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Cuando la razón se

inspiró en los sueños


Jordi Gil Vernet
Profesor de filosofía y consultor de formación de empresa

EN ESTE AÑO 2016 SE CELEBRA, PARA (y con ella, la filosofía moderna) se carac-
mayor gloria de las letras inglesas y caste- teriza por la búsqueda de un método
llanas, el cuarto centenario de la muerte universal para el avance de las ciencias,
de dos de los más grandes genios de la método en el que el sujeto tiene la prima-
literatura universal. No van a ser glosadas cía sobre el objeto de conocimiento.
aquí sus personalidades ni su obra; que
otros con mejores fundamentos se ocu- Una simple ojeada a los años que acotan
pen de ello. Sólo me referiré a William la vida de los tres personajes evidencia
Shakespeare (1564-1616) y a Miguel de que Descartes no pudo haber sido cono-
Cervantes (1547-1616) como exponen- cido por Shakespeare y Cervantes, ya que
tes especialmente ilustres de una época cuando estos murieron —con una llama-
que alumbró, entre otros hitos de suma tiva cercanía de fechas que ha hecho las
importancia para la historia de la cul- delicias de los astrólogos y calendaris-
tura, aquel momento del pensamiento tas durante siglos1— Descartes acababa
que hemos etiquetado con el nombre de de cumplir 20 años y no había publi-
«Filosofía moderna». cado nada aún. Por otra parte, parece
probado que Cervantes nunca supo de
Al igual que todos los puntos de infle- la existencia del Bardo inglés, mientras
xión en el devenir de los acontecimientos que sí hay indicios razonables de que éste
humanos, éste contó también con sus sí pudo haber leído al menos la primera
21 antecedentes y precursores. No obs- parte del Quijote. Aun así, las influencias
tante y a pesar de la deuda contraída directas entre unos y otros son práctica-
con Platón y Aristóteles, la Escolástica, mente inexistentes. Lo que sí comparten
Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, nuestras tres eminencias es, sin ningún
Michael de Montaigne, Francis Bacon, género de dudas, el espíritu de la época.
Isaac Beeckman, William Harvey y
Galileo Galilei —amén de los matemáti- El tránsito del Renacimiento al Barroco se
cos del colegio jesuita de La Flèche donde distingue por los grandes cambios acae-
se educó—, los historiadores no vacilan cidos en el canon de las artes (música,
en señalar a René Descartes (1596-1650)
como el genuino fundador del nuevo 1 Hoy parece establecido definitivamente que
periodo de la filosofía que se extenderá la muerte de Cervantes debió ocurrir el 22 de
abril de 1616 y la de Shakespeare, el 3 de mayo,
hasta finales del s. XIX. Según Ortega según el calendario gregoriano que entonces
y Gasset, esto no se debe tanto a que ya se utilizaba en España. La confusión con
Descartes innovara absolutamente en las fechas se explica, además de por la escasez
de documentos disponibles de la época,
filosofía como a que instaurase un nuevo porque en Inglaterra todavía se contaba
nivel en el filosofar. La filosofía cartesiana entonces el tiempo con el calendario juliano.

