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Igor el Ruso, un asesino en el diván: “Tenían que morir”

Los informes realizados al autor confeso de la muerte de dos guardias

civiles y un ganadero en Teruel en 2017 revelan su psicopatía "antisocial y

narcisista"

"Esa persona tenía que morir y yo era el instrumento más adecuado para hacer

eso". Norbert Feher, más conocido como Igor el Ruso, el delincuente de origen

serbio detenido el pasado diciembre como presunto autor de la muerte de dos

guardias civiles y un ganadero en Teruel, fue sometido en julio a sendos estudios

psicológico y forense para conocer cuál era su estado mental y así dilucidar si era

responsable de sus actos cuando cometió el triple crimen. Sus respuestas,

cargadas de una "gran frialdad emocional" —como destaca uno de los informes—,

llevaron a los cuatro médicos que le entrevistaron a concluir que estaban ante un

psicópata de carácter "asocial y narcisista" totalmente responsable de lo que hizo

y "muy peligroso". "Se puede pronosticar que actuará para evadirse de la acción

de la justicia de modo calculador, asumiendo riesgos y empleando toda la

violencia instrumental necesaria, cuando tenga la mínima oportunidad de evadirse.

Es paciente, esperará el tiempo necesario", alerta uno de los documentos.

Feher  está actualmente recluido en una celda de aislamiento en la prisión de

Zuera (Zaragoza).

Los dos informes médicos, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, inciden

especialmente en la tranquilidad con la que Igor el Ruso detalla los sucesos que

costaron la vida al ganadero José Luis Iranzo y los guardias civiles Víctor Jesús

Caballero y Víctor Pérez el 15 de diciembre de 2017. "Su conducta fue reflexiva,


organizada y decidida", se lee en uno de los documentos incorporados al sumario

que recalca que su actuación "no obedeció a un mecanismo de defensa sino que

tomó la iniciativa de atacar el primero y con una clara finalidad: 'eliminar

obstáculos' [palabras textuales de Feher], ya que sabía que era buscado por sus

hechos violentos". En este sentido, los expertos destacan varias de las frases que

Igor el Ruso pronunció durante las entrevistas a las que le sometieron: "He sido

entrenado para atacar", "Conozco la anatomía humana [...] sabía donde

disparaba".

Feher, que se autodescribe como un "hijo de la naturaleza" para justificar que se

ocultara en el monte, relató que cuando disparó contra sus víctimas "no estaba

enfadado ni tenía rabia contra las personas", sino que lo hizo porque cuando se

siente amenazado tiene que "barrer con todo. Debo sobrevivir". Así, aseguró

que al ganadero lo mató porque le sorprendió cuando estaba robando en una casa

de campo y creía que la víctima iba armada. "Yo llevaba la pistola enfundada, pero

la saqué rápidamente". Cuando poco después llegó el vehículo policial con los dos

agentes que finalmente resultaron muertos, también actuó con frialdad. "Si hay

oportunidad de observar, observo. Si hay oportunidad de actuar, actúo", aseguró

antes de afirmar que no dispara "sin un motivo". Con una pistola en cada mano —

aseguró ser ambidiestro—, Feher relató que tiroteó a los agentes incluso cuando

yacían en el suelo. "Me tengo que defender. Ellos tenían un arma entre las manos,

no podía irme", afirmó. Tras el triple asesinato, aseguró haberse bebido "dos

cervezas".
"En su relato, no muestra ningún sentimiento de culpa o arrepentimiento por los

hechos, ni siquiera tras conocer posteriormente que la primera víctima era

ganadero y no llevaba arma", destaca uno de los informes. "Carece de empatía

afectiva con las víctimas", coinciden los cuatro expertos, dos de los cuales

describen a Igor el Ruso como "egoísta, egocéntrico, manipulador, arrogante" y

con una ausencia total de miedo. "Controla las preguntas que no quiere contestar

por creer que pudieran perjudicarle; modifica incluso datos sin interés en la

causa", destacan los expertos, que aseguran que solo mostró enfado cuando

sintió que algunas de las preguntas que le hacían amenazaban su autoestima y

"su imagen de 'excelente paramilitar".

