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INTRODUCCION 4
CAPITULO I 19
CAPITULO II 35
INTERPRETACION JURIDICA 35
1. CONCEPTO. 35
2. PRINCIPIOS REGULADORES 40
3. CLASES 44
4. LOS CRITERIOS TRADICIONALES DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA 45
5. PROCESO DE INTERPRETACIÓN Y DIRECTIVAS INTERPRETATIVAS 47
6. LOS MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN DEL DERECHO 47
7. LA APLICACIÓN DEL DERECHO: SIGNIFICADO Y ALCANCE 50
8. LA ANALOGÍA COMO PROCEDIMIENTO DE INTEGRACIÓN JURÍDICA 57
9. LA EQUIDAD COMO PROCEDIMIENTO DE INTEGRACIÓN JURÍDICA 59
CAPITULO III 62
CAPITULO IV 73
2
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO V 94
CAPITULO VI 109
CONCLUSIONES: 126
BIBLIOGRAFÍA 129
3
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
INTRODUCCION
la norma, según criterios positivistas, gramaticales y conceptuales y con forme los fines
y es una actividad necesaria de todas las normas del ordenamiento jurídico, ya sea o no
clara su expresión, porque no sólo hay que interpretar su contenido en sí mismo, sino la
relación sistemática de las normas, sus antecedentes históricos y los fines sociales que
pretenden lograr.
Las escuelas racionalistas modernas han pretendido obviar las contradicciones que
subsunción del caso singular bajo la disposición general. Desde hace muchos años he
escuchado a algunos jueces afirmar que son expertos en aplicar el silogismo y que dicho
método no les ha fallado, pues sus sentencias han sido o son, casi matemáticas.
La situación descrita asegura que las resoluciones sean lógicas, siguiendo la técnica
o método del silogismo, pero no debemos olvidar que puede hacerse aprovechamiento
donde se originan los actos, hechos o fenómenos con trascendencia jurídica y que
juez, en principio debe, para solucionar un conflicto, seleccionar las premisas para
resolver el problema.
utiliza el rigorismo lógico formal, matemático o convencional para interpretar los casos.
El juez está más cerca de los hechos inmediatos, tiene y debe tener capacidad
5
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
inmediata, de lo humanamente probable1 que fue previsto de una u otra manera como
jurídicamente posible. El juez que desconoce los aspectos estructurales del pensamiento
pretende evitar.
proponen dar directrices que prescriben cómo debe ser entendido el Derecho en la
administración de justicia
En verdad existen corrientes y mentores que pretenden guiar a los jueces a través de
solución de los infinitos casos jurídicos. Algunos teóricos pretenden establecer con
1 Hayek, Friedrich A. Derecho Legislación y Libertad. Volumen I. Normas y Orden. Unión Editorial.
Págs.212 y 213. Podemos resumir lo dicho en este capítulo subrayando que el derecho nacido del proceso
judicial ha de gozar necesariamente de las siguientes propiedades: ha de estar integrado por normas
reguladoras de las conductas de unas personas con relación a otras; serán las mismas aplicables a un
número desconocido de casos futuros; y, finalmente, consistirán en prohibiciones delimitadoras de las
esferas protegidas que a cada persona (o grupo organizado de personas) deban corresponder. Toda
norma de esta especie deberá tener vocación de perpetuidad, aun cuando se halle sujeta a revisión a la luz
de una mejor comprensión de su interacción con otras; y únicamente será válida en la medida en que se
base en un sistema integrado por normas que mutuamente se condicionan. Estas normas sólo mediante
su aplicación global conseguirán asegurar la formación de un orden abstracto. Acerca de su aplicación a
cada caso concreto, no puede decirse que mediante él se pretenda lograr un objetivo distinto del que
representa la propia existencia del sistema normativo.
6
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
encadenamientos lógicos.
encarnar los contenidos de la lógica en el caso concreto; utilizar todos los conocimientos
acumulados por la ciencia jurídica a través de los siglos, así como de las mejores
vida, una lógica no dogmática2 de verdades ciertas, sino apofántica3 en la que exista
la verdad o falsedad de una proposición, que enriquezca los conocimientos del juez.
aunque individualizadora de la lógica misma, que escoja los argumentos idóneos al caso
La lógica, desde el punto de vista del pensamiento del hombre, como señala Gómez
2 Nuevo Pequeño Larousse Ilustrado. Diccionario Enciclopédico. 1963. Página 352. Dogmático: Que
admite en Filosofía verdades ciertas.
3 Palabra Griega que significa “Dentro del discurso – el argumento o confrontación de problemas,
discursos – argumentos con el objeto de establecer en forma sencilla la verdad o falsedad de una
proposición. Apofanticus. Apofántico: Adj. En la lógica aristotélica, tipo de proposición o discurso de
índole atributiva que excluye la exclamación, el ruego etc. Solo en ella reside la verdad o falsedad.
Diccionario Enciclopédico Océano. Tomo I. Ediciones Océano, S.A.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
características formales más generales del movimiento de los objetos reales que nos
4 Gómez Padilla, Julio. 5 ensayos de Sociología Jurídica. Ediciones Renacimiento, A.C. 1981. Pág. 96.
5 Juárez-Paz, Rigoberto. El Periódico No. 1782, año 5, 30-10-2001. Página 10. En relación a la verdad nos
comenta y da su opinión el Doctor Juárez-Paz en la siguiente forma: “En ocasiones anteriores me he
referido a algo que todos saben, es decir, que hay verdades lógico-matemáticas, verdades científico-
naturales, verdades científico-sociales, verdades de la sabiduría popular, y verdades del corazón. Las
verdades lógico-matemáticas (2+2=4, por ejemplo) son independientes de la experiencia en el sentido de
que ninguna experiencia presente, pasada o futura puede invalidarlas. Si usted llega a descubrir que
2+2=5, la única razón sería que usted contó mal. Vuelva a contar y verá que 2+2=4. Son verdades por
definición de los términos. Por otra parte, las verdades científico-naturales están sujetas a que una
experiencia futura las invalide. Podría ser, por ejemplo, que hoy por la noche el Sol estallara en mil
pedazos y que la Tierra saliera volando por el espacio y fuera a ingresar en el campo gravitacional de
alguna otra estrella. De manera que mañana ya no saldría el sol y quién sabe qué otro astro “naciera” por
el oriente, si es que hay alguna otra estrella tan cerca que su fuerza gravitacional nos capture tan pronto.
Lo mismo sucede con las verdades de las ciencias sociales. Ellas también están sujetas a que futuras
experiencias las invaliden, y no se diga las verdades de la sabiduría popular, como no hay buey que no
are. Por otra parte, no hay experiencia que invalide las verdades del corazón, pues ni son verdades por
definición ni se derivan de la experiencia. Los clásicos definían la verdad como la adecuación del
pensamiento a la realidad. De manera que un pensamiento es verdadero si y sólo si corresponde a la
realidad. Vale la pena señalar que la realidad no es algo ajeno al pensamiento, aunque sí independiente
de él. Si no hubieran seres pensantes no se podría conocer la realidad, pero ello no significa que el
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
un método jurídico puro sin guías concretas, nacidas del curso cambiante de la vida
relacional humana. Ese método formalista tiene que desembocar a fin de cuentas, por
necesidad lógica, en mera abstracción sin sentido, sin relación con la realidad,
deformante, no genuina. Tal modo puro, entonces, no es una inferencia lógica hacia la
real.
Cuando hablamos de una lógica jurídica que nos pueda servir, es obligado que a tal
lógica especial o aplicada le demos contenido humano, flexible como la vida misma; no
debemos perder de vista jamás que la función fundamental del juez, es la de alcanzar la
máxima justicia que sea dable en cada momento histórico y en cada caso concreto.
y se hace hincapié en la prioridad histórica y lógica del derecho subjetivo, a partir de las
no es el Derecho el que depende de la ley, sino la ley la que depende del Derecho.
pensamiento “crea” la realidad. Si profiero la proposición “Está lloviendo” y en efecto está cayendo agua
del cielo, mi afirmación es verdadera, aunque la comprobación la haga por medio de la experiencia de mis
sentidos.”
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
El juez está más cerca de los hechos inmediatos, tiene capacidad práctica de
averiguar, a través de los medios de convicción, que fue y, aún en ciertos casos, qué
probablemente sucederá entre las partes, dados tales o cuales supuestos fácticos
probable que fue previsto de una u otra manera como jurídicamente posible6.
El problema y las contradicciones que el juez a diario debe resolver, han surgido en el
curso mismo de la vida social, en la inter-relación concreta entre los hombres; son
6Ibidem. Hayek, Friedrich A. Derecho Legislación y Libertad. Volumen I. Normas y Orden. Págs. 213 y
214. “En última instancia, la diferencia entre las normas de comportamiento derivadas del proceso
judicial –el nomos o derecho de la libertad considerado en este capítulo- y las de organización, dictadas
por la autoridad, cuyo análisis abordaremos en el próximo capítulo, radica en que las primeras derivan de
un orden espontáneo no creado por el hombre, mientras que las segundas se encuentran al servicio de la
construcción deliberada de una organización orientada al logro de fines específicos. Aquéllas han de ser
descubiertas, en el sentido de que deben limitarse a expresar prácticas ya vigentes, o en el de que ha de
tratarse de disposiciones complementarias exigidas por las normas ya establecidas en la medida en que se
pretenda que el orden en ellas basado funcione con soltura y eficacia. No habrían sido descubiertas si la
existencia de un orden espontáneo no hubiera facilitado a los jueces el contenido de su característica
misión. Es por eso por lo que acertadamente se las considera ajenas a cualquier acto concreto de humana
volición. Las normas de la organización, tendentes al logro de resultados concretos, son, por el contrario,
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
irracional y pasional.
Algunos jueces confunden el derecho con la ley y ésta, con el concepto o categoría
confundirse al Derecho con las mismas; ya que la verdadera materia de la ciencia y, por
ende, esencia del Derecho mismo, la constituyen las relaciones sociales de cierto tipo que
se dan constantemente entre los hombres: las relaciones jurídico individuales o sociales.
El Derecho como realidad cultural es ante todo humano, actual, prelógico, cuyo
valores históricos; por ello la labor del juez no es de manera alguna pasiva y mecánico-
conocimiento profundo de la ciencia del Derecho; tener idea del elemento histórico y de
distinguir el bueno del mal aforismo, el adecuado del inadecuado, el que concreta una
tomado en cuenta en la función del juez para aclarar cualquier hecho o circunstancia que
suceda y que coincida con un precepto del ordenamiento jurídico; ya que exige un
contrario del análisis abstracto, nebuloso y cercenado, que suele hacer la gran mayoría
sistema de valores, con las costumbres y los procedimientos judiciales, etc., y nunca
científico-jurídicas.
En forma metódica, pero con claridad y sencillez, se pretende demostrar que la labor
del juez en su labor judicial no debe ser pasiva o mecánico aplicativa, sino investigadora
conocimientos profundos del Derecho y de la vida social, tener idea del elemento
construcción jurídica, los aforismos jurídicos, los principios generales del derecho, los
acierto las premisas relativas al caso, que harán comprender las particularidades del
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
conflicto a juzgarse. De tal manera que los temas de importancia en relación al Derecho
Las escuelas racionalistas modernas han pretendido obviar las contradicciones que
subsunción del caso singular en la disposición general. Estimamos que para solucionar
profundos del Derecho y de la vida social, ya que en otro aspecto (fundamental por
razones. En una actividad necesaria y predicable de todas las normas del ordenamiento
jurídico, ya sea o no su expresión clara, porque no sólo hay que interpretar su contenido
en sí mismo, sino la relación sistemática de las normas, sus antecedentes históricos, los
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
de la ley. Conviene inquirir, por ende, si estos términos son o no intercambiables, o bien
cuales son los atributos de las mismas. Positividad es el atributo de las normas creadas
o reconocidas por los órganos del Estado con el propósito de regular, ya sus propias
disposiciones de cada sistema, designa otro atributo de las últimas: su fuerza vinculante.
Identificamos a las normas (en general) como elementos del deber ser dirigidos a
prescribir conductas humanas. Las afirmaciones sostenidas valen también para las
interpretación del derecho en la función del juez, así como la eficacia del Derecho.
El camino que se sigue en este capítulo para diferenciar entre las normas jurídicas y
otros tipos de normas, es el de considerar las normas como elementos de los sistemas
sociales. Esta formulación nos lleva a tener en cuenta un elemento que no hemos
que es igual, como objeto de toda regulación normativa y de tal importancia como hecho
o acto, sobre todo en el tema de la interpretación jurídica, como lo afirma Cossio “vida
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
viva viviente, conducta humana.”, propuesta doctrinaria del profesor argentino Carlos
la ley son resueltos por algunos jueces en forma satisfactoria, pero en otros casos no
escrito mucho para mostrar que el funcionamiento del Derecho no consiste en una mera
países, eminentes juristas han sostenido que la vida del Derecho no es un mero asunto
8 Argueta Pinto, Milton Estuardo. Análisis del Concepto del Derecho. Tesis de Graduación. Universidad
Francisco Marroquín. 1998. Págs. 46 y 47. Manifiesta dicho autor: “Con el nombre de Teoría Egológica, el
profesor Cossio propone una nueva ciencia jurídica cuya posición es equidistante del formalismo del
normativismo y del sociologísmo de los hechos; ni se atiene sólo a las normas ni se desentiende de ellas.