Número 20 Enero 2017


pintura, escultura, arquitectura, la lite- del racionalismo moderno hallase inspi-
ratura en todas sus facetas: poesía, teatro, ración para el desarrollo del método en las
novela, ensayo…) y en la aparición de la imágenes oníricas sugeridas por Morfeo.
Nueva Ciencia (iniciada con la revolución Otros, arrimando el ascua a su sardina,
copernicana en astronomía y fundamen- han querido ver en ello un arrebato equi-
tada por Galileo con la introducción de la parable a los éxtasis de Santa Teresa y San
física-matemática). Todos estos cambios Juan de la Cruz, una puerta trasera que
reflejan las transformaciones sobreveni- conecta el edificio de la razón con el sub-
das en una Europa desangrada por las mundo de la irracionalidad mística.
guerras religiosas y el inestable equilibrio
del poder político. Se asienta el esta- Estos nexos se antojan quizá osados en
do-nación moderno en España, Francia exceso; sin embargo, es cierto que el
e Inglaterra, con un monarca autoritario recurso a los sueños es algo muy frecuente
netamente hegemónico sobre la nobleza. en la literatura y mucho más aún en la
Los territorios de ultramar ensanchan las época que nos ocupa. Ya Parménides de
fronteras de los países hasta límites tan Elea, en el s. V a.C., lo había explotado en
insospechados que en sus territorios ya su poema Sobre la naturaleza para narrar
nunca se pone el sol, surgiendo de este la visión de la verdad que experimenta
modo la novedosa conciencia de habitar el alma separada del cuerpo durmiente,
un planeta en rampante inflación geográ- en el que sea probablemente el primer
fica. Por otra parte, la Reforma luterana viaje astral de la historia de la literatura.
triunfa y se consolida en el centro y norte Un siglo más tarde, en el Libro VII de la
del continente europeo, provocando una República, el propio Platón representará
Contrarreforma ultraconservadora en los la vida humana como una ensoñación
países católicos de la periferia que habría sufrida en las penumbras de la caverna
de lastrar durante siglos su pleno desar- que representa el mundo sensible.
rollo científico, social y económico. Entre
las causas de las guerras entre las nacio- Los sueños de Descartes
nes se cuentan las razones de economía
política, los intereses dinásticos y los Conocemos los hechos de la noche de
desencuentros religiosos. Hasta nuestro marras porque el mismo protagonista los
hombre, Renatus Cartesius, luchó como relató en sus notas personales —recupe-
voluntario en la Guerra de los Treinta radas por Leibniz— y en sus diarios de
Años (1618-1648), el mejor ejemplo de viaje, a los que tuvo acceso su biógrafo
los conflictos bélicos que asolaron el Baillet2. Al inicio de la segunda parte del
viejo continente en el periodo histórico Discurso del método3, Descartes cuenta:
que nos ocupa. 22
Me encontraba entonces en
Fue precisamente durante uno de los Alemania, país al que había sido atra-
asuetos invernales de esta larga guerra ído con ocasión de las guerras que
cuando un joven Descartes de 23 años, aún no han finalizado. Cuando retor-
enrolado entonces con las tropas de naba hacia la armada, después de
Maximiliano I, Duque de Baviera, tuvo haber presenciado la coronación del
en un refugio bien caldeado a orillas del emperador, el inicio del invierno me
Danubio bávaro —una «estufa», según su obligó a detenerme en un cuartel en
propia expresión— una concatenación de el que, no encontrando conversación
sueños que él recordaría después como alguna que distrajera mi atención y,
una revelación. A juzgar por la escasa por otra parte, no teniendo afortuna-
importancia —por no decir nula— que se damente preocupaciones o pasiones
da a dicho episodio en la mayor parte de
las historias de la filosofía al uso, parece 2 Baillet, Adrien (1691), Vida de Descartes.
3 Descartes, René (1995), Discurso del método;
como si algunos no se sintieran demasi- Granada, Miguel Ángel y Lledó, Emilio
ado cómodos con el hecho de que el padre (editores), Círculo de Lectores, Barcelona.

