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“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”.

El 7 de agosto de 1831, el predicador bautista, Guillermo Miller, comenzó a proclamar la


profecía de Daniel sobre los 2300 días. Cuando pasó el 22 de octubre de 1844, la dulce
expectativa de ver el regreso de Jesús se tornó en un chasco amargo.

El 23 de octubre, la mañana siguiente, Hiram Edson caminaba a través de su campo de


maíz [elote, choclo] cuando miró hacia arriba, y vio a Cristo en el Lugar Santísimo. Al
relatar el evento, dijo: “Parecía que el cielo se abría a mi vista, y vi prefecta y claramente
que en vez de que nuestro Sumo Sacerdote hubiese salido del Lugar Santísimo del santuario
celestial para venir a esta tierra el décimo día del séptimo mes, al concluir los 2300 días,
ese día Él entró por primera vez en la segunda habitación de ese santuario; y tenía una obra
que hacer en el Lugar Santísimo antes de venir a la tierra”.

Cuando el grupo pequeño de creyentes siguió estudiando, ellos aprendieron que la profecía
de Daniel no anunciaba el regreso de Cristo, sino que señalaba el día antitípico de la
expiación. De manera simbólica, señalaba un juicio que se llevaría a cabo en el cielo antes
de la segunda venida. Con el tiempo ese evento se denominó el juicio investigador.

EPISODIO 3

LA NUEVA TEOLOGIA – 2da PARTE

En el episodio anterior vimos cómo la nueva teología ha reemplazado en gran medida la


verdadera teología. En este episodio veremos cómo la nueva teología ha afectado el
corazón mismo del adventismo – el mensaje del santuario.

Para comenzar, volveremos a hablar de Edward Heppenstall. Edward Heppenstall creía


firmemente en la nueva teología. Él era uno de los escritores adventistas de mayor
influencia. Como director del departamento de teología sistemática en la Universidad
Andrews, él influenció todo una generación de pastores y dirigentes de la iglesia Adventista
del Séptimo Día. Uno de esos dirigentes fue el antiguo presidente de la Asociación General,
Jan Paulsen. En un artículo titulado “Help Along the Way”, que apareció en Adventist
World, agosto de 2008, Paulsen enumeró tres individuos que habían influenciado su
desarrollo espiritual. Heppenstall fue uno de esos tres y le atribuyó haberle ayudado a
entender la salvación. Nótese lo que Paulsen dijo de él: “Unos años más tarde, otro maestro,
esta vez un profesor del seminario, también jugó un papel formativo en mi vida. ‘Ted’
[Edward] Heppenstall fue uno de los principales teólogos y maestros adventistas de su
generación, cuya influencia todavía se siente de muchas formas en nuestra iglesia hoy. No
todos han estado de acuerdo con él 100%; a veces sus puntos de vista teológicos recibían
reacciones variadas. Sin embargo, de muchas maneras él fue para mí una figura paterna”.
Jan Paulsen, Adventist World, Aug. 2008, p. 10.

Una figura paterna es alguien en quien se puede confiar. Pero nótese una experiencia que
Paulsen describe que muestra que Heppenstall distaba mucho de ser confiable.
“Heppenstall era un maestro exigente, estimulante. Mis primeros dos años en el seminario
fueron un período intenso de descubrimiento, cuando comencé a hallar un verdadero
sentido de gozo y satisfacción en mis estudios teológicos. Pero Heppenstall podía
inquietarlo a uno. Él no presentaba las cosas necesariamente en la manera histórica,
tradicional. Recuerdo haber ido a su oficina un día a mediados del curso y haberle dicho,
‘Dr. Heppenstall, Ud. ha destruido todo lo que he creído sobre el santuario, y no me ha
dado nada para tomar su lugar’. Quizá fue algo arrogante de parte de un estudiante, pero era
el resultado de una frustración sincera. Me contestó, ‘Recuerda, Jan, la señal de una mente
madura es esperar hasta tener todas las evidencias’. Tenía razón. Con el paso del trimestre,
otras cosas comenzaron a encajar. No pude aceptar todo lo que él decía precisamente como
él lo decía, pero lo respeto por haber llevado a sus alumnos por caminos difíciles de
estudio, caminos necesario para los que desean servir eficazmente como ministros”. Jan
Paulsen, Adventist World, Aug. 2008, p. 10.

