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EL FENÓMENO “BACRIM” O BANDAS CRIMINALES

EMERGENTES EN COLOMBIA FRENTE A LA JUSTICIA


TRANSICIONAL.

Por: DIEGO ANDRÉS AYA MOTTA

SUMARIO:

I. INTRODUCCIÓN.

II. Bandas Criminales Emergentes o BACRIM: ¿Mutación, Evolución o Nacimiento de


Grupos Armados al margen de la Ley?

A. ¿De dónde vienen las Bandas Criminales Emergentes?


B. Fuentes de Financiamiento y Economía Criminal: Diversificación del
portafolio de servicios e inversiones de las bandas criminales.
C. Naturaleza jurídica de las bandas emergentes –BACRIM-.
D. Modus Operandi de las bandas emergentes –BACRIM-. II.

III. La Justicia transicional y su aplicación frente a la mutación del conflicto y los grupos
armados en Colombia.

A. La Justicia Transicional en el contexto colombiano.


B. Bandas Criminales e inexistencia de política públicas suficientes.
C. Las Bacrim y conflicto armado bajo el marco de la justicia transicional.

IV. CONCLUSIONES.

V. BILBIOGRAFÍA.

INTRODUCCIÓN

El longevo conflicto bélico que padece el Estado Colombiano ha traído como


consecuencia que la sociedad haya tenido que sufrir en carne propia el miedo de
la guerra y las secuelas directas de ésta en la integridad, derechos y vida de la
población civil1. De igual forma, las consecuencias de éste fenómeno –el cual se

Abogado, Especialista en Gerencia de Mercadeo de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano; con
estudios adicionales en administración de riesgos, SARLAFT, propiedad intelectual e industrial, banca pública
y privada como en otros campos específicos del derecho.

Togado Litigante y Consultor particular de Personas Naturales y Jurídicas de Naturaleza Pública o Privada,
propietario de la firma DAM Abogados; ex Asesor de la Gobernación del Departamento del Huila, Alcaldía de
Neiva (Huila) e Instituto Financiero para el Desarrollo del Huila “INFIHUILA” en temas de Administración
Integral de Riesgos, Banca y Crédito Público, Manejo de Datos e Información Personal y estructuración de
Fondos Públicos para el manejo de recursos destinados al apalancamiento del sector productivo; aunado a lo
anterior, asistente de Investigación dentro del Proyecto: Observatorio de DDR y Ley de Justicia y Paz de la
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y autor del Artículo de Investigación “El Fenómeno Bacrim o
Bandas Criminales Emergentes en Colombia frente a la Justicia Transicional”.
1LOPERA MORALES, Jenny Juliet. “Aproximación a la Justicia Transicional: Interrogantes sobre
su aplicabilidad en Colombia”. en Diálogos de Derecho y Política. Revista Electrónica. Facultad de
1
ha prolongado por más de 50 años en la sociedad-2 han generado daños
irreparables no sólo a los derechos humanos de las personas sino que también a
la educación, economía y desarrollo del País.

Doctrinarios, juristas y líderes políticos, con el propósito de hacer frente a ésta


aguda realidad, han propuesto adoptar un modelo especial de justicia
denominado, justicia transicional. Tal concepto y/o fundamento jurídico, tiene
como objeto permitir la reconciliación nacional, mitigando las consecuencias
generadas por ésta problemática nacional.

Hoy en día, el Estado afronta una crítica inestabilidad social y jurídica producto del
complejo conflicto armado que padece3. Para hacer frente a la aguda disputa
bélica que vive la sociedad colombiana, el gobierno –entre los años 2003 a la
actualidad, en cabeza del ex presidente Álvaro Uribe Vélez y el presidente Juan
Manuel Santos Calderón4- optó por adoptar políticas públicas que giraran en torno
al concepto de justicia transicional como mecanismo de administración de justicia
motivados por el aparente tránsito o transformación de guerra a paz que vive la
sociedad colombiana, tratando de solventar el conflicto interno que se enfrenta.
Sin embargo, los conceptos jurídico-legislativos emanados de la justicia
transicional no son aplicables y suficientes frente a la situación particular de
transición o mutación que vive el conflicto armado y la sociedad colombiana
debido al fenómeno de las bandas criminales emergentes o BACRIM-.

En la actualidad, el tema de las BACRIM es un ítem neurálgico en la evaluación de


la eficacia del sistema jurídico-legislativo y la justicia en cuanto a la formulación de
leyes y políticas públicas que logren hacer frente a ésta situación y amortiguar sus
consecuencias, directas e indirectas, en diversas esferas del orden nacional y la
sociedad. Hoy, dentro de la estructura del sistema jurídico-legislativo colombiano,
es poco el tratamiento legal y jurisprudencial que se le ha dado a ésta realidad que
está padeciendo la sociedad colombiana y en especial la población rural del país.

La promulgación de leyes tales como la “Ley de Justicia y Paz” –Ley 975 de 2005-
y la “Ley de Reparación de Víctimas” –Ley 1448 del 10 de Junio de 2011-; al igual
que políticas públicas como el plan de Desmovilización, Desarme y Reintegración
–Plan D.D.R- han sido ineficaces e insuficientes al momento de contrarrestar el
fenómeno actual de las BACRIM y reparar las consecuencias negativas que han

Derecho y Ciencias Políticas. Universidad de los Andes N° 7. Año 2. Mayo – Agosto de 2011. P. 3.
(Última Consulta: 06/03/12).
2 La Comisión Nacional para la Reparación y la Reintegración ha señalado el año de 1964 como

punto de inicio del conflicto armado. Frente al tema del nacimiento moderno del conflicto bélico
colombiano ver CNRR. Fundamentos Filosóficos y Operativos. Definiciones estratégicas de la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, 2006, disponible en:
www.cnrr.org.co/cd/pdf/Definiciones_estratergicas.pdf (última consulta 20/01/13).
3 Frente al tema de la complejidad del conflicto colombiano y de las dificultades de su

caracterización, ver IEPRI (ed.). Nuestra guerra sin nombre. Transformaciones del conflicto en
Colombia. Bogotá: Norma. 2006.
4 Gobierno Juan Manuel Santos Calderón comprende el periodo dado entre los años 2010 – 2014.

2
tenido en la sociedad debido a la inaplicabilidad sustancial y formal de la
legislación actual ante el fenómeno criminal - producto de la naturaleza jurídica y
militar difusa de las bandas armadas post-desmovilización.

El Estado, mediante éstas normas, ha pretendido crear un marco transicional de


justicia dirigido a los diferentes grupos armados que integran el conflicto bélico, sin
que ello implique desconocer los derechos de las víctimas y el deber de resarcir
los daños ocasionados con el objetivo de brindar equidad y bienestar a la
población civil. Sin embargo, en la estructura jurídica-legislativa colombiana,
actualmente, no existe una ley, jurisprudencia y/o teoría socio-jurídica o política
que logre determinar y explicar la naturaleza jurídica, el tratamiento legal, militar y
social que se debe tener en cuenta para hacer frente a la problemática de las
bandas criminales emergentes y así conseguir contrarrestar el impacto y las
consecuencias sociales, económicas, culturales y políticas causadas por el actuar
violento-delictivo de estos cuerpos al margen de la ley.

Sobre éste aspecto, y el impacto que ha tenido en la sociedad se ha indicado:

“(…) El fenómeno de las Bandas Criminales “Bacrim”, y los grupos delincuenciales que
surgen en los últimos años, en apariencia, está presente en la discusión predominante de
la actualidad colombiana; existen debates con respecto al origen del fenómeno; algunos
consideran que se trata de un asunto totalmente nuevo, mientras que otros establecen
continuidades evidentes entre las Bacrim, el paramilitarismo y los Grupos Armados
Revolucionarios (…)”.5

Éste trabajo investigativo está vinculado al proyecto de investigación Observatorio


de Desmovilización, Desarme y Reintegración –DDR- y Ley de Justicia y Paz de la
Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, y su suscribe
concretamente al área de Desarme, Desmovilización y Reintegración del mismo,
para lo cual se explorarán los efectos que trae el surgimiento de las BACRIM en el
marco de la Justicia Transicional Colombiana fenómeno que ha tenido notable
influencia en la sociedad, economía, política, legislación y cultura del País.

En ésta investigación, se abordará la problemática de las “bandas criminales o


BACRIM” desde diversas perspectivas con el objetivo de determinar la viabilidad y
suficiencia de la justicia y las políticas públicas del Estado Colombiano aplicadas,
bajo el marco de la justicia transicional, frente al tema de la judicialización de éste
actor armado, la mitigación de las consecuencias acaecidas y la reconciliación
nacional.

5 DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe.VIII Seminario Sobre Seguridad y Defensa. Bandas
Criminales: Seguridad, Paramilitarismo y Crimen Organizado en Colombia. 6 de septiembre de
2012. Edición virtual disponible en http://gisde.wordpress.com/2012/09/24/viii-seminario-sobre-
seguridad-y-defensa-bandas-criminales-seguridad-paramilitarismo-y-crimen-organizado-en-
colombia-2/. (Última consulta: 05/03/2013).
(Última Consulta: 02/02/13).
3
Para ello, en primer lugar, se describirá el nacimiento y evolución de las BACRIM
o bandas post-desmovilización; se analizarán sus fuentes de financiamiento,
estructura militar, ideología, naturaleza jurídica y modus operandi sobre la cual se
cimientan las bases de éstas nuevas organizaciones criminales; para esto, se
analizarán, en primer lugar, las características esenciales y circunstancias que
dieron nacimiento e identifican a las actuales estructuras armadas post-
desmovilización y, en segundo lugar, se describirá el impacto que han tenido éstas
frente a la sociedad y el Estado colombiano.

En segunda instancia, se expondrá el concepto de Justicia Transicional; se


analizará la relación y aplicación de ésta frente al tránsito que experimenta el
conflicto armado colombiano debido al nacimiento de nuevas estructuras armadas
post-desmovilización6, producto de diferentes circunstancias sociales y políticas,
en la sociedad colombiana; de igual forma, se expondrá la legislación sancionada
en el marco de la justicia transicional y la Ley de Justicia y Paz. Para finalizar se
analizará, a forma de conclusión, el impacto directo del fenómeno BACRIM en el
sistema jurídico y la sociedad colombiana, bajo el marco de la justicia transicional.

I. Bandas Criminales Emergentes o BACRIM: ¿Mutación,


Evolución o Nacimiento de Grupos Armados al margen de
la Ley?

A. ¿De dónde vienen las Bandas Criminales Emergentes?

Desde su aparición, sectores políticos, sociales, legislativos y judiciales del país


han tratado de aseverar si éstas estructuras armadas post-desmovilización,
denominadas en diversas ocasiones como bandas criminales o BACRIM, son el
resultado de una mutación ideológica, económica y militar que están, o han ido,
sufriendo los antiguos grupos paramilitares y carteles del narcotráfico a causa de
la insuficiencia jurídica y técnica de las políticas adoptadas por el Estado en la
administración de justicia para el caso concreto bajo el marco de justicia
transicional; o, por el contrario son organizaciones armadas totalmente nuevas las
cuales difieren de cualquier similitud militar, política e ideológica con los antiguos
grupos armados que integran el conflicto bélico colombiano.

