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Méndez Gamez José Carlos

Cuestionario 2, Ética 2

1. Principio utilitarista del mayor bien para el mayor número posible de individuos

“[…] El fin último, con relación al cual y por el cual todas las demás cosas
son deseables (ya estemos considerando nuestro propio bien o el de los
demás), es una existencia libre, en la medida de lo posible, de dolor y tan
rica como sea posible en goces […]” (Mill, 1984, pp. 70).

El problema con la aplicación práctica de este principio radica en, justamente, el


“mayor número posible de individuos”, lo cual implica que casi necesariamente
habrá individuos que no obtengan beneficio (bien) de esta aplicación.

Podemos pensar en una situación de este modo: Juan tiene un hermano que
sufrió un derrame cerebral. Ahora, Juan y sus otros hermanos tienen que llegar a
un acuerdo para hacerse cargo de los gastos de su madre, puesto que el
hermano incapacitado era quien se hacía cargo. Siguiendo el principio utilitarista,
algún miembro de la familia tendría que sacrificar tiempo y dinero para darles una
vida digna a su madre y su hermano. “Sacrificar” es el problema. El ideal del
utilitarismo es una vida exenta de dolor, pero justamente cuando se trata de
procurar el mayor bien para un individuo, se debe tener en cuenta que se le
privará de placer a otro, ya que la sociedad está evidentemente en situaciones
constantes de desigualdad debido a causas de todo tipo: económicas, políticas,
psicológicas, etc.

2. La autonomía individual

“It is not by wearing down into uniformity all that is individual in themselves,
but by cultivating it and calling it forth, within the limits imposed by the rights
and interests of others, that human beings become a noble and beautiful
object of contemplation […]. In proportion to the development of his
individuality, each person becomes more valuable to himself, and is
therefore capable of being more valuable to others.” (Mill, 2003, pp. 127-
128)

La autonomía de un individuo implica su propia felicidad, y, además, cuando un


individuo es libre, es útil para la sociedad. Un individuo que decide sobre sí mismo
también ayuda a otros a decidir sobre sí mismos, sin necesidad de obligarlos.
“There is a greater fulness of life about his own existence, and when there
is more life in the units there is more in the mass which is composed of
them. As much compression as is necessary to prevent the stronger
specimens of human nature from encroaching on the rights of others,
cannot be dispensed with […]” (Mill, 2003, pp. 128)

3. Libertad de pensamiento, expresión y diversidad de ideas

“We can never be sure that the opinion we are endeavouring to stifle is a
false opinion; and if we were sure, stifling it would be an evil still […] To
refuse a hearing to an opinion, because they are sure that it is false, is to
assume that their certainty is the same thing as absolute certainty” (Mill,
2003, pp. 88)

“Judgment is given to men that they may use it. Because it may be used
erroneously, are men to be told that they ought not to use it at all?” (Mill,
2003, pp. 89)

En pocas palabras, para Mill, la libertad de expresión es un derecho proveniente


del hecho de que poseemos la capacidad de juzgar y el acto de censura es por sí
mismo contradictorio puesto que asumir la falsedad de una opinión es asumir que
se posee la verdad en la propia.

A lo largo de la historia humana la sociedad ha tenido que soportar los


lineamientos (y a veces imposiciones) de las instituciones religiosas y
gubernamentales que impiden a los individuos declararse a favor o en contra de
ciertas cuestiones generalmente relacionadas con el gobierno y dispersar entre la
sociedad información acerca de esta causa, por lo que difícilmente se puede
defender siquiera un mínimo nivel de censura, en todo caso se podría hablar de
algún tipo de prevención parte de las autoridades encargadas de los medios de
comunicación sobre qué opiniones (en artículos, publicaciones en redes sociales,
etc.) son más recomendables de leer, escuchar o ver.

Casi todos estamos de acuerdo en que las personas merecen expresar sus ideas,
pero gracias al avance acelerado en los medios de comunicación nos vemos más
fácilmente rodeados de opiniones que, o no aportan nada de provecho a la
información que buscan las personas, o buscan que cierto número de personas
se identifique con sus ideas menospreciando otras, o que pretenden la
desinformación de la comunidad.

Por esto, más que censurar la expresión de ideas, se debe tener la mayor parte
del tiempo una postura crítica y estar dispuesto a compartir con otras personas
información verídica.
4. Libertad individual

Para Mill, la libertad individual es sumamente importante en la sociedad puesto


que las personas pueden hacer juicios libres (y se espera que correctos) sobre
sus actos, además de que la búsqueda de esta individualidad nutre la diversidad
de ideas dentro la sociedad lo que debería llevarla a un progreso favorable.

Este es un ideal definitivamente elegible (posiblemente ya se esté llevando a cabo


de manera individual), sin embargo a profundidad hay algunas cosas que se
pueden debatir. ¿Hasta qué punto la diversidad de ideas sería benéfica para la
sociedad? ¿Serían admisibles todas las ideas? ¿Podemos esperar que todas las
personas desarrollen una individualidad que pueda tener cabida dentro de la
sociedad?

