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Nueve Pasos para Amar Más - Según La Teología Del Cuerpo (Spanish Edition)
Nueve Pasos para Amar Más - Según La Teología Del Cuerpo (Spanish Edition)
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1
9 pasos para Amar Más según la Teología del Cuerpo
Nihil obstat: P. Paul Lara, L.C.
Imprimatur: Mons. José María de la Torre Martín, obispo de
Aguascalientes.
Primera edición: octubre, 2018.
© P. Adolfo Güémez Suárez, L.C.
© Legionarios de Cristo, A.R.
ISBN: 9781729431337
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Impreso en México
Printed in Mexico
Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la
reproducción, registro y transmisión total o parcial de esta publicación
por cualquier medio físico o electrónico, sin previa autorización por
escrito del autor.
2
¡Venga tu Reino!
3
«El deseo de Dios está inscrito en el corazón del
hombre, porque el hombre ha sido creado por
Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al
hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el
hombre la verdad y la dicha que no cesa de
buscar.»
Catecismo de la Iglesia Católica n. 27
4
Í
Presentación
Introducción: Todos queremos ser felices
Somos seres sedientos
Nuestras decisiones
¿Qué buscamos?
¿Y tú?
Primer paso: Reconoce el deseo
Anhelo doloroso
El deseo se llama eros
Ídolos e iconos
Preguntas para dialogar
Segundo paso: Escoge cómo quieres llenar el vacío
1ª Propuesta: La huelga de hambre
2ª Propuesta: La comida chatarra
3ª Propuesta: El banquete de bodas
Preguntas para dialogar
Tercer paso: Conoce tu diseño
Dios nos pensó plenos
Errores acerca de nuestro cuerpo
¿Qué es la Teología del Cuerpo?
¡Una invitación a amar como Dios ama!
Preguntas para dialogar
Cuarto paso: Reconoce tus grietas
Significado esponsal del cuerpo
Lo que rompe este significado
Sentirnos queridos por quienes somos
Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
Preguntas para dialogar
Quinto paso: Déjate ayudar
¿Un corazón culpable?
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El amor erótico
El cuerpo y el eros
¿Qué es la redención del cuerpo?
Cambios que hay que dar
No dejemos de luchar
Preguntas para dialogar
Sexto paso: Purifica tu corazón
Un corazón hecho sólo para amar
Un corazón necesitado de purificación
Pudor
Un mundo ideal
Preguntas para dialogar
Séptimo paso: Asume y redime tu dolor
El dolor, una realidad
Algunos dolores espirituales
¿Qué hacer frente al dolor?
Los frutos del dolor redimido
Preguntas para dialogar
Octavo paso: Dedícate a amar
Amar como Dios ama
Amenazas a este amor
Amor a mí mismo
El amor al prójimo
Confiar sólo en Dios
Preguntas para dialogar
Noveno paso: Déjate amar
La escuela donde aprendo a amar
¡No soy capaz de lograrlo!
¡Este es mi cuerpo!
Dejarse amar, dejarse abrazar
Preguntas para dialogar
Epílogo: El anhelo de algo más...
Agradecimientos
6
Glosario
7
P
«Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.» Juan 1,14
Un santo de quien muchos recordamos su voz, Juan Pablo II, nos dejó un
regalo enorme – desenvolverlo te llevará toda tu vida, pero te aseguro
que es apasionante descubrir la maravillosa historia de amor que Dios
quiere escribir contigo – sí, contigo.
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La fuente del agua que sacia es Dios.
Justo en ese río, el río Jordán que alimenta el mar de Galilea es en donde
la Trinidad se manifestó: «En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret
de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del agua, vio
que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como
una paloma; y una voz desde el cielo dijo: “Tú eres mi Hijo muy
querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”.» Marcos 1,9-11
Bajo el título «Todos queremos ser felices», el padre Adolfo cita a san
Juan cuando Jesús grita: «Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.»
Cuando el Verbo se hizo carne nos reveló un gran misterio que responde
y sacia el mayor anhelo escrito en el corazón de todos: Somos hijos
9
amados de Dios, somos sus creaturas, le necesitamos… como el aire o el
agua para sobrevivir.
«Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como
yo los he amado.» Juan 13,34
¡Por eso tienes esa sed, ese deseo de ser amado y amar… porque un
mandato es alianza, le perteneces a Dios, Él es tu creador!
10
Lorea Iturrioz de Bringas
Amor Seguro
11
I :T
Esa frase nos la dirige Jesús a nosotros. No como cualquier mensaje. ¡Es
uno muy especial! ¡Es EL MENSAJE!
S
Recuerdo muy bien una tarde de verano. Había terminado 2º de
preparatoria y estaba disfrutando de las vacaciones.
Pero ese día fue distinto. No nos quedamos en lo que otros tenían que
hacer, sino que llegamos a tocar los motivos que a nosotros nos deberían
mover a actuar:
– ¿Ya decidiste por fin qué vas a hacer después de prepa? – me preguntó
Javier.
12
– Pues sí, creo me voy a ir un año de misionero, y después voy a estudiar
contabilidad.
– ¿Y después qué harás?
– Pues trabajar en un buen despacho…
– ¿Y para qué?
– Pues para tener dinero, ahorrar y poder casarme.
– ¿Y luego?
– Luego, pues tener hijos y darles al menos lo que a mí me dieron mis
papás.
– ¿Y cuando se vayan?
– Disfrutar de la vida con mi esposa, aprovechar a los nietos…
Hasta que llegó la pregunta final:
– ¿Y después qué?
Fue esa última pregunta la que me hizo realmente reflexionar:
– Y luego… encontrarme con Dios.
¡Nada de lo que había dicho incluía a Dios! ¡Lo daba por hecho en todas
las decisiones, pero de ninguna manera lo tenía presente!
N
Querido(a) lector, ¿qué es lo que te mueve a levantarte a diario de la
cama, a seguir viviendo, a decidir cada cosa, a actuar de tal o cual
manera?
¿Dios? ¡Claro que sí, Dios! Pero antes que eso, Él puso en nuestro ser el
deseo de ser felices.
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«La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser
humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras,
nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que
pueda dar “sabor” a la existencia.»
Benedicto XVI[1]
De tal manera que no hay nada de lo que hacemos que no sea para lograr
este objetivo: ser felices.
¿Q ?
¿Sabes cuáles son las primeras palabras que Jesús pronuncia en el
Evangelio de San Juan? Éstas:
Traduciendo, Jesús les preguntó a ese par de jóvenes: ¿Por qué están
aquí? ¿Por qué tienen amigos? ¿Por qué están enamorados? ¿Por qué
estudian o trabajan? ¿Por qué quieren tener dinero? ¿Por qué quieren
vivir sanos?
Estos dos discípulos estaban buscando algo o, más bien, «¡Alguien!» que
les llenara en plenitud.
Estaban con Juan Bautista porque pensaron que ahí lo encontrarían. Pero
en cuanto escucharon al mismo Juan decir que ahí estaba el Cordero de
Dios, simplemente lo siguieron.
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Por eso le responden: «Rabbí – que quiere decir “Maestro” – ¿dónde
vives?» Jn 1,38
Vieron algo especial en Él, y no querían perderlo. Querían estar con Él,
querían vivir para siempre con Él. Porque cuando uno encuentra a
alguien valioso, no quiere separarse de esta persona. ¡Quiere estar
siempre con ella!
¿Y ?
Todos somos buscadores. Todos estamos sedientos. Hemos buscado
por todas partes. ¡Y nadie parece tener la respuesta!
En las páginas que siguen vamos a ver cómo ese Dios – desde los
primeros instantes de la creación del género humano, hasta el momento
en que nos dio vida a cada uno de nosotros – nos ha dejado claro todo lo
que necesitamos para ser felices y los medios para lograrlo.
15
P :
R
16
¿Qué es lo primero que hace un bebé cuando nace? ¡Llorar! Si no,
pregúntenles a esas mamás llenas de amor, pero también de ojeras. ¿Y
cuándo deja de llorar? La respuesta inmediata es: cuando come. Pero la
verdadera es: hasta el último día de su vida.
A
Este deseo de felicidad es el anhelo profundo de algo que promete llenar
un vacío. A mí me gusta llamarlo «anhelo doloroso»: porque si, por un
lado, me mueve a desear algo; por otro, me duele el aún no tenerlo.
Indica que en nosotros hay un vacío muy hondo. Tan hondo que a veces
parece insaciable.
Esto lo he visto una y otra vez en las personas que han perdido a un ser
querido. No es sólo que la muerte de esta persona les haya arrancado
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algo del corazón, es también que les hizo ver dentro de sí y redescubrir
ese vacío inmenso que parece que nunca se va a llenar.
1ª Vehemente
Según el diccionario, vehemente es aquello «que tiene una fuerza
impetuosa. Ardiente y lleno de pasión.»
¿Alguna vez has estado enamorado? ¿No sentiste esa vehemencia, esta
fuerza ardiente y llena de ardor?
2ª Aquí y ahora
Este deseo quiere satisfacerse de manera inmediata, aquí y ahora.
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No le gusta esperar. Nunca le ha gustado hacerlo, y mucho menos hoy en
día, dada la sociedad inmediatista en la que vivimos.
Todo lo queremos rápido, eficaz, sin tardanza. Con mucha mayor razón
la satisfacción de este deseo que, como quema por dentro, ansiamos
calmarlo ahora mismo.
Es por eso que nos mueve a actuar, que no nos deja hacer las paces con
nuestra realidad.
3ª Insaciable
Además, es un deseo que parece que jamás se va a llenar.
¿Quién no ha sido testigo de esto una y otra vez? Cuando creemos que
llegando a cumplir tal o cual meta seremos felices. Cuando pensamos
que poseyendo aquella cosa lo lograremos. Cuando nos proyectamos que
teniendo una familia con tal persona tendremos por fin lo que deseamos.
Se trata de una realidad que te saca de este mundo, que no te deja en paz.
Que te hace levantar la cabeza y buscar más allá de lo que esta realidad y
su aparente promesa de felicidad te presentan.
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Propuestas equivocadas para llenarlo: ¡Los ídolos!
¿Está mal desear? ¿Está mal querer llenar este deseo? ¡No! ¡De ninguna
manera!
Porque nos puede pasar lo que al pez joven que, en sus correrías se
encontró con otro de más edad:
– Usted que ha nadado tanto, tal vez logre ayudarme. ¿Puede decirme
dónde está eso que llaman océano? – le dijo el joven.
– El océano es donde tú estás.
– No, usted no entiende, esto no es sino agua, yo lo que busco es algo
más, eso que se conoce como océano.
Y, decepcionado, siguió nadando a toda velocidad, con la esperanza de
hallar aquello donde, sin saberlo, se encontraba ya.
En el mundo hay muchas cosas que nos prometen llenarnos. Son buenas
y atractivas. Llenan en un cierto aspecto nuestro deseo de felicidad. Pero
no nos satisfacen.
Todas las creaturas tienen un porqué y un para qué; están hechas para
ocupar un cierto lugar dentro del plan de Dios.
Un ídolo es todo aquello que ocupa, sin serlo, el lugar de Dios. ¿Con
qué ídolos podemos estar intentando llenar nuestro corazón? Veamos
sólo algunos ejemplos.
1º Sexo
El sexo, como todo lo nacido de la mano de Dios, es algo bueno en sí.
De hecho, ni yo habría escrito este libro, ni tú lo estarías leyendo si no
fuera por él. Todos somos fruto del sexo.
20
Sin embargo, no es así. Si lo fuera, las personas más felices serían las
que se dedican a la prostitución. Y si te ha tocado hablar sinceramente
con alguna de ellas, sabrás que en el sexo no sólo no encuentran la
felicidad, sino que las más de las veces representa un verdadero calvario.
Dice el teólogo José Antonio Sayés que el sexo por sí mismo no nos
llenará, sino sólo cuando «se hace instrumento de amor personal que
tiene las características de la totalidad, la fidelidad y la exclusividad». Es
decir, cuando es un medio para amar como Dios ama.
2º Dinero
Hace tiempo leí un reportaje que me llamó poderosamente la atención.
Resulta que los jóvenes en los países en desarrollo se declaran al menos
dos veces más felices que sus pares en las naciones más ricas[2].
3º Belleza
21
Otro gran ídolo que ha ido ocupando la centralidad de muchos corazones
es la belleza.
Así, da inicio a una carrera sin fin. Porque siempre habrá algo que
arreglar, alguien más bello a quien imitar, alguna figura que modificar,
algunos kilos que bajar.
