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CiiE: Conversatorio “Aproximaciones a la ESI en cuarentena.

Literatura, filosofía y ciudadanía”


– Nesprías, Vilariño, Bendersky

Las masculinidades hegemónicas y las miradas de los otros – Nicolás Bendersky

Vamos a comenzar relatando 2 situaciones que nos van a servir como postales, como fotografías
para abordar las masculinidades hegemónicas y sus dispositivos violentos. Para que imaginemos y
que nos permitan luego reflexionar sobre su construcción, su función, su desenvolvimiento y por
supuesto su cuestionamiento.

(Advierto que los personajes son inventados y que toda semejanza con la realidad es pura
coincidencia)

1) Como todos los domingos, Joaquín sale de su casa buscando encontrar el momento tan
ansiado y anhelado de la semana. El de juntarse con sus amigos del barrio (a pesar de que
ya hace tiempo que se mudó a otros pagos) e ir a la cancha a hacer flamear la bandera de su
equipo de toda la vida. Piensa que compartir esos momentos “aunque ganes o pierdas”, no
se compara con nada. El ritual está completo: las banderas, los papelitos, gorro, vincha,
chori y desde ya lo no puede faltar: los cánticos a la hinchada rival.

Como me voy a olvidar


Del cervecero, del milrayitas(…)
Es mi ilusión volver a verte,
Grana que lindo es cogerte,
A promoción ya te mandé…

Che bostero, te subiste al crucero,


Te subiste al crucero del amor.
Te subiste y te bajaste apurado
Extrañabas la poronga del ciclón.

Teque, teque, toca, toca


Esta hinchada esta re loca.
Esta tarde nos cogemos
A los putos de la Boca

2) Suena el teléfono móvil y es un mensaje más de los miles de grupos que tiene Héctor en el
celu (familia, amigos del barrio, de la facu, futbol, etc). Lo mira y es efectivamente el grupo
de amigos del barrio. Tuvo que ir para arriba en la pantalla, deslizando el dedo para mirar
todos los mensajes y ver cómo venía la mano…El cabezón había invitado a un asado para el
próximo fin de semana y estaban confirmando todos los muchachos. Pero se armó una
discusión puntual. Ramiro no podía porque dijo que justo salía su esposa y él tenía que
quedarse con los chicos. Inmediatamente llovieron los mensajes: gobernado, pollera, flojo,
eran los mensajes de sus “amigos” ante el planteo de Ramiro. Héctor se sumó a la ola de
ataques: “Ramiro, sos el rey de las polleras”.

Al nacer, se le asigna a una persona el género masculino cuando se observa que hay testículos y
pene. Luego, se le enseña desde diversos ámbitos cómo debe comportarse “un verdadero varón”.

Desde chicos, nos enseñan que los varones se reconocen como tales a partir de la mirada de otros
varones, lo que Michael Kimmel nombra como “reconocimiento homosocial”. Esta mirada incluye

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el permanente miedo de no ser reconocido si no se muestra suficiente virilidad sexual, fuerza física
o por el contrario, si se exhiben sentimientos que no son propios de “lo masculino”. Eleonor Faur y
Alejandro Grimson en su libro Mitomanías de los sexos dicen claramente: “Encajar en el estereotipo,
ponerse el traje o atenerse a las consecuencias”.

“Lo masculino” constituye una compleja construcción social nutrida de representaciones culturales
y de un proceso individual, social, subjetivo y político. Sólo puede pensarse, dentro de un orden
sociohistórico determinado (capitalista, patriarcal, binario y heteronormativo) para que se siga
reproduciendo. Pero este orden puede transformarse.

Asimismo, la complicidad entre pares es la base para desarrollar y reproducir estos mandatos
masculinos dominantes y los grupos tienen fuerte incidencia en la conformación de los límites y
fronteras sobre lo que se debe o no hacer como varón.