Sucede algo similar con la libertad de expresión, la libertad individual no puede ni


debe ser censurada, pero deben existir maneras de prevenir conflictos sociales
derivados de la pluralidad de ideas, aun así no es difícil imaginar que se pueda
rozar el punto de la censura, imaginando, por ejemplo, comportamientos que
pongan en riesgo la vida de las personas y deban ser frenados súbitamente.

5. Comentario

El principio del utilitarismo es muy sencillo de comprender e incluso de llevar a


cabo. De hecho podemos corroborar que se practica todo el tiempo poniendo un
poco de atención a nuestro alrededor. Es curioso que, a simple vista, parezca que
procurar el bienestar de la mayoría implica conservar el mismo estado de
desdicha para otros, a pesar de ello, es comprensible que pocos países logren
satisfacer a toda su población puesto que no todos tienen las políticas necesarias
ni suficientes para lograrlo. Con todo y eso, la práctica del utilitarismo no se
detiene del todo.

Sin embargo, el principio utilitarista se fundamenta en “la mayor cantidad de


felicidad”, y que siguiendo la definición de Mill, equivale a “la mayor cantidad de
ausencia de dolor”, pero que bien podrían no ser lo mismo. Por un lado la opinión
popular acerca de la felicidad es, naturalmente, vivir sin preocupaciones, sin
sufrimiento, sin dolor, pero por otro lado, y siguiendo una perspectiva “lógica”, la
ausencia de dolor no significa propiamente la existencia de felicidad. Como se
podría de decir de alguien que tiene una completa falta de afección para con
otros, pero no por eso se convierte en un psicópata, sino simplemente en alguien
apático. La ausencia de algo no significa necesariamente que se es su opuesto.
Derek Parfit hace una formulación que va acorde con ésta concepción, conocida
como “The Repugnant Conclusion” (aunque de “repugnante no tiene nada), donde
se establece un ejemplo partiendo de un enunciado del propio Parfit:

“For any possible population of at least ten billion people, all with a very high
quality of life, there must be some much larger imaginable population whose
existence, if other things are equal, would be better even though its members
have lives that are barely worth living”.

Es decir, que de haber una población de miles de millones de habitantes donde todos
tienen una calidad de vida excelente, seguiría siendo preferible una población con mayor
cantidad de individuos pero con una calidad de vida apenas aceptable, siempre que
siguiéramos cierta perspectiva utilitarista como la de Parfit.

Si trasladáramos este supuesto a nuestra realidad actual, notaríamos que si bien no se


sigue la idea de “mayor cantidad gente feliz, aunque en condiciones pasables, preferible
a gran cantidad de gente feliz en condiciones excelentes”, es evidente que sigue
habiendo una mayor cantidad de gente viviendo en condiciones de austeridad que
viviendo una buena cantidad de beneficios de cualquier índole.

Ésta formulación obtiene el nombre de “The Repugnant Conclusion” porque se considera


que la conclusión es “repugnante”, “inaceptable”. ¿Cómo preferir la población menos feliz
pero mayor en cantidad a la más feliz pero menor en cantidad? Podríamos objetarle a
este planteamiento que su supuesto es más aritmético que de análisis ético: S prefiere Q
a P porque Q tiene más cantidad de X2 que P de X1 y eso equivale a decir que una gran
cantidad de X2 es igual o mejor que una gran cantidad de X1 y es más fácil de obtener. En
efecto, pero no deberíamos perder de vista que de hecho así actúan muchos gobiernos
actuales: es preferible mantener la pésima calidad del servicio de salud pública a
mejorarla y gastar más presupuesto (que difícilmente se va a recuperar) aunque haya
más gente desfavorecida con ésta decisión, que de ser lo contrario nos daría menor
cantidad de gente con un servicio de calidad.

Desde este punto el utilitarismo se distorsiona, parece que sus principios han sido
moldeados a simplemente evitar una buena cantidad de dolor, en lugar de ofrecer una
mayor cantidad de placer y eso es, en todo caso, un punto debatible del utilitarismo.
¿Quién utiliza el utilitarismo en la actualidad? ¿Cómo lo utiliza? ¿Sigue el principio de
mayor cantidad de felicidad posible o el de menor cantidad de dolor posible?
Bibliografía

MILL, John Stuart, El Utilitarismo, trad. Esperanza Guisán, Madrid, Alianza (1984)

-----------------------, On Liberty, D. Bromwich & G. Kateb (eds.), Connecticut, Yale


University Press (2003)

Arrhenius, Gustaf, Ryberg, Jesper and Tännsjö, Torbjörn, The Repugnant Conclusion,
The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2017 Edition), Edward N. Zalta (ed.),
https://plato.stanford.edu/archives/spr2017/entries/repugnant-conclusion/.

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