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Arqueologia de La Sierra de Ancash Propu PDF
Arqueologia de La Sierra de Ancash Propu PDF
ARQUEOLOGIA DE
LA SIERRA DE
ANCASH
PROPUESTAS Y PERSPECTIVAS
AUMENTADA Y CORREGIDA
SEGUNDA EDICION
Editor
Bebel Ibarra Asencios
Correciones
Virginia Benavides Avendaño
Diseño de Portada
Bebel Ibarra Asencios
Copyright © 2004 Instituto Cultural Rvna. Los Ruiseñores 1007. Lima 36. Perú.
Telf: 3760702; Correo Electronico: centroruna@gmx.net
Impreso en el Perú
Primera Edición 2003
Segunda Edición 2004
AGRADECIMIENTOS
CONTENIDO
PROLOGO
INTRODUCCIÓN
PROLOGO
El patrimonio Cultural del Perú es igualado solo por pocos países y los
antiguos restos de la sierra de Ancash están entre los más impresionantes.
Esto fue notado ya en el siglo XIX cuando viajeros como Antonio
Raimondi, Charles Wiener y Ernest Middendorf cruzaron valles y
montañas visitando Chavín de Huántar y otros importantes sitios. La
importancia de la prehistoria de Ancash fue confirmada por los
resultados de las exploraciones y excavaciones de Tello en 1919, y luego
desarrollada por él a lo largo de las tres décadas siguientes, en proyectos
tales como Exploraciones en la cuenca del río Puchka en el Alto Marañón
en 1934, Exploraciones y excavaciones en el Callejón de Huaylas en 1939.
Es asombroso que después de casi un siglo, la arqueología de la sierra de
Ancash permanece en un estado relativamente poco desarrollado.
Richard L. Burger
Yale University
11
INTRODUCCION
RICHARD L. BURGER
Universidad de Yale
richard.burger@yale.edu
INTRODUCCIÓN
Lima
Cuzco
ESTILO TORIL
La cerámica del estilo Toril estaba aislada a sólo unos cuantos metros de donde
Vescelius y Amat habían recuperado materiales similares. (H. Amat comunicación
personal). Esta es una de las partes más profundas del lugar y los materiales
culturales en esta fosa o trinchera alcanzaron una profundidad de 6 m. La cerámica
de estilo Toril estaba absolutamente ausente en la superficie y otras excavaciones.
Los materiales de la fase Toril estaban sobrepuestos a una plataforma Pre-Cerámica
Tardía y a artefactos de la fase Chaukayán. Las capas de roca conteniendo las
cerámicas distintivas del estilo Huaricoto estaban tendidas sobre los materiales
estilo Toril. Los materiales orgánicos no carbonizados estaban asociados con la
Urabarriu
P eríodo K otos h
Chauc ay án
P rec erám ic o M ito
Tardío 2200 a.C.
Fig. 2 Cronología de las ocupaciones y estilos cerámicos tempranos en Huaricoto y otros sitios
de los andes peruanos
20 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
cerámica Toril y no con los fechados radiocarbónicos para hacer esto más útil.
Sobre la base de su posición estratigráfica y las comparaciones con otras secuencias
conocidas, la fase Toril puede ser tentativamente asignada al Período Inicial
Temprano (1800 a 1400 a.C.) La siguiente descripción está basada en una muestra
de 1133 fragmentos de los cuales sólo 60 son bordes. La cerámica Toril fue hecha
pobremente, rara vez decorada y en pocas formas.
Formas
Los fragmentos de los bordes recuperados son específicamente de ollas sin cuello
(i.e. vasijas globulares con lados convexos y un borde recto) que probablemente
sirvieron para cocinar y como tazones de poca profundidad. No hay evidencia de
jarras, botellas o platos planos. El 82% de los bordes pertenecen a ollas sin cuello,
probablemente fue la forma dominante usada en el lugar. Ollas sin cuello fueron
producidas: una pequeña con una entrada cuyo diámetro era de 11 a 15 cm. y otra
mediana con un entrada cuyo diámetro era de 18 a 23 cm. Cuatro ejemplares de
ollas sin cuello aparecen en la colección del estilo Toril.
Olla sin Cuello 2 (Fig. 4).- Tiene hombros altos y el borde siempre delgado. El
exterior de estas vasijas es generalmente de un color gris muy oscuro por la
reducción y tiznado. La superficie externa usualmente era pulida terminando en
mate compacto y las marcas estaban en el lado izquierdo de la superficie desigual.
El interior por ser la mayor parte era limpiado para crear una superficie lisa, aunque
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La Olla sin Cuello 3 (Fig. 5).- Tiene hombros medianos, sin inflexión debajo del
borde. El acabado de estas vasijas varía de las dos formas arriba descritas. El
exterior era rojo y oxidado a pesar de tener nubes de fuego y tiznado, la coloración
roja usualmente es visible. La superficie es pulida a un mate final y no termina en
marcas de despliegues o grietas en forma de estrellas. El interior que corresponde
al 42% de la muestra, es raspado y áspero, mientras que el resto está
incompletamente pulido o ligeramente liso. Los dos tamaños de estas ollas varían
desde 12 a 15 cm. y de 18 a 22 cm. de diámetro. Los bordes promedian 5.4 mm. de
espesor, a menudo 1 mm. más que en el resto de las vasijas.
Olla sin Cuello 4 (Fig. 6).- Tiene hombros pequeños y un borde decorado. La
decoración es reconocida por la forma alta y, algunas veces por los cortes poco
profundos en el borde plano hechos cuando la vasija estaba en estado cuero. Un
borde áspero irregular fue hecho cuando la arcilla estaba casi seca. El tratamiento
de la superficie varía considerablemente. En los dos vasijas el borde era adornado
en un estado seco y el rasgado exterior era áspero, picado y ligeramente desigual.
Otras vasijas están desigualmente pulidas o de un liso limpio. Muchas muestran
huellas de franjas rojas, frecuentemente borradas por una reducción de un último
minuto, formas de nubes quemadas o tiznado. El interior de muchas de estas vasijas
es rasgada y áspera, ambas superficies, interior y exterior son mate. A pesar de la
pequeña muestra, hay evidencia de una pequeño vasija de 14 cm. y otra de un
tamaño más grande promediando de 19 a 21 cm. El grosor de los bordes mide 5.8
mm. La ausencia de grietas en forma de estrellas es probablemente debido al
moderado espesor de estas vasijas.
Tazones
Tazón 2 (Fig. 7).- Es un vasija poco profunda con paredes rectas convergiendo (o
dirigiéndose a un mismo punto) en un ángulo agudo (55 a 65º). El exterior es
pulido o liso con una superficie mate y el interior siempre era tratado con un
cuidado ligeramente menor que el exterior. Por ejemplo, el interior de las piezas
con exterior liso eran simplemente rasgadas y ligeramente ásperas. No es posible
distinguir si el tratamiento interior de los tazones estilo Toril y las ollas sin cuello
suponen diferentes funciones. Los fragmentos de los bordes del Tazón 2 y los
ángulos básicos son extremadamente raros. Un fragmento de borde indica un
diámetro de 15 cm. y un fragmento sugería la existencia de alguna pieza más
grande quizá de 22 cm. Estos tazones eran de 4.5 a 6 mm. de grosor, con un borde
promedio de 4.5 mm.
ESTILO TORIL
Fig. 3 Olla sin cuello 1; Fig. 4 Olla sin cuello 2; Fig. 5 Olla sin cuello 2; Fig. 6 Olla sin cuello
4; Fig. 7 Tazón 1; Fig. 8 Tazón 2; Fig. 9 Aplicaciones incisas.
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Decoración
ESTILO HUARICOTO
La cerámica de la fase Huaricoto fue hallada en varios lugares. Uno fue relativa-
mente importante porque define la cronología relativa a causa del enorme tamaño
de las muestras (2132 fragmentos) y su ambiguo contexto estratigráfico entre el
lecho más bajo, conteniendo fragmento Toril y los lechos superiores asociados con
el estilo Capilla Tardío.
La colección de cerámica del estilo Huaricoto se asemeja a la del estilo Toril,
en su ordenamiento, lo limitado de sus formas y la continuada predominancia de
ollas sin cuello y tazones con bordes simples. Por otro lado las técnicas decorativas
son más amplias, (1.1% en Huaricoto y sólo 0.3% en el estilo Toril). Las claras
dificultades técnicas de la producción de cerámica en la colección Toril aparente-
mente habían sido resueltas en la fase Huaricoto. La forma de nubes quemadas no
es frecuente y las rajaduras en forma de estrellas están totalmente ausentes. La
cerámica del estilo Huaricoto es más elaborada y comparable en calidad con otros
estilos alfareros del Período Inicial Tardío en los Andes Peruanos.
Las ollas sin cuello son la forma más popular en el estilo Huaricoto, incluyendo el
49% de una de las muestras. Las ollas sin cuello de la fase Huaricoto son general-
mente mejor acabadas y más frecuentes que el estilo Toril.
Olla sin Cuello 1.- Son sustancialmente menos populares en la fase Huaricoto y
éstos constituyen el 0.4% de los fragmentos de los bordes. Las descripciones de
muchas de estas piezas corresponden a la fase precedente, a excepción de un
fragmento que presenta un modo diferente de modificación del borde (Fig. 10). Esta
pieza única, tiene un labio grueso de 7mm. y el grosor del cuerpo de 5mm. dimensio-
nes significativamente más grandes que aquellos fragmentos de las Olla sin Cuello
1 de la fase Toril. Sin embargo, el diámetro de la entrada es de 14 cm. y el mate
quemado y nublado rojizo de la superficie de esta pieza no se diferencia de los
vasijas del estilo precedente.
24 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
La Olla sin Cuello 4 y 3.- Tienen lados bajos y relativamente verticales bien ordena-
das para la decoración. El ángulo de la pared se ubica de 45 a 70 º. Estas formas
difieren de su antecesora; Olla sin Cuello 3 es más grande, gruesa, mejor acabada,
frecuentemente adornada con gracia e incorporando nuevos maneras en la modifi-
cación de sus bordes. El diámetro de la boca de las Olla sin Cuello 4 promedia entre
20 a 30 cm. y el grosor de las paredes de 5 a 9 mm. El exterior de éstas generalmente
es pulido con una superficie lisa regular y un bajo lustre o mate final. Las líneas
horizontales pulidas usualmente son visibles y la cubierta a menudo es incomple-
ta. Las franjas rojas han sido aplicadas al exterior en un 88% de la muestra, pero
ocasionalmente estaban limitadas por una franja alrededor de la boca (Fig. 11a). El
interior de las vasijas no están cuidadosamente acabadas y tienen una superficie
irregular áspera con finas estrías o ranuras producto de un frotado final o raspadu-
ras.
Una pequeña proporción de las Ollas sin Cuello 4 están decoradas. El modo
más común de decoración es una banda sombreada debajo del borde y sobre el asa.
Esta banda generalmente está ubicada de 8 a 13 mm. debajo de la boca y formada
por dos incisiones paralelas construyendo un campo horizontal llenado con inci-
siones oblicuas paralelas (Fig. 11b). Las bandas no están estandarizadas en ancho
o composición. La orientación y espacio del sombreado varía. Las líneas sombreadas
pueden ir de izquierda a derecha o viceversa, y sus direcciones oblicuas se ubican
de 20 a 70º o de 110 a 160º. Las líneas anchas eran grabadas cuando la vasija estaba
en estado cuero. En algunas bandas, las secciones sombreadas y las sombras traza-
das se alternan. Algunos vasijas parecen haber sido decoradas con bandas exclusiva-
mente llenadas con sombras trazadas (Fig. 11c).
Frecuentemente, las incisiones sobre las ollas sin cuello oscuras estaban cu-
biertas por un pigmento rojo post-cocción (Fig. 11d). Alternativamente, los vasijas
eran rojas, luego que las bandas habían sido incisas, pero las áreas sombreadas
eran dejadas sin pintar, de modo que luego de la cocción, el tostado y el oxidado el
color natural de la banda contrastaba con la superficie roja sobre y bajo ésta (e.g. Fig.
11b). La banda decorada a menudo era dejada sin pulir, por medio de esto, creaban
un contraste de textura con las zonas cercanas. Una pieza de Olla sin Cuello 4
presentan una banda cubierta con pequeñas incisiones verticales en forma crecien-
te, probablemente hecha con la uña del dedo, antes de ser sombreada. En otra mues-
tra, las sombras que cruzan cubre el hombro superior y el lado del hombro decorado
(Fig. 11f).
La puntuación también decora el exterior de las Olla sin Cuello 4. En el
último de los casos, la superficie parece estar cubierta con pequeñas puntuaciones.
En otras muestras las puntuaciones están limitadas sin complicadas zonas corta-
das (Fig. 11d, 11g, 11h).
La Olla sin Cuello 5.- Es la forma más común de los vasijas en el estilo
Huaricoto, comparativamente no es refinada, sin decoración y con un borde grueso
(Fig. 12). Los de las paredes más altas forman un ángulo de 30 a 45º. El exterior de estas
vasijas es generalmente liso con un mate final y puede tener una cubierta roja. Las
vasijas son de color gris a marrón, que dependieron de las condiciones de cocción. El
interior es áspero y usualmente muestra evidencias de raspaduras o rasguños. El
Richard L. Burger 25
Tazones
Tazón 2 .- Son populares en el estilo Toril, pero raros en el estilo Huaricoto. Los
fragmentos recuperados se parecen a aquellos de la fase más temprana por su
tamaño (16, 20, 24 cm.); grosor (cuerpo, 4 a 6 mm. y borde de 5 a 6 mm.) y acabado;
una diferencia es el uso del rojo en una de las vasijas.
Tazón 3.- Tiene los lados claramente verticales, los ángulos de sus paredes son de
100 a 120º, la mayoría de ellas con un promedio de 100 a 110º. Las paredes son
rectas o claramente cóncavas, distinguiéndose de los fragmentos utilitarios el Ta-
zón 3 es más hondo que el Tazón 1 y 2. Dos ejemplares de esta forma, tienen una
porción de la base intacta y en ambos casos los puntos finales son distintos; en un
lado donde el fondo es reconstruible, éste es casi plano (Fig.13). El promedio de los
Tazones 3 fluctúa de 16 a 25 cm., con un medio de 22 cm. Tres fueron pulidos en el
exterior y se les dio un bajo lustre, pero restos de líneas pulidas permanecen como
finas estrías. El interior está también cuidadosamente acabado y usualmente tiene
una superficie lisa y bajo lustre comparable al exterior. Los vasijas eran tiznadas de
gris oscuro a negro o pintadas de rojo.
La superficie externa de estos tazones era un lado popular para la decoración
en el estilo Huaricoto. Un rasgo decorativo común es una sola línea grabada bajo el
borde; una incisión análoga frecuentemente rodea la base. En algunos casos, el rojo era
usado selectivamente para pintar zonas definidas por incisión (Fig. 13a), mientras que
en otros, pigmentos rojos post-cocción cubren las incisiones en los exteriores (Fig. 13b,
c). Las incisiones generalmente eran hechas en arcilla estado cuero, pero en algunos
casos, la arcilla era secada lo suficiente para ser desmenuzada a lo largo de todas las
líneas grabadas. Algunos Tazones 3 estaban divididos dentro de una serie paralelos
rectangulares llenados con líneas verticales paralelas muy espaciadas (Fig. 13b), o
líneas horizontales paralelas estrechamente espaciadas. Los paneles con diferentes
técnicas decorativas frecuentemente alternan. Otros están decorados con repetitivos
diseños geométricos, tales como modelos de escalones (Fig. 13a, c) Las puntuaciones,
ya sean solas o en combinación con elementos más lineales, fueron encontrados en
varios fragmentos de bordes y cuerpo (Fig. 13c).
ESTILO HUARICOTO
Fig. 10 Olla sin cuello 1, único fragmento; Fig. 11 a, b, c. Olla sin cuello 4
ESTILO HUARICOTO
Fig. 11d,e,f y g. Olla sin cuello 4; Fig. 11h Olla sin cuello 4;
Fig. 12 Olla sin cuello 5, sin decoración.
28 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Tazón 5.- Es poco profundo con lados convexos o encurvados. Éstos son versiones
más finas de las Ollas sin Cuello 4; pero son menos limitados y su interior está
cuidadosamente acabado, de una manera comparable a las otras formas de Tazón
del estilo Huaricoto. Su tamaño va de 11 a 22 cm. con una moda de 16 cm. el interior
y el exterior, son comúnmente pulidos a un bajo lustre con una superficie igual o
llana. Estos vasijas a menudo fueron decorados con bandas paralelas rodeando la
vasija (Fig. 15a, b). En otros casos, estos lados son adornados con triángulos pen-
dientes o hemisferios llenados con puntuaciones (Fig. 15c).
Tazón 6.- Es un raro tazón limitado con lados rectos o ligeramente convexos y un
ángulo de la pared de aproximadamente 130º. Dos fragmentos con diámetros
reconstruibles midieron 18 cm. y 23 cm., una pared de 4 a 6 mm. de grosor e
incrementándose de 8 a 9 mm. en el borde. Un fragmento es oscuro y tiznado, mien-
tras otros dos son rojos. Los tres fragmentos de nuestra muestra están pulidos a un bajo
lustre, y dos de ellos tienen decoraciones incisas en el exterior (Fig. 16).
Decoración
Aplicado
Un variado número de técnicas decorativas han sido aplicadas durante la fase
Huaricoto, la decoración dominante de la fase Toril, aparece sólo en dos fragmento, el
más pequeño tiene una aplicación de 11 mm. de espesor sobre el cuerpo de una olla sin
cuello. El adorno mide 19 mm. de diámetro y ha sido cortada en 4 pequeñas incisiones
paralelas en su lado más alto. El segundo ejemplo de aplicación grabada está agrega-
do a una vasija probablemente una olla, para formar algo así como una capa de protec-
ción extendiéndose a 17 mm. de la vasija ( Fig.17a). Esta proyección mide 8 cm. de
longitud y un promedio de casi 1 cm. de espesor. Ésta pudo haber servido como una
asa lateral. El lado más alto del aplicado fue cortado con siete líneas diagonales
paralelas, mientras la arcilla aún estaba húmeda. Las incisiones eran bordeadas por
pequeños montículos de arcilla y cubiertos con un pigmento blanco (post-cocción).
Pintado
El uso pintura post-cocción fue una introducción tecnológica significante en el
estilo Huaricoto. Un solo fragmento de Tazón 4 está decorado con líneas verticales
cubiertas con pintura post-cocción rojo, amarillo y blanco. Este uso de pigmentos
post-cocción contrasta excepcionalmente, comúnmente se uso un solo color, el
rojo, que era aplicado para incrementar la visibilidad de las incisiones. Los
pigmentos post-cocción solo eran encontrados sin incisiones y puntuaciones en
oscuro, aunque numerosas muestras de incisión y puntuación mostraban alguna
evidencia de pintura post-cocción.
La pintura permaneció limitada a los tonos rojos usados previamente en el
estilo Toril, pero el franjeado fue manipulado en un primer momento para servir
para decoraciones más complicadas, tales como algunas zonas selectivamente
coloreadas para el contraste. En un número de casos el pigmento rojo se esparce
dentro de la zona sin franjas, reflejando una falta de control o cuidado (Fig. 17b).
Richard L. Burger 29
ESTILO HUARICOTO
Fig. 13a y b Tazón 3 Fig. 13c Tazón 3; Fig. 14 Tazón 4; Fig. 15 a Tazón 5.
30 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Inciso
En el estilo Huaricoto, la decoración incisa es extensa y variada. Las incisiones son
usadas para formar simples diseños geométricos, para separar y delinear zonas
decorativas, para dar textura a las zonas, sombrear y representar motivos curvilíneos
complejos. Nuestro conocimiento del tema es particularmente pobre o escaso, debi-
do a las limitaciones de nuestra colección de fragmentos.
Puntuación o Punteado
La puntuación es uno de las nuevas maneras más significativas de decoración. Es
posible distinguir varios tipos de puntuación que caracterizan a la fase Huaricoto:
circular(17c), ovoide (Fig. 14b), irregular (13c), rasguños (17d), y en forma de gotas
o lágrimas (17e). Cada uno de éstas aparecen en variados tamaños y contextos. Lo
más distintivo son las irregulares puntuaciones que tiene desiguales picos o pun-
tas recortadas en los bordes, quizá como resultado del estado seco de la arcilla,
cuando éste era impreso, o la forma irregular de la herramienta empleada para
hacer las puntuaciones. La variedad en el tamaño y forma de las puntuaciones
tiene una analogía en la falta de estandarización de las otras técnicas decorativas,
como la incisión. Aunque muchas incisiones eran hechas en el estado cuero de la
arcilla, ejemplos de incisiones sobre arcilla húmeda y seca son numerosos, así como
una pieza con incisiones hechas post-cocción.
Variaciones
Tres técnicas decorativas aparecen sobre únicos fragmentos. Estas piezas pueden
haber sido importadas a Huaricoto desde las áreas con otras tradiciones tecnológi-
cas. Un pequeño fragmento de una vasija tiene bandas de grafito pintadas en fran-
jas rojas; la superficie de ésta es más llana que los otros fragmentos Huaricoto y su
interior es más áspero e irregular. Inusuales inclusiones toscas y blancas pueden
ser vistas en la pasta. Otro fragmento también de franjas rojas limitando la vasija,
tiene bordes dentados de un 1.5 mm. de espesor. Es más suave (2/3 sobre la escala
Moh) y completamente más oxidado que lo normal. Un inusual tercer fragmento
probablemente una botella tiene un motivo curvilíneos grabado tipo Chavín, llena-
do con pintura rojo post-cocción (Fig. 19). Es conocido como exótico reducido por el
fuego, la abundancia de finas inclusiones de mica y el muy regular pulido donde
las marcas han sido borradas.
Fig. 15b, c Tazón 5; Fig. 16 Tazón 6; Fig. 17 a- d Cuerpos decorados; Fig. 18 Exótico fragmento de color rojo con bandas de grafito; Fig. 19
Fragmento de botella con pintura roja post-cocción e incisiones.
31
32 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
y Capilla Tardía y tentativamente se les fecho a los inicios del Horizonte Temprano.
La siguiente descripción no intenta definir el estilo a causa de los problemas y el
pequeño tamaño de la muestra, pero se definen algunos de sus rasgos distintivos
del estilo.
Se asemejan a las del estilo Huaricoto, pero una distintiva modificación en el borde
de las Ollas sin Cuello 5 fue introducida, un rollo de arcilla fue agregado al interior
del borde engrosándolo y dejando el labio redondeado, el cual no cubría entera-
mente la unión del rollo con el cuerpo de la vasija (Fig. 20). Esta forma fue popular
en la fase Urabarriu de Chavín de Huántar (Burger, 1984: Fig. 64). Un pedazo de
arcilla del cuerpo de una de estas ollas exhibe impresiones puras en el interior, una
técnica que en Chavín de Huantar fue principalmente usada en la producción de las
ollas sin cuello durante el Período Inicial Tardío (Burger, 1984: 71-73)
Tazones
Los tazones con decoración exterior, son particularmente comunes en el estilo
Capilla Temprano. La forma más común es el Tazón 3, una vasija con orificio cerca
de las paredes verticales (Fig. 21a –d). El grado de profundidad es más marcada en
este estilo que en el estilo Huaricoto, con una aparente preferencia por los bordes
gruesos y labios planos. El cambio de decoración de estos tazones es más notable
que la modificación de sus formas. Primero la incisión horizontal bajo el borde es
omitido y la decoración se extiende y algunas veces aún cubre las zonas adyacentes
al borde (Fig. 21a, b). Segundo, motivos curvilíneos cortados o grabados aparecen
en los tazones que fueron hechos mientras la arcilla estaba en estado cuero. El
fondo algunas veces es texturado con estampado de rocas o puntuaciones. El color
de estos tazones es gris oscuro o rojo y la calidad del pulido es superior a la colec-
ción Huaricoto.
Jarras
Las jarra y botellas son dos nuevas clases de vasijas que aparecen en Huaricoto
durante la primera época del estilo Capilla Temprano. La Jarra 1 es la única forma
de jarra documentada para este estilo, tiene un cuello corto cóncavo y un borde con
un ángulo de 110 a 120º (Fig. 23a, b). El diámetro de la boca de estas vasijas promedia
de 5 a 8 cm. pero el cuello se estrecha a 4 cm. de diámetro cerca del cuerpo. El cuerpo
de estas jarras tienen 3 a 4 mm. de espesor y con un adicional de 2 a 3 mm. en el
borde. El tratamiento de la superficie está entre el fino tratamiento de los tazones y
botellas y el tratamiento menos cuidadoso de las ollas sin cuello. La superficie
usualmente era pulida a un bajo lustre o a un mate, con algunas huellas de marcas
pulidas. Un fragmento (Fig. 23a) tiene una línea cortada o incisa rodeando el lado
superior de la asa pero decoración adicional no es visible.
Botellas
Richard L. Burger 33
Fig. 20 Olla sin cuello 5; Fig. 21a - c Tazón 3; Fig. 22 Botella 1; Fig. 23a -b. Jarra 1.
34 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Ollas sin Cuello 3.- Fueron identificados seis fragmentos, cuatro pertenecen a pe-
queñas vasijas (10 a 13 cm.) y dos a vasijas grandes (diámetro de la entrada, 18 a 20
cm.). Cuatro de ellas han sido pulidas a un bajo lustre y uno de las vasijas más
grande fue decorada con un círculo grabado y puntos, probablemente una hilera de
Richard L. Burger 35
repetidos «círculos-puntos» alrededor del borde (Fig. 24). Sólo dos fragmentos del
cuerpo tienen similar estampado o elementos circulares incisos y estos pueden
venir de los cuerpos de las botellas; de modo que las Olla sin Cuello 3 parece ser
una excepción en la práctica de Capilla Tardío ya sea dejado el exterior sin decorar
o quizá decorándolo con patrones bruñidos.
Olla sin Cuello 6.- Es una forma aparentemente introducida durante los tiempos de
Capilla Tardío tiene una banda en relieve y labios redondeados(Fig. 26). Los cinco
bordes recuperados parecen haber sido de vasijas grandes. Dos fragmentos de
bordes indican que la vasija tuvo entre 20 y 21 cm. de diámetro, dos de los fragmen-
tos parecen provenir de vasijas significativamente más grandes. El grosor del borde
con la banda, promedia de 11 a 18 mm. (moda 14.6 mm.) y es 5 mm. más grueso que
el cuerpo. El exterior de estas vasijas es similar a muchos de las Olla sin Cuello 5
(lisa, pulida y mate).
Fig. 24 Olla sin cuello 5; Fig. 25 Olla sin cuello 5 con patrones bruñidos; Fig. 26 Olla sin
cuello 6; Fig. 27 Olla sin cuello 7; Fig.2 8 Olla sin cuello 8.