Frente al tema, las incógnitas radican en lograr determinarlos hechos y/o el


contexto que dieron pie al surgimiento de éste fenómeno y, esclarecer sobre que
estructuras militares se cimentaron, y/o cimientan actualmente las bandas
criminales para poder ejercer o “seguir ejerciendo” presión en diversas regiones
del país -como el Meta, Córdoba, Casanare y el Magdalena Medio- y ejecutar las
operaciones y/o actividades legales e ilegales que adelantan en la actualidad.

6Ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Tercer (III) Informe. Parte II: Área de DDR. Septiembre de
2010. MASSÉ, Frédéric y MUNEVAR, Juan. p. 65. Edición virtual disponible en
www.citpaxobservatorio.org (Última consulta: 05/03/2013).
4
El Centro Internacional de Toledo para la Paz –Citpax-, por medio del
Observatorio de DDR –Ley de Justicia y Paz-, en informe de Septiembre de 2010,
exponen que, con base en un estudio hecho de la realidad del conflicto
colombiano, las estructuras armadas post-desmovilización se componen tanto de
nuevos grupos armados como por rezagos de antiguos actores bélicos que
integraban el conflicto armado7. Aplicando éste enfoque, y con base en
caracterizaciones hechas por la MAPP-OEA y la Fundación Seguridad y
Democracia, la CNRR realizó una descripción de los nuevos grupos post-
desmovilización, de acuerdo a la cual se pueden catalogar a las BACRIM como el
resultado de grupos disidentes, rearmados o emergentes:

• DISIDENTES: Son facciones o bloques existentes desde antes del


proceso de desmovilización que no se desmantelaron.

• REARMADOS: Son grupos liderados por mandos medios desmovilizados


o que incluyen un contingente mayoritario de ex combatientes que se han
reagrupado.

• EMERGENTES: Hacen referencia a aquellas organizaciones


delincuenciales que existían antes de la desmovilización y han intentado
remplazar a las AUC en sus antiguas zonas de operación.8

Fréderic Massé, profesor de la Universidad Externado de Colombia, ha sostenido


que existe una relación de similitud y continuidad entre las estructuras armadas
post-desmovilización –Bacrim- y el paramilitarismo,

(…) Aunque existe una filiación evidente entre los grupos antiguos (paramilitares) y los
grupos actuales (Bacrim), la naturaleza del fenómeno ha cambiado. Las primeras, son
conocidas y no generan mayor polémica. Estas continuidades se refieren a: estructuras,
ubicación geográfica, modos operandi y rutas del narcotráfico. Así mismo, dentro de sus
integrantes las Bacrim mantienen a familiares de desmovilizados y mandos medios no
desmovilizados de los grupos paramilitares (…)9.

De la apreciación hecha por el profesor Frédéric Massé, y con base en lo expuesto


por la Comisión Nacional Para la Reparación y Reconciliación –CNRR-, se puede
inferir que el surgimiento de éstas estructuras criminales post-desmovilización–
BACRIM- se ha dado, en primer lugar, producto de decisiones internas de las
autodefensas, como lo son la traslación de poder de altos a medios mandos y las
fracturas jerárquicas que se generaron dentro del paramilitarismo durante el
proceso de negociación desmovilización, desarme y reintegración con el gobierno
nacional. En segundo lugar, el nacimiento de las bandas criminales se debe

7 Ver Ibíd. p. 68.


8
Ver Ibíd. p. 69.
9 Ver MASSÉ, Frédéric. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones

en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO
SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y
CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 2.
5
también a factores externos como lo son:1.El vacío jurídico acaecido por la
aplicación de políticas públicas insuficientes en la administración de Justicia, bajo
el marco de la justicia transicional, frente al proceso de Desmovilización, Desarme
y Reintegración las cuales permitieron a los carteles del narcotráfico disfrazar su
naturaleza criminal para lograr acogerse, de ésta forma, a los beneficios otorgados
por el sistema jurídico –Ley de Justicia y Paz (L.975 de 2005)- a los actores
armados y 2. La captación de poder y territorio que ejecutan con base en los
vínculos regionales que han logrado mantener algunos jefes y mandos medios de
antiguos grupos-paramilitares y carteles del narcotráfico.10

De igual forma, sectores de la sociedad y el Estado sostienen que, posiblemente,


otro suceso pudo, de igual forma, impulsar el surgimiento de las bandas
emergentes en el Estado; éste hecho nace como resultado del aprovechamiento
por parte de los carteles del narcotráfico de los vacíos fácticos e insuficiencias
jurídicas contenidas en la Ley de Justicia y Paz –L. 975 de 2005- para de ésta
manera lograr engañar al estado y así obtener acogerse, disfrazados bajo la
errónea concepción unitaria de las AUC, a los beneficios otorgados por el Estado
mediante el proceso de desmovilización, desarme y reintegración que adelantaba
con los grupos paramilitares.11

Es decir, se puede concluir que, estos cuerpos armados post-desmovilización


deben su origen a circunstancias particulares que se han dado producto de los
riesgos asumidos por la administración nacional en la implementación acelerada
de políticas públicas insuficientes, que garantizaran el cese del conflicto armado
mediante el tránsito guerra a paz entre los actores, en el proceso de
desmovilización, desarme y reintegración adelantado con las Auto Defensas
Unidas de Colombia –AUC- bajo el plan de Desmovilización, Desarme y
Reintegración y la Ley de Justicia y Paz –L. 975 de 2005- en aplicación de la
justicia transicional.12

i. Del Proceso de Desmovilización, Desarme y Reintegración a


las BACRIM:

Como consecuencia de las complejas condiciones en que se dieron las


negociaciones entre el gobierno y los grupos paramilitares, entre los años 2003 a
2006 –durante el proceso de desmovilización, desarme y reintegración de brazos
armados de las AUC, bajo la ley de Justicia y Paz (Ley 975 de 2005) en el
gobierno de Álvaro Uribe Vélez representado por el Ex comisionado de Paz Juan

10 Ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Parte II: Área de DDR. Tercer (III) Informe. Septiembre de
2010. Ob. Cita pág. 69.
11ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para dónde

va el paramilitarismo? Ejemplar N° 58. “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”.


Enero de 2010. p. 2. Edición virtual disponible enwww.ideaspaz.org/publicaciones. (Última
Consulta: 02/02/13).
12 Para el estudio de los riesgos asumidos por el gobierno nacional en el proceso de

desmovilización, desarme y reintegración de los grupos paramilitares, ver Íbid. p. 1 – 2-


6
Carlos Restrepo-13, surge el contexto social y los vacíos jurídicos sobre los que se
germinan los espacios que permiten la cimentación de las primeras estructuras
económicas y militares de las nuevas células armadas post-desmovilización –
mejor conocidas como bandas criminales emergentes o Bacrim- que han
constituido hasta hoy el reto más abstracto de asumir por parte del gobierno.

El proceso de D.D.R que se adelantó bajo el marco de justicia transicional en


Colombia, regulado por la Ley de Justicia y Paz, se centró en desarticular y
desarmar la estructura militar de los bloques de autodefensas sin examinar a
fondo el contexto social que rodeaba al fenómeno, las motivaciones que llevan a
ejecutar actividades ilícitas, las implicaciones y consecuencias que se acarrearían
frente a temas de narcotráfico, reinserción y reintegración de excombatientes.
Estos factores, de igual forma, influenciaron el surgimiento de las BACRIM puesto
que el proceso de desmovilización, desarme y reintegración que adelantaron
algunos mandos principales y brazos armados del paramilitarismo y el
narcotráfico, integrados bajo la errónea concepción unitaria de las AUC14, fue
parcial e incompleto15; es decir, se evidencia una posible restructuración de los
grupos paramilitares que integraban el conflicto armado, quienes amparándose en
los beneficiosos legales otorgados por el Gobierno y la justicia transicional,
negociaron su desmovilización y desarme voluntario, acogidos al plan de
Desmovilización, Desarme y Reintegración (en adelante DDR) promovido por el
Gobierno colombiano; arrojando lo anterior como consecuencia la conformación
de células de crimen organizado las cuales, mediante actos intimidatorios
ejecutados en la población civil, ejercen presión sobre la sociedad y el Estado para
imponer de ésta forma, legítima e ilegítimamente, sus decisiones e intereses.16

La Organización de Estados Americanos –OEA-, a través de su comisión de


verificación (MAPP/OEA), en informe presentado en febrero de 2006, hizo públicos
los riesgos inherentes a la negociación que adelantaba el gobierno colombiano
con las AUC, en Santa Fé de Ralito, para lograr el “desarme y la desmovilización

13 En relación a la controversia frente al nacimiento de las bandas criminales en Colombia o


Bacrim, ver Ibíd. p. 1 – 7.
14 Frente al tema de concepción unitaria errónea de paramilitarismo bajo la figura de Auto Defensas

Unidas de Colombia, ver Íbid. p. 4.


15 “(…) El desmonte de las estructuras militares, políticas y de complicidades de los grupos

paramilitares que negociaron con el gobierno colombiano entre los años 2003 y 2006, fue parcial e
incompleto (…)”. Ver Ibíd. p. 1.
16Crimen Organizado: Se entiende como una empresa criminal con división y especialización del

trabajo capaz de generar altos dividendos económicos provenientes de sus operaciones y/o
actividades adelantadas en un territorio determinado, ejerciendo cooptación de administraciones
locales y funcionarios a través de corrupción sufragada por su poder y nexos políticos, judiciales y
militares. Dentro de sus características principales encontramos: a. alta capacidad económica b.
cooptación de administraciones locales y funcionarios estatales a través de la corrupción c. Poder
político local y regional d. Control paralelo de los territorios e. apoyo social ligado a la generación
de “empleo” o la distribución marginal de las rentas f. entornos culturales favorables. (Convención
de Palermo).
7
voluntaria” de estos grupos paramilitares17. La Fundación de Ideas para la Paz –
FIP-, sostiene que ésta negociación adelantada entre el gobierno y las AUC –
desmovilización y desarme voluntario, acogidos al plan de DDR y la Ley de
Justicia y Paz- fue sin duda, adelantada bajo circunstancias de enorme
complejidad que llevaron al gobierno a tomar riesgos; los cuales trajeron consigo,
como consecuencias, contextos favorables para el nacimiento y auge de las
bandas emergentes en muchas regiones de Colombia18.