4º Drogas y alcohol
¿Quién duda que muchos de los problemas de nuestra sociedad el día de
hoy se dan precisamente por el abuso de estas sustancias? ¿Quién,
habiendo vivido el infierno de una adicción, puede pensar que no pasa
nada?
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Las drogas, así como el alcohol, tienen el efecto de hacernos olvidar
momentáneamente los dolores y angustias de la vida. Por eso se vuelven
tan atractivos. Sin embargo, lejos de solucionarlos, normalmente son
causa de nuevos problemas.
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cantidad, terminó entre 18 y 20 gramos… ¡al día! Además de opio,
hashish y heroína. Una espiral insaciable nacida de un vacío muy fuerte.
Analgésicos
Todos estos ídolos pueden llegar a hacernos pensar por momentos que
somos felices, que no necesitamos nada más.
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Lo peor de todo esto es que si sigues tomándolos, cada vez requerirás
más y más y más. ¡Llegará el momento donde ya no harán su efecto, y,
sin embargo, seguirás necesitándolos!
Las adicciones
De este mecanismo es de donde surgen las adicciones.
El problema es que, como hemos dicho, los analgésicos nos quitan por
un instante el dolor, corriendo el riesgo de dejarnos engañar y pensar que
nos han curado.
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¿Y si lo hago cuatro, cinco, seis, siete veces? Hasta que ya no será
bastante la mariguana, sino que comenzaré con otro tipo de drogas cada
vez más fuertes, de tal manera que ya no sólo no quitarán el dolor, sino
que se convertirán en parte del mismo.
Por más que esperemos que nos colmen, jamás lo harán, generando cada
vez más vacíos. ¡Porque nada finito, por más cantidad que sea, podrá
llenar un vacío infinito!
¿Por qué? Porque un vacío infinito (mi corazón), sólo puede ser llenado
por una plenitud infinita (Dios).
E
Ese deseo insaciable, que carcome, tiene un nombre: eros. De ahí nos
viene la palabra «erótico».
Tal vez hayas levando las cejas cuando leíste esto en un libro sobre Dios
y su plan. Pero más bien yo las levanto cuando constato que esta palabra
ha sido ignorada, o más aún, expulsada de nuestro vocabulario como
cristianos.
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El eros es la fuerza que quiere hacer todo lo que haga falta para llenar
nuestro vacío existencial. ¡Por eso él mismo nos hace capaces de Dios!
¿No es esto maravilloso?
Redimirlo
Obviamente, al ser tan fuerte e intenso, es también muy peligroso si se
desvía, como les sucedió a nuestros primeros padres, y como nos sucede
a nosotros muy a menudo.
Dicha aventura nos puede atemorizar, porque nos sabemos débiles. ¡Pero
no tengamos miedo! Pensamos que tal vez Satanás puede ganar esta
batalla. ¡Pero no! ¡Él no es más que una creatura! ¡Dios siempre será más
fuerte!
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Este mensaje y esta experiencia es precisamente lo que nos quiso
transmitir a través del papa san Juan Pablo II y su Teología del Cuerpo.
Al final vas a tener lo que deseas, y si lo que deseas es menor que Dios,
¡eso es lo que tendrás! Pero si deseas amar a Dios, con todo tu corazón,
tu alma y tu mente[9], ¡lo tendrás para toda la eternidad!
Í
Si eros es el deseo del corazón humano que quiere amor infinito, eso
quiere decir que nos debe servir para llegar a Dios.
Iconoclasia
La iconoclasia es una herejía nacida en el siglo VIII, y que negaba la
utilidad de las imágenes sagradas como medios para acercarnos a Dios,
llegando incluso a juzgarlas como dañinas, destruyéndolas y
persiguiendo a quienes las veneraban.
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como ídolos, se han dado a la tarea de demonizarlos, rechazándolos
como algo peligroso y que no nos acerca a Dios.
Estos iconos no son sólo los hechos por mano del hombre, la creación
entera está llena de ellos: un atardecer en la playa, la vista desde la cima
de una montaña, la flor bañada por el rocío, el canto de los pájaros, la
mamá contemplando a su bebé, el hijo que siente la seguridad de su
padre, etc. ¡Toda la creación es un icono de la presencia de Dios, si
sabemos contemplarla con los ojos de Aquél que la creó![11]
El icono número 1
El cuerpo es el ídolo número 1 porque fue creado para ser el icono
número 1.
Esto quiere decir que el cuerpo del ser humano fue creado, en primer
lugar, para que a través de él pudiéramos conocer, amar y dar gloria a
Dios.
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realidad visible del mundo el misterio escondido desde la eternidad
en Dios, y ser así su signo.»[12]
San Juan Pablo II
¡Ya estuvo bueno de ignorar los mensajes que Dios escribió en nuestros
cuerpos! ¡Aprendamos a leerlos e interpretarlos tal y como Dios los
escribió!
¿Estás listo(a)?
30
[13]
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
31
S :
E
32
Ya vimos que todos llevamos en el corazón el deseo gigante de ser
felices.
1ª P :L
Si todo lo que hago es sólo en orden a ser más feliz, eso quiere decir que
también todo lo que los demás hacen lo es. La amistad, noviazgo,
música, películas, distracciones, tareas, libros, estudios, paseos,
vacaciones, entrenamientos, reuniones, fiestas, retiros… ¡Todo es para
lograr la felicidad!
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Hace tiempo un tío me contó una historia muy triste. Estamos hablando
de los años 1930’s.
Su hermano se enfermó gravemente y no sabían qué es lo que le pasaba.
Después de una serie de estudios le diagnosticaron tifoidea. ¿Y el
remedio? Muy sencillo: no darle de comer ni de beber nada.
Tristemente, el desenlace fue la muerte de su hermano.
Siempre hemos tenido claro que necesitamos al amor no sólo para poder
ser felices, sino para nuestra supervivencia. Pero donde hemos errado
es en pensar que el único amor válido es el llamado «espiritual»
(agapé), contrapuesto al «carnal» (eros). Llevando este último las de
perder.
¿Te extraña esto? Pues recuerda cómo presentaba Jesús al Reino de los
cielos… ¡ni más ni menos que como un banquete de bodas! «El Reino de
los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su
hijo.»[17]
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Caricaturizando un poco, el mensaje muchas veces lo entendíamos así:
«Tus pasiones son malas, y por ello hay que reprimirlas. Pero no te
preocupes, tú sigue estas reglas y vas a estar bien. ¿Qué prefieres, sufrir
un poco aquí y llegar al cielo, o disfrutar aquí y condenarte en el
infierno?»
Cristo vino para liberarnos del legalismo, no para intercambiar las reglas
de los fariseos por las de los cristianos. De hecho, mientras más se
parezca más nuestro corazón al de Cristo, menos reglas necesitará.
El mensaje de Jesús
Es verdad que en todo auténtico amor debe de haber un orden. Piensa en
tus amistades, noviazgos, matrimonio. Todas tienen reglas, explícitas o
no, pero las tienen. Sin embargo, el fin de estas normas no es la regla en
cuanto tal, sino asegurar un amor más fuerte y sólido.
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Por eso, el mensaje de Jesús no fue: «He venido para que tengan reglas,
y las tengan en abundancia.»
Sino: «He venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.» Jn 10, 10
2ª P :L
No puedes pasar mucho tiempo sin comer nada, porque terminarás
comiendo cualquier cosa.
Esto es lógico. Si no supimos darles de comer los manjares que Dios nos
preparó, otros sí les ofrecieron comida rápida, apetitosa y a buen precio,
¡pero totalmente chatarra!
Cuando uno tiene hambre, no le importa romper las reglas. Porque más
importante que ellas, es la supervivencia.
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¿Qué tiene que ver una escena sexual en una serie sobre
superhéroes infantiles? ¿Es con el sexo con lo que se destruye al
supervillano?
¿Qué misterio esconde una canción pegajosa que trata de
fantasías sexuales? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos
cantando?
¿Qué hace una chica en bikini en un anuncio de un taller
automotriz? ¿Alguna vez has visto a una mujer vestida así
arreglando un auto?
¡Dame de comer!
El corazón nos grita que tiene hambre. ¡Y nuestro deber es alimentarlo!
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Ya vimos que se trata de un anhelo doloroso. ¿Por qué? Porque al
principio no fue así[19], y esto nos duele.
Este anhelo doloroso nos pide de comer. ¿Dónde está la comida que lo
llenará?
El lenguaje de mi cuerpo
San Juan Pablo II decía que «el cuerpo, y sólo él, es capaz de hacer
visible lo que es invisible: lo espiritual y lo divino»[20].
¿Qué es aquello que hace visible? ¿Qué riqueza interior "esconde"? ¿Qué
tesoro conocemos a través de él?
Pues nada menos que la esencia de nuestro ser: hemos sido creados
para amar y ser amados; hemos sido creados por el Amor y para
aprender a amar como Él.
Pretender que el cuerpo de uno u otro sea suficiente para entender al ser
humano es como si intentaras hablar español en un país donde
únicamente se habla alemán. ¡Nadie te entendería!
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vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.» Gen 2,23
En resumen:
1º Soy don: a través del cuerpo constatamos que somos felices
únicamente en la entrega sincera.
2º Acojo el don: a través del cuerpo descubrimos que no fuimos
creados para vivir aislados.
3º Soy acogido como don: a través del cuerpo experimentamos que la
vida no tiene sentido si no la entregamos a los demás.
Por eso una persona lujuriosa, soberbia, vanidosa u orgullosa jamás será
feliz. Por eso lo que más miedo nos da es la soledad. Por eso formamos
familias, comunidades, amistades. Porque «no es bueno que el hombre
esté solo» (Gen 2,18).
El culto al cuerpo
Si todo esto te suena raro, tal vez se deba a que no hemos aprendido a
hablar la verdad con nuestro cuerpo. Y es que, como en todo lenguaje
también éste es capaz de ser manipulado.
Nos ocurre algo así como a nuestros antepasados: veían que los
fenómenos naturales como la lluvia, el viento, el fuego, etc., eran tan
poderosos y necesarios, que terminaban dándoles el lugar de una
divinidad, en vez de que a través de ellos pudieran descubrir a Dios. Y
así, los convertían en ídolos.
Hoy en día damos un culto excesivo a nuestro cuerpo, de tal forma que
se ha convertido en un fin, perdiendo así su capacidad para llevarnos a
39
Dios y a los demás. Lo hemos hecho nuestro propio ídolo,
transformándolo, sin desearlo, en nuestro peor enemigo.
3ª P :E
El plan de Dios no es ni la Huelga de Hambre, ni la Comida Chatarra.
¡Su plan es que disfrutemos la vida como si fuera una fiesta de bodas!
40
El resto del libro nos enseñará a lograr esto, viviendo y disfrutando de
todo, pero sin atorarnos en nada, ¡con los ojos puestos en el cielo!
A los novios se les había acabado el vino, y la fiesta aún estaba viva.
¿Qué iban a hacer? Hoy en día estamos acostumbrados a tener
supermercados al lado de nuestra casa con todo lo que se necesita, pero
en aquél entonces no era así. ¡Menos para la cantidad que hacía falta!
Jesús salió al paso. Ya sabemos cómo: pidió que llenaran seis tinajas de
piedra con agua, convirtiéndolas en vino. Lo que normalmente no
conocemos es cuánto vino era eso. Pues aproximadamente como 750
botellas del mejor vino que jamás haya existido y no existirá.
¿De dónde nos viene que Cristo no quiere que seamos felices y
disfrutemos de la vida? Obviamente, no era una invitación a
emborracharse, era un signo de que la vida con Él es lo mejor que nos
puede pasar.
Todos deberíamos tener un corazón pleno, que sepa disfrutar de todas las
creaturas, correctamente ordenadas hacia Dios. Y, sin embargo, lo
tenemos quebrado y vacío.
Sólo entonces nos daremos cuenta de que viviendo de acuerdo con Cristo
somos más felices, pacíficos, llenos.
41
Jesús viene a decirnos que no estamos hechos para menos que la
felicidad plena.
No hay peor caminante que el que no sabe a dónde va. ¿Hacia dónde
estás dirigiendo tu vida?
42
consigue mostrar el sentido de la vida presente y darle un contenido
de plenitud.»
Benedicto XVI
Yo digo: ¡Sí!
Cristo, cuando nos pide que hagamos algo, no lo hace por capricho. Lo
hace porque Él es nuestro creador, y, por lo tanto, sabe cómo estamos
hechos y cómo debemos de actuar para ser felices.
