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EL VIEJO ANTONIO
*
Subcomandante Insurgente Marcos
A\ CIACH
CKNTKO IM; INFORMACIÓN v ANÁLISIS !»•: I-HIAI-AS
ÍNDICE
flexibilizan. La teología de la liberación admite que el Dios refundación simbólica de la revolución agraria chiapaneca
cristiano no se revela sólo en las sagradas escrituras sino transforma en fetiche a una vieja postal de Casasola y con
también en las diversas sagas de los pueblos creyentes, y de I k ' a l y Votan recala con los olimpos de por acá, pero a un
la misma manera el discurso político neozapalista abreva europeo que baja el texto de «la red». Votan Zapata le ha de
tanto en la literatura y la práctica política de la izquierda sonar a Wótan, mito guerrero germánico emparentado con el
occidental como en los mitos, conceptos y modos de las nórdico Odín. Y se vale, pues la neozapatista es una mitología
etnias donde tiene su base. «intergaláctica» y globalizada. También la definición antoniunu
Los Comunicados, las Posdatas y las Historias de Durito de democracia es un guisado variopinto, pues remite a la tra-
son notables por su «lenguaje» como por sus «palabras», que dicional construcción comunitaria de consensos, pero se es-
diría Saussure. Y se agradecen, sobre todo, por un humor que mera en subrayar el respeto a las minorías tan caro a la
dinamita por dentro el tradicional discurso de izquierda, so- «sociedad civil» finesccular.
lemne, vacuo y almidonado como pocos. Pero es en los rela- En las comunidades chiapanecas la cultura tradicional
tos del Viejo Antonio donde mejor se hibridan el imaginario de estirpe maya se entrevera con cumbias, películas de Pedro
autóctono y el mestizo. Las parábolas del inveterado fumador Infante e historietas concienti/.adoras de Rius. Es natural, pues,
recogen la estructura, el pulso y los temas de la mitología que el discurso neozapalista para oídos mestizos recurra al
indígena chiapaneca, sin renunciar al equipaje de la cultura pastiche de las novelas de caballería, como en las historias de
occidental. Durito, y emplee los exitosos recursos de Castañeda, tras for-
Así, encontramos referencias a los Chaacob, dioses de mando a Don J u a n , chamán y a q u i e n t r e v i s t a d o por el
la lluvia, los Kuilob Kaaxob, señores del yermo y a Kisin, antropólogo brasileño, en el Viejo Antonio, fundador simbóli-
amo de las profundidades, propias del pensamiento maya; pero co del K/LN y conciencia rebelde de la comunidad.
también a Mercedes Sosa y a Pablo Neruda, indispensables Es este un sincretismo finisecular premeditado y sui
en los viejos altares izquierdistas. La contradicción entre los géneris, una hibridación cuyo impulso no viene de la impe-
hombres de oro y los hombres de madera, trascendida en una riosa cultura occidental sino de la recia terquedad autóctona.
multicolor humanidad de maíz remite a las habituales oposi- Durante la conquista los misioneros trasladaron las parábolas
ciones del imaginario prehispánico, pero también a las entra- cristianas al lenguaje de los tlacuilos para mejor indoctrinar a
ñables triadas hegelianas. Triplemente sincréticas, la los naturales, quinientos años después Marcos trasvasa al len-
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guaje digital de «la red» los ritmos de la oralidad campesina y sueños el mensaje de los «viejos dioses». Además sus fórmulas
la estructura simbólica de los mitos asociados a la caza y la son siempre elípticas. Al modo de Sócrates -que fue sabio an-
agricultura, poniéndolos al servicio de un mensaje político tes que filósofo-, el viejo campesino responde a las preguntas
liberador.
con otras preguntas, y mientras que Marcos habla de historia
-la revolución agraria de Morelos-, Antonio cuenta histo-
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rias -el mito de Votan Zapata.
Todas las revoluciones de base campesina (¿es que hay de El encuentro de Marcos con el Viejo Antonio es una
otras?) han construido su discurso con el lenguaje elíptico del suerte de rito iniciátieo y muerte simbólica del joven; cere-
mito; empleando cuentos, fábulas y máximas con mensajes monia fundadora realizada, como debe ser, junto al fuego,
de amplio espectro, fáciles de memorizar. Así, la revolución donde el revolucionario urbano deviene militante del «México
china tuvo a un «Viejo tonto que movía las montañas» y el profundo». No faltan las referencias a tigres, murciélago,
EZLN a un Viejo Antonio que ilumina el sentido profundo de la monos y otros representantes (aúneseos del «más allá»; ni el
lucha. empleo del humo del tabaco, socorrido agente del éxtasis
Y es que los hombres del común, que no se hallan ritual. Pasado el trance, el Viejo Antonio ya puede morir tran-
con los conceptos demasiado abstractos, se avienen me- quilo, el Sub se ha transformado en «médium», puente de
jor al universal singularizado de los símbolos. «Esta es comunicación con el mundo de los muertos y de los «viejos
la hora de hacernos agua», quiere decir que la Coman- dioses».
dancia ha decidido responder a la ofensiva de febrero de
1995 evitando la confrontación armada directa en Las
Cañadas y desarrollando una ofensiva política de carác- Por boca del Viejo Antonio -o de su médium, el subcomandante
ter nacional. Pero por su condición polisémica la con- Marcos- habla la conciencia memoriosa y trascendente de la
signa metafórica significa eso y mucho más, sobre todo comunidad, la voz del pueblo profundo encarnado en los an-
para una sociedad agraria donde agua es sinónimo de cianos. Su cometido no es transmitir información o dar ins-
fertilidad.
trucciones; se trata de una «plática»: añejo procedimiento oral
Así como los oráculos y chamanes recurren al trance y el por el que se comunican creencias o puntos de vista mediante
éxtasis para comunicarse con el inframundo, Antonio recibe en la narración de experiencias metafísica.
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Ya lo dijo Andrés Aubry en referencia al testimonio re- oposiciones formales abstractas, se encarnan, se transmiten y
volucionario de Zinacantán: el relato de los viejos de la co- actúan en situaciones sociales concretas, a través de indivi-
munidad «no es un libro... no tiene autor... no tiene lector. Es duos de carne y hueso».
una plática». Y por lo general es una plática impersonal: el Podría pensarse que el tono personal con que el Viejo
discurso de unos ancianos sin nombre que se dirigen a una Antonio dota a la conciencia compartida de la comunidad y al
comunidad de personas también anónimas. mensaje de los «antiguos dioses» hay que abonárselo al sin-
Este no es el caso del Viejo Antonio. El es un chiapane- cretismo de Marcos, quien de este modo incorporaría prota-
co que viste y calza, un hombre concreto casado con doña gonismos individuales, caros al mundo «moderno», en el
Juanita, con un hijo mayor que sigue sus pasos y una hija discurso colectivista y supuestamente indiferenciado de las
niña que se llevó el hambre; un campesino que fuma cigarros sociedades agrarias.
forjados en «doblador» y muere de tuberculosis en 1994. No hay tal. Antonio no es un personaje propio de la cul-
Es verdad que de vez en cuando a Marcos se le barre la tura occidental colado en el «impersonal» mundo indígena. Sin
lap-top y Antonio sale con pipa, balanceando su condición duda las comunidades rurales tienen en la preeminencia de lo
libresca. Pero no importa cuantos viejos haya detrás del Viejo colectivo su condición de sobrevivencia dentro de un mundo
Antonio, el personaje está dotado de singularidad literaria; es hostil, pero esto no implica ausencia de individuación. La hi-
un hombre de carne y hueso aunque su materia sean las pala- pótesis de que las singularidades humanas son atributo «civili-
bras. zado», mientras que lo propio de las sociedades agrarias es el
Y esto le da a su mensaje un tono entrañable, un aire de comunitarismo indiferenciado, se parece mucho a la noción po-
intimidad del que casi siempre carece el discurso mítico. En pular de que todos los «negros», o los «chinos», o los «indios»
Historia nocturna, Cario Ginzburg rastrea e! origen de esta son iguales. Ocurrencia racista que en su versión sofisticada le
empobrecedora despersonalización: «vemos a individuos dis- permitió a muchos folkloristas decimonónicos -y algunos
tintos articular de modo también distinto, cada uno con su etnólogos y antropólogos contemporáneos- presentar bajo su
propio acento, un núcleo de creencias comunes. Esta riqueza sola firma las palabras anónimas de los «informantes», portavo-
de lo vivido es casi siempre inencontrable en los concisos ces fantasmales de la comunidad «primitiva».
resúmenes elaborados por (...) los folkloristas decimonónicos. En el fin del milenio los indios están saliendo de las
Pero los mitos, en tanto que pueden describirse por medio de sombras, y sin duda su protagonismo es en parte colectivo.
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Pero junto con los pueblos y las comunidades como tales tam-
bién se hacen visibles los individuos; personajes entrañables
como el Viejo Antonio que son portavoces del México pro-
fundo, pero también hombres de carne y hueso, o cuando
menos de palabras y humo.* «En este país todos sueñan, ya llegó
la hora de despertar»...*
ARMANDO BARTRA
¡Sueña Antonio con que la tierra que trabaja le pertenece, sue-
México, D. E, junio 1998
ña que su sudor es pagado con justicia y verdad, sueña que
hay escuela para curar la ignorancia y medicina para espantar
la muerte, sueña que su casa se ilumina y su mesa se llena,
sueña que su tierra es libre y que es razón de su gente gober-
nar y gobernarse, sueña que está en paz consigo mismo y con
el mundo. Sueña que debe luchar para tener ese sueño, sueña
que debe haber muerto para que haya vida. Sueña Antonio y
despierta... ahora sabe qué hacer y ve a su mujer en cuclillas
atizar el fogón, oye a su hijo llorar, mira el sol saludando al
oriente, y afila su machete mientras sonríe. Un viento se le-
vanta y todo lo revuelve, él se levanta y camina a encontrarse
con otros. Algo le ha dicho que su deseo es deseo de muchos
y va a buscarlos. Sueña el virrey con que su tierra se agita por
un viento terrible que todo lo levanta, sueña con que lo que
robó le es quitado, sueña que su casa es destruida y que el
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obligando a las gentes de madera a que las cargaran y les traba- de «doblador» en su mano, diciéndome sin palabras que pre-
jaran. fería su método de fumar. Hace unos dos años, en 1992, cuando
Y entonces los dioses vieron que estaba mal lo que hicie- recorría comunidades haciendo las reuniones para ver si se
ron y entonces buscaron un buen acuerdo para remediar la situa- empezaba la guerra o no, me llegué hasta el pueblo del Viejo
ción y entonces tomaron acuerdo de hacer las gentes de maíz las Antonio. Me llegó a alcanzar Antonio hijo y atravesamos po-
gentes buenas, los hombres y mujeres verdaderos, y se fueron treros y cafetales. Mientras la comunidad discutía lo de la gue-
a dormir y quedaron las gentes de maíz, los hombres y mujeres rra, el Viejo Antonio me tomó del brazo y me condujo hasta el
verdaderos, viendo de remediar las cosas porque los dioses se río, unos cien metros más abajo del centro del poblado. Era
fueron a dormir. Y las gentes de maíz hablaron la lengua verda- mayo y ci río era verde y de discreto cauce. El Viejo Antonio
dera para hacer acuerdo entre ellas y se fueron a la montaña se sentó en un tronco y nada dijo. Después de un rato habló:
para ver de hacer un buen camino para todas las gentes». - ¿Lo ves? Todo está tranquilo y claro, parece que no
Me contó el Viejo Antonio que las gentes de oro eran los pasa nada...
ricos, los de piel blanca, y que las gentes de madera eran los - Mmmh, -le dije, sabiendo que no esperaba ni un sí ni
pobres, los de piel morena, que trabajaban para los ricos y los un no.
cargaban siempre y que las gentes de oro y las gentes de made- Después me señaló la punta de la montaña más cerca-
ra esperan la llegada de las gentes de maíz, las primeras con na. Las nubes se acostaban, grises, en la cúspide y los relám-
miedo y las segundas con esperanza. Le pregunté al Viejo An- pagos quebraban el azul difuso de las lomas. Una tormenta de
tonio de qué color era la piel de las gentes de maíz y me enseñó las de deveras, pero se veía tan lejana e inofensiva que el
varios tipos de maíz, de colores diversos, y me dijo que eran de Viejo Antonio empezó a liar un cigarrillo y a buscar inútil-
todas las pieles pero nadie sabía bien, porque las gentes de mente un encendedor que no tenía, sólo el tiempo suficiente
maíz, los hombres y mujeres verdaderos, no tenían rostro... para que yo le acercara el mío.
Se murió el Viejo Antonio. Lo conocí hace 10 años, en - Cuando todo está en calma abajo, en la montaña hay
una comunidad muy adentro de la selva. Fumaba como nadie tormenta, los arroyos empiezan a tomar fuerza y loman rum-
y, cuando se acabaron los cigarros, me pedía tabaco y se ha- bo hacia la cañada, -dijo después de una bocanada.
cía cigarrillos con «doblador». Veía mi pipa con curiosidad y, En la época de lluvias el río es fiero, un látigo marrón, un
cuando alguna vez intenté prestársela, me mostró el cigarrillo temblor fuera de cauce, es todo fuerza. No viene su poder de la
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lluvia que cae en sus riberas, son los arroyos que bajan de la tienen bueno su pensamiento y firmaron los que saben y los
montaña los que lo alimentan. Destruyendo, el río reconstru- que no ponen su dedo».
ye la tierra, sus aguas serán maíz, frijol y panela en las mesas Salí en la madrugada, el Viejo Antonio no estaba, tem-
de la selva. prano se fue al río.
- Así es la lucha nuestra, -me dice y se dice el Viejo Volví a ver al Viejo Antonio hace unos dos meses. Nada
Antonio. -En la montaña nace la fuerza, pero no se ve hasta dijo cuando me vio y me senté a su lado y, con él, me puse a
que llega abajo. desgranar mazorcas de maíz.
Y, respondiendo a mi pregunta de si él cree que ya es - Se creció el río, -me dijo después de un rato.
tiempo de empezar, agrega: - Sí, le dije.
-Ya es el tiempo de que el río cambie de color... Le explique a Antonio hijo lo de la consulta y le entre-
El Viejo Antonio calla y se incorpora apoyándose en mi gué los documentos donde vienen nuestras demandas y las
hombro. Regresamos despacio. El me dice: respuestas del gobierno. Hablamos de cómo le había ido en
- Ustedes son los arroyos y nosotros el río... tienen que Ocosingo y, de nuevo en la madrugada, salí de regreso.
bajar ya... En un recodo del camino real me estaba esperando el
Sigue el silencio y llegamos a la champa cuando ya os- Viejo Antonio, me detuve a su lado y bajé la mochila buscan-
curecía. Antonio hijo regresa al rato con el acta de acuerdo do el tabaco para ofrecerle.
que decía, palabras más o menos: - Ahora no, -me dijo rechazando la bolsa que le tendía.
«Los hombres y las mujeres y los niños se reunieron en Me apartó de la columna y me llevó al pie de una ceiba.
la escuela de la comunidad para ver en su corazón si es la - ¿Te acuerdas de lo que te conté de los arroyos en la
hora de empezar la guerra para la libertad y se separaron los 3 montaña y el río? -me preguntó.
grupos o sea las mujeres, los niños y los hombres para discu- - Sí, -respondí con el mismo murmullo con el que me
tir y ya luego nos reunimos otra vez en la escuelita y llegó su preguntaba.
pensamiento en la mayoría de que ya se empiece la guerra - Me faltó decirte algo, -agrega él mirándose la punta
porque México ya se está vendiendo con los extranjeros y el de los pies descalzos. Respondí en silencio.
hambre pasa pero no pasa que ya no somos mexicanos y en el - Los arroyos...- se detiene por la los que domina el cuer-
acuerdo llegaron 12 hombres y 23 mujeres y 8 niños que ya po, toma un poco de aire y continúa: -Los arroyos... cuando
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No había tierra, no había luz, no era bueno el mundo. ció, una rajadita sobre el agua-noche. una palabrita así chi-
Entonces los dioses, en la noche, en el agua, se fueron a quita que se bailaba y grande se hacía y chiquita y se alargaba
topar unos con otros y se enojaron y empezaron a decir pala- y gorda y flaca se ponía y se bailaba en el centro de los dioses
bras fuertes y grande era el enojo de los dioses porque gran- que eran siete porque ahora se veía que eran siete y se vieron
des eran los dioses. Y los hombres y las mujeres, pura oreja, y se dieron en contarse y se llegaron al siete porque eran siete
puro tzots', hombres y mujeres murciélago, se escondieron los dioses más grandes, los primeros. Y rápido se dieron los
del ruido de los grandes enojos de los dioses. Y entonces los dioses en hacerle casita a la palabrita esa que en medio baila-
dioses se quedaron solos, y cuando pasó su enojo se dieron ba, que en silencio bailaba. Y se dieron en arrimarle otras
cuenta de que solos estaban, y grande fue su pena de estarse palabritas que salieron de sus sueños. Y «fuego» le llamaron
solos y, apenados como estaban, se dieron en llorar los dioses a esas palabritas que se bailaban, y ya juntas hablaron y se
y grande fue su llanto porque sin los hombres y mujeres los empezó a traerse la tierra y la luz alrededor del fuego, y los
dioses solos estaban. Y lágrima y lágrima, y llanto y llanto, hombres y mujeres murciélago se salieron de las cuevas y se
más agua vino al agua y no había remedio pues seguían la asomaron y se vieron y se tocaron y se amaron, y ya había luz
noche y el agua llenándose de tanta agua y noche, de la pena y tierra había, y ya se miraba el paso y ya se acostaban el
llorada de los dioses. amor y el cansancio... en la luz... en la tierra. Ya los dioses no
Y los dioses tuvieron frío, porque estando solo se siente los vieron porque se fueron a hacer asamblea general y esta-
frío, y más si todo es agua de noche, y pensaron los dioses en ban en su champa y no salían y nadie podía entrarse porque
llegar a un buen acuerdo que solos no los tuviera, que trajera los dioses estaban haciendo acuerdo. Y en la champa los dio-
a salir de las cuevas a los hombres y mujeres murciélago, que ses sacaron acuerdo de que el fuego no se apagara porque
trajera la luz que alumbrara el paso y la tierra trajera para mucha era el agua-noche y poca la luz y la tierra.
acostar el amor y el cansancio. Y entonces los dioses sacaron Y se llegó en el acuerdo de llevar para arriba el fuego,
acuerdo de ponerse a soñar juntos y llegó en el acuerdo de su para el cielo, para que el agua-noche no lo alcanzara. Y man-
corazón de soñar la luz y la tierra soñar. A soñar el fuego se daron decir a los hombres y mujeres murciélago que se tuvie-
pusieron y agarraron el silencio que nomás por ahí andaba y ran dentro de las cuevas porque iban a levantar el fuego, hasta
se soñaron un fuego y, en medio del silencio, del agua-noche el cielo dijeron. Y una rueda hicieron los dioses en torno al
que llenaba todo, en medio de los dioses, una herida apare- fuego y echaron en discutir quién debía llevar el fuego para
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1993. Décimo aniversario de la formación del EZLN. El Estado - Ve por él -me dice y se encamina al grupo en torno al
Mayor Zapatista se agolpa en torno al fogón. Están los planes fogón.
generales y se han avanzado detalles a nivel táctico. La tropa Cuando regreso con el tizón todos están, en silencio, en
se ha ido a dormir, sólo los oficiales con grado de Mayor per- torno a la fogata y con el Viejo Antonio mirando fijamente el
manecen despiertos. Está también el Viejo Antonio, es el úni- fuego, como la noche aquella del venado «cola blanca».
co que puede franquear todas las postas zapatistas y entrar - Aquí está -le digo y pongo el negro tizón en su mano.
donde sea sin que nadie se atreva a impedirle el paso. La re- El Viejo Antonio me mira fijamente y pregunta...
unión formal terminó y ahora, entre bromas y anécdotas, se - ¿Recuerdas?.
trazan planes y sueños. Surge el tema de los rostros cubiertos, Asiento en silencio. El Viejo Antonio pone el tizón en
que si paliacates, que si antifaces, que si máscaras de carna- medio del fuego: primero gris, blanco, amarillo, naranja, rojo,
val. Voltean a verme. fuego. El tizón es ya fuego y luz. El Viejo Antonio me mira
- Pasamontañas -les digo, otra vez y se va por entre la niebla.