Nos preguntamos, ¿a cuántas personas llevó Heppenstall por ese camino difícil? ¿Enseñó a
nuestros pastores y dirigentes el verdadero mensaje del santuario, o debilitó o destruyó su
fe en el santuario? En el número de diciembre de 1981 de la revista Ministry, Heppenstall
escribió un artículo titulado, “The Pre-Advent Judgment.” Nótese atentamente cómo él
menoscaba el juicio investigador al ampliar su alcance para incluir a los impíos. “Por lo
general hemos enseñado que el alcance lo definen las palabras ‘juicio investigador’, y que
está limitado a los santos. Yo sugiero que hemos enfatizado tanto ese aspecto escatológico,
que no hemos visto un alcance más amplio. Mayormente, hemos basado nuestra
interpretación en una apelación al día típico de la expiación de Levítico 16. Edward. A mí
me parece que los primeros pioneros adventistas, condicionados por el contexto histórico
de su propia época, sólo vieron este aspecto limitado. El trauma del chasco en 1844 debe
haber sido severo, Cristo no había venido como habían esperado y pronosticado, y habían
sido echados de las iglesias establecidas. ¿Sería inconcebible que, tras semejante mala
interpretación de las Escrituras, su preocupación principal hubiera sido su condición ante
Dios? Cuando presentaron se apelación al santuario celestial, donde Cristo estaba a la
diestra del Padre, su preocupación principal era su propia condición ante el tribunal de
Dios, y para ellos el alcance del juicio se limitaba a los santos. Pero cuando examinamos
atentamente los capítulos 7 y 8 de Daniel, vemos que el tribunal tiene un alcance mayor”.
Edward E. Heppenstall, Ministry Magazine, Dec. 1981, p. 13.

¿Cómo se compara esto con el Espíritu de Profecía? Notemos lo siguiente de El Conflicto


de los Siglos:
“En el rito típico, sólo aquéllos que se habían presentado ante Dios
arrepintiéndose y confesando sus pecados, y cuyas iniquidades eran llevadas al
santuario por medio de la sangre del holocausto, tenían participación en el servicio
del día de las expiaciones. Así en el gran día de la expiación final y del juicio, los
únicos casos que se consideran son los de quienes hayan profesado ser hijos de
Dios. El juicio de los impíos es obra distinta y se verificará en fecha posterior”.
The Great Controversy, p. 480

Al incluir a los impíos en el juicio investigador, Heppenstall menoscabó el vínculo entre


Daniel 8:14 y Levítico 16. A primera vista, esto puede parecer insignificante, pero Satanás
sabe que si logra destruir el vínculo entre Daniel 8:14 y Levítico 16, el mensaje del
santuario deja de tener vigencia. Y eso fue precisamente lo que ocurrió a principio de los
1980.

Uno de los protegidos de Heppenstall era el Dr. Desmond Ford. Él era un teólogo destacado
que dictaba clases en Avondale College, Australia. En 1977, se trasladó a los EE.UU., y
comenzó a enseñar aquí, en Pacific Union College [PUC]. El 27 de octubre de 1979, Ford
presentó u discurso ante la Asociación de Foros Adventistas en PUC. Su discurso se
titulaba “El Juicio Investigador: Hito Teológico o Necesidad Histórica”?. Bosquejaba los
supuestos problemas importantes del juicio investigador. Los dirigentes de la iglesia
respondieron citando a Ford a una reunión, agosto 11 al 15 de 1980, en Glacier View,
donde sus opiniones fueron evaluadas. Antes de llevarse a cabo esa reunión, le dieron 6
meses de ausencia remunerada, durante los cuales él preparó un libro de 991 páginas
titulado, “Daniel 8:14: The Day of Atonement, and the Investigative Judgment”.

En este libro, Ford sostenía que algunos de nuestros principales eruditos creían que era
imposible demostrar el juicio investigador usando la Biblia. Esto se basaba en su
incapacidad de conectar Daniel 8:14 con Levítico 16. “Durante unos veinte años, algunos
importantes eruditos Adventistas del Séptimo Día han afirmado que es imposible probar
con la Biblia nuestra doctrina del juicio investigador. Por ejemplo, Raymundo Cottrell y
Don Neufeld. Ellos han afirmado esto en presencia de otros, pero muchos otros lo han
creído sin hacer declaraciones públicas. En 1958, se envió un cuestionario sobre Daniel
8:14 a veintisiete de nuestros hombres más destacados en idiomas y exégesis. Los
veintisiete contestaron que era imposible hacer una conexión lingüística entre Daniel 8:14 y
Levítico 16. Ellos señalaron que ‘purificado’ era una traducción defectuosa, y que
‘justificado’ o ‘restaurado’ era más correcta, aunque bastante desconectaba del Día de la
Expiación”. Desmond Ford, Daniel 8:14, The Day of Atonement, and Investigative
Judgment, p. 24.

