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ENCUBRIMIENTO Y LAVADO DE ACTIVOS DE ORIGEN DELICTIVO.

Adquisición, recepción u ocultación de


dinero provenientes de un delito. Art. 277 inciso 2, en función del inciso 1º "c" del Código Penal. Sospecha de
la procedencia ilícita del dinero. Ex Ministra de Economía de la Nación. Tenencia de cien mil pesos ($100.000)
encontrados en el armario de su baño privado. DELITO DE SUBSTRACCION, OCULTACION,
DESTRUCCION O INUTILIZACION DE OBJETOS DESTINADOS A SERVIR DE PRUEBA (Acta labrada por
el personal de la División Investigaciones del Departamento Brigada de Explosivos de la P.F.A.). Art. 255 del
Código Penal. PROCESAMIENTO.

"Dos extremos han quedado esclarecidos: que el lote nº 38.057 del B.C.R.A. fue recibido por la Caja de
Crédito Cuenca el 21 de mayo de 2007 y que el 5 de junio de 2007 se encontraba, envasado de igual forma y
sin haber sido abierto, en el interior de un placard del baño de uso exclusivo de la imputada, en el Ministerio
de Economía y Producción de la Nación."

"A partir de estas circunstancias, la instructora ordenó la producción de un estudio contable, con intervención
de peritos oficiales y de parte, sobre la documentación de la empresa relativa a ese período. El peritaje
concluyó que de aquellos asientos no surgía operación alguna que justifique la salida individual en efectivo de
una suma de cien mil pesos ($100.000) o más."

"Cabe destacar que, en función del acondicionamiento que presentaba el lote encontrado el 5 de junio, la
suma sólo pudo haber egresado de la cooperativa en concepto de un efectivo igual o superior a la cantidad
señalada. O sea que, en términos llanos, según la documentación contable de la entidad la plata nunca salió
de allí. Sin embargo, las pruebas del legajo revelan que ello no refleja la realidad."

"Además, se acreditó que ni Felisa Miceli ni los familiares o allegados que, según su versión, le habrían
prestado el dinero, son clientes de la financiera, situación ésta que la propia encartada ha admitido."

"Se encuentra suficientemente acreditada la materialidad del hecho atribuido a Miceli, toda vez que las
circunstancias desarrolladas echan por tierra las explicaciones que brindó sobre el origen de la suma
encontrada en su poder el 5 de junio de 2007 y dan cuenta de que la procedencia del dinero estuvo signada
por una operación irregular e ilícita cuya existencia cuanto menos sospechó, maniobra que conlleva
necesariamente la alteración de constancias contables y de identificación de los clientes, así como de los
balances correspondientes -ver arts. 292, 300 y 301 del C.P.-, todo ello en franca violación a normas de
prevención del lavado de dinero -ver art. 21 de la ley 25.246- que la imputada, en virtud de su cargo de
Ministro de Economía de la Nación, mal pudo haber desconocido (art. 277 inciso 2, en función del inciso 1º "c"
del Código Penal). Por estas razones, corresponde confirmar su procesamiento de conformidad con la
calificación legal discernida, por cuanto, como mínimo, se ha comprobado la concurrencia del aspecto
subjetivo de la conducta exigido por el inciso 2º del artículo 277 -sospecha de la procedencia ilícita del
dinero-."

"Ello sin perjuicio de que, en función de las características del suceso, corresponda que la Sra. juez a quo
encamine el proceso a determinar si, dada la función pública que desplegaba Miceli al momento del hecho, la
situación patrimonial que implica la tenencia de su parte del dinero en cuestión, puede llegar a merecer un
encuadre típico distinto al escogido en el auto en crisis."

"Tanto el dinero como la copia del acta labrada por el personal de la División Investigaciones del
Departamento Brigada de Explosivos de la P.F.A. quedaron en poder de otra secretaria privada de Miceli,
María T. Barco, quien presenció la entrega de los valores, contó la cantidad hallada y corroboró la veracidad
de lo consignado en el acta. Y a su vez, también se ha probado que Barco dio la bolsa conteniendo la suma y
el duplicado que conservó a Felisa Miceli pasadas las diez de la mañana, horario en que la última arribó a su
despacho."

"El testimonio de Barco indica que, cerca del mediodía, Felisa Miceli la convocó nuevamente y le indicó que
consiguiera el acta labrada.

