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INTRODUCCIÓN
A lo largo de nuestra vida (chico caminando) recibimos muchos consejos de distintas
personas. Primero, cuando somos pequeños, de nuestros padres. En el colegio, de
nuestros maestros. Cuando somos jóvenes de nuestros amigos.
Sin embargo, son pocas las veces que consultamos al mejor consejero, el Espíritu Santo. É l,
a través del Don de Consejo puede cambiar nuestras vidas si verdaderamente nos
disponemos a oírle.
1ero: trataremos acerca de la definición del Don de Consejo. Y señ alaremos su diferencia
con la virtud de la prudencia.
5to: finalmente, expondremos los medios necesarios para cultivar en el alma este don.
DESARROLLO
I. DEFINICIÓN
(1ero: escribir la definició n de piedad como una hoja de diccionario.)
CONSEJO.- Es un don del Espíritu Santo. Es decir, un há bito sobrenatural por el cual el alma
en gracia, bajo la inspiració n del Espíritu Santo, intuye rectamente, en los casos
particulares, lo que conviene hacer en orden al fin ú ltimo sobrenatural.
Ahora que conocemos qué es el Don del Consejo, podemos intuir su importancia y
necesidad para nuestra salvació n. Ahora, ahondaremos aú n má s en este punto:
(Algunos ejemplos de estos casos es saber conciliar la suavidad con la firmeza, le necesidad
de guardar un secreto sin faltar a la verdad, la vida interior con el apostolado, el cariñ o
afectuoso con la castidad má s exquisita, la prudencia de la serpiente con la sencillez de la
paloma.)
III. EFECTOS
Como hemos podido ver, la importancia y necesidad del Don de Consejo radica, sobretodo,
en los efectos que produce en el alma una vez que empieza a actuar bajo el consejo del
Espíritu Santo. He aquí los principales:
Por otro lado, la temeridad, producto de una excesiva confianza en uno mismo y sus
propias fuerzas impedirá al alma atender a las luces de la fe y a las inspiraciones divinas.
Finalmente, una lentitud excesiva en proceder a ejecutar lo mandado por el Espíritu Santo
podrá provocar que las circunstancias cambien y la ocasió n para actuar en el caso
particular se pierda.
V. MEDIOS
Finalmente, tras haber conocido en este video qué es el Don de Consejo, su importancia y
necesidad, los efectos que produce en nuestra alma y sus vicios contrarios, presentaremos
algunos medios para fomentar este don en nuestra alma.
Aparte de los medios generales para fomentar los dones del Espíritu Santo son el
recogimiento, la oració n, la fidelidad a la gracia, entre otros, los siguientes medios
específicos nos ayudará n mucho para disponer nuestra alma a regirse por el Don del
Consejo:
1. Profunda humildad para reconocer nuestra ignorancia y demandar las luces
de lo alto. La oració n humilde y perseverante resulta irresistible ante la
misericordia de Dios. Es por ello que es preciso invocar al Espíritu Santo en que
cada momento: al despertarnos, al comienzo de cada acción, en los momentos
difíciles, al tomar alguna decisión, entre otros.
2. Acostumbrarnos a proceder siempre con reflexión y sin apresuramiento. De
esta manera dejamos que el Don de Consejo actú e para suplir nuestra ignorancia e
impotencia cuando se dé el caso. Sin embargo, esto es contrario a no actuar cuando
tenemos todos los medios para hacerlo por la gracia ordinaria.
3. Atender en silencio al Maestro interior. Por en el silencio Dios habla, y es allí
donde el Divino Maestro revela las mayores lecciones de vida eterna. Es preciso
recordar que el Espíritu Santo habita dentro de nosotros, solo es necesario
escucharlo.
4. Extremar nuestra docilidad y obediencia a los que Dios ha puesto en la Iglesia
para gobernarnos. Imitando los ejemplos de los santos que hemos mencionado.
El alma dó cil, obediente y humilde está en inmejorables condiciones para recibir las
ilustraciones de lo alto. Nada hay, por el contrario, que aleje tanto de nosotros la voz
de Dios como el espíritu de autosuficiencia e insubordinació n.
VI. CONCLUSIÓN
(Motivadora)