Desmond Ford fracasó en su intento de destruir el juicio investigador, y al final perdió sus
credenciales. Pero, el conflicto había sido tan grande que permanece hasta el día de hoy.
Poco después de la reunión en Glacier View, la revista Time de l2 de agosto de 1982, llevó
el tema a la atención del público. Dijo el reportaje que poco después, 120 pastores y
maestros renunciaron. Ford apareció en una serie de videos de John Ankerberg titulada “El
Adventismo del Séptimo Día en la Encrucijada,” la cual llevó el tema a la atención de las
iglesias protestantes.

Como Heppenstall, Ford, creía en la nueva teología. Él defendía la doctrina del pecado
original, enseñaba que Cristo tomó sobre sí la naturaleza inmaculada de Adán, y
firmemente rechazaba la idea de que los humanos pueden vencer cada pecado por la gracia
de Cristo. Él creía que el juicio investigador destruía la justificación por la fe y el
evangelio, y quitaba la seguridad de la salvación.

Después de treinta años, las cuestiones en torno al rechazo del juicio investigador por
Desmond Ford todavía afectan a la iglesia de hoy.

El 6 de septiembre del 2008, Ford fue invitado a hablar en la iglesia Adventista del Séptimo
Día Campus Hill en Loma Linda. “Uno de los eruditos más destacados del Nuevo
Testamento, Schrenk, [en su] obra de referencia más importante sobre el Nuevo
Testamento, dice ‘y la manera como Pablo usaba la palabra griega para la justificación es
simple e indiscutible’”.

El 22 de octubre de 2005, el Foro Adventista de Sydney, Australia, patrocinó una


conmemoración del 25 aniversario de la reunión en Glacier View. Asistieron unas 250
personas. Los simpatizantes de alto rango incluyeron el Dr. Norman Young, quien no pudo
asistir a causa de circunstancias imprevistas, pero un manuscrito suyo fue leído durante la
primera presentación; y el Dr. Arturo Patrick, un investigador titular principal en Avondale
College que falleció hace poco. Cinco días antes de morir, Patrick publicó un documento
que había preparado en febrero de 2002. En ese documento él hizo una declaración
alarmante: “Las perspectivas de las dos décadas desde la consulta en Glacier View,
caracterizadas por un crecimiento de gran alcance en la iglesia mundial, indican que las
diferencias percibidas entre el Dr. Ford y la iglesia están disminuyendo progresivamente”.
Dr. Arturo Patrick, Australasian Seventh-Day Adventists and 1980: Toward an HIstorical Perspective
and the Normalisation of Relationships.

¿Será que el juicio investigador, defendido por los pioneros y el Espíritu de Profecía, es
algo del pasado?

En otro artículo publicado en 2012, Patrick revela que: “Ahor,a más dirigentes de la iglesia
están equipados para analizar los asuntos complejos de los que había en 1980. Muchos de
los asuntos están resueltos, por lo menos parcialmente. Por ejemplo, se reconoce
ampliamente que Daniel 7 muestra el juicio de Dios sobre el cuerno pequeño más que su
escrutinio de los santos”. Dr. Arthur Patrick, The Sanctuary/Investigative Judgment, 1844-
2008: A short, documented history of and Adventist teaching.
Si ya se han resuelto muchos de los asuntos planteados por Ford, y hay muy poca diferencia
entre Ford y lo que la iglesia entiende sobre el juicio investigador, esto sólo quiere decir
que estamos bien encaminados hacia un rechazo de esta doctrina importante, o por lo
menos darle un significado completamente distinto. Y eso es precisamente lo que ha estado
pasando.

Los pioneros entendían que la purificación del santuario incluía una obra investigadora, una
obra de juicio.

Nótese lo que escribió Elena de White en el Conflicto de los Siglos:

“Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la
víctima ofrecida, y por la sangre de ésta se transferían figurativamente al santuario
terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de los que se arrepienten son
puestos por fe sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al santuario celestial. Y así
como la purificación típica de lo terrenal se efectuaba quitando los pecados con los
cuales había sido contaminado, así también la purificación real de lo celestial debe
efectuarse quitando o borrando los pecados registrados en el cielo. Pero antes de
que esto pueda cumplirse, deben examinarse los registros para determinar quiénes
son los que, por su arrepentimiento del pecado y su fe en Cristo, tienen derecho a
los beneficios de la expiación cumplida por él. La purificación del santuario
implica por lo tanto una obra de investigación – una obra de juicio”. The Great
Controversy, p. 421

Entre muchos de nuestros eruditos, un “juicio investigador” del pueblo de Dios ha dejado
de ser popular. Ellos prefieren usar un término nuevo que los pioneros nunca usaron: “el
juicio previo al advenimiento”.

