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Nombre de la asignatura: Historia de la Educación Argentina y

Latinoamericana
Docente a cargo: Marisa I. Alonso
Clase nro. 3

Seguimos avanzando en el recorrido por nuestra materia…


Espero que logren abordar los contenidos sin mayores dificultades. Si estas
aparecen, no olviden escribirme para poder solucionarlas. Piensen que muchas
de las dudas que pueden tener, en general, se comparten.

En esta, nuestra segunda clase, vamos a iniciar el análisis de un periodo rico


en transformaciones. Sin embargo, la primera dificultad que se nos presenta es
tratar de abordar un proceso sociopolítico complejo del cual, más a menudo de
lo esperado, nos falta información. Esta situación representa un desafío que
debemos resolver para alcanzar una mejor comprensión de los cambios en los
procesos educativos, que son el eje de esta materia.
Vamos a buscar solucionar el problema deteniéndonos en algunas cuestiones
que sirven para caracterizar, por lo menos en líneas generales, a los procesos
históricos más importantes que se producen luego de la revolución de
independencia tanto en el Río de la Plata como en América Latina.

Iniciemos la tarea:

Los procesos de independencia en América Latina no condujeron


automáticamente a la formación de estados que respetaran las jurisdicciones
coloniales existentes hasta ese momento. Por el contrario, lo que se produjo
fue el desmembramiento de esas grandes unidades políticas, representadas
por los Virreinatos, en entidades menores. Aún así, tampoco fue sencillo
organizar políticamente las nuevas regiones independizadas.

Las disputas entre liberales y conservadores, centralistas1,


2 3
confederacionistas y federalistas , enfrentaron durante gran parte del siglo
XIX a las élites locales. Por debajo de estas formulaciones políticas
confrontaban intereses económicos contrapuestos: muchas regiones que
durante la época colonial ocuparon un lugar secundario en la estructura
administrativa, intentaron modificar su situación reclamando su independencia
frente a los intentos de subordinación ensayados por los centros
revolucionarios. Estos enfrentamientos se plasmaron, en algunos de los
espacios territoriales, en las guerras civiles que sucedieron a los procesos
independentistas y que llevaron a primer plano a los jefes militares. Estos
1
apoyaban la organización de un poder central fuerte que subordinara al resto del territorio, reservando
para las otras estructuras políticas-administrativas del estado escasas cuotas de poder.
2
planteaban que cada provincia debía consituir un estado autónomo delegando solo algunas funciones en
el Estado nacional cuya autoridad debía ser débil.
3
Defendían una posición intermedia en donde las provincias o estados acordaban conformar un poder
nacional que las representara a todas
caudillos dirigían milicias rurales que respondían más a sus jefes que al Estado
lo que exacerbó el sentimiento regional dificultando la unificación política. 4

En el Río de la Plata, al igual que en el resto de los ex territorios coloniales, el


proceso de independencia significo enormes pérdidas económicas y la
aparición de nuevas tendencias políticas que entraron en conflicto. Luego de la
revolución y la guerra que atravesaron los años que siguieron a los sucesos de
mayo, se presento una lucha entre Buenos Aires y el resto de las provincias y
fue necesario el paso del tiempo para lograr resolverla .
Entre 1810 y 1853, el conjunto de pueblos que luego formarían parte de la
República Argentina no contaron con un gobierno central, ni se pusieron de
acuerdo en la sanción de una constitución que los uniera.

Después de las guerras de independencia, y a partir de 1820, la organización


autónoma de las provincias llevó a que entre ellas se establecieran pactos y
tratados que regularan los contactos y relaciones uniéndolas a manera de una
confederación. Es decir, se conformo un sistema político donde cada parte
mantenía una fuerte autonomía, y se reservaba a un órgano central la
resolución de asuntos vinculados a las relaciones con los demás países.

Durante estos años, los enfrentamientos políticos expresaban problemas más


profundos que correspondían a las oposiciones que se generaban entre los
grupos sociales, los intereses provinciales o regionales y las diferencias que se
producían entre el campo y la ciudad. Los intentos por construir un Estado
unificado resultaron, a menudo, fracasos.

