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LA CIUDAD

Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar


y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques —no la hay—,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

Konstantino Kavafis. Poesía completa. Madrid: Hiperión, 1981. Traducción: José María Álvarez.

ESPESO
Lleno con humo
los tiempos del silencio que me busqué.

cancelé
eché
evité
abandoné

para ganar este


acantilado consistente

puro vacío
que fumo sentada en la ventana de la cocina
escuchando al corazón de las noches.

Luz Pearson. Tardis: diccionario poético de las bellas palabras. Córdoba: Llantodemudo, 2014.
I

Nunca fue siempre y siempre es ahora.


Tortolilla y migrante
ya lo dije
y fundé mi idea en tu raíz arbórea.
Más no miré ni quise.
Ex-santa deduje con obcecada insistencia
y nunca
nunca tan Santa
querida
ni tan Blanca

María de Valdivia.
No es por nada
pero así rumorean que te nombró el español
aunque más temprano que tarde
travestiste tu cuerpo en Valdivia el pueblo
arropado hoy y quizás hasta cuando

en transnacional abrigo largo


piel de cordero / cuerpo de lobo
en estos suelos
los mismos y latientes del antes y el ayer
que tu luz desuella almas cuando ver es el deseo.
Terca y empecinada
te sorprendí amando a otras en tus aguas
y mía te hice
aunque ni tú ni tus incondicionales amantes
me lo pidiesen.
Ahora me tomo la casa
porque en tus lágrimas acumuladas
asumo sin tapujos mi oscuridad imprescindible
agarrada yo entre tus enaguas de luz esplendorosa
y me hundo en misterio tan tuyo
y me nutro
y me agarro
al llanto de un tiuque templado en rama añosa
o al vuelo bandurrial tan cojonudo y verboso.

Verónica Zondek. La ciudad que habito. Valdivia: Ediciones Kultrún, 2012.

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