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Desequilibrio isostático

El equilibrio isostático puede romperse por ejemplo por un movimiento tectónico o la fusión
de un casquete glaciar. La isostasia es fundamental para el relieve de la Tierra. Los continentes
son menos densos que el manto, y también que la corteza oceánica. Cuando la corteza
continental se pliega acumula gran cantidad de materiales en una región concreta. Terminado
el ascenso, comienza la erosión. Los materiales se depositan, a la larga, fuera de la cadena
montañosa, con lo que ésta pierde peso y volumen. Las raíces ascienden para compensar esta
pérdida dejando en superficie los materiales que han estado sometidos a un mayor proceso
metamórfico.

Origen de las montañas por isostasia

La isostasia y el origen de las montañas

La relación numérica entre la magnitud del engrosamiento de la corteza y su elevación está


regida por una variante del principio de Arquímedes aplicado a la litosfera: el principio de la
isostasia, según la cual las variaciones topográficas de la superficie están soportadas por la
flotabilidad de la capa externa rígida de la Tierra sobre un sustrato más fluido.

Origen de la teoría de la isostasia

El origen de la teoría de la isostasia está vinculado a observaciones geodésicas realizadas en los


siglos. XVIII y XIX en las cordilleras de los andes y del Himalaya. Al analizar la posición de las
plomadas, se observó que la desviación de la vertical que éstas experimentaban era menor
que la que cabía esperar por la atracción gravitacional de la masa de esas montañas. Este
hecho sorprendente llevó a la conclusión de que debía haber un déficit de masa bajo las
montañas que compensase el exceso de masa que conlleva la topografía elevada sobre el nivel
del mar, de manera que éstas ejercían menos atracción de la esperada.

El astrónomo y geofísico inglés George Bidell Airy propuso una hipótesis para explicar la
aparente falta de masa en las zonas montañosas. Según ésta, las rocas de la corteza terrestre,
poco densas y ligeras, están en estado de flotación sobre el manto, más denso y fluido. De esta
manera, tomando como analogía lo que sucede en los cuerpos que flotan en el agua, la
elevación de cada masa sobre la superficie está relacionada con el volumen de masa
sumergido. George Bidell Airy supuso correctamente que, bajo las cadenas de montañas, la
corteza debía ser más gruesa y que, como sucede con un iceberg en el mar, debía tener una
raíz de material cortical extendiéndose hacia el manto. El hecho de desplazar manto denso por
un volumen de corteza más ligera supone una reducción de masa que explica por qué la
desviación de las plomadas era menor que la esperada.

Teoría del desplazamiento continental

Esta teoría fue enunciada por el alemán Alfred Wegener, al observar la coincidencia
geométrica entre las costas de América del sur y África, que pueden encajar como un puzzle.
Según Wegener, los continentes actuales estaban unidos formando un único continente
llamado Pangea, que empezó a romperse hace unos 200 millones de años. Los fragmentos,
desde entonces, han sido desplazándose hasta construir los continentes actuales.

El desplazamiento de los continentes se debería a que estos flotaban, debido a su menor


densidad, sobre la capa más baja de la corteza (la capa balsática). Esta flotabilidad, unida a la
rotación de la Tierra y a la atracción de la Luna y del Sol, harían que los continentes se
movieran como "barcos a la deriva", de lo cual toma el nombre la teoría.

Al avanzar los continentes sobre la capa balsáltica, arrastrarían y plegarían los sedimentos
acumulados en el fondo de los océanos, formándose así las cordilleras.

Wegener argumentó su teoría con una serie de pruebas: paleontológicas, geológicas,


climáticas, ect, y, en principio, tuvo una gran aceptación. Pero finalmente se abandonó.

Pantalasa

Pantalasa o Panthalassa (del griego para "todos los mares") fue el enorme océano global que
rodeaba al supercontinente Pangea durante el final del periodo Paleozoico y el principio de la
era Mesozoica. Pangea fue el supercontinente del que se desprendieron luego los continentes
actuales, en el contexto de la teoría de la deriva continental, del geofísico y astrónomo Alfred
Wegener.

Pangea

Pangea fue el gran supercontinente que existió al final de la era Paleozoica y comienzos de la
era Mesozoica que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas del planeta. Se formó por
el movimiento de las placas tectónicas, que hace unos 335 millones de años unió todos los
continentes anteriores en uno solo; posteriormente, hace unos 175 millones de años, comenzó
a fracturarse y a dispersarse hasta alcanzar la situación actual de los continentes, en un
proceso que aún continúa.1 Este nombre, aparentemente usado por primera vez por el
alemán Alfred Wegener, principal autor de la teoría de la deriva continental en 1912, procede
del prefijo griego "pan" que significa "todo" y de la palabra en griego "gea" que es "suelo" o
"tierra" (Γαῖα Gaîa, Γαῖη Gaîē o Γη Gē), y significaría "toda la tierra".

Laurasia

Laurasia es el nombre dado a una antigua masa de tierra del hemisferio norte surgida hacia el
final de la primera mitad paleozoico de la desintegración del supercontinente pangea,
separándose de Gondwana por la apertura del mar de Tetis hace entre 200 y 180 millones de
años. Laurasia se dividió posteriormente en Eurasia y Norteamérica.

Gondwana

Gondwana es el nombre que se le da a un antiguo bloque continental meridional que resultó


de la partición en dos de Pangea, cuando se extendió el mar de Tethys hacia el oeste, lo que lo
separó de Laurasia, durante el Jurásico y el Cretácico. Gondwana fue extinguiéndose y esto,
dio lugar a las masas continentales de las actuales Sudamérica, África, Australia, Zealandia, el
Indostán, la isla de Madagascar y la Antártida, un proceso de partición y alejamiento que
continuó durante el Cenozoico y permanece activo.

Principios en los que se baso Alfred Wegener

La teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente por Alfred Wegener en 1915,
quien la formuló basándose, entre otras cosas, en la manera en que parecen encajar las
formas de los continentes a cada lado del océano Atlántico, como África y Sudamérica de lo
que ya se habían percatado anteriormente Benjamin Franklin y otros. También tuvo en cuenta
el parecido de la fauna fósil de los continentes septentrionales y ciertas formaciones
geológicas. Más en general, Wegener conjeturó que el conjunto de los continentes actuales
estuvieron unidos en el pasado remoto de la Tierra, formando un supercontinente,
denominado Pangea, que significa «toda la tierra». Este planteamiento fue inicialmente
descartado por la mayoría de sus colegas, ya que su teoría carecía de un mecanismo para
explicar la deriva de los continentes. En su tesis original, propuso que los continentes, se
desplazaban sobre otra capa más densa de la Tierra que conformaba los fondos oceánicos y se
prolongaba bajo ellos de la misma forma en que uno desplaza una alfombra sobre el piso de
una habitación. Sin embargo, la enorme fuerza de fricción implicada, motivó el rechazo de la
explicación de Wegener, y la puesta en suspenso, como hipótesis interesante pero no probada,
de la idea del desplazamiento continental. En síntesis, la deriva continental es el
desplazamiento lento y continuo de las masas continentales.

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