El primer peligro que tuvo que afrontar la administración nacional, durante el


proceso de negociación y desmovilización adelantado con algunos altos mandos y
alas paramilitares, fue el de lograr una desarticulación real y total de toda la
estructura paramilitar que se acogiera a los beneficios otorgados por la Ley de
Justicia y Paz, siempre y cuando cumplieran los deberes legales que les imponía
la norma a los actores armados que hubieran cometido actos en contra de la
población civil.19

En segundo lugar, analistas del conflicto armado colombiano20 han señalado que
otro de los riesgos en el que incurrió la administración central, producto del
proceso de DDR celebrado con algunos sectores del paramilitarismo, fue el de
aplicar aceleradamente políticas públicas insuficientes en el propósito de
administrar justicia dentro del proceso de transición, guerra a paz, que
experimentaba el conflicto armado colombiano en entre los años 2003-2006,
trayendo como consecuencia, que otros actores de éste conflicto, distintos al
paramilitarismo en cuanto a esquema legal y jurídico, disfrazaran sus estructuras
criminales para lograr de ésta forma acogerse a beneficios legales otorgados por
la administración central mediante el proceso de DDR; es decir se permitió que
antiguos esquemas armados, pertenecientes a antiguos carteles del narcotráfico,
disfrazaran su naturaleza legal y, bajo el falso concepto de unidad paramilitar de
las AUC, evadieran la legislación nacional y al proceso de transición del conflicto
que promovía el gobierno mediante las negociaciones. La inestabilidad jurídica del

17
Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para dónde
va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de 2010.
Ob. Cita. pág. 2.
18 “(…) Con la decisión de tomar el camino de la negociación (asunto que sería tema de otro

informe), los paramilitares abrieron una ventana de oportunidad que fue aprovechada por el
gobierno. Sin embargo, esta circunstancia implicó asumir una serie de riesgos, siempre dentro de
la lógica presidencial de “acometer y rectificar (…)”. Ver Ibíd. p. 1.
19“(…) El primero de estos riesgos se materializó al escindir la estructura militar de la político-

económica. Con ello si bien se lograba desarmar y desmovilizar a miles de combatientes,


reduciendo la capacidad de hacer daño de estas organizaciones, por el otro lado se dejaba espacio
para que sus redes mafiosas y de corrupción continuaran operando o se vieran inmersas en un
proceso de sucesión violenta. En el caso de los narcotraficantes que posaron como ‘paras’, esto
implicó el desmonte de unos ejércitos, pero quedaron casi intactas las estructuras ligadas
enteramente al negocio del narcotráfico, muchas de ellas ubicadas en zonas urbanas (oficinas de
cobro, estructura de lavados de activo, etc.) (…)”. Ver Ídem.
20 Centros Jurídicos de Investigación del Conflicto Armado Colombiano como el CITPAX, CNRR,

FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ, FUNDACIÖN NUEVO ARCOIRIS, OBSERVATORIO DE DDR


– Ley de Justicia y Paz-.
8
proceso de DDR motivó y permitió el surgimiento de las estructuras armadas post-
desmovilización.21

Los dilemas de la comparación entre las antiguas y nuevas estructuras armadas


han constituido un punto crítico al momento de determinar el factor clave que dio
origen al nacimiento de las BACRIM. Al respecto, Carlos Prieto22, ha expuesto que
se corre el riesgo de otorgar más importancia a los grupos antiguos paramilitares,
y subestimar a los nuevos cuerpos criminales; lo que puede traer como
consecuencia un impacto negativo en el estado ya que se tiene un concepto
erróneo sobre la forma como se debe enfrentar y atacar estos nuevos grupos
emergentes.23

ii. Del paramilitarismo a las bandas criminales emergentes –


BACRIM:

Durante el transcurso del año 2002, el Gobierno nacional propone una ofensiva
política frente a los grupos paramilitares con el propósito de lograr el desmonte y
desarticulación de sus estructuras militar y política.

La administración nacional de la época, en cabeza del ex presidente Álvaro Uribe


Vélez y representada por el ex comisionado de paz Juan Carlos Restrepo, realiza
los primeros diálogos y acercamientos con altos mandos de las autodefensas para
definir la viabilidad de una posible desmovilización y desarme voluntario de sus
brazos armados y políticos a cambio de la reinserción en la sociedad de los
integrantes de estos grupos paramilitares, siempre y cuando confesarán sus actos,

21“(…) Otro riesgo tuvo que ver con la urgencia gubernamental de garantizar y acelerar el desarme,
fruto de aprovechar el momentum, pero también como respuesta a las críticas que diferentes
organizaciones sociales nacionales e internacionales le hacían al proceso. De este modo y con la
‘sartén por el mango’, algunos comandantes paramilitares, como ‘Don Berna’, Vicente Castaño,
‘Macaco’ y ‘Jorge 40’ inflaron la cifra de combatientes y le apostaron a dejar reductos armados a
manera de salvaguarda en caso de que la negociación fracasara. Ésta situación se agravó cuando
el Alto Comisionado para la Paz no garantizó la no extradición, aun cuando sí el congelamiento de
las extradiciones6. Así mismo incidió el avance en la discusión sobre el marco jurídico (Ley de
Justicia y Paz), en donde se hizo evidente que muchos de los paramilitares inmersos en delitos
atroces tendrían que pagar algún tiempo de cárcel. Este panorama hizo que un número importante
de comandantes paramilitares, sumados a los narcotraficantes que de la noche a la mañana se
habían convertido en jefes paras, optaran por abandonar la negociación o prepararan
progresivamente su salida del proceso. Este hecho quedó consolidado hacia finales de 2006,
cuando el gobierno ordenó que la mayoría de comandantes fueran recluidos en la cárcel de Itagui.
Previo a este momento, ya muchos jefes paramilitares en distintas regiones habían iniciado esta
estrategia, en cabeza de mandos medios que nunca se desmovilizaron (…)”. Ver FUNDACIÓN
IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para dónde va el
paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de 2010. Ob.
Cita. pág. 1.
22 Investigador del área de dinámica del conflicto de la Fundación Ideas para la Paz –FIP-.
23 PRIETO, Carlos. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones en

torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO
SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y
CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 6.
9
se acogieran a la ley de justicia y paz, pidieran perdón a la sociedad y repararán a
las víctimas de sus acciones violentas. Sin embargo, existieron vacíos jurídicos,
frente al tema de penas y garantías de los actores del conflicto al momento de
adelantarse las negociaciones entre las partes. La inestabilidad jurídica percibida
por los mandos del paramilitarismo hizo que estos crearán estrategias para
simular una desmovilización y desarme voluntario sin tener que cesar las
operaciones de narcotráfico y actividades ilícitas que adelantaban en el interior del
territorio colombiano24.

El proceso de negociación y desmovilización, adelantado por el Gobierno nacional,


se centró en reunir a los altos mandos del paramilitarismo en una mesa de
negociación con delegados de la administración nacional en la cual se concertaron
las condiciones bajo las cuales se llevaría a cabo la desmovilización y el desarme
voluntario de los bloques paramilitares acogidos al proceso de paz; tal situación se
adelantó sin tener en cuenta la estructura total de la organización paramilitar, la
cual se basaba en relaciones jerárquicas y la delegación de funciones por parte de
los altos mandos hacia los poderes medios para lograr mantener, de ésta forma, el
dominio sobre las actividades lícitas e ilícitas que ejecutaban al momento de
adelantarse el proceso de desmovilización. En éste orden de ideas, comandantes
paramilitares como Macaco, Don Diego, Don Berna, Vicente Castaño y Jorge
40optaron por aumentar indiscriminadamente la cifra de “supuestos combatientes”
y le apostaron a dejar reductos armados a manera de salvaguarda en caso de que
la negociación fracasara y seguir ejecutando actividades de narcotráfico; producto
de la insuficiencia legal de las políticas públicas adoptadas por el gobierno para
hacer frente a éste fenómeno social.25

Lo anterior, nos conduce a poder discernir que posiblemente puede existir una
continuidad funcional de reductos armados de antiguos grupos paramilitares 26
conformando grupos armados post-desmovilización bajo el concepto de grupos
disidentes, rearmados y/o emergentes dependiendo del contexto social bajo el
cual se hubiera desarrollado el nacimiento de la estructura criminal. 27Sin embargo,

24 Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para
dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de
2010. Ob. Cita. págs. 1 y 2.
25 Ver Ibíd. p. 1.
26“(…) Organizaciones como el CINEP argumentan que el principal indicador de continuidad no

sería el cambio de composición ni de las características de las estructuras, sino los efectos que
éstas tienen sobre las comunidades. Aunque parece que las estructuras armadas ilegales post-
desmovilización han cambiado de modus operandi, ello no significa que los grupos no tengan los
mismos objetivos de los grupos paramilitares: mantener los espacios de control que habían ganado
por medio de la violencia tanto en los ámbitos económicos y políticos, como sociales. Así, estos
nuevos grupos no intentarían imponer orden por medio del terror que generaron las masacres del
período paramilitar, sino controlar a las comunidades mediante amenazas y homicidios selectivos,
entre otras acciones (…)”.Ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Parte II: Área de DDR. Tercer (III)
Informe. Septiembre de 2010. Ob. Cita pág. 68.
27 Ver COMISIÓN NACIONAL DE REPARACIÓN Y RECONCILIACIÓN –C.N.R.R.-. Disidentes,

Rearmados y Emergentes: Bandas Criminales o Tercera Generación Paramilitar. Mayo de 2007. p.


10
es improcedente señalar que las AUC fueron la única base o fuente de
surgimiento de las BACRIM. Según la -FIP-, las bandas criminales también se
cimientan sobre brazos armados del narcotráfico los cuales, disfrazando su
naturaleza jurídico-criminal, han logrado acogerse a los beneficios legales
otorgados por la ley de Justicia y Paz28con el propósito de esquivar al sistema y de
ésta forma poder seguir ejecutando labores criminales dentro del territorio
nacional.

En éste orden de ideas, es punto neurálgico, diferenciar a las BACRIM de las


antiguas AUC y el paramilitarismo en cuanto las primeras no poseen ni esgrimen o
discurso político que las defina ideológicamente como grupos insurgentes; de igual
forma, su conflicto armado no es frente a los grupos guerrilleros o subversivos
para calificar su lucha como antisubversiva 29; razones que llevarían a discernir,
aparentemente, que no existen motivos para catalogar a las bandas emergentes
como grupos neo-paramilitares.30

iii. De los brazos armados y carteles del narcotráfico a las


BACRIM.

El Gobierno colombiano, por garantizar y acelerar el desarme de los grupos


paramilitares -fruto de aprovechar el calor del proceso de desmovilización y
desarme que celebraban con el paramilitarismo- permitió que tanto
narcotraficantes al igual que rezagos armados de los brazos militares de los
antiguos carteles del narcotráfico, aprovechando la oportunidad dada por el
gobierno mediante los diálogos de desarme y desmovilización adelantados con los
principales mandos de las AUC, disfrazaran su naturaleza legal-criminal y optaran
por transformar sus alas militares en grupos paramilitares para acogerse de ésta
forma a los beneficios ofrecidos por la justicia transicional y la Ley de Justicia y
Paz –Ley 975 de 2005-

Según información expuesta por la FIP31, antiguas estructuras armadas del


narcotráfico, sujetas a las desmovilizaciones colectivas adelantadas en el mes de

56-58. Edición electrónica disponible en www.cnrr.org.co/new/interior_otros/informeDDR.pdf.


