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Curación de los trastornos mentales y físicos por la

autosugestión

Tratamiento general

Infinitos serían los casos que podríamos citar en este documento resueltos
satisfactoriamente durante nuestra larga práctica de terapéutica sugestiva, así en como.
por con los numerosos clientes que hemos podido adquirir, gracias a nuestra seriedad y
a la bondad de nuestros procedimientos, que practicamos siempre con un altruismo
desinteresado.
Muchos enfermos se quejaban de un desorden menta! bajo. una o varias de las formas
siguientes: tormentos, tristeza, insomnio, timidez, nerviosidad, melancolía, pérdida de
memoria o falta de coordinación.
Todos nos decían que practicaban concienzudamente la autosugestión, que habían
consultado numerosos libros y tratado relativos al desarrollo de la voluntad, sin
encontrar el menor alivio, y terminaban diciéndonos que necesitaban la asistencia de un
especialista del tratamiento mental.

Después de escuchar con atención el relato de sus sufrimientos, preguntábamos solícitos


a esta categoría de enfermos acerca de su estado físico, y ordinariamente respondían con
impaciencia, sin dejarnos examinarlos por completo
Doctor, a mi no me inquietan mis desórdenes físicos pues para ello he consultado a
otros médicos, a usted únicamente para que me libre de estos sufrimientos morales que
me aniquilan, porque entiendo que, si mi estado mental mejorase, desaparecerían casi
todos mis padecimientos físicos.
Y es un punto interesante de observación notar con cuánta frecuencia se pierde de vista
la relación íntima que existe entre el cuerpo y el espíritu.

Seguramente solo habrá una persona entre mil. que comprenda la necesidad de conceder
una atención diaria y continua a los elementos necesarios para la vida -aire, agua,
alimentos---" y reconocer que su salud depende de dichos elementos esenciales; de
modo que, cuando las contrariedades o las penas atacan a una persona, le privan
generalmente de su deseo natural de apropiarse esos elementos y se altera, por lo tanto,
su salud física.
Si continúa mucho tiempo atormentándose, apenándose, los órganos principales de la
digestión sufrirán las consecuencias, su sangre se empobrecerá, y se presentarán
innumerables y desfavorables síntomas, a causa de la mala nutrición del organismo y
hasta el cerebro, afectado también por esa nutrición general, acabará por no funcionar
normalmente.

En tal estado, la pena y los tormentos aumentarán a razón directa de la disminución en


la acción de nuestro "regulador mental" -el espíritu voluntario o consciente- porque el
espíritu involuntario o inconsciente, privado de la dirección y guía del espíritu
voluntario, que le domina cuando el estado de salud es normal, acaba por no reconocer
regla alguna y se agravan los signos de desorden mental.
Cuando un enfermo llega a tal estado de depresión mental física, el suceso más
insignificante, el hecho más íntimo, se exagera extraordinariamente, y se desarrolla con
frecuencia extrañas maneras de pensar, y hasta alucinaciones, manías, demencia, sin
hablar de los desórdenes más corrientes, como insomnio, melancolía y una nerviosidad
extremada.

Por otro lado, una persona que disfruta de un excelente estado mental puede declinar
físicamente por no asimilar suficientemente los elementos esenciales a la vida; si
cambia sus habituales costumbres por otras menos higiénicas, si trabaja en una oficina
mal ventilada, si se aficiona al alcohol, si abusa del tabaco o comete otros excesos, su
salud no podrá resistirlo.

La depresión de la salud física irá acompañada de la correspondiente depresión del


estado mental. La razón, la memoria, la concentración, el sueño, etc., que son funciones
del cerebro, han de alterarse forzosamente, y, en proporción al descenso de la salud
general, se desarrollarán síntomas tales como la nerviosidad, el insomnio, la melancolía,
alucinaciones, manías; en una palabra, formas de pensar anormales y sospechosas.

Poco importa, desde el punto de vista del tratamiento, que el desorden mental proceda o
sea consecuencia del descenso de la salud física; en todos los casos, las primeras
medidas que han de adoptarse débanse encaminar a mejorar el estado físico; esto es
evidente para cualquier persona que reflexione y que tome en consideración los hechos
anteriores. Restableciendo la nutrición del cerebro, ha de producirse necesariamente una
mejoría en las funciones cerebrales; el espíritu voluntario ejercerá su misión directora
con mayor perfección sobre los actos y pensamientos involuntarios, y lenta pero
seguramente, el enfermo recobrará la salud física y mental, sobre todo si le ayuda un
sugestionador experimentado y si emplea él mismo juiciosamente la autosugestión.

Por lo tanto, toda persona que padezca un desorden mental deberá en primer término
volver a leer lo que hemos dicho en el capítulo anterior y comparar sus costumbres,
desde el punto de vista higiénico, con las del hombre sano y bueno. Si nota que sus
condiciones higiénicas dejan mucho que desear, que sufre desórdenes físicos, deberá
emplear las sugestiones indicadas, así como esta otra:

"A medida que mejora mi estado físico, experimento en mi estado mental los saludables
efectos que necesita"
En general; la asociación de este pensamiento con la mejoría física basta para conseguir
las disposiciones de espíritu anheladas, a medida que renace la salud.

Tratamientos especiales

Con objeto de hacer este capítulo todo lo práctico posible para aquellas personas que
deseen dominarse, adueñarse de su estado mental por medio de la autosugestión, vamos
a indicar las autosugestiones que hemos empleado con extraordinario éxito en los
diferentes casos que sometimos a nuestra práctica.
Tenga mucho cuidado el paciente de apropiarse los elementos necesarios y absorber
suficiente cantidad de líquidos, aunque goce de buena salud, porque cada trago le
recordará ,que, es necesario repetir 1as autosugestiones; y, a fin de conseguir los
mejores resultados, repetirá estas diariamente, cuantas veces pueda hasta que haya
conseguido los apetecidos efectos.