"Sobre esto, la encartada declaró que habiendo analizado la constancia en su poder, advirtió que no se
trataba ni del original o el duplicado referidos, por lo que entendió que le correspondía acceder a cualquiera
de ellos. Sin embargo, según la versión de su secretaria, los términos de la orden fueron sustancialmente
distintos, ya que le expresó concretamente que "procure conseguir el documento original" porque
"simplemente quería verlo".-

"Barco trasladó el requerimiento a las autoridades de la División Seguridad y Custodia del Ministerio,
Comisario Faris y Subcomisario Hanna, quienes a su vez efectuaron la solicitud a la Brigada de Explosivos de
la Policía Federal Argentina. En la citada Brigada se decidió dar cumplimiento a tal directiva, previo extraer
una fotocopia certificada para agregar al archivo de la dependencia."

"A la fecha, el documento aún no ha sido habido y la encausada sostuvo al respecto que le perdió el rastro
casi un mes después cuando el hallazgo tomó estado público, no pudiendo precisar a quién se lo entregó."

"En atención a las evidencias invocadas, queda claro que la imputada ordenó extraer el instrumento original
de su ámbito natural de custodia dentro de la Policía Federal Argentina, desconociéndose cuál fue el destino
final que le otorgó. Frente a esta conclusión, las explicaciones que ha brindado para justificar su accionar han
quedado desvirtuadas."

"Así las cosas, el procesamiento decretado en orden al delito previsto en el artículo 255 del Código Penal
debe ser homologado."