En algunas provincias, junto a las estructuras de gobierno se destacó la figura


de los caudillos, líderes políticos que contaban con el apoyo masivo de
importantes sectores del ámbito rural. Hubo casos, como, por ejemplo, en el
litoral donde estos caudillos llegaron incluso a ser gobernadores de sus
provincias. Como sucedió en Santa Fe, gobernada por Estanislao López entre
1820 y 1838 o en Entre Ríos, donde se destacó la acción de Francisco
Ramírez, que gobernó desde 1820 hasta 1823.

A esta etapa, le siguió, a mediados de la década de 1820, un breve intento


centralizador5 que culminó en un fracaso. En la década del 1830, llegó al
4
Anino; Castro Leiva y Guerray F (directores)(1994) De los imperios a las naciones: Iberoamérica. Zaragoza,
Ibercaja
5
En la provincia de Buenos Aires, entre 1820 y 1826, como el resto de las provincias, conformó una entidad
política autónoma. Esta etapa es estudiada con el nombre de “feliz experiencia”. El éxito económico
alcanzado por la provincia durante estos años se debe fundamentalmente al hecho de que contaba con los
recursos de los impuestos aduaneros. Por otra parte , la economía de la provincia era próspera. La producción
agropecuaria permitía una exportación importante de productos pecuarios, como cuero, sebo, carne salada,
que encontraba sus mercados fundamentalmente en Europa. Para incentivar y apoyar esta producción, el
gobierno impulsó una política de expansión territorial hacia el sur con el objetivo de poner en explotación
más tierras de pastoreo. Esta política llevó a un período de fuerte enfrentamiento con las agrupaciones
indígenas del sur de la provincia que fueron expulsadas mediante incursiones armadas
El gobierno llevó a cabo un plan de reformas administrativas. Las principales fueron realizadas durante el
gobierno de Martín Rodríguez y el ministerio de gobierno de Bernardino Rivadavia. Entre otras medidas,
durante la gestión de Bernardino Rivadavia como ministro de gobierno, se suprimieron las antiguas
instituciones coloniales, los cabildos, cuyo poder competía con el del gobierno provincial. Se creó un
gobierno de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Su política
proclamaba un federalismo basado en una posición autonomista que le
permitía a la vez, reunir en su persona la representación de las relaciones
exteriores de la Confederación. Su acción política en el gobierno demoró todos
los intentos de organización nacional que pudieran significarle a la provincia
una pérdida de recursos y de mecanismos de control.

El desplazamiento político de Juan Manuel de Rosas del poder, luego de la


batalla de Caseros en 1853 que lo enfrentó con el caudillo entrerriano Justo
Jose de Urquiza , hizo que Buenos Aires iniciara su vida independiente
separándose de la Confederación Argentina.
El rechazo a la nueva constitución y a las políticas que impulsaba Urquiza,
especialmente a aquellas que proponían eliminar el monopolio provincial sobre
los recursos aduaneros, dio origen a la existencia de dos entidades políticas
autónomas. Esta decisión significó el comienzo de una larga etapa de
hostilidades entre ambos estados. La provincia de Buenos Aires, en 1854,
dictó su propia constitución e intentó establecer pactos de convivencia con el
estado confederado.

Sin embargo, los enfrentamientos no cesaron. Las tendencias políticas


autonomistas en los primeros años de vida independiente lograron afianzarse
ya que la realidad económica bonaerense era más que beneficiosa. El Estado
provincial contaba con los recursos que provenían de la Aduana, lo que le
permitió suscribir empréstitos y lograr que el público acepte el papel moneda
emitido por su propio banco. El clima de prosperidad económica benefició a los
sectores mercantiles y ganaderos de la provincia. Sin embargo, en 1859, se
produjo el previsible enfrentamiento entre ambos estados (la Confederación y
la provincia de Buenos Aires), en la batalla de Cepeda.