- ¿Y cómo vamos a hacer las mujeres con el pelo lar- Todos quedamos mirando el tizón, el fuego, la luz.
go? -Pregunta y protesta Ana María. - Negros -digo.
- Que lo corten su pelo -dice Alfredo. - ¿Qué? -pregunta Ana María.
- ¡N'ombre! ¿Cómo crees? yo digo que hasta falda de- Yo repito sin dejar de mirar el fuego:
ben llevar -dice Josué. - Negros, los pasamontañas serán color negro...
- Que Heve falda tu abuela -responde Ana María. Nadie se opone...
Moisés mira al techo en silencio y rompe la discusión Otra noche, otra lluvia, otro frío. 30 de diciembre de 1 993.
con un Las últimas tropas inician su marcha para tornar posición. Un
- ¿Y de qué color los pasamontañas? camión se atasca en el lodazal, los combatientes empujan para
- Café... como la gorra -dice Rolando. sacarlo. El Viejo Antonio se me acerca con un cigarro apagado
Algún otro dice que verde. El Viejo Antonio me hace en la boca. Se lo enciendo y enciendo la pipa con la cazuela
una seña y me aparto del grupo. boca abajo, técnica que inventé a fuerza de lluvias.
- ¿Tienes el tizón de la otra noche? -pregunta. - ¿Cuándo? -pregunta el Viejo Antonio.
- Sí, en la mochila -respondo. - Mañana -respondo, y agrego: -si llegamos a tiempo... .
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VII
La historia de la Noche y las Estrellas*
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ciélago. Y los dioses se dieron cuenta de que estuvo mal lo Y entonces los hombres y mujeres murciélago tuvieron
que hicieron, porque eran dioses pero no eran tontos y sabían que resolver ellos solos los problemas que ellos y ellas mis-
ver si estaba mal su acuerdo y se reunieron otra vez y sacaron mos habían hecho. Y entonces hicieron como los dioses y se
nuevo acuerdo de poner otra vez el largo techo de la noche reunieron para sacar acuerdo y vieron que no sirve si todos
mientras pensaban bien cómo hacer un buen acuerdo. Y tar- quieren ser estrellas, que para que unos brillen deben apagar-
daron en ese acuerdo y tardó la larga noche y por eso los se otros. Y entonces se armó una gran discusión porque nadie
hombres y mujeres murciélago aprendieron a caminar de no- quería apagarse y todos querían brillar y ser estrellas. Pero
che, sin luz porque mucho tardaron los dioses en resolver la entonces los hombres y mujeres verdaderos, los de corazón
problema del largo techo de la noche. Y ya después que aca- de color de la tierra, porque el maíz viene de la tierra, dijeron
baron los dioses de sacar su acuerdo, fueron donde estaban que ellos se apagarían y entonces se apagaron y así quedó
los hombres y mujeres y pidieron voluntarios para resolver el cabal la noche porque había negro y había luz, y así es como
problema. Y dijeron los dioses que los voluntarios serían pe- las estrellas pudieron brillar gracias a las que se apagaron,
dacitos de luz que salpicarían en el techo de la noche para que que si no todavía estaríamos ciegos. Y los dioses se desperta-
no fuera tan larga la noche. ron y vieron que había noche y había estrellas y que era boni-
- Serán estrellas -dijeron los dioses. to el mundo así como lo habían hecho y se fueron y ellos lo
Y todos los hombres y mujeres dijeron que eran volun- creyeron que ellos, los dioses, habían resuelto la problema.
tarios porque todos querían ser estrellas y ya no querían ser Pero qué va a ser así, fueron los hombres y mujeres que saca-
hombres y mujeres murciélago, y todos y todas se hicieron ron buen acuerdo y lo cumplieron. Pero los dioses no lo su-
estrellas y lo hoyaron todo el techo de la larga noche y ya no pieron porque estaban dormidos y se fueron pensando que
quedó ni un pedacito bueno del techo de la noche y todo era ellos lo habían arreglado todo, pobrecitos que nunca lo supie-
otra vez pura luz y la problema no se terminaba y era peor ron cómo llegó cuando nacieron las estrellas y la noche que
porque ya se había roto todo el techo de la noche y ya no son el techo de los hombres y mujeres verdaderos. Y así está
había cómo tapar la luz que se caía por todos lados. Y los la historia: algunos tienen que estar apagados para que brillen
dioses ya no se dieron cuenta porque ya estaban dormidos otros, pero los que brillan lo hacen por los apagados. Que si
muy contentos que ya lo habían resuelto la problema y no no, pues nadie brilla».
tenían pena y por eso se durmieron.
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VIII IX
Se junta el agua en los arroyos de la montaña... La historia de los colores*
y el Viejo Antonio llora...*
llíl Viejo Antonio señala una guacamaya que cruza la tarde.
—Se está juntando el agua en los arroyos de la montaña, me - Mira -dice.
dice Ana María. Miro con preocupación el gris que se tiende Yo miro ese hiriente rayo de colores en el marco gris de
en el horizonte. Ella agrega: una lluvia anunciándose.
- Si no deja de llover, van a bajar como nunca antes, y - Parecen mentira tantos colores para un solo pájaro,
se va a checar la guardia. -digo al alcanzar la punta del cerro.
- Como nunca antes -me quedo mascullando. El Viejo Antonio se sienta en una pequeña ladera libre
Enciendo la pipa. El Viejo Antonio se me acerca y me del lodo que invade este camino real. Recobra la respiración
pide fuego para su cigarro. Le hago casita a la flama del en- mientras forja un nuevo cigarro.
cendedor. Se alcanza a ver, en la breve luz, que el Viejo Anto- Yo me doy cuenta, apenas unos pxsos adelante, que él
nio llora. quedó atrás. Me vuelvo y me siento a su lado.
Regresa Ana María. Ella saluda militarmente e informa - ¿Usted cree que llegaremos al pueblo antes de que
y pregunta: llueva? -le pregunto mientras enciendo la pipa.
- La tropa está lista. ¿Qué vamos a hacer? El Viejo Antonio parece no escuchar. Ahora es una
Yo miro de nuevo el gris venciendo la noche y domi- parvada de tucanes lo que disvae su vista. En su mano el
nando ya la madrugada. Le respondo con un suspiro: cigarro espera el fuego para ¡ruciar el lento dibujo del humo.
- Esperar... esperar... Carraspea, da fuego al cigar/o y se acomoda, como puede,
para iniciar, lentamente. /
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«No así era la guacamaya. Acaso tenía colores. Puro es otro color que no es los dos colores y fue corriendo a don-
gris era. Sus plumas eran rabonas, como gallina mojada. Una de estaban los demás dioses y les mostró el color nuevo y
más entre tanto pájaro que a saber cómo se llegó al mundo «colorado» le pusieron a ese color, el tercero que nacía. Des-
porque los dioses no se sabían quién y cómo había hecho los pués, otro de los dioses buscaba un color para pintar la espe-
pájaros. Y así era de por sí. Los dioses despertaron después de ranza. Lo encontró después de un buen rato, fue y lo mostró
que la noche había dicho "hasta aquí nomás" al día y los hom- en la asamblea de los dioses y «verde» le pusieron a ese color,
bres y mujeres se estaban dormidos o amándose, que es una el cuarto. Uno más empezó a rascar harto en la tierra
forma bonita de cansarse para dormirse luego. Los dioses pe- - ¿Qué haces? -le preguntaron los demás dioses.
leaban, siempre peleaban estos dioses que salieron muy - Busco el corazón de la tierra, -respondió mientras
peleoneros, no como los primeros, los siete dioses que nacie- aventaba tierra para todos lados.
ron el mundo los más primeros. Y los dioses peleaban porque Al rato lo encontró el corazón de la tierra y lo mostró a
muy aburrido estaba el mundo con sólo dos colores que lo los demás dioses y «café» le pusieron a ese quinto color.
pintaban. Y era cierto el enojo de los dioses porque sólo dos Otro dios se fue mero pa'rriba,
colores se turnaban al mundo: el uno era el negro que manda- - Voy a mirar de qué color es el mundo, -dijo y se dio
ba la noche, el otro era el blanco que caminaba el día, y el en trepar y trepar hasta allá arriba. Cuando llegó bien alto,
tercero no era color, era el gris que pintaba tardes y madruga- miró para abajo y vio el color del mundo, pero no sabía cómo
das para que no brincaran tan duro el negro y el blanco. Y llevarlo hasta donde estaban los demás dioses, entonces que-
eran estos dioses peleoneros pero sabedores. Y en una re- dó mirando un buen tanto, hasta que se quedó ciego, porque
unión que se hicieron sacaron el acuerdo de hacer los colores ya tenía pegado en los ojos el color del mundo. Se bajó como
más largos para que fuera alegre el caminar y el amar de los pudo, a los irope/ones, y se llegó al lugar de la asamblea de
hombres y mujeres murciélago. los dioses y les dijo:
Uno de los dioses agarró en caminar para pensar mejor - En mis ojos traigo el color del mundo, -y «azul» le
su pensamiento y tanto pensaba su pensamiento que no miró pusieron al color sexto.
su camino y se tropezó en una piedra así de grande y se pegó Otro dios estaba buscando colores cuando escuchó que
en su cabeza y le salió sangre de su cabeza. Y el dios, luego que un niño se reía, se acercó con cuidado y, cuando se descuidó
pasó chilla y chilla un buen rato, la miró su sangre y la vio que el niño, el dios le arrebató la risa y lo dejó llorando. Por eso
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ranza. El dolor se llegó hasta las montañas, lugar donde se mundo. El dolor se le hizo agua y una lágrima se lloró la nube
descansaban las nubes, los sueños de los dioses primeros, los séptima, porque siete fueron los dioses primeros y siete sus
que nacieron el mundo, los que tuvieron que morir para vivir. sueños. Y ese dolor que lágrima era habló fuerte entre la gran
Despertó el dolor a las nubes. Despacio se despertó el dolor disputa de las nubes peleoneras y dijo:
que dolía a las nubes, porque de tanta tierra y gris como car- - Mientras ustedes pelean yo me voy a aliviar con mi
tón estaban y no rápido se movían. Despacio se despertaban, dolor el dolor de la tierra.
como cuando el amor o el dolor hacen doler los huesos des- - Sos muy pequeña -le dijeron las nubes otras, no al-
pués de mucho amor o dolor en las noches de las montañas. canza tan poco alivio para tanto dolor como duele en la tierra.
Hablaron entonces los sueños de los dioses primeros. Las Nada podrás tú sola.
nubes empezaron a ver el gran dolor que secaba el mundo y Pero la lágrima dolor que dolía en el sueño séptimo re-
se dieron en hablar de cómo van a resolver la problema del pitió:
dolido dolor que dolía a los hombres y mujeres verdaderos. - Me voy a aliviar con mi dolor el dolor de la tierra -y
Pero rápido llegó en su palabra de seis nubes el enojo y feo se se aventó montaña abajo, pura que su húmedo dolor besara
hablaban y se criticaban y tuerte se hablaban y tronaba el con alivio el dolor de la tierra.
cielo cuando se regañaban las nubes, los sueños de los dioses Otro dolor lágrima se hi/o en la nube séptima, y otro
primeros. más, y muchos dolores muchas lágrimas se hicieron y se iban
Y ya luego no nomás se peleaban de palabra, a los gol- cayendo detrás de la primera lágrima, del dolor primero.
pes se dieron y duro se pegaban las nubes en su coraje de no - Voy también -decían las lágrimas dolores que se de-
ganar su pensamiento que peleaba de ser el más grande, y jaban ir así nomás para besar y aliviar la tierra.
fuego sacaban los golpes y en lo más arriba de la montaña Y viendo que la nube séptima Haca se ponía de tanto
relámpagos se veían. Y los hombres y mujeres verdaderos dolor que dolían las lágrimas que echaba, las oirás seis deja-
con miedo miraban los relámpagos y escuchaban los truenos ron pendiente su peleadero y se pusieron también a doler y a
de la dura pelea que en la montaña había. lloverse sobre el seco dolor de la tierra. Empezó así a llover y
Mientras peleaban tres contra tres, una de las nubes, grande fue el dolor que, hecho lágrimas, alivió el dolor que
uno de los sueños de los dioses primeros, se recordó de dón- doliendo se dolía en la tierra. Y alivio encontró la tierra en esa
de venían y cómo habían hecho los dioses que nacieron el lluvia y se curó de tanto dolor, dicen, por la lágrima primera.
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS DE EL ViKJO ANTONIO
Los hombres y mujeres verdaderos vieron esto y toma- relampaguea en lo más arriba de la montaña. Fuerte pelean
ron cuenta en su corazón que las peleas que no duelen ali- las nubes y se cansan, pero no lloverá hasta que entiendan,
viando, no sirven entre hermanos y, desde entonces, tres veces como cuando se nació el mundo, que la pelea es por morirse
es el dolor y tres veces tres el alivio. Tres meses el calor duele aliviando, en un beso, la tierra. Sin nombre, sin rostro, pe-
en las tierras de los hombres y mujeres verdaderos, y tres ve- leando el privilegio de ser alivio siempre del doliente y dolido
ces, tres meses, nueve meses, llueve el alivio en las montañas, dolor de la tierra".
en la casa de siempre de los hombres y mujeres verdaderos...
en el reposo de los sueños de los dioses primeros, los que
nacieron el mundo.
Así enseñaron los dioses primeros, los que nacieron el
mundo, los que ya muertos vivieron y en su dolor y en su
sueño aliviaron el dolido dolor de la tierra. Así es de por sí.
Para recordarles a los hombres y mujeres verdaderos que la
pelea que no se llueve para aliviar la tierra es inútil, truena y
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO
- No andas de cacería.
Yo respondo:
XI -Y usted no anda para su milpa.
Algo me hace hablarle de usted, con respeto, a este hom-
La historia de las preguntas* bre de edad indefinida y rostro curtido como la piel del cedro,
a quien veo por segunda vez en mi vida.
Aprieta el frío en esta sierra. Ana María y Mario me acompa-
El Viejo Antonio sonríe y agrega:
ñan en esta exploración, 10 años antes del amanecer de ene-
- He oído de ustedes. En las cañadas dicen que son
ro. Los dos apenas se han incorporado a la guerrilla y a mí,
bandidos. En mi pueblo están inquietos porque pueden andar
entonces teniente de infantería, me toca enseñarles lo que otros
por esos rumbos.
me enseñaron a mí: a vivir en la montaña. Ayer topé al Viejo
- Y usted ¿cree que somos bandidos? -pregunto.
Antonio por vez primera. Mentimos ambos.
El Viejo Antonio suelta una gran voluta de humo, tose y
El diciendo que andaba para ver su milpa, yo diciendo
niega con la cabeza. Yo me animo y le hago otra pregunta:
que andaba de cacería. Los dos sabíamos que mentíamos y
- ¿Y quién cree usted que somos?
sabíamos que lo sabíamos. Dejé a Ana María siguiendo el
- Prefiero que tú me lo digas -responde el Viejo Anto-
rumbo de la exploración y yo me volví a acercar al río para
nio y se me queda viendo a los ojos.
ver si, con el clisímetro, podía ubicar en el mapa un cerro
- Es una historia muy larga, -digo y empiezo a contar
muy alto que tenía al frente, y por si topaba de nuevo al Viejo
de cuando Zapata y Villa y la revolución y la tierra y la injus-
Antonio. El ha de haber pensado lo mismo porque se apare-
ticia y el hambre y la ignorancia y la enfermedad y la repre-
ció por el lugar del encuentro anterior.
sión y todo. Y termino con un -y entonces nosotros somos el
Como ayer, el Viejo Antonio se sienta en el suelo, se
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
recarga en un huapac de verde musgo, y empieza a forjar un
Espero alguna señal en el rostro del Viejo Antonio que
cigarro. Yo me siento frente a él y enciendo la pipa. El Viejo
no ha dejado de mirarme durante mi plática.
