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CULTURA. Unesco define “cultura” como: El conjunto de los rasgos distintivos espirituales,
materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que
abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas
de valores, las tradiciones y las creencias. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LA ONESCO SOBRE
LA DIVERSIDAD CULTURAL
Cultura es la síntesis que han ido elaborando los grupos humanos en sus procesos de
relacionamiento consigo mismos, con la Naturaleza y con sus dioses. Esas síntesis humanas remiten
a diversos modos de vivir, relacionarse y entender la vida que son compartidos por una comunidad.
La cultura es, todo el conjunto de expresiones particulares de un período o de un grupo humano que
de alguna forma u otra se encargan de otorgarle un sentido a la existencia de cada persona que
hace parte de un grupo, y la forma como se defina la cultura de tal o cual grupo va a depender de la
perspectiva con la que se miren los distintos elementos distintivos de cada uno. Se puede hablar
entonces de “cultura chiquitana”, “cultura aymara” o “cultura ayorea” cuando queremos distinguir un
grupo indígena de otro
A partir de lo dicho deseamos precisar cinco aspectos importantes sobre cultura, de manera que
puedan servir de base para plantear el tema de interculturalidad.
Por último, la cultura y las culturas no son algo estático, no se definen de una vez y para siempre,
con fronteras inmutables entre lo que se es y lo que no se es y no existe como algo independiente de
los individuos que componen un grupo humano. Los límites entre una cultura y otra no se encuentran
claramente definidos, y, ya que lo que otorga sentido a la vida de una persona cambia y se
transforma, las culturas también cambian y se transforman.
IDENTIDAD. Para el psicólogo Erick Erickson, la identidad es una afirmación, “un sentirse vivo y
activo, ser uno mismo, la tensión activa y confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio; es
una afirmación que manifiesta una unidad de identidad personal y cultural”. Esta identidad se daría
como resultado de la unión de los procesos biológicos, psicológicos y sociales que constantemente
están interactuando para que cada individuo encuentre la mejor forma de representar la diversidad
que el mundo le presenta.
La identidad se va forjando poco a poco en la lucha por ser mejores y superarnos. En definitiva, la
identidad es peregrina, abierta al cambio, especialmente a la transformación que produce el contacto
con los otros.
García Castaño señala que la: “La identidad representa muchas veces los puntos de encuentro entre
los miembros del grupo, la versión y visión que mejor describe de manera homogeneizadora a tal
grupo, pero los análisis de la práctica cultural nos muestran que tal identidad se forja, se mantiene
y se transforma en un sinfín de enfrentamientos y tensiones, y que se construye
principalmente frente a algún otro”
Como plantea Amin Maalouf (1999), no somos una sola identidad, sino que somos una mezcla de
identidades que vamos recibiendo, seleccionando y asumiendo, pero ello no implica que las
identidades estén en trozos, sino que en ese proceso histórico nos vamos haciendo lo que somos.
Esto incluye también las dimensiones de nuestra identidad que a veces no queremos reconocer, ya
sea por estereotipos o porque pertenecen a identidades rechazadas.
La variedad de culturas que conforman nuestra identidad se considera aquí como una
riqueza, no como amenaza, tanto para comprenderse a sí mismo como para entenderse
respecto a los y las demás.
La identidad se crea en dos niveles distintos. Por un lado, se encuentra la Identidad Individual, que
tradicionalmente se ha definido como el conjunto de atributos y características que permiten
individualizar a las personas, es decir, como todo aquello que hace que cada individuo sea uno
mismo y no otro. La identidad individual parte de un proceso de definición del individuo frente a la
heterogeneidad del mundo y ésta puede construirse al interior de una cultura determinada o en
referencia a diversos mundos culturales, a los cuales todos tienen acceso y de los cuales se puede
“entrar o salir” en la medida que se decide hacer parte de un grupo determinado o dejar de hacer
parte de él.
La conquista de los planteamientos multiculturales es lograr que se acepte esa diversidad y que es
necesario reconocerla afín de que las prácticas políticas y sociales incluyan representaciones de las
diferentes culturas. La conquista es pues el reconocimiento de la convivencia de diversas
identidades.
La multiculturalidad tiende a suponer armonía entre todos, en tanto que a cada quien se le deja ser
como es. Existen dos posibles situaciones para enfrentar el reconocimiento de la diversidad en el
encuentro entre culturas diferentes:
a) Por un lado, se puede establecer una jerarquía de las diferencias que implica, en muchos casos,
discriminación y dominación. Las jerarquías conducen a prácticas discriminatorias que se
justifican por la ideología. Así se argumenta que una religión o una clase social o una etnia, es
superior a otra.
b) Por otro lado, frente a la diversidad puede darse también la aceptación, el respeto y un proceso
de creatividad y mutuo enriquecimiento. Para ello, lo primero que debe darse es la capacidad de
representar las diferencias para luego entrar en un proceso de aceptación del otro. Se trata de
reconocer que el otro tiene el mismo derecho que cualquier ser humano a construir su identidad y
su conciencia.