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Los lugares alfa, debates (*)

Por Eduardo Suárez

Hace unas pocas semanas tuve ocasión de comentar en otro lugar una entrevista
de admisión realizada en el marco de este departamento de Salud Mental. Se
trataba de un sujeto que presentaba, para decirlo rápidamente, un cuadro que
podríamos calificar de depresivo. Se encontraba por terminar su tesis universitaria
y distanciado temporalmente de su pareja, con la cual había tenido una
convivencia un tanto apresurada, decía. Los nombres que le pone en la entrevista
a su malestar son dolor, angustia, y una especie de limbo gris que acompaña toda
su existencia. Lo que me interesó, por no decir inquietó, en esta presentación, fue
la alternativa en la que este sujeto decía que se encontraba:

“esperando ver qué va a pasar con su pareja, con la vida, con la tesis, si se vuelve
a su provincia o se va a otro país a la concha de la lora”

Es interesante porque esto ocurre en el paso de la posición del estudiante a otra


posición social, a la de trabajador, novio, padre quizás, de un tipo de lazo, la
universidad, a otro lugar en lo social que para él por ahora está sumido en un
horizonte opaco. Es inquietante porque un vel así, sobre el fondo del pozo
depresivo que enuncia, de desvitalización, ese “irme a la concha de la lora” más
que el repentino soplo de un espíritu aventurero parece un exilio a la griega, vale
decir, un sucedáneo del suicidio. Un dirigirse a un lugar pero sin tener la más
mínima idea de adonde se va.

Bien, en ese tránsito, en el medio, tenemos la consulta, el paso por este lugar.

Lo presento como introducción por que hace poco tiempo en una conferencia
sobre religión y cuerpo hablante, que pueden encontrar en internet, Eric Laurent al
resumir, de modo muy preciso, muy lacanianamente, la nueva configuración de la
psicología de las masas en el mundo contemporáneo decía que, por un lado,
encontramos al sujeto como corte, como lo que no tiene lugar en el mundo y que
no encuentra relación sino con el agujero de lo que sería su propia representación.

Es una formulación que recuerda a aquello a lo que Lacan se refiere cuando


formula el discurso capitalista y coloca al sujeto dividido en el lugar del agente, en
el comando de ese discurso. Ese sujeto que siempre se caracterizó por una
ausencia de representación en el mundo de las representaciones y que en el
discurso del amo aparecía representado por un S1, aquí aparece en su pureza
podríamos decir. Y, en efecto, si hay algo que caracteriza a la época es que allí
donde impera el capitalismo y su partenaire la ciencia, los grandes sistemas de
representación se disuelven, se evaporan, y el sujeto no tiene de dónde agarrarse
para ubicarse en el campo del Otro.

Por otro lado, y en una polaridad muchas veces presente en un mismo caso, están
los que sí encuentran una representación, como también subrayaba Eric Laurent.
Solo que esa representación la consiguen por colocarse bajo el yugo del saber. Se
trata del sujeto sometido a un saber, que si quiere permanecer en el lazo social
deberá capacitarse, seguir protocolos, y someterse a una evaluación permanente.
Si no lo hace, o no está a la altura…

De tal modo que, como muy bien lo presentaba este paciente, la elección
contemporánea podría ser caracterizada como o la alienación al saber o la
desinserción social.

Y se ha constatado incluso en su alternancia en las manifestaciones sociales que


tuvieron y tienen lugar en muchos lugares del mundo, en los movimientos del tipo
indignados u ocupy Wall Street, los cuales como ha sido muy descripto estuvieron
constituidos mayormente por egresados de universidades devenidos
desocupados.

Y esta alternativa de alguna manera también está presente en el argumento de


esta jornada cuando dicen:

“despejar ciertas encrucijadas, tanto ante lo que la época produce en términos de


presentación como ante aquello que la institución demanda gobernada por la
ilusión cientificista de normalización”.

Lugar Alfa

J-A Miller utilizó el término lugar Alfa en ocasión de orientar el trabajo en los
centros psicoanalíticos de consulta y tratamiento (CPCT), para designar el espacio
que puede abrirse en una institución a partir de la presencia de los practicantes del
psicoanálisis, en la medida en que se pueda instalar algo, por humilde o diverso
que sea el modo, del discurso analítico.

