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Son tres las heridas que pudiera tener o padecer un predicador, permítame la
expresión para poder desarrollar el tema de una manera clara, el predicador
sufre heridas en su espíritu, en su relación con Dios, de igual manera las
heridas pueden ser infligidas en su mente y en su carácter.
Las heridas espirituales, intelectuales y éticas, tienen una dimensión histórica.
Bíblica, sistemática y pastoral.
Son heridas profundas que perjudican la vida de un predicador, e impiden que
este desarrolle su vida espiritual de una manera eficiente y consagrada.
Debo decir que la dimensión espiritual es integral, toca al ser humano como
una unidad biológico, psicológico y social y esta dimensión se vive bajo la
autoridad de Dios
Sabemos que las emociones afectan al cuerpo y a las relaciones con otros; la
vida social incide en el bienestar físico y en el bienestar emocional.
El predicador debe de estar sano en su cuerpo, como en su mente y también
desarrollar una vida espiritual integral.
Pero las heridas espirituales tienen que ver con obra del engañador, con la
opresión espiritual en la que viven amplios sectores de la humanidad, las
heridas espirituales tienes que ver con la seducción, si, con la seducción de la
moda, del dinero, de la lujuria, de la popularidad etc.
¿A partir del texto programado cuales son los retos del testimonio de una
Vida?
Es de vital importancia el buen testimonio para poder tener autoridad a la hora
de presentar el Evangelio del reino, es probable que a lo largo del camino
tengamos golpes, caídas, heridas, luchas, crisis, enfermedades, traiciones,
apoyo, bendiciones, no todos tienen la dicha de poder tener familias
completamente cristianas, hay que luchar con esa situación, la misma que
algunos hombres de Dios han tenido a la largo de los años, pero es un reto que
hay que correr y asumir.
El mundo va a mirar a nuestras familias y van a tener en ellas las excusas para
criticar bien o mal.
Hay familias en donde la figura matriarcal es la fuente de la autoridad, así como
hay familias en donde algún Hijo mayor es el responsable, los pastores y
predicadores deberán luchar con esa figura y poner todo este cúmulo de cosas
en las manos de Dios.
El amor de Cristo y la justicia del reino proveen de criterios para la convivencia
familiar.