Causa nº 26.486 - "Miceli, Felisa J. s/ procesamiento y embargo" - CNCRIM Y CORREC FED - Sala II -
13/05/2008
/////////////nos Aires, 13 de mayo de 2008.//-
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
I- Las presentes actuaciones llegan a estudio del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por
los Dres. Carlos A. Cruz y Pablo A. Lafuente, por la representación que ejercían sobre Felisa J. Miceli, contra
el auto que en copias luce a fs. 58/81, mediante el cual se decretó el procesamiento de la nombrada en orden
a los delitos descriptos por los artículos 277 inciso 2, en función del inciso 1º "c" y 255 del Código Penal,
trabando embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de doscientos mil pesos ($200.000)).-
II- En primer lugar, cabe consignar que el Tribunal no dará tratamiento a la pretensión introducida por los
Dres. Jorge A. Valerga Aráoz y Jorge A. Valerga Aráoz (h), asistentes letrados de Miguel J. Rutenberg (fs.
123/30), toda vez que se carece de recurso que habilite expedirse al respecto.-
Por otra parte, los cuestionamientos formales realizados por el Dr. Eduardo M. Bonino Mendez, actual
defensor de Miceli, en su memorial de fs. 131/179, serán respondidos por el análisis de la apelación
interpuesta, tarea que se abordará a continuación.-
III- Sobre la tenencia por parte de Felisa J. Miceli de los cien mil pesos ($100.000) encontrados en el armario
de su baño privado.-
i) El hallazgo.-
Que el día 5 de junio de 2007, alrededor de las 7 hs. de la mañana, el Subinspector Patricio R. Palo y el Cabo
Carlos E. Isaías fueron designados para realizar la inspección diaria que la División Investigaciones del
Departamento Brigada de Explosivos de la P.F.A. efectúa sobre el área en que funciona el despacho del
Ministro de Economía y Producción de la Nación a efectos de prevenir la presencia de explosivos. Ingresaron
al sector junto al mayordomo Miguel A. Lezcano, quien fue testigo de todo el procedimiento (ver declaraciones
obrantes a fs. 20/3, 49/54, 55/8, 127/8 y 137/40, entre otras, todas del ppal. -al que se hará referencia en lo
sucesivo-). En este marco, dentro de un placard ubicado en el baño de uso exclusivo de la por entonces titular
del Ministerio, Felisa Miceli, se encontró una bolsa de madera conteniendo, por un lado, la suma de treinta y
un mil seiscientos setenta dólares estadounidenses (U$S 31.670) y por otro, la de cien mil pesos ($100.000).
Ésta última se encontraba contenida en un envase de plástico denso al tacto, termosellado y con una etiqueta
estampada, que entre otras cosas rezaba "Lote 38057. Bco. 30" e indicaba la cantidad de dinero que incluía
(ver declaraciones de Palo, Isaias, Guchea y Lezcano, ya citadas. Asimismo, ver declaraciones de fs. 474/5,
476/7, 478/9, 480/1 y 482/3).-
La defensa ha puesto en tela de juicio parte de lo relatado por los oficiales intervinientes, ya que la imputada
alegó haber cerrado el placard con llave el día anterior, infiriendo la posibilidad de que Palo e Isaías hayan
procedido a su apertura, en contradicción con el procedimiento que tenían asignado. Sin embargo, esta
versión ha sido desvirtuada por los testigos presenciales del hecho, quienes coincidieron con los nombrados
en torno a que, cuando se produjo el hallazgo, la puerta del armario estaba efectivamente abierta y por esa
razón fue revisado (conf. fs. 20/3, 49/54, 55/8 y 137/140).-
Pues bien, frente a lo ocurrido, el Subinspector Palo consultó cómo proceder al jefe de turno de la guardia,
Ppal. Sergio Santillán, quien le indicó que dejara el dinero bajo la custodia de los empleados del Ministerio,
previo labrar un acta donde se discriminaran los distintos tipos de moneda y se documentara el acto de
entrega (conf. declaraciones de Santillán de fs. 127/8, en consonancia con las de Palo e Isaias, ya
invocadas).-
El nombrado redactó la constancia, que luego firmó junto a Isaías, Lezcano y la Secretaria Privada María E.
Guchea, a quien consignó como receptora de los valores. Allí se describieron las características del envoltorio
y de algunos de los datos que surgían de la etiqueta adherida, como el nº de lote, la referencia al banco
emisor y la cantidad hallada (ver copia agregada al expte. a fs. 24, entre otras).-
Vale detenerse brevemente sobre este punto, pues la naturaleza del instrumento y las razones que llevaron a
su producción permiten descartar lo alegado por el Dr. Bonino Mendez en torno a que debió procederse con
arreglo a las previsiones de los artículos 138 y sgtes. del Código Procesal Penal de la Nación, dando aviso al
juez o fiscal competentes. Tanto los oficiales como los testigos que depusieron al respecto coincidieron en
destacar que el procedimiento seguido obedeció a la única finalidad de dejar a salvo cualquier
cuestionamiento por faltantes de dinero, lo cual, aunado a las demás circunstancias desarrolladas, revela que
el acta fue labrada para dejar debida constancia del acto de entrega reseñado y que en ese entendimiento se
cumplió con los recaudos administrativos del caso, no () correspondiendo lo reclamado por la defensa (al
