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Instrucciones:
2. La actividad consiste en reconocer los recursos, vínculos y límites entre los textos. Se deberá
realizar luego un breve análisis de por qué la autora ha titulado el artículo como
"LITERATURA PERIODÍSTICA O PERIODISMO LITERARIO".
Desarrollo
Hay una finalidad que se ve satisfecha con el empleo de ciertos recursos afines al periodismo y a
la literatura, esta es: la verosimilitud en el texto. Como lo dice Gabriel García Márquez: “A un
escritor le está permitido todo, siempre que sea capaz de hacerlo creer” (pg. 335), quien escribe o
aspira a esa labor, debe saber que existen ciertos elementos que lo ayudarán a tener esa libertad,
de la cual habla el señor García Márquez.
Por ejemplo están un conjunto de estrategias retóricas, entre ellas: la adjetivación y las
descripciones detalladas, dos cosas que le darán una amplitud estética al texto y que lo harán,
en tanto recurren a la pormenorización de la historia, creíble. Luego se encuentran el punto de
vista que ayudará a darle un narrador a lo que empieza a contarse, ya sea primera o tercera
persona, este ayudará a comprender el suceso motivo del texto. Por último están los diálogos y
la oralidad que son la columna vertebral de aquello que mezcla periodismo y literatura, pues a
través de ellos se podrán reconstruir escenas -el escritor interpreta lo que le cuentan y pasa a
fabricarlas- y se le dará agilidad a la historia -es decir, se dejará una voz dentro del texto, que
cuente de manera íntima los hechos- y se logrará enganchar al lector.
Hemos hablado del empleo de ciertos recursos que son comunes a los textos periodísticos y
literarios. Eso en cuanto a la forma en que se escriben los relatos. Hay otra parte que vincula lo
que podríamos llamar: el oficio de relatar la realidad y el oficio de inventarla. Esta es la que se
refiere a los procesos previos a la escritura, entre los cuales se encuentran la observación, la
indagación y la interpretación, los cuales, como nos revela el texto, son vinculados tanto al
oficio periodístico -al reportaje- como a la novela realista.
Asimismo, existe otra vinculación, y es que en no pocas ocasiones, un hecho periodístico o un
relato popular preceden a una reconstrucción literaria apoyada en la realidad o a una obra
propiamente literaria, más decantada por la invención. Los ejemplos abundan en el texto leído,
por citar uno, existe el del libro Del amor y otros Demonios, de Gabriel García Márquez, el cual
surgió a raíz de una historia que le fue contada al autor por parte de su abuela.
Ahora, si hablamos de límites, diremos que existe uno muy notorio: el fin de la realidad y el
paso a la creación literaria. Es decir, cuando el escritor decide poner elementos que no
corresponden al plano real dentro del texto. El periodismo no soporta lo falso, recurre a la
recreación, pero esta debe estar debidamente contrastada. Cuando el texto revela veracidad, es
porque el terreno de lo real, común al lector y al escritor, ha sido oportunamente retratado de
manera en que causa interés al primero y, por supuesto, satisfacción al segundo.
Considero dos razones por las que la autora titula de ese modo al texto leído:
1. El afán espontáneo que viene desde muy antes -desde el “Diario del año de la Peste”, de
Daniel Defoe- que ha impulsado a los escritores a mezclar elementos de la realidad y de
la invención en un texto escrito de manera literaria. Esto ha hecho que, en ocasiones,
uno se pregunte dónde acaba esa labor de observación, recolección, constatación y
reconstrucción que caracteriza al periodismo y dónde aquella manía de embellecer y
enriquecer con detalles inventados a este tipo de narraciones; dos cuestiones que, de
manera palmaria nos interpelan: “¿esto es literatura periodística o periodismo literario?”