde está en inmejorables condiciones para recibir las
ilustraciones de lo alto. Nada hay, por el contrario, que aleje tanto de nosotros la voz
de Dios como el espíritu de autosuficiencia e insubordinació n.

(Antes de terminar, hagamos un rápido recuento acerca de lo que hemos aprendido


en este video sobre el Don de la Piedad.)

VI. CONCLUSIÓN

(Motivadora)

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