(Última Consulta: 11/03/12).
28 Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para

dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de


2010. Ob. Cita. pág. 2.
29“(…) Pero y a pesar de que existe controversia en éste sentido, es necesario distinguirlas de los

antiguos movimiento de auto-defensas, pues estas organizaciones a diferencia del mal llamado
paramilitarismo no poseen esgrimen ni discurso político o plataforma antisubversiva que los
identifique y tampoco es la lucha contrainsurgente su razón de ser o existir; razón por la que no se
entiende por qué se les califica como neo-paramilitares (…)”. Ver SAUMETH, Erick. COLOMBIA:
Insurgencia, Bandas Criminales y Narcotráfico. Universidad Federal de Juiz de Fora. p. 7. Edición
virtual disponible en www.ecsbdefesa.com.br
30 Ver Ibíd. p. 6.
31 Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para

dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de


2010.
11
Agosto del año 2006 por un amplio sector de ex-comandantes de grupos
paramilitares, apostaron, junto a estos últimos, seguir en la ilegalidad; razón que
llevó a que las bandas criminales emergentes –BACRIM- se articularan alrededor
del propósito de continuar con las actividades de narcotráfico32. Es decir, según lo
descrito por la –FIP- en el documento referenciado, vemos como las bandas
emergentes, así como las describen ser producto del paramilitarismo, son,
igualmente, resultado de la formalización jurídica, como bandas de crimen
organizado, de los brazos armados de antiguos capos y carteles del narcotráfico
colombiano quienes, aprovechando las situaciones favorables presentadas por la
administración nacional, haciendo uso de la oportunidad de impunidad dada por el
Gobierno mediante el proceso de desmovilización paramilitar producto las
falencias –lagunas jurídicas- que poseían tanto la normatividad como el procesos
de justicia transicional aplicado, transformaron sus esquemas militares y
camuflaron su naturaleza legal para lograr así engañar al Gobierno y al sistema
jurídico nacional33.

B. Fuentes de Financiamiento y Economía Criminal: Diversificación del


portafolio de servicios e inversiones de las bandas criminales.

Las BACRIM, han logrado forjar toda una economía criminal en la sociedad
colombiana gracias a la influencia que han logrado ejercer sobre la población civil
mediante acciones violentas y terroristas como por aceptación pacífica de la
ciudadanía, quienes voluntariamente se adhieren a los cuerpos delictivos
buscando, en el crimen organizado, una opción laboral lucrativa debido a los altos
ingresos monetarios obtenidos de la actividad ilícita en contraste con la realidad
económica, laboral y salarial que ofrece el Estado colombiano.

Desde su aparición entre los años 2003 a 2006, las bandas emergentes han
desviado su motivación y poder económico-militar hacia la construcción de
sistemas productivos, industriales y comerciales que generen dividendos legales e
ilegales dentro de la economía colombiana; han mutado el aparato criminal como

32 “(…) Dicha tarea fue encabezada de un lado por las grandes figuras del narcotráfico que
estuvieron asociadas al paramilitarismo (Vicente Castaño, ‘Los Mellizos’, ‘Don Berna’, ‘Macaco’,
‘Don Mario’) y, por el otro, por las dos alas armadas del Cartel del Norte del Valle, ‘Los machos’ y
‘Los rastrojos’. A este grupo vendrían a sumarse una gran cantidad de mandos medios que nunca
se desmovilizaron o abandonaron el proceso (como el caso de alias ‘Cuchillo’ y personajes como
Daniel ‘El Loco’ Barrera que desde los Llanos Orientales siempre fue el socio ideal de ‘paras’ y
guerrilla para la exportación de cocaína. En la medida en que los primeros socios del
paramilitarismo ya no hacían parte del escenario (han sido muertos o extraditados), el negocio
quedó progresivamente en manos de genuinos narcotraficantes como el caso de ‘Los rastrojos’ y el
propio ‘Loco Barrera’ (…)”. Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto:
Hechos y Análisis”. ¿Para dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y
Negociaciones de Paz”. Enero de 2010. Ob. Cita. pág. 2.
33 “(…) Cada uno de estos actores fue creando grupos armados bajo distintas denominaciones,

realizando desde un principio alianzas tácticas con las FARC y el ELN. Desde esta perspectiva, la
emergencia y accionar de estos grupos armados no puede desligarse del negocio del narcotráfico
en las regiones de cultivos, o de procesamiento, tráfico y micro-tráfico y exportación de drogas
(…)”. Ver Idem.
12
las acciones delictivas con el propósito de diversificar su portafolio de servicios e
inversiones34. Bajo la estructura de células de crimen organizado, han logrado
adentrarse en la economía regional y nacional logrando así apoderarse del
mercado y la actividad empresarial e industrial gracias al poder y los nexos
económico-políticos que han forjado en las distintas regiones del estado
colombiano con base en las relaciones cultivadas por grupos armados
predecesores35.

Las bandas criminales, han sufrido un tránsito al pasar de ejercer prácticas


predominantemente militares y terroristas a ejecutar actividades empresariales,
sociales, económicas y políticas; son un fenómeno “societal”36 el cual no
solamente tiene operaciones ligadas al tráfico y producción de estupefacientes
sino que por el contrario está articulado, de forma legal, a la economía regional y
nacional mediante la actividad empresarial, comercial, agrícola y minera-petrolera.

Quienes hacen parte del conflicto colombiano en la actualidad son empresarios del
crimen y de la economía regional, cuerpos organizados que administran y
concentran, por la vía criminal y legal, los recursos existentes en las regiones
gracias a las redes de corrupción que han logrado mantener al interior de estas.37

34 Frente al tema de la “diversificación del portafolio de servicios e inversiones” de las Bacrim, es


relevante aclarar que se utilizó ésta expresión por el autor para identificar e individualizar las
actividades y/u operaciones comerciales –legales o ilegales- y/o criminales que en la actualidad
ejecutan a lo largo del territorio nacional las bandas criminales emergentes. En éste orden de
ideas, es importante señalar que hoy en día las Bacrim no dedican en su totalidad su capacidad
militar, operativa, técnica, financiera y administrativa a estructurar y ejecutar actividades ilícitas;
sino que por el contrario, han descubierto que ejercer presión y control sobre sectores específicos
de la economía colombiana -como los hidrocarburos, sus derivados y la minería- presentan una
oportunidad empresarial y económica más lucrativa y atractiva como fuentes de financiamiento de
sus organizaciones criminales. Actualmente, las actividades ejecutadas por estos cuerpos armados
al margen de la ley van desde el sicariato hasta la minería pasando por el narcotráfico, agricultura,
ganadería, entre otras.
35 Ver Ibíd.p. 4.
36 Se denomina fenómeno “societal” debido a que las bandas emergentes son, en la actualidad,

factor determinantes en la permisión de ejercer prácticas políticas, empresariales, comerciales y


agrícolas dentro de determinadas regiones del territorio nacional por parte de la población civil y
empresas multinacionales. Como se ha descrito, se mueve en dos ámbitos: las economías
extorsivas y las economías convencionales. “(…) Las Bacrim, tienen una alta capacidad de
amedrentamiento, no solo debido a los imaginarios existentes sobre la capacidad coercitiva de los
anteriores grupos paramilitares, sino por la capacidad de imponer sanciones a quienes intentan
salirse del control impuesto (…)”.Ver VARGAS, Alejo. Bacrim. Primer panel: Entre el
paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones en torno a la caracterización del actor. DEL
RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS
CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6
DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 10.
37 Ver PRIETO, Carlos. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones

en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO
SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y
CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 8.
13
(,,,) Las bandas criminales son actores con capacidad de articular economías legales
(cultivos de palma, minería, ganadería) e ilegales (narcotráfico y, con más fuerza, la
minería ilegal dado que conlleva menores riesgos, lo que sumado a una normatividad laxa
y el aumento del precio de oro permiten operar como un mecanismo que abre una ventana
de oportunidad para ser aprovechado como fuente de financiación) y aprovechar estos
para cooptar y agrupar delincuencia común (…).38

En éste orden de ideas es importante considerar la ampliación del portafolio de


servicios e inversiones de las Bacrim como punto relevante para la formulación de
estrategias y políticas públicas por parte del estado que logren contrarrestar la
situación naciente y sus consecuencias adversas para los intereses y el equilibrio
de la sociedad. El Citpax y el Observatorio de D.D.R –Ley de Justicia y Paz-, han
realizado un trabajo de investigación y análisis de las fuentes de financiación de
los grupos emergentes, en éste han determinado que la extorsión y el narcotráfico
–principales fuentes de financiación de los antiguos grupos armados- ya no
financian en totalidad las operaciones de estos grupos armados; sino que, por el
contrario, las bandas criminales han optado por adoptar otro tipo de operaciones
basadas en la economía formal e informal como fuente de financiación de su
actividad ilegal.39

Hay un esfuerzo de las Bacrim por diversificar su portafolio de actividades e


inversiones; en este sentido, es importante analizar hacia qué tipo de actividades
económicas se está dirigiendo la atención de estos grupos y cómo están
diversificando las operaciones que les generan utilidades monetarias40; ya que su
participación en la economía colombiana, cada día se hace de una manera más
directa con sus actividades económicas pero de una manera indirecta al momento
de ejecutarlas41.

En esencia se observa como en la actualidad éstas estructuras armadas-post


desmovilización han enfocado su atención en actividades económicas distintas al
narcotráfico; en las cuales han encontrado una fuente de lucro mayor al que les
proveía la producción y comercialización de drogas. Según datos arrojados por el
Citpax y el Observatorio de DDR –Ley de Justicia y paz- las estructuras armadas

38 Ver ÁLVAREZ, Christian. Tercer Panel: Entre el Farc-centrismo y las bandas criminales. DEL
RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS
CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6
DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. págs. 19 y 20.
39
Ver CITPAX COLOMBIA y OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE DDR – LEY DE JUSTICIA Y
PAZ. Actores armados ilegales y sector extractivo en Colombia. Quinto (V) Informe. MASSÉ,
Frédéric y CAMARGO, Johanna. Año 2012. Ob. Cita pág. 5-6.
40 Ver PRIETO, Carlos. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones

en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO
SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y
CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 8.
41 Frente al tema de la participación directa e indirecta de las Bacrim en la economía nacional, ver

CITPAX COLOMBIA y OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE DDR – LEY DE JUSTICIA Y PAZ.


Actores armados ilegales y sector extractivo en Colombia. Quinto (V) Informe. MASSÉ, Frédéric y
CAMARGO, Johanna. Año 2012. p. 10. Edición virtual disponible en www.citpaxobservatorio.org.
(Última consulta 04-03-12).
14
post-desmovilización han optado por acoger la extracción y comercialización de
minerales e hidrocarburos como principal fuente de financiación de organizaciones
criminales; sin dejar de lado el narcotráfico, la extorsión, ganadería, cultivo de
palma de cera, etc42.

C. Naturaleza jurídica de las bandas emergentes –BACRIM-.

Sobre el origen de éste fenómeno existe consenso en términos de la composición


de estos grupos por reductos o estructuras desmovilizadas, grupos
desmovilizados rearmados, emergencia de redes de narcotráfico y micro-
carteles.43

Como se indicó en aparte anterior del documento, son varios los orígenes que se
les puede encontrar a las BACRIM los cuales giran principalmente en ser
consideradas como un reducto del paramilitarismo, o de pequeños grupos
narcotraficantes; sea cual sea su origen, es preciso determinar, dentro del debate
político-jurídico que promueven diversos sectores sociales, la naturaleza jurídica
de éstas estructuras armadas post-desmovilización y la base militar e ideológica
sobre la cual cimentaron sus organizaciones, para de ésta forma lograr establecer
las políticas públicas y el tratamiento legal-operativo-táctico que se les debe dar a
las mismas.44

El debate debe centrarse en establecer: 1. Si las nuevas estructuras tienen un


objetivo político; 2. Su conflicto pueda catalogarse como subversivo o insurgente;
y, 3. Si su organización jerárquica-funcional está basada en cuerpos militares o
estructuras de crimen organizado, todo lo anterior con el propósito de lograr definir
el concepto legal bajo el cual puedan catalogarse éstas estructuras armadas para
de ésta forma poder plantear los pasos a seguir en su lucha y las instituciones
encargadas de enfrentar la situación.

