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VIDA SEXUAL

SANA
165

SOLUCIONES PARA UNA


Crecimiento personal
C O L E C C I Ó N

Crecimiento personal
Directora: Olga Castanyer
C O L E C C I Ó N
Directora: Olga Castanyer

Janet Hall
La mayoría de los libros sobre sexualidad suele utilizar
Serendipity: “la facultad de hacer –por casualidad– el recurso sensacionalista de pregonar que todos
descubrimientos afortunados e inesperados”
sin excepción podemos tener unos éxitos sexuales
(Oxford Avanced Dictionary).
asombrosos. La verdad es que en la vida real son
muchas las personas que sufren problemas sexuales en
Esta colección pretende aportar ideas y reflexio­
nes, materiales y ejercicios que sirvan directamente
silencio. Existe una necesidad imperiosa de un libro
para aquellas personas que trabajan en su propio como Soluciones para una vida sexual sana, que ofrece
crecimiento personal o que ayudan a facilitarlo en respuestas directas a aquellas personas que quieran una
Janet Hall es psicóloga clínica, sexóloga
otros. explicación plausible, unas directrices claras y unas
e hipnoterapeuta, y cuenta con más de
estrategias prácticas.

SOLUCIONES PARA UNA VIDA SEXUAL SANA


Los contenidos serán variados, teniendo como
treinta años de experiencia en el trata­
punto de mira el de la divulgación de claves psico­ En este libro, la Dra. Hall incluye consejos prácticos para
miento de los problemas sexuales y de
lógicas que estén al servicio de una mayoría lo más cambiar nuestra forma de pensar, aprender a dialogar,
amplia posible. Desde la Psicología, la Corporalidad pareja.
y solucionar los problemas sexuales. Con la ayuda de
y la Espiritualidad encontraremos sugerencias para casos reales extraídos de su consulta, explica la manera Es autora de diversos libros y audioguías
que este crecimiento pueda ser integrador de cuer­ de superar las ansiedades más frecuentes, los problemas sobre sexualidad, relaciones de pareja y
po, mente y espíritu. relacionados con el miedo al fracaso o al rechazo sexual, vida familiar, incluidos Niños sin problemas,
El estilo “serendípico” pretende fomentar la lec­ los estilos procedentes del pasado que pueden bloquear
tura reposada, la mirada interior, el asombro... y le la posibilidad de tener una relación actual más feliz, las
Maneras sencillas Familias sin peleas y Sabiduría sexual, este
último dirigido a adolescentes.
invitará también a que transforme en vivencia lo diferentes creencias sobre la sexualidad, y las dificultades de abordar y resolver
leído, o a mantener una actitud de apertura hacia
generadas por las libidos dispares o por los estilos de vida
lo gratuito y –en definitiva– a poder vivir desde la
frenéticos y estresantes. Y lo que es más importante, la
los problemas sexuales
acción de gracias la realidad del día a día.
doctora ayuda a hombres y mujeres a tomar conciencia cotidianos
de qué es lo que la otra persona puede estar pensando
o sintiendo en relación a estos problemas que tanto nos
afectan.

ISBN: 978-84-330-2548-7
Janet Hall
,!7II4D3-acfeih!
www.edesclee.com

Desclée De Brouwer

Desclée De Brouwer
soluciones
para una vida sexual sana
Maneras sencillas de abordar y resolver
los problemas sexuales cotidianos
D ra. Jane t Hall

165

soluciones
para una vida sexual sana
Maneras sencillas de abordar y resolver
los problemas sexuales cotidianos

Crecimiento personal
C O L E C C I Ó N
© 2004 by Janet Hall
Originally published in Australia and New Zealand as
Sex-life solutions by Finch Publishing Pty Limited, Sydney
Traducción: Francisco Campillo Ruiz

© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2012


Henao, 6 – 48009 Bilbao
www.edesclee.com
info@edesclee.com

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y


transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de
sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Re­pro­grá­fi­cos –www.
cedro.org–), si necesita fotocopiar o esca­near algún fragmento de esta
obra.

Impreso en España
ISNB: 978-84-330-2548-7
Depósito Legal: BI-358-2012
Impresión: RGM, S.A. - Urduliz
Índice

Reconocimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Introducción: Qué aprenderemos en este libro . . . . . . . . . . . . 11

PARTE I: Problemas relacionados con las percepciones


y ansiedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

1. Mensajes contradictorios y malentendidos. . . . . . . . . . . . 19


2. Masturbación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

3. Ansiedad y problemas sexuales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

PARTE Ii: Mujeres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

4. Por qué a algunas mujeres les genera ansiedad el sexo. 75


5. Orgasmos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

6. Miedo a las relaciones sexuales dolorosas . . . . . . . . . . . . 119


soluciones para una vida sexual sana

PARTE Iii: Hombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

7. Por qué a algunos hombres les genera ansiedad el sexo. 133


8. Dificultades de erección. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

9. Eyaculación precoz o demasiado rápida. . . . . . . . . . . . . . 169


10. Eyaculación retardada o ausencia de eyaculación. . . . . . 195

PARTE Iv: Parejas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205

11. Comunicación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207


12. Libidos dispares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237

13. Creencias limitadoras respecto del sexo. . . . . . . . . . . . . . 257


14. El estrés y el exceso de ocupaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

Apéndice: Buscar ayuda profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299

Lecturas recomendadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309

8
reconocimientos

Soluciones para una vida sexual sana surgió a raíz de mi práctica


y de mi experiencia clínica, y les estoy reconocida a todas aque-
llas personas que me confiaron detalles delicados e íntimos de sus
vidas.
Con objeto de que fuera fácil de manejar y de que encajara con
una amplia variedad de lectores, el libro requirió una intensa revi-
sión, y en razón de ello les estoy agradecida a Rex Finch y a Sean
Doyle por su persistencia y su fantástica ayuda.
Aprecio mucho el amor y el apoyo que siempre me han dado
mis fabulosos hijos, Pam y Rob, mi querida madre y mis adorables
hermanas.
Le estoy agradecida a mi maravilloso marido y mi más fiable
ayudante de investigación, el profesor John Sinclair, por su cons-
tante amor y por avivar mi corazón.

9
introducción:
qué aprenderemos en este libro

Este libro pretende satisfacer las necesidades de aquellas perso-


nas que quieran tener una información y unas ideas rápidas para
solucionar sus problemas sexuales.
Como sexóloga, me han pedido una y otra vez que recomenda-
ra algún buen libro que hablara de esto. Buscando en la literatura
existente, he encontrado muchos libros que ofrecen una informa-
ción excelente sobre el desarrollo de la sexualidad y los aspectos
puramente físicos del sexo, además de una serie de técnicas y de
estrategias que ayudan a tener una excelente vida sexual. No encon-
tré demasiada información que ayudara a las personas cuando su
sexualidad no era satisfactoria, o que explicara en detalle qué han
hecho otras personas para resolver sus problemas en este terreno.
El libro incluye los siguientes objetivos:

• Ofrecer una serie de directrices prácticas que nos ayuden a


tener una buena vida sexual.
• Ayudarnos a identificar y a determinar el grado de impor-
tancia de las distintas influencias que están afectando a
nuestra sexualidad.

11
soluciones para una vida sexual sana

• Aumentar nuestra comprensión de la complejidad de las


relaciones sexuales.
• Ofrecer enfoques resumidos para abordar y solucionar “de
manera rápida” los problemas sexuales.
• Ofrecer ilustraciones breves de personas que han tenido
problemas sexuales y cómo han logrado solucionarlos.

Las dos claves para solucionar los problemas sexuales

1 Conocer y controlar nuestro órgano sexual interno más


importante –¡el cerebro! El hecho de tener una acti-
tud positiva hacia la sexualidad –pensamientos y sen-
timientos positivos respecto de nuestro cuerpo y de
nuestra pareja– puede potenciar la posibilidad de tener
una buena sexualidad.
2 Conocer y controlar nuestro órgano sexual externo más
importante –¡la lengua! Nuestra capacidad de comuni-
carnos y de hablar de nuestras creencias, necesidades
y deseos sexuales, y de qué es lo que nos excita, puede
permitirnos tener la mejor de las sexualidades.

Qué contiene cada una de las partes del libro

Este libro se divide en distintas partes, en un intento de brindar


una forma de acceder más fácilmente a un problema sexual especí-
fico y a su posible solución.
La Parte I: Problemas relacionados con las percepciones y ansiedades
analiza los mensajes contradictorios que suelen contribuir a la con-
fusión y a los malentendidos respecto de la sexualidad. Tenemos
que lograr tener unos pensamientos y unos sentimientos positivos

12
introducción: qué aprendeREmos en este libro

hacia el sexo, si queremos tener una vida sexual satisfactoria y pla-


centera. Esta parte del libro incluye las “estrategias sexuales esen-
ciales”, que ofrecen una solución para la mayoría de los problemas
sexuales.
Dado que la masturbación constituye una estrategia funda-
mental para solucionar la ansiedad sexual y los problemas relacio-
nados con el “rendimiento” sexual, recomiendo leer el capítulo 2
en primer lugar, aunque pensemos que nos sentimos muy seguros
de nuestra información y nuestra actitud respecto de la sexualidad.
El capítulo 3 analiza el hecho de que la ansiedad es la causa
principal de muchos de los problemas sexuales.
En la Parte II: Mujeres, las mujeres pueden aprender a potenciar
la posibilidad de tener un orgasmo. Las mujeres que tienen mie-
do de sentir dolor físico al tener relaciones sexuales, aprenderán la
manera de prevenir, abordar y superar este problema.
En la Parte III: Hombres, los hombres pueden aprender a supe-
rar los problemas de erección y de eyaculación.
La Parte IV: Parejas, aborda el tema de la comunicación, que es
un aspecto clave para solucionar los problemas sexuales que afec-
tan a las relaciones de pareja.
El capítulo 14, “El estrés y el exceso de ocupaciones”, describe
los muchos obstáculos para una buena vida sexual que aparecen
en el transcurso de la vida cotidiana. La solución está en motivar-
nos, planificarnos y ordenar por prioridades –para potenciar al
máximo las posibilidades de tener tiempo para el sexo y disfru-
tarlo plenamente.
El apéndice, “Buscar ayuda profesional”, recomienda qué hacer
cuando ya hemos probado a aplicar todas las estrategias anteriores
pero seguimos necesitando asesoramiento profesional.

13
soluciones para una vida sexual sana

Observaciones importantes
• Se da por supuesto que ya tenemos un conocimiento rea-
lista de nuestra propia anatomía. En este libro no se inclu-
ye ningún diagrama de los aspectos externos o internos de
los órganos sexuales. Si necesitamos revisar los datos obje-
tivos respecto de la configuración de nuestros genitales o
de nuestro sistema reproductor, podemos leer algún texto
elemental sobre sexualidad (los libros Ser mujer y Ser hom-
bre, de Derek Llewellyn-Jones, pueden ser un buen punto
de partida; véanse también las “lecturas recomendadas” al
final de este mismo libro).
• El énfasis en relación con las distintas opciones de trata-
miento recae en las soluciones psicológicas, porque soy psi-
cóloga y sexóloga.
• Puede haber muchas soluciones físicas útiles a los proble-
mas sexuales, y que yo no he incluido en el libro; insto al
lector a buscar las posibles opciones médicas procedentes
de un experto en dicho ámbito.
• Es probable que en la mayoría de las situaciones, la combi-
nación de soluciones físicas y soluciones psicológicas cons-
tituya la mejor línea de acción.

— Confidencialidad y privacidad de los pacientes


Como sexóloga en ejercicio, me he servido de las historias de
muchas personas que he tenido ocasión de conocer, con la idea
de que ello pueda ayudar a hacer más real el contenido del libro y
ofrecer a los lectores la esperanza de encontrar soluciones positi-
vas. Les estoy sinceramente agradecida a mis pacientes por la sin-
ceridad y la confianza que demostraron al compartir sus preocu-
paciones y sus problemas conmigo. Mi intención es respetar su

14
introducción: qué aprendeREmos en este libro

privacidad y su confidencialidad, y protegerles de cualquier posi-


ble identificación. Todos los nombres, edades y detalles han sido
modificados.

15
I
problemas relacionados con
las percepciones y ansiedades

Orgasmo regular

Aquí viene el de las 10:14…


1
mensajes contradictorios
y malentendidos

Los seres humanos aprendemos de la manera más rápida y


mejor cuando observamos a otras personas hacer algo, y a con-
tinuación probamos a hacerlo nosotros mismos. A esto lo llama-
mos “modelado”. Es irónico que el sexo sea una de las conductas
más importantes y más exigentes que jamás tengamos que apren-
der en la vida, pero no nos esté permitido aprender a tener rela-
ciones sexuales… ¡a través del modelado! Tenemos que apren-
der partiendo de nuestra propia experimentación (no siempre
fácil), de lo que nos dicen los demás (que con frecuencia suele ser
auténtica basura) y de leer material escrito y ver videos (llenos
de personas lozanas e ideales que tienen un sexo apasionado e
ideal). Después tenemos que mezclarlo todo para aplicar nuestra
propia receta sexual única de la manera que nos parezca mejor
en nuestro caso.
¿Tiene algo de extraño que muchos de nosotros nos veamos
aquejados por preocupaciones y problemas de índole sexual?

19
soluciones para una vida sexual sana

Mi observación, después de más de veinte años ejercien-


do como sexóloga, es que el problema más frecuente en relación
con los pensamientos y los sentimientos negativos respecto de la
sexualidad es lo que yo llamo “la confusión bueno/malo”: el sexo
puede hacer que nos sintamos muy bien y darnos un montón de
placer a nivel físico, pero al mismo tiempo nuestra percepción de
la “inmoralidad” del sexo puede hacer que nos sintamos angustia-
dos y culpables.
La persona que tiene sentimientos encontrados respecto del
sexo suele preocuparse por dos cuestiones:

• ¿Está bien que haga esto?


• ¿Es propio de buenas personas hacer algo así?

La confusión bueno/malo
Un buen título para un libro podría ser: “Todo lo que sé acer-
ca del sexo, lo aprendí en el parvulario”. La verdad es que vamos
empapándonos pasivamente de cosas sobre el sexo a lo largo de
toda nuestra vida. Desgraciadamente, la mayoría acabamos con-
fundidos por los mensajes contradictorios que recibimos de nues-
tros padres, de nuestra religión, de la sociedad y de los medios de
comunicación.
Por un lado, queremos creer que el sexo es algo hermoso que
tiene lugar entre dos personas que se quieren. Por otro, podemos
llegar a la conclusión de que el sexo es algo tosco, primitivo y cha-
bacano –como en la pornografía y en la prostitución. Actualmente
disponemos de contenidos sexualmente explícitos en casi todos los
soportes o formatos, y para casi todo el mundo. La literatura por-
nográfica y los vídeos pornográficos son un negocio enormemente
lucrativo.

20
mensajes contradictorios y malentendidos

Mensajes contradictorios procedentes de los padres: falta


de información

Algunas personas no tienen una actitud clara respecto del


sexo porque sus padres jamás les hablaron de ello. En mi prácti-
ca como sexóloga, llevo el recuento del número de personas que
jamás supieron cuál era la actitud de sus padres hacia el sexo.
La mayoría de las personas dicen no saber nada respecto de la
sexualidad que tenían sus padres. La mayoría de las personas
recibieron una educación formal en este ámbito a través de los
programas de educación sexual del colegio, que se centraban
principalmente en el aspecto reproductor de la sexualidad. Estos
programas son útiles, pero lo mejor sería que complementaran
las enseñanzas de los padres, en lugar de ser la única fuente de
conocimiento sexual.
¿Por qué a los padres les da tanta vergüenza hablarles de sexo
a sus hijos y se sienten aterrorizados ante la perspectiva de tener
que hablar de su propia sexualidad? Ello sirve únicamente para
perpetuar la doble moral y las actitudes contradictorias respecto
del sexo. Si el sexo es tan bueno, ¿por qué hay que guardarlo en
secreto?

Mensajes contradictorios procedentes de los padres: infor-


mación errónea

Muchas de las personas que vienen a terapia tienen proble-


mas sexuales debido a la educación sexual que recibieron de sus
padres. Éstos les habían dicho que el sexo era algo malo y que las
personas que buscaban tener sexo por placer eran malas.

21
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de cómo solucionaron algunas personas sus


problemas con los mensajes contradictorios y la
información errónea

La madre de Corinne le había dicho que las chicas buenas


debían huirle al sexo
El problema: Corinne tenía 27 años y estaba casada con Marvin. Su
matrimonio era feliz en todos los sentidos, salvo en uno –el sexo. El
marido se sentía herido, exasperado y frustrado por la falta de res-
puesta ante sus esfuerzos por complacer a su mujer.
Marvin lo expresaba de la siguiente forma: “He probado a hacer
todas las acrobacias sexuales que se me han podido pasar por la cabe-
za, pero nada de lo que hago parece entusiasmarle”.
Corinne reconoció que jamás se había sentido interesada por el
sexo. “Me gustaría complacerle, pero no puedo fingir que me gusta
cuando verdaderamente no es así”.
La causa: Corinne había recibido una educación sexual por parte de
una madre muy reprimida sexualmente, quien había advertido a su
hija del peligro que tenían los chicos y del terrible destino que le espe-
raba en el caso de que llegara a quedarse embarazada.
La solución: Con ayuda de la hipnoterapia, Corinne pudo acceder a
los recuerdos de las advertencias de su madre, y procedimos a revi-
sar aquel período de su vida e instruir a su “yo” de aquel entonces
para que se negara a aceptar la visión negativa que su madre tenía del
sexo. Gradualmente, Corinne comenzó a permitirse disfrutar del sexo.
¡Entonces pudo ver lo que se había estado perdiendo!

El padre de John quería que su hijo, que era homosexual,
fuera heterosexual
El problema: George era un varón de origen griego que vino a verme
porque se había enterado de que su hijo John, de 26 años de edad, era
homosexual. George se sintió devastado por la noticia y me pidió que
probara a hipnotizar a su hijo “para que volviera a ser una persona
normal”.

22
mensajes contradictorios y malentendidos

La causa: George tenía una información equivocada respecto de la


sexualidad. Pensaba que su hijo estaba eligiendo su sexualidad.
La solución: A George se le informó del componente genético de la
homosexualidad, y de que no era simplemente una cuestión de que su
hijo estuviera “eligiendo” ser homosexual.

Los padres de Steve estaban convencidos de que el sexo era


exclusivamente para tener hijos
La educación sexual que recibió Steve desembocó necesariamente
en una serie de problemas sexuales, porque contenía mucha informa-
ción errónea.
El problema: Hasta los 34 años, Steve no tuvo una relación normal
estable. Entonces conoció a una mujer más joven que él y se enamoró
perdidamente, pero comprobó que era incapaz de mantener una erec-
ción estando con ella.
La causa: Steve había sido educado por unos padres puritanos que
pensaban que el sexo estaba exclusivamente al servicio de la procrea-
ción. Steve se rebeló contra sus padres y se fue de casa a los dieciocho
años. A ello le siguió una exploración del lado más tórrido y lascivo del
sexo, recurriendo con regularidad a prostitutas y llevando a cabo prác-
ticas sexuales más extremas, como la “lluvia dorada” y el “fisting”.
La solución: Sus creencias sexuales se reducían únicamente a dos
ideas: el sexo es para procrear o para rebelarse. Steve procedió a desa-
rrollar una creencia diferente en relación con la expresión sexual de su
amor por esta chica a la que tanto deseaba.

La madre de Joan jamás le habló a su hija de sexo


Si su madre le hubiera enseñado que el placer sexual no era algo
malo, tal vez Joan no habría tenido una vida sexual tan atormentada
y complicada.
El problema: Joan era una mujer muy atractiva y voluptuosa de 32
años de edad, que estaba muy preocupada por su tendencia a enredar-
se en relaciones tormentosas.

23
soluciones para una vida sexual sana

A los catorce años tuvo sus primeras experiencias sexuales con un chi-
co, de los quince a los diecisiete mantuvo una relación abusiva violenta
con un hombre mayor, y después vivió en pareja con otra mujer que tam-
bién la maltrató físicamente y emocionalmente a lo largo de diez años.
Después, Joan tuvo otra relación violenta (que duró dos años) con
un hombre que la inició en el mundo de las drogas duras y de las orgías
sexuales. Actualmente, Joan mantenía una relación con un hombre que
no era violento, pero que recurría a las prostitutas y a la pornografía
de forma habitual.
La causa: Joan pensaba que su confusión sexual y la tendencia a elegir
una pareja violenta se basaban en el modelo que había recibido de su
madre, quien había cuidado de su padre, que era alcohólico y violento.
Su madre no le había dado ningún fundamento sólido en el que apo-
yar su valía como mujer. Cuando llegó a la pubertad, le preguntó a su
madre acerca del sexo. Su madre, avergonzada, le contestó que fuera a
preguntarle esas cosas a su padre.
La solución: Joan aprendió a poner límites en sus relaciones con los
demás y asegurarse de que la tratasen con respeto.

Pensemos en los mensajes, tanto verbales como no verbales,


que hemos recibido de nuestros padres en relación con la sexuali-
dad. Las siguientes preguntas nos pueden ayudar a refrescarnos la
memoria:

• ¿Cómo se demostraban nuestros padres su afecto entre


ellos?
• ¿Nuestro padre hacía chistes sobre lo difícil que era tener
relaciones sexuales con nuestra madre, o sobre las quejas de
ella de que él “nunca tenía bastante”?
• ¿Nuestra madre se comportaba como si la sexualidad fuera
una carga que tenía que soportar, o se quejaba de que nues-
tro padre “nunca parecía tener bastante”?

24
mensajes contradictorios y malentendidos

• ¿Cómo llevaron nuestros padres la cuestión de nuestra


educación sexual?
• ¿Cómo reaccionaron nuestros padres cuando empezamos
a desarrollarnos sexualmente? ¿Lo vieron como un período
positivo o como un período negativo?
• ¿Nos pusieron en guardia nuestros padres contra las rela-
ciones prematrimoniales?
• ¿Hubo una doble moral para los chicos y para las chicas
dentro de nuestra familia? (¿Estaba bien que los chicos
tuvieran relaciones prematrimoniales, pero no estaba bien
que las tuvieran las chicas?)

¿Tenemos algún sentimiento de culpa en relación


con la sexualidad?

Las preguntas anteriores pueden ayudarnos a valorar si


estamos aquejados o no por algún sentimiento de culpa
sexual. Las posibles causas del sentimiento de culpabilidad
en este terreno incluyen:
• Los mensajes negativos y contradictorios en relación
con una doble moral, que recibimos acerca de la sexua-
lidad durante nuestra niñez.
• La inseguridad respecto de nuestra feminidad o de
nuestra masculinidad.
• El saber que somos homosexuales, pero negarnos a
obrar en consecuencia, porque nos avergonzamos de
nuestra homosexualidad.
• El tener experiencias homosexuales, pero ocultarles este
hecho a las personas más cercanas por miedo de que les
parezca mal.

25
soluciones para una vida sexual sana

La solución: pensamientos positivos y datos objetivos

Cuando estudiaba en la universidad, recuerdo haber echado


un vistazo en una librería y quedarme fascinada por el título de
un libro: Tus zonas erróneas. Pensé equivocadamente que se trata-
ba de un libro de autoayuda sobre sexo (había leído que ponía Tus
zonas erógenas). En realidad trataba sobre el pensamiento positivo.
El libro resultó ser una herramienta esencial para mi iniciación en
la fuerza que tiene el hecho de pensar racionalmente, y de revisar
y cambiar los pensamientos erróneos.
Aprendí que el primer paso para resolver un problema es reca-
bar la información correcta. Conocer la verdad objetiva sobre la
sexualidad tendrá un efecto positivo muy fuerte sobre nuestros
pensamientos, sentimientos y conductas.
El conocimiento es poder, de modo que tenemos que leer y
estudiar a fondo acerca de los hechos objetivos sobre la sexualidad
y acerca de las técnicas sexuales. La información más importante
reside en las cuatro áreas siguientes:

• La maravillosa complejidad de la sexualidad;


• La importancia de tener una sexualidad satisfactoria;
• Los beneficios de la sexualidad; y
• La importancia de tener unos pensamientos y unos sen-
timientos positivos respecto de la masturbación (véase el
capítulo siguiente).

La maravillosa complejidad de la sexualidad


La sexualidad es muy compleja. Podemos vivir la sexualidad
en relación con muchos aspectos distintos de nuestra vida:

26
mensajes contradictorios y malentendidos

• Nuestra sensualidad –recibimos sensaciones sensuales y


placenteras procedentes de todas las zonas erógenas de
nuestro cuerpo, incluidos los genitales, por supuesto, pero
también los lóbulos de las orejas, los dedos de los pies, los
dedos de las manos, el cuello, la zona de la parte inferior de
la espalda donde comienza la separación de las nalgas, las
axilas, y el dorso de la mano. Cada uno tenemos nuestras
zonas sensuales o erógenas preferidas.
• La sexualidad está al servicio de la reproducción y la super-
vivencia de las especies.
• La sexualidad confirma nuestra identidad sexual y fortale-
ce la autoestima.
• Nuestras elecciones eróticas –nos reservamos el derecho
de tener nuestras manías y nuestros caprichos respecto de
con quién queremos tener relaciones sexuales y qué es lo
que queremos hacer. No todo el mundo nos atrae. Siempre
me he sentido fascinada por el elemento imprevisible de la
química entre las personas. Jamás podemos predecir quién
puede gustar a quién. A veces, es el hombre menos atracti-
vo del grupo quien resulta valorado como el hombre más
sexy por la mujer más atractiva del grupo. A saber por qué.
• Nuestra sexualización (la asimilación de nuestra condición
de seres sexuados) –unas personas utilizan las relaciones
sexuales como una forma de dominar y de aplastar a los
demás, otras buscan el sexo con objeto de sentirse amados,
otras pueden transigir con el sexo únicamente porque pien-
san que ese es su deber.
• La intimidad –tener sexo con alguien que sea especial para
nosotros constituye el aspecto más importante de la sexua-
lidad en el caso de los seres humanos.

27
soluciones para una vida sexual sana

La importancia de tener una sexualidad satisfactoria


El concepto más importante que debemos integrar es el de una
sexualidad satisfactoria (que nos llene o nos haga sentirnos realiza-
dos). Ello tiene lugar cuando las personas disfrutan del placer que
se deriva de sus cuerpos con ayuda de una comunicación abierta
y sincera, sin daño ni perjuicio físico, mental, emocional, espiritual
ni económico para ninguna de las partes, ya sea en ese momento o
a la larga, en un futuro.
Para disfrutar plenamente de la vida, tenemos que reconocer
que somos mucho más que nuestro cuerpo. Es verdad que nuestro
cuerpo es una obra de arte a nivel físico, pero también tenemos un
corazón, una mente y un espíritu. La vivencia del máximo placer
en la vida incluye los cuatro niveles de conexión –físico, emocional,
mental y espiritual:

• El nivel físico del sexo se relaciona con lo que yo llamo el


factor “deseo”. El deseo es lo que sucede cuando se da una
química sexual entre las personas.
• El nivel emocional tiene que ver con el amor. Cuando tene-
mos sexo con alguien de quien estamos enamorados, la
sensación es mucho más profunda que cuando tenemos
sexo con alguien de quien no estamos enamorados.
• El nivel mental de conexión se relaciona con todos los pen-
samientos y actitudes que tenemos respecto de la sexuali-
dad y el cómo se lo comunicamos a los demás, especial-
mente a nuestra pareja.
• Dado que la conexión espiritual es intangible, no nos es fácil
explicar en qué consiste –pero sí podemos sentirla y recono-
cerla. Cuando tenemos sexo con nuestra alma gemela, con
nuestra media naranja espiritual, la sensación es mucho más
profunda que cuando tenemos sexo con alguien con quien
no nos identificamos o no sintonizamos de esta forma.

28
mensajes contradictorios y malentendidos

Pienso que cada uno de estos cuatro niveles de conexión contri-


buye en un porcentaje del 25% al éxito en nuestra vida sexual –ya
sea a solo (sin pareja) o dentro del contexto de una relación. Por tan-
to, si no nos estamos responsabilizando, haciendo cargo y disfru-
tando de nuestra sexualidad, nos estamos perdiendo como mínimo
un cuarto de nuestro potencial. Nos estamos engañando a nosotros
mismos –¡y engañando a nuestra pareja si tenemos una relación!
Pensemos en las consecuencias que se derivan de esta defini-
ción de la sexualidad satisfactoria. Este concepto permite la exis-
tencia de una gran diversidad sexual, incluidas las posibilidades
que van mucho más allá de las expectativas “normales” habituales
respecto del sexo. También autoriza la exploración y la experimen-
tación en lo referente a distintas combinaciones, número y sexo de
las personas implicadas… siempre que se cumplan las condiciones
para una sexualidad satisfactoria. Por ejemplo, el sexo satisfacto-
rio puede incluir evidentemente la masturbación, el coito y el sexo
oral…
Las dos claves principales para tener una sexualidad satisfac-
toria son:

• Querer a nuestro “yo” sexual y tener la confianza sexual


necesaria para potenciar al máximo nuestro placer sexual.
• Amar y respetar a nuestra pareja, a fin de poder dar y reci-
bir sexualmente, como personas de igual a igual.

La sexualidad satisfactoria es un don que podemos compartir


con otra persona para crear una cercanía y una intimidad que va
más allá del mero acto físico, y que puede ser vivida en los cua-
tro niveles del ser –físico, emocional, mental y espiritual. La unión
sexual puede trascender el terreno de lo cotidiano y ser una autén-
tica bendición.

29
soluciones para una vida sexual sana

Los beneficios de la sexualidad


El sexo puede tener un montón de beneficios, incluidos:

• Diversión: Tomémonos el sexo a la ligera de vez en cuan-


do –riámonos abiertamente, o con risitas sofocadas, y reto-
cemos.
• Intimidad: Fortalezcamos la cercanía que sentimos con
alguien en especial.
• Placer: Disfrutemos de la magia de nuestros sentidos –por
todo nuestro ser, ya no únicamente los genitales.
• Amor: Demostremos el amor que sentimos por otra perso-
na dando y recibiendo placer incondicionalmente.
• Liberación de la tensión: El sexo hasta llegar al orgasmo
puede ser una forma excelente de manejar el estrés. ¡Se
sugiere incluso como tratamiento para las jaquecas y las
migrañas!
• Hijos: El sexo enfocado a la concepción planificada puede
ser algo sublime –juntos, estamos dando vida a otro ser.
• Antídoto contra el aburrimiento: El sexo puede ser una
alternativa excelente a la opción de quedarse viendo la tele-
visión un día de lluvia.
• Una actividad recreativa flexible y portátil: El sexo es algo
que podemos llevar con nosotros prácticamente a cualquier
sitio (si bien no se recomienda… ¡hacerlo en traje de buzo
al completo!)
• Pérdida de peso y puesta en forma: Una larga y enérgica
sesión de sexo puede ayudar a quemar calorías y mantener
una tasa cardíaca sana. Tener relaciones sexuales dos veces
por semana equivale, en términos cardiovasculares, a hacer
unos 60 kilómetros de footing al año. (Un médico dijo una
vez en una charla delante de una audiencia que un hombre

30
mensajes contradictorios y malentendidos

normal quemaba unas 1.000 calorías por hora durante las


relaciones sexuales. Un hombre de entre el público pregun-
tó cuántas calorías se quemaban si la relación sexual duraba
dos minutos…).
• Buena salud: En el caso de los hombres, el sexo aumen-
ta los niveles de testosterona, lo que a su vez incrementa
la fuerza y la confianza. También reduce los problemas de
próstata, el estrés y los problemas de corazón. En el caso de
las mujeres, el sexo aumenta los niveles de testosterona, lo
que protege el corazón y los pulmones, y mantiene la sua-
vidad de los tejidos vaginales, reduciendo las menstruacio-
nes irregulares y disminuyendo el dolor y el estrés asocia-
dos al síndrome premenstrual.
• Una buena noche de sueño: El sexo es la mejor pastilla
para dormir, la más barata y la más placentera que pode-
mos tomar.
• Bienestar: El sexo también es bueno para la salud mental;
existe una clara relación entre la satisfacción con la propia
vida sexual y el bienestar psicológico (véase Inteligencia
sexual, de S. Conrad y M. Milburn).

31
soluciones para una vida sexual sana

Resumen

El problema más frecuente en relación con los pensamien-


tos y los sentimientos negativos respecto del sexo es “la
confusión bueno/malo”: el sexo puede hacer que nos sinta-
mos muy bien y darnos un montón de placer a nivel físico,
pero al mismo tiempo nuestra percepción de la “inmorali-
dad” del sexo puede hacer que nos sintamos angustiados y
culpables. Muchas personas acaban por hacerse un lío con
la sexualidad, debido a los mensajes contradictorios proce-
dentes de los padres, de la religión, de la sociedad y de los
medios de comunicación.
Conocer la verdad objetiva sobre la sexualidad tendrá
un efecto positivo muy fuerte sobre nuestros pensamientos,
sentimientos y conductas.

32
2
masturbación

La ansiedad y la culpa respecto del sexo suelen estar relaciona-


das con la masturbación. Los cuentos y patrañas incluyen la adver-
tencia de que si nos masturbamos, se nos secará la mano y se nos
desprenderá del brazo, o nos crecerá vello en el dorso de la mano,
o se nos caerá el pelo. Al parecer, la enciclopedia más antigua que
existe sobre la sexualidad advierte de que la masturbación puede
hacer… ¡que nos quedemos ciegos!
A continuación, tenemos algunos de los juicios negativos más
ridículos:

• La masturbación es una conducta sexualmente inmadura


que una persona adulta debería haber superado ya con el
paso del tiempo.
• Masturbarse no es propio “de hombres” ni “de mujeres”.
• La masturbación es un capricho egoísta, porque no “contri-
buye” a nada –a concebir un hijo o a mejorar la calidad de
una relación, por ejemplo.

33
soluciones para una vida sexual sana

• Algunas parejas, sobre todo las mujeres, se enfadan si se


enteran de que su marido se masturba a solas –lo ven como
un gesto egoísta y como un desaire o un rechazo personal.
El hombre, por su parte, probablemente dirá que la mastur-
bación a solas es algo sencillo y sin complicaciones –sobre
todo si lo único que se busca es un alivio rápido. El hombre
puede pensar que le está haciendo un favor a su mujer al no
molestarla para echar un “polvo rápido”.

¿Nos suenan familiares todos o algunos de estos juicios sobre


la masturbación? Me permito sugerir que los ignoremos sin más.
¡Quedémonos tranquilos! El sexo a solas es algo absolutamente
normal y no constituye ningún problema.

¿Por qué no le cambiamos el nombre?

Dijo un bromista en cierta ocasión: “Masturbación: ¡es más


fácil hacerlo que decirlo!”. La sociedad, desde luego, no nos
prepara para que nos sintamos bien disfrutando de la mas-
turbación.
Incluso el sonido de la palabra puede echarnos para atrás.
Probemos a decirla en voz alta. “Masturbación”. Lo pode-
mos decir diez veces y seguirá sonando desagradable… tie-
ne un sonido áspero, ¿verdad? Suena un poco como si fuera
una enfermedad grave. De hecho, la palabra es una corrup-
ción de una raíz del latín y del griego que, juntas, significan
literalmente “deshonrarse con la mano”.
No sé los demás, pero eso no refleja precisamente ¡lo bien
que me lo he pasado yo masturbándome! ¿Qué piensa el
lector?

34
masturbación

Podemos llamarlo “sexo a solas”, pensar en ello como un


placer que nos damos a nosotros mismos, y disfrutar de ello
como un derecho natural universal.
El sexo a solas es “la parte donde se hace pie” dentro
de una buena vida sexual. La principal causa de ansiedad
sexual es que la gente se lanza precipitadamente a lo que
yo llamo “la parte donde cubre” dentro de la sexualidad.
Es decir, piensan que el coito con la pareja es el no va más
y la razón de ser de toda la sexualidad. En realidad, el coi-
to es “la parte donde cubre”. Es decir, es la conducta sexual
más delicada, la más complicada y la más exigente poten-
cialmente. Para aprender a nadar no nos lanzaríamos de
cabeza a la parte donde más cubre de la piscina, ¿verdad?
Pues no, empezaríamos por la parte donde menos cubre,
con la ayuda de todo tipo de apoyos o elementos acceso-
rios, y exponiéndonos gradualmente a una profundidad
cada vez mayor.

Ejemplos de cómo castigaron a algunas personas


a causa de la masturbación

A continuación podemos perfectamente hacernos una pregunta impor-


tante: si el sexo a solas es algo bueno, ¿por qué lo hacemos en secreto?
Ocultamos el hecho de que nos masturbamos porque tenemos miedo
de que nos juzguen –en el mejor de los casos, de que nos humillen y, en
el peor de los casos, de que nos castiguen físicamente– si nos “descu-
bren” o nos pillan in fraganti.
A muchas personas les castigaron por masturbarse y, debido a ello,
han desarrollado problemas sexuales de larga duración.

35
soluciones para una vida sexual sana

La madre de John le pilló masturbándose


El problema: A los 30 años de edad, John vino a verme debido a que
seguía siendo virgen y ya no aguantaba más. Estaba traumatizado con
la sexualidad y le atemorizaba la idea del sexo en general.
La causa: John me contó que, cuando tenía trece años, había pasado
unos días en una embarcación unifamiliar con sus padres. Los padres
se fueron a pasear por el río y él se quedó en el bote, tomando el sol.
Estaba masturbándose cuando de repente volvió su madre. Se puso a
gritarle y a decirle cosas por el estilo de: “Eso que estás haciendo es
malo, es ruin y es perverso, y te vas a ir al infierno de cabeza”.
La solución: Jamás volvió a masturbarse… hasta que vino a verme.
¿Os imagináis cuál fue su primera tarea para casa? Aprender a mastur-
barse sin sentir culpa. Para ello hizo falta una sesión de hipnosis, a fin
de poder cambiar radicalmente aquel terrible pensamiento negativo
que su madre le había inculcado.

El padre de Ted le dijo que iría de cabeza al infierno


por masturbarse
El problema: Ted es informático, tiene 46 años y vino a terapia debi-
do a su falta de interés por el sexo. Su mujer se puso a llorar mientras
explicaba sus intentos por seducirle y excitarle, y la respuesta apática
de su marido desde hacía ya muchos años. Al principio pensó que todo
era culpa suya, y que estaba claro que ella no era lo bastante atractiva
sexualmente para él, pero ya estaba harta de que su marido no hiciera
el menor esfuerzo por solucionar el problema.
La causa: Ted admitió que era incapaz de relajarse con los ejercicios de
sexo a solas. Únicamente podía oír el disco invisible sonando dentro
de su cabeza con la voz de su padre diciendo: “No te toques nunca por
placer… o arderás en el infierno”.
La solución: Ted respondió muy bien a las sugestiones hipnóticas de
que borrara de su cabeza la voz prohibitiva de su padre a fin de poder
empezar a asumir la responsabilidad de sus prácticas adultas de sexo a

36
masturbación

solas. Después de ello, siguió avanzando y pasó a tener relaciones sexua-


les placenteras con su mujer durante los pocos meses siguientes, inclui-
da la masturbación mutua y el coito. La última vez que los vi, estaban
emocionados por la noticia de que esperaban un niño. Todos sus deseos
respecto de tener una vida sexual satisfactoria se habían hecho realidad.

Los niños y la masturbación


Sin lugar a dudas, ¡el ser humano está hecho para masturbarse!
Los niños se masturban de manera natural y espontánea. Podemos
ver a niños muy pequeños jugando con sus genitales y disfrutando
manifiestamente de ello.

Información fidedigna para los padres

¿Cómo les podemos decir a nuestros hijos pequeños, sin


que se sientan mal, que la masturbación es algo que hay
que hacer en privado? A continuación, tenemos un ejemplo.
Jane y su hija de cuatro años de edad, Jasmine, estaban
pasando unos días en casa de la abuela, durmiendo en la
misma habitación en camas separadas. Se despertaron y se
pusieron a hablar, cuando de pronto la madre se dio cuen-
ta de que su hija estaba masturbándose. Jane respiró hon-
do y a continuación le dijo a su hija: “Cariño, lo que estás
haciendo está muy bien cuando estás sola, pero puede que
los demás no quieran verte haciendo eso delante de ellos”.
La niña se quedó en silencio durante un momento y la
madre dio un suspiro de alivio pensando que había logrado
superar con mucho tacto aquella situación tan embarazosa.
De repente, se oyó una vocecita diciendo: “Por favor, mami,
¿te importaría salir fuera de la habitación un momento?”.

37
soluciones para una vida sexual sana

Los hombres y la masturbación

Los hombres descubren su pene a una edad muy temprana. Al


fin y al cabo, lo tienen a la vista (es un órgano externo), se lo tienen
que tocar cada vez que van al baño, parece tener vida propia y es
un juguete todavía mejor que ningún pato de plástico cuando se
están bañando. Los chicos descubren cuál es el siguiente uso mara-
villoso del pene hacia los once años, cuando empiezan a tener una
eyaculación después de masturbarse. Les gusta tanto que lo hacen
todas las veces que pueden.
La frecuencia de la masturbación real, por comparación con
el deseo de masturbarse, es menor de lo que uno querría, porque
siempre hay que hacerlo en privado y ello no es fácil cuando se
vive dentro de un entorno familiar. También está el dilema prác-
tico de encontrar una explicación convincente para las manchas
que se puedan dejar. Por mi parte, recomiendo que todos los chi-
cos empiecen a coger la costumbre de lavarse ellos mismos toda
su ropa, especialmente las sábanas de la cama, a partir de los doce
años. Esto les permitirá solucionar el dilema ¡al tiempo que les hará
ganar un montón de puntos a los ojos de mamá!
Los hombres no suelen hablar mucho de sexo, pero han inventa-
do algunas expresiones “propias de chicos” que reconocen la univer-
salidad de la masturbación. Entre ellas están los dichos como “Mrs.
Palmer y sus cinco hijas” (un cinco contra uno), “pajearse”, “cascár-
sela”, y la metáfora del clásico El lamento de Portnoy –“batir la carne”.

Las mujeres y la masturbación

Las mujeres tienden a no admitir que se masturban, como evi-


dencia la ausencia de expresiones definidas o características para
referirse a ello. Las mejores que me vienen a la cabeza son tal vez

38
masturbación

“hurgarse” o “manosearse”, y no recuerdo a ninguna mujer que


haya dicho nada parecido de buen grado delante de mí… ni siquie-
ra en mi condición de sexóloga. En el caso de estar dispuesta a con-
fesarlo, de lo único que una mujer hablará probablemente es de
“jugar consigo misma”.
Un hombre me contó que se quedó asombrado cuando su pare-
ja, con la que vivía desde hacía tres años, reconoció que jamás se
había masturbado. De hecho, admitió que ni tan siquiera se le
había pasado por la cabeza “tocarse en semejante sitio”. El hombre
estaba asombrado e impresionado. Y además tuvo que afrontar el
hecho de que su mujer estaba muy inhibida sexualmente y tenía
por delante de él un largo camino por recorrer si quería ayudar a
su compañera a que aprendiera a quererse a sí misma lo bastan-
te como para darse cariño mediante la masturbación con vistas al
orgasmo (o, cuanto menos, al placer erótico).
Puede que algunas mujeres no se masturben de forma habitual
hasta que no salgan de casa de sus padres. La idea puede haberles
rondado la cabeza, pero con frecuencia las mujeres tienen todavía
más miedo que los hombres de que las puedan pillar. La inciden-
cia menor de la masturbación femenina también puede deberse al
hecho de que una chica tiene que poner cierta atención consciente
para acariciarse los genitales –más que un chico, porque los genita-
les del chico le cuelgan por fuera delante de él. La chica, en cambio,
suele sentarse sobre los suyos.
Las mujeres pueden elegir masturbarse directamente, tocándo-
se con las manos, o bien indirectamente, como en el acto de frotarse
los genitales contra una superficie contra la que se presiona, como,
por ejemplo, el mango de un cepillo del pelo, o bien poniéndolos
debajo de un grifo abierto, donde el agua ejerce una presión cons-
tante.

39
soluciones para una vida sexual sana

Las ventajas del sexo a solas

A continuación tenemos cuatro buenas razones como mínimo


para disfrutar del sexo a solas:

1. Nos masturbamos porque estamos programados para ello.


Nuestros genitales están pensados para ser estimulados por
placer.
Parémonos a pensarlo… ¿no sería una broma muy pesada por
parte de Dios que no nos estuviera permitido utilizar nuestros
genitales para el placer después de que Él mismo los haya dotado
de la capacidad de darnos placer? De hecho, ¿por qué habrá queri-
do Dios que los seres humanos seamos de los pocos seres vivos que
podemos disfrutar del sexo por placer y ya no únicamente para
procrear? Como dijo un bromista muy agudamente –“Si de verdad
Dios no hubiera querido que nos masturbásemos, ¡nos habría colo-
cado los genitales entre los omóplatos!”.

2. Nos masturbamos por nuestra cuenta porque podemos hacer-


lo perfectamente y casi con toda seguridad ello nos garantizará
un orgasmo sin tener que estar pendientes de las necesidades o
del placer de ninguna otra persona.
Puede ser rápido, sin complicaciones, y después de hacerlo no
tenemos que mostrarnos amables con nadie más que con nosotros
mismos. Los hombres, en particular, dicen que disfrutan mastur-
bándose mientras se sumergen en un flujo de estímulos visuales –
viendo imágenes o vídeos pornográficos. En relación con ello, está
la sensación de que “puedo hacerlo a mi manera con esta mujer,
dominarla y después dar media vuelta, sin oír ninguna recrimina-
ción. ¡Y se queda uno fenomenal!”.
Utilizando indicadores como, por ejemplo, el aumento de la
tasa cardíaca, los cambios en la presión sanguínea y medidas de la

40
masturbación

tensión muscular, los estudios de laboratorio han encontrado que,


en el caso de muchos hombres y muchas mujeres, los orgasmos
derivados de la autoestimulación son más intensos que los deri-
vados del coito. Ello se debe probablemente a que la persona que
practica el sexo a solas tiene un control absoluto sobre su estimu-
lación y no depende del ritmo, los cambios en la presión ejercida
o los movimientos de la otra persona. Saben qué sensaciones les
resultan agradables y de esta forma pueden aumentar al máximo
la posibilidad de tener un orgasmo.
Advertencia: Simplemente, tengamos cuidado de no abusar de
los estímulos visuales y de no volvernos unos adictos a ellos. Un
hombre vino a terapia porque tenía que hacer un alto en el traba-
jo unas tres veces al día para masturbarse con “la carnaza” que
encontrara ese día por internet. Este hábito estaba interfiriendo
gravemente en su rendimiento laboral.

3. La masturbación nos permite practicar y explorar la variedad


de músicas que nuestros instrumentos genitales son capaces de
tocar, para que así más adelante podamos disfrutar más del sexo
en pareja.
¿Cómo podemos esperar que nuestra pareja sepa cuáles son
las mejores maneras de ponernos a tono y de mantenernos excita-
dos con vistas a obtener el máximo placer, si nosotros mismos no lo
sabemos? La información (el feedback) que recibimos de la autoes-
timulación puede fortalecer enormemente nuestro potencial para
hacer el amor. De hecho, Kinsey, el mayor experto mundial en
sexo, descubrió que las personas que habían empezado a mastur-
barse a una edad temprana tenían una vida sexual más vigorosa
que los que no lo habían hecho –y seguían teniéndola pasados
muchos años, cuando la persona normal ya ha dejado de tener
relaciones sexuales.

41
soluciones para una vida sexual sana

4. Otras razones adicionales para masturbarse incluyen la


ausencia de riesgos y la liberación de la tensión.
Un orgasmo puede hacer las veces de una pastilla para dormir,
¡sin tener ningún efecto secundario! La próxima vez que nos per-
mitamos el capricho de tener sexo a solas, recordemos que con ello
también nos estamos haciendo cargo responsablemente del manejo
de nuestro estrés.
Y por último… no perdamos jamás de vista que la capacidad
de darnos un orgasmo a nosotros mismos supone una auténtica
independencia sexual.
Advertencia final: Algunos lectores que estén deleitándo-
se en el arte de la masturbación, se pueden preguntar: y si es
algo tan bueno, ¿cómo es que la gente no renuncia al acto sexual?
Pues porque el sexo en pareja puede ser mucho más que la mera
estimulación genital, el coito y el orgasmo. ¿Recordamos cuando
hablamos del concepto de una sexualidad satisfactoria, que nos
permite realizarnos? Cuando tenemos relaciones sexuales con
una pareja que es nuestro compañero o compañera del alma, que
comparte nuestras convicciones y nuestros valores, a quien ama-
mos profundamente y con quien hemos compartido momentos
buenos y momentos malos, el sexo en pareja puede generar una
sinergia prodigiosa y mágica, imposible de alcanzar con el sexo
a solas.

42
masturbación

Resumen

La ansiedad y la culpa respecto del sexo suelen estar rela-


cionadas con la masturbación. Ocultamos el hecho de que
nos masturbamos porque tenemos miedo de que nos humi-
llen y nos castiguen físicamente si nos “descubren” o nos
pillan in fraganti. A muchas personas las castigaron por
masturbarse y, debido a ello, han desarrollado problemas
sexuales de larga duración.
Hay algunas cosas que debemos recordar respecto del
sexo a solas:

• Nos masturbamos porque estamos programados para


ello. Nuestros genitales están pensados para ser estimu-
lados por placer.
• Nos masturbamos por nuestra cuenta porque pode-
mos hacerlo perfectamente y casi con toda seguridad
ello nos garantizará un orgasmo sin tener que estar pen-
dientes de las necesidades o del placer de ninguna otra
persona.
• La masturbación nos permite practicar y explorar la
variedad de músicas que nuestros instrumentos geni-
tales son capaces de tocar, para que así más adelante
podamos disfrutar más del sexo en pareja.
• Otras razones adicionales para masturbarse incluyen la
ausencia de riesgos y la liberación de la tensión.

43
3
ansiedad y problemas sexuales

La sensación de miedo que sentimos cuando nos encontramos


en la vida real con algo aterrador como, por ejemplo, un tigre de
Bengala o un perro rabioso, es desagradable. Cuando nos vemos
ante una amenaza externa, nuestra sexualidad deja de funcionar
(se apaga, se detiene, queda en suspenso) y nos concentramos en
salvar la vida. Desgraciadamente, nuestro cuerpo puede responder
de la misma manera cuando nos encontramos ante una situación
sexual que nos inspira temor.

La respuesta de “ataque o fuga”

El miedo y la ansiedad son emociones naturales normales. Libe-


ran adrenalina, hormona que desencadena la reacción de “ataque o
fuga”. Con cuál de estas dos opciones responderemos, dependerá
de cómo interprete nuestro cerebro la situación. En ambos casos se
libera la misma hormona (adrenalina), pero el resultado puede ser
una serie de emociones, pensamientos y conductas diferentes.

45
soluciones para una vida sexual sana

Un joven de diecisiete años puede ver su primera ocasión de


tener relaciones sexuales con su novia como una oportunidad emo-
cionante, en tanto que su amigo, que tiene menos confianza en sí
mismo, puede ver la misma situación como algo que le da terror,
porque no está seguro de que se le vaya a dar bien.
Un cierto nivel de ansiedad o de temor puede ser útil –nos pue-
de ayudar a dar lo mejor de nosotros mismos. Ante la perspecti-
va de tener que hablar en público, por ejemplo, la ansiedad puede
manifestarse bajo la forma de la expectativa emocionada y entu-
siasta de que vamos a tener un éxito rotundo. Pero en el caso de la
persona que se siente aterrada, insuficientemente preparada, o de
la que se rieron en alguna otra situación similar anterior, la ansie-
dad y los síntomas nerviosos pueden hacer que se venga abajo,
negándose histéricamente ni tan siquiera a intentar subir al estrado.
La ansiedad contribuye a crear los problemas sexuales de una
forma similar. Cuando la persona tiene algún pensamiento angus-
tioso, los síntomas corporales incluyen todo tipo de señales de alar-
ma, tales como la respiración acelerada (entrecortada), temblores,
palpitaciones, sudores, mareos y boca seca. ¿Tiene algo de extraño
que en tales circunstancias se apague el interruptor de nuestro fun-
cionamiento sexual?

Fobia al sexo

Son muchas las personas a las que les angustia la perspectiva


de tener relaciones sexuales –ya sea porque es la primera vez que lo
hacen o porque se trata de hacerlo con una persona diferente (una
nueva pareja). Esta ansiedad puede contribuir a tener una expe-
riencia sexual muy insatisfactoria. La mayoría de las personas aca-
ban superando finalmente este obstáculo –con la pareja adecuada,
y con el tiempo. Otros, en cambio, desarrollan una “fobia al sexo”.

46
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

La definición de fobia incluye tres elementos:

1. Un temor de tal intensidad que incluso el solo hecho de


pensar en acercarse a la circunstancia temida, no digamos
ya al hecho real en sí, genera tanta ansiedad que la persona
se bloquea y su cuerpo se queda paralizado. Lo que quiere
es evitar el objeto de su temor sea como sea.
2. Ninguna explicación racional ni ninguna información obje-
tiva pueden convencer a la persona fóbica de que no tienen
por qué temer nada.
3. El mantenimiento de este miedo tiene un efecto desadapta-
tivo sobre la persona –es decir, puede afectar gravemente al
desarrollo de una vida normal.

Los ejemplos de reacciones fóbicas incluyen el vaginismo en


las mujeres (en donde la vagina se agarrota y no deja entrar nada
–véase el capítulo 6), y los casos en los que el no lograr tener una
erección desemboca en que el hombre evite todo contacto sexual y
permanezca célibe durante el resto de su vida (véase el capítulo 8).

Ejemplos de una única mala experiencia que fue


determinante

¿Nos acordamos de la primera vez que, siendo niños, pusimos la mano


en una estufa encendida y nos quemamos? Yo sí me acuerdo, y es algo
que he llevado mucho cuidado de no volver a hacer. ¡Duele un montón!
Este es un ejemplo de lo que los psicólogos llaman “aprendizaje median-
te un único ensayo”. Es decir, que no necesitamos repetir muchas veces
la experiencia para aprender la lección –nos bastó con una sola vez.
Desgraciadamente, la sexualidad humana también puede verse
afectada por el aprendizaje mediante un único ensayo. Es decir, una
sola experiencia negativa puede hacer que una persona se asegure de
que jamás volverá a tener relaciones sexuales.

47
soluciones para una vida sexual sana

A Rebecca, por ejemplo, la violaron cuando tenía ocho años. Nunca


más tuvo relaciones sexuales.
La primera novia que tuvo Gerald se burló de él –le dijo que tenía
el pene demasiado pequeño; jamás intentó volver a tener relaciones
sexuales.
También, el hecho de descubrir la sexualidad de forma inesperada o
prematura, puede tener un efecto desconcertante y perturbador en una
persona muy joven. Por ejemplo, el niño que ve por la televisión una
escena violenta de una violación, puede volverse ansioso en relación
con todo aquello que tenga que ver con la sexualidad.

Tod pensaba que el sexo implicaba hacerle daño a alguien


El problema y la causa: Cuando tenía seis años, Tod entró corriendo
una mañana temprano en el dormitorio de sus padres y se los encon-
tró teniendo relaciones sexuales. Se sintió espantado ante la visión de
su padre echado encima de su madre y haciéndole algo que, según
pensó –debido a los gemidos de su madre–, le estaba haciendo daño.
Tod se puso a pedirle a gritos a su padre que dejara de hacerle daño a
su mamá.
Pillado in fraganti, el padre a su vez se puso también a gritarle al
niño, diciéndole que se volviera a su habitación. Tod se quedó descon-
certado y alterado, y jamás olvidó aquella experiencia. Pensaba que el
sexo implicaba hacerle daño a alguien.
La solución: Tod tuvo que reaprender que la sexualidad tenía sus
cosas buenas –el concepto de sexualidad satisfactoria y los beneficios
del sexo.

48
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Tipos de ansiedad

Existen dos tipos principales de ansiedad que afectan negativa-


mente a la vida sexual de muchas personas:

1. L a autoimagen negativa: el miedo al rechazo; y


2. La ansiedad de ejecución: el miedo al fracaso.

1. La autoimagen negativa: el miedo al rechazo


La ansiedad relacionada con el miedo al rechazo se refiere al
temor de que nadie nos encuentre atractivos ni sexys, o de que
nadie nos desee sexualmente. Los sentimientos asociados a esta
idea son la vergüenza y la inferioridad. A esto yo le llamo tener
una baja autoestima sexual o una autoimagen sexual negativa. La
mayoría de nosotros la padecemos cuanto menos en algún que otro
momento de nuestra vida.
El temor al rechazo puede desarrollarse partiendo de dos direc-
ciones:

1. Internamente: Como resultado del “detractor interno” –la


voz que oímos dentro de nuestra cabeza y que hace que
muchas personas formulen juicios negativos respecto de
ellas mismas. Nuestro detractor interno nos puede decir
que somos demasiado gordos, demasiado flacuchos, dema-
siado feos, etc. La lista es interminable.
2. Externamente: A raíz de situaciones reales en las que otras
personas nos juzgaron negativamente o nos rechazaron.
Algunos ejemplos pueden ser el que alguien que nos gus-
tara mucho nos ignorase, o ser el “patito feo” de un baile
o una fiesta. Otro ejemplo bastante común es que nos deje
nuestro novio y más adelante tengamos que verlo casándo-
se con nuestra (ex) mejor amiga.

49
soluciones para una vida sexual sana

Valoración de la autoimagen negativa

La autoimagen negativa tiene que ver con el grado o la


medida en que aceptamos nuestro propio cuerpo, con la
percepción de nuestro atractivo sexual, y con la fuerza o
la presencia que sentimos que tenemos como personas.
Las siguientes dos preguntas pueden ayudarnos a valorar
nuestra autoimagen sexual:

• ¿Me considero una persona atractiva y sexy?


• ¿Me considero una persona deseable?

Ansiedad asociada al rechazo interior


• ¿Nos sentimos acomplejados por el tamaño de nuestros
pechos o de nuestro pene?
• ¿Nos sentimos tan acomplejados por nuestras estrías
o por alguna cicatriz, que nos pensamos que nuestra
pareja va a sentir repulsión hacia nosotros?
• ¿Nos estamos comparando sin cesar con los demás
constantemente?
• ¿Pensamos que los demás no nos ven atractivos sexual-
mente?
• ¿Nos avergüenza el hecho de que nuestra pareja (o
nuestro partenaire sexual) nos vea desnudos?