La doctrina egológica es considerada como una vía intermedia en virtud de la cual el término “ciencia
normativa” adquiere una nueva connotación. El elemento nuevo que el profesor argentino introduce en
esta propuesta es la conducta humana. En tal sentido, la normatividad radica entonces en que el objeto de
la ciencia jurídica es la conducta del hombre, la cual es conocida mediante normas. De acuerdo con la
egología, el hecho es la conducta humana y la forma conceptual de conocerla es la norma. Nótese que
para esta teoría, la norma per se ha dejado de ser el objeto del conocimiento. De esa forma, la egología es
propuesta por su creador y sus seguidores como una doctrina para la comprensión total del fenómeno
jurídico, ya que exponen que la misma únicamente puede lograrse mediante una constante referencia al
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
la practica judicial, la que permitirá encontrar una vía correcta para el tratamiento y la
mismo, sino la relación sistemática de las normas, sus antecedentes históricos, los fines
que el contenido de las normas jurídicas no está constituido por principios ideales con
IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN.
estructuras que se imponen al juez. Las mismas están constituidas por sistemas
esto represente, en la función del juez, el aspecto de mayor creatividad. Ello nos
utilización del método científico y jurídico, lo cual nos apega a la realidad, que es
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO I
1. GENERALIDADES
El abogado, el Juez, el litigante, el estudiante, el historicista, sociologista, o el
jusnaturalista, según su punto de vista y dependiendo del ángulo desde el cual observa
el fenómeno jurídico, no acudirán a los mismos métodos o criterios de investigación o de
hermenéutica; pese a que todos al final se encuentran en la problemática de solucionar el
caso concreto, como se dice en tribunales, la justicia del caso particular.
Las escuelas racionalistas9 modernas han pretendido obviar las contradicciones
que se presentan en el mundo de la interpretación y la aplicación del Derecho, dando
vida a un deshumanizado procedimiento lógico, mecánico, matemático o robotizado,
llamado de subsunción del caso singular en la disposición general. Desde hace muchos
años, he escuchado a algunos jueces afirmar que son expertos en aplicar el silogismo y
que dicho método no les ha fallado, pues sus sentencias han sido o son, casi
matemáticas, como se indicó con anterioridad.
El ejemplo anterior me daba cierta seguridad de que las resoluciones fueran
lógicas, siguiendo la técnica o método del silogismo, sin olvidar que puede hacerse un
aprovechamiento creativo de conocimientos acumulados de la propia experiencia, que
es precisamente en donde se originan los actos, hechos o fenómenos con trascendencia
jurídica y que enriquecen la actividad del juzgador.
Estimamos que existe una lógica que no se encuentra encerrada o enclaustrada
dentro de la pirámide jurídica. Entendemos que aunque se piense como positivista,
jusnaturalista, materialista o evolucionista, según el sistema tradicional que exista, todo
juez, en principio debe, para solucionar un conflicto, seleccionar las premisas para
resolver el problema.
En la actualidad, en las sociedades abiertas, el legislador ya no usa el rigorismo
lógico formal, matemático o convencional para la solución de casos.
La Lógica10 está constituida por un sistema de principios formales acerca del
pensamiento. Como lo estudiamos en el aula, la lógica estudia nuestros pensamientos,
conceptos, juicios, raciocinios, desde el punto de vista de su estructura y de su forma,
descubriendo y sistematizando las leyes y reglas cuya observancia es indispensable para
10 Custodio, Sergio. Introducción a la Lógica. Editorial Oscar de León Palacios. Pág. 18 “La lógica se
puede definir, según su objeto, como la ciencia que se ocupa de las relaciones entre premisas y
conclusiones, esto es, establecer las reglas generales de cómo de una o varias premisas, podemos concluir
acertadamente en una conclusión. Y esto es el razonamiento o argumentación, específicamente. Para la
lógica, pensar es derivar conclusiones a partir de premisas, de tal manera que a la lógica se le ha llamado,
también, como la ciencia de la evidencia, es decir, le va a interesar únicamente el razonamiento o
argumentación correctos.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
11 Como toda ciencia o actividad humana, la lógica tiene un objeto propio de estudio. Esto no quiere decir
que tenga un solo objeto, pero, eso sí, tiene jerarquía de objetos. El objeto más primitivo –por ser el
origen, el comienzo del pensar lógico- es el concepto. A partir de éste –en tanto unidad- podemos ya
aplicar el pensamiento lógico. A medida que se complica el procedimiento lógico, es decir, relacionamos
conceptos, obtenemos el juicio o proposición; y, al relacionar juicios o proposiciones, tenemos como
resultado el razonamiento o argumentación. De estos tres objetos de la lógica, el razonamiento o
argumentación constituye ya el estudio propiamente dicho de la lógica, pues en él se reúnen todas las
condiciones necesarias para establecer todas las relaciones lógicas posibles entre conceptos y juicios.
Custodio, Sergio. Introducción a la Lógica. Pags. 17 y 18. Segunda Edición. Editorial Oscar de León
Palacios. Guatemala, C.A.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
inmediata, de lo humanamente probable que fue previsto de una u otra manera como
jurídicamente posible. El Juez no debe desconocer los aspectos estructurales del
pensamiento para actuar en la resolución de un conflicto en forma mecánica, que es lo
que precisamente se pretende evitar.
En el problema de la interpretación y aplicación del Derecho, al igual que en cada
uno de los aspectos de éste, se reflejan las encontradas corrientes ideológico-jurídicas
más caracterizadas. Las teorías en boga sobre la interpretación tienen un contenido
normativo; se proponen dar directrices que prescriben cómo debe ser entendido el
Derecho en la administración de justicia. Hay personas en la actualidad que, más
radicales que sus geniales pero equivocados mentores, pretenden robotizar a los jueces a
través de la aplicación de la cibernética y la instauración de esquemas matemáticos para
la solución de los infinitos casos jurídicos. Se pretende por algunos teóricos, establecer
con exactitud sorprendente la decisión preconizada por el legislador, utilizando sólo
encadenamiento lógico. Una técnica a todas luces esotérica e inhumana, que nadie
entiende, cuando debiera de aprovecharse todo elemento o conocimiento para
enriquecer o encarnar los contenidos de la lógica en el caso concreto.
Pensamos que el camino o la solución no es el racionalismo a ultranza, sino el
aprovechamiento creativo de los conocimientos acumulados por la ciencia jurídica a
través de los siglos: el remozamiento de las mejores tradiciones del clasicismo jurídico, o
sea el uso de métodos hermenéuticos ligados a la vida, que enriquezca los
conocimientos del juez, que sepa separar en la realidad la diferencia dentro de lo
aparentemente igual, e identificar mediante la analogía penetrante y serena, lo común
que comparten las cosas superficialmente distintas. Una lógica que no olvide la parte
inventiva e individualizadora de la lógica misma, que escoge los argumentos idóneos al
caso o problema, en vez de limitarse a juzgar desde un punto de vista estrictamente de
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
lógica formal. Una lógica, en fin, que comprenda que no es posible y es absurdo sepultar
dentro de la pirámide jurídica kelseniana toda la riqueza viva de los casos concretos; el
transcurrir de la historia de los hombres y la sociedad en un molde; que sepa que
pretender eso, es momificar el Derecho o negarlo, mediante una falsa y reaccionaria
severidad: Dura ley, es ley.
Algunos jueces se niegan a ver que la lógica es más rica de lo que ellos suponen;
que no tiene esa rigidez cadavérica que ellos le endilgan, inconscientemente; que la
lógica jurídica, a través de los sistemas o lógicas particulares o especiales del sistema
general al cual auxilian, puede remozar los planteamientos lógicos, manteniéndolos en
constante contacto.
El legislador y los pueblos, en los complicados procesos de “creación” y
desarrollo de las normas o relaciones jurídicas, no usan el rigorismo lógico convencional
sino una lógica espontánea. La vida real de un pueblo se entiende mejor a través de la
socorrida categoría de la libertad, que de un racionalismo inflexible, y siendo así, es
imposible e “ilógico” que mediante la aplicación de un método incontaminado,
pretendamos luego explicar infaliblemente las cosas irregulares o imprevistas, cual si se
desplegaran de vivas maneras pero yertamente a partir de un sin número de premisas
invariablemente legisladas.
La Lógica12, como ciencia, está constituida por un sistema de principios formales
acerca de los pensamientos. El pensamiento lógico es, podemos decir, un pensamiento
de segundo pero superior grado. El objeto de su estudio es el pensamiento mismo. La
lógica estudia: conceptos, juicios y raciocinios, exclusivamente desde el punto de vista
de su estructura y de su forma. Descubre y sistematiza las leyes y reglas cuya
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
conforme a la norma que garantiza sus fines e intereses, o de exigir de los demás lo que
es debido por razón de las mismas normas. Es decir, la facultad que las personas físicas
o jurídicas tienen no solo para realizar determinados actos, sino también para exigir que
otras personas de igual índole, sin excluir al Estado no les impida realizar lo que la ley
permite o no prohibe13
Ahora bien, actuar conforme a las normas vigentes o Derecho objetivo, significa
que entre lo mandado o previsto específicamente por las leyes y las probables y
múltiples actividades humanas, se halla el ancho campo de la libertad humana14 y ésta
13 Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Osorio, Manuel Pág. 228. : “...Lo objetivo y lo
subjetivo en lo jurídico. Naturalmente que cuanto queda dicho se halla referido al Derecho en sentido
objetivo; es decir, a la existencia de principios y normas que regulan la convivencia humana, y que es
considerado desde el punto de vista individual y colectivo. Ahora bien, del precitado Derecho Objetivo se
desprende un Derecho Subjetivo, que alude a la facultad que las personas físicas o jurídicas tienen no sólo
para realizar determinados actos, si no también para exigir que otras personas de igual índole, sin excluir
al Estado, no les impidan realizar lo que la ley permite o no prohibe. El Derecho Objetivo es la norma
agendi o norma para actuar; mientras que el Derecho Subjetivo es la facultas agendi o facultad de actuar.”
14 Ibidem Hayek Friedrich A. Volumen I Normas y Orden. Pág 101 a 104. “... un orden basado en la
libertad permite a todos lo seres humanos dedicar sus personales conocimientos al logro de sus
particulares fines, sin más restricción que la establecida por ciertas normas de comportamiento
igualmente aplicables a toda la población. Ello deparará a cada individuo mayores posibilidades de éxito
en la consecución de sus propias apetencias, lo cual sólo resultará posible si toda autoridad, incluida la de
la propia mayoría, se encuentra en todo momento limitada, en cuanto al ejercicio del poder coercitivo, por
aquellos principios generales aceptados por la comunidad”. El mismo autor sostiene: “... conviene, sin
embargo, ahora, recordar las razones por las cuales prefiero emplear esa fórmula tantas veces por mí
utilizada para describir la libertad (la que hace referencia a aquella situación en la cual cada ser humano
puede utilizar sus personales conocimientos en orden a alcanzar sus propios objetivos), en lugar de
recurrir a la clásica de Adam Smith según la cual “todo hombre, mientras no viole lo que la justicia
establece, debe gozar de plena libertad para perseguir como considere más conveniente sus propios
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
el cumplimiento forzoso del Derecho estatal, que gustan señalar los formalistas a través
el que impide identificar el Derecho con la mera voluntad o la fuerza y el que abona
intereses”.”
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
Derecho.” 15
15 Legaz y Lacambra, Luis. Filosofía del Derecho. Pag. 289 y SS. Editoria Bosch. España. 1961.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
hombres y las clases; son choques de intereses particulares o colectivos, antes que
oposiciones lógicas.
En efecto, las contradicciones no sólo se producen en una persona o personas ni
en el pensamiento de estas, o bien en la estructura de la realidad, sostenemos que se dan
en la realidad objetiva: “Las contradicciones no se producen sólo en la cabeza del
legislador, del juez o del abogado, ni entre los sistemas de pensamiento de éstos y la
estructura de la realidad; se dan asimismo en la realidad objetiva. Ihering ha señalado
acertadamente que en la vida social se da una constante y proficua lucha por el Derecho,
y el gran jurista argentino Carlos Cossio, por su parte, ha hecho notar que en todo juicio,
en toda decisión judicial o en todo acto hermenéutico, se de la “vivencia de una
contradicción”, que el jurista está llamado a resolver no únicamente con base en un
racionalismo puro dentro de normas de la ley, sino apoyándose sobre todo en la
especificidad del caso real (pues el Derecho es “vida viva viviente”, conducta
humana).”17
Todo lo dicho anteriormente persigue destronar al sistema normativo de su
posición aristocratizante o kelseniana como objeto directo o centro capital de la
hermenéutica jurídica; para colocar en su sitio al plebeyo y contradictorio quehacer
humano concreto, que ha de componerse, sí, mediante el Derecho escrito aplicable al
caso, según la valoración jurídica del juez, la labor del juez no es de manera alguna
pasiva y mecánico-aplicativa, sino es investigadora y creadora de la justicia y derecho
concretos.
Es una falacia lógica, que conduce a la esquematización y al dogmatismo, creer
que basta el conocimiento de los principios y/o leyes más generales para comprender
17 Cossio, Carlos. Teoría Egológica del Derecho y Concepto Jurídico de Libertad. Argentina. 1944. Ver
además pié de página No.7. Argueta Miltón Estuardo. Análisis del concepto del Derecho.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
18 Ibidem Cit. No.2. Aforismo: (gr aphorismos, definición). Sentencia breve y doctrinal.
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19 Aguirre Godoy, Mario. Derecho Procesal Civil. Pág.749 Tomo I. Editorial Vile. Guatemala, C.A. “Debe
hacerse la diferenciación entre las presunciones legales o presunciones iuris y las presunciones hominis o
formadas por el Juez. Estas últimas constituyen en realidad un medio de prueba, no así las primeras que
son un desplazamiento del objeto de la prueba. Prieto Castro indica que “la presunción en sentido técnico
es el fruto del razonamiento lógico de una deducción”, si tal razonamiento es realizado previamente por
el legislador, se trata de una presunción legal (praesumptio iuris); si es materia del trabajo del juez, de una
presunción simple o judicial. Suele hacerse también la distinción entre presunción y ficción, cuando se
señala que aquella siempre se refiere a una consecuencia jurídica que se extrae de un hecho probado o
existente. En cambio la segunda, parte de un hecho no siempre cierto o establecido, como sucede con la
presunción de conocimiento de la ley. Es un medio de prueba, porque el juez llega a un convencimiento
sobre la existencia o no de cierto dato procesal determinado, por la deducción que hace operando sobre
ciertos hechos o actos ya establecidos. Es por este mecanismo lógico que emplea el juez para llegar a
formar su convicción que se ha designado este medio de prueba como “indirecta”, y algunas veces, como
“circunstancial o artificial”.”
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
parte de la mujer, sino por qué y en qué circunstancias la esposa dejó el hogar y quién es
el realmente culpable de ese abandono; se trata de juzgar situaciones humanas.