Antonio inicia:
- Cuéntame más de ese Zapata -dice después de humo y tos.
Yo empiezo con Anenecuilco, me sigo con el Plan de
* Carta de Marcos a remitentes que aún no obtienen respuesta. Diciem- Ayala, la campaña militar, la organización de los pueblos, la
bre de 1994. Cuento u Heribertn, a Eva, al Beto y a Toñita.
RELATOS DE El, VIEJO ANTONIO RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO
traición de Chinameca. El Viejo Antonio sigue mirándome - Caminemos -dijo el uno que dos era.
mientras termino el relato. - ¿Cómo? -preguntó el otro.
- No así fue -me dice. - ¿Para dónde? -preguntó el uno.
Yo hago un gesto de sorpresa y sólo alcanzo a balbucear: Y vieron que así se movieron tantito, primero para pre-
- ¿No? guntar cómo, y luego para preguntar dónde. Contento se puso
- No, -insiste el Viejo Antonio: -Yo te voy a contar la el uno que dos era cuando vio que tantito se movían. Quisie-
verdadera historia del tal Zapata. ron los dos al mismo tiempo moverse y no se pudieron.
Sacando tabaco y dohlador, el Viejo Antonio inicia su - ¿Cómo hacemos pues?
historia que une y confunde tiempos viejos y nuevos, tal y Y se asomaba primero el uno y luego el otro y se mo-
como se confunden y unen el humo de mi pipa y de su ciga- vieron otro tantito y se dieron cuenta que si uno primero y
rro. otro después, entonces sí se movían y sacaron acuerdo que
«Hace muchas historias, cuando los dioses más prime- para moverse primero se mueve el uno y luego se mueve el
ros, los que hicieron el mundo, estaban todavía dando vueltas otro y empe/aron a moverse y nadie se acuerda quién prime-
por la noche, se hablan dos dioses que eran el ¡k'al y el Votan. ro se movió para empezar a moverse porque muy contentos
Dos eran de uno sólo. Volteándose el uno se mostraba el otro, estaban que ya se movían y...
volteándose el otro se mostraba el uno. Eran contrarios. El - ¿Qué importa quién primero si ya nos movemos? -de-
uno lu/. era, como mañana de mayo en el río. El otro era oscu- cían los dos dioses que el mismo eran y se reían y el primer
ro, como noche de frío y cueva. Eran lo mismo. Eran uno los acuerdo que sacaron fue hacer baile y se bailaron, un pasito el
dos, porque el uno hacía al otro. Pero no se caminaban, que- uno, un pasito el otro, y tardaron en el baile porque contentos
dando se estaban siempre estos dos dioses que uno eran sin estaban de que se habían encontrado. Ya luego se cansaron de
moverse. tanto baile y vieron que otra cosa pueden hacer y lo vieron
- ¿Qué hacemos pues? -preguntaron los dos. -Está triste que la primera pregunta de ¿Cómo moverse? trajo la respues-
la vida así como estamos de por sí, trisleaban los dos que uno ta de «juntos pero separados de acuerdo», y esa pregunta no
eran en su estarse. mucho les importó porque cuando se dieron cuenta ya esta-
- No pasa la noche -dijo el Ik'ai. ban moviéndose y entonces se vino la otra pregunta cuando
- No pasa el día -dijo el Votan. se vieron que había dos caminos: el uno estaba muy cortito y
RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS DI; EL VIEJO ANTONIO
ahí nomás llegaba y claro se veía que ahí nomás cerquita se aprendieron los hombres y mujeres verdaderos que las pre-
terminaba el camino ese y tanto era el gusto de caminar que guntas sirven para caminar, no para quedarse parados así
tenían en sus pies que dijeron rápido que el camino que era nomás. Y desde entonces, los hombres y mujeres verdaderos
cortito no muy lo querían caminar y sacaron acuerdo de para caminar preguntan, para llegar se despiden y para irse
caminarse el camino largo y ya se iban a empe/ar a caminarse, saludan. Nunca se están quietos».
cuando la respuesta de escoger el camino largo les trajo otra Yo me quedo mordisqueando la ya corta boquilla de la
pregunta de ¿A dónde lleva este camino? Tardaron pensando pipa esperando a que el Viejo Antonio continúe pero él parece
la respuesta y los dos que eran uno de pronto llegó en su no tener ya la intención de hacerlo. Con el temor de romper
cabeza de que sólo si lo caminaban el camino largo iban a algo muy serio pregunto:
saber a dónde lleva porque así como estaban nunca iban a sa- - ¿Y Zapata?
ber para dónde lleva el camino largo. Y entonces se dijeron el El Viejo Antonio se sonríe:
uno que dos eran: - Ya aprendiste que para saber y para caminar hay que
- Pues vamos a caminarlo pues, -y lo empezaron a ca- preguntar. -Tose y enciende otro cigarro que no supe a qué
minar, primero el uno y luego el otro. Y ahí nomás se dieron hora lo forjó y, por entre el humo que sale de sus labios, caen
cuenta de que tomaba mucho tiempo caminar el camino largo las palabras como semillas en el suelo:
y entonces se vino la otra pregunta de ¿Cómo vamos a hacer «-El tal Zapata se apareció acá en las montañas. No se
para caminar mucho tiempo? Y se quedaron pensando un buen nació, dicen. Se apareció así nomás. Dicen que es el Ik'al y el
rato y entonces el Ik'al clarito dijo que él no sabía caminar de Votan que hasta acá vinieron a parar en su largo camino y
día y el Votan dijo que el de noche miedo tenía de caminarse y que, para no espantar a las gentes buenas, se hicieron uno
quedaron llorando buen rato y ya luego que acabó la chilladera solo. Porque ya de mucho andar juntos, el Ik'al y el Vottín
que se tenían se pusieron de acuerdo y lo vieron que el Ik'al aprendieron que eran lo mismo y que podían hacerse uno
bien que se podía caminar de noche y que el Volán bien que se solo en el día y en la noche y cuando se llegaron hasta acá se
podía caminar de día y que el Ik'al lo caminará al Votan en la hicieron uno y se pusieron de nombre Zapata y dijo el Zapata
noche y así sacaron la respuesta para caminarse todo el tiempo. que hasta aquí había llegado y acá iba a encontrar la respuesta
Desde entonces los dioses caminan con preguntas y no de a dónde lleva el largo camino y dijo que en veces sería lux.
paran nunca, nunca se llegan y se van nunca. Y entonces así y en veces oscuridad, pero que era el mismo, el Volán Zapata
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RHI.ATHS ni- EL Vieo ANTONIO RELAms DE EL VE» ANTÓN»
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RLLATOS nt-; Ei. Vihjo ANTONIO
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELAFOS i>KELViuo ANTONIO
una llamita que se convierte en hoguera. Marcos y Antonio tando más y más palabras diferentes que se aventaron, con la
hijo se acomodan como pueden, recostados junto a la hogue- pura fuerza que traían contra el segundo espejo y éste regre-
ra. En cuclillas, el Viejo Antonio habla y arrulla la noche y el só, al primer espejo, tres veces tres el número de palabras que
sueño con esta historia, con esta herencia... recibió y así se fueron aventando más y más palabras diferen-
«La lengua verdadera se nació junto con los dioses pri- tes los dos espejos. Así nació la lengua verdadera. De los es-
meros, los que hicieron el mundo. De la primera palabra, del pejos nació.
fuego primero, otras palabras verdaderas se fueron formando Las tres primeras de todas las palabras y de todas las
y de ellas se fueron desgranando, como el maíz en las manos lenguas son democracia, libertad, justicia.
del campesino, otras palabras. Tres fueron las palabras prime- «Justicia» no es dar castigo, es reponerle a cada cual lo
ras, tres mil veces tres se nacieron otras tres, y de ellas otras y que merece y cada cual merece lo que el espejo le devuelve:
así se llenó el mundo de palabras. Una gran piedra fue cami- él mismo. El que dio muerte, miseria, explotación, altivez,
nada por todos los pasos de los dioses primeros, los que na- soberbia, tiene como merecimiento un buen tanto de pena y
cieron el mundo. Con tanta caminadera encima, la piedra bien tristeza para su caminar. El que dio trabajo, vida, lucha, el que
lisita que se quedó, como un espejo. Contra ese espejo aven- fue hermano, tiene como merecimiento una lucecita que le
taron los dioses primeros las primeras tres palabras. El espejo alumbre siempre el rostro, el pecho y el andar.
no regresaba las mismas palabras que recibía, sino que devol- «Libertad» no es que cada uno haga lo que quiere, es
vía otras tres veces tres palabras diferentes. Un rato pasaron poder escoger cualquier camino que te guste para encontrar
así los dioses aventando las palabras al espejo para que salie- el espejo, para caminar la palabra verdadera. Pero cualquier
ran más, hasta que se aburrieron. Entonces tuvieron un gran camino que no te haga perder el espejo. Que no te lleve a
pensamiento en su cabeza y se dieron en su caminadera sobre traicionarte a ti mismo, a los tuyos, a los otros.
otra gran piedra y otro gran espejo se pulieron y lo pusieron «Democracia» es que los pensamientos lleguen a un buen
frente al primer espejo y aventaron las primeras tres palabras acuerdo. No que todos piensen igual, sino que todos los pensa-
al primer espejo y ése regresó tres veces tres palabras diferen- mientos o la mayoría de los pensamientos busquen y lleguen a
tes que se aventaron, con la pura fuerza que traían, contra el un acuerdo común, que sea bueno para la mayoría, sin eliminar
segundo espejo y éste regresó, al primer espejo, tres veces a los que son los menos. Que la palabra de mando obedezca la
tres el número de palabras que recibió y así se fueron aven- palabra de la mayoría, que el bastón de mando tenga palabra
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RELATOS DE EL VIEJO AN'R >NI< >
T RELATOS DB EL VIEJO ANTONIO
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XIII XIV
La medida del enemigo y del miedo* México
IVle enseñó el Viejo Antonio que uno es tan grande como el La luna entre los espejos de la noche
enemigo que escoge para luchar, y que uno es tan pequeño y el cristal del día*
como grande el miedo que se tenga. «Elige un enemigo gran-
de y eso te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu «Para cristal te quiero,
miedo porque, si él se crece, tú te harás pequeño», me dijo el espejo nunca»
Viejo Antonio una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en que PKDRO SALINAS
reinan el tabaco y la palabra. El gobierno le teme al pueblo de
México, por eso tiene tantos soldados y policías. Tiene un JVlayo de 198?. Madrugada. La luna se asoma al espejo de la
miedo muy grande. En consecuencia, es muy pequeño. No- laguna y ésta, celosa, le arruga el rostro con sus olas. A mitad
sotros le tenemos miedo al olvido, al que hemos ido achican- del trayecto entre una y otra orilla vamos en un cayuco que
do a fuerza de dolor y sangre. Somos, por tanto, grandes. tiene la misma estabilidad que mi decisión de cru/ar el lago.
El Viejo Antonio me ha invitado a probar su cayuco. Durante
veintiocho noches, de luna nueva a luna llena, el Viejo Anto-
nio a labrado, a filo de machete y hacha, un largo tronco de
cedro. Siete metros de largo mide la embarcación. Me explica
el Viejo Antonio que los cayucos se pueden hacer de los tron-
cos del cedro, la caoba, el huanacastle o el bariy. y me señala
los distintos árboles que nombra. El Viejo Antonio se empeña
en mostrarme uno y otro, pero yo no alcanzo a apreciar la
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RELATOS DE EL VIKJO ANTONIO RELATOS DEELVIEJOANTONIO
diferencia entre ellos; para mí todos son árboles grandes. Pero Callado se estaba. Pero un lloriqueo quedito empezó a so-
eso fue en el día; ahora vamos de madrugada, como es ley, narse allá en la montaña. Resulta que a los dioses se les ha-
navegando en esta barquita de madera de cedro a la que el bía quedado olvidada una laguna en medio de la montaña.
Viejo Antonio ha bautizado como Lfi Malcontenta. «En honor Cuando repartieron las cosas de la Tierra, les vino sobrando
a la luna», dice el Viejo Antonio mientras rema con un largo y esta lagunita y, por no saber dónde ponerla, la dejaron por
delgado palo. Estamos ya en mitad de la laguna. El viento le ahí botada, en medio de unos cerros tan grandes que nadie
peina unos bucles de olas al agua y el cayuco sube y baja. se entraba en ellos. Entonces la tal lagunita estaba llorándose
El Viejo Antonio decide que hay que esperar a que amai- porque estaba sola. Y así como estaba en su chilladera, a la
ne el viento, y deja la embarcación a la deriva. Ceiba madre, la sostenedora del mundo, se le puso triste el
- Una de estas olas nos puede voltear el cayuco, dice corazón por su lloradera de la lagunita. Recogiéndose sus
mientras, con un cigarrillo, forja espirales de humo como olas grandes naguas blancas se acercó la Ceiba hasta donde se
el viento. estaba la lagunita.
La luna es plena y, a su luz, se alcanzan a distinguir los - ¿Qué te pasa, pues? -le preguntó la Ceiba al agüita
grandes islotes que salpican ia laguna de Miramar. Por una que ya parecía un charquito nomás, por culpa de tanta
espiral de humo el Viejo Antonio llama una vieja historia. Yo chilladera.
estoy más preocupado de un naufragio que veo inminente - No quiero estar sola -dijo la lagunita.
(no me decido aún entre el mareo o el terror), así que no estoy - Bueno, yo me quedaré a tu lado -dijo la Ceiba, la
para cuentos ni historias. Eso, por lo visto, al Viejo Antonio lo sostenedora del mundo.
tiene sin cuidado porque, recostado en el fondo del cayuco, - No quiero estar aquí -dijo la lagunita.
empieza, sin trámite alguno, a contarme... - Bueno, yo te llevaré conmigo -dijo la Ceiba.
- No quiero estar abajo, pegada a la tierra. Quieto ser
La historia de los espejos alta. Como tú -dijo la lagunita.
- Bueno, te levantaré hasta mi cabc/a. Pero sólo por un
«Cuentan los viejos más viejos que la luna se nació aquí rato, porque el viento es malhora y te puede tirar-dijo la Ceiba.
mismo, en la selva. Cuentan que hace muchos tiempos, los Como pudo, la Ceiba madre se arremangó sus naguas y
dioses se habían quedado dormidos, cansados de tanto ju- se agachó para tomar en sus brazos la lagunita. Con cuidado,
gar y de mucho hacer. Estaba el inundo un poco silencio.
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porque era la madre, la sostenedora del mundo, la Ceiba, co- a levantarle las naguas con un manotazo. Pero la Ceiba se
locó la tagunita sobre su copete. enojó y le dijo:
Despacio se incorporó la Ceiba madre, teniendo cuida- - ¡Estáte silencio, viento! ¿Qué no ves que llevo en la
do de no derramar ni una gota del agua de la lagunita, porque cabeza una lagunita lloradora y caprichuda?
veía la Ceiba madre que muy flaquita se estaba la lagunita. Hasta entonces el viento la miró a la lagunitu. asomada
Cuando ya estaba arriba la lagunita exclamó: allá arriba, en el rizado copete de la Ceiba. Bonita la miró el
- Está bien alegre acá arriba. ¡Llévame a conocer el viento a la lagunita, y pensó de enamorarla. Y se fue el viento
mundo! ¡Quiero verlo lodo! hasta arriba de la cabeza de la ceiba, y empezó a hablarle
- El mundo es muy grande, niña, y allá arriba te puedes palabras bonitas en el oído de la lagunita, la lagunita pues,
caer -dijo la Ceiba. lueguito que se puso a modo y le dijo al viento:
-¡No importa! ¡Llévame! -insistió la lagunita y empezó - ¡Si me paseas por el mundo, entonces me voy contigo!
a hacer como que lloraba. El viento ni se lo pensó dos veces. Se hizo un caballo
La Ceiba madre no quiso que se llorara tanto la lagunita, de nubes y en ancas se llevó a la lagunita, tan aprisa que la
así que empezó a caminar, muy derechita, con ella sobre la Ceiba madre ni cuenta se dio de cuándo le quitaron a la lagunila
cabe/a. Desde entonces las mujeres aprendieron a caminar de la cabeza.
con el cántaro lleno de agua en la cabeza, sin que se les caiga Buen rato que se anduvo paseando la lagunita con el
ni una gota. Como la madre Ceiba caminan las mujeres de la viento. Que muy bonita que era, le decía el viento a la lagunita.
selva cuando traen el agua del arroyo. Derecha la espalda, Que qué chula la condenada, que cuál sed no se aliviaría con
levantada la cabeza, y un paso como de nubes en verano. el agua que se tenía la lagunila, que cómo no hundirse en ella,
Así camina la mujer cuando lleva, en lo alto, el agua que y muchas cosas le decía el viento para convencerla a la lagunita
alivia. de hacerse un amor en un rincón de la madrugada. Y bien que
Buena para la caminada era la Ceiba madre, porque en se lo creyó todo lo que le decía el vienlo. Y cada que pasaban
esos tiempos los árboles no se estaban quietos, sino que se por encima de un charco de agua o de un lago, la lagunita
andaban de un lado para otro, haciendo hijos y llenando de aprovechaba para mirarse reflejada y se arreglaba el húmedo
árboles el mundo. Pero el viento andaba por ahí, silbando pelo y se entornaba los ojos líquidos y gestos de coquetería se
de aburrido. Y entonces la vio a la Ceiba madre y quiso jugar hacía con sus olitas en su cara redonda.