Las personas con mayor riesgo de tener una autoimagen


sexual negativa son:
• Personas que tengan un herpes genital, verrugas vené-
reas, o alguna otra enfermedad de transmisión sexual;
• Personas que han pasado recientemente por una mas-
tectomía, una histerectomía, una operación de próstata,

50
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

una vasectomía, o alguna otra operación o intervención


que afecte a los órganos sexuales o a alguna otra par-
te del cuerpo que esté fuertemente relacionada con la
sexualidad;
• Personas que se están recuperando de la adicción al
alcohol o a las drogas;
• Personas que están viviendo la crisis de la edad madura
(de los cuarenta o de los cincuenta) o bien la ruptura de
una relación.

Ansiedad asociada al rechazo exterior


• Personas que han sido criticadas por su pareja o su par-
tenaire sexual en relación con su atractivo físico.
• Personas que han sido rechazadas o engañadas por su
pareja.

— Tipología corporal
¿No es una vergüenza que no todos podamos tener el aspec-
to de Elle Macpherson o de Arnold Schwarzenegger? ¿Por qué no
podemos? Porque no hemos nacido con su estructura corporal o
su somatotipo. La “tipología corporal” se refiere a la configuración
o constitución general de nuestro cuerpo –hay personas que son
bajas, recias y anchas, otras son altas y flacas (larguiruchas), y algu-
nas personas afortunadas están en el término medio. Desgraciada-
mente, es este “tipo intermedio” el que recibe la mayor atención
por parte de los medios de comunicación y la aprobación oficial de
la sociedad, razón por la cual todos nos obsesionamos con parecer-
nos a ellos.
Al llegar a la pubertad, el somatotipo que nos corresponde se
nos hace dolorosamente más patente al empezar a compararnos

51
soluciones para una vida sexual sana

con las referencias y los cánones de los medios de comunicación, y


con nuestros iguales. Con ello comienza el estrés del autorrechazo,
el cual puede inhibir enormemente nuestra capacidad de relajar-
nos y de disfrutar de nuestro cuerpo.

La solución a la autovaloración negativa


Lo malo es que no tenemos más remedio que aceptar lo que
no podemos cambiar. Por mucha dieta o por mucho ejercicio que
hagamos, no podemos transformar unas piernas cortas en unas
piernas largas, ni ensanchar los hombros ni reducir los huesos de
las caderas.
Practiquemos la autoaceptación de nuestra tipología corporal
poniéndonos delante de un espejo y elogiando nuestros puntos
fuertes (por ejemplo: “Tengo las piernas cortas, pero bien propor-
cionadas”; “Soy estrecho de hombros, pero tengo bien definidos
los músculos de esa zona”).
Y si bien no podemos cambiar nuestra constitución general,
sí podemos cambiar algunas características físicas que pueden
aumentar enormemente nuestro atractivo. Si no estamos con-
tentos con nuestra nariz, orejas, mandíbula o dientes, tenemos la
opción de recurrir a la cirugía correctora. Es asombroso la con-
fianza que puede generar el saber que cada vez que sonriamos,
van a quedar al descubierto unos dientes parejos; no tiene senti-
do que sigamos teniendo una nariz demasiado larga o de patata,
cuando se puede corregir. En la medida que llevemos cuidado
con las posibles complicaciones y peligros de la cirugía, ¿por qué
no podemos aprovecharnos de la ciencia y de la medicina moder-
na, y fortalecer nuestra autoestima mejorando nuestro atractivo
físico?

52
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Ahora bien, por encima de todo, la solución a la autovaloración


negativa está en pensar en unos términos positivos respecto de nuestra
autoimagen sexual. Si pensamos que somos feos o poco deseables,
nos sentiremos feos y poco deseables, y ¿cuál será entonces la con-
secuencia? –pues el rechazo, o a veces incluso peor, la “invisibili-
dad sexual” (el que nadie nos vea con un posible interés sexual),
que es lo que más tememos.
Lo bueno es que podemos cambiar cómo nos sentimos en rela-
ción con nuestro cuerpo. Para cambiar nuestros pensamientos y
sentimientos negativos respecto de nuestro cuerpo tenemos que
pensar de forma positiva y racional. Ello incluye la autoevalua-
ción realista, la aceptación de lo que no podemos cambiar, y el
asumir la responsabilidad realista de cambiar lo que sí podemos
cambiar. Podemos ser unos muy buenos amantes, tanto a nivel de
técnica sexual como emocionalmente, al margen de nuestro atrac-
tivo físico.
Acordémonos de cuestionar a nuestro detractor interno. Hagá-
mosle la siguiente pregunta: “¿Atractivo (o no) comparado con
quién?”. ¿Comparado con Brad Pitt o con Elle Macpherson? Las
cosas como son –la razón de que estas personas tengan un aspec-
to tan magnífico es porque se dedican a ello todo el tiempo. Los
actores dependen de su apariencia física para sobrevivir económi-
camente; tienen expertos que les entrenan y asesoran, y probable-
mente tengan que pasar por unos padecimientos y una disciplina
extrema para mantener ese aspecto.
Así pues, hagamos todo lo que podamos por tener buen aspec-
to, pero también quedémonos tranquilos y aceptémonos tal y como
somos. Uno de mis dichos preferidos es: “Lo importante no es el
envoltorio externo que recubre el regalo. Lo que verdaderamente
tiene valor es lo que lleva dentro”.

53
soluciones para una vida sexual sana

Las mujeres y el problema del tamaño o la forma


del pecho

Las mujeres suelen preocuparse con frecuencia por el tama-


ño y la forma de sus pechos (e incluso por la disposición de
los pezones). Ciertamente, hay pechos de todas las formas
y tamaños, y con frecuencia la ciencia médica puede ayu-
dar a cambiarlos fácilmente. Las mujeres preocupadas por
el pecho pueden optar por corregirlo. Unas quieren aumen-
tarlo y otras quieren reducirlo, pero el resultado final en
ambos casos es una mejora de la autoestima. En el caso de
las mujeres que tengan unos pechos muy grandes, la reduc-
ción del pecho también les brindará un gran alivio físico
respecto de tener que cargar con tanto peso.

2. La ansiedad de ejecución: el miedo al fracaso


La mayoría de los problemas sexuales que la gente expone en la
consulta del sexólogo tienen que ver con la ansiedad de ejecución
–el miedo a que la cosa no salga bien. Los pensamientos negativos
obsesivos asociados a la ansiedad de ejecución son:

“¿Y si no lo sé hacer bien?”.


“¿Y si decepciono a mi pareja?”.

La ansiedad de ejecución puede afectar a:

• Las personas sexualmente inexpertas;


• Las personas extremadamente ansiosas por complacer a su
pareja; y
• Las personas que han sido criticadas por su pareja o por
su partenaire sexual en razón de su incapacidad de satis-
facerles sexualmente, por su falta de deseo o de respuesta
sexual, o por cualquier otro aspecto de su sexualidad.

54
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

— ¿Tenemos ansiedad de ejecución?


• ¿Nos asusta tener relaciones sexuales porque tenemos mie-
do de que vayamos a decepcionar a nuestra pareja?
• ¿Nos cuesta llegar al orgasmo?
• ¿Llegamos al orgasmo con tanta rapidez que nos da ver-
güenza?
• ¿Tenemos dificultades en lograr y mantener una erección?
• ¿Tenemos problemas de eyaculación, ya sea precoz o retar-
dada?

Si pensamos que tenemos ansiedad de ejecución, lo primero


que tenemos que hacer es leer la siguiente sección que aparece den-
tro de este mismo capítulo: “Las estrategias sexuales esenciales”. Y
después iremos a las soluciones para los problemas específicos, ya
sea en el caso de las mujeres, que figuran en la Parte II, o en el caso
de los hombres, que figuran en la Parte III.

Exagerar la importancia del coito

El problema: La “teoría del big bang”. La creencia más


extendida sobre el sexo y la que genera más ansiedad es la
obsesión por el sexo entendido ante todo como el coito. Se
da por supuesto que el coito es la “mejor manera” de tener
relaciones sexuales porque el pene y la vagina son las zonas
sexuales más importantes y el “big bang” (la gran “corri-
da”) es lo único que le interesa al hombre.
La solución: Pensemos en el sexo como un repertorio que
incluye cinco posibilidades u opciones:

1. Los pensamientos eróticos (lo que hacemos con nuestro


cerebro);

55
soluciones para una vida sexual sana

2. El lenguaje erótico (lo que hacemos al hablar: los ele-


mentos verbales [las palabras y el tono de voz] y los
elementos no verbales [gemidos, quejidos y exclama-
ciones]);
3. El sentido del tacto (lo que hacemos con nuestra capaci-
dad táctil, y ya no únicamente con las manos: tocar con
las manos, con los dedos de las manos, con los dedos
de los pies, con los codos y con otras partes del cuerpo);
4. La lengua y el sentido del gusto (modalidades orales de
sexo: los besos y la exploración oral con los labios, los
dientes y la lengua a lo largo de todo el cuerpo, incluida
la boca y los genitales); y
5. La copulación (el coito –el pene en la vagina o la pene-
tración anal).

Las estrategias sexuales esenciales

Las estrategias sexuales esenciales son:

• Los diálogos internos positivos;


• El sexo a solas sin miedo; y
• El sexo en pareja sin miedo.

La ansiedad se puede superar con ayuda de la práctica –los


resultados positivos fortalecerán la confianza. La idea es avan-
zar gradualmente pero de forma sistemática desde las situaciones
sexuales menos exigentes en las que no tenemos ansiedad, a las
situaciones en las que nos exponemos a aquello que tememos, pero
siempre a una velocidad a la que nuestro nivel de ansiedad se man-
tenga bajo y sea, por tanto, manejable.

56
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Los diálogos internos positivos: ser nuestro propio entrenador


sexual personal
Los diálogos internos son una técnica psicológica muy potente
que puede cambiar nuestra forma de pensar. Los “diálogos inter-
nos” son los pensamientos que no dejan de darnos vueltas por
dentro de la cabeza, diciendo las mismas cosas una y otra vez.
Algunas personas son unos verdaderos maestros en el arte del
pesimismo y de darle vueltas en la cabeza a toda una serie de pro-
fecías autocumplidas negativas: “Si pensamos que algo malo va a
pasar… probablemente pasará”. Este es el tipo de pensamientos
negativos que mantienen activa la ansiedad durante las relaciones
sexuales. De forma característica, las personas que tienen ansiedad
sexual se ponen desquiciadas, padeciendo anticipadamente con
toda una serie de diálogos internos negativos.
En general, los diálogos internos positivos para solucionar los
problemas sexuales deben seguir las siguientes directrices:

Prepararnos para tener la experiencia sexual


• “¿Qué es lo que tengo que hacer? Simplemente relajarme.
Se me ocurre algo que sí puedo hacer para ayudarme”.
• “Siempre será mejor que angustiarme. Nada de decirme
cosas negativas a mí mismo: tan sólo pensar de forma racio-
nal. No te preocupes. El hecho de preocuparte no te va a
ayudar en nada”.
• “¿Pudiera ser que lo que me parece ansiedad en realidad
sea más bien emoción y entusiasmo?”.

Pasar a la acción y desenvolvernos en la situación real


• “Puedo hacerle frente a esto. Puedo relajarme y echar el
miedo fuera”.

57
soluciones para una vida sexual sana

• “Voy a ir paso a paso: puedo manejar la situación”.


• “No pienses en el miedo. Piensa sólo en que vas a disfrutar”.

Sobrellevar las experiencias fallidas


• “Puede que no haya podido alcanzar el objetivo que me
había propuesto, pero disfruté de la experiencia e hice todo
lo que estuvo en mi mano por aumentar al máximo las pro-
babilidades de tener éxito. Tal vez la próxima vez saldrá
bien”.

— Aprender a utilizar nuestro órgano sexual más importante: nuestro


cerebro
Nuestro cerebro es nuestro órgano sexual más importante, y
tenemos que aprender a hacer uso de él para eliminar cualquier
pensamiento o sentimiento negativo respecto de nuestra capaci-
dad o de nuestra habilidad sexual.

El problema: ¿Cómo podemos deshacernos de nuestros pensa-


mientos negativos respecto de nosotros mismos y de la sexualidad
en general? Tenemos que ser muy firmes con nuestro “detractor
interno” –con la voz dentro de nuestra cabeza que ve las cosas de
forma negativa.
El detractor interno juzga negativamente la masturbación. Por
ejemplo, nos dice que debemos sentirnos culpables si nos mastur-
bamos (sobre todo si tenemos una pareja estable, porque en ese
caso podríamos estar “engañándole”).
El detractor interno también socava nuestra autoestima sexual
y nos pone unos listones poco realistas. De forma característica,
el detractor interno en el caso de los hombres nos dice que somos
feos, que estamos demasiado flacos o demasiado gordos, que esta-
mos demasiado calvos, que nuestro pene es demasiado pequeño o

58
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

demasiado feo –y es posible que también nos diga que deberíamos


tener un pene enorme y constantemente bien duro y con ganas de
guerra. De forma característica, el detractor interno en el caso de
las mujeres nos dice que somos feas, que estamos demasiado fla-
cas o demasiado gordas, que somos demasiado viejas y tenemos
demasiadas arrugas, que estamos mal hechas y que tenemos el
pecho o el trasero demasiado grande o demasiado pequeño… etcé-
tera, etcétera, en el caso de la mayoría de las mujeres acomplejadas.
El detractor interno nos vuelve acomplejados y angustiados,
razón por la cual no nos salen bien las relaciones sexuales. El hombre
puede ser capaz de masturbarse y de tener una erección, pero pierde
la erección al estar con una mujer. La mujer puede ser capaz de rela-
jarse y de tener un orgasmo cuando se deja seducir por su pareja, pero
le aterra la perspectiva de ser ella la que tenga que tomar la iniciativa.

La solución: ¿Cómo podemos controlar este disco negativo que


suena una y otra vez dentro de nuestra cabeza? En primer lugar, hay
que decirle a nuestro detractor interno… ¡que se calle de una vez!

• Tenemos que combatir nuestra actitud negativa cambian-


do las palabras que no cesan de rondarnos por la cabeza.
Dejemos de utilizar etiquetas condenatorias –no somos un
desastre, unos cobardes, unos negados, unos inútiles, unas
personas no lo bastante buenas, o cualquier otra de las
cosas que podamos decirnos a nosotros mismos para reba-
jarnos o menospreciarnos.
• Somos unas personas valiosas, que tenemos unas cualida-
des espirituales, mentales, emocionales y físicas.
• Dejemos de pensar que somos unos incompetentes sexual-
mente.
• En lugar de ello, pensemos que somos unas personas que,
al igual que le sucede a la mayoría de la gente, tenemos

59
soluciones para una vida sexual sana

algún que otro problema conductual ocasional que en este


caso resulta ser de índole sexual.

No nos dejemos llevar por nuestro detractor interno. La mayo-


ría de las veces, el detractor interno no lleva razón. Aprendamos
a cuestionar este disco rayado lleno de negativismo y a cambiarlo
por unas creencias positivas y optimistas.
Uno de mis dichos preferidos es: Puede que el pensamiento positivo no
siempre funcione… ¡pero el pensamiento negativo sí!

— Fomentar al máximo los pensamientos eróticos positivos


Una de las quejas más frecuentes que formulan las personas
que tienen problemas sexuales es que no encuentran la forma de
estimularse (el humor o las ganas necesarias) para tener relacio-
nes sexuales. Esta cuestión se abordará con más detalle en el capí-
tulo 14: “El estrés y el exceso de ocupaciones”. Las siguientes son
directrices importantes que figuran en dicha sección, pero se inclu-
yen aquí porque también forman parte de las estrategias esenciales
para solucionar cualquier problema sexual.

Asegurarnos de que vamos a tener una privacidad


Elijamos el momento ideal y un lugar tranquilo –tenemos que
estar libres de la presión asociada a las prisas, y también necesita-
mos tener privacidad. Prevengamos las posibles interrupciones –
cerremos la puerta con llave y descolguemos el teléfono.

Relajar nuestro cuerpo y crear la atmósfera adecuada


Podemos encender una vela perfumada o utilizar la aromate-
rapia. Podemos poner alguna música sensual o relajante, y tener a

60
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

mano aceite para masajes y lubricante. Démonos primero un baño o


una ducha, y concentrémonos a fondo en las sensaciones sensuales
asociadas al agua caliente y al jabón suave en contacto con la piel.

Dejar de prestar atención a aquellos pensamientos que no sean


sexualmente estimulantes
Para excitarnos sexualmente tenemos que desterrar de nuestra
cabeza todos los pensamientos que no sean eróticos y concentrar-
nos exclusivamente en las cosas que nos exciten. Decididamente, la
vida cotidiana no es demasiado “sexy” que digamos. Pensar en el
memorándum que nos olvidamos de redactar en la oficina o en que
la cocina está patas arriba no nos va a poner a tono. Como tampoco
lo va a hacer el ponernos a pensar en la declaración de la renta o en
los problemas que tenemos con el jefe.

Concentrarnos en pensamientos que nos estimulen sexualmente


La excitación sexual requiere una disciplina mental y una con-
centración sostenida. La excitación máxima acontece cuando nos
abandonamos totalmente al placer de la experiencia sexual y el res-
to del mundo desaparece por completo de nuestra cabeza.
Nos podemos concentrar en el placer asociado a nuestros senti-
dos (los aspectos visuales, olfativos, gustativos, táctiles y auditivos
del sexo), en nuestras fantasías sexuales o bien en recuerdos eró-
ticos, en algún material erótico que nos excite, o en nuestro amor
por nuestra pareja.

Sortear las distracciones externas


Desde el momento en que nuestra mente se desvíe de los estí-
mulos eróticos, la excitación se puede evaporar. Esto es algo absolu-

61
soluciones para una vida sexual sana

tamente normal. Distracciones tales como el teléfono que suena, los


niños que tosen o los ruidos del tráfico son imprevisibles. Si vemos
que nuestra mente divaga durante la relación sexual, no nos sorpren-
damos de que nuestro cuerpo deje de responder. Volvamos a concen-
trar nuevamente nuestra atención en el placer del momento actual.

Practicar por fases

Debemos practicar el sexo a solas y el sexo en pareja hasta


que podamos confiar en que nos sale bien y con facilidad
todas las veces. Existen tres posibles fases o niveles dentro
de esta práctica gradual:

Fase 1: Practicar en la imaginación


Ensayos imaginarios –donde la persona se representa men-
talmente la conducta sexual que le genera ansiedad. Ello se
puede hacer con ayuda de la visualización guiada o de la
hipnosis.

Fase 2: Practicar a nivel verbal


Comunicación y role-play verbal –donde se analiza en
detalle la conducta sexual en cuestión con la pareja o con
un terapeuta, pero sin pasar a la conducta real.

Fase 3: Practicar en la vida real
Realización de ensayos prácticos –experiencias sexuales
reales.

Las personas que padecen ansiedad grave deberán empezar por la


fase 1 e ir avanzando con cuidado hasta llegar a la fase 3 sin sen-
tirse ansiosos. Las personas que sienten únicamente una ansiedad
leve, pueden empezar por la fase 3 correspondiente a practicar en
la vida real.

62
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Sexo a solas sin miedo

El sentirnos cómodos con nuestro propio cuerpo y entender


sus mecanismos para generar placer sexual a través de la mastur-
bación, constituye el elemento clave de muchos de los programas
que tienen por objetivo ayudar a la persona a sentirse bien en rela-
ción con la sexualidad y a superar la ansiedad sexual.

— Superar los pensamientos y los sentimientos negativos


Si tenemos la impresión de que somos unos ignorantes y unos
estúpidos en materia de masturbación, puede que necesitemos
simplemente leer algunos textos básicos que traten sobre el tema.
Si nos sentimos nerviosos o tensos en relación con la práctica del
sexo a solas, probemos a utilizar alguna técnica de relajación y los
diálogos internos positivos para ayudarnos a ver el sexo a solas de
una forma positiva.
Si sentimos sensaciones o sentimientos muy fuertes de ver-
güenza o de culpa en relación con la masturbación, puede que sea
buena idea consultar con un sexólogo experimentado; el sexólogo
nos pueden ayudar a superar nuestras inhibiciones y a que poda-
mos darnos “permiso” conscientemente para autoestimularnos
como parte del programa a seguir para aumentar nuestra capaci-
dad para el placer sexual.

— Ejercitarnos en el sexo a solas


Dispongámonos a mimarnos un poco. Recordemos que el sexo
a solas tiene que ver con la autoestima sexual, de modo que debe-
mos tratarnos a nosotros mismos como el instrumento sensual que
de hecho somos –ya no solamente por lo que respecta a los genita-
les, sino a nuestro sistema erógeno en su totalidad.

63
soluciones para una vida sexual sana

— El sexo a solas en el caso del hombre


El objetivo es averiguar a qué cosas responde nuestro cuer-
po y cuáles nos resultan placenteras. Revisemos las principales
razones para que un hombre se masturbe a solas.
En primer lugar… ¡porque le hace bien! Con ello, el hom-
bre aprende las tres habilidades básicas de la sexualidad mas-
culina:

• Cómo ponerse a tono (tener una erección):


• Cómo seguir a tono (mantener la erección); y
• Cómo aguantar (eyaculación) hasta sentir que ha llegado
el momento oportuno.

El sexo a solas brinda la oportunidad de aprender y de prac-


ticar nuevas técnicas, al tiempo que elimina la presión asociada
a tener que hacerlo bien o dar la talla, dado que no hay nadie
más a quien haya que satisfacer.
Un efecto secundario positivo es que la masturbación puede
aliviar parte de la tensión sexual que podamos estar sintiendo,
lo cual nos ayudará a sentirnos mucho mejor en todos los sen-
tidos. Pero, lo que es más importante, la masturbación puede
ayudarnos a concentrarnos en nuestro propio placer. Muchos
hombres que tienen problemas sexuales, se preocupan tanto por
complacer a su pareja que no se concentran en disfrutar ellos.
La masturbación nos ayuda a concentrarnos en nuestra propia
respuesta sexual, para que así podamos aprender a cambiarla o
a modificarla.
Digámosle “hola” a nuestro cuerpo –saludémosle como algo
“especial” que es. Dediquemos unos momentos a contemplar
nuestro cuerpo… delante de un espejo, si podemos –y sin tener

64
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

que contener demasiado la respiración para meter el estómago.


No lo olvidemos: si nuestro estómago constituye un problema
real, vayamos inmediatamente a tomar unas clases para “que-
mar barriga”, lo que ayudará a los hombres a perder la grasa del
abdomen y los “michelines” de la cintura.
Asegurémonos de concentrarnos en las características posi-
tivas de nuestro cuerpo, y no en aquellas con las que no estamos
tan satisfechos. Recordémonos a nosotros mismos que nadie
absolutamente es perfecto. Seamos tan positivos y tan amables
con nosotros mismos como tratamos de serlo con nuestra pareja
cuando nos apetece tener relaciones sexuales… pero esta vez, se
trata de seducirnos a nosotros mismos.
Exploremos la totalidad de nuestro cuerpo. No lo hagamos
precipitadamente, pensando y dando por hecho que ya sabemos
cómo tenemos que hacerlo. Habitualmente, los hombres se con-
forman con el solo hecho de estimularse los genitales. No saben
que pueden aumentar sus niveles de placer si amplían su foco
de atención incluyendo la totalidad del cuerpo –cuero cabellu-
do, cabeza, cara, cuello, brazos, pezones, pecho, espalda, abdo-
men, muslos, pantorrillas y pies.
Toquémonos el cuerpo explorándolo, de todas las maneras
que queramos –con suavidad, con fuerza, sobándonos sensual-
mente los músculos, acariciándonos la piel y masajeándonos
por todas partes. A los hombres les suele dar vergüenza acari-
ciarse. Tratemos de superar esta resistencia y acariciarnos por
todo el cuerpo, para que realmente podamos descubrir qué es lo
que nos hace sentirnos bien.
Concentrémonos en todos los cambios que acontecen en
nuestro cuerpo a medida que se va excitando a través de nuestro
propio tacto. Exploremos todas las distintas partes de nuestro

65
soluciones para una vida sexual sana

cuerpo y advirtamos qué es lo que nos estremece sensualmente


y qué es lo que nos excita sexualmente en nuestro caso.

Estimulación genital
A continuación, sentémonos o tumbémonos en algo blando
como, por ejemplo, un cojín, un sofá o una cama. Finalmente, tene-
mos el visto bueno para concentrarnos en explorar nuestros geni-
tales. Por supuesto, lo más probable es que los veamos como unos
viejos amigos, pero de momento los trataremos como si fueran
una novedad absoluta y como si lo estuviéramos haciendo por pri-
mera vez en toda nuestra vida. Un posible truco consiste en com-
portarnos como si fuéramos un niño enfrascado en la experiencia
del autodescubrimiento. Sintamos el asombro y vivamos el placer
como si fuera una delicia novedosa. No caigamos en una rutina
mecánica. Tomemos plena conciencia de lo que estamos haciendo
y de lo que estamos sintiendo.
Al cabo de un rato, añadamos lubricante y advirtamos la
diferencia entre la estimulación sin lubricante y la lubricación.
La lubricación es importante, porque permite que la estimula-
ción se prolongue durante largos períodos de tiempo (sin provo-
car “erupciones granulares” en el pene), además de favorecer las
sensaciones vaginales lúbricas y húmedas.

Eyaculación
La eyaculación puede tener lugar siempre que sintamos que
es un buen momento. Lo mejor probablemente es variar el tiempo
que aguantamos, para así tener confianza en que podemos alargar-
lo a voluntad y en que no estamos “programados” para eyacular
dentro de ningún tiempo fijo.

66
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

—El sexo a solas en el caso de la mujer


Aprender a darnos placer a nosotras mismas es la mejor mane-
ra de lograr el dominio sobre nuestra propia excitación. Tenemos
que saber cómo y por qué las diferentes sensaciones asociadas a
la excitación sexual alcanzan su nivel más elevado y comienzan
a decaer en distintos momentos. Tenemos que ser el director de
nuestra propia orquesta corporal, si pretendemos tener el control y
permitirnos perder el control.

Explorar la totalidad de nuestro cuerpo


Comencemos por deslizar suavemente las manos por todas las
partes de nuestro cuerpo además de los genitales, y por acostum-
brarnos a la idea de acariciarnos con suavidad. Relajémonos sim-
plemente. El objetivo de acariciarnos no es necesariamente el de
excitarnos –sino el de familiarizarnos con las diferentes partes de
nuestras zonas erógenas y sentirnos más cómodas con la idea de
tocarnos nuestros propios genitales. Acariciémonos suavemente
los pechos y juguemos con los pezones hasta lograr que se pongan
erectos. Deslicemos los dedos ascendiendo por los muslos y des-
pués suavemente a lo largo del vello púbico. Haciendo un poco más
de presión, toquemos suavemente la piel de debajo del vello. Sepa-
remos los labios vaginales, y a continuación localicemos la entrada
vaginal. Localicemos el clítoris y procedamos a tocarlo suavemente.
Comencemos a acariciarnos suavemente en la zona genital de
la manera que nos resulte más placentera. A unas mujeres les gusta
hacer movimientos en círculo, y a otras les gusta acariciarse una y
otra vez en la misma dirección. Comencemos suavemente, y pro-
cedamos a aumentar gradualmente la presión. Podemos probar a
introducir y sacar suavemente el dedo a lo largo de la entrada vagi-
nal –tomémonos el tiempo necesario, y disfrutemos de ello. Si la

67
soluciones para una vida sexual sana

estimulación directa del clítoris (el glande) nos desagrada, limité-


monos a acariciar los laterales (el cuerpo y el capuchón clitoridia-
nos) y a variar el placer y el ritmo.
Relajémonos y sumerjámonos en nosotras mismas. No tene-
mos por qué llegar al orgasmo, pero en el caso de que así sea…
¡disfrutémoslo!

Sexo en pareja sin miedo

El siguiente ejercicio, dividido en tres fases, es divertido y es


sensual. Puede que nos recuerde los comienzos de la relación con
nuestra pareja, la forma en que fuimos conociendo nuestros cuer-
pos respectivos y lo emocionante que nos resultó. Con demasiada
frecuencia, nuestra vida sexual se “anquilosa”. Ya es hora de que
volvamos a disfrutar verdaderamente del sexo –sin ansiedades y
sin temores.

— Fase 1: Zonas erógenas, a excepción de los genitales


En la primera fase, nos concentramos en todas las zonas eró-
genas…¡a excepción de los genitales! Lo que se pretende con este
ejercicio es descargarnos de todas las posibles presiones que nos
puedan influir, a nosotros y a nuestra pareja. Lo único que tenemos
que hacer es tumbarnos y disfrutar.
Busquemos un momento en el que podamos disponer de un
mínimo de unos 30 minutos sin interrupción. Los dos necesitamos
estar relajados, descansados y sintiendo nuestro cariño mutuo. Pode-
mos crear una atmósfera sensual con la ayuda de un poco de música,
velas, incienso… cualquier cosa que nos ayude a ponernos a tono.
Lancemos una moneda al aire para ver quién va a empezar
siendo el “dador”.

68
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Desnudémonos el uno al otro lentamente. A continuación,


el “receptor” deberá tumbarse y relajarse. El “dador” tocará al
“receptor” a todo lo largo del cuerpo de este último –a excep-
ción de los pechos, el pene o la vagina; estas zonas erógenas están
vetadas en esta fase del ejercicio. El “dador” deberá explorar el
cuerpo del otro, sirviéndose de diferentes tipos de estimulación
como, por ejemplo, acariciar, cosquillear, lamer, chupar, tantear y
frotar.
El “receptor” informa al “dador” de cómo le gusta que le
toquen. Dice: “más fuerte, más suave, con más cuidado, más rápi-
do, más lento”. Es importante que los comentarios que hagamos
sean siempre positivos. Por ejemplo, podemos decir: “Me gustaría
que me acariciaras los pezones con suavidad”. Evitemos ser brus-
cos o negativos. Por ejemplo, no digamos: “¡No me toques así!”.
Cada uno de nosotros deberá hacer de “dador” durante unos
diez minutos largos, y otros diez minutos como “receptor”. Haga-
mos el ejercicio un mínimo de dos veces por semana. Cuantas
más sesiones hagamos, más rápidamente nos sentiremos relajados
estando juntos, e inclinados a intimar de verdad el uno con el otro.
En esta fase 1, debemos tener tantas sesiones como nos sean
necesarias hasta que nos sintamos plenamente cómodos con la
experiencia de dar (y recibir) placer sexual. Proseguiremos hasta
que los dos tengamos la impresión de que ya no nos quedan más
cosas que aprender en esta fase del ejercicio.
Es importante que evitemos mostrarnos negativos, o quejarnos
o enfadarnos el uno con el otro. No olvidemos que es imposible
adivinar el pensamiento, de modo que tenemos que decir qué es lo
que queremos… amablemente, y con respeto.
Después de cada ejercicio es importante que hablemos entre
nosotros de la experiencia que acabamos de tener. Informemos res-

69
soluciones para una vida sexual sana

pecto de qué fue lo que aprendimos, qué fue lo que nos gustó y qué
fue lo que nos encantó a propósito de la experiencia de explorar
nuestros cuerpos respectivos.

— Fase 2: Todas las zonas erógenas, pero sin llegar al coito


La segunda fase de la profundización en el placer erótico inclu-
ye tocar los genitales. La idea es no obsesionarse con llegar al
orgasmo o con eyacular –sino en disfrutar juntos de las sensacio-
nes sexuales sin la presión de tener que dar la talla.
Un efecto secundario estimulante es que ambos nos embarca-
remos en una experiencia placentera de descubrimiento mutuo.
Muchas mujeres no saben masturbar a un hombre –y muchos hom-
bres no saben masturbar a una mujer hasta llevarla al orgasmo.
Este ejercicio brinda la oportunidad de aprenderlo todo respecto
de tocarse mutuamente los genitales concentrándonos plenamente
en dar placer a nuestra pareja –y el orgasmo puede aparecer cuan-
do menos lo esperemos. Los elementos claves a recordar son prac-
ticar nuestros diálogos internos positivos, mantenernos en un nivel
óptimo de excitación sexual, y no dejar de comunicarnos. El objeti-
vo es no sentir ninguna ansiedad.

— Fase 3: Sexo en pareja con coito incluido


Una vez que hemos desarrollado la confianza en nuestra capa-
cidad para disfrutar mutuamente de nuestros genitales respecti-
vos, ha llegado el momento de disfrutar del coito. Hagamos uso de
todo aquello que hayamos aprendido: de todas las modalidades
de estimulación erótica, oral o manual, y, si así lo queremos, de las
fantasías eróticas que creamos oportunas. Dejémonos llevar, aban-
donémonos, soltémonos.

70
ANSIEDAD Y PROBLEMAS SEXUALES

Resumen

Existen dos tipos principales de ansiedad que influyen


negativamente en la vida sexual de muchas personas:
1. La ansiedad asociada al temor al rechazo; y
2. la ansiedad de ejecución: el miedo al fracaso.
Los elementos claves a recordar son practicar nuestros diá-
logos internos positivos, mantenernos en un nivel ópti-
mo de excitación sexual, y no dejar de comunicarnos entre
nosotros. El objetivo es no sentir ninguna ansiedad.

Listado de soluciones de autoayuda

1. Tener pensamientos y sentimientos positivos


• Comprometernos a luchar por un cambio positivo.
• Comprender el problema e informarnos bien.
• Comprender, aceptar y aprender de nuestro pasado, y
averiguar qué es lo que mejor nos funciona en nuestro
caso con vistas a mejorar nuestro futuro.
• Asegurarnos de que nuestros pensamientos y nuestra
actitud sean positivos, racionales y realistas.
• Tener sentimientos positivos que fomenten nuestros
progresos y fortalezcan nuestra autoestima y nuestra
confianza.

2. Tener conductas positivas
• Practicar nuestras estrategias y potenciar al máximo los
elementos positivos de nuestro entorno.
• Mantener nuestro cuerpo en forma, sano y relajado.
• Priorizar nuestros objetivos. Reservar un tiempo para el
sexo, como sea, pero equilibrarlo con el resto de nues-
tra vida.

71
soluciones para una vida sexual sana

• Tener una buena comunicación con el otro y cumplir


nuestros acuerdos.
• Buscar la ayuda de un sexólogo, si pensamos que nece-
sitamos asesoramiento y guía profesional.

72
II
MUJERES

¡Son los dos


“Rosa frígida”
colores que tienen
o “rojo putona”
más aceptación!
4
POR QUÉ A ALGUNAS MUJERES
LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

Las personas podemos sentir ansiedad en relación con el sexo


por toda clase de razones. A lo largo de los años, vamos acumu-
lando una serie de ideas y de actitudes que acaban por tener vida
propia –pueden crecer de forma desproporcionada respecto de su
fuente original o de cualquier posible objetividad o veracidad. Vea-
mos cómo se desarrolla este proceso en el caso de algunas mujeres.

La doble moral

Se supone que las chicas buenas no deben tener relaciones


sexuales. La doble moral hace referencia a la contradicción existen-
te entre la idea de que está bien que los hombres tengan relaciones
sexuales, pero no así las mujeres. Durante mucho tiempo, el sexo
ha sido aceptado socialmente únicamente con fines de procreación,
pero también existía un acuerdo tácito respecto de que “los hom-
bres tienen sus necesidades”. “La profesión más antigua del mun-
do”, la prostitución, estaba al servicio de dichas necesidades.

75
soluciones para una vida sexual sana

Con la reciente emancipación sexual de la mujer, junto con el


reconocimiento de las necesidades sexuales de las mujeres –de las
que se habla con frecuencia en la amplia variedad de revistas para
mujeres que existen actualmente– la visión que la sociedad occi-
dental tiene de la sexualidad se ha vuelto más permisiva. Pero la
actitud tradicional continúa teniendo mucha fuerza, y a muchas
mujeres les queda todavía un largo camino por recorrer antes de
poder expresar verdaderamente su sexualidad sin sentirse ansio-
sas e inhibidas.
Preguntémosle a un hombre qué piensa de una mujer que se
acostó con él la primera vez que quedaron.
Preguntémosle a sus amigas qué piensan de ella.
Preguntémosle a esa mujer qué es lo que piensa de ella mis-
ma.
Muchas mujeres que tienen una relación estable continúan
obsesionadas con la idea de que “las chicas buenas no deben tener
relaciones sexuales ni disfrutar del sexo”. Muchos hombres se me
han quejado de que sus mujeres parecían estar muy interesadas en
el sexo antes de casarse, pero después del matrimonio se han apa-
gado totalmente. Les he preguntado a muchas mujeres sobre esto,
y lo que sale a relucir es que en realidad tampoco les interesaba
demasiado el sexo antes de casarse, pero consentían en ello para así
“mantener el interés de él”. Una vez casadas y enfrascadas en sus
carreras profesionales y/o en los hijos, el sexo se convierte en una
lata y lo desean muy escasamente. Este fenómeno de “apagón” les
genera pesar a muchos hombres. Éstos me preguntan, con un tono
de frustración en la voz: “¿Cómo me pudo engatusar de aquella
forma antes de casarnos? ¿Dónde ha ido a parar aquella sirena tan
seductora y tan sensual?”.

76
POR QUÉ A ALGUNAS MUJERES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

El síndrome del donjuán/la puta

Un ejercicio de vocabulario que demuestra de una manera


elegante la existencia de la doble moral consiste en hacer un
listado de todas las palabras que se suelen utilizar habitual-
mente para hablar de los hombres, las mujeres y el sexo. Las
palabras para referirse a los hombres que muestran y ejer-
cen abiertamente su sexualidad están todas ellas asociadas
favorablemente a la fuerza, el deseo y el saber hacer. Las
palabras utilizadas para referirse a las mujeres que mues-
tran y ejercen abiertamente su sexualidad son todas ellas
despectivas:
¿Qué palabras se suelen asociar generalmente con los
hombres que son sexualmente provocativos?
Donjuán, semental, machote, chulo.
¿Pero cómo ve la sociedad a la mujer que muestra abier-
tamente su sexualidad (que tiene una vida sexual activa)?
Puta, guarra, furcia, ramera.
¿Y qué palabras se asocian con la mujer que no muestra
interés por el sexo?
Frígida, fría.
Cuando a un hombre no parece interesarle demasiado
el sexo (contrario), se le califica de una forma que también
denigra a las mujeres:
Marica, mariposón, reinona.
De modo que, tanto si tiene relaciones sexuales como si
se retrae sexualmente, la mujer se ve menospreciada o deni-
grada.

77
soluciones para una vida sexual sana

Se trata de un proceso en dos fases:

Fase 1: Al principio, la mujer parece estar decidida a hacer todo lo


que esté en su mano para interesar sexualmente al hombre
–lo seduce con su atractivo visual y con toda clase de insi-
nuaciones no verbales.
Fase 2: Después, una vez que tiene al chico donde ella quería, la
mujer apaga su atractivo sexual y se prepara para criar a su
camada.

Alguien –supongo que debió de ser un hombre, porque utili-


zó una de esas palabras absolutamente antifemeninas con las que
ninguna mujer quiere que la asocien (“puta”)– le ha llamado a este
fenómeno el “síndrome de la Virgen/prostituta”.
En la fase 1 la mujer despliega todos sus encantos sexuales
(como una prostituta que buscara el dinero). En la fase 2 se con-
vierte en la Virgen santa a la que le resulta inconcebible tener rela-
ciones sexuales.
La verdad es que las chicas buenas también pueden ser “tra-
viesas” y disfrutar del sexo. Podemos hacer varias cosas para des-
terrar la ansiedad asociada a la doble moral y al síndrome de la
Virgen/prostituta.

— 1. Llamarle al dilema de otra forma


Yo prefiero llamarlo “la disyuntiva de la chica buena/la chica
traviesa”. Al enfocarlo de esta forma, es más probable que la mujer
vea el reto que tiene por delante como un “soltarse” de la chica
buena para poder darle a la chica más desenvuelta y más atrevida
la oportunidad de “salir a escena”. Otra denominación útil que he
utilizado con éxito para hablar de estos dos registros es “la dama
aristócrata/la amante lozana”.

78
POR QUÉ A ALGUNAS MUJERES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

— 2. Utilizar los diálogos internos positivos durante las relaciones


sexuales
Véase la sección “Las estrategias sexuales esenciales” del capí-
tulo 3, y “Plan de acción para llegar al orgasmo femenino” en el
capítulo 5.

— 3. Por lo que respecta al hombre: no agobiar a la mujer


Algunas mujeres se retraen cuando las bombardean con vibrado-
res y con películas porno. Si una mujer está estancada en la fase de
la niña buena, necesita que la instruyan y la ayuden a avanzar con
mucho cuidado. A medida que vaya aumentando su confianza, apren-
derá a relajarse y abrirse a su lado más travieso y a disfrutar de lo que
constituye su derecho natural universal –tener una vida sexual sana.

Algunas mujeres se han quedado estancadas en el “dar”

Otro de los problemas es la idea de que las chicas buenas


deben limitarse a dar, porque recibir es de egoístas. Algunas muje-
res siguen estando muy estancadas en el “dar” durante las relacio-
nes sexuales. Es decir, en que lo correcto es complacer al hombre
y “dar, dar, dar”, en tanto que el recibir placer nosotras queda en
un segundo plano y debe limitarse a esperar. En Australia, a esto le
llamamos “el síndrome de la chuleta quemada” –cuando a la hora
de comer la mujer elige quedarse con el peor trozo de carne porque
sus necesidades no cuentan o están en último lugar.
En realidad, no hay absolutamente nada malo en recibir placer. Ya
es hora de que frenemos esta tendencia a “dar exclusivamente”. Ya es
hora de que todas las mujeres sintamos que nos merecemos tener una
buena sexualidad. Está muy bien recibir, al igual que dar, en las rela-
ciones sexuales, y es maravilloso disfrutar de los orgasmos.

79
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de cómo lograron algunas mujeres


superar su ansiedad sexual

Jean aprendió a disfrutar del sexo


El problema: Jean era una mujer de 53 años de edad que había tenido
únicamente unas pocas relaciones sexuales en toda su vida, y no había
disfrutado de ellas.
La causa: Después de su última experiencia sexual desastrosa –una
aventura de una sola noche cuando tenía 39 años– se juró a sí misma
que no quería volver a saber nada del sexo ni de los hombres. Actual-
mente, un compañero de trabajo, Arnold, le ha declarado amor eterno
y le ha pedido a Jean que se case con él. Arnold quería tener una rela-
ción de pareja en la que tuvieran cabida las relaciones sexuales. Jean se
sintió avergonzada y asustada ante la perspectiva de confesarle que no
tenía ninguna confianza en ella misma a nivel sexual y que tampoco le
hacía demasiada gracia el sexo.
La solución: Jean “dejó que su lado travieso saliera a escena” y confió
en que Arnold la quería y la deseaba de verdad.

Voula no se atrevía a perder la virginidad


El problema: Voula tenía 30 años, seguía siendo virgen y ello le preocu-
paba.
La causa: Voula tuvo unos padres muy estrictos de origen griego. Éstos
querían que su hija llegara virgen al matrimonio. A Voula le aterraba
la idea de que sus padres la rechazaran en el caso de que se decidiera
a tener relaciones sexuales.
La solución: Cuando tenía 25 años, Voula hizo un viaje a Grecia y por
primera vez en su vida vivió el placer de la verdadera independencia.
Ahora, con 30 años, se sentía dispuesta a tener relaciones sexuales a
pesar de las objeciones de sus padres.

80
POR QUÉ A ALGUNAS MUJERES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

Cassie estaba obsesionada con que tenía el culo muy gordo


El problema y la causa: Cassie tenía 28 años y llevaba cinco años casa-
da con Jeremy. El marido se sentía frustrado porque le encantaba hacer
el amor con su mujer, pero ella se negaba a dejar que la viera desnuda
–sobre todo de espaldas, porque estaba convencida de que él sentiría
rechazo hacia ella porque tenía un culo enorme. En realidad, Cassie
disfrutaba de una silueta envidiable. Pero se negaba a creer a su mari-
do, aun cuando éste le elogiara su figura una y otra y otra vez.
La solución: Cassie registró por escritos sus pensamientos negativos
respecto de su cuerpo y a continuación le pidió a Jeremy que le ayu-
dara a volver a escribirlos de una forma positiva. Después de redac-
tarlos nuevamente, el marido se los leía a su mujer en voz alta todas
las noches durante la cena, y a continuación hacía que ella los leyera
en voz alta también. Al principio Cassie se sentía avergonzada, pero
al cabo de dos semanas se reía a mandíbula batiente. ¡Y su marido
igual!

A Sally le aterraba el sexo


El problema: Sally jamás había dejado que se le acercara ningún hom-
bre, y mucho menos que coqueteara con ella.
La causa: Sally tenía 20 años y nunca se había sentido querida den-
tro de su familia. A los doce años, su padre dejó a su madre por una
mujer más joven. Su madre se había vuelto muy resentida y le decía a
su hija constantemente que los hombres sólo querían una única cosa
y que jamás se podía confiar en ellos. Su madrastra rechazó a Sally y
a sus otras dos hermanas, y volvió a su padre en contra de ellas para
que favoreciera a sus hijastros por encima de sus propias hijas. Sally
se fue de casa a los quince años y vivió en un piso compartido hasta
que pudo permitirse económicamente el vivir sola. Jamás había tenido
ningún amigo varón, y le aterraba la idea de tener alguno por si acaso
ello pudiera acabar desembocando en la posibilidad de tener relacio-
nes sexuales.

81
soluciones para una vida sexual sana

Irónicamente, Sally era el clásico bellezón, rubia platino y de


pechos prominentes, y los hombres siempre trataban de captar su aten-
ción. Entonces, a Sally le entraba un ataque de pánico y salía corriendo.
Solía actuar igual incluso en el caso de que algún chico intentara ligar
con ella en una fiesta después de habérselo presentado sus amigas.
Esto le valió ganarse la fama de “estar chalada”.
La solución: Sally se esforzó por tener una imagen más positiva de sí
misma y aceptar el hecho de que era atractiva. Ingresó en un club en el
que se labró algunas amistades masculinas que no le resultaban ame-
nazantes. Al final, se enamoró de un chico del club y lentamente fue-
ron dando forma a una vida sexual en común.

Resumen

Existen tres razones principales por las que a las mujeres les
genera ansiedad el sexo:
1. La doble moral (la contradicción existente entre la idea
de que está bien que los hombres tengan relaciones
sexuales, pero no así las mujeres);
2. El síndrome de la Virgen/prostituta; y
3. La idea de que las chicas buenas deben limitarse a dar,
porque recibir es de egoístas.
Para desterrar esta ansiedad podemos:
• Enfocar el dilema de otra forma y llamarlo “la disyunti-
va de la chica buena/la chica traviesa”.
• Utilizar los diálogos internos positivos durante las rela-
ciones sexuales.
• Por lo que respecta al hombre: tener cuidado de no ago-
biar a la mujer.

82
5
orgasmos

Me gusta describir el orgasmo como una sensación muy inten-


sa de placer que puede venir acompañada de una liberación invo-
luntaria de la tensión muscular. El placer puede estar localizado
en los genitales o bien lo podemos sentir por todo lo largo del
cuerpo. Suele venir acompañado de contracciones musculares,
respiración rápida, sonidos involuntarios y una sensación como
de “derretirse”.
De forma característica, la mujer orgásmica tiene orgasmos
de manera consistente independientemente de las variaciones de
momento, lugar, posición y técnica sexual. Es importante que com-
prendamos y seamos realistas respecto de la expresión “de manera
consistente”. “De manera consistente” no quiere decir que todas
las veces la mujer vaya a tener un orgasmo acompañado de un pla-
cer espectacular que se lo lleva todo por delante, junto con el soni-
do de campanas, pajaritos cantando y la sensación de verse trans-
portada, como Alicia, al país de las maravillas. “De manera consis-
tente” quiere decir que la mayoría de las veces, al ser estimulada

83
soluciones para una vida sexual sana

sexualmente, la mujer tiene un orgasmo –la calidad del cual puede


ser extremadamente variable.
He oído a mujeres hablar de que han tenido orgasmos “calien-
tes”, y también “fríos”, “largos”, “cortos”, “deliciosos”, “intensos”,
“uniformes”, “sordos”, “fuertes”, “penetrantes”, “sutiles”, etc. He
oído incluso a una mujer decir que sus orgasmos eran… ¡“predeci-
bles” y “monótonos”!

— La eyaculación femenina
Algunas mujeres tienen una especie de eyaculación –asociada
habitualmente a un orgasmo excepcional. La mayoría de ellas eya-
culan tan sólo una cantidad pequeña de fluido, pero unas pocas
de estas mujeres afirman eyacular un fluido abundante que deja
empapadas las sábanas. Es importante saber que la eyaculación
femenina no es lo mismo que un flujo de orina. Al parecer, dicha
eyaculación procede de las glándulas que rodean el orificio vaginal
o bien del llamado punto G.

¿Qué tipo de estimulación puede llevar a una mujer al


orgasmo?

El mundo de los orgasmos femeninos es muy variado y emo-


cionante. De hecho, la diversidad de formas en que las mujeres
pueden autoestimularse hasta llegar al orgasmo es considerable-
mente mayor que en el caso de los hombres. ¡Menuda ventaja!
Muchas mujeres (el 80%) llegan al orgasmo a raíz de una esti-
mulación intensa del clítoris. Las mujeres que tienen orgasmos
procedentes del punto G (el 60% de las mujeres que llegan al orgas-
mo a raíz de la estimulación clitoridiana) dicen sentir unas profun-

84
ORGASMOS

das contracciones vaginales y, según algunas, un orgasmo mucho


más intenso. (Para más información sobre los orgasmos asociados
al punto G, véase el libro de Tracey Cox: Hot Sex). Únicamente el
20% de las mujeres dicen tener orgasmos habitualmente mediante el coito
–dicho lisa y llanamente, la penetración vaginal no es el mejor estímulo
para llegar al orgasmo en el caso de la mujer.
Prácticamente cualquier tipo de estimulación puede conducir
al orgasmo:

• Masturbándose directamente, con la estimulación del clí-


toris mediante el dedo, un vibrador, un consolador o algún
otro objeto;
• Con una corriente de agua sobre el clítoris –las mujeres que
utilizan esta técnica disfrutan aplicándose sobre la vulva la
alcachofa de la ducha o el chorro del spa;
• Frotándose los genitales contra algo que tenga una textura
suave, sedosa, como por ejemplo un cojín;
• Sentándose sobre los talones y ejerciendo una presión cons-
tante sobre la zona pélvica, o bien apretando firmemente
los muslos;
• Utilizando algún estímulo sensorial como, por ejemplo,
algo que excite visualmente (imágenes eróticas) o algo que
excite auditivamente (una cinta de cassette o bien una pelí-
cula con sonido, pero sin imágenes), o simplemente una
fantasía;
• Algunas mujeres tienen un orgasmo simplemente con los
besos o con que les toquen los pezones.

85
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de mujeres que tenían dificultades para


llegar al orgasmo

A lo largo de este capítulo encontraremos las soluciones para los


siguientes tipos de dificultades:

Cuando jamás hemos tenido un orgasmo, de ninguna


de las maneras
Linda tenía 22 años, estaba prometida y quería aprender a tener orgas-
mos para darle una sorpresa a su marido la noche de bodas.
Susanna tenía 45 años, había estado soltera toda su vida y quería
informarse sobre el sexo y los orgasmos.

Cuando únicamente podemos tener un orgasmo mediante la


masturbación, pero no con nuestra pareja
Margit tiene 25 años y puede llegar al orgasmo con el sexo a solas, pero
no en presencia de su marido. Finge tener orgasmos durante el coito
para contentar a su marido.
Michelle tiene 36 años y sólo tiene orgasmos si utiliza un vibrador.
June tiene 48 años y sólo puede tener orgasmos frotándose el clítoris
con el extremo redondeado de un lápiz.

Cuando no podemos tener un orgasmo mediante el coito


vaginal, y queremos tenerlo
Lena tiene 24 años y dice que su novio la dejará si no es capaz de llegar
al orgasmo durante el coito.
Trish tiene 32 años y quiere mejorar el sexo con su marido y hacer
que su marido se sienta bien.
Grace tiene 45 años y quiere tener orgasmos mediante el coito aho-
ra que su marido ha superado el problema que tenía de que no podía
mantener las erecciones.

86
ORGASMOS

¿Por qué son importantes los orgasmos?

La principal razón para tener orgasmos es por nuestro pro-


pio placer. Nuestro cuerpo es un don muy preciado, y el
saber cómo utilizarlo para llegar al orgasmo constituye uno
de los beneficios naturales asociados a este don. Toda mujer
puede tener un orgasmo –todas nosotras hemos nacido con
un instrumento en condiciones y podemos aprender a tocar
músicas muy hermosas con él.
Los orgasmos tienen algunos beneficios verdaderamen-
te asombrosos para la salud y el bienestar: además de ser
deliciosamente placenteros, también son gratuitos, diverti-
dos, fortalecen el sistema inmunológico, proporcionan una
sensación de bienestar, son un gran sustitutivo de las pasti-
llas para dormir, y pueden incluso quitar las migrañas, los
dolores de cabeza y los síntomas premenstruales gracias a
la liberación de la congestión pélvica.
Mi objetivo consiste en animar a todas las mujeres a que
averigüen en qué medida quieren tener orgasmos –tanto en
calidad como en cantidad– y animar a los hombres a infor-
marse sobre los orgasmos femeninos. A los hombres les
encanta ver la cara de su pareja rebosante de placer, y les
resulta extremadamente gratificante saber que han contri-
buido a la satisfacción sexual de la mujer.
Advertencia: No pretendo sugerir que los orgasmos
sean el no va más. Es perfectamente posible disfrutar de
experiencias perfectamente satisfactorias, sensuales y
sexuales, sin necesidad del “big O” (el gran orgasmo). De
hecho, obsesionarse con los orgasmos, esforzarse en tener-
los a base de fuerza de voluntad, e insistir en ellos, puede
generar alteración emocional e incluso dolor físico.

87
soluciones para una vida sexual sana

Problemas con los orgasmos

Más del 20% de los casos tratados en mi consulta de sexología


corresponden a mujeres que no tienen orgasmos. El nombre técni-
co para la incapacidad de tener orgasmos es “anorgasmia”. Puede
haber razones fisiológicas o psicológicas que expliquen esta ausen-
cia de distensión orgásmica en la mujer.

Razones fisiológicas
Hasta hace poco, era escasa la evidencia médica respecto de
las dificultades físicas (los problemas médicos) que podían gene-
rar alteraciones en la capacidad orgásmica de las mujeres. El inte-
rés actual en la investigación de las bases fisiológicas del orgasmo
femenino y de la responsividad sexual de la mujer está abriendo
nuevas vías. Las causas físicas de problemas tales como la anor-
gasmia pueden incluir la diabetes, las anormalidades hormonales
como, por ejemplo, la deficiencia de estrógenos o de testosterona,
y los problemas ginecológicos graves tales como la vaginitis recu-
rrente. Otros problemas que afectan a la vida en general y que pue-
den limitar la capacidad orgásmica incluyen el estrés, el alcoholis-
mo, las drogadicciones y las enfermedades crónicas.

— Opciones de tratamiento
El tratamiento hormonal suele ser eficaz para ayudar a las
mujeres a excitarse más físicamente. Existen algunos fármacos que
facilitan el flujo sanguíneo en los genitales. Vienen en forma de gel
que se aplica frotando en el clítoris, e incluye vasodilatadores tales
como la prostaglandina, el alprostadil y la fentolamina. Nuestro
médico puede ayudarnos a obtenerlos, pero es posible que todavía
no estén plenamente comercializados.

88
ORGASMOS

Desgraciadamente, los médicos no siempre son unos exper-


tos en orgasmos femeninos. Muchas mujeres me han contado que
su médico les había dado una visión muy pesimista respecto de
los orgasmos. De modo que nos corresponde actuar a nosotros –el
público, la gente. ¿Cómo podemos educar a los médicos para que
asesoren a las mujeres con objeto de ayudarlas a tener orgasmos?

Ejemplos de mujeres a las que los médicos disuadieron


de la posibilidad de tener orgasmos

Lara perdió la capacidad de tener orgasmos


a raíz de una lesión de espalda
Lara era una mujer de 50 años que había tenido un accidente grave de
coche. Las lesiones físicas le dejaron un dolor crónico en la parte infe-
rior de la espalda. También se sintió muy frustrada al ver que además
había perdido la capacidad de tener orgasmos, de los que antes del
accidente había disfrutado de manera habitual.
Su médico no fue capaz de darle ningún consejo útil, por lo que
Lara solicitó la ayuda de una experta ginecóloga, con la esperanza de
recibir de otra mujer alguna orientación más comprensiva. Se sintió
muy desilusionada cuando la experta le dijo: “Bueno, a su edad ya va
siendo hora de que deje de pensar en el sexo como en algo sobre lo que
podamos trabajar con la pretensión de cambiar nada”.

A Francesca le dijeron que los orgasmos estaban sobrevalorados


Francesca tenía 28 años de edad y quería aprender a tener orgasmos
para complacer a su prometido, Giorgio, que estaba obsesionado con
que ella tuviera orgasmos.
Cuando le pidió consejo a su médico, éste le dijo: “Los orgasmos
están sobrevalorados; ni lo intente siquiera”.
Francesca se sintió sumamente desalentada ante semejante respues-
ta, lo que le hizo ver el problema de una forma todavía más pesimista.
Me dijo: “¿Cómo es posible que la hipnosis me vaya a ayudar a tener
orgasmos cuando mi propio médico me ha dicho que no les tengo que
dar ninguna importancia?”.

89
soluciones para una vida sexual sana

— Combinar el tratamiento médico y el psicológico


Ha habido algunos progresos interesantes en el ámbito de las
opciones médicas para potenciar la excitación física en el caso de
las mujeres, pero habitualmente lo mejor es combinar dichos reme-
dios físicos con las estrategias psicológicas para que la mujer logre
excitarse verdaderamente.