Por ello, para interpretar determinado artículo, cosa que no suelen entender los
leguleyos, quienes memorizan los códigos con puntos y comas, es preciso que el jurista
construya y entienda la estructura y funcionalidad de la o las instituciones (mandato,
testamento, compraventa, hipoteca, etc.) a los cuales se refiere el problema. Por otra
parte, resulta que tampoco las instituciones se encuentran aisladas unas de otras: el
matrimonio se relaciona con la patria potestad, ésta con la tutela y con la administración
de bienes de menores e incapacitados, con los procedimientos para resolver problemas
de familia, etc., y además todo esto está inmerso en una situación social que, como
proceso, discurre en la historia, contradictoria de por sí y llena de luchas sociales por
intereses colectivos y por las libertades del hombre. Entonces, la construcción jurídica no
va sólo del precepto al contexto general y a la institución, sino también de estos a los
grandes capítulos de un código o ley y a todo el sistema jurídico legislado y no
legislado, dentro del contexto de una sociedad, en cierto momento histórico.
La construcción jurídica, por ende, se vincula constantemente con el
procedimiento de interpretación analógica, con la búsqueda de la sabiduría jurídica
acumulada en los aforismos jurídicos, con el sistema de valores, con las costumbres y los
procedimientos judiciales, etc., y nunca debe ignorarlos o desvincularse de ellos, quien
quiera arribar a conclusiones acertadas científico-jurídicas.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO II
INTERPRETACION JURIDICA
1. Concepto.
Para comprender mejor el capítulo I, es necesario referirnos a lo que se entiende
científicamente por interpretación.
En efecto, estimamos que interpretar es atribuir un significado para lo
compresión de cualquier expresión en una lengua o idioma. G. Kalinowski afirma que:
"interpretar es atribuir un significado a un signo lingüístico”20; y por su parte J.
Wróblewski confirma esta definición al asegurar que: "la interpretación en sentido
amplio es sinónima de comprensión de cualquier expresión formulada en una lengua". 21
La interpretación jurídica ha ganado últimamente un extraordinario
protagonismo por varias razones. La interpretación jurídica es, pues, una actividad
necesaria y predicable de todas las normas del ordenamiento jurídico, ya sea o no su
expresión clara, porque no sólo hay que interpretar su contenido en sí mismo, sino la
relación sistemática de las normas, sus antecedentes históricos, los fines sociales que
pretendían lograr. La doctrina antigua entendía que solamente las normas
especialmente oscuras o contradictorias necesitaban un esclarecimiento hermenéutico22.
20 Soriano Ramón Compendio de Teoría General del Derecho. 2ª. Edición. Editorial Ariel Derecho. Pag.
245.
21 Soriano Ramón Compendio de Teoría General del Derecho. 2ª. Edición. Editorial Ariel Derecho. Pag.
245.
22 Interpretar es desentrañar el sentido de una expresión. Desde un punto de vista jurídico la
interpretación tiene diversas acepciones: a) Interpretar es determinar el sentido y alcance de las normas
35
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
En realidad, todas las normas jurídicas presentan dos zonas; una determinada y
otra indeterminada, que es donde tienen que aplicarse los criterios interpretativos, a las
que los juristas denominan y caracterizan de distinta forma: zona de penumbra, área de
discrecionalidad, zona de incertidumbre, de indeterminación, etc., son expresiones
válidas que se refieren al ámbito incierto de la norma o a la flexibilidad interpretativa
del sujeto.
jurídicas; b) “Interpretar es averiguar lo que tiene valor normativo. De este modo se amplía la función
interpretativa a la delimitación del campo de lo jurídico, comprendido tanto la concreción de las fuentes
como la determinación de su sentido. En ese significado ampliado ha sido posible plantear, en torno de la
interpretación, lo que se ha llamado problemática del método jurídico. En ella se ofrecen varias preguntas:
detrás de las palabras de la ley, ¿se puede buscar algo más: una voluntad real, una abstracción dogmática,
una ponderación de intereses, lo que el juez entienda, lo que el vulgo piense, un mandato de orden moral
y político?”; y C) Interpretar “es una operación del espíritu que acompaña al proceso de creación del
derecho al pasar de la norma superior a una norma inferior. En el caso normal, el de la interpretación de
una ley, se trata de saber cómo, aplicando una norma general a un hecho concreto, el órgano judicial o
administrativo obtiene la norma individual que le incumbe establecer”. “No la estima una exigencia
ineludible; “Cuando el juez llamado a resolver una controversia descubre que las reglas interpretativas
son impotentes para ofrecerle la pauta de solución que busca, tiene, para cumplir su misión específica, que
formular la norma aplicable al caso o, lo que es lo mismo, debe dejar de ser intérprete para asumir un
papel muy semejante al del legislador”. “Lo primero que el intérprete ha de investigar es si en el
ordenamiento legal a que se halla sometido existen o no reglas generales de integración. Si existen, deber
sujetarse a ellas; en el caso opuesto, habrá de aplicar los procedimientos que la ciencia jurídica le brinda.
Lo dicho demuestra que no es indispensable que en un ordenamiento figuren aquellas reglas, para que la
tarea jurisdiccional pueda cumplirse. Como el juez tiene en todo caso el deber de resolver las contiendas,
dentro del ámbito de sus atribuciones, la insuficiencia de la ley no puede relevarlo de tal obligación”.
Pacheco G., Máximo. Introducción al Derecho. Págs. 378, 379, 410. Primera Edición. Editorial Jurídica de
Chile.
36
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
23 Donde quiera que hay una sociedad política tiene que haber inevitablemente un cuerpo completo de
Derecho, que cubra cualquier problema que en aquélla se plantee. A pesar de que en la tradición anterior
del Common Law, lo mismo que en los desenvolvimientos ulteriores de éste desde fines del siglo XIX y en
el siglo XX, se considera que el Common Law es Derecho elaborado por los jueces, judge made law,
aconteció el raro fenómeno de que en el siglo XIX, se pensó en el Common Law como un cuerpo
omnicomprensivo que contenía dentro de sí normas para resolver cualquier caso planteado. Y, así, Beale
escribía que “la decisión y el fallo de un tribunal, resolviendo un caso concreto... no puede considerarse
de ninguna manera como algo que sea Derecho en sí mismo, independientemente de que la sentencia
proceda de un monarca antiguo, de una corte popular, o de un tribunal moderno”. Beale sostiene que
todas las decisiones judiciales no son Derecho, porque la índole de ellas no corresponde a la definición
correcta del Derecho. Considera que las sentencias de cualquier tribunal son demasiado limitadas, se
mueven en un plano muy bajo, tienen muy poco alcance, para merecer el nombre de Derecho. El Derecho
debe ser, dice Beale, uniforme, general, continuo, igual, cierto y puro. El punto de vista convencional que
prevalecía en el Common Law a mediados del siglo XIX era el de que el Derecho está constituido por un
conjunto de reglas, que desde tiempo inmemorial existen permanentemente, salvo las modificaciones de
esas reglas que el legislador ha introducido en medida limitada por medio de leyes. Mientras que el
legislador está autorizado para modificar el derecho, los jueces carecen en absoluto de tal facultad. La
misión de los jueces es solamente la de aplicar el Derecho. La función de los jueces consiste en descubrir,
no en crear, el Derecho. Colón no hizo ni inventó América, sino que equivale a rectificar un mapa anterior
que era erróneo; equivale a una cartografía revisada. Los jueces deben ser simplemente “oráculos
vivientes”. Recaséns Siches, Luis. Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho. Págs. 204 y 205.
Tercera Edición. Editorial Porrua, S.A. México. 1980.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
Sistemas cerrados han caído en desprestigio. Sin embargo, a pesar de que los
proyectos globales de carácter colectivista han perdido crédito, en aquellos
auténticamente democráticos y de espíritu liberal, el deseo de satisfacer requerimientos
de justicia, ha impregnado la mayor parte de los políticos y ha influido en la creación del
Derecho, tanto en la vía legislativa , como por vía consuetudinaria y jurisprudencial.
No debemos olvidar que uno de los factores que han influido en la elaboración de
nuevas normas jurídicas es la situación de profunda y total crisis de la actual época;
principalmente en el hecho de que las valoraciones básicas, sobre las cuales se ha
cimentado la vida humana en la sociedad del pasado, han hecho quiebra, y aún no han
sido reemplazadas por otras valoraciones.
Una critica constante hacia la ley tiene una doble orientación: la crítica a sus
presupuestos y la marginación social del radio de acción e influencia del ordenamiento
jurídico. La actividad interpretativa y aplicadora de las normas acusa este cambio de
paradigmas, que se observa en los propios actores de la actividad y con mayor
transparencia por los usuarios de la misma. El problema se recrudece cuando
observamos que no hay una sustitución de paradigmas, sino una sucesión de actitudes
dispersas ante la pérdida de la confianza en los viejos métodos: huida de la justicia
formal para solucionar los conflictos de derecho (linchamientos), actos de desobediencia
civil (desordenes públicos), simulaciones de respeto a la ley, modificaciones constantes
en la ley, emisión profusa de leyes, carencia de leyes con carácter de generalidad,
abstracción y permanencia, etc., son la contrapartida a la ausencia de paradigmas
adecuados para comprender y solucionar la problemática jurídica de nuestra época.
2. Principios Reguladores
La elección de los criterios constituye una decisión racional y responsable del
juez, que unas veces se verá obligado a emplear determinados criterios cuando
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
24 Artículo 10. De la Ley Organismo Judicial: ”Interpretación de la Ley. las normas se interpretarán
conforme a su texto según el sentido propio de sus palabras; a su contexto y de acuerdo con las
disposiciones constitucionales. El conjunto de una ley servirá para ilustrar el contenido de cada una de sus
partes, pero los pasajes obscuros de la misma, se podrán aclarar, atendiendo el orden siguiente: a) A la
finalidad y al espíritu de la misma; b) A la historia fidedigna de su institución; c) A las disposiciones de
otras leyes sobre casos o situaciones análogas; d) Al modo que parezca más conforme a la equidad y a los
principios generales del derecho”.
25 Argueta Pinto, Milton Estuardo. Ibidem. Tesis Doctoral. Págs. 90 y 91. Dicho autor manifiesta:
41
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
“Siguiendo a Hayek, aquí también se presenta una aparente contradicción. En efecto, en tanto en algunas
oportunidades Hayek considera que el fin del Derecho es la conservación del orden espontáneo general,
en otras el autor considera que el fin del Derecho es servir de marco a la realización de las expectativas
mediante la protección de las mismas. Así, por ejemplo, Hayek habla de “(...) ese proceso encaminado a la
realización de las expectativas que constituye la auténtica finalidad del derecho” en tanto que también dice que
“las normas de derecho resultan imprescindibles para la preservación del orden” y por otras parte agrega que
“dando, pues, al término su usual sentido, el derecho no es un medio encaminado a obtener fin alguno, sino tan sólo
una condición indispensable para la consecución de la mayor parte de los fines que los individuos desean alcanzar”
¿Cómo explicar tan diversidad de fines del Derecho? Y es que Hayek no explica que el Derecho pueda
perseguir varios fines, sino que cuando trata el tema, disperso en varias páginas de su obra, habla del fin
(un fin) del Derecho, ya sea el de la conservación del orden espontáneo, la realización de las expectativas o
servir de medio para la consecución de fines personales. Para aclarar esta situación, se propone lo
siguiente: considerar que para Hayek, y aunque no lo exprese así, el Derecho tiene un fin mediato y un fin
inmediato. El fin mediato sería la conservación del orden espontáneo y el fin inmediato servir de medio
para la realización de los personales fines de cada individuo mediante la protección de sus legítimas
expectativas. Este enfoque es congruente con la naturaleza del orden espontáneo y de las normas de
conducta que integran el sistema normativo sobre el que descansa.”
26 Ibidem. Hayek, Friedrich A. Volumen I. Normas y Orden. Unión Editorial. Pág. 207 y 208 Este autor en
relación a la búsqueda de la solución justa manifiesta: “Dicho en otras palabras, el juez trata de mantener
y mejorar un orden dinámico existente que en modo alguno puede atribuirse a designio de nadie. Está al
servicio de un orden que, establecido sin intervención de la existente autoridad (y surgido a menudo en
contraposición a sus deseos), escapa a cualquier intento de someterlo a una organización deliberada. No
se basa este orden en la sumisión a voluntad ajena alguna, sino en la armónica concordancia de las
diferentes expectativas personales. Se solicita la intervención del juez por cuanto las normas que aseguran
determinada cohesión de expectativas no son siempre debidamente observadas, no resultan
suficientemente claras, o bien, aun cuando sean observadas, son incapaces de conciliar las discrepancias
surgidas. Puesto que continuamente surgen situaciones en las que las normas vigentes evidencian su
inadecuidad, la tarea de evitar la conflictividad y fomentar la compatibilidad de los comportamientos
individuales a través de la oportuna delimitación de lo permisible no se halla dirigida al logro de fin
alguno. Exige no sólo la aplicación de las normas ya establecidas, sino también la formulación de otras
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
que resulten indispensables a la salvaguardia del orden global. En su intento de solucionar nuevos
problemas mediante la aplicación de “principios” derivados de la ratio decidendi implícita en anteriores
decisiones, así como en su esfuerzo por desarrollar esas normas previas que son los “principios”, de modo
que se produzcan ante el planteamiento de nuevas situaciones los deseados efectos, ni el juez ni tampoco
las partes implicadas precisan saber nada acerca de la naturaleza del orden general resultante ni existe
para ellas “interés social” alguno al que deban someter su comportamiento, más allá del hecho de que las
normas contribuyan a que los individuos puedan concebir expectativas fiables en una amplia variedad de
circunstancias. La tarea del juez, por lo tanto, forma parte de ese proceso de adaptación de la sociedad a
las circunstancias, lo que constituye la vía por la cual el orden espontáneo accede a su desarrollo.
43
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
sólo interesa la voluntad del dictador, que debe ser acatada sin desviacionismos. En las
democracias parlamentarias la norma es teóricamente obra y expresión de la mayoría.