Nótese lo que dice Patrick sobre esto en su artículo: “En la actualidad el término antiguo,
juicio investigador, sigue siendo el término oficial, pero con frecuencia se reformula en
tanto que un nuevo término descriptivo logra favor: al juicio previo al advenimiento. En su
forma actual, la enseñanza del juicio previo al advenimiento dice muy poco sobre varias
ortodoxias del pasado. Aparte de su cronología, todos sus aspectos han sido afectados
profundamente por un entendimiento mejor de estudios lingüísticos, contextuales y demás
de Levítico, Daniel, la epístola a los Hebreos y el Apocalipsis, como también por una
comprensión más madura de la justificación por la fe. Por lo menos para algunos
observadores bien informados, un siglo y medio de conflicto está dando más y más lugar a
una comprensión que presenta a Jesús más claramente en su papel como el sacerdote
misericordioso y fiel presentado en Hebreos”. Dr. Arthur Patrick, The
Sanctuary/Investigative Judgment, 1844-2008: A short, documented history of and Adventist teaching.

Lo que Patrick está diciendo es que este nuevo juicio previo al advenimiento no es el
mismo juicio investigador que enseñaron los pioneros. Él cree: “Mientras la iglesia se
esfuerza por comprender más plenamente si identidad y misión desde el punto de vista del
ministerio de Cristo en el santuario celestial, debe abrirse a la perspicacia de una amplia
gama de especialistas. En lo mínimo, eso debe incluir los que están capacitados para
traducir las Escrituras de los idiomas en los cuales fueron escritas originalmente (hebreo,
arameo, griego)”. Dr. Arthur Patrick, The Sanctuary/Investigative Judgment, 1844-2008: A
short, documented history of and Adventist teaching.

Veremos esto con más atención en un momento. Ahora bien, lo que se acostumbra en la
iglesia para describir la obra de Cristo en el santuario es el término “juicio previo al
advenimiento”.

El folleto de la Escuela Sabática para el 4° trimestre del 2013 se dedicó al estudio del
santuario. La lección 9 trató el juicio investigador y se tituló “El Juicio previo al
Advenimiento”. En sólo una oportunidad la lección usó el término “juicio investigador”.

Bueno, pues, ¿cuál es la diferencia entre el juicio investigador y el nuevo juicio previo al
advenimiento que enseñan muchos de nuestros eruditos?

El juicio investigador enseña que:

1. Es el día verdadero de la expiación registrado en Levítico 16. El 22 de octubre de


1844, Cristo salió del verdadero Lugar Santo y entró en el verdadero Lugar
Santísimo en el verdadero santuario del cielo.
2. Los pecados del pueblo de Dios van al santuario celestial, a través de la sangre de
Cristo, y permanecen allí hasta que haya terminado el juicio.
3. Sólo aquéllos cuyos pecados hayan sido trasladados al santuario serán juzgados en
el juicio investigador. Esto ocurre antes que cierre la gracia, y muestras al universo
quiénes tienen derecho a ser salvados.
4. Cada pecado debe ser confesado y transferido al santuario. Cualquier pecado no
confesado y abandonado conllevará una sentencia de condenación.
5. Somos justificados por la fe, pero somos juzgados por nuestras obras. Esto significa
que al acudir a Cristo por la fe, Él nos perdona y nuestros nombres son escritos en el
Libro de la Vida. Pero, si no andamos por la fe, permitiendo que Cristo nos
transforme a su imagen, nuestras obras nos condenarán, y nuestros nombres serán
borrados del Libro de la Vida. Se le mostró a Elena de White: “El juez dijo: ‘Todos
serán justificados por su fe, y juzgados por sus obras’”. Testimonies for the
Church, Vol. 4, p. 386.
6. Una vez que todos hayan sido juzgados, concluirá la obra de Cristo en el Lugar
Santísimo, cerrará la gracia, y a Satanás se le tendrá por responsable de los pecados
del pueblo de Dios.
7. El verdadero día de la expiación es el tiempo cuando el pueblo de Dios debe estar
afligiendo sus almas, y confesando y abandonando todo pecado. Durante ese tiempo
deberíamos estar examinando cuidadosamente nuestras vidas.