Para cesar de atormentarse

"Yo me asimilo los elementos esenciales necesarios a cada persona perfectamente sana
y reconozco, que salud es excelente, y que, hallándome en perfecto estado de salud,
puedo servir para todo. Soy robusto, fuerte y resistente. Viviré hoy y gozaré de la vida
como si no tuviese más que este día para vivir y disfrutar del mundo"
"Me divertiré hoy y esta noche dormiré profundamente, con la conciencia tranquila,
para levantarme mañana temprano, feliz, y contento con él pensamiento de que tengo
que hacer algo en mi provecho y en el de mis semejantes. El pensamiento se traduce
actos y efectos materiales, y como me represento los acontecimientos futuros como yo
anhelo verlos realizados, contribuyo á modelar mi destino y transformarlo tal como lo
deseo, Me siento feliz, alegre ,y satisfecho hasta hoy".

"La fuerza física se basa en el valor y el éxito. 1os elementos esenciales a la vida
reconstituyen mi organismo, a cada instante. y me torno más fuerte y más robusto.
Poseo gran fuerza física y completa resolución. Siento aumentar mi valor y desde ahora
soy enérgico, valiente e intrépido. Soy un hombre entre los hombres y ya sé que mi
valor y mi fuerza física. me harán vencer todos los obstáculos.

Teniendo en cuenta estos pensamientos ser enérgicos, me siento mas enérgico; mis
actos son mas enérgicos y mi confianza en mi mismo aumenta de una una manera
extraordinaria. Así, pues, yo me siento capaz de triunfar en todos los terrenos. Procedo
francamente, valerosamente, rápidamente en todos mis asuntos.
Cuando un obstáculo se presenta ante mí, resuelvo al punto, triunfo irremisiblemente en
todo lo que pongo mano, porque obro sin temor alguno; .me considero fuerte, decidido,
valiente, confiado, audaz e intrépido."

Para hacer desaparecer la nerviosidad.

"Desde que me he asilado en cantidad suficiente los elementos necesarios a la vida, mi


cuerpo está nutrido suficientemente en todos sus órganos; mis nervios y mi cerebro
participan de esa buena nutrición y vuelven a su estado normal. Ahora me siento más
fuerte, más tranquilo, más satisfecho; soy dueño de mí mismo. Tomo las cosas con
tranquilidad; estoy sereno, plácido, contento. Acepta flemáticamente cualquier suceso, y
reflexiono antes de hablar o resolver algo. Noto un acrecimiento verdadero de mis
energías internas."

Para mejorar la memoria y desarrollar la concentración

"La memoria y la concentración son funciones del cerebro, y ahora que me he apropiado
mejor los elementos esenciales de la vida sé que mi cerebro está más nutrido, lo cual
implica que todas sus funciones se realizan con. mayor felicidad; y mi memoria
aumenta y puedo dedicarme con mayor éxito a mis ocupaciones. Como mi salud es
mejor, ejercito con más frecuencia durante mi trabajo la memoria y la concentración.
Considero que los órganos cerebrales de la memoria y la concentración se tratan como
los músculos, y cuando un músculo está bien alimentado y convenientemente ejercitado,
se fortifica; mi memoria y mi concentración se desarrollan de tal: modo que se han
vuelto mejores que nunca; llegan a la perfección."

Para vencer la cólera

"Los elementos esenciales establecen el equilibrio y la armonía en todo mi organismo y


yo procuro estar siempre en armonía con los que me rodean. Reconozco que realizo
mejor lo que deseo hacer cuando obro con calma y hablo sin acaloramiento. En toda
circunstancia procuro contenerme, porque he observado que mi juicio es más claro y
que hallo más rápidamente las ocasiones favorables cuando consigo dominarme.

"Antes de hablar o decidir, reflexiono ahora dos veces y no hablo ni obro sino cuando
estoy bien seguro de que soy dueño de mí enteramente. Los que me rodean
experimentan los felices efectos de este cambio mis amigos me conceden más
confianza, desde que conocen que mi carácter es más igual y que reflexiono antes de
hablar o decidir algo; he hecho esto cuestión de amor propio y reconozco que soy un
hombre fuerte y enérgico bajo todos conceptos.
"En lo sucesivo sabré triunfar de mí mismo siempre que lo desee, y cuando me acueste
esta noche tendré la satisfacción de rememorar una jornada pacífica y armoniosa, "que
seguramente "no será la última."

Para acabar con el egoísmo

"Desde que me apropio con mayor largueza de los elementos esenciales, siento una
vitalidad y una salud más generosa esparcirse por todo mi ser y quiero, en cambio,
mostrarme generoso con todas las personas que tengan relación conmigo. La verdadera
satisfacción procede del placer que se proporciona a los demás, y yo me esfuerzo
diariamente en hacer la felicidad de los que me rodean. Soy caritativo y generoso en mis
pensamientos y acciones. Pienso sin cesar en lo que he de hacer para procurar la dicha y
la alegría a los que la necesitan. Quiero que mi generosidad me conquiste amigos
sinceros, generosos; amigos que, como yo, no estén contentos si no comparten sus
satisfacciones con los demás. En lo sucesivo no he de hacer otra cosa, porque mi
conducta será la fuente de mi dicha. Soy previsor, caritativo y generoso"

Para lograr otros fines. Indicaciones generales

Por razones fáciles de comprender no es posible entrar en los detalles del tratamiento
especial para todos los casos que pueden presentarse.

Con los ejemplos anteriores creemos que hay suficiente para ayudar a .determinar lo que
conviene en cada circunstancia particular; cada caso debe ser estudiado atentamente,
desde todos los puntos de vista, y tratado de manera especial habrá notado el lector que
en los diversos tratamientos dedicados no se hace la menor referencia a los mismos
desórdenes en sí, pues la sola mención de ellos constituiría una autosugestión
perjudicial.

Hay que evitar siempre el empleo de autosugestiones negativas, como "Yo no quiero ser
nervioso" etcétera
Las auto sugestiones negativas sólo sirven para empeorar el mal, recordándoselo a la
imaginación. ¡Cuán diferente efecto ejercéis sobre vuestro espíritu persuadiéndoos de
que sois fuertes y pacíficos!.