36 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Olla sin Cuello 7.- Es otra introducción en el estilo Capilla Tardío, es grueso en el
interior y achaflanado para formar una zona plana bajo la entrada o boca (Fig. 27).
El borde es engrosado y el labio redondeado. El diámetro promedia de 10 a 14 cm.
y el borde tiene un promedio de 8 mm. de grosor. Tres de los cinco fragmentos son
rojos, una proporción un poco más alta que las Olla sin Cuello 5 y 6, la superficie
es tratada del mismo modo que las otras ollas sin cuello.
Ollas sin Cuello 8.- Es la tercera forma innovada en el estilo Capilla Tardío, tiene
un borde ligeramente engrosado y redondeado al exterior y un labio fuertemente
doblado (Fig. 28). Cuatro fragmentos fueron identificados pero sólo el diámetro de
uno de ellos pudo ser reconstruido (11 cm.). El cuerpo tiene 6 mm. de grosor,
incrementándose de 8 a 10 mm. en el borde. El exterior de estos fragmentos es
pulido a mate o con un bajo lustre, pero ninguno es decorado de alguna forma.
Jarras
Son más populares en el estilo Capilla Tardío que en otros estilos más tempranos,
constituyendo el 10.2% de la muestra. Todas, a excepción de un borde, tienen un
diámetro de entrada de entre 8 y 16 cm. (moda 14 cm.). La mayoría de los vasijas no
presentan franjas, aunque no es rara una débil franja roja en el exterior (26.1%). El
exterior es pulido con una superficie lisa, sólo el 34.8% tienen un bajo lustre. El
interior de los cuellos de las jarras usualmente eran tratados del mismo modo que el
exterior, pero el interior de los cuerpos eran restregados. Desgraciadamente, frag-
mentos de bordes de jarras no incluyen más que una pequeña porción del cuerpo,
y consecuentemente, la posibilidad de que éste fuera decorado no puede ser esta-
blecido. La decoración del cuello de las jarras o la parte superior del cuerpo no es
evidente.
Jarra 2.- Tiene un cuello corto con lados fuertemente cóncavos y una boca ancha
(Fig. 29). De las formas diagnosticas de este estilo, ésta guarda un parecido a la
forma de la jarra de la fase precedente. El borde es engrosado de 5 a 7 mm. mientras
el cuerpo de las jarras se ubica de 3 a 5 mm. Los labios están redondeados y el
cuello varía de 13 a 19 cm. de alto.
Jarra 3.- Tiene un cuello de altura media, recto o cóncavo, lados convergentes y una
entrada ancha (Fig. 30). Un punto claro está en la unión del cuello con el cuerpo, el
cuello más corto tiene 33 cm. y el más alto está sobre los 42 cm.
Jarra 4.- Tiene un cuello con lados cóncavos y bordes no marcados (Fig. 31). El
único cuello completo reconstruible de los fragmentos es de 41 cm. de alto, pero
otros tres bordes sugieren alturas sobre los 30 cm. El cuello de la Jarra 4 es conocido
por ser similar en tamaño al cuello de la Jarra 3, la ausencia de bordes que inclu-
yan la parte superior del cuerpo, es señal de fragilidad en la unión con éste.
Jarra 5.- Tiene un cuello alto con lados verticales rectos (Fig. 32). En tres ejemplares
los bordes son rectos y los labios redondeados. Dos cuellos reconstruibles tienen
51 mm. de altura.
ESTILO CAPILLA TARDÍO
Richard L. Burger
Fig. 29 Jarra 2; Fig. 30 Jarra 3; Fig. 31 Jarra 4; Fig. 32 Jarra 5; Fig. 33 Strap Handle 1; Fig. 34 Strap Handle 2;
Fig. 35 Strap Handle 3; Fig. 36 Botella 2; Fig. 37 Botella 3; Fig. 38 Botella 4; Fig. 39 Botella 5.
37
38 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Asas o Mangos
Cuatro asas fueron recuperadas de los niveles de Capilla Tardío, ellas aparente-
mente estaban ausentes en los estilos más tempranos. Evidentemente las asas esta-
ban unidas a los lados de las ollas o jarras. El exterior está pulido a un mate final,
con remiendos ocasionales de bajo lustre, el lado inferior de las asas son ásperas y
desiguales. Las asas promedian de 27 a 36 mm. de ancho; El grosor varía de 7 a 14
mm. Tres tipos de asas fueron identificados: Asa Strap 1, lenticular en sección cru-
zada (Fig. 33); Asa Strap 2, irregular en sección cruzada, con un exterior llano a poca
distancia y un lado bajo desigualmente curveado (Fig. 34) y Asa Strap 3, en forma de
oblea en sección cruzada y un exterior ligeramente cóncavo (Fig. 35).
Botellas
Las botellas fueron un importante componente de la colección Capilla Tardía, aún
cuando sólo el 3.1% (siete) de los bordes pertenezcan a picos de botellas, éstas
piezas fueron cuidadosamente pulidas o en algunos casos, tenían alto lustre.
También fueron recuperados 21 fragmentos de estribos: muchos de los picos de
Capilla Tardío parecen proceder de botellas de asa estribo. El número de fragmentos
de cuerpo decorados, con un buen pulido y cuidadosamente acabado en el exterior
implica que el cuerpo de las botellas fue decorado densamente, usando una gran
variedad de técnicas.
Botella 2.- Tiene un pico con lados rectos verticales y un pequeño borde engrosado
con los labios planos (Fig. 36). El diámetro de la boca de un ejemplar es de 3.5 cm.
Las paredes tienen un grosor de 4 mm. incrementándose en 3 mm. en la entrada. La
superficie ha sido pulida a un mediano lustre y la calidad del acabado implica la
aplicación de una franja sin pigmento anterior al lustre o bruñido. El oscuro color
gris-marrón puede ser el resultado del tiznado o reducción de la superficie.
Botella 3.- Tiene un pico a manera de barril con una pared convexa con un pico
ancho levantado y labios planos (Fig. 37). El ancho medio de los bordes es de 12.5
mm., muchas veces tan largo como los otros picos levantados. El espesor de la
pared del pico mide de 5 a 6 mm. El color de los restos de la botella es marrón muy
oscuro. Ninguno de los restos parece haber sido cocido en una atmósfera oxidante
y también pudieron haber sido tiznados o reducidos superficialmente al final de la
cocción. El diámetro de la boca de estas botellas mide 3.5 cm.
Botella 4.- Tiene un pico con paredes verticales rectas y un borde pequeño redon-
deado y con labios biselados (Fig. 38) El único ejemplar tiene un diámetro de 3.5 cm.
y el grosor de la pared es de 3 a 4 mm. En muchos fragmentos de la botella, la
superficie es muy regular y era pulida a un mediano lustre. Su color marrón rojizo
resultó de la oxidación durante la cocción.
Botella 5.- Tiene paredes rectas visibles divergentes terminado en un borde con
curva chaflanado con labios biselados (Fig. 39). Dos fragmentos de esta forma tie-
nen una boca cuyo diámetro es de sólo 2.5 cm. y las paredes de 3 a 3.5 mm. de grosor
Richard L. Burger 39
Tazones
Los tazones constituyen el 32% de los bordes y junto con las botellas, fueron las
vasijas más frecuentemente decoradas. Se distingue en los bordes que al menos un
14% de los tazones tienen decoración exterior. Los análisis de los tazones de Capi-
lla Tardío están incompletos y lo que sigue son observaciones. Los tazones fueron
finamente acabados, siendo usualmente pulidos a un mediano o bajo lustre; tam-
bién fueron recuperados tazones ocasionalmente con alto lustre o mate final. Las
huellas de pulido raramente son visibles en estas piezas. El rojo y sin pigmento,
fueron algunas veces usados para crear una superficie plana. Tazón 3 es popular
en el estilo Capilla Tardío, como había sido en los dos estilos previos y, muchas
nuevas variantes de bordes fueron introducidos (Fig. 41a, b). Una variante ocurrió
con tazones de franjas rojas y en los dos casos bandas blancas fueron pintadas en
el exterior (Fig. 41b). Esta es la primera evidencia de pintado con franjas blancas en
Huaricoto y un posible antecedente a los tazones más tardíos del estilo Huarás.
Tazón 4.- También permanece popular, pero es decorado con nuevas formas, tales
como círculos estampados (Fig. 41c).
Tazón 6.- Son relativamente comunes, poco profundos y grandes, cuyo diámetro de
entrada promedia de 18 a 30 cm. (Fig. 42). Como en los estilos precedentes, esta
forma de vasijas frecuentemente presenta franjas rojas.
Tazón 7.- Es al parecer una nueva forma de tazón que habría sido introducida en
el estilo Capilla Tardío: tazón con paredes rectas convergentes (Fig. 43).
Cerámica Miscelánea
Varias clases de artefactos cerámicos, además de vasijas aparecen en la colección
del estilo Capilla Tardío. Pedestales para sostener platos aparecen en las primeras
épocas, dos fragmentos de la unión de la base del pedestal con el plato son la
evidencia para la utilización de esta forma (Fig. 44). En ambos casos, parecen
haber tenido de 9 a 10 cm. de diámetro. La pared del plato es delgada (4 a 5.5 mm.)
y convexa, pero ni su forma ni su tamaño pueden ser determinados. La superficie
superior del plato y el exterior del pedestal son lisas y pulidas a un mate final,
40 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Fig. 40 Fragmento decorado de una botella; Fig. 41a y b Tazón 3; Fig. 41c Tazón 4
mientras que el lado inferior e interior del pedestal son irregulares y ásperos,
terminados con raspaduras y frotaciones ligeras.
Soportes sólidos también fueron recuperados en los contextos de Capilla
Tardío (Fig. 45 a – c). La altura promedio de los soportes es de 20 a 30 mm. y son
ásperamente circulares en sección cruzada (Fig. 45b). La pieza más ancha está
pegada o unida a la vasija con arcilla; las que usualmente estaban rotas en este
punto (Fig. 45c). El ancho de los soportes en esta unión varía de 12 a 17 mm. Los
extremos están gastados por el uso. La superficie de estas piezas usualmente está
Richard L. Burger 41
sin pulir y es mate. Las superficies del cuerpo atada a un soporte son irregulares y
ásperas (Fig. 45a), lo cual es sorprendente desde que en las colecciones más antiguas
de Perú, los soportes sólidos están asociados con tazones trípodes (e.g. Isbell, 1977:
Fig. 31).
Asas tubulares han sido identificadas en la colección del estilo Capilla Tardío,
pero su empleo original es desconocido (Fig. 46). Éstas se asemejan a los tubos
cerámicos (Fig. 47) en producción y acabado, pero están fuertemente curveados
antes que rectos. En sección cruzada, los dos ejemplares son ligeramente ovoides,
uno de 7x12 mm. y el otro, 15x17 mm.
Los tubos cerámicos están entre los más comunes (11 en esta muestra) de los
artículos cerámicos enigmáticos (Fig. 47). Los tubos son cilíndricos con paredes
rectas cuyo espesor promedia entre 2 a 3.5 mm. El diámetro es constante en cada
tubo y varía entre 7 y 14 mm. Los tubos fueron formados por el enrollamiento de
una piedra alisada o losa alrededor de un objeto cilíndrico, uniendo la losa a la
grieta y, removiendo el material desde el interior. Este proceso deja un interior con
estrías verticales. Una pieza inusual está pulida con un bajo lustre. Los tubos no
están enfranjados y su color es marrón rojizo o gris oscuro, dependiendo de las
condiciones de la cocción. Desde que los tubos fueron recuperados, su longitud
original no puede ser determinada. El fragmento más largo mide 2.6 cm., pero
ambos extremos están rotos.
Otros dos artefactos cilíndricos cerámicos huecos se asemejan a pequeños
tubos (Fig. 48). Ambos tubos están pulidos con un bajo lustre y sus paredes miden
de 4 a 5 mm. de espesor. El diámetro de uno de ellos es de 2.5 cm. y del otro 2.7 cm.
el fragmento más largo – roto en ambos lados – tiene 7.3 cm. de longitud. Estas
piezas son más largas y finas en el acabado de la superficie, y su función podría no
haber estado relacionada a los tubos pequeños. Una posible función es que fueran
porciones de cerámica modelada en forma de trompeta, similar a aquellos usados
en sitios tempranos de la sierra sur (Kidder, 1943: Plato 5). Instrumentos de viento,
incluyendo trompetas de cerámica o trompetas hechas de madera son descritas o
representadas en esculturas de piedra de el Horizonte Temprano en el área de
Chavín de Huantar (Burger, 1983: Fig. 19a, Lumbreras, 1977: Fig. 22-24), aunque
muestras de estos instrumentos no han sido reportados en este sitio.
Antaras o silbatos también fueron recuperados (Fig. 49). Los cuales consis-
ten de tubos cerámicos encajados en dos losas delgadas de arcilla. Los tubos fueron
hechos de un molde, el interior es pulido y no marcado y las paredes pueden ser
muy delgadas (1 a 2 mm.). Los tubos cónicos son de 12 mm. en el tope del instru-
mento, 8 mm. en su sección media 5 a 7 mm. en su fondo. Eran colocadas vertical-
mente a intervalos de 2 a 4 mm. Los delicados tubos sin una cubierta de arcilla
forman un instrumento de 3 cm. de espesor. Su exterior luego fue pulido a un bajo
lustre y la pieza era cocida en una atmósfera oxidante seguida por un tiznado
superficial.
Decoración
42 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Inciso
La incisión es una de las técnicas decorativas más comunes en el estilo Capilla
Tardío, comprendiendo el 28.3% de los fragmentos decorados. Incisiones anchas (2
mm. de ancho) fueron hechas en el exterior de las vasijas cuando la arcilla estaba en
estado cuero y luego éste era pulido a un bajo o mediano lustre. El 84% de los
fragmentos incisos provienen de vasijas cerradas, probablemente botellas, con pa-
redes de 3 a 6 mm. de grosor y el resto proviene de tazones decorados en el exterior.
Muchos de los fragmentos están incisos con una sola línea recta o dos líneas para-
lelas, algunos fragmentos tienen incisiones rectas que las intersectan; algunas ve-
ces en ángulo recto. Un raro fragmento está inciso con sombras cruzadas y tienen
incisiones curvilíneas. Otro fragmentos inciso pertenece una vasija con franjas ro-
jas, sin embargo la mayoría están sin franjas. Algunas de las incisiones en el mate
final están lustrosas; además de tener incisiones altamente luminosas.
Las incisiones post-cocción se estima en 7.8% de los fragmentos decorados
del estilo Capilla Tardío. Estas incisiones finas (0.5 a 1 mm.) e irregulares separan
la superficie oscura para mostrar la pasta más luminosa y parcialmente oxidada,
revelando un contraste en colores que aumenta la visibilidad del diseño. Todos los
fragmentos con incisiones post-cocción son de vasijas cerradas, pero no necesaria-
mente botellas. El grosor es de 4.5 a 8 mm. y la falta de finura de un número de
fragmentos sugiere que muchos provienen de cuerpos de jarras u ollas. Muchos
fragmentos tienen incisiones rectas, sólo uno tiene una incisión curvilínea y otro
tiene un complejo diseño de sombras entrecruzadas.
Uno de los rasgos de la colección de Capilla Tardío es la decoración de
círculos repetidos, incisos y estampados; 4.8% de los fragmentos decorados produ-
cen alguna variante del diseño de círculos, los cuales tiene un diámetro de 8 a 17
mm. y fueron incisos en el exterior de los tazones (Fig. 41c) y en el cuerpo de
botellas. Círculos concéntricos y círculos con puntos centrales decoraron ollas, bo-
tellas y tazones (Fig. 24, 40 y 50a, b).
Textura de la Superficie
de textura mate con bosquejos y una zona lustrosa sin decorar. Muchos otros frag-
mentos tienen grandes bosquejos colocados casi de extremo a extremo (Fig. 50 d – f).
En un caso, hay un círculo con pequeños puntos en la zona decorada (Fig. 50d).
Cuatro fragmentos de cuerpo fueron encontrados combinando una técnica
en el que el instrumento multidentado textura la superficie con líneas rectas parale-
las, las incisiones paralelas están separadas por 1 ó 2 mm.
Dos fragmentos pertenecen a tazones y dos a cuerpos de jarras u ollas. Al
final de la mitad de estos vasijas, una zona rastrillada contrasta con una superficie
adyacente sin decoración. Los cuatro fragmentos tienen un mate final en el exterior,
donde el rastrilleo era aplicado; uno de los vasijas cerradas con rastrilleo ha tenido
franjas rojas.
Adornos aplicados: pequeños retazos de arcilla suplementaria agregados
para crear irregularidades en la superficie externa fueron encontrados en fragmen-
tos de cuerpos de botellas. Dos despliegues irregulares formando adornos sobre
una superficie lisa son puntiagudos. Los adornos de estos fragmentos son de 15
mm. y 2.5 mm. de espesor y a 3 a 4.5 mm. en las paredes de los cuerpos de botellas.
Uno de estos fragmentos tiene franjas rojas, el mate en las partes decoradas contras-
ta con el mediano lustre de la superficie adyacente sin decoración. El tercer frag-
mento tiene filas de adornos grandes rectangulares, los cuales están impresos con
una sola puntuación larga. Los adornos son de 4.5 mm. de grosor con un pequeño
espacio entre ellos.
Bandas
Fig. 42 Tazón 6; Fig. 43 Tazón7; Fig. 44 Base de plato, Fig. 45a y b bases de trípodes; Fig. 46 Asa tubular; Fig. 47 Tubos de cerámica;
Fig. 48 Cilindros cerámicos; Fig. 49 Silbadores o antaras, Fig. 50 Fragmentos decorados diversos
Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
Richard L. Burger 45
Patrón Bruñido
Constituye el 39% de la decoración encontrada en la colección de Capilla Tardía y
virtualmente todo esto ocurre en vasijas cerradas. Los fragmento de cuerpos con
patrones bruñidos están frotados ligeramente o rasgados en el interior, con un
ancho de 3 a 8 mm. El bruñido es lodoso y sus bordes son desiguales. En algunos
fragmentos pequeños es algo difícil de distinguir entre cubierta en pulido y el
bruñido. El ancho de las líneas del Patrón Bruñido promedia de 1 a 3 mm. Muchos
de los fragmentos tienen líneas rectas paralelas, dos fragmentos tienen un patrón
cruzado de hileras y otro par tienen líneas rectas intersectantes.
Pintado
La aplicación de franjas blancas es introducida al inicio del estilo Capilla Tardío.
Un fragmento exótico, proviene de un vasija cerrada con franjas blancas, dejando
una línea sin franjas de 1.5 mm. de ancho. Dos Tazones 3 tenían un elemento
positivo pintado con una pintura blanca post-cocción sobre un fondo oscuro o en
franjas rojas. En un tazón, una banda blanca encierra la zona sub-borde (Fig. 41b) y
en otro, una banda más ancha (8 mm.) desciende a través del lado del tazón.
Los cuatro estilos cerámicos descritos para Huaricoto se extienden entre el Período
Inicial y el Horizonte Temprano (1800 a 200 a.C.). Este período de tiempo es funda-
mental para el estudio de la emergencia de la complejidad social en los Andes
Centrales (Fig. 2). Los estilos de alfarería tienen un papel importante en el estudio
de las sociedades tempranas, tanto como indicadores cronológicos y como indicios
de una interacción cultural. En general, las fluctuaciones del estilo cerámico res-
ponden a los patrones cambiantes de la intensidad de la interacción y más
específicamente, ellos expresan la naturaleza, tanto como la intensidad de contacto
con grupos adyacentes y distantes. Desde que algunas secuencias han sido defini-
das para este período, cada secuencia nueva ofrece la oportunidad de aclarar y
refinar las anteriores. A continuación se discute algunas de las implicancias de la
secuencia de Huaricoto para la historia central de la cultura andina.
Estilo Toril
Estilo Huaricoto
Este estilo difiere de otras colecciones del Período Inicial Tardío en muchos aspec-
tos. Ya que el Período Inicial Tardío estaba caracterizado por culturas locales de
pequeña escala que usaron material cultural para reforzar su sentido de identidad
Richard L. Burger 47
local y que ampliaría la unidad cultural. El estilo Huaricoto provee (más que sopor-
tar una hipótesis) una generalizada dirección hacia la heterogeneidad cultural
incrementada en el Período Inicial Tardío.
Los materiales de la fase Urabarriu de Chavín de Huántar (a 30 Km.) se
parecen a aquellos del estilo Huaricoto en un número de formas (Burger, 1984: 37-
80) incluyendo la presencia de ollas sin cuello monocromas y formas de tazones, un
tratamiento similar de la superficie (sobre todo franjas rojas o mate o bajo lustre) y
los campos seleccionados para la decoración exterior (incluyendo la zona bajo el
borde). Ambos estilos incorporan simples diseños geométricos incisos, tales como
triángulos pendientes, puntuaciones zonales y pintura roja post-cocción (Cf. Fig.
11d Burger, 1984: Fig. 66). Por otro lado vasijas enteras Urabarriu (tazas, botellas y
jarras) son omitidas en el estilo Huaricoto. Además dos rasgos fundamentales de la
decoración del estilo Huaricoto (bandas ensombrecidas, contrastes bícromos) están
ausentes de la colección de alfarería contemporánea de Chavín de Huantar y mu-
chas técnicas decorativas comunes Urabarriu (combinado, estampado con piedra,
estampado con piedra dentado, bandas grabadas aplicadas) están ausentes en el
estilo Huaricoto.
La Pintura post-cocción y bandas oscuras del estilo Huaricoto son similares
a Kotosh, localizado a 170 Km. al sur. Sin embargo, en los tazones y ollas sin cuello
Huaricoto, estas bandas no forman motivos complejos, como en Kotosh. Además
esta forma decorativa no es contemporánea en los dos sitios. El pintado post-coc-
ción y las bandas ensombrecidas parecen haberse originado en las tierras bajas
tropicales y éstas habrían sido incorporadas al estilo Waira-Jirca de Kotosh (Izumi
y Sono, 1963: Tablas 9,10 ) y aparentemente habría perdido su popularidad en
Kotosh durante el Período Inicial Tardío cuando ésta era imitada por los alfareros
del Callejón de Huaylas (Lathrap, 1971: Fig. 8) Quizá la tardía llegada de estas
técnicas decorativas resulta de la imitación de los estilos de alfarería de otros gru-
pos tempranos más cercanos a los valles interandinos del este, más que a la
interacción con sociedades forestales tropicales.
El uso de franjas rojas resaltado por incisiones, es otro sello del estilo
Huaricoto y tiene paralelos con la alfarería del Período Inicial Tardío de Ancón y
Curayacu (Lanning, 1967; Matos, 1968). Sin embargo, en la costa central la banda
o motivo definido por incisiones son usualmente muy iluminados por la franja
pigmentada. En Huaricoto la banda o motivo es frecuentemente dejado sin franjas
para contrastar con todas las franjas rojas del resto de la vasija. El viaje a pie de
Huaricoto a Las Haldas y La Pampa toma al menos cuatro días, de modo que, la
ausencia de similitudes es significante entre el estilo Huaricoto y Las Haldas 2 ó 3,
los estilos Yesopampa o La Pampa (Fung, 1972: 74-96, Terada 1979) y posiblemente
a la contemporánea fase Colpa de Huamachuco (Thatcher 1979).
Los fragmentos exóticos no son abundantes en el Período Inicial Tardío y el
intercambio de alfarería es menos evidente que en Pacopampa o Chavín de Huántar.
Es evidente la ausencia de fragmentos Huaricoto en los prestigiosos estilos
Cupisnique, Kotosh, Pacopampa o Bagua, de donde se han rescatado los más gran-
des centros públicos de este período (Burger, 1984: 75-80; Lumbreras, 1973; Rosas y
Shady, 1970 y 1974; Shady y Rosas, 1980).
48 Cambios estilísticos y desarrollo cultural en Huaricoto
El estilo Capilla Tardío aún no está bien definido al grado necesario para las
comparaciones productivas, pero provee una rica base para la discusión o debate.
Ésta es claramente un estilo del Horizonte Temprano Medio y muestra una fuerte
semejanza con el estilo cerámico Janabarriu de Chavín de Huántar, tanto en formas
y modos de decoración. El uso de botellas pico-estribo, con picos reforzados (Fig.
35-37), tazones con bordes sutilmente achaflanados (Fig. 40) y jarras (Fig. 30-31)
pueden ser interpretados como aspectos de esta influencia, así como también las
hileras de círculos, los círculos con pequeños puntos y círculos concéntricos. Las
nuevas formas y técnicas decorativas estaban presentes con anterioridad en Chavín
de Huantar y en otras partes siendo intrusiva la aparición en Huaricoto.
La intrusión de estos rasgos estilísticos han sido notados por toda la costa,
sierra norte y centro del Perú, esto produce un horizonte cerámico que en algunos
casos es paralela a la expansión iconográfica clásica Chavín (Burger, 1984: 42-45;
Willey, 1951). Las nuevas formas en el estilo Capilla Tardío pueden ser entendidas
como una función del ensanchamiento de la interacción de la esfera Chavín y el
creciente poder y prestigio de Chavín de Huántar que estaba expandiéndose hacia
una forma asentamiento proto-urbano de 42 ha. (Burger, 1984: 234-250). Asimismo,
la adopción de estas nuevas formas puede señalar un ensanchamiento de la iden-
tidad social y la creciente interdependencia entre los grupos vecinos que compar-
tían este estilo.
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
Centrales -donde está nuestro país-, sólo ocurrieron glaciaciones de altitud, debido
a la latitud tropical y ecuatorial del territorio.
Las glaciaciones de altitud en los Andes Centrales son glaciaciones plio-
cuaternarias y cuaternarias de los andes sudamericanos, y es un fenómeno que
ocurrió también en otros territorios del sub-continente (Andes Septentrionales y
Andes Meridionales). En nuestro país los hielos han erosionado profundamente el
relieve de la cordillera, abriendo los típicos valles transversales en forma de «V» o
«U»; al mismo tiempo, han rellenado el socavacimiento fluvial de las cárcavas,
cañones y hoyadas para convertirlos en valles interandinos. Alternativamente, en
la Cordillera Blanca el agua de los deshielos ha erosionado las rocas, modificado
la topografía de los geosinclinales y sinclinales y rellenado los fondos de las moles
rocosas para quedar como pampas, altipampas, planicies, intramontanas o valles
hondos. Este es el caso de altas quebradas como Pachacoto, las pampas de Katak,
altipampas como Conococha, llanuras altas intramontanas como Tuctubamba o
valles encajonados como el llamado Callejón de Huaylas. Además, la acumulación
de morrenas al pie de los casquetes glaciales o en las quebradas morrénicas ha
determinado el cierre de muchos pasajes de piemonte, con la consiguiente detención
de las corrientes acuíferas de superficie o subterráneas, resultando la formación de
lagos y lagunas similares al paisaje observado en Llanganuco, paso obligado al
abra y comienzos altos de Yanama hacia el declive oriental de la cordillera.