Pero, ¿qué es entonces lo que pasa que no siempre vemos esta propuesta
así?
«La voluntad de Dios es que nosotros seamos felices. Por ello nos
ha dado las indicaciones concretas para nuestro camino: los
43
Mandamientos. Cumpliéndolos encontramos el camino de la vida y
de la felicidad.»
Benedicto XVI
¡Qué aburrido!
Tal vez nos pase que la actitud que tenemos hacia ella es la misma que
tiene The Edge, del grupo U2, en la canción Numb. Toda la letra es una
serie de retahílas y prohibiciones: no hagas, no respires, no rías, no
pienses, todo está bien… En el video, de hecho, aparece él, lleno de
estímulos y de ofertas, embarradas literalmente en la cara, ¡pero
permanece impávido!
Esa sería mi voz si la religión no fuera más que cumplir. ¡Jamás! ¡Los
mandamientos no son ataduras, son la invitación a ser feliz, a vivir la
vida en pleno!
44
"sí" a la verdad (octavo mandamiento); un "sí" al respeto del otro y
de lo que le pertenece (noveno y décimo mandamientos).»[21]
A veces se presenta una imagen del Cristianismo como algo que nos
oprime, que va en contra de todos nuestros deseos. ¡Todo lo contrario! Es
el camino a la libertad verdadera: la de los hijos de Dios.
45
La malla no era para limitarles, sino para liberarles, para que pudieran
jugar con confianza, entrega y pasión.
46
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
47
T :C
48
A veces pasamos por rachas de momentos muy duros, donde todo parece
que está en contra nuestra y se cumplen nuestras peores pesadillas. Lo
único que esperamos es que alguien nos traiga una buena noticia.
¡Y seguimos pidiendo que alguien nos alegre el día! Pues bien, ese
alguien sí existe, y se llama san Juan Pablo II. ¡Y la buena noticia que
vino a traernos es la Teología del Cuerpo!
D
Cuando Dios nos creó, lo hizo para que fuéramos plenos. En sus planes
no estaba la guerra entre el cuerpo y el espíritu.
¡Él nos creó en armonía! ¿Y entonces qué pasó? La cosa es tan simple
que hasta parece una fábula de niños: llegó el diablo, nos tentó, y
nosotros, en nuestra libertad, le hicimos caso.
49
¿Por qué tantas canciones, poemas, libros y películas cuando hablan del
amor lo refieren al cielo? ¡Porque para eso se nos dio el amor, para llegar
al cielo! El pecado nos lo impidió, pero Cristo lo volvió a hacer posible
gracias a la salvación que nos trajo.
E
Desgraciadamente hemos separado tanto a Dios de nuestros cuerpos, que
llegamos incluso a asimilar como verdades algunas afirmaciones que no
son sino mentiras.
50
1. «Si tienes “a Dios”, lo tienes todo, ¡no te puedes
sentir vacío!»
Hay en nuestro corazón un hambre gigante de ser felices. ¡Y queremos
llenarla!
¿Es bueno desear eso? ¡Por supuesto! ¡Porque así nos hizo Dios! No
somos almas atrapadas en un cuerpo. Somos espíritus encarnados. No
somos cuerpo por un lado y alma por otro, ¡somos todo ello![25]
No dejes que nadie nunca te diga que los deseos naturales de tu cuerpo
son malos en sí mismos. Lo que hagas o dejes de hacer con ellos puede
convertirlos en malos, pero los deseos en cuanto tal nos muestran un
destino, una naturaleza.
¡Pues esto es también una mentira! Una mentira venida del mismo padre
de la mentira[27].
51
¡Cómo va a ser malo el cuerpo, si el mismo Hijo de Dios quiso tomar
uno para Él! De hecho, ¿saben ustedes cuál es el signo característico del
anticristo? Aquél que niega que Dios tomó un cuerpo[28].
Por eso a Dios no le bastó con un Mar Rojo dividido, una zarza ardiendo,
unas murallas que se caen al sonar de unas trompetas. Ni siquiera le
bastó con curar ciegos, resucitar muertos. Para manifestarse plenamente
no escogió ninguna otra acción que el tomar un cuerpo para sí. No sólo
durante 33 años, ¡para toda la eternidad!
Eso que desea nuestro corazón no es otra cosa que un amor total.
52
«El deseo más profundo del corazón humano es mirar a otro y ser
mirado por la mirada amorosa de ese otro», decía San Agustín.
¡De tal forma que cada cuerpo revela un destello de la Gloria de Dios!
¡Todos somos tan especiales que Dios se lee en nuestros cuerpos gracias
a la diferenciación sexual y el llamado a la comunión fecunda!
¿Q T C ?
Es imposible resumir toda la Teología del Cuerpo en un libro como
éste[34]. ¡Y menos un solo capítulo! De hecho, ésta es tan extensa que es
imposible circunscribirla a una sola definición. Por ello, vamos a analizar
varias.
53
permanente de ser que se configura, por tanto, necesariamente como
masculinidad y femineidad.»
¿De dónde vengo? ¿En dónde estoy? ¿A dónde voy? A través de sus
enseñanzas, el Papa va desvelando el plan de felicidad que Dios
estampó en nuestros cuerpos y lo que cada uno debe de hacer para
asumir dicho plan en la propia vocación.
Podemos pensar que lo que hace más difícil esto es el eros. Sin embargo,
el eros no es malo. Sin él no podríamos tener la energía para llegar al
cielo. Nuestro corazón carecería de esa fuerza que le lleva a desear un
amor infinito.
54
Como todo, también lo podemos corromper. Y lo hacemos cuando
ponemos el fin del eros en una creatura, sea quien sea, convirtiéndola en
ídolo.
Visto desde esta perspectiva se comprende por qué el cuerpo ha sido tan
atacado.
55
4. Es una enseñanza bíblica sobre lo que significa ser
humanos.
Se podría pensar que la Teología del Cuerpo es una intuición original de
Karol Józef Wojtyła. En cierto sentido es así. Sin embargo, no sólo se
basó en numerosos pensadores católicos[37], sino, sobre todo, en el gran
mensaje en el que Dios se reveló a sí mismo: la Biblia.
¡U D !
No tengamos miedo: ¡el diablo no tiene barro para crear! ¡Todo lo que
existe es bueno! ¡Máxime nuestro cuerpo!
Éste nos grita que estamos hechos para el cielo. Para un amor eterno.
Para la entrega y donación sin límites que tanto deseamos.
56
«El cuerpo, en su masculinidad y feminidad, está llamado “desde
el principio” a convertirse en la manifestación del espíritu. Se
convierte también en esa manifestación mediante la unión
conyugal del hombre y de la mujer, cuando se unen de manera que
forman “una sola carne”.»
San Juan Pablo II[40]
57
Dios no nos puede amar a medias, no puede poner entre paréntesis su
amor, dependiendo de nuestra fidelidad o estado de ánimo.
Sólo un amor así puede ser atractivo y nos hace ver que:
Es sólo cuando el amor tiene que renunciar, que adquiere toda su
fuerza.
Es sólo cuando se tiene que sacrificar, que se da cuenta de que vale
la pena.
Es sólo cuando debe de forzarse a ser fiel, que la promesa de amor
tiene sentido.
58
Por último, este amor es como una semilla que se siembra, y que debe
dar fruto.
Dios quiere seguir creando vida en este mundo. No sólo física, sobre
todo espiritual. En el siguiente paso explicaremos más a fondo esta
realidad.
59
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
60
C :
R
Concupiscencia y significado
esponsal del Cuerpo
61
«Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que
quiero, sino que hago lo que aborrezco. Y, si hago lo que no
quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena; en realidad,
ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí.» Rom
7,15-17
Ése no es el plan original de Dios. ¡Él nos creó para estar enteros, no
agrietados!
[43]
S
«Entonces éste exclamó: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos y
carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha
62
sido tomada”. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se
une a su mujer, y se hacen una sola carne.» Gen 2,23-24
«Cuando Dios Yahvé dice que “no es bueno que el hombre esté solo”
(Gen 2,18), afirma que el hombre por sí “solo” no realiza totalmente esta
esencia. Solamente la realiza existiendo “con alguno”, y aún más
profundamente y más completamente: existiendo “para alguno”.»[45]
En cambio, hasta las cosas más dulces de la vida, si las vivimos solos, se
vuelven un tormento.
63
– ¿Qué te pasa, te pegaron?
El niño movió la cabeza en señal de negación. La mamá lo acarició
buscando consolarlo.
– ¿Entonces te robaron?
Volvió a negarlo.
– ¿Qué te pasó?
Después de un largo sollozo dijo:
– Estábamos jugando a las escondidas, y yo me escondí tan bien que
cuando salí mis amigos ya se habían ido. Nadie me vino a buscar.
¡Nadie me vino a buscar!
Por eso José Ignacio Munilla afirma: «Nosotros creemos que el valor
supremo no es tanto la independencia del hombre, cuanto su
"comunión". El hombre maduro no es el más independiente o el más
aislado frente a los demás, sino todo lo contrario.»
64
El cuerpo humano grita que fue hecho para ser fecundo, para
multiplicarse.
Claro que la fecundidad más obvia es la física. Pero ésa puede ser, en sí
misma, aún muy limitada. ¡Casi cualquiera puede dejar hijos regados por
todo el mundo!
65
4. El otro, sea del sexo que sea, tiene la misma
dignidad y los mismos derechos.
«El cuerpo tiene su significado “esponsalicio” porque el hombre-persona
es una criatura que Dios ha querido por sí misma y que, al mismo
tiempo, no puede encontrar su plenitud si no es mediante el don de
sí.»[48]
Esto quiere decir que hemos sido llamados, desde nuestra creación, a
existir en comunión de personas con los demás, «a imagen de Dios».
Ninguno puede ser jamás utilizado como objeto, sino que siempre ha de
ser tratado de acuerdo con su propia dignidad.
[50]
L
Lamentablemente, este plan maravilloso que Dios había pensado y
estampado en nuestro cuerpo, vino a romperse con el pecado, agrietando
así su corazón.
«Es sabido que, a causa del estado pecaminoso contraído después del
pecado original, varón y mujer deben reconstruir con fatiga el
significado del recíproco don desinteresado.»[51]
66
Concupiscencia[52]
Todos hemos escuchado muchas veces esa palabra: concupiscencia.
Pero, ¿qué significa?
Es lo que dice san Pablo cuando afirma que «la carne… tiene tendencias
contrarias a las del Espíritu, y el Espíritu tendencias contrarias a las de la
carne.» Gál 5, 17
Cuántas veces, por ejemplo, basta con que nos decidamos a ponernos a
dieta para que nuestro cuerpo nos pida todo tipo de alimentos. O con que
queramos mejorar nuestra pureza, para que comencemos a experimentar
todo tipo de tentaciones. Que busquemos ser humildes para iniciar a
percibir todo tipo de humillaciones. Que deseemos ser caritativos para
que todos nos molesten.
67
La concupiscencia limita y deforma el lenguaje del cuerpo, sobre todo en
la relación varón-mujer. Le hace querer aprovecharse el uno del otro, sin
buscar ante todo el amor.
Para entenderla mejor pongamos una analogía. A nivel físico, todos los
cuerpos tienen una propiedad llamada inercia, por la que mantienen su
estado de reposo o movimiento si no son impedidos por otra fuerza.
Podríamos decir que, a raíz del pecado, nuestro cuerpo tiene una
inercia hacia lo cómodo, lo egoísta, lo agradable, lo fácil –aunque
muchas veces esto no sea lo más adecuado–, rompiendo así con el
designio de felicidad integral que Dios puso en todo nuestro ser.
Ahora, sin embargo, se percibe como una fuerza casi autónoma, donde el
cuerpo quiere dominar al alma.
68
Pasiones desbordadas.
Intereses encontrados.
Incompatibilidad de ritmos.
Desacuerdo entre el deseo de uno y la disposición del otro.
Y ese encuentro, que fue creado para ser maravilloso, a veces trae
muchos problemas, decepciones y frustraciones. ¡Y todo por dejarse
llevar por la concupiscencia y no por la vida según el Espíritu!
El pecado, por más fuerte que sea, no borró esta tendencia de nuestro
corazón a amar y ser amados.
69
El egoísmo de exigir cada vez más y más.
S
Dios, cuando nos creó, lo hizo con un amor tan especial que somos las
únicas creaturas que Él quiso por sí mismas[57].
