Está en la página 1de 5

Sumercé: San Juan de Pasto, 2019.

café donde una luz roja —tenue — tiznaba nuestra silueta de susurrantes gestos de candor,
frenesí y de una lúcida efervescencia, provocando infinidades de sensaciones que empezaron
por trastocar el delgado pliegue de la piel y, por consiguiente, las dimensiones sujetas de
alguna forma, a cada una de nuestras alteridades siameses. Y desde entonces, estoy tan
estrepitosamente enamorado de vos, y entregado a la libertad de ser tuyo, siendo mío,
perteneciendo a la Manigua y a sus confines.
A estas alturas del día ya he terminado todo lo correspondiente a mis labores, y con el
corazón en vilo me dirijo hacía la biblioteca del centro de la ciudad, corriendo, pendiente de la
alternativa, de la dicha, el alivio, que hubiera significado verte, más veo solo tu ausencia, y
sabiendo esta situación que me antecede de por medio, me propongo entonces a continuar
escribiendo las líneas que deparan a partir de ahora mi existencia. De momento, justo a las
10:20 am, llamaron de la revista Arcadia, para recordarme la noticia de la publicación de mi
artículo titulado: ¿Quién es Colombia? que esta pronto a salir, una vez transcurra esta semana
y parte de la próxima. Y a pesar de esta noticia llena de positivismo, mi corazón se mantiene
en un constante infortunio, y aunque me cueste la vida por intentar darle a entender las
razones de tu ausencia, él se niega a aceptar lo intrépida de tu decisión, de distanciarte de él
más que de mí y de mis insólitas aberraciones cautivas.
Ahora me corroe una cierta necesidad de suplicarle a la incertidumbre que me revele
tu paradero, si acaso para ir hasta donde estés, y en todo caso, expresarte mis más nobles
disculpas, por mi comportamiento y lo imbécil que resulto ser cuando el amparo me persuade
y el júbilo se marcha de mis instancias… Y aprovecho justo este momento para entrever mis
pesares sin discordia, pero si previniendo cuán desbordante puede llegar a ser el ‘amor’
cuando la mortalidad interviene en el acto efusivo de ‘amar’ y sentirnos ‘amados’,
‘regocijados’, ‘anhelados’ o quizá siquiera, ‘añorados’ por el más simple acto de vernos a
nosotros mismos desde afuera, implorando clemencia y bienaventuranza, y aunque el ‘amor’
nos sustente, entenderemos también que nos veremos inmersos en un acontecimiento
histórico, pero efímero a su vez. Y es que no prefiero más en esta vida que ‘estar’ mecido por
tus sentires, más que atender a las demandas del conocimiento, la búsqueda del saber y de la
virtud… Escucha los pálpitos de mi añoranza, cómo cada uno te exclama, manifiesta la
imagen de tu nombre; como mis pensamientos giran alrededor de ti, entre otras obligaciones.
No creas que la satisfacción de haber recibido hoy la noticia nuevamente de la publicación de
mi artículo pueda compararse a la absoluta infelicidad que siento por el desprecio que has
alcanzado a tenerme. “¡No sé con quién me he metido —me has dicho —, no sabes qué tan
manipulador eres!” Amor mío, ¿eso es verdad? Ay, no te imaginas lo culpable que me siento
por enterarme de tu concepción sobre mí o más bien sobre mis acciones. Si en ocasiones he
reaccionado a reacciones tuyas, es porque al igual que tú, también me siento herido de alguna
forma, y tales reacciones entran en una notable consideración de mi parte, a sabiendas de lo
efusivo que puede resultar tanto la situación como los parámetros del momento. ¡Por favor!
No pienses eso de mí, aunque posea esa apariencia, mis razones se inclinan más hacia el
deseo de que todo esté bien, y más aún, que tú te encuentres bien (aun entendiendo que no
siempre podremos estar bien o augustos con nosotros mismos, y eso impedirá que podamos
estar bien con el otro). Mis sentires se dividen en dos cuando anuncias tu partida, y eliges de
antemano, separarte de mí con tan agresiva molestia. Es inevitable no ser afectado por dichas
situaciones, y que las acciones o decisiones de ese otro que es tan importante para vos, no
influyan en tus estados anímicos y emocionales. Te lo digo a ti, con mi corazón en vilo, que
no poseo ninguna pretensión de atentar contra tu integridad, ni mucho menos con tu bienestar;
y ahora más que nunca, las palabras se quebrantan y se diluyen en un mar de ilusiones. Y más
aún cuando entre tus elecciones el deseo de estar más sin mí que conmigo, pagando el precio
cuando no hago lo correcto.
He presenciado tanto sufrimiento y miseria dondequiera que he ido y hacia donde mis
andares me han llevado y cada acto evanescente ha quedado reducido al horror, a la
perversión del ser humano por querer controlarlo absolutamente todo, dominarlo todo, y aun
así, continuar con el heroísmo de exigir lo que nunca ha tenido o aquello que no llegará a
tener en sus más remotos placeres de autodestrucción; y debo decirte que lo que menos deseo
en esta vida es hallarme en un escenario de disputa y confrontación contigo; donde el egoísmo
prevalezca por encima de la empatía, la tolerancia y la generosidad, que los conflictos
internos superpongan su valía sobre las construcciones integrales con ese ‘otro’ que es ‘uno’ y
‘dos’ a la vez, pero no un cero a la izquierda... Y es que contigo, mis sentires van en dirección
hacia nosotros, caminando sosegadamente y en completa plenitud. Y es que… No merecemos
(ninguno) adentrarnos en una agonía interminable y sin remedio, sin… comprensión. Ven, mi
amor, escucha estos pálpitos que se entregan a ti y no esperan más que ser acogidos y
regocijados en tus brazos. Válgame la dicha de añorarte en furor, de sentirte armoniosamente,
de hallarme contigo en un millar de asistencias y de exclamaciones. Hice todo y fue
infructuoso.
Ni modo, Las oportunidades de conocimiento son múltiples. El mundo está organizado
de una manera que las hace un poquito inaccesibles. He visto unas películas de gángsters
extraordinarias. En Body and Soul de Robert Rossen hay este parlamento: “El mundo no es
sino una cuestión de adición y sustracción. Todo lo demás no es sino conversación”.