Las fuerzas confederadas, comandadas por Urquiza, negociaron con el ejército


provincial dirigido por Bartolomé Mitre la firma del Pacto de San José de Flores.
En el se establecía la incorporación gradual de Buenos Aires al resto de la
Confederación. Recién en 1860, Buenos Aires acepta la Constitución de 1853,
aunque se deja en suspenso el tratamiento de la nacionalización de la Aduana
y la federalización de la ciudad de Buenos Aires.

sistema de enseñanza pública y se estimuló el desarrollo cultural e intelectual, cuyo eje fue la Universidad
de Buenos Aires, fundada en 1821 Dichas reformas estuvieron teñidas de los principios políticos del
liberalismo, y en sus aspectos económicos expresaban las bases de apoyo con las que contaba el gobierno:
los grandes ganaderos y comerciantes porteños.
En 1826 el Congreso, reunido con representación de las distintas provincias, dictó una Constitución de
corte unitario que nombrara como presidente a Bernardino Rivadavia en un nuevo intento de unificación
nacional. Si bien el nuevo presidente contaba con algunos apoyos, las oposiciones fueron mayores. Por
tal, su experiencia como primer mandatario resultó breve: a mediados de 1827 Rivadavia presentó la
renuncia al cargo lo que significó el fin del gobierno centralizado

.
El arreglo trajo nuevos conflictos que derivaron en un enfrentamiento armado
que se produjo en la batalla de Pavón, en 1861. Esta batalla significó el fin de
los conflictos con las provincias.
En 1862, se reunió el Congreso Nacional en Buenos Aires y se decidió , a
través de un acuerdo legal, permitir la coexistencia del poder nacional y el
poder provincial en la ciudad de Buenos Aires. De esta manera, y lentamente,
comenzó a forjarse la unidad nacional.

 Detengamos nuestra lectura aquí y reflexionemos sobre la


información brindada en esta primera parte de la clase. He tratado
de reunir en ella una referencia general a los acontecimientos y a
las tensiones políticas que atraviesan estos años previos a la
formación del estado nacional.

 Pueden uds ordenar dicha información en una línea de tiempo que


les permita ubicarse y ubicar en ella los contenidos hasta ahora
trabajados.

 Deberían, además, poder relacionar estos conflictos y tensiones


que aparecen en la formación del estado argentino con los que se
describen en la selección bibliográfica con la que uds tienen que
trabajar.

 El caso de la bibliografía que presenta una referencia en torno al rol


de la mujer durante los años previos a la formación del estado
nacional, nos aporta de manera sencilla y acotada, una mirada
acerca de las diferencias al interior de las clases sociales sobre el
rol de la mujer. Introduciendo algunas nociones históricas de la
construcción de conceptos tales como el feminismo.

Ahora sí, les propongo continuar:

“ Hacia 1880, tres batallas sangrientas conmovieron a Buenos Aires. Escritores


desencantados evocaron la tragedia y, con sombría prosa, proclamaron la
muerte de la ciudad. En aquellos días se resolvió un viejo conflicto: Buenos
Aires, federalizada, fue Capital de la República. Poco tiempo después, Julio A.
Roca ascendía a la Presidencia.”6

La formación del Estado nacional que enfrento la tarea de subordinar a los


poderes locales de todas las provincias implico el desarrollo de una estrategia

6
Botana, N. El Orden Conservador. La política argentina entre 1880 y 1916; Buenos Aires, ed.
Sudamericana, 1977, pag.10
compleja. Entre los debates más intensos, que caracterizan el período, se
hallaba la asociación del Estado con la idea de Nación. Repensar estas
cuestiones se había convertido en la alternativa necesaria para renovar y
edificar una nueva legitimidad del poder ejercido por ese Estado
recientemente creado.

Más allá de las controversias historiográficas que pueda presentar el período,


puede afirmarse que en el transcurso del siglo XIX se consolidaron una serie
de transformaciones tanto en la recientemente formada Republica Argentina
como en el resto de Latinoamérica.
Las mismas, por su trascendencia, afectaron- con matices diversos- , las
esferas de la política y la cultura y en esto reside, precisamente, la
importancia de dicha etapa.