Por ello, en los sistemas políticos autocráticos predomina la interpretación subjetiva y
los criterios históricos y lógico-conceptuales, mientras que en los regímenes
democráticos tienen más crédito la interpretación objetiva y los criterios teleológicos.”27
F) El operador jurídico debe ser un intérprete de la sociedad, no de su propia
conciencia, a no ser que la ley se lo permita expresamente o que la naturaleza de la cosa
juzgada lo exija.28
El impacto psicosocial que la personalidad del juez y su forma particular de
juzgar imprime a la aplicación del Derecho obedece a múltiples factores: a) psicológicos,
se dice por Alf Ross: “que la aplicación de la justicia era una cuestión de estimulación
de determinadas glándulas del juez”29; b) culturales, puesto que el juez pertenece a una
determinada cultura que es la que singulariza al sistema político-jurídico en cuyo seno
administra justicia y dentro de este ámbito participa en una determinada dimensión de
la propia cultura; c) estamentales, en la medida que el juez pertenece a un grupo
profesional.
3. Clases
La interpretación de la ley ha recibido varias denominaciones tomando en cuenta
su procedencia. Es auténtica cuando se deriva del pensamiento de los legisladores,
expuesto en los debates en el Congreso que la sanciona; es usual cuando consta en la
jurisprudencia de los tribunales, sentada para aplicar la norma a cada caso concreto, y
que tiene especial importancia en aquellos países en donde las sentencia de los
tribunales de casación obligan a los tribunales inferiores a su absoluto acatamiento; y es
doctrinal cuando proviene de los escritos y comentarios de los jurisperitos, siempre
discrepante entre sí y sin otro valor que el de la fuerza convincente del razonamiento:
“La doctrina clásica distinguía tres clases de interpretación: auténtica, usual o
jurisprudencial y doctrinal, según que la ejecutara el legislador, el juez, o el jurista
especialista en la materia interpretable”.30
Hoy en día la interpretación jurídica generalmente es labor de los jueces, quienes
en su actividad se encuentran limitados por el marco general de la ley31.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
una norma que ya no sirve, ni crear una norma nueva con la estructura fosilizada de una
antigua.
49
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
sujeto; la filosofía antropológica permite ahora que sea el sujeto quien construye el
sistema. En el ámbito del Derecho, antes el sujeto aplicaba la norma del sistema en un
proceso objetivo y separado de sí mismo; ahora el sujeto y su forma de comprender
forma parte del sistema que hay que aplicar. El sujeto se convierte en el principio”.36
Se han hecho reseñas históricas sobre las épocas o etapas más significativas en la
interpretación: H.G. Gadamer ha hecho una reseña de los hitos históricos más
significativos de la interpretación: “...a) la hermenéutica teológica aplicada a la
comprensión de los textos sagrados, del Antiguo y Nuevo Testamento, en el momento
en el que ya no era suficiente la explicación alegórica de los desafueros de las Sagradas
Escrituras con los principios de la moral; b) la hermenéutica aplicada a la recepción del
Derecho romano en los países europeos, con la acomodación de sus principios y normas
a sistemas de derecho basados en fuentes jurídicas distintas; c) la hermenéutica del
Humanismo renacentista, cuando se descubren los valores de la Antigüedad clásica y se
vuelve al latín clásico, el griego e incluso el hebreo, y d) la hermenéutica del
Romanticismo, aplicada a la reconstrucción de la historia del pasado y de sus textos”.37
35 Op. Cit.Pag.271
36 Op. Cit. Pag. 274
37 Op. Cit. Pag. 277
50
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
sus límites jurídicos y fácticos: dificultad de deslinde de las cuestiones jurídicas y las
cuestiones fácticas; b) selección, evaluación y "descripción" de los hechos: falta de
correspondencia entre la verdad real (de los hechos acontecidos) y la verdad jurídica;
c)búsqueda y selección de la norma o criterio jurídico aplicable al caso: huecos de la
presunción de la racionalidad del legislador ante la presencia de antinomias, lagunas y
redundancias que hacen necesariamente creativa la búsqueda de criterios a utilizar; d)
atribución de un significado preciso al criterio elegido: vaguedad y ambigüedad de los
criterios tradicionales, y e) aplicación del criterio a los hechos estimados probados en la
decisión o fallo: tramo del proceso en el que es más evidente la deducción y el silogismo,
pero que sólo es una parte de dicho proceso teñida de valoraciones subjetivas”.38
En general, es preciso subrayar la conveniencia de una aplicación ponderada del
Derecho ante la imposibilidad de una aplicación rígida y silogística de las normas. La
necesidad de esta jurisprudencia ponderada se justifica con los siguientes presupuestos:
No existe una diferenciación clara de fases en el proceso de aplicación de las
normas a la realidad social. En la práctica jurídica el procedimiento cambia el orden de
las premisas, pues tanto el jurista práctico como el juez se encuentran primero con un
caso controvertido, y, una vez que lo han analizado y determinado, examinan las
normas jurídicas aplicables.
El silogismo representa variados estilos de razonamiento. El mismo Aristóteles
describe varios, partiendo de las cuatro figuras conocidas. La existencia de lagunas en
las normas hace imposible la aplicación de un discurso silogístico riguroso. Entramos
de lleno en el tema de las lagunas en la ley ocasionadas por la quiebra inevitable del
principio de plenitud del ordenamiento jurídico. La existencia de lagunas constituye la
39 Op. Cit. Pag. 311. Ahora bien, los teóricos de la aplicación del Derecho han prestado una inusitada
atención al análisis de la que llamo jurisprudencia ponderada, punto a punto, desde el presupuesto,
asumido como axioma no necesitado de demostración, de que el viejo y presuntuoso silogismo no tiene ya
virtualidad alguna. Se echan en falta estudios atinentes al silogismo como método de razonamiento
jurídico; pues los juristas hablan mucho de silogismos y aplicaciones silogísticas, con breves referencias a
Aristóteles, sin más explicaciones. El silogismo es un archipiélago de variados estilos de razonamiento.
El mismo Aristóteles describe sesenta y cuatro modos partiendo de las cuatro figuras conocidas: Bárbara,
Celarent, Darii, Ferio. La legislación y la jurisprudencia esconden con gran frecuencia razonamientos
silogísticos, como marco general o al lado de las aludidas manifestaciones de una jurisprudencia
ponderada. Sería interesante una investigación de los modos silogísticos de nuestro ordenamiento
jurídico y sus aplicadores.
La existencia de lagunas de normas hace imposible la aplicación de un discurso silogístico riguroso.
Hasta ahora el operador jurídico disponía de unas normas para resolver el problema de Derecho.
Aunque encontrara dificultades en la precisión de los hechos y en la determinación de la norma, al menos
la norma estaba ahí y el litigio podía resolverse conforme a ella de una manera más o menos acertada.
Pero, ¿y si la norma no existe? ¿qué solución le cabe al juez a quien el Derecho obliga a resolver aunque
no existan normas en el ordenamiento jurídico? ¿cómo se resuelven los problemas de lagunas en las
normas? Entramos de lleno en el tema de las lagunas en el Derecho ocasionadas por la quiebra inevitable
del principio de plenitud del ordenamiento jurídico. La existencia de lagunas constituye la prueba más
concluyente de la inviabilidad de la teoría de la subsunción como forma de aplicación del Derecho.
Porque ahora no es que el jurista tenga que reconstruir los hechos y las normas en el acto aplicador del
Derecho, sino que ni siguiera existen normas para resolver un caso jurídico.
53
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
posible, todavía cabe como último recurso aplicar una norma de otro ordenamiento
jurídico. En el primer caso estamos ante un procedimiento de autointegración jurídica
de la laguna; en el segundo, ante una forma de heterointegración jurídica.
Hay dos procedimientos de singular relieve para llenar un caso en el que se de
alguna laguna, constantemente utilizados por los operadores jurídicos en la práctica del
Derecho. Uno de ellos es la analogía de la ley, que el juez tiene en cuenta antes de pasar
a la consideración de la costumbre jurídica, siempre escasa, y subsidiariamente al
principio general del Derecho, de difícil conformación al supuesto controvertido por su
generalidad.
Se ha disentido sobre el concepto de principios generales del Derecho. Para
algunos son principios del Derecho Natural o Racional; para otros, los universalmente
admitidos para la ciencia jurídica. Según otros, los del Derecho Romano, los del espíritu
general de la legislación o los del ordenamiento jurídico positivo.
Lo anterior origina varias posiciones como las siguientes:
1) Teorías iusnaturalistas. Para esta corriente la fuente inagotable del Derecho está
constituida por la naturaleza misma de las cosas, la cual puede ser aprendida por
nuestra razón. Esta tradición milenaria ha sido llamada Derecho Natural.
2) Teorías Positivistas. Para sus seguidores los principios generales del Derecho no
pueden ser otros que los mismos principios fundamentales de la legislación
positiva, que no se encuentran escritos en ninguna ley, pero son presupuestos
lógicos necesarios de las normas legislativas, de las cuales deben deducirse
exclusivamente en fuerza de la abstracción.
3) Teoría Romanista. Se sostiene que todos los países en los cuales existen
ordenamientos jurídicos inspirados en el Derecho Romano, hay una tradición
fundada en un conjunto profundamente arraigados y condicionados históricamente
56
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
8.1. Clases
1. La más clásica distinción de tipos de analogía es la que se refiere a la analogía
de proporciones o proporcional y la analogía de atribuciones o atributiva. La primera
establece una semejanza en las relaciones de cuatro términos, emparejados dos a dos. A
es a B como C es a D. Es una analogía de uso vulgar, que frecuentemente aplicamos sin
darnos cuenta cuando comparamos hechos, situaciones, personas, etc. No es la analogía
que interesa en la aplicación de las normas por su generalidad. La segunda atribuye
una misma propiedad a dos o más elementos debido a su afinidad. Si A tiene C y B
42 Ibidem. Compendio de Teoría General del Derecho. Ob Cit. Pág. 318 y 319.
43 Op. Cit. Pág. 319. “...la analogía lógica aprecia esa razón de semejanza comparando dos cosas; la
analogía axiológica es el juicio del juez, que indica que ambos casos deben ser regulados de la misma
manera, que deben ser analogados”.
58
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
justicia se hace más justa, referida a un caso concreto, ya que no existen postulados
generales de justicia de directa aplicación a la realidad social, sin antes pasar por la criba
del juicio equitativo de los jueces. De las dos clases de justicia aristotélica, justicia
sinalagmática y justicia distributiva, la equidad es un procedimiento de desarrollo de la
justicia distributiva, ya que busca la proporción o diferencia en la aplicación de la norma
general al caso particular, mientras que la justicia sinalagmática se basa en la igualdad o
identidad de las relaciones sociales.”46
9.2. Funciones
La versatilidad de la equidad como recurso judicial para la aplicación de las
normas se ha traducido en diversas funciones en la historia de la metodología de la
interpretación y aplicación del Derecho. Veamos la más significativas:
A) La equidad como concepto extra jurídico, que supone una limitación del
Derecho desde fuera del ámbito del propio Derecho.
B) La equidad como principio general del Derecho con valor informador del
ordenamiento jurídico.
C) La equidad como fuente subsidiaria.
equitativo siendo lo justo, no es lo justo legal, lo justo según la ley, sino que es una dichosa rectificación de
la justicia rigurosamente legal”.
46 Ibidem. Teoría General del Derecho. Ramón Soriano. Pág. 323 y 324. Sostiene Soriano: “La importancia
de la equidad estriba en que es un punto intermedio entre el positivismo jurídico legalista y la libre
investigación judicial del Derecho. La equidad, como recurso judicial atento a la justicia del caso concreto,
constituye una solución puente en la consideración de la ley y la sentencia judicial como fuentes
autónomas y exclusivas del Derecho; relaciona y conjuga la ley con la sentencia del juez, permitiendo la
adaptación de la ley a la variedad de circunstancias en que se materializan los casos jurídicos y sujetando
el criterio judicial al principio de legalidad.”
60
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO III
La eficacia de un orden legal no depende sólo del poder del Estado; en buena
medida está condicionada, como dice Hans Barth, citado por García Maynez: “por el
reconocimiento que de ese orden hacen los sometidos a su imperio. El orden “surge de la
naturaleza de las cosas”; pero lo que como tal aparece “es algo que el individuo debe
convertir en objeto de su rendimiento y de su esfuerzo. Allí donde el orden debe reinar,
éste o el sentido y finalidad que en él hallan expresión y lo condicionan o crean, tienen
que adquirir el rango de motivos determinantes de la conducta. En ello consiste –bien
vistas las cosas- su vigencia”51.
Todo orden jurídico como hemos apuntado y según Barth, se da con el juego de
tres elementos, que representan la lógica del mismo. En primer lugar, una unidad
espiritual, cuyas condiciones son la lealtad y el consenso; en segundo término, un conjunto
de sanciones y, por último, la institución de la instancia.
Pero el asentimiento suele asumir diversas modalidades, que siempre es
necesario ir aclarando en relación a la positividad y vigencia de las leyes como atributos
de las mismas: “Abarca desde el acuerdo afectivo, la crédula confianza y la decisión
voluntaria en que se exteriorizan las fuerzas y peculiaridades del ánimo, hasta la
consciente aceptación de los medios técnicos que garantizan el logro de un propósito
racionalmente establecido. La lealtad, por su parte, significa “una pertenencia espiritual
y afectiva a un grupo social, a su sentido y orden, pertenencia que no se transforma
cuando la propia interpretación de éste no coincide con lo que parece deseable a los
restantes miembros del grupo”52
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
55 Op.Cit.Pág.272
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56 Op.Cit.Pág.272,273,274.
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CAPITULO IV
2. El Derecho Positivo
El Derecho positivo pareciera estar en contradicción con el Derecho natural, pero
no es así. Esta idea proviene del positivismo que negó toda posibilidad a la existencia
del Derecho natural, erigiendo el derecho positivo en el único derecho. Las doctrinas
del Derecho natural sólo trata de buscar el fundamento ético del Derecho positivo,
formulando principios jurídicos que se han estimado de un valor universal y eterno. El
58 Herrarte Alberto. Los Fundamentos del Estado de Derecho. Primera Edición. 1995. Pág. 183.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
Derecho positivo, por el contrario, el es derecho real e histórico de todos los pueblos. De
ahí que sea contingente y variable, al estar sujeto a las circunstancias del lugar y tiempo.