La persona tímida que dé a su espíritu ideas y sentimientos de fuerza, decisión, audacia


y valor, será siem¬pre favorablemente influida, y si persevera en este modo de pensar y
sentir, su carácter se tornará gradualmente enérgico, decidido, valiente

La fuerza de la costumbre

Acabamos de decir de qué modo se emplea la autosugestión para dominar los trastornos
de orden mental y físico; vamos ahora a demostrar cómo la autosugestión 1os ayudará a
formar costumbres prácticas y preciosas.
Todo hábito del espíritu del cuerpo consiste en la repetición: de un pensamiento o una
acción y la mayor parte de nuestras costumbres se han formado involuntariamente; pero
es interesante hacer constar cuán fácil resulta crear toda clase de excelentes costumbres
a cualquier persona que reconozca sus puntos débiles y haga deliberado propósito de
adquirir saludables.

Hemos conocido un hombre que era incapaz, de conservar en su poder una navaja,
porque todas las perdía o las dejaba olvidadas en cualquier parte.

El que esto escribe le pregunto por qué no tomaba. la costumbre de guardar la


herramienta en un sitio de¬terminado de su persona, después de haber servido de ella, a
lo que contestó que ya lo había intentado diferen¬tes veces, pero siempre en vano.

Entonces le propusieron si quería formular durante algunos días autosugestiones


voluntas y obedecerlas, desde luego porque de ese modo podría crear la costumbre de
tener cuidado de su navaja.

Se le explicó de qué modo debía practicar la autosugestión, que fue según las
indicaciones del capítulo pri¬mero, y se convino lo siguiente: Compraría una funda o
estuche de cuero ordinario para su navaja; y cada vez que la emplease o prestase tendría
la funda en la mano hasta que le fuese devuelta

La navaja. Esta, encerrada en la funda, debía guardarla, siempre en el bolsillo superior


Izquierdo del chaleco.
Después de haber comprado la funda, se ejercitaría en meter en ella la navaja y ésta en
el bolsillo, diciéndose a la vez:
"Tan pronto termine de usar mi navaja, la colocaré en la funda y me la guardaré en el
bolsillo, y tendrá la funda en la mano izquierda hasta que meta en ella. la navaja.. ."
Nuestro hombre llevó a la práctica el proyecto, y cuando pocos días después: volvimos
a encontrarle, le pedimos la navaja. EI enseguida la sacó del bolsillo del chaleco; la
extrajo de la funda y nos la presentó conservando dicha funda en la mano izquierda.

Le preguntamos. si tenía que violentarse todavía para seguir observando nuestras


instrucciones y nos dijo que ya lo efectuaba automáticamente aunque al principio tuvo
que hacer algunos ensayos... .
Han pasado años y siempre que la casualidad nos pone frente a ese ciudadano, le
pedimos, por broma, la navaja, y siempre la lleva encima, en el mismo bolsillo... y en su
funda de cuero.

Costumbres malas

Hace algún tiempo vino a consultarme acerca de su estado de salud una señora que
residía en una población bastante lejana de nuestro domicilio
Se presentó en un estado de excitación alarmante, a causa de un incidente que le había
ocurrido durante su viaje. En efecto, poco antes de desembarcar del tren había entrado
en el departamento tocador para asearse un tanto, y al lavarse las manos se quitó dos
hermosas sortijas que lucía, adornadas de diamantes muy valiosos.
Dejólas olvidadas en el tocador y, al notar su falta, pasado un rato ya no pudo hallarlas,
porque habían desaparecido.
Su esposo nos dijo además que tales incidentes le ocurrían a la dama con harta
frecuencia, por su mala costumbre de dejar sus alhajas en cualquier parte o esconderlas
en sitios donde ella misma no sabía volverlas a encontrar luego.
Su manía de perder u ocultar las sortijas había concluido por ser la preocupación de toda
la familia
A la vez que atendía a la salud de dicha señora le sugerí la costumbre de colocar sus
sortijas en un lugar determinado cada vez que se las quitase.

Le di instrucciones análogas a las que habían producido tan felices resultados en el caso
de la navaja, y la dama se prestó al ensayo, acordándose que cada vez que se las quitase
para lavarse las manos las envolvería en su pañuelo de bolsillo Y que inmediatamente se
introduciría el pañuelo en el sostén.
Durante varios días se ejercitó en quitarse cinco o seis veces las sortijas, anudadas en el
pañuelo, deslizado en el sostén y repetirse mentalmente.

"En lo sucesivo no olvidaré que debo proceder así cada vez que me quite las sortijas."
Días después, nos aseguró que cuando no llevaba pañuelo encima y quería lavarse las
manos, se sentía inclinada a ir en seguida a buscar uno.
Recientemente hemos recibido una carta del esposo, enumera las diferentes cosas que
desea hacer durante la mañana o la tarde. Por ejemplo, se dice a sí mismo:
Ya sé que he de hacer cinco cosas antes de echar a andar. ¿Cuáles son? Primera:
proveerme de tarjetas de visita. Segunda: llenar de tinta mi pluma estilográfica, Tercera:
echarme en el bolsillo circulares, formu1arios, etc. Cuarta: quitarme de los bolsillos las
cartas que no me son necesarias hoy y clasificarlas: Quinta: recorrer mi agenda; hacer
una lista de los clientes que he de visitar hoy.
Autosugestionado ya, todo lo encuentra. sencillo y fácil Y realiza sus operaciones
automáticamente y con un resultado práctico que le ha beneficiado también desde el
punto de vista económico.
¿No sería ventajoso, para la mayoría de nosotros, estudiar nuestras costumbres y ver si
podemos arreglar nuestro tiempo de manera que ganáramos dos horas por día
Además, aun en el peor caso, usemos la autosugestión para dar la mayor finura a
nuestros modales, lo cual servirá para disponer a todo el mundo en favor nuestro darnos
confianza en nosotros mismos, basados en la certeza de que la corrección se ha
convertido en nosotros en una segunda naturaleza.

Naturaleza del magnetismo personal.

¿Puede desarrollar uno en sí mismo y a su antojo la sugestión o influencia personal?