respecto, ver testimonios agregados a fs. 20/3, 49/54, 55/8, 127/8 y 242/5).-
Aclarado ello, hasta aquí quedan claras las circunstancias que rodearon al hallazgo, así como las
características y el particular acondicionamiento que presentaba la suma en pesos encontrada en el sector
señalado, que resultaba de uso exclusivo de Felisa J. Miceli.-
ii) El lote. Entidad Emisora.-
La sigla "Bco. 30" que estaba inserta en la etiqueta adherida al envase es utilizada para identificar al Banco
Central de la República Argentina en el sistema financiero. La referencia al nº 38.057 alude a la numeración
interna que se asigna allí a los lotes a efectos de individualizarlos y dejar documentado el destino que se les
otorga (conf. declaraciones testimoniales de Ana L. González obrantes a fs. 248/9 y 950/2 y Guillermo A.
Zuccolo de fs. 375/6 e informe de fs. 1088/9, entre otras).-
Conforme surge de las pruebas colectadas durante la instrucción, los especiales rasgos del lote hallado
permiten establecer que se trataba de uno los denominados "de billetes de buen uso" que emite el B.C.R.A.,
los cuales presentan características particulares, entre las que cabe destacar las siguientes: a) se arman con
millares de billetes de un solo valor que se disponen en una pila de diez fajos;; b) se envasan al vacío
mediante un material plástico termocontraíble y son cerrados herméticamente con máquinas utilizadas a esos
efectos ; c) poseen estampada una etiqueta con el valor del millar, el nº de lote de cinco dígitos, la
denominación "Bco. 30", un código de barras y su traducción numérica.-
Amén de que algunos de los testigos presenciales aportaron mayores precisiones que otros, sus
declaraciones iniciales en el legajo y las que efectuaron cuando se les exhibieron los lotes del B.C.R.A. en su
sede, revelan una clara consonancia entre ellos -con la sola excepción de María T. Barco- en torno a que el
paquete que observaron el día 5 de junio de 2007 presentaba múltiples rasgos coincidentes con los de
"billetes de buen uso" recién descriptos (ver decs. obrantes a fs. 20/3, 49/54, 55/8, 127/8, 137/40, 474/5,
476/7, 478/9, 480/1 y 482/3).-
De ahí que existan suficientes elementos para afirmar que el lote fue confeccionado en el Banco Central con
las características enunciadas. Ello, en contraposición con lo alegado en torno a que fue la propia encartada
la que envasó el dinero utilizando una bolsa de nylon común y un sellador casero. Poco creíble resulta su
descargo apoyado en esta versión, máxime teniendo a la vista la densidad y forma de cerrado que exhiben los
lotes, conforme las imágenes de fs. 486/500.-
iii) La ruta del lote de dinero.-
El Banco Central de la República Argentina informó que el 21 de mayo de 2007 (15 días antes del hallazgo en
la oficina nº 517 del Ministerio de Economía y Producción) se remitió el lote nº 38057 de "billetes de buen uso"
de un total de cien mil pesos ($100.000) distribuidos en billetes de cien ($100) a la Caja de Crédito Cuenca
-entidad nº 65203- a través de la Transportadora Juncadella S.A. (fs. 319/20). Los datos, se advertirá,
coinciden perfectamente con los del envase encontrado en la oficina de Miceli.-
Si bien además se hizo saber sobre un lote de igual número y características enviado el 1 de agosto de 2005
al Banco Columbia S.A., la instructora descartó, con acierto, que el paquete que nos ocupa pudiera tratarse
de aquél o uno anterior, no sólo por la sugestiva cercanía temporal verificada entre la entrega realizada en
favor de Cuenca y el hallazgo que dio origen a esta causa, sino también porque resulta irrazonable que un
capital de cien mil pesos pueda permanecer inmovilizado y termosellado por el plazo de dos años, teniendo
en cuenta el permanente flujo que caracteriza a las entidades financieras y al mercado en general. Estos
extremos echan por tierra los cuestionamientos de la defensa sobre el punto, debiendo agregarse que no se
ha alegado que la suma proviniera del banco mencionado o de cualquier otro.-
Volviendo al dinero remitido el 21 de mayo de 2007, cabe consignar que el envío consistió en un total de cinco
lotes de igual cantidad y denominación, por un total de quinientos mil pesos ($500.000), que fueron
recepcionados aquél mismo día por la cooperativa (sobre todo esto, ver constancia de entrega de fs. 372;
constancia de solicitud de numerario de fs. 374; recibos de Prosegur - Juncadella nº 3533245 y 2533244
obrantes a fs. 380, 381, 450, 451; planilla de 5 lotes entregados a Cuenca el 21/5/07; hoja de ruta de
Juncadella del 21/5 obrante a fs. 1150/3).-
Aún cuando el apelante ha puesto en tela de juicio que el lote haya efectivamente ingresado a Cuenca en
aquella oportunidad, la hipótesis sobre la que fundó su postura debe ser a esta altura descartada.-
Es que las explicaciones coincidentes de los empleados del Banco Central y de la empresa Juncadella S.A.
dejan en claro que, en razón del procedimiento seguido para efectuar la entrega de los pagos, resulta
altamente improbable -sin perjuicio de lo resaltado por la defensa en torno al error que exhibe el recibo