Conococha es una altipampa intramontana (4100 m.s.n.m.) de colmatajes
erosivos, que por sus características morfo-genéticas se le denomina territorio de
puna con cobertura herbácea e ichupaja.
El flanco occidental de la Cordillera Negra en Ancash es abrupta hasta
altitudes entre 3800 a 4000 m.s.n.m. promedio, disectada por cantidad de quebradas
de las más variadas dimensiones, originando paisajes cambiantes y escabrosos.
Los ríos de esta vertiente drenan por quebradas profundas, las que en algunos
sectores son moderadamente tendidas y con gruesas acumulaciones de laderas
colmatadas en suaves ondulamientos permitiendo realizar agricultura, aunque
por otros largos tramos exponen vertientes ásperas y rocosas o farallones rocosos
emergentes que terminan en vértices apuntados de fuerte denudación (Fig. 1). En
general, las acumulaciones en talud son proclives a deslizamientos, derrumbes,
desplomes, etc., debido a que las quebradas son encajonamientos cortados por
eventos aluvionales y en sectores altos aparecen zanjados en roca maciza de clivajes
plano-verticales.
La Cordillera Blanca en Ancash (8°30´ y 10°00´ Latitud Sur y los 77°55´ a los
77°05´ Longitud Oeste) también es Cordillera Occidental en general, plegada por
la Cordillera Negra a partir de Carhuaz. Se trata de una alta formación orogénica
andina con sus elevadas cimas cubiertas de casquetes de hielo y nieve, laderas
erosionadas por escorrentías frígidas y rocas afiladas por fuerte denudación
causada por los agentes erosivos, en cuyo piedemonte presenta altiplanicies de
diversas dimensiones conformadas por material morrénico, muchas de las cuales
albergan vasos acuíferos de colores cambiantes(según la mineralización
predominante en las respectivas zonas intramontanas). Un caso típico es la planicie
54 Arqueología al norte del Callejón de Huaylas
valle. Por esto el río Santa (anteriormente a la llegada de los españoles era llamado
Mayao), es de aguas permanentes y recorre una cuenca de 336 kilómetros hasta su
desembocadura al mar, al norte de Chimbote, por el valle del Santa. Estudiando las
rocas aluvionales de la quebrada Ranrahirca y aquellas que se observan en la
quebrada Parón-Huandoy, se reconocen rocas metamórficas, igneas y
sedimentarias. Los depósitos deyectivo-aluvionales entre estas quebradas, están
constituidos por rocas fracturadas o rodadas de granodioritas, areniscas, cuarcitas,
pizarras, esquistos pizarrosos y matrices areno-arcillosas sueltas. Tales materiales
geológicos son observados conformando colinas de suave talud fuertemente
modeladas y cortas planicies cultivadas descendentes al fondo del Callejón. Los
suelos son en su mayoría morrenosos litosólicos superficiales, ligeramente alcalinos.
En general, las áreas andinas presentan sólo dos estaciones diferenciadas a
lo largo del año: meses lluviosos (diciembre a abril) y meses secos (mayo a octubre),
pero en los nichos ecológicos y zonas de vida determinados se presentan
microclimas constituyentes de verdaderas microrregiones y ecosistémicas, donde
las coberturas vegetales son densas (fondo de quebradas, alrededores de lagunas
y planicies cortas de piemonte) y la fauna y avifauna autóctona todavía se
conservan. En el valle o Callejón de Huaylas la cobertura vegetal nativa se intercala
con la de procedencia europea.
Sin embargo, las márgenes del cañón del río Chuquikara (llamado también
Tablachaca en las cartas del IGN), presentan una fisiografía desértica y sus terrazas
de piemonte son cortas y estrechas, como ya se describió, en cuyo fondo se encuentra
el lecho del río de aguas negras. El panorama que observamos desde Quiroz hasta
Choloque muestra cerros de rocas sedimentarias y colinas de tierras negras, cerros
de tierra grisáceos y laderas multicolores: rojas, verduscas, grises, rojo-amarillentas,
etc., entremezcladas a vetas carbonosas antracíticas de aspecto negro-azulado. En
las quebradas laterales, por donde baja un aguajal, riachuelo o río, se observan
ralos montes ribereños, entre los que podemos encontrar sauces, molles, pastos,
maguey, etc. En el lecho del río Chuquikara (1100 m.s.n.m.), que sirve de lindero a
las provincias de Pallasca (Ancash) con respecto a la de Santiago de Chuco (La
Libertad), también existe un ralo monte ribereño conformado por las especies citadas,
a las que se agregan chillcos, pájaro bobo, huarangos, juncos, totoras y otras especies
endémicas.
En la margen izquierda alta del cañón, zona quechua de Cabana y sus
alrededores, se encuentran las antiguas tierras más productivas de la cuenca. En la
antigüedad constituyeron las áreas de cultivo agrícola, que fue la base alimenticia
de la cultura Pashash, cuyos sitios arqueológicos se encuentran prácticamente en
todos los nichos ecológicos de la provincia. Los antiguos no sólo aprovecharon las
tierras de cultivo sino también los pastos de los sectores altos (hasta los 4000 m.s.n.m)
del área de Cungush y laderas del cerro Mashgonga, donde pastaban camélidos
andinos criados por la gente Pashash. Esto último se evidencia al haber sido
representados figurativamente en su bella cerámica arqueológica de pasta caolín.
Estas altipampas se prolongan hasta la zona de Tres Acequias y los sectores de
Pusacocha, con sus ocho lagunas, de las cuales nace el río Guandococha, en cuya
margen izquierda se encuentra el pueblo de Guandoval. La ciudad de Cabana se
sitúa a 3350 m.s.n.m. y hasta el presente, las tierras de sus alrededores constituyen
el área de mayor productividad agropecuaria para la vida actual de la ciudad.
Hacia el norte se sitúan las tierras altas de Pallasca, pueblo. Una combinación
de quebradas, cerros y colinas semi-desérticas, presentan el panorama ecológico
entre los territorios de Cabana y Pallasca. Pallasca, pueblo es tierra más alta que
Cabana, sin embargo, la gente antigua ocupó sus diversos espacios, incluidas las
laderas altas de sus cerros, como es el caso del Cerro Chonta, el cual presenta un
sitio arqueológico tipo pueblo, cuyas dimensiones se calculan en un kilómetro
cuadrado de extensión.
60
Arqueología al norte del Callejón de Huaylas
Foto 1. Esquina alta suroeste precerámica externa del Montículo Norte (3000-2700 a.C.); destaca
la cenefa de nichitos remetidos ornamentando la esquina curvada de la fase Chuquikara A. La
Galgada.
Foto 2. Recinto precerámico curvado en la parte alta interna de la esquina noreste del
Montículo Norte (3200 a.C.); la fecha procede del procesado del carbón vegetal
recuperado del horno con ducto de ventilación a la vista. La Galgada.
66 Arqueología al norte del Callejón de Huaylas
Foto 3. Recinto cuadrado con esquinas rectilineales del Montículo Sur (2200 a.C.) con el
pequeño patio a la vista, rodeado por la banqueta corrida, en cuyo centro está el horno y su
ducto de ventilación orientado abajo del vano; ver la pintura blanca en la esquina del lado
derecho del recinto. La Galgada.
Alberto Bueno Mendoza 67
ASENTAMIENTOS Y
TIEMPO CULTURA
ESTILOS DE PALLASCA
Vizcacha Alta
Al este de la Galgada
Tumshukaiko
Norte de Caraz
Kotosh
Huánuco
Piruro
Huamalies - Huánuco
Huaynuna Temprano
Casma
Huariqoto Temprano
Marcará - Ancash
SechínAlto/Moxeque/Cº Sechín
Casma - Ancash
Ubicación
Este sitio pertenece al barrio Nueva Victoria, Sector Cruz Viva, distrito de Caraz,
Provincia de Huaylas, Departamento de Ancash (Región Chavín). Está situado a
9°02’40" de Latitud Sur y a 77°48’28" de Longitud Oeste, siendo su altitud de 2295
m.s.n.m. Está orientado desde el este (Quebrada Parón-Huandoy) al oeste (río Santa
– Cordillera Negra). El río Santa se encuentra a un kilómetro en línea recta de
distancia respecto al emplazamiento del sitio y hacia el sur desciende el río Llullán,
a unos 200 metros de distancia (Fig. 5).
Antecedentes
Antonio Raimondi (1873); Julio C. Tello 1919 [1960]; Alonso Paredes (1920); Clide
Valladolid Huamán (no se ubica ningún informe); Lorenzo Samaniego Román (1991);
Oscar Maguiña Valverde, Mariano Araya Araya y Víctor Echegaray León (1993);
intervención del Museo Regional de Huaraz (1998-1999); Alberto Bueno Mendoza
(1999-2000): Informe presentado al INC en Junio del 2000 y publicados dos artícu-
los (Rev. Espacio, N°47: 2000 y Actas y Trabajos del XII Congreso del Hombre y la
Cultura Andina: 2001).
70 Arqueología al norte del Callejón de Huaylas
Estado de Conservación
El sitio está invadido por ocupantes precarios, los que están siendo erradicados poco
a poco por acción combinada del Instituto Nacional de Cultura de Huaraz, la Munici-
palidad Provincial de Huaylas y el decidido apoyo del Proyecto Tumshukaiko. En
distintos tiempos, el sitio ha sufrido huaqueos, depredaciones y destrucciones que
fueron detalladamente informados en 1999 al Instituto Nacional de Cultura.
KOTOSH
LA GALGADA - TUMSHUKAIKO
LA GALGADA - CARAL
LA GALGADA
Foto 6. Excavaciones
precedentes a nuestros
trabajos dejaron al descu-
bierto los muros líticos que
se ilustran en esta foto; se
trata de la Plataforma IV
escalonada precerámica
última (2000-1800 a.C.).
Apreciar las ménsulas
líticas ornamentales
alineadas como terminal de
su muro inferior.
Tumshukaiko.
HUARIQOTO I CHUPAQOTO II
HUAYNUNA
PEÑICO TUMSHUKAIKO II
CHUPAN I
CARAL
CARAL
CHUÁCIGARRO
CHUPACIGARRO
VIZCACHA TUMSHUKAIKO I
ALTA
LA GALGADA
LA GALGADA
ASPERO
?
?
Cuadro 4
Alberto Bueno Mendoza 77
figurativos. Ambos están pintados en dos técnicas: negativo y positivo. Esto quiere
decir que los motivos pictóricos de los ceramios están ejecutados paralelamente a
base de pintura en negativo -que deja como fondo el color original de la pasta,
delineados los motivos en negro positivo- y pintado positivo a pincel sobre pasta
crema.
Las formas figurativas Pashash más frecuentes son: felinos escultóricos con
pedestal y vertedera campaniforme; felino-serpientes escultóricos con vertedera cam-
paniforme; serpientes escultóricas con cuerpo enroscado, vertederas tubular y cam-
paniforme, cabezas con orejas felínicas y cara sonriente; figuras humanas de perso-
najes regios presentando aditamentos que señalan su prestigio y alto status (Foto
8). Numerosos objetos alfareros figurativos pequeños se han recuperado al mismo
tiempo que los de tamaño normal.
Los ceramios Pashash no figurativos incluyen copas con pedestal campanifor-
me, copas triangulares con pedestal campaniforme, ánforas de gálibo peraltiforme
con tapas, tazas, tazones, cuencos con mango, ánforas campaniformes de base anular,
jarras y objetos misceláneos. La vajilla cotidiana es de pasta roja simple sin pintura o
Alberto Bueno Mendoza 79
con pintura roja positiva sobre pasta sencilla. También hay tazas con pedestal campa-
niforme y cuencos de base ovoide en color negro reducido (Fig. 7).
El arte lítico es extraordinario y muy fino: copas con pedestal campaniforme
en granito verdoso, pizarra y pórfidos; copas con pedestal campaniforme ejecuta-
dos en técnica excisa y que presentan cuatro figuras simétricamente distribuidas en
su contorno exterior: dos hombres Pashash opuestos tratados de frente y con los
brazos haciendo señales significativas, y de la misma manera, dos felinos tallados
de perfil con sus fauces abiertas mostrando colmillos rectos; otros numerosos per-
sonajes Pashash son representados en el fino arte lítico. Los ejemplares más repre-
sentativos tienen incrustaciones de ónix verde o turquesa para dar vida a los ojos;
esculturas de yupana; placas líticas grabadas figurativamente con motivos que
aparecen en la alfarería; cabezas-clavas antropomorfas, zoomorfas, ornitomorfas,
etc.; figuraciones líticas de animales domésticos, molederas, piruros finísimos en
lapislázuli, cuarzo, etc. Este arte trasunta una de las más altas tecnologías de la fina
talla lítica andina.
Otro notable rubro artístico de Pashash es la fina metalistería altamente técnica
(vaciados en matriz), que incluye sonajas con vástagos en espiral, vástagos con estrías
en torzal, curvados, rectos y con decoración troquelada; sus cabezas son exteriormente
figurativas con flecaduras terminales; alambres, bolas, clavos, esteques, anillos, tubos,
agujas, etc., completan la muestra registrada durante las excavaciones. Los objetos
reseñados son de cobre, cobre bañados en oro, etc. (Foto 9 ).
Fig. 7 Tazas con pedestal campaniforme y cuencos de base ovoide en color negro reducido
Alberto Bueno Mendoza 81
* Somos deudores del Ing. Augusto Cardich, por la creación (1964) del término «altoandino», para su uso
en la Arqueología de Sudamérica.
82 Arqueología al norte del Callejón de Huaylas
83
INTRODUCCIÓN
Pareciera que el consenso que existió a finales del siglo pasado cambió la
perspectiva del tema del origen. Una vez comprobado para la mayoría de
especialistas que el origen del hombre era natural y no divino, las miradas se
centraron en aquellos aspectos, conceptos y valores sobre los cuales las naciones
europeas creían haber construido sus naciones. La narrativa del origen se centró
en la civilización.1
El término civilización tiene su origen en la palabra latina civis, que significa
ciudadano, miembro de la civitas, que quiere decir estado, gobierno2. Se contrapone
y sucede, tal como lo plantearon Engels, Gordon Childe, Lumbreras, entre otros
autores, al Salvajismo y a la Barbarie, es decir, a las condiciones sociales donde no
existen estado o gobierno o donde no existe la sociedad urbana.
Aquí empieza nuestro dilema. En principio, el estudio del origen de las
civilizaciones buscó legitimar el llamado progreso que estaba imponiendo Europa
y Norteamérica en el mundo, a fines del siglo pasado. Podemos dar fe de ello, y
tomar como ejemplo los estudios de Max Uhle, quien planteó que el desarrollo
existente en los Andes Centrales debió difundirse en algún momento desde Europa,
a través de Asia, Mesoamérica, hasta llegar a costas peruanas. Tello, con el respaldo
de Leguía y su proyecto nacional, desarrolló una propuesta nacionalista según la
cual la cuna de la civilización se ubicaba en territorio peruano. Similar situación
ocurrió en China, donde investigadores de la región demostraron que los orígenes
de la civilización china se encontraban en su propio territorio y no en Europa
como se había pensado.
Tal vez uno de los autores dentro de la arqueología más citados acerca de
los orígenes de la civilización es Vere Gordon Childe (1892 - 1957). Desarrolló sus
teorías de progreso sobre la base del funcionalismo inglés y al marxismo, a través
de Engels. Si bien no se adscribió al evolucionismo unilineal que imponía Stalin y
la Unión Soviética, introdujo el concepto de revolución social para explicar la
aparición de las ciudades (revolución urbana). Sin embargo, en sus escritos
mantiene la propuesta adoptada por Engels en su libro «Origen de la Familia, la
Propiedad Privada y el Estado», donde la sucesión se da a través del Salvajismo, la
Barbarie y la Civilización. Luis G. Lumbreras inicialmente utilizó dichos conceptos
para explicar el desarrollo de la sociedad peruana, aunque luego ha adoptado una
posición más abierta y tomando como referencia la condición del ser humano.
La problemática del origen de la civilización (de las ciudades y/o del estado),
ha adquirido en el Perú dos posiciones divergentes. La primera asume que las
particularidades andinas son tan diferentes a las europeas, por lo que las categorías
de ciudades, civilización y estado (que como hemos visto tienen un mismo origen)
son insuficientes o erróneas. Una segunda perspectiva plantea que dichos
conceptos son lo suficientemente elaborados como para aplicarlos en el área andina
central. Sin embargo, ninguno de los dos puntos de vista ha colaborado con una
comprensión del desarrollo social en los andes, ya que la primera solamente lo ha
evitado, mientras que la segunda se ha limitado a una problemática de especialistas
y prestigio, similar al caso del origen natural del ser humano en nuestros días.
La premisa que se maneja con respecto al origen de la civilización es la
siguiente: La civilización sucede a la barbarie; el ciudadano al bárbaro. En los
Roberto Bustamante Vento 85
costa de Ancash, proponiendo que todos ellos debían considerarse parte de una
misma formación preincaica de carácter regional (Lumbreras 1993).
Pero es desde 1919 que se inician las investigaciones arqueológicas en el
sitio por Julio C. Tello bajo el auspicio de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Tello trabaja en el sitio en distintas épocas. Entre sus últimos trabajos
están los que realiza junto con Wendell C. Bennett (1944). Luego vendrían las
investigaciones de Rowe (1962, 1970, 1973), Lumbreras y un equipo de
investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1970a,
1970b,1993; Lumbreras y Amat, 1965-66), Burger (1989, 1992, 1993, 1995) y
últimamente John Rick (1998).
hacia el Callejón de Conchucos (Tello, 1960). La cultura Chavín, con su foco Chavín
de Huántar, abarcaba una región desde el sur de Ecuador hasta Ocucaje, Ica., y por
el oriente, hasta la cuenca del Marañón.
Los rasgos significativos que encontró fueron:
Los edificios de piedra: Siguiendo el modelo de Chavín de Huántar, están los de
Sechín Alto, Moxeque, etc.
Obras escultóricas: Obras en alto y bajo relieve. Estatuas de piedra adornando
templos.
Cerámica: Recipientes monocromos, negros, grises y rojos. Cuellos tubulares y
gruesos, ornamentadas con líneas incisas.
Representaciones de seres demoníacos: Dragones de cuerpos alargados, monstruos
felinoides, monstruos ornitomorfos, monstruos ictiomorfos, felinos humanizados.
Los materiales que Tello rescató de sus excavaciones fueron llevados a Lima
para ser expuestos en el Gran Museo Nacional de Antropología y Arqueología,
ubicado en la capital peruana, de modo análogo a Gran Bretaña y Berlín. La
necesidad de exponer los logros de la civilización andina a la comunidad se hizo
realidad. No era sólo tener colecciones o depósitos sinó, el demostrar algo: la riqueza
del indígena peruano, ya que, como señalaremos, esto tenía como objetivo realzar
la moral y el orgullo de una población que se veía despojada de sus derechos
colectivos por una clase aristocrática blanca que gobernaba el Perú.
Rowe (1973), que los diversos elementos que aparecen en el arte Chavín son
selváticos, y si no se puede señalar este origen es porque debió existir una fuerte
relación entre grupos de la floresta tropical y Chavín de Huántar.
Según Lathrap (1970a), la influencia de la selva se dio en tiempos del Periodo
Inicial, mientras que una influencia opuesta ocurrió durante el Horizonte
Temprano, sobre todo en el estilo Shakimu temprano.
Lathrap desarrolló la idea de la migración de la población selvática
planteada por Tello. Postuló que las poblaciones selváticas (de las cuencas del
Amazonas y el Orinoco) se vieron forzadas a emigrar hacia los Andes Centrales
debido a la explosión demográfica (Lathrap, 1970).
Hay que observar que mientras estos trabajos de la UCLA se realizaban, la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos realizaba investigaciones sobre
Chavín de Huántar, en las Galerías de las Ofrendas en el Templo Viejo.
El último trabajo de la UCLA en Chavín de Huántar realizado por Richard
Burger (1989,1992,1993, 1995), tomando como base a Rowe, tuvo por objetivo
establecer una secuencia para Chavín de Huántar, y definirla como Tradición en
base a los datos obtenidos desde los trabajos de Rowe. El desconstruccionismo es
la corriente que trata de examinar críticamente la estructura lógica y el significado
de conceptos para ver como se emplean en la formación de argumentos. El trabajo
de Burger es una continuidad del trabajo de su maestro, pues este se centró
principalmente en las fases cerámicas de Chavín de Huántar, correlacionando
estas con sus respectivos fechados radiocarbónicos y definiendo la Tradición
Religiosa Chavín. Así, Burger analiza tres categorías: Chavín, Horizonte Temprano,
que lo determina mediante fechados del C14, y los Estados Teocráticos (Patterson,
1998)
Fuerzas Productivas (Cunow, Childe, Emilio Choy); y por otro lado, el marxismo
estructural francés (Althuser, Harnecker), que implementa categorías analíticas
marxistas como Modo de Producción a la arqueología.
Dentro de este contexto, sumado a la situación social y política de
Latinoamérica en los sesenta y el auge de los movimientos populares -recordemos
que él es uno de los intelectuales dominantes del gobierno populista de Velasco- se
asume la convicción que la arqueología como ciencia social tiene como objetivo un
análisis materialista histórico de la realidad.
Bajo esa perspectiva, Chavín de Huántar presentaba un panorama bien
amplio dado que, hasta mediados de los sesenta, las explicaciones que se daban
no salían más allá de difusiones y estilos.
Lumbreras creyó que podía entender un problema tan importante como la
aparición del Estado en los Andes Centrales a través de Chavín de Huántar. La
importancia del tema radica en que la aparición del Estado implicaba hablar del
establecimiento de relaciones de poder que se daban en sociedades divididas en
clases. El uso del término «Formativo» por Lumbreras (1993) involucra hablar de
un periodo durante el cual, la división de clases y su posterior consolidación
mediante la aparición del Estado, ocurren.
Las excavaciones dirigidas por Lumbreras se realizan en la Galería de
Ofrendas, ubicada al norte de la Plaza Circular de Chavín de Huántar, asociada a
la fase constructiva más antigua del Templo. La concepción de Chavín de Huántar
como foco de difusión ya comenzaba a desaparecer, debido a los hallazgos de
material pre-Chavin de las expediciones japonesas en el Alto Huallaga y a otras
partes del Perú. Se comenzó a manejar el supuesto que Chavín de Huántar
representaría un foco inverso, donde una serie de elementos culturales provenientes
de otras partes de los Andes Centrales convergieron. Diversos componentes (el
componente costeño, el componente norteño y antecedentes locales) se dieron en
Chavín de Huántar.
Lumbreras divide a Chavín de Huántar en tres fases con una transición: La
fase Rocas (la más antigua), la sub-fase transición, la fase Ofrendas y la fase Mosna.
Sin embargo, el principal problema que se le presentó a Lumbreras fue que los
fechados que obtuvo contradecían las fases propuestas, por lo que propuso
inicialmente una inversión de fases. S in embargo, finalmente le dio más
importancia a la secuencia estratigráfica obtenida en las excavaciones, aduciendo
que sus muestras pudieron estar contaminadas (Lumbreras, 1993).
Este sería, posteriormente, una de las columnas que tendría el debate entre
Lumbreras y Burger (Burger, 1993). Este debate radica en que debe tener mayor
importancia la secuencia estratigráfica o la secuencia obtenida por fechado
radiocarbónico. Lumbreras señala que una práctica liberal del tomado de muestras
para análisis de Carbono 14 da como consecuencia el olvido de la verdadera
esencia de la arqueología.
El diverso material encontrado por Lumbreras y Amat (1969) sirvió para
definir a Chavín como:
El punto de la Historia Andina donde un sector de la población, los
sacerdotes especialistas, se apartó de la producción de bienes de consumo para
Roberto Bustamante Vento 93
constituirse en una clase social diferente a aquella formada por los productores del
campo. Nada de esto era producto de su voluntad y codicia; nació y creció como
parte de su propia práctica productiva y de las necesidades que ésta tenía para
reproducirse y avanzar. Eso se llama Estado, institución que estará plenamente
constituida cuando las leyes y consignas del poder sean obedecidas por las gentes
crean o no en ellas.. Chavín estaba en el punto de partida3.
NO ES EL FINAL
INTRODUCCIÓN
MARCO GEOGRÁFICO
El valle del Mosna, llamado Pushca por algunos autores, se halla en el flanco
oriental del Departamento de Ancash, en las provincias de Huari y Antonio
Raymondi. Está enmarcado por la Cordillera Blanca al oeste y la Cordillera Oriental
al este, corre de sur a norte, paralelo al Callejón de Huaylas. Se sitúa entre los 10°
00’ y 9° 15’ de Latitud Sur y a 77° 10’ de Longitud Oeste. Sus nacientes parten de
dos ramales. El primero se inicia en los flancos orientales de los glaciares de Raria
(5590 m.s.n.m.) y Pongos (5711 m.s.n.m.), cuyos deshielos se desprenden por la
quebrada de Pongos; el otro ramal, parte al pie del nevado Yanashallash (5780
m.s.n.m.) y Kanrash (5560 m.s.n.m.) y las aguas discurren por el desfiladero de
Yanacarco, punto de confluencia con el primer ramal. El valle cubre una distancia
de 90 Km hasta su desembocadura en el río Marañón, frente a la población de
Arancay y Huacaybamba. En su trayecto recibe numerosos tributarios de caudal
permanente como el río Tambillos, Challhuayacu, Huachecza, San Marcos,
Huaritambo, Palca y otros temporarios (Amat, 1971: 37). El valle es de clima seco y
templado con un régimen de precipitaciones pluviales veraniegas y sequía en el
resto de las estaciones y ofrece una marcada diferenciación edáfica, presentando
98 Huarás y Recuay en la secuencia cultural del Callejón de Conchucos
PISOS ECOLÓGICO
C ro n o lo g ía P e ríodos Cutlura s Ceja de Selva V alle Tota l
Pre Cordillera Cordillera
Qda. Baja A lto
1550 Colonial Colonial 1 1 2
1470 Inc a Inc a 8 1 9
Superior s obre 4 33 37
Rojo I
M os na
800 M edio Raju
C havín
Ofrendas 3 32 1 36
III
Rocas
1500 Inferior II
I
Arcaic o
1 1
1800 Inicial Huantar
TOTAL 25 144 12 5
Cuadro 1. Distribución tempo/espacial de los sitios arqueológicos del valle del Mosna. Muchos
de ellos con dos o más ocupaciones, por lo que resulta aparentemente mayor el número de sitios
II y Cajamarca III. Los abundantes restos óseos de la fauna selvática, como el Sajino
(Pecari tajacu) y de la Huangana (Tayassu pecari), indican que fueron empleados
para cubrir gran parte de la dieta alimenticia combinada con la carne de camélidos,
cérvidos y roedores (Cavea porsellus). Son frecuentes los hallazgos de Strombus y
Spondilus, que utilizaron para prácticas funerarias. El afianzamiento en el piso
ecológico del valle alto permitió a los Recuay dominar y controlar la Precordillera
como centros de pastoreo y los pisos bajos para el aprovisionamiento de productos
de clima cálido. El control vertical y el comercio extensivo fueron característicos en
el período Desarrollo Regional. A diferencia del Callejón de Huaylas, en donde
existe varios centros administrativos y restos funerarios del Imperio Wari
(Honcopampa, Saguam Puncu, Willca Wain, etc.), en el Mosna la influencia Wari
parece no ser muy ostensible. Se han recuperado restos de vasos del estilo Viñaque,
en dos sitios solamente. Localizamos 24 asentamientos del Período de Reinos y
Confederaciones. Ellos eligieron preferentemente las partes más elevadas del Valle
Alto, donde predominan los sitios arquitectónicos del tipo de aldeas aglutinadas.