Kelly necesitaba ayuda médica y ayuda psicológica

El problema: Kelly era una mujer muy atractiva de unos 40 años de


edad, cuyo marido, Ralph, la había tenido que traer prácticamente
a rastras a la consulta de sexología. Kelly estaba furiosa: se había
hecho todas las debidas pruebas hormonales, las cuales habían reve-
lado que tenía un déficit de testosterona y en consecuencia había
procedido a hacerse un implante hormonal subcutáneo. Pero a pesar
de haber tratado la causa física, seguía sin sentir interés por el sexo
y se mostraba resentida ante los esfuerzos de su marido por lograr
que se excitara. Kelly se quejaba de que ella era incapaz de excitar-
se sexualmente, independientemente de lo que su marido pudiera
hacer.
La solución: En las sesiones de psicoterapia, Kelly reveló que jamás
había logrado superar el trastorno emocional que le había generado el
que su novio la obligara a tener sexo oral cuando tenía 19 años. Tam-
poco le perdonaba a su marido que abusara del alcohol durante los
primeros años de su matrimonio. Kelly recibió orientación psicológica
para abordar estas emociones perturbadoras. Gradualmente, volvió a
recuperar nuevamente su deseo sexual.

90
ORGASMOS

Las mujeres y la intimidad

Al principio de comercializarse los fármacos para fortale-


cer el rendimiento sexual masculino tales como, por ejem-
plo, la Viagra, comenzaron a circular muchos chistes sobre
la necesidad de descubrir una pastilla equivalente para las
mujeres. La verdad es que incluso en el caso de que exis-
tiera una pastilla que garantizara el orgasmo femenino, no
por ello necesariamente la mujer va a querer tener relacio-
nes sexuales –las mujeres necesitamos intimidad para sen-
tirnos verdaderamente excitadas. Las mujeres alegan otras
muchas razones además de la satisfacción sexual y de la
distensión orgásmica para querer tener sexo, incluidas: for-
talecer la cercanía y el compromiso emocional, aumentar la
sensación de atracción y de atractivo, y compartir el placer
físico por el mero hecho de compartir.

Razones psicológicas
Existen muchas razones psicológicas para explicar los proble-
mas que tienen las mujeres para tener orgasmos. La base de la
mayoría de estos problemas reside en la incapacidad, por parte
de la mujer, de relajar la mente y el cuerpo, y ello suele deberse
habitualmente a la ansiedad de ejecución o al estrés de la vida
cotidiana.

91
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de mujeres a las que les gustaría tener orgasmos


pero no pueden… de momento

Algunas mujeres todavía no pueden tener orgasmos, pero están suma-


mente interesadas en aprender a tenerlos.

Nadia, la fanática del fitness


Nadia tenía 30 años y parecía diez años más joven. Entrenaba todos
los días en el gimnasio y actuaba en una compañía de danza los fines
de semana. Nadia había tenido varios novios, pero jamás había tenido
ningún orgasmo. Cuando vino a verme para tratamiento, comenzó con
un programa de autoestimulación porque admitió que jamás se había
permitido “jugar consigo misma”.

Mujeres que solían tener orgasmos, pero le han perdido


el tranquillo
Algunas mujeres dicen que solían tener orgasmos de forma bastante
habitual, pero parecen haberle “perdido el tranquillo”. Es como si el
interruptor que en otro tiempo encendía la chispa, se hubiese apagado.
Algunas de estas mujeres se sienten exasperadas y frustradas; otras no
se sienten especialmente alteradas, y apenas les preocupa.
La razón más frecuente del apagón suele ser el “factor materni-
dad”. El instinto femenino hacia la crianza de los hijos puede hacer las
veces de anticonceptivo y de antídoto sexual. Dicho lisa y llanamente:
“Los niños no son ningún afrodisíaco”.

Bridget no era capaz de tener orgasmos por miedo


a que sus hijos pudieran oírle
Bridget quería a sus hijos por encima de su marido, de su matrimo-
nio y de sus orgasmos. Había disfrutado de sus orgasmos con Geoff,
si bien la mayoría de las veces se contentaba con un polvo rápido y
tampoco era demasiado lanzada en la cama. Cuando tuvo su primer
hijo, pareció apagarse sexualmente por completo. Por muchos mala-

92
ORGASMOS

barismos que pudiera hacer Geoff, Bridget no era capaz de correrse.


Jamás rechazaba a su marido, pero él siempre tenía la sensación de
estar teniendo relaciones sexuales con su mujer exclusivamente por
puro trámite. Era como si Bridget estuviera en dos lugares a la vez –su
cuerpo estaba en la cama con él, pero su mente y su corazón estaban
pendientes de la habitación de al lado donde estaba el niño.

El problema: La forma de pensar propia de la “chica buena”. A veces,


la mujer no puede tener orgasmos debido a sus pensamientos negati-
vos respecto de la sexualidad. No se permite sentir placer porque tiene
miedo de soltarse la melena y de volverse demasiado “traviesa”. La
“chica buena” nos envía mensajes del tipo de:
“¡Lo que tenemos en la entrepierna es una guarrería!”.
“¡Las chicas buenas no debemos disfrutar del sexo!”.
“Únicamente debemos tener sexo cuando estamos enamoradas”.
“El sexo debe limitarse al coito y sólo para complacer al hombre”.
Muchas mujeres jamás han tenido ningún modelo a imitar que
les muestre el camino y les enseñe cómo se hace. Cuando les pregunto
a las mujeres qué es lo que su madre les enseñó en materia de sexua-
lidad, la mayoría se desternillan de la risa. Dicen: “Me consta que mi
madre lo tuvo que hacer sin más remedio por lo menos unas tres veces,
porque tuvo tres hijos, pero jamás en la vida me habló de eso”.

La solución: Dejemos de ser tan buenas y de aferrarnos al control –per-


mitamos que la chica traviesa (más atrevida, más desenvuelta) que lle-
vamos dentro salga a escena. ¿Qué puede pasar si nos soltamos? ¿Qué
nos estamos diciendo a nosotras mismas que nos está frenando? Algu-
nas mujeres piensan que el soltarse sexualmente no es propio de una
dama; otras piensan que se volverán más vulnerables o que perderán
el control. ¿Qué tiene de malo perder el control mientras estamos dis-
frutando del sexo? Lo único que verdaderamente nos puede pasar si
nos decidimos a soltarnos más es… ¡que nos sentiremos mejor! No van
a hacernos daño porque nos soltemos –en realidad lo que haremos será
sentirnos más satisfechas y más realizadas.

93
soluciones para una vida sexual sana

— Trauma y culpa
Los traumas pueden hacer que una mujer se cierre a su poten-
cial orgásmico. La mayoría de las mujeres que han sido víctimas de
abusos sexuales dicen que les resulta difícil llegar al orgasmo aun
cuando estén absolutamente “coladas” por su pareja actual.

El trauma de Ellie
El problema: James y Ellie vinieron a terapia debido a que él estaba
harto de la falta de interés sexual de ella.
La causa: A nivel superficial, la razón de su desinterés era el “síndro-
me de la superwoman”. Ellie tenía dos hijos, de cuatro y de dos años, y
estaba haciendo un curso de asistente social a jornada completa. Pero
había además otras razones para explicar su apatía sexual.
A James siempre le había extrañado que su mujer jamás hubiera
parecido disfrutar verdaderamente de los besos. Hacía poco, Ellie le
había contado que en esos momentos le venían a la memoria los besos
absolutamente improcedentes que le daba su padrastro –besos largos
y sensuales en los labios– de los nueve a los quince años de edad. Aun-
que su padrastro jamás llegó a violentarla sexualmente de hecho, sí
había controlado su privacidad y jamás le había dejado que cerrara la
puerta de su dormitorio. Cuando Ellie se quejó a su madre de esto, ésta
no le hizo el menor caso.
James escuchó mientras Ellie me contaba esta historia y después
interrumpió diciendo: “¿Y no debería haberlo superado ya a estas altu-
ras? Vamos, que en realidad no llegó a ser un caso de abusos sexuales,
digo yo”.
La solución: ¡Comprensión por parte de su marido! ¿Qué hubiéramos
dicho nosotros en su lugar? Le dije a James que se mordiera la lengua.
Pues claro que fue un caso de abusos sexuales, y su mujer no iba a
superarlo por el mero hecho de que le dijeran que tenía que “reaccio-
nar”. James necesitaba aprender… ¡a tener mucha más sensibilidad!

94
ORGASMOS

— Resentimiento
La mujer que se está sintiendo presionada por la sociedad o
por su pareja para que tenga orgasmos, puede resistirse a tenerlos
con una determinación feroz. Algunas mujeres se “cierran” delibe-
radamente a su potencial para la distensión y el placer sexual que
se derivan de los orgasmos, debido a que están resentidas con su
pareja actual. El resentimiento puede deberse a muchos motivos:
cosas que el hombre hace o deja de hacer, ya sea dentro o fuera del
dormitorio.

Janine, la mujer de carrera


El problema: Janine llevaba casada siete años y era una empedernida
mujer de carrera. Le dejó bien claro a su marido, Jay, que su trabajo era
más importante que cualquier otra cosa en la vida. Se iba a trabajar
bien temprano y volvía tarde a casa, e incluso iba al despacho los sába-
dos y los domingos por la mañana, porque no había ruido y entonces
rendía más. Jay siempre estaba tratando de hacer que su mujer llega-
ra al orgasmo durante las relaciones sexuales, pero ella jamás parecía
dejarse llevar.
Janine se negó a hace nada para llegar a una solución: Janine dijo que
para ella las cosas estaban bien como estaban, y si su marido seguía
presionándole para que tuviera orgasmos, ella probablemente acaba-
ría pidiendo el divorcio y así se podría concentrar todavía más y mejor
en su trabajo.

— Intentarlo con demasiada fuerza


Imaginémonos tratando de recoger la pastilla de jabón que se
nos acaba de caer al suelo mientras nos estamos duchando –cuanto
más lo intentamos, más parece escurrirse el jabón y más frustrados

95
soluciones para una vida sexual sana

nos sentimos. El esforzarse por tener un orgasmo funciona de la


misma forma. Cuanto más nos esforcemos, menos probable será
que lo tengamos.
El fenómeno de “intentarlo con demasiada fuerza” es algo
con lo que todos nos podemos identificar. Yo le llamo el síndro-
me del “tapón de la botella”. ¿Recordamos lo que se siente cuan-
do tratamos de abrir una botella con tanta fuerza que nos duelen
las manos? Después de haber estado apretando los dientes hacién-
donos polvo hasta casi llegar a la raíz, y de darnos por vencidos,
viene una amiga y saca el tapón con tan sólo un leve tirón. ¿Cómo
lo ha hecho? Porque estaba relajada y no había invertido ninguna
energía emocional en sacar el tapón de la botella.

— Ansiedad de ejecución
Las mujeres que tienen “ansiedad de ejecución” tienen miedo
de no ser capaces de llegar al orgasmo. Se piensan que esto las con-
vierte en un fracaso y una decepción a los ojos de su pareja.

Diálogos internos negativos


La mujer está escuchando únicamente los diálogos internos
negativos procedentes de su detractor interno, que le sugiere cosas
tales como:

“Si verdaderamente se me diera bien el sexo, debería ser capaz


de tener un orgasmo”.
“¿Me correré? ¡Me tengo que correr! ¿Cómo podría hacer para
correrme?”.
“Él tiene que tener la sensación de que la mano se le está can-
sando tanto que se le va a partir en dos”.

96
ORGASMOS

“¿Por qué no me puedo correr tan rápido como él?”.


“¿Pero qué es lo que me pasa?”.
“Él debe de estar hartándose”.
“Él debe de sentirse frustrado o incapaz porque yo no me he
corrido”.
“Me siento como una inútil por no haberme corrido”.
“Mi cuerpo no responde. Él debe de tener la mano hecha
polvo”.
“Me siento culpable por el hecho de que otra persona esté dán-
dome placer”.
“Debería estar dándole placer yo a él”.
“No me puedo relajar. Le estoy decepcionando”.
“No soy capaz de disfrutar porque estoy tan estresada que no
puedo llegar al orgasmo y casi tengo ganas de llorar”.

Este tipo de observaciones se repiten una y otra vez dentro


de su cabeza, desembocando en una tendencia a la “autoobserva-
ción”. Es decir, que la mujer se convierte en una espectadora de su
propia actividad sexual –se queda literalmente “flotando fuera de
su cuerpo”. Se contempla a sí misma teniendo relaciones sexuales
y formula toda clase de apreciaciones negativas y críticas respecto
de sí misma. Al ser su crítico más implacable, se considera una fra-
casada como amante.

97
soluciones para una vida sexual sana

Un ejemplo perfecto de autoobservación y de apagón sexual me fue


descrito por Danielle, que me había sido derivada por su médico por-
que jamás había tenido un orgasmo y estaba ansiosa por experimentar
este placer.

Danielle, la prostituta de lujo


El problema: A los diecinueve años, Danielle salió del campo para
irse a la gran ciudad a “hacer fortuna”. Una amiga la convenció para
que trabajara en uno de los prostíbulos más grandes y más presti-
giosos de la ciudad. Danielle tuvo mucho éxito como prostituta y se
retiró del “negocio” al cabo de tres años, con el dinero suficiente para
comprarse una casa y establecerse de por vida. La secuela negativa
que la experiencia le dejó, sin embargo, fue su incapacidad para tener
orgasmos.
La causa: La autoobservación –Danielle recordaba que cuando estaba
con sus clientes, solía tomarse unas “vacaciones mentales”. Venía a ser
como si su cuerpo estuviera en el burdel teniendo relaciones sexuales,
mientras su mente y su corazón estuvieran en otra parte, como en un
teatro, contemplando la función.
A pesar de que actualmente estaba trabajando como contable y tenía
un novio que estaba muy ansioso por ser el primer hombre en llevar-
la a tener un orgasmo, Danielle era incapaz de permanecer dentro de
su cuerpo ni de relajarse lo bastante y sumergirse en la vivencia del
momento a fin de permitirse tener un orgasmo.
La solución: Danielle comenzó con el plan de acción para llegar al
orgasmo (véase más adelante en este mismo capítulo), utilizando
una cassette de hipnosis para “reprogramar” su mente a fin de que
permaneciera dentro de su cuerpo con objeto de poder disfrutar ver-
daderamente del sexo. Al cabo de seis meses, fue capaz de tener
orgasmos.

98
ORGASMOS

Los orgasmos fingidos

Ante la presión de quedar bien, muchas mujeres fingen tener


orgasmos. Puede que lo hagan para que su pareja se sienta bien… o
por lo menos para que no se sienta mal. A veces, las mujeres fingen
tener un orgasmo para de esta manera “quitarse el sexo de encima”
y poder dormir de una vez. A veces, la falta de satisfacción sexual
de la mujer puede deberse de hecho a la falta de experiencia de su
pareja. A la larga, el fingir no resulta recomendable porque más tar-
de o más temprano nuestra pareja lo puede descubrir y entonces sí
que sentirá una auténtica y enorme decepción.

Cómo dejar de fingir


Si hasta la fecha hemos estado fingiendo los orgasmos, es
importante que se lo digamos a nuestra pareja, para que así poda-
mos empezar a tener una relación diferente y más honesta. El mejor
lugar para hablar de ello no es desde luego el dormitorio, ni tam-
poco durante ninguna relación sexual. Elijamos un momento en el
que estemos hablando de nuestra relación en general.
Comencemos por asegurarle a nuestra pareja que le queremos
y que necesitamos que nos ayude a superar cierto problema. Ale-
guemos algunas posibles razones que hayamos podido tener para
fingir los orgasmos –por ejemplo, que verdaderamente no conocía-
mos bien nuestro propio cuerpo o que nos daba vergüenza o apuro
decir la verdad.
Si nuestra pareja no se pone agresiva, oigamos lo que tiene que
decir y tratemos de comprender lo que siente. En definitiva, por
muy buenas que hayan podido ser nuestras intenciones, lo cierto
es que hemos estado engañándole emocionalmente.

99
soluciones para una vida sexual sana

Las mujeres y el deseo

El deseo consiste en tener pensamientos eróticos –en pen-


sar en el sexo con interés y con entusiasmo. Basson (2001)
informa de que el 50% de las mujeres mayores de 40 años
pensaban en el sexo una sola vez al mes, o menos todavía…
¡o incluso nunca!
Muchas mujeres me han contado que jamás sienten
deseos de tener relaciones sexuales (principalmente porque
están demasiado atareadas en su papel de superwoman).

Las mujeres y la excitación sexual


El término “excitación sexual” hace referencia a las sensa-
ciones físicas como, por ejemplo, el cosquilleo en los geni-
tales. Muchas mujeres dicen que pueden llegar a excitarse
con facilidad a raíz de que su pareja les estimule sexual-
mente. Carrie tiene tres hijos y lo expresa de la siguiente
forma: “No pienso jamás en el sexo, pero una vez que mi
marido empieza a besarme y a acariciarme por el cuerpo,
me puedo poner cachonda y tener un orgasmo. Entonces
me pregunto cómo he podido estar para ocurrírseme per-
derme una cosa semejante”.

La mente y la excitación sexual


Basson también señala que incluso en el caso de estimular
los genitales femeninos –por ejemplo, con algún vasodila-
tador– y de producirse una congestión genital, si la mujer
no se siente psicológicamente inclinada a disfrutar del sexo,
dirá que “no siente nada en sus partes”: aunque su cuer-
po sí pueda estar inclinado a disfrutar del placer sexual, su
mente borrará las señales de la excitación.

100
ORGASMOS

Qué quiere decir esto


Esto quiere decir que si una mujer no se quiere poner
cachonda, no se va a poner. Ni tan siquiera va a registrar
mentalmente su excitación sexual.

Cómo reaccionan los hombres cuando la mujer


no tiene orgasmos

A continuación tenemos algunas reacciones bastante comu-


nes en los hombres:

El hombre ignorante
Algunos hombres “no se dan cuentan” –es decir, que ni tan
siquiera se enteran de que su mujer no está teniendo nin-
gún orgasmo.

El hombre que se echa la culpa él


Muchos hombres se echan la culpa a ellos mismos; se sien-
ten unos incompetentes.

El hombre que lo sabe, pero no dice nada


En diez años de matrimonio, Madeleine jamás había habla-
do con su marido de que era incapaz de tener orgasmos.
Decía que él era el típico hombre “reservado, duro” que
piensa: “si no me pide ayuda, es porque no es asunto mío”.

El hombre avasallador
El hombre más difícil es el que lo ve como un problema
exclusivamente de la mujer. He tenido algunos casos de

101
soluciones para una vida sexual sana

hombres que han venido a mi consulta de sexología pidién-


dome que les “arregle” a su mujer. “Está inhibida, tiene una
baja autoestima y necesita mejorar su técnica sexual”. Algu-
nos de estos hombres avasallan a su pareja: por ejemplo,
desbordándola con libros de autoayuda, películas X, jugue-
tes sexuales o aceites para masaje. Una cosa es segura: el
ponerse agresivo no es bueno, porque la agresividad no es
ningún afrodisíaco.

El hombre ansioso
Otro verdadero antídoto sexual para la mujer es el hom-
bre que no para de preguntar: “¿Te has corrido ya?”. Esto
hace que la mujer se sienta más como una muestra vista
al microscopio que como participante en un juego sexual
espontáneo que fluye libremente. Es importante ver la cues-
tión de la ausencia de orgasmos como un problema de rela-
ción –como algo que afecta a los dos. Es una oportunidad
de estar más unidos y de tener más confianza, de explorar
los límites de la intimidad y de aprender a darnos placer
verdaderamente el uno al otro.
La recomendación que les doy a los hombres es que no
podemos pretender ser el sexólogo de nuestra pareja. Será
mucho mejor para ella que lo consultemos con un sexólogo
comprensivo. Nuestra pareja tiene que aprender a soltarse.
La responsable en última instancia de sus orgasmos es ella
misma.

102
ORGASMOS

Plan de acción para llegar al orgasmo femenino

Paso 1 Tener una información objetiva y unas expectativas rea­


listas.
Paso 2 Tener unos pensamientos positivos:
Aceptar nuestro cuerpo y cuidar bien de él; y
Aceptar nuestros genitales.
Paso 3 Reorganizar nuestro estilo de vida y reservar un tiempo
para el placer.
Paso 4 Aplicar las “estrategias sexuales esenciales” (capítulo 3).

Paso 1: Tener una información objetiva y unas expectativas


realistas
El plan de acción para que las mujeres lleguen al orgasmo se
basa primeramente en haber leído la Parte I de este libro:

• ¿Hemos aclarado todos los mensajes contradictorios y todos


los posibles malentendidos? ¿Nos sentimos entusiastas y
positivos respecto del sexo a solas?
• ¿Conocemos verdaderamente los aspectos técnicos de la
cuestión? ¿Hemos leído algunos buenos libros sobre sexo
y nos sentimos absolutamente cómodos con nuestra pro-
pia fisiología? Una buena forma de comprobar esto es saber
exactamente dónde tenemos el clítoris y que por lo menos
nos hayamos echado un buen vistazo delante del espejo.
Deberíamos ser capaces de dibujar y de decir el nombre
de todas las zonas erógenas de nuestro cuerpo por propia
experiencia.

En primer lugar, leamos un buen libro como, por ejemplo, Dis-


frutar el orgasmo, de J. Heinman y J. Lo Piccolo.

103
soluciones para una vida sexual sana

Después, seamos realistas respecto de qué es lo que nos puede


funcionar en nuestro caso. Sólo unas pocas mujeres alcanzarán el
orgasmo a través del coito únicamente. La mayoría de las muje-
res necesitarán de la estimulación del clítoris antes, durante y des-
pués del coito o en lugar del coito, ya sea manualmente, oralmente,
o bien sirviéndose de un vibrador. Algunas mujeres responden a
la estimulación realizada por su pareja, otras deben estimularse y
darse placer ellas mismas.
A continuación, asegurémonos de que entendemos perfectamente cómo
funciona la excitación sexual y la respuesta sexual en la mujer:

­— Fase de la excitación
A medida que nos excitamos, el clítoris se repliega o se escon-
de debajo del capuchón del tallo clitoridiano; esto sucede de for-
ma automática, dado que durante las fases ulteriores de la excita-
ción el clítoris se vuelve extremadamente sensible al tacto. Tam-
bién puede que en este primer momento notemos algunos cam-
bios en los pechos –es posible que los pezones se pongan erectos
o que los pechos parezcan aumentar de tamaño. Algunas mujeres
sienten una sensibilidad extrema en los pechos durante esta fase
y únicamente les gusta que les toquen en esta zona con mucha
suavidad.
Además de estos cambios visibles, tienen lugar otros cam-
bios internos. Durante la fase de la excitación inicial, el útero se
dilata y se eleva respecto del estado de reposo, y la vagina tam-
bién se dilata –a fin de prepararse para acoger al pene durante
el coito.

104
ORGASMOS

— Fase de la meseta
Puede que veamos que nos aparecen manchas o rojeces en la
piel. Ello se debe a los cambios en el flujo sanguíneo durante la
excitación sexual. Puede que notemos que la respiración y el pulso
se vuelven cada vez más rápidos, y que el color de los labios meno-
res o “labios internos” se vuelve más oscuro, y podemos sentir una
sensación de tensión o de pesadez en los genitales, las piernas, el
estómago o los brazos.

Problema a evitar: Algunas mujeres llegan a esta fase de la


meseta y no pueden seguir avanzando en dirección al orgasmo.
Si este es nuestro caso, probablemente nos hayamos sentido
muy frustradas y muy molestas físicamente debido a la falta
de progresión hacia la distensión orgásmica. Si esto nos sucede
con frecuencia, puede que acabemos aprendiendo a enfriarnos
a la primera señal de excitación sexual, debido a que asocia-
mos los componentes físicos de la excitación a la sensación de
molestia o incomodidad.

— Orgasmo
El clítoris se retrae bajo la cavidad formada por los labios meno-
res. La vagina se contrae varias veces, de una forma intensamente
placentera. La duración de las contracciones orgásmicas varía de
una mujer a otra, y de una experiencia a otra.

105
soluciones para una vida sexual sana

Aumentar las posibilidades de tener un orgasmo


con ayuda de los desencadenantes orgásmicos

Los desencadenantes orgásmicos son gestos físicos que


podemos hacer para aumentar las posibilidades de tener
un orgasmo. Éstos incluyen:
• Arquear los pies;
• Combar los pies;
• Contraer los músculos pubocoxígeos –tirando hacia
arriba. Los músculos pubocoxígeos son los músculos de
la región pélvica que necesitamos aprender a apretar y
a sujetar para adquirir el control de esfínteres, así como
para controlar nuestro potencial orgásmico;
• Empujar hacia afuera con los músculos pubocoxígeos;
• Elevar y “bombear” con la pelvis;
• Contener la respiración y presionar hacia abajo sobre el
diafragma; y
• Tirar de la cabeza hacia atrás para desplazar la glotis –la
campanilla que está en el fondo de la garganta. Pode-
mos probar a hacerlo echadas en la cama con la cabeza
colgando hacia atrás por el borde de la cama.

Paso 2: Tener unos pensamientos positivos


• Aceptar nuestro cuerpo y cuidar bien de él.

• Aceptar nuestros genitales.

Tenemos que sentirnos lo bastante cómodas como para mirar-


nos los genitales delante del espejo y tocarnos mientras nos mira-
mos. Una idea estupenda para ayudarnos a disfrutar de nuestros
genitales además de quererlos y apreciarlos es escribir una descrip-
ción de nuestros genitales “como si fueran una flor”.

106
ORGASMOS

• Reafirmar nuestra autoimagen y hacer algo para reforzarla.

Pongamos por escrito cuáles son nuestras características físicas


más positivas. Vayamos a ver a un asesor de imagen y averigüe-
mos cuál es el color y el estilo que más nos favorecen. Si nos atre-
vemos, cambiemos totalmente de vestuario. Concentrémonos en
comer alimentos sanos y en hacer ejercicio con regularidad.
Utilicemos los diálogos internos positivos para reforzar nues-
tras expectativas positivas. Adoptemos actitudes diferentes y más
positivas hacia nuestro cuerpo, por ejemplo, diciendo: “Acepto mi
cuerpo. Me encanta el potencial sexual que tiene mi cuerpo”.
Algunas mujeres necesitan revisar su historial sexual y redefinir
sus experiencias pasadas. Puede que tengamos algunos secretos ver-
gonzosos, pero no por ello tenemos por qué juzgarnos negativamente.
Redefinamos nuestros antiguos juicios formulándolos de una mane-
ra positiva. Digámonos cosas tales como, por ejemplo: “Me merezco
tener una buena vida sexual. Tengo unos orgasmos fantásticos”.

Paso 3: Reorganizar nuestro estilo de vida y reservar un tiempo


para el placer
Véase el capítulo 14, “El estrés y el exceso de ocupaciones”,
para que podamos sacar algunas ideas con objeto de elaborar un
plan a seguir. Planifiquémonos para tener un “tiempo reservado
para el placer” sexual unas tres veces a la semana. Elijamos cui-
dadosamente nuestros “mejores” momentos para nuestra excita-
ción sexual y para garantizarnos una privacidad. Relajémonos y
disfrutemos de nuestros “momentos reservados para el placer”.
Acordémonos de utilizar los diálogos internos positivos –nos
ayudarán a manejar la ansiedad y a prevenirla. Digámonos: “Me
libero de la necesidad imperiosa de llegar al orgasmo. Si me viene

107
soluciones para una vida sexual sana

un orgasmo, fenomenal, y si no, lo aceptaré y me interesaré por


averiguar las causas de por qué no me ha venido”.

— Evitar la ansiedad focalizando la atención en el placer


La ansiedad es un poderoso antídoto contra la pasión. La ansie-
dad que precede a las relaciones sexuales (“ansiedad anticipatoria”)
puede impedir totalmente que nos excitemos. La preocupación por
dar la talla o por quedar bien durante el acto sexual desviará rápi-
damente nuestra atención alejándola del placer sexual. Únicamente
podemos tener en mente una sola cosa a la vez. La preocupación res-
pecto de nuestra capacidad para complacer a nuestra pareja, la apren-
sión respecto de la celulitis de las caderas o respecto de si vamos a ser
capaces o no de llegar al orgasmo, ya no sólo nos va a enfriar, sino
que tampoco nos va a dejar concentrarnos en los estímulos sexuales.
Cada vez que, durante las relaciones sexuales, identifiquemos
una preocupación, descartémosla inmediatamente. Dirijamos nue-
vamente la atención en dirección a nuestros pensamientos y sensa-
ciones eróticas preferidas.

Paso 4: Aplicar las “estrategias sexuales esenciales” (capítulo 3)


Tres son los pasos del plan práctico para tener orgasmos:

1. Sexo a solas;
2. Sexo en pareja sin penetración; y
3. C
oito con nuestra pareja.

Recordemos: Tomémonos el tiempo necesario en cada uno de


los tres pasos con el fin de reducir la ansiedad al mínimo. La mejor
manera de evitar la ansiedad es siguiendo las tres fases o niveles de
experiencia sucesivos en cada uno de los tres pasos:

108
ORGASMOS

— Fase 1: Practicar en la imaginación


Ensayo imaginario –donde la mujer se representa la conducta
sexual en su imaginación, sin correr ningún peligro. Ello se puede
hacer con ayuda de la visualización guiada o de la hipnosis.

— Fase 2: Practicar a nivel verbal


Comunicación y role-play verbal –donde la conducta sexual se
analiza junto con la pareja, o con el terapeuta, pero todavía no tiene
lugar ninguna conducta real.

— Fase 3: Practicar en la vida real


Realización de ensayos prácticos –experiencias sexuales reales.
Utilicemos los diálogos internos positivos para guiarnos a nosotras
mismas:

Prepararnos para tener la experiencia sexual


“¿Qué es lo que tengo que hacer? Simplemente relajarme. Se
me ocurre algo que sí puedo hacer para ayudarme”.
“Siempre será mejor que angustiarme”.
“Nada de decirme cosas negativas a mí misma: tan sólo pensar
de forma racional”.
“No te preocupes. El hecho de preocuparte no te va a ayudar
en nada”.
“¿Pudiera ser que lo que me parece ansiedad en realidad sea
más bien emoción y entusiasmo?”.

Pasar a la acción y desenvolvernos en la situación real


“Puedo hacerle frente a esto. Puedo relajarme y echar el miedo
fuera”.

109
soluciones para una vida sexual sana

“Voy a ir paso a paso: puedo manejar la situación”.


“No pienses en el miedo. Piensa sólo en que vas a disfrutar”.

Si nos ha salido bien, ¡celebrémoslo!


Podemos tomarnos un vaso de vino, decírselo a una amiga, o…
¡comernos un trozo de chocolate!

Sobrellevar las experiencias fallidas


“Puede que no haya podido alcanzar el objetivo que me había
propuesto, pero disfruté de la experiencia e hice todo lo que estuvo
en mi mano por aumentar al máximo las probabilidades de tener
éxito. Tal vez la próxima vez saldrá bien”.

— 1. Sexo a solas
Simplemente, permitámonos relajarnos –no nos demos por ven-
cidas a los pocos minutos. No nos desanimemos si no tenemos un
orgasmo de inmediato. Puede llevarnos unos 45 minutos o incluso
una hora –o varios intentos repetidos durante unos pocos días– pero
al final aparecerá… ¡si dejamos que aparezca! Repasemos las ins-
trucciones para los ejercicios de sexo a solas en el caso de la mujer, en
la sección “Las estrategias sexuales esenciales” del capítulo 3.

Utilizar vibradores
Deberíamos ver el vibrador sencillamente como una extensión
de nuestra propia mano. Apliquemos el vibrador suavemente al
principio. Gradualmente, podemos ir aumentando la presión en
las zonas que nos resulten más estimulantes –utilicemos la cabeza
del vibrador de distintas maneras imaginativas y estimulantes, sin
dejar de presionar.

110
ORGASMOS

Ayudarnos de los músculos internos y de la respiración


Es importante que controlemos la posición y el movimiento
del cuerpo, y que aprendamos a trabajar los músculos pélvicos.
Los músculos pubocoxígeos son unos músculos que podemos
mover sin que nadie más que nosotras pueda saber jamás que
los estamos moviendo. (Podemos probar a hacerlo en este mismo
momento).
Lo único que tenemos que hacer es simplemente tirar hacia
arriba en la región pélvica. Si nos atrevemos, podemos introducir-
nos un tampón, o un lápiz, y comprobar que la vagina es capaz de
sujetarlo mientras tiramos hacia arriba con los músculos.
Algunas mujeres comprueban que el tumbarse en la cama con
la cabeza colgando por fuera genera una cierta presión hacia abajo
en la región pélvica. Si esto lo combinamos con las contracciones
de los músculos pubocoxígeos y con la respiración profunda, pue-
de que veamos que nos excitamos enormemente.
Algunas mujeres me dicen que les gusta hacer experimentos
con la respiración, empujando con la pelvis y contrayendo los mús-
culos pubocoxígeos.
Una mujer me dijo que ella tiraba de los músculos pubocoxí-
geos hacia arriba y contenía la respiración mientras contaba hasta
tres, después empujaba hacia afuera y exhalaba mientras contaba
otra vez hasta tres –y jugaba con ella misma a un juego según el
cual no se permitía llegar al orgasmo hasta que no hubiera estado
haciendo esto durante unos cinco minutos. Decía que le resultaba
de lo más erótico y excitante, y que cuando al final llegaba al orgas-
mo, ¡era de los que hacían época!

111
soluciones para una vida sexual sana

Fingir orgasmos para nosotras mismas


La autoestimulación es el único momento en el que está muy
bien que finjamos tener un orgasmo. De hecho, el fingirlo hasta
tenerlo –con sus sonidos, sus movimientos corporales y su respira-
ción correspondiente– nos puede servir para entrenarnos en dejar
que aparezca cuando nos venga de verdad.
Nos podemos permitir agrandar lo que puede suceder durante
un orgasmo real –imaginemos que estamos teniendo un orgasmo
alucinante, increíble, superintenso. ¡Exagerémoslo! No paremos,
movamos los brazos y las piernas sin cesar, gimamos, gritemos,
chillemos, empujemos con la pelvis, combemos los pies, tensemos
los músculos de los muslos, echemos la cabeza hacia atrás. ¡Perda-
mos el control!
Y a continuación relajémonos, respiremos y pensemos en la
experiencia que acabamos de tener. ¡No nos ha pasado nada! Ani-
mo a que hagamos esto mismo varias veces –es decir, a que siga-
mos fingiendo tener un orgasmo hasta que dejemos de sentirnos
tensas y avergonzadas, y hasta que seamos capaces de hacerlo
delante de un espejo.

112
ORGASMOS

Las delicias de la variedad

Además de masturbarnos, con la mano o con un vibrador,


podemos utilizar la estimulación visual –mirar libros, revis-
tas, fotos o incluso vídeos eróticos.
La estimulación auditiva –tal vez simplemente una
música hermosa o los sonidos naturales– puede ser extraor-
dinariamente erótica.
Si nos gustan las fantasías, pero necesitamos un poco
de ayuda para estimularnos a pensar en ellas, podemos leer
los libros de Nancy Friday donde encontraremos algunas
ideas sugerentes.
Este puede ser también un buen momento para utilizar
un lubricante, a fin de evitar las irritaciones y aumentar el
placer.
Si nos gusta la estimulación sensorial, probemos a utilizar
la aromaterapia, las sábanas de satén, champán y ostras, etc.
A algunas mujeres les resulta extremadamente exci-
tante vestirse de una manera especial, poniéndose lencería
exótica o incluso disfrazándose.
El hecho de hacer todo esto delante de un espejo tam-
bién puede ser sumamente excitante.

— 2. Sexo en pareja sin penetración


Es el momento de que intervenga nuestra pareja. Seguro que
nuestra pareja está deseando de participar y se sentirá entusiasma-
do ante la perspectiva de poder ayudarnos. El objetivo es dejarnos
llevar y disfrutar. Se trata de que recibamos placer.
La mejor posición para empezar en esta fase de la estimulación
realizada por nuestra pareja es la que Masters y Johnson denomi-
nan la posición “no exigente”. Nuestra pareja se sienta apoyándo-

113
soluciones para una vida sexual sana

se contra la pared con las piernas extendidas, y nosotras nos sen-


tamos entre sus piernas con la espalda apoyada contra su pecho.
De esta forma, nuestra pareja puede llegar con facilidad a todas las
zonas de nuestro cuerpo y acariciarnos los pechos y los genitales.
Las mujeres que se atrevan, pueden masturbarse y enseñar-
le a su pareja la manera de hacerlo. Si no nos sentimos cómodas
haciendo esto, entonces simplemente recostémonos, cerremos los
ojos y dejemos que nuestra pareja nos estimule como quiera.
Por supuesto, si nuestra pareja nos hace algo que no nos gusta,
es importante que se lo hagamos saber con amabilidad. Podemos
elegir una palabra-clave como, por ejemplo, decir: “¡cambio!” –que
nos permita comunicarle a nuestra pareja que es el momento de
cambiar de estrategia. No necesariamente porque lo que nos esta-
ba haciendo estuviera “mal”, sino tal vez simplemente porque nos
gusta que nos sorprendan con alguna novedad. Es importante que
informemos amablemente a nuestra pareja. Véase el capítulo 11,
donde encontraremos algunas ideas respecto de cómo dar feedback.
Si nos sentimos verdaderamente incómodas con este ejercicio,
probemos a hacerlo a oscuras las primeras dos o tres veces, y des-
pués vayamos aumentando gradualmente la cantidad de luz.

El proceso de la “mano guiada”


Le pediremos a nuestra pareja que ponga la mano encima de
nuestra mano mientras nos damos placer a nosotras mismas. De
esta manera, se puede acostumbrar al tipo de caricias y al ritmo
y la presión que más nos gustan. Gradualmente, permitámonos ir
retirando nuestra mano y sustituirla por la suya, para después sim-
plemente abandonarnos al placer que ello nos proporciona y dejar
que nuestra pareja nos lleve al orgasmo.

114
ORGASMOS

— 3. Coito con nuestra pareja


Advertencia: Si tan sólo el 20% de las mujeres llegan al orgas-
mo con el coito, este puede ser un objetivo que jamás logremos
alcanzar. De modo que tomémonos esta fase como algo preferible,
pero no como algo que tengamos que hacer necesariamente.
La posición que aumentará al máximo las posibilidades de que
lleguemos al orgasmo durante el coito es la posición de “la mujer
encima”. Montémonos encima de su pene y disfrutemos de la sen-
sación de sentirlo dentro de nosotras. A continuación, movámonos
hacia arriba y hacia abajo con lentitud y con suavidad. Si con ello
nuestra pareja se siente sobreestimulada y tiene la sensación de
que la eyaculación es inminente, nos lo debe hacer saber para que
ambos dejemos de movernos. Es importante que seamos capaces
de seguir haciendo esto durante un período de tiempo prolongado
–hasta que lleguemos al orgasmo, o bien hasta que nos sintamos
“sencillamente extenuadas”.

El “puente”
La técnica del “puente” consiste en esperar (mientras nues-
tra pareja nos estimula sin penetrarnos) hasta el momento inme-
diatamente antes de sentir que vamos llegar al orgasmo –ya sea
a través del sexo oral o del sexo manual– y entonces ayudamos
al hombre a introducir el pene mientras uno de los dos continúa
estimulando el clítoris con la mano. Si estamos verdaderamente
excitadas, el orgasmo nos puede venir prácticamente de inme-
diato. Si no, sigamos practicando hasta que seamos capaces de
llegar al orgasmo de manera habitual. Gradualmente, podemos
ir disminuyendo la cantidad de estimulación manual y sustituir-
la por la penetración y la estimulación procedente de su pene y
de su pelvis.

115
soluciones para una vida sexual sana

Una de las posiciones más eficaces para hacer este “puente”


es la posición lateral o de costado –pero es importante que hable-
mos con nuestra pareja de las distintas posiciones y elijamos la que
mejor nos vaya a los dos.
No nos preocupemos si no somos capaces de llegar al orgasmo
con la técnica del puente. En realidad es mucho más difícil de lo
que parece.

Ejemplos de cómo solucionaron algunas mujeres


el problema de la ausencia de orgasmos

Cuando nunca en la vida hemos tenido un orgasmo


El problema: Amy había sido una buena esposa y una buena madre
para los suyos. Debidamente, tenía sus relaciones sexuales con su mari-
do unas dos veces a la semana cuando él tomaba la iniciativa. Se sentía
orgullosa de que su marido jamás pudiera decir que ella le había recha-
zado, pero siempre tuvo la sensación de que su vida sexual era más
bien monótona. Jamás había tenido ningún orgasmo y le intrigaba el
que diera tanto que hablar. Cuando su marido tuvo una crisis nervio-
sa y se fue de casa, Amy decidió que iba a aprender a tener orgasmos.
La causa: Amy siempre había pensado que a las chicas “buenas” no
debía gustarles verdaderamente el sexo, y que jamás debía tocarse sus
partes íntimas.
La solución: Todas las noches, al irse a dormir escuchaba una cinta de
cassette explicando las distintas maneras de llegar al orgasmo, y utilizó
los diálogos internos positivos para cambiar sus pensamientos negati-
vos sobre la masturbación. Tres veces a la semana, Amy tenía una cita
especial consigo misma, en la que se daba un buen baño de espuma, se
aplicaba aceite para masaje, se ponía alguna música agradable y prac-
ticaba el sexo a solas. Al cabo de cinco sesiones de tratamiento, tuvo un
orgasmo y le encantó.

116
ORGASMOS

Resumen

Puede haber unas razones fisiológicas o psicológicas que


expliquen la ausencia de distensión orgásmica en la mujer.
La base de la mayoría de los problemas psicológicos reside
en la incapacidad, por parte de la mujer, de relajar la mente
y el cuerpo, y ello suele deberse habitualmente a la ansie-
dad de ejecución o al estrés de la vida cotidiana. Los obs-
táculos más habituales para que la mujer pueda llegar al
orgasmo incluyen:

• La insatisfacción con la propia imagen corporal (la baja


autoestima sexual);
• No estar correctamente informadas respecto de nuestra
fisiología sexual y del proceso de excitación sexual;
• Sentirnos incómodas mirándonos o tocándonos nues-
tros propios genitales;
• Sentirnos ansiosas o tensas –“intentarlo con demasiada
fuerza”;
• Llevar un estilo de vida demasiado ajetreado;
• Tener la cabeza llena de pensamientos negativos res-
pecto del sexo, del tipo de “Las chicas buenas (las muje-
res decentes) no deben…”;
• La presión por parte de nuestra pareja, lo cual nos gene-
ra tensión; y
• Sentirnos descontentas con nuestra relación de pareja.

El plan de acción para llegar al orgasmo femenino com-


prende:

• Tener una información objetiva y unas expectativas rea-


listas;
• Tener unos pensamientos positivos;

117
soluciones para una vida sexual sana

• Aceptar nuestro cuerpo y cuidar bien de él;


• Aceptar nuestros genitales;
• Reorganizar nuestro estilo de vida y reservar un tiempo
para el placer;
• Aplicar las “estrategias sexuales esenciales” (capítulo 3).
Y recordemos que, aun en el caso de que no lleguemos al
orgasmo, podemos perfectamente seguir disfrutando du­­
rante las relaciones sexuales.

118
6
miedo a las relaciones
sexuales DOLOROSAS

La expresión “relaciones sexuales dolorosas” (dispareunia o


sexo doloroso) se refiere al dolor en la región pélvica durante o
después de la penetración.

Causas primarias: Se piensa que la dispareunia está provocada


por factores físicos cuanto menos el 75% de las veces. Los factores
psicológicos suelen estar asociados a traumas sexuales anteriores
(violación o abusos sexuales), sentimientos de culpa o actitudes
negativas hacia la sexualidad.

Causas secundarias: La alteración psicológica puede aparecer


como consecuencia del dolor, de la autovaloración negativa o del
miedo a padecer futuros dolores.

Causas físicas

Las causas físicas del sexo doloroso en la mujer son muchas,


desgraciadamente. Estas incluyen: vaginitis (infecciones vagina-
les), endometriosis, cistitis o uretritis, problemas de espalda o de

119
soluciones para una vida sexual sana

cadera, útero en retroversión (o útero invertido), además de estre-


ñimiento crónico, relaciones sexuales prematuras después de una
intervención quirúrgica (episiotomía) o de un parto, hemorroi-
des, infecciones del tracto genitourinario (como, por ejemplo, una
infección de la vejiga) y llagas o ampollas por herpes.

Falta de lubricación
El dolor que tiene lugar al principio de la penetración pero des-
pués va disminuyendo, suele estar provocado por una lubricación
inadecuada. Ello se debe con frecuencia a una falta de excitación
sexual y de estimulación adecuada, y a veces se debe también a
medicaciones que disminuyen la lubricación vaginal (como, por
ejemplo, los antihistamínicos). Las mujeres que tienen más ries-
go de padecer dispareunia incluyen aquellas que están tomando
medicaciones que producen el efecto de una sequedad general a
nivel de todas las secreciones corporales (efectos anticolinérgicos
asociados, por ejemplo, a los antidepresivos) y las mujeres postme-
nopáusicas (y que tienen sequedad vaginal debida a la disminu-
ción de los niveles de estrógenos).

Soluciones físicas

Algunas soluciones físicas pueden ser sencillas y de una uti-


lidad inmediata a fin de evitar el dolor en las relaciones sexuales:

• Una buena higiene y unas revisiones médicas rutinarias


pueden ayudar en cierta medida.
• Para el coito doloroso después del embarazo son cruciales
la amabilidad y la paciencia. Esperemos como mínimo unas
seis semanas después del parto antes de volver a retomar
las relaciones sexuales.

120
MIEDO A LAS RELACIONES SEXUALES DOLOROSAS

• Para el coito doloroso después de la menopausia, utilice-


mos lubricantes y cremas que contengan estrógenos o fár-
macos recetados con este fin.
• Los juegos preliminares y la estimulación adecuada ayuda-
rán a garantizar la debida lubricación de la vagina. El uso
de algún lubricante hidrosoluble como, por ejemplo, el gel
K-Y, también puede ayudar. La vaselina no se debe utilizar
como lubricante sexual. No es hidrosoluble y puede favore-
cer las infecciones vaginales.
• Para el coito doloroso provocado por estomatitis aftosas
(micosis vaginales) y endometriosis, existen algunos medi-
camentos disponibles.

Dificultades de diagnóstico y de tratamiento

El sexo doloroso ha sido un filón para los diagnósticos erró-


neos –los cuales, irónicamente, han generado un trauma
psicológico innecesario en muchas mujeres.

La naturaleza del tratamiento dependerá de cuál sea la causa del


dolor.

Entre las preguntas que debemos formularnos, están:

• ¿Cuándo empezó?
• ¿El coito nos genera dolor todas las veces que lo inten-
tamos?
• ¿El coito ha sido siempre doloroso en nuestro caso?
• ¿Es doloroso también para nuestra pareja?
• ¿El dolor aparece en el momento de la penetración?
• Concretamente, ¿dónde se localiza el dolor? (labios
vaginales, vagina, toda el área pélvica, etc.)

121
soluciones para una vida sexual sana

• ¿Qué hemos hecho (qué remedios hemos utilizado) para


intentar hacer que el coito nos sea menos doloroso?
• ¿Ha dado resultado? ¿Qué otros síntomas, además del
dolor, están presentes?
El tratamiento médico constituye el primer paso para solu-
cionar el problema del sexo doloroso. El tratamiento psi-
cológico también suele ser igualmente necesario, porque
el dolor ha generado miedo asociado a la anticipación de
futuros dolores y de experiencias sexuales fallidas.

Exceso de fricción
A veces, el sexo doloroso puede estar provocado por el exce-
so de fricción. Ello puede deberse a que el amante de la mujer es
agresivo o impaciente o sencillamente un ignorante respecto de lo
sensibles que pueden ser los genitales femeninos. A veces, el dolor
sexual puede venir provocado simplemente… ¡por el exceso de
algo bueno!

Una cistitis en plena luna de miel: un dolor agridulce


El problema: Melinda y Craig eran vírgenes cuando se casaron a los
23 años de edad y se sentían orgullosos de haberse abstenido de tener
relaciones sexuales antes del matrimonio. Su luna de miel en un paraí-
so tropical se convirtió en una pesadilla cuando Melinda contrajo una
cistitis grave (escozor uretral y sensación de quemazón al orinar).
La causa: Una Melinda abochornada tuvo que escuchar de labios de
su médico que probablemente la cistitis había sido provocada por el
exceso de fricción derivado de practicar el coito unas cinco veces al día.
La solución: Melinda alivió su dolencia mediante una medicación por
vía oral adquirida en la farmacia y la abstinencia sexual durante unos
pocos días.

122
MIEDO A LAS RELACIONES SEXUALES DOLOROSAS

Las infecciones del tracto urinario de Molly


El problema: El marido de Molly vino a pedirme ayuda porque ésta
se negaba a tener ningún tipo de contacto sexual con él desde hacía
más de seis meses. Ni siquiera le dejaba besarla porque tenía miedo de
que entonces él se excitara y le presionara para que tuvieran relaciones
sexuales.
Molly habló de que llevaba diez años padeciendo infecciones uri-
narias recurrentes, que la ponían tan enferma que se veía obligada a
quedarse en la cama con fiebre durante tres días seguidos. Molly dijo
que la irritación derivada de la actividad sexual debía estar provocan-
do un brote de infecciones bacterianas. Estaba sencillamente harta del
dolor y harta de la enfermedad. Si la abstinencia sexual era el precio
que debía pagar para sentirse bien, estaba absolutamente dispuesta a
pagarlo.
Había consultado a una serie de especialistas, todos los cuales le
habían recetado antibióticos, ninguno de los cuales había solucionado
el problema.
La solución: Una combinación de:
1. Ayuda psicológica, incluida la hipnosis, para la alteración emocio-
nal y para la ansiedad anticipatoria.
2. El programa en tres fases de sexo a solas, sexo en pareja sin penetra-
ción, y sexo en pareja con penetración.
3. Ayuda médica a base de remedios de hierbas recetados por un natu-
rópata.
Al cabo de seis meses, Molly había retomado su vida sexual normal sin
tener ninguna infección.

123
soluciones para una vida sexual sana

Vulvodinia
“Vulvodinia” es un término médico (derivado del griego dynos,
dolor), sugerido para describir las molestias o el dolor crónicos en
la vulva de origen incierto.
Dado que casi el 90% de las mujeres que padecen este síndrome
tienen la tez blanca y una piel muy sensible al sol, parece probable
que el proceso mórbido de base pueda ser la hipersensibilidad o
la propensión a las inflamaciones dolorosas –es decir, que pueda
estar relacionado con la constitución genética individual. Algunos
médicos sospechan que el factor desencadenante puede ser una
infección leve por hongos o por un virus. El dolor suele ser similar
al de una infección por hongos (una micosis genital), pero la medi-
cación que se suele recetar o no hace nada en absoluto, o bien actúa
sólo durante un período de tiempo muy breve. No se transmite
sexualmente.
No se sabe exactamente cuántas personas padecen vulvodinia,
pero la mayoría de las pacientes son mujeres entre los 20 y los 40
años de edad.
El dolor puede impedir ponerse vaqueros y pantys, o incluso
sentarse en una postura normal. Cualquier presión mecánica pue-
de amplificar los síntomas pasando de un malestar leve a un dolor
agudo. Este dolor suele ser lo bastante grave como para imposibi-
litar o interrumpir el coito vaginal. Incluso en el caso de que sea
posible el coito, la vulva puede permanecer enrojecida e irritada
durante días.
Es preciso subrayar que el problema de la vulvodinia no está
“todo en la cabeza de la mujer”. Muchas mujeres con vulvodinia
también muestran evidencias de alteración psicológica, pero ello
constituye una reacción ante la enfermedad. El dolor es real y exis-

124
MIEDO A LAS RELACIONES SEXUALES DOLOROSAS

te una sensación constante de “irritación”. Sin embargo, la explo-


ración con un espejo de mano no suele poner de manifiesto ningu-
na anormalidad visible. Como mucho, la zona aparecerá un poco
reseca y un poco inflamada, y tal vez muestre pequeñas hendidu-
ras que tienen el aspecto de los cortes producidos por el borde de
un papel.
Normalmente, los finos vasos sanguíneos situados bajo la
piel vulvar no son fácilmente visibles. Sin embargo, en las muje-
res con vulvodinia la inflamación crónica de la piel vulvar genera
una hipertrofia constante de los pequeños vasos sanguíneos de los
tejidos conectivos subyacentes. A simple vista, la totalidad de la
zona vulvar suele aparecer enrojecida. En pacientes con vulvodi-
nia grave o de larga duración, las glándulas secretoras de mucus
situadas en torno al orificio vaginal pueden estar intensamente
inflamadas, lo que suele ofrecer una razón física identificable para
el dolor.
Aunque las causas de la vulvodinia continúan siendo descono-
cidas, las características diagnósticas son relativamente constantes
de una persona a otra –incluyendo sequedad e irritación en la piel
de la región vulvar, y la presencia de manchas rojas sumamente
dolorosas y a veces ulceradas en la entrada vaginal.
Alrededor del 10% de las mujeres con vulvodinia desarrollan
una contractura de la vulva y de la musculatura del tercio inferior
de la vagina, probablemente como consecuencia de la inflama-
ción constante de dichos tejidos. Esta secuela añade una dificul-
tad más al problema de poder practicar el coito vaginal sin sentir
dolor.
El diagnóstico y el tratamiento de la vulvodinia requieren de
una orientación médica y psicológica profesional.

125
soluciones para una vida sexual sana

La odisea de Sandy con un diagnóstico erróneo

Sandy y Carl no lograron practicar el coito en la noche de


bodas. A ella le generaba demasiado dolor y él no pudo for-
zar para que el pene acabara de entrar en la vagina debido a
los espasmos musculares. Ulteriores intentos de tener rela-
ciones sexuales se vieron frenados debido a la presencia de
una micosis vaginal grave que Sandy cogió en la isla tropi-
cal donde pasaban su luna de miel –debido probablemente
al calor y a llevar puesto un bañador de lycra.
La micosis vaginal se curó, pero el dolor continuó. Al
cabo de dos meses, fue a ver a su médico, que la derivó a
un especialista. Sandy no dejó que éste la examinara bien
debido a que sintió miedo y dolor. El especialista sugirió
que la apertura vaginal era demasiado pequeña de cara a
poder tener relaciones sexuales y que él lo podía arreglar
con ayuda de una intervención quirúrgica.
Después de la operación, el especialista le recetó una
pomada anestésica y le dijo a Carl: “Esto la ayudará a no
sentir nada –y si eso no funciona, ¡pruebe a hacerla beber
hasta que se emborrache!”.
Carl relató: “A las dos semanas volvimos otra vez, por-
que el remedio no funcionó. Sandy no bebe. Se pone ver-
daderamente enferma, en lugar de relajarse. La solución
fue más cirugía para agrandar la apertura vaginal, pero las
cicatrices únicamente sirvieron para que la irritación fuera
todavía mayor”.
Carl estaba furioso. “Lo curioso es que fuimos a ver a un
total de cuatro médicos, y los cuatro coincidieron en decir-
me lo mismo –que todo el dolor estaba dentro de su cabeza.
Pero ninguno de ellos sugirió que Sandy fuera a ver a un
terapeuta, para ver qué tenía en la mollera. Nos podríamos

126
MIEDO A LAS RELACIONES SEXUALES DOLOROSAS

haber ahorrado un montón de dinero, de dolor y de angus-


tia en relación con toda esta historia si nos hubieran deriva-
do a un terapeuta desde la primera vez”.
La solución: Terapia sexual, orientación psicológica e hip-
nosis. Sandy le habló a la terapeuta de los abusos sexuales
que había sufrido a manos de un chico de su barrio cuando
tenía ocho años. A lo largo de varias sesiones de orientación
psicológica –que incluyeron hablar de los abusos, perdo-
narse a sí misma de niña por haber sido una víctima, e hip-
nosis con vistas a la programación positiva de la experien-
cia de placer y de relajación durante las relaciones sexua-
les– Sandy fue capaz de practicar el coito con su marido por
primera vez, y de disfrutar de ello.
Es probable que el dolor que sentía Sandy en las rela-
ciones sexuales se debiera al vaginismo, en cuyo caso no
habría tenido necesidad de pasar por aquellas intervencio-
nes quirúrgicas.

Vaginismo
El vaginismo se refiere a cuando los músculos de la vagina se
contraen involuntariamente y se cierran firmemente como una for-
ma de autoprotección para evitar el dolor anticipado. El vaginismo
está provocado por el miedo intenso a la penetración sexual. Se ha
descrito como si “la vagina tuviera un ataque de pánico”. El diag-
nóstico y el tratamiento requieren de una orientación médica y psi-
cológica profesional.

Causas primarias: El vaginismo puede aparecer cuando la


mujer jamás ha sido penetrada vaginalmente por nada en absolu-
to. En este caso, probablemente sea la consecuencia de problemas
psicológicos.

127
soluciones para una vida sexual sana

Causas secundarias: La mujer ha tenido la experiencia de la


penetración vaginal, pero después de un trauma físico como, por
ejemplo, una vulvodinia o bien un parto sumamente doloroso que
requirió la aplicación de puntos de sutura y dejó cicatrices, desa-
rrolla un cuadro de vaginismo. En este caso, el vaginismo estaría
provocado por un problema físico que más adelante deriva en un
problema psicológico.

El vaginismo de Joanna
El problema: Joanna siempre se angustiaba ante la perspectiva de
tener relaciones sexuales. Se asustaba ella misma con sus “ideas locas”
–pensaba que si algo entraba en ella se podía quedar “perdido” ahí
dentro permanentemente. Permitía que su novio le tocara los genita-
les y le hiciera sexo oral, pero no le dejaba introducir sus dedos ni su
pene dentro de ella. Joanna podía masturbarse ella misma y tener un
orgasmo clitoridiano, pero era incapaz de introducirse un dedo, cuan-
to menos un tampón.
La causa: Joanna era una aprensiva nata. Se “provocó” ella misma
mentalmente su vaginismo con sus preocupaciones.
La solución: Una combinación de ayuda psicológica (incluida la hip-
nosis para la alteración emocional y la ansiedad anticipatoria); y las
tres fases de ejercitación:
• Sexo a solas con introducción gradual de insertores de distintos
tamaños (facilitados por su ginecólogo), después de su propio dedo,
y finalmente de tampones.
• Sexo en pareja con penetración (sin coito) utilizando las mismas
fases que en el sexo a solas descritas en el párrafo anterior.
• Sexo en pareja con inclusión del pene.
Joanna únicamente logró la penetración exitosa mediante el coito vagi-
nal después de una larga lucha –le llevó más de dos años. Las claves para
el éxito fueron su propia determinación a practicar y va plantarle cara a
su miedo, y el apoyo y la paciencia constante y amorosa de su pareja.