Individuos hay que creen que no poseen el magnetismo que desean, no obtenido por
esta causa el triunfo que querrían obtener en la vida social, a la vez que son testigos de
los éxitos de aquellas personas que al parecer son más magnéticas que ellos.
¿Es, acaso, la influencia personal un poder innato en las gentes? ¿Por qué está tan
desarrollada en unos y tan restringida en otro? ¿Debe creerse que la naturaleza favorece
a unas personas con detrimento. de las demás?
En suma,¿en qué consiste ese misterioso poder? ¿Puede desarrollarse artificialmente,
como se asegura con frecuencia?.
Hay quien pretende demostrar que posee magnetismo personal alegando, como prueba,
que una hoja de papel de escribir, frotada entre sus manos, se adhiere a la pared durante
algunos minutos, lo mismo que a un mueble y a cualquier objeto contra el cual se
coloque.

Pero es absurdo admitir que ese experimento pueda demostrar la existencia del
magnetismo personal, por lo que se refiere al fluido humano.
En efecto, Cualquier estudiante de física .sabe que si .se frota el papel con un pañuelo
de seda o una piel de gato se producirá el mismo fenómeno eléctrico, y hasta en forma
más evidente que si se le flota con las manos. Además, la estación del año influye en
este experimento porqué así como es fácil obtener resultados perfectos con un tiempo
seco y frío, así será casi imposible producir 1os menores efectos en un tiempo
caliginoso y húmedo. Por consecuencia, si la magnetización (electrización del papel)
fuese debida, el magnetismo personal desaparece ante un tiempo cálido y húmedo.

No; el magnetismo personal y la electricidad no son idénticos; ni siquiera existe la


menor relación entre esos dos agentes. La elección puede producirse por medio de
substancias inorgánicas; puede almacenarse en una botella de Léyden; puede circular
por hilos metálicos; en tanto que lo que se denomina magnetismo personal depende
enteramente de la impresión que hace un individuo en los sentidos y en el espíritu de
otro. Una persona que padezca una enfermedad repugnante de la piel, podrá parecer
poderosamente magnética a un ciego, en tanto que su aspecto será repugnante para un
hombre que se halle en posesión de sus cincos sentidos.

Un hombre de determinada clase social parecerá extraordinariamente magnético a los de


su condición; pero, entre personas de otro rango, sus maneras groseras, su ignorancia de
las prácticas mundanas, le harán aparecer como falto de educación y desprovisto
totalmente de magnetismo o influencia personal.
Definición y desarrollo del magnetismo personal

¿¡Qué es, pues la influencia o magnetismo personal? Si se nos pide que lo definamos en
pocas palabras, diremos:
"El magnetismo o influencia personal puede ser cultivado, estudiando y aplicando el
arte de agradar".
Véanse las condiciones que consideramos como esenciales al más completo desarrollo
del magnetismo o influencia personal

Una fisonomía serena, con mirada tranquila: salud, energía, decisión, afabilidad,
modestia, carácter invariable, vivacidad amable confianza, aseo; maneras agradables,
actitud correcta y respetuosa.
Una persona puede ser atractiva (magnética) sin tener una salud perfecta; pero la buena
salud es una base excelente para el desarrollo del magnetismo personal.

Es más agradable estrechar una mano suave y templada que sentir el contacto de una
mano fría, febril o Viscosa. El sentido de la vista es más favorablemente impresionado
por una fisonomía alegre y satisfecha que por un rostro paliducho, triste o cubierto de
granos.

Es necesario por lo, tanto al desarrollar el magnetismo personal, procurar agradar a los
sentidos, exami¬nándose uno mismo y procurando mejorar su salud, modificar el tono e
inflexiones de la voz.
Un estudio del hombre poderosamente magnético nos probará cuando se trata de
defender los principios que mantiene el corazón.

El hombre magnético no se envanece jamás en público de sus méritos y elevadas


acciones. Es modesto, sin llegar a la timidez; tiene una frase alentadora para cada cual;
reconoce toda atención con que se le distingue y agradece todo servicio que se le preste;
demuestra con tacto su apreciación de los méritos de los demás y, cuando hace algún
favor a un amigo o conocido, lo realiza de modo que parezca ser él mismo el
beneficiado y no el otro.
El hombre magnético es atento, cortés y afable en toda ocasión con respecto a sus
amigos o extraños, no por motivos egoístas, sino porque ha hecho de ese principio una
segunda naturaleza.

La falta aparente de magnetismo en algunas personas, puede imputarse a la influencia


del medio en qué se mueve.
Los hijos de padres insociables, que sólo tienen un reducido numero de amigos y
conocidos, están expuestos a volverse egoístas y aislarse, apartándose de todos sus
compañeros de juego, a excepción de algunos que han de sufrir previamente el examen
crítico de sus egoístas padres.

La regla más sencilla, más práctica y efectiva que ha de seguirse para desarrollar el
magnetismo personal, es la de relacionarse con el. mayor número posible de personas y
hacer de suerte que cada una de ellas quede satisfecha de haberos visto y persuadida de
que tienen en vosotros un amigo y puede contar con una acogida cariñosa cada vez que
os vuelva a ver.
No basta encerrarse solo en una habitación y hacer ejercicios de concentración y
autosugestión, aunque estos ejercicios, cuando se persigue un fin bien determinado, sean
de bastante provecho; lo que importa más es la forma de portarse con sus semejantes.
La persona ansiosa de desarrollar, la influencia magnética personal y que conozca sus
puntos débiles, hará bien en retirarse a algún sitio aislado donde se halle sólo con sus
pensamientos, esforzándose allí en forjar en su espíritu la mejor conducta que ha de
observar para triunfar de sus defectos, representándose la forma como procederá
cuando esos defectos hayan desaparecido. Son muy eficaces, además, las
autosugestiones bajo la forma dé palabras pronunciadas mentalmente: o en alta voz. sin
embargo, esas palabras no deben repetirse maquinalmente sino que se expresarán con
atención observando el espíritu la plena significación de las frases emitidas.
A manera de ejemplo, vamos a dar, algunas autosugestiones, cuyo empleo prestará
grandes servicios; el 1ectortal podrá fácilmente imaginar otros que respondan a sus
necesidades particulares.