Por otra parte, los que enseñan el juicio previo al advenimiento generalmente enfatizan los
puntos siguientes:

1. El juicio tiene más que ver con los impíos que con la investigación de los justos.
2. No tenemos nada que temer del juicio. Debe ser visto como un tiempo gozoso. Se
trata de la vindicación de los santos, no de la investigación de sus vidas. No dice
mucho en cuanto al vencimiento del pecado.
3. Algunos creen que el juicio se llevó a cabo en la cruz.
4. Jesús no está en un verdadero santuario en el cielo.

De por sí, el término “juicio previo al advenimiento” no es malo. Los que lo usan aún
pueden creer en el juicio investigador. El problema es su ambigüedad. El hecho que alguien
crea en el juicio previo al advenimiento no significa que él o ella acepta el juicio
investigador, incluyendo la fecha cuando comenzó, el 22 de octubre de 1844. Los
partidarios de la nueva teología pueden estar de acuerdo con ese término y seguir creyendo
que todos fueron juzgados en la cruz, porque técnicamente ocurre antes dela segunda
venida de Cristo. Un ataque al mensaje del santuario no es nada nuevo. Alrededor el tiempo
cuando Kellogg estaba estableciendo un nuevo fundamento para la fe con sus teorías
panteístas, el pastor A. F. Ballenger comenzó a extender su nueva opinión del santuario en
1905. Igual que Ford, Ballenger y los partidarios de la nueva teología afirmaban que la
Biblia apoyaba su nueva opinión. Él enseñó que el juicio se llevó a cabo en la cruz, y que
Cristo entró en el Lugar Santísimo cuando ascendió.

Pero nótese lo que Elena de White escribió en 1905 para responder a eso:

“Y ahora nuevamente nuestro hermano Ballenger está presentando teorías que no


pueden ser confirmadas por la Palabra de Dios. Uno de los peores males que
sobrevendrá a nuestro pueblo será sacar las Escrituras de su lugar debido e
interpretarlas de una manera que confirme errores que contradigan la luz y los
testimonios que Dios nos ha estado dando durante el último medio siglo. En el
nombre del Señor, declaro que las más peligrosas herejías están queriendo entrar
entre nosotros como pueblo, y el pastor Ballenger está arruinando su propia alma.
El Señor me ha fortalecido para hacer el largo viaje a Washington a esta reunión
para presentar mi testimonio y vindicar la verdad de la Palabra de Dios y la
manifestación del Espíritu Santo en la confirmación de la verdad de la Biblia. La
Palabra es segura y firme, y soportará la prueba. Se introducirán investigaciones
humanas, pero el Señor vive, y Él anulará esos inventos. Nosotros debemos
proclamar la plena verdad de la Palabra de Dios con decisión y una firmeza
inalterable. Las explicaciones de las Escrituras que presentan el pastor Ballenger y
los que están asociados con él no son la verdad. Las palabras son buenas, pero las
aplican mal para poder vindicar error. No debemos permitir su razonamiento. Él
no es guiado por Dios. Aferrémonos a la verdad establecida del santuario. Les
convendría a los hombres que han perdido su confianza en las verdades del tema
del santuario, según las han presentado hombres bajo la dirección del Espíritu
Santo, orar más y hablar menos”. Manuscript Releases, No. 760, pp. 4-5

El conflicto de Ballenger fue enfrentado mientras Elena de White todavía vivía, pero a
partir de su muerte, Satanás ha influenciado a hombres en puestos responsables a enturbiar
las aguas. Eso no debería sorprendernos, porque el mismo año Elena de White escribió:

“En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para
nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para el edificio. No ha de quitarse ni un
ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo presentará falsas
doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un santuario. Éste es uno de los
puntos en los cuales algunos se apartarán de la fe. ¿Dónde encontraremos
seguridad, a menos que sea en las verdades que el Señor nos has estado dando
durante los últimos cincuenta años”? Manuscript Releases, No. 760, p. 12

Sin embargo, hombres entendidos como Heppenstall, Ford y los partidarios de la nueva
teología, desean que creamos que Dios no guió a los pioneros. Eso no es verdad. Dios sí
guió a los pioneros a un entendimiento del juicio investigador, y el poder de Dios lo
atestiguó. Cualquiera que saque tiempo para leer la historia de nuestros pioneros reconocerá
que Dios estaba obrando a través de ellos de maneras maravillosas. Pero no tenemos que
aceptar las palabras de los pioneros. La Biblia provee abundantes pruebas fehacientes para
los que son susceptibles a la verdad. Por ejemplo, la Biblia enseña que se celebrará un
juicio antes de que Cristo regrese. A través de los símbolos del santuario Dios reveló que, al
final del año judío, se llevaba a cabo un juicio cuando el santuario era purificado. Esto
representaba el juicio que se celebraría hacia el final de la historia de este mundo, y no en la
cruz.