Parece haber sido un patrón generalizado durante este período la edificación de
«ciudades» en laderas escarpadas y cumbres pronunciadas de los cerros con fines
estrictamente defensivos.
Los restos del período Inca se encuentran en 8 sitios. Huarayoc (Ms –14)
constituye un sitio estratégico que debió servir para el control de extensas áreas de
pastoreo y cultivo de tubérculos. Existen amplios recintos con vestigios de estiércol
de llama y se hallan en las inmediaciones abundantes pastizales. Es el único sitio
conocido hasta ahora en el piso de Precordillera. Ushnu (Ms- 25), otro yacimiento
de importancia presenta evidencias de haber sido un asentamiento destinado para
concentración de productos alimenticios (Fig. 1).
una diversidad de formas cuyo motivo central gira sobre el diseño de un personaje
con las extremidades flexionadas y los genitales situados en medio. El rostro
achatado muestra una expresión serena, la nariz afecta la forma trapezoidal y
modifica la distancia de los ojos representados por círculos y boca pequeña con
mentón prominente.
Richard Schaedel ha publicado (1948a; 1948b y 1948c) sendos trabajos
orientados a dilucidar la problemática estilística y cronológica de las esculturas
líticas de Ancash. Al definir el estilo Huarás, Schaedel reconoció 8 grupos, los
cuales se sintetizan en 3 tipos representativos. El tipo A, presenta pies cruzados y
genitales; el tipo B, pies dirigidos hacia el interior y el personaje provisto de escudos
y el tipo C, pies proyectados hacia el exterior, ornamentado con escudos, turbantes
y cabezas trofeo. Las variantes de las posturas se presentan en los tres tipos: otras
características en la ejecución del tallado es el tratamiento sólo de la parte frontal,
pues la posterior no muestra decoración o trazo alguno.
Las esculturas de piedra de la zona de Chacas, y las de Pallasca
corresponden a modalidades locales y cronológicamente deben ser coetáneas con
las litoesculturas de las primeras fases del período Recuay.
Cerámica
horizonte estilístico Blanco sobre Rojo, propuesto por Willey (1945, 1948). Bennett
(1944, Fig. 12–13) encontró en contextos estratigráficos y en tumbas de Willkahuain
numerosas muestras que él agrupó para definir el estilo Huarás. Posteriormente,
Vescelius (Ms.n.d.), con la asistencia del autor, realiza un detenido análisis de la
alfarería proveniente de varios sitios del Callejón de Huaylas y la subdivide en 18
tipos, los cuales corresponden a dos fases, que abarcan un corto lapso de tiempo.
Los rasgos más característicos tienen estrecha relación con el estilo Tejar de la
sierra del Ecuador. (Evans, comunicación personal, 1968). Tuvimos la oportunidad
de revisar la alfarería de Tejar que nos induce a suponer que hubo una amplia
difusión por las vertientes serranas y cuyo origen genético se hallaría en la región
septentrional andina.
El estilo Salinar estudiado por Larco Hoyle (1944: 5), presenta varias formas
de vasijas, muchas de ellas mantienen la tradición morfológica de Chavín y
comparten con Huarás la técnica de la pintura a pincel blanco-sobre-rojo. Strong y
Evans (1952: 210 – 211, Fig. 55-56) en la secuencia estratigráfica del valle de Virú,
definen el estilo Puerto Moorín por su decoración típica dentro del Horizonte Blanco
sobre Rojo. Cabe señalar que en Puerto Moorín predominan las formas de vasijas
globulares y es notoria la ausencia del cuenco de paredes oblicuas tan características
de la cultura Huarás.
En la costra central el estilo Baños de Boza corresponde al Horizonte B/R,
formado principalmente por cántaros mamiformes y cuencos con bordes
acampanados que se asemejan a los de Huarás. San Blas, es otro estilo relacionado
con Huarás y su área de dispersión se extiende por la región del Huallaga, con
fuertes ingredientes locales, llegando hasta Junín.
Contamos con un fechado absoluto para la cultura Huarás de 150 a.C. (2100
+- 100; Gif. 1097).
alguna vez el término Copa en una mesa Redonda realizada en Lima cuyos
resultados se dieron a conocer en el primer Boletín de la Sociedad para la
Antropología Peruana – 1953, Kauffmann (1966: 75) expresa que «el nombre que
se le da actualmente es Copa, por ser este sitio, cerca de la ciudad de Marcará...,
donde se ha encontrado el estilo en forma elocuente». Significa este argumento,
que las extraordinarias muestras precedentes de otros sitios del Callejón de Huaylas
(Cátac-Recuay) y del Mosna, no son estilísticamente elocuentes.
Larco Hoyle, manifiesta que en un principio fue él quien cambió el nombre
de Recuay por el de Callejón de Huaylas, arguyendo simplistamente que «en el
mismo Recuay no se encontraban los restos de tal cultura», con posible
desconocimiento que los primeros ejemplares conocidos en el siglo pasado (1878)
provenían de los cementerios de Cátac, en Recuay. El mismo Larco, poco después,
propone el cambio de todas las denominaciones anteriores por el de Santa, en vista
de los descubrimientos hechos por él en 1960, que contribuyeron a que postule el
origen costeño de la cerámica originalmente llamada Recuay (Larco Hoyle,
1960:238; 1962; 1966: 106).
El nombre Recuay que determina a un estilo peculiar de cerámica caolín, de
tendencia escultórica y decoración en «negativo» fue usado en el siglo pasado,
primero por el coleccionista José Mariano Macedo, quien al ofrecer en venta una
numerosa muestra a don Albin Kohn de Polonia, define categóricamente el estilo
Recuay en los términos siguientes: «En esta colección, la sección de Recuay, que
consta de 160 objetos... tiene un sello especial sobre el resto de la colección... La
arcilla es blanca de un grano muy fino...» «Es tan marcada esta sección enfatizada
que viendo ... un huaco Recuay, no puede confundirse con huacos de otras
procedencias; lo que a mi modo de ver existió en Recuay una civilización
enteramente aislada del resto» (Macedo, 1881, 1945: 113).
Por esa misma época los ceramios Recuay de la colección Macedo causaron
admiración en Lima. En un periódico de entonces, se dice al respecto, que destacan
por «la finura y la sonoridad, la armonía de los dibujos y el colorido vivo del rojo y
el negro sobre fondo blanco». Para no abundar en mayores datos que confirmen el
empleo propio del término Recuay, anotamos que Wiener (1880) denominó Recuay
a todos los objetos de alfarería con decoración negativa de Ancash.
Economía y Sociedad
Después del período Huarás que significó en cierto modo, un disloque de la tradición
Chavín, la economía y la sociedad Recuay se afianzan más aún con el dominio de
las técnicas agrícolas. Con un sistema de riego planificado se logró mayor
producción de los cultivos de maíz, papa, quinua y frijoles. El cultivo de estas
especies, sin embargo, estuvo combinado con los viejos usos de la caza y recolección.
Paralelamente, se incrementa la crianza de camélidos (la llama y la alpaca) que
amplió enormemente la riqueza de la dieta alimenticia y, al mismo tiempo, se
aprovechó su lana y la tracción para el traslado de productos.
Los testimonios arqueológicos revelan que lograron el control vertical de
varios nichos ecológicos. Los valles de la costa proporcionaban productos de la
106 Huarás y Recuay en la secuencia cultural del Callejón de Conchucos
Patrón de Poblamiento
Los 58 sitios localizados en los pisos ecológicos del Mosna atestiguan una
modalidad constructiva de identidad básica en cada uno de ellos. La mayor
densidad de asentamientos se halla en el Valle Alto. Los elementos arquitectónicos
generales, tomando como sitio tipo a Upayaco, muestran como una instalación del
tipo de aldea aglutinada, provista de fortificaciones, con un difícil acceso donde
fue aprovechando la propia naturaleza del terreno. Este sitio pudo albergar una
considerable población, a juzgar por la existencia de numerosas unidades
domésticas que antiguamente debió ser mayor, pues existen señales de varios
sectores destruidos. De hecho, no hubo una idea preconcebida de planteamiento
urbanístico. Las habitaciones de planta irregular se hallan frente a patios. Las vías
de desplazamiento principales dentro del conglomerado se reducen a pequeñas
callejuelas diseminadas irregularmente.
Respecto a otros elementos arquitectónicos propios del sistema de aldeas -
tales como plazoletas o lugares destinados a cementerios y basurales- verificamos
que el primero de estos elementos, plazoletas o recintos abiertos, detectables por
los espacios vacíos, se hallan ubicados fuera del conglomerado habitacional. El
Hernán Amat Olazábal 107
Tumbas
La asistencia a los muertos en el período Recuay adquirió una significación
profunda. Los muertos eran sepultados en tumbas pequeñas o en grandes
mausoleos edificados con gran despliegue de energía humana.
Las moradas subterráneas se han confundido a menudo como habitaciones.
Las cámaras de este tipo que localizamos en Pogog y Olayán I y II, son muy similares
a las existentes en el Callejón de Huaylas, descritos por Bennett (1944: 67 – 68), Soriano
Infante (1939) y Mejía (1941 y 1948). Consisten en galerías largas y angostas revestidas
con lajas de piedra y la entrada por uno de los lados. Otras tienen una cámara central
rodeada por varias celdas pequeñas y equidistantes y con nichos ubicados a media
altura para el depósito de ofrendas, generalmente ceramios. Esta últimas están
construidas con piedras pequeñas y contrastadas con grandes bloques cuidadosamente
alineados, formando aparejos sólidos, en muchos casos enlucidos y pintados. Otras
presentan una arquitectura monumental, tienen dos cámaras subterráneas, con
vestíbulos en la parte superior combinados con recámaras en la base. Los tipos anotados
corresponden a la fase clásica de Recuay.
En el conglomerado habitacional de Chavín se hallaron tumbas de planta
cuadrangular en los que se enterraban varios cadáveres y que, posiblemente se
convirtieron en su habitáculo permanente. Esta costumbre ha estado generalizada
en el período Recuay donde, probablemente, los difuntos se convirtieron en los
dioses domésticos.
Otro tipo de enterramiento que corresponde a las fases tempranas, consiste
en la inhumación directa de párvulos y adultos dispuestos en posición
genupectoral, en tumbas de forma cilíndrica delimitados con piedras distribuidas
en hilados compactos. Esta práctica de la funeraria Recuay se encuentra
generalmente encima de edificios religiosos, comúnmente llamados «huacas». El
yacimiento representativo de este tipo es Caunin, cerca de Huantar. Fuera del área
que estudiamos existen otros tipos de enterramientos, como las cajas o cilindros
cavados en bloques monolíticos hallados en Pasacancha y Copa (Tello, 1929),
Raimondi (1943).
Los techos de las viviendas y mausoleos presentan una estructura especial
en su técnica constructiva. Emplearon la falsa bóveda formada por hiladas
superpuestas que se proyectan hacia el interior y en sentido ascendente.
En síntesis, el patrón de asentamiento tiene un denominador común que
varía en detalle, caracterizado por ser una instalación que utiliza la piedra y el
mortero, emplazado sobre parajes donde prevalece el factor estratégico. Los
asentamientos se localizan en lugares elevados, fácilmente defendibles, que
seguramente imponía la dinámica geopolítica de la época. En tanto que los terrenos
108 Huarás y Recuay en la secuencia cultural del Callejón de Conchucos
Metalurgia
Escultura
Cerámica
divergentes (Fig. 5), vasos de paredes curveadas con pedestal y en forma de cáliz,
cuencos trípodes, recipientes con vertederos, cuencos cerrados con mangos cónicos
(Fig. 6) y cántaros anulares (Fig. 7). Ceramios escultóricos con representaciones de
personajes, fauna y modelos arquitectónicos (Fig. 8). Ceramios con golletes y asas
simples o múltiples en estribo, cántaros escultóricos de doble cuerpo.
Al examinar la producción alfarera de Recuay, los rasgos característicos
atestiguan una franca ruptura con la tradición del Formativo Medio centroandino.
Se introducen nuevas técnicas en la manufactura de la cerámica; técnicamente, la
producción de cerámicas de color blanco (caolín) y el empleo de la decoración
negativa, implican tradiciones muy diferentes de las que comparte la alfarería del
color del propio material. En cambio, las culturas coetáneas o sincrónicas a Recuay
conservan, en mayor o en menor grado, los rasgos estilísticos del Formativo, por
ejemplo, Moche o Nasca.
La técnica de decoración negativa se logra gracias al empleo de la materia
resinosa o «resist». Se trazan los diseños correspondientes al ceramio modelado
con una sustancia resinosa o resistente al tinte, tal como una cera, la materia viscosa
de una cactácea o en último caso una tira de arcilla., luego, se sumerge el ceramio
al tinte, cuando se remueve o se somete al fuego la sustancia resinosa, se volatiliza
y aparecen los diseños en el color natural de la arcilla base, es decir, en negativo,
rodeado en calidad de fondo por las zonas coloreadas.
La diacronización que proponemos en 5 fases de la alfarería Recuay se basa
en consideraciones estratigráficas, excavaciones en cementerios, análisis de
especimenes y tomando dos extremos temporales conocidos: Huarás como el más
temprano y Wari como el más reciente. Cabe señalar que la generalizaciones que se
formulan están sujetas a modificaciones o posibles desdoblamientos de fases o
interpretaciones diferentes.
Fase I
Fase II
Fase III
Fase IV
Fase V
Aún constituye un problema. Sin embargo, es posible que con más datos se
subdivida en dos fases. Pero estamos seguros que varios ceramios analizados
mantienen elementos Recuay en cuanto a la tradición de la técnica negativa, formas
y pinturas positivas y solo se diferencien por el tratamiento en hornos de atmósfera
reductora. Existe otro grupo que presenta el impacto de la influencia Wari y se
traduce en forma de vasos de paredes altas. Hace falta un estudio complementario
en la Fase V para aislar las categorías funcionales.
118 Huarás y Recuay en la secuencia cultural del Callejón de Conchucos
Fig. 9 Diseños que corresponden a la fase Recuay III (el más común es el felino con apéndices
cefálicos circulares o con volutas entrelazadas)
Hernán Amat Olazábal 119
Correlaciones Sincrónicas
Agradecimientos
Quiero agradecer a los obreros anónimos que me ayudaron a buscar al hombre andino
debajo de la tierra, a la corporación del Santa, a Bebel Ibarra, quien realizó la selección
de los textos, y a Araceli Espinoza quien dibujó los bordes de cerámica.
121
STEVEN A. WEGNER
Instituto Ancashwaín
steven.wegner@terra.com.pe
INTRODUCCIÓN
El objetivo principal de las excavaciones entre 1979 y 1980 en Balcón de Judas fue
el de recuperar una muestra no disturbada de desechos de habitación recuay.
Balcón de Judas (Pan 5 –5) es el verdadero nombre local del sitio llamado por
Bennett, San Jerónimo, posterior a la capilla del mismo nombre. El sitio es una
colina rocosa localizada en la margen oeste del río Santa, directamente frente a
Huaraz. La colina domina esta parte angosta del valle, donde el río es atravesado
por un puente que forma parte de la carretera que parte de Huaraz, tramonta la
Cordillera Negra y baja a Casma, en la costa.
Mientras se encontró abundantes fragmentos de tazones recuay de pasta de
caolín en la colección superficial y en ciertas excavaciones, también hubo evidencias
significativas de ocupación humana en el sitio, desde alguna época en el
Precerámico hasta el Período Inca. Parece probable que Balcón de Judas fue un
punto estratégico para observar y controlar este paso importante del río en la ruta
Huaráz - Casma y que mucha gente reconoció este hecho.
A pesar de los problemas presentados debido a la poca profundidad del
depósito y la mezcla ocasionada por habitantes post-recuay, erosión y cultivos
modernos en el sitio, un basural recuay no disturbado finalmente fue hallado en
1980. El análisis preliminar de varios miles de fragmentos de cerámica indica una
abundancia de vasijas de pasta distinta al caolín, en este contexto de basural
denso que también contiene muchos huesos de camélidos y varios artefactos líticos
con huellas de golpe desgastados. Esta cerámica tosca de pasta distinta al caolín
está representada por grandes jarras con collar y tazones hemisféricos, platos,
coladores con aberturas triangulares, cucharas y posiblemente, otras formas. Hay
algunos pequeños tazones hemisféricos cuidadosamente bruñidos de cocción
reductora y oxidante, con líneas incisas que contornean una banda exterior de
zonas triangulares conteniendo puntuaciones grandes. Esta cerámica nunca ha
sido asociada con el estilo Recuay.
Son abundantes en el basural las vasijas de caolín de paredes delgadas,
principalmente pequeños tazones hemisféricos, de 15-20 cm. de diámetro, que
pudieron haber tenido bases anilladas. Estas vasijas, por lo común presentan una
128 Identificando el área de dominio Recuay
banda exterior con decoración pintada justo debajo del borde. Los colores empleados
son predominantemente el negro- púrpura, rojo, o combinación de negro y rojo, y
unos pocos presentan engobe naranja con diseños en negro, negro y blanco, negro
y ante, o en negro, blanco y ante (Fotos 1-2). Los principales diseños son geométricos
y combinan líneas horizontales, verticales y diagonales (que pueden formar patrones
de zig-zags, diamantes concéntricos y rectangulares concéntricos) (Fotos 3-5), y
círculos u óvalos con un punto central (Foto 6). Con mayor variedad en las
representaciones es un diseño de una criatura serpentiforme estilizada de dos
cabezas, las mismas que son triangulares y que, además, presenta dos ojos
cuadrados con pupilas y un hocico largo (Foto 7). Este es frecuentemente un
elemento secundario de diseño sobre la típica cerámica funeraria. Un diseño aún
más importante es un arco en el borde con pendiente, con rizos en sus dos lados y
en la parte inferior (Foto 8).
También hay bastante cerámica de caolín no pintada, algunas de las cuales
están decoradas con incisiones y punteados (Foto 9). En adiciones a los tazones
hemisféricos, hay pequeñas jarras, tazas de paredes verticales, la forma de
«canchero», tazones con asa, y cucharas. Las cucharas más finas presentan la
cabeza de un ave modelada en la parte terminal del mango y pueden también
llevar diseños geométricos simples y pintados. Al final del inventario de cerámica
tenemos unos pocos tubos fabricados por la técnica de slip casting para la elaboración
de antaras, el resultado de una tecnología especializada solamente descarta
previamente para el final del Horizonte temprano y el Intermedio Tardío en las
costas central y sur del Perú (Dawson, 1964).
Aunque el análisis descriptivo sólo ha sido realizado parcialmente, este conjunto
cerámico de Balcón de Judas ya provee de mucha información. Aún no hay un
claro indicio de cual es la extensión de la historia de Recuay representada por esos
Foto 6. Tazones hemisféricos; decoración pintada de círculos u óvalos con un punto central.
Foto 7. Tazones hemisféricos; decoración pintada representado una serpiente bicéfala estilizada.
132 Identificando el área de dominio Recuay
materiales, ni si este puede ser engranado con otras secuencias recuay. Sin embargo,
la descripción de esta cerámica utilitaria es un paso fundamental que
necesariamente precederá todo estudio regional más amplio del patrón de
asentamiento, la red de subsistencia y los contactos interregionales e intercambio
de la gente Recuay. La utilidad de esta muestra para identificar otros asentamientos
Recuay, a partir de los restos cerámicos de superficie, es obvio. El gran sitio de
Gekosh (Pan11-F) cerca de Ticapampa en el sur del Callejón de Huaylas, es
justamente, un ejemplo de un sitio identificado de esta manera.
Las comparaciones preliminares de cerámica con otras áreas fuera del Callejón de
Huaylas indican contactos recuay hacia el este del Marañón en el sitio de Tinyash
(Amat ms: 27,230; 1976:535; observaciones hechas por el autor en 1977) y una
presencia sustancial Recuay en las partes altas de ciertos valles costeños del
departamento de Ancash y más hacia el norte. Especialmente importantes son los
valles de Huarmey (por ejemplo, sitios en la región de Aija), Nepeña (Proulx,1973:32-
38, fig. 5, 6 a-b, lam, 3-4; Gambini Escudero, 1975:119-123) y Santa (Clothier, 1943;
Larco, 1962; Wilson ms: 8) y menos importantes son las áreas de Casma (Tello,
1960: 256, 263,268, lam. XXX b-c), Virú (Bennett, 1939: 27,34, 72-73; 1950 28-29,
118; Larco Hoyle, 1945: 1, 11, 13, 23; 1960: 235-236; 1962 3-4, 9, 12; Strong y Evans,
1952: 242-243, 347-351; Ford y Willey, 1949: 65, 76, fig. 9 ) y Moche (en Cruz Blanca
Comunicación personal con Jhon Topic, 1980), también hay una definitiva similitud
en la forma y en los diseños pintados entre los tazones de caolín de Balcón de
Judas y aquellos de la fase Cajamarca II (Reichlen y Reinchlen, 1949: 158-160 fig. 6)
o la recientemente definida fase Cajamarca Temprano III (comunicación personal
de Ryozo Matsumoto, 1980), que precede el desarrollo del estilo Cajamarca cursivo
significativamente, Cajamarca II también presenta grandes platos coladores y
cucharas que no son de caolín (Reichlen y Reichlen, 1949: 160).
CONCLUSIONES
Aunque la definición del estilo puede ser ahora algo más clara, la sustancial tarea
de descubrir dónde y cómo la gente Recuay vivió, requerirá aún de una mayor
cantidad de trabajo arqueológico. Mi prospección en la mitad sur del Callejón de
Huaylas y mis excavaciones en un sitio cerca de Huaraz son pequeños pasos en
esta dirección. Habiendo decidido que el estilo San Jerónimo de Bennett era realmente
Recuay y no Inca, en 1978 realicé un reconocimiento limitado en la región entre
Carhuaz y Cátac, además del área de Aija en la Cordillera Negra, específicamente
buscando concentraciones de materiales de superficie de la simple cerámica de
caolín pintada en positivo, como las halladas por Bennett, u otra cosa que podría
relacionarse con el estilo Recuay.
134 Identificando el área de dominio Recuay
Agradecimientos
El autor quiere manifestar su gratitud por la subvención de los gastos para sus viajes al
Perú en 1977 y 1978 proporcionados por la Fundación Tinker por medio del Centro para
Estudios Latinoamericanos de la Universidad de California en Berkeley. El
Financiamiento para el trabajo de campo en 1979 y 1980 provino de una beca Fulbright-
Hays, administrada por el Instituto de Educación Internacional y la Comisión Fulbright
para el Intercambio Educativo entre los Estados Unidos y el Perú.
Notas
(*) Esta es una versión revisada el 5 de junio de 1981 de mi ponencia «Identifying Recuaydom: An
expanded ceramic inventory for identifying recuay settlement sites». Presentado en la 4ta. reunión
anual de la Sociedad para la Arqueología Americana (SAA), llevada a cabo del 30 de abril al 2 de
mayo de 1981 en San Diego, California. EE.UU., y traducida por Manuel Perales M. con revisiones
finales del autor para esta edición.
Todos los fragmentos de cerámica caolín del estilo Recuay son de la coleción superficial de Balcón de
Judas (PAn5-5), Los Olivos, Huaraz. Ancash, recogida en 1979 y 1980 y depositada en el Museo
Arqueológico de Ancash en Huaraz.
135
GEORGE F. LAU
Universidad de East Anglia
George.Lau@uea.ac.uk
INTRODUCCIÓN
La evidencia radiocarbónica define la duración del estilo Recuay entre 250 a 650
d.C. La mayoría de los estudios recuay se han especializado en el valle interandino
del Río Santa, es decir, el Callejón de Huaylas, ubicado entre las Cordilleras Negra
y Blanca (Fig. 1). Centros importantes de grupos Recuay surgieron en: Aija y Katak
en el sur del Callejón de Huaylas (Bennett,1944; Tello, 1929, 1940), Huaraz y Caraz
hasta Cabana (Pashash) en el norte (Grieder, 1978; Smith, 1978).
Ocupación intensa también ocurrió en las faldas occidentales de la Cordillera
Negra, en particular en los valles altos de Santa (Grieder, 1978; Larco, 1962; Wilson,
1988), Nepeña (Gambini, 1984; Proulx, 1982), y en menor nivel, Casma (Lau, 2001a;
Mejía, 1941) y Huarmey (Tello, 1929; Wegner, 1981). Por tal razón, algunos
consideran que Recuay tuvo sus orígenes en la costa (Gambini, 1984: 130-133;
Larco, 1962: 15). La influencia Recuay también es fuerte en los valles tributarios
del Marañon, al este de la Cordillera Blanca, conocido como el Callejón de
Conchucos. Tello (1929, 1960), Bennett (1944), Lumbreras (1970) y Burger (1982,
1984) recuperaron materiales Recuay en el sitio de Chavín de Huántar y sus
cercanías. También, restos de tumbas y patrones de asentamiento manifiestan
ocupaciones intensivas en los Conchucos por comunidades Recuay (Espejo, 1957;
Amat, 1976b; Herrera, 1999; Wegner, 2001).
Se define la cerámica Recuay «clásica» por un repertorio de atributos
diagnósticos: de pasta fina y delgada, el uso de arcilla blanca (kaolinita), pintura
bi-croma y tri-croma, decoración negativa, diseños escultóricos, formas distintas y
un grupo de motivos característicos (Eisleb, 1987; Grieder, 1978; Makowski y
Rucabado, 2001; Reichert, 1977; Smith, 1978). Seriaciones estilísticas han sido
presentadas, pero todavía no hay consenso sobre su validez a causa de la falta de
documentación, control estratigráfico y fechados radiocarbónicos (Amat, 1976b:
534; Bennett, 1944: 99-104; Gambini, 1984: 144-147; Kroeber, 1944: 93-96; Tello,
1929: 85-98).