Del Vecchio formuló la siguiente definición del Derecho positivo: “Por Derecho
positivo entendemos aquel sistema de normas jurídicas, que informa y regula
efectivamente la vida de un pueblo en un determinado momento histórico”59.
3. Orden Espontáneo
La formación del derecho anglosajón a través de la costumbre, Friedrich Hayek
sobre la existencia de un orden espontáneo en la sociedad, que se base en normas
generales y abstractas. Las ciencias sociales, nacen y se nutren del descubrimiento de
estructuras ordenadas, que aunque sean consecuencia de actividad plural, no son
resultado de designio humano. En tal situación se encuentran, por ejemplo, el lenguaje
y la moral, que no son el resultado de ninguna mente genial, sino de un proceso
evolutivo.
4. Sistemas Normativos
Las afirmaciones sostenidas valen también para las normas morales o religiosas.
Sin embargo, nada hemos dicho específicamente de las normas jurídicas; y en los
capítulos anteriores hemos hecho énfasis sobre la interpretación sobre todo en la función
del juez, que desde luego es nuestra preocupación. A partir de este punto, el camino
que se sigue para diferenciar entre las normas jurídicas y otros tipos de normas, es el de
considerar las normas como elementos de los sistemas sociales. Esta formulación nos
lleva a tomar en cuenta un elemento que no hemos desarrollado cabalmente: el de la
59 Giorgio del Vecchio, Filosofía del Derecho Pág.776. Editorial Bosch. Barcelona, 1974.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
conducta humana como objeto de toda norma60 o, lo que es igual, como objeto de toda
regulación normativa y de tal importancia como hecho o acto, sobre todo en el tema de
la interpretación jurídica.
Después de observar que los hombres se relacionan entre sí de manera mediata o
inmediata, se ha postulado que todo orden normativo que regule ese tipo de relaciones
constituye un sistema social.
Una característica de todo sistema social es prever sanciones respecto de las
conductas contrarias a las prescritas por las normas. Por ello, este tipo de sistemas, están
basados en lo que Kelsen llama: “Principio de retribución”61.
Si las normas del sistema prescriben que una determinada conducta debe darse,
en realidad se está postulando que en caso de que el sujeto no cumpla con lo prescrito
en tal norma, debe aplicársele la sanción que otra o la misma norma del sistema prevea
para tal incumplimiento. La obligación, por ende, es la conducta contraria a aquella otra
que se constituye en supuesto de la sanción.
Los sistemas sociales no pueden diferenciarse entre sí en razón de que en unos
esté presente la sanción y en otros no. La idea de sistema social presupone siempre la
existencia de prescripciones sobre las conductas humanas y del principio de retribución.
Todo sistema social acaba previendo sanciones.
Debemos tratar las diferencias entre los distintos sistemas normativos-sociales, lo
que nos conduce a señalar los elementos que le confieren especificidad al derecho y
sobre todo, cuando pretendemos que en la función del cargo de juez se haga útil toda
esa gama de conocimientos, experiencias o vivencias, que se utilizarán para resolver en
60 Ver cita No.7 de esta investigación, referida a Argueta Pinto, Milton Estuardo. Análisis del Concepto del
Derecho. Tesis de Graduación. Universidad Francisco Marroquín. 1998. Págs. 46 y 47.
61 Kelsen Hans. La aparición de la ley de la causalidad a partir del principio de retribución. Trad.
Francisco Ayala. Editorial Nacional, México, 1979, pp. 53-112.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
el caso concreto y que enriquecerá la lógica más razonable del juzgador, como hemos
mencionado con anterioridad, para encarnar la lógica jurídica, con todas las vivencias
que a diario nos da la experiencia judicial.
Para Kelsen, la diferencia entre el derecho y otros sistemas sociales se sustenta en
el modo como las sanciones se aplican en el primero. Las sanciones estatuidas por un
sistema social tienen o bien el carácter de trascendentes o bien el carácter de socialmente
inmanentes. “Son sanciones trascendentes aquellas que, según las creencias de los
hombres sujetos a este orden, provienen de una instancia sobrehumana”62 Por el
contrario, enteramente diferentes de las sanciones trascendentes son aquellas que no
sólo se producen en la tierra, en el seno de la sociedad, sino que también son ejecutadas
por hombres, por los miembros de la sociedad, pudiendo ser designadas como
sanciones socialmente inmanentes. La distinción anterior permite diferenciar sistemas
sociales en los que, como en la religión, las sanciones son trascendentes, de aquellos
otros en los que, como en el derecho, son inmanentes. En el primer caso, las sanciones
se imponen por una divinidad y se ejecutan directamente por ella en esta o en una vida
posterior; tratándose del derecho, las sanciones se determinan e imponen por hombres a
partir de los dispuesto en sistemas normativos establecidos por los mismos.
Esta distinción entre sistemas trascendentes y sistemas inmanentes exige otras
precisiones. Admitir que la moral constituye un sistema normativo implica aceptar que
mediante ella se regulan relaciones entre hombres. Por este motivo, no cabe admitir que
la moral se limita a regular conductas internas y el derecho conductas externas. “Tanto
las normas morales como las jurídicas son representaciones psicológicas, es decir,
representaciones internas a partir de las cuales se realizan las conductas externas. Por
62 Kelsen Hans. Teoría pura del derecho. Segunda Edición. Trad. Roberto J. Vernengo, Unam, México.
1979. Pág. 42.
77
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
esa misma razón - ser órdenes producidos por conductas humanas externas- en ambos
cabe predicar su positividad”.63
Afirmar que tanto en el sistema moral como en el jurídico son los hombres
quienes pueden crear normas, no debe hacernos incurrir en el error, advertido antes, de
creer que la moral o el derecho deben explicarse a partir de tales actos de conducta y que
tampoco al referirnos a la interpretación por el juez, pretendamos que él lo haga. Lo que
en ambos sistemas le confiere validez a una norma en un sistema de derecho positivo, es
el hecho de haber sido creada conforme a lo previsto en otras normas, denominadas
normas primarias. Reconociendo que en ambos sistemas coexisten actos humanos y
significaciones normativas, una primera diferencia surge si se consideran los actos de
creación de las normas jurídicas y de las normas morales, toda vez que en las primeras
se encuentran más centralizados que en las segundas. En efecto, los actos de creación de
las normas jurídicas, en un orden jurídico positivo, se llevan a cabo por órganos
previstos de un modo acabado por el propio orden jurídico, mientras que los
correspondientes a los sistemas morales no se ejecutan por órganos predeterminados
específicamente por el sistema. Sin embargo, a pesar de esta diferencia en la generación
de los actos normativos, no es posible establecer a través de ella la distinción entre
normas jurídicas y morales. Al efecto, hay que señalar que los sistemas jurídicos
antiguos eran descentralizados en la creación de las normas y en la actualidad son
centralizados.
Se ha negado que el derecho y la moral sean diferenciables por la regulación
interna de las conductas, por su positividad o por el modo de generación de sus normas,
de ahí que fuera necesario encontrar otras razones para distinguirlos. Cabe recordar que
al postular la ley como un sistema social es necesario admitir también: primero, que
5. Derecho y Coacción
Kelsen escribe que los sistemas sociales designados como derecho tienen en
común que son órdenes coactivos: “... como la privación de la vida, de la salud, de la
libertad, de bienes económicos y otros, ante ciertas circunstancias consideradas
indeseables, en cuanto socialmente perjudiciales, en especial ante conductas humanas de
este tipo; un mal que debe infligirse aún contra la voluntad del que lo padece: incluso,
de ser necesario, recurriendo a la fuerza física, es decir, coactivamente”64; y lo
mencionamos con el objeto de que el abogado, el juez, el estudiante o el académico en el
tema de la interpretación, vaya notando las diferencias esenciales.
De lo dicho en esta cita resulta que lo verdaderamente específico de los sistemas
sociales llamados derecho, será prever la posible aplicación por la fuerza de sanciones
respecto de las conductas contrarias a lo establecido en las normas de los propios
sistemas sociales. Estos actos coactivos han de aplicarse, normalmente, en contra de la
voluntad del hombre que hubiese realizado la conducta prevista como supuesto del
propio acto coactivo. Ese acto coactivo se determina y ejecuta por órganos del orden
jurídico a partir de lo previsto en él. La sanción tiene tal importancia para la distinción
entre lo que se llama derecho positivo y moralidad positiva, que al efecto llega a
sostener.
Señala Cossío Díaz: “Nuevamente se plantea la dualidad ser-deber ser, esta vez
por la vía de la distinción entre comunidad jurídica constituida y orden jurídico, y ello a
fin de no confundir entre la realidad de la comunidad humana y la normatividad del
orden jurídico. En el fondo, lo único que se está sustentando es que al conjunto de
conductas que crean las normas se les denomina comunidad humana, y al conjunto de
normas creadas por ellas, ordenamiento jurídico”65. Como aquello que la comunidad
humana crea son normas, éstas han de establecerse en los términos previstos por el
propio ordenamiento, pues de otro modo no serían válidas.
Esta posibilidad de referir los órdenes jurídicos a comunidades humanas permite
explicar la historicidad y particularidades de los contenidos de las normas de los
distintos órdenes jurídicos existentes en el tiempo. Un orden jurídico tendría que ser
considerado carente de toda relación con las conductas, falto de positividad, o el
resultado de una pluralidad de conductas inconexas entre sí. La idea de comunidad
jurídica, insistimos, confiere unidad a las conductas mediante las cuales se establece el
orden jurídico, si bien no se confunde con este último al no hacer depender de tales
conductas la validez de las normas.
El modo correcto de interpretar la coactividad del derecho, exige asumir siempre
su carácter propiamente normativo, de ahí que sólo pueda entenderse en el sentido de
que, bajo ciertas condiciones, deben infligirse ciertos males; que, formulada con mayor
generalidad, determinados actos coactivos deban ser ejercitados bajo determinadas
condiciones. Se ha sostenido que la coacción es el elemento por el cual puede
diferenciarse el derecho de otros sistemas sociales. Dado que el derecho está compuesto
por normas, la coacción únicamente puede imponerse cuando éstas así lo establezcan,
por lo que al ser tales normas enunciados del deber ser, lo más que puede decirse de la
coacción es que ésta, en las circunstancias previstas por la norma, debe ser impuesta.
Como puede observarse, la coacción, elemento indudablemente fáctico, ha quedado
incorporada al ordenamiento jurídico, ha sido considerada como contenido de las
normas, de tal manera que en cuanto elemento jurídico sólo desde ellas cobra sentido.
82
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
órdenes normativos tienen que ser efectivamente reconocidas como normas, sino que
además permite incorporar un gran número de disposiciones a fin de interpretar las
normas. Atendiendo a este criterio, es posible interpretar que los órdenes normativos
constituyen complejas urdimbres entre normas no independientes y normas
independientes.
7. Orden Jurídico
Corresponde establecer cómo es que tales normas constituyen un orden
importante y el porqué de su conocimiento por el juez. Escribe Kelsen: “El modo como
se construyen los órdenes normativos tiene que ver con el conjunto de categorías que
agrupa bajo la denominación de dinámica jurídica. Este concepto comprende el
conjunto de procesos mediante los cuales el derecho se produce y aplica”66.
Hemos determinado que el derecho se compone de una pluralidad de normas
mediante las cuales se estatuyen actos coactivos. Sin embargo, carecemos de los
elementos necesarios para interpretar tales normas como partes integrantes de un orden.
Esta carencia exige, primero, interpretar y conocer cómo identificar un sistema
-excluyendo en consecuencia todo lo que no forme parte de él- y, segundo, establecer las
relaciones de coordinación y subordinación entre las normas propias del orden
identificado como tal. En este sentido, debemos hacernos las siguientes preguntas:
¿Qué funda la unidad de una multiplicidad de normas? ¿Por qué pertenece una norma
determinada a un orden determinado? Estas interrogantes han de interpretarse y
contestarse recordando que toda norma jurídica deriva su validez y su existencia, de lo
dispuesto en otra norma, dentro de un sistema positivista, pues de que algo sea, no
puede decirse que algo deba ser; así como de que algo sea debido, tampoco, puede
decirse, que algo lo sea.
Por ende, afirmar que una norma pertenece a cierto orden positivo presupone
aceptar que ha sido creada de conformidad con otra del mismo orden, esta última por
otra, y así sucesivamente. De este modo, las normas pueden verse como partes
integrantes de un sistema normativo siempre que todas puedan referir su validez o, lo
que es igual, su existencia dentro del sistema de que se trate, a una sola norma o
conjunto de normas positivas, de ahí que surja de inmediato la interrogante por esa
única norma, dentro del positivismo.
Se sostiene que la norma suprema o norma fundante básica de un sistema tiene
que ser presupuesta como tal: todas las normas cuya validez pueda remitirse a una y
misma norma básica constituyen un sistema de normas, un orden normativo, como se
indicó anteriormente dentro de un sistema positivo.
El concepto de norma fundante básica es determinante y como acontece con
varias de sus ideas, ha sido poco comprendido en la interpretación judicial. Lo primero
que debe decirse para la interpretación de la norma básica es que constituye el
presupuesto que permite reconocer un hecho como productor de normas.
Se reconoce que se está frente a un hecho productor de normas jurídicas, pero no
que ese hecho se derive, a su vez, de otras normas jurídicas. Se sostiene que la norma
básica es aquella que es presupuesto, cuando ciertos actos constituyentes ejecutados
conscientemente por determinados hombres, son interpretados como hechos
productores de normas.
El hecho productor de normas aludido no es el acto o acontecimiento aislado,
sino precisamente el acto constituyente que aún cuando no fundado en ninguna norma
jurídica, sí fundamente a muchas otras. De esta manera puede interpretarse en un
84
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
que las conductas humanas que se interpreten por el juez y significadas por las normas
jurídicas puedan considerarse productoras de normas individualizadas, y éstas, a su
vez, como pertenecientes a un orden y que el juez en su función de interpretación no
puede apartarse. De este modo, en el orden jurídico positivo, tenemos que el orden
normativo debe prever las condiciones de creación de la totalidad de sus elementos, es
decir, de las normas jurídicas. Si, como sucede con los órdenes normativos modernos, la
producción de normas se encomienda a diversos órganos, la teoría que pretenda
explicar tales órdenes habrá de dar cuenta también de las principales características y
relaciones entre las normas establecidas por los diversos órganos de producción.
