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¿campesinos o semicampesinos?

, el estudio de las estructuras agrarias en El Salvador

Carlos Benjamín Lara Martínez


Universidad de El Salvador

La investigación sobre el cantón Joya de Cerén ha reabierto el debate sobre las estructuras

agrarias en El Salvador. Y es que resulta que la problemática no es tan sencilla, pues aunque

algunos intelectuales cómodamente reducen la dinámica de las poblaciones ligadas a la

producción agropecuaria a la identificación de uno o dos sujetos sociales (o son campesinos o son

empresarios agrícolas), la verdad es que estas poblaciones incorporan diversos sujetos sociales

que interactúan entre sí. La identificación de esta diversidad de sujetos sociales es fundamental

para generar un desarrollo social que mejore las condiciones de vida en el campo salvadoreño.

En el caso específico de Joya de Cerén, en 1995-96, cuando desarrollé la investigación en este

cantón, los pequeños agricultores eran sujetos que combinan la economía de subsistencia, basada

en la producción de granos básicos a pequeña escala, con diversas actividades ligadas a la

economía monetaria capitalista. Es por ello que estos pequeños agricultores pueden ser

considerados semicampesinos, pues, como ya lo ha observado Carlos Rafael Cabarrús (1985, 99)1 a

propósito de los pequeños agricultores de la zona de Aguilares y El Paisnal, ellos experimentaban

las contradicciones de los dos modos de producción.

Me explico: en 1995-96, los pobladores de Joya de Cerén practicaban una agricultura de

subsistencia basada en lo que ellos mismos denominaban la milpa, un pluricultivo que asociaba en

pequeñas parcelas (la mayoría entre una y dos manzanas)el cultivo del maíz con el del frijol y

diversos tipos de calabaza, pipián y ayote, y en ocasiones pepino. Este pluricultivo proporcionaba
1
Cabarrús, Carlos R.: Génesis de una Revolución. Análisis del Surgimiento y Desarrollo de la Organización
Campesina en El Salvador, México, Ediciones de la Casa Chata, 1983.
la base de la dieta de los grupos domésticos en Joya de Cerén. Pero si bien con base en este

pluricultivo los pequeños agricultores no podían mejorar sus condiciones materiales de vida, pues

los beneficios de su actividad agrícola eran muy limitados, sí lograban obtener la base de su

alimentación, garantizando la supervivencia de los miembros del grupo doméstico.

A esta agricultura de subsistencia se le sumaba una serie de actividades económicas que

continuaban la lógica de la economía de subsistencia, como la crianza de animales domésticos, la

ganadería a pequeña escala – en 1995-96 el 23.9% de los jefes de familia practicaban esta

actividad económica, manteniendo la mayoría de ellos entre 4 y 6 cabezas – y el comercio a

pequeña escala, representado por las tiendas del cantón. Todas estas actividades se incorporaban

a la lógica de la economía de subsistencia, esto es, el objetivo de los pequeños agricultores era

más satisfacer las necesidades básicas del grupo doméstico que generar una dinámica de

maximización de beneficios.

En 1995-96, también observamos la producción de caña de azúcar a pequeña escala, el 11.36% de

los pequeños agricultores producía caña de azúcar, la cual era cultivada principalmente en

parcelas de dos manzanas (41.56%) y una manzana (22.28%). Esta actividad si bien tenía un

sentido más empresarial, pues los cañeros habían logrado incrementar la producción media por

manzana, también se incorporaba a la lógica de la economía de subsistencia, ya que los beneficios

de esta actividad no eran invertidos en la ampliación de la producción: no entraban en una lógica

de acumulación-reinversión y, por tanto, no generaban capital, sino que los beneficios eran

destinados al consumo familiar o a financiar los eventos sociales de la comunidad.


Como lo ha resaltado Eric Wolf (1994, 103) 2, el capitalismo supone una dinámica de “acumulación

incesante” y los semicampesinos de Joya de Cerén no tenían en 1995-96 una actitud de

acumulación constante de beneficios, sino que su actitud era la de trabajar con el objetivo de

obtener lo necesario para garantizar la subsistencia de su grupo familiar. El productor podía

generar un excedente pero éste no entraba en una lógica de creación de capital sino que se

destina al consumo de la familia y al desarrollo de las relaciones sociales (reuniones sociales,

festividades, etc.). Únicamente se invertía en la producción lo equivalente a los costos de la

producción del siguiente año. De esta manera, la economía de subsistencia o economía

campesina constituía un tipo de economía que funcionaba sin acumulación.

Esto es así, porque a diferencia de la economía empresarial (capitalista), que subordina la vida

social a los intereses económicos, la economía de subsistencia, la cual funciona bajo una lógica del

valor de uso, valora la vida social (reuniones sociales, convivencia, festividades religiosas y

profanas, etc.) por encima de las condiciones materiales de vida. Esta opción de vida (la de la

economía de subsistencia) supone invertir mayores esfuerzos y recursos en el desarrollo de las

relaciones sociales antes que en el incremento de los beneficios económicos; o, dicho de otra

manera, los pequeños agricultores de Joya de Cerén prefieren invertir más en el capital social de

sus parientes y su comunidad, que en el capital material.

Pero en 1995-96, en Joya de Cerén los pequeños agricultores también se contrataban

asalariadamente. El trabajo asalariado lo realizaban dos tipos de sujeto social: los propios

agricultores, quienes se contrataban en ciertas épocas del año, como en la zafra y en otras

2
Wolf, Eric R.: Europa y la Gente sin Historia, México, FCE, 1994.
actividades, cuando no tenían trabajo en sus cultivos; y aquellos sujetos, principalmente los

jóvenes, que se incorporaban a los sectores de los servicios y la industria a tiempo completo.

De esta manera, se puede concluir que los pequeños agricultores de Joya de Cerén eran en 1995-

96 semicampesinos, pues combinaban la economía campesina (o de subsistencia) con actividades

propias de la economía empresarial capitalista. Sin embargo, el carácter semicampesino queda

totalmente claro cuando se sobrepasa el nivel del individuo y se enmarca en la división del trabajo

al interior del grupo doméstico, es decir, del grupo de personas que residen en una misma

vivienda, pues es ésta la unidad de consumo.

Algunos autores, como Luisa Paré (1977) 3, han acuñado el concepto de semiproletariado agrícola,

para referirse a estos agricultores que producen bajo una lógica de subsistencia pero que al mismo

tiempo se contratan asalariadamente. Yo prefiero utilizar el concepto de semicampesino pues la

base del sistema económico sigue siendo la economía de subsistencia.

Es importante señalar que el carácter semicampesino no hace referencia a un estado pasajero o

de transición, sino que se refiere a una condición estable (o estructural) del capitalismo

dependiente en El Salvador. En esencia, representa una estrategia a través de la cual los pequeños

agricultores logran mantener la economía de subsistencia en condiciones que les son adversas,

esto es, en una sociedad dominada por una economía monetarizada, de carácter empresarial. De

3
Paré, Luisa: El Proletariado Agrícola en México. ¿Campesinos Sin Tierra o Proletarios Agrícolas?, México,
Siglo XXI, 1977.
lo contrario, si sólo se dedicaran a la economía de subsistencia, no podrían sobrevivir en las

condiciones actuales o sobrevivirían muy mal.

Así, los pequeños agricultores de Joya de Cerén, como gran parte de los pequeños agricultores de

El Salvador y Centro América, están construyendo sistemas híbridos, en parte campesinos, en

parte capitalistas, a través de los cuales están garantizando su supervivencia en un mundo

globalizado.

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