Véanse estas autosugestiones:


"Estoy resuelto a volverme enérgico y magnético a la vez. Tengo sentimientos
generosos y amistosos para todo el mundo y he de conquistarme de cada uno."
"Mi carácter es siempre alegre, jovial y agradable. Tengo una frase de consuelo y
aliento para todo el mundo y todo el mundo se felicita de verme."
"Soy honrado y sincero y puedo mirar de frente y con serenidad a cuantos me rodean."
"He de ser bueno para los viejos y los jóvenes; seré bueno para todos mis semejantes y
haré por ellos cuanto ellos seguramente harían por mi." .
"Estos buenos, sanos, optimistas y fortificantes pensamientos influyen en mi vida y en:
mis actos; son magnéticos, son míos. ¡Yo mismo soy magnético!"

Estas autosugestiones y otras análogas, repetidas frecuentemente y concienzudamente se


convierten en pensamientos y principios arraigados, a condición de que uno se esfuerce
en ponerlas en practica sin el menor egoísmo, Ejercen inconscientemente una influencia
bienhechora y sirven para atraerse amigos. Preguntadle a uno de éstos lo que encuentra
particularmente atractivo en el ser magnético y seguramente os contestará:!Oh! No
puede decirlo exactamente. Lo único que sé es que siento gran simpatía hacia él. Posee
considerable: magnetismo personal.
Es por lo tanto la capacidad de agradar por actos de bondad, de simpatía, de lealtad y
por la fuerza del carácter, por una parte, y la interpretación inconsciente de esos actos,
por otra, lo que constituye el magnetismo personal y lo que hace creer a mucha gente
que ese magnetismo es un agente casi igual a la electricidad o al magnetismo del imán.

Influencia perniciosa del pesimismo beneficiosa acción del


optimismo

El pesimismo es la tendencia a exagerar por medio del pensamiento, los males de la


vida o mirarla bajo el aspecto sombrío: es una melancolía ó predisposición que deprime
el espíritu y hacer todo negro, (enfermedad del alma)
Podemos, por lo tanto, llamar pesimista al que exagera los males de la vida o que se
inclina a no ver más que su lado malo.
Es, en cambio, optimismo la opinión o disposición a creer que todo lo que existe es
bueno y está perfectamen¬te ordenado, por cualquier razón impenetrable, a pesar de
todas las observaciones encaminadas a la conclusión opuesta.
Podremos, por consecuencia llamar optimista al individuo que cree en la supremacía
presente o definitiva del bien sobre el mal; al que aguarda siempre las eventualidades
más felices y dichosas; a la persona que espera siempre.

Son presa del pesimismo agudo los naturalmente optimistas en sus pensamientos, pero
que, a lo mejor, sufren Un ataque de humor negro, debido, generalmente, a la
eliminación imperfecta ocasionada por el exceso de alimentación o por la insuficiencia
de bebida o por los dos casos reunidos. Estos accesos pueden durar un día a dos y
también una semana o acaso hasta diez días, pasados los cuales desaparece la depresión
mental tan rápidamente como se presentó y el individuo se torna más alegre y optimista
que nunca, aunque en el apogeo de la crisis le sea imposible percibir nada bueno en
ninguna parte, viendo tan sólo, por el contrario, el lado malo de las cosas.

Prestando atención especial a la alimentación, a la respiración y particularmente a la


bebida, podrá uno alejar de sí esa melancolía pasajera y no temerá que se reproduzca si
aprende a visir higiénicamente.
Subdividiremos los pesimismos crónicos en dos clases la correspondiente a los
individuos en quienes se ha desarrollado el pesimismo al cabo dé un largo período de
debilidad, de enfermedad y la otra: para los individuos que aunque han gozado siempre
de excelente salud, fueron pesimistas toda la vida.

Puede hacerse desaparecer el pesimismo consecutivo a un largo período de enfermedad


fortificando la salud y empleando sugestiones y: autosugestiones optimistas; por que un
pesimista de esta especie se da cuenta de que su actitud mental es anormal, y, como
busca incesantemente su remedio para su padecimiento físico, se halla dispuesto a hacer
cuanto se le ordene para desarrollar el optimismo.

El pesimismo debido a una costumbre de pensar tan antigua como la vida, es difícil de
desterrar, por las dos razones siguientes:
Primera el pesimista, como no ha experimentado jamás los goces del optimismo, no
puede darse cuenta de que sus pensamiento difieren de los pensamientos de. las gentes
más optimistas que él ni de que esos pensamientos influyen en sus acciones y su
conservación, hasta el punto, no tan sólo de apartar de él a sus amigos optimistas, sino
también de colocarse en la poco envidiable situación de que se lamenta.

Segunda: Aunque el pesimista reconoce la diferencia entre el pesimismo y el


optimismo; y que los estados de espíritu ejercen una acción importante sobre el éxito
que se obtiene en la vida, encuentra difícil al principio mantener su espíritu en actitud
optimista durante tiempo bastante largo para notar una mejoría sensible, y la naturaleza
misma de desarreglo tiende a desanimarlo, para conducirle a otros esfuerzos
concienzudas y persistentes.

Desarrollo del optimismo

Pero esas pobres víctimas pueden ser, trastornadas en optimistas muy aceptables,
especialmente si un su¬gestionador competente les administra cada día un tratamiento
sugestivo, y hasta conocemos a muchos que gracias al empleo persistente de la
autosugestión, debieron la salud a sus propios esfuerzos.
El pesimismo es generalmente el egoísmo personificado. En realidad casi se pueden
considerar como sinóni¬mos las palabras pesimismo. Y egoísmo, porque no hemos
conocido nunca un pesimista que no fuese egoísta, ni una persona egoísta que no
mostrase algunas señales de pesimismo de vez en cuando.
El pensamiento se transforma en actos.
Para demostrarla de manera objetiva, basta estudiar la vida ordinaria de un pesimista
empedernido; y haciéndolo así, el lector nos dará la razón y se convencerá
palpablemente.
El optimismo no cuesta más que el pesimismo; pero. el optimismo nos proporciona una
ayuda material; llamando nuestra atención hacia todo lo que es bueno y digno de
poseerse en la vida. ¿Por qué, pues, no hemos de hacerle tomar parte en todas nuestras
acciones?