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS ni-; EL VIKJO ANTONIO
Pero puro andar de un lado pa'otro quería la lagunita y presumida, será reflejar siempre el pozo donde se guarda la
nada de hacerse un amor en un rincón de la madrugada y el luz en la Tierra.
viento como que se fastidió y se la llevó bien alto y ahí nomás Porque resulta que los dioses habían guardado la luz
pegó un relincho y reparó y aventó a la lagunita y cayendo se adentro de la Tierra y habían hecho un agujero grande y re-
fue la lagunila y como muy alto estaba pues mucho se tardaba dondo para que ahí se llegaran a beber las estrellas cuando la
en caer y seguro se hubiera dado un buen golpe si no es por- luz y el ánimo se les apagaran.
que unas estrellas la miraron que se caía y como pudieron Entonces la luna no tiene luz, sólo es un espejo que,
fueron y la prendieron con sus puntas. Siete estrellas la aga- cuando aparece como luna llena, refleja de frente el gran agu-
rraron por los lados y, como sábana, se la levantaron de nue- jero de lu/ donde se beben las estrellas. Espejo de lu/, eso es
vo hasta el cielo. Pálida quedó la lagunita por el miedo que le la luna. Por eso, cuando la luna se pasea frente a una laguna,
dio que se caía. Y como ya no quiso bajar a la tierra, le pidió el espejo se mira en el espejo. Y como quiera nunca está con-
a las estrellas que la dejaran quedar con ellas. tenta ni enojada la luna, es la malcontenta...
- Bueno -le dijeron las estrellas, pero tendrás que ir A la Ceiba madre también la castigaron los dioses por
con nosotras para donde vamos. andar de consentidora. Le prohibieron caminar para que no
- Sí-les respondió la lagunita, yo me camino con ustedes. anduviera de un lado a otro y le dieron a cargar el mundo,
Pero la lagunita se ponía triste de andar siempre e¡ mis- además le pusieron más doble la piel para que no sintiera lás-
mo camino y se daba otra vez a la chilladora. Así, con su tima de las lloraderas que escuchaba. Desde entonces, con la
lloradera, se despertaron los dioses y se fueron a ver que pa- piel como de piedra, la Ceiba madre está de pie y sin mover-
saba o de dónde venía esa chilladera y vieron a la lagunila, se. Si se camina un poquito siquiera, el mundo se cae.
jalada por siete estrellas, cru/ando la noche. Cuando supieron - Así pasó, dice el viejo Antonio. Desde entonces la
la historia, los dioses se enojaron porque ellos no habían he- luna refleja la lu/ que se guarda dentro de la Tierra. Por eso
cho las lagunas para andar en el cielo, sino para estar en la cuando encuentra una laguna, la luna se detiene para arre-
tierra. Fueron a donde estaba la lagunita y le dijeron: glarse el pelo y la cara. Por eso también las mujeres, siempre
-Ya no serás laguna. Las lagunas no viven en el ciclo. que ven un espejo, se paran a mirarse. Eso fue regalo de los
Pero como ya no te podemos bajar, entonces te vas a quedar dioses, a cada mujer le dieron un pedacito de luna, para que
aquí. Ahora te vas a llamar «luna» y tu castigo, por coqueta y pudiera arreglarse el pelo y la cara, y para que no le dieran
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RELATOS DE Ei, VIKIO ANTONIO RELATOS DB EL VIRIO ANTONIO
para defender la tierra de la mano del extranjero. Pero grande - ¡Mentira!-dijo el árbol. Yo soy el más fuerte, he resis-
era también la fuerza que traía la mano extraña. Grandes y tido el viento y la más feroz tormenta.
buenos guerreros cayeron peleando y murieron. Las batallas Se pelearon la espada y el árbol. Fuerte y duro se puso
seguían, pocos eran ya los guerreros y las mujeres y los niños el árbol y enfrentó a la espada. La espada golpeó y golpeó
tomaban las armas de los que caían. hasta que fue cortando el tronco y derribó al árbol.
Se reunieron entonces los más sabios de los abuelos y - Yo soy la más fuerte -volvió a decir la espada.
se contaron la historia de la espada, del árbol, de la piedra y el - ¡Mentira! -dijo la piedra. Yo soy la más fuerte porque
agua. Se contaron que en los tiempos más viejos y allá en las soy dura y antigua, soy pesada y llena.
montañas se reunieron las cosas que los hombres tenían para Y se pelearon la espada y la piedra. Dura y firme se
trabajarse y defenderse. puso la piedra y enfrentó a la espada. La espada golpeó y
Andaban los dioses como era su modo de por sí, o sea golpeó y no pudo destruir a la piedra pero la partió en muchos
que dormidos se estaban porque muy haraganes eran enton- pedazos. La espada quedó sin filo y lajiiedra muy pedaceada.
ces los dioses que no eran los dioses más grandes, los que - ¡Es un empale! -dijeron la espada y la piedra, y se
nacieron el mundo, los primeros. Estaban el hombre y la mu- lloraron las dos de lo inútil de su pelea.
jer gastándose en el cuerpo y creciendo en el corazón en un Mientras, estaba el agua del arroyo nomús mirando la
rincón de la madrugada. Silencia se estaba la noche. Callada pelea y nada decía. La miró la espada y dijo:
se estaba porque ya sabía que muy poco le quedaba. Enton- - ¡Tú eres la más débil de todos! Nada puedes haeer a
ces habló la espada. nadie. ¡Yo soy más fuerte que tú! -y se lanzó la espada con
- Una espada así -se interrumpe el Viejo Antonio y grande fuerza contra el agua del arroyo. Un gran escándalo y
empuña un gran machete de dos filos. La luz del fuego arran- un ruidero se hizo, se espantaron los peces y el agua no resis-
ca algunos destellos, un instante apenas, a la sombra. Luego tió el golpe de la espada. Poco a poco, sin deeir nada, el agua
sigue el Viejo Antonio: volvió a tomar su forma, a envolver la espada y a seguir su
Entonces habló la espada y dijo: camino al río que la llevaría al agua grande que hicieron los
- Yo soy la más fuerte y puedo destruirlos a todos. Mi dioses para curarse la sed que les daba.
filo corta y doy poder al que me toma y muerte al que me Pasó el tiempo y la espada en el agua se empezó a hacer
enfrenta. vieja y oxidada, perdió el filo y los pescados se !e acercaban
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- ¿Qué soñaste? ros, traen cara de noche y nube. Sueños son que soñamos
- Nada -le dije, mientras buscaba la pipa y el tabaeo en para ser mejores.
la cartuchera. Por los sueños nos hablan y enseñan los dioses prime-
- Malo entonces. Soñando se sueña y se conoce. Soñan- ros. El hombre que no se sabe soñar muy solo se queda y
do se sabe, -replicó el Viejo Antonio, mientras volvía a la lenta esconde su ignorancia en el miedo. Para que pudiera hablar,
caricia de la lima sobre la lengua laminada de su machete. para que pudiera saber y saberse, los primeros dioses enseña-
- ¿Malo? ¿Por qué? -pregunté encendiendo ya la pipa. ron a los hombres y mujeres de maíz a soñar, y naguales les
El Viejo Antonio detuvo su tallar y, después de compro- dieron para que con ellos caminaran la vida.
bar el filo, dejó el machete a un lado. Con manos y labios Los naguales de los hombres y mujeres verdaderos son
empezó un cigarro y una historia. el ¡aguar, el águila y el coyote. El jaguar para pelear, el águila
«La historia que te voy a contar no me la contó nadie. para volar los sueños, el coyote para pensar y no hacer caso
Bueno, me la contó mi abuelo pero él me advirtió que sólo la del engaño del poderoso.
entendería cuando la soñara. Así que te cuento la historia que En el mundo de los dioses primeros, los que formaron
soñé y no la que me contó mi abuelo». El Viejo Antonio estira el mundo, todo es sueño. Es la tierra que vivimos y morimos
sus piernas y se frota las rodillas cansadas. Suelta una lanzada un gran espejo del sueño en el que viven los dioses. Vienen
de humo que opaca el reflejo de la luna en la acerada hoja que todos juntos los grandes dioses. Parejos están. No hay quién
reposa sobre sus piernas, y continúa... es arriba y quién es abajo. Es la injusticia que se hace go-
«En cada surco de piel que se nace en el rostro de los bierno, la que descompone el mundo y pone a unos pocos
grandes abuelos se guardan y se viven los dioses nuestros. arriba y a unos muchos abajo. No así en el mundo. El mun-
Es el tiempo de lejos que se llega hasta nosotros. Por el tiem- do verdadero, el gran espejo del sueño de los dioses prime-
po camina la razón de nuestros antepasados. En los viejos ros, los que nacieron el mundo, es muy grande y todos caben
más viejos hablan los grandes dioses, nosotros escuchamos. parejos. No es como el mundo de ahorita que chiquito lo
Cuando las nubes se acuestan sobre la tierra, apenas agarra- hacen para que los pocos se estén arriba y los muchos se
das con sus manilas de los cerros, entonces se bajan los dio- estén abajo. E! mundo de ahora no es cabal, no es un buen
ses primeros a jugar con los hombres y mujeres, cosas espejo que refleje el mundo de sueños donde viven los dio-
verdaderas les enseñan. Poco se muestran los dioses prime- ses primeros.
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO
Y entonces sacaron acuerdo de los trabajos que de- Después viene el silencio en el que el Viejo Antonio
bían hacer los hombres y mujeres de maíz para hacer un reforja humo y sueños. Un diminuto relámpago en el cerillo
mundo bueno. Y entonces sacaron el acuerdo de que siete de su mano y se sigue el fuego:
eran los trabajos más primeros, los más importantes para «Y entonces los hombres y mujeres de maíz se estuvie-
hacernos nuevos. Y hablaron los siete primeros dioses, los ron de acuerdo en cumplir con los siete trabajos para que el
que nacieron el mundo, diciendo que siete eran los trabajos mundo fuera bueno y miraron al lugar donde el sol y la luna
que debían cumplirse para que el mundo fuera bueno y nos se turnan su duermevela y preguntaron a los dioses primeros
hiciera nuevos. Decían los más grandes dioses que siete de- que cuánto debían caminar para cumplir esos siete trabajos
bían de ser porque siete eran los aires o los cielos que techo que sirven para hacer el mundo nuevo y entonces los dioses
le ponían al mundo y así decían los dioses primeros que primeros dijeron que siete veces siete se caminaran el siete
estos eran los siete cielos; el séptimo aire el de porque así había salido el número que recuerda que no todos
NOHOCHAACYUM, el gran padre Chaac. En el aire sexto los pueden ser pares y que siempre puede haber lugar para el
CHAACOB o dioses de la lluvia. En el quinto los KUILOB KAAXOB, otro. Y entonces los hombres y mujeres del maíz dijeron bue-
los señores del yermo. En el cuarto aire los guardianes de no y volvieron a mirar hacia la montaña que cajita era para
los animales. En el aire tercero los malos espíritus. En el guardar los pechos de la madre tierra, por turnos, uno de día,
segundo los dioses del viento. En el primero, inmediatamente de noche la otra. Y mirando los hombres y mujeres de maíz se
por encima de la tierra, los BALAMOB que guardan las cruces preguntaron que cómo saben cuántas veces es siete veces sie-
del pueblo y de las milpas. En las profundidades estaba KISIN, te caminar el número siete y los dioses primeros dijeron que
el dios del temblor y el miedo, el diablo. Y también decían no lo sabían tampoco porque eran dioses primeros pero no
los primeros dioses que siete eran los colores y siete su nú- todo lo sabían y tenían que estudiarse mucho y por eso no se
mero en que se contaban.» iban luego sino que se quedaban con los hombres y mujeres
Y la historia de los colores ya te la conté en otro día y la de maíz y se pusieron a pensar juntos para juntos encontrar el
de los siete trabajos te la cuento después si es que hay tiempo buen camino que nuevo hiciera el mundo.
y modo que la escuches y que yo te hable -apura el Viejo Y en eso estaban, o sea que pensándose, o sea que sa-
Antonio al mismo tiempo que se agota el último resplandor biéndose o sea que hablándose, o sea que aprendiéndose, o sea
en su cigarro. que estándose cuando la lluvia se colgó en la mera mitad de la
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para dónde caminarse porque en el antes no había después y dieron cuenta de que el después se quedaba muy chiquito
entonces pues no se movían porque no podían decirse que porque ya no se avanzaban y el antes ahí nomás estaba bien
antes estuvieron en un lado y después en otro. Así estaban los cerquita y entonces se pusieron muy serios y acordaron en-
dioses en el antes, y empezaba a llegar en su pensamiento que contrarse de nuevo en el antes para anali/.ar bien la situación
era necesario inventar el después porque si no muy triste se y sacar un buen acuerdo de cómo agrandar el después y no
iba a estar el mundo siempre parado en el antes y nunca lle- quedarse tan cerquita del antes, y entonces se encontraron
gando al después. los dioses en una como reunión preparatoria y ahí se pensa-
Y entonces uno de los siete dioses le dijo a los otros, o ron cómo habían llegado a las siete rayitas que hasta una
sea que se dijo a sí mismo que tenían que encontrar el modo estrellita dibujaban y entonces se recordaron que fue cuan-
de llegar al después y no estarse siempre en el antes y enton- do se pusieron a bailar juntos que se chocaron y se aventa-
ces los dioses se pusieron de acuerdo y dijeron que sí, que ron para un lado y para otro y que eso fue en el antes, pero
es muy buena la idea de encontrar el después y entonces se que en el después ya habían quedado separados y entonces
pusieron a bailar de contento pero no muy se podía bailar cuando se bailaban ya no se chocaban y enlonces no se aven-
porque nomás se estaban en un mismo lugar o sea en el taban para uno y otro lado.
antes y entonces, así bailando como se estaban en el mismo Y entonces los dioses se pusieron muy contentos otra
lugar, se empezaron a chocar unos con otros y en su bailadera vez y dale de nuevo con la bailadera y otra vez se chocan y
unos se aventaron para un lado y otros para otro y entonces otra vez quedan en el después y entonces quedan separados y
el antes se hizo un poquito más ancho y con siete rayitas y entonces se ponen serios otra vez y otra vez se encuentran en
una estrellita parecía el antes porque todavía estaba muy el antes y un buen rato se pasaron así, entre el antes y el des-
chiquito y entonces los dioses se dieron cuenta de que ya pués, entre el ponerse serios y darse a la bailadera, y ahí estu-
habían inventado el después porque antes estaban todos vieran todavía, en un antes y un después muy chiquito, si no
apelotonados en un lugar y ahora, o sea después, ya estaban es porque llegó una buena idea en su cabeza de ellos y saca-
un poquito más separados, y muy contentos se pusieron los ron el acuerdo de acompañarse todos en el después que le
dioses y se dieron a la bailadera porque de por sí así eran tocaba a cada uno y ahí hacían otro baile y otra empujadera y
estos dioses que puro bailar querían y sólo buscaban pretex- salían siete rayitas más en una de las siete rayitas primeras, y
to para darle a la marimba y a las caderas, y entonces se luego iban al después del otro y hacían lo mismo y así hicie-
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XXI XXII
Lo que es la «lucha»* «Por la Paz y contra el hambre»*
Lucha; Decía el Viejo Antonio que la lucha es como un Hay aquí una carrera entre el tiempo y la vida.
círculo. Se puede empezar en cualquier punto, pero nunca - Este es tiempo de hambre. Y en el hambre, el tiempo
termina. trata de matar al hombre. Sólo la esperanza alivia al hombre
de la herida del tiempo, -decía el Viejo Antonio cuando, en el
amanecer de un junio de hace 10 años, veía alzarse apenas el
maíz en la milpa.
- No hay maí/ en la champa ni en la milpa. Es tiempo
de hambre, de espera. Mira cómo el maíz empieza a pintar de
verde la milpa, mira cómo la lluvia comienza a aliviar lo seco
y duro. Los dos, maí/ y lluvia, nos dicen que tenemos que
esperar, que hay que resistir, que no hay que morir. Ya vendrá
el tiempo en que el maí/, llegue a la champa y a la mesa de los
hombres y mujeres verdaderos, ya vendrá el tiempo en que la
lluvia les lave el dolor del suelo duro. Pero mientras llega el
tiempo del tiempo, muchos se mueren porque les ganan el
hambre y el dolor. -El Viejo Antonio acababa de enterrar a
uno de sus hijos.
- No se logró, dijo el Viejo Antonio después de poner la
cruz, amarrada con bejuco, que marcaba la tumba de una niña.
Carta a la Sociedad Civil. 18 de mayo de 1996. * Sobre la Campaña "Un grano para mi hermano", 9 de junio de 1996.
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de la niña que Doña Juanita y él, el Viejo Antonio, habían Sí, ya sé que me salí del tema y que sólo debería limitar-
hecho para que viviera. me a decirles que gracias y que acá los esperamos, pero ya
- Hambre y hombre. Hombre y hambre. Así fueron nom- ven ustedes que en las madrugadas de junio se aparecen la
brados estos contrarios, así llamaron los más primeros dioses, lluvia, la asfixia, el desvelo... y el Viejo Antonio. Bueno pues,
los que nacieron el mundo, a la muerte y la vida, hambre fue sale.
llamada la muerte, vida fue llamado el hombre. Por algo será...
-dijo el Viejo Antonio después de mirar, desesperado, cómo el
maíz apenas alzaba centímetros del suelo. Encendí la pipa y,
ya caminando rumbo al cerro, me invitó u acompañarlo a bus-
car raíces para distraer a la muerte.
Ya sé que este recuerdo del Viejo Antonio no viene al
caso en su reunión, pero me vino a las manos cuando, en el
cerro de allá enfrente, vi una milpa raboncila y tres helicópte-
ros militares manchando el horizonte. Llevan soldados esos
helicópteros, maíz no llevan. Prometen hambre y guerra, es-
pantan la paz y la vida.
- Por la paz y contra el hambre, ¿no se llama así su
campaña?
-Así se llama, me dice el Viejo Antonio (que ya me
lleva un buen trecho adelante, porque mi torpeza en subir
cerros es ya una leyenda en las montañas del sureste mexi-
cano). - O lo que es lo misino: Por el hombre y contra la
muerte, -dice el Viejo Antonio mientras me espera como es
ley, es decir, fumando. Y es sabido, al Viejo Antonio no
hay quien le gane cuando se trata de traducir luchas y es-
peranzas...