128
MIEDO A LAS RELACIONES SEXUALES DOLOROSAS

Resumen

El tratamiento médico constituye el primer paso para solu-


cionar el problema del sexo doloroso. El tratamiento psi-
cológico también suele ser igualmente necesario, porque el
dolor ha generado miedo debido a la anticipación de futu-
ros dolores. Para el tratamiento psicológico, puede que
necesitemos seguir las “estrategias sexuales esenciales” que
se describen en el capítulo 3.

129
III
hombreS

Ya sabes lo que
dicen de los hombres:
“pies pequeños…” “…técnica
descomunal”
7
por qué A algunos hombres
les genera ansiedad el sexo

Mientras que las mujeres tienen más probabilidades de pade-


cer a causa de una autoimagen negativa y de la ansiedad relacio-
nada con el dilema de la chica buena/la chica traviesa, los hombres
tienen más probabilidades de sufrir ansiedad de ejecución. Ello es
así porque el amor propio masculino depende principalmente en
gran medida de que logren hacer las cosas bien.
En lo referente a la autoestima sexual, las mujeres tienen la ventaja
respecto de los hombres de que siempre tienen la posibilidad de fin-
gir sus sensaciones sexuales y sus reacciones físicas –no se exponen a
quedar “públicamente” en ridículo. Los hombres, en cambio, depen-
den de cómo rinda su órgano sexual. Cuando el pene no funciona
como es debido, el fracaso sexual del hombre queda de manifiesto.
Las dos preocupaciones más frecuentes de los hombres en lo
relativo a rendir sexualmente son las erecciones (capítulo 8) y las
eyaculaciones (capítulo 9).
Tener una buena erección y un autocontrol sobre el momento
de la eyaculación le da al hombre confianza sexual y fuerza perso-
nal. El no tener dicho control suele hacer que se sienta un fracasado
sexualmente, y puede hacer que tanto él como su pareja se sientan
frustrados física, mental y emocionalmente.

133
soluciones para una vida sexual sana

A continuación tenemos un ejemplo de cómo puede desmoralizar a


un hombre la ansiedad de ejecución. La causa específica en este caso
era un problema de erección, pero también podría haber sido perfecta-
mente algún problema de eyaculación.

El problema y la causa: Kelvin era un exitoso agente inmobiliario y


en su tiempo libre un entusiasta aficionado a la vela. Cuando su mujer
le dejó y se negó a permitirle ver a su hijo de tres años, se deprimió
mucho. Se sintió un poco más esperanzado respecto de su futuro cuan-
do advirtió que por lo menos cuatro de las mujeres que solían ir a los
actos que se celebraban en el club de vela, iban detrás de él con mucho
interés. Ahora bien, una detrás de otra, las cuatro fueron descubriendo
que Kelvin no era capaz de tener una erección que permitiera practicar
el coito. Empezaron a hablar de él entre ellas, como suelen hacer con
frecuencia las mujeres, y al poco Kelvin vio que se había convertido en
el hazmerreír del club de vela.
Kelvin describió lo que sentía de la siguiente forma:
La principal consecuencia del fracaso sexual recae sobre la propia autoesti-
ma. Empiezas a sentirte un inútil porque piensas que deberías ser capaz de
poder hacer una cosa que habitualmente se produce “de manera natural”.
Los compañeros jamás te hablan con sinceridad de sus propios proble-
mas sexuales. Pretenden dar la impresión de que son unas sirenas y unos
sementales, y uno piensa que debería ser igual que ellos también.
Empiezas a perder la confianza en ti mismo. La vergüenza y la
preocupación te llevan a pensar que las cosas no van a mejorar jamás.
Puedes incluso empezar a cometer errores o a tomar malas decisiones
en el trabajo que normalmente no harías. Piensas que la gente no va a
entender lo difícil que es vivir con un problema así. Los demás pueden
notar incluso que algo nos tiene preocupados, pero tenemos que aparen-
tar que no es nada o bien dar cualquier excusa.
La solución: Kelvin recibió orientación psicológica para el dolor y la
frustración que le generó su ruptura matrimonial. También siguió el
plan de acción para lograr tener erecciones y mantenerlas (capítulo 8),
y se abstuvo de seguir picoteando en el club de vela para de esta forma
evitar el fracaso, la ansiedad y el aumento de los rumores.

134
POR QUÉ A ALGUNOS HOMBRES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

Ansiedad y erección

A continuación tenemos un ejemplo de cómo un hombre


que tiene dificultades de erección puede evolucionar a lo
largo de tres fases o niveles de ansiedad:

Fase 1: Angustia
Por alguna razón (por ejemplo, porque estábamos agotados
o porque habíamos bebido un poco más de la cuenta), un
día no somos capaces de tener una erección. La siguiente
vez que tenemos relaciones sexuales, intentamos cada vez
con más y más fuerza conseguir tener una erección. Desgra-
ciadamente, cuanto más desesperadamente lo intentamos,
más flácido permanece nuestro pene.
Al poco tiempo, la ansiedad generada por estas expe-
riencias conduce a una incapacidad constante de tener una
erección. Seguimos poniéndonos cada vez más angustiados
y el hecho mismo de estar pensando en ello y preocupándo-
nos por tener una erección impide que ésta se produzca.

Fase 2: Evitación
Empezamos a evitar el sexo en general por miedo a pare-
cer unos idiotas, unos desastres, o que “no somos lo bas-
tante hombres”. Nos convertimos en unos “maestros de
la evitación”, poniendo todo tipo de excusas para eludir
el sexo. Nos resulta más fácil alegar cansancio o ponernos
a discutir con nuestra pareja, para así evitar la posibilidad
de volver a comprobar una vez más que no se nos levanta.
Cuando nuestra pareja nos pregunta: “¿Pero qué te
pasa? Da la sensación de que ya no quieres hacer el amor
conmigo. ¿El problema soy yo? ¿Es que ya no te gusto?”,
respondemos con un enorme sin sentido: “No me pasa
nada. Déjame en paz”. Lo que realmente queremos decir

135
soluciones para una vida sexual sana

es: “Me repugna todo esto que me está pasando. Me veo


incapaz de solucionarlo y me siento como un inútil”.

Fase 3: Fobia al sexo


Apagamos totalmente el interruptor del sexo. Ni siquiera
nos acordamos de que hubo un tiempo en el que solíamos
tener relaciones sexuales, y mucho menos todavía de que
solía gustarnos. La sensación de terror ha quedado atrás y
ahora nos sentimos simplemente entumecidos (aletarga-
dos, anestesiados).

Ejemplos de hombres que padecían ansiedad sexual

Jamás somos demasiado viejos para tener sexo


El problema: Alfred tenía 72 años y seguía siendo virgen.
La causa: Alfred se crió en una familia muy religiosa, que pensaban
que el sexo era algo que se hacía exclusivamente cuando las personas
estaban casadas. Siempre fue muy tímido y retraído, y jamás tuvo la
más mínima confianza con ninguna mujer. Debido a ello, jamás cortejó
a ninguna chica y por tanto obviamente nunca se casó. A los 60 años
conoció a una mujer que se interesó por él, pero debido a que su exceso
de timidez le impidió responder, ella se decidió por otro hombre, con
el que finalmente se casó.
Doce años más tarde, cuando Alfred tenía 72 años, la misma mujer
en cuestión volvió a mostrar interés por él –su marido (con el que se
había casado años atrás) había fallecido. Alfred estaba deseando apro-
vechar esta oportunidad de casarse ya de una vez, pero le aterraba el
que pudiera desvelarse su virginidad y tampoco tenía ninguna con-
fianza en su capacidad de complacer sexualmente a su mujer.
La solución: Mediante la orientación psicológica, Alfred ganó más
confianza en su valía como hombre. Su capacidad de tener una erec-
ción no era muy de fiar, pero seguía siendo capaz de besar, tocar, acari-
ciar y gozar, ¡y ya era hora de que lo hiciera!

136
POR QUÉ A ALGUNOS HOMBRES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

La ansiedad de ejecución de Sam


El problema: Sam tenía 30 años de edad, había perdido un testícu-
lo debido a una enfermedad y a raíz de ello evitaba tener relaciones
sexuales porque se sentía inferior.
La causa: Sam era el primogénito de una familia de inmigrantes que
regentaban un comercio en una pequeña población rural. Lo educaron
para que estudiara mucho y trabajara mucho en la tienda. No tuvo nin-
guna vida social hasta los veinte años, porque estaba siempre o estudian-
do o trabajando A los 21 años tuvo un problema con un testículo y tuvie-
ron que extirpárselo. Sam tenía la sensación de que con ello había perdi-
do parte de su masculinidad y estaba convencido de que ninguna mujer
lo iba a desear sexualmente jamás porque no era un hombre “completo”.
La solución: Sam aprendió a aceptar su situación física y a convencer-
se de que seguía siendo una persona sexualmente capacitada. Seguía
pudiendo disfrutar del sexo, dar placer a una mujer y tener hijos.

A Don le daba pánico el sexo


El problema: Don tenía 21 años de edad y tenía ideas de suicido debi-
do a una antigua experiencia sexual fallida.
La causa: Don había intentado tener relaciones sexuales con una chica
cuando tenía diecisiete años. Ella ya había tenido relaciones sexuales
antes con otros chicos y le tiró los tejos a Don, suponiendo que éste
sabía lo que había que hacer. Don se excitó mientras besaba y tocaba a
la chica, pero perdió la erección cuando ella se sentó encima de su rega-
zo estando sentado en la silla. La chica reaccionó muy mal y le hizo
sentirse como un verdadero inútil.
Desde entonces, Don evitó ligar con ninguna chica. Se sentía tan
deprimido y angustiado por aquella experiencia negativa que tenía
tendencias suicidas. Tenía la sensación de que su vida entera era un
fracaso porque no había sabido desempeñarse bien sexualmente. No
era capaz de buscar ningún trabajo y se pasaba la mayor parte del
tiempo sentado viendo la televisión y fumando marihuana.

137
soluciones para una vida sexual sana

La solución: Con ayuda de la terapia sexual, Don se decidió a hacer


algo de provecho. Desarrolló una mayor confianza en sí mismo tanto
a nivel sexual como en su lugar de trabajo. Tenía mucho que dar y se
merecía tener éxito.

La solución esencial: una información objetiva y unas


expectativas realistas

En su libro ya clásico, Men and Sex, Bernie Zilbergeld seña-


la que el supuesto referente ideal masculino para poder que-
dar bien sexualmente es “tener un pene de más de dos palmos
de largo, duro como una piedra, tieso como un garrote y que
aguante así toda la noche”. ¿Cómo demonios es posible que
haya nadie que se pueda ajustar a semejante expectativa tan
poco razonable?

— Erección
Es normal que la erección suba y baje durante el transcurso
de una relación sexual. Por ejemplo, muchos hombres pierden la
erección mientras practican el sexo oral a su pareja. Si nos suce-
de esto, no nos preocupemos. Confiemos en que subirá otra vez
inmediatamente, en cuanto el pene vuelva a ser estimulado direc-
tamente –por ejemplo, cuando nos llegue el turno… ¡de que nos
hagan sexo oral a nosotros!

— Momento de la eyaculación
La mayoría de los hombres únicamente aguantan moviendo
el pene con ímpetu dentro de la vagina de dos a seis minutos
antes de eyacular.

138
POR QUÉ A ALGUNOS HOMBRES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

— Erección, orgasmo y eyaculación


Si estimulamos el pene flácido durante un tiempo lo bastan-
te largo, incluso aunque esté blando se producirá la eyaculación.
De modo que si nos preocupa el perder la erección no tenemos
por qué inquietarnos tanto, si sabemos que aun así podemos
seguir disfrutando y llegar al clímax, más tarde o más temprano.

— Eyaculación y orgasmo
Habitualmente, los hombres llegan al orgasmo cuando
eyaculan después de estimular el pene. Pero no es necesario
eyacular para tener la experiencia de un “orgasmo seco” que
algunos hombres desarrollan la habilidad de alcanzar. Aproxi-
madamente el 75% de los hombres suelen llegar al orgasmo
siempre que practican el sexo (mientras que en el caso de las
mujeres este porcentaje es sólo del 29%). Pero a pesar de llegar
al clímax, no por ello el hombre tiene por qué quedarse sexual-
mente satisfecho.

— Llevar a nuestra pareja al orgasmo con ayuda de nuestro pene


El creernos que tenemos la necesidad o la obligación de
hacer esto nos creará una presión enorme para que “cumpla-
mos” con el pene. La verdad es que el pene del hombre no es en
realidad más que uno de entre los posibles estímulos erógenos y
probablemente no el mejor para estimular el clítoris de la mujer.
Solamente el 20% de las mujeres llegan al clímax con el coito. La
mayoría de las mujeres (el 80%) alcanzan el orgasmo mediante
la estimulación directa del clítoris con el dedo o con un vibrador
(lo que a su vez puede funcionar todavía mejor si se añade un
lubricante).

139
soluciones para una vida sexual sana

Ansiedad y autoimagen sexual


Muchos hombres se angustian por dos cosas –por la canti-
dad de pelo que les queda todavía en la cabeza y por lo gran-
de o pequeño que tienen el pene. Pero la mayoría de las mujeres
encuentran muy atractivos a los calvos. Y al margen de las pro-
porciones que pueda tener cuando está flácido, la mayoría de los
penes son de un tamaño perfectamente adecuado y normal cuan-
do se ponen erectos.
Los hombres no acaban de ser conscientes de esto, porque rara-
mente tienen la oportunidad de ver en la realidad una gran varie-
dad de penes erectos. Probablemente comparan el tamaño de su
pene con el del compañero de habitación que de hecho tiene un
pene enorme en estado de flacidez, y dan por supuesto que el pene
de todos los demás hombres es igual de grande. También compa-
ran su pene y su rendimiento sexual con los hombres que aparecen
en las revistas o las películas porno. Estas imágenes suelen estar
retocadas y a los “modelos” también los eligen por tener un tama-
ño excepcional.
¿Qué significa esto? Estamos de enhorabuena… significa
que nos podemos olvidar de concentrarnos tanto en el aspecto
que pueda tener nuestro “cabezal” externo, ya sea el “superior”
o el “inferior”, y ponernos a trabajar en ser los mejores aman-
tes que podamos ser –y para poder disfrutar del máximo pla-
cer posible hay que empezar por tener una autoestima sexual
positiva.

140
POR QUÉ A ALGUNOS HOMBRES LES GENERA ANSIEDAD EL SEXO

El pene de Peter
El problema: Peter era virgen y tenía 29 años cuando vino a verme
para que le ayudara con sus problemas de erección. Le preocupaba el
que su pene fuera demasiado pequeño. Esta preocupación se basaba
en compararse con otros chicos en los lavabos, lo cual era una costum-
bre que había adquirido de adolescente. No le había dado crédito a la
opinión de un médico que le dijo que el tamaño de su pene estaba den-
tro de lo normal.
A los 23 años, intentó tener relaciones sexuales. No logró tener
una erección plena, pero a pesar de ello trató de llevar a cabo la pene-
tración. Se quedó hecho polvo cuando se dio cuenta de que no tenía
la confianza suficiente como para saber encontrar el orificio vaginal e
introducir el pene él mismo. Le aterraba la posibilidad de que le vol-
viera a suceder lo mismo en un futuro, de manera que evitó tener rela-
ciones sexuales a pesar de que se sentía seguro de sí mismo en todos
los demás aspectos de su vida.
La solución: Peter acudió a una sexóloga. Se liberó de la preocupación
de que tenía el pene demasiado pequeño y volvió a retomar su vida
sexual.

Resumen

Un hombre que tenga dificultades para rendir sexualmen-


te puede evolucionar a lo largo de tres fases o niveles de
ansiedad: angustia, evitación y fobia al sexo.
La solución esencial para los hombres que tengan pro-
blemas sexuales es disponer de una información objetiva y
unas expectativas realistas.

141
8
dificultades de erección

Si hemos tenido o tenemos actualmente algún problema de


erección, no nos preocupemos demasiado… no estamos solos. El
Dr. Chew, del Keogh Institute de Australia Occidental, presentó
una investigación que ponía de manifiesto que el 39% de los varo-
nes australianos de edades comprendidas entre los 18 y los 91 años
decían tener problemas para lograr o mantener las erecciones.
Las dificultades de erección podrían ser todavía más frecuentes
de lo que revela este estudio, porque no abundan los hombres que
estén dispuestos a admitir el hecho de que “no consiguen que se les
levante”. Esto es de lamentar, porque estos hombres deberían reci-
bir tratamiento para su problema cuanto antes. Si esperan dema-
siado, puede que con la edad el problema vaya todavía a más.

Causas de las dificultades de erección

Existen dos posibles causas de los problemas de erección: fisio-


lógicas o psicológicas. El 80% de las disfunciones eréctiles tendrán una
causa fisiológica.

143
soluciones para una vida sexual sana

En muchos casos, la presencia de un problema físico gene-


ra ansiedad, lo que a su vez genera un problema psicológico: el
preocuparnos de que “se nos levante” prácticamente garantizará
que no se nos va a levantar.
Nota importante: Si nos preocupa la posibilidad de que poda-
mos tener algún problema físico, o simplemente queremos asegu-
rarnos de que no tenemos ningún problema a ese nivel, mi reco-
mendación es que vayamos a ver a nuestro médico y nos hagamos
un chequeo completo.

¿Debemos buscar ayuda?

Probablemente es hora de que busquemos ayuda si:


• Jamás tenemos una erección matutina.
• No conseguimos tener una erección practicando el sexo
a solas.
• El problema se prolonga ya lo bastante en el tiempo
como para preocuparnos, a nosotros o a nuestra pareja.
• Parece ir a peor en lugar de a mejor, o bien nos pone-
mos cada vez más tensos y nerviosos cuando tratamos
de hacer el amor o por el solo hecho de pensar en hacer
el amor.
• Estamos evitando (a causa de ello) tener relaciones
sexuales.

Causas psicológicas

Existe una amplia variedad de causas psicológicas relaciona-


das con los problemas de erección. En primer lugar, a veces un pro-
blema físico que genera dificultades de erección acaba derivando
en un problema psicológico.

144
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

James tenía dificultades de erección debido a


un problema de próstata
El problema y la causa: James era un prestigioso dentista que tra-
bajaba muchas horas seguidas durante seis días a la semana. Varios
años atrás, había sufrido graves pérdidas económicas debido a la
mala gestión de su ex socio. Tuvo además algunos problemas de
salud y pasó por una operación de próstata. Pareció recuperarse
bien, a excepción de una sola cosa –era físicamente incapaz de man-
tener una erección.
Comenzó a evitar el sexo totalmente, para no tener que soportar
la sensación de fracaso que tenía cada vez que trataba de satisfacer
a su mujer. Se sentía frustrado y decidió invertir todas sus energías
en su trabajo y en sus aficiones deportivas. Incluso empezó a jugar
al billar dos noches por semana, y apuntó a su hija adolescente en
el equipo para que así su mujer, Marie, no pudiera quejarse de sus
ausencias.
La solución: James vino a pedir orientación psicológica cuando
Marie amenazó con dejarle. Se sentía confundido, alterado y aver-
gonzado.
Decía en tono de queja: “¿Por qué no me deja en paz con mi pro-
blema? Me hizo que leyera el libro ese de ‘Los hombres son de Marte,
las mujeres de Venus’. ¿Es que no sabe que los hombres “nos mete-
mos en nuestra cueva” cuando tenemos algún problema que tenemos
que solucionar por nuestra propia cuenta? Todo este asunto me está
deprimiendo seriamente. Me siento como si hubiera perdido la mitad
de mi hombría”.
James tuvo que proceder a cambiar sus diálogos internos nega-
tivos, manejar su estrés y aprender a relajarse, a fin de superar su
malestar psicológico. En lo referente al problema físico, utilizó las
inyecciones que le recetó el médico; éstas le ayudaron a lograr una
buena erección y de esta forma pudo desempeñarse sexualmente con
éxito.

145
soluciones para una vida sexual sana

Ansiedad de ejecución
Existen tres tipos de problemas de erección que están provoca-
dos por la ansiedad de ejecución. Al final de este capítulo encon-
traremos algunos ejemplos extraídos de la vida real, junto con sus
correspondientes soluciones.

1. Pérdida de la erección cuando la otra persona está delante –el


pene se pone “demasiado nervioso como para poder cumplir”
El hombre es capaz perfectamente de masturbarse cuando está
solo y sentirse satisfecho con la intensidad y la regulación de la
erección. Tan pronto como está en presencia de la otra persona,
pierde la erección.

2. Pérdida de la erección en el momento de la penetración


El hombre pierde la erección justo cuando intenta introducir
el pene en la vagina de su pareja. Este es el momento en el que su
ansiedad de ejecución es mayor, porque piensa: “A partir de ahora
estoy obligado a rematar la faena –o de lo contrario no estaré cum-
pliendo como un hombre debería”.

3. Pérdida general de la erección –al hombre no se le levanta


El hombre no consigue que se le levante en ningún momento
–ni cuando está solo ni todavía menos estando con su pareja.

Otras causas psicológicas


Existen a veces algunas razones inconscientes que explican el que
un hombre tenga dificultades para rendir sexualmente. Dichas razones
pueden incluso no tener ningún sentido aparentemente. El fenómeno
en cuestión aparece ejemplificado de la mejor forma en la siguiente
declaración: “A veces, nuestro pene es más inteligente que nosotros”.

146
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

La situación en la que “algo no acaba de encajar”


A veces, los hombres tienen relaciones sexuales con personas
que no les atraen. Prueban a tener sexo con estas personas porque
ello les da una sensación de poder o bien porque se supone que eso
es lo que se espera de ellos. En tales circunstancias puede que nues-
tro pene nos haga saber que estamos teniendo relaciones sexuales
por unas razones equivocadas y, en consecuencia, se niegue a coope-
rar. Si bien nuestra mente consciente nos dice que tenemos la opor-
tunidad de tener sexo y que podemos hacerlo perfectamente, la que
verdaderamente manda aquí es nuestra mente inconsciente: puede
que nos sintamos obligados a cumplir, puede que no nos sintamos
atraídos por la persona en cuestión, puede incluso que nos sintamos
culpables, y la consecuencia en todos los casos es que el pene no se
pondrá erecto.

Janine no era el tipo de mujer que le iba a George


George se consideraba un amante fogoso y se sentía orgulloso de la
fama que tenía entre sus compañeros de ser un “fenómeno a nivel
sexual”. Estaba contento de haber quedado para salir (dos parejas jun-
tas) con su amigo Brian y la novia de éste, Mandy, además de una
amiga de ésta. Desgraciadamente, la amiga, Janine, no era para nada
el tipo de mujer que le iba a George. Era muy flaca, y a él le gustaban
más rollizas.
Cuando Brian y Mandy se fueron a su habitación, con la intención
obviamente de tener relaciones sexuales, George se sintió muy incó-
modo. Se sintió todavía peor cuando Janine se acercó a él, le cogió de
la mano y se lo llevó a otra habitación. George pensó que simplemente
podía acceder para no incomodar a Janine, pero vio que no conseguía
tener una erección. Se sintió como un auténtico fraude, y le preocupó
el que Janine se lo pudiera contar a Mandy, y el que Brian se pudiera
enterar y pensar que el supuesto fenómeno sexual era un desastre en
la cama.

147
soluciones para una vida sexual sana

— El síndrome de la diosa
El “síndrome de la diosa” (la mujer ideal, “divina”, habitual-
mente de una belleza extraordinaria o excepcional, y revestida de
un halo de inaccesibilidad) puede ser devastador para el hombre
que está acostumbrado a ser un “superseductor” y de repente no es
capaz de tener una erección. Suele suceder de manera característica
en hombres jóvenes muy atractivos, que vienen a terapia sexual con
la autoestima por los suelos. Llevan años acostándose sin ningún
problema con toda clase de mujeres, cuando de repente conocen a la
mujer de sus sueños y descubren con estupor que su pene no se pone
“a la altura de las circunstancias”. ¡El amor interfiere con el deseo!

El problema: Bill era un futbolista muy famoso que venía disfrutando


de toda clase de favores sexuales por parte de sus ardientes seguido-
ras. Se jactaba de haberse acostado con una chica diferente cada noche
durante cuatro noches seguidas después de que su equipo ganara la
gran final.
Cuando Bill conoció a Kate, se sintió desbordado por sus sentimien-
tos. Se enamoró profunda y locamente de ella –ya no solamente de
su belleza, sino también de su corazón, de su mente y de su alma. Le
encantaba su sentido del humor y su capacidad para hablar con cual-
quiera. A Kate le interesaban las mismas cosas que a él le gustaban
–incluidas las “cosas de chicos” como, por ejemplo, pescar y bucear.
Al principio, cuando no consiguió tener una erección al intentar
tener relaciones sexuales con Kate, Bill se sintió abatido. El abatimien-
to dejó paso al autodesprecio. Allí estaba él, en la cama por fin con
aquella criatura tan fantástica, y no era capaz de tener una erección, ya
no digamos de mantenerla.
La causa: Bill logró entender que su ansiedad se debía a que su mente
no acababa de darle permiso para “profanar a esta divinidad virginal”
a través del mismo acto sexual que tan acostumbrado estaba a realizar
con las seguidoras futbolísticas.
La solución: Bill aprendió a pensar en términos de una sexualidad
satisfactoria –véase la Parte I– y a disfrutar haciendo el amor, en lugar
de tener sexo simplemente

148
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

Complicaciones asociadas al síndrome de la diosa


Las dificultades de erección pueden ser causa de una gran
consternación y ansiedad ya no sólo para el hombre que las sufre
sino también para la mujer excepcionalmente atractiva. La reacción
de ella puede contribuir todavía más a la ansiedad de él.
Anteriormente, esta mujer no había tenido el menor problema
en atraer a los hombres. De hecho, es tan atractiva que los hombres
siempre han ido detrás de ella, ansiosos por llevársela a la cama.
Por esa misma razón, ahora se pregunta por qué demonios este
hombre, que tan rotundamente afirma que la quiere, no lo demues-
tra teniendo unas relaciones sexuales fantásticas con ella.
Al principio le preocupa lo que le pueda estar pasando a él,
pero después (habitualmente de manera irracional, debido a sus
propios temores asociados al miedo al rechazo –en el fondo, su
belleza le ha servido en realidad para sentirse insegura respecto de
sí misma), empieza a echarse ella la culpa. Enseguida se convence
de que la impotencia de él no tiene más remedio que deberse a ella.
La próxima vez que él no consiga tener una erección o evite
tener relaciones sexuales, ella se echa a llorar y le cuenta su teoría
–que eso debe ser que ella es demasiado fea como para ponerle a
tono, y que esa es la razón de que él no tenga una erección.
El hombre, entonces, se siente culpable de que ella se esté
echando la culpa. Esto le hace sentirse todavía más ansioso por
refutar la teoría de ella y, con toda esta presión, el hombre tiene
todavía menos posibilidades de conseguir que se le levante.
Qué comedia de equívocos, y todo ello debido, primero, a los
pensamientos negativos y poco realistas de él y, después, y en con-
secuencia, a los de ella.

149
soluciones para una vida sexual sana

— La catástrofe del condón


Muchos hombres sienten una frustración enorme cuando pier-
den una erección magnífica porque tienen que seguir las normas
del sexo seguro y ponerse un condón. Tener que interrumpir el
torbellino de la pasión para ponerse a buscar frenéticamente en la
cartera o en los bolsillos del pantalón, para después intentar rasgar
con los dientes el plástico del envoltorio que se resiste a abrirse ya
de una vez, puede ser el equivalente de “aplicar un cubito de hielo
sobre el pene”.

Craig era una leyenda… hasta que llegaba el momento


de ponerse el condón y perdía la erección
El problema: Craig tenía 28 años y se describía a sí mismo con orgu-
llo como un “crápula”. Tenía fama entre sus compañeros de surf y sus
amiguitas de poder “ligarse a cualquier chavala del bar”.
Lo que no les decía jamás era que indefectiblemente acababa per-
diendo la erección cuando finalmente se llevaba a la chica a un lugar a
solas y en privado, y tenía que echar mano de un condón. Llegó a con-
vertirse en un verdadero tormento y Craig vivía con el temor de que
algunos de sus ligues lo pudiera contar.
La causa: Craig se había quedado condicionado (por las leyes del
aprendizaje) a sentir ansiedad cada vez que tenía que prepararse para
ponerse un condón.
La solución de Craig: (¡Nada recomendable!) Craig dejó de salir con
sus compañeros. Se inventó una historia de que había entrado en un
grupo religioso que insistía en que se quedara en casa y practicara la
abstinencia.
La solución recomendada: Craig tuvo que practicar el ponerse un con-
dón teniendo sexo a solas, y avanzar a lo largo de las distintas fases de
la práctica gradual –de la imaginación a la realidad– primero solo, y
después con una pareja.

150
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

El estrés
Algunos hombres relacionan el inicio de los problemas de erec-
ción con las presiones procedentes del trabajo, la familia o la rela-
ción con su pareja.
La solución está en recibir una orientación para manejar el
estrés y obrar en consecuencia: planificarnos el tiempo, hacer ejer-
cicio, meditación, moderar nuestra dieta y reducir el consumo de
estimulantes.

El tratamiento de los problemas de erección

Existen dos opciones para el tratamiento de los problemas de


erección que obedezcan a causas psicológicas:

1. El tratamiento médico; y
2. El tratamiento psicológico.

1. Tratamiento médico
Espero que llegados a este punto nos estemos haciendo la
pregunta de rigor como, por ejemplo: “Un momento… pero si el
problema es psicológico, ¿a qué viene lo de solucionarlo médica-
mente?”.
La respuesta es porque el tratamiento físico tiene muchas pro-
babilidades de generar una erección, y el hombre puede confiar
en optar por este recurso. Más adelante, con el tiempo, puede que
vaya recuperando su confianza psicológica.
Existe una variedad de opciones médicas para el tratamien-
to físico de los problemas de erección –inyecciones en el pene y
diversas pastillas. Para el tratamiento médico, debemos consultar

151
soluciones para una vida sexual sana

con un médico cualificado. Para orientación sobre otros posibles


recursos que pueden ayudar con las erecciones tales como, por
ejemplo, las bombas de vacío y los implantes, consultémoslo con
un urólogo.

— Inyecciones
La terapia de las inyecciones autoinyectables puede provocar
una erección en el 95% de los casos. La erección puede proseguir
durante un tiempo después de la eyaculación. Las inyecciones son
recomendables para aquellos hombres que estén extremadamente
preocupados por satisfacer a su pareja, tengan un elevado nivel
de ansiedad, se resistan a la orientación psicológica y prefieran un
enfoque médico.
El inconveniente de las inyecciones es que a muchos hom-
bres (y/o a sus parejas) no les gusta la idea de una inyección en
el pene. No les gusta porque duele –física, emocional y econó-
micamente. Un efecto secundario adicional que puede ser extre-
madamente doloroso es el llamado “priapismo”. Derivado del
dios griego Príapo, al que se muestra en un estado de erección
permanente y desproporcionada, este fenómeno genera ocasio-
nalmente un dolor extremo y puede ser peligroso para la salud
del pene.

— ¿Una pastilla amarga?


Al principio de aparecer en el mercado, muchos hombres recu-
rrieron con avidez a la Viagra con la esperanza de encontrar una
“varita mágica” para las erecciones, y es cierto que puede ayu-
dar como mínimo en la mitad de los casos. Pero, la “magia” tam-

152
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

bién tiene sus limitaciones. A algunos hombres les provoca efectos


secundarios indeseados tales como, por ejemplo, dolores de cabe-
za y visión borrosa. Además, el consumo de alimentos y el alcohol
pueden reducir la efectividad de la Viagra.
Lo que es más importante, el éxito de la Viagra continúa dependiendo
en gran medida de la presencia física real de una pareja sexualmente esti-
mulante, a fin de que el hombre pueda excitarse.
La investigación de otros fármacos que potencien el rendimien-
to sexual y que sean fáciles de utilizar está actualmente en curso.
Estos fármacos pueden tener un efecto que se prolongue hasta lle-
gar a un total de treinta y seis horas (por contraste con las cuatro a
seis horas solamente que dura el efecto de la Viagra). Una vez más,
para que estos fármacos puedan hacer su efecto es necesaria la esti-
mulación sexual, y los posibles efectos secundarios incluyen, entre
otros, náuseas y mareos. Se pueden tomar en las comidas o fuera
de ellas, y junto con cantidades moderadas de alcohol. Pregunte-
mos a nuestro médico o a nuestro sexólogo acerca de estos nuevos
fármacos.

— Tratamientos a base de hierbas


Existen muchos remedios de hierbas en las farmacias y los
herbolarios que afirman potenciar el rendimiento sexual mas-
culino. Dichos productos incluyen la avena sativa y la hierba
del macho cabrío [yin yang huo, epimedium saggitatum]. Pue-
den ser más baratas y más fáciles de conseguir que las opciones
médicas, pero los medicamentos a base de hierbas no siempre
son efectivos y también pueden tener efectos secundarios, ade-
más de una posible interacción negativa con algunos medica-
mentos recetados.

153
soluciones para una vida sexual sana

Potenciar nuestra capacidad de tener erecciones

• Llevar una dieta baja en colesterol, baja en grasas y rica


en fibra.
• Mantener el peso, el colesterol y la tensión en consonan-
cia con nuestra estatura y nuestra constitución (somato-
tipo), y hacer ejercicio de forma habitual.
• No fumar nada; beber alcohol con moderación.
• Conocer los medicamentos que se sabe que reducen la libi-
do o que inhiben las erecciones (e.g., los antidepresivos).

2. Tratamiento psicológico
La clave para lograr una buena erección consiste en tener una
información objetiva, unas creencias positivas y unas expectativas
realistas, y después, con la ayuda de los diálogos internos positivos
y de la práctica, pasar sistemáticamente de las situaciones sexuales
en las que no exista ninguna presión respecto de tener que dar la
talla, a las situaciones en las que seamos capaces de tener una erec-
ción y disfrutar del coito sin sentir ansiedad.

— Paso 1: Tener una información objetiva


El plan de acción para lograr y mantener las erecciones se basa
en haber leído primeramente los contenidos que aparecen en la
Parte I de este libro:

• ¿Hemos aclarado todos los mensajes contradictorios y todos


los posibles malentendidos? ¿Nos sentimos entusiastas y
positivos respecto del sexo a solas?
• ¿Conocemos verdaderamente los aspectos técnicos de la cues-
tión? ¿Hemos leído algunos buenos libros sobre sexo y nos sen-
timos absolutamente cómodos con nuestra propia fisiología?

154
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

— Paso 2: Utilizar los diálogos internos positivos


Combatamos nuestra actitud negativa cambiando las palabras
que no dejan de darnos vueltas por dentro de la cabeza.
Lo primero, modifiquemos las calificaciones condenatorias. Al
hombre que tiene dificultades de erección se le ha venido llaman-
do normalmente “impotente”. Esta palabra implica que carecemos
totalmente de la más mínima capacidad sexual. ¡Pues no es así! No
somos unos inútiles sexualmente solamente porque el pene no se
nos levante o no se nos mantenga tieso.
Somos unos seres espirituales, mentales y emocionales, ade-
más de físicos. Tenemos un valor intrínseco como hombres en cada
una de estas cuatro áreas. Dejemos de pensar en nosotros mismos
como seres impotentes. En lugar de ello, pensemos que somos
unos hombres que, al igual que le sucede a la mayoría de los hom-
bres, tienen algún que otro problema conductual ocasional que en
este caso resulta ser de índole sexual.
Lo segundo, cambiemos nuestros pensamientos negativos. Los
hombres con problemas de erección habitualmente suelen tener
una serie de pensamientos característicos antes y durante las rela-
ciones sexuales tales como, por ejemplo: “Espero no perder la erec-
ción, me preocupa la posibilidad de que pueda perderla, sé que la
voy a perder. No, por favor… la estoy perdiendo… ¡se va! Lo sabía.
Se me ha ido”.
Por si no tuviéramos bastante con ponernos de vuelta y media
con toda clase de juicios condenatorios, a continuación seguimos
regodeándonos en una condena futura que parece no tener fin. A
estos pensamientos los llamamos “tremendistas” y “del tipo de blan-
co o negro” como, por ejemplo: “Soy un inútil a nivel sexual. Dado
que no puedo satisfacer a mi pareja como es debido, no soy un hom-
bre de verdad”… y al final… “Jamás seré capaz de lograr tener una

155
soluciones para una vida sexual sana

erección y confiar en que pueda conservarla. Me repugna sentirme


como un inútil. Lo mejor es que me mantenga al margen del sexo”.
Esta clase de pensamientos hacen que los hombres se pongan
más ansiosos y que con sus diálogos internos provoquen ellos mis-
mos justamente aquello que pretendían evitar –un pene flácido.
Para poder cambiar esta profecía autocumplida, tenemos que cam-
biar los “pensamientos catastrofistas”.

Los pensamientos negativos que tenía Bob respecto de


su rendimiento sexual
Decía Bob: “Me siento presionado a tener que demostrar mi valía cada
vez que tengo relaciones sexuales, demostrar que he superado mi anti-
guo problema y demostrarme a mí mismo que puedo hacerlo. Me odio
a mí mismo por estar pensando constantemente en las relaciones sexua-
les –especialmente porque nunca antes les había concedido una impor-
tancia semejante– solía ser más un complemento en mi vida, y no algo
esencial de lo que tuviera que preocuparme. Normalmente suelo ser una
persona muy racional, pero no lo estoy siendo en relación con esto…
“Una vez que me relajo y me concentro debidamente es fantástico,
pero me cuesta lograr esta disposición de ánimo. No me puedo imagi-
nar que llegue el día en el que ya no lo vea tan negativamente. No me
siento seguro en este terreno, cuando habitualmente la seguridad en
mí mismo suele ser mi rasgo más característico, y normalmente sue-
lo ser una persona muy positiva –por eso me pregunto por enésima
vez, ¿por qué? Me siento cada vez más ansioso y preocupado cuando
lo pienso. Sé exactamente lo que tengo que hacer, pero mi cabeza me
está suponiendo un obstáculo. Por primera vez en mi vida, dudo de
mi fuerza y mi capacidad mental. Mis prioridades están todas trasto-
cadas. Me siento estúpido por dedicarle a esta parte de mi vida tan-
ta reflexión y tanta atención. Me repugna sentirme tan inundado de
negatividad cuando me despierto por la mañana y me pongo a pensar
aprensivamente en el sexo. Estoy harto de darle tantas vueltas a algo
que supuestamente debería ser agradable, divertido y positivo”.

156
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

— Identificar y cambiar nuestros diálogos internos negativos


El siguiente ejercicio de ensayar el coito mientras practica-
mos el sexo a solas nos ayudará. Pensemos en tener sexo con
una pareja. A continuación, masturbémonos y fantaseemos con
el hecho de ser deseados por nuestra pareja. Imaginemos que
tenemos unos juegos preliminares, después imaginémonos en
el momento justo antes de la penetración, y finalmente el coito.
Tomemos conciencia de cualquiera de los pensamientos negati-
vos que tengamos respecto de que “no vamos a ser capaces de
lograr tener una erección o de mantenerla”. Procedamos a iden-
tificar estos pensamientos.
Después de masturbarnos, registremos por escrito todos los
pensamientos que hayamos logrado identificar. Seamos honestos y
sinceros con nosotros mismos. No nos pensemos que nuestros pen-
samientos negativos son ridículos y que en realidad no les damos
absolutamente el menor crédito.
Revisemos nuestros pensamientos negativos y procedamos
a tacharlos dibujando una cruz bien grande. Cojamos una hoja
de papel en blanco y escribamos unos pensamientos diferentes,
más positivos –o por lo menos que favorezcan el afrontamiento.

No pensemos negativamente

“Espero que no se me vaya la erección”.


“Si se me va, no la recuperaré jamás”.

Pensemos de una forma positiva


“Voy a disfrutar y a no preocuparme de la erección”.
“Confío en que si pierdo la erección, la podré recuperar”.

157
soluciones para una vida sexual sana

“Por si acaso fuera una de esas pocas veces en las que no se me


vuelve a levantar, puedo seguir perfectamente disfrutando estimu-
lando el pene placenteramente y confiando en que al final tendré
un orgasmo maravilloso”.
Ahora disponemos de una serie de pensamientos diferen-
tes que podemos utilizar en nuestros diálogos internos positivos.
Debemos utilizarlos durante el transcurso de todas las modalida-
des de actividad sexual –a solas o con una pareja.

No dejemos que la ansiedad nos impulse a eyacular antes de


tiempo
No pensemos: “Tengo que correrme cuanto antes en el caso
de que consiga tener una erección, ¡no vaya a ser que deje pasar
la ocasión y se me baje!”. Algunos hombres tienen miedo de dejar
pasar la oportunidad de eyacular en el caso de que pierdan la erec-
ción. Se han condicionado ellos mismos a eyacular lo más pronto
que puedan, no vaya a ser que si dejan pasar más tiempo, pierdan
la ocasión.

— Paso 3: Pasos prácticos


Como ya dijimos en las “estrategias sexuales esenciales” que
figuran en el capítulo 3, tres son los pasos de la práctica gradual
aplicada en este caso al plan de acción para lograr tener y mante-
ner las erecciones:
1. Sexo a solas;
2. Sexo en pareja sin penetración; y
3. Coito con nuestra pareja.

Recordemos: Nos tomaremos el tiempo necesario en cada uno


de los tres pasos con el fin de reducir al mínimo la ansiedad. La

158
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

mejor manera de evitar la ansiedad es avanzando a lo largo de las


tres fases o niveles de experiencia: practicar en la imaginación, prac-
ticar a nivel verbal y practicar en la vida real (véase el capítulo 3).
Utilicemos los diálogos internos positivos para guiarnos a
nosotros mismos a lo largo de los distintos niveles prácticos.

Prepararnos para tener la experiencia sexual


“¿Qué es lo que tengo que hacer?”.
“Simplemente relajarme. Se me ocurre algo que sí puedo hacer
para ayudarme. Siempre será mejor que angustiarme”.
“Nada de decirme cosas negativas a mí mismo: tan sólo pensar
de forma racional”.
“No te preocupes. El hecho de preocuparte no te va a ayudar
en nada”.
“¿Pudiera ser que lo que me parece ansiedad en realidad sea
más bien emoción y entusiasmo?”.

Pasar a la acción y desenvolvernos en la situación real


“Puedo hacerle frente a esto. Puedo relajarme y echar el miedo
fuera”.
“Voy a ir paso a paso: puedo manejar la situación”.
“No pienses en el miedo. Piensa sólo en que vas a disfrutar”.

Si nos ha salido bien, ¡celebrémoslo!


¡Podemos tomarnos una cerveza o ver un poco la televisión!

Sobrellevar las experiencias fallidas


“Puede que no haya podido alcanzar el objetivo que me había
propuesto, pero disfruté de la experiencia e hice todo lo que estuvo

159
soluciones para una vida sexual sana

en mi mano por aumentar al máximo las probabilidades de tener


éxito. Tal vez la próxima vez saldrá bien”.

1. Sexo a solas
Véase el ejercicio de sexo a solas para hombres en el capítulo 3, sección
“Las estrategias sexuales esenciales”.
Dado que la primera fase para solucionar los problemas de
erección se basa principalmente en sentirnos cómodos con el sexo
a solas, es importante que el hombre se sienta bien con todo aque-
llo que dijimos en la sección sobre la masturbación.
Tenemos que masturbarnos a solas, un mínimo de tres veces a
lo largo de la próxima semana, y en días diferentes. El objetivo es
que aprendamos la manera más sencilla y más fiable de lograr que
el pene se ponga erecto lo más rápidamente posible. Habrá hom-
bres que conseguirán una erección en menos de un minuto, con tan
sólo una estimulación leve y lenta –otros necesitarán varios minu-
tos de estimulación y de concentración muy intensas.
En las primeras fases del entrenamiento, sobre todo si esta-
mos seriamente desentrenados o jamás lo hemos practicado ante-
riormente, podemos servirnos de alguna estimulación adicional
–podemos utilizar la fantasía, un vibrador, o revistas o vídeos eró-
ticos. Idealmente, sin embargo, lo mejor es que sepamos que pode-
mos conseguir tener una erección en cualquier circunstancia –tan-
to si estamos rodeados de una abundancia de estímulos sexuales
como si estamos en una isla desierta.

La técnica de parar/empezar
Tenemos que practicar una técnica que los libros sobre sexo lla-
man “parar/empezar”:

160
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

1. Démonos placer a nosotros mismos hasta conseguir


po­­nernos empalmados, excitados y disfrutando del mo­­
mento.
2. A continuación, dejemos de tocarnos el pene durante un
momento. Es importante que dejemos de tocarnos con
la suficiente antelación, para prevenir que lleguemos al
punto de inevitabilidad (en el que inevitablemente no
podamos dar marcha atrás) y tengamos una eyaculación.
Dejemos que el pene se ponga blando, pero no totalmen-
te flácido, y centrémonos en lo que sucede a nivel del
pene, del cuerpo, y de la sensación de excitación sexual.
El objetivo es que aprendamos a identificar qué sentimos
cuando estamos medianamente excitados: ni mucho, ni
poco.
3. Comencemos a estimular el pene nuevamente, hasta recu-
perar una erección plena. Paremos otra vez y concentrémo-
nos en lo que sucede en el pene y en el cuerpo.
4. Repitamos los pasos 1, 2 y 3 una y otra vez, para que poda-
mos desarrollar la confianza en nuestra capacidad de hacer
que se nos levante tanto al principio como después de dejar
que vuelva a bajar.

A continuación, masturbémonos hasta eyacular, si así lo desea-


mos.
Podemos practicar esta técnica todas las veces que queramos,
porque se trata de un ejercicio para aprender a identificar la res-
puesta de nuestro cuerpo y la forma de controlarla. Es muy impor-
tante que advirtamos qué sentimos cuando estamos excitados, y
después cómo salir de dicha excitación y confiar en que la pode-
mos recuperar.

161
soluciones para una vida sexual sana

2. Sexo en pareja sin penetración


Es el momento de practicar la “focalización sensorial” y el dar
placer sexual con una pareja. Revisemos nuevamente la sección
sobre “Las estrategias sexuales esenciales” del capítulo 3 para una
exposición detallada de este ejercicio.

Paso 1: Todas las zonas erógenas, a excepción de los genitales


Véase el capítulo 3.

Paso 2: Sexo con nuestra pareja


Todas las zonas erógenas incluidos los genitales, pero sin llegar
al coito.
La idea es no obsesionarnos por llegar al orgasmo ni por eyacu-
lar, sino disfrutar del sexo juntos, sin el agobio de tener que cum-
plir o dar la talla. Las cosas esenciales que el hombre debe recordar
hacer son practicar los “diálogos internos” positivos y no dejar de
comunicarnos con nuestra pareja. El objetivo es que dejemos de
sentir cualquier posible ansiedad –de manera que no nos preocu-
pemos de si estamos consiguiendo tener una erección o no.
La estimulación en el caso del hombre debe ser similar a los
pasos correspondientes a los ejercicios de masturbación en la fase
del sexo a solas. Dejemos que baje un poco la erección y a continua-
ción retomemos la estimulación nuevamente –respiremos hondo y
relajémonos. Advirtamos de qué forma estamos sintiendo la exci-
tación por todo el cuerpo –no nos centremos exclusivamente en las
sensaciones procedentes del pene.
Probemos a hacer el “parar y empezar de nuevo” un mínimo
de unas tres veces cada vez que practiquemos el sexo en pareja sin
penetración.

162
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

Acostumbrémonos a que nuestra pareja nos toque el pene


indistintamente tanto cuando se ponga blando y cuando esté duro.
Si no acabamos de excitarnos plenamente, probemos a echar mano
de alguna fantasía erótica –pensemos en imágenes que nos pongan
muy cachondos, tumbémonos y cerremos los ojos.

3. Coito con nuestra pareja


Una vez que hemos desarrollado la confianza en nuestra capa-
cidad de tener una erección, el siguiente paso (llegar al orgasmo
con el coito) no tiene mayor dificultad. Hagamos uso de todo lo
que hemos aprendido previamente: la estimulación erótica, ya sea
oral o manual, la “focalización sensorial” y el masaje, además de,
si queremos, las fantasías eróticas. Dejémonos ir, soltémonos. El
paso 3 consiste en permitirnos realizar el acto sexual de manera
gradual y sin dificultad. La idea es practicar el mantenernos en un
nivel óptimo de excitación durante la penetración y una vez dentro
de la vagina.

163
soluciones para una vida sexual sana

Pasos prácticos para empalmarnos y mantenernos


empalmados

Paremos como mínimo unos diez segundos antes de que


eyaculemos inevitablemente. Persistamos en cada una de
las fases hasta lograr tener tres éxitos consecutivos, antes de
pasar a la fase siguiente. Nuestro objetivo es mantenernos
empalmados y, si perdemos la erección, recuperarla.

Fase 1: Nosotros solos


1. Con la mano húmeda (utilizando un buen lubricante)
uno solo, sin parar –movimiento continuo.
2. Con la mano seca, como en 1.
3. Con la mano húmeda uno solo, parando y empezando
nuevamente (usando un buen lubricante).
4. Con la mano seca uno solo, parando y empezando otra
vez de nuevo.

Fase 2: Con la mano de nuestra pareja


1. Pasos 1 a 4, como en la fase anterior.

Fase 3: Con la boca de nuestra pareja


1. Movimiento continuo.
2. Parando y empezando otra vez de nuevo –indicándole
a nuestra pareja cuándo debe parar.

Fase 4: Con la vagina de nuestra pareja


1. Húmeda –lubricación adicional, repitiendo los pasos 1
y 2 (de la fase 3).
2. Normal –inserción continuada del pene.
3. Penetración normal –retirar el pene y cambiar de posi-
ción y de técnica antes de proceder definitivamente a
consumar el acto sexual.

164
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

Ejemplos de cómo solucionaron algunos hombres


sus problemas de erección

El hombre puede tener erecciones cuando practica el sexo a


solas, pero no cuando la pareja está delante
El problema: Kim tenía 30 años y era muy tímido con las mujeres por
naturaleza. Se masturbaba todos los días un mínimo de dos veces y
tenía fuertes erecciones que le duraban todo el tiempo que quería. Pero
en cuanto estaba con una mujer que se mostrara interesada en tener rela-
ciones sexuales, el pene jamás se le ponía erecto cuando él quería. Aun-
que la mujer lo masturbara o le hiciera sexo oral, Kim no era capaz de
tener una erección. Si se masturbaba por su cuenta para conseguir que
el pene se pusiera lo bastante erecto como para poder introducirlo en la
vagina, más tarde o más temprano perdía la erección durante el coito.
La causa: Kim padecía una ansiedad de ejecución grave generada por
sus pensamientos negativos. Le aterraba la perspectiva de no poder
complacer a su pareja.
La solución: Kim escuchó una cinta de cassette que trataba sobre la
manera de lograr y mantener las erecciones. Concibió unos diálogos
internos positivos que reafirmaban su capacidad de mantener la erec-
ción estando con su pareja.

El pene se pone flácido en el momento de la penetración


El problema: John tenía 39 años y estaba felizmente casado con Susie.
Venía teniendo dificultades de erección durante las relaciones sexua-
les. Solía tener una erección si Susie le hacía sexo oral, pero cuando
procedía a introducir el pene en la vagina de su mujer, el pene se le
ponía blando. John pensaba que ello podía ser porque se estaba hacien-
do cada vez más mayor.
La causa: Susie señaló que John se esforzaba mucho por rendir al máxi-
mo tanto en el trabajo como en casa, y que se presionaba a sí mismo
enormemente para tener éxito en todo lo que hiciera. No soportaba fra-
casar. Le resultaba difícil admitir que en casa no fuera capaz de hacer
lo que a cualquier hombre debería venirle “de forma natural”.

165
soluciones para una vida sexual sana

La solución: John comenzó a llevar una vida un poco más equilibrada


y aprendió a relajarse. Dejó sus presiones a un lado y reconoció que no
tenía por qué rendir excelentemente en todo. Se concentró en la expe-
riencia de las relaciones sexuales como algo placentero y sus ereccio-
nes reaparecieron.

Pérdida general de la capacidad de erección –el pene no se


levanta de ninguna forma
El problema: George tenía 45 años, se había hecho un examen médi-
co y no tenía ninguna causa fisiológica que pudiera explicar sus difi-
cultades crónicas de erección. Su ex mujer se le quejaba amargamen-
te cuando ocasionalmente perdía la erección durante las relaciones
sexuales. Esta mujer le exigía practicar el coito cada vez que ella qui-
siera.
Ahora que estaba divorciado, vio que era incapaz de tener una erec-
ción en ningún momento, ni tan siquiera practicando el sexo a solas,
cuanto menos con las mujeres desenvueltas de su misma edad que
estaba conociendo. Todo este asunto le estaba resultando demasiado
alarmante, de manera que al final optó sencillamente por evitar tener
relaciones sexuales.
La causa: George se había quedado condicionado por las críticas de su
mujer a evitar el sexo y había perdido la confianza en su capacidad de
tener erecciones.
La solución: George siguió el plan de acción para lograr tener ereccio-
nes y encontró a una mujer que era muy cálida, cariñosa y paciente.

166
DIFICULTADES DE ERECCIÓN

Resumen

Hechos constatados sobre las dificultades de erección:


• Es probable que las dificultades de erección tengan una
causa primariamente médica.
• Las dificultades de erección conducen a la ansiedad de
ejecución, lo que constituye un problema psicológico.
• Si podemos tener una erección en cualquier otro mo­­
mento que no sea el coito, por ejemplo, al despertarnos
por la mañana o durante la masturbación a solas, el
problema es probablemente psicológico.

Tres consecuencias habituales de las dificultades de


erección:
• Evitar el sexo “por si acaso” el pene se negara a responder.
• Sentirnos avergonzados, rabiosos, inútiles y frustrados.
• Tratar de obligarnos a que “se nos levante”.

Obstáculos para lograr y mantener las erecciones:


• Ansiedad respecto de nuestra relación de pareja.
• Vergüenza de no responder sexualmente como es debido.
• Miedo de ser demasiado viejos como para poder disfru-
tar del sexo.
• No sentirnos como un “verdadero” hombre.
• Nuestra pareja se muestra crítica y exasperada.
• Pretender que el problema se pase sin más y dejarlo
para más adelante.
• No tener tiempo o estar demasiado ocupados como
para poder hacer algo para solucionar el problema.
• Miedo a la terapia o al tratamiento con medicaciones o
inyecciones.

167
soluciones para una vida sexual sana

• Vergüenza y reticencia a masturbarnos.


• Estrés, enfermedad, y/o llevar un estilo de vida poco
sano.

Lograr y mantener las erecciones:


• No evitar el sexo.
• Disfrutar de las alternativas al coito: tener sexo sin
pe­ne­tración, explorar los cuerpos del uno y del otro y
divertirnos.
• Adoptar un estilo de vida sano.
• Reducir el consumo de alcohol y aumentar el ejercicio
físico.
• Aprender la técnica de “parar/empezar de nuevo”.
• Leer algún libro de autoayuda. ¡En la vida real, los hom-
bres también leen! No dejemos esto a cargo de nuestra
pareja.
• Escuchar alguna cassette sobre la manera de lograr y
mantener las erecciones.
• Aprender a relajarnos y a respirar hondo de forma con-
tinuada.
• Utilizar los diálogos internos positivos y concentrarnos
en sentirnos bien y en pensar de una forma positiva.
• Pedir la colaboración de nuestra pareja con objeto de
excitarnos y de mantenernos excitados. Por ejemplo, le
podemos informar de que los hombres suelen ser más
visuales por naturaleza –tal vez la mujer podría “disfra-
zarse” o vestirse de determinada forma para despertar
nuestro interés sexual.

168
9
eyaculación precoz
o demasiado rápida

La eyaculación precoz se refiere a cuando no podemos con-


trolar el momento de la eyaculación y nos “corremos” demasia-
do pronto. Algunos hombres eyaculan demasiado pronto mien-
tras intentaban disfrutar del coito. Otros eyaculan antes incluso de
introducir el pene en la vagina.

Causas de la eyaculación precoz

La eyaculación precoz es más probable que aparezca en hom-


bres jóvenes que no tienen demasiada experiencia sexual. La eya-
culación precoz se ha descrito como “la maldición del joven y la
pesadilla del viejo”. Imaginémonos al adolescente que se corre en
los pantalones mientras está besando a su novia que vive enfrente,
parados delante de la puerta de la casa de la chica. ¿Cómo expli-
ca el joven la mancha en el pantalón cuando los padres de la chica
abren la puerta y le invitan a tomar un café? Los hombres mayo-
res también pueden sufrir inesperadamente de eyaculación pre-

169
soluciones para una vida sexual sana

coz después de que nunca antes hubieran tenido ningún problema


sexual –en la mayoría de los casos, debido a la ansiedad relaciona-
da con el inicio de una nueva relación.

Hipersensibilidad física
La eyaculación precoz puede comenzar siendo un problema
de origen físico. En el caso de muchos hombres, empieza por ser
una hipersensibilidad a la estimulación. Dicha sensibilidad suele
ser habitualmente manejable cuando el hombre practica el sexo a
solas. Está acostumbrado al tacto de su propia mano y al ritmo de
sus movimientos.
Cuando está con una pareja, esto mismo es mucho más estimu-
lante y el hombre se excita más. Algunos hombres se pueden correr
tan sólo con pensarlo –imaginándose el coito con la pareja que tie-
nen delante. Otros se corren con la estimulación de los besos y de
las caricias. Otros se corren cuando la pareja les acaricia el pene o
les hace sexo oral. Otros se corren nada más introducir el pene en la
vagina de la mujer, y otros tienen la suerte de poder aguantar unos
30 segundos –la calidez, la humedad y la acogida favorable que
demuestra el cuerpo de la mujer se combinan juntamente para gene-
rar una sobrestimulación física y psicológica, y el hombre eyacula.

Tiempo de eyaculación aprendido


Con frecuencia, los hombres “se ejercitan en tener una eyacu-
lación precoz” a una edad temprana. Los hombres tienen muchas
más probabilidades de masturbarse que las mujeres que las muje-
res, porque tienen que tocarse el pene un mínimo de unas cuatro
veces al día con objeto de orinar. Y la mayoría de los hombres tie-
nen también la dicha de tener erecciones matutinas –lo que puede

170
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

ser una señal más que suficiente para prestarle atención al pene y
para el inicio de una distensión placentera a través del orgasmo.
El inconveniente de las indicaciones tan fáciles para la mastur-
bación que reciben los hombres son las prisas y el secretismo con los
que de forma característica proceden a darse un “alivio manual”,
debido a la creencia de que no tienen “permiso” para hacer una
cosa así. Muchos adolescentes se masturban a todo correr debido al
temor de que los pillen o debido al sentimiento de culpa asociado a
lo que están haciendo. Debido al miedo de que los descubran, con
frecuencia el objetivo de la masturbación se convierte en: “deprisa,
venga, córrete lo más rápido que puedas”.
En el caso de muchos chicos (¡y también chicas!), las prime-
ras experiencias del acto sexual tienen lugar en circunstancias que
distan mucho de ser ideales –en espacios sumamente apretujados
(los asientos traseros de los coches pequeños son poco propicios
para una relación sexual prolongada) o en lugares peligrosamente
públicos donde pueden ser violentamente interrumpidos, por lo
que se acostumbran a correrse rápido.