¡Esto no es sino ese amor puro que todos deseamos, ese amor sin
intereses, sin egoísmos, sin segundas intenciones!
Todos nos hemos sentido utilizados alguna vez. ¿Fue bonito? ¡No! ¡Es la
experiencia más humillante que existe!
70
no somos más que «números». Y aún más doloroso cuando nos damos
cuenta de que un amigo nos traicionó, que sólo le interesábamos
mientras le sirviéramos.
Esto marca una tendencia muy peligrosa y genera un espiral sin aparente
fin.
Pensar que para que Dios me quiera, antes tengo que hacer méritos.
Porque para yo querer a alguien, dicha persona los tiene que hacer.
Desesperar de mi salvación, porque al haber cometido tantos
pecados tendré la certeza de que Dios no puede amarme.
Reducir la religión a una serie de normas que tengo que cumplir
para llegar al cielo, y no una relación personal de amor que tengo
que cultivar con Dios.
71
Todo esto me recuerda una anécdota que un amigo me contó.
Sin importar lo que pensemos, lo que hayamos vivido, cómo nos hayan
tratado o hayamos tratado a los demás, ¡Dios nos quiere por nosotros
mismos, sin necesidad de méritos ni de cumplimientos!
Este amor es lo que nos salva. Este amor es lo que da sentido a nuestras
vidas.
Y ,¿ ?
La concupiscencia sin control hace que perdamos la libertad interior de
la donación. Porque ella pasa a dominar nuestro cuerpo, a mandar sobre
lo que debe hacer y buscar.
1ª Dios
72
Esta lucha a veces puede ser desgastante y desesperanzadora, si la
hacemos solos. Mas con Dios no.
2ª Pureza
La pureza es una conquista que hay que realizar día a día, batalla a
batalla. ¡Y que jamás termina!
Ésta será tema del quinto paso, pues «el hombre puede convertirse en
don si cada uno de ellos se domina a sí mismo.»[62]
73
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
74
Q :D
La redención de Cristo
75
Me encanta la escena de la película de La Pasión de Cristo en la que
Jesús se cae con la cruz. Su Mamá lo ve. Al inicio duda. Pero después –
recordando también una caída que tuvo de niño –, corre para consolarlo.
Y cuando se levanta le dice esa frase: «Madre, mira cómo hago nuevas
todas las cosas»[63].
¿U ?
Aceptémoslo: muchas veces nos sentimos culpables por las tendencias
que experimentamos. Esto no está bien, porque si no lo sanamos,
caeremos en uno de los dos extremos que debemos de evitar a toda costa:
puritanismo o permisivismo.
1. Puritanismo
Como sentimos una tendencia a lo malo y no sabemos cómo enfocarla,
pensamos que lo corrompido es el cuerpo, la sexualidad, con la
consecuencia última de buscar aniquilarlos. Este puritanismo dio origen,
hace ya muchos siglos, a una herejía llamada maniqueísmo. Por lo que el
Papa dijo:
76
Esta actitud se repite a sí misma: «Si siento deseos de hacer con mi
cuerpo cosas que son pecado, entonces mi cuerpo es malo y no debo de
hacerle caso.»
¿Crees que algo así viene de Dios? ¿Que algo así nos puede hacer
felices?
2. Permisivismo
El otro extremo es pensar que, dado que estas tendencias son
invencibles, entonces de nada sirve luchar y luchar, mejor
abandonémonos a ellas.
La tercera vía
Cualquiera de las dos actitudes es válida… ¡para un corazón que no ha
sido redimido!
Cristo no quiere simplemente que volvamos a ser como Adán y Eva. ¡Él
quiere mucho más! ¡Quiere nuestra total felicidad!
77
«Esta plenitud se descubre: primero con una visión interior “del
corazón”, y luego con un modo adecuado de ser y de actuar.»
San Juan Pablo II[65]
E
Sinceramente, aún ahora, después de haber leído gran parte de este libro,
si escuchas la palabra «erótico», ¿qué es lo que se te viene a la mente?
De hecho, el mismo Dios también nos ama con este tipo de amor. Y no
lo digo yo, tampoco san Juan Pablo II, sino el papa Benedicto XVI[66]:
«Él (Dios) ama, y este amor suyo puede ser calificado sin duda
como eros que, no obstante, es también totalmente agapé.»
78
¡Lo necesitamos no sólo para ser felices, sino para nuestra misma
salvación eterna!
«El agapé sin eros nos parece como un “amor frío”, un amar “con la
cabeza”, sin participación de todo el ser, más por imposición de la
voluntad que por impulso íntimo del corazón. Un ajustarse a un
molde preconstituido, en lugar de crear uno propio e irrepetible,
como irrepetible es todo ser humano ante Dios. (…) Si el amor
mundano es un cuerpo sin alma, el amor religioso practicado así es
un alma sin cuerpo.» [68]
«El eros sin agapé es un amor romántico, muy a menudo pasional, hasta
la violencia. Un amor de conquista que reduce fatalmente el otro a objeto
79
del propio placer e ignora toda dimensión de sacrificio, de fidelidad y de
donación de sí»[69].
Pero no por eso hemos de desechar al eros… ¡Existe una tercera opción!
Nos damos cuenta de que en este mundo nada ni nadie nos podrá llenar,
porque estamos hechos para el cielo.
Sin embargo, todo lo que Dios nos ha dado puede convertirse en signo
de su amor, y, por lo tanto, en camino para llegar a esa felicidad. ¡Basta
con que lo vivamos rectamente!
«El amor verdadero e íntegro es una perla escondida entre dos valvas,
que son el eros y el agapé. No se pueden separar estas dos dimensiones
del amor sin destruirlo, como no se pueden separar el hidrógeno y el
oxígeno sin privarnos con ello mismo del agua.»[70]
La lujuria nos promete el cielo sin la cruz. ¡Y todo amor lleva una cruz!
80
Si pretendemos amar sin sufrir, probablemente estamos amando
desordenadamente.
Vas a tener muchas voces que te digan que te bajes. Pero Cristo nos
enseñó a perseverar en el amor. ¡Y es a Él a quien seguimos!
Ya lo dijo san Juan Clímaco en el siglo VII: «Casto es aquel que expulsa
al eros con el Eros».
¿Por qué lo hace así? ¿Por qué no basta nada más con los años que han
pasado de noviazgo? ¡Porque quiere dejarle claro que sólo él la va a
amar así de fuerte y decididamente! ¡Porque nadie más será capaz de
darle lo que él le da!
81
Pues, por más innovadoras que sean las propuestas de matrimonio,
ningún novio hubiera jamás pensado una manera tan original y definitiva
de proponer su amor como Jesús lo hizo: ¡encarnándose, tomando un
cuerpo, haciéndose uno de nosotros!
Mi cuerpo es bueno
Aceptémoslo: un Dios que se hace hombre tomando un cuerpo no es algo
fácil de entender. ¡Pero así es!
Nuestro cuerpo es tan bueno que el mismo Dios quiso tener uno. No
solo mientras caminó por este mundo, ¡sino para toda la eternidad!
Por eso tenemos un anhelo constante por la comunión con los demás.
¡Eso es lo que llamamos eros! ¡Y, en sí mismo, es muy bueno!
El eros redimido[72]
Tenemos que arrancar de nuestra mente, y sobre todo de nuestro corazón,
la equiparación entre eros y lujuria. Esta última no es sino la búsqueda
del placer por el placer, a costa de los demás e incluso de nosotros
mismos. Mientras que el eros es la gasolina que nos empuja a conseguir
un amor infinito.
Todo esto nos debe de sonar en chino, sin embargo, algo resuena en
nuestro corazón, y sabemos en lo profundo de nuestras almas, que eso es
precisamente lo que anhelamos, pero que nunca antes habíamos tenido el
coraje de ponerle este nombre.
Pues les tengo una buena noticia: Cristo nos redimió para que
pudiéramos lograrlo.
82
No debemos dejar que el amor erótico sea tergiversado por el mundo y
por el diablo. ¡Nos pertenece! ¡Es un don de Dios! ¡Es con este amor, y
con el de comunión, con el que Cristo se entregó a su Iglesia![73]
¿Q ?
«También nosotros mismos, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos en nuestro interior anhelando la redención de
nuestro cuerpo.» Rom 8,23
Y por ello está dispuesto a todo, incluso a morir en una cruz para
demostrárnoslo.
83
También lo hacen pretendiendo reducir la religión a una serie de reglas
que tenemos que cumplir, desencarnadas de una verdadera relación con
Alguien. Y, lógico, nos cansamos de cumplir por cumplir, porque no
estamos dirigiendo nuestro comportamiento hacia el amor, sino hacia la
justicia.
Con un Dios así, no podemos tener miedo. ¡Sólo abrirle el corazón para
que nos abrace con su misericordia!
84
San Juan Pablo II nos da el camino: para lograr la redención del cuerpo
tenemos que transformar nuestra conciencia y actitudes, de tal manera
que podamos llegar a amar con pureza, como Cristo ama[78].
[79]
C
Para lograr cambiar la conciencia y actitudes hay que transformar nuestra
manera de ver el cuerpo y la sexualidad.
Veamos algunas afirmaciones que tenemos que hacer nuestras para logar
esto.
Cada vez que toco un cuerpo estoy tocando a toda la persona, incluida su
alma. Y, dado que cada persona posee una dignidad invaluable, cada vez
que la toco lo debo de hacer con la delicadeza y finura de quien ha
recibido la responsabilidad de custodiar un tesoro incalculable.
Para ello, hay que reafirmar el valor y la dignidad del cuerpo. Y de ahí
aprender formas siempre nuevas de manifestar nuestro amor, sin
extralimitarse en campos que jamás nos llenarán.
85
3ª El cariño físico es bueno y necesario.
El cuerpo, con su significado esponsal, nos habla precisamente de esto.
¡Hemos sido hechos para dar y recibir amor!
Mientras más nos relacionamos con los demás por amor, más somos
nosotros mismos. Cuando uno se entrega, crece, no desaparece, se
multiplica. El pecado nos hace creer que entregarse es perderse, pero no;
entregarse es ser quienes somos.
86
balances, de política. No se puede. No se puede vivir sin poesía, sin
color, sin amor. Trabajando únicamente para el logro de bienes
materiales, estamos construyendo nuestra propia prisión.»
«Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta
que descanse en ti.»
San Agustín
N
La lucha es de todos los días. Porque todos los días tengo mucho corazón
para amar y ser amado.
No tengas miedo. En este combate es lógico que vas a tener derrotas, que
te vas a caer, pero no importa. ¡Haz de tu debilidad una oportunidad
87
para dejarte abrazar por el amor del Padre! ¡A Él le encanta
levantarnos cuando sus hijos nos caemos! ¡Alza los brazos y clama a Él,
y jamás te dejará solo(a)!
«Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos
amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó
juntamente con Cristo – por gracia habéis sido salvados – y con él
nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de
mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su
gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.» Ef 2,4-7
88
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
89
S :P
La necesidad de nuestra
cooperación con la gracia de
Dios
90
«Han oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo les digo que todo
el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su
corazón.» Mt 5,27-28
Vivimos en un mundo roto. Y por ello nos quiere romper. Eso nos llena
de heridas que tenemos que curar. Unas conscientes, otras no. Pero todos
cargamos con una amplia colección de ellas.
Nuestro corazón está contaminado por tantas cosas que ve, siente, sufre,
desea. Por eso necesita de una urgente purificación.
U
«Le dicen: “Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y
repudiarla?”
91
Jesús les respondió: “Moisés, teniendo en cuenta la dureza de su
corazón, les permitió repudiar a sus mujeres; pero al principio no
fue así.”» Mt 19,7-8
«Al principio» todo fue distinto. Dios se dona a sí mismo, dona su vida,
creando al ser humano a su imagen y semejanza. Esto es:
Querido por sí mismo, y no para otro fin.
Elegido con Amor Eterno, sin que el mismo ser humano lo hubiera
escogido.
Sentimos esa llamada interior a ser “don”, es decir, a amar como Dios
ama, y hasta que no lo logremos, no estaremos en paz.
¿Qué los diferencia? Que el primero recibe del río todo su caudal, pero
después lo deja también salir a través de un afluente. Es un lago azul,
lleno de vida, y rodeado de árboles.
92
Si queremos vivir felices, debemos de ser un regalo constante para los
demás, debemos vivir la lógica del don.
Entró el pecado
Pero como ya sabemos, entró el pecado, y con él el desorden.