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1
RhLArus DE EL VIKIO ANTONIO RELATOS oiiEi, VIKJO ANTONIO
mujeres. Buscan la respuesta fuera, sin darse cuenta de que acabaron, hermanitos y hermanitas -dijeron los dioses prime-
ya la tienen detrás y delante de ellos. No muy sabedores son ros cuando ya se empezaban a dormirse.
estos hombres y mujeres, como elote tierno son, -dijeron los Y muy contentos se pusieron los hombres y mujeres
dioses primeros y dale que empiezan a bailarse y a cantarse verdaderos porque ya sabían que sólo tenían que caminar en
de nuevo y otra vez que se ponen embravecidos los hombres círculo hasta que alcanzaran a ver su espalda. Y un buen rato
y mujeres verdaderos y que ya estuvo bueno de burlarse y se pasaron así, caminando para alcanzar su espalda y ya des-
que cómo está eso de que la respuesta la tienen delante y detrás pués se detuvieron un rato a pensar por qué no acababan de
de ellos y los dioses primeros les dicen que en la espalda y en caminarse y se dijeron:
la mirada están las respuestas y los hombres y mujeres de - Mucho cuesta esto de alcanzar el principio para llegar
maíz se miran entre ellos y todos saben que no entienden nada al final. No se acaba esto de caminar y mucho dolor sale de
pero callados se quedan y los dioses más grandes les dicen: pensar cuándo llegaremos al principio para terminar nuestro
- En la espalda se empezaron los hombres y mujeres de paso.
maíz porque acostados se nacieron y como son de maíz de la Y unos y unas se desanimaron y ahí nomas se queda-
tierra se nucieron. En la espalda se empezaron a caminar. Su ron sentados, enojados porque el camino hacia el principio
espalda siempre queda detrás de su paso o de su estarse quie- para llegar al final no se acababa.
tos. Su espalda es el principio, el ayer de su paso. Pero otros y otras se siguieron caminando con muchas
Y los hombres y mujeres verdaderos no muy entendie- ganas y dejaron de pensar de cuándo van a llegar al principio
ron esto pero como el comienzo ya había comenzado y el para alcanzar el final y mejor se pusieron a pensar en el cami-
ayer ya había pasado, pues no se preocuparon de eso y enton- no que se iban caminando y, como era en círculo, en cada
ces repitieron: vuelta querían hacerlo mejor y cada vuelta que daban pues
- ¿Hasta cuándo seguiremos caminando? mejor les salía el paso y entonces se estaban contentos y mu-
- Eso es más fácil de saber -dijeron los dioses que na- cho contento les daba eso de caminarse y un buen rato estu-
cieron el mundo-. Cuando su mirar pueda mirar su espalda. vieron caminando y, sin dejar de caminarse, se dijeron:
Sólo basta que caminen en círculo, hasta darle la vuelta a su - Está alegre este camino que somos, caminamos para
paso y se alcancen a sí mismos. Cuando caminen bastante y hacerlo más bueno el camino. Somos el camino para que otros
alcancen a mirar su espalda, aunque sea de lejos, entonces ya se caminen de un lado a otro. Para todos hay principio y fin
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RBLAXOS ce &Vnio ANTONIO RELATOS Def&.Vnx>ANTCMO
de su camino, para el camino no, para nosotros no. Para todos - No te canses preguntando cuándo acabará tu camino.
todo, nada para nosotros. Somos el camino pues, tenemos Ahí donde el mañana y el ayer se unen, ahí acabará...
que seguirnos. Me costó mucho trabajo empezar a caminar, sabía que
Y para que no se olvidaran, un círculo se dibujaron en la me iba a resbalar en el Iodo ahí adelante, pero, aún sabiéndo-
tierra y andando en círculo todo el mundo se caminaban y ca- lo, tenía que caminar esa caída. Esa y otras que seguirían des-
minan los hombres y mujeres verdaderos. No terminan ni aca- pués. Porque caminar es también tropezar y caer. Y esto no
ban en su lucha por hacer mejor el camino, por hacerse mejores. me lo enseñó el Viejo Antonio, me lo enseñó la montaña y
Por eso después los hombres se creyeron que el mundo es re- créanme que el examen no fue nada fácil.
dondo, pero qué va a ser, esta bola que es el mundo no es más Esto que les cuento fue ayer. Llovía como otro ayer,
que la lucha y el camino de los hombres y mujeres verdaderos, como un ayer más acá del ayer del Viejo Antonio. Ayer...
caminando siempre, queriendo siempre que el camino les salga
mejor de los pasos que caminan. Caminando siempre no se
tienen ni principio ni fin en su caminudera. Ni cansarse pue-
den los hombres y mujeres verdaderos. Siempre quieren al-
'**
canzarse a sí mismos, sorprenderse por detrás para encontrar
el principio y así llegar al final de su camino. Pero no lo van a
encontrar, lo saben y no les importa ya. Lo único que les im-
porta es ser un buen camino que trata siempre de ser mejor...»
Se calla el Viejo Antonio pero la lluvia no. Yo le iba a
preguntar que cuándo se va a acabar esta lluvia, pero parece
que el ambiente no está para preguntas sobre principios y fi-
nales. Me despido del Viejo Antonio.
Salgo a la l l u v i a y a la noche, aunque ni las pilas nuevas
ni mi tocador puedan diferenciar una de otra. El ruido de mis
botas en el lodo me impide escuchar las palabras de despedi-
da del Viejo Antonio:
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T
RELATOS DE EL Vn-jo ANTONIO
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RELATOS DK EL VIF-JO ANTONIO
mano, señalo hacia un rincón de la noche, diciendo con fir- - Sí pues, -dice el Viejo Antonio mientras corta bejucos
meza y echando a andar en esa dirección: y húmedos peda/os de noche. En unos minutos estamos de
- Es por ahí. nuevo en el camino rea! y los relámpagos anuncian el perfil
Yo espero que el Viejo Antonio repita su «sí pues», pero deslumhrado del pueblo del Viejo Antonio.
el Viejo Antonio no dice nada. Recoge su rifle, su morraleta y Mojado y cansado llegué hasta la champa del Viejo An-
su machete y se echa a caminar detrás mío. Caminamos un tonio. La Doña Juanita se puso a hacer café y nosotros nos
buen rato sin llegar a ningún lado conocido. Yo me sentía acercamos al fogón. El Viejo Antonio se quitó la camisa moja-
avergonzado por el fracaso de mi técnica moderna y no que- da y la puso a secar a un lado de la lumbre. Después se fue a
ría ni voltear hacia atrás, donde el Viejo Antonio me seguía sentar en el suelo, en un rincón, y me ofreció un banquilo. Yo
sin decir palabra alguna. Al tiempo llegamos frente a un cerro me resistí primero, en parte porque no quería alejarme del
de pura piedra que, como pared lisa, se oponía a nuestro paso. fuego y en parte porque me seguía la vergüenza del alarde
Los últimos vestigios de orgullo que me quedaban se hicieron inútil de mapa, brújula y altímetro. Como quiera me senté.
añicos cuando dije en voz alta: Empezamos los dos a fumar. Yo rompí el silencio y le pregun-
- ¿ Y ahora? té cómo había encontrado el camino de regreso.
Hasta entonces habló el Viejo Antonio. Primero carraspeó - No lo encontré -me responde el Viejo Antonio-, No
un poco y escupió algunas briznas de tabaco, luego escuché ahí estaba. No lo encontré. Lo hice. Como de por sí se hace.
detrás mío. Caminando pues. Tú le pensaste que el camino ya estaba en
- Cuando no sepas qué es lo que sigue, ayuda mucho el algún lado y que tus aparatos nos iban a decir para dónde
mirar para atrás. había quedado el camino. Pero no. Y luego te pensaste que yo
Yo lo tomé al pie de la letra y me volteé, no para ver la sabía en dónde estaba el camino y me seguiste. Pero no. Yo
dirección de la que veníamos, sino para mirar con una mezcla no sabía dónde estaba el camino. Lo que sí sabía es que tenía-
de vergüenza, súplica y angustia al Viejo Antonio. El Viejo mos que hacer el camino juntos. Así que lo hicimos. Así llega-
Antonio no dice nada, me mira y comprende. Desenfunda su mos a donde queríamos. Hicimos el camino. No ahí estaba.
machete y, abriendo paso entre la maleza, toma una nueva - Pero, ¿por qué me dijiste que cuando uno no sabe que
dirección. es lo que sigue hay que mirar para atrás? ¿No es para encon-
- ¿Por ahí es? -pregunto inútilmente. trar el camino de regreso? -pregunté.
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RELATOS DK EL VIEJO ANTONIO RELATOS DE£L Vieo ANTONIO
- No pues, -responde el Viejo Antonio-. No para en- El Viejo Antonio se pone de pie. Y otras muchas cosas
contrar el camino. Es para ver dónde te quedaste antes y qué dijeron, por ejemplo, que a veces hay que luchar para poder
es lo que pasó y qué querías. trabajar y a veces hay que trabajar para poder luchar, dice el
- ¿Cómo? -pregunto ya sin pena. , Viejo Antonio que, como se ve, maneja la dialéctica con la
- Sí pues. Volteando para mirar atrás te das cuenta dón- misma habilidad que el machete.
de te quedaste. O sea que así puedes ver el camino que no te Así caminé detrás del Viejo Antonio, esta noche, hace
hiciste bien. Si miras para atrás te das cuenta que lo que que- 10 años. ¿Dije que caminé detrás del Viejo Antonio? Mentí
rías es regresar y lo que pasó es que tú respondiste que había entonces. No caminé detrás del él, con él caminé. Y eso es
que encontrar el camino de regreso. Y ahí está el problema. esta noche. U) años atrás.
Te pusiste a buscar un camino que no existe. Había que ha-
cerlo. El Viejo Antonio sonríe satisfecho.
- Pero, ¿por qué dices que hicimos el camino? Lo hiciste
tú, yo nomás caminé detrás tuyo- le dije un poco incómodo.
- No pues -sigue sonriendo el Viejo Antonio-. No lo
hice yo solo. Tú también lo hiciste porque un tramo lo cami-
naste tú adelante.
- ¡Ah! Pero ese camino no sirvió -lo interrumpo.
- Sí pues. Sirvió porque así supimos que no sirvió y
entonces ya no lo volvemos a caminar o sea a hacer, porque
nos llevó a donde no queremos y entonces podemos hacer-
nos otro para que nos lleve -dice el Viejo Antonio. Yo lo que-
do viendo un rato y le aventuro:
- Entonces, ¿tú tampoco sabías si el camino que esta-
bas haciendo nos iba a traer hasta acá?
- No pues. Sólo caminando se llega. Trabajando pues,
luchando. Es lo mismo. Así dijeron los más grandes dioses,
los que nacieron el mundo, los primeros.
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RELATOS DE EL VIRIO ANTONIO
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS DE El. VH-JO ANTONIO
que calcularas la distancia que hay entre mi mano y la estre- Regresamos a su pueblo del Viejo Antonio. La madru-
lla, pero tú saliste con lo del dedo y el sol. Yo no te estaba gada ya empezaba a vestirse de amanecer cuando nos despe-
mostrando mi mano, pero tampoco la estrella. Ese tonto del dimos. Salió el Viejo Antonio a acompañarme hasta el portón
que habla tu proverbio no tiene alternativa inteligente: si mira del potrero. Cuando estuve del otro lado del alambre de púas
el sol y no se queda ciego, entonces se va a tropezar mucho me volví hacia éi y le dije:
por estar mirando hacia arriba; y si mira el dedo no va a tener - Viejo Antonio. Cuando tendiste tu mano hacia la es-
camino propio, o se queda parado o camina detrás del dedo. trella yo no miré ni tu mano ni la estrella... -el Viejo Antonio
Total que los dos son tontos: el que mira el sol y el que mira el me interrumpe:
dedo. Caminar, vivir pues, no se hace con verdades grandes - ¡Ah! Muy bien, miraste entonces el espacio que había
que, si uno las mide, resulta que son bastante pequeñas. Va a entre una y otra.
llegar la noche en que empecemos a caminarla para llegar al - No -le dije-. Tampoco miré el espacio entre una y otra.
día. Si sólo vemos muy cerca, entonces nomás por ahí nos - ¿Entonces?
vamos a quedar. Si sólo vemos muy lejos, entonces vamos a Yo me sonreí y empecé a alejarme cuando le grité:
tropezamos mucho y a perder el camino -reposa la palabra el - Estaba mirando un tejón que estaba entre tu mano y la
Viejo Antonio. estrella...
Yo pregunto: El Viejo Antonio miró al sucio buscando algo para arro-
- ¿Y cómo vamos a saber mirar lejos y mirar cerca? jarme. No sé si no lo encontró o ya estaba lejos para que me
El Viejo Antonio reanuda el cigarro y la voz: alcanzara su mano. De todas formas fue una suerte que ya no
- Hablando y escuchando. Hablando y escuchando a cargara su chimba.
los que están cerca. Hablando y escuchando a los que eslán
lejos.
El Viejo Antonio vuelve a tender la mano hacia la estre-
lla. Se mira la mano el Viejo Antonio y dice:
- Cuando se sueña hay que ver la estrella allá arriba,
pero cuando se lucha hay que ver la mano que señala la estre-
lla. Eso es vivir. Un continuo sube y baja de la mirada.
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dos del fogón. Pero no se podía platicar más que a gritos. y estarse alegre. Y entonces los dioses más grandes se para-
Parecía que había silencio, pero la lluvia rompía todos los ron a escuchar con atención para saber qué quería decir ese
rincones de la noche y no había ni un pedacito sano. Había un ruido que se oía, pero nada que se entendía nada, porque era
ruido de lluvia sobre el techo de árboles con el que la monta- ruido el ruido, pues. Y como el ruido no se podía bailar, pues
ña se arropa, y había otro ruido de lluvia en el suelo. Doble entonces los dioses primeros, los que nacieron el mundo, ya
era el ruido de la lluvia de abajo, estaba el que le filtraban los no pudieron caminar porque los dioses primeros caminaban
árboles de arriba y el que de por sí le dolía al sucio. En medio bailando y entonces se detuvieron y muy tristes se estaban sin
había otro ruido, el de los techos de plástico hablando la llu- caminar porque muy caminadores eran estos dioses, los más
via del febrero en la selva. Ruido arriba, abajo, en medio. Ni grandes, los primeros.
un rinconcito para la palabra. Tal vez por eso me sorprendió Y unos de los dioses trataron de caminarse, o sea bailarse
escuchar claramente la voz del Viejo Antonio que, sin soltar con el ruido ése, pero no se podía y perdían el paso y e! cami-
de los labios el enésimo cigarrillo hecho con doblador, me no se chocaban unos con otros y se caían y se tropezaban con
contaba... árboles y piedras y mucho se lastimaban esos dioses». Se de-
«Hubo un tiempo en los tiempos en que el tiempo no se tiene el Viejo Antonio para volver a encender el cigarro que la
contaba. En ese tiempo los más grandes dioses, los que nacie- lluvia y el ruido le apagaron. Después del fuego sigue el humo,
ron el mundo, se estaban caminando como de por sí se cami- después del humo sigue la palabra:
nan los dioses primeros o sea bailando. En esc tiempo mucho «Entonces los dioses se buscaron un silencio para orien-
ruido había, por todos lados se escuchaban voces y gritos. tarse otra vez, pero no lo encontraban por ningún lado al si-
Mucho ruido y nada se entendía. Y es que el ruido ése que se lencio, a saber dónde se había ido el silencio y con razón
había no era para entender nada, sino que era ruido para no porque mucho era el ruido que había. Y desesperados se pu-
entender nada. Creyeron primero los dioses primeros que el sieron los dioses más grandes porque no encontraban el silen-
ruido era música y baile y rápido tomaron sus parejas y se cio para encontrarse el camino y entonces se pusieron de
empezaron a bailarse así», y el Viejo Antonio se pone de pie e acuerdo en una asamblea de dioses y mucho batallaron pura
intenta un paso de baile que consiste en balancearse sobre un la asamblea que se hicieron porque mucho era el ruidcro que
pie primero y luego sobre el otro. «Pero resulta que el ruido se había y por fin acordaron que cada uno buscara un silencio
no era música ni era baile, era ruido pues, y no se podía bailarse para encontrar el camino y entonces se pusieron contentos
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a los viejos más viejos que cómo le hicieron los dioses prime- muy distinta es respetarlos. Así que un buen rato pasaron ha-
ros para ponerse de acuerdo y hablarse si es que eran tan blando y discutiendo de cómo cada uno era diferente de los
distintos sus pensamientos que sentían. Los viejos más viejos otros, y no les importó que tardaran en esta discusión porque
le respondieron, me dice el Viejo Antonio, que hubo una asam- de por sí no había tiempo todavía. Después se callaron todos
blea de los siete dioses junto con sus siete pensamientos dis- y cada uno habló de su diferencia y cada otro de los dioses
tintos de cada uno, y que en esa asamblea sacaron el acuerdo. que escuchaba se dio cuenta que, escuchando y conociendo
Dice el Viejo Antonio que dijeron los viejos más viejos las diferencias del otro, más y mejor se conocía a sí mismo en
que esa asamblea de los dioses primeros, los que nacieron el lo que tenía de diferente. Entonces todos se pusieron muy
mundo, fue mucho tiempo antes de ayer, que mero fue en el contentos y se dieron a la bailada y tardaron mucho pero no
tiempo en que no había todavía tiempo. Y dijeron que en esa les importó porque en ese tiempo todavía no había tiempo.
asamblea cada uno de los dioses primeros dijo su palabra y Después de la bailadera que se echaron los dioses saca-
todos dijeron: «Mi pensamiento que siento es diferente al de ron el acuerdo de que es bueno que haya otros que sean dife-
los otros». Y entonces quedaron callados los dioses porque se rentes y que hay que escucharlos para sabernos a nosotros
dieron cuenta que, cuando cada uno decía «los otros», estaba mismos. Y ya después de este acuerdo se fueron a dormir
hablando de «otros» diferentes. Después de que un rato se porque muy cansados estaban de haberse bailado tanto. De
estuvieron callados, los dioses primeros se dieron cuenta que hablar no estaban cansados porque de por sí muy buenos eran
ya tenían un primer acuerdo y era que había «otros» y que para la habladera estos primeros dioses, los que nacieron el
esos «otros» eran diferentes del uno que era. Así que el pri- mundo, y que apenas estaban aprendiendo a escuchar».
mer acuerdo que tuvieron los dioses más primeros fue reco- No me di cuenta a que hora se fue el Viejo Antonio. La
nocer la diferencia y aceptar la existencia del otro. Y que Mar duerme ya y del cabito de vela sólo queda una mancha
remedio les quedaba si de por sí eran dioses todos, primeros deforme de parafina. Arriba el cielo empie/a a diluir su negro
todos, y se tenían que aceptar porque no había uno que fuera en la luz del mañana...
más o menos que los otros, sino que eran diferentes y así
tenían que caminar.