Ejemplo de cómo el castigo de los padres generó un problema


de eyaculación precoz
El problema: Un hombre de 40 años de edad y que llevaba 20 años de
casado, vino a consultarme porque llevaba todos esos años padeciendo
de eyaculación precoz.

La causa: Cuando era un adolescente, le aterraba la posibilidad de que


le pillaran mientras se masturbaba. Su peor pesadilla se hizo realidad
a los quince años de edad. Se estaba masturbando en el cuarto de baño
cuando su padre lo vio por la ventana. El padre irrumpió en el cuarto
de baño chillando y gritando: “¡Eso que estás haciendo está muy mal y
además es peligroso!”. El padre se puso a pegarle al chico con una toa-
lla mojada (y ya sabemos lo mucho que eso puede escocer).

171
soluciones para una vida sexual sana

Este hombre venía padeciendo de eyaculación precoz a lo largo de


toda su vida de casado y prácticamente había acabado por desarro-
llar una fobia sexual –evitaba tener relaciones sexuales siempre que
podía, porque le removía todos los sentimientos de culpa que su padre
le había inculcado tantos años atrás.

La solución: Se sometió a hipnosis y aprendió a liberarse de la orden


tan fuertemente arraigada que su padre le había imbuido respecto de
que el sexo era algo malo.

Ansiedad de ejecución y eyaculación precoz

La ansiedad de ejecución asociada a la eyaculación precoz se


centra en el pensamiento de: “¿Y si no soy capaz de aguantarme y
eyaculo demasiado pronto?”.
Para controlar la eyaculación precoz, primero tenemos que
comprender la totalidad de la situación –el conocimiento es poder.
¿Qué sucede verdaderamente durante la excitación sexual y de qué
forma la ansiedad se interrelaciona con la excitación para provocar
la eyaculación precoz?

El varón y la eyaculación
Lo que se expone a continuación es el proceso que siguen los
hombres que no tienen problemas de eyaculación precoz. Al inicio
del ciclo de la respuesta sexual, el pulso y la respiración son nor-
males. Comienzan a elevarse a medida que nos excitamos. Nos
ponemos a sudar, es posible que se nos suban los colores, empeza-
mos a pensar más rápido y a sentirnos agitados, y el pene debería
ponerse erecto. El aumento de la activación puede ser muy rápi-

172
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

do, dependiendo de la edad y del nivel de excitación. Puede que


sintamos ganas de bombear con las caderas y puede que veamos
aflorar un poco de líquido en el pene –a esto se le llama “preeya-
culación”.
Advertencia: Existe el viejo mito sexual que dice que no podemos
quedarnos embarazadas con esta preeyaculación. No nos engañe-
mos –el líquido preseminal contiene cierta cantidad de esperma. Y
recordemos: ¡tan sólo hace falta que un único espermatozoide con-
siga llegar al óvulo de la mujer para que salga un bebé!
Nuestro deseo de entrar en la vagina es muy fuerte y estamos
sumamente concentrados en nuestras sensaciones placenteras.
Presionamos con el pene para introducirlo en la vagina y comenza-
mos a empujar hacia adentro y hacia afuera. (Si no padecemos de
eyaculación precoz, por lo general podremos aguantar entre dos y
seis minutos haciendo estos movimientos de bombeo).
La excitación va a más y a más, hasta llegar a un punto en el
que tenemos la inconfundible sensación de que falta muy poco
para que se produzca la eyaculación. A esto se le llama el “punto
de inevitabilidad” o punto de no retorno, y habitualmente tiene
lugar unos tres segundos antes de llegar al orgasmo y eyacular.
El orgasmo y la eyaculación suelen acontecer generalmente de
forma simultánea, y llegados a este punto nuestras sensaciones
son intensamente placenteras. Puede incluso que nos sintamos
muy exaltados al ver el semen saliendo a borbotones. Algunos
hombres gritan o gimen o dicen cosas en voz alta. Puede que nos
veamos resollando y empapados de sudor, y es posible que con
la cara enrojecida. Entonces es cuando sentimos esa maravillosa
combinación de alivio y de satisfacción.

173
soluciones para una vida sexual sana

— La eyaculación en el caso del hombre con eyaculación precoz


En el caso de los hombres que padecen de eyaculación precoz
el ciclo de la respuesta sexual es diferente –no tanto físicamente,
cuanto mentalmente. Pasan por el mismo ciclo físico de excitación,
orgasmo y eyaculación, pero todo va más rápido –demasiado rápi-
do para su gusto. Si no han tenido sexo desde hace algún tiempo,
pueden sentirse incluso todavía más excitados sexualmente y, des-
graciadamente, todavía más ansiosos.
La ansiedad se apodera de ellos y los pensamientos negativos
se vuelven irrefrenables. La mente discurre a toda velocidad con
la preocupación respecto de cómo les va a salir la cosa. Siempre
tienen la esperanza de que: “Esta vez voy a durar más. Esta vez
voy a satisfacer a mi pareja”. Se preocupan: “¿Saldrá bien?”. Tra-
tan de “darle ánimos” al pene –“Por favor, aguanta… aguanta, por
favor… aguanta, por favor…” y empiezan a tener pensamientos
negativos del tipo de: “No, por favor… que no me aguanto… que
se me va… que no lo puedo controlar… me corro… ¡mierda!”.

— La reacción de la pareja ante la eyaculación precoz


Muchas mujeres se muestran comprensivas. Aunque puede
que se sientan frustradas por el problema de la eyaculación precoz,
les interesa más la intimidad y la cercanía emocional que un coito
de larga duración. Por ello, cuando dicen que “durar (aguantar sin
correrse) no lo es todo” lo dicen de verdad.
Ahora bien, hay algunas mujeres a las que sencillamente no les
interesan los hombres que se corren demasiado pronto. Decidida-
mente, estas mujeres quieren que sus hombres aguanten más tiem-
po para así ellas poder disfrutar más del coito. Desgraciadamente,
esto agobia al hombre.

174
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

Evaluación del problema de eyaculación precoz

• ¿Tenemos diferentes tipos de control sobre la eyacula-


ción según las diferentes actividades sexuales como,
por ejemplo, la masturbación y el coito?
• ¿Nuestra capacidad de retardar el momento de la eya-
culación o el hecho de corrernos enseguida ha sido algo
que haya cambiado recientemente?
• ¿Podemos lograr el control adecuado sobre la eyacula-
ción con determinadas parejas, pero no con otras?
• ¿Tenemos diferentes tipos de control sobre la eyacula-
ción según los diferentes lugares o situaciones?
• ¿Seguimos un esquema diferente cuando conocemos a
una nueva pareja?
• ¿Nuestro control de la eyaculación varía dependiendo
de cómo nos sintamos o de lo que hayamos hecho antes
de la actividad sexual?

Lo que no va a funcionar

Existe una variedad de estrategias que los hombres suelen pro-


bar, en vano, con el fin de controlar la eyaculación precoz. Desgra-
ciadamente, la mayoría de dichas estrategias suelen ser contrapro-
ducentes a la larga.

Dejar que se “corra” ella primero


En un intento de eludir la vergüenza asociada a la eyaculación
precoz, algunos hombres proceden por sistema a hacer que su pare-
ja alcance o se aproxime al orgasmo antes de introducir el pene en
la vagina. Entonces saben que pueden lograr o han logrado ya de
hecho que la mujer se corra, de manera que ya no tienen necesidad

175
soluciones para una vida sexual sana

de seguir aguantándose ellos mismos demasiado tiempo. Por un


lado, estos hombres me merecen un respeto por el hecho de tomar en
consideración las necesidades de su pareja –lo que me parece fantás-
tico. Pero el hecho de estimular sexualmente a la mujer y de ver que
está emocionada y que quiere que la penetremos es muy emocionan-
te y muy estimulante también para el hombre, al que con frecuencia
le será difícil “contenerse” (a la vista de semejante espectáculo). De
manera que el hombre que utiliza esta estrategia puede estar crean-
do él mismo las condiciones para “fallar” de manera habitual.

Convertirlo en una rutina predecible


Otra forma habitual de asegurarse el autosabotaje en el caso del
hombre que tiene eyaculación precoz, es cuando nuestra vida sexual
se “anquilosa” y se convierte en algo rutinario, y nuestras relaciones
sexuales son siempre absolutamente predecibles. Algunos hombres
piensan que el hecho de convertirlo en algo predecible es más seguro
que aventurarse a hacer experimentos. Dado que la novedad es la sal
de la vida… y la sal le pone muy excitado… y el estar muy excitado
hace que se corra demasiado pronto… el hombre se asegura de que
el sexo sea aburrido, pensando que en su caso es lo mejor.
¡Falso! Si el hombre sabe exactamente lo que su pareja va a hacer
y cómo va a reaccionar, la reacción de la pareja puede convertirse en
un desencadenante para que el hombre proceda a eyacular… ¡dema-
siado pronto! Es decir, la reacción de ella le sirve de indicación o de
estímulo-señal a él para poner en marcha el hábito de eyacular.

Reservarse
Es cierto que el impulso sexual varía de un hombre a otro, y
los hay que quieren tener relaciones sexuales todos los días y otros

176
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

sólo una vez al mes. Algunos hombres piensan que por el hecho
de refrenarse de eyacular o evitar masturbarse tendrán más posi-
bilidades de poder aguantar más tiempo antes de eyacular cuando
estén con su pareja.
Esto no es verdad. Si un hombre tiene sexo con poca frecuencia,
tendrá todavía más dificultades en regular su eyaculación. Ello se
debe a la acumulación de la tensión y la excitación sexual, lo que
hará que la eyaculación sea más difícil de controlar.

Remedios de “curandero”
Algunos de los remedios que los hombres han probado con la
esperanza de poder aguantar más tiempo antes de eyacular son
simplemente un negocio muy rentable para otras personas. Es el
viejo enfoque “curanderil” (tipo amuleto de la serpiente y simila-
res). La gente pagará lo que sea para mejorar su sexualidad cuan-
do algo no les funciona bien, y los demás se aprovecharán de esta
desesperación.
Una opción puede ser un spray antiséptico (cuyo ingrediente
activo es la benzocaína) que insensibiliza el pene y retarda la eya-
culación. Se aplica sobre el pene aproximadamente unos quince
minutos antes de la relación sexual.
Para los hombres que piensen que tienen un pene muy sensible,
el spray parece ser una buena alternativa –sobre todo, porque es rela-
tivamente barato. Desgraciadamente, la mayoría descubren que el
insensibilizar el pene puede traducirse en que son capaces de aguan-
tar ligeramente un poco más… ¡pero a cambio de no sentir nada!
Otra opción es utilizar un condón que ya lleve incorporado una
pequeña cantidad de anestésico. Esto puede ser útil en el caso de
los hombres que necesiten aumentar su confianza en ellos mismos
sin dejar de tener una sexualidad placentera.

177
soluciones para una vida sexual sana

Fármacos recetados
Algunos fármacos recetados por el médico tienen efectos
se­cundarios que incluyen el retardo de la eyaculación. Los antide-
presivos, por ejemplo, pueden ayudar al hombre a retardar la eya-
culación. Pero también pueden disminuir gravemente su impulso
sexual. En mi opinión, esto es lo mismo que matar mosquitos a
cañonazos. El resultado final puede ser que dejemos de tener eya-
culación precoz… porque nos da igual si tenemos relaciones sexua-
les o no. Y lo que es más importante, si no estamos deprimidos,
¿para qué vamos a tomar ningún antidepresivo? Es mucho más
útil combatir directamente la eyaculación precoz con la ayuda de
un sexólogo que conozca bien el problema.

Ted necesitaba algo más que medicación


El problema: Ted tenía 31 años, era estadounidense y se había trasla-
dado recientemente a vivir a Australia con su mujer, Jane. Ésta le contó
a la sexóloga que estaba harta de la vacilación de su marido –éste lle-
vaba esperado más de cinco años hasta decidirse finalmente a buscar
tratamiento psicológico para su problema de eyaculación precoz.
Ted había consultado a tres médicos en Estados Unidos en lugar de
ir a un sexólogo. Quería ver su problema sexual como algo que tuvie-
ra un posible tratamiento físico. El último médico que le había visto le
había recetado un antidepresivo con objeto de ayudarle a retardar sus
eyaculaciones.

La causa: Ted no solucionó su problema de eyaculación precoz con


fármacos. El problema se debía a la ansiedad de ejecución y esto era lo
que había que tratar.

La solución: Ted y su mujer trabajaron junto con la sexóloga durante


tan sólo unas cuatro sesiones y tuvieron más éxito con la hipnosis y
un enfoque psicológico que con años de estar buscando una solución
médica.

178
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

Tener pensamientos poco eróticos


Pensemos en algo que sea de lo más antierótico como, por
ejemplo, lavar los platos o hacer la declaración de la renta. A esto
se le conoce como el síndrome del “perrito muerto en la cuneta”
–es muy difícil que nos apasionemos cuando estamos pensando
en un pobre perrito que yace atropellado en la orilla de la carrete-
ra. La mayoría de los hombres prueban a hacer esto mismo, pero
es mucho mejor que aprendamos a centrarnos en el momento en
cuestión y a disfrutar del placer.

Truco útil: Masturbarse justo antes de tener relaciones sexuales


Este método para aguantar más antes de eyacular puede
tener un sentido. Dependerá del hombre y de su tiempo de eya-
culación.

La eyaculación precoz y las dificultades de erección

Desgraciadamente, la eyaculación precoz puede generar


problemas de erección. Dado que perdemos la confianza
en nosotros mismos y empezamos a preocuparnos por lo
que seremos capaces de aguantar antes de eyacular, vere-
mos aparecer la complicación añadida de no lograr que
se nos levante. Tal vez esto no tenga nada de sorprenden-
te –el pene dispone de un mecanismo de autoprotección.
Puede que se sienta tan harto de no ser capaz de contro-
lar el momento de la eyaculación, que piense que es mejor
en líneas generales “echarse una cabezadita durante la fae-
na” en lugar de seguir bregando por controlarse durante las
relaciones sexuales.

179
soluciones para una vida sexual sana

En el caso de muchos hombres que buscan tratamiento


para las dificultades de erección, la eyaculación precoz sue-
le ser la causa principal de sus problemas a la hora de ren-
dir y de cumplir sexualmente.
Entonces, ¿cómo podemos saber lo que debemos tratar
en primer lugar y de qué forma? ¿Necesitamos un enfoque
psicológico para la eyaculación precoz o un tratamiento
físico para el problema de erección?
Consejo: Si ya padecíamos de eyaculación precoz antes de tener
el problema de erección, en ese caso es probable que la eyaculación
precoz pueda ser la causa de las dificultades de erección. Necesita-
mos un enfoque psicológico para ayudarnos a desterrar la ansie-
dad de ejecución.

Soluciones físicas
Leamos la sección sobre el tratamiento físico de las dificulta-
des de erección (capítulo 8) si estamos interesados en seguir esta
opción. Tal vez queramos probar con las inyecciones autoinyecta-
bles. Con este tratamiento, no perderemos la erección después de
eyacular, lo cual puede darnos la confianza de que, al seguir con
el pene erecto, por lo menos podremos satisfacer a nuestra pare-
ja prosiguiendo con los movimientos copulatorios. En el caso de
algunos hombres, ello deja un margen para practicar algunas téc-
nicas de autocontrol, elimina la ansiedad asociada al temor a fallar,
y ayuda a superar los estilos negativos aprendidos a nivel de pen-
samiento y de conducta.
Una medicación adicional que algunos médicos recomiendan
para tratar la eyaculación precoz sería un antidepresivo, como ya
vimos en el ejemplo de Ted.

180
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

Soluciones psicológicas

La clave del éxito en relación con los problemas de eyaculación


es tener una información objetiva, unas creencias positivas y unas
expectativas realistas. Después, con ayuda de los diálogos inter-
nos positivos y de la práctica, iremos pasando gradualmente de las
situaciones sexuales en las que no tengamos ninguna obligación de
cumplir ni de dar la talla, a las situaciones en las que seamos capa-
ces de disfrutar del sexo durante un período de tiempo suficiente-
mente prolongado sin sentir ansiedad.

— Paso 1: Tener una información objetiva


El plan de acción para aguantar antes de eyacular se basa en
que hayamos leído los contenidos que aparecen en la Parte I de
este libro:

• ¿Hemos aclarado todos los mensajes contradictorios y todos


los posibles malentendidos?
• ¿Nos sentimos entusiastas y positivos respecto del sexo a
solas?
• ¿Conocemos verdaderamente los aspectos técnicos de la
cuestión? ¿Hemos leído algunos buenos libros sobre sexo
y nos sentimos absolutamente cómodos con nuestra pro-
pia fisiología? Deberíamos ser capaces de dibujar y de
decir el nombre de todas las zonas erógenas de nuestro
cuerpo.

— Paso 2: Utilizar los diálogos internos positivos


En primer lugar, procedamos a combatir nuestra actitud nega-
tiva cambiando los pensamientos que no dejan de darnos vueltas

181
soluciones para una vida sexual sana

por dentro de la cabeza. Los hombres que tienen problemas de


eyaculación precoz habitualmente suelen tener toda una serie de
pensamientos antes y durante las relaciones sexuales del tipo, por
ejemplo, de:

“Espero no correrme demasiado pronto”.


“Me preocupa la posibilidad de que me corra demasiado
pronto”.
“Sé que me voy a correr demasiado pronto. No, por favor… me
voy a correr”.
“¡Me he corrido! Lo sabía. Soy un desastre en la cama”.

Por si no tuviera bastante con ponerse de vuelta y media con


toda clase de juicios condenatorios, a continuación este mismo
hombre prosigue regodeándose en una supuesta condena futu-
ra que no parece tener fin. A estos pensamientos los llamamos
“tremendistas” y “del tipo de blanco o negro”, y suelen ser del
estilo de:

“Soy un inútil a nivel sexual. Dado que no puedo satisfacer a


mi pareja como es debido, no soy un hombre de verdad”.
… y finalmente…
“Jamás seré capaz de aguantar antes de correrme. Me repugna
sentirme como un inútil. Lo mejor que puedo hacer es mantenerme
al margen del sexo”.

Esta clase de pensamientos hacen que nos pongamos más


ansiosos y que con nuestros propios diálogos internos provoque-
mos nosotros mismos justamente aquello que más pretendíamos
evitar –eyacular antes de lo que queríamos. Para poder cambiar
esta profecía autocumplida tenemos que cambiar nuestros “pensa-
mientos catastrofistas”.

182
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

Ejercicio: Practicar el sexo a solas ensayando el coito


Pensemos en tener relaciones sexuales con una pareja. Mien-
tras nos masturbamos, fantaseemos con el hecho de ser deseados
sexualmente por nuestra pareja. Imaginémonos teniendo nuestros
juegos preliminares y después imaginémonos el momento justo
antes de la penetración y de los movimientos copulatorios. Seamos
conscientes de cualquiera de los pensamientos negativos que poda-
mos tener respecto de que “no vamos a ser capaces de aguantar”.
Después de masturbarnos, registremos por escrito todos los pen-
samientos de los que hayamos podido tomar conciencia. Seamos
honestos con nosotros mismos. Es probable que pensemos que nues-
tros pensamientos negativos son ridículos y que en realidad no les
damos absolutamente el menor crédito. No nos engañemos –cuando
estamos dentro del contexto de la situación real de la relación sexual,
nuestros pensamientos negativos son los que llevan las riendas.
Revisemos los viejos pensamientos negativos y procedamos a
tacharlos dibujando una cruz bien grande. Cojamos una hoja de
papel en blanco y escribamos unos pensamientos diferentes, más
positivos –o por lo menos que favorezcan el afrontamiento.

No pensemos Pensemos
“Espero no correrme demasiado “Voy a disfrutar del sexo y no me voy
pronto”. a preocupar de si me corro demasiado
pronto”.
“Si me corro demasiado pronto, “Puedo seguir haciendo que mi pareja
se acabó”. se lo pase bien y disfrutar dando placer”.
“Me rindo”. “Si acaso esta fuera una de esas pocas
veces en las que verdaderamente me
corro demasiado pronto, puedo seguir
disfrutando estimulando a mi pareja de
una forma placentera”.

183
soluciones para una vida sexual sana

Ahora tenemos una serie de afirmaciones positivas diferentes a incluir


en nuestros diálogos internos y que podemos utilizar durante el transcur-
so de todas las modalidades de actividad sexual –solos o acompañados.

— Paso 3: Pasos prácticos


Existen tres pasos en la práctica gradual correspondiente al plan
de acción para abordar el problema de la eyaculación precoz (véase
también “La estrategias sexuales esenciales” en el capítulo 3):
1. Sexo a solas;
2. Sexo en pareja sin penetración; y
3. Coito con nuestra pareja.

Recordemos: Tomémonos el tiempo necesario mientras vamos


avanzando a lo largo de los tres pasos, y asegurémonos siempre de
haber reducido la ansiedad al mínimo. La mejor forma de evitar la
ansiedad es proceder a lo largo de las siguientes tres fases o niveles
de experiencia:

Fase 1: Practicar en la imaginación;


Fase 2: Practicar a nivel verbal; y
Fase 3: Practicar en la vida real.

Utilicemos los diálogos internos positivos para guiarnos a


nosotros mismos a lo largo de los distintos pasos prácticos:

Prepararnos para tener la experiencia sexual


“¿Qué es lo que tengo que hacer?”.
“Simplemente relajarme. Se me ocurre algo que sí puedo hacer
para ayudarme. Siempre será mejor que angustiarme”.
“Nada de decirme cosas negativas a mí mismo: tan sólo pensar
de forma racional”.

184
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

“No te preocupes. El hecho de preocuparte no te va a ayudar


en nada”.

Pasar a la acción y desenvolvernos en la situación real


“Puedo hacerle frente a esto. Puedo relajarme y echar el miedo
fuera”.
“Voy a ir paso a paso: puedo manejar la situación”.
“No pienses en el miedo. Piensa sólo en que vas a disfrutar”.

Si nos ha salido bien, ¡celebrémoslo!


¡Podemos tomarnos una cerveza o ver un poco la televisión!

Sobrellevar las experiencias fallidas


“Puede que no haya podido alcanzar el objetivo que me había
propuesto, pero disfruté de la experiencia e hice todo lo que estuvo
en mi mano por aumentar al máximo las probabilidades de tener
éxito. Tal vez la próxima vez saldrá bien”.

Tres pasos para ayudarnos a prevenir la eyaculación precoz

1. Sexo a solas;
2. Sexo en pareja sin penetración; y
3. Coito con nuestra pareja.

— 1. Sexo a solas
Existen cinco niveles diferentes en la práctica del sexo a solas
para entrenarnos con vistas a evitar la eyaculación precoz. Cada
uno de los niveles aumenta la cantidad de estimulación precedente
y se acerca cada vez más a las sensaciones asociadas a tener real-

185
soluciones para una vida sexual sana

mente el pene dentro de una vagina húmeda. El ponernos un con-


dón, aunque no lo necesitemos por razones de seguridad ni como
método anticonceptivo, también puede ayudarnos a mitigar nues-
tra excesiva sensibilidad.

Nivel 1: Parar/empezar, con condón y con las manos secas


El ejercicio para hacer en casa consiste en masturbarnos solos
unas tres veces repartidas en días diferentes a lo largo de la próxi-
ma semana. Practicaremos tres veces con las manos secas, dete-
niéndonos como mínimo unos diez segundos antes de que se pro-
duzca la eyaculación y empezando otra vez nuevamente cuando
remita la sensación de que estamos a punto de corrernos. Practi-
caremos la técnica de la focalización sensorial aplicada al sexo a
solas, tal como se describe en el programa general incluido en el
capítulo 3. Y practicaremos la técnica del apretón.

Nivel 2: Parar/empezar, sin condón y con las manos secas


(Véase apartado anterior).

Nivel 3: Parar/empezar, con las manos húmedas


Practicaremos tres veces utilizando un lubricante.

Nivel 4: Estimulación continua, con las manos secas


Practicaremos tres veces con las manos secas –sin detenernos
en ningún momento.

Nivel 5: Estimulación continua, con las manos húmedas


Practicaremos tres veces utilizando un lubricante y con la ayu-
da de una estimulación manual continua.

186
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

Truco útil: Eyacular de forma absolutamente deliberada


La mayoría de los hombres tienen la sensación de que la eya-
culación está totalmente fuera de su control o de que es la eyacu-
lación la que los controla a ellos. Al tomar la decisión de eyacular,
asumimos el control nosotros. Veamos qué sucede cuando toma-
mos la decisión consciente de eyacular porque así lo que queremos
y lo deseamos soberanamente. Probemos a hacerlo varias veces en
cada una de las fases o niveles.

— 2. Sexo en pareja sin penetración


Dos son los pasos incluidos en esta parte del programa:

1. Masajear las zonas erógenas, pero sin incluir los genitales.


2. Sexo en pareja sin penetración.

Acostumbrémonos a que nuestra pareja nos toque el pene. Avan-


cemos a lo largo de las cinco fases por las que pasamos en el sexo a
solas, utilizando únicamente la mano y la boca de nuestra pareja.

— 3. Coito con nuestra pareja


Una vez que hemos desarrollado nuestra capacidad de aguan-
tar a lo largo de los cinco niveles de estimulación, nos resultará
más fácil dar el siguiente paso de llegar al orgasmo practicando el
coito. Permitámonos realizar el coito gradualmente y sin proble-
mas –la idea es practicar el permanecer en un nivel óptimo de exci-
tación estando con el pene dentro de la vagina, sin eyacular hasta
que no queramos.
Se recomienda utilizar primero la posición de la mujer encima,
porque es menos estimulante para el “frenillo”, que es esa parte
tan sensible del pene situada en la base del glande. Empezaremos

187
soluciones para una vida sexual sana

tocándonos mutuamente los genitales y disfrutando de las sensa-


ciones asociadas a la excitación sexual y a la sensualidad. El hom-
bre permanece tumbado boca arriba. La mujer hace que el hombre
se excite hasta alcanzar una erección plena, y a continuación deja
que la erección baje un poco.

La técnica de la “vagina inmóvil”


La mujer se sienta a horcajadas encima del hombre y permite
que su vagina acoja el pene. La mujer no debe moverse –única-
mente se moverá cuando así se lo pidan. El hombre debe practi-
car la técnica de “parar/empezar”. Si el hombre llegara a excitarse
mucho, debe dejar de moverse y permitir que remita la excitación.

Consejos prácticos para controlar la excitación sexual


y retardar la eyaculación

Respirar profundamente
Son muchas las personas que contienen la respiración
durante el orgasmo. En realidad, más bien el respirar hon-
do deliberadamente ayuda a retardar la eyaculación en
base a difundir las sensaciones asociadas a la excitación
sexual. O también podemos probar a contar al revés: con-
centrémonos mentalmente en contar del 20 al 0 siguiendo
las “exhalaciones” (mientras respiramos profundamente).

Relajar los músculos pélvicos


Durante la excitación sexual y el orgasmo, existe habitual-
mente la tendencia de tensar los músculos del área pélvica.
Si contrarrestamos dicha tendencia relajando estos múscu-
los conscientemente, podremos lograr cierto control adicio-
nal sobre el impulso a eyacular.

188
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

La técnica del apretón


Coloquemos los dedos índice y corazón en la cara infe-
rior del pene justo debajo del glande. Hagamos un gesto
de pinza con el pulgar situado en la otra cara. A continua-
ción, apliquemos un apretón firme y fuerte. Al apretar de
esta forma teniendo una erección plena, el pene se puede
dilatar ligeramente, perder un poco de firmeza o quedarse
completamente flácido. Sigamos aplicando esta presión fir-
me durante unos pocos segundos y a continuación reanu-
demos la estimulación.

Tirar del escroto


Tirar del escroto en dirección hacia afuera del cuerpo pue-
de ayudar a prevenir la eyaculación. Para aplicar el tirón
del escroto, agarremos del escroto en la zona situada entre
los testículos con el pulgar y el índice de la mano izquierda
(o bien podemos formar un anillo con el pulgar y el índice
entre los testículos y el cuerpo). Cuando estemos a punto de
llegar al orgasmo, tiremos del escroto hacia abajo de mane-
ra firme y sostenida.

Presionar la zona externa de la próstata


La glándula prostática se contrae durante la fase de emi-
sión del orgasmo, cuando segrega fluido. El fluido prostá-
tico entra en la uretra, en la base del pene. La presión firme
hacia arriba aplicada en la base del pene con el dedo índi-
ce y/o el dedo corazón puede ayudar a controlar el reflejo
eyaculatorio.

189
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de cómo solucionaron algunos hombres


su problema de eyaculación precoz

Bill tenía 22 años y eyaculaba tan pronto como introducía


el pene en la vagina de su pareja
El problema: Bill era un yuppie muy ambicioso que estaba acostum-
brado a tener éxito en la vida. Su imagen pública era excelente, pero
había algo que le consternaba a nivel privado –se corría siempre dema-
siado pronto cuando tenía relaciones sexuales. Trabajaba mucho y se
divertía mucho, y aunque podía atraer a las mujeres, jamás era capaz
de aguantar lo suficiente antes de eyacular. Se sentía un inútil por com-
paración con todas las proezas sexuales que contaban los demás. Bill
quería hacer algo para solucionar su problema de eyaculación precoz.
Vivía con el temor constante de que sus compañeros se enterasen de
que era un desastre en la cama.

La causa: Bill había aprendido a masturbarse y a correrse pronto mien-


tras estuvo en un internado en sus años de adolescente. No quería que
le pillaran.

La solución: Bill se concentró en aprender a aguantar más practican-


do el sexo a solas. Ello le dio la confianza necesaria para trasladar esta
habilidad al sexo en pareja.

John comenzó a tener problemas de eyaculación precoz


al llegar a una edad madura –ahora eyaculaba al minuto
de practicar el coito
El problema: John tenía 35 años y no había tenido jamás ningún pro-
blema durante los primeros años de su vida sexual. Pero se sintió deso-
lado al ver que desde hacía unos pocos años estaba empezando a tener
problemas de eyaculación precoz. No quería que nadie lo supiera, por-
que se sentía profundamente avergonzado y perturbado.

La causa: A John le era difícil identificar con exactitud la razón de su


problema de eyaculación precoz. Llevaba casado cinco años y las rela-

190
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

ciones sexuales solían ser excelentes. Ahora se sentía decepcionado e


indignado por el hecho de no poder satisfacer a su mujer. Aunque ella
decía que no le importaba, John veía en sus ojos que se sentía herida
y preocupada, y cada vez más descontenta sexualmente. John tenía
miedo de que pudiera buscarse a otro hombre que “le diera lo que ella
quería”.

La solución: John escuchó una cassette de hipnosis para ayudarle a


superar su problema de eyaculación precoz; ello le ayudó a relajarse y
a fortalecer la confianza en su capacidad para prolongar las relaciones
sexuales.

Sam no tenía ningún control sobre sus eyaculaciones


El problema: Sam tenía 52 años y acababa de separarse de su mujer.
Era un hombre extremadamente elegante y acaudalado, y se sentía
abrumado por la cantidad de mujeres que se ofrecían a tener relacio-
nes sexuales con él.

La causa: Sam llevaba toda su vida padeciendo de eyaculación pre-


coz. No tenía la menor duda de que esta limitación en la cama había
sido la causa principal de que su mujer le dejara. También estaba
resentido, porque pensaba que ella había tomado la decisión de no
dejarle hasta que él no hubiera logrado amasar una fortuna sus-
tanciosa –parte de la cual pudiera ir a parar a ella en el proceso de
separación.

La solución: Sam siguió el programa para “prolongar las relaciones


sexuales” partiendo desde el primer nivel, con el sexo a solas, hasta
llegar al último paso. Le llevó su tiempo, pero gradualmente fue desa-
rrollando la capacidad de aguantar cada vez más mientras estaba exci-
tado sexualmente.

191
soluciones para una vida sexual sana

Resumen

Causas más comunes de la eyaculación precoz:


• Sentirnos inseguros respecto de nuestras habilidades
sexuales.
• Tener la impresión de que no somos capaces de compla-
cer a nuestra pareja.
• No tener control sobre las eyaculaciones.

Obstáculos para superar la eyaculación precoz:


• La ansiedad respecto de nuestro rendimiento en la cama.
• Pensar que el problema mejorará con el tiempo.
• Evitar tener relaciones sexuales.
• No disfrutar del sexo y acabar siempre con una sensa-
ción de frustración.
• Recurrir a remedios tales como el alcohol, los sprays y
las inyecciones.
• Tratar de pensar en otras cosas durante las relaciones
sexuales con objeto de aguantar más tiempo.
• Sentirnos unos inútiles como hombres y como amantes.
• Pensar: “Como no estoy teniendo relaciones sexuales,
de esta forma no necesito hacer nada para solucionar el
problema”.

Prevenir la eyaculación precoz:


• No agobiarnos con dar la talla.
• Asegurarnos de crear las condiciones sexuales adecua-
das en nuestro caso.
• Tener una buena comunicación sexual con nuestra pare-
ja y hablar de qué es lo que los dos queremos. Asegu-
rarnos de complacer a nuestra pareja con la mano o con
la lengua.

192
EYACULACIÓN PRECOZ O DEMASIADO RÁPIDA

• Tener relaciones sexuales sin penetración.


• Explorar los cuerpos del uno y del otro, y divertirnos
con ello.
• No dejar de tener contacto sexual después de eyacular.
• Aprender los mecanismos que rigen nuestras respues-
tas sexuales.
• Aumentar el autocontrol con ayuda de la masturbación.
• Aprender la técnica de “parar/empezar”.
• Enseñarle a nuestra pareja a reducir la velocidad cuan-
do así lo necesitemos.
• Entender en qué consiste el “punto de no retorno” y
cómo retardarlo.
• “Reservarnos” no es un método fiable para aguantar
más.

193
10
eyaculación retardada
o ausencia de eyaculación

La mayoría de los hombres eyaculan al cabo de unos dos a seis


minutos del inicio de los movimientos copulatorios que acompa-
ñan al coito. Algunos hombres no pueden eyacular, por mucho que
quieran o por mucho que lo intenten. Habitualmente suelen tener
buenas erecciones. El problema está en llevar la excitación sexual
moderada a niveles que sean lo suficientemente altos como para
desencadenar el reflejo eyaculatorio.
Existen dos tipos de dificultades que pueden tener los hombres
que no pueden eyacular con facilidad:

1. Eyaculación retardada –el hombre que se corre, pero única-


mente después de pasado un buen rato y de una prolonga-
da estimulación sexual. (A esto se le llama a veces “eyacu-
lación retrasada”, lo que puede sonar como si la capacidad
mental del hombre fuera inferior a la normal. Personalmen-
te, yo prefiero hablar de “retardada”).
2. Incapacidad de eyacular –el hombre que no es capaz de eya-
cular a pesar de desplegar una intensa estimulación sexual.

Los problemas relacionados con la capacidad de eyacular pue-


den tener una causa física o una causa psicológica.

195
soluciones para una vida sexual sana

Causas físicas
Las causas físicas incluyen enfermedades neurológicas, derra-
mes cerebrales y lesiones nerviosas a nivel de la médula espinal o
de la espalda. También existe una variedad de fármacos que oca-
sionalmente pueden dificultar la eyaculación.

Solución: Pedir asesoramiento médico. Si el hombre es incapaz


de eyacular al cabo de un período razonablemente largo de prac-
ticar alguna forma de estimulación (masturbación, por ejemplo),
ello puede ser un buen indicador de que es probable que los fac-
tores orgánicos estén desempeñando algún papel en el problema.
Si el hombre no ha eyaculado jamás en la vida mediante nin-
guna forma de estimulación (sueños eróticos, masturbación, acto
sexual), debemos consultar a un urólogo para confirmar o descar-
tar la presencia de alguna anormalidad congénita o física.

Causas psicológicas
Las causas más frecuentes de la dificultad en eyacular suelen
ser psicológicas, e incluyen:

• Ansiedad asociada al sentido de autorización o de licitud


moral (como, por ejemplo, el haber recibido una educación
religiosa muy estricta que hace que la persona vea la sexua-
lidad como algo pecaminoso);
• Condicionamiento generado por un estilo de masturbación
excepcionalmente peculiar o inhabitual;
• Acontecimientos traumáticos (tales como el hecho de ser
descubiertos practicando la masturbación o teniendo rela-
ciones sexuales ilícitas, o enterarnos de que nuestra pareja
tiene un amante); y
• Estar enfadados o resentidos con nuestra pareja o no sentir-
nos atraídos por ella.

196
EYACULACIÓN RETARDADA O AUSENCIA DE EYACULACIÓN

Soluciones para los problemas que tengan una causa psicológica


Tener una actitud sana hacia la sexualidad ayuda a prevenir la
eyaculación retardada. También es de una importancia crucial dar-
se cuenta de que no podemos “inducir” voluntariamente una res-
puesta sexual, del mismo modo que tampoco podemos “inducir-
nos” a nosotros mismos por la mera fuerza de voluntad a dormir o
a sudar. Cuanto más tratemos de tener una determinada respuesta
sexual, más nos vamos a inhibir.
Para minimizar la presión psicológica, debemos concentrarnos
de lleno en el placer del momento, sin preocuparnos de si vamos
a eyacular o no. Nuestra pareja debe contribuir a crear una atmós-
fera relajada, sin agobiar haciendo preguntas respecto de si se ha
producido la eyaculación o no.
En los casos en los que exista una relación problemática o una
inhibición del deseo sexual entre las dos personas, puede ser nece-
saria una terapia de pareja para mejorar la relación y aumentar la
intimidad emocional.

Aumentar la excitación para facilitar la eyaculación

• Animar a nuestra pareja a que nos “hable de una forma


sexy” durante las relaciones sexuales.
• Imaginarnos alguna fantasía sumamente excitante en la
que nosotros seamos la estrella absoluta.
• Utilizar la postura del misionero (el hombre encima),
dado que ésta es la posición más excitante físicamente
para la mayoría de los hombres.
• Decirnos con toda la intención a nosotros mismos que
tenemos terminantemente prohibido corrernos –a veces
sucederá entonces justo lo contrario.
• Respirar rápido y “representar” (fingir) que hemos lle-
gado al punto de inevitabilidad de la eyaculación.

197
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de cómo solucionaron algunos hombres su


problema relacionado con la dificultad para eyacular

El estrés inhibía las eyaculaciones de Nathan


El problema: Nathan era un hombre de 58 años que había tenido una
niñez muy difícil con un padre alcohólico que le pegaba. Se casó con
Norma y se convirtió en el típico hombre consagrado a su familia, deci-
dido a darles a sus hijos la vida familiar feliz que él jamás había tenido.
Desgraciadamente, Nathan se mataba a trabajar y acabó teniendo que
tomar antidepresivos porque no podía más.
La causa: Nathan se quejaba de que a raíz de su crisis nerviosa no era
capaz de eyacular durante las relaciones sexuales. A veces se podía
pasar “dale que te pego” durante más de una hora. Su mujer acaba-
ba dolorida y agotada, y él frustrado. La queja de Nathan era más o
menos la siguiente: “No acabo de cogerle el gusto”.
La solución: El tratamiento de Nathan se centró en ayudarle a saldar
la cuenta con el pasado (perdonando a su padre), afrontar el presente
(dejando la medicación y manejando el estrés mediante la relajación),
y programar su mente y su cuerpo para que en lo sucesivo las cosas le
salieran bien (escuchando una cinta de cassette con técnicas hipnóticas
que abordaban la cuestión de sus dificultades psicológicas).

La fobia al compromiso contribuía al problema


de eyaculación retardada de Paolo
El problema: Paolo era un próspero director financiero que había logrado
amasar una importante fortuna personal. Tenía el mejor coche, una gran
casa y la libertad de viajar a cualquier parte del mundo. Jamás se había
casado. A los 37 años, consultó a una sexóloga porque finalmente había
acabado enamorándose de Gail, una compañera de trabajo de 35 años de
edad, pero era incapaz de eyacular durante las relaciones sexuales.
La causa: A Paolo le aterraba la idea de que pudiera dejar embarazada
a Gail y tuviera entonces que casarse con ella… ¡la cual se llevaría así
la mitad de su fortuna!

198
EYACULACIÓN RETARDADA O AUSENCIA DE EYACULACIÓN

La solución: Paolo decidió comprometerse con Gail y casarse con ella,


pero también estableció un acuerdo prematrimonial con objeto de pre-
servar su patrimonio. Dado que con ello su miedo desapareció, Paolo
vio entonces que podía eyacular.

La rabia contribuía a la dificultad para eyacular de Tom


El problema: Tom era un hombre de 46 años que se acababa de divor-
ciar y que estaba tratando de disfrutar de su reciente libertad –y espe-
cialmente del considerable número de mujeres atractivas que no para-
ban de darle sus teléfonos para irse de cena con él. Pero cada vez que
intentaba tener relaciones sexuales, Tom veía que era lisa y llanamente
incapaz de correrse.
La causa: Tom describió su matrimonio anterior como una lucha de
poder –sobre todo a nivel sexual. A su mujer jamás le interesaba el
sexo, excepto cuando quería quedarse embarazada.
La solución: Tom trabajó con una psicóloga para analizar la rabia y el
resentimiento que albergaba hacia su ex mujer, antes de que pudiera rela-
jarse en el momento de tener relaciones sexuales con una nueva pareja.
Gradualmente, Tom fue viendo que era capaz de eyacular después de lo
que tanto él como su pareja consideraban que podía ser un período razo-
nable –a los quince minutos más o menos de estar practicando el coito.

El resentimiento hacía que Con fuera incapaz de eyacular


El problema: La mujer de Con se sentía muy herida porque él jamás
parecía querer hacer el amor y cuando lo hacía de hecho, era incapaz
de eyacular.
La causa: Con se sentía cada vez más frustrado por el éxito económico
que tenía su mujer con la venta de seguros. Su mujer estaba ganando
tres veces más que él.
La solución: Primeramente, Con aprendió a liberarse de la creencia
limitadora de que el hombre tiene que ser el que gane la mayor parte
del dinero. Después de eso, volvió nuevamente a aprender a excitarse
y a hacer verdaderamente el amor con su mujer.

199
soluciones para una vida sexual sana

Mi recomendación
Existen muy pocos datos sobre la incapacidad de eyacular y tampoco
hay ningún método de probada eficacia derivado de la investigación
médica.
Como habremos podido deducir a partir de los ejemplos anterio-
res, ello se debe a que el problema parece ser psicológico. ¿Por qué no
probamos a hacer exactamente lo contrario del plan de acción para
superar el problema de la eyaculación precoz (que aparece descrito en
el capítulo 9)?
Si probamos a aplicar las sugerencias prácticas que aparecen en
aquella sección y en esta, y seguimos no obstante sin ser capaces de
eyacular, consideremos la posibilidad de consultar a un terapeuta de
pareja. En ese caso, la causa de nuestra incapacidad de eyacular tal vez
sea probablemente psicológica.

Potenciar al máximo las erecciones y las eyaculaciones

No evitemos las relaciones sexuales. Si no lo practicamos, lo


perderemos –y la fobia al sexo es muy desagradable.

Pensar de manera positiva


Tengamos una actitud positiva y unas expectativas positi-
vas respecto de que vamos a tener unas erecciones firmes.
Revisemos nuestros “diálogos internos”. Si vemos que esta-
mos pensando negativamente –“Jamás conseguiré que se
me levante” o “Siempre seré un desastre en la cama”– cam-
biemos esta forma de pensar por unos pensamientos más
positivos y más tranquilizadores, tales como, por ejemplo:
“Simplemente voy a relajarme sin más y a sentir el placer.
Mi pene está lleno de sensaciones placenteras y a mí me
encanta disfrutar”.

200
EYACULACIÓN RETARDADA O AUSENCIA DE EYACULACIÓN

Aprender a relajarnos
Incluyamos la práctica habitual de la relajación como parte
de nuestra vida cotidiana –como una forma de liberarnos
del estrés y como un recurso inestimable del que podemos
echar mano para contrarrestar la ansiedad que pueda inter-
ferir durante las relaciones sexuales. Aprendamos a respi-
rar hondo y sin dificultad.

Llevar un estilo de vida sano


Reduzcamos el consumo de alcohol, comamos de forma
sana y aumentemos la cantidad de ejercicio que hacemos.

Leer algunos libros de autoayuda


Además de escuchar también algunas cintas de cassette
sobre hipnosis y relajación: el conocimiento es poder.

Disfrutar con regularidad del sexo a solas


Hagámoslo incluso aun cuando también disfrutemos del
sexo en pareja. ¿Por qué? Porque la masturbación nos per-
mite practicar nuestras técnicas de autoestimulación y de
autocontrol. Démonos permiso para disfrutar jugando con
nuestro cuerpo y dándonos placer. Toquémonos por todo
el cuerpo de distintas formas placenteras y aprendamos a
prolongar el placer:
• Practiquemos el “parar/empezar”, con lubricación y
sin lubricación.
• Practiquemos con condón y sin condón.

Detección y resolución de problemas


• Seamos realistas respecto de nuestra sexualidad den-
tro de nuestra relación de pareja y estemos preparados
para la aparición de “pequeños contratiempos”. La pér-

201
soluciones para una vida sexual sana

dida ocasional de la erección es absolutamente normal


en la mayoría de los hombres a partir de los veinte años;
y el 50% de los hombres a partir de los cincuenta tienen
problemas para tener erecciones prolongadas.
• Tratemos deliberadamente de eyacular de forma inme-
diata (nada más excitarnos sexualmente y nada más
introducir el pene en la vagina) –lo más probable es que
descubramos, para nuestra sorpresa, que nos resulta
imposible eyacular cuando nos lo proponemos volun-
tariamente.
• Busquémonos una señal verbal para indicarle a nuestra
pareja que deje de estimularnos o que retome nueva-
mente la estimulación (por ejemplo, decir: “para, más
despacio”; “empieza otra vez, ahora”).

Relajarnos y darnos placer a nosotros mismos mientras nos


imaginamos tres situaciones que nos salen a la perfección
1. Repeticiones exitosas (en la imaginación) de experien-
cia anteriores en las que tuvimos algún pequeño contra-
tiempo.
2. Experiencia perfecta con nuestra “pareja ideal”.
3. Experiencia de afrontamiento: perder y recuperar la
erección –con cualquier pareja que elijamos (nueva-
mente en la imaginación).

Hablar con nuestra pareja dentro y fuera del dormitorio


El cerebro es nuestro órgano sexual más importante y la len-
gua es nuestra herramienta sexual más importante –¡para
una buena comunicación!
Pidámosle a nuestra pareja que nos ayude a excitarnos
y a mantener la excitación. Por ejemplo, podemos infor-

202
EYACULACIÓN RETARDADA O AUSENCIA DE EYACULACIÓN

marle de que habitualmente los hombres suelen ser más


visuales que las mujeres –tal vez nuestra pareja se pueda
“disfrazar”, en el sentido de ponerse alguna ropa especial
para despertar más nuestro interés.
Apliquemos juntos el plan de acción en tres fases para
disfrutar del sexo en pareja. ¡Y no nos olvidemos de hablar-
lo todo!

Nota especial para las mujeres


La mujer que se preocupa tratará por todos los medios de
tener tacto y de no menospreciar a su pareja ni decir nada
que le pueda herir, porque sabe que el hecho de recordarle
que no lo está haciendo bien podría tener un efecto devas-
tador para el amor propio del hombre. A las mujeres se les
da muy bien la compasión. Dejemos que nuestro compañe-
ro se libere de la necesidad de tener que hacerse siempre el
duro. En el caso de algunas parejas, este puede ser realmen-
te un avance decisivo dentro de la relación. Puede que sea
la primera vez que la mujer tenga la oportunidad de ver a
su compañero expresar verdaderamente lo que siente. Ello
puede contribuir a que el vínculo emocional entre los dos
pueda crecer, y a fortalecer con ello igualmente la capaci-
dad de afrontar futuras adversidades.

203
soluciones para una vida sexual sana

Resumen

• La mayoría de los hombres eyaculan al cabo de unos


dos a seis minutos del inicio de los movimientos copu-
latorios que acompañan al coito. Algunos hombres tar-
dan mucho en eyacular o no pueden, porque no logran
excitarse lo bastante como para desencadenar el reflejo
eyaculatorio.
• Las causas físicas de los problemas de eyaculación inclu-
yen: enfermedades neurológicas, derrames cerebrales y
lesiones nerviosas a nivel de la médula espinal o de la
espalda. También existe una variedad de fármacos que
ocasionalmente pueden dificultar la eyaculación.
• Las causas más frecuentes de las dificultades de eya-
culación suelen ser psicológicas, e incluyen: ansiedad
asociada al sentido de autorización o de licitud moral;
miedo al embarazo; condicionamiento generado por
un estilo de masturbación excepcionalmente peculiar
o inhabitual; acontecimientos traumáticos; el resenti-
miento y la rabia dirigidos hacia nuestra pareja, o el no
sentirnos atraídos por nuestra pareja.
• La solución a los problemas de eyaculación retardada
incluyen: tener una actitud sana hacia la sexualidad,
concentrarnos de lleno en el placer del momento (aban-
donándonos a ello), y potenciar la excitación al máximo
sin preocuparnos de si vamos a eyacular o no.

204
IV
parejaS

¿Te hace uno


rápido picantón doble
¿Puedo acabar
de espaldas en la
antes mi taza
cocina de pie con un
de té?
salto de la carpa?
11
comunicación

La mayoría de las personas no se sienten libres de hablar abier-


tamente de sexo porque tienen miedo de que les puedan juzgar. A
la mayoría de nosotros nos han enseñado que “no está bien” hablar
de sexo. Nos han hecho creer una serie de mitos muy extendidos
tales como, por ejemplo, que “Las señoritas decentes no hablan de
esas cosas” o que “Los hombres de verdad no tienen necesidad de
hablar de eso”.
Si hubiera que juzgar por las revistas femeninas de mayor difu-
sión, se diría que las mujeres se mueren de ganas por hablar de las
anécdotas más jugosas de sus vidas sexuales. Pero mi experiencia
personal es que las mujeres en general están todavía demasiado
cohibidas como para poder hacer nada semejante.
La excepción es cuando un grupo de mujeres se reúnen con el obje-
tivo específico de que las exciten sexualmente. Para comprobarlo, no
tenemos más que ir a cualquier “despedida de soltera” en algún local
de striptease masculino. Advirtamos, sin embargo, que para poder
hablar de sexo sin inhibiciones, la mayoría de las mujeres necesitan…
¡haber consumido previamente cantidades ingentes de alcohol!
Además, habitualmente las mujeres tampoco suelen ponerse a
comparar en público la cantidad o la calidad del equipamiento o

207
soluciones para una vida sexual sana

las habilidades de sus parejas. Mi teoría es que las mujeres se sien-


ten responsables de elegir seguir al lado de su pareja y, por tanto,
necesitan proteger la imagen del hombre además de su propia ima-
gen. (Pero no hay más que esperar simplemente a que la relación se
acabe. Entonces es más que probable que salgan a la luz toda clase
de verdades respecto de lo pésimo que era besando o de lo diminu-
to que en realidad tenía el pene).
Los hombres, por su parte, tienden a dejar de fanfarronear con-
forme se van haciendo mayores. Se guardan las cosas para ellos
mismos. No quieren que a nadie se le pueda ocurrir quitarles a
su chica, en el caso de que trascienda el hecho de que es buena
en la cama. Por descontado, menos todavía quieren decirle nada
a nadie, en el caso de que no sea buena en la cama. Y por encima
de todo y más que nada: no quieren que nadie absolutamente lo
sepa… ¡si no se están comiendo una rosca!

Una buena comunicación

El no hablar de sexo, o el hablar de sexo en unos términos sen-


sacionalistas pero poco fundamentados, es la norma, de manera
que tenemos que empezar a decir la verdad con objeto de derribar
de una vez las barreras y poner fin a los mitos. Dado que la lengua
es el instrumento más útil para la sexualidad, tenemos que utilizar-
la para hablar sinceramente con nuestra pareja respecto de cuáles
son nuestras actitudes, nuestros pensamientos y nuestras viven-
cias. Una pareja tiene que ser un excelente comunicador y conocer
tres aspectos claves esenciales:

1. El lenguaje a utilizar al hablar de sexo.


2. Cuándo hablar de sexo.
3. Cómo hablar de sexo.

208
COMUNICACIÓN

1. Lenguaje a utilizar al hablar de sexo


Tenemos que tener un lenguaje común para no hacer suposicio-
nes, no herirnos y disponer de un recurso para comunicarnos a fin
de poder resolver las dificultades.
Lo primero que tenemos que hacer es tener una información obje-
tiva. ¿Partimos los dos de la misma base? Podemos leer juntos un buen
libro –como, por ejemplo, Treat Yourself for a Better Sex Life, de H. L.
Gochros y J. Fischer. Si somos de las personas que nos gusta ahorrar
tiempo, tal vez prefiramos mejor escuchar una cinta de cassette. Si la
escuchamos juntos, sabremos con certeza que nuestra pareja está en el
mismo punto que nosotros cuando tengamos que hablar de algo. (Véa-
se www.drjanethall.com.au para más detalles sobre los audiocassettes).
Segundo, tenemos que ser claros y sentirnos cómodos con las
palabras que utilicemos para describir nuestra anatomía sexual y
nuestras prácticas sexuales. ¿Hay algunas palabras en particular
que nos molesten, o que prefiramos usar? La gente suele tener pro-
blemas a la hora de decidir qué palabras van a utilizar. Puede que
sepamos qué es lo que queremos y lo que no queremos hacer y que
nos hagan en la cama, pero no estemos seguros de cómo llamarlo.
Podemos ponernos a hablar como si estuviéramos en la consulta
de un médico y ¡acabar metiéndonos en un callejón sin salida!
Seamos honestos, palabras tales como, por ejemplo, “felación”
y “cunnilingus” no son fáciles de decir… de hecho, algunas perso-
nas ni siquiera saben pronunciarlas bien. Pero habitualmente tam-
poco nos gusta utilizar las palabras vulgares más corrientes –que
pueden sonarnos obscenas y hacernos sentir que estamos perdien-
do la dignidad dentro de nuestra relación.
¿Qué palabras nos gusta utilizar para referirnos al “pene” y a la
“vagina”, por ejemplo? Unos les llaman “polla” y “coño” respectiva-
mente, otros la “varita mágica” y el “estuche”, otros utilizan térmi-

209
soluciones para una vida sexual sana

nos sánscritos como “vajra” y “yoni”, y yo personalmente he oído a


algunos australianos hablar de “el ancianito” y de “la vieja dama”.
Hablemos con nuestra pareja sobre qué palabras nos gusta más
utilizar a cada uno de los dos. Los hombres pueden preferir decir
“culo”, mientras que a las mujeres les gusta más decir “nalgas” o
“trasero”. Un hombre puede hablar de que le “hagan una paja”,
pero una mujer dirá mejor: “Voy a hacerte un trabajito manual”.
Un hombre suele decir “follar”, mientras que una mujer puede
preferir la expresión “hacer el amor”.

— La fuerza de la palabra escrita


Un buen ejercicio consiste en darle a nuestra pareja una lista
por escrito con los términos que nos gustaría que utilizara duran-
te las relaciones sexuales. Esto puede ser una auténtica revelación
–las mujeres prefieren que el hombre utilice un lenguaje más sen-
sual y más cargado de lirismo, mientras que los hombres quieren ir
al grano. Es mucho más probable que un hombre diga: “Me apete-
ce cantidad lamerte el clítoris” a que diga: “Tu capullito del amor
está tentando irresistiblemente a mi lengua”.

La posición “picantona”

La mayoría de las mujeres disfrutan de la posición a cuatro


patas y con el pene penetrando la vagina por detrás. Pero no
soportan que le llamen “la posición del perrito”. El conflicto
entre la chica decente y la chica traviesa genera una contra-
dicción entre lo que la mujer piensa, lo que dice y lo que hace.
La chica decente no soporta que comparen su vida
sexual con lo que hacen los animales. Le parece degradan-
te pensar que ella es “una perra en celo apareándose con

210
COMUNICACIÓN

un perro salido”. La chica decente tampoco soporta la idea


de que la traten de una forma impersonal. Al ponerse con
la cara mirando hacia abajo, le da la impresión de que en
ese caso el hombre podría estar teniendo relaciones sexua-
les con cualquier otra mujer que no fuera ella –esto es, de
que no está implicándose personalmente con ella de una
forma romántica.
A la chica traviesa, sin embargo, son precisamente esas
dos cosas las que le ponen más cachonda. En primer lugar, le
encanta la idea de ser “una perra en celo”. Ello le da una sen-
sación de poder sobre el hombre. El hombre la desea porque
ella le excita a él enormemente… ¡por el hecho de excitarse
ella! En segundo lugar, le encanta la atmósfera de impersona-
lidad. En su cabeza, se imagina que está haciendo el amor con
el bombón de dieciocho añitos que reparte las pizzas a domi-
cilio y que se parece a Brad Pitt, pero con el cuerpo de Rambo.
A propósito del tema de la palabra hablada y de los
términos a utilizar, acordémonos de tener cuidado con la
expresión “meterla por detrás”: suena a sexo anal y puede
enfriar a la mujer a la que no le interese esa opción. En resu-
men, el amante considerado jamás le llamará a esta posición
la del “perrito”. La expresión que recomiendo para aludir
a esta posición en nuestros diálogos internos sería, por tan-
to, la posición “picantona”. ¿Por qué le llamo “picantona”?
Bueno, pues porque el hombre tiene ante la vista los dos
“cachetes” del trasero de la mujer, y se abre paso por entre
ellos empujando con el pene para dar con la vagina, al tiem-
po que la posición de ella con la cara mirando hacia abajo
hace que toda la situación en su conjunto le parezca enor-
memente “descarada” a la “chica decente”… lo cual a la
“chica traviesa” le encanta.