En ese orden de ideas, los cuerpos armados post-desmovilización no se pueden


describir como grupos neo-paramilitares y/o revolucionarios debido a que no

42 Ibíd. págs. 6 - 11.


43 Ver PRIETO, Carlos. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones
en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO
SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y
CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Ob. Cita. pág. 5.
44“(…) Uno de los principales debates ha girado en torno a la caracterización de los grupos que se

han consolidado en el período posterior a la desmovilización. Mientras el gobierno los ha calificado


como “bandas criminales” dedicadas al servicio del narcotráfico y la extorsión, organizaciones de
derechos humanos y organismos internacionales los califican como actores complejos, pero
reconocibles dentro del conflicto armado, que no pueden reducirse a un fenómeno puramente
criminal. Como alternativa a la definición oficial, organizaciones de la sociedad civil les han dado el
calificativo de “neo-paramilitares”, “tercera generación de paramilitares”, “herederos de los
paramilitares” o simplemente “paramilitares” (…).Ver CITPAX y OBERVATORIO DDR. Segundo (II)
Informe. Parte II. Área de DDR. Capítulo I. Desmovilizados: Víctimas y Causas de Inseguridad.
MUNEVAR, Juan Camilo y NUSSIO, Enzo. Noviembre de 2009. p. 92 – 110.
15
manejan un discurso político que los defina como tal.45 Al respecto el Citpax y el
Observatorio de DDR –Ley de Justicia y Paz- han expuesto que las estructuras
armadas post-desmovilización centran su atención en asegurar el control territorial
de zonas aptas para adelantar actividades ilícitas más que en luchar por un
reconocimiento u objetivo político; es decir, existe una motivación económica-
pecuniaria más que política en su actuar delictivo; razón por la cual, el gobierno
nacional, la doctrina y el sistema jurídico han optado por definir a estas estructuras
armadas como cuerpos criminales y no como grupos neo-paramilitares46.

De igual forma, se debe advertir que tampoco puede catalogarse la lucha de éstas
nuevas organizaciones como subversiva o insurgente puesto a que en la
actualidad hemos visto como entre las bandas emergentes y algunos grupos
guerrilleros, encabezados por las FARC y el ELN, han llegado a generarse pactos
de colaboración y/o cooperación con el objetivo de ejecutar operaciones lícitas e
ilícitas en el interior del territorio nacional, es decir, ya no se combate a la
insurgencia sino que por el contrario se trabaja en concurrencia para lograr
propósitos e intereses económicos.

El Citpax y el Observatorio de DDR afirman, que las estructuras post-


desmovilización no tienen una actitud contrainsurgente, de hecho, estos grupos
armados han llegado a establecer alianzas y pactos de no agresión con grupos
guerrilleros en regiones donde las autodefensas los combatieron con el propósito
de seguir adelantando actividades ilícitas en estos territorios y beneficiándose de
la economía regional y las redes de corrupción desarrolladas por sus
predecesores.47

Con base en lo mencionado en el párrafo anterior como con lo expuesto por la


FIP48, hace que actualmente se deba advertir de una naturaleza jurídico-legal
híbrida de las BACRIM49.

45“(…) Un primer eje del debate se ha centrado en definir si las nuevas estructuras tienen un
objetivo político (…)”., ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Parte II: Área de DDR. Tercer (III)
Informe. Septiembre de 2010. Ob. Cita pág. 67.
46“(…). Según fuentes oficiales, una de las principales razones para calificar a los grupos que han

surgido en el período post-desmovilización como bandas criminales y no como paramilitares es,


que a diferencia de las autodefensas, su principal motivación es asegurar el control de las
economías ilícitas (…)”.Idem.
47Ver Ídem.
48 “(…) Dos hipótesis explicativas sobre el auge de estos grupos, hacen que la naturaleza de las

bandas emergentes sólo pueda ser entendida desde una lógica híbrida y multi-causal (…)” Ver
FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para dónde va el
paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de 2010. Ob.
Cita. pág. 4.
49“(…) En este punto, se presenta el dilema clásico entre el componente estructural y las redes

criminales en las cuales se soportan estos grupos. En este sentido, un estudio realizado por
CERAC hace una diferencia entre las organizaciones jerárquicas, las organizaciones de red y las
hibridas. El modelo hibrido, es probablemente, el que mejor explica las Bacrim (…)”. Ver PRIETO,
Carlos. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado: Discusiones en torno a la
caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII SEMINARIO SOBRE
16
La complejidad en definir la naturaleza jurídico-legal de éstas organizaciones
armadas post-desmovilización ha generado imprecisión en la respuesta social,
militar y administrativa que debe dar el Estado colombiano, por medio de la fuerza
pública y sus instituciones, a éste fenómeno societal; la reorganización o
desorganización jerárquica, armada y “táctica” ha hecho que las mencionadas
estructuras criminales adopten nuevas formas de operar frente a las actividades
lícitas e ilícitas que adelantan en el territorio colombiano, en relación a lo cual, se
ha generado una amplia discusión respecto del tratamiento jurídico y militar que se
le debe dar éstas estructuras armadas post-desmovilización y al fenómeno social
que se ha forjado en torno a ésta realidad50 debido a que no ha podido
determinarse, por parte del Estado y el sistema jurídico, si éstas deben
considerarse como bandas criminales o cuerpos militares que se puedan
reconocer como actores del conflicto armado colombiano51.

Ésta situación, fundamento de la naturaleza híbrida de éstas estructuras post-


desmovilización, ha generado gran confusión en las políticas públicas a desplegar
por parte de la administración nacional y las operaciones tácticas que deben
seguir las fuerzas militares para hacer frente a ésta problemática ya que de su
caracterización y naturaleza como banda criminal o cuerpo insurgente dependen
las políticas y/o estrategias públicas a ejecutar por parte de la administración y las
entidades e instituciones encargadas de combatirlas52.

La variedad de términos utilizados y la imprecisión acaecida al tratar de determinar


la naturaleza o causas que dieron nacimiento a las estructuras armadas post-
desmovilización, han generado en el Estado dificultad para describir y
contrarrestar las consecuencias del fenómeno. Sin embargo, la discusión no es
puramente semántica pues determinar jurídicamente la naturaleza de éstas
organizaciones post-desmovilización tiene implicaciones operativas, políticas y
jurídicas en el estado colombiano53.

SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD, PARAMILITARISMO Y


CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012. Op. Cita. pág. 7
50“(…) La denominación de estos grupos con base en estándares legales tiene un efecto directo

sobre la política administrativa y de asistencia que el estado debe brindar a la población afectada.
A pesar de las dificultades inherentes en identificar la violencia relacionada con las dinámicas
criminales y la ejercida en el marco del conflicto armado colombiano, organismos de derechos
humanos han denunciado acciones violentas por parte de las estructuras post desmovilización que
parecen estar relacionadas más con el accionar de un grupo armado que de una simple banda
criminal (…)”. Ídem.
51“(…) según las autoridades, los nuevos grupos se han caracterizado por las luchas internas y la

falta de una jerarquía establecida; a pesar de tener presencia sostenida, éstos no ejercen, por lo
general, control territorial y, a pesar de intimidar, no realizan operaciones militares (…)”. Ídem.
52“(…) La dificultad en definir a estos grupos también se ha visto reflejada en la ambigüedad de la

respuesta por parte de la Fuerza Pública contra esas estructuras. De su caracterización y


naturaleza como banda criminal o grupo armado dependen las entidades encargadas de
combatirlas (…)”. Ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Parte II: Área de DDR. Tercer (III)
Informe. Septiembre de 2010. Ob. Cita pág. 68.
53 Ver Ibíd. p. 65.

17
Las Bacrim se pueden llegar a catalogar como estructuras armadas post-
desmovilización las cuales tienen por objeto ejecutar operaciones y/o actividades
lícitas e ilícitas en el territorio nacional respaldadas en el poder, nexos e influencia
social, política y judicial que poseen en el interior de las regiones colombianas; con
base en lo anterior y lo expuesto en el presente capítulo, podrían catalogarse
como bandas criminales de carácter permanente que se encuentran organizadas
de forma funcional, tal como una empresa criminal, para alcanzar a toda costa un
propósito económico. Sin embargo, mientras el gobierno los ha calificado como
“bandas criminales” dedicadas al servicio del narcotráfico y la extorsión,
organizaciones de derechos humanos y organismos internacionales los califican
como actores complejos, pero reconocibles dentro del conflicto armado, que no
pueden reducirse a un fenómeno puramente criminal. Como alternativa a la
definición oficial, organizaciones de la sociedad civil les han dado el calificativo de
neo-paramilitares”, “tercera generación de paramilitares”, “herederos de los
paramilitares” o simplemente “paramilitares”.54

D. Modus Operandi de las bandas emergentes –BACRIM-.

El CINEP ha señalado que, las nuevas estructuras armadas post-desmovilización


tienen como propósito mantener el control y ejercer presión en zonas estratégicas
del territorio nacional con el objetivo de conservar, administrar y acrecentarlos los
intereses privados que auspiciaron el nacimiento de los grupos paramilitares; para
ello, éstas organizaciones ya no recurren a métodos de violencia y terrorismo
indiscriminado en contra de la población civil sino que ejecutan actos de violencia
selectiva en contra de aquellos líderes comunitarios y/o población civil que
obstruya y/o se interponga en la consecución de sus intereses económicos; éste
suceso ha generado efectivamente que no exista en el Estado colombiano la
recomposición del tejido humano y el restablecimiento del equilibrio político,
cultural y social de la población.55

Las bandas criminales o Bacrim, han reflejado una clara distinción en cuanto a
estructura militar y modus operandi en relación con los antiguos grupos armados
que integran el conflicto interno colombiano56; éstas no se basan en esquemas
inquebrantables, violentos y terroristas de ejércitos ilegales o cuerpos armados
con métodos de ocupación y captación del territorio; actualmente, su estructura
funciona bajo redes de informantes, asesorías capacitadas, sicarios,
administradores del negocio del narcotráfico y empleados aptos para adelantar
cualquier actividad que genere altos ingresos pecuniarios con el objetivo de
financiar su causa y hacer parte del desarrollo de la región. En éste sentido, el

54 Ver Ídem.
55 Ver Ibíd. p. 67.
56“(…) Según el CINEP, a diferencia de los grupos paramilitares, los nuevos grupos han cambiado

de modus operandi a fin de mantener el control logrado por sus antecesores. Así, del total de las
acciones de los grupos paramilitares y nuevos grupos, las masacres pasaron de representar el
47% en 2000 al 3% en 2007. Sin embargo las amenazas pasaron del 4% en 2004, al 57% en 2007
(…)”.Ver Ibíd. p. 67.
18
modelo clásico-jerárquico militar parece no explicar las estructuras de los nuevos
grupos emergentes.