Nuestro trabajo está basado en determinaciones radiocarbónicas con
asociaciones claras a la cerámica del estilo Recuay. Los contextos arqueológicos
de Pashash, ubicado en Cabana (Pallasca), ofrecen la mejor colección de fechados,
asociados con cerámica fina y otras ofrendas en tumbas muy elaboradas del mundo
conocido Recuay. Grieder (1978) define tres sub-fases del período Recuay: Quimít,
Yaiá y Huacohú. Fechados para el período general Recuay incluyen: 1400 ± 60
A.P. (Tx-1329, 541 – 765 d.C.), 1500 ± 90 A.P. (Tx-940, 386 – 685 d.C.), y 1580 ± 70
A.P. (Tx-942, 263 – 639 d.C.). Dos fechados ayudan a definir la fase Yaiá [1590 ± 60
A.P. (Tx-1824, 264 – 616 d.C.) y 1380 ± 100 A.P. (Tx-943, 435 – 886 d.C.)] y la fase
Huacohú [1490 ± 70 A.P. (Tx-941, 420 – 664 d.C.) y 1110 ± 270 A.P. (Tx-1331, 412 –
1401 d.C.)]. A través de estas muestras, se puede estimar que la ocupación principal
representada en la cronología absoluta de Pashash ocurrió entre los años 350 a
650 d.C.
Fechados también se reportaron para las investigaciones en la región
Carhuaz-Marcara del Callejón de Huaylas, hechas por Gary Vescelius y Hernán
Amat en los sesenta, pero sin llegar a publicar los contextos y asociaciones
George F. Lau
A fines del siglo VI d.C, la cerámica kaolinita y de pasta fina desapareció dando
lugar a la proliferación de una alfarería más rústica. Se caracteriza por su poca
calidad y decoración local. Se conoce como «Chinchawasi 1 Ware A» (Fig. 3, 4, 5)
en el sitio de Chinchawas (Lau, 2001a: 187-196). En Pashash, un estilo asociado,
llamado «Usú», se manifiesta en la secuencia local (Grieder, 1978: 70). En la zona
de la Mina Pierina, existen algunos ejemplos en las fases Cotojirca III y IV (Ponte,
1999: Figs. 55, 61). Ejemplos de vasijas asociados al estilo Recuay Tardío ocurren
en Chacas; en la zona de Conchucos (Wegner, 2000: 16) y quizás en Katak (Eisleb,
1987: figs. 23, 38, 92). También tiene semejanzas en la cerámica de estilo «Callejón»
identificada en el valle del río Mosna (Lumbreras, 1970: 67).
Basándonos en comparaciones estilísticas, los cambios culturales
manifiestan la disolución gradual de la alfarería fina recuay «clásica». La alfarería
de Recuay Tardío utiliza pastas más toscas, de color beige o rojizo y manifiesta la
desaparición general de la kaolinita. El uso de decoración escultórica y pintura en
negativo no es tan común como antes. La decoración pintada no es tan fina: las
líneas son más anchas, con menos detalle y frecuentemente, se usa sólo el color
rojo. Normalmente, los alfareros pintaban en los exteriores de cuencos y jarras.
Los diseños comunes son variaciones del repertorio Recuay: meandros
horizontales, líneas paralelas verticales u horizontales y motivos básicos
George F. Lau
A.P. (n/a 1, 642 – 993 d.C.). También, en Honcopampa, Isbell (1989: 112; 1991: 34)
menciona una muestra asociada con la construcción de edad Wari (grupo-patio
AC-5) en una trinchera con contenido de cerámica del tipo «Recuay» y «Huarás»:
1330 ± 100 B.P. (n/a 2, 539 – 943 d.C.).6 Las fechas indican que la irrupción Wari
ocurrió a inicios del siglo VIII d.C. y estimuló varios proyectos arquitectónicos en el
Callejón de Huaylas, mejor conocidos como estructuras en forma «D» y los recintos
tipo «patio-groups» (Isbell, 1989; 1991). Lamentablemente, todavía no existe una
descripción comprensiva de la cerámica de Honcopampa para hacer
comparaciones cronológicas.
Transformaciones culturales existen para la transición entre las fases de
Chinchawasi 1 a Chinchawasi 2 (Lau, 2001a). Patrones en arquitectura,
implementos líticos y objetos de comercio de larga distancia indican
transformaciones culturales importantes pero, la cerámica decorada local, ofrece
la mejor evidencia. Básicamente, la manera principal de fabricación y decoración
sigue siendo la pintura roja oscura sobre engobe de color crema o beige. Sin embargo,
hay nuevos patrones en la popularidad de formas de vasijas. También, la cerámica
se caracteriza por una pasta de un rojo intenso (color ladrillo), decayendo totalmente
la preferencia (o acceso ) a arcillas finas y blanquecinas, tipificada por la kaolinita.
Los alfareros de esta época prefirieron pintar los diseños en el interior de los cuencos
(en la anterior , prefirieron pintar en los bordes externos). Patrones en diseños
pintados existen, con énfasis en la doble cara con dientes (interior), presencia de
diamantes interpuestos y la desaparición de motivos anteriores (Fig. 6, 7 y 8).
Cerámica Warmi
Fig. 9
George F. Lau 151
1929: 27; Terada, 1979: plate 73b; Isbell, 1991: 34); Middle Cajamarca (Matsumoto,
1988; Terada, 1979: plate 73a), y Nievería (Lau, 2001a: 289-290). Es muy interesante
notar la frecuencia de cerámica tipo estampado (Lanning, 1965; Lau, 2001a),
probablemente de producción costeña, como de Supe, Huarmey (Thompson, 1966),
Casma (Collier, 1962), y los valles al norte, como Santa (Wilson, 1988), Virú (Collier
1955), Moche y Chicama (Larco, 1948).
Las determinaciones radiocarbónicas de los niveles Warmi en Chinchawasi
datan de la segunda mitad del siglo IX d.C. (Lau, 2001a: 263-264). Los fechados,
recuperados en excavaciones de diversos pozos de prueba son: 1170 ± 55 A.P.
(AA32373, 692 – 994 d.C.), 1160 ± 45 A.P. (AA32374, 730 – 985 d.C.), y 1150 ± 50
A.P. (AA32370, 731 – 998 d.C.). Hay fechados de ocupación tardía en Yarcok,
Pierina (AA32490, 1125 ± 50 A.P., 778 – 1018 d.C.) y en Queyash Alto (Beta-30114,
1160 ± 80 A.P., 679 – 1022 d.C.) que tienen rangos similares a las fechas de
Chinchawas (Gero, 1992; Ponte, 1999).7 Ver nota 4. Este grupo de fechados indica
que el período de influencia Wari Tardío surgió y terminó rápidamente.
Cerámica Warmi
Fig. 10
George F. Lau
CONCLUSIONES
La secuencia absoluta que ahora tenemos para Recuay Tardío tiene relaciones
importantes con los nuevos estudios cronológicos de Moche y Wari (Cuadro 3). En
base a la nueva evidencia es muy probable que la ocupación Moche IV duró hasta
los 700 d.C. en los valles de Moche y Chicama (Chapdelaine, 1998; Russell et al.
1998). Esta observación estaría de acuerdo con la mayoría de los fechados de
Moche V en el octavo siglo a.C. (Shimada, 1994).
La aparición de la influencia Wari en Moche V y Chinchawasi 2, evidenciado
por los fechados radiocarbónicos, sugiere que el Horizonte Medio en la costa norte
y la sierra de Ancash se inició aproximadamente en el año 700 d.C., como es el caso
de la cultura Moche (Castillo, 2001) y, en Chinchawasi, los vestigios finales de la
tradición Recuay aparecen cerca del año 800 d.C. (Lau, 2001a). Al parecer, hubo
una época transicional cuando grupos Recuay y Wari estuvieron en interacción,
como se nota en mezclas estilísticas en litoescultura y cerámica (Grieder, 1978;
Lau, 2001a; Schaedel, 1952; Wegner, 2001). Aparentemente, la influencia Wari
ocurrió más temprano en la zona de Huamachuco, si nos basamos en las muestras
radiocarbónicas tomadas por John y Theresa Topic (J. Topic y T. Topic 1983; T.
Topic y J. Topic 1984).
No obstante, es claro que los cambios culturales de este período no ocurrieron
aislados, a pesar de varias expresiones locales y regionales de influencia Wari. Es
necesario desarrollar hipótesis para explicar la presencia de Wari y las
transformaciones culturales fundamentales en muchas zonas del norte del Perú.
Al parecer la interacción, comercio regional, la variabilidad en autonomía local, y
trayectorias diacrónicas simultáneas serán útiles para dar luz al fenómeno complejo
de Wari en la zona norperuana (Castillo, 2001; Lumbreras, 1999; Schreiber, 1992;
Shady, 1988; Shimada, 1994; Topic, 1991).
Una cronología cultural es básica para la comparación temporal de
desarrollos regionales coetáneos. Este trabajo está enfocado en las transformaciones
culturales en Ancash, después de la desintegración de la civilización Chavín. Sin
duda, las observaciones del presente trabajo son preliminares e investigaciones
arqueológicas en el futuro deben mejorar el carácter y cronología de la prehistoria
de la Sierra Norte de Ancash.
(Notas)
1
Agradecimientos: Quisiera agradecer al Instituto Nacional de Cultura de Lima y Huaraz por la
supervisión y ayuda logística durante las investigaciones de campo, bajo Resolución Directoral
Nacional 419-96/INC. A los Arqueólogos Victor Ponte y Joan Gero que me hicieron disponibles
datos todavía inéditos. Quisiera agradecer también a Richard Burger, Steven Wegner, y Bebel
Ibarra por la ayuda en la realización de este trabajo. Partes de este artículo están basados en el
manuscrito inédito por el autor, titulado «A Review of Recuay Chronology».
2
En el presente artículo, me refiero a fechas en escala calibrada a.C. (antes de Cristo) o d.C.
(despúes de Cristo).
3
Para la presente contribución, he re-analizado las fechas de Chinchawas, usando Calib. versión 4.3.
Las fechas mencionadas en Lau (2001) usaron Calib. versión 3.0.3 (Stuiver y Pearson, 1993).
4
Informacion no publicada, por Joan Gero, Febrero 2001. Dos fechados son mencionados en Gero
(1992).
5
Ver nota 4.
6
No hay números de identificación de laboratorio para las muestras de Honcopampa (Isbell, 1989,
1991).
George F. Lau 157
14
No. de C edad Asociación
Sitio y referencia 1-sigma 2-sigma Contexto (material)
Laboratorio (años A.P.) cultural
HUARÁS
Chavín de Huántar (Lumbreras 1989) HAR-1104 2640±70 832-791 A.C. 919-562 A.C. Huarás Carbón Vegetal, entierro 7
Chavín de Huántar (Lumbreras 1989) HAR-1109 2480±70 787-409 A.C. 801-398 A.C. Huarás Carbón vegetal, basura del período Huarás
Guitarrero Cave (Lynch 1980) Si-1504 2315±125 517-204 A.C. 790-52 A.C. Huarás-Recuay Unidad 47, fogón (madera)
Chunta Ranra Punta (Ponte 1999) AA32484 2230±55 386-201 A.C. 399-124 A.C. Cotojirca II Locus 137 (carbón vegetal)
Queyash Alto (Gero 1992) Beta-31354 2220±150 403-54 A.C. 763 A.C.-D.C.79 Huarás Nivel blanco sobre rojo (carbón vegteal)
Queyash Alto (n/a) Beta-31357 2140±90 357-46 A.C. 396 A.C.-D.C.54 Huarás Nivel blanco sobre rojo (carbón vegteal)
Chavín de Huántar (Amat 1976) Gif-1079 2100±100 350 A.C.-D.C.16 390 A.C.-D.C.123 Huarás Sector NE de atrio del templo viejo, nivel 5 (carbón)
Pashash (Grieder 1978) Tx-944 1640±80 D.C. 263-534 D.C. 237-601 Quinú Relleno/nivel Quinú -Corte 4 Nivel 4 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-1332 1610±170 D.C. 243-638 D.C. 34-768 Quinú Relleno/piedra, C9, N4, Blanco/rojo (carbón vegetal)
La Pampa (Terada 1979) TK-173 640±50 D.C. 1293-1396 D.C. 1279-1410 white-on-red Estructura RCC , sobre pico (carbón vegetal)
RECUAY
Chinchawas (Lau 2001) AA32365 1710±50 D.C. 256-408 D.C. 229-429 Kayán Àrea quemada, OP9 .Niv. J, Terr. 1 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-1824 1590±60 D.C. 411-540 D.C. 264-616 Recuay-Yaiá Relleno/entierro capilla, Cte 12 Niv 4 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-942 1580±70 D.C. 411-559 D.C. 263-639 Recuay Aluvial, Corte 3, Nivel 2 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-940 1500±90 D.C. 433-647 D.C. 386-685 Recuay Aluvial/superficie, Corte 3 Nivel 2(carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-941 1490±70 D.C. 475-643 D.C. 420-664 Huacohú Viga quemada, Corte 4 Nivel 2 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-1329 1400±60 D.C. 604-669 D.C. 541-765 mid-Recuay (Yaiá) Relleno/entierro, Corte 12, Nivel. 6 (carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-943 1380±100 D.C. 600-764 D.C. 435-886 Yaiá Relleno/estruturas, Corte 3, nivel 4(carbón vegetal)
Pashash (Grieder 1978) Tx-1331 1110±270 D.C. 658-1216 D.C. 412-1401 Huacohú Relleno piso/casa, Corte 9, nivel 3 (carbón vegetal)
RECUAY TARDÍO
Chinchawas (Lau 2001) AA32369 1395±45 D.C. 622-664 D.C. 598-689 Chinchawasi 1 Mitad de la base, OP19 Nivel L (madera/hueso)
Chinchawas (Lau 2001) AA32371 1375±45 D.C. 642-677 D.C. 602-763 Chinchawasi 1 Bajo batan - OP49 Nivel (carbón vegetal)
Queyash Alto (n/a) Beta-31353 1360±90 D.C. 618-768 D.C. 537-886 Post-Recuay Asociación Post-Recuay (carbón vegetal)
Queyash Alto (n/a) Beta-30112 1350±80 D.C. 640-768 D.C. 543-879 Post-Recuay Asociación Post-Recuay (carbón vegetal)
Chinchawas (Lau 2001) AA32368 1305±45 D.C. 663-773 D.C. 652-801 Chinchawasi 1 Piso con desechos, OP31 Nivel H (carbón vegetal)
Chinchawas (Lau 2001) AA32376 675±50 D.C.1283-1386 D.C. 1263-1400 Chinchawasi 1 Tumba ST-3, OP65 Nivel B (carbón vegetal)
AQUILLPO N/A
INKA
La Pampa (Terada 1979) TK-193 500±70 D.C. 1334-1445 D.C. 1302-1609 (Late) Caserones Contenido de una vasija bajo el piso (carbón vegetal)
COLONIAL
Pashash (Grieder 1978) Tx-1330 420±80 D.C. 1425-1622 D.C. 1331-1649 Colonial Base de la pared, corte 7, nivel 4 (carbón vegetal)
FECHADOS ADICIONALES
Urpaycoto (Ponte 1999) AA32492 3060±50 1405-1224 A.C. 1430-1131 A.C. Ancosh Locus 3924 (cerámica)
Quitapampa C (Ponte 1999) AA32488 2305±55 401-262 A.C. 478-262 A.C. Cotojirca III Estructura circular quemada (carbón vegetal)
Llacamá (Ponte 1999) AA32489 1300±55 D.C. 662-776 D.C. 644-880 - Sedimentos de ceniza (carbón vegetal)
Maquellouán (Ponte 1999) AA32480 660±40 D.C. 1280-1390 D.C. 1275-1395 - Locus 443 (carbón vegetal)
Hornojirca C (Ponte 1999) AA32491 615±50 D.C. 1298-1402 D.C. 1284-1421 Cotojirca IV Tumba subterránea (hueso humano)
Llacamá (Ponte 1999) AA32485 535±70 D.C. 1325-1438 D.C. 1296-1476 - Capa 1, Sector IV (carbón vegetal)
Carhuac Punta (Ponte 1999) AA32482 535±50 D.C. 1330-1433 D.C. 1303-1444 Cotojirca IV Locus 641 (carbón vegetal)
Amá (Ponte 1999) AA32486 520±55 D.C. 1333-1438 D.C. 1304-1453 Cotojirca III Estructura funeraria A, con cobre (carbón vegetal)
Auquish Corral (Ponte 1999) AA32483 250±50 D.C. 1637-1796 D.C. 1494-1947 Cotojirca IV Fogón en patio (carbón vegetal)
Marcará area (Ziółkowski, et al. 1994) I-1352 2086±225 393 A.C.-D.C.131 777 A.C.-D.C.419 White-on-red Carbón vegetal/hueso
800
700
600
500
400
300
200
100
ca l D C /AC
H AR -11 04
H AR -1 10 9
Si-1 50 4
AA3 24 84
Beta-31 35 4
Be ta -31 35 7
Gif-1 07 9
Tx-9 44
Huarás
Tx-1 33 2
TK-17 3
AA32 36 5
Tx-18 2 4
Tx-9 4 2
Tx-94 0
Tx-94 1
Tx-13 29
Recuay
Tx-9 43
Tx-13 31
AA32 36 9
AA32 37 1
Be ta -3 13 53
Be ta -3 01 12
AA3 23 68
Tardío
AA3 23 76
Recuay
n/a 3
n/a 2
AA32 36 7
n/a 5
AA3 23 66
n /a 1
W ari
Be ta-30 11 5
Influencia
Tem prano
AA3 24 81
AA3 23 72
AA3 23 7 3
AA3 23 7 4
Be ta -30 11 4
Cuadro 2
W ari
Tardío AA32 37 0
AA3 24 90
Influencia
AA3 23 77
Evidencia radiocarbónica
Inka TK-19 3
GFL, 2002
Post-Inka Tx-1 33 0
Evidencias radiocarbónicas para las transformaciones culturales Recuay 158
S IERRA COS TA
P eríodo A ños A nc as h P as has h P ierina Chinc hawas Cajam arc a Huam ac huc o M oc he V iru S anta Cas m a
1532
Horiz onte A quillpo P ierina Tardío
George F. Lau
P eríodo
Interm edio Tam bo Real
Tardío 1200 Toro Chim ú La P lata Tem prano
A quillpo A quillpo
Cas m a
1000
Chak was
Cajam arc a
Tardío
900 Influenc ia W ari Tus c an Tanguc he
Horiz onte Tardía Cotojirc a W arm i Chim ú Tardío
M edio IV Tem prano Tom aval
800 Urpay
Influen cia Wari B Cham is Tanguc he Choloque
Chinc hawas i 2
Tem prana Cajam arc a A m aru M oc he V Tem prano
T RANSFORMACIONES CULTURALES
DURANTE EL INTERMEDIO TEMPRANO EN EL
VALLE DE CHACAS
Hacia el desarrollo de asentamientos complejos
en un área de la sierra nor-central del Perú
CAROLINA ORSINI
Universidad de Bologna
orsinic@cib.unibo.it
INTRODUCCIÓN
Durante los últimos años, los arqueólogos se han ocupado cada vez más de la
relación hombre/paisaje que existió en la antigüedad. La evolución de las
problemáticas relacionadas a esta rama de la investigación arqueológica se ha
visto influenciada por el enfoque de la geografía humanístico-fenomenológica y de
la antropología del paisaje. De hecho, si la arqueología del paisaje se puede
considerar en este sentido una real investigación histórica sobre el territorio, tal
historia no puede ser sólo el reflejo de una determinada actitud cultural o religiosa,
sino también económica y social del hombre antiguo. El estudio de esta
transformación nos proporciona una importante información sobre quién la ha
producido.
El presente articulo se enfocará en las transformaciones del paisaje
arqueológico, cultural, social y económico del valle de Chacas en la sierra nor-
central del Perú, durante el Período Intermedio Temprano (200 - 600 d. C.). Dicho
lapso temporal corresponde quizás a la fase más interesante en las transformaciones
de los patrones de asentamiento y en la explotación del territorio de la zona.
Asímismo, intentamos sugerir posibles caminos de investigación que han ido
surgiendo a lo largo de los últimos tres años de reflexiones y estudios sobre la
arqueología de esta zona. Dicho estudio se ha realizado en el marco del Proyecto
arqueológico1-topográfico «Valle de Chacas».
162 Transformaciones culturales durante el Intermedio Temprano en el valle de Chacas
ÁREA DE ESTUDIO
El primer paso para cumplir con las finalidades de este estudio, ha sido completar
la cartografía arqueológica de la mayoría de los asentamientos que podían constituir
una base interesante para la investigación. Para el trabajo topográfico ha sido
necesario crear un sistema de referencias cartográficas detalladas para el área de
Chacas donde se puedan localizar los estudios arqueológicos pasados y venideros.
En lo referente al sistema de investigación topográfica, ha sido escogido el
método GPS por su capacidad de trazar y reconstruir las estructuras de los sitios a
través de una recopilación rápida de un elevado número de puntos, como los
vértices de las estructuras, la posición y orientación de las paredes y, en general, la
ubicación de los sitios. La precisión y rapidez del método GPS es un elemento
crucial, si se considera la dificultad logística de trabajar en el área andina. Además,
los datos adquiridos vía GPS también son útiles para la descripción morfológica
de los sitios mediante la generación de un Modelo de Elevación Digital. La
representación tridimensional de los sitios, de una precisión sorprendentemente
alta (aproximadamente 1 centímetro), es muy útil en la interpretación de las
relaciones entre los elementos socioeconómicos y naturales del territorio (un ejemplo
lo tenemos en la Fig. 3). Por último, el método GPS permite resolver problemas de
emplazamiento absoluto. La investigación topográfica a través del GPS proporciona
una documentación completa de los sitios arqueológicos en lo que se refiere a la
caracterización morfológica, la descripción de los asentamientos y la representación
de los detalles, elementos cruciales para entender cómo los sitios fueron planeados
y construidos (Capra et. al. 2002, ms. a).
164
Fig. 2. Mapa del Valle de Chacas con las áreas ecológicas y los sitios localizados por el proyecto. Elaboración de C. Orsini, A. Galeandra, S. Todaro.
Transformaciones culturales durante el Intermedio Temprano en el valle de Chacas
Carolina Orsini 165
El valle de Chacas fue habitado probablemente a partir del Período Inicial, Final o
Formativo – es decir, aproximadamente entre 800 y 200 años antes de Cristo-. Los
sitios de esta época están ubicados en la zona más baja del valle (zona quechua,
2500-3000 m.s.n.m.) (Herrera, 1999; Wegner, 2001). Se trata de grandes centros
conformados por montículos de estructura piramidal basándose en plataformas
artificiales sobrepuestas. En importantes complejos como el Pirushtu de Chacas
(CVP 15) (Fig. 4), el Pirushtu de Huallin (CVP 8) y Gatinjirca (CVP 28) se ha
recuperado cerámica (Fig. 5) con formas comparable con la fase Chavín Janabarriu
(en particular, las ollas sin cuello marrón mate decoradas ocasionalmente con
dibujos incisos, cf. Burger, 1998 lám. 311-313, Grieder, 1978 lám. 34 a-e) aunque las
tipologías de pasta y de acabado resultan ser una producción local con un patrón
distinto. Dichos sitios revistieron posiblemente un papel de considerable
importancia si se considera que fueron frecuentados también en períodos sucesivos.
En lo que concierne a los dos Pirushtus, parece improbable que la ocupación
posterior haya sido del tipo habitacional (hasta ahora no se ha encontrado
estructuras arquitectónicas, pero no se puede descartar la hipótesis de una
ocupación intrusiva). Es posible que fueran frecuentados como lugares de
peregrinaje y de ofrendas (una discusión más detallada de este argumento se
encuentra en Orsini, ms. b.); sabemos además que el Pirushtu de Chacas fue utilizado
como lugar de entierros en cámaras subterráneas durante el Período Intermedio
Temprano.
El período siguiente, caracterizado en el Callejón de Huaylas por la presencia
del estilo cerámico «Huarás blanco sobre rojo» (Bennett, 1944; Ravines, 1994),
hasta ahora no es bien documentado en el valle. El estilo cerámico Huarás se
afirma entre el 200 a.C. hasta el 200 d.C.. En el valle de Chacas durante la temporada
de excavaciones 2002, ha sido encontrada cerámica Huarás por debajo de estratos
de ocupación asociables al Período Intermedio Temprano e, incluso de períodos
posteriores, en asentamientos complejos situados en crestas rocosas de cerros (por
ejemplo, en Jatungaga Pirusthu, CVP 25, situado a los 3800 m.s.n.m.). Como hemos
dicho, es posible que los mismos asentamientos del período precedente sigan siendo
frecuentados, en particular Gatinjirca, pero resulta aún difícil una asociación entre
cerámica y patrones arquitectónicos. Un posible marcador arquitectónico de las
etapas de ocupación Huarás es la presencia de estructuras enterradas a manera de
«cajas» con paredes empedradas (véase Bennett, 1944, por el Callejón de Huaylas),
que sirvieron posiblemente de entierros. La cerámica asociada a este tipo de
estructuras encontradas en varios asentamientos complejos en áreas elevadas del
valle corresponden, en la mayoría de los casos, a una pasta fina rojiza o roja oscura.
Las formas características que hemos registrado son cuencos de base llana o semi-
llana con dibujos geométricos de color claro que se desarrollan a partir de la franja
mediano inferior hasta los labios (Fig. 6, cf. Bennett, 1944 Fig. 12, y posiblemente
con la cerámica «Kayán ware B» descrita por Lau, 2001a).
Como hemos dicho, en el valle de Chacas estos entierros han sido observados en
varios sitios de las ecozonas suni-puna (entre los 3600 y los 4000 m.s.n.m., en
166
Fig. 3. Digital Terrain Model y plano topográfico de las estructuras del sitio arqueológico de Huacramarca (CVP 2). Dibujo F. Mancini y C. Orsini
Transformaciones culturales durante el Intermedio Temprano en el valle de Chacas
Carolina Orsini 167
particular, en los sitios de Mashinka (CVP 11), Jatungaga Pirushtu (CVP 25) y
Pirushtus de Huayá (CVP 12) presentando, probablemente, arquitectura posterior,
como señalaremos más adelante).