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«Una simple ojeada a los años que acotan desaparecía y reaparecía incompleta
una «enciclopedia» (saber total), el
la vida de los tres personajes evidencia descubrimiento de que al hombre
que Descartes no pudo haber sido le queda mucho por avanzar en el
camino de la verdad. Una antolo-
conocido por Shakespeare y Cervantes.» gía poética abierta al azar le ofrece
el verso de Ausonio:«¿Qué camino
seguiré en la vida?»: de ahí la «resolu-
ción…» de emplear todas las fuerzas
que me inquietasen, permanecía de su ingenio en seleccionar los
durante todo el día en una cálida caminos que debía seguir.5
habitación donde disfrutaba anali-
zando mis reflexiones. Abundando en la idea mencionada más
arriba, Strathern llama la atención sobre
Fernando II de Habsburgo había sido la ironía de que Descartes, el gran raci-
coronado emperador del Sacro Imperio onalista, encontrara su inspiración en
Romano Germánico en Frankfurt am visiones místicas y sueños irracionales.
Main entre agosto y septiembre. Según Él mismo enumera algunos intentos de
sostiene Miguel Ángel Granada, justificación racional aportados desde
entonces: el cerebro de Descartes se
Descartes no fue con el resto de los habría calentado demasiado debido a
soldados a los «cuarteles de invi- la estufa, una probable indigestión, el
erno» (como creen tantos editores) exceso de reflexión o la falta de sueño,
temiendo la ociosidad [y —añado— una crisis mística e incluso el hecho
la vida libertina de la soldadesca]. de su adherencia reciente al movimi-
El «cuartel» en el que encontró la ento Rosacruz6. Parece que el asunto del
soledad para dedicarse a sus «pen- melón fue motivo de gran regocijo entre
samientos» es un lugar retirado (en los lectores de la biografía del padre
Neuburg, junto al Danubio); y la Baillet. El mismísimo Sigmund Freud
«estufa» en la que pasó el invierno fue invitado a dar su versión del asunto
era una habitación con cocina, en la en 1929. En opinión del maestro del psi-
que se mantenía la calefacción sin coanálisis, la mejor interpretación en este
molestar al anfitrión, que también caso sería la del propio protagonista de
evitaba el humo.4 los sueños, puesto que se trata de lo que
él llama «Sueños de arriba» (Träume von
En esa caldeada estancia, tuvo el filósofo oven), es decir, ensoñaciones producidas
23 tres sueños o ensoñaciones en la noche en un estado muy cercano a la vigilia.7Así
del 10 al 11 de noviembre de 1619: pues, merece ser respetada la convic-
ción de Descartes de que sus extraños
Cuando retomaba la unificación de sueños le animaban a seguir buscando
la aritmética y de la geometría entre- un método seguro para el desarrollo de
vista ya desde marzo, entusiasmado las ciencias, un método cuya clave se
al presentir en ella el punto de par- hallaba en las matemáticas. La revelación
tida de un método que se extendía a le sirvió también para confirmar la uni-
la explicación de la naturaleza, tuvo dad de la razón —una razón parmenídea,
varios sueños en los que se puede es decir: homogénea, universal y eterna.
ver la tentación de poseer el mundo Contraviniendo por una vez el lema del
(globo simbolizado por la promesa de magnífico grabado de Goya, el sueño de
un melón).
5 Ibíd. (1995)
(…) En el último sueño, aparecía, 6 Strathern, Paul (2015), Descartes en 90
minutos, Siglo XXI, Madrid
7 En la psicología actual, se conoce esta fase del
4 Ibíd. (1995) sueño como hipnagógica.

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«Strathern llama la atención
sobre la ironía de que Descartes, el
gran racionalista, encontrara su
inspiración en visiones místicas y
sueños irracionales. »

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la razón no siempre produce monstruos;
aunque sólo sea porque los sueños pudi-
«Descartes utilizó el trance hipnagógico
eron servir de inspiración al campeón del experimentado a orillas del Danubio
racionalismo moderno.
como un potente argumento para poner
Los sueños de Próspero y Alonso en duda la existencia de una realidad
Quijano
exterior a la mente.»
Los dos autores homenajeados en este
número recurrieron igualmente a los
sueños para dar sentido a la vida de sus al fin don Quijote de las profundidades
personajes o para meramente referirse a telúricas con evidentes síntomas de estar
la fatua condición humana. Así ocurre en dormido. Al verlo, le espetó Sancho:
el archiconocido pasaje de Shakespeare8
donde Próspero, duque legítimo de Milán —Sea vuestra merced muy bien
a quien su hermano Antonio ha usurpado vuelto, señor mío, que ya pensába-
el ducado, dice a Fernando, príncipe de mos que se quedaba allá para casta.
Nápoles, y a su propia hija Miranda:9
Pero no respondía palabra don
Our revels now are ended. These our actors,
Quijote; y sacándole del todo, vieron
As I foretold you, were all spirits, and que traía cerrados los ojos, con mues-
Are melted into air, into thin air: tras de estar dormido. Tendiéronle
And like the baseless fabric of this vision, en el suelo y desliáronle, y, con todo
The cloud-capp'd tow'rs, the gorgeous palaces, esto, no despertaba; pero tanto le
The solemn temples, the great globe itself, volvieron y revolvieron, sacudieron
Yea, all which it inherit, shall dissolve, y menearon, que al cabo de un buen
And, like this insubstantial pageant faded, espacio volvió en sí, desperezándose,
Leave not a rack behind. We are such stuff bien como si de algún grave y pro-
As dreams are made on; and our little life fundo sueño despertara; y mirando
Is rounded with a sleep.9 a una y otra parte, como espantado,
dijo:
Cervantes hace lo propio en el episodio de
la manchega cueva de Montesinos10, en —Dios os lo perdone, amigos, que
cuya sima hace descender a su maltrecho me habéis quitado de la más sabrosa
hidalgo cual si de un avezado espeleólogo y agradable vida y vista que nin-
y no de un verdadero caballero andante gún humano ha visto ni pasado. En
se tratara. Tras largar Sancho Panza cien efecto, ahora acabo de conocer que
brazas de cuerda y recuperarlas preo- todos los contentos desta vida pasan
cupado al cabo de media hora, emergió como sombra y sueño o se marchi-
tan como la flor del campo. ¡Oh
8 Shakespeare, William (1611), La tempestad, desdichado Montesinos! ¡Oh mal-
Acto 4, Escena 1 ferido Durandarte! ¡Oh sin ventura
9 Ahora, nuestro juego ha terminado. Estos
actores, / como os dije, eran sólo espíritus y Belerma! ¡Oh lloroso Guadiana, y
/ se han fundido en el aire, en la levedad del vosotras sin dicha hijas de Ruidera,
aire: / y, al igual que la ilusoria visión que que mostráis en vuestras aguas las
representaban, /las torres que coronan las
nubes, los lujosos palacios, / los solemnes que lloraron vuestros hermosos ojos!
templos, el gran globomismo, / sí, con todo lo
que contiene, se disolverán, / y, como estos Es la misma idea, a la postre tan barroca,
desvaídos espectáculosinsustanciales, / no
dejarán rastro. Estamos hechos de la misma con la que cierra Segismundo su monólogo
materia / de los sueños y nuestra breve vida / en el primer acto del drama que Calderón11
cierra su círculo con otro sueño.
10 Cervantes, Miguel de (1615), El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha, 2ª 11 Calderón de la Barca, Pedro (1635), La vida es
parte,Cap. XXII sueño