93
Dudaron del amor de Dios, de su pureza, de su totalidad. Pensaron que
era un Dios egoísta, que no les había compartido lo mejor, y que ellos
debían tomarlo por su propia mano.
Rompieron con esa Fuente del Amor y, así, dejaron de ser capaces de
vivir en comunión.
U
Desde ese momento, el corazón necesita de una constante purificación.
1º Templanza
94
«Cristo indica con claridad que el camino para alcanzarlo debe ser
camino de templanza y de dominio de los deseos.»
San Juan Pablo II[87]
Es decir, asiste a mi voluntad para que pueda dominar sobre los instintos
y deseos, de tal manera que todo le sirva para su felicidad verdadera, y
no para la caricatura de ésta que le muestra la concupiscencia.
Dicha virtud se aplica a todo lo que tiene que ver con nuestras pasiones:
ira, pereza, comida, alcohol, drogas, tabaco… Con ella, puedo
aprovecharme de todo lo bueno que me ofrece la creación, pero sin
convertirme en esclavo de nada.
2º Autodominio
El autodominio es el control que tenemos sobre nuestros impulsos y
deseos.
Nos da una gran libertad para decidir sin dejarnos llevar por las presiones
de la concupiscencia.
Es fundamental para que podamos lograr ser un verdadero don para los
demás.
95
«Interiormente libres de la coacción del propio cuerpo y sexo (…)
podían gozar de toda la verdad, de toda la evidencia humana, tal
como Dios Yahvé se las había revelado en el misterio de la
creación.»
San Juan Pablo II[88]
Por ello, el ser humano maduro ha de estar siempre atento a los deseos
de su corazón, para purificarlos con la ayuda de la razón iluminada por la
fe.
«Para los de corazón puro, todo es puro, pero para los que están
llenos de pecado y no tienen fe, nada es puro.» Ti 1,15
96
Queremos llegar a ver a Dios. Sin duda hemos tenido algunos brevísimos
momentos de estas experiencias que se llaman teofanías, donde Dios se
hace presente:
Cuando te sonrió el chico que te gustaba.
Cuando viste un atardecer en la playa.
Cuando subiste a la cima de una montaña.
Cuando viste por primera vez a tu hijo o sobrino.
Todas esas son chispas de lo que significa poder ver a Dios cara a cara.
Nos hacen intuir la belleza y magnitud de Él, lo que significará vivir el
cielo.
¡Qué lección!
Una manzana podrida les hace daño a todos. Tal vez a un bebé lo puede
llevar al borde de la muerte. Pero a un adulto, al menos, le dará una
buena intoxicada. ¡Nadie está jamás exento de cuidar con qué
alimenta su mirada y corazón!
97
«Todo cuanto hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no
para los hombres, conscientes de que el Señor les dará la herencia
en recompensa. El Amo a quien sirven es Cristo.» Col 3,23-24
A los limpios de corazón se les promete que verán a Dios cara a cara y
que serán semejantes a él. La pureza de corazón es un adelanto, ya en
esta tierra, de esa visión que tendremos en el cielo.
«Ya desde ahora esta pureza nos concede ver según Dios, recibir a
otro como un "prójimo"; nos permite considerar el cuerpo humano,
el nuestro y el del prójimo, como un templo del Espíritu Santo, una
manifestación de la belleza divina.»
Catecismo de la Iglesia Católica n. 2519
5º Oración y sacramentos
He dejado para el final lo más importante: para purificar mi corazón
me hace falta mucha oración y mucha vida sacramental.
Pero para ello necesitamos hablar mucho con Él. Volvernos amigos de
verdad. No sólo conocidos buena onda.
98
De la misma manera, tenemos que vivir cada vez más los sacramentos.
Éstos son signos sensibles de una gracia invisible. Son actos materiales,
humanos, pero a los que Dios ha dado el poder de transmitir dones
sobrenaturales.
¡Qué sabio es Dios! ¡Cuánto nos ayuda a los seres humanos no sólo el
saber que estamos recibiendo una gracia, sino también el sentirlo!
99
Lo hacía aún en la época más calurosa del año, cuando la arena del
camino le quemaba las palmas de las manos.
La joven se llamaba Olivia y fue conocida por las Hermanitas de los
Ancianos Desamparados, quienes le consiguieron una silla de ruedas. Y
entonces le fue más fácil asistir. ¡Pero no por eso poco costoso!
Tal vez si Dios hubiera hecho más difícil el acceso a los sacramentos los
valoraríamos más. Tal vez si en todo el mundo hubiera sólo un lugar
donde se celebrara la misa haríamos cualquier esfuerzo para asistir a ella
al menos una vez en la vida. Tal vez si para recibir el perdón fuera
necesaria una larga y penosa penitencia valoraríamos más la vida de
gracia.
Tal vez, sí, tal vez. ¡Pero el hecho es que Dios no quiso complicarnos la
vida! ¡Qué alegría saber que nuestra salvación está al alcance de las
manos!
P
Por la importancia que merece, dedico una sección aparte a este tema.
100
Antes de la caída de nuestros padres, el pudor no hacía falta. Por eso
estaban desnudos sin avergonzarse[92]. De hecho, «el hombre tiene pudor
del cuerpo a causa de la concupiscencia»[93], porque a través de ella el
cuerpo del otro puede ser utilizado como un simple objeto, sin respetar
su libertad ni la dignidad del don.
El cuerpo es una joya, que no cualquiera puede ver o tocar. Por eso
tenemos que hacer todo para protegerlo.
¿Cómo funciona?
No se trata de ir con más o con menos ropa encima. Se trata de valorar el
propio cuerpo y darle su lugar.
Esto no se puede quedar en meros principios, sino que tiene que tener
consecuencias prácticas. Entre otras:
Cuidar el vestido, propio y de los miembros de mi familia.
Cuidar lo que veo en los medios de comunicación. Recuerda el
ejemplo de la manzana podrida.
Exigir una educación respetuosa de la verdad y la dignidad moral y
espiritual de los hijos.
U
Gracias a la redención tenemos mucho más de lo que tuvieron Adán
y Eva en el principio, porque a pesar de nuestra fragilidad contamos
101
con el regalo que Dios nos hace a través de la gracia: su misma vida
en nosotros.
102
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
Jesús, ¿qué necesito para ver el cuerpo de los demás y el mío como
templo del Espíritu Santo?
¿He vivido la castidad concordemente con tu plan? ¡Ayúdame a
purificar mi corazón para que pueda llegar a amar como Tú lo
haces!
Señor, la oración es un diálogo contigo, ¿rezo de forma regular?
¿Te considero un amigo? ¿Qué momentos de oración diarios
quieres que te dedique?
3. Con tu cónyuge
103
S :A
Aprendiendo a vivir el
sufrimiento
104
Hay una realidad que no nos gusta nada: la del dolor y el sufrimiento.
Pero es un hecho que está presente en la vida de cada día. Diría que es
una característica necesaria de la existencia humana.
Por ahora les adelanto esta frase de San Agustín: «Si no quieres sufrir,
no ames, pero si no amas, ¿para qué quieres vivir?»
E ,
El dolor nos recuerda algo: somos frágiles, y, en este mundo, sólo
estamos de paso.
Claro que eso no nos gusta. Porque queremos tener control de todo y
sobre todo. Pero el dolor nos muestra que no controlamos casi nada.
¿Qué es el dolor?
El dolor es la sensación:
De que algo no está bien.
De un desequilibrio.
De que estamos rotos por dentro y por fuera.
De que no estamos completos.
De que esta vida, como la conocemos, tan sólo es pasajera.
105
Claro que no nos gusta. Sin embargo, ¡ahí está! Y la mayor parte de las
veces me llega sin esperarlo, sin desearlo, sin aparentemente necesitarlo.
¡Pero no me puedo deshacer de él!
¿Por qué queremos tratar el tema del dolor?¡Porque no está ahí (afuera),
sino aquí (en mi interior), en mi corazón, y no lo puedo negar!
Pero por más ilusión que se haga de que lo ha vencido, el dolor sigue ahí.
¡Menos mal!, porque tiene una razón de ser…
A través de él descubrimos:
Una tarea que nos abre caminos de crecimiento, aunque no la
hayamos pedido.
Un estímulo para levantarnos, para no conformarnos y seguir
luchando.
Un recuerdo de que podemos ser más felices.
Un filtro que nos hace desechar lo que no es importante, y
quedarnos con lo que lo es.
Una invitación a descubrir que el alma existe, porque ella misma
tiembla frente al sufrimiento.
Una oportunidad de compadecernos, de amarnos con sinceridad.
Una escalera que nos puede llevar más cerca del cielo.
A
Cuando hablamos de dolor normalmente pensamos en las enfermedades
y molestias físicas. Estoy de acuerdo en que son terribles. Pero mucho
más atroces son los sufrimientos espirituales. Porque no sólo tocan el
cuerpo, sino sobre todo el alma.
106
Quisiera mencionar tres de ellos, analizando en profundidad sólo el
último.
Nos causa una conmoción que no nos gusta, que crea incomodidad y
vaciedad.
107
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o
espada? Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.» Rom 8,35.38.39
Existía un rey que tenía un consejero muy peculiar. Éste, ante cada
circunstancia adversa siempre decía: «¡Qué bueno, qué bueno!».
Un día, el rey salió de cacería. En un accidente, se cortó un dedo del pie
y el consejero exclamó: «¡Qué bueno, qué bueno!»
El rey terminó por cansarse de esa manera de ser, así que lo despidió, a
lo que el consejero respondió: «¡Qué bueno, qué bueno!».
Tiempo después, el rey fue capturado por una tribu de indígenas para
sacrificarlo ante su dios. Mientras lo preparaban, vieron que le faltaba
un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad, por lo
que lo dejaron en libertad.
El rey entendió entonces las palabras del consejero: «¡Qué bueno que
perdí el dedo, de lo contrario ya estaría muerto!».
Una vez en su palacio, mandó llamar al funcionario para volverle a
ofrecer el puesto. Pero antes le preguntó por qué también dijo «qué
bueno» cuando fue despedido. Le respondió: «Si no me hubiese
despedido, habría estado junto a usted y seguramente a mí sí me
hubieran sacrificado.»
108
del torneo o perdí una oportunidad de un negocio.
Obviamente los que hay que trabajar son los más profundos, como la
muerte de un hijo, la aceptación de una enfermedad, la pérdida de un
trabajo, de una amistad, etc.
El duelo tiene un proceso estudiado por la sicología. Para las líneas que
siguen, me baso en el libro Bienvenido dolor, de la sicóloga chilena Pilar
Sordo.
Sin embargo, conocer las etapas generales de un duelo, nos puede servir
para sostener a otros en el suyo, o para avanzar en el nuestro.
1ª Etapa: El Shock.
Es la resistencia a aceptar la pérdida. Se vive como si fuera un sueño,
una pesadilla que pronto pasará.
109
Claro que es mucho más intenso cuando la pérdida fue repentina: una
muerte accidental, un despido injustificado, una enfermedad
degenerativa no esperada.
2ª Etapa: El enojo.
Somos seres racionales. Al dolor, como a todo, le queremos encontrar
una explicación.
3ª Etapa: La Tristeza.
Se comienza a tomar cada vez más conciencia de lo irreversible de la
pérdida, y surge el sentimiento de tristeza.
110
Claro que la persona no quiere sentir esa sensación, desearía que
desapareciera. Pero ahí sigue, aunque a ratos las ocupaciones le ayuden a
olvidarla.
Aquí hay una gran diferencia entre los hombres y las mujeres:
111
El trabajo para lograr la reconciliación no es olvidar la pena, sino
colocarla donde debe de ir. Dependiendo de la gravedad, tendrá un
mayor o menor puesto, pero lo importante es cuidar que esté donde debe
de estar.
La vida sigue y hay que disfrutarla. Hacerlo, aunque el vacío que dejó
una pérdida no se llene, no nos hace culpables. ¡Nos hace normales!
¿Q ?
Hace años, cerca de la ciudad de Roma, había grandes territorios
pantanosos. Esto generaba un ambiente que corrompía el aire y lo
llenaba de parásitos, dañando tanto el cuerpo como el ánimo de los
habitantes.
Estos hombres, pálidos como la cera, experimentaban pérdidas
constantes de sus seres queridos, lo que les hacía vivir cabizbajos y con
indolencia.
A tal punto que mientras que el resto de los italianos si un forastero les
preguntaba cómo estaban, respondía «se vive», en esta zona se decía «se
muere».