211
soluciones para una vida sexual sana

2. Cuándo hablar de sexo


Consideremos cuáles son los mejores momentos para hablar de
sexo y los momentos en los que es mejor no hablar del tema. Ase-
gurémonos de que no nos van a interrumpir –apaguemos la tele-
visión y el ordenador. No querremos que nuestra pareja finja que
todo lo que estamos diciendo le parece muy bien y después salga
de la habitación llena de resentimiento, dispuesta a contraatacar la
próxima vez que volvamos a estar juntos.

— Cuándo no hablar de sexo


Puede haber momentos en los que nos enfademos con nuestra
pareja y es muy tentador sacar a colación el tema del sexo dentro
de una discusión. ¡No lo hagamos!

Los momentos rotundamente “descartados”:

• Justo antes de la relación sexual o durante el transcurso de


la misma (será el perfecto antídoto del erotismo).
• Inmediatamente después de la relación sexual (puede supo-
ner un planchazo y hacer que se desvanezca la satisfacción
propia de una buena relación sexual y “dejarnos con un mal
sabor de boca”.
• Después de haber bebido, o si estamos cansados o agota-
dos.

— Los mejores momentos para hablar de sexo


Por lo que se refiere a los momentos y lugares más oportunos
para hablar de sexo, sugiero que los mejores momentos pueden
ser:

212
COMUNICACIÓN

• Después de comer (siempre y cuando no hayamos bebido


demasiado durante la comida).
• Durante el transcurso de un paseo –al amanecer o al atarde-
cer, en la playa, junto al lago o por la orilla de un río.
• Después de ver algún episodio de una telecomedia diver-
tida, o un vídeo o una película “muy romántica de las de
llorar”.

Hablemos claramente desde el comienzo de la relación, si tene-


mos algún interés o algún deseo en particular. Algunas parejas
esperan años a que llegue el “momento oportuno” y continúan
aplazando indefinidamente el momento de hablar de sexo.
Geoff tenía 58 años de edad y vino a verme a mi consulta. Su
mujer se sentía escandalizada y enormemente resentida porque de
repente Geoff le había pedido que le masturbara. Ella estaba indig-
nadísima –siempre había accedido a practicar el coito cada que vez
que a él le había apetecido. ¿Por qué no estaba contento? ¡Tenía que
haber hablado claramente desde hacía años!
La mujer tenía razón. Al no decir claramente lo que quería des-
de un principio, Geoff había hecho que ella se confiara demasiado
y que se instalara en lo que yo llamo la “zona de seguridad sexual”
(una sexualidad trillada, rutinaria y previsible). No es de extrañar
que se sintiera estafada, engañada y herida. Durante todos estos
años se había estado pensando que era la amante perfecta.

• No tengamos charlas prolongadas y agotadoras, que siguen


y siguen indefinidamente, pareciendo no tener fin. Las
grandes conversaciones son exclusivamente para cuando
necesitemos resolver algún problema; si vemos que no
lo podemos solucionar con facilidad, vayamos a ver a un
psicoterapeuta.

213
soluciones para una vida sexual sana

• La regla de oro que sugiero es: no tengamos jamás conver-


saciones profundas y trascendentes por la noche. Existen
algunos aspectos relacionados con los biorritmos que son
los responsables de que empecemos a volvernos más irra-
cionales al caer la noche. ¿La solución? Hablemos de sexo
durante el día.

3. Cómo hablar de sexo


Una vez que estamos de acuerdo en hablar y que hemos elegi-
do el mejor momento y el mejor lugar, ¿qué debemos decir y cómo
lo debemos decir? En mi opinión, una “comunicación abierta” no
es necesariamente lo mismo que una comunicación absolutamente
honesta (totalmente sincera), a la que yo llamo “decir toda la ver-
dad”. Decir toda la verdad puede salir mal, porque puede herir
innecesariamente a la otra persona. En otras palabras –no peque-
mos de falta de tacto o de falta de diplomacia.
La comunicación abierta implica decirle a nuestra pareja lo
que sentimos, lo que queremos y lo que no queremos –pero de
una forma positiva y constructiva, a fin de potenciar la intimidad
con nuestra pareja y de que ambos podamos tener lo que quere-
mos.
La comunicación absolutamente honesta implica que podemos
dar “demasiada información” y, en razón de ello, ser indelicados,
hirientes o verdaderamente estúpidos. Por ejemplo, no nos vaya-
mos de la lengua hablando de cuando hicimos un trío con unas
personas desconocidas. Esta clase de confesiones puede volverse
contra nosotros durante el resto de nuestra relación (la cual podría
de hecho durar muy poco tiempo, una vez que hayamos contado
esta verdad en particular).

214
COMUNICACIÓN

La peor “comunicación abierta” que he oído jamás fue a un tío


que iba de supermachote diciendo: “Oye, nena, hay una cosa que
debes saber, y es que… ¡a la hora de joder eres una mierda!”. Esta
clase de observaciones son absolutamente inaceptables, y pode-
mos dar totalmente por hecho que la reacción de la otra persona
no va a ser buena.
También existe el peligro de que la comunicación absolutamen-
te honesta desemboque en una auténtica batalla campal, a nivel
verbal y a nivel emocional.

— Prepararnos de antemano lo que vamos a decir


Puede ser útil que escribamos algunas ideas antes de sentarnos
a hablar con nuestra pareja. Podemos poner por escrito qué es lo
que nos gusta (de lo que ya tenemos), qué nos gustaría que se diera
más, algo que nos gustaría hacer y que todavía no hemos hecho, y
algo que desearíamos hacer de otra forma –qué cambios nos gus-
taría introducir.

— Ensayarlo mentalmente
Tratemos de visualizar la situación, como si estuviéramos de
verdad delante de nuestra pareja, y a continuación imaginémonos
diciendo exactamente lo que nos gustaría decirle –también pode-
mos practicar diciéndolo en voz alta.

215
soluciones para una vida sexual sana

Cómo decir nuestras verdades sexuales sin meternos


en problemas

A continuación tenemos algunas posibles respuestas útiles a


preguntas indagatorias respecto de nuestro pasado sexual:
P: ¿Cuántas amantes has tenido anteriormente?
R: Cuando era más joven, tenía curiosidad por vivir una
serie de experiencias, pero ahora me siento muy conten-
to con nuestras relaciones sexuales y contigo.
P: ¿Cuál ha sido la cosa más “perversa” que has hecho jamás?
R: Cuando era más joven, probé a hacer un par de cosas
diferentes, pero lo que me excita de verdad es cuando se
nos ocurre algo nuevo y sugerente que podemos hacer
juntos. ¿Miramos ahora a ver si se nos ocurre algo?
P: ¿Cuál es la fantasía más “loca” que tienes en la cabeza?
R: Antes fantaseaba mucho con diversas mujeres, pero
parece que ahora siempre te tengo a ti en mente y todas
mis fantasías tienen que ver contigo.
P: ¿Has tenido alguna vez alguna aventura?
R: Cuando era más joven, coqueteaba y tonteaba un poco
con alguna que otra mujer durante las comidas de traba-
jo, pero vi que la cosa se me podía ir de las manos y crear
algún que otro problema. En cualquier caso, ¿qué necesi-
dad tengo de pensar en nadie más ahora que te tengo a ti?

Atención: Hay dos cosas sobre las que tenemos la absoluta obliga-
ción de decir toda la verdad:
1. Nuestra salud sexual –¿hemos padecido alguna enfer-
medad de transmisión sexual?, ¿hemos realizado prác-
ticas de riesgo con alguna otra persona?
2. El riesgo de embarazo –¿estamos tomando la píldora?, ¿nos
hemos hecho una vasectomía o una ligadura de trompas?

216
COMUNICACIÓN

Evaluar nuestra relación de pareja

De cara a resolver nuestros problemas sexuales, es impor-


tante evaluar la calidad de nuestra relación a todos los
niveles –espíritu, mente, corazón y cuerpo. ¿Estamos sien-
do verdaderamente honestos? Nuestro problema sexual
pudiera ser en realidad un síntoma de una relación tormen-
tosa o conflictiva; o puede que sencillamente no estemos
hechos el uno para el otro.

Evaluar la calidad de nuestra comunicación


1. A nivel de nuestra relación en general, ¿nos sentimos
contentos con la amistad que tenemos entre nosotros, la
confianza, el amor?
2. ¿Nos sentimos contentos con la cantidad de romanti-
cismo –además de con la calidad del romanticismo y el
equilibrio respecto de quién de nosotros toma la inicia-
tiva romántica dentro de la relación?
3. ¿Nos sentimos contentos con la honestidad y la
franqueza de nuestra pareja –la cantidad de comu-
nicación, el equilibrio y la igualdad en términos de
comunicación?; ¿existe alguna lucha de poder entre
nosotros?
4. ¿Nos sentimos contentos con el grado en el que nos
comunicamos el uno al otro nuestros sentimientos,
nuestros pensamientos y nuestras vivencias, y con lo
bien que nos lo pasamos?

Evaluar la cantidad de sexo que tenemos


¿Con qué frecuencia tenemos relaciones sexuales entre
nosotros actualmente? –¿Se corresponde con lo que que-

217
soluciones para una vida sexual sana

remos? ¿Con qué frecuencia preferiríamos tener relaciones


sexuales? –¿Qué días de la semana, en qué momento del
día o en qué situaciones específicas solemos tener relacio-
nes sexuales habitualmente? ¿Cuándo preferiríamos tener
relaciones sexuales?

Evaluar la calidad de nuestra vida sexual


¿Estamos contentos con los tocamientos cariñosos, los jue-
gos preliminares, la duración de la relación sexual y la cali-
dad de nuestros orgasmos?
Hablemos entre nosotros y hagámonos preguntas como,
por ejemplo:

• ¿Te gusta que te estrujen los pezones o que te los acari-


cien simplemente?
• ¿Qué es lo que más te gusta a nivel sexual?
• ¿Cuál es para ti la mejor forma de que llegues al orgas-
mo?
• ¿Qué cosas te resultan más frustrantes a nivel sexual?
• ¿Qué fantasías te gustaría hacer realidad?
• ¿Qué es lo que te puede dar más vergüenza a nivel
sexual?

¿Cuál sería entonces la puntuación que le daríamos a nuestra


relación? ¿Tenemos la sensación de que nuestra relación es bási-
camente sana y sólida? –¿Estamos verdaderamente satisfechos
con nuestra vida sexual?

218
COMUNICACIÓN

Las diferencias entre la comunicación masculina


y la comunicación femenina

El comprender verdaderamente las diferencias entre el


hombre y la mujer a nivel de escala de valores, forma de
pensar y forma de sentir, puede hacer que la comunicación
entre nosotros sea mucho más eficaz.

En lo relativo a la intimidad
La mujer dice: “Necesito que hablemos y que estemos cerca
el uno del otro. No puedo soportar la falta de cercanía (la
sensación de distanciamiento)”.
El hombre dice: “No quiero que ella esté encima de mí
constantemente. Necesito preservar mi independencia”.

En lo relativo al momento oportuno


La mujer dice: “Si deja lo que estamos hablando para más
tarde, ello no hará más que demostrar sencillamente que
no le preocupa lo bastante. Tenemos que arreglar esto aho-
ra mismo”.
El hombre piensa: “Me repugna que nos enfademos,
pero el hecho de seguir hablando de esto no va a servir
más que para empeorar las cosas. Prefiero esperar y sacar
el tema en otro momento, cuando me sienta más sereno”.

En la manera de afrontar los conflictos


La mujer dice: “Tenemos que resolver esta discrepancia, no
puedo soportar la idea de sentir que no estamos compene-
trados”.
El hombre dice: “No quiero que tengamos una dis­cusión
violenta; eso significa un disgusto serio y no lo aguanto”.

219
soluciones para una vida sexual sana

En relación con la manera de escuchar


La mujer dice: “Si verdaderamente me estuviera escu-
chando, me demostraría más claramente su interés y su
apoyo”.
La verdad en el caso del hombre es: “Aunque no diga
nada, la estoy escuchando perfectamente. Pero la verdad es
que ahora mismo no sé qué decir ni qué hacer con este pro-
blema. Necesito tiempo para pensarlo mejor”.

Consultemos el libro de Janet Wolfe: Qué hacer cuando a


él le duele la cabeza: cómo volver a despertar nuevamente su
deseo.

Hablar puede hacer que el sexo que ya es bueno sea todavía


mejor

Un buen ejercicio consiste en sentarnos uno enfrente del otro


y alternarnos para completar una frase, de manera que podamos
tener la sensación de que el feedback (el intercambio de observacio-
nes) es equitativo y de que no hay críticas.
No nos pongamos a debatir sobre lo que acabemos de escuchar.
Digamos simplemente “gracias”. Lo que el decir “gracias” signifi-
ca aquí es: “He recogido o he escuchado lo que querías decir”; lo
que no significa que estemos de acuerdo.
Algunas parejas han sacado un gran provecho de los siguien-
tes “pies”:

• “Lo que me gusta del sexo contigo es…”


• “Lo que me gustaría que se diera más en el sexo contigo
es…”

220
COMUNICACIÓN

Advirtamos que no son juicios negativos del tipo de: “Lo que
me parece deplorable del sexo contigo es…” Una vez que nos sin-
tamos plenamente cómodos con la técnica de las frases incomple-
tas, podemos pasar a comunicarnos libremente, pero una vez más,
pongámonos de acuerdo respecto del tiempo que cada uno va a
tener para hacer uso de la palabra (por ejemplo, durante un minu-
to seguido sin interrupciones). Mi recomendación es que hagamos
este ejercicio por lo menos una vez a la semana durante unos quin-
ce minutos. Asegurémonos igualmente de elegir el momento ópti-
mo para hablar.

Ejemplo de comunicación positiva: Cindy y Peter


Cindy y Peter ya disfrutaban de unas buenas relaciones sexua-
les, pero decidieron que les gustaría añadir un poco más de sal y
de pimienta a su vida sexual. Su sesión de feedback transcurrió de la
siguiente forma:
Cindy dijo: “Lo que me gusta del sexo contigo, Peter, es que pare-
ces estar decidido a ayudarme a llegar al orgasmo, y para ello te tomas
el tiempo que sea necesario y pruebas toda clase de técnicas para hacer
que me corra… y lo que me gustaría que se diera más en el sexo conti-
go es que buscásemos algunas ocasiones especiales para hacer realidad
mi fantasía de hacer el amor en lugares poco habituales y representan-
do el papel de algunos personajes de ficción”.
Peter dijo: “Lo que me gusta del sexo contigo, Cindy, es que siem-
pre estás dispuesta cada vez que me pongo cachondo, y siempre te
implicas de verdad y de igual a igual… y lo que me gustaría que se
diera más en el sexo contigo es que tomaras la iniciativa sexual cuan-
do menos me lo espere, sobre todo fuera del dormitorio y al principio
del día o por la tarde, sin tener que esperar al momento de acostarnos
por la noche”.

221
soluciones para una vida sexual sana

Decir lo que queremos

El problema: A veces nos bloqueamos y no le decimos a nues-


tra pareja qué es lo que queremos, debido al sentimiento de culpa
–a que de alguna forma nos sentimos egoístas por el hecho de decir
qué es lo que queremos. Algunas personas sienten que tienen la
obligación de tomar lo que les venga con gratitud, y que no deben
pedir nada. Piensan que en lo referente al sexo las cosas deben sur-
gir espontáneamente.
Pues no es verdad. Aprendemos a andar, a hablar y a condu-
cir, y necesitamos aprender a pedir lo que queremos en el ámbito
sexual, y a afrontar el hecho de que no siempre podremos conse-
guirlo.
A muchos de nosotros nos inhibe el temor al rechazo –¿por qué
no probamos a practicar el pedir algo a otra persona y afrontar el
que nos pidan algo a nosotros, para que así en la vida real sepamos
qué es lo que nos podemos esperar y cómo podemos manejar cual-
quier posible alteración relacionada con la experiencia de que nos
digan “no”?

Pedir tener sexo y rechazar la oferta

A continuación tenemos un muy buen ejercicio que pode-


mos practicar. Al principio puede parecer un poco artificial,
pero merece la pena hacerlo. Uno de nosotros hace de “allá
va” y el otro hace de “no, gracias”.
El que hace de “allá va” manifiesta su interés sexual:
“Me gustaría tener sexo contigo”. A continuación, alega tres
buenas razones para ello: “Te aprecio mucho, me pareces
muy atractiva y deseo fuertemente sentirme más cerca de
ti”.

222
COMUNICACIÓN

La persona del “allá va” describe lo que le gustaría


hacer: “Me gustaría que tuviéramos un rato para poder
achucharte y besarte, y después me gustaría que nos qui-
táramos la ropa y nos tocáramos el uno el otro lentamente,
sin prisas”.
Mientras habla la persona del “allá va”, la persona del “no,
gracias” se limita simplemente a escuchar. Después, le corres-
ponde el turno de hablar y de dar una respuesta. La persona
del “no, gracias” comienza primero agradeciendo su oferta a
la persona del “allá va”, y a continuación declina directamen-
te la invitación –pero con amabilidad– diciendo, por ejemplo:
“Valoro tu interés en tener sexo conmigo, pero ahora precisa-
mente no me parece el momento más oportuno”.
La persona del “no, gracias” le agradece su propuesta
a la persona del “allá va”, diciendo cosas tales como, por
ejemplo: “Me alegro de que me encuentres tan atractiva.
Me siento muy contenta de saber que me aprecias tanto y
que deseas demostrarme sexualmente que me quieres. Me
parece muy sugerente la idea esa de hacernos arrumacos
primero”.
Advirtamos que la persona del “no, gracias” rechaza la
invitación de una manera amable y respetuosa. El mensaje
en su conjunto es que nos sentimos muy contentos y alaga-
dos de que nos inviten a tener relaciones sexuales, pero lo
que pasa simplemente es que ahora no es el momento.

Hagamos este mismo ejercicio varias veces y después co­­


mentemos qué es lo que hemos sentido. ¿Qué papel nos
resultó más fácil representar –el de “allá va” o el de “no,
gracias”? ¿Qué nos ha ayudado a descubrir respecto de
nosotros mismos y de nuestra pareja?

223
soluciones para una vida sexual sana

Informar de cuando algo no nos guste

Tal vez la cosa más difícil que tengamos que hacer jamás en
nuestra vida sexual es darle feedback negativo a nuestra pareja sin
ofenderle. Las observaciones y las sugerencias suelen verse gene-
ralmente como una crítica y una regañina, y a menudo nos mue-
ven a ponernos a la defensiva o replegarnos de forma inmediata y
resentida.

Feedback indirecto
Con el feedback indirecto, le decimos a nuestra pareja cuál es el
problema a nivel sexual, pero sirviéndonos de un rodeo del tipo
de: “Sabes que un amigo me ha contado…” o “Fíjate, he soñado
que…”. Procedamos a explicar cómo hacerlo.
Pongamos por ejemplo que nuestra pareja es demasiado tos-
ca cuando nos hace sexo oral. Para transmitirle el mensaje de que
preferiríamos que nos estimulara el clítoris con más delicadeza, le
podemos decir: “Me han contado de una chica que su chico era tan
bruto cuando le hacía sexo oral que al día siguiente ella amanecía
con moratones y con cortes en sus partes. Debió pasarlo muy mal.
Cuánto me alegro de que tú vayas con cuidado cuando me trajinas
con la lengua”.

Feedback no verbal equivalente a decir “frío” o “caliente”


¿Nos acordamos de cuando jugábamos en el colegio al juego de
“frío o caliente”? La profesora nos hacía salir de la habitación y a
continuación escondía un objeto “secreto” que nosotros teníamos
que encontrar cuando volviéramos a entrar en la habitación. Mien-
tras lo buscábamos, la profesora decía “caliente, caliente” si nos

224
COMUNICACIÓN

acercábamos al objeto y de esta forma encontrábamos enseguida el


objeto en cuestión. “Frío” significaba: “No… no te estás acercando
ni por asomo”.
No seamos demasiado obvios con el uso del “frío y caliente”
durante la relación sexual, porque nuestra pareja se puede pen-
sar que nos estamos burlando, pero sí podemos hacer uso y sacar
partido de esta estrategia. Por ejemplo, si nuestra pareja se pone a
hacer cosas que equivalen a un “caliente, caliente” para nosotros,
podemos reaccionar de manera abiertamente positiva. Demostre-
mos que nos parece genial –emitiendo sonidos, removiéndonos,
implicándonos de lleno en la ocurrencia.
Pero si se le ocurre hacer algo que en realidad no nos gusta, pro-
cedamos a “enfriarnos”: quedémonos inmóviles, no digamos nada,
incluso contengamos la respiración. Veremos que al poco nuestra
pareja captará el mensaje y cambiará a otra forma de estimularnos
que sabe y le consta que sí nos pone cachondos de verdad.

Dar feedback negativo al tiempo que informamos de lo


que queremos

A las parejas que vean que los malentendidos y el resentimien-


to obstaculizan la comunicación sexual positiva, les recomien-
do encarecidamente que aprendan la estrategia de comunicación
conocida como valorar, pedir y afirmar.
Se trata de una técnica tipo “bocadillo”: intercalamos el “relle-
no” negativo entre dos “rebanadas” positivas. Básicamente, ello
implica decir algo positivo antes de sugerir algo en concreto que
servirá para corregir alguna cosa que constituía un elemento sexual
negativo o un antídoto del erotismo.

225
soluciones para una vida sexual sana

Para entender cómo funciona esto, primero imaginémonos un


vaso lleno –si el vaso ya está lleno, ya no le cabe más líquido. Si
nuestra pareja está estresada, cansada, enfadada o preocupada, su
vaso ya está lleno. Para conseguir que nos preste atención y nos
escuche de verdad, primero tenemos que quitar un poco de líquido
del vaso. Ello lo conseguiremos transmitiéndole un poco de apre-
cio y de valoración.
Por ejemplo: si nuestra pareja estuviera “un poquitín sucio” en
este preciso momento, pero está deseando que le hagamos sexo
oral, le podemos decir algo así como:

Apreciación: “Cariño, me encantaría hacer el amor contigo, por-


que eres tan sexy y tan sumamente deseable…”.
Petición: Añadamos a continuación un “y…” (cuidado aquí –el
“y” es muy importante– si decimos “pero”, negaremos
totalmente la fuerza que pudiera tener la apreciación posi-
tiva)… “y estaría genial que te dieras una ducha”. Acto
seguido, procedamos a formular una afirmación o una
promesa positiva.
Afirmación: “Así me podría dedicar de pleno a comerte ese cuerpo
tan limpísimo y a probar lo buenorro que estás”.

226
COMUNICACIÓN

Algo hizo que Mark se echara para atrás


De la noche a la mañana, Mark dejó de ver a Chrissy –una mujer de la
que parecía estar enormemente enamorado. Ella se sintió destrozada y
desconcertada por lo inesperado del rechazo. Hasta entonces parecía
que todo iba tan bien…
Mark le confesó a su hermana, Jane, que la razón de haber dejado a
Chrissy había sido porque a ella le olía bastante mal el aliento y a él le
daba demasiada vergüenza de decirle nada. Jane le respondió a su her-
mano que era un auténtico idiota –que había dejado perder a la mejor
mujer que había tenido jamás, simplemente por haber sido demasiado
cobardica como para atreverse a orientar a Chrissy para que introduje-
ra algunos cambios en su alimentación.
¿Qué podría haber hecho Mark?
Apreciación: Podría haber dicho: “Chrissy, verdaderamente me encan-
ta besarte y hacerte el amor”.
Petición: “Y me preocupa y lamento de verdad tener que decirte que
hay algo que me está perturbando. Tienes un problema con el
mal aliento. Hablé con el farmacéutico y me dijo que podías
tomar unas pastillas que te facilitarían la digestión”.
Afirmación: “Lo siento de verdad si te he ofendido, cariño, pero te
quiero demasiado como para dejar que una cosa así se inter-
ponga entre nosotros. En mi caso, yo valoraría mucho si fuera
yo el que tuviese el problema y tú fueras sincera conmigo”.

A continuación tenemos algunos ejemplos más de la técnica


de “valorar, pedir, afirmar” aplicada a otros problemas bastante
corrientes.
Un hombre quiere que su pareja le haga más sexo oral, y le dice:
1. Apreciación: “Cielo, tienes una boca fabulosa y me encanta
tu forma de besar”.
2. Petición: “Y me gustaría enormemente que utilizaras un
poco más a menudo esa boca tan fabulosa con mi pene”.
3. Afirmación: “Me estimulas tanto como amante y me inspi-
ras tantas cosas”.

227
soluciones para una vida sexual sana

Una mujer se siente frustrada porque su pareja va siempre


demasiado deprisa durante los juegos preliminares. La mujer pue-
de decir:

1. Apreciación: “Cariño, me encanta hacer el amor conti-


go y me siento verdaderamente muy contenta de que me
encuentres tan atractiva”.
2. Petición: “Y a veces cuando te lanzas directamente a tocar-
me las tetas y la entrepierna, tengo la sensación de que vas
un poco acelerado. Lo que de verdad me gustaría es que
le dedicaras un poco de más tiempo a tocarme por todo el
cuerpo antes de pasar a la zona de los genitales”.
3. Afirmación: “Me hace que me sienta muy especial el saber
que me quieres sólo a mí para hacer el amor”.

Establecer acuerdos sexuales

En primer lugar, tenemos que saber hablar de sexo de


manera constructiva. Y después, para establecer cualquier
posible acuerdo sexual, es muy importante que sigamos
ciertas directrices:
• Preparemos el terreno: elijamos un momento tranquilo,
sin ruidos, agradable, privado y amigable.
• Acordemos dedicarle a la cuestión un determinado
período de tiempo y sigámoslo al pie de la letra. Cua-
renta minutos es el máximo recomendado.
• A los hombres especialmente les repugna que las muje-
res digan que sólo necesitan hablar diez minutos, pero
acabe prolongándose una hora.
• Echemos a suertes el decidir quién va a hablar primero.
• Mantengamos un tono de voz y un lenguaje corporal
positivos.

228
COMUNICACIÓN

• No pongamos de vuelta y media, ni culpabilicemos, ni


acusemos, ni vayamos con aires de superioridad –no
está bien que descartemos algo sin mostrar una consi-
deración o sin ofrecer una explicación. Al margen de
quién de los dos parezca que tiene algún problema, en
realidad es un problema de pareja.
• No volvamos atrás a repasar largas historias de peleas
anteriores.
• Veamos los dos lados de la cuestión.
• Seamos muy claros y honestos respecto de qué es lo que
queremos –y a continuación pensemos cómo le puede
sentar a nuestra pareja. Pongámonos en su lugar. Cuan-
to menos, ello implicará que estamos preparados de
antemano para responder a cualquier posible objeción
que pueda formular nuestra pareja. Negociemos: men-
talicémonos de que tendremos que ceder un poquitín.
• Escuchemos de verdad: este es el momento de averi-
guar qué es exactamente lo que siente nuestra pareja.
• Formulemos nuestros objetivos de manera clara y espe-
cífica.
• Registremos nuestros acuerdos por escrito y establezca-
mos un momento fijo (un período habitual) para revi-
sarlos y para evaluar nuestros progresos.

Los acuerdos de Alan y Sandra


Acuerdos que ambos establecieron como pareja
No tenemos necesariamente que incluir el coito para dis-
frutar del sexo.
No tenemos necesariamente que llegar al orgasmo para dis-
frutar del sexo.
Podemos tener sexo siempre que queramos.

229
soluciones para una vida sexual sana

La masturbación no tiene nada de malo; no supone ningu-


na traición.
No importa lo que puedan hacer otras personas; nosotros
podemos llevar una buena vida sexual durante años y años.
Sexualidad es una palabra que implica un “nosotros”.
Los hombres y las mujeres somos diferentes.
Podemos probar a disfrazarnos de vez en cuando y está
bien que tengamos una imagen pública y una imagen pri-
vada –podemos hacer ciertas cosas estando en casa que los
demás podrían ver con malos ojos.

Acuerdos que estableció Alan


No soy ningún explotador sexual. Cuando te beso, te toco
y te achucho, lo hago por amor y por afecto, y ya no única-
mente “porque me apetezca echar un polvo”. No me veo
como el típico macho, del mismo modo que tampoco te veo
a ti como ninguna muñeca descerebrada.
Por el hecho de que te quiera, ello no significa que las demás
mujeres sean invisibles –o viceversa.
Cuando me fijo en otras mujeres, ello no significa que no
esté contento contigo.

Acuerdos que estableció Sandra


El hecho de concederte un “polvo rápido” de vez en cuan-
do me hace sentirme cariñosa y generosa, y a ti te hace sen-
tirte querido.
Me parece bien que veas pornografía no violenta cuando
yo no esté, y yo también la veré contigo siempre y cuando
bajes el sonido.
Está bien que yo disfrute cuando decides darme placer, y
no tengo necesariamente por qué pagarte nada a cambio.

230
COMUNICACIÓN

Ideas para resolver conflictos

Grabar la conversación y evaluarla constructivamente


Grabemos la conversación y después escuchemos la gra-
bación. A continuación, registremos por escrito (cada uno
de los dos) por lo menos dos cosas que podemos hacer la
próxima vez para que nuestra comunicación sea más cons-
tructiva.

Acordar una señal no verbal para indicar cuando haya


que parar
Acordemos de antemano alguna señal como, por ejemplo,
tirarnos del lóbulo de la oreja derecha, para advertir al
otro cuando se esté pasando de la raya o bien cuando pen-
semos que la conversación está degenerando en una dis-
cusión.

Hacer una pausa para tener un momento de distensión


Si vemos que estamos empezando a cabrearnos, cambie-
mos de tema y rememoremos un momento en el que nos
sintiéramos unidos y optimistas –por ejemplo, podemos
hablar de algún viaje entrañable que hicimos juntos o
de unas Navidades que fueron especialmente maravi-
llosas.
Siempre es una buena idea pedir hacer un alto para
abrazarse. Juntémonos o abracémonos y respiremos bien
hondo y a la par unas cuantas veces.
Digamos algo tranquilizador como, por ejemplo: “Estoy
absoluta y totalmente comprometido contigo y con nues-
tra relación. Sé que esto es bastante desagradable, pero lo
vamos a superar”.

231
soluciones para una vida sexual sana

Hacer un alto para separarnos momentáneamente


Si nos ponemos a peleamos de verdad, hagamos un des­
canso de unos diez minutos y vayamos cada uno a una
habitación diferente. Sentémonos, respiremos hondo y
pongámonos en el lugar de nuestra pareja –tratemos de ver
el problema desde su perspectiva. Preparémonos, cuando
volvamos, para demostrarle que entendemos su forma de
ver las cosas –y a continuación preguntémonos el uno al
otro: “¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?”.

Utilizar la estrategia del “para mí”


La mejor manera en cualquier momento de contrarrestar
una acusación que nos pueda hacer nuestra pareja es recu-
rriendo al “para mí”.
Si uno de los dos dice: “Eres un inútil en la cama”, la otra
persona puede responder diciendo algo así: “Para ti, yo soy un
inútil en la cama. Para mí, lo que pasa simplemente es que no
soy más que un principiante, pero cada día aprendo algo nue-
vo y estoy dispuesto a ser un discípulo de lo más amoroso”.

Registrar por escrito lo que pensamos y lo que sentimos


Recomiendo que probemos a escribir una carta a nuestra
pareja diciéndole lo que pensamos y lo que sentimos. Para ver
un modelo de carta que nos ayude a expresar lo que sentimos,
podemos consultar los libros de John Gray: “Los hombres son de
Marte, las mujeres de Venus” y “Marte y Venus en el dormitorio”.
Primero, escribamos una carta con objeto de soltar todo
lo que nos está alterando, por muy negativo que pueda ser
–pero no le demos esta carta a nuestra pareja. La podemos
leer en voz alta nosotros solos o a nuestro terapeuta.
Después, volveremos a escribir la carta de una forma
constructiva y se la daremos a nuestra pareja. Le pediremos

232
COMUNICACIÓN

que lea la carta y nos escriba a su vez una carta de respues-


ta dirigida a nosotros, y fijaremos un momento (una fecha)
para hablar conjuntamente de las dos cartas.

Evitar la tentación de adivinar el pensamiento


Jamás caigamos en la trampa de quejarnos de que nuestra
pareja es incapaz de leernos el pensamiento. No digamos:
“Si me quisieras de verdad, no tendría necesidad de decirte
lo que quiero, porque sencillamente lo sabrías”.

Sonreír
Mantengamos en todo momento el sentido de la perspecti-
va y nuestro sentido del humor.

Cuando alguno de los miembros de la pareja


busca sexo “fuera de la relación”
Cuando alguno de los miembros de la pareja se busca un escarceo fue-
ra de la relación, ello puede derivar en un conflicto y un disgusto muy
serio. La mejor manera de abordar este problema es recurriendo a la
mediación de un terapeuta experimentado.

El problema: Marvin y Phil tienen 32 años de edad y les gusta llevar


una vida sexual “abierta”, pero Phil estaba corriendo ciertos riesgos en
sus salidas extraconyugales.
La solución: Phil accedió a utilizar condones y a dejar de tomar anfe-
tas, las que con frecuencia habían sido el catalizador de sus escarceos
sexuales.

El problema: Carol tiene 41 años y sabe que Jim se va con prostitutas


en lugar de acostarse con ella.
La solución: Carol le dio un ultimátum a Jim: o dejaba de irse de putas,
o ella lo dejaba a él. Jim accedió a renunciar a sus escarceos con pros-
titutas si ella estaba dispuesta a tener relaciones sexuales con él unas
tres veces a la semana. Ella accedió y los dos se sintieron muy conten-
tos con la solución.

233
soluciones para una vida sexual sana

Pensar y sentir de manera positiva

Pensemos de verdad de la siguiente forma:


• Nuestra vida sexual constituye el 25% de nuestra rela-
ción, razón por la cual debemos incluirla entre nuestras
prioridades.
• Estamos autorizados y legitimados a todos los niveles
(familiar, social, religioso, etc.) para expresar nuestra
sexualidad de una forma sana.
• Si evitamos los conflictos, jamás resolveremos nuestros
problemas sexuales y en ese caso nuestra relación será
un fraude.
• Es importante que tengamos una comunicación abierta.
• No es normal no tener una buena vida sexual.
• Espero que mi pareja haga todo lo que esté en su mano
para contribuir a mejorar nuestra vida sexual, y yo tam-
bién me comprometo a hacer todo lo que esté en mi
mano para contribuir con la parte que me corresponde.
• Nos merecemos algo mejor que una mera vida sexual
mediocre –nos merecemos la mejor vida sexual que sea-
mos capaces de llevar a la práctica.
• Nos sentimos unas personas libres y llenos de confian-
za, amor, entusiasmo, pasión y respeto.

234
COMUNICACIÓN

Resumen

El plan de acción esencial para garantizar


una buena comunicación
Las tres claves de una buena comunicación sexual consis-
ten en saber:
1. El lenguaje a utilizar al hablar de sexo;
2. Cuándo hablar de sexo; y
3. Cómo hablar de sexo.
1. El lenguaje a utilizar al hablar de sexo
Tenemos que tener un lenguaje común para no dar nada
por supuesto, no herirnos el uno al otro y disponer de un
recurso práctico que nos ayude a resolver las dificultades.
Démosle a nuestra pareja una lista por escrito con nuestro
vocabulario sexual preferido, que queremos utilizar duran-
te las relaciones sexuales.
2. Cuándo hablar de sexo
Los mejores momentos son cuando no vayamos con prisas,
podamos escuchar de verdad y nos podamos sentir más cer-
canos. Recordemos cuáles son los momentos que están rotun-
damente “descartados” a fin de evitarlos, y la regla de oro:
“No tener jamás conversaciones profundas y trascendentes
por la noche”.
3. Cómo hablar de sexo
Preparemos de antemano lo que vamos a decir y después
ensayémoslo mentalmente. Y recordemos que existen unas
diferencias en la forma que tienen de comunicarse los hom-
bres y las mujeres.
Primeramente, es importante que evaluemos la calidad
de nuestra relación a nivel de comunicación, cantidad de
sexo y calidad del sexo.

235
soluciones para una vida sexual sana

Probemos a comunicarnos utilizando las frases incom-


pletas.
Practiquemos el pedir algo y el que nos pidan algo,
para que así en la vida real sepamos lo que nos podemos
esperar y cómo podemos afrontarlo: utilicemos las habi-
lidades de comunicación para hacer el ejercicio de “pedir
tener sexo y rechazar la oferta de tener sexo”.
Aprendamos a dar feedback –indirecto y directo– cuan-
do algo no nos guste. Con el feedback indirecto, le decimos a
nuestra pareja cuál es el problema a nivel sexual, pero sir-
viéndonos de un rodeo del tipo de: “Sabes que un amigo
me ha contado…” o “Fíjate, he soñado que…”.
Probemos a utilizar la estrategia del feedback no ver-
bal para decir “frío o “caliente” y la estrategia de “valorar,
pedir, afirmar”.
Probemos a establecer algunos acuerdos sexuales.
Durante el proceso, es muy importante que sigamos ciertas
directrices:

• Grabar la conversación y evaluarla constructivamente.


• Acordar una señal no verbal para prevenir el agrava-
miento del conflicto.
• Hacer una pausa para abrazarnos y tranquilizarnos ver-
balmente.
• Separarnos físicamente un momento para recobrar el
equilibrio.
• Responder a los ataques con la estrategia del “para mí”.
• Escribir una carta diciendo lo que pensamos y lo que
sentimos.
• Evitar la tentación de adivinar el pensamiento.
• Mantener el sentido de la perspectiva y el sentido del
humor.

236
12
libidos dispares

Hace años existía la tendencia de que la mujer fuera por su cuen-


ta al psicólogo, para así poder desahogarse y hablar libremente de la
incomunicación con su pareja. Había un chiste en relación con esto
–la consulta del psicólogo es “el lugar adonde va la mujer para que
alguien coincida con ella en que su marido… ¡es un cabrón!”.
Hoy en día, es más normal que el hombre tome la iniciativa de
ir al psicólogo, sobre todo al sexólogo. Su actitud suele ser habi-
tualmente muy protectora hacia su pareja –no ha venido para cri-
ticar sino para encontrar una solución. Suele decir que ella es una
mujer maravillosa salvo por el hecho de no entender el sexo de la
misma forma como lo entiende él. Por ejemplo, a Sally le basta con
tener relaciones sexuales una vez al mes y en la cama, pero Will
quiere tener sexo todos los días y preferiblemente en la playa, en el
asiento trasero del coche o balanceándose colgados de la lámpara
del comedor (lanzándose al desenfreno, como quien dice).
Sin embargo, ciertamente esta carestía sexual no es solamen-
te un problema del hombre. Hay también muchas mujeres que se
sienten sexualmente frustradas. Los hombres están estresados por
el trabajo y por la insistencia de sus mujeres en que se comuniquen

237
soluciones para una vida sexual sana

más, y algunos de ellos reaccionan apagándose sexualmente. Por


ejemplo, John jamás tomaba la iniciativa sexual. Lisa estaba cansa-
da de tener que ser siempre ella la que lo pidiera. John le asegura-
ba a Lisa que por supuesto que quería hacer el amor –lo único que
pasaba es que a él no se le ocurría hasta que ella no lo proponía.
La investigación revela que la mayoría de las parejas no se sien-
ten satisfechas con su vida sexual. A los siete años de matrimonio,
el 75% de las parejas dicen que se sienten insatisfechos con su vida
sexual y se podría decir que viven prácticamente cada uno por su
lado. Las parejas rara vez hablan de cuáles son sus deseos sexuales.
Según una encuesta, sólo el 41% de las mujeres decían que habían
hablado de su vida sexual con sus parejas o que les habían dicho
qué era lo que las ponía cachondas (véase Rabbi Shmuley Boteach:
Kosher Sex: A Recipe for Passion and Intimacy).

Tipos de libidos dispares

Otra palabra para aludir al impulso o deseo sexual es “libi-


do”, que significa “energía dirigida a la sexualidad”. Unas veces,
el hombre o la mujer jamás han tenido una libido que encajara con
la de su pareja, ni tampoco quieren tenerla. Otras veces, la tuvieron
en otro tiempo pero la perdieron –y quieren volver a tenerla. Otras
veces, la perdieron y les trae absolutamente sin cuidado.
La mayoría de las veces los problemas de pareja relacionados
con el impulso sexual suelen deberse a la existencia de expectativas
divergentes respecto de la cantidad o de la calidad de las relacio-
nes sexuales. A veces también el conflicto tiene que ver tanto con la
cantidad como con la calidad.
Los problemas de calidad aparecen cuando existen unas expectativas
dispares respecto de la variedad o la gama de experiencias sexuales que los
miembros de la pareja prefieren tener o desear tener.

238
LIBIDOS DISPARES

Los problemas de cantidad aparecen cuando la pareja no coincide res-


pecto de la cantidad de sexo que quieren tener –esto es, respecto de la fre-
cuencia y de la duración de las relaciones sexuales.

Nota importante: A veces, los problemas sexuales tienen que ver


con la habilidad o la destreza sexual, dándose el caso de que alguno de los
miembros de la pareja no sea especialmente “bueno” en la cama, tal vez
porque le falta experiencia, o conocimientos, o coordinación.
Para solucionar los problemas relacionados con la habilidad
sexual, puede que necesitemos informarnos sobre las distintas
técnicas, lo cual es un tema que no se trata en este libro. Miremos
en la sección de “lecturas recomendadas”. Tal vez tengamos que
consultar algún libro del tipo de Hot sex: cómo practicarlo, de Tra-
cey Cox.

Conflictos relacionados con las libidos dispares


Este capítulo aborda los dos tipos más frecuentes de conflic-
tos relacionados con el impulso sexual: los problemas relacionados
con la cantidad y con la calidad. Al final del capítulo aparecen posi-
bles soluciones para los ejemplos que se exponen a continuación.
También tenemos más posibles soluciones en el capítulo 14, “El
estrés y el exceso de ocupaciones” (sobre todo si el problema tiene
que ver esencialmente con uno solo en particular de los miembros
de la pareja, que aspira a tener un impulso sexual normal).

— Tipo 1. Cuando uno o los dos miembros de la pareja han perdido el


deseo sexual que anteriormente era normal
La cuestión principal en relación con este problema es que a la
persona que haya perdido el deseo sexual, sea quien fuere de dos,
le interese… ¡volver a recuperarlo! Si la persona afectada no está

239
soluciones para una vida sexual sana

motivada, entonces puede que el otro miembro de la pareja deba


consultar el tipo 2, que aparece más abajo.

La mujer
Milly tiene 37 años y ha perdido el deseo sexual a raíz de que la
ascendieran en el trabajo.
Kathryn tiene 38 años y no quiere tener sexo con Mario desde
que éste se quedó sin trabajo.

El hombre
Adrian tiene 38 años y se muestra desinteresado por el sexo
porque actualmente está muy estresado en el trabajo.
Stephen tiene 50 años y evita el sexo porque no se fía de si va a
tener una buena erección o no.

Los dos
Maree y Gerard tienen 28 años y están demasiado ocupados
como para ponerse a pensar en el sexo.
Lex y Fiona tienen 37 años y tres hijos, y están demasiado can-
sados como para ponerse a pensar en el sexo.
Simon y Kerryn tienen 52 años y están siempre peleándose y
nunca hacen el amor.

— Tipo 2. Cuando uno de los miembros de la pareja quiere más sexo que
el otro
Puede que siempre haya habido esta disparidad, o puede ser
que haya ido apareciendo con el tiempo debido al estrés físico o
emocional.

240
LIBIDOS DISPARES

El hombre
Adam tiene 28 años y dice que Pam se busca cualquier excusa
para evitar tener relaciones sexuales.
Michael tiene 38 años y dice que Freda “prefiere ponerse a cam-
biar toda la casa de arriba abajo antes que echar un polvo”.
Stan tiene 52 años y dice que Heather jamás ha tomado la ini-
ciativa sexual.

La mujer
Jane tiene 27 años y quiere tener un hijo, pero Stan está dema-
siado cansado como para ponerse a pensar en el sexo.
Heather tiene 35 años y todas las noches llora sin parar has-
ta quedarse dormida porque Sergio no quiere hacer el amor con
ella.
Anna tiene 42 años y está furiosa con James porque éste lleva
ya seis meses sin tener relaciones sexuales con ella.

Observaciones respecto de la disparidad de libidos

• El 31% de las parejas encuestadas informan de la existencia


de discrepancias a nivel de deseo sexual.
• De forma característica, el hombre y la mujer llegan al mo­­
mento más álgido del impulso sexual a edades diferentes:
el interés sexual del hombre suele alcanzar su nivel más
alto hacia los 18 años, mientras que la mujer lo suele hacer
hacia los 30.
• La excitación sexual y el deseo sexual son cosas diferen-
tes: el deseo es una cuestión mental que de forma carac-
terística suele incluir un pensamiento como, por ejemplo:

241
soluciones para una vida sexual sana

“ese hombre me pone cachonda”, o “esa mujer me pone


a cien”; la excitación implica la presencia de sensacio-
nes físicamente placenteras y no necesariamente aparece
acompañada del deseo sexual.
• Las personas tienen sus preferencias en relación con el sexo:
a unas personas les encanta el sexo por las mañanas, a otras
por la noche, unas valoran mucho la cantidad, otras valo-
ran más la calidad.

Dificultades relacionadas con el deseo dispar


• Uno de los miembros de la pareja acusa al otro de tener un
problema, lo cual conduce al resentimiento y a ponerse a la
defensiva, lo que a su vez desemboca en peleas más serias
o en replegarse y cerrarse a la comunicación.
• La persona que tiene la libido más alta busca aliviarse recu-
rriendo a unas prácticas sexuales que no se corresponden
con los valores que defiende su pareja como, por ejemplo,
pornografía, burdeles o clubes nocturnos.

Obstáculos para resolver los conflictos relacionados con el deseo


sexual
• El que no sepamos cómo hablar de sexo: vemos las obser-
vaciones y las sugerencias como una crítica o una regañina,
lo que nos conduce a ponernos a la defensiva.
• El que no sepamos cuándo hablar de sexo: sacamos el tema
en el momento mismo de la relación sexual y entonces una
de dos: o armamos la de Dios, o de repente perdemos todo
el interés en lo que estábamos haciendo.
• El que nos “ajustemos” estrictamente a lo que nos pensa-
mos que es lo normal: unas parejas tienen sexo unas dos

242
LIBIDOS DISPARES

veces por semana y se aburren soberanamente; otras tie-


nen sexo tan sólo una vez al mes, pero cuando lo hacen
“se lanzan al desenfreno con todas las de la ley” y están
encantados.

Superar la disparidad a nivel de deseo sexual

• Informarnos más sobre el sexo con la ayuda de un buen


libro o de una cinta de cassette que podamos utilizar jun-
tos.
• Aprender habilidades de comunicación. Leer libros o hacer
un curso para aprender a transmitir mensajes “en prime-
ra persona”, reconocer el punto de vista de nuestra pareja
antes de exponer el nuestro propio, escuchar con empatía y
no criticar, ni culpabilizar ni juzgar.
• Seguir las directrices del “plan de acción esencial para
garantizar una buena comunicación” que figura en el capí-
tulo 11, para capear los enfados en el caso de que tengamos
que solucionar algún desacuerdo.
• Concentrarnos en aumentar las experiencias positivas de tú
a tú en los ámbitos no sexuales de nuestras vidas.
• Estar dispuestos de buen grado a reconocer el derecho de
nuestra pareja a manifestar abiertamente y honestamente
lo que siente.
• Comprender y respetar el “momento oportuno”. No ten-
gamos jamás “conversaciones profundas y trascendentes”
ni durante el transcurso de las relaciones sexuales ni por la
noche. Elijamos el momento oportuno respecto de dónde y
cuándo hablar de sexo, y de dónde y cuándo tener relacio-
nes sexuales.

243
soluciones para una vida sexual sana

• Dejar a un lado nuestras expectativas respecto de qué es


lo normal: “normal” es todo aquello que sea bueno para
los dos. No tratemos de compararnos con los demás ni de
hacer lo mismo que hacen ellos –guiándonos por lo que
aparece en las revistas de moda o del corazón. “Normal” es
lo que negociamos entre nosotros, sobre la base de nuestro
propio ritmo asociado a nuestro estilo de vida particular, y
de nuestra propia libido individual. Acordémonos también
de negociar de común acuerdo cuáles van a ser las maneras
apropiadas de “desfogarnos”.
• Ser claros respecto de los acuerdos que establezcamos: por
ejemplo, le podemos dar el visto bueno a la masturbación y
pedirle a nuestra pareja que nos haga sexo oral o nos brin-
de un alivio manual. A algunas mujeres no les importa que
sus maridos vean pornografía; otras se sienten traicionadas
cuando se enteran. Nota: Nunca estará bien buscar tener
sexo con otra persona cuando ya estamos comprometidos
dentro de una relación estable. La monogamia es la mejor
base para el mejor sexo.
• Ser flexibles a la hora de negociar los conflictos –si no cede-
mos… ¡nuestra relación se romperá!

244
LIBIDOS DISPARES

Ejemplos de conflictos frecuentes y de cómo se solucionaron


Cuando quien toma la iniciativa sexual es siempre
la misma persona
Primero, tratemos de comprender por qué la persona que no toma la
iniciativa se comporta de esa forma. Después, procedamos a establecer
un acuerdo que nos deje satisfechos a los dos
El problema: John rara vez tomaba la iniciativa sexual y Lisa se sen-
tía frustrada por el hecho de que siempre fuera ella la que tuviera que
pedírselo.
La causa: John le aseguró a Lisa que por supuesto que quería hacer el
amor con ella –lo único que pasaba simplemente es que no se le ocu-
rría a él primero.
La solución: John acordó que jamás le diría que “no” a Lisa, siempre que
a ella no le importara ser la que siguiera “poniendo la cosa en marcha”.
El problema: Carolyn jamás tomaba la iniciativa sexual.
La causa: La mujer alegó que estaba siempre demasiado ocupada
matándose por satisfacer a los demás como para ponerse a pensar en
su propio placer. Se sentía verdaderamente feliz cuando George toma-
ba la iniciativa sexual, porque ello demostraba que él la deseaba de
verdad y también que le daba su permiso para que ella pudiera hacer
un alto y disfrutar estando más cerca de él y pasándoselo bien.
La solución: George accedió a ser él quien tomara siempre la iniciativa.

Cuando uno de los miembros de la pareja quiere más sexo


que el otro
Uno de los principales problemas que tienen las parejas tiene que ver
con la frecuencia o con la cantidad de sexo. Para comprender este pro-
blema, recordemos las tres categorías principales de relaciones sexua-
les que existen:
1. Un “polvo exprés” –una relación sexual rápida (menos de diez
minutos), y que probablemente se limita únicamente al coito y sólo
el hombre llega al orgasmo.
2. Un “buen polvo” –una relación sexual de una duración satisfacto-
ria para los dos miembros de la pareja (probablemente sin llegar a

245
soluciones para una vida sexual sana

sobrepasar los 30 minutos), incluyendo unos juegos preliminares y


en la que los dos pueden llegar al orgasmo.
3. Un “polvo extralargo” –una relación sexual más larga de lo nor-
mal (tan larga como nos dé la gana…) y que puede incluir toda una
variedad de técnicas y de experiencias sexuales, además de varios y
diferentes orgasmos.

Los hombres generalmente suelen querer más sexo


que las mujeres
El problema: De forma característica, a los hombres les gustan más los
“polvos exprés” que a las mujeres. Cuando la gente habla de “echar un
kiki” como si estuviera muy bien, a muchas mujeres se les revuelven
las tripas –¿cómo se atreve nadie a sugerir que una mujer que no quiere
tener sexo, a pesar de todo deba consentir en que la cosa siga adelante
y que su pareja “use” el cuerpo de ella para “echarse un polvo rápido”?
Pienso que ya va siendo hora de que las mujeres se mentalicen de
la enorme diferencia existente entre los hombres y las mujeres –la gran
“T”... ¡la testosterona! El nivel de testosterona del hombre es quince
veces mayor que el de la mujer, por lo que no es de extrañar que el
hombre necesite tener sexo con más frecuencia que la mujer.
La solución: Estoy convencida de que la mayoría de las mujeres se
podrían sentir perfectamente satisfechas teniendo dos relaciones sexua-
les de calidad a la semana, y tal vez un único “polvo rápido”. El hom-
bre, en cambio, querrá tener como mínimo cuatro “polvos rápidos” (a la
semana). ¿Por qué no llegamos a un acuerdo y nos comprometemos a
tener dos “polvos de calidad” y dos “polvos rápidos” a la semana?
Sally y Will vinieron juntos a la consulta de sexología y Sally accedió a
tener relaciones sexuales dos veces por semana –un “polvo extralargo”
en el que ella pudiera disfrutar de un orgasmo de calidad, y un “polvo
exprés” para complacer a Will.
Sally también acordó que le parecía bien que Will se masturbara él
solo cuando quisiera, y una vez a la semana ella se comprometía a par-
ticipar también. Pero Sally descartó que Will viera películas porno sin
estar ella delante.

246
LIBIDOS DISPARES

Problemas relacionados con la calidad del sexo

A veces, los problemas sexuales tienen que ver con la destreza


sexual: puede que alguno de los miembros de la pareja no sea espe-
cialmente “bueno” en la cama.
Dean tiene 38 años y dice que Judy parece un tronco en la cama,
limitándose a permanecer tumbada e inmóvil sin más.
Martine tiene 43 años y le ponen enferma los besos babosos
de Fred y el que no haya una estimulación erótica previa al acto
sexual.
En ambos casos, la clave está en la comunicación. Apliquemos
el “plan de acción esencial para garantizar una buena comunica-
ción” que figura en el capítulo 11, con objeto de poder solucionar
estos problemas.

Guía “práctica” para la mujer cuya pareja no muestra interés


por el sexo

Nuestra vida sexual es muy importante y si el hombre no mues-


tra interés, no es posible que nuestra relación pueda durar mucho.
A continuación, exponemos algunos datos importantes –basados
en encuestas realizadas a mis pacientes a lo largo de cinco años–
respecto de la falta de deseo sexual en el hombre:

• Algunos hombres se sienten tan estresados por las exigen-


cias en el trabajo y por un estilo de vida insano que pierden
el deseo sexual y el sexo se percibe entonces como “una lata
más” de entre las muchas.
• La utilización por cuenta propia de remedios para “reducir el
estrés”, tales como el alcohol o la marihuana, además de los

247
soluciones para una vida sexual sana

tranquilizantes o los fármacos antihipertensivos, puede aumen-


tar la depresión y disminuir el deseo sexual en el hombre.
• El 45% de los hombres encuestados pensaban que el acos-
tarse con una mujer excesivamente segura de sí misma en
la cama les podía intimidar o inhibir.
• El 38% de las mujeres encuestadas se quejaban de que no
tenían las suficientes relaciones sexuales con sus maridos.

El error más frecuente


La mujer siempre piensa que la falta de interés sexual del hom-
bre se debe a ella. Se echa la culpa a sí misma –debe ser porque
está gorda, porque no es su tipo, porque es demasiado vieja, por-
que avasalla demasiado, porque no insiste lo suficiente, porque es
indigna de inspirar amor y afecto, etc., de manera que él no tiene
más remedio que estar interesado en otra mujer. Cambiemos esta
forma de pensar –¡No es culpa nuestra!

Obstáculos para superar la falta de deseo del hombre


• El que la mujer se sienta humillada, rechazada y herida.
• El que el hombre se retraiga sexualmente como una forma
de restablecer el equilibrio de poder dentro de la relación.
• El miedo al compromiso: algunos hombres evitan las rela-
ciones sexuales porque les angustia la posibilidad de que la
cercanía emocional les pueda desbordar, y/o de que pue-
dan meterse en algún lío o caer en alguna trampa.
• El que la mujer trate de analizar al hombre, adivinarle el
pensamiento y hacer de psicóloga.
• El que el hombre tenga miedo de no dar la talla: le resulta
más fácil evitar tener relaciones sexuales que exponerse a
que su pene le juegue alguna mala pasada.

248
LIBIDOS DISPARES

Lo que debemos y no debemos hacer


• Dejar de echarnos la culpa a nosotras mismas.
• No gastarnos todo el dinero que tenemos en estar sexys y
guapas para él.
• Leer el libro Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus,
para así saber cómo apreciar a nuestro hombre y fortalecer
su amor propio.
• ¡No atosigar! Mantengamos un tono ligero y divertido den-
tro de la relación.
• Si no nos podemos contener de analizarle, no se lo diga-
mos. Hablémoslo con nuestro terapeuta o con las amigas. Y
no nos ensañemos verbalmente con él.
• No agobiar con el tema del sexo. Toquémosle sensualmen-
te de la manera que sabemos que más le gusta. Tranqui-
licémosle respecto de que nos encanta el sexo oral y la
masturbación mutua (en el caso de que sea verdad, obvia-
mente), y de que el coito no es la única manera de hacer
el amor.
• Animarle a que vaya a ver a un sexólogo él solo. (Si vamos
con él, se sentirá más presionado y su ansiedad puede hacer
que cumpla todavía menos sexualmente).

249
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de cómo algunas mujeres ayudaron a reavivar


el deseo sexual de su pareja

Tom se sentía demasiado estresado como para tener sexo


El problema: Jill y Tom llevaban casados 10 años, al principio tenían
sexo cuatro veces por semana, pero desde hacía seis meses Tom no
mostraba ningún interés por el sexo. Cuando Jill preparó una cena a la
luz de las velas y se ofreció a sí misma como “postre”, Tom le contestó
que tenía que ponerse al día con las cosas que tenía que leer.
La causa: Tom era abogado y estaba trabajando un promedio de unas
catorce horas al día. No hacía ejercicio y también estaba bebiendo en
exceso. Estaba demasiado ocupado y demasiado estresado como para
ponerse a pensar en el sexo.
La solución: Jill convenció a Tom de que hablara con el psicólogo de su
empresa para encontrar la forma de manejar el estrés. Se decidió a ir al
gimnasio cada dos días aprovechando la parada del almuerzo, redujo
el consumo de alcohol y empezó a volver a casa más pronto. Gradual-
mente, Tom fue recuperando su libido y volvieron a tener relaciones
sexuales dos veces por semana.