Devuelvo esta vida que me fue concebida como un fatídico acto de reminiscencia. La
devuelvo porque pueda que alguien más haga uso de ella en su máximo esplendor, y quizá
porque durante cada periodo o ciclo, me dediqué a ofrecer un pedacito de la misma a aquellos
que en su momento, requerían de un peñasco.

Mi cuerpo un nictógrafo
La escafandra y la mariposa
Soy un anacronismo
Sin embargo, cada sensación y sentimiento, hacen parte de una vorágine cuyo flujo está
premeditado de determinaciones., que conforme ha transcurrido el tiempo, han ido
conformando aquellos lugares que concurrimos en la vida, cuando todo puede dificultarse y
las circunstancias desbordan lo inevitable, proporcionándole a nuestros recuerdos la
posibilidad de contener significaciones y representaciones simbólicas, capaces de ofrecernos
en cada instante, la oportunidad de entender en un sucesivo ejercicio de erudición, lo
estimados que somos por la existencia, puesto que, se nos ha sido concedido, un ‘cuerpo’
conformado de esencia, sustancia, sensibilidad, memoria y una galería de cualidades que
hemos descubierto de acuerdo a un constante aprendizaje, diseñado si acaso por el porvenir.

fragancia, sensibilidad, memoria y una galería de cualidades que hemos venido descubriendo
en un constante aprendizaje, según cada día nos ofrezca en cada espacio diseñado si acaso por
el provenir. Es por ello que, justamente en este momento de mi vida y al distanciarme del
maravilloso desencuentro que ésta resulta ser desde que un día cualquiera mi nacimiento
intervino en el fluir del cauce de la misma existencia, la débil intención de confesarle todo en
cuento hay en esa vorágine, de fría lluvia de verano, que reposa gota a gota y desde lo alto de
la acacia, sobre un jardín de jazmines y olivos, presidido ahora por el anhelo de regocijarme
entre tus sentires hasta que la vida llegue a su final. Ahora bien, debo confesar de antemano,
que resulta inaudito el hecho de prever, una por una, de estas remotas palabras, que en el
fondo traen consigo, vitalidad y esperanza… Anoche se presentaron múltiples
manifestaciones, en estados de angustia, (sinsajo), sospecha, incertidumbre, agobio, nostalgia,
frente a lo que vino a ser tu noticia, que posterior a un día funcional y licenciado por todos
aquellos actos de complacencia e incondicionalidad que fueron parte de tal exquisita y a la
vez afortunada compañía, ofrecida recíprocamente entre ambos. Justo en ese ahora, las pocas
palabras que había en mí, estuvieron fracturadas a causa de la sorpresa, y el silencio se
encauso entre lo que pudo ser un discurso más apropiado. Sin embargo, quizá no lo fue, ya
que una parte de mí se estaba desmoronando; y debe entender usted, que tal estado de agobio,
no fue a causa de la falta de comprensión por sus actuales procesos, sino más bien porque
todo ese bagaje de sentimientos que yacen en mí por usted, dirigidos hacia ti, con excepcional
entrega, y esperando que, dentro de lo posible, sean correspondidos por tu ser. No
malentienda mi reacción, pues no fue en lo absoluto, un gesto de animadversión contra sus
decisiones, y sepa que entiendo que debe resolver ciertos pendientes en su vida e incluso
disponerse a cerrar ciclos que merecen cerrarse, por tu propio bienestar e integridad. Es sólo
que el hecho de asumir que detrás de este proceso, exista la idea de distanciarnos nuevamente,
después de habernos ofrecido nada más que un débil vinculo de añoranza a partir de entonces,
es decir, hace un poco más de dos años.
Siquiera hubiese un poco de justicia el que tú comprendieses de alguna forma, cómo puede
uno llegarse a sentir, después de haberme (re)encontrado contigo y que cada sentimiento
oculto volviese a renacer en mis entrañas. No es sencillo admitir ser inoportuno en tu vida, y
que cada vez que llegue será motivo de sentarme a esperar a observar como el tiempo
continúa su curso, y que éste no tenga compasión de mí, y prefiera verme a distancia, como
me encuentro sentado en un asfalto de esperanzas (disueltas en un sinfín de incertidumbres).
Sé, por tanto, que me has asegurado con fiel certeza que una vez culmine tu proceso, seré el
primero en entrar a tu vida, o al menos eso me has hecho comprender, y no solamente entraré,
sino también habrá una serie de entregas, manifestaciones y expresiones, que darán lugar a un
encuentro constante lleno de incondicionalidad y proyecciones. Solamente no deseo que el
tiempo marchite mi espera o de paso me marchite incluso a mí mismo. Y por más que cada
proceso conlleve su tiempo, es éste mismo el causante de asesinar infinidades de esperanzas,
de aquellos cuyo oficio es esperar a quien decide someterse a tal proceso de superación y
(re)descubrimiento. No pongo en duda si quiera que los procesos son necesario, pero también
es necesario considerar la situación de los otros, y más de quienes nos van a esperar. Creo con
firmeza, que debe existir un acto de justicia y generosidad entre ambas partes, el que decide
emprender un proceso y el que se somete a la espera. De esa forma, podrá haber respeto y
compromiso. Certeza tras certeza. Seguridad tras seguridad.