Después de ese primer acuerdo siguió la discusión, por-
que una cosa es reconocer que hay otros diferentes y otra
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RELATOS D&ELVdoANXQMK)
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antes de ellos y si no hubo nada antes entonces no había de qué cien nacido. Lo hacen para que el nuevo ser humano eche un
tener memoria. Quién sabe, pero el caso era que todo lo olvida- vistazo a la historia verdadera del mundo y sepa luchar para
ban. Hste mal lo heredaron a todos los gobernantes que en el acomodarlo de nuevo como debe ser.
mundo son y han sido. Pero los dioses más grandes, los más Así que allá abajo no sólo está el mundo, sino que está
primeros, supieron que la memoria era la llave del futuro y que la posibilidad de un mundo mejor.
había que cuidarla como se cuida la tierra, la casa y la historia. - ¿Y estamos también los dos? -pregunta la Mar
Así que, como antídoto para su amnesia, los más primeros dio- somnolienta.
ses, los que nacieron el mundo, hicieron una copia de todo lo - Sí, y juntos -le respondo.
que habían hecho y de todo lo que sabían. Esa copia la escondie- - No te creo -dice la Mar, pero con discreción gira so-
ron bajo el suelo de modo que no se contundiera con lo que bre su costado y se asoma por un huequito que una piedrita
había sobre la superficie. Así que debajo del suelo del mundo dejó en el suelo.
hay otro mundo idéntico al de acá arriba, con una historia parale- - Dcvcras -le insisto -si tuviéramos un periscopio po-
la a la de la superficie. El mundo primero está bajo la tierra». dríamos asomarnos.
Le pregunté al Viejo Antonio si es que el mundo subte- - ¿Un periscopio? -murmura.
rráneo era una copia idéntica a la del mundo que conocemos. - Sí -le digo, un periscopio, un periscopio invertido...
- Fue -me respondió el Viejo Antonio-, ya no. -Y es Finalmente me parece que el Viejo Antonio tiene ra/ón
que, explicó: cuando dice que hay debajo de nosotros un mundo mejor que
«El mundo de afuera se fue desordenando y desacomo- el que padecemos, que la memoria es la llave del futuro, y que
dando al paso del tiempo. Cuando los más primeros dioses se (agrego yo) la Historia no es más que un periscopio invertido...
fueron, nadie de los gobiernos se acordó de mirar abajo para ir arre-
glando lo que se iba desacomodando. Así que cada nueva gene-
ración de jefes pensó que el mundo que le tocaba así era de por sí
y que no era posible otro mundo. Así que lo que está debajo de la
tierra es igual a lo que está arriba, pero es en forma distinta».
Dijo el Viejo Antonio que por eso es costumbre de los
hombres y mujeres verdaderos el enterrar el ombligo del re-
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«Subieron al joven a lo alto de una ceiba y al pie de ésta a lo alto de la ceiba y allí esperó. Arriba, mientras la noche se
dejaron una ternera amarrada. Se fueron. El joven debía ob- dejaba caer de los árboles al sucio, recordó las palabras de su
servar lo que el león hacía con la ternera, esperar a que se padre: La misma muerte con la que el matador mata lo morirá.
fuera y regresar a la comunidad a contar lo que había visto. Ya la noche era toda en el tiempo de abajo cuando llegó
Así se hizo, el león llegó y mató y descuartizó a la ternera, el león. Se acercó el animal y, de un salto, atacó a la ternera y
después se bebió su sangre comiendo el corazón y se fue cuan- la descuartizó. Cuando lamió el corazón, el león desconfió de
do ya los zopilotes rondaban esperando su turno. que la sangre estuviera seca, pero los espejos rotos le lasti-
El joven fue a la comunidad y contó lo que vio, los maron la lengua al león y la hicieron sangrar. Así que el león
viejos más viejos pensaron un rato y dijeron: Que la muerte pensó que la sangre de su boca era la del corazón de la terne-
que da el matador sea su muerte, y le entregaron al joven un ra y, excitado, mordió el corazón entero. Los clavos de herraje
espejo, unos clavos para herraje y una ternera. lo hicieron sangrar más, pero el Icón siguió pensando que la
Mañana es la noche de la justicia, dijeron los viejos y se sangre que tenía en la boca era la de la ternera. Masticando y
regresaron a sus pensamientos... masticando, el león más y más se hería a sí mismo y más
El joven no entendió. Se fue a su champa y allí estuvo sangraba y más y más masticaba. Así estuvo el león hasta que
un buen rato mirando el fuego. Allí estaba y llegó su padre de murió desangrado.
él y le preguntó qué le pasaba; el joven le contó todo. Su El joven regresó con las garras del león como collar y
padre del joven quedó en silencio junto a él y, después de un lo mostró a los viejos más viejos de la comunidad.
rato, habló. El joven sonreía mientras escuchaba a su padre.
Ellos se sonrieron y le dijeron:
Al otro día. cuando la tarde ya se doraba y el gris de la - No son ¡as garras fas que debes guardar como ¡rojeo
noche se dejaba caer sobre las copas de los árboles, el joven de la victoria, sino el espejo.»
salió de la comunidad y se fue al pie de la ceiba llevando a la Así cuenta el Viejo Antonio que se mata un león.
ternera. Cuando llegó al pie del árbol madre, mató la ternera y Pero, además del espejito, el Viejo Antonio siempre car-
le sacó el corazón. Después rompió el espejo en muchos peda- ga su vieja escopeta de chispa.
citos y los pegó en el corazón con la misma sangre, después - Es por si el león no conoce la historia, -me dice son-
abrió el corazón y le metió los clavos de herraje. Devolvió el riendo y guiñando un ojo. Del lado de acá, la Mar agrega:
corazón al pecho de la ternera y con estacas hizo una armazón - Por si el león o el Orive.
para mantenerla en pie, como si estuviera viva. Subió el joven
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XXXIII XXXIV
El pe/ en el agua*
Nosotros, y oíros hoy sin memoria, les debemos a estas mu-
(Cuenta el Viejo Antonio una historia que le contaron los vie- jeres de necia ternura muchas cosas. Una de estas cosas, no
jos más viejos de su comunidad. «Cuenta la historia que ha- la única, ex ese mañana eme nos prometen los que, como las
bía una vez un pez muy hermoso que vivía en el río. Cuentan Doñas, saben (fue la memoria no descansa ni se rinde, ni
que el león vio el pez y se le antojó para comerlo. Fue el león tiene edad o tamaño la dignidad. Y entonces resulta que viene
al río pero vio que no podía nadar en el río y atacar al pe/. el Viejo Antonio con uno de los regalos para la Mar y cuenta,
Entonces el león pidió asesoría con la zarigüeya y ésta le dijo: nomás por contar,...
- Es muy sencillo, el pez no puede vivir sin el agua. Lo
único que tienes que hacer es heherte el agua del río y así el La historia de la medida de la memoria*
pez se quedará sin movimiento y entonces podrás atacarlo y
«Cuentan los viejos más viejos de los nuestros, que los más
comerlo.
primeros dioses, los que nacieron el mundo, repartieron la me-
El león se mostró satisfecho con la asesoría de la
moria entre los hombres y mujeres que caminaban el mundo.
zarigüeya y la recompensó con un puesto en su reino.
- Buena es la memoria -dijeron y se dijeron los más
Fue el león a la orilla del río y empezó a beberse el
grandes dioses -porque ella es el espejo que ayuda a enten-
líquido.
der el presente y que promete e¡ futuro.
Murió reventado de agua.
Con una jicara hicieron los más primeros dioses la me-
La zarigüeya quedó desempleada».
dida para repartir la memoria y fueron pasando todos los hom-
Tan tan.
bres y mujeres a recibir su medida de memoria. Pero resulta
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RELATOS DE EL VIF-JO ANTONIO
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RELATOS DE EL VIEJO ANTONIO RELATOS DEEi,Vu-jo ANTONIO
Es el Zqui-Nima-Tziís, y el Nima-Ac, la madre abuela y Así dijo el Viejo Antonio para que nosotros supiéramos,
el padre abuelo. para que nosotros camináramos este tiempo de ciclones y
Es el Tepeu y el Gucumittaz, que quiere decir la madre huracanes no sólo con el dolor que moja nuestros suelos y
que lucha y vence y el padre que bien gobierna. cielos, también para que con la luz que regala ahora el Caculhá
Es el U Qux Palo y el U Qux Cah, que es como se nom- Hurakán, con ustedes nos habláramos y con palabras nos acor-
bran la madre mar y el padre corazón del cielo. dáramos y planeáramos algo simple: nacernos otro mundo,
Es el Ah Raxá Lac y el Ah Raxá Tzel, rostros que son de uno mejor, uno más bueno, uno donde haya lugar, respeto,
la madre tierra y el padre cielo. oído y voz para todos los otros que somos todos.
Y siete veces son el uno que es dos de los dioses más
primeros, los que nacieron el mundo.
Y dicen que ese uno que es dos siete veces se pusie-
ron de acuerdo y juntaron sus palabras y sus pensamien-
tos y entonces acordaron y planearon el nacimiento del
mundo.
Dicen que los más grandes abuelos que los dos que son
siete veces uno, se llamaron entre sí en el Hurakán, que es
otra forma de llamar al «Corazón del Cielo».
Y dicen los más antiguos que nacer el mundo no es
fácil, que varios se necesitan, que la palabra es herramienta y
material de construcción, y que es en el tiempo de Hurakán
cuando se nacen las palabras que por las palabras nacen acuer-
dos y que los acuerdos amanecen mundos.
Así dicen los más antiguos, nuestros abuelos más abue-
los, que el corazón del cielo se hace Caculhá Hurakán, nom-
brado también solamente Hurakán y en mojado viento de luz
hace su plan de nacer mundos nuevos».
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Aunque mucho hablaban estos dioses, poco sabían. muchas cosas o porque supieran mucho de una cosa, sino
Pero, ¡a saber cómo o por qué!, hubo un momento en que porque se entendieron que el uno y los todos son necesarios y
todos se quedaron callados al mismo tiempo. Habló entonces suficientes».
uno de ellos y dijo y se dijo que era bueno que cuando uno Se va el Viejo Antonio. Yo quedé esperando. Esperando
hablara los otros no hablaran y así el uno que hablaba podía como de por sí se espera al mar y al trigo, es decir, sabiendo
escucharse y los otros que no hablaban podían escucharlo y que llegarán... porque no se han ido.
que lo que había que hacer es hablar por turnos. Los siete que
son dos en uno estuvieron de acuerdo. Y dicen los más viejos
de nuestros viejos que ése fue el primer acuerdo de la historia,
el de no solo hablar sino también escuchar.
Miraron los dioses los rincones de esa madrugada en
que todavía no había ni día ni noche ni mundo ni hombres ni
mujeres ni animales ni cosas. Miraron y se dieron cuenta de
que todos los pedacitos de esa madrugada hablaban verdades
y que uno solo no podía escuchar todos los rincones, así que
se dividieron el trabajo de escuchar a la madrugada y así pu-
dieron aprender todo lo que el mundo de entonces, que no era
mundo todavía, tenía para enseñarles.
Y así vieron los más primeros dioses que el uno es ne-
cesario, que es necesario para aprender y para trabajar y para
vivir y para amar. Pero vieron también que el uno no es sufi-
ciente. Vieron que se necesitan los todos y sólo los todos son
suficientes para echar a andar al mundo. Y así fue como se
hicieron buenos sabedores los primeros dioses, los más gran-
des, los que nacieron el mundo. Se supieron hablar y escu-
char los dioses estos. Y sabedores eran. No porque supieran
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los que nacieron el mundo, los más primeros. Y se pensaron, - Sí pues, no está bien, dijeron los dioses. Y se espera-
pero no rápido se pensaron sino que tardaron porque no muy ron un rato porque sabían bien que no había terminado de
ligeros eran estos dioses, así que pasó un buen rato en que hablar la Mamá Ixmucané, sino que apenas empezaba. Por
sólo miraron al tiempo pasar dando tumbos por la tierra y ya eso, desde entonces, las mamas apenas empiezan a hablarnos
después que así dilataron pues entonces sí se pensaron. cuando parece que ya terminaron.
Ya después de que se pensaron, porque también se tar- Otro rato estuvo suspirando la Mamá Ixmucané y en-
daron un rato pensando, los dioses la llamaron a la Mamá que tonces siguió hablando:
le llamaron Ixmucané y ahí nomás le dijeron: - Allá arriba, en el cielo, está pues la cuenta que debe
- Oí pues Mamá Ixmucané, este tiempo que se camina seguir el tiempo y el tiempo sí hace caso si alguien le está
por la tierra no se anda bien y nomás se la pasa brincando y leyendo y diciendo qué sigue y cómo y cuándo y dónde.
corriendo y arrastrando y a veces para adelante y a veces - Sí está y sí hace caso -dijeron los dioses.
para atrás y así pues de plano no se puede sembrar y ya Más se suspira la Mamá Ixmucané y por fin dice:
miras que tampoco se puede cosechar a gusto y ahí están tris- - Yo estoy dispuesta a leerle al tiempo la cuenta para
teando los hombres y mujeres y ya mucho batallamos para que aprenda a andarse derecho, pero ya no tengo buenos mis
encontrar al macabil y no está la caña donde la dejamos y ojos y acaso puedo mirar el cielo, no puedo.
nosotros pues te decimos, no sabemos qué pensás Mamá - No puede -dijeron los dioses.
Ixmucané pero como que no está bueno que el tiempo se - Viera que puedo -dijo la Mamá Ixmucané, -pa'luego
ande así nomás sin nadie ni nada que lo oriente cuándo y lo enderezo el tiempo, pero ahí está que no puedo mirar y leer
por dónde se tiene que caminar y con qué paso. Así pensa- el cielo porque no tengo buenos mis ojos.
mos Mamá Ixmucané, no sabemos qué nos vas a decir vos - Mmh —dijeron los dioses.
con este problema que te decimos. - Mmh -dijo la Mamá Ixmucané.
La Mamá Ixmucané se suspiró durante un buen rato y Así tardaron, nomás diciendo «mmh» los unos y la
entonces ya dijo: otra, hasta que por fin los dioses se pensaron otra vez y
- No está bien que el tiempo ande así nomás como bu- dijeron:
rro sin mecate, haciendo sus destrozos y mucho estropeando - Mira vos Mamá Ixmucané, no sé qué pensás pero no-
a todas estas buenas gentes. sotros pensamos que está bueno si te traemos el cielo p'acá
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abajo y pues ya cerquita bien que lo podes mirar y leer y ta para enderezar el camino del tiempo y por eso las mamas
enderezarle el paso al tiempo. sabedoras muchas rayas se llevan en las manos y en ellas leen
Y la Mamá Ixrnucané se suspiró fuerte cuando dijo: el calendario y cuidan así que el tiempo se camine derecho y
- ¿Caso tengo dónde ponerlo al cielo? No, no, no. ¿No no se olvide la cosecha que la historia siembra en la memoria».
miras que está chiquita mi champa? No, no, no. Se calla el Viejo Antonio y la Doña Juanita repite, vién-
dose las manos,
- No, no, no, -dijeron los dioses. Y otro buen rato se
- Viene el agua a tiempo.
quedaron con sus «mmh», «mmh». Ya luego se pensaron los Esto que les cuento fue hace 10 años, una madrugada
dioses otra vez y dijeron: de mayo. Hoy, en esta madrugada del 10 de mayo, queremos
- Mira vos Mamá Ixrnucané, no sé qué pensás pero saludar a un grupo de personas que estuvieron con nosotros
nosotros pensamos que está bueno si lo copiamos lo que está en este encuentro, y que han estado con nosotros aún cuando
escrito en el cielo y lo traemos y vos lo copias y ya lo podes no estaban. Estoy hablando de las Madres de Presos y Des-
leer y así enderezas el paso del tiempo. aparecidos Políticos a quienes nosotros, sus hijos nuevos,
- Ta1 bueno -dijo la Mamá Ixrnucané. felicitamos por este 10 de mayo. Con ellas vuelve Mamá Ix-
Y subieron los dioses y se copiaron en un cuaderno la mucané a darnos memoria digna y a recordarnos la cuenta
cuenta que contaba el cielo y se bajaron otra vez y fueron con para cosechar el mañana que la historia siembra.
el cuaderno a ver a la Mamá Ixrnucané y le dijeron: Salud pues a estas madres sabedoras, salud a estas mu-
- Mira vos Mamá Ixmucané, aquí está pues la cuenta que jeres que nos aseguran que siempre habrá alguien que no pier-
cuenta el cielo, aquí la apuntamos en este cuaderno pero no va a da la memoria.
durar, así es que tenes que copiarlo en otro lado donde dure
todo el tiempo la cuenta que endereza el camino del tiempo.
- Sí, sí, sí, -dijo la Mamá Ixmucané-. En mis manos la
copio la cuenta y yo le enderezo el paso al tiempo para que
derecho se camine y no se ande como vicjito bolo.
Y en la palma y el dorso de las manos de la Mamá
Ixmucané los dioses escribieron la cuenta que en el cielo cuen-
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iba a tocar que llegara la grande culebra a comerse a todos los - Sí te lo damos, pero tenemos que reunimos para sacar
hombres, enteros se los tragaba la serpiente. acuerdo.