Estos cuerpos armados no poseen un discurso político que los identifique como
tampoco su lucha es contra el Estado o los grupos subversivos como para ser
catalogados como actores armados del conflicto colombiano. Sin embargo, con
base a que tienen en su memoria antecedentes paramilitares e incluso,
antecedentes de pertenencia a grupos guerrilleros, las bandas criminales
emergentes en ocasiones ejecutan tácticas y prácticas propias de las experiencias
subversivas e insurgentes obtenidas con el propósito de mantener el control social
y territorial sobre las regiones de influencia.57

Según el CITPAX y el Observatorio de D.D.R, es una clara ambigüedad afirmar


que algunas de éstas jóvenes bandas emergentes, en la actualidad, pretenden
utilizar nuevamente discursos políticos con el propósito de lograr cierto grado o
nivel de reconocimiento como actores del conflicto armado colombiano y así poder
ser catalogados por la justicia colombiana –Ley de Justicia y Paz, L. 975 de 2005-
como grupos armados pertenecientes al conflicto colombiano y acogerse de ésta
forma a los beneficios otorgados por el gobierno bajo la política pública de
desmovilización, desarme y reintegración –plan DDR- bajo la excusa de cesar el
fuego y hacer la paz. Es así que hoy en día, en la actualidad nacional, vemos
como esquemas armados post-desmovilización como el Ejército Revolucionario
Antiterrorista de Colombia (ERPAC) y las Autodefensas Campesinas Nueva
Generación (AC-NG) tienen cierta relación ideológica y militar con antiguos grupos
paramilitares58.

Bajo la nueva reorganización jerárquica-funcional criminal, las bandas emergentes


han incorporado población local en sus organizaciones con el propósito de contar
con: 1. Mayor conocimiento de la realidad y necesidades de la población regional;
2. Influencias regionales frente al pueblo y la élite social; y, 3. Conocimiento de la

57 Ver VARGAS, Alejo. Bacrim. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado:
Discusiones en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII
SEMINARIO SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD,
PARAMILITARISMO Y CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012.
Ob. Cita. págs. 10.
58“(…) organismos internacionales han reportado que algunos de los nuevos grupos, como el

Ejército Revolucionario Antiterrorista de Colombia (ERPAC), en Guaviare, Meta y Vichada, y las


Autodefensas Campesinas Nueva Generación (AC-NG), en Nariño, han logrado mantener una
estructura militar definida y son capaces de emprender acciones militares y ejercer control territorial
de manera similar a como lo hicieron sus predecesores. Especial preocupación generó el
surgimiento de las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia lideradas por Daniel
Rendón Herrera, alias “Don Mario”, en octubre de 2009, que según las autoridades, habrían estado
interesados en ser calificados como grupos armados para obtener beneficios legales y políticos a
través de acciones contra la Fuerza Pública (…)”. Ver CITPAX y OBSERVATORIO DDR. Parte II:
Área de DDR. Tercer (III) Informe. Septiembre de 2010. Ob. Cita pág. 68.
19
región con el objetivo de subrayar rutas y posibles actividades económicas que se
harán en el territorio basados en las virtudes productivas de la región 59.

Las Bacrim, al igual que las AUC y otros grupos subversivos como las FARC, ELN
y carteles del narcotráfico, se han convertido en señores de la guerra en las zonas
donde operan debido a que, de acuerdo a la definición expuesta por Gustavo
Duncan: 1. Tienen hegemonía político-militar sobre las facciones o élites políticas
y económicas regionales, imponiéndose como la autoridad sub-nacional de hecho,
2. Asumen ciertas labores de administración de justicia, 3. Explotan la economía
regional y, 4. Establecen un orden social que regule los derechos de los
ciudadanos.60

II. La Justicia transicional y su aplicación frente a la mutación del


conflicto y los grupos armados en Colombia.

A. La Justicia Transicional en el contexto colombiano.

El fenómeno del conflicto armado ha generado un impacto devastador en la


sociedad colombiana. Las acciones violentas en contra de la población civil han
concebido severas violaciones a los derechos humanos de las víctimas, la
educación y el desarrollo económico sostenible del país, ésta situación ha llevado
a que el Estado tome medidas tratando de brindar medios, procedimientos y
mecanismos jurídicos que permitan la reconciliación nacional y la reparación
integral de las víctimas del conflicto y, de igual forma, sancionen a los
responsables de los daños y perjuicios causados a la sociedad.61

La Comisión Nacional de Reparación y Reintegración –CNRR- señala el año 1964


como el posible punto de origen del conflicto armado colombiano 62, durante éste
periodo de tiempo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC- se
alzaron en armas profesando un discurso político e ideológico revolucionario para
la época. Tiempo después nacen otros grupos guerrilleros63 profesando una

59 Ver VARGAS, Alejo. Bacrim. Primer panel: Entre el paramilitarismo y el crimen organizado:
Discusiones en torno a la caracterización del actor. DEL RIO, Anascas y ORTEGA, Felipe. VIII
SEMINARIO SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA. BANDAS CRIMINALES: SEGURIDAD,
PARAMILITARISMO Y CRIMEN ORGANIZADO EN COLOMBIA. 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012.
Ob. Cita. págs. 9 – 10.
60DUNCAN, Gustavo. Los señores de la guerra: de paramilitares, mafiosos y autodefensas en

Colombia (Bogotá: Planeta, 2006)


61 El marco jurídico-legislativo que ha hecho frente a estos acontecimientos está compuesto por las

Leyes 782 de 2002, 975 de 2005 y 1448 de 2011, así como por sus decretos reglamentarios, como
de igual forma por las políticas públicas de Desmovilización, Desarme y Reintegración adelantadas
por el Gobierno Nacional.
62 Ver COMISIÖN NACIONAL de REPARACIÓN y RECONCILIACIÓN –C.N.R.R.-. Fundamentos

Filosóficos y Operativos. Definiciones estratégicas de la Comisión Nacional de Reparación y


Reconciliación. Año 2006. Edición virtual disponible en la página web
www.cnrr.org.co/cd/pdf/Definiciones_estratergicas.pdf.
63“(…) Además de las FARC y el ELN, que aún existen y confrontan al Estado, en Colombia han

existido otros grupos guerrilleros que se han desmovilizado, como el Movimiento 19 de Abril (M-
20
similar corriente de pensamiento al igual que se presentó el surgimiento de grupos
armados de carácter particular llamados en una primera era las Convivir o también
conocidas posteriormente como las Auto Defensas Unidas de Colombia –AUC-.

Para hacer frente a la anterior situación, el Gobierno -ante el complejo escenario


de conflicto que enfrenta y la necesidad de lograr la paz como instrumento de
desarrollo económico sostenible y estabilidad social- acogió un nuevo modelo de
justicia, cual es el de justicia transicional, que se edifica como herramienta legal
para abordar la problemática del conflicto armado y sus consecuencias en la
población. A través de la justicia transicional, se pretende conseguir la
reconciliación nacional por medio de la rendición de cuentas y la reparación de las
víctimas del conflicto, fomentando la confianza ciudadana y fortaleciendo el Estado
de derecho.64

La justicia transicional nace en la sociedad como fruto de la conciencia y


necesidad humana, del intelecto. El hombre, a través de los años, ha sufrido
grandes transformaciones sociales que han llevado a que hoy en día se
reconozcan y respeten derechos entre sus semejantes. Las aspiraciones de poder
por parte de algunos soberanos65 y grupos sociales han llevado a que estos –
mediante la opresión e intimidación- sometan a pueblos bajo dictaduras con el
objetivo de satisfacer sus propios intereses y necesidades. Crueles y
devastadores fenómenos hemos visto en la humanidad a causa del nacimiento de
grupos armados ilegales o gobiernos despostas que, con el uso de terrorismo y la
violencia, han causado grandes violaciones a los derechos humanos de la
población con el propósito de alcanzar sus ideales y/o propósitos económicos.

La justicia transicional es una forma de abordar la justicia66, en tiempos de tránsito


de un conflicto bélico que afronte un Estado, tomando como base la equidad, el
perdón, la verdad y reparación de las víctimas del conflicto por parte de los actores
armados, dentro de un proceso voluntario y consciente de transición de la guerra a
la paz.

19), el Ejército de Liberación Popular (ELP) y el grupo guerrillero indígena Quintín Lame, entre
otros (…)”. Ver UPRIMNY YEPES, Rodrigo y SAFON, María Paula. “Usos y abusos de la Justicia
Transicional en Colombia. Anuario de Derechos Humanos 2008. p. 167 – 168. Edición virtual
disponible en www.anuariocdh.uchile.cl (Última Consulta: 02/02/13).
64 Ver página web http://ictj.org/es/que-es-la-justicia-
transicional?gclid=CNzusYj_l7UCFQPOnAodDhoAK. (Última Consulta: 02/02/13)
65 Soberano entendido como aquel ser humano que legítimamente –analizando la estructura

política que se maneja- posee la facultad de representar en su figura al Estado y administrar a los
ciudadanos.
66La Justicia debe entenderse como aquel punto de referencia en el que la sociedad encuentra la

equidad necesaria para mantener el equilibrio de la sociedad. La Justicia bajo un concepto de


equidad debe ser entendida como el proceso legítimo por el cual el estado o la naturaleza dan a
cada quien lo que le corresponde. Éste misma apreciación de justicia fue la que manejó el
doctrinario Jhon Rawls, en su libro: “Liberalismo Político”, y la expuso bajo la teoría de la igualdad
calificada.
21
El Instituto Colombiano de Justicia Transicional –en adelante ICJT- define a la
justicia transicional no como un tipo especial de justicia sino como una forma de
abordarla en épocas de transformación de una situación de conflicto o de
represión por parte del Estado hacia la paz; ésta tiene como objetivo conseguir la
rendición de cuentas y la reparación de las víctimas del conflicto; de igual forma,
proporciona a las víctimas el reconocimiento de sus derechos, fomentando así la
confianza ciudadana y fortaleciendo el Estado de derecho67.

Rodrigo Uprimny Yépez68, ha sostenido que la justicia transicional son los


procesos por medio de los que se realizan las transformaciones de la sociedad y
el orden jurídico cuando se ha generado un tránsito socio-cultural en el estado,
bien sea por el tránsito de una dictadura a una democracia o ya sea porque se den
transformaciones –guerra a paz- del conflicto armado que enfrente un Estado.69

Colombia, desde el siglo pasado, no ha sido ajena al padecimiento de actos


terroristas y violentos en contra de la ciudadanía, razón por la cual, el ejecutivo –
en cabeza del Presidente de la República- desde años atrás ha venido tratando de
darle un giro al conflicto armado que padece el Estado, mediante el uso de la
justicia transicional como herramienta jurídica que permita abordar el conflicto
desde una perspectiva de equidad la cual garantice un equilibrio en la aplicación
de la justicia frente a responsables de acciones ilícitas, la reparación de víctimas y
la necesidad política de hacer la paz en el Estado como motor de crecimiento
económico de la sociedad.

La Justicia Transicional –frente al caso colombiano- debe ser la doctrina y/o


herramienta jurídica que guíe el pensamiento y ejecución, por parte del Estado, de
políticas públicas que logren mitigar las agudas consecuencias70 del conflicto
armado que se vive en el territorio nacional; lo anterior, cimentado sobre la idea de
un posible tránsito de la guerra a la paz entre los actores que integran ésta disputa
bélica.

