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Paracelso PDF
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Reflexiones de Paracelso
Seleccionadas por Enrique Eskenazi
Sobre su personalidad
Nada está en mí, sino en lo mejor de lo que es capaz la
medicina, en lo mejor que hay en la Naturaleza, en lo
mejor que la naturaleza de la tierra sabe dar fielmente a los
enfermos. Por eso no parto de mí, sino de la Naturaleza, de
lo que también yo he salido (Escritos de Nuremberg 1527)
Sobre la medicina
Pero como en la Medicina se ha mezclado tan inútil
población, que no contempla ni busca más que su propio
beneficio, ¿cómo puede ocurrir o seguirse que yo los invite
al amor? Por mi parte me avergüenzo de la medicina
prestigiosa, que ha caído en tal estafa (Escritos 1537/41)
Sabed que hay dos filósofos, los filósofos del cielo y los de
la tierra. Y del mismo modo cada esfera es sólo una cara
del médico, y cada uno por sí no es aún un médico
completo. El que tiene el conocimiento de las esferas
inferiores es un filósofo, el que lo tiene de las superiores un
astrónomo. Pero ambos tienen un solo entendimiento y un
solo arte, y ambos participan del secreto de los cuatro
elementos... Igual que en el cielo hay un Saturno de
naturaleza ígnea, hay uno en la Tierra de naturaleza
terrenal; e igual que hay un Sol en el agua, hay uno en el
cielo. Y cada uno está por cuadruplicado en el hombre.
Incluso lo que está en el más apartado rincón de la tierra
arroja su sombra sobre el hombre, que también está
impregnado de lo que yace en las profundidades del mar...
¿Cuál es la diferencia entre Sol, Luna, Mercurio, Saturno y
Júpiter en el cielo y en el hombre? Sólo en la figura se
fundamenta. Por eso no hay cuatro Arcana, sino sólo uno,
pero en cuádruple orientación, igual que una torre está
orientada a los cuatro vientos. Y del mismo modo que a la
torre no le puede faltar una esquina, tampoco puede un
médico prescindir de una de esas partes. Porque una parte
no hace un médico entero, ni dos partes ni tres, sino las
cuatro partes. Como los Arcana constan de cuatro partes,
su integridad precisa también de los cuatro. (Liber
Paragranum)
Los sentidos no son corpóreos sino que son del espíritu así
como las estrellas son del espíritu. El hombre entonces
atrae por el espíritu de su astro, en quien ese espíritu es
concebido y nace. Pues el espíritu del hombre se nutre
tanto como el cuerpo... El hombre está dividido en dos
partes; un cuerpo elemental, es decir, carne y sangre, por
lo que ese cuerpo debe nutrirse; y en espíritu, de donde
está obligado a mantener su espíritu del espíritu del astro.
El hombre mismo es polvo y cenizas de la tierra. Tal,
entonces, es la condición del hombre, viendo que él mismo
está formado de ese modo (Astrología Magna)
Los ojos no deben sólo ver, sino también sentir y las cosas
deben instituirse según la naturaleza de la anatomía, es
decir, deducidas del fundamento verdadero y natural,
resueltas (consequi) las unas de las otras según sus propias
bases, y no guiadas solamente por nuestra opinión o juicio.
De este modo alcanzaremos a ver y percibir lo invisible
como lo visible (Opus Paramirum, Libro IV)
Así pues es preciso que abramos bien los ojos en este arte
a fin de que distingamos las cosas no sólo médicamente
sino con la verdadera mirada del fuego y no con la sencilla
contemplación de los rústicos y los profanos. Este ha de ser
el fundamento desde el que acometeremos el estudio del
tratamiento médico, a la vez que el motivo que nos haga
separarnos definitivamente de las complexiones y de los
cuatro humores... La verdad es que toda enfermedad tiene
que ser caliente o fría. ¿Cuál podría carecer de estos
"colores"? Diremos que ninguna; y sin embargo ésos no
son más que signos y no enfermedades propiamente
dichas. De modo que aquel que tome los signos por la
materia se engañará fatalmente (Opus Paramirum, Libro I,
cap. IV)
Nota
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