correspondiente sobre el horario de recepción- que el lote haya podido mezclarse o intercambiarse con otro
de igual valor destinado a una entidad distinta a Cuenca. Es que, según se detalló, registrados los nros. de
lotes en los documentos informáticos a través de un scanner, luego las entregas de los pagos se realizan por
separado y de a un destinatario por vez; siendo embolsados siempre en el mismo mostrador en que son
recibidos, lo cual elimina cualquier posibilidad de confusiones en el sentido invocado (ver declaraciones
testimoniales de Hugo Ibañez de fs. 941/7 y fs. 1280/4; Silvia M. Anat de fs. 948/9; Ana L. González de fs.
950/2, Oscar L. Graziano de fs. 962/5, José A. Gallardo de fs. 966/7, José L. De Luca de fs. 968/9, Jorge N.
Aiello de fs. 1172/6, Héctor L. Vecchi de fs. 1177/1180, Rubén E. Massardi de fs. 1182/4 y Alejandro A. Piroli
de fs. 1185/6).-
En atención a lo desarrollado, dos extremos han quedado esclarecidos: que el lote nº 38.057 del B.C.R.A. fue
recibido por la Caja de Crédito Cuenca el 21 de mayo de 2007 y que el 5 de junio de 2007 se encontraba,
envasado de igual forma y sin haber sido abierto, en el interior de un placard del baño de uso exclusivo de la
imputada, en el Ministerio de Economía y Producción de la Nación.-
A partir de estas circunstancias, la instructora ordenó la producción de un estudio contable, con intervención
de peritos oficiales y de parte, sobre la documentación de la empresa relativa a ese período. El peritaje
concluyó que de aquellos asientos no surgía operación alguna que justifique la salida individual en efectivo de
una suma de cien mil pesos ($100.000) o más (ver auto de fs. 1452 e informe de fs. 1609/10).-
Cabe destacar que, en función del acondicionamiento que presentaba el lote encontrado el 5 de junio, la suma
sólo pudo haber egresado de la cooperativa en concepto de un efectivo igual o superior a la cantidad
señalada. O sea que, en términos llanos, según la documentación contable de la entidad la plata nunca salió
de allí. Sin embargo, las pruebas del legajo revelan que ello no refleja la realidad.-
Además, se acreditó que ni Felisa Miceli ni los familiares o allegados que, según su versión, le habrían
prestado el dinero, son clientes de la financiera, situación ésta que la propia encartada ha admitido (ver fs.
377 y descargos de fs. 1641/55 y 1656/68).-
iv) El mérito reunido a partir de las pruebas reseñadas.-
A esta altura del relato debe afirmarse que se encuentra suficientemente acreditada la materialidad del hecho
atribuido a Miceli, toda vez que las circunstancias desarrolladas echan por tierra las explicaciones que brindó
sobre el origen de la suma encontrada en su poder el 5 de junio de 2007 y dan cuenta de que la procedencia
del dinero estuvo signada por una operación irregular e ilícita cuya existencia cuanto menos sospechó,
maniobra que conlleva necesariamente la alteración de constancias contables y de identificación de los
clientes, así como de los balances correspondientes -ver arts. 292, 300 y 301 del C.P.-, todo ello en franca
violación a normas de prevención del lavado de dinero -ver art. 21 de la ley 25.246- que la imputada, en virtud
de su cargo de Ministro de Economía de la Nación, mal pudo haber desconocido (art. 277 inciso 2, en función
del inciso 1º "c" del Código Penal). Por estas razones, corresponde confirmar su procesamiento de
conformidad con la calificación legal discernida, por cuanto, como mínimo, se ha comprobado la concurrencia
del aspecto subjetivo de la conducta exigido por el inciso 2º del artículo 277 -sospecha de la procedencia
ilícita del dinero-.-
Ello sin perjuicio de que, en función de las características del suceso, corresponda que la Sra. juez a quo
encamine el proceso a determinar si, dada la función pública que desplegaba Miceli al momento del hecho, la
situación patrimonial que implica la tenencia de su parte del dinero en cuestión, puede llegar a merecer un
encuadre típico distinto al escogido en el auto en crisis, debiendo transitarse los pasos legales estipulados por
la normativa de fondo y de forma a tales fines.-
IV- Sobre el desaparición del acta labrada por el personal de la División Investigaciones del Departamento
Brigada de Explosivos de la P.F.A.-
Según surge del documento labrado el 5 de junio de 2007 por el Oficial Palo y firmado por el Cabo Isaías,
Guchea y Lezcano, el acta obraba en original y duplicado (conf. fs. 24).-
Pues bien, el original fue llevado por el Subinspector Palo a la dependencia en que se desempeñaba, para su
incorporación al "Bibliorato de Actas de Inspección" de la guardia, donde se archivan los documentos relativos
a este tipo de procedimientos en forma cronológica (conf. declaraciones del nombrado -fs. 49/54-; del
Comisario Martínez -fs. 129/30-;; del Subcomisario Quinteros -fs. 242/5- y del Comisario Seara -fs. 361/3-).-
Por otro lado, si bien existieron versiones encontradas en torno a si la copia que refiere el instrumento fue
