Está en la página 1de 2

Un incendio sigue calcinando parte de Catalunya a la hora en que se escriben estas líneas.

Unas miles de hectáreas más, 6.500 según el último recuento oficial, que tardarán unas
décadas en volver a parecerse a lo que eran. Es el mismo tiempo que pueden tardar en
recuperar sus vidas normales quienes se hayan visto afectados directamente por las llamas y lo
hayan perdido todo. Bajo ese prisma, se entiende que todo lo demás sea ahora mismo de una
importancia relativa. Sobre todo las dinámicas de la política y la propaganda, venga de donde
venga. Con tu granja, tu casa y tu ganado todavía humeantes, lo que diga un político puede
tener la misma importancia en tus prioridades en ese momento que la mierda de gallina, cuya
acumulación en una granja de pollos y posterior autocombustión por el calor los Agentes
Rurales vinculan con el origen del incendio.

Esa material se conoce técnicamente como gallinaza  y su efecto como abono natural supera
en varias veces, hasta cuatro según wikipedia, el de los excrementos del ganado de cuadra. Un
cálculo similar debió cundir entre las mentes de la clase política y mediática -la prensa
participa de todo, no vamos a exculparnos a estas alturas- cuando, apenas 20 horas después
de que el fuego se llevara por delante las primeras 5.000 hectáreas, alguien recurrió
a gallinaza  política e intentó sacar réditos políticos de una tragedia forestal. Seguramente al
creer que, como la mierda de ave de corral, tiene mayor poder de atracción para electores y
militantes hacer proselitismo político en ese momento y no en unas circunstancias, digamos,
normales.

La presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en las tareas de extinción en Ribera


d'Ebre fue suficiente para evidenciar que no hay mal momento para las causas propias. El
conseller d'Interior, Miquel Buch, aprovechó la ocasión para recordar que, en su libre
interpretación de la realidad, la ayuda de las Fuerzas Armadas en un incendio forestal -«uno de
los peores en los últimos 20 años», según sus palabras- eran la ayuda de un «país vecino» y
que la Generalitat haría lo propio si sucediera lo mismo al otro lado de la frontera, por
ejemplo, en Aragón. Tan fuera de lugar debieron parecerle al propioGovern las palabras de
Buch en ese momento que el president, Quim Torra, con pocos antecedentes como defensor
de la concordia con el Estado, salió a las pocas horas a dar las gracias por la ayuda,
«especialmente» a la UME. Buch también hizo propósito de enmienda, 24 horas después, y
elogió al Ejército, al Gobierno y a todas las comunidades autónomas que se habían ofrecido a
colaborar. Si hubiera sido necesario, para hacerse perdonar habría besado y pagado una copa
al primero con pinta de español que pasara por ahí. Llegó tarde, a juzgar por el resultado. La
polémica en la prensa -ya he advertido de que participamos de todo- todavía dura.

Como en esta guerrita el independentismo no está solo, desde el otro bando hubo quien
aprovechó para reprocharnos a los catalanes, en general, que «vaya, que ahora sí, que ahora el
ejército sí es necesario ¿no?». Bastaba con leer los comentarios que lectores de las ediciones
digitales de los diarios dejaron para el recuerdo para darse cuenta de que la mezquindad
avanza triunfante por todas partes.

No es la primera vez que vemos gallinaza en política.Se ha hecho históricamente con ETA y se
hizo con el 11-M. Se repitió durante el homenaje a las víctimas del atentado de la Rambla, en
el que el boicot al Rey hizo olvidar a los muertos. Ahora con un incendio. Nunca hay que
descartar que alguien vuelva a recurrir a la mierda de gallina para ganar votos. Sólo hay que
esperar a la próxima tragedia.
Del excremento de gallina obtienen compuesto para la industria cosmética y agropecuaria

En el sector farmacéutico participa en la creación de sustancias para diálisis, y en la fabricación


de prótesis. En el agropecuario ayuda en la regulación del pH -o nivel de acidez de los suelos-.

Bogotá, Colombia – UN* – TodoElCampo – El abono procesado biológicamente a partir de los


excrementos de las gallinas ponedoras, o gallinaza compostada, mejora en un 90 % la
producción de ácido láctico en comparación con el extracto de levadura, que normalmente se
usa en dicho proceso, explica Jhon Jairo Aragón Arias, magíster en Ingeniería Química de la
Universidad Nacional de Colombia (UN).

Así mismo, el investigador advierte que la gallinaza compostada es un producto más


económico, pues disminuye en un 92 % los costos operacionales, mientras que el extracto de
levadura representa un 60 % del valor de fabricación.

La gallinaza compostada aporta el nitrógeno y los compuestos requeridos para el crecimiento


de los microorganismos que participan en la fermentación que genera el ácido láctico; en este
proceso también participan fuentes de carbono como los azúcares y las fuentes minerales.

Durante un proceso de investigación que duró dos años, el magíster Aragón también probó
con otras fuentes alternativas al extracto de levadura: harina de soja, humus de lombriz y
semillas de guayaba.

Sin embargo, la harina de soja aporta proteínas demasiado grandes para los microorganismos;
el humus o excremento de lombriz no logra que estos crezcan; y las semillas de guayaba
consiguen que estos se desarrollen pero no lo suficiente para crear el ácido láctico.

Cabe señalar que el ácido láctico participa en varios sectores industriales. En el alimenticio, por
ejemplo, es clave para la creación de acidulantes –sustancias que regulan la acidez de los
alimentos– y conservantes.

En la industria cosmética tiene diferentes usos como la regulación de la acidez de los jabones,
con el fin de proteger las zonas sensibles del cuerpo y evitar infecciones.

De igual manera, en el sector farmacéutico participa en la creación de sustancias para diálisis, y


en la fabricación de prótesis. En el agropecuario ayuda en la regulación del pH –o nivel de
acidez de los suelos–, y en la producción de bioplásticos y plásticos biodegradables; y en la
industria química ayuda, por ejemplo, en la fabricación de disolventes.

Para llegar a estos resultados los investigadores escogieron la fermentación de ácido láctico
como modelo de producción a estudiar, y después caracterizaron las bacterias y los
microorganismos que participan en dicho proceso.

Una vez culminado este análisis se establecieron las fuentes alternativas a evaluar
considerando si se producían en el país, cuál era el costo y el contenido de nitrógeno;
posteriormente, durante un año, se llevaron a cabo las pruebas finales en el Laboratorio de
Biotecnología y en el de Farmacia de la UN Sede Bogotá.

“Las pruebas que se realizaron fueron a nivel de laboratorio. Sería interesante si se escalan a
pruebas piloto en el sector industrial con el fin de explorar nuevas alternativas de producción”,
concluye el investigador Aragón.

(*) UN: Universidad Nacional de Colombia

También podría gustarte