Sam le concedía prioridad al deporte por encima del sexo


El problema: Sam estaba demasiado cansado como para ponerse a
pensar en el sexo. El críquet estaba antes en su vida.
La causa: Sam estaba trabajando un promedio de doce horas al día en
un negocio de paisajismo que le exigía mucho físicamente. Además
era presidente del club de críquet, lo que implicaba tener unas reunio-
nes unas dos veces a la semana, reuniones que se prolongaban hasta la
medianoche, además de tener que estar en el club todo el día hasta el
anochecer los sábados y los domingos hasta el mediodía. Las noches
que sí estaba en casa, a la media hora después de cenar se quedaba dor-
mido delante del televisor.
La solución: Sam fue a ver a un sexólogo cuando Melinda le amenazó
con dejarle porque estaba harta de ser una “viuda” a causa de la obse-
sión de él por su trabajo y por el críquet. Sam dejó el club de críquet y

250
LIBIDOS DISPARES

empezó a colaborar con Melinda los fines de semana en torno a algunos


proyectos con vistas a mejorar la casa. El sexo de los fines de semana se
convirtió en la atracción principal de la semana (y de paso… ¡aumentó
el valor inmobiliario de la casa!).

Mark se sentía angustiado por el tamaño de su pene


El problema: Mark estaba muy enamorado de su novia Rebecca, pero
rara vez tenían relaciones sexuales.
La causa: Al comienzo de la relación, Rebecca había hecho un comen-
tario sobre el tamaño ideal del pene de un hombre. Mark se sentía
especialmente acomplejado por el tamaño del suyo –siempre le había
dado la sensación de que no daba la talla. Mark redujo el sexo al míni-
mo para así no tener que correr el riesgo de pasar por la vergüenza per-
sonal de sentir que “no era lo bastante hombre” para su novia.
La solución: Mark se informó correctamente sobre la importancia del
tamaño del pene y tomó conciencia de que ese no era el elemento esen-
cial de una buena sexualidad.

Guía “práctica” para el hombre cuya pareja no muestra


interés por el sexo
Nuestra vida sexual es muy importante y si la mujer muestra
un desinterés permanente, no es posible que nuestra relación pue-
da durar mucho. A continuación, exponemos algunos datos objeti-
vos sobre la falta de deseo sexual en la mujer:
• Algunas mujeres se sienten tan estresadas por las exigencias de
los distintos papeles que tienen que desempeñar –sobre todo
la crianza de los hijos– que pierden el deseo sexual. El sexo se
percibe entonces como “una lata más” de entre las muchas.
• La utilización por cuenta propia de remedios para “reducir
el estrés”, tales como el alcohol o la marihuana, además de
los tranquilizantes o los fármacos antihipertensivos, puede
aumentar la depresión y disminuir el deseo sexual en la mujer.

251
soluciones para una vida sexual sana

• La mujer que es anorgásmica puede mostrar interés por el sexo


hasta “pescar marido”. Después el deseo se desvanece hasta
reducirse prácticamente a nada. Ella piensa que así es como
debe ser –porque, en definitiva, ¿qué saca ella con el sexo?
• En general, si la mujer tiene la sensación de que su marido
no la valora o de que la da por hecho o por sentada, y de
que no recibe afecto y cariño de él, puede ir aumentando
progresivamente su resentimiento, lo que a su vez puede
derivar en que se retraiga sexualmente cada vez más.

Tres de las dificultades más frecuentes


• No encontrar el momento oportuno para hablar con ella del
tema.
• No saber cuál puede ser la manera adecuada de hablar con
ella del tema.
• No atreverse a hablar con ella del tema.

Obstáculos para superar la falta de deseo de la mujer


• El que el hombre tenga tanto miedo de que la mujer le diga
que no, que deje de pedir tener relaciones sexuales y finja
que no las necesita.
• El que el hombre se desespere tanto por tener relaciones
sexuales que le suplique y le dé la lata a la mujer.
• El que el hombre se enfade tanto con la mujer que la maltra-
te emocionalmente o incluso físicamente.
• El que el hombre tenga una aventura para demostrar que el
problema no está en él.

Lo que debemos y no debemos hacer


• Ir a ver a un psicólogo, hacer yoga o meditación para ven-
cer la ansiedad respecto de “¿Me dirá que sí o que no?”. No
nos tomemos el “no” como algo personal.

252
LIBIDOS DISPARES

• Leer detenidamente los libros de John Gray: Los hombres son


de Marte, las mujeres de Venus, para que así aprendamos a que-
rer a nuestra mujer y a demostrarle nuestro afecto; y Marte
y Venus en el dormitorio, para que de esta forma conozcamos
cuáles son las mejores técnicas para excitar a la mujer.
• Darle a la mujer un tiempo, pero no esperar eternamente
antes de ir a consultar a un sexólogo. La evitación engendra
evitación, y no querremos que la mujer acabe por desarro-
llar una fobia al sexo.
• No le supliquemos ni le demos la lata, ni finjamos que no
nos importa. Seamos calurosamente pero serenamente aser­
tivos y hablemos con ella del tema una vez a la semana,
preferiblemente de día.

Mi experiencia personal

Cuando yo era más joven, me solía poner furiosa cuando


escuchaba a los hombres quejarse del desinterés sexual que
mostraban las mujeres después de casarse. Los hombres que
hacían estos comentarios me parecían de lo más sarcásticos.
La gracia habitual que tenía que escuchar solía ser: “Si
hubiera ido metiendo una moneda en un bote las veces que
nos acostamos en su momento antes de casarnos y después
hubiera ido sacando otra moneda las veces que nos hemos
acostado después de casarnos, el bote… ¡estaría siempre
prácticamente lleno!”.
Ahora que soy sexóloga y he tenido ocasión de com-
probar muchas veces lo que hay detrás de esos sarcasmos,
simpatizo más con los hombres. Ciertamente puedo dar fe
de que a una mujer que no quiera tener relaciones sexuales
difícilmente se la puede convencer para que acceda.

253
soluciones para una vida sexual sana

Ejemplos de como algunos hombres ayudaron a reavivar


el deseo sexual de su pareja

Marie había perdido el interés por el sexo a raíz de tener hijos


El problema: Richard y Marie llevaban casados doce años, al princi-
pio tenían relaciones sexuales tres veces a la semana y Marie tenía sus
orgasmos. A raíz de tener a su primer hijo, sufrió una depresión post
parto –lleva tomando antidepresivos desde entonces. No le interesaba
el sexo en absoluto, ni siquiera cuando su marido la llevaba a hacer
algún viaje por el extranjero sin los niños.
La causa: El deseo sexual de Marie quedó totalmente eliminado tanto
por la depresión como por la medicación que tomaba para combatirla.
También estaba resentida por el hecho de tener que ser siempre ella la
que hiciera todas las faenas de la casa.
La solución: Richard empezó a ayudar más a su mujer con las tareas
de la casa y con los hijos. Gradualmente, a medida que se iba sintiendo
cada vez más apoyada por su marido, Marie empezó a tomar más la
iniciativa sexual. Volvió a tener orgasmos y de vez en cuando accedía
a echar un “kiki” para aliviar a su marido, incluso aunque no estuviera
con muchos ánimos para el cachondeo.

Jean no veía que el sexo fuera algo placentero; prefería


las satisfacciones que se derivaban del trabajo
El problema: Jean era un hacha para los negocios. Las satisfacciones
que se derivaban de su trabajo era lo único que le importaba hasta
que, a los 32 años, se enamoró de Joe. Salió con él, coqueteó con él y lo
sedujo, pero únicamente mostró interés por el sexo mientras trataba de
convencerle para que se casaran. A los seis meses de casados, perdió
todo interés por el sexo. Su marido estaba destrozado.
Dos años más tarde, Joe tuvo un rollo de una noche durante la cele-
bración de un congreso y, movido por el sentimiento de culpa, se lo
contó a su mujer. Jean se sintió desolada –pero fue lo que la movió a
reaccionar.

254
LIBIDOS DISPARES

La causa: Jean era anorgásmica y no disfrutaba del sexo.


La solución: Jean consultó a una sexóloga y empezó a poner en prác-
tica un programa “para llegar al orgasmo”. A medida que iba siendo
capaz de tener orgasmos, comenzó a tomar la iniciativa sexual con más
frecuencia.

Resumen

La mayoría de las veces los problemas sexuales de las pare-


jas suelen deberse a las diferencias a nivel de deseo sexual
y a las expectativas divergentes respecto de la cantidad o
de la calidad de las relaciones sexuales. A veces, el conflic-
to tiene que ver tanto con la cantidad como con la calidad.
A veces, los problemas sexuales tienen que ver con la
habilidad o la destreza sexual, dándose el caso de que algu-
no de los miembros de la pareja no sea especialmente “bue-
no” en la cama, tal vez porque le falta experiencia, conoci-
mientos o coordinación. Utilizando el enfoque adecuado,
podemos trabajar conjuntamente con nuestra pareja para
llegar a un resultado que satisfaga a los dos (y nunca mejor
dicho) –¡en todos los sentidos de la palabra!

255
13
creencias limitadoras
respecto del sexo

Una de las principales causas de conflictos y problemas sexua-


les es la tendencia que tenemos las personas a aferrarnos a unas
creencias rígidas respecto de qué es lo “correcto” a nivel sexual.
Estas creencias pueden limitar las posibilidades de mejorar la cali-
dad de la vida sexual de una pareja. Yo les llamo los mitos sexuales
(parodias de los cuentos de hadas: patrañas sexuales) y estoy deci-
dida a combatirlos en cuerpo y alma.

— Mito nº 1: Los estereotipos sexuales


Los conflictos entre las parejas heterosexuales suelen apare-
cer debido a la diferencia de perspectivas entre los hombres y las
mujeres respecto del sexo, como se puede ver en el cuadro que
aparece en las páginas siguientes. Se trata de una generalización. Se
dan muchas excepciones e incluso antítesis, tanto en los hombres como
en las mujeres, respecto de estos estereotipos o creencias tan generali-
zados.

257
soluciones para una vida sexual sana

— Mito nº 2: La creencia de que existe una “norma” sexual


Una de las causas más frustrantes de los problemas de pareja
es que la gente se “atiene” a lo que piensan que es lo normal. Les
preocupa la posibilidad de que se estén saliendo de “la norma”.
Pero, ¿qué es la norma?
Unas parejas tiene relaciones sexuales dos veces a la semana
y les parece bien. Pero el problema entonces puede ser la calidad.
Ella se queja de que él va demasiado deprisa y él se queja de que
ella “se queda ahí tiesa como un leño”.
Otras parejas tienen relaciones sexuales una vez al mes y él se
queja de que no le parece suficiente, pero ella replica que así está
bien porque la calidad es fantástica. Ella es la que organiza la mara-
tón mensual de 24 horas en la habitación de un hotel, lejos de los
niños y de las presiones del trabajo, y piensa que las quejas de él
no son justas.
Lo bueno es que… no existe verdaderamente ninguna norma.
Nuestra vida sexual es de nuestra propia creación personal a par-
tir de nuestra propia realidad particular. Cada cual podemos tener
una idea diferente respecto de lo que es normal –tanto respecto de
la cantidad como de la calidad del sexo.

— Mito nº 3: La estrechez de miras


Esta creencia sostiene que el mejor lugar para tener relaciones
sexuales es el dormitorio, y que se debe hacer en la cama, con la luz
apagada y en la postura del misionero.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


Cuando el sexo se restringe al ámbito del dormitorio, es proba-
ble que únicamente lo podamos tener a últimas horas de la noche
o a primeras horas de la mañana.

258
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

La actitud decididamente más útil


Dado que la novedad es la sal de la vida, las variaciones –a
nivel de lugar, momento, exploración táctil, y en lo relativo a quién
de los dos va a tomar la iniciativa– pueden contribuir todas ellas a
tener una buena sexualidad.

— Mito nº 4: La adivinación del pensamiento


La creencia de que no deberíamos tener ninguna necesidad
de decirle a nuestra pareja qué es lo que nos excita, y no debería-
mos tener que hacerlo nosotros mismos durante la relación sexual
(demostrárselo, tocándonos nosotros) porque nuestra pareja debe-
ría saber qué es lo que tiene que hacer para ayudarnos a llegar al
clímax.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


Esta creencia ha sido la causa de muchas peleas con motivo
del sexo. La queja más habitual suele ser: “Si me quisiera de ver-
dad, sabría exactamente lo que tiene que hacer para complacer-
me”. Pues esto es ¡absolutamente falso! ¿Por qué demonios espera-
mos o damos por sentado que nuestra pareja tiene la obligación de
saber por intuición qué es exactamente lo que tiene que hacer para
darnos el máximo placer?

La actitud decididamente más útil


Recordemos que la lengua, junto con el poder de comunicación
que ésta nos permite, es el instrumento sexual más útil que tene-
mos en nuestro haber. Aprendamos a decir lo que nos gusta y lo
que no nos gusta, y a informar de ello a nuestra pareja.

259
soluciones para una vida sexual sana

Las perspectivas sexuales masculina y femenina

Los hombres y el sexo Las mujeres y el sexo


El sentido del sexo
Sexo = amor = orgasmo/eyaculación Sexo = amor = intimidad
El puro sexo suele parecerles bien Únicamente las chicas malas son
libidinosas

Lo que más temen


Al rechazo A que no haya una historia de
amor (un idilio)
Al fracaso o a la incompetencia A no ser deseables

El momento
Cualquier momento es bueno Muy quisquillosas con la cuestión
del momento oportuno
Los polvos rápidos están bien Habitualmente no suelen gustarles
los polvos rápidos

El lugar
Cualquier lugar es bueno Muy cautelosas respecto del lugar

La autoimagen
Tengo buena planta Estoy gorda y no soy guapa

La autoestima sexual
Importante: me siento orgulloso de Dudosa: tardo demasiado en llegar
llevar a la mujer al orgasmo al orgasmo mientras que él se
puede correr fácilmente él solo

Período de esplendor de la libido


De los 14 a los 30 De los 30 a los 50

Velocidad sexual
Rápida Lenta

Focalización de la atención en los genitales


Muy elevada Les gusta que les toquen primero
por todo el cuerpo

260
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

Los hombres y el sexo Las mujeres y el sexo


Actitud hacia los besos
Están muy bien únicamente cuando Siempre están muy bien: significa
no hay sexo de por medio que me quiere

Interés por llegar al orgasmo


Muy elevado No es imprescindible para sentirse
satisfechas

Frecuencia de los orgasmos


Habitualmente uno por relación Pueden tener muchos orgasmos
sexual

Modalidades de orgasmos (los dos sexos pueden tener dos tipos de orgasmos)
1. Habitualmente sólo con la 1. Habitualmente clitoridiano
eyaculación del pene
2. Muy raramente con la secreción 2. Son más, por comparación, las
interna de la próstata mujeres que tienen orgasmos
vaginales o derivados del punto G

Interés por el prólogo (los preliminares)


Con frecuencia les aburren Son muy importantes

Interés por el epílogo/el elemento afectivo


Con frecuencia les aburre Es muy importante
Se corre y se acabó “Dime algo”

Interés por las posturas sexuales


Sienten curiosidad por probarlo todo Tienen miedo de que les duela o les
por lo menos una vez da vergüenza

Interés por las experiencias sexuales atrevidas o arriesgadas


Con frecuencia, elevado Con frecuencia, bajo (la seguridad
es muy importante)

Interés por las fantasías sexuales


Con frecuencia elevado Con frecuencia bajo
Las incluyen con frecuencia en la Sólo de cuando en cuando
masturbación

261
soluciones para una vida sexual sana

Los hombres y el sexo Las mujeres y el sexo


Interés por la masturbación
Con frecuencia elevado Probablemente moderado
Probablemente el 95% de los hombres El 75% de las mujeres solteras la
la practican practican
Se siguen masturbando, incluso Habitualmente, dejan de
teniendo pareja masturbarse cuando tienen pareja

Interés por la pornografía


Con frecuencia elevado Con frecuencia bajo
La utilizan para masturbarse Les parece “de mal gusto”

Interés por los juguetes sexuales


Con frecuencia elevado Probablemente moderado
El hombre debe llevar cuidado con esto

El mejor excitante sexual


La mayoría se excitan con los La mayoría se excitan con los
“estímulos visuales” “estímulos auditivos”

Interés por la novedad a nivel de técnicas sexuales


Habitualmente se ciñen a una rutina Les gusta la espontaneidad y
que les va bien también explorar
Les preocupa “hacerlo bien” “Demuéstrame que te preocupas
por mí”

Efecto del cansancio y el estrés sobre el sexo


Ante el estrés, utilizan con frecuencia La mayoría se enfrían o se
el sexo como una forma de liberarse desinteresan sexualmente con el
de la tensión estrés

Efecto de ser padres sobre el sexo


No genera demasiados cambios Con frecuencia están exhaustas o
agotadas y no tienen ganas de
tener ningún sexo

262
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

— Mito nº 5: Los papeles fijos –el hombre es el que manda


La creencia de que el hombre es el que tiene que tomar la
iniciativa y controlar todo el proceso –además de ser el respon-
sable de que la mujer llegue o no llegue al orgasmo. Si la mujer
se hace cargo ella o decide tomar las riendas, es una “castrado-
ra” y anulará entonces la confianza que pueda tener el hombre
en sí mismo.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


Si el hombre tiene que asumir toda la responsabilidad, se ago-
biará, lo cual puede generar ansiedad y problemas de rendimien-
to sexual (cumplir en la cama). Si la mujer adopta una actitud
pasiva, puede que no vea satisfechas sus necesidades sexuales
porque no va a expresar su sexualidad y sus preferencias aserti-
vamente.

La actitud decididamente más útil


El sexo puede ser una danza (un baile conjuntado), con cada
uno de los miembros de la pareja turnándose para dirigir el proce-
so y tomar la iniciativa. Cada persona es responsable de su propio
orgasmo. La comunicación –ya sea verbal o mediante la demos-
tración práctica– durante la masturbación delante del otro puede
ayudar a nuestra pareja a aprender a darnos placer y aumentar al
máximo la posibilidad de corrernos.
La verdad es que el buen sexo suele derivar en el orgasmo para
la mayoría de la gente la mayoría de las veces, pero los orgasmos
no son necesarios ni imprescindibles para tener una buena sexua-
lidad. Nadie es responsable de darle un orgasmo a la otra persona,
cada persona es la responsable de sus propios orgasmos.

263
soluciones para una vida sexual sana

­— Mito nº 6: Expectativas poco realistas respecto del orgasmo


La creencia de que los dos miembros de la pareja deben correr-
se siempre y en todos los casos, además de simultáneamente.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


La exigencia de llegar al orgasmo nos puede agobiar, lo que
a su vez puede generar ansiedad, un desenvolvimiento deficiente
(problemas de rendimiento sexual) y finalmente una aversión al
sexo. Además, si damos por sentado que tenemos siempre necesa-
riamente la obligación de llegar al orgasmo, jamás accederemos a
echar ningún polvo rápido cuando estemos cansados o atareados.
Puede que nos perdamos un montón de cosas divertidas y de posi-
bilidades de sentirnos más cerca el uno del otro –y quién sabe, si
no esperamos tener ningún orgasmo, ¡lo mismo puede aparecer
de todas formas! Las parejas que se esfuerzan por tener orgasmos
simultáneos pueden acabar en que ninguno de los dos llegue a nin-
gún orgasmo porque… ¡cada uno de los dos está esperando a que
sea el otro el que se corra primero!

El hecho real
La idea de tener un orgasmo simultáneo puede estar muy bien,
pero habitualmente no suele ser práctica. Es imposible que nos
abandonemos al placer de tener un orgasmo y disfrutarlo si esta-
mos con toda nuestra atención puesta en asegurarnos de que nues-
tra pareja se corra también al mismo tiempo que nosotros.

La actitud decididamente más útil


Lo mejor es dejar que sea la mujer la que se corra primero, por-
que ella todavía puede seguir disfrutando del coito después de
tener un orgasmo y habitualmente durante ese momento del des-
pués le encanta la sensación de seguir teniendo al hombre dentro

264
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

de la vagina. Si el hombre se corre primero, puede que no le apetez-


ca seguir invirtiendo más tiempo en satisfacer las necesidades de la
mujer porque habitualmente el deseo de él suele mitigarse después
de llegar al orgasmo. La cosa no tiene por qué acabarse porque el
hombre se haya corrido primero, pero probablemente sea mejor
que el hombre le dé a la mujer la tranquilidad de que quiere com-
placerla primeramente a ella. Esto agobiará menos a la mujer que
si ella se esfuerza angustiosamente por llegar al orgasmo “simple-
mente para acabar ya de una vez” –porque él ya se ha corrido y a
ella le da la impresión de que él se va a quedar sin mano y de que
está aburrido de tanto estimularla a ella.
Los orgasmos no son necesarios para una sexualidad satisfacto-
ria. Podemos disfrutar plenamente del sexo concentrándonos en el
momento y focalizando la atención en todas las sensaciones. Si apa-
rece un orgasmo, disfrutémoslo, pero disfrutemos también exacta-
mente igual de la totalidad de la experiencia de la relación sexual
en el caso de que no tengamos ningún orgasmo. A veces, una bue-
na sesión de jugueteo y de incitación mutua sin llegar hasta el final
puede ser muy excitante, además de incluir una promesa… ¡de que
todavía quedan más cosas buenas por aparecer!

— Mito nº 7: El sexo debe ser siempre algo espontáneo


Esto se contradice con el mito nº 8, razón por la cual procedere-
mos a analizarlos los dos juntos.

— Mito nº 8: Lo normal es tener sexo de dos a tres veces por semana


Los problemas y limitaciones de esta creencia
Qué contraproducentes pueden ser estos dos mitos. En la ma­­
yoría de los casos, si esperamos a que el sexo aparezca espon­
táneamente, nos exponemos a que tengamos que esperar una

265
soluciones para una vida sexual sana

eternidad. La verdad es que la mayoría de la gente se pierde un


montón de oportunidades de tener relaciones sexuales simple-
mente porque esperan a que se dé el momento oportuno, el lugar
adecuado, las señales oportunas por parte de la otra persona, el
estado hormonal óptimo y el nivel adecuado de excitación, en
lugar de planificarlo de antemano y asumir la responsabilidad de
crear nosotros los distintos elementos de la relación sexual.

El hecho real
Si seguimos insistiendo en que el sexo sea espontáneo, prepa-
rémonos para tener largos períodos de abstinencia y de sentirnos
rechazados (no deseados). Habitualmente el sexo no suele apa­recer
así sin más de manera espontánea una vez que estamos viviendo
juntos y que ambos estamos enfrascados en nuestras respectivas
rutinas cotidianas.
Y si aspiramos a lo “normal” y queremos tener relaciones sexua-
les unas tres veces a la semana, tendremos que prepararlo, pen-
sarlo, planificarlo y programarlo –y probablemente tener también
otros dos posibles planes de repuesto, por si acaso se nos estropea
el plan principal (porque la suegra se deja caer para quedarse unos
días, o uno de los niños se pone malo, o surge una emergencia en
el trabajo o al perro lo atropella un coche).

La actitud decididamente más útil


Mi recomendación: la única solución posible está en planificar
deliberadamente de antemano nuestras relaciones sexuales. Para
algunas ideas sobre cómo hacer esto, veamos el capítulo 14.
No tengamos miedo de recurrir de vez en cuando al “mejor lo
dejamos para otro momento, pero te debo una”, si de verdad esta-
mos muy atareados. Más adelante podremos comparar lo bien que

266
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

nos sentimos la próxima vez que encontremos el momento opor-


tuno de tener sexo y tengamos ocasión de abandonarnos al placer.

— Mito nº 9: Las fantasías sexuales pueden ser peligrosas


La creencia de que el hecho de tener fantasías sexuales y de
sentir curiosidad por hacer cosas diferentes e incluso “pervertidi-
llas” es algo decididamente espantoso y repugnante. La creencia
de que debemos ser inflexiblemente fieles a nuestra pareja incluso
a nivel simplemente del mero pensamiento.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


El sexo convencional puede llegar a ser enormemente aburri-
do. Si lo hacemos siempre de la misma forma, corremos el riesgo
de perder el interés por nuestra pareja. Muchos hombres se me han
quejado en la consulta de que su pareja no muestra el menor inte-
rés por explorar posibles nuevas formas de compartir el placer.
Un hombre se quejaba de que su mujer dormía siempre con
una almohada puesta entre las piernas. No lo hacía por razones
quiroprácticas (para corregir la columna vertebral o el dolor de
espalda), sino que era simplemente una costumbre que había cogi-
do para ayudarle a coger el sueño. Decía que lo llevaba haciendo
desde que era niña.
El marido pensaba que era más bien la forma que tenía ella de
mantenerle a él a raya sexualmente. Una vez cada dos semanas la
mujer le cogía la mano al hombre y se la llevaba al pecho de ella
en el momento de irse a dormir. Esta era la señal “convenida” para
indicar que le permitía tener relaciones sexuales. La mujer volvía
la cabeza mirando a la pared mientras el marido copulaba con ella
en la postura del misionero.

267
soluciones para una vida sexual sana

¿Se podría decir en este caso simplemente que la mujer no esta-


ba verdaderamente interesada en salir de su zona de seguridad
sexual? ¿No cabría preguntarse más bien si alguna vez en la vida
ha habido algo que la haya podido excitar sexualmente?

La actitud decididamente más útil


Probemos a pensar en las fantasías de la siguiente forma: nues-
tro cerebro es un autobús y nosotros somos el conductor, de mane-
ra que podemos elegir la ruta que nos dé la gana. Los seres huma-
nos tenemos el maravilloso don de poseer una imaginación muy
rica, y en nuestras fantasías sexuales personales y privadas pode-
mos tener relaciones sexuales con una estrella famosa del cine o de
la canción, o incluso con el vecino de al lado.
Pero tengamos cuidado de que nuestra pareja no nos manipule
con el fin de sonsacarnos y de hacer que le digamos cuál es nuestra
fantasía. He visto muchos casos en los que esta revelación ha sido
contraproducente como, por ejemplo, cuando las fantasías de uno
de los miembros de la pareja son un poco más atrevidas o más subi-
das de tono de lo que la otra persona quiere tener o está dispuesta
a consentir. Esta otra persona empieza a darle vueltas al asunto y
a amargarse y a volverse más y más resentida, y de repente de la
noche a la mañana no hay ningún sexo de ninguna clase.
Respecto de hacer exploraciones o experimentos sexuales en la
vida real, recordemos cuál es la definición de una sexualidad satis-
factoria. Puede incluir cualquier cosa, siempre que ello no derive
en ningún daño físico ni emocional para ninguna de las personas
implicadas. Juntamente con alguien (un profesional) en quien
confiemos, podemos proceder a explorar los límites de nuestra
sexualidad. Si hay algo que nos frena, veamos si tal vez no es más
que una antigua creencia que nos está moviendo a calificar algo

268
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

de “perverso”. Sentemos nuestro propio criterio y nuestra propia


norma. Probemos por lo menos una vez la mayoría de las cosas, de
manera que lo que decidamos descartar lo hagamos sobre la base
de nuestra propia percepción, y ya no únicamente de oídas.

— Mito nº 10: Los dos deben estar interesados en tener sexo en el mismo
momento y en la misma medida
La creencia de que los dos miembros de la pareja deben siem-
pre estar excitados y dispuestos de buen grado antes de tener rela-
ciones sexuales; la creencia de que si uno de los dos no se siente
excitado, el otro debe necesariamente abstenerse.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


En su libro Marte y Venus en el dormitorio, John Gray señala que
muchos hombres les han sido infieles a sus mujeres porque éstas
descartaban los “polvos rápidos”. Pero no siempre es el hombre el
que se siente frustrado. También hay mujeres que se quedan sin-
tiéndose excitadas e insatisfechas, como señala Janet Wolfe en el su
libro Qué hacer cuando a él le duele la cabeza.

La actitud decididamente más útil


La solución al problema de que alguno de los dos no esté exci-
tado está en utilizar el instrumento sexual más importante –nues-
tra lengua elocuente y persuasiva. Debemos decir qué es lo que
queremos y el otro debe estar dispuesto a negociar. A veces, puede
que sea necesario llegar a un acuerdo respecto del tiempo que va a
durar la relación sexual. Una buena solución para esto puede ser la
utilización de las tres categorías diferentes mencionadas anterior-
mente: “polvos rápidos”, “buenos polvos” y “polvos extralargos”.

269
soluciones para una vida sexual sana

Una forma útil de valorar la cantidad


y la calidad del sexo

• Un “polvo rápido” –relación sexual breve (menos de


diez minutos), y que probablemente se limita al coito y
únicamente el hombre llega al orgasmo.
• Un “buen polvo” –relación sexual de una duración
sa­tisfactoria para los dos (probablemente sin llegar a
sobrepasar los 30 minutos), incluyendo unos prelimina-
res y en donde los dos pueden llegar al orgasmo.
• Un “polvo extralargo” –relación sexual más larga de lo
normal (tan larga como nos dé la gana…) y que puede
incluir toda una variedad de técnicas y de experiencias
sexuales, además de varios orgasmos diferentes.

— Mito nº 11: Decir toda la verdad


La creencia de que si de verdad queremos a alguien, tenemos
que contarle todo nuestro pasado sexual y la otra persona lo enten-
derá perfectamente.

Los problemas y limitaciones de esta creencia


Al principio de enamorarnos, sólo vemos las cosas positivas de
nuestra pareja. Con la impaciencia por querer saberlo todo sobre la
otra persona, puede que le sonsaquemos algo de su vida anterior
que al principio nos parece admisible y tal vez incluso hasta exci-
tante. Pero más adelante, una vez que hayamos empezado a perca-
tarnos de algunas de sus costumbres o de sus rasgos o caracterís-
ticas menos atractivos, es posible que empecemos a darle vueltas
a estas revelaciones sobre su pasado sexual, lo que podría generar
conflictos.

270
CREENCIAS LIMITADORAS RESPECTO DEL SEXO

John se sintió fascinado al enterarse de que Michelle tenía lo que él


llamaba un “pasado sexual perverso”. Michelle había probado el sexo
en grupo y el sexo con combinaciones hombre/mujer. Se mostró muy
desinhibida en sus relaciones sexuales con él y a la hora de hablarle de
sus experiencias sexuales pasadas.
Pasado un año, John empezó a insistirle a Michelle para que repitie-
ran juntos esas experiencias que ella había tenido en otro tiempo. A ella
no le interesaba, dado que para ella era “agua pasada” y ahora prefería
centrarse en su relación con él. Al cabo de seis meses de que Michelle
siguiera resistiéndose, John empezó a darle la lata y a utilizar el chan-
taje emocional: “¿Cómo es que en aquel entonces lo hiciste para darte
gusto a ti, y ahora no me quieres lo bastante como para volver a hacer
esas mismas cosas conmigo?”. Cuanto más insistía él, más empezó ella
a desinteresarse totalmente por el sexo –la relación de pareja finalmen-
te se deterioró.

La actitud decididamente más útil


Resistámonos al impulso de averiguarlo todo sobre el pasado
sexual de nuestra pareja, y resistámonos a los intentos de nuestra
pareja por sonsacarnos toda nuestra vida sexual anterior. Demos
respuestas vagas, si nuestra pareja nos insiste mucho para que
digamos algo, y a continuación tranquilicémosle respecto de que
le queremos y le amamos.

271
soluciones para una vida sexual sana

Resumen

Las creencias limitadoras respecto del sexo pueden generar


conflictos con las expectativas de la pareja. Los siguientes
mitos sexuales pueden limitar las posibilidades de mejorar
la calidad de la vida sexual de una pareja:

• Los estereotipos sexuales;


• La creencia de que existe una “norma” sexual;
• La estrechez de miras;
• La adivinación del pensamiento;
• Los papeles fijos –el hombre es el que manda en cues-
tión de sexo;
• Las expectativas poco realistas respecto del orgasmo;
• El sexo debe ser siempre algo espontáneo;
• Lo normal es tener sexo de dos a tres veces por semana;
• Las fantasías sexuales pueden ser peligrosas;
• Los dos deben estar interesados en tener sexo en el mis-
mo momento y con el mismo nivel de deseo sexual; y
• Decir siempre toda la verdad sobre nuestra vida sexual
pasada.

272
14
el estrés y el exceso
de ocupaciones

A pesar de todos los maravillosos beneficios del sexo, muchas


personas que mostraron interés por el sexo al principio de una rela-
ción le van “perdiendo el gusto” progresivamente conforme la rela-
ción se va adaptando obligatoriamente a las necesidades de la vida
cotidiana. Es una auténtica vergüenza que nuestra vida sexual se
quede en suspenso… o lo que es peor… que parezca estar defi-
nitivamente apagada. Es posible que deseemos de corazón tener
una buena vida sexual, pero ¿qué estamos haciendo para ayudar
a que este deseo pueda hacerse realidad? No gran cosa. Después
del trabajo, del estrés y del cansancio, al 30% de las personas no
les quedan materialmente energías para ponerse a pensar en cómo
podrían mejorar su vida sexual.

Sexo y estrés

La conducta tipo A es la conducta propia de la persona que


siempre está activa, acelerada y movida por el impulso compul-
sivo a triunfar y a tener éxito. En los primeros estudios conduc-

273
soluciones para una vida sexual sana

tuales que eligieron como objeto a los hombres de negocios, se


encontró que los hombres con una conducta tipo A eran los que
tenían más probabilidades de padecer un derrame cerebral antes
de llegar a cumplir los 50. Según mi opinión, también son los
hombres que tienen más probabilidades de desinteresarse por el
sexo y de tener problemas a la hora de cumplir en la cama. Cuan-
do a finales de los ochenta los australianos nos vimos sacudidos
por una importante recesión económica, noté que aumentó el
número de hombres que venían a mi consulta por problemas de
erección. Muchos de estos hombres habían tenido anteriormente
mucho éxito, pero muchos de ellos también habían visto fraca-
sar sus negocios o se habían quedado en la calle de la noche a la
mañana. Cuando su autoestima decayó, el mismo camino siguie-
ron sus erecciones.
Los hombres y las mujeres que mantienen –o que continúan
acrecentando– su éxito en el mundo de los negocios también pue-
den padecer estrés, lo que a su vez puede derivar finalmente en el
temido fracaso en la cama.

Miles era un adicto al trabajo


Miles vino a verme con un cuadro extremo de paranoidismo. No me
desveló su identidad –por si acaso se me ocurría “utilizar ese dato con-
tra él”. Le preocupaba que alguien se pudiera enterar de que había ido
a ver a una sexóloga. Le preocupaba también el hecho de que nada
de lo que había probado hasta la fecha (técnica del apretón, abstinen-
cia, inyecciones) le había ayudado a lograr y mantener una erección.
Le aterraba la idea de que en el caso de que no pudiera recuperar sus
erecciones y su capacidad de poder cumplir en la cama, su mujer aca-
bara dejándole.
Este hombre llevaba diez años sin tomarse vacaciones. Hacía dos
turnos laborales diarios –de 4 de la madrugada a 10 de la mañana, y

274
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

de 2 de la tarde a 10 de la noche– de manera que no tenía más remedio


que dormir a ratos, en dos tandas de tres horas. A pesar de todos sus
miedos, estaba demasiado ocupado como para poder hacer un hueco
para venir a verme.
¿Qué posibilidades tenía Miles de poder cumplir en la cama como
Dios manda? La única cosa que le “ponía” en la vida era el trabajo.

Kate era una adicta al trabajo


Kate vino a verme arrastrada por su marido, Terry, quien se sentía muy
frustrado por el estilo de vida de su mujer, que era una adicta al traba-
jo. Kate llevaba dos negocios a la vez y se pasaba las veladas colgada
del teléfono. Siempre estaba demasiado cansada como para ponerse a
pensar en el sexo. Al margen del tipo de personalidad que podamos
ser en nuestro caso individual –tipo A, o el tipo B, menos frenético–
unos y otros podemos correr el riesgo de caer en la adicción al trabajo.
Las amas de casa también lo sufren (la neurosis del ama de casa o la
adicción a las tareas domésticas).
Yo le llamo la “noria de los compromisos”. La mujer está en la junta
de preescolar, en el consejo escolar, en el consejo local, es la responsa-
ble de guardarropa de una asociación de su localidad, y además cuida
de su madre que está pachucha. Tiene adicción a estar ocupada y a que
los demás necesiten de ella. El sexo ocupa un lugar muy bajo en su lis-
ta de prioridades porque siempre está agotada, y porque se da tanto a
los demás que está demasiado exhausta como para pensar en darse a
su pareja o a ella misma.

La solución: Tanto Miles como Kate tuvieron que revisar sus priorida-
des y tratar de encontrar un equilibrio entre el trabajo y el hogar. Tuvie-
ron que darse cuenta de que necesitaban disponer de un tiempo para
dedicarse a ellos mismos y a sus seres queridos.

275
soluciones para una vida sexual sana

El sexo y las preocupaciones

Los hombres a los que traté cuando quebraron sus negocios


o perdieron su trabajo estaban extremadamente preocupados por
la supervivencia económica de sus familias. Se angustiaban y se
deprimían cada vez más a medida que se prolongaba su “jubila-
ción forzosa”. Solían hundirse progresivamente en la apatía hacia
el sexo, y ni siquiera el que sus parejas les hablaran con energía
lograba arrancarles una reacción de ningún tipo.

El problema: Sam se sentía demasiado afectado por las preocupacio-


nes económicas y laborales como para pensar siquiera en el sexo.

La causa: Sam había fundado y había dirigido una empresa inter-


nacional, y acababa de comprarse una vivienda en el casco urbano.
Se sintió destrozado cuando poco después de comprar la casa todo
se fue a pique. La única forma de poder conservar la casa era que
su mujer, Fay, le pidiera dinero prestado a su cuñado (el hermano
de ella). Sam se volvió cada vez más retraído y deprimido. Enviaba
de mala gana su currículum a sus antiguos contactos y se pasaba la
mayor parte del tiempo sentado delante del televisor. No mostraba
el menor interés ante las insinuaciones sexuales de Fay, y cuando su
mujer se venía abajo y se echaba a llorar, él se limitaba a dar media
vuelta e irse a dormir.

La solución: En este caso no hubo ninguna solución. Sam se negó a ir


a ningún psicólogo y al final Fay optó por pedirle más dinero a su her-
mano para montar ella un pequeño negocio. Aunque todavía sigue con
Sam, dice que lo hace solamente hasta que el hijo que tienen en común,
que ahora tiene catorce años, acabe los estudios.

276
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

La solución desestresante
Acordémonos de los beneficios de la “sexualidad satisfactoria”
–la liberación de la tensión es en sí misma una magnífica razón
para que las personas que estén estresadas o preocupadas se ase-
guren de disfrutar de una buena sexualidad. Cualquier cosa que
tenga ocupada nuestra mente también va a afectarle a nuestro
cuerpo. Para poder tener un buen sexo, tenemos que unir nues-
tra mente y nuestro cuerpo, concentrarnos en nuestras emociones,
en las sensaciones físicas y en nuestra relación con nuestra pareja.
Tenemos que dejar nuestros problemas y nuestras preocupaciones
fuera del dormitorio.

Sexo, alcohol y drogas

Una pequeña cantidad de alcohol puede hacer maravillas para


relajar a una persona que se sienta sexualmente inhibida o ansio-
sa. Pero no pasemos de beber más que una pequeña cantidad y
tampoco dejemos que se convierta en un prerrequisito para tener
sexo. El efecto del alcohol sobre el rendimiento sexual masculino
es bien conocido –de ahí que se hable del “gatillazo del mamao”.
Las mujeres no tienen unas reacciones tan manifiestas o tan obvias,
pero en su caso el exceso de alcohol puede disminuir el placer de la
experiencia sexual e inhibir la respuesta orgásmica.
La supresión de la libido es uno de los efectos secundarios de
muchos medicamentos –por ejemplo, los antidepresivos, antipsi-
cóticos, antiespasmódicos, antihistamínicos, diuréticos, tranquili-
zantes, la píldora anticonceptiva y los medicamentos que se rece-
tan para el tratamiento de las úlceras. ¿Nos damos cuenta de que
muchos de estos fármacos llevan el prefijo “anti”? ¡Con toda segu-
ridad también pueden tener igualmente un efecto antisexo!

277
soluciones para una vida sexual sana

Tony tomaba anfetas para mantener su próspero negocio

El problema: Tony había creado una compañía de transportes por


carretera pasando de ser un pequeño negocio provincial de diez camio-
nes a una empresa nacional de 300 camiones y con contratas para el
transporte de grandes mercancías. No pensaba que pudiera confiar
y delegar en nadie dentro de la empresa para que pudiera llevar las
cosas como lo hacía él, y para controlarlo todo se dedicaba a traba-
jar unas dieciséis horas al día. Gradualmente, fue perdiendo el deseo
sexual y empezó a tener problemas de erección.

La causa: Para poder estar convenientemente espabilado y lúcido,


Tony tomaba anfetas. Sus problemas sexuales los atribuía al cansancio.

La solución: Tony se desintoxicó de las anfetas y empezó a llevar una


vida más sana. Al reducir las horas de trabajo y empezar a hacer foo-
ting y yoga, volvió a tener erecciones y también reapareció su interés
por el sexo.
La solución consiste en disfrutar del sexo con regularidad y estando
sobrios y despejados.
Tendremos el mejor sexo, y el más placentero que podamos imagi-
nar, cuando nuestra mente esté junto con nuestro cuerpo –siendo total
y plenamente conscientes y saboreando cada uno de los exquisitos pla-
ceres que nos brinda nuestro cuerpo.

El sexo y la enfermedad

Es evidente que el deseo sexual decae cuando estamos en­­


fermos. Las afecciones que pueden perjudicar a la sexualidad de
manera prolongada incluyen: los problemas hormonales, la dia-
betes, infecciones, afecciones neurológicas (como, por ejemplo, la
esclerosis múltiple) y el cáncer. Además de los padecimientos físi-
cos que generan, estas enfermedades también pueden venir acom-
pañadas de una intensa alteración emocional y de una disminu-

278
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

ción de la autoestima. Las personas que tienen estas enfermedades


necesitan de la comprensión cariñosa de una pareja compasiva.
Pero la presión de tener que consolar a una pareja (crónicamen-
te) enferma, unido a la falta de relaciones sexuales, también puede
tener repercusiones graves sobre la persona (dentro de la pareja)
que sí está sana. ¿Qué deben hacer?

El dilema moral de Peter


El problema: Peter es católico practicante y vino a verme debido a la
presencia en su vida de un dilema moral y ético.
La causa: Peter llevada 29 años casado, pero en los últimos seis años
no había tenido ningún contacto sexual con su esposa. La mujer había
contraído una enfermedad muscular que con frecuencia la dejaba prác-
ticamente inmovilizada. Se había vuelto extraordinariamente obesa y
agresiva a consecuencia de los medicamentos que le habían recetado
para tratar su enfermedad. No le interesaba el sexo en absoluto y Peter
había ido perdiendo gradualmente el interés por tener ninguna rela-
ción sexual con ella, a raíz de que se hinchara como un globo y de que
se volviera tan violenta.
Peter tenía 53 años de edad y dijo que tenía la posibilidad de tener
una aventura con una mujer dieciséis años más joven que él, a la que
había conocido en el gimnasio. La mujer estaba casada y no era feliz
con su marido, el cual tenía tendencia a beber en exceso, pero tampoco
quería separarse.
La solución: ¿Qué debía hacer Peter? ¿Qué hubiéramos hecho noso-
tros de haber estado en su lugar? Peter se decidió a tener la aventura,
pero tuvo problemas importantes de erección con esta compañera
del gimnasio. Aunque su mente se estuviera muriendo de ganas, su
cuerpo no parecía estar enterándose. Es posible que su alma estuviera
refrenándole. Peter tenía una profunda sensación de culpabilidad por
el hecho de estar siéndole infiel a su mujer –la conexión mente/cuerpo
desempeñaba un papel muy importante en su vida sexual.

279
soluciones para una vida sexual sana

Al final, la amante le dejó y Peter se deprimió mucho. Entonces su


mujer se decidió a poner fin a su matrimonio. Estuvo soltero durante
un año mientras veía la forma de reorganizar su vida. Más adelante se
enamoró de otra mujer y esta vez no tuvo ningún problema de erec-
ción –por fin tenía una vida sexual satisfactoria.

El sexo y los hijos

Normalmente, las mujeres necesitan invertir todas sus ener-


gías, físicas y emocionales, cuando tienen otro hijo. ¡Y otro tanto les
ocurre a muchos hombres! Es difícil encontrar tiempo para tener
unas relaciones sexuales placenteras cuando tenemos tres hijos de
menos de cinco años. Lo más probable es que siempre haya algu-
no que esté enfermo, otro que se despierte a media noche teniendo
pesadillas y otro que moje la cama.
Mi sugerencia es que reservemos una habitación en un hotel
por una noche, y que dejemos a alguien al cuidado de los niños.
Si no nos lo podemos permitir, pongámonos de acuerdo con otra
pareja de amigos para que se queden con los niños esa noche –y
devolvámosle el favor más adelante, para que así las dos parejas
puedan disfrutar una vez al mes de tener una noche libre sin niños.

Cuando nuestra pareja está demasiado cansada o dema-


siado ocupada

Cuando nuestra pareja está siempre demasiado cansada y ocu-


pada como para pararse a pensar en el sexo, tenemos que tomar
medidas drásticas. Probablemente sea mejor ir a un psicólogo que
hacer lo que hizo Fay… ¡pero el caso es que a él le funcionó!

280
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Fay tuvo una aventura amorosa


El problema: Fay y Jill llevaban juntos siete años. Jill tenía una presión
enorme en el trabajo. Su trabajo le exigía muchísimo y tenía que dedi-
carle muchas horas, incluidas semanas y semanas constantes de viajes
de acá para allá. Su vida era un torbellino constante. ¿Cómo iba a tener
tiempo para parase a pensar en el sexo?
Fay se sentía frustrado y herido, y se decidió a tener una aventura
con una mujer a la que había conocido en las clases de baile.

La solución: Jill se buscó otro trabajo que le dejaba más tiempo para
dedicarse a su pareja. Fay dejó de ver a la otra mujer.

La solución al estrés y el exceso de ocupaciones

Para potenciar al máximo la cantidad y la calidad de nuestra


vida sexual tenemos que concederle prioridad al sexo, planificar-
nos de antemano y motivarnos para estimularnos a tener relacio-
nes sexuales.

El problema: John se aburría con su vida sexual y le sugirió a su mujer,


Marsha, con la que llevaba casado diez años, que se fueran a pasar una
noche especial en un hotel de lujo. Marsha aguó el entusiasmo de John
al decir: “Pero, ¿y si después de gastarnos todo ese dineral a mí no me
apeteciera tener relaciones sexuales?”.

La solución: Marsha asumió la responsabilidad de planificar algunos


incentivos que aumentaran la probabilidad de que sintiera interés en
tener relaciones sexuales una vez que estuvieran en el hotel.

281
soluciones para una vida sexual sana

Planificarnos de antemano y motivarnos convenientemente


Un incentivo o un estímulo motivador es un recordatorio o
un desencadenante de determinados pensamientos, sentimientos
y conductas. Los buenos amantes se toman muchas molestias en
inventarse alicientes para estimularse y motivarse, incluido el pre-
parar y planificar el ambiente más favorable (el mejor estado de
ánimo, actitud y clima emocional) para que la experiencia sexual
sea fantástica. Dichos incentivos incluyen:

• Planificarnos para que el mejor momento y el mejor lugar


elegidos coincidan con el mejor nivel energético de los dos
miembros de la pareja;
• Crear un ambiente y una atmósfera erótica y sensual;
• Disponer de una buena colección de músicas sugerentes; y
• Añadir algunos accesorios, lubricantes y demás paraferna-
lia sexual.

— El mejor momento y el mejor lugar


Los buenos amantes están constantemente ingeniándoselas
para hacer que la próxima vez que decidan tener sexo sea de ver-
dad un gran momento para hacer el amor. Tienen en cuenta la
personalidad de su pareja, y sus mejores y sus peores momentos
a nivel de energía fisiológica: unas personas están en su mejor
momento por la mañana, otras por la tarde, otras por la noche –y
en el caso de unos pocos privilegiados… ¡cualquier momento les
parece bueno! Varían el lugar y se responsabilizan de crear una
atmósfera sensual.

282
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Crear un espacio erótico y sensual

Dispongamos un sitio especial para hacer el amor, poten-


ciando al máximo todos los posibles estímulos sensoria-
les:

• Hagamos que la temperatura del espacio sensual sea


cálida o fría, dependiendo de la temperatura externa. Si
hace frío, calentemos el lugar. Si hace calor, pongamos
un ventilador para evitar la incomodidad de ponernos
chorrando.
• Encendamos velas o lámparas de mesa y utilicemos una
iluminación tenue para crear una luz difusa suave den-
tro de la habitación.
• Utilicemos esencias o varillas de incienso o velas aro-
máticas que despidan un olor agradable y que favorez-
ca la excitación.
• Pongamos muebles mullidos, sensuales, que sean agra-
dables al tacto –también, por ejemplo, flores y toallas
sedosas y suaves.
• Tengamos a mano cosas sensuales de comer y nuestras
bebidas preferidas.
• Tengamos también cerca algunas cosas prácticas como,
por ejemplo, pañuelos de papel y lubricante para aumen­
tar la sensación de comodidad.

Música
Si es verdad que la música amansa a las fieras, ¿por qué no
probamos a incluirla en las relaciones sexuales? Parémo-
nos a ver qué tipos de música nos resultan más sensuales
a nosotros y a nuestra pareja, y hagamos una recopilación
de la que podamos echar mano fácilmente –en cualquier

283
soluciones para una vida sexual sana

lugar y en cualquier momento en el que pueda surgir la


oportunidad de tener sexo.
Una de las músicas más famosas para ponerse a tono es,
por supuesto, el Bolero de Ravel –que aparece en la pelícu-
la 10, la mujer perfecta, cuando Dudley Moore hace el amor
con la encantadora Bo Derek, y del que Torvill y Dean, la
pareja olímpica de patinaje sobre hielo, hacen también una
versión inolvidable.
Puedo garantizar que los dos participantes en la rela-
ción sexual disfrutarán de la excitación añadida y de la rela-
jación adicional que proporciona la música.

Accesorios, lubricantes y demás parafernalia sexual

Hay posiciones sexuales que nos resultarán mucho más cómo-


das si utilizamos almohadas o cojines para apoyarnos. (Consejo
práctico: las sábanas de raso pueden parecer de los más sensuales
y exóticas, pero resbalan cantidad y son un engorro de mucho cui-
dado a la hora de lavarlas y de plancharlas).
Disponer de un amplio surtido de toallas y pañuelos de papel
nos permitirá limpiar los fluidos sexuales… en el caso de que que-
ramos limpiarlos. A los buenos amantes les suele gustar disfrutar
abrazados del “postludio” sexual y de las sensaciones agradables
que perduran después de la experiencia placentera. Esto puede dar
problemas si la mujer es de las que quieren saltar inmediatamente
de la cama para lavarse a fondo.

284
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Leigh era superescrupulosa


El problema: Desgraciadamente, algunas mujeres son “más que escru-
pulosas”. Leigh, por ejemplo, insistía en que tenía que lavarse la vagi-
na en cuanto Peter retiraba el pene. No le dejaba que viera cómo se
lavaba. Él se sentía mal –el ritual que seguía ella le hacía sentir que el
sexo con él era algo que ella tenía que borrar meticulosamente.
La causa: En terapia, Leigh contó su primera experiencia sexual, en la
que fue “violada la primera vez que quedaron en salir” por un compa-
ñero de la empresa. No es de extrañar que sintiera el impulso de borrar
todas las huellas de cualquier relación sexual.
La solución: Se animó a Leigh a que permaneciera abrazada a Peter
después del coito y respirase profundamente y se dijera para sus aden-
tros una y otra vez la siguiente afirmación positiva: “Estoy bien y no
me pasa nada. Estoy en la cama con Peter, que es el hombre al que
quiero con todo mi corazón”.
Al cabo de dos meses, Peter informó de que Leigh se quedaba cada
vez más tiempo en sus brazos –lo que contribuía a que el momento
después del coito transmitiera la sensación de ser una experiencia
mucho más íntima. Pero cuando llegaba el momento de levantarse de
la cama, Leigh seguía teniendo que salir disparada al cuarto de baño
a lavarse los genitales inmediatamente. Tenía la compulsión de man-
tener bien limpia “esa zona” del cuerpo, lo que, por mucho amor que
recibiera de fuera, no podía evitar.

Lubricación
Puesto que la variedad es la sal de la vida, ¿por qué no pro-
bamos a tener diferentes lubricantes entre los que podamos ele-
gir dependiendo de nuestro ánimo? Pero puede que tengamos que
comparar precios. Un lubricante barato del supermercado puede
estar bien para el sexo a solas, porque llevamos el control del ritmo
y la velocidad. Pero puede ser que se vuelva pegajoso o viscoso, o
que se seque demasiado rápido durante los períodos de estimula-
ción sexual más prolongados, y particularmente durante el coito.

285
soluciones para una vida sexual sana

Puede que algunas mujeres necesiten algo más que un simple


lubricante normal para humedecer y mantener la humedad de la
zona vaginal.

Lucy necesitaba algo más que un lubricante normal


El problema y la causa: Lucy estaba teniendo la menopausia muy
pronto, con tan sólo 40 años, (cuando la mayoría de las mujeres la tie-
nen de los 48 a los 55). Los dos síntomas más molestos eran los sofo-
cos y la sequedad vaginal. Por mucho que su marido, Wade, tratara de
excitarla antes de proceder al coito, no conseguía de ninguna mane-
ra que ella lubricara. Lucy necesitaba ponerse mucho lubricante en la
vagina antes de que el pene pudiera deslizarse dentro, y a veces tenía
que volver a aplicar más lubricante al cabo de los pocos minutos de
estar con los movimientos de copulación.
Una vez se quedaron sin lubricante, pero a pesar de ello Lucy animó
a Wade a que probaran a hacer el acto sexual. Él acabó exhausto tratan-
do de empujar con el pene en una vagina cerrada y reseca, y ella acabó
con una irritación grave en la piel.
La solución: Lucy lo consultó con su médico, que le recetó una crema
de estrógenos para la vagina. Gracias a ello, el sexo volvió a ser algo
satisfactorio para los dos.

Vibradores
Muchas mujeres se compran o les regalan un vibrador y hacen
experimentos con él. Dado que a muchas mujeres les resulta difícil
llegar al orgasmo en un plazo breve de tiempo, el vibrador es una
gran ayuda para el sexo rápido cuando vamos mal de tiempo. El
vibrador puede generar una vibración instantánea y mantenida en
la región del clítoris, lo que puede posibilitar una excitación sexual
y un orgasmo más rápidos.

286
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

El vibrador suele aplicarse habitualmente en la zona del clí-


toris –no directamente en la punta o el glande del clítoris duran-
te mucho tiempo, porque este punto puede ser extremadamente
sensible (por poner una analogía, acordémonos de lo que se siente
cuando alguien rasca una pizarra con las uñas… ¡¡aggg!!).

— Consejo práctico para los hombres


Si nuestra pareja nunca ha utilizado un vibrador, averigüemos
por qué no lo ha hecho antes de llevar ningún vibrador a casa. En
primer lugar, probablemente a la mujer no le entusiasme la idea
de un pene “de pega”. En segundo lugar, puede que se beneficie
más del enfoque indirecto. Podemos comprarle un vibrador que se
anuncie como un utensilio para dar masajes en la espalda y en los
hombros. Dado que el conseguir que nuestra pareja se relaje es la
clave para seducirla, podemos empezar por aplicarle el vibrador
por los hombros y por la espalda. Después, poco a poco iremos
deslizando el vibrador por la cara interna de los muslos hasta lle-
gar a los genitales.
Si nuestra pareja se resiste excepcionalmente a la idea de utili-
zar el vibrador, puede que tengamos que recabar el apoyo de una
mujer que tenga una actitud favorable hacia el sexo e incluirla
dentro de nuestro programa de condicionamiento positivo. Dado
que aprendemos mejor de las personas a las que respetamos,
puede que nuestra pareja acepte de mejor grado la orientación
de una mujer que sea un modelo a imitar en relación con lo que
se puede considerar normal dentro del ámbito de la sexualidad
(por ejemplo, una amiga, una médico o una sexóloga que le ins-
piren respeto).
Algunas mujeres acaban por desarrollar una fijación al vibra-
dor como la única manera posible de llegar al orgasmo. Si nuestra

287
soluciones para una vida sexual sana

pareja está acostumbrada al placer del vibrador y tiene una buena


respuesta orgásmica con él, pero no puede llegar al orgasmo de
ninguna otra forma que no sea esa, le podemos pedir que nos ense-
ñe cómo utiliza ella el vibrador para excitarse. Después, veamos
si podemos copiar lo que ella hace y conseguir gradualmente que
la mujer se vaya adaptando a nuestro tacto, a nuestra lengua o a
nuestras habilidades copulatorias.

Accesorios visuales pornográficos


Muchas mujeres no se sienten especialmente interesadas por la
pornografía visual, que sin embargo para muchos hombres cons-
tituye un elemento esencial dentro de su repertorio de estrategias
para excitarse. La mayoría de las mujeres simplemente no se exci-
tan viendo las “partes pudendas” ni masculinas ni femeninas, ni
los retozamientos picantes. ¿Nos acordamos del síndrome de la
Virgen/prostituta? A la “chica buena” (la Virgen) le suelen asquear
las imágenes pornográficas –ya sea fijas o en movimiento. La “chi-
ca traviesa”, en cambio, se puede excitar muchísimo con los estí-
mulos sexuales visuales.
¿Cómo podemos conseguir que nuestra pareja se interese más
en compartir con nosotros los estímulos sexuales visuales? Pode-
mos empezar por ponerle algunas películas ligeramente “verdes”
que contengan historias subidas de tono –a la mayoría de las muje-
res este tipo de películas les resultan excitantes sexualmente. Des-
pués, podemos ir probando gradualmente con cosas más atrevi-
das. Ajustémonos estrictamente a la velocidad y al ritmo de evolu-
ción de la mujer. En caso de duda, le podemos pedir al dependiente
del videoclub que nos recomiende algunos vídeos que les puedan
gustar especialmente a las mujeres.