Hoy arrojo entre líneas las riendas de mi rumbo, después de que a lo largo de un tiempo
transitorio hemos intercambiado sentimientos puros, arcaicos y de antaño, modificados por el
deseo o por el sufrimiento de nuestras propias vidas, a tal grado de relacionarnos con nuestras
más intrínsecas pasiones (libidinales, intelectuales, emocionales y demás), sin prever incluso
la profunda unión que sentimos a partir del momento en el que nuestros labios rompieron el
cerrojo de ambos en aquel lugar donde la naturaleza k

Hoy, me encontré con las voces espúreas que recepcionan en mi mente desde hace ya un
cuarto de siglo, hasta tengo la impresión que están presentes desde que comenzó a
desfigurarse mis pensamientos a la edad de ocho años, como si mi nacimiento implicará
renacer hasta el fin de sus días y nada pueda remediarse ni fortalecerse en tal inadvertido
rasgo de suposición. ¿No les parece una singularidad, la de detectar estas voces cuando
apenas estas cruzando la quincuagésima infancia de tus infancias? A mi parecer, contiene
mucho de antemano, como si lo que conozco de mi identidad no fuese más que un suplicio,
un acto testador de ambigüedades, un instrumento de goce, masturbador de ingenio y de
propiedad a través del lenguaje que empleas cuando te silencias o al revés, un instrumento
forjador (vaya invocación de indiferencia, cuando a veces solo pasan los días y otras veces la
vida no sigue, solo implora renuncia, empatía con el —haragán— que representa los síntomas
del desamor adorado), algo que puede resultar engañador; de relaciones complexuales,
constituido por inquisiciones remotas que sustentan los encuadres estrictos de tus acciones,
que han servido como alimento de langostas dando el ademán de retirarse sigilosamente de
los hechos que componen lo que sería nuestra historia, cuando crees saber que sos vos quien
esta dominando estas acciones pero al parecer son estas voces las que te ponen bajo el
dominio de sus intereses, las encontré dando vueltas cruzadas entre las deshilachadas
realidades que evidencian, con un necio ensueño, el entramado artificio de reconocer lo que se
debe y lo que no se debe reconocer, como quizá sólo lo permite el precio por analizar la suerte
extraña al inducir los afectos de la tristeza que disminuyen todos aquellos organismos
establecidos en la angustia de la afirmación al reducir la fuerza de un pensamiento en vías de
extinción y todo porque, al multiplicar los afectos, se actúa, como queriendo aumentar la
capacidad de atravesar los hechos accidentales de la vida. Convertir el cuerpo de la tristeza en
la imagen de un hombre libre al organizar encuentros con las voces que te persuaden desde
tus adentros. Te recomiendan sentido figurado, ya que, con o sin deudas, al principio no
tenemos más que la herencia fundada desde las generaciones precedentes del intercambio y de
las frustraciones sobre la juventud que contraen sus glorias y sus miserias.

y dan por hecho que los días indignos

También podría gustarte