Las evidencias arqueológicas más importantes del valle de Chacas aparecen
a partir del Período Intermedio Temprano (200 - 600 d. C.), cuando se observa la
proliferación de los asentamientos complejos con función mixta en una zona
ecológica alrededor de los 3800 m.s.n.m. asociados a evidencias cerámicas y
litoesculturas de estilo recuay (entre otros un monolito grabado procedente del
sitio de Cruzjirca -CVP 29- y una maqueta en piedra procedente de Chagastunán -
CVP 13). La variedad y cantidad de las muestras cerámicas para este período es
muy amplia y merece un estudio aparte. Gracias a los primeros indicios que
provienen de las excavaciones en el valle de Chacas y de recientes trabajos
arqueológicos en el Callejón de Huaylas (Lau, 2001a; Gero, 1992 y 2001b), sabemos
que puede existir una continuidad y una superposición entre los asentamientos
del Período Intermedio Temprano con aquellos asociados a evidencias cerámicas
de estilo Huarás.
El patrón de asentamiento más importante de este período es la construcción
de sitios en la puna con fortificaciones (Foto 1), ubicados en crestas rocosas de
cerros que constituían lugares ideales para el control económico y político del
territorio: ubicados en áreas de transito entre los pisos quechu-suni y puna del valle,
los sitios fueron emplazados en posición ideal para el control de los territorios
agrícolas más fértiles (las terrazas agrícolas, que normalmente están dispuestas
Foto 1. Sitio arqueológico de Riway (CVP 1). Túmulos y zona residencial. Foto A. Capra.
168 Transformaciones culturales durante el Intermedio Temprano en el valle de Chacas
Foto 2. Sitio arqueológico de Rayán Pampa (CVP 21). Túmulos y andenes de cultivo. Foto C.
Orsini
Foto 3. Sitio arqueológico de Macuash (CVP 22). Túmulos y andenes de cultivo. Foto C.
Orsini
170
Fig. 5. Ejemplos de ollas sin cuello procedentes de los sitios Pirushtu de Chacas (CVP15) –a-
y Gatinjirca (CVP 28) - b-. Dibujos C. Orsini y A. Rodríguez.
Fig. 6. Ejemplos de cuencos fino en pasta rojiza procedentes de los sitios (a) Jatungaga
Pirushtu (CVP 25) y (b) Mamapampa (CVP 33). Dibujos C. Orsini
172 Transformaciones culturales durante el Intermedio Temprano en el valle de Chacas
Alto, ha interpretado estas partes del retículo urbano como lugares dedicados a
acoger la preparación de las comidas y de las bebidas destinadas a ceremonias
públicas de redistribución, que se celebraban probablemente en estas zonas (Gero,
1999, 2001b).
En relación geográfica y posiblemente simbólica con estas zonas se han
encontrados las áreas funerarias de los sitios donde conviven, en la mayoría de los
casos, diferentes patrones arquitectónicos que atestiguan la larga ocupación de
estos sitios. Aparentemente las estructuras funerarias del período más antiguos
son la cámara hipogeas semi-hipogeas. Los entierros en chulpas pueden ser
interpretadas como posteriores a la fase final del Período Intermedio Temprano,
mientras que las inhumaciones simples en abrigos rocosos naturales tapados o no
por muros, a menudo situadas en las pendientes de los cerros sobre los que surgen
los asentamientos, se han encontrados asociadas a cerámica del Período Intermedio
Tardío (Aquilpo). Se trata de una cerámica tosca, monocroma y que lleva a menudo
una decoración incisa en formas de círculos o aplicaciones. La pasta, en particular
de las formas que hemos podido reconocer como ollas y botellas con asas
horizontales a sección aplastada, son de color oscuro (marrón/rojizo hasta marrón
mate) (cf. Orsini, ms.a inv. n° 293).
A partir de los datos expuestos en esta breve reseña, resulta evidente que dado el
estado actual de los estudios, no es posible determinar la secuencia cronológica de
ocupación de los asentamientos del valle de Chacas. Podemos sólo suponer que,
después de una fase inicial de ocupación de las áreas quechua del valle, los primeros
asentamientos complejos empiezan a florecer en una zona ecológica más elevada.
Estos sitios pueden tener una instalación urbanística que data desde el Período
Huarás o Intermedio Temprano y, en algunos casos, son habitados hasta el Período
Intermedio Tardío. Quizá la explotación de dicha área más elevada se podría
relacionar con un nuevo clima político, económico y cultural. Aparentemente los
asentamientos en las crestas de cerros hospedaron sociedades restringidas, pero
intercomunicadas, quizá encabezadas por jefes político-religiosos. Esto parece
confirmarse con la introducción de nuevos temas expresivos en la cerámica. Es así,
que se ve una personalización de los temas figurativos y comienzan a ser
representados los jefes religiosos y guerreros en escenas de vida cotidiana y ritual.
Joan Gero, a propósito de la iconografía de la cerámica Recuay, señala el carácter
individualista que atañe a las nuevas figuras de poder de los grupos étnicos
dominantes: «mientras el proceso de consolidación del poder se estaba
intensificando y estaba asumiendo una nueva forma en cada generación del PIT,
los jefes de los linajes, los señores locales, o las autoridades étnicas que estaban
revistiendo estas posiciones eran figuras probablemente familiares a la población como
parientes, vecinos o conocidos»(Joan Gero, 2001b: 28).
Carolina Orsini 173
Agradecimientos
Quiero dar las gracias en principio, al Centro Runa, por haberme invitado a escribir
este artículo y, en particular a Bebel Ibarra, que me ha asistido con generosidad y
profesionalidad a lo largo de todo el proceso de publicación. Mi gratitud a Laura
Laurencich Minelli, por haberme dado la posibilidad de conocer el valle de Chacas
y de trabajar en esta área y al Padre Ugo de Censi y a toda la Operación Mato
Grosso que vienen apoyando este proyecto desde 1996. Agradezco su colaboración
a todo el personal del Departamento de Ingeniería DISTART de la Universidad de
Bolonia, especialmente a Alessandro Capra (director de los trabajos topográficos),
Francesco Mancini, Elisabetta Pareschi y Stefano Gandolfi.
Este trabajo no se habría podido realizar sin la valiosa ayuda del arqueólogo
Aurelio Rodríguez, quien realizó parte de la topografía de Huacramarca y de Riway
y algunos estudios acerca de la cerámica. Los arqueólogos Joan Gero y Bebel Ibarra
proporcionaron importantes datos, incluso manuscritos inéditos, que utilicé en
este trabajo.
Notas
1
El proyecto se desarrolla en el marco de las investigaciones de mi tesis doctoral en
la Universidad de Bologna (Italia). Los trabajos han sido realizados con la
coordinación de Laura Laurencich de la misma Universidad.
174
175
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
creemos que su posición era correcta, aunque cabe la posibilidad, como sugiere
Martha Anders, que los edificios ya existían a la llegada de los Wari y que más bien
fueron reocupados por éstos (Bonavia,1991: 383)
El padre Soriano, quién se dedicó a visitar sitios antiguos en el Callejón de
Huaylas, también habla de Wilkawaín y asocia este tipo de construcción con otras
de la sierra de Ancash: Chinchayhuasi (Pira), Illawaín( Aija), Pichikjayanani
(Catac), Teckosh (Ticapampa), Ucanan, Jancu, Honkopampa y Waullac (Huaraz)
a las cuales la relaciona con fragmentos de vasijas fitomorfas, zoomorfas y
antropomorfas que fusionan el tipo Huaylas con el Tiahuanaco, las cuales fueron
constatadas también en las tumbas excavadas por la misión Bennett (Soriano, 1941).
Gary Vescelius sostiene que Honcopampa es un sitio Tiwanacoide, en
cuyo basural del sector residencial aparece alfarería Blanco Sobre Rojo, lo que es
prueba fehaciente, por lo menos hasta donde llegó la excavación, que es un sitio
posterior a Huaricoto. (Buse, 1965). Vescelius, a través de una publicación de
Lanning en 1964 ,hace la siguiente mención: «El complejo Honcocoto pertenece al
Horizonte Medio (Wari) y está asociado con varios cambios mayores en el desarrollo cultural.
Las tumbas en chullpas reemplazaron a las galerías y cistas. El Honco temprano se caracteriza
por influencias fuertes de varias partes del Perú, pero especialmente de Wari en la sierra
sur. Cerámica Chaquipampa B, Nievería y Marañón (Cajamarca), aparece en las chullpas.
Un inmenso centro administrativo y de almacenaje fue construido en este tiempo,
indudablemente bajo el símbolo del dominio Wari. Este centro fue ocupado a lo largo del
período Honco Medio, durante la continuación del dominio Wari, evidenciada por la
aparición del estilo cerámico Viñaque; mientras que afinidades con la costa son sugeridas
por la popularización de la cerámica impuesta. El Honco Tardío señala el colapso del
Imperio Wari y es más notable por el gran énfasis en la cerámica del tipo Supe dominante»
(Lumbreras, 1980: 406)
Honcopampa también ha sido estudiada intensamente por Willian Isbell,
quien menciona que,a excepción de un pequeño puñado de fragmentos del
Intermedio Temprano, toda la cerámica de Honcopampa data del Horizonte Medio,
los cuales están asociados a edificios en forma de D y chullpas alguna de las
cuales de 3 pisos y varios recintos tipo mausoleos. El tipo de estructura que no se
halla en Huari son las chullpas, donde un posible fragmento Recuay fue hallado
en el interior de una de ellas. Agrega además que las construcciones de piedras y
pachilla son característicos del período Intermedio temprano en Pashash,
Huamachuco y Cajamarca. Es entonces que Honcopampa fue un centro con las
características de Huari; pero el enigma de los asentamientos y organización
política del Intermedio Temprano del callejón de Huaylas está por resolver. (Isbell,
1991: 26-36)
Zaky realiza estudios en Katyama, distrito de Santa Cruz ,provincia de
Huaylas, donde describe un mausoleo: «es una estructura de tres pisos construida
en el eje norte sur; la mampostería se compone de piedras de dimensiones distintas,
con un acceso de 80 x 70 cm; el techo es de lajas grandes; en el exterior de los muros
este y oeste existen hoyos que recuerdan los cuatro detalles arquitectónicos tipo
mascar, son de 45 cm. de diámetro y un metro de profundidad.» Muestra una
escultura lítica representando la cabeza de un animal. Los edificios de la zona de
Lilyan Soto Verde
179
Wilkawain tiene gran parecido con el que describimos. Los restos de Katyama, se
componen de cerámica sencilla y decorados con círculos. Con respecto a su
cronología no hay muchos elementos diagnósticos, pero considerando las
semejanzas Wilkawaín muestra rasgos Tiwanacoides, por la decoración zoomórfica
de la piedra de mausoleo. Los monumentos aledaños al sitio se ubicaría n en el
período Intermedio Temprano y parte del Horizonte Medio. (Zaky, 1980: 614).
Alberto Bueno, basado en rasgos arquitectónicos, propone para el sitio de
Wilcawaín que las construcciones que se ornamentan con escultura exenta (Chavín)
derivan en monumentos regionales como Pumacayan (que expone esculturas
exentas) y quizá Incawain (Caraz), y se prolongan hasta las estructuras intermedio-
tempranas de Wilkawaín y Honcopampa (Bueno, 1988a). Al respecto Bennett nos
indica: «...en Wilkawain un templo de tres pisos, alguna vez estuvo ornamentado con una
cornisa sobresaliente y una hilera de cabezas de puma talladas en piedra» (Benentt,1949).
Lumbreras hace una definición de la arquitectura Recuay mencionando
que se le asignan a esta cultura: a) Una arquitectura compuesta de dos cuartos
paralelos en forma de galerías, con techos de lajas grandes sobre las que hay un
relleno de tierra, y conectados interiormente, uno de ellos con salida al exterior. b)
El otro es similar al anterior pero con cuatro cuartos. c) El último consiste en una
galeríä subterránea de un cuarto que tiene hasta tres subdivisiones, de forma
alargada y que se comunica al exterior por un hueco a manera de tragaluz. Este
tipo es muy parecido a las tumbas encontradas en la sierra de Recuay en forma de
galerías subterráneas (Lumbreras, 1980: 104). No señala los sitios que presentan
esta arquitectura; en cambio, al sostener la existencia del Imperio Wari menciona
«... igualmente conquistadas las tierra de Recuay, en el mismo Callejón de Huaylas los
Wari, construyeron sus centros ceremoniales en Honcopampa, cerca de la quebrada de
Akilpo y en Wilkawaín, sosteniéndose en que la cerámica Wari, es más antigua entre los
expandidos y mayoritaria en Ancash» (Lumbreras,1980: 399). Asimismo señala que
en Carhuaz se encontró unas tumbas, que además de tener cerámica Wari antigua
tenían también cerámica Mochica-Wari, que es una modalidad muy fina que surgió
en Moche, la cual es rara en términos cuantitativos y cualitativos. Al margen que es
muy escasa, aparecen allí dibujos mochenses policromados al estilo Wari. Sobre
esto cabe mencionar, que en colecciones particulares de Caraz hemos observado
ceramios Moche encontradas en chullpas que existen en el distrito de Santa Cruz,
en las laderas de la Cordillera Blanca.
Sobre el mismo problema Thatcher dice: «...que los Wari casi llegaron tan temprano
a Huamachuco como al Callejón de Huaylas. Parece que la cerámica, durante esta fase
Huamachuco estuvo en una cercana comunicación con la cuenca de Cajamarca,al norte. El
estilo cursivo de las vasijas finas con pedestal es un rasgo distintivo a la fase Huamachuco
y es idéntico al cursivo clásico del Cajamarca III, identificado por los Reichlen. Al respecto
,Vescelius informa que en los tiempo medio y tardío Huaylas (Recuay), aparecen varios
nuevos rasgos en el Callejón de Huaylas: cerámica Caolín ,base apedestelada y trípodes.
Estos rasgos son característicos del Cajamarca III y la fase Huamachuco». (Lumbreras,
1980: 401)
Smith es de la opinión que durante la fase clásica de Recuay aparece la
influencia Wari que se manifiesta en la cerámica con la policromía e,inmediatamente
después, ésta se amplía y se desarrollan dos tradiciones: una en el norte, típicamente
180 Waullac y el Intermedio Temprano en el Callejón de Huaylas
Cajamarca; y otra en el sur, que es Wari; de modo que Recuay como entidad cultural
se desintegra. Además agrega este investigador, que con la llegada de Wari
desaparece la tradición pastoril en el ámbito del Callejón de Huaylas, para dar
paso a un incremento agrícola. Esta pues es una época de grandes cambios en
dicha área. Cambios que comienzan a producirse en la segunda mitad de la época
1 y que llevan a modificaciones importantes. Por ejemplo, la construcción de
«Chullpas» como monumento funerario que reemplaza a las galerías de Recuay, y
la edificación de grandes centros administrativos -uno de ellos debió ser
Honcopampa, localizada cerca de la quebrada de Akilpo en el distrito de Marcará
(Bonavia, 1991: 381).
Steven Wegner refiere que después del apogeo de la cultura regional vino
gente del imperio Wari de Ayacucho (600-1000 d.C.) quienes tuvieron influencia
en los grupos locales respecto a su arquitectura, alfarería e ideología. Por ejemplo,
construyeron mausoleos para el entierro de difuntos, como Wilkawain y Waillac
(1996: 3). Wegner hace además un revisión crítica de los trabajos realizados en el
Callejón de Huaylas y el uso de la cerámica de caolín para la filiación de un sitio
como Recuay, manifestando que,sin mejores datos acerca de la procedencia de
cerámica de contextos funerarios y de excavaciones llevadas a cabo en basurales y
sitios de habitación no disturbados, será muy difícil o imposible discernir
diferencias cronológicas al interior del estilo Recuay, para evaluar las variaciones
regionales en el estilo en cualquier punto de su historia y para diferenciar entre
variaciones temporales y regionales.Señala además que el problema más grande
que se tiene sobre Recuay es la muestra actual, la que en gran parte está compuesta
por cerámica de tumbas saqueadas,surgiendo la pregunta acerca de la posibilidad
de hallar este tipo de cerámica en los asentamientos Recuay (1981).
Por otro lado, Joan Gero realiza investigaciones en Carhuaz, en el sitio de
Quellash, catalogándolo como un sitio Huarás Blanco sobre Rojo, por la aparición
de gran cantidad de cerámica de este tipo en el sitio. A su vez, manifiesta que la
aparición de la cerámica Recuay representa un cambió importante en el
asentamiento (Gero ,1990: 52-56)
Estructura 1.- Se halla al extremo este del sitio. Se encuentra sobre un basamento de
piedra de un metro de altura (Foto 1). Presenta un acceso con gradas de 1.30 x 1m.
con una orientación sur, y dos ventanas (una al lado este y la otra al oeste). Los
muros son de piedra, unidas con pachilla -que se observa más en la parte superior
de los muros- y argamasa de barro.. El acceso presenta un dintel trabajado: en las
jambas se puede ver una piedra pulida trabajada. Su techo está construido por
grandes lajas y, hacia la parte exterior, presenta una especie de cornisa. Su interior
tiene un ancho de 3.50 m. y un largo de 1.50 m. y la altura es de 1.75 m. El aparejo
de las paredes es regular. A su izquierda se observa dos recintos pequeños adosados:
el primero tiene un acceso de 1.10 m. x 0.70 m. y 2.80 m. de profundidad y el otro es
un poco más grande, posee un acceso de 1.30 x 0.95 m. Su techo es a base de lajas
medianas entramadas. Presenta una especie de banquetas en su interior y la altura
del interior es de 1.76 m. (Fig. 3).
Estructura 3.- Sólo se aprecian muros destruidos que en la actualidad no tienen más
de un metro de elevación. Es de planta rectangular, de 5 x 2.10 m. y su acceso se
orienta hacia el oeste. La técnica constructiva es más rústica: el aparejo es irregular
y las piedras son más pequeñas.
Estructura 5.- Está conformada por dos recintos de forma ortogonal, cuyos accesos
tienen una orientación este (hacia el centro de todo ese sector). Sus medidas en
promedio de ancho son de 0.85 y 0.90 m. La técnica constructiva es más rústica, el
aparejo es más irregular y con poca argamasa que le da una apariencia de haber
sido sólo mampuestos. La altura actual es de un metro, aproximadamente.
Estructura 7.- Es de forma rectangular, con un acceso de orientación este (ala centro
del sector). Está muy destruida, la técnica constructiva es de pircado a base de
piedras de río. Se puede observar restos de mensulas de piedras muy gruesas, lo
que sugiere que pudo haber sido techado con lajas grandes.
Estructura 8.- Está muy destruida, su forma es ortogonal y su acceso esta orientado
hacia el este. Es la única cuyo acceso no da hacia el sector central.
Estructura 9.- Esta estructura se halla en la parte media del sitio y sólo se tienen
restos de muros. Por consiguiente, su forma no se puede determinar. La técnica
constructiva es la misma que las estructuras techadas, es decir, a base de grandes
piedras de río.
Estructura 10.- En la actualidad ésta se halla cultivada y cercada por espinas. Los
muros parecen haber sido alterados para darle apariencia de cerco para chacra. Es
de forma ovalada y a desnivel. En el lado norte se aprecia un acceso que tiene una
orientación este y los muros son de piedras grandes unidas con argamasa.
Además de la estructuras, existe una gradería que se halla en el camino frente a los
recintos, la cual está trabajada en piedra. En la actualidad, ese camino sale en
medio de la chacra. A esto se añade que, en el sector central, se puede apreciar en el
piso piedras tiradas, labradas de forma paralepípeda.
indicaría que esta estructura fue adosada y es la que presenta la mayor cantidad de
piedras trabajadas (reutilizadas).
El material cerámico encontrado en superficie guarda ciertas similitudes con
los estilos Wari y Cajamarca III. Sin embargo, por el reducido número de fragmentos,
no haremos comparaciones ni descripciones más detalladas (Fig. 6 y 7).
CONCLUSIONES
HARTMUT TSCHAUNER
Universidad de Harvard
tschaun@fas.harvard.edu
INTRODUCCIÓN
Mencionado por primera vez hace casi ya un siglo (Sievers, 1914: 100, Abb. 30) y
descrito en más detalle en los años treinta (Kinzl, 1935: 267–268; cf. Tello, 1960:24),
Honco Pampa ha recibido considerable atención verbal pero poca investigación
arqueológica debidamente publicada. El sitio está ubicado a 3500 m.s.n.m. en el
distrito de San Miguel de Aco, provincia de Carhuás en los terrenos de la comunidad
campesina de Atoqpampa (Fig.1). Su parte principal ocupa la falda sur de una
morrena glacial llamada Purush Monte (o Honcocoto [Buse 1965: 321]), de unos
75 m de altura y aproximadamente un kilómetro de largo. La morrena domina una
pampa pantanosa hacia el sur y desde su cima y empinada falda norte la Quebrada
Honda, una de las principales rutas de comunicación entre el Callejón de Huaylas
y el vecino Callejón de Conchucos (Fig. 2). Al pie de Purush Monte se encuentra un
conjunto de nueve chullpas conocido como Ama Punku (o Chapa Corral [Buse,
1965: 324–327]) y en su extremo este otra chullpa aislada, Chucaro Ama, de tamaño
considerable (foto en Lumbreras 1969: 259). Hacia el sur, la pampa está delimitada
por otra morrena llamada Tayapachan. Pequeñas chullpas aisladas se encuentran
esparcidas por las faldas de ambas morrenas.
En 1961, Gary Vescelius y Hernán Amat realizaron cinco semanas de trabajo
de campo en Honco Pampa y sus alrededores, levantando un plano completo
(inédito) y excavando en ocho unidades arquitectónicas. Aunque los únicos
informes que se llegaron a publicar sobre estos trabajos son breves resúmenes de
segunda mano (Buse, 1965: 317–327; Lanning, 1965), el hallazgo de cerámica de
filiación Wari y la arquitectura octogonal dieron origen a la hipótesis de que Honco
Pampa era un gran centro administrativo del Estado Wari en el Callejón de Huaylas,
ampliamente difundida por el influyente libro de texto de Lumbreras (Lanning,
1965: 140; Lumbreras, 1969: 261–262; 1974: 171).
194 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
CRONOLOGÍA
Fig. 2 Plano general de Honco Pampa, mostrando la ubicación de los sectores del sitio
Fig. 3 Plano del sector Purush Monte en la falda sur de la morrena de Honco Pampa.
198 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
Formas arquitectónicas
Honco Pampa. En su parte superior, este muro está ligeramente inclinado hacia el
centro de la estructura tal como se encontraría en la base de una cúpula. AC–13
tiene un acceso al centro del lado recto de la «D» y otro más pequeño en la parte
convexa. AC–14 no dispone de puertas en los muros conservados. En su interior
tiene cuatro nichos grandes simétricamente dispuestos.
El segundo tipo de estructura son las chullpas. Se han reconocido entre 15 y
16 chullpas en Ama Punku y en los otros sectores de Honco Pampa. Éstas son
edificios cerrados de varios pisos y diferentes tamaños de 2 a 17 m de largo. Al
interior pueden tener hasta 24 pequeñas cámaras simétricamente dispuestas (Fig.5).
Las puertas comúnmente miden menos de 1 m de alto y tienen dinteles y canilleras
monolíticas. Grandes lajas de granodiorita forman los techos. A pesar de que todas
estas estructuras estaban huaqueadas, en varias de ellas —grandes y pequeñas—
todavía se encontraron restos óseos humanos. Si bien esta observación sugiere un
carácter funerario para todas las chullpas, el gran rango de variación en tamaño y
patrones de división interna exige la distinción de varias clases de monumentos
funerarios con importantes implicaciones para la organización social de sus
usuarios.
El tercer y más importante tipo arquitectónico —en cuanto a número de
estructuras y área construida— es el complejo amurallado rectangular con patio
central. Estos complejos se encuentran en terrazas artificiales en la falda de Purush
Monte (Fig. 3). El modelo ideal de este tipo es un recinto amurallado
aproximadamente cuadrado en cuyo centro se encuentra un patio abierto también
aproximadamente cuadrado que ocupa la mayor parte del área del complejo. A lo
largo de tres o cuatro lados del patio hay estructuras alargadas techadas (o
«galerías») subdivididas por muros perpendiculares adosados en cuartos más
pequeños. Cada uno de estos cuartos tiene su propio acceso desde el patio (Fig. 6),
existiendo típicamente tres puertas en cada lado del patio (Tabla 2). Al menos en
su actual estado de conservación, la mayoría de los cuartos no parecen comunicarse
entre sí. La distribución de cuartos es aproximadamente simétrica al eje central
este–oeste del complejo que pasa por su entrada principal y es paralelo a la falda
de la morrena. La entrada principal a cada complejo se encuentra en el punto
medio del lado este y es a través de un estrecho callejón amurallado perpendicular
a la galería frontal que se llega directamente al patio central. Este callejón suele ser
el único acceso al complejo desde el exterior. Si hay otro acceso éste es pequeño e
inconspicuo (Fig. 6). Mientras las galerías laterales y la frontal tienen un ancho
más o menos estandarizado de 2.5 a 3 m, la galería opuesta a la entrada principal
del complejo es más ancha (hasta 4.7 m.). Esta última posee una puerta amplia en
su punto central, la cual está alineada con el callejón de acceso y da entrada a un
cuarto de tamaño excepcional. Las paredes del patio se distinguen de las de las
galerías por un mayor número de muros ornamentados (cf. siguiente acápite),
especialmente en la pared frente a la entrada principal. Todas las puertas tienen
dinteles monolíticos, pero el de la puerta opuesta al callejón de acceso es la más
grande del complejo, seguido por el de la entrada principal (al lado del patio). Las
medidas exteriores de los complejos varían entre 20 y 35 m. Cada complejo forma
una unidad autónoma que se encuentra en su propia terraza. Incluso en el caso de
Hartmut Tschauner 201
Fig. 5 Planos de tres chullpas del sector Ama Punku (Chapa Corral).
202 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
Las piedras chicas o pachillas, típicamente son chatas y rellenan los espacios
entre los bloques mayores. Según el arquitecto H. S. Loten (1987a: 5) las pachillas
sirven para evitar la necesidad de un encaje perfecto de los bloques grandes y de
esta manera facilitan la mampostería a gran escala. La dimensión horizontal de
los bloques mayores tiende a ser mayor a la vertical. Excepto con los bloques más
grandes, comúnmente no se hizo un esfuerzo de orientar la cara plana del bloque
con la pared del muro. Como todavía se puede observar, en algunos casos se alcanzó
una pared más o menos lisa rellenando los espacios entre bloques con pachillas y
entre las pachillas con mortero. Las piedras no están puestas en hileras sinó que
los bloques y zonas de pachillas entre los bloques forman patrones de tablero de
ajedrez en las paredes. Estos patrones no parecen haber estado cubiertos por
enlucido. En ninguna pared se observaron restos de enlucido (cf. la mampostería
similar de las chullpas de Corongo [Terada, 1979: Pls. 41, 42]). Como los muros
mismos, las puertas (dinteles y canilleras) se construyeron a base de grandes
bloques monolíticos. El dintel más grande es un solo bloque de 4.32 m de largo.