El orden jurídico afirma Kelsen: “no es un sistema de normas de derecho situadas
en un mismo plano, ordenadas equivalentemente, sino una construcción escalonada de
diversos estratos de normas jurídicas”69. La noción de orden o sistema como
construcción escalonada, dentro de un orden jurídico positivo, significa que la validez
de las normas pertenecientes a los grados inferiores de esa construcción, únicamente
serán válidas si fueron creadas de conformidad con lo que disponga la Constitución. Es
precisamente por ello, que se necesita de la sabiduría, conocimientos y experiencia del
juez, para la interpretación en el contorno del conflicto de intereses que le corresponde
resolver.
Siempre que las normas no satisfagan los requisitos previstos en las normas
superiores, en un sistema positivo, se abre la posibilidad de que los actos encaminados
a la creación normativa puedan ser declarados inválidos por los órganos competentes
del orden jurídico de que se trate. Decir que el orden jurídico regula su propia creación
implica sostener que algunas de sus normas habrán de prever los órganos que
válidamente pueden crear normas, así como los procedimientos y los contenidos
normativos que tales órganos deban satisfacer. Cuando un órgano del Estado, en un
sistema positivo desconozca alguno de los límites que acabamos de indicar es posible
sostener que la norma emitida por él podrá ser declarada inválida en tanto no fue
establecida de conformidad con las normas en las cuales se preveían sus condiciones de
creación, interpretación y existencia.
El criterio para considerar una norma superior a otras consiste en que prevé los
órganos, los procedimientos y/o los contenidos de otras normas consideradas, por ello,
inferiores. El solo hecho de que en una norma se establezcan los requisitos que habrá de
satisfacer otra hace que aquélla resulte jerárquicamente superior.
Expuestos brevemente los principales conceptos de la dinámica jurídica,
procederemos a identificar los distintos niveles jerárquicos que, en términos generales,
suelen estar presentes en todos los órdenes jurídicos modernos.
La Constitución, dado su carácter supremo es el primer conjunto de normas
consideradas al estudiar los métodos de interpretación y los sistemas normativos. Esta
supremacía de la Constitución obedece, primero, a que no deriva de otras normas, sino
de los hechos productores de normas identificados como tales por la norma fundante
básica; y segundo, porque mientras ella no proviene de ninguna norma jurídica
nacional, el resto de las normas de este sistema habrán de considerarse inferiores a ella.
Adicionalmente puede decirse que por regla general las Constituciones modernas
consideran algunos elementos relativos a los procedimientos, órganos o contenidos
correspondientes al resto de las normas del sistema; de ahí que por esta vía material
pueda considerarse la Constitución como la norma (positiva) suprema de un
ordenamiento. Es frecuente, asimismo, encontrar que las Constituciones actuales
normalmente establecen los distintos grados del orden jurídico y prescriben la manera
en que ciertas normas habrán de producirse en relación con otras, es decir, los elementos
88
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
que deberá satisfacer una norma (inferior) respecto de otra (superior) para ser
considerada válida.
El nivel secundario a la Constitución es el que integran las normas jurídicas
generales producidas por vía legislativa o consuetudinaria. Sin embargo, es posible que
la Constitución no prevea ningún órgano legislativo especial, por lo que los titulares y
organismos administrativos están inmediatamente facultados por la Constitución para
producir ellos mismos las normas que aplicarán en los casos concretos por considerarlos
adecuados o justos. Sin embargo, si se admite que las conductas se regulan mediante
normas generales, habrá de reconocerse también que la legislación y la costumbre son
procesos a través de los cuales se crea tal tipo de normas, estarán en la escala
inmediatamente inferior a la Constitución. Esta posición implica, primero, que el
proceso legislativo o la costumbre deberán satisfacer únicamente aquellos requisitos que
prevea la Constitución; segundo, que las normas generales procedentes de esos procesos
serán individualizaciones de la propia Constitución y, tercero, que tales normas serán
jerárquicamente superiores respecto de la totalidad de las normas del ordenamiento,
excepción hecha de las constituciones.
Los actos constitutivos del hecho de la legislación (o de la costumbre) son actos de
producción de normas, de instauración de normas; es decir, su sentido subjetivo es un
deber ser.
Las normas jurídicas distintas a la Constitución, leyes, tratados o
consuetudinarias, habrán de satisfacer los elementos postulados por tales
ordenamientos a fin de ser válidas. Por este motivo, las normas generales derivadas de
los procesos legislativo o consuetudinario son jerárquicamente inferiores sólo respecto
de la Constitución, pero jerárquicamente superiores al resto de las normas del sistema.
Analizando un orden jurídico moderno tenemos que en el grado inmediatamente
89
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
90
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
objeto de que este trabajo se armonice en todo su conjunto, se comienza por la sentencia
judicial: El juez no sólo tiene que responder a una cuestión de hecho, sino también a la
cuestión de derecho o la pregunta por el derecho. Luego de haberse cumplido estas dos
comprobaciones, el tribunal tiene que ordenar en concreto la sanción estatuida en
abstracto en la norma general.
La afirmación de que la sentencia judicial se produce una vez que ha concluido
un proceso de carácter constitutivo-declarativo no puede servir como criterio de
distinción, puesto que tal proceso puede cumplirse también en resoluciones no
reconocidas como sentencias judiciales. En rigor, establecer que una determinada
resolución tiene el carácter de sentencia y otra de fallo administrativo es una distinción
que tiene su sustento exclusivo en consideraciones de carácter histórico.
El negocio jurídico, como ya se dijo, es un proceso en el que de manera
convencional se crean normas que no estatuyen sanciones, sino una conducta cuyo
opuesto es una condición de la sanción estatuida por las normas jurídicas generales, no
son normas jurídicas independientes. Constituyen normas jurídicas sólo en su relación
con las normas jurídicas generales que estatuyen sanciones.
Una vez establecido el criterio que permite reconocer como normas jurídicas los
resultados de los negocios jurídicos, conviene dar cabida a la multiplicidad de
distinciones que respecto de tales actos ha formulado la doctrina civilista, tales como
negocios bilaterales, multilaterales, onerosos, gratuitos, consensuales, formales, etc. En
todo caso, ha de diferenciarse nítidamente entre las conductas humanas subyacentes al
contrato (o hechos productores de normas) y la norma contractual derivada de tales
conductas, una vez que la propia conducta haya sido significada por otra normas del
ordenamiento de que se trate.
91
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
Los criterios que acabamos de exponer permiten entender, así sea de un modo
aproximativo, cómo se encuentran jerarquizadas las normas de un orden jurídico típico.
Al analizar un orden jurídico en particular podemos encontrar un número de
grados o escalones no enunciados hasta ahora, tales como los constituidos por las
normas generales provenientes de los tratados internacionales o de las resoluciones
jurisdiccionales. No obstante, con lo dicho hasta aquí basta para entender la calificación
del derecho como orden normativo dinámico.
92
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
órganos del Estado mediante la cual se establezcan los sentidos que la norma inferior
deba tener.
Insistimos que en lo concerniente a la fijación del sentido de una norma se abre la
puerta a la interpretación, y con ella la posibilidad de que los resultados sean diversos y
aún encontrados en tanto dependen del número y calidad de los elementos que
concurran en la actividad interpretativa del juez. Las normas resultantes de los procesos
interpretativos son el producto de una decisión, y no sólo de un acto cognoscitivo
mediante el cual se descubra el sentido de la norma.
En lo que corresponde a los métodos o sistemas que pueden utilizarse para
interpretar una norma, en todo el recorrido de este trabajo hemos observado que no es
posible admitir la existencia de un sólo método jurídico, con lo cual se aparta de quienes
consideran la posibilidad de que solo a través de uno de ellos pueda alcanzarse la
solución jurídicamente correcta.
Es evidente que para la comprensión de esta investigación es necesario que
apreciemos que existen órdenes jurídicos en los que se prescriben los métodos
interpretativos que deben seguirse para producir normas válidas, como el caso de la
analogía, que en el segundo capítulo hemos analizado más detenidamente.
En el siguiente capítulo se estudiará en una manera más comprensiva, ya con la
relación de los capítulos anteriores, los sistemas de interpretación, su crítica y sobre todo
la interpretación lógica matemática, de la cual indudablemente es de la que nos
apartamos, pretendiendo una lógica jurídica encarnada con la experiencia, los
conocimientos del juez.
93
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO V
94
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
70 Recaséns Siches, Luis. La Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho. Editorial Porrúa, S.A.
Tercera Edición , Págs.26 y 27.
95
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
Teoría Fundamental del Derecho, bien sobre base fenomenológica (Schreier), o bien
partiendo de principios racio-vitalistas (el mío); y, por otra parte, tenemos los recientes
estudios de axiomática jurídica y de lógica y ontología formales del Derecho de García
Maynez, que han abierto la exploración de una nueva zona, y que han conseguido ya
resonancia mundial".71
Podría creerse que con lo afirmado por los autores citados y con lo que
analizamos en los capítulos anteriores, existiría incompatibilidad con la crítica sobre la
función que la lógica tenga en el mundo del Derecho. No es así, todo lo indicado y
referido tiene indudablemente relación en cada una de sus partes para los efectos del
presente trabajo. Por ello, cada capitulo se relaciona con el siguiente.
Las críticas contra el uso de la lógica tradicional en materia de los contenidos
jurídicos, se han producido principalmente en el campo de la interpretación, tanto de la
interpretación práctica como de la teoría de la interpretación, sobre todo en el ámbito de
la individualización judicial del Derecho en el caso concreto.
En consecuencia, en la vida real en los problemas que se presentan es necesario
establecer cual sea el meollo del razonamiento que lleva o debe llevar a cabo el juez para
individualizar una norma general en el caso singular controvertido.
Estamos de acuerdo con Recaséns Siches cuando afirma: “Las ofensivas aludidas
han puesto de manifiesto que el acto de dictar una sentencia no consiste ni exclusiva ni
sustancialmente en una operación deductiva -de lógica tradicional-. Frecuentemente, lo
que de hecho hace el juez no es eso, a Dios gracias, porque si lo hiciese, o cuando lo
hiciese, el resultado en muchos casos sería lamentable-. Consiguientemente, se dice que
el juez no debe inspirarse primordialmente de la lógica tradicional, sino en
71 Op.Cit. Págs. 27 y 28
96
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
consideraciones de otro tipo, por ejemplo, en la búsqueda de la solución justa del caso
singular”.72
Lo que debemos destacar es que ni la teoría fundamental del Derecho ni la lógica
jurídica formal son afectadas por los pensamientos que hemos anotado con anterioridad
ni los que corresponden a la hipótesis de la presente investigación.
Concordamos con las principales críticas contra una lógica deductiva en la
creación e interpretación del derecho no afectan la legitimidad ni la importancia de los
trabajos sobre la Teoría Fundamental o General del Derecho.
Mencionaremos las principales críticas sobre la interpretación del Derecho y que
concuerdan con nuestro punto de vista, tales como las de Rudolph Von Ihering citado
por Recaséns Siches, a quien interesaba destacar dos puntos: “a) su acerba crítica contra
el tipo conceptualista de jurisprudencia, principalmente la desarrollada por los grandes
pandectistas de su país; y b) su doctrina de que los contenidos del Derecho se hayan y
deben hallarse determinados por el propósito de llevar a realización práctica
determinados fines”73
Nos parece de mucha importancia mencionar también al famoso Magistrado de la
Suprema Corte de los Estados Unidos, Oliver Wendel Holmes, porque estimamos que
contribuyó con reflexiones muy importantes a la filosofía sobre la creación del Derecho,
sobre el proceso judicial y sobre la evolución del primero, ya que resalta la conciencia
auténtica de los problemas que se plantean en la dinámica y en la práctica judicial, que
es uno de los objetivos básicos en la realización de este trabajo, ya que afirmaba dicho
jurista citado por Recaséns Siches que: “La vida real del Derecho no ha consistido en
lógica sino en experiencia. Las necesidades sentidas en cada época, las teorías morales y
Coincidimos con Holmes, citado por Recaséns Siches, ya que estimamos que el esquema
total del derecho es el resultado de un conflicto entre la lógica y el buen sentido, pues
estimaba que la lógica no es la única fuerza operante en el desenvolvimiento evolutivo
del derecho. Además nos confirma el criterio que venimos sustentando lo afirmado por
Hayek, cuando nos dice: “... Por eso resulta erróneo intentar aplicar un tratamiento
cartesiano o geométrico al derecho, considerándolo pura ciencia relativa a las normas,
todas las cuales intenta deducir de un conjunto de premisas explícitas. Más adelante
veremos cómo tal tipo de planteamiento se halla abocado al fracaso, incluso en lo que
hace referencia a sus metas inmediatas consistentes en hacer más predecibles las
decisiones judiciales. Las normas no pueden ser juzgadas tan sólo en función de su
lógica conforme con otras...” 75
Es cierto que cualquier decisión judicial se le puede dotar de una forma lógica,
con lo cual se da la impresión de mantener el principio de certeza y de seguridad
jurídica, pero debe tenerse el cuidado de las apariencias porque como ya hemos
sostenido con anterioridad y lo mantendremos hasta el final, es necesario tener
conciencia clara de que siempre surge un problema jurídico, bien ante el legislador o con
el juez y que en muchas de las ocasiones son incompatibles.
En consecuencia, podríamos estar de acuerdo con el pensamiento de Holmes
citado por Recaséns Siches en los aspectos que aquí nos interesan sobre la interpretación
y con los argumentos indicados con anterioridad, sobre todo cuando se afirma: “en el
desarrollo del derecho y sobre todo en el proceso de su individualización, hay un tipo
de razones que no encajan en la “lógica tradicional”, que no son razones de lógica
matemática, sino que son razones de otro tipo. Algunas veces, Holmes llama a esas
razones buen sentido.”76
Confirma nuestros puntos, también, la obra de Francois Geny, citado por
Recaséns Siches, principalmente sobre los problemas con los que se enfrenta el jurista
práctico, ya que este autor puso de manifiesto vigorosamente que la ley no es tanto la
expresión de un principio lógico, como una manifestación de voluntad. Esto se debe, en
efecto, a que la experiencia demuestra que la ley escrita es incapaz de resolver todos los
problemas suscitados por las relaciones sociales, ni siquiera aquellos casos que parecen
caer de lleno dentro del ámbito de lo previsto por la ley, porque estimamos que siempre
es necesario investigar las realidades sociales concretas para que la aplicación de la ley a
las mismas, produzca los resultados pretendidos por el legislador.