Sin embargo, frente al complejo problema de violencia que sufre la población, es


de suma relevancia advertir que las políticas públicas desarrolladas por la
administración nacional, no han tenido la capacidad y suficiencia de generar una

67 Instituto Colombiano de Justicia Transicional. http://ictj.org/es/que-es-la-justicia-


transicional?gclid=CNzusYj_l7UCFQPOnAodDhoAK. (Última Consulta: 02/02/13)
68Rodrigo Uprimny Yepes. es director del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad -De

Justicia- y profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia.


69 “(…) Justicia Transicional hace referencia a los procesos a través de los cuales se realizan

transformaciones radicales de un orden social y político, bien sea por el paso de un régimen
dictatorial a uno democrático, bien por la finalización de un conflicto interno armado y la
consecución de la paz (…)”. Ver UPRIMNY YEPES, Rodrigo y SAFFON, María Paula. Manuscrito:
¿Justicia transicional sin transición? Reflexiones sobre verdad, justicia y Reparación en Colombia.
Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (DJS). p. ¿? Edición virtual disponible en
www.anuariocdh.uchile.cl. (Última consulta: 26/02/2013).
70 La Justicia Transicional en Colombia ha permitido que se generen graves agravios a la

estabilidad socio-económica y los derechos humanos de las víctimas


22
verdadera conciencia de tránsito a la paz y sujeción a los procesos elaborados
para la desmovilización, desarme y reintegración por parte de los actores bélicos
como tampoco ha logrado llevar a cabo la reparación integral de las víctimas del
conflicto.71

B. Bandas Criminales e inexistencia de política públicas suficientes.

A la hora de estudiar el fenómeno de las Bacrim, es punto fundamental analizar si


en el Estado existen políticas públicas y leyes suficientes en ésta materia que
logren llevar a cabo satisfactoriamente el objetivo de reparar a las víctimas y
alcanzar la reconciliación Nacional entre las partes del conflicto.

Hoy en día encontramos, dentro del marco de la justicia transicional, en el sistema


jurídico nacional, diversas leyes y políticas públicas desarrolladas por el Gobierno
con el objeto de lograr la transición –guerra a paz- del conflicto armado que
padece la sociedad colombiana bajo los postulados de reparación, verdad,
reconciliación y reintegración; sin embargo, frente al tema de las Bacrim la
controversia no consiste en determinar si existe o no legislación aplicable a éste
fenómeno societal sino que, por el contrario, gira en torno a definir la naturaleza
jurídica de las estructuras armadas post-desmovilización; es decir, lograr
determinar si éstas son una un grupo de delincuencia o un grupo armado para de
ésta forma establecer si se aplica el derecho penal o las políticas de justicia
transicional al momento de administrar justicia frente a la situación concreta.

Actualmente, el sistema jurídico colombiano, cuenta con un esquema normativo


que no posee la suficiencia y capacidad jurídica para garantizar la eficacia del
cumplimiento de los principios de verdad, reparación, reconciliación y
reintegración, por parte de los actores armados, pilares que sustentan la viabilidad
de aplicar la justicia transicional en un estado como herramienta de administración
de justicia que permita el tránsito del conflicto a la paz. Si bien la FIP reconoce que
las labores de monitoreo al proceso de desmovilización, desarme y reintegración
fue tardía en el Estado colombiano, hoy resulta bastante alejado de la realidad
decir que no existe una política. Algo distinto sería afirmar que la política no ha
sido eficaz.72

C. Las Bacrim y conflicto armado bajo el marco de la justicia transicional.

Frente al tema, hoy en día, la justicia transicional es utilizada por el Gobierno


Nacional como herramienta de administración de justicia dentro del territorio, la
cual tiene por objeto guiar a las instituciones del poder público en el camino de

71 La F.I.P reconoce que hoy resulta bastante alejado de la realidad decir que no existe una política
pública frente al fenómeno BACRIM, por el contrario muy distinto sería afirmar que las políticas
públicas existentes no han sido eficaces y suficientes para mitigar ésta problemática nacional por
parte del Estado colombiano. Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto:
Hechos y Análisis”. ¿Para dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y
Negociaciones de Paz”. Enero de 2010. Ob. Cita. pág. 4.
72 Ver Ídem.

23
obtener la reparación integral de las víctimas y la reconciliación nacional dentro del
tránsito aparente, guerra a paz, que se dio y/o se está dando en el conflicto
armado colombiano.

La principal consecuencia que ha traído para el Estado una inadecuada aplicación


de aquella ficción jurídica, es crear el vacío jurídico que ha permitido el
surgimiento del fenómeno de las estructuras armadas post-desmovilización o
Bacrim en la sociedad colombiana debido a las insuficiencias técnicas y
administrativas de las políticas adoptadas en el marco del proceso de
Desmovilización, Desarme y Reintegración que adelantó el gobierno del ex
presidente Álvaro Uribe Vélez con los antiguos grupos de Autodefensas –AUC-
durante los años 2003 a 2006.

El proceso de Desmovilización, Desarme y Reintegración que adelantó el gobierno


nacional con varios grupos paramilitar, bajo el marco de la Ley de Justicia y Paz –
L. 975 de 2005-, ha permitido evidenciar en la sociedad el nacimiento del
fenómeno de la delincuencia organizada y su creciente impacto en la población
civil; se prescribe, que el resultado de la aplicación de la justicia transicional en
Colombia, bajo los procedimientos establecidos por la Ley de Justicia y Paz –L.
975 de 2005-, Ley de Reparación de Víctimas –L. 1448 de 2011-, Sentencia C-370
de 2006 -Corte Constitucional de Colombia- y el Acto Legislativo 01 de 2012
“Marco Jurídico para la Paz”, ha sido ambientar el contexto legal, político y social
sobre el cual se ha concebido la mutación del conflicto armado colombiano debido
a las transformaciones militares, legales y jurídicas que han sufrido antiguos
actores bélicos y pretenden adelantar en la actualidad otros grupos que ostentan
la misma condición73.

Actualmente, la controversia acerca de la suficiencia fáctica y administrativa de la


justicia transicional como mecanismo de administración de Justicia, se encuentra
latente en el País puesto que ésta no ha podido cumplir sus objetivos de
reconciliación y reparación de la población civil debido a que, en primer lugar, no
es viable y adecuado en la actualidad del Estado hablar de la existencia de una
verdadera transición, guerra a paz, del conflicto bélico que vive Colombia.

Los actores armados del conflicto colombiano, jamás han tenido una real voluntad
de cesar las actividades violentas e ilícitas como de acogerse a un real proceso de
reconciliación y reintegración; estos, a través del proceso de transición, han
generado espacios de distracción en los cuales han logrado tantear el terreno
planteado por el Gobierno y así examinar las mejores oportunidades a las que se
pueden acoger para de ésta forma poder evadir la justicia y reorganizar

73Frente al tema de los riesgos que el gobierno corre en los actuales diálogos de paz que adelanta
con la guerrilla de las FARC –su similaridad y consecuencias que se asemejarían al proceso de
Desmovilización, Desarme y Reintegración que se promovió en el gobierno del ex presidente
Álvaro Uribe Vélez con los antiguas AUC-. Ver UPRIMNY YEPES, Rodrigo y SAFFON, María
Paula. Usos y abusos de la Justicia Transicional en Colombia. Año 2008. Ob. Cita. págs. 165 –
195.
24
estratégicamente sus estructuras económica-militares. No existe realmente
aquella transformación en la que se logre, mediante la reparación integral de las
víctimas, brindar la equidad, el equilibrio social y la reconciliación nacional
necesaria para generar bienestar social y crecimiento económico sostenible del
País.

De igual forma, una transición total o completa no está ocurriendo en el conflicto


armado puesto que las negociaciones de Desmovilización, Desarme y
Reintegración74, que se adelantaron años atrás (2003 – 2006) por el gobierno del
ex presidente Álvaro Uribe Vélez, además de ser parciales e incompletas, no
incluyeron a todos los actores armados que integraban el conflicto debido a que
ésta se adelantó sólo con los antiguos grupos paramilitares reunidos bajo la
concepción unitaria de las AUC; más aún, es posible decir que tampoco está
teniendo lugar una transición fragmentaria o parcial en relación con los grupos
paramilitares porque, incluso si sus miembros han entregado sus armas, al
parecer sus organizaciones económicas y políticas permanecen intactas.75

En segundo lugar, frente a la inquietud descrita -suficiencia fáctica y administrativa


de las directrices y estrategias adoptadas por el Gobierno Nacional, bajo el marco
de la justicia transicional, para hacer frente al fenómeno societal de las Bacrim- las
políticas públicas ejecutadas por la administración nacional no han podido
alcanzar su objetivo debido a la ambigüedad jurídica que se ha presentado en la
sociedad y el Estado producto de la naturaleza híbrida de las estructuras armadas
post-desmovilización; éste situación ha generado que, al momento de establecer
la legislación aplicable y las actividades a seguir frente a la situación concreta, se
presenten contradicciones y brechas normativas en el sistema jurídico.

La justicia transicional sólo se aplica a grupos armados al margen de la ley que


sean reconocidos como actor armado dentro del conflicto bélico colombiano y se
acojan, de igual forma, al proceso de transición ofrecido por la Ley de Justicia y
Paz; por otro lado, en caso de ser reconocidas éstas nuevas estructuras armadas
post-desmovilización no como grupos armados sino como bandas criminales se
les aplicará directamente los preceptos normativos del Código Penal y no de la
justicia transicional.

Ante la situación de conflicto armado que vive particularmente la sociedad


colombiana, se debe, en primer lugar, para determinar la viabilidad de aplicar la
justicia transicional como herramienta de administración de justicia, caracterizar
jurídicamente la naturaleza legal de las estructuras armadas post-desmovilización
con el objetivo de poder determinar la legislación aplicable frente a las acciones

74Como se ha mencionado, el gobierno –bajo el marco de la Justicia Transicional- desplegó el plan


de Desmovilización, Desarme y Reintegración, regulado por la Ley de Justicia y Paz –L. 975 de
2005- con el objetivo de lograr restablecer la paz y el equilibrio socio-económico del estado
75 Ver UPRIMNY YEPES, Rodrigo y SAFFON, María Paula. Usos y abusos de la Justicia

Transicional en Colombia. Año 2008. Ob. Cita. p. 171.


25
cometidas por estos cuerpos delictivos y el tratamiento policivo o militar que se le
debe dar a éste problema de seguridad nacional.

En segundo lugar, se debe determinar si existe o existió verdaderamente una


intención de cambio o proceso de transición por parte de los actores armados del
conflicto bélico que se afronta76; es decir, que los grupos armados posean la
voluntad real y consciente de hacer un tránsito de la guerra a la paz, reparar a las
víctimas, pedir perdón a la sociedad, entregar los bienes obtenidos con
actividades ilícitas y aceptar las sanciones jurídicas que se impongan por las
conductas delictivas y acciones de lesa humanidad cometidas.77

La responsabilidad del gobierno en un verdadero y consciente proceso de


transición debe ir más allá de asegurar que las personas acogidas a los beneficios
otorgados por la administración, con leyes, estrategias y políticas públicas
desplegadas, propongan su intención de cambio; se debe analizar el contexto
complejo sobre el cual se estructura el conflicto armado para que de ésta forma se
puedan crear estrategias que se adapten a la realidad social, política, cultural y
económica que vive el estado, reparen a las víctimas y tipifiquen eficazmente las
conductas punibles desplegadas por los nuevos actores armados de la realidad
social colombiana.78

En conclusión, los procedimientos y estrategias que se pretendan desarrollar bajo


el marco de la justicia transicional como herramienta jurídica para lograr un fin
legítimo y restaurar el equilibrio socio-económico de la población vulnerada implica
imponer restricciones y asumir riesgos más allá de lo que sé que aparenta.