Cuentan que hubo un hombre que logró escapar de la - Está bueno -dijo la culebra.
serpiente y se fue a refugiar en una comunidad que ya de por Y entonces las mujeres se pusieron en círculo alrededor
sí había sido atacada. Ahí, delante de puras mujeres, el hom- del hombre y como eran muchas pues el círculo se iba ha-
bre habló de la culebra y de que había que luchar para derro- ciendo más y más grande, hasta que topó de por sí con el
tarla porque mucho era el daño que hacía en estas tierras. círculo que el cuerpo de la serpiente tenía en torno al pueblo.
Las mujeres se dijeron: Entonces el hombre dijo:
- ¿Qué podemos hacer si somos mujeres? ¿Cómo va- - Está bueno, me entrego.
mos a pelear contra ella sin hombres? ¿Cómo vamos a ata- Y se caminó hacia la cabeza de la serpiente y, cuando la
carla si ya no viene para acá porque ya no hay hombres, culebra se entretenía comiendo al hombre, todas las mujeres
todos los comió ella? sacaron palos filosos y empezaron a picar a la culebra en todo
Se fueron las mujeres, muy desanimadas y tristes. Pero el cuerpo y, como eran muchas y estaban en todas partes y la
una quedó y se acercó al hombre y le preguntó que cómo serpiente tenía la boca llena con el hombre que comía, y no
pensaba que podía pelearse contra la culebra. El hombre dijo podía defenderse. Nunca pensó que los débiles la atacarían de
que no sabía pero que había que pensar cómo. Y, juntos, el tal forma y en todas partes, y pronto se vio muy débil y derrotada.
hombre y la mujer se pusieron a pensar y se hicieron un plan Y dijo entonces:
y se fueron a llamar a las mujeres para decirles el plan y todas - Perdónenme, no me maten.
estuvieron de acuerdo. - No -dijeron las mujeres, le vamos a malar de por sí por-
Entonces sucedió que el hombre se empezó a mostrar que mucho mal haces y te comiste a lodos nuestros hombres.
sin pena por en medio del pueblo y de lejos lo miró la serpien- - Hagamos un trato -dijo la culebra, -si ustedes no me
te, porque muy buen ojo tenía esta culebra que lejos veía. Y matan de una ve/, entonces yo les regreso a sus hombres por-
entonces se llegó la serpiente y rodeó con su largo cuerpo el que de por sí los tengo en mi pan/,a.
poblado y dijo a las mujeres que le entregaran a ese hombre Y entonces las mujeres pensaron que está bien, que no
que andaba ahí o si no pues no iba a dejar que nadie entrara o la mataban, pero que la gran serpiente ya no iba a vivir en
saliera. Las mujeres dijeron: esas tierras y que sería expulsada. Entonces la culebra dijo:
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salir de sus labios, salen también grandes y pequeñas histo- muy se preocupaban de lo que hacían, todo lo hacían como
rias, como ésta que ahora les cuento como me la contó el fiesta, como juego, como baile. De por sí cuentan los más
Viejo Antonio cuando me miraba mirar, y que se llama, según viejos de los viejos que, cuando los primeros dioses se re-
recuerdo... unían, seguro tenfa que haber una su marimba, porque seguro
que al final de sus asambleas se venían la cantadera y la
La historia de la mirada bailadera. Es más, dicen que si la marimba no estaba a la mano,
pues nomás no había asamblea y ahí se estaban los dioses,
Una lenta voluta de humo sale de la boca del Viejo An- rascándose nomás la barriga, contando chistes y haciéndose
tonio que la mira y, con su mirada, le empieza a dar forma de travesuras. Bueno, el caso es que los dioses primeros, los más
signo y de palabra. Al humo y la mirada siguen las palabras grandes, nacieron el mundo, pero no dejaron claro el para
del Viejo Antonio... qué o el por qué de cada cosa. Y una de estas cosas eran los
«- Mira Capitán (porque debo aclararles que en el tiem- ojos. ¿Acaso habían dejado dicho los dioses que los ojos eran
po en que yo conocí al Viejo Antonio, tenía yo el grado de para mirar? No pues. Y entonces ahí se andaban los primeros
Capitán Segundo de Infantería Insurgente, lo que no dejaba hombres y mujeres que acá se caminaron, a los tumbos, dán-
de ser típico sarcasmo zapatista porque sólo éramos cuatro, dose golpes y caídas, chocándose entre ellos y agarrando co-
desde entonces el Viejo Antonio me llama "Capitán"), mira sas que no querían y dejando de tomar cosas que sí querían.
Capitán, hubo un tiempo, hace mucho tiempo, en que nadie Así como de por sí hace mucha gente ahora, que toma lo que
miraba. No es que no tuvieran ojos los hombres y mujeres no quiere y le hace daño, y deja de agarrar lo que necesila y la
que se caminaban estas tierras. Tenían de por sí, pero no mira- hace mejor, que andan tropezándose y chocando unos con
ban. Los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los otros. O sea que los hombres y mujeres primeros sí tenían
más primeros, de por sí habían nacido muchas cosas sin dejar unos sus ojos, sí pues, pero no miraban. Y muchos y muy
mero clarito para qué o por qué o sea la razón o el trabajo que variados eran los tipos de ojos que tenían los más primeros
cada cosa debía de hacer o de tratar de hacer. Porque de que hombres y mujeres. Los había de todos los colores y de todos
cada cosa tenía su por qué, pues sí, porque los dioses que na- los tamaños, los había de diferentes formas. Había ojos re-
cieron el mundo, los más primeros, de por sí eran los más dondos, rasgados, ovalados, chicos, grandes, medianos, ne-
grandes y ellos sí se sabían bien para qué o por qué cada cosa, gros, azules, amarillos, verdes, marrones, rojos y blancos. Sí,
eran dioses pues. Pero resulta que estos dioses primeros no
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muchos ojos, dos en cada hombre y mujer primeros, pero de ser, su por qué y su para qué de los ojos. Y ya les explica-
nada que miraban. ron los dioses más grandes a los hombres y mujeres prime-
Y así se hubiera seguido todo hasta nuestros días si no ros qué cosa era mirar, y los enseñaron a mirar.
es porque una vez pasó algo. Resulta que estaban los dioses Así aprendieron estos hombres y mujeres que se puede
primeros, los que nacieron el mundo, los más grandes, ha- mirar al otro, saber que es y que está y que es otro y así no
ciendo una su bailadera porque agosto era, pues, mes de me- chocar con él, ni pegarlo, ni pasarle encima, ni tropezado.
moria y de mañana, cuando unos hombres y mujeres que no Supieron también que se puede mirar adentro del otro y
miraban se fueron a dar a donde estaban los dioses en su fies- ver lo que siente su corazón. Porque no siempre el corazón se
tadero y ahí nomás se chocaron con los dioses y unos fueron habla con las palabras que nacen los labios. Muchas veces ha-
a dar contra la marimba y la tumbaron y entonces la fiesta se bla el corazón con la piel, con la mirada o con pasos se habla.
hizo puro borlote y se paró la música y se paró la cantadera y También aprendieron a mirar a quien mira mirándose,
pues también la bailadera se detuvo y gran relajo se hizo y los que son aquellos que se buscan a sí mismos en las miradas de
dioses primeros de un lado a otro tratando de ver por qué se otros.
detuvo la fiesta y los hombres y mujeres que no miraban se se- Y supieron mirar a los otros que los miran mirar.
guían tropezando y chocando entre ellos y con los dioses. Y así Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres
se pasaron un buen rato, entre choques, caídas, mentadas y mal- y mujeres. Y la más importante que aprendieron es la mirada
diciones. que se mira a sí misma y se sabe y se conoce, la mirada que se
Ya por fin al rato como que se dieron cuenta los dioses mira a sí misma mirando y mirándose, que mira caminos y
más grandes que todo el desbarajuste se había hecho cuan- mira mañanas que no se han nacido todavía, caminos aún por
do llegaron esos hombres y mujeres. Y entonces los junta- andarse y madrugadas por parirse.
ron y les hablaron y les preguntaron si acaso no miraban por Y ya que aprendieron esto, los dioses que nacieron el
dónde caminaban. Y entonces los hombres y mujeres más mundo les encargaron a estos hombres y mujeres, que habían
primeros no se miraron porque de por sí no miraban, pero llegado tropezando, chocando y cayendo con todo, la tarea
preguntaron que cosa es «mirar». Y entonces los dioses que de enseñarles a los demás hombres y mujeres cómo se miraba
nacieron el mundo se dieron cuenta de que no les habían y para qué es el mirar. Y ahí aprendieron los diferentes a
dejado claro para qué servían los ojos, o sea cuál es su razón mirar y mirarse.
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Y no todos aprendieron porque ya el mundo se había Es necesario también empezar y llamar y encontrar a
echado a andar y ya andaban los hombres y mujeres por to- otras miradas que, a su tiempo, empezarán y llamarán y en-
dos lados, tropezando, cayéndose y chocando unos con otros. contrarán a otras más.
Pero unos y unas sí aprendieron y éstas y éstos que aprendie- Así, mirando el mirar del otro, se nacen muchas mira-
ron a mirar son los llamados hombres y mujeres de maíz, los das y miran el mundo que puede ser mejor y que hay lugar
verdaderos». para las miradas todas y para quien, aunque otro y diferente,
Quedó en silencio el Viejo Antonio. Yo lo miré mirar- mira mirar y se mira a sí mismo caminando la historia que
me mirarlo y volteé la vista mirando cualquier rincón de esa falta todavía».
madrugada. Se fue el Viejo Antonio. Yo seguí sentado toda la ma-
El Viejo Antonio miró lo que yo miraba y, sin decir nin- drugada y, cuando encendí de nuevo la pipa, mil luces abajo
guna palabra, agitó con su mano la encendida colilla de su encendieron la mirada y hubo luz abajo, que es donde debe
cigarro de doblador. De pronto, convocada por el llamado de haber luz y múltiples miradas...
la luz en la mano del Viejo Antonio, una luciérnaga salió del
rincón más oscuro de la noche y, trazando breves serpentinas
luminosas, se acercó hasta donde el Viejo Antonio y yo está-
bamos sentados. Tomó el Viejo Antonio la luciérnaga con sus
dedos y, dándole un soplo, la despidió. Se fue la luciérnaga
hablando su luz tartamuda.
Un rato siguió la noche de abajo oscura.
De pronto, cientos de luciérnagas empezaron su brillo-
so y desordenado baile y ahí, en la noche de abajo, había de
pronto tantas estrellas como la que en la noche de arriba ves-
tía el agosto de las montañas del Sureste mexicano.
«Para mirar, y para luchar, no basta saber a dónde diri-
gir miradas, paciencia y esfuerzos -me dijo el Viejo Antonio
ya incorporándose.
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lados, y a ratos era imposible encontrar un cruce que no Yo alumbré también para ese lado, pero no vi nada es-
significara andar con el lodo hasta las rodillas. Al poco, to- pecial: algunas ramas tiradas por el viento, bejucos, hierbas,
mamos el desvío de una vieja picada, acaso sólo transitada plantas pequeñas, alguna raíz asomando sus nudos y jorobas
de vez en cuando y, por lo tanto, sin mucho lodo. Aquí ya por entre la tierra.
había monte alto, quiero decir que los árboles eran grandes - Aquí es -murmuró el Viejo Antonio, y se fue a sentar
y frondosos y era como si hubiéramos salido de una noche y bajo un árbol, justo enfrente y a unos 10 metros de donde
hubiéramos entrado a otra más oscura, una noche dentro de había alumbrado unos segundos antes.
la noche. Un buen rato estuvimos ahí, sentados, esperando. Cuan-
Yo ignoraba qué buscábamos, y qué íbamos a cazar si do vi que el Viejo Antonio empezó a forjar su cigarro, supe
el Viejo Antonio había dejando su chimba en el pueblo, pero tres cosas: una era que no estábamos esperando ningún ani-
como no era la primera vez que el salir con el Viejo Antonio mal {el olor del tabaco lo alejaría), la otra era que se podía
era un misterio al inicio (que terminaba por aclararse al final fumar, y la tercera era que el Viejo Antonio empezaría a ha-
de la jornada, justo como se aclara la madrugada cuando el blar en cualquier momento. Así que saqué la pipa y el tabaco,
sol empieza a arañarle las espaldas a los cerros), nada dije y le encendí su cigarrillo al Viejo Antonio y le di fuego a la pipa
seguí en silencio el paso del Viejo Antonio. lanzando grandes bocanadas, tratando de ahuyentar al
Debía ser ya pasada la medianoche cuando la picada chaquiste y de ayudar al Viejo Antonio a traerse, tal y como
terminó, o se perdió por el crecimiento del monte (que perse- alguna vez se la conté a la Mar y ahora lo hago con ustedes...
vera en cerrarse las heridas que hombre y tormentas le hacen).
Sin embargo, seguimos caminando. De cuando en cuando, el La historia de la noche
Viejo Antonio usaba su machete para abrirnos paso, sobre
todo cuando los bejucos se hacían pared enfrente nuestro. «Dice la gente que no es sabedora, que guarda la noche mu-
Aunque yo usaba mi focador todo el tiempo, el Viejo chos y grandes peligros, que es la noche cueva de ladrones,
Antonio sólo encendía el suyo de vez en cuando y lo hacía lugar de sombras y temores. Eso dice la gente que no sabe.
dirigiendo el haz de luz hacia uno u otro lado, sólo un mo- Pero vos debes saber que el mal y el malo no se andan ya
mento, como buscando algo. De pronto se detuvo y su lám- escondidos tras los negros pliegues de la noche, ni se guardan
para se obstinó un largo rato en el suelo. más en cubiles. No, el malo y el mal andan a cielo abierto y
caminan el día impunemente. Habitan el mal y el malo en los
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grandes palacios del Poder, poseen fábricas, bancos y grandes ron los primeros dioses, para tomar la decisión de expulsar al
comercios, visten ropas de senadores o diputados, son presi- malo y al mal de la casa de la noche. Habló, dicen, el Tepeu,
dentes de las distintas repúblicas que en estas tierras duelen, y el vencedor de todas las batallas y claro dijo que ni la noche
hablan como si no fueran el mal y el malo quienes hablan. ni el mundo que habrían de parir los dioses eran lugar para el
Esconden el mal y el malo su gris pestilencia debajo de mil mal y el malo, y que aunque largo tardaran, había que luchar
colores y andan las modas que ellos mismos decretan. para sacar al malo y al mal de todo.
- Sí -dice el Viejo Antonio exhalando una redonda vo- Gucumatz, de alargado cuerpo y plumas de quetzal vis-
luta de humo -no se esconden ya el mal y el malo, ahora se tiéndola, la más grande sabedora, dijo que la noche es para
muestran y hasta se hacen gobierno. Pero no fue siempre así. hacerse cosas buenas y el mal y el malo lo impedían. Mucho
Hubo antes un tiempo en que el mal y el malo no se andaban hablaron los primeros siete dioses, los más grandes, que siete
el día. Es más, nadie andaba el día porque el día no se hacía veces eran dos en uno. Al final, acuerdo sacaron de que el
todavía. Era el tiempo en que todo era de noche y agua, y mal y el malo debían ser expulsados de la noche y arrojados
todo y todos se estaban dentro de la noche, nada ni nadie se muy lejos, donde ninguna memoria los alcanzara. Eso acor-
salía. daron los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los
Cuentan los viejos más viejos de los viejos que los se- más primeros. Ese fue el primer acuerdo, cuando el mundo
res todos se estaban dentro de la noche y no hacían más que no era todavía, ni el día ni nada, cuando todo era noche no-
caminarla de una a otra orilla, pero sin pasar nunca al otro más y agua negra en silencio se estaba. Esto cuentan los más
lado. No porque no quisieran, era porque no había todavía viejos de los viejos, que es donde las comunidades van escri-
otro lado, sólo noche grande y en silencio. Cuentan también biendo sus historias pasadas. En los más viejos de los pue-
que en la noche fue que se reunieron por vez primera los más blos, como cajitas que hablarán luego, guardan los hombres y
grandes dioses, los que nacieron el mundo, los más primeros. mujeres de maíz las historias de cómo y para qué fue hecho
Algunos dicen que fue su primer acuerdo hacerse el día por- todo.
que bueno vieron que sí hubiera el día y que a la noche si- Y cuentan los más viejos de los viejos que al primer
guiera. Pero no así fue, no. El primer acuerdo que sacaron los acuerdo se siguió el primer problema: no había adonde ex-
primeros dioses fue expulsar de la noche al mal y al malo. pulsar al mal y al malo, porque en ese tiempo sin tiempo, todo
Cuentan los más viejos que muchas y grandes razones se die- era noche y agua, nada estaba hecho todavía, nada se hacía.