La inserción de América Latina en este panorama internacional no sólo era


fundamental para el desarrollo de su economía sino que fue la condición sine
qua non para participar de los procesos de cambio que se estaban operando
en el mundo. Por lo menos así lo percibían los jóvenes intelectuales y
pensadores latinoamericanos que, en general, concebían la incorporación al
mercado internacional de las distintas regiones como la única vía de acceso a
la necesaria modernización política y social.
Sin embargo, alcanzar esa inserción significaba lograr un cierto ordenamiento a
nivel interior que requería de la fuerza y el poder que solo una estructura
institucional, como el Estado, estaba en condiciones de imponer. De manera
tal que el estado nacional fue útil a los fines de fortalecer la garantía que esta
institución era para los intereses particulares de los individuos; el Estado se
convirtió en uno de los elementos fundamentales para la consolidación y
expansión del sistema capitalista.

Plantear estas cuestiones requiere, pensar en qué sector de la sociedad se


hallaba en condiciones de producir un cambio semejante, cómo fue posible
eliminar la diversidad y alcanzar la unidad, en definitiva, cómo se transformó
un panorama heterogéneo- como lo era el continente latinoamericano y la
Argentina en particular- en un espacio homogéneo.

En la Argentina de la década del ’70, el triunfo del proyecto de unidad nacional


permitió reconstruir la hegemonía porteña, sometiendo a los poderes
provinciales .Entre 1862 y 1880, las presidencias de Bartolomé Mitre, Domingo
Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda consolidaron esta política mediante
una estrategia que combinaba el acuerdo y la coerción. Sus fines fueron
alcanzar la subordinación a la autoridad central, la organización institucional y
la integración territorial. Junto a esto, se produjo a lo largo de todo el período
una modernización económica y social. Alcanzar la tan mentada unidad
significó abrir la posibilidad de reunir intereses, valores y creencias en torno a
un sistema de poder común.
“¿Cómo hacer de la obediencia un hábito común entre pueblos que sólo
conocían la dispersión espacial del poder? ¿Cómo consolidar la precaria
integridad territorial recién conquistada, gracias a una aún más frágil identidad
nacional?; cómo sino a través de un gobierno ordenado y estable? “7

La Argentina, en las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras del siglo XX
fue el escenario de grandes cambios que han sido extensamente estudiados a
lo largo de la historiografía nacional. Se trato, entre otras cuestiones, de una
expansión económica inusitada, una notoria movilidad social ascendente y una
modernización cultural impulsada desde el aparato estatal. 8

Esta etapa representa un momento en el cual las preocupaciones nacionales y


nacionalistas se manifestaron en distinto tipo de actividades que incluyeron
movimientos de opinión, una importante producción de debates que se
expresaron tanto en la prensa como en la edición de libros y revistas
especializadas9. Es por ello una etapa de reformulación de valores y por lo
tanto, de cuestionamiento del lugar o los lugares que van a tener en el los
distintos actores de la sociedad: políticos, jefes de estado, maestros,
ciudadanos.