El Desarrollo Sostenible, al igual que el avance en la protección y garantía de los


derechos humanos de la población civil, depende sin lugar a dudas de que se
pueda controlar la violencia y de éste modo se logre hacer cesar la guerra; sin
embargo, la necesidad de hacer la paz no puede desconocer los valores y
derechos de un país democrático, justo y respetuoso de los derechos humanos.

El Desarrollo Humano no sólo necesita que termine la guerra, también necesita de


justicia, reparación y verdad así como de garantías de no repetición o mutación del
conflicto y de una política pública y legislación suficiente por parte del Estado la

76Frente al concepto de transición –guerra a paz- adoptado como base social y jurídica en la que
se fundamenta la aplicación del concepto de justicia transicional. Ver Ibíd. p. 165 – 166.
77“(…) Además de las FARC y el ELN, que aún existen y confrontan al Estado, en Colombia han

existido otros grupos guerrilleros que se han desmovilizado, como el Movimiento 19 de Abril (M-
19), el Ejército de Liberación Popular (ELP) y el grupo guerrillero indígena Quintín Lame, entre
otros (…)”. Ver Ibíd. p. 167.
78“(…) El estado debe garantizar la obtención de la paz y que ésta va a perdurar. Los procesos que

se desplieguen por la administración pública no deben servir para legitimar el poder ilegal,
económico, político y militar de los grupos armados y sobre todo que las víctimas podrán ver sus
derechos efectivamente protegidos (…)”, ver FAJARDO ARTURO, Luis Andrés. La Ley de Justicia
y Paz, análisis constitucional, Competencia de la Jurisdicción Internacional y efectos en el
Desarrollo Humano. Op. Cita. p. 47.
26
cual logre brindar la readecuación de las comunidades afectadas, la reintegración
social de los actores armados y el impulso de proyectos de vida para las personas
que fueron parte y víctimas de la violencia en Colombia; todo esto con el propósito
de alcanzar una verdadera reconciliación nacional.79

En general El Desarrollo Humano Sustentable, como expone Luis Andrés Fajardo


Arturo80 depende fundamentalmente de las políticas públicas sobre economía,
educación y prestación de servicios que promueva el estado en relación con la
protección de los Derechos Humanos, especialmente Económicos, Sociales y
Culturales de la población civil.

79 Ver FAJARDO ARTURO, Luis Andrés. La Ley de Justicia y Paz, análisis constitucional,
Competencia de la Jurisdicción Internacional y efectos en el Desarrollo Humano. Op. Cita. p. 46.
80Luis Andrés Fajardo Arturo, Abogado de la Universidad Sergio Arboleda; es DSU de la

Université Panthéon-Assas, Paris II y Especialista en Derechos Humanos de la Universidad Alcalá


de Henares. Además CEJ del Institut d’Hautes Etudes Internationales IHEI de la Universidad Paris
II. Doctorante en Derecho de la Universidad Paris II. Estudios en el Instituto de Derecho y
Relaciones Internacionales de Tesalónica, Grecia. Consultor en Derechos Humanos, Investigador
del grupo “de las Casas” de la Universidad Sergio Arboleda.
27
CONCLUSIONES

 El complejo conflicto armado colombiano ha traído como consecuencia


la vulneración masiva de derechos humanos de la población civil;
situación que ha dado como fruto la migración excesiva de campesinos
hacia las ciudades –fenómeno que se conoce como desplazamiento
forzado81, los cuales al versen afectados por la violencia, escapan
buscando refugio y “nuevas oportunidades”.

 El fenómeno del conflicto armado y el desplazamiento forzado han


generado en la sociedad colombiana el aumento constante de las cifras
que miden el desempleo, la pobreza y los índices de delincuencia en la
población; esto se debe a la conexión directamente proporcional que
hay entre factores; al existir desplazamiento forzado aumentan
directamente las cifras de desempleo e informalidad; generando
variaciones negativas en el índice de pobreza e indigencia lo que trae
como consecuencia el incremento de la tasa de delincuencia en el país.

 El agudo conflicto armado que padece el estado colombiano creó la


necesidad de impulsar y/o promover, basados en la Justicia
Transicional, procesos que ayudarán a construir el tránsito de la guerra
a la paz de la disputa bélica que sostienen grupos al margen de la ley
con las fuerzas militares del estado.

 El plan de Desmovilización, Desarme y Reintegración (Plan DDR)


promovido por el gobierno nacional mediante la Ley 975 de 2005 –Ley
de Justicia y Paz-, con base en postulados de la Justicia Transicional,
tuvo la responsabilidad de garantizar la transparencia y eficacia de las
políticas públicas adelantadas durante el proceso de desmovilización
con antiguos grupos paramilitares; sin embargo, estas políticas no
tuvieron en cuenta ni vincularon a todos los actores del conflicto armado
colombiano.

 La inadecuada aplicación de la Justicia Transicional en el conflicto


armado colombiano ha traído como consecuencia crear vacíos jurídicos
que permitieron la restructuración militar de antiguos grupos
paramilitares y estructuras del narcotráfico en la sociedad debido a la
insuficiencia técnica y administrativa de las políticas adoptadas en el
proceso de Desmovilización, Desarme y Reintegración que adelantó el
gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez con los antiguos grupos

81 Frente al tema del problema del desplazamiento forzado de la población rural como
consecuencia del conflicto armado colombiano y los diferentes procesos de desmovilización ver
RODRIGO UPRIMNY - MARÍA PAULA SAFFON. “Desplazamiento Forzado y Justicia
Transicional”. Estudio Sectorial. Centro de Estudios de Derecho. Op. Cita. p. 167 – 168.
28
de Auto Defensas Unidas de Colombia –AUC- durante los años 2003 a
2006.

 Las estrategias desplegadas por el gobierno nacional, bajo el proceso


de Desmovilización, Desarme y Reintegración (Ley de Justicia y Paz),
no integraron en su totalidad a todos los actores bélicos del conflicto
armado colombiano lo que ha permitido. transformaciones militares,
jerárquicas y funcionales de antiguos grupos armados al margen de la
ley; lo que ha generado el nacimiento del fenómeno BACRIM en la
sociedad colombiana.

 Las BACRIM tienen por objeto conservar la influencia territorial,


económica y política de grupos armados al margen de la ley que los
antecedieron en el control de la geografía nacional.

 La multiplicidad de términos utilizados y la imprecisión acaecida al tratar


de determinar la naturaleza o causas que dieron nacimiento a las
estructuras armadas post-desmovilización, han generado en el estado
dificultad para describir y contrarrestar las consecuencias del fenómeno.

 La naturaleza híbrida de las bandas emergentes ha traído como


resultado la ineficacia de la legislación y las políticas públicas a seguir
debido a que la discusión sobre el origen y tratamiento jurídico de éstas
no es puramente semántica pues lograr determinar jurídicamente la
naturaleza de éstas organizaciones post-desmovilización tiene
implicaciones operativas, políticas y jurídicas en el estado colombiano.

 El eje fundamental del debate se ha centrado en definir: 1. Si las nuevas


estructuras tienen un objetivo político 2. Su conflicto pueda catalogarse
como subversivo o insurgente y 3. Si su organización jerárquica-
funcional está basada en cuerpos militares o estructuras de crimen
organizado; todo lo anterior con el propósito de lograr establecer el
concepto legal bajo el cual puedan catalogarse éstas estructuras
armadas para de ésta forma poder plantear los pasos a seguir en su
lucha y las instituciones encargadas de enfrentar la situación.

 Las BACRIM no pueden considerarse como una estructura militar


revolucionaria o insurgente puesto que no tienen una ideología política
que los defina como tal y, además, su lucha no se centra en combatir a
los grupos insurgentes; en éste orden de ideas, es procedente exponer
que en ocasiones las BACRIM han llegado a generar pactos o alianzas
de colaboración con grupos guerrilleros y carteles del narcotráfico con el
objetivo de ejecutar operaciones y/o actividades económicas
determinadas en ciertas regiones del país.

29
 Las BACRIM se consideran estructuras armadas post-desmovilización
producto de grupos rearmados, disidentes y emergentes de antiguos
grupos paramilitares y carteles del narcotráfico unidos bajo la errónea
concepción unitaria de las AUC.

 Estas células criminales post-desmovilización han optado por vincularse


directa e indirectamente, con la economía nacional gracias al
amedrentamiento de la población civil y las redes de corrupción.

 Las estructuras armadas post-desmovilización observaron en el sector


minero-petrolero una posibilidad lucrativa de actuar económico y un
campo legal que le permitía a sus aparatos delictivos legalizar capitales
provenientes de actividades ilícitas; razón por la cual han optado por
monopolizar la actividad y ser estos los administradores de las regiones
y los recursos a tal punto de llegar estos mismo a proveer la mano de
obra para las empresas y determinar las condiciones bajo las cuales se
llevará a cabo la explotación.

 La Justicia Transicional en Colombia bajo los procedimientos


establecidos por la Ley de Justicia y Paz –L. 975 de 2005-, Ley de
Reparación de Víctimas –L. 1448 de 2011- y Sentencia C-370 de 2006 -
Corte Constitucional de Colombia- fue ambientar el contexto legal,
político y social sobre el cual se concibió la mutación del conflicto
armado colombiano debido a las transformaciones militares que ya han
desarrollado algunos actores bélicos y pretenden adelantar en la
actualidad otros grupos que ostentan la misma condición

 Se discierne que no es viable y adecuado en la actualidad del estado


hablar de la existencia de un verdadero proceso de transición de la
guerra a la paz del conflicto bélico que vive Colombia. Una transición
total o completa no está teniendo lugar puesto que las negociaciones de
Desmovilización, Desarme y Reintegración, que se adelantaron años
atrás (2003 – 2006) por el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe
Vélez, no incluyeron a todos los actores armados.

 Es posible decir que tampoco está teniendo lugar una transición


fragmentaria o parcial en relación con los grupos paramilitares porque,
incluso si sus miembros han entregado sus armas, al parecer sus
organizaciones económicas y políticas permanecen intactas.

 El sistema jurídico colombiano, cuenta con un esquema normativo que


no posee la capacidad de garantizar eficacia en el cumplimiento de los
principios de verdad, reparación y reintegración que sustentan la
viabilidad de aplicar la justicia transicional en un estado como
herramienta de administración de justicia y tránsito del conflicto a la paz.
Si bien la FIP reconoce que las labores de monitoreo al proceso de
30
desarme y desmovilización fue tardía, hoy resulta bastante alejado de la
realidad decir que no existe una política. Algo distinto sería afirmar que
la política no ha sido eficaz.82

82Ver FUNDACIÓN IDEAS PARA LA PAZ. “Siguiendo el Conflicto: Hechos y Análisis”. ¿Para
dónde va el paramilitarismo? “Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz”. Enero de
2010. Ob. Cita. pág. 4.
31
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