Técnicamente, la mayoría de los muros consiste en dos paredes de piedras semi
entrelazadas con un delgado núcleo de escombros y mortero al medio. Algunos
son macizos de piedra. Las piedras están puestas en lechos de mortero de barro de
variable grosor. Los espesores de muros varían entre 0.65 y 1.00 m. En ningún caso
se observaron secciones horizontales o verticales a modo de episodios que sugieran
tareas de construcción. Sólo se encontraron dos cornisas aisladas en AC–1 y AC–
18, pero están a una altura sorprendentemente baja en relación al piso y carecen de
dispositivos homólogos al lado opuesto del cuarto. Por ende, en ningún complejo
hay evidencias de un segundo piso. Los nichos y «ventanas» que atraviesan todo
el espesor del muro son más comunes sin que se presente un patrón consistente en
su distribución.
Esta descripción abarca los tipos 1 y 2 de muros que son la mayoría de los muros de
Honco Pampa. El denominado Tipo 3 se distingue fundamentalmente de los demás
por la ausencia de pachillas y la pobre calidad de confección (ejemplos en
Tschauner, 1988: Abb. 61, 64, 67, 144). Este es el tipo menos frecuente y sus
representantes se encuentran en ubicaciones (por ejemplo, bloqueando un acceso)
que sugieren adiciones posteriores al plano original de los complejos. Ningún
muro del Tipo 3 está amarrado con uno de los otros dos tipos.
Según el arqueólogo local Julio Lingán (comunicación personal, Agosto de
1987) los Tipos 1 y 2 tendrían un significado cronológico (Fig. 7).2 Lingán fecha el
Tipo 1 al Intermedio Temprano y lo asocia con la cultura Recuay, mientras el Tipo
2 o «Wari Expansivo» dataría del Horizonte Medio.
El Tipo 1 (ejemplos en Tschauner, 1988: Abb. 91, 101, 114, 117, 151–154) se
caracteriza por bloques grandes, una gran regularidad en la disposición de los
mismos y el uso de dos materiales de colores contrastantes (granodiorita gris clara
y pizarra gris oscura). La diferencia de tamaño entre los bloques y las pachillas es
tal que los bloques claramente dominan la vista de la pared y las pachillas se
perciben en función de los bloques. En este tipo, la distancia entre bloques es más
grande que en paredes del Tipo 2. De manera similar a los bloques, las pachillas
están puestas horizontal y ordenadamente. Especialmente características son las
Hartmut Tschauner 205
Fig. 7. Tipología de muros de Honco Pampa. Todos los ejemplos a la misma escala
206
Fig. 8 Mampostería
de chullpas en Honco
Pampa y de sitios en
el Callejón de
Huaylas y Chavin de
Huántar.
Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
Hartmut Tschauner 207
pachillas nítidamente apiladas entre bloques. Este juego con el tamaño y los colores
de las piedras crea un efecto visual que genera campos de contornos irregulares, en
donde los bloques ofrecen áreas de tranquilidad visual mientras que las pachillas
emergen como zonas de movimiento creado por el juego entre luz y sombra. En su
definición ideal, por ende, estas paredes pueden considerarse como ornamentales
y a veces pueden causar una sensación similar a la de «op-art.»
El Tipo 1, por su parte, se puede dividir en tres sub-tipos. El 1.1 reúne paredes
que presentan hileras de monolitos grandes espaciados (Tschauner, 1988: Abb. 74,
86, 106, 128, 155–158). El grupo 1.2 comprende paredes que incorporan grandes
wankas (bloques parados más altos que anchos) a distancias regulares (Tschauner,
1988: Abb. 132). Finalmente, el grupo 1.3 se caracteriza por bloques inmensos
mucho más largos que altos y un empleo casi exclusivo de bloques con pocas
pachillas (Tschauner, 1988: Abb. 110, 126–128, 155, 159).
El Tipo 2 (ejemplos en Tschauner, 1988: Abb. 54, 129, 160–161) se distingue
por un pachillado continuo y sin patrón con un mayor uso de cantos rodados que
en las paredes del Tipo 1. En promedio, los bloques son de menor tamaño que los
del Tipo 1 y de formas aproximadamente cuadradas. Al mismo tiempo, son más
numerosos y su distribución es más densa que en el Tipo 1. La diferencia de tamaño
entre bloques y pachillas es menos categórica y a veces la distinción entre los dos
es arbitraria. La disposición de las pachillas es irregular. No se presenta el contraste
visual entre áreas de tranquilidad y de movimiento aunque, como en el Tipo 1, se
emplearon rocas de dos colores contrastantes. Las paredes parecen más
desordenadas y vertiginosas en vez de ornamentales.
Todas las paredes suficientemente preservadas (n = 170) fueron clasificadas
según este esquema. La distribución de los tipos muestra claramente que la
clasificación no refleja una dimensión cronológica. Sólo cinco de los 19 grupos de
muros amarrados comprenden paredes de un solo tipo. De los 40 amarres de muros,
en 16 casos (40%) los muros pertenecen a diferentes tipos, mientras que de los 56
adosamientos, 37 casos (66%) presentan muros de varios tipos. Aunque esta
diferencia es estadísticamente significativa (c2 = 6.414, p = 0.011; pFisher’s Exact = 0.010),
el número de amarres entre muros de diferentes tipos es demasiado alto como para
apoyar la hipótesis cronológica. Es más, hay 16 muros cuyas dos caras se asignaron
a diferentes tipos.
Las paredes exteriores de las chullpas pertenecen comúnmente al Tipo 1 ,
pero el número de ejemplos clasificados es pequeño. Sin embargo, es preciso resaltar
que no existe ninguna diferencia fundamental entre la mampostería de las chullpas
y de los complejos ortogonales de Purush Monte.
Si bien las diferencias entre los muros no son cronológicas, su distribución
espacial muestra patrones definitivos (Tabla 4). Los sub-tipos 1.1–1.3 aparecen
más frecuentemente en los patios. El 85% de las paredes de estos tipos se encuentra
en patios (el 92% si sólo consideramos patios y galerías). En marcado contraste, un
79ª 84% de las paredes del Tipo 2 se encuentran en galerías y el 67% de las paredes
de galerías, pero sólo el 18% de las paredes de patios pertenecen al Tipo 2. La
ubicación preferencial de los sub-tipos 1.1–1.3 en los patios es estadísticamente
significativa si contrastamos su distribución en conjunto con la de los otros tipos
208 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
describe la plaza central como vacía. Las «30 casuchas» al interior que menciona
Raimondi (1873: 85) probablemente se refieren a los cuartos en las galerías. No pude
recoger datos primarios sobre la mampostería de Pariamarka, pero Kinzl (1935: 275)
describe muros construidos de bloques grandes y redondeados con pocas pachillas
(al respecto, comparable al Tipo 1.3 de Honco Pampa).
El patrón formal del «palacio» de Pariamarka está íntimamente relacionado
con el de los complejos de Purush Monte. Como en éstos, en Pariamarka no hay
evidencias de múltiples pisos. Kinzl habla de muros de unos dos metros de altura,
igual que en Honco Pampa. En contraste con Purush Monte, el «palacio» es la
única estructura de este tipo en Pariamarka, mientras que la arquitectura del sector
residencial (?) asociado es de otra naturaleza. Además, el «palacio» es
sustancialmente más grande que los recintos de Purush Monte aunque, como
asentamiento, Honco Pampa es el más grande de los dos. La división interna de las
galerías de Pariamarka difiere de la de los complejos de Purush Monte porque no
es simétrica y porque varios cuartos «flotan» en las galerías, sin tener cuartos
inmediatamente colindantes. Además, las galerías de Pariamarka son más anchas
que las de Honco Pampa y no hay una cuyo ancho supere al de las demás. Tampoco
el (los) pasadizo(s) externo(s) de Pariamarka tiene(n) paralelo en Honco Pampa.
Finalmente, el «palacio» no tiene su propio sector de chullpas inmediatamente
asociadas. La ubicación del sitio en la falda y al pie de una morrena es comparable
a la de Honco Pampa, pero en Pariamarka la arquitectura ortogonal se encuentra
al pie, en terreno plano, mientras que, en Honco Pampa se halla en pendiente sobre
la falda de la morrena.
Aunque faltan casos comparativos bien estudiados y fechados, el estilo de
mampostería de Honco Pampa se repite una y otra vez en asentamientos
prehispánicos del Callejón. La única ancla relativamente bien fechada son los
llamados «soterrados de Katak» cuya mampostería evidentemente corresponde al
Tipo 1 de Honco Pampa (Bennett, 1944: Plate 5A). Esta se asocian con el estilo
cerámico Recuay, definido en gran parte en base a la Colección Macedo proveniente
de Katak. Además, un muro de Pashash se parece a los de Honco Pampa (Grieder,
1978: Fig. 9), aunque es más refinado con bloques de caras talladas y acomodados
en hileras. También existen ciertas semejanzas entre la mampostería más fina de
Honco Pampa y la del Atrio del Lanzón en Chavín de Huantar (Fig. 8) que sugieren
una considerable profundidad cronológica de este estilo en el Callejón de Huaylas
y la sierra norte adyacente. Su ubicación espacial y profundidad cronológica indican
que este estilo es local y nativo de esta zona.
En lo que se refiere a la forma arquitectónica, las grandes chullpas de Ama Punku se
relacionan con varias estructuras similares en el Callejón de Huaylas cuya
presencia recursiva también apoya la idea de una tradición local. Posiblemente, la
asociación de chullpa(s) grande(s) con chullpas pequeñas y tal vez con un sector
residencial, forme un patrón estructural de asentamientos del Callejón de Huaylas
del cual Honco Pampa formaría parte. El único caso comparativo para los complejos
ortogonales con patio central es el «palacio» de Pariamarka. Sin embargo, a nivel
de asentamiento los dos sitios se distinguen claramente ya que el «palacio» es de
mucho mayor tamaño que los complejos de Honco Pampa y es único dentro del
asentamiento.
214 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
Las estructuras en forma de «D» y los complejos ortogonales con patio central son
los dos elementos de la arquitectura de Honco Pampa que invitan a comparaciones
con el estilo arquitectónico Wari del Horizonte Medio. La amplia distribución de
este estilo, compartido por un escaso número de centros grandes entre Moquegua
y Cajamarca, es la evidencia clave en la que se basa la hipótesis de un imperio Wari
durante la primera mitad del Horizonte Medio (Isbell y McEwan, 1991; Schreiber,
1978; 1992). Con estos argumentos, Honco Pampa juega el papel de centro
administrativo Wari del Callejón de Huaylas (Isbell, 1989; 1991).
Otros ejemplos de estructuras en forma de «D» se conocen de los sectores de
Vegachayuq Moqo (González Carré y Bragayrac Dávila, 1986: 9, 13) y Cheqo Wasi
(Benavides Calle, 1984: mapa 2, Láms. III, VI; Isbell, 1984: Fig. 2) en Wari y de Cerro
Baúl (Williams, 2001: Fig. 5), todas dentro de áreas amuralladas. Paulsen (1974;
1983; Strong, 1957) e Isbell (1987; 1988) interpretaron la presencia de tales
estructuras en contextos Nasca 7–9 como un indicio de una temprana colonización
serrana. El estudio de Schreiber (1989: 71) sobre patrones de asentamiento en el
Valle Grande, puso en duda esta conexión con Ayacucho mostrando que las
estructuras redondas de piedra eran la forma de arquitectura residencial más común
en el Valle Grande medio durante el Intermedio Temprano. Sin embargo, las
estructuras nasqueñas son verdaderamente circulares mientras que la planta de
aquellas de Wari, Cerro Baúl y Honco Pampa tiene forma de «D.» Además, estas
estructuras no necesariamente pertenecen a una fase temprana en el desarrollo de
la arquitectura Wari: fechados radiocarbónicos sitúan la de Cerro Baúl entre 770 y
1000 d. C. (95% de confianza) y sugieren que se encontraba en uso durante la
segunda etapa constructiva del sitio (Williams, 2001:72).
Isbell (1977: 46–50; cf. Willey 1953: 267, 350, 384, 412–415) identificó los
grandes complejos ortogonales como formas características de la arquitectura Wari.
Su diseño es estrictamente ortogonal (Williams León, 1980:507, 510; Williams León
y Pineda, 1985: 58) y su subdivisión interna sigue un pequeño canon de
configuraciones estructurales bien definidas (Anders, 1986:207; McEwan, 1984:
74–75, Figs. 3–6; 1991). Éstas incluyen el patio central rectangular con un mínimo
de dos «galerías» laterales angostas y techadas de varios pisos, a veces divididas
por muros longitudinales, casi siempre por muros cortos transversales. En las
esquinas, los muros de las galerías chocan en un patrón que Schreiber (1978: 43–
55) ha bautizado como el «arreglo serial» o un muro diagonal que separa las dos
galerías. Este «elemento básico de construcción» (basic building block [Spickard,
1983: 140]) de la arquitectura Wari se repite una y otra vez como módulo predefinido
y estandarizado—que resulta en una especie de celdas (Brewster-Wray, 1983: 122;
Spickard, 1983: 140) y en la subdivisión reticular de grandes complejos amurallados
rectangulares. Mientras los muros perimetrales de los complejos suelen estar
amarrados (Schreiber, 1978: 138; Spickard, 1983: 139; McEwan, 1979: 50; pero cf.
Anders [1986: 190] para Azángaro), los de las subdivisiones comúnmente se adosan
tanto entre ellos como al muro perimetral, así que el arreglo de las subdivisiones
Hartmut Tschauner 215
puede modificarse en cualquier momento sin afectar la estática del complejo entero.
La falta de espacios entre las «celdas» internas (que comparten muros circundantes)
enfatiza los espacios interiores, inhibiendo cualquier vista horizontal y la
dimensión vertical de las estructuras que ya era prominente por sus múltiples
pisos y muros casi perfectamente rectos (Spickard, 1985: 78). El arreglo de «celdas»
suele ser sumamente complejo y el acceso severamente restringido (Anders,
1986:211; McEwan, 1979:50; 1984: 191; 1991; Spickard, 1983: 140; 1985: 79).
Esta arquitectura estrictamente ortogonal no se adapta de ninguna manera
al relieve del terreno. Como Spickard (1985: 77) observa en Pikillaqta, su arquitectura
parece el producto de una planificación bidimensional, forzada sobre un terreno
muy ondulado con enormes esfuerzos en la nivelación del mismo (Sanders, 1973:
384). El hecho de que Wari mismo no siga este patrón sugiere a algunos autores
(Moseley, 1983: 224–225; Williams León y Pineda, 1985: 55, 61) que el modelo de
los grandes complejos fue Tiwanaku cuya arquitectura se basa en el concepto de
construcción en terreno plano.
La definición del estilo arquitectónico Wari no está completa sin una
referencia a las técnicas y detalles constructivos. Éstos incluyen hileras de cornisas
que soportaban segundos pisos, sistemas de canalización subterráneos y banquetas
alrededor de los patios (Schreiber, 1978: 136). Los espesores de muros caen en un
mínimo de dos clases por complejo (Schreiber, 1978: 148; Spickard, 1983: 140). Y
los complejos muestran un estilo homogéneo de mampostería (Anders, 1986: 153–
154; Benavides Calle, 1984: 44–47; Isbell, 1977: 35; McCown, 1945: 267; McEwan,
1984: 138–141; 1991; Schreiber, 1978: 26, 28, 32; Topic 1991; Topic y Topic 1983: 8–
9). La mayoría de los muros consiste en dos paredes con un núcleo de escombros y
mortero: los de Jargampata carecen del núcleo, los de Azángaro son macizos (para
algunos ejemplos, véase Fig. 9). Las piedras son de tamaño modesto y estandarizado,
alrededor de 30 cm ,de formas chatas y alargadas y puestas sin orientación
preferencial en gruesos lechos de mortero. Muchos muros en Wari, Pikillaqta y
Viraqochapampa se construyeron en secciones verticales y/u horizontales (cf. un
ejemplo de Pikillaqta en la Fig. 9). En Wari mismo además, se encontró otro tipo de
muros sobre la base de bloques finamente labrados (Bennett, 1953: Pl. 1; González
Carré, 1981: 93, 95; Isbell, 1984: 114–116; 1986: 195–196).
Comparando con la arquitectura de Honco Pampa, a primera vista las dos
estructuras en «D» (AC–14 y AC–14) son idénticas en planta a las de Wari y Cerro
Baúl. Sin embargo, desconocemos casi por completo la tercera dimensión de estas
construcciones. Hay indicios de que AC–13 fue una especie de torre. AC–14 tiene
cuatro grandes nichos internos que no poseen homólogo en las estructuras redondas
de Wari y Cerro Baúl. El edificio de Vegachayoq Moqo tiene nichos, pero son
pequeños y se encuentran a lo largo de todo el muro interior (González Carré y
Bragayrac Dávila, 1986: 9). Mientras AC–13 y AC–14 no tienen subdivisiones, la
estructura redonda de Cheqo Wasi tiene 5 cámaras semisubterráneas en su interior.
Además, AC–13 y AC–14 constan de un muro simple y la estructura de Cheqo
Wasi de un muro triple escalonado. El acceso a AC–13 es desde el sur, el de las
estructuras de Wari desde el norte y el de la de Cerro Baúl desde el NW, aunque
216 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
CONCLUSIÓN
El grado de semejanza que existe entre Honco Pampa y los otros propuestos centros
administrativos Wari es mucho menor que el que se observa al contrastar todos los
centros administrativos Wari entre sí. El hecho de que existan semejanzas formales
entre algunos elementos individuales de la arquitectura de Honco Pampa y del estilo
arquitectónico asociado con Wari (por ejemplo, un plano ortogonal con patio central y
«galerías» perimetrales), no debe hacernos olvidar de los diferentes papeles que estos
elementos juegan en las dos arquitecturas (cf. Czwarno, 1989). A un nivel estructural,
las semejanzas formales entre elementos parecen más bien superficiales pues la
arquitectura de Honco Pampa no comparte la esencia del estilo arquitectónico Wari.
Las diferencias estructurales resultan ser de carácter muy distinto al de la arquitectura
218 Honco Pampa: Arquitectura de élite del Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas
Notas
1
Este artículo es un resumen de mi tesis de maestría presentada en 1988 (Tschauner 1988),
elaborado a pedido del editor de este volumen. He hecho un esfuerzo de actualizar el argumento
y la bibliografía, pero hay que tener en mente que se trata de un trabajo realizado hace más de
10 años. Agradezco a William H. Isbell por haberme invitado a participar en su proyecto en
1987 e iniciado al estudio del Horizonte Medio y por el permiso de publicar los resultados de
mis esfuerzos realizados en el marco de su proyecto.
2
La terminología de los tipos se ha sistematizado en comparación con la usada en Tschauner
(1988). Los tipos 1.1 a 1.3 equivalen al 3a–c y el 3 al 4 de 1988
Hartmut Tschauner 219
Fechado calibrado
1σ 2σ
Complejo B. P. Conf. Conf.
A. D. A. D.
[%] [%]
AC–2 1280±70 660–810 66.0 640–900 94.1
840–860 2.2 920–940 2.2
AC–5 (1) 1240±90 680–890 68.2 650–990 95.4
AC–5 (2) 1330±100 600–810 65.9 530–970 95.4
840–860 2.3
AC–9 1380±70 600–720 62.5 530–820 95.4
740–770 5.7
Tabla 1. Fechados radiocarbónicos de Honco Pampa.
A B C D E F G
AC–1 no no sí no no no no
AC–2 no (sí) sí no (no) sí no
AC–3 sí sí no sí sí sí sí
AC–4 sí (sí) (no) sí sí sí sí
AC–5 sí sí sí sí sí sí sí
AC–6 (sí) (no) sí (no) (no) (no) (no)
AC–7 (no) (no) (no) (no) (no) (no) (no)
AC–8 (no) (no) (no) (no) (no) (no) (no)
AC–9 sí sí (no) no sí sí sí
AC–11 sí sí (no) sí sí sí sí
Clave:
A Acceso principal desde el Este.
B Acceso principal en forma de corredor.
C Galerías en los cuatros lados.
D Una galería más ancha frente al acceso principal.
E Dintel más grande encima de la puerta frente al acceso principal.
F Segundo dintel más grande encima del acceso principal.
G Muro del Tipo 3 en el lado del patio frente al acceso principal.
(sí)/(no) Posiblemente presente/no presente.
Tabla 3. Propiedades selectas de unidades arquitectónicas de Purush Monte.
INTRODUCCIÓN
Exploraciones arqueológicas en la cuenca sur del río Yanamayo, parte central del
conjunto de tres valles de la cuenca oeste del río Marañón, más conocido como
Callejón o Región de los Conchucos, fueron llevadas a cabo dentro del marco del
Proyecto de Exploración Arqueológica Conchucos (PEAC) entre 1996 y 1997.
Siguiendo el ímpetu explorador de Tello, estas investigaciones tuvieron como meta
una aproximación macroscópica a la historia prehispánica de la zona enfocando
la evolución de los patrones de asentamiento a nivel regional.
El patrón de asentamiento actual en una de las regiones más pobres de la
sierra peruana contrasta marcadamente con la distribución de los asentamientos
arqueológicos correspondientes a las diferentes sociedades indígenas que se
establecieron en la zona. La situación actual se halla caracterizada por un alarmante
nivel de erosión de suelos y el recurrente fracaso de iniciativas dirigidas hacia una
elevación de la producción agrícola. Por lo contrario, es frecuente observar vestigios
de agricultura intensiva pre-colonial. La marginalidad económica actual de la
zona de estudio contrasta igualmente con la evidente importancia supraregional
de extensos yacimientos arqueológicos como Cashajirca (SL-1) o Ingaragá (Y-5).
Partimos de la convicción que el estudio de las respuestas culturales pretéritas a
los retos planteados por una geografía diversa y agreste, permitirá poner los retos
del presente dentro de un contexto histórico que facilitará su mejor comprensión.
El presente análisis de la variación y la variabilidad de la ubicación de
asentamientos prehispánicos tiene como trasfondo nuestros conocimientos acerca
de la organización socioeconómica en los Andes en el XVI y en la actualidad. Estos
permitirán estudiar los posibles vínculos entre la ubicación de los asentamientos y
las estrategias de subsistencia indígenas. La descripción de los cambios registrados
en los patrones de asentamiento, desde una perspectiva diacrónica, nos llevará a
reconstruir, seguidamente, el proceso de desarrollo socioeconómico subyacente.
222 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
LA ZONA DE TRABAJO
Fig. 1. El área del presente estudio comprende la cuenca sur del rio Yanamayo, parte central
de la Región de los Conchucos (Prov. de Asunción, Fitzcarrald y Yungay; Dept. de Ancash).
Las principales zonas de producción se hallan resaltadas (Yunga <2500m; Kichwa 2500-
3500m; Suni 3500-4200m; Puna 4200-4800m.)
226 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
Fig. 2 Croquis de Riway B (SL-14, valle de Chunya; consolidado con SL-13 en la Fig. 7). El
adosamiento de muros rectos de mampostería burda a los muros ornamentados que conforman el
perímetro de la plaza sugiere una reorganización estructural del área abierta de este asentamiento de
altura, posiblemente durante la segunda mitad del Horizonte Medio o inicios del Intermedio Tardío
(Redibujado de Laurencich et al (2001: Fig. 1) y datos de campo del autor.
230 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
Foto 1. Detalle de la superposición de muros en la plaza sur de Riway B (SL-14; vista hacia el suroeste)
Tres de los diez asentamientos del Horizonte Temprano presentan una ocupación
previa (Fig 3). Chenchá (Ya-6), Pirushtu de Chacas (Ch-10) y Tukush (SL-19), este
Alexander Herrera 231
último mencionado ya por Tello (1960), presentan ocupación del Período Inicial.
Llama la atención que estos sitios se hallan en la mitad oeste de la cuenca. Durante
el Horizonte Temprano también apreciamos una mayor densidad de sitios en este
sector.
Si observamos la ubicación altitudinal de estos sitios (Fig. 4) notamos que
todos se ubican entre los 3100 y los 3500m. Hay una clara tendencia hacia la
ocupación de zonas bajas, donde los asentamientos se hallan alrededor de
pequeños montículos, quizás piramidales, cerca al piso del valle (Pirushtu de
Chacas (Ch-10), Pirushtu de Huallin (Ch-15), Chakabamba (Ch-21) o a media
ladera (Cerro Cocha (SL-11). También hallamos sitios sobre prominentes elevaciones
como el imponente Gatinjirca (Ch-16) por encima de Pampash, Chacas, Tukush
(SL-19) en San Luis, Mayucapilla (P-7) en Pumayucay y Achucay (Ya-5) y Chenchá
(Ya-6) cerca a Yanama. Dos de los sitios de mayor volumen constructivo, Pirushtu
de Chacas (Foto 2) y Chakabamba (Foto 3), dominan la confluencia de dos ríos, al
igual que el pequeño Pirushtu de Huallin. Es muy sugerente que en estos tres casos
por lo menos uno de los valles conduce a abras o pasos sobre la Cordillera Blanca7
En términos económicos el patrón de asentamiento del Horizonte Temprano
indica una utilización primaria de la ecozona Kichwa. De esta observación se
desprende la necesidad de la interacción entre asentamientos ubicados en
diferentes alturas para la apropiación de los recursos de ecozonas complementarias.
Pirushtu de Huallin (Ch-15), sitio ubicado en la transición Kichwa-Suni, se halla a
pocas horas de camino tanto de Chakabamba (Ch-21) como de Pirushtu de Chacas
(Ch-10). Concluimos que el sitio menor ubicado en el ecotono representa un posible
satélite, Esta situación es inversa a aquella observada en el valle del Pukcha (Burger
1982).
Si tomamos en cuenta la calidad de los suelos en las inmediaciones de
estos sitios, notamos que la mayoría de los sitios más grandes se hallan cerca a
amplias extensiones de suelos de alta calidad en la ecozona Kichwa. A excepción
de Gatinjirca (Ch-16), ubicado sobre una prominente y perpendicular mole rocosa,
los asentamientos mayores de la cuenca no presentan una ubicación ecotonal. Sin
embargo, cuatro sitios de este período: Pirushtu de Huallin (Ch-15), Gatinjirca (Ch-
16), Tukush (SL-19) y el Pirushtu de Ishanka (SL-17), si presentan una ubicación
ecotonal entre las ecozonas Suni y Kichwa. Desde estos asentamientos la labranza
de tierras ubicadas en dos ecozonas complementarias puede realizarse sin la
necesidad de recorrer grandes distancias. Una producción de subsistencia
básicamente autárquica es factible dentro de un área restringida. Dado que no se
hallaron asentamientos pequeños en ecozonas complementarias en las
inmediaciones de estos sitios consideramosque sus habitantes practicaban una
estrategia microvertical de aprovechamiento de recursos.