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estrenó dos años después de la condena Para terminar esta somera reflexión sobre
papal contra Galileo12, otro espíritu que no la importancia filosófica del sueño y los
se dejó encadenar con el cuerpo. sueños que el sueño alberga, creo que
merece la pena recordar, aunque me haya
Yo sueño que estoy aquí quedado ya sin espacio para desarrollar
destas prisiones cargado, la cuestión aquí, que Descartes utilizó
y soñé que en otro estado el trance hipnagógico experimentado
más lisonjero me vi. a orillas del Danubio como un potente
¿Qué es la vida? Un frenesí. argumento para poner en duda la exis-
¿Qué es la vida? Una ilusión, tencia de una realidad exterior ala mente.
una sombra, una ficción, Se trata del segundo escalón de la duda
y el mayor bien es pequeño:
metódica, el proceso de deconstrucción
que toda la vida es sueño,
de las inciertas certezas que nos arro-
y los sueños, sueños son.
gamos sobre el mundo que concluirá,
como es bien sabido, con el hallazgo de la
Hoy, cuando quizá los tres anden sumi- única certeza absoluta: cogito, ergo sum;
dos en el sueño eterno que Sócrates
conjeturó en la escena final del Fedón
«pienso, por tanto existo.»

platónico, nosotros seguimos disfrutando
de las páginas que ellos nos legaron, bien
sea riéndonos y compadeciéndonos a la
vez de la simpar pareja cervantina, medi-
tando y discutiendo los textos cartesianos
o asombrándonos ante el crudo retrato de
nuestra desnuda humanidad que contie-
nen los dramas atribuidos a Shakespeare.
Estos versos declamados por su creación
más universal, el príncipe danés Hamlet,
ensalzan bellamente la transcendencia
del sueño:1314
…To die, to sleep
—to sleep— perchance to dream: ay, there's
/the rub,
for in that sleep of death what dreams may
/ come
when we have shuffled off this mortal coil,
must give us pause. There's the respect 26
that makes calamity of so long life. 14

12 En 1633, tras un juicio instigado por el Tribunal


del Santo Oficio —o Inquisición— en Roma, el
Papa Urbano VIII condenó a Galileo Galilei a
cadena perpetua. Ésta le fue conmutada por la
de arresto domiciliario vitalicio cuando el padre
de la ciencia moderna se retractó postrado de
las afirmaciones contenidas en su Diálogo sobre
los dos máximos sistemas del mundo, publicado
el año anterior. Eppur si muove…
13 Shakespeare, William (1599), Hamlet, Acto III,
Escena 1
14 Morir, dormir: dormir / y quizá soñar; ahí
está la dificultad, / porque en ese sueño de la
muerte, pueden venir los sueños / —una vez nos
hayamos despojado de las vicisitudes de esta
vida mortal— / que nos hacen meditar. Es este
respeto / el que convierte tan larga vida en una
calamidad.

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