Después de todo el psicoanálisis surgió así, como lazo inventado, al decir de


Lacan, por un solitario, por alguien que no se identificaba bien, ni a su origen judío
ni a su profesión de médico neurólogo y termina, finalmente, fundando un discurso
inédito.

Vale entonces la pregunta por la política, porque esto se recrea o se reinventa


cada vez y en cada lugar.
Desde el punto de vista histórico, no obstante y según la interpretación de Lacan,
la confianza de Freud en la ciencia lo hizo tan indiferente a la política, y en
especial a pensar la política que se desprende de su invento, que lo terminó
pagando caro al generar una institución para la salvaguarda del psicoanálisis, que,
como tal, fue una asociación en contra del discurso analítico.

Por eso Lacan en La ciencia y la verdad decía que habría que hacer un tratado
sobre la indiferencia en materia política en el sujeto afectado por la ciencia.
Parafraseaba al Abate De Lammenais quien había escrito un importante ensayo
sobre el tema.

Ya encontramos ahlí, en La ciencia y la verdad, la idea de que la ciencia,


acelerada hoy por su vehículo, el capitalismo, produce indiferencia política. Cito:
Por cuanto la ciencia elide, elude, secciona, un campo determinado en la
dialéctica de la alienación del sujeto, por cuanto la ciencia se sitúa en el punto
preciso que les he definido como el de la separación, puede sostener también el
modo de existencia del científico.

No es difícil vincular estas ideas a las tesis de la desconexión generalizada del


sujeto con el régimen del ideal, incluso en este sentido con la producción de un
desabonamiento del inconsciente.

Sea como fuere también vimos producirse como decíamos, en función de los
mismos procesos, otro efecto, que es el de un interés político creciente que
encontramos en el de la posición de los indignados.

Resumiendo en el mismo juego tendríamos a los indiferentes y a los indignados.

La práctica

Por eso es muy interesante esta pregunta compuesta, qué práctica y qué política
para estos lugares que desearíamos Alfa. Decir al mismo tiempo qué práctica y
que política nos lleva a formular interrogantes a partir de su nudo, vale decir qué
política podemos considerar no como indiferentes ni como indignados, ni como
ciudadanos comunes - lo cual no está para nada excluido seûgún el deseo de
cada cual- sino a partir precisamente de una práctica.

Ej. Artículo Miller, Lacaniana 20.

Esto es fundamental en la posición política de Lacan quien siempre insistió en que


se fundaba para él en su propia práctica. Y siempre se opuso a pensar el mundo
como un objeto de pensamiento. Formamos parte de él y a ese título intervenimos.
UnNuestra práctica

La presencia de los practicantes del psicoanálisis en instituciones de salud mental


en nuestro país es única. Eso es algo que no debemos dar por sentado. Porque
tiene un peso social con determinaciones a sopesar, que hace que muchas veces
los protocolos no rijan del todo, o no sean tan duros, o que los funcionarios se
abran a la escucha, o que los directivos permitan las excepciones, en resumen,
que se puedan generar los intersticios por los donde hacer nuestros trayectos
como dicen en el argumento.

También hay una indicación política de Miller para este tipo de espacios que es la
de realizar y compartir una clínica.

Tal como presenté las cosas al principio una posibilidad clara aquí es qué clínica
hacer de los modos en que se manifiesta la tiranía del saber o la desinserción y de
las maneras no estándar de representación que se inventan los pacientes a partir
de nuestras intervenciones.

Y así examinar por ejemplo cómo funcionan los síntomas que suponen la
invención de un Otro, y distinguirlos de aquellos que no lo consiguen y que
configuran prácticas que hacen sucumbir al sujeto y lo transforman en el resto que
cae del lazo.

Para todo ello no hay que olvidar que cada practicante es en sí mismo una
institución, que es alguien que tiene sus propios ideales, sus propósitos, su
normas y esos son los primeros franqueamientos a realizar por cada quien para
posibilitar el espacio alfa.

Por eso, el sostén primero y último del psicoanálisis y la posibilidad real de


producir una clínica que se desprenda de la práctica, depende de un tema político
más general que es el de la formación de los analistas.

Muchas gracias.

(*) Intervención realizada en las 3ª Jornadas del Dpto. de Salud Mental de la


UNLP, Noviembre de 2016.

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