El mensaje del primer ángel en Apocalipsis 14:7 advierte que ese juicio ya ha comenzado.
Apocalipsis 10 revela el gran chasco del 1844, y Apocalipsis 11 dirigió la atención de los
creyentes chasqueados al santuario que debía ser medido, una referencia clara al juicio.
Apocalipsis 11 también se refiere al juicio del pueblo de Dios cuando fue abierto el Lugar
Santísimo, una referencia clara al verdadero día de la expiación. Daniel 8:14, en conexión
con el capítulo nueve, revela aún el año cuando comenzaría el juicio.

En 1906, Elena de White escribió lo siguiente al pastor S. M. Cobb:

“En este tiempo se harán muchos esfuerzos por perturbar nuestra fe en el tema del
santuario; pero nosotros no debemos vacilar. No se debe mover ni un alfiler del
fundamento de nuestra fe. La verdad sigue siendo la verdad. Los que caen en la
incertidumbre se inclinarán hacia las teorías erróneas, y finalmente se tornarán en
infieles con respecto a las pruebas pasadas que hemos tenido de qué es la verdad.
Es necesario conservar los hitos antiguos para no desorientarnos”. Manuscript
Releases, Vol. 1. No. 25, p. 55

Hoy esto es real para muchos dentro de la iglesia Adventista del Séptimo Día. Una gran
parte de los miembros de iglesia rechaza o cree que los eventos en torno a la purificación
del santuario en 1844 no son importantes. Pero nótese lo que escribió Elena de White en El
Conflicto de los Siglos:

“El asunto del santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño de 1844.
Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armonioso y
demostraban que la mano de Dios había dirigido el gran movimiento adventista, y
al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo le indicaba cuál era su
deber de allí en adelante”. The Great Controversy, p. 423

Los partidarios dela nueva teología enseñan que todo lo necesario para nuestra salvación
fue completado en la cruz; por lo tanto, no hay necesidad de un juicio investigador. Si se
rechaza o descuida el mensaje del santuario, se pierde el sistema completo de la verdad.
Con razón Jesús llama a su iglesia de hoy, Laodicea. Una vez que se rechace o cambie el
juicio investigador, el paso siguiente es rechazar o descuidar los escritos de Elena de White.
¿Por qué? Porque ella afirmó repetidas veces que Dios le había confirmado la veracidad del
juicio investigador. Nótese lo siguiente:

“Al ser así delineados los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaron sobre un
fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del
Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión, y me eran dadas explicaciones.
Me fueron dadas ilustraciones de las cosas celestiales y del santuario, de manera
que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y
distintos. Todas estas verdades están inmortalizadas en mis escritos. El Señor
nunca contradice su Palabra. Los hombres pueden inventar artificio tras artificio, y
el enemigo procurará seducir a los creyentes apartándolos de la verdad. Pero
todos los que creen que el Señor ha hablado por medio de la hermana White y le ha
dado un mensaje, estarán seguros de los muchos engaños que vendrán en estos días
finales”. Ye Shall Receive Power, p. 238

La historia muestra que todos los que han rechazado el mensaje del santuario, finalmente
han rechazado el ministerio profético de Elena de White. Ése será el tema de nuestro
episodio siguiente.

En nuestro próximo episodio:


Fue aquí, en Elmshaven, donde Elena de White vivió los últimos 15 años de su vida. Como
muchos profetas de Dios, Elena de White experimentó mucha oposición. En 1888, el Señor
envió a su iglesia un mensaje bello de la justificación por la fe. No es nada raro que la gente
se oponga abiertamente a Elena de White cuando interfiere con sus ideas. Oímos excusas
como éstas: Ella no era teóloga; la Biblia es nuestra única fuente de verdad; ella no era
infalible. Todos – Daniells, Prescott y los que asistieron a esa conferencia, afirmaban creer
en los escritos de Elena de White; pero como Smith, eligieron lo que querían creer. En otras
palabras, anularon el efecto de los testimonios.

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