Aunque se ha estimado a Ehrlich como incluido en el movimiento del Derecho
libre, él llevaba a cabo un análisis sobre hasta que punto la lógica jurídica usual cumple
o no con la función que de ella se espera citado por Recaséns Siches, dice: “La función de
suministrar al juez normas jurídicas aplicables a cualquiera que sea el caso que se
plantee ante su jurisdicción”. 77
Desde luego su análisis lleva a contestar negativamente
76 Ibidem. Recaséns Siches. Nueva filosofía de Interpretación del Derecho. Págs. 45, 46 y 47
77 Op.Cit.Pág. 49
99
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
lo referido anteriormente ya que observa que la lectura de los varios códigos civiles por
ejemplo el francés, el austríaco, o el alemán, en nada revela que ello se ocupe
respectivamente de la sociedad francesa, de la austríaca o de la alemana. Por el contrario
esos códigos contienen principalmente reglas generales formuladas de modo abstracto.
En fin, estamos de acuerdo con el referido autor en que la lógica tradicional no
suministra el medio para producir ideas creadoras, sino que enseña únicamente como
llegar a pensamientos que se derivan de otros pensamientos tales como los preceptos
jurídicos y abstractos, las máximas universales y la analogía que no son verdaderas
normas jurídicas para decidir conflictos. La norma jurídica general no puede producir
nada más que las decisiones que ya contiene previamente en términos abstractos.
Luego con el movimiento del Derecho libre en Alemania, al ocuparse Stammler
de relatar dicho movimiento menciona un importante antecedente, citado por Recaséns
Siches, refiriéndose al Magistrado francés Magnaud, Presidente del Tribunal de
Chateau-Thierry, que fue llamado el buen juez y quien partiría de los principios de que
la ley: “Debe interpretarse humanamente”.78
En relación a la “Jurisprudencia de Intereses”, movimiento desarrollado en
Alemania, básicamente relacionado a los problemas de cuáles sean los principios que los
jueces deben seguir para dictar sentencias, se ofrecen algunos contactos o similitudes
con los principios indicados anteriormente y con determinados pensamientos de la
Escuela del Derecho libre. Sin embargo, lo importante es seguir sosteniendo que al juez
no le compete crear un nuevo orden jurídico, sino tan sólo colaborar, dentro del orden
jurídico válido, a la realización de los ideales en los que positivamente se inspira éste.
78 Op.Cit. Pág.52
100
Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
80 Op.Cit. Pág. 69
81 Op. Cit. Pág. 70
82 Op. Cit. Pág. 82
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
aumenta el abismo entre la situación social presente y los principios empleados por los
tribunales, por consiguiente pensamos en una lógica relativa a los contenidos jurídicos
que debe ser una lógica encarnada en lo experimental y flexible.
En abono de lo que venimos argumentando, Joaquín Dualde, catedrático de la
Universidad de Barcelona, publicó un libro titulado Una Revolución en la Lógica del
Derecho, concepto de la interpretación del Derecho Privado; en el que pese a que se
incurre en algunas equivocaciones, de alguna manera aporta algunos estudios sobre la
lógica deductiva y contra la función jurisdiccional, afirmando: “Al eliminarse del
legislador la calidad de delegado divino, el sistema de interpretación tradicional pierde
su solidez arquitectónica; sus fueros divinos sobre bases humanas amenazan ruina, pues
la consistencia de un régimen o de una teoría depende de su coherencia con sus
fundamentos”.83
También nos corresponde mencionar el movimiento del realismo jurídico
norteamericano: “sobre todo recordar ideas de la escuela analítica inglesa fundada por
Austin , pues en cierto modo el movimiento realista surge como una crítica contra esta
escuela, aunque algunos de los desarrollos de ese movimiento realista hayan sido
estimulados por la reacción frente a otras varias doctrinas”84.
En los Estados Unidos han existido pensadores jurídicos que trataron y tratan de
seguir la línea de buscar la realidad efectiva sobre la cual se apoya y de la cual emana el
derecho vigente, advierten que el movimiento realista ha llevado a cabo la más
demoledora crítica de la concepción mecánica de la función judicial como un silogismo.
No hay plena unanimidad entre los jurisconsultos de este movimiento sobre lo
que debe entenderse por realidad, pero la mayor parte busca la realidad en la conducta
83 Op.Cit. Pág. 93
84 Op. Cit. Pág. 92
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
85 Op.Cit. Pág. 97
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
uniformidad. Pero en la sociedad de nuestro tiempo, con los rápidos cambios que cada
día aporta la vida moderna, la mayor parte de las reglas se han convertido en inestables
e inciertas”.86
Insistimos en que toda la crítica en la cual nos hemos apoyado en el presente
trabajo se dirige contra la aplicación de la lógica tradicional a los contenidos de las
disposiciones jurídicas en nada afecta, desde luego, a la lógica formal del derecho, ni por
lo tanto, a la lógica que se desarrolla en la teoría general o fundamental del derecho.
La cuestión principal a cuyo análisis está dedicada esta investigación, es sobre los
contenidos de las normas jurídicas, tanto de las generales, como de las particulares,
como también de las individualizadas.
Se trata pues del uso de la lógica material en la cual se utilizará el pensamiento y
capacidad del juez para encarnar esta lógica material.
El profesor Ottmar Ballweg ha hecho una importante aportación para desvanecer
las vanas ilusiones de que la lógica clásica formal pueda jugar un papel relevante en el
campo de la jurisprudencia; y ha puesto de manifiesto el contraste entre, por una parte,
la ciencia y sus métodos científicos la cual, sin embargo, no sirve para el Derecho, y, por
otra parte, la prudencia. Es a la prudencia a la que compete resolver los problemas
jurídicos de contenido, lo mismo en el plano de la legislación que al nivel de los jueces.
Los problemas que la realidad social plantea requieren una solución rápida y
decisiva y no pueden ser tratados manejando los métodos científicos, sino que deben ser
enfocados y resueltos mediante los métodos de la prudencia, como se afirma: “La
prudencia incluye el arte de comparar lo incomparable, de resolver los conflictos
prácticos y de controlar el procedimiento eficaz para esa solución de los conflictos. La
función judicial pone una terminación al conflicto por virtud de la decisión, la ejecución
y la sanción; y toma en cuenta el valor de los argumentos, así como recurre también a
tópicos inteligibles”.87
El profesor alemán Engisch aborda la cuestión sobre si es posible o no hablar
propiamente de una verdad jurídica con referencia a los contenidos del Derecho
positivo, Engisch sostiene: “Que una regla jurídica puede ser correcta o incorrecta desde
el punto de vista práctico”.88
También existen las críticas de Joachin Hruschka, las de Lothar Philipps, Vilhelm
Aubert, Edward Levi, Thomás Cowan, Paul A. Freund, que no ocultan ni disfrazan el
mecanismo de razonamiento jurídico y de no revestirlo bajo la indebida apariencia de
una estructura de lógica formal, en realidad inexistente. Se debe sustancialmente a que
las normas de derecho nunca son suficientemente claras, y que su auténtico sentido lo
adquieren solo en el momento en que tiene que ser individualizadas para una situación
o controversia concreta.
Las normas van cambiando a medida que se desenvuelve sucesivamente el
campo de su individualización. No solo surgen nuevas situaciones, sino que además los
deseos del pueblo van cambiando. Las categorías empleadas en el proceso jurídico
deben tener cierto margen de ambigüedad con el fin de que sea posible el introducir en
las mismas nuevas ideas. Las palabras usadas por el legislador van adquiriendo nuevas
significaciones, como dice Lexi; citado por Recaséns Siches, “El postulado necesario e
inevitable de que el legislador extienda un cheque en blanco en favor del órgano
jurisdiccional”.89
90 Francisco Carnelutti. Arte del Derecho (seis meditaciones sobre el derecho). Buenos Aires. 1956.
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Hacia una interpretación más humana del Derecho en la función del Juez
CAPITULO VI
2. Averiguar lo que tiene valor normativo, tanto la concreción de las fuentes como la
determinación de su sentido. De este modo se amplía la función interpretativa a la
delimitación del campo jurídico, comprendiendo tanto la concreción de las fuentes
como la determinación de su sentir. En ellas se pueden hacer varias preguntas: ¿En
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las palabras de la ley, se puede buscar una voluntad real, una abstracción dogmática,
una ponderación de intereses, lo que el Juez entienda, lo que el vulgo o profano
píense, un mandato de orden moral o político?.
3. Como una operación del espíritu que acompaña al proceso de creación del derecho al
pasar de la norma superior a una norma inferior. Si aplicando una norma general a
un hecho concreto, el órgano judicial o administrativo obtiene la norma individual
que le incumbe establecer.
En el capítulo V de esta investigación, en la Crítica sobre los sistemas de
interpretación, hacemos un concienzudo análisis en relación a los problemas de
interpretación o aplicación de la ley.
Ya indicamos con anterioridad, (Ver capítulo II, Interpretación Jurídica, clases,
Pág. 38) que la interpretación jurídica puede ser legislativa, judicial, doctrinal o usual; a)
la interpretación legislativa es la que emana del legislador, el cual lo efectúa mediante
una ley, en forma general y obligatoria, el sentido de las normas legales preexistentes; b)
la judicial realizada por los jueces en sus sentencias en los casos concretos; c) la doctrinal
realizada por los juristas o doctos en la materia y por último, d) la usual que proviene de
los usos o costumbres.
Nos hemos referido con anterioridad a distintas teorías sobre la interpretación del
derecho y del sentido de la función interpretativa, sobre todo, insisto en la función del
juez. Se ha mencionado la posición de algunos juristas o doctrinas en relación al proceso
lógico en la interpretación jurídica, sin embargo por estimarlo propedéutico en este
capítulo y para los fines de la investigación, nos vemos obligados a resumir las
principales teorías o posiciones al respecto, de la siguiente manera:
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4. Preponderancia de las fuentes formales. No interesa saber como se hace la ley, sino
que utiliza la ya creada.
5. Teoría de la voluntad objetiva de la Ley. Estima que toda ley encierra un querer o
contenido de voluntad que se desliga del pensamiento de sus autores para adquirir
una propia virtualidad.
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c) Para interpretar correctamente las normas jurídicas hay que tomar en consideración
los intereses a que ellas se refieren y ello produce ideas creadoras que llevan a
resultados satisfactorios.
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al juez no le compete crear un nuevo orden jurídico, sino tan solo colaborar, a la
realización de los ideales en los que positivamente se inspira el orden jurídico
válido.
Sus principales características son:
a) Los hombres actúan a impulsos de sus intereses;
b) Los intereses son los que crean la convivencia y la sociedad:
c) El Derecho nace y se establece por la lucha de los intereses;
d) El legislador es la persona designada por la colectividad para salvaguardar los
intereses;
e) Las leyes están determinadas por los intereses;
f) El interprete debe investigar los intereses en conflicto y ponderarlos;
g) La función del juez consiste en resolver conflictos de intereses.
12. Teoría del Realismo Jurídico. Como se ha señalado, esta teoría en relación a los
principales teóricos ya mencionados, critican la concepción mecánica de la función
judicial como un silogismo y buscan la realidad en la conducta efectiva de los jueces.
Sus principios los mencionamos en la siguiente forma:
a) El Derecho no es un sistema constante, uniforme, igual, sino que por el contrario, es
mutable y se adapta a nuevas situaciones y circunstancias;
b) Lo que interesa es averiguar el Derecho efectivamente real. Este no es el que aparece
declarado en las leyes, ni tampoco aquel que los jueces declaran como fundamento
de sus fallos, sino que es lo que los jueces hacen, independientemente de lo que
expongan en sus sentencias. Por ello el Derecho efectivo es el modo real como los
jueces se comportan.
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91 Op. Cit. Recaséns Siches, Luis. Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho. Tercera Edición.
Editorial Porrua, S.A.
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Lo que se pretende aportar es una aclaración sobre los problemas que han
brotado en el ámbito de la interpretación e individualización en la práctica judicial, la
que permitirá encontrar una vía correcta para el tratamiento y la solución de los casos
que se presentan .
Se dan varias situaciones suscitadas en la interpretación jurídica cuando por
ejemplo, la norma, que en apariencia podría creerse es la pertinente para determinado
asunto, y que no estuvo contemplada en la previsión del legislador, conduciría a
resultados injustos o bien cuando surgen problemas en caso de lagunas en el
ordenamiento jurídico.
Estos problemas constantemente son resueltos generalmente por los jueces en
forma satisfactoria, pero en otros casos, no existen ni razones teóricas ni prácticas que
respondan a la solución del caso, por lo que en algunas oportunidades se acude a
situaciones aparentemente lógicas, que da una apariencia de haber sido deducida de la
ley.
En consecuencia, en la práctica judicial, los problemas que se presentan
constantemente, obligan a que nos enfrentemos a las situaciones en una forma clara y
meridiana y sin apariencias, para que la posición del juez sea el no apartarse
indudablemente de la lógica, sino enriquecer la misma, llenando los contenidos con los
argumentos obtenidos de su propio conocimiento y de su preparación, lo que ayudará a
la correcta comprensión de cuales son dentro del orden jurídico, las relaciones entre las
normas generales y las normas individualizadas o de contenido singularmente concreto,
y que la función del juez tenga un protagonismo más humano.
La interpretación jurídica relacionada con su significado comprende cualquier
expresión formulada en nuestro idioma y la eficacia del sistema normativo como
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conjunto de reglas de conducta establecidas por los órganos del poder público para la
realización de valores jurídicos.