Es, precisamente, esa "elevada autoestima" la que lleva a los cuatro expertos a

concluir que Feher sufre un trastorno narcisista de la personalidad. "El esfuerzo

físico [practica deporte en prisión] tiene como objetivo no solo la mejora de sus

capacidades y del componente estético, sino que también le proporciona una

percepción de control y poder con la que disfruta. En sus lecturas de cómics se

identifica con los personajes más poderosos y fuertes, al igual que valora

personajes reales famosos 'fuertes y con carácter'. Afirma que le han ofrecido

escribir sobre su vida y filmar una película", recoge uno de los informes.

Según estos escritos, Feher añade a ese trastorno narcisista otro antisocial que le

lleva a rechazar las normas sociales y mostrar una falta total de remordimientos.

Todo ello unido una psicopatía "en un rango muy alto" que le convierten en "muy

peligroso". "Ante la detención será imprevisible; actuará en función de las

oportunidades que vea", concluyen después de escucharle asegurar que cuando


fue detenido horas después de los crímenes "no sintió miedo al ver a los guardias

civiles con armas" apuntándole. "No tengo barreras", presumió en otro momento

de la entrevista.

Indicador de riesgo

Feher, que se autodescribe como un "hijo de la naturaleza" para justificar que se

ocultara en el monte, relató que cuando disparó contra sus víctimas "no estaba

enfadado ni tenía rabia contra las personas", sino que lo hizo porque cuando se

siente amenazado tiene que "barrer con todo. Debo sobrevivir". Así, aseguró

que al ganadero lo mató porque le sorprendió cuando estaba robando en una casa

de campo y creía que la víctima iba armada. "Yo llevaba la pistola enfundada, pero

la saqué rápidamente". Cuando poco después llegó el vehículo policial con los dos

agentes que finalmente resultaron muertos, también actuó con frialdad. "Si hay

oportunidad de observar, observo. Si hay oportunidad de actuar, actúo", aseguró

antes de afirmar que no dispara "sin un motivo". Con una pistola en cada mano —

aseguró ser ambidiestro—, Feher relató que tiroteó a los agentes incluso cuando

yacían en el suelo. "Me tengo que defender. Ellos tenían un arma entre las manos,

no podía irme", afirmó. Tras el triple asesinato, aseguró haberse bebido "dos

cervezas".

Periodo clásico

Se considera que el inicio de la psicopatología como tal tiene lugar con la obra de

Hipócrates (460 - 370 a. C.), que desde una perspectiva somatogénica equiparó

las alteraciones mentales al resto de enfermedades físicas, en el sentido de que


todas ellas tendrían un origen natural radicado en determinadas alteraciones

anatómicas o fisiológicas. Hipócrates situó el origen de las funciones intelectivas

en el cerebro, y realizó la primera clasificación de los trastornos mentales,

dividiéndolos en tres grupos: manía, melancolía y frenitis.

Ya en la época romana, destaca la figura de Galeno (130 - 200), médico de la

corte del emperador Marco Aurelio. En su obra El tratado de las pasiones, Galeno

esboza la figura del psicoterapeuta, como una persona que orienta al paciente a

través de la palabra, señalando sus defectos y equilibrando sus emociones. De

sólida formación fisiológica, incorporó la teoría hipocrática de los cuatro humores a

la tradición médica occidental (Sarason y Sarason, 2006).

Este hecho de Norbert Feher, más conocido como Igor el Ruso, el delincuente de

origen serbio detenido el pasado diciembre como presunto autor de la muerte de

dos guardias civiles y un ganadero en Teruel, fue sometido en julio a sendos

estudios psicológico y forense para conocer cuál era su estado mental y así

dilucidar si era responsable de sus actos cuando cometió el triple crimen. Sus

respuestas, cargadas de una "gran frialdad emocional" —como destaca uno de los

informes—, llevaron a los cuatro médicos que le entrevistaron a concluir que

estaban ante un psicópata de carácter "asocial y narcisista" totalmente

responsable de lo que hizo y "muy peligroso". Según lo descrito anteriormente en

la época clásica esta noticia hubiese sido enfocado a prácticas de tipo religioso

encaminadas a exorcizar a los demonios de la locura en las que se invocaba a

Asclepio, dios de la medicina y la curación.