112
Si a uno le comienza a molestar la muela y piensa que con ignorarlo va a
pasar, está muy equivocado. El dolor le está gritando que ahí hay algo
que arreglar, y que necesita ir al dentista. Si no lo hace, lo más probable
es que después tengan que sacarle la muela entera o, por lo menos,
practicarle una endodoncia.
Esto nos lleva a sufrir de forma solitaria. Como si fuera un veneno que
me tengo que tragar yo solo(a).
Cuando Cristo vino al mundo, lo hizo para redimir todo nuestro ser y
vivir, para que no hubiera una sola pizca de la existencia humana que no
se quedara sin la gracia.
113
«Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo,
nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se
hallaban bajo la ley.» Gal 4,4-5
Dios se hizo hombre por amor. De tal manera que, a partir de ese
momento, no podemos entender lo que significa amar, si no es viéndolo
a través de ese Niño quien también es Dios.
Es sólo aceptando ese amor ardiente, dejándolo inflamar nuestro ser, que
nuestro cuerpo rebelde y su dolor puede ser también redimido.
Hoy Dios me quiere abrazar. Hoy quiere dejarme claro que su promesa
de amor jamás se terminará. Porque su amor es eterno, como eterno es
Él. ¿Estoy dispuesto(a) a abrirle mi corazón?
114
A fin de cuentas, el Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de
santidad: «Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí...» Mt 11,29
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.»
Jn 14,6
L
«Cada lágrima que cae de nuestros ojos, cada gota de amargura que
acibara nuestro corazón, es un nuevo paso que damos hacia la
felicidad, un nuevo título que tenemos a la esperanza.»
Luis María Martínez
Dicen que debajo del Etna, volcán de Sicilia, hay un terreno muy duro,
pues por ahí pasó la lava hace muchos años. Por ello el fundamento es
sólido y costoso. Sin embargo, por donde no ha pasado la lava, el
terreno es blando y barato, pues es de arcilla y no sirve para construir.
115
Un dolor redimido siempre viene cargado de frutos, como lo son:
La libertad para no vivir anclados a lo que no es esencial.
La pureza de intención para buscar siempre lo que es importante,
sin atorarse en segundas intenciones.
La orientación de mi vida de cara al cielo, sabiendo que este mundo
es sólo pasajero.
La alegría profunda de que, de la mano de Dios, todo tiene un
sentido.
116
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
117
O :
D
118
Pregúntate con sinceridad: ¿Qué es lo que me hace feliz? ¿Qué es lo que
llena mi corazón?
Esto lo tenemos claro a nivel racional, pero, ¿qué pasa con el día a día?
¡Qué fácil se nos olvida!
Y nos metemos en el trajín del materialismo.
Y nos dejamos llevar por susceptibilidades.
Y pensamos antes en nuestro bienestar que en el de los demás.
Y actuamos como si este mundo fuera lo único que existiera.
119
Yo estoy convencido de que el corazón se llena sólo con amor. ¡El resto
sobra!
A D
«Y se trata aquí del valor del significado esponsalicio del cuerpo,
del valor de un signo transparente, mediante el cual el Creador (…)
ha escrito en el corazón de ambos (varón y mujer) el don de la
comunión, es decir, la misteriosa realidad de su imagen y
semejanza.»
San Juan Pablo II[98]
Y por si nos quedábamos con dudas, nos lo dejó por escrito en papel:
Dios nos pide que amemos como Él. Pero, ¿cómo ama Él?
1. Libre
A Dios nadie puede obligarlo a nada. Todo lo hace en la más plena
libertad.
Dios nos ama porque quiere amarnos. No hay ninguna otra razón.
«Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad.
Tengo el derecho de darla y de volver a recibirla.» Jn 10,18
120
2. Total
Lo segundo es que en Dios no hay medias tintas: nos ama y ya. Su amor
es total, porque su ser es total.
«Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos.» Jn
15,13
Nosotros, además de amar, hacemos muchas otras cosas. Pero Dios no,
su única ocupación es el amor. «¡Dios es amor!» 1Jn 4,8
No hay nada que no sea amor dentro de Él. ¡Nos ama con totalidad!
3. Fiel
El amor de Dios es fiel. No importa lo que hagamos, siempre va a estar
ahí para nosotros. ¡No nos cambia por nada!
4. Fecundo
«He venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.» Jn 10, 10
121
Como ya hemos explicado antes, no necesariamente fecundidad física,
pero siempre fecundidad espiritual.
A
«Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el corazón,
con toda el alma y con todo el obrar.»
San Agustín
Por ello, la labor principal será quitar todo obstáculo que no nos deje
recibir este amor. Veamos algunos[99]:
A
Cuando a Jesús le hacen la pregunta «¿cuál es el mandamiento mayor de
la Ley?», responde: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer
mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo
122
como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los
Profetas» Mt 22,37-40 (cf. Dt 6,5; Lv 19,18).
Sin embargo, a Dios le importo mucho más yo que todo el cosmos, que
todas las constelaciones, que todo el universo. Dios es un Dios de los
corazones, no de las estrellas.
1. Libre
Me amo a mí mismo, porque Dios me dio mi ser como regalo.
123
Un pobre hombre se acerca a un gurú. Le dice que su autoestima está
bajo cero, que no sabe qué hacer, que nadie le quiere, nadie le respeta.
2. Total
El amor a mí mismo no puede tener paréntesis. Es verdad que hay cosas
que no nos gustan de nosotros mismos, y debemos de luchar por
cambiarlas, pero no por eso habrá aspectos que no ame de mi ser.
Aquí tenemos que tener mucho cuidado de los mensajes erróneos sobre
nuestro cuerpo. Éstos los recibimos a diario a través de diversos medios.
Y corremos el riesgo de creérnoslos.
124
Dios creó al abejorro y le dio la capacidad de volar. Obviamente que el
abejorro no le preguntó a Dios sobre el problema de la aerodinámica.
Él, simplemente, voló. Tampoco le preguntó a Dios si sabía lo que estaba
haciendo. Él, simplemente, voló. No se preguntó si Dios lo amaba, al
darle esas alas tan pequeñas. Él, simplemente, voló.»
3. Fiel
La fidelidad es un valor muy importante. Pero no inicia de mis actos
hacia fuera, sino hacia dentro.
Para ser fiel a los demás, antes debo ser fiel a mí mismo.
125
qué cosa más insignificante es todo esto en comparación con la
vergüenza de no ser fiel a mí mismo y vivir con las heridas de un alma
culpable.»
Volvió a Cartago, y los cartaginenses, en medio de grandes tormentos, le
dieron muerte.
4. Fecundo
Sí, también el amor a uno mismo ha de ser fecundo.
Todo esto son las semillas que Dios te da para que las multipliques, para
que seas fecundo(a). ¡Date a la tarea!
Con este fin tal vez te puedan servir «Las siete reglas del gallo»:
1ª El gallo no pierde el tiempo, se levanta temprano y comienza la tarea
que Dios le ha confiado.
2ª El gallo no se siente menos porque existan ruiseñores. Canta como
puede, lo mejor que puede. ¡Y su voz es necesaria!
3ª El gallo sigue cantando aunque nadie se lo agradezca o lo valore.
4ª El gallo despierta a los que están descansando. Su tarea es impopular,
pero necesaria.
5ª El gallo es portador de buenas noticias: tenemos un día nuevo en
nuestras manos.
6ª El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Su labor nunca falla, se puede
contar con él.
7ª El gallo nunca se queja de su rutina, simplemente hace lo que tiene
que hacer.
126
E
«Si un rico en bienes de fortuna ve a su hermano pasar necesidad y,
hombre sin entrañas, le niega su socorro, ¿cómo es posible que
more en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos con palabras
ni con la lengua, sino con las obras y de verdad.» 1Jn 3,17-18
Auto-desconfianza
Reconozcámoslo: no nos sentimos capaces de amar a los demás de esa
manera.
127
Nuestro corazón es muy advenedizo. Nos da miedo el amor, el
compromiso que conlleva, la vulnerabilidad en que nos coloca.
Sentimos que muchos enemigos y estímulos luchan por hacerlo caer. ¡Mi
corazón quiere amar, pero siento que no puedo!
El papa san Juan Pablo II nos da un consejo: «Es importante que él,
precisamente en su “corazón”, no se sienta solo e irrevocablemente
acusado y abandonado a la concupiscencia de la carne, sino que en el
mismo corazón se sienta llamado con energía. Llamado precisamente a
ese valor supremo, que es el amor.»[101]
1. Libre
Amigos: ¿Amo con libertad a mis amigos? ¿Los he elegido, es
decir, los he escogido como receptores de un amor especial?
Pobres: ¿Soy consciente de que parte de mi responsabilidad como
persona cristiana es ayudar a los pobres? ¿Lo hago libremente o
como una imposición?
Matrimonio: El amor que no se renueva, se muere, ¿renuevo mi
amor por mi pareja a diario? ¿Lo vuelvo a escoger, como en el día
de la boda, en las buenas y en las malas, en las virtudes y defectos,
en la salud y la enfermedad?
2. Total
Amigos: En mi convivencia con las amistades, ¿tengo segundas
intenciones? ¿Busco algún beneficio? ¿O sólo me entrego,
disfrutando de su compañía al igual que ellos de la mía?
128
Pobres: ¿Soy generoso en mi ayuda a los pobres? ¿Pienso mucho
antes de dar una limosna? ¿Doy lo mínimo indispensable?
Matrimonio: ¿Soy negociante en mi matrimonio? ¿Si me dan, doy;
si no, no? ¿Me entrego a mi pareja sin esperar lo mismo? ¿Soy
generoso(a)? ¿Magnánimo(a)? ¿Calculador(a)? ¿Resentido(a)?
3. Fiel
Amigos: ¿Me considero un amigo fiel? ¿Cambio con facilidad de
«amigos»? ¿Hablo mal de ellos? ¿Estoy disponible cuando me
necesitan?
Pobres: Cuando me comprometo a ayudar, ¿soy constante? ¿Tengo
asignada una cantidad de tiempo y dinero para aportar?
Matrimonio: ¿Me considero una pareja fiel? ¿No solo en lo
mínimo, como lo corporal, sino también en los detalles diarios, en
el pensamiento, en las decisiones? ¿Soy consciente de que la
fidelidad alimenta al mismo amor?
4. Fecundo
Amigos: Mi relación con ellos, ¿les aporta algo, les hace crecer? ¿O
daría lo mismo que yo no fuera su amigo? ¿Y de ellos hacia mí?
¿Soy mejor persona estando con ellos?
Pobres: ¿Contagio a otros de la necesidad de ayudar? ¿Busco
solucionar las cosas de raíz y no sólo paliando los efectos?
Matrimonio: La fecundidad más importante de un matrimonio es la
espiritual, ¿somos fecundos? ¿Crecemos en vida interior?
¿Cuidamos nuestra vida de gracia? Pero también es importante la
física, ¿nuestra sexualidad está abierta a la vida de manera
responsable y natural?
«Con nadie tengan otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que
ama al prójimo, ha cumplido la ley.» Rom 13,8
C D
No sé si conozcan el trabajo de recoger café. Es muy desgastante a nivel
físico. Al final del día, los trabajadores llevan todo lo que han recogido
para ser pesado por el capataz, y en base a eso se les paga. No importa la
cantidad que hayas cultivado, el sueldo es siempre muy poco.
129
Así podemos sentirnos cuando intentamos amar sin la ayuda de Dios:
mucho esfuerzo y pocos frutos.
Para amar como Dios ama, hay que pedirle a Dios que ame a través
de nosotros, que nos dé la fuerza y la generosidad para hacerlo. Si
no… ¡se vuelve imposible!
«Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de los que
te aman, impulsa a tu pueblo a amar lo que pides y a desear lo que
prometes, para que, en medio de la inestabilidad de las cosas
humanas, estén firmemente anclados nuestros corazones en el
deseo de la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios, por los siglos de los siglos. Amén»
130
«Las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña,
orientan al corazón humano precisamente hacia esta alegría. Es
necesario que a esas palabras nos confiemos nosotros mismos, los
propios pensamientos y las propias acciones, para encontrar la
alegría y para donarla a los demás.»
San Juan Pablo II[102]
131
P
1. Contigo mismo
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
132
¿Qué haremos para
que nuestro amor sea
fiel?
133
N :D
134
A lo largo de las páginas de este libro hemos ido descubriendo el plan
maravilloso que Dios tiene para nosotros. Un plan no sólo de salvación
eterna, sino de felicidad y plenitud ya en esta tierra, a la manera divina.