Hemos intentado identificar a las normas (en general) como elementos del deber
ser dirigidos a prescribir conductas humanas, debiendo subrayar que las afirmaciones
sostenidas valen también para las normas morales o religiosas.
Los nuevos caminos y los nuevos horizontes para una mejor interpretación,
obligan al conocimiento de formas históricas o procedimientos de interpretación, pero
también al conocimiento de métodos y criterios actuales, más humanos, más acertados y
eficaces.
En relación al Derecho, es importante mencionar que ha sido una de las
inquietudes y reflexiones que se ha hecho la humanidad desde la época más remota
para encontrar una respuesta a la preocupación por un ordenamiento justo, en las
relaciones humanas.
Hemos investigado sobre la institución de la interpretación y otros aspectos
comentados, observando como aparece en la vida humana, especialmente en la persona
y en la función del juez.
En relación a su eficacia advertiremos que no solo depende del poder del Estado,
sino del reconocimiento de un orden legal que surge de la naturaleza de las cosas, pero
que es algo que la persona debe convertir en objeto de su rendimiento y de su esfuerzo.
La interpretación jurídica es una actividad necesaria y predicable de todas las
normas del ordenamiento jurídico, ya sea o no su expresión clara, porque no sólo hay
que interpretar su contenido en sí mismo, sino la relación sistemática de las normas, sus
antecedentes históricos, los fines sociales y su eficacia.
Dicho lo anterior, creemos que aunque se piense como positivista, jusnaturalista,
materialista o evolucionista, según el sistema tradicional que exista, todo juez, en
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principio, debe para solucionar un conflicto, seleccionar las premisas para resolver el
problema, y no al contrario, imponer él voluntariamente la norma, lo cual deforma el
caso.
En la actualidad, en las sociedades abiertas, el legislador y los pueblos, en los
complicados procesos de interpretación, aplicación y de desarrollo de las normas o
relaciones jurídicas, no usan el rigorismo lógico formal, matemático o convencional para
la solución de casos, sino actualmente se utiliza una lógica espontánea, en virtud de que
la vida real de un pueblo se entiende por medio de la libertad, que de un racionalismo
inflexible, y que apoya a enriquecer los contenidos de la lógica jurídica con los
conocimientos y la experiencia del juez.
De lo dicho con anterioridad, pareciera que insistimos, que no existe una sola
lógica. En efecto científicamente consideradas las cosas, hay por lo menos, dos clases de
lógica: la lógica general y las lógicas especiales o aplicadas. Pero es muy importante
mencionar, que colateralmente con la lógica científica se desarrolla una lógica
espontánea asistemática de sentido común, aquella que se aprende personalmente, la
que se adquiere en la vida práctica, la que permite instintivamente orientar y resolver
problemas y que enriquece o encarna los contenidos de la lógica jurídica.
De esa forma, el ser humano interpreta su entorno en clave normativa, por así
decirlo, y adecua su acción al sistema de normas o reglas que percibe. Al adecuar su
acción de este modo, el conglomerado de personas genera un orden espontáneo. El
jurista -como los otros científicos sociales- observa el comportamiento de las personas y
de ahí formula sistemáticamente algunas de las reglas o normas que se cumplen.
Estimamos que la realidad no se manifiesta repentina y simultáneamente, se
inicia insinuándose como una mera posibilidad, como una tendencia hacia el futuro en
el desarrollo de las cosas y procesos, como una conducta de los hombres que tiende a
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ser, a repetirse y afirmarse. Se ha dicho y con razón que la máxima sabiduría del
legislador es que al formular la norma general, comprende las posibilidades y
circunstancias que pueden ocurrir. Desde luego, hay posibilidades que se realizan y
otras que no.
Estamos conscientes de que las leyes tienen cierto grado de generalidad y de
abstracción. Esto desde luego permite que la vida humana viviente diga la última
palabra en cuanto a lo probable dentro de lo posible, ya que, en la práctica, en la vida
cotidiana, lo particular y concreto resulta con más riqueza y variedad que lo general y
abstracto93.
En varios períodos de la historia, la Filosofía Jurídica ha cumplido papeles de
diversa índole . En ocasiones, el pensamiento filosófico ha servido para suministrar una
justificación valorativa del Derecho vigente, y ofrecer a la práctica jurídica aclaraciones
93 La Justicia Penal en Guatemala, Salas Luis y José Ma. Rico. Primera Edición. Educa C.A. 1989. Págs. 171
y 172. Un aspecto que es necesario considerar en forma general, es el que se refiere a la adecuación de las
normas a la realidad social. Las leyes guatemaltecas reposan sobre una ficción jurídica de la justicia
igualitaria y la posibilidad de todos los ciudadanos de ejercer sus derechos y deberes, pero al aplicarse
este sistema a una realidad social particularmente desigual, desde el punto de vista económico y social,
de hecho se pone a la mayor parte de los individuos de la sociedad en una situación de desventaja y de
difícil acceso a la justicia. A este respecto, las encuestas indican que las leyes no se adaptan a las
realidades sociales del país y a las costumbres indígenas que forman parte de esta realidad específica.
Una de las razones por las cuales las leyes no se adaptan a la realidad, puede ser la ficción de un
igualitarismo que ignora la desigualdad social existente. Esta desigualdad se hace aún más evidente y
compleja cuando se superpone la discriminación y el prejuicio étnico. Además, el principio según el cual
contra la observancia de una ley promulgada en el Diario Oficial no se puede alegar en ningún caso
ignorancia, principio jurídico de positivismo usual y que busca la seguridad y eficacia del sistema legal,
está absolutamente divorciado de la realidad en Guatemala, donde más del 50% de la población es
analfabeta.
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94 Op.Cit..Pág. 289.
95 Op. Cit. Pag. 290
96 Op. Cit. Pag. 291
97 Las decisiones judiciales en Guatemala. Un análisis de sentencias emitidas por los tribunales.
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MINUGUA. 2000. Pág. 15. Se formuló un perfil inicial del juzgador guatemalteco. En trazos generales,
según ese perfil, el magistrado/juez promedio tendría los siguientes rasgos: (i) padece una debilidad
formativa, (ii) debe su nombramiento a amistades e influencias, (iii) ha sido educado en la subordinación
jerárquica al juez de instancia superior, (iv) se vale de un manejo legalista /ritualista y (v) delega una
porción de sus responsabilidades en aquellos funcionarios auxiliares que, merced a la práctica, saben
manejar el flujo de casos. Este estudio sobre sentencias judiciales sólo podía profundizar en el primero de
tales rasgos –esto es, la debilidad formativa-, respecto al cual el trabajo mencionado determinó que
algunas de las características de los jueces guatemaltecos provienen de una formación universitaria que,
en la mayoría de los casos, es: (i) pobre conceptualmente; (ii) se centra en un aprendizaje del texto de la
ley; (iii) no dedica atención a las resoluciones judiciales; y (iv) es impartida preferentemente a través de
clases-conferencias.
Con fechas 2 de diciembre de 1999 y 6 de enero de 2000 entraron en vigor los decretos números 41-99 y 48-
99 del Congreso de la República de Guatemala que contienen la Ley de la Carrera Judicial y la Ley del
Servicio Civil del Organismo Judicial, respectivamente
90 Fiore Pasquale. De la Irretroactividad e Interpretación de las Leyes. Segunda Edición. 1900: “Repetimos
que aquí es donde debe revelarse el talento indagador del magistrado, el cual, al propio tiempo que debe
considerar como máxima indiscutible la de que los particulares no pueden, con sus convenciones
privadas, derogar las leyes de carácter público y de interés social, debe también hacer uso del más
perspicaz y discreto criterio jurídico para comprender la índole de la ley y para resolver si ésta ha de
incluirse o no entre las de carácter público, con el fin de poder deducir de la índole propia de la ley si las
partes tenían o no tenían facultades para derogar las disposiciones de aquella, y resolver, en consecuencia,
acerca de la validez o nulidad intrínseca de los pactos celebrados por dichas partes”.
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naturaleza íntima, tiene la posibilidad de seleccionar las premisas para resolverlo. Quien
comienza no entendiendo el problema, jamás podrá hacer uso del flamante instrumental
lógico que le entregan los logicistas como la máxima panacea. Así, la lógica natural del
juez precede a la lógica formal, porque está más cerca de la vida; por eso fue antes la
costumbre que la ley.
El elemento histórico como lo hemos analizado anteriormente también es muy
valioso para el acertado uso de la lógica, siempre y cuanto tengamos conciencia cabal de
que es elemento auxiliar de una correcta interpretación y solución de casos.
Para solucionar un problema jurídico, se requiere en el caso del juez, un estudio y
conocimiento profundos del Derecho y de la vida social, como ya se indicó con
anterioridad, ya que, en otro aspecto (fundamental, por cierto), no se trata de hacer
sofistería, sino hermenéutica de la alta calidad, servidora de la justicia conforme a la
marcha de la historia.
La construcción jurídica no va sólo del precepto al contexto general y a la
institución, sino también de estos a los grandes capítulos de un código o ley y a todo el
sistema jurídico legislado y no legislado, dentro del contexto de una sociedad, en cierto
momento histórico. La visión sistemática de cualquier precepto dentro de su contexto
general, es un procedimiento de mucha importancia, exige que en el pensamiento del
funcionario judicial, se determinen todas las relaciones e implicaciones con el resto de
componentes; y que se vincule además, insistimos, con la interpretación analógica, con
la selección de premisas, con la búsqueda de la sabiduría jurídica acumulada en los
aforismos jurídicos, con el sistema de valores, con las costumbres99, los principios
99 La Justicia en Guatemala. Bibliografía y Documentos Básicos. MINUGUA. 2000. Pág. 71. En este rubro
debe señalarse que, al tiempo que el material disponible es voluminoso, la cobertura alcanzada por él
resulta desigual e incompleta. En primer lugar, cierto número de trabajos –y partes importantes de varios
otros. Están dedicados a la discusión que gira en torno a la necesidad de reconocer la existencia del
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derecho consuetudinario en Guatemala. La controversia que el tema provoca con quienes favorecen una
visión estatal del derecho desemboca en una confrontación sobre principios polémicos y no siempre
jurídicos. A menudo, el discurso favorable al reconocimiento se manifiesta tributario de una visión
reivindicativa del pasado maya y de supervivencia en la vida actual de los diferentes grupos étnicos. Un
segundo ángulo, que consume una buena parte del esfuerzo dedicado al tema, consiste en la definición de
derecho consuetudinario que debe ser adoptada, de una parte, y a la posición que debería otorgarse al
derecho consuetudinario existente en Guatemala con respecto al derecho estatal, de otra. Este es un
aspecto sobre el cual se encuentra tesis contradictorias. Para algunos trabajos, como el realizado por
ASIES, el derecho consuetudinario es un sistema jurídico distinto al estatal y contrastable con él. En
oposición, otro sector de autores cree advertir que aquello que generalmente se denomina derecho
consuetudinario consiste, más bien, en una diversidad de prácticas cuyo contenido varía de un lugar a
otro; en consecuencia, autores como Rachel Sieder proponen que no se les conceptualice como un sistema
autónomo, con normas y procedimientos propios, separado y distinto del sistema estatal. El segundo
enfoque del tema parece resultar apoyado por los estudios de campo listados que, en efecto, revelan que
tales prácticas tradicionales de valor jurídico se limitan a ciertas esferas de la vida social, fuera de las
cuales es el derecho estatal el que opera como regulador reconocido, pese a las dificultades de acceso a él
que padecen las poblaciones indígenas. En atención a tales hallazgos, la segunda visión sostiene que en
Guatemala no se estaría ante dos sistemas jurídicos, propiamente. Se trataría, en cambio, de un sistema
estatal que tiene en la base, y eslabonadas en definitiva a él, un conjunto de prácticas que mantienen bajo
formas de resolución tradicionales los conflictos atingentes a ciertos temas, como asuntos familiares,
disputas de vecinos o de tierra, y que varían –en ”competencia” y contenido normativo- según lugares y
épocas. Tales prácticas pueden reflejar más cambio que continuidad y, en consecuencia, el derecho
consuetudinario no debe ser concebido como “un residuo de un pasado tradicional, sino una parte
integral de un orden asimétrico en marcha”, precisa Sieder. Un tercer ángulo constatable en los materiales
examinados es el propiamente empírico, que ha buscado recoger elementos de la realidad que respondan,
cuando menos, a interrogantes como: (a) ¿qué prácticas tradicionales tienen formas de vigencia
susceptibles de ser reconocidas como derecho consuetudinario? (b) ¿qué ámbito poblacional resulta
comprendido en prácticas de este tipo? y (c) ¿qué conflictos existen entre tales prácticas y la justicia
estatal?
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100 Normas Eticas del Organismo Judicial. Acuerdo No. 7-2001: “CONSIDERANDO: Que los magistrados,
jueces, funcionarios, auxiliares y trabajadores administrativos son el eje esencial de la administración de
justicia y actúan para servicio de la comunidad, por lo que es necesario que su función sea prestada
ajustándose a claras normas éticas y morales, que exigen de cada uno: honor, probidad, decoro,
prudencia, rectitud, lealtad, respeto, independencia, imparcialidad, veracidad, eficacia, solidaridad y
dignidad en todas y cada una de sus actuaciones, manifestando una conducta recta, ejemplar y
demostrando honestidad y buena fe en todos sus actos.
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BIBLIOGRAFÍA
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Teoría Egológica y Conceptos del Derecho y Concepto Jurídico de Libertad
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4. Custodio, Sergio
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9. Hayek, Friedrich A.
Derecho, Legislación y Libertad
Volumen I NORMAS Y ORDEN
Volumen II EL ESPEJISMO DE LA JUSTICIA SOCIAL
Volumen III EL ORDEN POLITICO DE UNA SOCIEDAD LIBRE
Unión Editorial
Madrid - 1971
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LEYES.
1. Constitución Política de la República de Guatemala
2. Ley del Organismo Judicial
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2. Revista de la Facultad de Derecho, Universidad Francisco Marroquín, Año X - No.
18, Enero del 2000, Segunda Época, ISSN 1562 - 2576, "La tópica como método de
interpretación y su proximidad a la teoría de la evolución de Hayek," Víctor Manuel
Rivera Wöltke, páginas 33 a 42.
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