Si encontramos obstáculos en el camino dé la vida, dediquémonos valientemente a


destruirlos, sostenidos por el optimismo, hasta que lo hayamos conseguido; si nos
vemos detenidos por una barrera, al parecer infranqueable ataquémosla gallardamente,
tenido la fe de que tarde ó temprano vendrá a tierra nuestro optimismo podrá ser el más
seguro medio de atraemos amigos; que estarán dispuestos a ayudarnos cuando
necesitemos sus servidos.
A los que deseen, por lo tanto, desarrollar actitudes mentales optimistas, les
recomendamos, primeramente que retengan este axioma:

"El pensamiento se transforma en actos"


Estúdiese maduramente esa frase, es decir lo que entraña la misma, y procúrese
encontrar su plena significación. ¬
En seguida esfuércense los interesados en desarrollar la generosidad y en ser generosos,
no solamente en las cosas pequeñas de la vida, sino también en los pensamientos.
Hay que estar siempre dispuestos a olvidar un defecto aparente en una persona y creer
que dicha persona posee cualidades que contrarrestan ampliamente su imperfección. La
nueva actitud tendrá por resultado, valga la fra¬se, poner el mundo entero a los pies del
optimismo.

Recomendamos también el ejemplo continuo de autosugestiones de naturaleza


semejante a la que diéramos antes. Las sugestiones deben ser repetidas varias veces
cada día, y no maquinalmente sino con una comprensión completa de su más amplio
sentido.

Repitiendo, estas autosugestiones con puntualidad, se desarrollará muy pronto la


costumbre de pensar con optimismo; desde luego, observando cada vez mejor las leyes
de la higiene
A continuación van algunos ejemplos de estas autosugestiones.
"Yo doy a mi organismo los alimentos, la bebida y el aire que le son necesarios. en
cantidad y calidad. Eso significa que mi cuerpo y mi cerebro están bien nutridos y, por
consecuencia, éste puede funcionar con tanta claridad como el del más optimista de los
optimistas"
"Deseo cambiar toda mi manera habitual de pensar y mi actitud mental frente a todas las
personas y las cosas. A partir de hoy seré generoso en todos mis actos y pensamientos
Yo veré en todo el lado favorable y buscare solamente: lo que es bueno en las personas
y las cosas."
"Mi optimismo me traerá amigos. La resolución que he adoptado de convertirme en
optimista, me hace estar ya mas satisfecho de la vida ."
"Soy un optimista en toda la acepción de la palabra y cultivo el optimismo para
desarrollar el optimismo."

Concentración pasiva y concentración voluntaria

Hemos recibido de un corresponsal una carta, de la cual extractamos lo siguiente:"Hay


una cosa que deseo adquirir, y es la concentración mental. Estudio con persistencia las
instrucciones contenidas en los libros que pretenden enseñar o enseñan a sus lectores a
concentrarse, pero no he tenido ningún resultado. No soy positivo, soy incapaz de
concentrar mis pensamientos. ¿Quiere usted ayudarme en esta tarea?

Es posible que cada uno desarrolle un músculo o un grupo de músculos en su


organismo, siempre que esos músculos estén convenientemente nutridos y que sean
ejercitados juiciosa y regularmente; pero no es razonable suponer que un hombre que se
halle en el último grado de la tisis pueda aumentar sensiblemente la fuerza y
dimensiones de sus bíceps intentar la cosa ejercitando los músculos durante algunos
días; pero cada vez, le será mas penosos estos ejercicios. La cuestión es saber si podrá
disponer en cualquier momento de la fuerza necesaria para ejercitar los músculos hasta
el punto de desarrollarlos en forma perceptible; aun teniendo la voluntad bastante firme
para continuar sus ejercicios con regularidad

Si, por otra parte, un hombre bien nutrido lleno de salud, se dedica a desarrollar sus
bíceps y gasta demasiada energía en sus primeros ejercicios, sin .obtener ningún efecto
notable, existe el temor de que pierda valor, a menos que su voluntad y determinación
sean fuertes y es verosímil que abandonará sus ejercicios: antes de haber conseguido su
objeto.

El organismo mental con cuyo auxilio se concentra puede llamarse de manera figurada
"un músculo mental" y su desarrollo depende de dos cosas primeramente de la nutrición
de cerebro y en segundo lugar de la manera como se ejercite el músculo mental y la
cantidad de ejercicios que se le imponga.
Es posible que nuestro corresponsal tenga una capacidad de concentración superior a la
medida y considere insuficiente sus propias fuerzas.

Hay una gran diferencia entre la concentración y la concentración activa o voluntaria.


La primera no exige ningún esfuerzo de voluntad, en tanto, que la segunda, depende
enteramente de la voluntad. Cuando presenciamos un partido de foot ball u otro juego
que nos apasiona; cuando asistimos a la representación teatral de una obra interesante,
estamos por completo en el juego o en .la acción dramática. Y no tenemos que hacer
ningún esfuerzo de voluntad para concentrar la atención. de nuestro espíritu sobre esos
espectáculos que nos divierten, porque la que interviene en tal caso únicamente es la
concentración pasiva, nos absorbemos por completo en los espectáculos o relatos que
nos entretienen..
Pero si intentamos olvidarnos de nosotros mismos estudiando los verbos griegos o
latinos, por ejemplo, nos hallaremos metidos en una tarea difícil de realizar.
Tendremos que hacer un esfuerzo real de voluntad para mantener nuestra atención
concentrada en los verbos, sin contar. el riesgo que corremos de ver que nuestros
pensamientos van hacia la derrota.
Por consecuencia, si nuestro corresponsal se imagina que debiera ser capaz de
concentrar su espíritu tan fácilmente en un estudio difícil como el hecho de fijarse en
una obra teatral, querría alcanzar un poder de concentración que no ha tenido ocasión de
apreciar a. nadie.