L
«En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados.» 1Jn 4,10
Descubrirnos amados
Lo primero de este camino es descubrirnos amados.
135
– ¿Usted debe de sufrir mucho?
– Pues sí. Pero estoy siempre contento.
– ¿Y por qué?
– Yo siempre he creído que Dios me ama. Y a pesar de mi pobreza y de
mis miserias, sé que me ama... Y aunque no tuviera más que unos
harapos para cubrirme, me consideraría feliz al pensar que él en la cruz
no tenía ni siquiera una capa para protegerse.[106]
Pero mejor aún, todo lo que seré, todo lo que tendré, lo será también
gracias a que Dios me lo regalará.
Esto es tan cierto que podemos tener total seguridad de que jamás nos
faltará nada – ¡absolutamente nada! – de aquello que necesitemos para
llegar al cielo.
2º Él quiere dármelo.
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito,
para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida
eterna.» Jn 3,16
¿Quién pudo haberlo obligado a hacer esto? ¡Nadie! ¿Quién pudo haber
forzado al Hijo a encarnarse? ¡Nadie! ¿Quién pudo haberlo violentado
para que viniera a socorrernos? ¡Nadie!
136
El poder fundamental de Dios es el amor. Es más, su único poder es
el amor. Pero ese poder tiene una «fragilidad»: no se puede imponer.
Dios eligió venir a este mundo a salvarnos. Dios eligió quedarse con
nosotros para acompañarnos en la Eucaristía. Pero jamás se nos
impondrá. A nosotros nos corresponde abrir el corazón para acoger ese
amor.
Sin importar lo que hayamos hecho, a pesar de los pecados con los que
carguemos, el amor de Dios es terco, obstinado, perseverante.
137
«Cuando abro los ojos y miro a mi alrededor, descubro de nuevo el amor
que Dios siente por mí y por toda la humanidad. Me doy cuenta de que
cuando las personas intentan vivir el evangelio como Jesús nos lo
enseña, es decir, amando como Él nos ha amado, las cosas empiezan a
cambiar: la agresividad, la angustia, la tristeza se transforman en paz y
alegría.»[108]
¡N !
Percibir un amor así nos abruma.
138
Quisiera poder amar como Dios ama, pero mi debilidad es existencial,
más aún, es incluso estructural. Así estoy fabricado(a), y no encuentro
una solución.
Un amor humilde
Repitámoslo: el único poder de Dios es el amor. Un amor como tiene que
ser: callado, humilde, propuesto a nuestra libertad, no impuesto a la
fuerza.
139
El hecho de que haya tomado un cuerpo no hizo que la exigencia fuera
menos, sino que la misericordia se derramará abundantemente también
sobre nuestros propios cuerpos[111].
Para que nos quedara claro, Él mismo quiso asumir un cuerpo como el
nuestro: débil, susceptible de sufrir, caer y herirse. Así es como los
Evangelios nos muestran a Jesús: pasó por todo lo que nosotros pasamos
y somos, lo que sentimos, lo que nos da miedo, tristeza, alegría, etc.,
todo, menos el pecado.
140
ya no habitan en este mundo. Todo el resto necesitamos de la
misericordia de Dios.
Un corazón acogido
Aceptar a un Dios así, es aceptar que Cristo murió también por mí. Pero
no sólo aceptarlo, también implica permitirlo.
Por más negrura que haya en mí, la luz del amor y misericordia de Dios
siempre será más fuerte. ¡Por más abismos de miseria que lleve en mi
corazón, el amor de Dios por mí siempre será más y más infinito!
¡E !
¿Necesitábamos algo más? Pues aparentemente no. Sin embargo, para
que no nos quedara duda de este amor sin arrepentimiento, nos dejó la
Eucaristía, ¡su presencia viva, su Cuerpo y su Sangre!
141
«Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Éste es
mi cuerpo que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria mía.”»
Lc 22,19
Cada vez que se celebra una Misa, se está renovando esa promesa, esa
entrega generosa y esa donación sin límites que Cristo hizo por mí en el
Calvario.
142
El poder de transformación que tiene la Eucaristía es inigualable. De
hecho, lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la
comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual.
San Cirilo de Alejandría decía: «Así como cuando uno junta dos trozos
de cera y los derrite por medio del fuego, de los dos se forma una cosa,
así también, por la participación del Cuerpo de Cristo y de su preciosa
Sangre, Él se une a nosotros y nosotros nos unimos a Él».
143
compromiso con nosotros no es de dientes para afuera, sino que brota del
deseo de una unión para siempre.
Ya sabemos que Dios es amor. Pero hoy yo quiero afirmar también que
Dios es el amor. No hay ninguna forma de amor auténtico que no tenga
su origen y su fin en Dios.
¿Quieres amar como Dios ama? ¡No sólo aprendas de Él, aliméntate
de Él!
Ante la grandeza de este regalo, sólo nos queda repetir con humildad y fe
ardiente las palabras del Centurión: «Señor, no soy digno de que entres
en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme» (Mt 8,8).
144
D ,
Dios no nos ama por lo que hacemos sino por lo que somos: ¡sus hijos
predilectos!
Es liberador saber que Dios ama así. Es hermoso saber que Dios quiere
que amemos así. ¡No dejemos pasar la vida sin poner todo de nuestra
parte para lograrlo!
145
P
1. Contigo mismo
¿Me doy cuenta de que las virtudes que tengo son regalo de Dios?
¿Las exploto adecuadamente?
En el momento de la consagración, al escuchar «esto es mi
Cuerpo», ¿medito sobre este misterio de amor? ¿Me doy cuenta de
que Jesús está presente en la Eucaristía en cuerpo y alma?
Cuando comulgo, ¿hago conciencia de que Cristo y yo nos
volvemos un solo cuerpo?
2. Con Dios
3. Con tu cónyuge
146
E :E
...
Construyendo para la eternidad
No puedo terminar este libro sin compartirles lo que esta Teología del
Cuerpo ha significado para mi vida.
147
El cuerpo, es verdad, nos muestra un plan de felicidad que inicia en esta
tierra. Pero en este tiempo siempre será una felicidad en construcción.
Mientras dure esta vida como la conocemos, cada día habrá algo más que
conquistar, un vacío más que llenar. Por eso nuestro corazón no se
contentará con menos que con el cielo.
Ese lugar no son unas nubes llenas de angelitos tocando arpas. ¡Será la
plenitud de plenitudes![124] ¡Será el gozo eterno de poder experimentar
cada vez con más profundidad el amor de Dios! ¡Será la entrega
incondicional que tanto deseo, sin posibilidad de más traiciones o
desengaños![125]
No sé ustedes, pero yo… ¡no me quiero perder algo así! ¡Y deseo con
todas mis fuerzas – y toda mi debilidad – llegar a él!
148
149
A
La primera persona a la que agradezco el fruto de este libro es a san Juan
Pablo II, mediador que Dios escogió para transmitirme el gran mensaje
de la Teología del Cuerpo. ¡Cuánto bien ha hecho! ¡Pero cuánto más
debe de hacer!
150
Finalmente, ¡gracias, Señor, por querernos tanto que dejaste impreso en
nuestro cuerpo tu mensaje de felicidad: el amor!
151
G
Incluyo en este apartado un muy elemental glosario que no pretende ser
ni exhaustivo ni técnico, sino simplemente ofrecer una explicación
sencilla a algunos términos que en un inicio pueden parecer
complicados.
152
supervivencia de la especie.
Significado esponsal del cuerpo: La capacidad del cuerpo humano
para expresar el amor con que el ser humano se hace don.
Templanza: Es la virtud moral que modera la atracción de los
placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
Teología: Ciencia que trata del estudio de Dios.
Teología del Cuerpo: La visión personalista del amor y de la
sexualidad que San Juan Pablo II deduce de la Escritura. A través de
ella nos muestra lo que significa ser plenamente humanos, de acuerdo
con el plan de Dios. Responde a las preguntas ¿quién soy?, ¿de dónde
vengo?, ¿hacia dónde voy?, así como al cuestionamiento de cómo
debemos de actuar para ser felices.
153
«Les exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar sus
cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es su
culto razonable. Y no se ajusten a este mundo, sino
transfórmense por la renovación de la mente, para que sepan
discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que
agrada, lo perfecto.»
Rom 12,1-2
[1]
15 de marzo de 2012
[2]
Cf. Reuters, Londres, Inglaterra (21 noviembre 2006)
[3]
11 de abril del 2015
[4]
Nota aclaratoria: cuando san Juan Pablo II utiliza el término «hombre», lo hace
mayormente refiriéndose al «ser humano», esto es, varón y mujer.
[5]
San Juan Pablo II, Hombre y Mujer los creó. Llamado también Teología del Cuerpo
(a la que me referiré a partir de ahora como TDC) 39,2
[6]
TDC 47,2
154
[7]
«Es necesario encontrar continuamente en lo que es “erótico” el significado
esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don. Esta es la tarea del espíritu
humano, tarea de naturaleza ética. Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los
sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia carente de
valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del “eros”, que
significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo
que también lo que es “erótico” se convierte en verdadero, bueno y bello.» TDC 48,1
[8]
Cf. TDC 80,7
[9]
Cf. Mt 22,37
[10]
Cf. Ex 32
[11]
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica nn. 31–35, 216
[12]
TDC 19,4
[13] Al final de cada paso encontrarás algunas preguntas que te servirán para hacer tuyo
lo que has aprendido en él. Están divididas en:
Contigo mismo: profundiza y contrasta tu vida con el mensaje de la Teología del
Cuerpo.
Con Dios: son ayudas para platicar con Él y pedirle que tu vida sea cada vez más
acorde con Su Mensaje.
Con tu cónyuge: si bien el libro no está dirigido exclusivamente a personas casadas,
no quise dejar de incluir estas preguntas que les ayuden a los que sí lo están a hacer
vida lo leído en cada capítulo.
[14]
TDC 44,1
[15]
A Christopher le debo muchas de las reflexiones y ejemplos que vas a encontrar en
este libro, de manera especial en este capítulo. De hecho, si deseas seguir profundizando
en la Teología del Cuerpo, sus libros son de lectura obligada.
[16]
Cf. Benedicto XVI, Deus Caritas Est n. 9
[17]
Cf. Mt 22,2 y ss.
[18]
Cf. Mt 23,27
[19]
Cf. Mt 19,8
[20]
TDC 19,4
[21]
8 de enero de 2006
[22]
1P 2,16
[23]
Cf. Jn 1,14
[24]
TDC 23,4
[25]
Cf. San Juan Pablo II, Carta a las Familias, 1994, n. 19
[26]
Dios «será el fin de nuestros deseos, a quien contemplaremos sin fin, amaremos sin
saciedad, alabaremos sin cansancio. Y este don, este amor, esta ocupación serán
ciertamente, como la vida eterna, comunes a todos.» San Agustín
[27]
Cf. Jn 8,44
[28]
Cf. 1Jn 4,2–3
155
[29]
Hablando de la codicia, el Catecismo dice: «El apetito sensible nos impulsa a desear
las cosas agradables que no tenemos. Así, desear comer cuando se tiene hambre, o
calentarse cuando se tiene frío. Estos deseos son buenos en sí mismos; pero con
frecuencia no guardan la medida de la razón y nos empujan a codiciar injustamente lo
que no es nuestro y pertenece, o es debido a otro.» Catecismo de la Iglesia Católica n.
2535
[30]
TDC 49,7
[31]
«La Iglesia sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos más profundos
del corazón humano.» Gaudium et spes 21,7
[32]
Cf. Ef 3,9
[33]
«El hombre se ha convertido en “imagen y semejanza” de Dios no sólo a través de
la propia humanidad, sino también a través de la comunión de las personas, que el
hombre y la mujer forman desde el comienzo. La función de la imagen es la de reflejar
a quien es el modelo, reproducir el prototipo propio. El hombre se convierte en imagen
de Dios no tanto en el momento de la soledad, cuanto en el momento de la comunión.»
TDC 9,3
[34]
El fin de este libro no es hacer una introducción sistemática a la Teología del
Cuerpo, sino desentrañar algunos de sus mensajes que nos puedan ayudar a amar más
como Dios ama.
[35]
«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se
harán una carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.» Ef 5,31–
32
[36]
TDC 19,4
[37]
Por ejemplo, Max Scheler y Edith Stein.