impresa inicialmente por el Subinspector Palo o extraída por la secretaria Guchea mediante una fotocopiadora
(ver fs. 20/3 y 49/54 en un sentido y fs. 134/6 en otro), una circunstancia se encuentra fuera de discusión:
tanto el dinero como esa copia quedaron en poder de otra secretaria privada de Miceli, María T. Barco, quien
presenció la entrega de los valores, contó la cantidad hallada y corroboró la veracidad de lo consignado en el
acta. Y a su vez, también se ha probado que Barco dio la bolsa conteniendo la suma y el duplicado que
conservó a Felisa Miceli pasadas las diez de la mañana, horario en que la última arribó a su despacho (sobre
todo esto, ver declaración testimonial obrante a fs. 134/6, así como la de los restantes testigos presenciales
-ya citadas- y declaración indagatoria de fs. 1656/1668).-
El testimonio de Barco indica que, cerca del mediodía, Felisa Miceli la convocó nuevamente y le indicó que
consiguiera el acta labrada.-
Sobre esto, la encartada declaró que habiendo analizado la constancia en su poder, advirtió que no se trataba
ni del original o el duplicado referidos, por lo que entendió que le correspondía acceder a cualquiera de ellos.
Sin embargo, según la versión de su secretaria, los términos de la orden fueron sustancialmente distintos, ya
que le expresó concretamente que "procure conseguir el documento original" porque "simplemente quería
verlo".-
Barco trasladó el requerimiento a las autoridades de la División Seguridad y Custodia del Ministerio, Comisario
Faris y Subcomisario Hanna, quienes a su vez efectuaron la solicitud a la Brigada de Explosivos de la Policía
Federal Argentina. Varios de los protagonistas de esta secuencia, coincidieron en resaltar que se pidió
expresamente que el caso se mantuviera en absoluta reserva (ver declaraciones de fs. 129/30, 134/6, 234/6,
242/5 y 361/3. En similar sentido, ver nota dirigida por Miguél A. Romero a Gabriel Novello obrante a fs. 121).-
En la citada Brigada se decidió dar cumplimiento a tal directiva, previo extraer una fotocopia certificada para
agregar al archivo de la dependencia -que luego sería incorporada a esta pesquisa a petición de la Fiscalía
Nacional de Investigaciones Administrativas (fs. 24 y 25)-, por lo que el Subcomisario Carlos E. Quinteros
procedió a remitir el acta original en un sobre cerrado, encontrándose probado que llegó en esas condiciones
a manos de Felisa Miceli.-
A la fecha, el documento aún no ha sido habido y la encausada sostuvo al respecto que le perdió el rastro casi
un mes después cuando el hallazgo tomó estado público, no pudiendo precisar a quién se lo entregó.-
Pues bien, en atención a las evidencias invocadas, queda claro que la imputada ordenó extraer el instrumento
original de su ámbito natural de custodia dentro de la Policía Federal Argentina, desconociéndose cuál fue el
destino final que le otorgó. Frente a esta conclusión, las explicaciones que ha brindado para justificar su
accionar han quedado desvirtuadas.-
En principio, resulta sumamente dudoso que haya podido creer que lo que tuvo en su poder no se trataba de
la copia consignada en el documento, o que la información allí contenida presentara alguna falsedad. Ello,
toda vez que el duplicado fue realizado -ya sea del modo relatado por el Subinspector Palo y el mayordomo
Lezcano, o bien aquel que refirió la empleada Guchea- frente a sus asistentes personales y demás testigos,
quedando bajo la custodia de la secretaria María T. Barco, quien luego se lo entregó a Miceli.-
A estas circunstancias deben aunarse los términos en que luego requirió la remisión del instrumento a Barco,
transmitiendo la necesidad de que el asunto quede en absoluta reserva, extremo que revela que era
consciente de que tenía en sus manos la aludida copia del acta y aún así pretendió dar con su original. En
función del particular contenido que exhibía el documento, surge lógico concluir que la motivación real que
guió la conducta de Miceli fue la de eliminar una constancia que -como finalmente ocurrió con su fotocopia
certificada- habría de servir de prueba del hallazgo y de la tenencia ilícita de dinero que se le ha reprochado.-
Así las cosas, el procesamiento decretado en orden al delito previsto en el artículo 255 del Código Penal debe
ser homologado.-
V- Por último, en vista de la naturaleza de los hechos investigados, la suma de dinero involucrada y la
circunstancia de que la imputada es asistida por un defensor particular, el monto del embargo trabado
aparece ajustado a las pautas del artículo 518 del Código Procesal Penal de la Nación.-
En virtud de todo lo expuesto, SE RESUELVE:
CONFIRMAR el decisorio recurrido en todo cuanto resuelve y fuera materia de apelación, debiendo la
instructora proceder con arreglo a lo señalado en el Considerando III.-
Regístrese, hágase saber al Sr. Fiscal General y devuélvase a la anterior instancia, donde deberán efectuarse
las restantes notificaciones que correspondan.//-
Fdo: Dr. Horacio R. Cattani - Dr. Martín Irurzun
Ante mi: Pablo J. Herbón

Citar: elDial.com - AA47D4

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