En el marco de estos procesos, la cuestión de la educación tiene un lugar


preponderante. en tanto y en cuanto los representantes de las distintas
corrientes de pensamiento así lo consideraban. Ya sea en relación a la
incorporación y nacionalización de las masas inmigrantes 10, ya sea en función
de ejercer un tutelaje didáctico11 previo a la concesión del voto masivo .
La mirada se había posado sobre la educación como una posible vía para
ofrecer respuestas que resultaran útiles para resolver los desafíos que
presentaba el final del siglo.12
7
Botana, N. 1977
8
Teran, O. (1987) Positivismo y Nación en la Argentina. Buenos Aires, Puntosur, pag.15
9
Bertoni, L.A. (2001) Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad
argentina a fines del Siglo XIX; Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, pag.9.
10
“...La instalación del conflicto en el campo educacional se enmarcaba en el problema mas amplio de la
formación de la nacionalidad: las cuestiones educacionales específicas sólo se tornaron significativas
cuando se “descubrió” la necesidad de que la escuela tuviera una función en la formación de la
nacionalidad.” Bertoni, L. A. Op. Cit., pag.65-66. Los debates de la época recogían esta preocupación y
planteaban la necesidad de reforzar la obligatoriedad de la escuela que no alcanzaba, a fines del siglo
XIX, a ser todavía un hecho.
11
Teran, O. Op. Cit, pag. 31
12
Silvia Sigal en su libro dice al respecto: “El tiempo y la educación, claves de la integración social,
colocaron en primer plano la construcción de una historia y de una cultura argentinas. ...El conocimiento
de la historia argentina más un minucioso culto patriótico, contribuirían a inculcar esa cultura nacional
(...). La ley de sufragio universal para los ciudadanos argentinos, por fin, debían completar la integración
en el plano político. Antes que la inquietud acerca de la existencia de un ser argentino prima en esos años
la decisión de inculcar la argentinidad.” En Sigal, S (2002) Intelectuales y Poder en Argentina. La década
del 60, Buenos Aires, Siglo XXI, pag. 4
Algunos sectores dentro de la elite gobernante, impulsaban la propuesta de
fortalecer una educación que incluya en un lugar privilegiado la presencia de
los valores morales Junto con los valores morales, la disciplina normalizadora
coadyuvaría a resolver la encrucijada de la nacionalización y ciudadanizacion
de la sociedad aluvional. Este es el clima de circulación de ideas que se da
durante estos años.
Los gobiernos del periodo pusieron en marcha una importante cantidad de
acciones directas para conseguir estos objetivos. El ejecutivo promulgó un
importante número de leyes. Una de las más trascendentes fue la ley de
federalización, ya que de esta manera el Estado nacional se aseguró los
recursos aduaneros, que se volvieron fundamentales para el desarrollo de su
política de integración y redistribución. Se creó el registro civil, con el objetivo
de limitar la injerencia de la iglesia dentro de la sociedad, y de posibilitar que el
Estado tuviese a su cargo el control de los nacimientos, matrimonios y
defunciones de la población, tareas que hasta el momento habían sido
acaparadas por la iglesia.

En el marco de esta tendencia a la laicización de ciertos ámbitos, se creo el


Consejo Nacional de Educación Primaria y se sancionó la Ley 1420 13 de
Educación Común que establecía la escolaridad primaria laica y obligatoria. La
ley 1420 crea un sistema que regula cuestiones tales como
grados y contenido de la enseñanza, sistemas de control y supervisión, censo
y estadística, sanidad escolar, administración y fondo educativo 14 con un
efecto sobre todo el territorio nacional.

Estas acciones provocaron fuertes cuestionamientos de parte de los sectores


católicos. La creación de un sistema escolar nacional hizo que las resistencias
crecieran y provocó no sólo la irritación de los grupos católicos sino que
también significó la ruptura de relaciones con el vaticano. Sin embargo, el
gobierno reconocía al mundo de la educación como un instrumento de especial
importancia para construir una identidad nacional a través de la difusión y
afianzamiento de los símbolos patrios, creencias y tradiciones 15 tan necesarios
a los momentos políticos que se estaban viviendo.

Nos encontramos en la próxima clase.

13
Esta ley fue dictada en 1884; a partir de la implementación de la misma se busco imprimirle al sistema
educativo una orientación nacional, tratando de que responda a:
“un principio nacional en armonía con las instituciones del país, prefiriendo la enseñanza de materias
como la historia nacional, la geografía nacional, el idioma nacional y la instrucción cívica de acuerdo con
el régimen político del país, armonizando esa enseñanza con las condiciones de la sociedad y cuidando
especialmente de la formación del carácter de la juventud.” Salvadores, A. La instrucción primaria desde
1810 hasta la sanción de la Ley 1420; citado en Bertoni, L.A. Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La
construcción de la nacionalidad argentina a fines del Siglo XIX, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2001, pag. 43)
14
Dabat, R. (1999)
15
Bertoni, L. A. (1992)“Construir la nacionalidad. Héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891” en
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr Emilio Ravignani” No. 5. UBA, Facultad de
Filosofía y Letras

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