Excelentes estudiantes, en perfecto estado de salud, que se hallaba a la cabeza de su


clase, nos han consultado con la esperanza de que mejorásemos su memoria y
concentración.
Se lamentaban de tener que hacer grandes esfuerzos para ser constantes en el trabajo, al
paso que algunos de sus condiscípulos sabían retener fácilmente. Habiéndonos
informado bien, hemos reconocido que los compañeros de los jóvenes que nos
consultaron estaban celosos de las aptitudes de retención y concentración de estos
últimos, y que ellos trabajaban extraordinariamente cada vez que habían de sufrir un
examen.

Tendemos siempre a creer que los demás vencen las dificultades con menos esfuerzo
que nosotros, y nos sentimos inclinados a disgustamos de nosotros mismos y a
criticarnos cuando nos tropezamos con una labor u obstáculo rudo y pesado en nuestro
camino. Pero, secundados por una salud excelente, no encontraremos ninguna faena
física o mental que no podamos vencer, si damos pruebas de valor y nos imponemos en
el fondo del corazón la voluntad de triunfar.
Cuando se quiere desarrollar un músculo del cuerpo, es menester ejercitarse
moderadamente al principio, y esos ejercicios deben efectuarse diariamente. A medida
que los músculos se desarrollan, puede aumentarse la duración y cantidad de los
ejercicios proporcionalmente hasta que se consiga el objeto deseado.
Pero un músculo excesivamente desarrollado no tarda mucho en atrofiarse, a menos que
se continúe ejercitándolo constantemente y nutriéndolo en forma conveniente.

De manera análoga, al desarrollarse la concentración voluntaria es necesario hacer


ejercicio de concentración ligeros al principio y si se continúa con regularidad, se
pegará a la posibilidad de imponer al espíritu esfuerzos cada vez mayores. Pero lo
mismo que un músculo físico, el músculo mental se deteriora durante la enfermedad; y
hasta se deteriora en los individuos que gozan de perfecta salud si estos individuos no lo
ejercitan con regularidad ni le conceden reposo, con regularidad también.

Una dosis excesiva de descanso para el espíritu, lo mismo que para los músculos,
ocasiona un deterioro; una dosis excesiva de ejercicios lleva aparejada la ruina; y ambos
extremos deben evitarse con el mismo cuidado.

Autosugestiones para desarrollar la concentración

No es nuestra intención presentar ejercicios difíciles para desarrollar la concentración


voluntaria porque los ejercicios complicados no son absolutamente necesarios. A1gunas
sugestionadores os dirán que fijéis vuestra mira¬da en el extremo de un dedo y que os
dediquéis sólo a pensar en el extremo de ese dedo. Os invitarán a practicar este ejercicio
y otros similares varias veces al día hasta que aprendáis a excluir de vuestro espíritu
toda cosa a excepción del dedo. Pero, aunque esos ejercicios puedan ser de alguna
utilidad, hay otros más prácticos y provechosos

Los ejercicios más sencillos y eficaces para desarrollar la concentración consisten en


leer una frase en un buen tratado científico cuyo asunto carezca absolutamente de
interés para el lector, y en seguida tratar de reproducir la idea expresada en la frase,
verbalmente o por escrito, o de ambos modos a la vez; habiendo conseguido retener y
reproducir las ideas contenidas en una simple frase, tratar de retener muchas frases
sucesivas a la vez; en seguida tomar párrafos completos, luego páginas, capítulos y por
último un libro entero.
No hay mejor ejercicio que éste para aprender a retener y concentrarse.
Por eso diremos a todo lector que desee cultivar la concentración voluntaria:

En primer término, hay que cuidar de la salud general. Véase si el estómago y los
intestinos cumplen convenientemente sus funciones y si su actuación deja algo que
desear, si la circulación no es perfecta, mejórese la salud empleando la autosugestión y
apropiándose los elementos esenciales. aplíquense a este propósito los consejos
contenidos en el capítulo que trata de la autosugestión y desórdenes físicos, y si la salud
se debilitó momentáneamente, podrá esperarse fundadamente que volverá el poder de
concentración y la salud mejorará.

Habiendo fortificado la salud general, empiécese a ejercer la concentración durante


algunos minutos varias veces diarias, y auméntese gradualmente la duración de los
ejercicios a medida que se note mejoría.
El empleo metódico de la autosugestión ayudará también poderosamente desde el
principio.

Imprímase en el espíritu involuntario lo que se entienda que se realiza y lo que se desea


que él espere de uno. Para alcanzar ese resultado serán útiles autosugestiones por el
estilo de las que siguen;
"Mi cerebro está ahora perfectamente nutrido por medio de una sangre pura y rica; es
capaz de efectuar tan buena labor como cualquier otro cerebro humano."
"Poseo facultades mentales que me hacen posible la concentración y ejercitándolas con
regularidad diaria¬mente estoy seguro de que se desarrollan en todo momento"
"Mi espíritu es lúcido y vivo; sé leer, anotar, aprender, retener y digerir todo lo que leo
o estudio, lo mismo que el mejor estudiante."
"Soy un hombre enérgico, decidido y emprendedor; tengo voluntad firme y consigo
desarrollar la concentración, porque triunfo en todo lo que emprendo"
"Siento que mi concentración voluntaria se desarrolla en estos momentos."

Las autosugestiones de esta especie deben repetirse de cincuenta. a cien veces cada día
y más si se puede .mas y se debe dejar al espíritu meditar acerca de la significación de
dichas afirmaciones.
He aquí ahora dos axiomas que ha retener el lector que quiera practicar la autosugestión:
"Los pensamientos se transforman en actos."
"Contando muchas veces un cuento, puede llegar a creérselo uno mismo."
De modo que si se repite una autosugestión continuamente, y se deja al espíritu
penetrarse de su plena significación el espíritu involuntario la acepta como un hecho
comprobado y consecuentemente, pierde su influencia.
"El espíritu involuntario es sensitivamente extremado.
Todos poseemos al nacer los centros cerebrales necesarios para el ejercicio de la
concentración; mas para desarrollados, debemos nutrirlos convenientemente ejercitados
lo bastante.
No existen manejos ni procedimientos secretos, ni medios artificiales para desarrollar la
concentración voluntaria.