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todo esperaba su hora. Entonces los dioses primeros se vol- tes. Cada tanto, a lo largo del tiempo en el que camina el
vieron a reunir y vieron que primero tenían que hacerse las tiempo, el mal y e) malo mudan de ropaje para, sin dejar de
cosas y los lugares, y que sólo entonces tendrían un lugar a ser poder y gobierno, aparentar que son otros siendo como
dónde expulsar al mal y al malo. Fue así como fueron hechas son, los mismos.
las cosas todas, como el día de la noche fue nacido, al igual La noche quedó pues, ahora con sus orillas y sus puertas
que las mujeres y hombres de maíz, y fueron hechos los pája- y ventanas, nació su propia vida y se fueron construyendo las
ros y los animales y los peces y hubo movimiento en tierra, luces que en la oscura nagua le cuelgan. Tiene la noche sus
mar y cielo y el mundo se echó a andar, y aunque recién naci- sombras, es cierto. Pero, sombras de la sombra, los hombres y
do, el mundo despacio se empezó a andar porque mucha era mujeres que en la montaña la habitan y cuidan, tienen sus
la carga con la que su larga jornada empezaba. Y algo cansa- propios destellos y, a su modo, también alumbran. Eso cuen-
dos quedaron los dioses primeros, porque mucho fue lo que tan los más viejos de los viejos. Y cuentan que todavía andan
se nacieron, un mundo pues, y dentro de ese mundo había de los dioses primero buscando al mal y al malo por la noche
por sí muchos mundos y todos diferentes y otros y, sin embar- toda, y que es común encontrarlos levantando alguna piedra,
go, mundos del mundo. Tan agotados quedaron los más gran- sacudiendo alguna nube somnolienta, haciéndole cosquillas
des dioses que olvidaron que su acuerdo había sido expulsar a la luna o arañando estrellas, todo para ver si el mal y el malo
al mal y al malo de la noche y mandarlos muy lejos, donde no no se han escondido por ahí.
los alcanzara memoria ni recuerdo alguno. Se acordaron los Cuentan también que, cuando se cansan de buscar, los
primeros dioses de lo que habían olvidado y buscaron al mal dioses primeros se reúnen, juntan un montón de estrellas so-
y al malo para, con su grande grandeza, expulsarlos. Los bus- bre el negro fogón de la montaña y, con la lumbre azul y
caron por toda la noche y no los encontraron, todos y cada nácar, se hacen su bailadera y su cantadera y la marimba de
uno de los rincones nocturnos fueron revisados y nada que hueso, madera y luz que tocan, llena la noche que se nace en
aparecían el mal y lo malo. Y es que, cuentan los más viejos las montañas del Sureste mexicano. Hacen así porque cuen-
de los viejos, el malo y el mal habían aprovechado la confu- tan que el mal y el malo no gustan del baile y del canto, y que
sión de cuando todo se estaba naciendo por vez primera y, lejos se huyen cuando se organizan alegrías en estos suelos.
por una rendija, se habían escapado de la noche para llegar de Y cuentan los más viejos de los viejos que los dioses
día y en él se habían escondido bajo el disfraz de gobernan- primeros escogieron a un grupo de hombres y mujeres para
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que buscaran al mal y al malo por el mundo todo y para que, - ¿Vamonos? -pregunto-. ¿No estábamos esperando
encontrándolos, lejos los mandaran. Y cuentan que, para que algún animal para cazarlo o algo así?
nadie lo supiera, escondieron la grandeza de esos hombres y - No -responde el Viejo Antonio sin detenerse -no es-
mujeres en pequeños cuerpos y de moreno los pintaron para tábamos cazando ningún animal; estuvimos velando por si el
que anduvieran la noche sin miedo y para que en el día tierra mal y el malo aparecían.
fueran de la tierra. Y para que no olvidaran que la noche fue Recorrimos el camino de regreso rápidamente. Cuando
la madre y el inicio y casa y lugar de los dioses primeros, de salimos al potrero, a media loma, el día ya envolvía toda la
negro les vistieron el rostro para que sin rostro quedaran y cañada, las últimas gotas de lluvia eran derrotadas y un mon-
llevaran, aun de día, un pedazo de noche en la memoria». tón de gallos, más que cantar, alertaban. El Viejo Antonio paró
Eso cuentan los más viejos de los viejos -dice el Viejo un poco y señalando a los lejos a occidente dijo:
Antonio, forjando un nuevo cigarrillo. Después de encender- - Esta es la hora en que el mal y el malo reinan. No se
lo, sopla y reaviva la palabra: ocultan ya, en el día caminan y de día apestan y pudren lo que
«Estos hombres y mujeres de quienes tanto se cuenta tocan. En la noche no. La noche... la noche es nuestra.
son los que llaman «verdaderos» y empezaron a buscar al En silencio queda el Viejo Antonio, y en silencio cubri-
mal y al malo en la noche, junto a los dioses primeros. Pero mos la última legua que nos separaba de su champa. Cuando
alguna vez tendrán que salir al día para también ahí buscar y llegamos, la Doña Juanita llegaba también, con un tercio de
encontrar al malo y al mal. Saldrán y entrarán del día a la leña a la espalda. Mientras lo bajaba, la Doña Juanita preguntó.
noche por la puerta mejor, por la madrugada...» -¿No aparecieron, pues?
Se queda en silencio el Viejo Antonio. Arriba la madru- - No, pues -respondió el Viejo Antonio, mientras le
gada empieza a ceder ante el implacable cortejo del sol. ayudaba a desanudar el mecapal y a apilar la leña contra una
Un último suspiro deshace el último rincón oscuro y, de las paredes de la champita.
después de haber dejado las huellas de sus uñas en la espalda - Habrá que seguir velando -dice la Doña Juanita mien-
de aquel cerro, el sol se encarama en la loma más alta. tras junta algunas brasas aún anaranjadas y llama al fuego.
El Viejo Antonio se incorpora, estira sus piernas, revisa - Sí, pues, habrá que seguir velando -dice el Viejo An-
el filo doble de su machete y dice: tonio, mientras vuelve a afilar con la lima la doble lengua del
- Vamonos, pues. machete.
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cuyo trabajo era dar luz y sombra al mundo que muy despacio hermosos dientes, y por dientes de maíz los remplazaron y se le
se andaba. Entonces el Vucub-Caquix, el siete veces guardador cayó la cara el Vucub-Caquix y ya le cegaron sus ojos y olvidó
de los siete colores primeros, se dio en pensarse que él era el sus ansias de grandeza y quedó de por sí como ahora vuela
Sol y la Luna, puesto que muchas y muy hermosas eran la estas montañas, como guacamaya de desordenado vuelo. Así
luces de colores que lo vestían y, como alto se volaba, lejos fue de por sí, también en los pueblos hubo y hay quien Sol y
llegaba su vista y, así le parecía, todo lo alcanzaba. Ya en la Luna se cree, y grande y poderosa luz presume. Tal son el
tierra se andaban los hombres y mujeres, pero no muy queda- oro, el dinero y el poder político que con él como paso y
ban. O sea que los dioses primeros ya llevaban varias veces destino se levanta. Su luz ciega y transforma, hace creer como
haciendo hombres y mujeres y pues nomás no les quedaban cieno lo falso y esconde la verdad detrás de caras dobles.
mero buenos. Como si aprendiendo estuvieran los más grandes Cuando el dinero se hizo mentiroso dios sobre la tierra,
dioses emborronaban el mundo haciendo y corrigiendo los hom- sus falsos sacerdotes hicieron gobiernos y ejércitos para que
bres y mujeres que les nacían. Tiempo faltaba, pues, para que la mentira durara. Así pasa de por sí, la historia sigue doliendo
fueran hechos los hombres y mujeres de maíz, los verdaderos. y esperando que jóvenes y viejos acuerdo hagan de herirle al
Ocupados como estaban, no conocieron los primeros dioses lo dinero la boca de mentiras, y tumbarle los sangrantes colmi-
que el Vucub-Caquix andaba diciendo y que ya quería que, llos. Con piedras y maíz como armas, jóvenes y viejos desnu-
como a luminosa luz, todos lo adoraran. Cuando lo supieron, darán al poder y piedra será entre las piedras, y hombre y
los más grandes dioses tuvieron una gran idea: llamaron a dds mujer nomás entre los hombres y mujeres que de por sí andan
jóvenes dioses y a dos viejos dioses para que en su lugar pusie- la tierra. A esa lucha le llamarán guerra, siendo como será
ran al Vucub-Caquix. Los dos muchachos dioses se llamaron sólo una denuncia, un desenmascarar la mentira y un apagar
Hunabkú e Ixbalanqué, que son los nombres con los que tam- la falsa luz que allá arriba, vana, reina».
bién se camina el cazador de la madrugada. Los dos dioses Se queda en silencio el Viejo Antonio, me tiende la mano
viejos eran Zqui-Nima-Ac y Zqui-Nima-Tziís, la pareja creado- y, diciendo «Ya vine», se despide y se va. Al darme la mano,
ra. Hunahpú e Ixbalanqué con cerbatana le lastimaron la boca el Viejo Antonio ha dejado en la mía una pequeña piedra y un
al falso Sol-Luna que luz grande presumía. Grande fue el dolor solitario grano de maíz.
de Vucub-Caquix, pero no cayó. Fueron entonces los antiguos En la larga nagua de la noche, miles de luces aguar-
creadores y le ofrecieron arreglarle la boca y le quitaron sus dan, esperan...
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Así fue como nacieron el aire y los pájaros. O sea que no De este pájaro, el Tzotz, el murciélago, aprendieron los
hubo primero aire y luego pájaros para que lo caminaran, ni hombres y mujeres verdaderos a darle valor grande y podero-
tampoco se hicieron los pájaros primero y después el aire para so a la palabra hablada, al sonido del pensamiento. Aprendie-
que lo volaran. Igual hicieron con el agua y los pescados que la ron también que la noche encierra muchos mundos y que hay
nadan, la tierra y los animales que la andan, el camino y los que saber escucharlos para irlos sacando y floreciendo. Con
pies que lo caminan. palabras nacen los mundos que la noche tiene. Sonando se
Pero hablando de los pájaros, hubo uno que mucho pro- hacen luces, y tantos son que no caben en la tierra y muchos
testaba contra el aire. Decía este pájaro que mejor y más rápi- terminan por acomodarse en el cielo. Por eso dicen que las
do volara si el aire no se le opusiera. Mucho rezongaba este estrellas se nacen en el suelo.
pájaro porque, aunque su vuelo era ágil y veloz, siempre quería Los más grandes dioses nacieron también a los hom-
que fuera más y mejor, y si no podía serlo era porque, decía él, bres y mujeres, no para que uno fuera camino del otro, sino
el aire se convertía en un obstáculo. Los dioses se fastidiaron para que fueran al mismo tiempo camino y caminante del otro.
de que mucho malhablaba este pájaro que en el aire volaba y Diferentes los hicieron para estarse juntos. Para que se ama-
del aire se quejaba. " ran hicieron los más grandes dioses a los hombres y mujeres.
Así que, de castigo, los dioses primeros le quitaron las Por eso el aire de la noche es el más mejor para volarse, para
plumas y la luz de los ojos. Desnudo lo mandaron al frío de la pensarse, para hablarse, y para amarse«.
noche y ciego debía volar. Entonces su vuelo, antes gracioso Termina el Viejo Antonio su historia en el marzo de allá.
y ligero, se volvió desordenado y torpe.
Pero ya hallado y después de muchos golpes y tropie-
zos, el pájaro éste se dio la maña de ver con los oídos. Ha-
blándole a las cosas, este pájaro, o sea el Tzotz, orienta su
camino y conoce el mundo que le responde en lengua que
sólo él sabe escuchar. Sin plumas que lo vistan, ciego y con
un vuelo nervioso y atropellado, el murciélago reina la noche
de la montaña y ningún animal camina mejor que él los oscu-
ros aires.
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Y es que un buen tanto del mundo ya había nacido con Y entonces hablaron los hombres de maíz y estaban
los dioses más primeros, y lo demás lo estaban ya haciendo muy bravos porque los dioses en el suelo se movían como
Jos hombres y mujeres de maíz, los verdaderos. culebras y enredaban los pies para que cayeran los hombres y
Así que estos dioses eran holgazanes porque no tenían las mujeres de maíz, los verdaderos.
trabajo y puro jugar y bailar querían, o sea que sólo estaban Y entonces lo encontraron su delito de estos dioses en
vacilando y se la pasaban levantando las naguas de las muje- la asamblea y se llegó al acuerdo de que tienen que limpiar de
res con sus vientos y enredando los pies de la gente para que piedras el potrero del colectivo.
cayeran.
Y ahí van estos dioses a limpiar de piedras el potrero y
Y entonces se pusieron bravos y bravas los hombres y -¿Cómo? -decían, si somos dioses, aunque no muy prime-
mujeres de maíz, los verdaderos, y entonces hicieron una su ros, y que se enojan en serio y agarran una gran piedra y van
asamblea para ver este problema.
y rompen la cusa donde los hombres y las mujeres de maíz,
Y los llamaron a la asamblea a esos dioses que ya np los verdaderos, guardaban la palabra primera, la que ve hacia
eran tan primeros pero algo sí, y como los hombres y mujeres atrás y hacia delante si se le sabe escuchar.
de maíz ya estaban hallados con su pensamiento de que el „ Después de esta gran desgracia, los dioses estos no tan
que manda, manda obedeciendo, pues los llamaron a estos primeros, se corrieron muy lejos porque sabían que era mu-
dioses.
cho el mal que habían hecho.
Porque por muy dioses que fueran, tenían que respetar Entonces los hombres y mujeres de maíz hicieron su asam-
los acuerdos del colectivo, que es como llamaban entonces al blea para ver cómo hacían con este gran mal que les pasaba,
acuerdo de todos en el bien de todos.
porque ellos sabían que en colectivo sí se pueden resolver los
Entonces ahí está que llegan los dioses éstos que ya no grandes males.
eran tan primeros pero un poco sí, y se empezaron a hacer los Y es que sin la palabra primera, los hombres y mujeres
chistositos y que los regaña la asamblea y entonces ya que se de maíz podían quedar sordos a su historia y ciegos frente a
quedan quietos y serios estos dioses vaciladores.
su mañana.
Y entonces hablaron las mujeres de maíz y estaban muy Porque la palabra más primera era eso, raíz del pasado
bravas porque los dioses les levantaban las naguas con sus y ventana al camino venidero.
vientos.
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Como quiera la asamblea de los hombres y mujeres de Muchas fuerzas y trampas usó, y usa todavía, el falso
maíz, los verdaderos, no tuvo miedo y empezaron a buscar dios del excremento endurecido, el dinero. Todo hizo para
pensamientos y los hacían palabras y con ellas nacían otros destruir la lengua de nuestros más primeros.
pensamientos y otras palabras. Por eso dicen: "las palabras Pero siempre fracasó. Y es que los hombres y mujeres
producen palabras" (Diidxa' ribee düdxxa, en zapoteco). de maíz, los más primeros, cada tanto iban a la montaña y a la
Y así fue como llegaron al acuerdo de poner su memo- mar iban para leer lo que decía la piedra con la memoria gra-
ria bien cuidada, y lengua hicieron su palabra. Pero pensaron bada.
que qué tal que olvidan su lengua o alguien les roba esa me- Y así se resistieron a los ataques del falso dios del di-
moria, y entonces acordaron también grabarla en piedra y nero y por eso los indígenas que somos, tenemos montaña o
guardarla bien donde su pensamiento les dijera. mar cerca nuestro.
Y unos guardaron en la montaña la piedra con la me- Para que no nos falle la memoria, para no perdernos,
moria grabada, y otros a la mar la dieron a cuidar. para tener mañana».
Y ya contentos quedaron los hombres y mujeres de maíz. Terminó el Viejo Antonio su historia cuando aventaba
Pero pasó que aquellos dioses no tan primeros por ahí, el séptimo cigarro hecho de doblador al suelo.
se perdieron y, a cambio de encontrar su camino, le contaron Yo pregunté:
su travesura al falso dios del excremento endurecido, que así - ¿Y qué pasó con aquellos dioses segundones?
llamaban entonces al dinero. El Viejo Antonio me regaña:
Y entonces este falso dios llegó a hacer maldad a la - Acaso eran segundones. Dioses segundones son los
tierra de los hombres y mujeres de maíz, los verdaderos, y se de ahora: el dinero y el poder. Aquellos dioses eran no tan
dio en el empeño de que los hombres y mujeres de maíz olvi- primeros pero siempre algo sí. Bueno, pues resulta que ya no
daran la palabra más primera y quedaran así sordos a su histo- se supo de ellos, y entonces los indígenas siempre pensaron
ria, que así llamaban entonces al olvido, y ciegos frente a su que podían volver a hacer sus travesuras. Y entonces las mu-
mañana, que es como entonces llamaban a andar perdido. jeres alargaron sus naguas y las cerraron más en lo bajo, para
Sabía el falso dios que si los hombres y mujeres de maíz que el viento no las jugara. Y hombres y mujeres caminaron
olvidaban su historia y perdían su camino, su lengua moriría entonces despacio, atentos al camino que pisan, por eso los
poco a poco y con ella la dignidad que tenían. indígenas caminamos mirando hacia abajo.
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RELATOS DE EL V IEJO ANTONIO Ri LATOS DE EL Vioo ANTONIO
viene la luz... 1 Una historia de ésas. Entonces me la manda, que pcrmilc a los guerrilleros de montaña llegar a las comuni-
la saqué en una posdata, y empiezo acordarme de él, de las dades, h'inalmcnlc. su aporte fuiulaniLMital es hacer entender a
otras historias que escribí después. los zapulistas la especificidad de la cuestión indígena en las
Nos topamos con él, en la época en que estábamos ais- montañas del sureste mexicano. Durante todo este tiempo es-
lados; nos extraviamos, nos perdimos a la orilla de un río, el tuvimos cerca, nos veíamos, nuestro campamento estaba cer-
que pasaba muy cerca de su pueblo; su pueblo estaba muy ca de su pueblo, íbamos o él venía a vernos. Luego nos brin-
adentro de la selva, entonces nos encontramos y no supimos camos más acá. Esa fue su función, nos explicó en qué lugar
qué decir. ¿Decir mentiras? El dijo que estaba de cacería, pero estábamos: "Te recuerdo que estás aquí, y aquí esto es lo que
estaba cerca de su milpa, y yo le dijo que era ingeniero. A lo pasa". Eso ayudó mucho.
mejor tenía las barbas hasta acá, estábamos armados, ingenie- Yvon: Un papel determinante en la comunicación con
ro no parecía. Luego nos volvimos a encontrar y empezó este la cultura, con el mundo indígena.
trato. Inicialmente, el sueño de un guerrillero era encontrar a Marcos: Sí, y finalmente esa es la herramienta de la que
un campesino y explicarle la política y convencerlo. Entonces Marcos se apropia para comunicar al mundo indígena con el
comienzo a hablarle de la historia de México, del zapatisrno y mundo urbano. Es el Viejo Antonio el que da los elementos
él me responde con la historia de Votan y del Ik'al. 2 El primer indígenas que tiene el lenguaje zapatista cuando se dirige ha-
pueblo que tomamos en 1985, o sea el primer pueblo al que cia fuera. Soy un plagiario...
entramos ya como zapatistas, es el del Viejo Antonio. Y ahí él
actúa como una especie de traductor, como explicándonos
qué es lo que éramos y lo que debíamos ser.
Al mismo tiempo se va dando ese proceso de cambio
interno dentro del zapatismo, el Viejo Antonio es el puente
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BIBLIOGRAFÍA DEL PRÓLOGO DE
ARMANDO BARTRA
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