288
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Seguir una línea sexual preconcebida: el plan de acción


sexual

Uno de los retos más importantes que las personas que estén tra-
tando de poner en movimiento su vida sexual tienen que superar
es el de encontrar tiempo y ser constantes. Es muy fácil saltarse los
ejercicios y las estrategias. Recomiendo que planifiquemos nuestra
vida sexual. Recordemos las siguientes verdades, que pueden ser de
mucha utilidad: “Si fallamos en planificar (esto es, si no nos planifi-
camos), estaremos planificándonos para fallar”, y “Si no pregunta-
mos, la respuesta siempre será ‘no’”… de modo que hablemos con
nuestra pareja para planificar conjuntamente de antemano nuestras
relaciones sexuales y para que nos ayude a seguir fielmente el plan.
Es sorprendente cómo ayuda esto a que las personas se respon-
sabilicen. Rápidamente aprenden a darse cuenta de la vida tan aje-
treada que llevan y de lo mucho que ello les interfiere en su vida
sexual. Aprenden que, si quieren tener relaciones sexuales con una
cierta regularidad, tendrán que hacer un esfuerzo. Si esperan a que
el sexo aparezca de manera espontánea, puede que se tiren espe-
rando una eternidad.
Tampoco hace falta que nos planifiquemos siempre ni que siga-
mos todos los planes rígidamente y al pie de la letra. Pero está bien
hacerlo cuando hemos perdido el contacto sexual habitual y nece-
sitamos volver a ponernos las pilas.
¿Qué personas se pueden beneficiar de un plan de acción
sexual? Pues… ¡las personas muy ocupadas que jamás tienen tiem-
po para pararse a pensar en el sexo!

• La gente que tenga bebés o niños pequeños.


• La gente cuya vida sexual se haya visto interrumpida por
alguna enfermedad o bien por tener que viajar constante-
mente.

289
soluciones para una vida sexual sana

• La gente cuya pareja les haya sido infiel y que no obstante


quieren seguir con la relación y volver a retomar una vida
sexual normal.
• Las mujeres que quieran aprender a tener orgasmos.
• Los hombres que quieran aprender a tener y mantener sus
erecciones, o bien a retardar o acelerar sus eyaculaciones.

Las directrices del plan sexual


Suelo pedirle a la gente que le dediquen un tiempo fijo habitual
–en el caso de las parejas o los matrimonios puede ser los domin-
gos por la mañana, cuando es más probable que puedan estar
juntos tranquilamente y tener un poco más de tiempo libre– para
sentarse y planificar los mejores momentos para tener relaciones
sexuales distribuidos a lo largo de la semana siguiente. Si por las
tardes/noches estamos muy ocupados, podemos poner las relacio-
nes sexuales por la mañana temprano, por ejemplo.
No sólo debemos planificar cuándo vamos a tener relaciones
sexuales, sino que también debemos planificar quién va a hacer
qué y en qué momento.
Les pido a las parejas que primero escriban el plan a lápiz, y
después escriban a bolígrafo, al final de la semana, qué fue lo que
verdaderamente sucedió. Con demasiada frecuencia, las parejas
ven que lo que habían planificado previamente al final no pudo
ser porque estaban “demasiado estresados, demasiado cansados
y demasiado ocupados”. En ese caso, tienen que revisar detenida-
mente su compromiso de mejorar su vida sexual –y sus horarios– y
asegurarse de encontrar de verdad un tiempo la próxima semana.
También es interesante evaluar la calidad del sexo. A algunos
lectores les horrorizará semejante idea, porque puede contribuir a
generar la sensación de que la sexualidad parezca algo demasiado

290
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

frío. Una vez más, insistir en que no se trata de que tengamos que
hacerlo siempre, ni tampoco se trata de utilizarlo como una posible
arma arrojadiza ni contra nosotros mismos ni contra nuestra pare-
ja. Se trata simplemente de ayudarnos a planificarnos mejor para
que tengamos una buena sexualidad –y para que la sexualidad que
ya sea buena de por sí, pueda ser todavía mejor.

— Escala de valoración para las mujeres que están aprendiendo a tener


orgasmos
1 = orgasmo fantástico
2 = orgasmo muy bueno
3 = bien, pero sin llegar al orgasmo
4 = agradable, pero sin llegar al orgasmo
5 = soso, aburrido

— Escala de valoración general


1 = sexo fantástico
2 = sexo muy bueno
3 = buen sexo
4 = podría estar mejor, o estamos demasiado cansados, etc.
5 = sexo pésimo, o no sé de qué sexo me estás hablando.

El plan sexual ideal

El siguiente menú semanal es el plan de acción sexual que yo


sugiero y el que me parece más equilibrado, sobre la base de las
necesidades, preferencias y diferencias sexuales del hombre y de
la mujer.

291
soluciones para una vida sexual sana

La mayoría de los hombres quieren tener relaciones sexuales


de 2 a 5 veces por semana. De manera que pueden disfrutar con la
siguiente combinación:

2 polvos rápidos
2 buenos polvos
1 polvo extralargo

La mayoría de las mujeres quieren tener relaciones sexuales de


2 a 3 veces por semana. De manera que pueden disfrutar con la
siguiente combinación:

1 polvo rápido
2 buenos polvos
1 polvo extralargo (cada 2 semanas)

Recordemos que los polvos rápidos (a pesar de ser un “kiki”)


deben seguir incluyendo besos y abrazos por parte del hombre, y
ello por dos razones:

1 Para validar los sentimientos de la mujer (de manera que no


se sienta utilizada); y
2 Para que la mujer pueda lubricar y estar receptiva para el
coito.

Planificar la introducción de novedades


Experimentemos con distintos lubricantes, música, vestuario,
fantasías, aromaterapia y vídeos.

— Momento del día


Por la mañana/al mediodía/por la tarde/por la noche.

292
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

— Calidad de la relación sexual


Polvo rápido (de 5 a 10 minutos)
Buen polvo (de 10 a 30 minutos)
Polvo extralargo (de más de 30 minutos)

— Lugar y sitio de la relación sexual


Dentro de la casa (dormitorio, baño, salón, cocina)
Fuera de la casa (jardín, playa, coche, etc.)
Otras posibilidades (¡para aquellos que les guste correr riesgos!)

— Quién va a llevar la iniciativa


El hombre/la mujer.

— Posición para el acto sexual


El misionero
La mujer encima
De costado o de lado
La posición picantona
De pie
Sentados, uno sobre el regazo del otro

Lograr volver a cogerle el tranquillo y el gusto en el caso de


que hayamos perdido el deseo sexual

Uno de los problemas más difíciles con los que tal vez nos
tengamos que enfrentar es el de volver a interesarnos por el sexo
en el caso de que hayamos perdido el deseo sexual. El paso más
importante que debemos dar es que optemos y nos decidamos
por potenciar al máximo las posibilidades de excitarnos sexual-
mente.

293
soluciones para una vida sexual sana

Potenciar los pensamientos eróticos positivos


Una de las quejas más frecuentes que suelo escuchar a la gente
que tiene problemas sexuales es que no consiguen o no encuen-
tran la forma de ponerse de humor para tener relaciones sexuales.
Las “estrategias sexuales esenciales” que aparecen en el capítulo 3
detallan los pasos a adoptar para potenciar al máximo los pensa-
mientos eróticos positivos (que faciliten nuestra actitud favorable
hacia la experiencia sexual, nuestra excitación sexual y la focaliza-
ción de la atención en el placer del momento). A continuación tene-
mos un resumen de los mismos:

• Asegurarnos de que vamos a tener una privacidad;


• Relajar nuestro cuerpo y crear la atmósfera adecuada para
estimular nuestros sentidos;
• Dejar de prestar atención a aquellos pensamientos que no
sean sexualmente estimulantes;
• Concentrarnos en pensamientos que nos estimulen sexual-
mente;
• Sortear las distracciones externas.

294
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Ejemplos de cómo algunas personas aprendieron a


volver a excitarse sexualmente

Cuando el hombre ha perdido el deseo sexual


que anteriormente era normal
El problema: John no tenía ninguna vida sexual.
La causa: Había vivido durante muchos años un matrimonio parti-
cularmente desafortunado. Su mujer jamás sintió la menor atracción
por el sexo y jamás tenía deseos de tener relaciones sexuales. Al ser
un hombre de fuertes convicciones morales, John no se podía permi-
tir buscar el placer sexual en otra parte, de manera que optó por dejar
totalmente de pensar en el sexo. Jamás se le ocurría masturbarse, y
dormía en la cama de matrimonio con un chándal puesto.
Cuando su mujer le pidió el divorcio, John se dio cuenta de que
tenía la posibilidad de volver a tener una vida sexual normal, pero no
sabía por dónde empezar.
La solución: Empezó por masturbarse dos veces a la semana fanta-
seando tener relaciones sexuales con una mujer. Asistió a clases de
desarrollo personal para aprender a mejorar sus habilidades de comu-
nicación. Inició una amistad con Jan y con el tiempo dicha amistad se
convirtió en una relación de naturaleza sexual.

Cuando la mujer ha perdido el deseo sexual


que anteriormente era normal
El problema: Jane se mostró histérica en su primera sesión de psicote-
rapia. Le aterraba la posibilidad de que yo le pudiera decir que tenía
que dejar a su marido, Tod, dado que ella no sentía el menor deseo en
absoluto de tener relaciones sexuales con él. De hecho, Jane dijo que
no podía soportar ni tan siquiera que su marido le pusiera la mano
encima. Cuando Tod le acariciaba el brazo, ella decía que se le ponía
la carne de gallina. Sin embargo, todos los demás aspectos dentro del
matrimonio iban a las mil maravillas.

295
soluciones para una vida sexual sana

La causa: Al principio de la relación, el sexo había ido bien. Más ade-


lante, la madre de Jane murió de cáncer, ella se quedó absolutamente
destrozada y a partir de ahí empezó a cogerle miedo a sentir apego. Le
preocupaba que si se encariñaba demasiado con su marido, éste pudie-
ra morirse también –¡y eso era una idea que no podía soportar!
La solución: Jane necesitó terapia para expresar y resolver su duelo
por su madre. Ello le permitió empezar a sentirse más segura y empe-
zar a volver a sentir apego por su marido y demostrarlo sexualmente.
Aprendió a volver a excitarse sexualmente escuchando una cassette de
hipnoterapia que incluía sugestiones positivas para reforzar su sensa-
ción de seguridad a nivel emocional y a nivel sexual.

Cuando la pareja ha perdido el deseo sexual


que anteriormente era normal
El problema: Simon y Kerryn tenían 52 años, siempre estaban peleán-
dose y jamás hacían el amor.
La causa: Esta pareja mantenía una lucha de poder constante. Ella que-
ría que tuvieran más tiempo para poder estar juntos y dedicarse más
a la familia. Él se mataba a trabajar para que pudieran llevar una vida
de lujo, y pensaba que ella debía sentirse feliz y agradecida con lo que
él estaba haciendo.
La solución: Simon y Kerryn siguieron el “plan de acción esencial
para garantizar una buena comunicación” que aparece descrito en
el capítulo 11.

296
EL ESTRÉS Y EL EXCESO DE OCUPACIONES

Resumen

Debido al exceso de estrés y a la sensación constante de


cansancio, el 30% de las personas no tienen energías para
ponerse a pensar en cómo podrían mejorar su vida sexual. Si
queremos tener una buena vida sexual, tenemos que esfor-
zarnos deliberadamente por conectar de verdad con nues-
tra pareja y dejar nuestros problemas y nuestras preocupa-
ciones fuera del dormitorio. Las influencias negativas que
dan al traste con una buena sexualidad incluyen: el exce-
so de trabajo, las preocupaciones, el alcohol, los fármacos
(recetados), las enfermedades, los niños pequeños y las exi-
gencias derivadas de una vida familiar muy ajetreada.
Las soluciones incluyen motivarnos convenientemen-
te, planificarnos de antemano y concederle prioridad al
sexo. Algunas ideas útiles incluyen:

• Planificarnos para que el mejor momento y el mejor


lugar elegidos coincidan con el mejor nivel energético
de los dos miembros de la pareja;
• Crear un ambiente y una atmósfera erótica y sensual;
• Disponer de una buena colección de músicas sugeren-
tes; y
• Añadir algunos accesorios, lubricantes y demás para-
fernalia sexual.

La elaboración de un plan sexual preconcebido puede ser


de ayuda para las personas que necesitan encontrar un
tiempo para tener sexo, y orientarles en la introducción de
novedades de las que pueden disfrutar perfectamente y
legítimamente. El plan de acción sexual incluye experimen-
tar y probar con distintos lubricantes, músicas, vestuarios,
fantasías, aromaterapia y vídeos. Algunos de los aspectos

297
soluciones para una vida sexual sana

de las relaciones sexuales que se pueden variar incluyen:

• Momento del día;


• Calidad de la relación sexual;
• Lugar y sitio de la relación sexual;
• Quién va a llegar la iniciativa; y
• Posición elegida para el acto sexual.

Para lograr volver a cogerle el tranquillo y el gusto en el


caso de que hayamos perdido el deseo sexual, acordémonos
de que tenemos que potenciar al máximo los pensamientos
eróticos positivos.

298
APÉNDICE:
BUSCAR AYUDA PROFESIONAL

Una vez que hemos leído el libro y que hemos probado a apli-
car las distintas estrategias, espero que seamos capaces de solucio-
nar nuestro problema sexual personal. Ahora bien, existen cuanto
menos tres posibles situaciones en las que puede que necesitemos
la ayuda de un experto. Dichas situaciones incluyen:
1. Si estamos siempre peleándonos con nuestra pareja, con
motivo de nuestras relaciones sexuales;
2. Si estamos emocionalmente o psicológicamente afectados
por determinadas experiencias del pasado; o
3. Si nos gustaría que nos ayudaran a aprender a relajarnos y
a hacer la parte de practicar en la imaginación correspon-
diente a las estrategias sexuales esenciales.

1. Si estamos siempre peleándonos con nuestra pareja, con


motivo de nuestras relaciones sexuales

Entonces probablemente nos beneficiemos del asesoramiento y


de la dirección de un buen sexólogo que también sepa hacer tera-
pia de pareja. Esto es especialmente recomendable en el caso de

299
soluciones para una vida sexual sana

que alguno de los miembros de la pareja tenga alguna adicción


sexual que esté generando problemas.

2. Si tenemos problemas con algunas heridas del pasado

Las experiencias negativas o traumáticas de la vida real por las


que algunas personas se ven obligadas a pasar pueden contribuir
al desarrollo de problemas sexuales graves, y del temor y la apren-
sión ante posibles futuros daños emocionales o físicos. Dichas
experiencias negativas incluyen:

• Falta de afección (apego y cariño) y de contacto físico que


habitualmente recibimos cuando somos pequeños;
• Experiencias sexuales infantiles prematuras, no deseadas e
inapropiadas para la edad (incluidos los abusos sexuales);
• Nuestra primera experiencia sexual de adolescentes o de
jóvenes; y
• Violaciones.

Dado que con frecuencia solemos reprimir –como forma de auto-


protección– las alteraciones traumáticas asociadas a las experiencias
sexuales penosas, no siempre tenemos una comprensión clara res-
pecto de por qué razón podemos tener algún problema sexual.
Analicemos las preguntan que figuran en “¿Nuestro pasado
sexual nos ha ayudado o nos ha dificultado a la hora de desarrollar
nuestra confianza sexual?” (en el recuadro que aparece más abajo).
Ello puede ayudarnos a decidir si necesitamos el asesoramiento de
un experto.
Las personas que han quedado traumatizadas necesitan que les
animen a expresar sus emociones y a traducir sus pensamientos en
palabras. El expresar emociones muy intensas es una forma natu-

300
APÉNDICE: BUSCAR AYUDA PROFESIONAL

ral de avanzar en dirección a asumir el trauma. La recuperación


aparece indicada por la disminución de los sentimientos conflicti-
vos (de la sensación de alteración). Las emociones contenidas pue-
den generar problemas a largo plazo.

¿Nuestro pasado sexual nos ha ayudado o nos


ha dificultado a la hora de desarrollar nuestra
confianza sexual?
Hagamos una lista de las parejas que hemos tenido –de
todas, incluida aquella de la que preferiríamos no acordar-
nos. Añadamos la edad que teníamos y cuáles eran nues-
tras circunstancias personales en aquel momento, y démos-
le a cada una de ellas una puntuación cuantitativa y una
valoración cualitativa.
¿Qué pinta tiene nuestro pasado sexual? ¿Aparece lle-
no de satisfacciones, de alegrías y de realizaciones sexua-
les? ¿Cuántas buenas parejas hemos tenido verdaderamen-
te en realidad?
Pensemos en nuestras ex parejas y en las relaciones
que hemos tenido. ¿Cuántas sonrisas nos vienen a la cara?
(seguramente que a algunos de nosotros también nos ven-
drá alguna que otra mueca cuando nos acordamos de cier-
tas parejas).
¿Cuántos cadáveres tenemos en el armario –ocasiones
en las que tuvimos experiencias sexuales de las que al día
siguiente nos arrepentimos?
¿Figuran entre nuestras experiencias pasadas algún
incidente sexual verdaderamente traumático? ¿Se lo hemos
contado a alguien? ¿Qué ha sido del agresor? ¿Qué sen-
timos en el día de hoy en relación con aquello que pasó?
¿Nos está interfiriendo en nuestra vida sexual actual?

301
soluciones para una vida sexual sana

Experiencias traumáticas graves


Hay algunas experiencias que dejan profundas cicatrices emo-
cionales y generan problemas sexuales graves. Cualquier amena-
za respecto de las posibles consecuencias negativas a nivel físico,
emocional o económico en el caso de no acceder a tener relaciones
sexuales, o a raíz de que verdaderamente las tuviéramos, constitu-
ye un chantaje sexual, y cualquier acto sexual en el que nos viéra-
mos implicados sin nuestro consentimiento constituye una agre-
sión sexual. Estas cosas son delitos y las personas que hacen estas
cosas son unos criminales o delincuentes.
Es particularmente fácil chantajear a los niños pequeños, por-
que éstos se creen a pies juntillas que la amenaza se va a llevar a
cabo.
Las víctimas de delitos sexuales necesitan recibir una orien-
tación psicológica muy experta para poder superar las secuelas
emocionales. Sin embargo, dado que la reacción de las autorida-
des y de la opinión pública ante ciertos delitos sexuales (sobre
todo las violaciones) sigue siendo con frecuencia poco comprensi-
va (“En realidad”, siempre hay alguien que dice, “usted misma se
lo buscó”), son muchas las personas que continúan sin atreverse a
denunciarlos. Ello genera una doble carga emocional: primero, la
derivada del propio delito en sí y, segundo, la derivada de la falta
de reconocimiento social de los padecimientos a largo plazo que el
delito ha generado.
Si nosotros mismos o alguno de nuestros seres queridos hemos
sufrido la experiencia de una violación sexual, no dudemos en
denunciarlo. Con el apoyo cariñoso de nuestra familia y de nues-
tros amigos, podremos hacerle frente y al final puede que tenga-
mos ocasión de ver que se hace justicia.

302
APÉNDICE: BUSCAR AYUDA PROFESIONAL

Un niño de doce años solía interrumpir a su hermana que


tenía seis años mientras ésta estaba jugando con sus muñe-
cas en su habitación. Le ordenaba que fuera inmediatamen-
te a encontrase con él en la cabaña del jardín, donde la obli-
gaba a masturbarle y hacerle sexo oral. Si ella se mostraba
mínimamente reacia, él la amenazaba con matarle a su gati-
to. Esto se prolongó a lo largo de tres años y probablemen-
te habría seguido así durante más tiempo de no ser por las
sospechas de una vecina, quien le dijo a la niña que sabía lo
que estaba pasando.
La vecina prometió ayudarle si su hermano volvía a
importunarla sexualmente de cualquier otra forma. Lo que
el niño había estado haciendo con su hermana entra dentro
del rango de las agresiones sexuales.

Soluciones para los traumas sexuales


Dos son los pasos principales para solucionar los problemas
generados por los traumas sexuales:

1. Buscar la ayuda de un profesional acreditado que maneje


bien el tema de los abusos sexuales; y
2. Mantenernos a salvo: protegernos frente a la posibilidad
de futuros traumas (de la reiteración de las experiencias
sexuales traumáticas).

Utilicemos la “regla de oro” para fomentar las posibilidades de


tener una sexualidad positiva:

303
soluciones para una vida sexual sana

La regla de oro

A nivel popular, la expresión “sexo seguro” alude princi-


palmente al nivel físico dentro de la sexualidad –métodos
anticonceptivos y protección frente a posibles enfermeda-
des de transmisión sexual. Pero el “sexo seguro” también
puede referirse y aludir a los otros tres niveles –emocional,
mental y espiritual– correspondientes a una sexualidad
satisfactoria y plena.
En mi opinión, la manera más fácil de no correr peligro
es teniendo relaciones sexuales con la persona adecuada, que
tiene que ser una persona en la que confiamos, de la que nos
preocupamos y con la que nos podemos comunicar.
Preguntémonos siempre a nosotros mismos: “¿Por qué
quiero (o qué necesidad tengo de acceder a) tener relacio-
nes sexuales en este preciso momento? Si no acaba de conven-
cernos nuestra respuesta –no tengamos relaciones sexuales.

Cómo elegir entre las distintas opciones


Si nuestro problema sexual tiene que ver con antiguas heridas,
nos podemos beneficiar de la orientación de un profesional que
tenga conocimientos en distintos ámbitos y que ayude a las per-
sonas a resolver cuestiones pendientes del pasado. Si nuestro pro-
blema sexual es más de orden práctico –desarrollar la capacidad
de tener orgasmos o erecciones, por ejemplo– puede que necesite-
mos a un sexólogo. Cuidado con los enfoques terapéuticos que se
pasen años dándole vueltas a las experiencias de la niñez, pero no
indiquen la manera de cambiar dichas tendencias en el momento
actual. Lo que queremos es un enfoque terapéutico que tenga un
límite relativo en el tiempo y que no se pase una parte excesiva de
este tiempo haciendo “excavaciones arqueológicas” en el pasado.

304
APÉNDICE: BUSCAR AYUDA PROFESIONAL

Para asegurarnos de que vamos a recibir el respeto y la


ayuda que necesitamos, podemos hacerle las siguientes
preguntas a nuestro candidato a terapeuta:
• ¿Me puede garantizar que voy a ser tratado con respeto
y con cuidado, dentro de un clima de cordialidad?
• ¿Tiene usted una experiencia específica en el tratamien-
to de mi problema?
• ¿Piensa plantearme un plan de tratamiento claro y es­­
pecífico?
• ¿Sigue usted algún código ético?
• ¿Voy a poder acceder a una información que me sea
fácil de comprender?
• ¿Me va a ver usted puntualmente a mi hora?
• ¿Me puede garantizar una absoluta confidencialidad?
• ¿Me podrá atender alguna vez excepcionalmente fuera
del horario convenido?
• ¿Existe la posibilidad de que me pueda beneficiar de
algún descuento sanitario o de algún seguro médico?

3. Si queremos aprender a relajarnos y a practicar en la imagi-


nación
La hipnosis puede ayudarnos en lo relativo a practicar en la
imaginación. La hipnosis brinda la posibilidad de vivenciar una
expansión mental en la que la mente inconsciente tiene la posibili-
dad de integrarse con la mente consciente. Mi teoría de andar por
casa es que por lo general somos conscientes tan sólo del 20% de
nuestra actividad mental. ¿Qué sucede con el 80% restante? Nues-
tros pensamientos y sentimientos negativos respecto de la sexuali-
dad pueden estar reprimidos y yacer almacenados en las profundi-
dades de nuestra mente inconsciente.

305
soluciones para una vida sexual sana

Este material reprimido puede “aparecérsenos de repente”


cuando menos lo esperamos. Un ejemplo de ello podría ser el de
una paciente que vino a verme porque venía teniendo ataques de
pánico graves sin ninguna razón evidente o aparente. Bajo hipno-
sis, salieron a la luz algunos recuerdos reprimidos relacionados
con abusos sexuales graves acontecidos durante la niñez.
Nota importante: Existen casos en los que la alegación de haber
accedido a posibles recuerdos reprimidos se ha utilizado con obje-
to de implicar a personas totalmente inocentes en acusaciones de
abusos sexuales. La hipnosis debe utilizarse con prudencia den-
tro del contexto de la psicoterapia –el acceso a un “recuerdo” en
estado de trance no constituye una prueba de que la experiencia
“recordada” sucediera realmente.

¿Cómo funciona la hipnosis?


De forma característica, la hipnosis incluye la facilitación de
un estado de relajación profunda, tanto mental como física. Unas
veces incluye algunos métodos directos tales como, por ejemplo,
el “contar”, el “fijar la vista”, y “levitar la mano”. Otras personas
responden con más facilidad a los métodos indirectos, en los que el
terapeuta puede “parecer que únicamente se estuviera limitando
a hablar”, pero en realidad está entretejiendo una poderosa red de
sugestiones positivas dentro de la conversación.
Recordemos que, por supuesto, en el caso de decidirnos a uti-
lizar la hipnosis, nadie nos va a hacer que nos pongamos a ladrar
como un perro, y que nuestra mente consciente continúa estando
a nuestra disposición durante la hipnosis, razón por la cual, inde-
pendientemente de lo profundo que pueda ser el trance, si ver-
daderamente no queremos seguir ninguna de las sugestiones que
nos pueda hacer el hipnotizador, no las vamos a seguir. La persona

306
APÉNDICE: BUSCAR AYUDA PROFESIONAL

en estado de trance no está en las manos del hipnoterapeuta. No


nos convertimos en unos seres débiles ni fácilmente manejables.
Lo que hacemos es acceder a nuestra capacidad personal inherente
para introducir y beneficiarnos de unos cambios positivos rápidos.
La confianza es el elemento esencial del éxito de la hipnosis.

Aprender a hipnotizarnos a nosotros mismos


Entendamos que la hipnosis no es ningún remedio milagro-
so en el que no asumimos ninguna responsabilidad personal con
objeto de cambiar. Las personas que estén verdaderamente moti-
vadas a acceder a su fuerza interior con objeto de alcanzar sus obje-
tivos, pueden beneficiarse enormemente de la autohipnosis. Pode-
mos aprender a hacerlo por nuestra propia cuenta, pero al princi-
pio suele ser más rentable que un experto nos enseñe y nos facilite
el proceso. Cualquier persona que se sienta motivada para cambiar
puede ser un posible candidato para la hipnosis.

Encontrar un buen hipnoterapeuta o un buen sexólogo


Comprobemos su nivel de habilidad y sus títulos. Pregunté-
mosle acerca de su titulación, su pertenencia a organizaciones reco-
nocidas y su experiencia. Sigamos adelante únicamente si el tera-
peuta nos inspira confianza: puede que esté muy cerca de poder
ayudarnos a identificar algunos problemas personales profundos.

307
lecturas recomendadas

Para nuestra relación de pareja

Gray, J.: Men are from Mars, Women are from Venus. Londres: Harper
Collins, 1992. [Edición en español: Los hombres son de Marte, las
mujeres de Venus. Barcelona: Grijalbo Mondadori, 2000].
Lamble, J. y Morris, S.: Side by Side. Sydney: Finch Publishing, 2000.
Montgomery, B. y Evans, L.: Living and Living Together. Melbourne:
Penguin, 1995.

Para nuestra vida sexual

Aaron, G.: Sex for Life. Sydney: New Holland Publishers, 1999.
Anand, M.: The Art of Sexual Ecstasy. Los Ángeles: Aquarian Press,
1922. [Edición en español: La senda del éxtasis: el arte de la sexua-
lidad sublime. Madrid: Martínez Roca, 1990].
Barbach, Lonnie: For Each Other: Sharing Sexual Intimacy. Nueva
York: Anchor / Doubleday, 1982. [Edición en español: Intimidad
sexual. Barcelona: Martínez Roca, 1990].

309
soluciones para una vida sexual sana

Bartlik, B., Kaplan, P., Kaminetsky, J., Roentsch, G., y Goldberg,


J.: “Medications with the potencial to enhance sexual responsi-
vity in women”. Psychiatric Annals 29(1), 1999, pp. 46-52.
Basson, R.: “Using a different model for female sexual response to
address women’s problematic low sexual desire”. Journal of Sex
and Marital Therapy 27, 2001, pp. 395-403.
Boteach, S.: Sex: A Recipe for Passion and Intimacy. Northeast Loui-
siana University: Marriage and Family Therapy Center, 2000.
Brock, G.: New Horizons in Erectile Dysfunction Therapy. Medscape,
2001.
Cattrall, Kim y Levinson, Mark: Satisfaction: The Art of Female
Orgasm. Nueva York: Warner Books, 2002.
Chew, K.K., Earle, C.M., y Stuckey, B.G.A.: “Erectile dysfunction
in general practice: prevalence and clinical correlates”. Interna-
cional Journal of Impotence Research, 2000, 12, 41-45.
Conrad, S. y Milburn, M.: Sexual Intelligence. Nueva York: Ban-
tam Books, 2001. [Edición en español: Inteligencia sexual. Bue-
nos Aires: Planeta Argentina, 2002].
Cox, Tracey: Hot Sex: How to Do It. Moorebank (Australia): Bantam
Books, 1998. [Edición en español: Hot sex: cómo practicarlo. Bar-
celona: Mondadori, 2002].
Friday, Nancy: My Secret Garden: Women’s Sexual Fantasies. Lon-
dres: Quartet Books, 1988. [Edición en español: Mi jardín secre-
to. Barcelona: Ediciones B, 1993].
Gochros, H.L. y Fischer, J.: Treat Yourself to a Better Sex Life. Nueva
Jersey: Prentice-Hall, 1980.
Gray, J.: Mars and Venus in the Bedroom. Sydney: Hodder Headline,
1995. [Edición en español: Marte y Venus en el dormitorio: amor y
pasión duraderos en la vida de pareja. Barcelona. Grijalbo Monda-
dori, 2001].

310
LECTURAS RECOMENDADAS

Hall, J.: SexWise: What Every Parent and Teenager Needs to Know
About Sex. Sydney: Random House, 2000.
Heinman, J. y Lo Piccolo, J.: Becoming Orgasmic: A Sexual and Perso-
nal Growth Program for Women. Nueva York: Prentice-Hall, 1988.
[Edición en español: Disfrutar el orgasmo: una guía para explorar
la sexualidad femenina e incrementar el placer. Barcelona: Océano
Ámbar, 2002].
King, R.: Good Loving, Great Sex. Sydney: Random House, 1997.
Llewellyn-Jones, D.: Everywoman. Londres: Faber, 1982. [Edición
en español: Ser mujer. Madrid: Temas de hoy, 1991].
Masters, W., Johnson, V., y Kolodny, R.: Heterosexuality. Londres:
HarperCollins, 1994. [Edición en español: Eros: los mundos de la
sexualidad. Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1996].
Riley, K. y Riley, D.: Sexual Secrets for Men. Sydney: Random Hou-
se, 1995. [Edición en español: Secretos tántricos para hombres.
Inner Tradition International, 2006].
Schnarch, D.: Passionate Marriage. Carlton: Scribe Publications,
1999.
Stanley, R.O., Burrows, G.D., y Judd, F.K.: “Hypnosis in the
management of anxiety disorders”; en Noyes, R., Roth, M., y
Burrows, G.: Handbook of Anxiety, vol. 4: The Treatment of Anxie-
ty. Londres: Elsevier Science Publishers, 1990.
Wolfe, J.: What to Do When He Has a Headache: How to Rekindle Your
Man’s Desire. Londres: Thompson’s, 1992. [Edición en español:
Qué hacer cuando a él le duele la cabeza. Buenos Aires: Atlántida,
1993].
Zilbergeld, B.: Men and Sex. Londres: Fontana, 1980.

311
Cómo envejecer con dignidad y
aprovechamiento

Ignacio Berciano

ISBN: 978-84-330-2530-2

¿Cómo adaptarnos al paso de los años? ¿Cuáles son las herramientas más
adecuadas para mejorar, e incluso disfrutar, con el inevitable proceso de
envejecimiento?
Desde estas páginas se hablará de radicales libres y de antioxidantes, del
famoso resveratrol, que se encuentra más en los vinos tintos que en los
blancos, de Picasso, de Leni Riefenstahl, de qué alimentos y deportes son los
más convenientes y de muchos otros asuntos al respecto. Incluso de sexo.
Hace unos años escuchamos en la terraza de un bar, al comienzo de una
primavera sevillana, la opinión de un hombre de edad madura que sostenía,
experto, un catavinos. Explicaba a sus contertulios que la vida es como
compartir una botella de manzanilla con unos amigos. Los primeros sorbos
pueden parecer los mejores pero, si sabemos paladearlo, no tiene por qué
no ser delicioso el final de la botella.
Totalmente de acuerdo.
Vencer a los enemigos del sueño
Guía práctica para conseguir dormir
como siempre
habíamos soñado

Charles Morín

ISBN: 978-84-330-2502-9

Este libro propone un programa completo para vencer los problemas de


sueño sin necesidad de medicamentos. Después de explicar las distintas
fases del sueño, el autor muestra cómo podemos modificar nuestros
hábitos y nuestras actitudes para controlar el insomnio. Enseña también
diferentes técnicas de relajación y propone algunos medios eficaces
para crear un entorno que sea propicio al sueño. Además, encontraremos
también información útil sobre los desfases horarios, la apnea del sueño,
la narcolepsia, los somníferos, así como sobre los trastornos del sueño
específicos de los niños, los adolescentes y las personas mayores.
D i r e c to r a : O lg a C a s ta n y e r
1. Relatos para el crecimiento personal. Carlos Alemany (ed.). (6ª ed.)
2. La asertividad: expresión de una sana autoestima. Olga Castanyer. (34ª ed.)
3. Comprendiendo cómo somos. Dimensiones de la personalidad. A. Gimeno-Bayón. (5ª ed.)
4. Aprendiendo a vivir. Manual contra el aburrimiento y la prisa. Esperanza Borús. (5ª ed.)
5. ¿Qué es el narcisismo? José Luis Trechera. (2ª ed.)
6. Manual práctico de P.N.L. Programación neurolingüística. Ramiro J. Álvarez. (5ª ed.)
7. El cuerpo vivenciado y analizado. Carlos Alemany y Víctor García (eds.)
8. Manual de Terapia Infantil Gestáltica. Loretta Zaira Cornejo Parolini. (5ª ed.)
9. Viajes hacia uno mismo. Diario de un psicoterapeuta en la postmodernidad. Fernando
Jiménez Hernández-Pinzón. (2ª ed.)
10. Cuerpo y Psicoanálisis. Por un psicoanálisis más activo. Jean Sarkissoff. (2ª ed.)
11. Dinámica de grupos. Cincuenta años después. Luis López-Yarto Elizalde. (7ª ed.)
12. El eneagrama de nuestras relaciones. Maria-Anne Gallen - Hans Neidhardt. (5ª ed.)
13. ¿Por qué me culpabilizo tanto? Un análisis psicológico de los sentimientos de culpa.
Luis Zabalegui. (3ª ed.)
14. La relación de ayuda: De Rogers a Carkhuff. Bruno Giordani. (3ª ed.)
15. La fantasía como terapia de la personalidad. F. Jiménez Hernández-Pinzón. (2ª ed.)
16. La homosexualidad: un debate abierto. Javier Gafo (ed.). (4ª ed.)
17. Diario de un asombro. Antonio García Rubio. (3ª ed.)
18. Descubre tu perfil de personalidad en el eneagrama. Don Richard Riso. (6ª ed.)
19. El manantial escondido. La dimensión espiritual de la terapia. Thomas Hart.
20. Treinta palabras para la madurez. José Antonio García-Monge. (12ª ed.)
21. Terapia Zen. David Brazier. (2ª ed.)
22. Sencillamente cuerdo. La espiritualidad de la salud mental. Gerald May.
23. Aprender de Oriente: Lo cotidiano, lo lento y lo callado. Juan Masiá Clavel.
24. Pensamientos del caminante. M. Scott Peck.
25. Cuando el problema es la solución. Aproximación al enfoque estratégico. R. J. Álvarez. (2ª ed.)
26. Cómo llegar a ser un adulto. Manual sobre la integración psicológica y espiritual.
David Richo. (3ª ed.)
27. El acompañante desconocido. De cómo lo masculino y lo femenino que hay en cada uno de
nosotros afecta a nuestras relaciones. John A. Sanford.
28. Vivir la propia muerte. Stanley Keleman.
29. El ciclo de la vida: Una visión sistémica de la familia. Ascensión Belart - María Ferrer. (3ª ed.)
30. Yo, limitado. Pistas para descubrir y comprender nuestras minusvalías.
Miguel Ángel Conesa Ferrer.
31. Lograr buenas notas con apenas ansiedad. Guía básica para sobrevivir a los
exámenes. Kevin Flanagan.
32. Alí Babá y los cuarenta ladrones. Cómo volverse verdaderamente rico. Verena Kast.
33. Cuando el amor se encuentra con el miedo. David Richo. (3ª ed.)
34. Anhelos del corazón. Integración psicológica y espiritualidad. Wilkie Au - Noreen Cannon. (2ª
ed.)
35. Vivir y morir conscientemente. Iosu Cabodevilla. (4ª ed.)
36. Para comprender la adicción al juego. María Prieto Ursúa.
37. Psicoterapia psicodramática individual. Teodoro Herranz Castillo.
38. El comer emocional. Edward Abramson. (2ª ed.)
39. Crecer en intimidad. Guía para mejorar las relaciones interpersonales.
John Amodeo - Kris Wentworth. (2ª ed.)
40. Diario de una maestra y de sus cuarenta alumnos. Isabel Agüera Espejo-Saavedra.
41. Valórate por la felicidad que alcances. Xavier Moreno Lara.
42. Pensándolo bien... Guía práctica para asomarse a la realidad. Ramiro J. Álvarez.
43. Límites, fronteras y relaciones. Cómo conocerse, protegerse y disfrutar de uno mismo.
Charles L. Whitfield.
44. Humanizar el encuentro con el sufrimiento. José Carlos Bermejo.
45. Para que la vida te sorprenda. Matilde de Torres. (2ª ed.)
46. El Buda que siente y padece. Psicología budista sobre el carácter, la adversidad y
la pasión. David Brazier.
47. Hijos que no se van. La dificultad de abandonar el hogar. Jorge Barraca.
48. Palabras para una vida con sentido. Mª. Ángeles Noblejas. (2ª ed.)
49. Cómo llevarnos bien con nuestros deseos. Philip Sheldrake.
50. Cómo no hacer el tonto por la vida. Puesta a punto práctica del altruismo.
Luis Cencillo. (2ª ed.)
51. Emociones: Una guía interna. Cuáles sigo y cuáles no. Leslie S. Greenberg. (3ª ed.)
52. Éxito y fracaso. Cómo vivirlos con acierto. Amado Ramírez Villafáñez.
53. Desarrollo de la armonía interior. La construcción de una personalidad positiva.
Juan Antonio Bernad.
54. Introducción al Role-Playing pedagógico. Pablo Población Knappe y Elisa López
Barberá. (2ª ed.)
55. Cartas a Pedro. Guía para un psicoterapeuta que empieza. Loretta Cornejo. (3ª ed.)
56. El guión de vida. José Luis Martorell. (2ª ed.)
57. Somos lo mejor que tenemos. Isabel Agüera Espejo-Saavedra.
58. El niño que seguía la barca. Intervenciones sistémicas sobre los juegos familiares.
Giuliana Prata, Maria Vignato y Susana Bullrich.
59. Amor y traición. John Amodeo.
60. El amor. Una visión somática. Stanley Keleman.
61. A la búsqueda de nuestro genio interior: Cómo cultivarlo y a dónde nos guía.
Kevin Flanagan. (2ª ed.)
62. A corazón abierto. Confesiones de un psicoterapeuta. F. Jiménez Hernández-Pinzón.
63. En vísperas de morir. Psicología, espiritualidad y crecimiento personal. Iosu Cabodevilla.
64. ¿Por qué no logro ser asertivo? Olga Castanyer y Estela Ortega. (7ª ed.)
65. El diario íntimo: buceando hacia el yo profundo. José-Vicente Bonet, S.J. (2ª ed.)
66. Caminos sapienciales de Oriente. Juan Masiá.
67. Superar la ansiedad y el miedo. Un programa paso a paso. Pedro Moreno. (9ª ed.)
68. El matrimonio como desafío. Destrezas para vivirlo en plenitud. Kathleen R. Fischer y
Thomas N. Hart.
69. La posada de los peregrinos. Una aproximación al Arte de Vivir. Esperanza Borús.
70. Realizarse mediante la magia de las coincidencias. Práctica de la sincronicidad
mediante los cuentos. Jean-Pascal Debailleul y Catherine Fourgeau.
71. Psicoanálisis para educar mejor. Fernando Jiménez Hernández-Pinzón.
72. Desde mi ventana. Pensamientos de autoliberación. Pedro Miguel Lamet.
73. En busca de la sonrisa perdida. La psicoterapia y la revelación del ser. Jean Sarkissoff.
74. La pareja y la comunicación. La importancia del diálogo para la plenitud y la
longevidad de la pareja. Casos y reflexiones. Patrice Cudicio y Catherine Cudicio.
75. Ante la enfermedad de Alzheimer. Pistas para cuidadores y familiares.
Marga Nieto Carrero. (2ª ed.)
76. Me comunico... Luego existo. Una historia de encuentros y desencuentros.
Jesús De La Gándara Martín.
77. La nueva sofrología. Guía práctica para todos. Claude Imbert.
78. Cuando el silencio habla. Matilde De Torres Villagrá. (2ª ed.)
79. Atajos de sabiduría. Carlos Díaz.
80. ¿Qué nos humaniza? ¿Qué nos deshumaniza? Ensayo de una ética desde la psicología.
Ramón Rosal Cortés.
81. Más allá del individualismo. Rafael Redondo.
82. La terapia centrada en la persona hoy. Nuevos avances en la teoría y en la práctica.
Dave Mearns y Brian Thorne.
83. La técnica de los movimientos oculares. La promesa potencial de un nuevo avance
psicoterapéutico. Fred Friedberg. Introducción a la edición española por Ramiro J. Álvarez
84. No seas tu peor enemigo... ¡...Cuando puedes ser tu mejor amigo! Ann-M. McMahon.
85. La memoria corporal. Bases teóricas de la diafreoterapia. Luz Casasnovas Susanna. (2ª ed.)
86. Atrapando la felicidad con redes pequeñas. Ignacio Berciano Pérez. Con la colaboración
de Itziar Barrenengoa. (2ª ed.)
87. C.G. Jung. Vida, obra y psicoterapia. M. Pilar Quiroga Méndez.
88. Crecer en grupo. Una aproximación desde el enfoque centrado en la persona.
Tomeu Barceló. (2ª ed.)
89. Automanejo emocional. Pautas para la intervención cognitiva con grupos.
Alejandro Bello Gómez, Antonio Crego Díaz.
90. La magia de la metáfora. 77 relatos breves para educadores, formadores y pensadores.
Nick Owen.
91. Cómo volverse enfermo mental. José Luís Pio Abreu.
92. Psicoterapia y espiritualidad. La integración de la dimensión espiritual en la práctica
terapéutica. Agneta Schreurs.
93. Fluir en la adversidad. Amado Ramírez Villafáñez.
94. La psicología del soltero: Entre el mito y la realidad. Juan Antonio Bernad.
95. Un corazón auténtico. Un camino de ocho tramos hacia un amor en la madurez.
John Amodeo.
96. Luz, más luz. Lecciones de filosofía vital de un psiquiatra. Benito Peral. (2ª ed.)
97. Tratado de la insoportabilidad, la envidia y otras “virtudes” humanas.
Luis Raimundo Guerra. (2ª ed.)
98. Crecimiento personal: Aportaciones de Oriente y Occidente. Mónica Rodríguez-Zafra (Ed.).
99. El futuro se decide antes de nacer. La terapia de la vida intrauterina. Claude Imbert. (2ª ed.)
100. Cuando lo perfecto no es suficiente. Estrategias para hacer frente al perfeccionismo.
Martin M. Antony - Richard P. Swinson. (2ª ed.)
01. Los personajes en tu interior. Amigándote con tus emociones más profundas. Joy Cloug.
1
102. La conquista del propio respeto. Manual de responsabilidad personal. Thom Rutledge.
1
03. El pico del Quetzal. Sencillas conversaciones para restablecer la esperanza en el futuro.
Margaret J. Wheatley.
04. Dominar las crisis de ansiedad. Una guía para pacientes. Pedro Moreno, Julio C. Martín.
1
(10ª ed.)
05. El tiempo regalado. La madurez como desafío. Irene Estrada Ena.
1
1
06. Enseñar a convivir no es tan difícil. Para quienes no saben qué hacer con sus hijos, o con
sus alumnos. Manuel Segura Morales. (13ª ed.)
107. Encrucijada emocional. Miedo (ansiedad), tristeza (depresión), rabia (violencia), alegría
(euforia). Karmelo Bizkarra. (4ª ed.)
08. Vencer la depresión. Técnicas psicológicas que te ayudarán. Marisa Bosqued.
1
1
09. Cuando me encuentro con el capitán Garfio... (no) me engancho. La práctica en
psicoterapia gestalt. Ángeles Martín y Carmen Vázquez.
110. La mente o la vida. Una aproximación a la Terapia de Aceptación y Compromiso.
Jorge Barraca Mairal. (2ª ed.)
1 11. ¡Deja de controlarme! Qué hacer cuando la persona a la que queremos ejerce un dominio
excesivo sobre nosotros. Richard J. Stenack.
112. Responde a tu llamada. Una guía para la realización de nuestro objetivo vital más profundo.
John P. Schuster.
113. Terapia meditativa. Un proceso de curación desde nuestro interior. Michael L. Emmons, Ph.D.
y Janet Emmons, M.S.
114. El espíritu de organizarse. Destrezas para encontrar el significado a sus tareas. P. Kristan.
115. Adelgazar: el esfuerzo posible. Un sistema gradual para superar la obesidad. A. Cózar.
16. Crecer en la crisis. Cómo recuperar el equilibrio perdido. Alejandro Rocamora. (3ª ed.)
1
17. Rabia sana. Cómo ayudar a niños y adolescentes a manejar su rabia. Bernard Golden.
1
(2ª ed.)
118. Manipuladores cotidianos. Manual de supervivencia. Juan Carlos Vicente Casado.
119. Manejar y superar el estrés. Cómo alcanzar una vida más equilibrada. Ann Williamson.
1
20. La integración de la terapia experiencial y la terapia breve. Un manual para terapeutas y
consejeros. Bala Jaison.
121. Este no es un libro de autoayuda. Tratado de la suerte, el amor y la felicidad. Luis Raimundo
Guerra.
122. Psiquiatría para el no iniciado. Rafa Euba. (2ª ed.)
123. El poder curativo del ayuno. Recuperando un camino olvidado hacia la salud.
Karmelo Bizkarra. (3ª ed.)
24. Vivir lo que somos. Cuatro actitudes y un camino. Enrique Martínez Lozano. (4ª ed.)
1
1
25. La espiritualidad en el final de la vida. Una inmersión en las fronteras de la ciencia.
Iosu Cabodevilla Eraso. (2ª ed.)
26. Regreso a la conciencia. Amado Ramírez.
1
27. Las constelaciones familiares. En resonancia con la vida. Peter Bourquin. (9ª ed.)
1
1
28. El libro del éxito para vagos. Descubra lo que realmente quiere y cómo conseguirlo sin
estrés. Thomas Hohensee.
1
29. Yo no valgo menos. Sugerencias cognitivo- humanistas para afrontar la culpa y la
vergüenza. Olga Castanyer. (3ª ed.)
30. Manual de Terapia Gestáltica aplicada a los adolescentes. Loretta Cornejo. (3ª ed.)
1
131. ¿Para qué sirve el cerebro? Manual para principiantes. Javier Tirapu. (2ª ed.)
132. Esos seres inquietos. Claves para combatir la ansiedad y las obsesiones.
Amado Ramírez Villafáñez.
133. Dominar las obsesiones. Una guía para pacientes. Pedro Moreno, Julio C. Martín,
Juan García y Rosa Viñas. (3ª ed.)
1
34. Cuidados musicales para cuidadores. Musicoterapia Autorrealizadora para el estrés
asistencial. Conxa Trallero Flix y Jordi Oller Vallejo
135. Entre personas. Una mirada cuántica a nuestras relaciones humanas. Tomeu Barceló
136. Superar las heridas. Alternativas sanas a lo que los demás nos hacen o dejan de hacer.
Windy Dryden
137. Manual de formación en trance profundo. Habilidades de hipnotización. Igor Ledochowski
138. Todo lo que aprendí de la paranoia. Camille
139. Migraña. Una pesadilla cerebral. Arturo Goicoechea
140. Aprendiendo a morir. Ignacio Berciano Pérez
141. La estrategia del oso polar. Cómo llevar adelante tu vida pese a las adversidades.
Hubert Moritz
142. Mi salud mental: Un camino práctico. Emilio Garrido Landívar
1
43. Camino de liberación en los cuentos. En compañía de los animales.
Ana María Schlüter Rodés
44. ¡Estoy furioso! Aproveche la energía positiva de su ira. Anita Timpe
1
145. Herramientas de Coaching personal. Francisco Yuste (2ª ed.)
46. Este libro es cosa de hombres. Una guía psicológica para el hombre de hoy. Rafa Euba
1
1
47. Afronta tu depresión con psicoterapia interpersonal. Guía de autoayuda.
Juan García Sánchez y Pepa Palazón Rodríguez
148. El consejero pastoral. Manual de “relación de ayuda” para sacerdotes y agentes de
pastoral. Enrique Montalt Alcayde
149. Tristeza, miedo, cólera. Actuar sobre nuestras emociones. Dra. Stéphanie Hahusseau
1
50. Vida emocionalmente inteligente. Estrategias para incrementar el coeficiente emocional.
Geetu Bharwaney
151. Cicatrices del corazón. Tras una pérdida significativa. Rosa Mª Martínez González
52. Ojos que sí ven. “Soy bipolar” (Diez entrevistas). Ana González Isasi - Aníbal C. Malvar
1
153. Reconcíliate con tu infancia. Cómo curar antiguas heridas. Ulrike Dahm
54. Los trastornos de la alimentación. Guía práctica para cuidar de un ser querido. Janet
1
Treasure - Gráinne Smith - Anna Crane
155. Bullying entre adultos. Agresores y víctimas. Peter Randall
156. Cómo ganarse a las personas. El arte de hacer contactos. Bernd Görner
157. Vencer a los enemigos del sueño. Guía práctica para conseguir dormir como siempre
habíamos soñado. Charles Morin
1
58. Ganar perdiendo. Los procesos de duelo y las experiencias de pérdida: Muerte - Divorcio -
Migración. Migdyrai Martín Reyes
159. El arte de la terapia. Reflexiones sobre la sanación para terapeutas principiantes y
veteranos. Peter Bourquin
160. El viaje al ahora. Una guía sencilla para llevar la atención plena a nuestro día a día. Jorge
Barraca Mairal
161. Cómo envejecer con dignidad y aprovechamiento. Ignacio Berciano
62. Cuando un ser querido es bipolar. Ayuda y apoyo para usted y su pareja. Cynthia G. Last
1
63. Todo lo que sucede importa. Cómo orientar en el laberinto de los sentimientos. Fernando
1
Alberca de Castro
64. De cuentos y aliados. El cuento terapéutico. Mariana Fiksler
1
165. Soluciones para una vida sexual sana. Maneras sencillas de abordar y resolver
los problemas sexuales cotidianos. Dra. Janet Hall
Ser ie M AI O R
1. Anatomía Emocional. La estructura de la experiencia somática. Stanley Keleman. (9ª ed.)
2. La experiencia somática. Formación de un yo personal. Stanley Keleman. (2ª ed.)
3. Psicoanálisis y análisis corporal de la relación. André Lapierre.
4. Psicodrama. Teoría y práctica. José Agustín Ramírez. (3ª ed.)
5. 14 Aprendizajes vitales. Carlos Alemany (ed.). (13ª ed.)
6. Psique y Soma. Terapia bioenergética. José Agustín Ramírez.
7. Crecer bebiendo del propio pozo. Taller de crecimiento personal.
Carlos Rafael Cabarrús, S.J. (12ª ed.)
8. Las voces del cuerpo. Respiración, sonido y movimiento en el proceso terapéutico.
Carolyn J. Braddock.
9. Para ser uno mismo. De la opacidad a la transparencia. Juan Masiá Clavel
10. Vivencias desde el Enneagrama. Maite Melendo. (3ª ed.)
11. Codependencia. La dependencia controladora. La dependencia sumisa. Dorothy May.
12. Cuaderno de Bitácora, para acompañar caminantes. Guía psico-histórico-espiritual.
Carlos Rafael Cabarrús. (5ª ed.)
13. Del ¡viva los novios! al ¡ya no te aguanto! Para el comienzo de una relación en
pareja y una convivencia más inteligente. Eusebio López. (2ª ed.)
14. La vida maestra. El cotidiano como proceso de realización personal. José María Toro.
15. Los registros del deseo. Del afecto, el amor y otras pasiones. Carlos Domínguez Morano.
(2ª ed.)
16. Psicoterapia integradora humanista. Manual para el tratamiento de 33 problemas
psicosensoriales, cognitivos y emocionales. Ana Gimeno-Bayón y Ramón Rosal.
17. Deja que tu cuerpo interprete tus sueños. Eugene T. Gendlin. (2ª ed.)
18. Cómo afrontar los desafíos de la vida. Chris L. Kleinke.
19. El valor terapéutico del humor. Ángel Rz. Idígoras (Ed.). (3ª ed.)
20. Aumenta tu creatividad mental en ocho días. Ron Dalrymple, Ph.D., F.R.C.
21. El hombre, la razón y el instinto. José Mª Porta Tovar.
22. Guía práctica del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Pistas para su liberación. Bruce M.
Hyman y Cherry Pedrick.
23. La comunidad terapéutica y las adicciones. Teoría, modelo y método. George De Leon.
24. El humor y el bienestar en las intervenciones clínicas. Waleed A. Salameh y William F. Fry.
25. El manejo de la agresividad. Manual de tratamiento completo para profesionales. Howard
Kassinove y Raymond Chip Tafrate.
26. Agujeros negros de la mente. Claves de salud psíquica. José L. Trechera.
27. Cuerpo, cultura y educación. Jordi Planella Ribera.
28. Reír y aprender. 95 técnicas para emplear el humor en la formación. Doni Tamblyn.
29. Manual práctico de psicoterapia gestalt. Ángeles Martín. (7ª ed.)
30. Más magia de la metáfora. Relatos de sabiduría para aquellas personas que tengan a su
cargo la tarea de Liderar, Influenciar y Motivar. Nick Owen
31. Pensar bien - Sentirse bien. Manual práctico de terapia cognitivo-conductual para niños y
adolescentes. Paul Stallard.
32. Ansiedad y sobreactivación. Guía práctica de entrenamiento en control respiratorio. Pablo
Rodríguez Correa.
33. Amor y violencia. La dimensión afectiva del maltrato. Pepa Horno Goicoechea. (2ª ed.)
34. El pretendido Síndrome de Alienación Parental. Un instrumento que perpetúa el maltrato y
la violencia. Sonia Vaccaro - Consuelo Barea Payueta.
35. La víctima no es culpable. Las estrategias de la violencia. Olga Castanyer (Coord.); Pepa
Horno, Antonio Escudero e Inés Monjas.
36. El tratamiento de los problemas de drogas. Una guía para el terapeuta. Miguel del Nogal.
37. Los sueños en psicoterapia gestalt. Teoría y práctica. Ángeles Martín.
38. Medicina y terapia de la risa. Manual. Ramón Mora Ripoll.
39. La dependencia del alcohol. Un camino de crecimiento. Thomas Wallenhorst.
40. El arte de saber alimentarte. Desde la ciencia de la nutrición al arte de la alimentación.
Karmelo Bizkarra.
41. Vivir con plena atención. De la aceptación a la presencia. Vicente Simón.
42. Empatía terapéutica. La compasión del sanador herido. José Carlos Bermejo.
VIDA SEXUAL
SANA
165

SOLUCIONES PARA UNA


Crecimiento personal
C O L E C C I Ó N

Crecimiento personal
Directora: Olga Castanyer
C O L E C C I Ó N
Directora: Olga Castanyer

Janet Hall
La mayoría de los libros sobre sexualidad suele utilizar
Serendipity: “la facultad de hacer –por casualidad– el recurso sensacionalista de pregonar que todos
descubrimientos afortunados e inesperados”
sin excepción podemos tener unos éxitos sexuales
(Oxford Avanced Dictionary).
asombrosos. La verdad es que en la vida real son
muchas las personas que sufren problemas sexuales en
Esta colección pretende aportar ideas y reflexio­
nes, materiales y ejercicios que sirvan directamente
silencio. Existe una necesidad imperiosa de un libro
para aquellas personas que trabajan en su propio como Soluciones para una vida sexual sana, que ofrece
crecimiento personal o que ayudan a facilitarlo en respuestas directas a aquellas personas que quieran una
Janet Hall es psicóloga clínica, sexóloga
otros. explicación plausible, unas directrices claras y unas
e hipnoterapeuta, y cuenta con más de
estrategias prácticas.

SOLUCIONES PARA UNA VIDA SEXUAL SANA


Los contenidos serán variados, teniendo como
treinta años de experiencia en el trata­
punto de mira el de la divulgación de claves psico­ En este libro, la Dra. Hall incluye consejos prácticos para
miento de los problemas sexuales y de
lógicas que estén al servicio de una mayoría lo más cambiar nuestra forma de pensar, aprender a dialogar,
amplia posible. Desde la Psicología, la Corporalidad pareja.
y solucionar los problemas sexuales. Con la ayuda de
y la Espiritualidad encontraremos sugerencias para casos reales extraídos de su consulta, explica la manera Es autora de diversos libros y audioguías
que este crecimiento pueda ser integrador de cuer­ de superar las ansiedades más frecuentes, los problemas sobre sexualidad, relaciones de pareja y
po, mente y espíritu. relacionados con el miedo al fracaso o al rechazo sexual, vida familiar, incluidos Niños sin problemas,
El estilo “serendípico” pretende fomentar la lec­ los estilos procedentes del pasado que pueden bloquear
tura reposada, la mirada interior, el asombro... y le la posibilidad de tener una relación actual más feliz, las
Maneras sencillas Familias sin peleas y Sabiduría sexual, este
último dirigido a adolescentes.
invitará también a que transforme en vivencia lo diferentes creencias sobre la sexualidad, y las dificultades de abordar y resolver
leído, o a mantener una actitud de apertura hacia
generadas por las libidos dispares o por los estilos de vida
lo gratuito y –en definitiva– a poder vivir desde la
frenéticos y estresantes. Y lo que es más importante, la
los problemas sexuales
acción de gracias la realidad del día a día.
doctora ayuda a hombres y mujeres a tomar conciencia cotidianos
de qué es lo que la otra persona puede estar pensando
o sintiendo en relación a estos problemas que tanto nos
afectan.

ISBN: 978-84-330-2548-7
Janet Hall
,!7II4D3-acfeih!
www.edesclee.com

Desclée De Brouwer

Desclée De Brouwer

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