El hombre necesita aprender a respirar

Indudablemente parecería ridículo pretender enseñar a respirar a los caballos y a los


perros. Estos animales, que viven casi siempre al aire libre y hacen mucho ejercicio,
respiran como la naturaleza les ha ordenado que respiren. Pero el hombre, triste víctima
de la civilización, vive confinado en oficinas y talleres polvorientos, sin ejercicio, hasta
que, falto de aire puro, desfallecen sus fuerzas físicas. Sin embargo, cuando llega a
reconocer que debe dar a sus pulmones aire puro en determinar cuál es el mejor método
respiratorio.

¿A qué perder tan lastimosamente un tiempo necesario para reponernos? En este


documento encontrará el lector lo que desea. Leamos con atención. Si se percata uno de
que hasta el momento sólo ha absorbido un litro de líquido, cuando su organismo
reclama dos litros, empiece inmediatamente a aumentar su consumo de bebida. Beba
agua hervida, si es posible, y, si no dispone de agua bastante buena, beba la mejor que
logre encontrar, pero beba inmediatamente.
Más perjuicio ocasionaría a su organismo negándole el agua necesaria, aunque no sea
buena, que bebiendo cuanta necesite dicho organismo, aunque la calidad no sea
excelente

Y lo mismo ocurre por lo general respecto a la respiración. Si nota uno que los
pulmones no han recibido, suficiente aire hasta el momento salga fuera y respire. Si está
encerrado en una oficina donde la ventilación sea defectuosa, haga que penetre el aire
en el local: respire, respire profundamente por cualquier medio, hasta adquirir doctas
reglas y métodos.
Lejos de nosotros la idea de ridiculizar los diversos sistemas respiratorios que se enseña
en la actualidad. Tenemos en ellos gran fe, por muy diferentes que parezcan entre sí,
pues todo sistema será beneficioso siempre que los ejercicios se realicen
concienzudamente y con una intención bien definida en el espíritu; todos los sistemas:
respiratorios tienen un doble fin.

En primer lugar, la persona que las aplica fielmente logra que penetre en sus pulmones
más cantidad de aire que penetraría si no los hiciese. En segundo término cada vez que
ejecuta ejercicio respiratorios la hace con deliberada intención, y manteniendo esa
intención ante la visión mental, tiende ésta a realizarse, porque el pensamiento se
materializa, dando origen a los actos.
Dicho de otro modo, consciente o inconscientemente, las autosugestiones que
acompañan invariablemente a los ejercicios; contribuyen a alcanzar los resultados
apetecidos.

Una persona cuya salud es fuerte y vigorosa respira generalmente, a plenos pulmones y
se asimila todo el oxígeno que le es menester, sin esfuerzo. Consciente; no necesita
ningún método respiratorio. Pero es raro que una persona debilitada respire
profundamente, por que el influjo nervioso accionado. en 1os órganos de la respiración
se debilita en proporción al declinamiento de la salud. Por eso, cuando la salud de una
persona se halla a un nivel inferior a la salud media, tendrá que fijarse en la necesidad
de hacer que penetre en sus pulmones, por todos los medios posibles, la cantidad de aire
que necesitaría si gozase de una salud perfecta.

No es necesario que un paciente de esta especie se someta a un sistema determinado lo


único que ha de hacer es respirar hasta que tenga conciencia de haber introducido en sus
pulmones mayor cantidad de aire que de ordinario, y los efectos bienhechores serán
consecutivos, con la única condición de que respire profundamente durante algunos
minutos, ocho o diez veces por día. Pero, en la mayoría de los casos, no basta aconsejar
a las gentes que respiren más aire para alcanzar los apetecidos resultados.

El paciente pensará de vez en cuando durante un día o dos, y luego se olvidará de hacer
nuevos esfuerzos de atención para aplicarse a respirar profundamente. Y he aquí por qué
es de gran valor el empleo de uno u otro sistema respiratorio; porque el hecho dé
respirar de manera especial, sujetándose a determinadas reglas nos conduce a fijarnos en
la necesidad de respirar profundamente, varias veces durante el día, y el cumplimiento
de tales ejercicios es lo que fortifica las autosugestiones.

El arte de respirar

La mejor y la única manera natural de respirar es la "respiración abdominal". Los


hombres, en general, y especialmente los que gozan de buena salud, respiran de esa
forma; pero las mujeres, a causa de la faja y la pesantez de los trajes, sujetos a la
cintura, respiran habitualmente de pecho.

He aquí cómo se practica la respiración abdominal: Hágase una completa, larga y


profunda aspiración, de modo que no sólo se levante el pecho sino que se sienta también
dilatarse el abdomen. Manténgase luego levantado y dilatado el pecho, hágase salir el
aire de los pulmones gradualmente.

Después que haya sido expulsado el aire de los pulmones, contrayendo el abdomen y
elevando los órganos vitales, realice una nueva respiración hasta que se dilate de nuevo
el abdomen, y continúe respirando de esta forma manteniendo todo el tiempo el pecho
en estado de expansión tal que no se note el menor movimiento.
La respiración abdominal tiene una ventaja doble. Por medio de ella se rellenan los
pulmones lo más completamente posible y el movimiento del diafragma y de los
músculos abdominales efectúa el masaje de los intestinos y el estómago. Hemos visto
más de un caso de enfermedad estomacal antigua curado en pocos días por medio de la
respiración abdominal.
Por lo demás, los pacientes gozaban de buena salud, bebían y comían bien, pero
respiraban enteramente de pecho, sin que fuese perceptible el menor movimiento en el
abdomen. La respiración abdominal obra como por encanto.
Esa respiración es el único ejercicio que ha de exigirse a todos los pacientes. Permite
practicar toda clase de ejercicios recomendados por los demás, y puede aplicarse
ventajosamente durante la marcha.

Téngase el cuerpo bien. derecho, rellénense los pulmones aspírese, dando cinco o seis
pasos, y espire durante los cinco o seis pasos siguientes. Un andar acelerado aumenta el
valor de este ejercido, y se puede elevar hasta siete u ocho el número de pasos que
acompaña a cada aspiración.
Cuando se haga este ejercicio, procúrese respirar por la nariz.
La persona cuya salud no sea buena, debe preocuparse especialmente de los elementos
necesarios.

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