Edad media

Durante la Edad Media, la concepción de la enfermedad mental adquiere un

carácter marcadamente religioso como consecuencia de la influencia de la Iglesia

sobre la mayor parte de los ámbitos de la vida cotidiana. Suele establecerse una

distinción en dos períodos. Durante el primero de ellos, que abarca desde el siglo

V hasta el siglo XIII, el enfermo mental es considerado una víctima de la acción del

diablo, y los tratamientos encaminados a la sanación no resultan denigrantes o

agresivos con el enfermo (oraciones, exorcismos, agua bendita, peregrinaciones,

etc.).

Sin embargo, a partir del siglo XIII, Igor el ruso hubiese pasado de ser el enfermo

mental a considerarse el culpable de su afección, que se entiende bien como un

castigo divino a una vida pecaminosa, bien como el resultado de un pacto

voluntario con el demonio a cambio de poderes sobrenaturales.

En esta segunda época, los tratamientos se endurecen considerablemente, y

pueden incluir la tortura o incluso la pena de muerte, al considerarse que el castigo

iba dirigido al demonio que poseía a la víctima, y no a la persona en sí.

Sin embargo, en la Edad Media también existió una preocupación por establecer

una distinción entre los «locos» y los «endemoniados». Autores como Alberto el

Grande (1193 - 1280), Tomás de Aquino (1225 - 1274) o Arnau de Vilanova (1204

- 1311) establecieron relaciones entre la enfermedad mental y la enfermedad

somática. Las teorías humorales seguían estando presentes, así como la teoría de
las facultades, según la cual la locura podía deberse a la pérdida de alguna

facultad de tipo sensorial, intelectual o conativa (Vallejo, 2011).

Siglo XIX

A medida que avanza el siglo XIX, y sobre todo a partir de su segunda mitad, el

contexto científico se va impregnando de un tinte naturalista y organicista que

repercute en la mayor parte de los ámbitos de investigación, incluida la

psicopatología, cuyos principales focos de crecimiento se localizan en Francia,

Alemania e Inglaterra. En Alemania, el principal precursor de la tendencia

organicista se encuentra en la figura del fisiopatología Wilhelm Griesinger (1817 –

1868), autor de la obra Patología y tratamiento de las enfermedades mentales

(1843), y el primero en afirmar de forma explícita que las enfermedades mentales

eran trastornos cerebrales, relativizando así la importancia concedida a los

aspectos culturales en el desarrollo de las psicopatologías, lo que supuso una

ruptura con la tradición alemana, fuertemente entroncada hasta entonces en las

raíces románticas y los principios teológicos (Sarason y Sarason, 2006).

Se puede decir que, los autores tenían bases científicas, puesto que se realizaban

investigaciones y esto los llevaba a tener unas respuestas guiadas por la ciencia.

En esta época Igor el ruso fuese sido diagnosticado con un trastorno cerebral y el

tratamiento para ese trastorno seria basado en la parte científica. Se sentarían las

bases de una psicopatología basada en la descripción de los síntomas para dar

respuestas con fundamentos científicos y así poder tratar las enfermedades


mentales totalmente diferentes a como se venía haciendo en la época clásica y en

la edad media.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

El país. (2018). Igor el Ruso, un asesino en el diván: “Tenían que morir”. Extraído

de: https://elpais.com

Ramírez, J. (2015). Conducta normal y anormal, algunas reflexiones. Revista

Exlege, 7(26). Recuperado de

http://bajio.delasalle.edu.mx/delasalle/revistas/derecho2013/numero_26/m_

conducta.ph

Vallejo, J. (2011).Psicopatología, psiquiatría y enfermedad mental. Tendencias en

la psiquiatría actual. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. Elsevier

Masson. pp. 1-18. Extraído de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?

codigo=6197753

Sarason, I, y Sarason, B. (2006). Psicopatología. Psicología anormal: el problema

de la conducta inadaptada. Undécima edición Pearson Educación. Extraído

de: https://tuvntana.files.wordpress.com/2015/06/texto-psicopatologc3ada-

psicologc3ada-anormal-el-problema-de-la-conducta-indaptada.pdf

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