También, los grupos de pares reafirman sus mandatos, ejerciendo la violencia dentro del propio
grupo, sobre las mujeres, sobre otras masculinidades no hegemónicas y todos aquellos y aquellas
consideradas inferiores (por ejemplo los homosexuales llamados “putos” despectivamente).

Una condición de masculinidad es mostrarse, en cuerpo y subjetividad, “impenetrable”. Reafirmar


a la otra persona como “penetrable” y por ende plausible de ser dominada. Claramente en el
ejemplo 1) de los cánticos de cancha se ejerce este dispositivo de colocar a la hinchada rival con la
acusación de homosexual, asociándolo a inferior y por lo tanto sometido, ya que le cantan “te
vamos a coger”.

Lo “penetrable”, extendido a otros ámbitos y situaciones de la vida cotidiana, no es solo en el acto


sexual sino también en términos de control, de ser juez de lo que se puede y no se puede hacer.

Otro factor de reafirmación del mandato masculino, estereotipado y violento, pasa por ratificar la
violencia sobre todo lo femenino. Y en los grupos, mostrar cómo no se es vulnerable, vulnerando a
otros.

En el ejemplo 2 se ve cómo las humillaciones de los amigos (con una pollera como emoticón
específico que parece haberse hecho al dedillo), buscan mostrar colectivamente al otro como que
“no puede ejercer la autoridad de decidir sobre sus propios actos”, y es “gobernado” por lo
femenino. No puede ejercer violencia, o sea, es vulnerable…

Por ello, las masculinidades normativas contienen ciertas particularidades identificadas claramente
con los varones cis heterosexuales, donde su identidad de género coincide con la asignada al nacer.
Lo grupal, la complicidad silenciosa o manifiesta y “la mirada de los otros” es altamente
constitutiva, es un factor de reafirmación, además de mutuo control permanente. Trabajar en la ESI
en la escuela estas dinámicas vinculares es una forma de desarticularlas, entendiendo cómo se
legitiman y naturalizan. A la vez, mostrando la desigualdad y violencia de género que encarnan.

Es importante pensar estas cuestiones en términos colectivos y no individuales y saber que no son
producto de cierto tipo de individualidades con características que debemos simplemente rechazar
y aislar. Son parte de formas de violencia de género que se inscriben en estructuras de poder y
desigualdades mayores de un sistema patriarcal con el que el propio capitalismo se nutre para
fortalecerse.

Trabajar en el aula sobre las formas de violencia que se ejercen en la masculinidad en los grupos de
pares y en “la mirada de los otros” (como aquella película alemana), permite reconocer que esa
misma violencia, que reproduce la desigualdad de género, constituye la base de “hacerse varón”.
Desarmarla, es empezar a desnaturalizarla.

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UNA PROPUESTA DE ACTIVIDAD PARA PROBLEMATIZAR EN EL AULA

* Uds. habrán visto los videos de la Fundación Avon, que tuvieron amplia repercusión sobre
diversas formas de violencia de género. Hay uno de un padre donde el hijo le plantea que es
violento en el trato con su madre. Otro de un joven que está con su moto y le grita cosas a una
chica que pasa. Luego aparece otro varón que cuestiona esa actitud. Y otro donde un muchacho
comparte una foto de una chica con la que estuvo sin su consentimiento (éste último, un tema
candente entre los jóvenes y más aún en cuarentena y plena virtualidad).

Finalmente, todos los videos cierran con un hashtag de Twitter con una frase.

* CONSIGNA: Luego de un debate sobre cada uno de los videos identificando las
masculinidades hegemónicas y su cuestionamiento, elaborar una frase como hashtag de Twitter
para intervenir ante prácticas violentas y de complicidad machistas como los ejemplos que les dí
hoy.

Bibliografía utilizada:

-Faur, Eleonor, Grimson, Alejandro. Mitomanías de los sexos. Editorial. Siglo XXI, Bs. As. 2016

- Videos Fundación Avon: https://www.youtube.com/watch?v=_l_-fbGycMY

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