[38]
TDC 59,3
[39]
Quisiera aclarar desde ahora que esto no significa que todos estemos llamados al
matrimonio, sino que, en él, encontramos un signo que nos revela el llamado a la
comunión con los demás, a ser don y a acoger el don que ellos ofrecen.
[40]
TDC 45,2
[41]
Cf. 1Jn 4,8
[42]
Cf. Jer 31,3
[43] «Efectivamente, el hombre, mediante su corporeidad, su masculinidad y
feminidad, se convierte en signo visible de la economía de la verdad y del amor, que
tiene su fuente en Dios mismo y que ya fue revelada en el misterio de la creación.» TDC
19,5
[44]
TDC 32
[45]
TDC 14,2
[46]
«La masculinidad–feminidad –esto es, el sexo– es el signo originario de una
donación creadora y de una toma de conciencia por parte del hombre, varón–mujer, de
un don vivido, por así decirlo, de modo originario. Este es el significado con el que el
sexo entra en la teología del cuerpo.» TDC 14,4
156
[47]
«Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha
amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega
sincera de sí mismo a los demás.» Gaudium et Spes 24
[48]
TDC 15,5
[49]
Es bien sabido y estudiado que los primeros capítulos del Génesis no han de ser
interpretados literalmente, como una historia cronológica. Su fin no es ése, sino, más
bien, ofrecernos los conceptos fundamentales «de la creación, de su origen y de su fin
en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama
del pecado y de la esperanza de la salvación.» Catecismo de la Iglesia Católica n. 289
[50] Cf. TDC 32
[51]
TDC 22,4
[52] El Catecismo en el n. 2515 dice que «en sentido etimológico, la "concupiscencia"
puede designar toda forma vehemente de deseo humano. La teología cristiana le ha
dado el sentido particular del movimiento del apetito sensible que contraría la obra de la
razón humana.» San Juan, en su primera carta, nos recuerda que esta concupiscencia no
es sólo de la carne, sino también de los ojos y del orgullo de la vida (cf. 1Jn 2,16-17)
[53]
TDC 32,6
[54]
«La concupiscencia de por sí empuja al hombre hacia la posesión del otro como
objeto, lo empuja hacia el “goce”, que lleva consigo la negación del significado nupcial
del cuerpo. En su esencia, el don desinteresado queda excluido del “goce” egoísta.»
TDC 33,4
[55]
TDC 32,3
[56]
TDC 32,3
[57]
«La felicidad originaria nos habla del “principio” del hombre, que surgió del amor y
ha dado comienzo al amor. Y esto sucedió de modo irrevocable, a pesar del pecado
sucesivo y de la muerte. A su tiempo, Cristo será testigo de este amor irreversible del
Creador y Padre, que ya se había manifestado en el misterio de la creación y en la gracia
de la inocencia originaria.» TDC 16,2
[58]
TDC 13,4
[59]
«Podría decirse que sustrae al hombre la dignidad del don, que queda expresada por
su cuerpo mediante la feminidad y la masculinidad y, en cierto sentido,
“despersonaliza” al hombre, haciéndolo objeto “para el otro”.» TDC 32,4
[60]
TDC 26,5
[61]
«La pureza es gloria del cuerpo humano ante Dios. Es la gloria de Dios en el cuerpo
humano, a través del cual se manifiestan la masculinidad y la feminidad. De la pureza
brota esa belleza singular que penetra cada una de las esferas de la convivencia
recíproca de los hombres y permite expresar en ella la sencillez y la profundidad, la
cordialidad y la autenticidad irrepetible de la confianza personal.» TDC 57,3
[62]
TDC 32,6
[63]
Cf. Ap 21,5
[64]
TDC 45,3
157
[65]
TDC 49,4
[66]
Deus Caritas Est n. 9
[67]
TDC 47,5
[68]
25 de marzo de 2011, Primera predicación de la Cuaresma.
[69]
Ibid.
[70]
Ibid.
[71]
Cf. Heb 10, 5-10
[72] «La redención del eros ayuda antes que nada a los enamorados humanos y a los
esposos cristianos, mostrando la belleza y la dignidad del amor que les une. Ayuda a los
jóvenes a experimentar la fascinación del otro sexo, no como algo turbio, vivido lejos
de Dios, sino como un don del Creador para su alegría si se vive en el orden que Él
quiere.» Raniero Cantalamessa, 25 de marzo de 2011, Primera predicación de la
Cuaresma.
[73]
«Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.» Ef 5,32
[74]
25 de marzo de 2011, primera predicación de la Cuaresma.
[75]
TDC 100,7
[76]
TDC 46,4
[77]
Cf. n. 622
[78]
Cf. TDC 45,3
[79] Cf. TDC 49,5
[80]
La cita continúa como sigue: «Si no se asume esta tarea, la misma atracción de los
sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en la mera concupiscencia carente de
valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del «eros», que
significa el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por lo
que también lo que es «erótico» se convierte en verdadero, bueno y bello. Es
indispensable, pues, que el ethos venga a ser la forma constitutiva del eros.» TDC 48,1
[81]
Deus Caritas est n. 5
[82]
TDC 13,1
[83]
TDC 28,3
[84]
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 2518
[85]
Cf. Mt 5,8
[86]
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 2520
[87]
TDC 49,4
[88]
TDC 15,3
[89]
«En la vida terrena, el dominio del espíritu sobre el cuerpo, como fruto de un
trabajo perseverante sobre sí mismo, puede expresar una personalidad espiritualmente
madura; sin embargo, el hecho de que las energías del espíritu logren dominar las
fuerzas del cuerpo, no quita la posibilidad misma de su recíproca oposición.» TDC 67,2
[90]
Servicio del 26 de agosto de 2008.
[91]
TDC 61,3
158
[92]
Cf. Gen 2,25
[93]
TDC 28,5
[94]
Amor y Responsabilidad
[95]
Cf. Jn 14,23
[96]
TDC 15,3
[97]
TDC 69,6
[98]
TDC 49,5
[99]
Catecismo de la Iglesia Católica n. 2094
[100]
Cf. Mt 25,14–30
[101]
TDC 46,6
[102]
TDC 58,7
[103]
«Este es el cuerpo: testigo de la creación como de un don fundamental, testigo,
pues, del Amor como fuente de la que nació este mismo donar.» TDC 14,4
[104]
«El hombre se ha convertido en “imagen y semejanza” de Dios no sólo a través de
la propia humanidad, sino también a través de la comunión de las personas, que el
hombre y la mujer forman desde el comienzo. La función de la imagen es la de reflejar
a quien es el modelo, reproducir el prototipo propio. El hombre se convierte en imagen
de Dios no tanto en el momento de la soledad, cuanto en el momento de la comunión.»
TDC 9,3
[105]
Cf. Lc 18,27
[106]
Referido por F.J. Nguyen Van Thuan
[107]
TDC 16,1
[108]
Cf. Cardenal Suenens, Balduino. El secreto del Rey.
[109]
«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la
verdad no está en nosotros.» 1Jn 1,8
[110]
Cf. Lc 1,26-38
[111]
«“El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo”
(1Cor 6,13). Es difícil expresar de manera más concreta lo que comporta para cada uno
de los creyentes el misterio de la Encarnación. El hecho de que el cuerpo humano venga
a ser en Jesucristo cuerpo de Dios–Hombre logra, por este motivo, en cada uno de los
hombres, una nueva elevación sobrenatural, que cada cristiano debe tener en cuenta en
su comportamiento respecto al “propio” cuerpo y, evidentemente respecto al cuerpo del
otro: el hombre hacia la mujer y en la mujer hacia el hombre.» TDC 56,4
[112]
«El Nombre Divino "Yo soy" o "Él es" expresa la fidelidad de Dios que, a pesar de
la infidelidad del pecado de los hombres y del castigo que merece, "mantiene su amor
por mil generaciones" (Ex 34,7). Dios revela que es "rico en misericordia" (Ef 2,4)
llegando hasta dar su propio Hijo. Jesús, dando su vida para librarnos del pecado,
revelará que él mismo lleva el Nombre divino: "Cuando hayáis levantado al Hijo del
hombre, entonces sabréis que Yo soy" (Jn 8,28).» Catecismo de la Iglesia Católica n.
211
[113]
Jn 1,14
159
[114]
TDC 80,1
[115]
Cf. 1Co 10, 16–17
[116]
«A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo,
sino también los que están ya en la gloria del cielo.» Catecismo de la Iglesia Católica n.
1370
[117]
Cf. Cardenal Suenens, Balduino. El secreto del Rey.
[118]
Cf. Lc 15
[119]
TDC 80,1
[120]
«“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué
es eso para tantos?”
Dijo Jesús: “Hagan que se recueste la gente.” Había en el lugar mucha hierba. Se
recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil.
Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que
estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron,
dice a sus discípulos: “Recojan los trozos sobrantes para que nada se pierda.”
Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de
cebada que sobraron a los que habían comido.» Jn 6,9–13
[121]
Información sobre este tipo de cursos:
- En español: www.amarmas.com y www.amorseguro.org
- En inglés: www.tobinstitute.org
[122]
Christopher se refiere a él como «ache», palabra en inglés que significa dolor.
[123]
«Esta intimidad (…) no absorberá la subjetividad personal del hombre, sino, al
contrario, la hará resaltar en medida incomparablemente mayor y más plena.» TDC 67,3
[124]
«El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del
hombre, el estado supremo y definitivo de dicha.» Catecismo de la Iglesia Católica n.
1024
[125]
«La “divinización” en el “otro mundo”, indicada por las palabras de Cristo,
aportará al espíritu humano una tal “gama de experiencias” de la verdad y del amor, que
el hombre nunca habría podido alcanzar en la vida terrena.» TDC 67,4
[126]
«No amontonen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y
ladrones que socavan y roban. Amontonen más bien tesoros en el cielo, donde no hay
polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu
tesoro, allí estará también tu corazón.» Mt 6,19-21
[127]
«En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al
Salvador, el Señor Jesucristo.» Fil 3,20
[128]
«Así, esta realidad significa el verdadero y definitivo cumplimiento de la
subjetividad humana y sobre esta base la definitiva realización del significado
“esponsalicio” del cuerpo.» TDC 68,4
160
Índice
Presentación 1
Introducción: Todos queremos ser felices 1
Somos seres sedientos 1
Nuestras decisiones 1
¿Qué buscamos? 1
¿Y tú? 1
Primer paso: Reconoce el deseo 1
Anhelo doloroso 1
El deseo se llama eros 1
Ídolos e iconos 1
Preguntas para dialogar 1
Segundo paso: Escoge cómo quieres llenar el vacío 1
1ª Propuesta: La huelga de hambre 1
2ª Propuesta: La comida chatarra 1
3ª Propuesta: El banquete de bodas 1
Preguntas para dialogar 1
Tercer paso: Conoce tu diseño 1
Dios nos pensó plenos 1
Errores acerca de nuestro cuerpo 1
¿Qué es la Teología del Cuerpo? 1
¡Una invitación a amar como Dios ama! 1
Preguntas para dialogar 1
Cuarto paso: Reconoce tus grietas 1
Significado esponsal del cuerpo 1
Lo que rompe este significado 1
Sentirnos queridos por quienes somos 1
Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos? 1
Preguntas para dialogar 1
Quinto paso: Déjate ayudar 1
¿Un corazón culpable? 1
161
El amor erótico 1
El cuerpo y el eros 1
¿Qué es la redención del cuerpo? 1
Cambios que hay que dar 1
No dejemos de luchar 1
Preguntas para dialogar 1
Sexto paso: Purifica tu corazón 1
Un corazón hecho sólo para amar 1
Un corazón necesitado de purificación 1
Pudor 1
Un mundo ideal 1
Preguntas para dialogar 1
Séptimo paso: Asume y redime tu dolor 1
El dolor, una realidad 1
Algunos dolores espirituales 1
¿Qué hacer frente al dolor? 1
Los frutos del dolor redimido 1
Preguntas para dialogar 1
Octavo paso: Dedícate a amar 1
Amar como Dios ama 1
Amenazas a este amor 1
Amor a mí mismo 1
El amor al prójimo 1
Confiar sólo en Dios 1
Preguntas para dialogar 1
Noveno paso: Déjate amar 1
La escuela donde aprendo a amar 1
¡No soy capaz de lograrlo! 1
¡Este es mi cuerpo! 1
Dejarse amar, dejarse abrazar 1
Preguntas para dialogar 1
Epílogo: El anhelo de algo más... 1
Agradecimientos 1
162
Glosario 1
163