En resumen, el patrón de asentamiento temprano de la sierra norcentral se
caracteriza por dos tipos de asentamiento: montículos artificiales y asentamientos
sobre cejas montañosas aterrazadas, de altura moderada. Hay una clara tendencia
hacia la ocupación de lomas o cejas a media altura del valle, preferentemente en la
zona Kichwa. Los sitios mayores se hallan cerca a grandes extensiones de tierras
agrícolas de alta calidad. alta calidad. Las pirámides y plataformas artificiales
232 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
Fig. 3 Ubicación de asentamientos del Horizonte Temprano (c. 900 - 200 a.C.) identificados
en la zona de estudio; los rombos vacios indican asentamientos con ocupación previa
(Período Inicial c. 1800 - 900 a.C.)
Alexander Herrera 233
Foto 2. Pirushtu de Chacas (Ch-10; confluencia de los ríos Arma y Chacapata; vista hacia el
Noreste): Plataforma monumental piramidal (Período Inicial, Horizonte Temprano, Período
Intermedio Temprano) en la ecozona Kichwa. En segundo plano Wawanjirca (Ch-6), sitio de
altura de inicios del Período Intermedio Tardío.
4000
Ch-16
Elevación (m.s.n.m.)
Ch-15 Ya-8
3500 Ya-5
SL-19
Ch-10 Ya-6 Ch-21
3000
SL-11 P-7
2500
2000
0 2 4 6 8 10 12
Sitios arqueológicos
4000
Elevación (m.s.n.m.)
SL-19
Ya-6
3500 Ch-16
Ch-15 P-7
Ch-10 Ch-21 Ya-5 Ya-8
3000
SL-11
2500
2000
0 2 4 6 8 10 12
Sitios arqueológicos
El Horizonte Medio
SL-13
4000
Elevación (m.s.n.m.)
Y-2 Y-4
Ch-9 Ch-21
3500 SLB-5
Ch20 SL-17
Ya-4 Ya-6 SN-6
3000
Ch-4 SL-22
2500
SN-5
2000
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Sitios arqueológicos
(SL-6), un pequeño sitio con corrales ligado al manejo de ganado. Estos sitios
ponen en evidencia la existencia de estrategias, plenamente desarrolladas, de tipo
microvertical o de «archipiélago comprimido».
El tercer tipo de estrategia de asentamiento se ve reflejado en la continuidad
de ocupación en las ecozonas Suni en Ingaragá (Y-5) y Kichwa en Campanayoq
(Y-12), sitios mencionados anteriormente.
Más allá de las tres estrategias de asentamiento identificadas en el patrón
de asentamiento del Período Intermedio Temprano, en el Horizonte Medio se perfila
una cuarta estrategia centrada en la explotación de las zonas altas, notablemente
las partes más altas de la región Suni. La ubicación de Riway A y B (SL-13 y SL-14)
y de Chagastanán (Ch-9), por ejemplo, sugiere una mayor explotación agrícola de
la zona Suni, así como de los pastizales de Puna. Como ejemplos podemos recordar
los corrales de piedra de Ultupampa, mencionados líneas arriba. Asimismo, hay
indicios de una intensificación de la producción agrícola en las zonas de altura.
Esta intensificación se ve reflejada en la gran cantidad de colcas de piedra que se
distribuyen a lo largo de grandes extensiones de tierras cultivables, por ejemplo en
las laderas cercanas a Riway A y B. Los ordenados montículos de piedra, de hasta
3m de diámetro y 2m de altura, son el producto de una limpieza de campos de
cultivo realizada -y quizás incluso organizada- a gran escala.
Resumiendo, las tres estrategias de asentamiento anteriores sufren una
profunda reestructuración durante el Horizonte Medio. El foco de ocupación se
traslada por encima de los 3500 m, con grandes asentamientos hasta cerca de los
Foto 4. La sal de Yangón (SN-5; valle del Yanamayo) continúa siendo aprovechada a pequeña
escala en la actualidad. Excavaciones posteriores al PEAC indican que su uso intensivo se
remonta al Período Intermedio Temprano.
242 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
Fig. 9. Ubicación de los asentamientos del Período Intermedio Tardío y del Horizonte Tardío
(c.1000-1532DC) identificados en la zona de estudio.
244 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
La Presencia Inka
Los cinco sitios con ocupación Inka (Hu-1, SLB-10, SLB-11, Y-5 (sectores A y B) y Y-
179) se hallan a lo largo del camino Inka principal10. El Qhapaqñan discurre de sur
a norte por la parte más alta de la cadena montañosa que delimita la cuenca del
Yanamayo hacia el este. Conjuntamente con los cinco sitios directamente asociados
conforman la más clara expresión de la presencia Inka en la región, presencia
imperceptible en la mitad oeste de la cuenca11.
Al igual que buena parte de los asentamientos locales del Período Intermedio
Tardío, tres de los asentamientos Inka han sido erigidos sobre superficies
previamente desocupadas. Se trata de tres tambos Cuchicorral o Cuchitambo -
sobre el límite norte de la vecina cuenca del Puchka-, Pallahuachanán (SLB-11) e
Ingaragá (Y-5, sectores A y B). Asimismo hallamos un pequeño Chaskiwasi
asociado al camino (SLB-10) así como de un sitio con infraestructura agrícola
(Waricanga). La ubicación de estos sitios por encima de los 3950 m.s.n.m, sugiere
una marcada preferencia por asentamientos de gran altura. Sin embargo, la
existencia de dos sitios cerca al fondo de valle, un pequeño sitio aparentemente
Foto 5. Sitios de nucleo habitacional denso con rasgos defensivos ubicados sobre el ecotono
Suni-Puna (4000 m.) vistos desde Quishuar (Ya-21): Saguan Punku (Ya-14) y Huallan (Ya-
10) presentan y Pueblo Viejo (n.v.); margen sur del río Yurma.
Presentan ocupación del Intermedio Tardío; en Quishuar se detectó arquitectura mortuoria y
pública (¿ceremonial?) del Horizonte Medio. Vista hacia el Este
(Distrito de Yanama, Provincia de Yungay)
Alexander Herrera 245
A MODO DE CONCLUSIÓN
Los cambios en los patrones de asentamiento prehistóricos en la cuenca sur del río
Yanamayo se han delineado aquí a partir de la perspectiva de la producción
agrícola. Se identificaron cuatro modalidades de organización socioeconómica de
tipo microvertical notándose en diferentes períodos la práctica simultánea de
algunas. También se esboza la importancia relativa de cada estrategia entre el
Horizonte Temprano y el Horizonte Tardío, aproximadamente entre 1000 a.C. y
1532 d.C. Para concluir, deseo incidir en algunos puntos sobresalientes de la historia
de la ocupación de la cuenca sur del río Yanamayo.
Los primeros agricultores sedentarios de la zona prefirieron asentarse en
las cercanías de suelos de alta calidad en la cálida zona Kichwa. En el Horizonte
Temprano se encuentran asimismo asentamientos más pequeños en ecozonas más
246 Patrones de asentamientos y estrategias de ocupación en el Callejón de Conchucos
2500
2000
0 2 4 6 8 10 12 14
Sitios arqueológicos
Fig. 10. Asentamientos con ocupación durante el Período Intermedio Tardío (c.1000-1476DC)
y el Horizonte Tardío (c.1476-1532DC) identificados en la cuenca sur del río Yanamayo;
leyendas en cursivas indican sitios con rasgos arquitectónicos de filiación Inka; los sectores C,
D y E de Y-5 presentan ocupación durante el Intermedio Tardío.
elevadas. Sugerimos que se hallaban vinculados a los centros de las partes bajas
mediante su producción complementaria. Conjuntamente con la aparición de
centros mayores en la transición Kichwa-Suni, esto indica que estrategias de
ocupación de tipo microvertical ya se hallaban plenamente desarrolladas en el
primer milenio a.C.
Parece haber una correlación positiva entre la extensión de los sitios y las
áreas cultivables a su alrededor. Asimismo, la ubicación de los centros mayores
cerca a la confluencia de ríos se halla ligada a rutas de tránsito interregionales.
Suelos, clima y rutas de tránsito serían entonces tres de los factores económicos
determinantes para la ubicación de los sitios tempranos.
Durante el Período Intermedio Temprano la ubicación de sitios mayores
cerca al ecotono Kichwa-Suni, paralelamente a la continua ocupación de
asentamientos anteriores, indica un mayor énfasis en estrategias microverticales.
La concomitante diversificación de la producción agrícola se encuentra ligada a
un incremento poblacional, evidenciado en el incremento de la cantidad de sitios.
Sin embargo, la alta frecuencia de asentamientos menores en las partes bajas sugiere
que la base económica continuó siendo el cultivo en la ecozona Kichwa. Resulta
atípica la ubicación de dos grandes asentamientos en la zona Suni, al noreste de la
zona de estudio. Dado que esta zona no presenta factores climáticos o suelos
particularmente fértiles, el patrón no se explica fácilmente desde el punto de vista
de la producción agrícola, aunque podría responder a un tipo de estrategia de
asentamiento especializada. Nuestra hipótesis alternativa, de corte geopolítico,
considera que un importante cruce sobre el río Yanamayo existía en las
Alexander Herrera 247
Agradecimientos
Notas
1
El presente trabajo es la versión completa y corregida del borrador obtenido y publicado
sin conocimiento ni la aprobación del autor por el comité editorial del tomo II de las
Actas del XII Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina realizado en Huamanga,
Ayacucho en Octubre de 1999.
2
Es posible que en algunas zonas no se de una maximización de la producción agrícola
en desmedro de la producción pecuaria, sino al revez (agradezco a Kevin Lane por este
comentario).
3
Lo desconocido de la arquitectura prehispánica de la zona y la conservación de rasgos
arquitectónicos en superficie dificulta aún la identificación certera de funcionalidad
específica más allá de la segregación de sitios funerarios y asentamientos.
4
En la cuenca sur del Yanamayo no hallamos sitio arqueológico alguno ubicado en la
parte baja de una hondonada. La preferencia por el emplazamiento de asentamientos en
cimas resulta una efectiva adaptación al medio puesto que no compromete las reducidas
extensiones de tierras cultivables, se ve menos amenazada por deslizamientos y
derrumbes, permite un amplio control visual del entorno y evita la necesidad de
migraciones estaciónales por motivos de salud.
5
Posteriormente a este trabajo hemos descubierto en Yangón (SN-5) un sector
administrativo (cf. nota 9).
6
La muestra de cerámica recolectada durante el reconocimiento efectuado en Riway A
-o Pinchay-Riway – por el equipo liderado por Minelli y publicada por Rodríguez
(2000), incluye tres fragmentos de cuencos de caolinita que bien podrían datar del Período
Intermedio Temprano. Sin embargo, la mayor parte del material publicado, así como la
muestra recolectada por nosotros, sugiere que la época de ocupación principal del sitio
es posterior – llegando incluso al Intermedio Tardío.
7
Portachuelo de Honda (4750 m. y Punta Olímpica (4890 m.); posteriormente al PEAC se
ha identificado ocupaciones tempranas en Kollok (Ya-9, Fig. 5), sobre el camino al
Portachuelo de Llanganuco (4850 m.) y Punta Unión (4750 m.
8
El sitio de Huacramarca viene siendo estudiado por C. Orsini.
9
Aunque fue reconocido brevemente en 1996, su registró se realizó recién en 1999.
10
Los sitios Hu-1, SLB-10 y SLB-11 no aparecen en la Fig. 9; ver Carta Nacional hoja 19i
y Herrera: en prensa)
11
Nuestro estudio de la presencia Inka en el alto Marañón se halla en prensa en: Boletín
de Arqueología PUCP 7 (Herrera: en prensa).
12
Ver nota anterior
250
251
INTRODUCCIÓN
El ÁREA DE ESTUDIO
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Chingas
Aczo
Paucas
Uco
Río Huar
itambo
Huacachi
Pontó
Cajay
a
hc
us
HUARI oP
Rí
Rahuapampa
Masin
Chaná
Huachis
Huántar
San Marcos
na
PROYECTO
Mos
IN VEN T A RIO D E LO S
Río
SIT IO S A RQ U EO LO G ICO S
D E LA PRO VIN CIA D E H U A RI
MAPA POLITICO DE HUARI
Chavín de Huántar
Bebel Ibarra Asencios
Fig. 2 Mapa con los principales pueblos, caseríos y ríos del valle del Puchca
Bebel Ibarra Asencios 255
Por otro lado, son importantes los trabajos de Richard Burger, especialmente
en los sitios de Pogoq y Wamawain, cerca del distrito de Chavín. De este trabajo, la
publicación de dibujos de fragmentos de cerámica recuperadas dentro de un
contexto estratigráfico (Burger, 1982), nos ha servido como muestra comparativa
para el análisis de nuestros materiales.
George Lau realizó excavaciones en el sitio de Chinchawas en la Cordillera
Negra, donde logra establecer cuatro fases: 1) la Fase Kayan, hecha de caolín y que
tiene similitud con la cerámica recuay; 2) la Fase Chinchawasi, vinculada también
con la cerámica recuay, pero elaborada con una pasta beige, similar al caolín.
Ocurre en la época tardía del Intermedio Temprano o antes de la Influencia Wari
del Horizonte Medio, hacia los 800 d.C.; 3) La Fase Warmi, asociada a la época
tardía del Horizonte Medio. La cerámica es de manufactura local pero bajo la
influencia Wari; y 4) La Fase Chakwas, que correspondería al Intermedio Tardío,
tiene similitud con el estilo Akilpo del Callejón de Huaylas. Lau no encontró
evidencia de influencia Inca en el sitio (Lau, 2001b: 22 – 24).
Alexander Herrera realiza prospección arqueológica en la cuenca sur del
río Yanamayo, donde establece una secuencia ocupacional sobre la base de análisis
cerámico y de arquitectura. Allí identifica 108 sitios, cuyas ocupaciones van desde
el Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío (Inca). Menciona que los
asentamientos del Horizonte Temprano ocuparon mayormente la zona quechua
(donde los suelos son altamente productivos) y se caracterizan por pequeños
montículos cerca al piso del valle. Durante el Intermedio Temprano los
asentamientos se distribuyen en la zona quechua y suni; predominan los sitios
sobres cumbres rocosas, con aterrazamiento artificial de las laderas. Otro grupo
está caracterizado por asentamientos sobre laderas de pendientes variables. Para
el Horizonte Medio los asentamientos guardan casi la misma distribución que las
del Intermedio Temprano, es decir, sobre cumbres rocosas y laderas de cerros,
existiendo algunos asentamientos a mayor altitud. Durante el Intermedio Tardío
la mayoría de asentamientos se hallan en escarpadas cimas rocosas de gran altura,
a diferencia de una minoría, que ocupan las zonas de ladera. La ocupación Inca se
concentra más en las estructuras próximas al Qapacñan o camino real (Herrera,
2001: 54 – 82).
El valle de Chacas ha sido objeto de investigación por un equipo de
arqueólogos de la Universidad de Bologna. Ellos han localizado asentamientos,
especialmente de tipo ceremoniales, correspondientes al Intermedio Temprano
(Recuay) y localizados en la zona de Puna, a altitudes que van desde los 4100
hasta los 4800 m.s.n.m. La presencia de esculturas de estilo chavín permiten conocer
que el valle estuvo ocupado por lo menos desde el año 900 a.C. La cerámica más
antigua pertenece al estilo Huarás blanco sobre rojo, muy difundido en la sierra de
Ancash. Sin embargo, asentamientos Huarás no han sido identificados por ellos
(Capra, A; S, Gandolfi; L. Laurenchi; et. al: ms).
Bebel Ibarra Asencios 259
Las categorías de valle bajo, medio y alto son difíciles y hasta imposibles de aplicar
en los valles andinos, debido a sus grandes diferencias morfológicas. Por ello, la
presente sectorización obedece más a criterios de ubicación que a factores
ecológicos, y es como sigue:
Fondo de Valle: Son los lugares que se hallan próximos a los cauces de los ríos,
independientemente de la altitud. Así, tenemos fondos de valles localizados a
3900 m.s.n.m. (Huamparán - Ayash), pero también a 2300 m.s.n.m. (Huaytuna –
San Marcos); algunos son muy estrechos (Pomachaca) y otros muy amplios (Colcas
– Huamparán).
Laderas: Son las partes medias de los cerros localizados entre el fondo del valle y
las cumbres de los cerros. En ellas se diferencian: i) las explanadas, áreas donde
actualmente están asentados los pueblos de Huántar, Huari, Huacachi, etc.; ii) las
crestas, de eje perpendicular a los ríos, generalmente conformado por afloramientos
rocosos; y iii) las cimas de cerros (ubicados en las partes medias).
Cima de Montaña: Son los lugares más altos de toda la cadena de montañas
existente en el valle del Puchca, con altitudes que van desde los 3800 m.s.n.m.
(Marcajirca) a 4400 m.s.n.m. (Pinkush). El paisaje es de puna, donde predomina el
ichu y la shogta y, en algunos sitios, se observan bosques de quenuales.
Lagunas: Son los depósitos naturales de agua proveniente de los deshielos y sus
áreas de suelo adyacentes a éstas. El valle del Puchca tiene numerosas lagunas y a
su vez existen algunos sitios cercanos a estas. (Fig. 3)
2.- Cementerios
Son lugares usados para fines funerarios, sean bajo la superficie, en cuevas o en
laderas de los cerros.
260 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
5.- Corrales
Áreas donde se realizaron actividades de pastoreo y donde existe evidencia de
estructuras para su control.
6.- Montículos
Promontorio natural o artificial que presenta algún tipo de ocupación arqueológica
o trabajo arquitectónico residual, como plataformas superpuestas.
7.- Marca
Área donde se concentra un gran número de estructuras, en razón de un espacio
común y unidas por una serie de callejuelas. Los lugares que ocupan generalmente
no son de difícil acceso.
9.- Tambos
Estructuras Incas de control administrativo. En el interior de ella se almacenaban
ropa, armas y víveres, como también se alojaban el Inca y sus tropas. Se ubican
generalmente muy próximos al Camino Real Inca y presentan dimensiones
variadas..
27
29
30
63 28
31
32
108
74
109
73 112 39
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72
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71 67
64 36
34 38
70 68
107 35
106 40
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69 41
75 42 37
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77
43
76 53 47
50 44
105 51
78 65 54 45
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46
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48
82 80 66
81 49
84
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55 99
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62 98
85 57
97
61 58
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90 59
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94
93
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PROYECTO
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S IT IO S A RQ U EO LO G ICO S
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102 MAPA DE UBICACION DE SITIOS
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Bebel Ibarra Asencios
El Horizonte Temprano
materiales de todos los Períodos (desde Horizonte Temprano hasta Inca); lo que además
estaría indicando que otros centros, aunque de menor importancia pero
contemporáneos a Chavín de Huántar, habrían estado funcionando como parte de un
sistema religioso local.
La existencia de otros tres montículos como Huarijircan (río Mosna), Yamllipitec
(río Huaritambo) y Pirurojirca (río Puchca) estaría cubriendo toda el valle del río Puchca
(Fig. 5). Esto prueba que, por lo menos un centro principal existió por cada río de la
cuenca. Los materiales arqueológicos recuperados en Pirurojirca, revelan la existencia
de, por lo menos, un estilo nuevo de cerámica correspondiente al Horizonte Temprano.
La existencia de un asentamiento en la orilla de la laguna de Reparín, estaría
marcando el inicio del culto a los apus. Las lagunas dentro de la cosmovisión andina
aún se mantienen, tanto así que en la actualidad se realizan una serie de rituales o
pagos en donde se invoca a que los apus sean benignos. La existencia de huancas en Onga
y Reparín, también señalaría la importancia religiosa de los montículos (Foto 3).
Los petroglifos de Caullumachay (ubicado en el fondo del valle), cuentan con
representaciones de monos y figuras que parecen corresponder a la iconografía chavín,
lo que estaría mostrando que el valle del Puchca fue una ruta de transito entre la sierra
y la selva (Ibarra, 2002). (Fig. 6)
En resumen, de acuerdo a
nuestros datos, el uso de los
fondos de valles y laderas se
manifiesta en igual proporción
(ver Cuadro 1). Existen
asentamientos de igual morfo-
logía en ambas zonas. Algunos
de ellos, de gran tamaño, habrían
sido asentamientos principales
que cohesionaban a los
asentamientos de ladera. Esto se
ve reflejado (además del tamaño),
por la continua reocupación que
tuvieron hasta la época Inca.
Asentamientos en cumbres (dos
identificados por encima de los
3600 m. de altitud) contribuirían
a apoyar el planteamiento de
Burger (1982) sobre la existencia
de asen-tamientos satélites
alrededor de uno principal.
Intermedio Temprano
28
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111
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75 42
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103 SITIOS DEL HORIZONTE TEMPRANO
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PROYECTO
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SITIOS DEL INTERMEDIO TEMPRANO
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0 1 m.
Horizonte Medio
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75 42
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76 47
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PROYECTO
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D E LA PRO VIN CIA D E H U A RI
SITIOS DEL HORIZONTE MEDIO
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Bebel Ibarra Asencios
Intermedio Tardío
Estos sitios se caracterizan principalmente por ocupar las cimas de las montañas
arriba de los 3800 m.s.n.m. La mayoría de ellos son de grandes extensiones,
llegando algunas a medir varios kilómetros (p.e. Misiónjirca) (Fig. 10).
Las marcas defensivas, que corresponden la mayoría de los sitios presentan
una gran cantidad de estructuras que en su mayoría son circulares, construidas
sobre terrazas y dispuestas en forma ordenada como en Pinkush (Fig. 11),
Misiónjirca y Pinkuyolloc (Foto 8), o sin presentar ordenamiento alguno como en
Marcajirca (Fig. 12). El terreno que ocupan es generalmente rocoso, con pendientes
muy pronunciadas; en algunos casos presentan una serie de murallas que bordea
la totalidad del sitio, o sólo parte de él, por lo general hacia el sector de menor
pendiente. Estas murallas pueden alcanzar una altura de 4 m. También presentan
zanjas junto a las murallas, de 2.5 m. de ancho y 2 m. de profundidad, en promedio
(Foto 9).
El interior de las marcas defensivas es recorrido por una serie de callejuelas
estrechas, pero siempre existiendo un recorrido o vía principal. Estas callejuelas
están delimitadas por los muros de las viviendas, lo que evidencia un diseño
preconcebido de la distribución de los sitios (al menos en lo que corresponde al
tránsito). La mayoría de las estructuras están construidas con piedras medianas
canteadas, extraídas de los cerros cercanos o de los afloramientos rocosos sobre la que
se erigen los sitios. Esto se pudo observar en Marcajirca, como en otros sitios.
Gran cantidad de los asentamientos poseen un sector residencial y otro
ceremonial. En el primero se pueden observar viviendas, pero también restos de
enterramientos, sean en chullpas (Fotos 10 y 11) o bajo las rocas (Fig. 13) (ver
Ibarra, 2001). El sector ceremonial está compuesto por plataformas circulares
dispuestas a distancias regulares, situadas mayormente en las partes más elevadas
del asentamiento como es el caso de Marcajirca (Fig. 14), Pinkuyolloc, Pinkush,
Misiónjirca, Ñawpamarca y Yanagaga, entre otros.
Las marcas defensivas están dispuestas en todos los puntos principales, es
decir al inicio de cada quebrada o «tinki» (encuentro de los ríos) desde donde se
domina los valles y cuyas edificaciones se avistan unas a otras, lo que sugiere que
existió algún tipo de comunicación.
De otro lado, tenemos los corrales, dispuestos en todas las partes altas.
Pueden estar asociadas a cerros (Fig. 15) o en las explanadas de las cumbres de
montañas (Fig. 16). Estos corrales están construidos con piedras medianas y
grandes; estas últimas se hallan enterradas en el piso a manera de «columnas»,
mientras que las piedras medianas se acomodan entre el espacio dejado por las
piedras grandes.
Los corrales de Wiñaj están asociados a un cerro que presenta una estructura
circular en su cumbre. Sólo uno de ellos tiene una extensión aproximada de 300
metros de lado (Foto 12), hecho que nos hace suponer que en estos sitios se
realizaron las actividades de chaco. Los corrales pequeños cercanos al
anteriormente descrito, podrían haber servido para separar a las hembras preñadas,
como a los animales pequeños y grandes.
278 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
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PROYECTO
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SIT IO S A RQ U EO LO GICO S
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SITIOS DEL INTERMEDIO TARDIO
104
Bebel Ibarra Asencios
Estructuras ceremoniales
se han localizado
aisladamente en las partes
altas, como es el caso de
Jato Viejo y Charac. Ambas
ocupan la cima de una
formación rocosa muy
alta, unos 60 m. de
elevación, a manera de
torre. Estas estructuras son
circulares y se disponen
bajo la forma de muros de
contención, no existiendo
muro perimétrico adi-
cional que los delimite.
Las estructuras fune-
rarias en los principales
sitios identificados corres-
ponden a chullpas (Mar-
cajirca, Tupucjirca, Lla-
pajmarca y Misión Jirca),
siendo el sitio de Marca-
jirca el que ofrece el mayor
numero de ellas (Fig. 17).
En sitios tan grandes como
Pinkush no existen este
tipo de estructuras fune-
rarias ni de ningún otro
tipo (al menos hasta ahora
Foto 8 Corrales del sitio arqueológico de Pikuyolloc – no las hemos iden-
Huántar (Intermedio Tardío)
tificado), lo que llama la
atención sobre las costumbres mortuorias de sus habitantes.
Las estructuras residenciales son en su mayoría de forma circular, con
diámetros que oscilan entre 4 a 5m. Los techos debieron haber sido cónicos y
recubiertos con paja. Los espacios abiertos ocupan las partes centrales, pero en
algunos casos, como en el de Marcajirca, una chullpa se erige a un lado a manera
de estructura principal.
Las murallas en los sitios generalmente cubren toda la extensión del
asentamiento, es decir, los sectores residenciales y ceremoniales se hallan dentro
de sus muros; lo que no sucede con las fuentes de agua que generalmente se hallan
fueras de las murallas; contexto que hace suponer que allí primó el factor seguridad
antes que al de comodidad y debió haber existido fuerte pugna entre los grupos
étnicos locales.
Algunos sitios se hallan asociados a una gran cantidad de estructuras
agrícolas (andenes). Este es el caso de Marcajirca, asociada a los andenes de
280 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Fig. 14 Sector ceremonial está compuesto por plataformas circulares dispuestas a distancias regulares, en la parte alta de
Marcajirca – Cajay (Intermedio Tardío)
Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Bebel Ibarra Asencios 285
0 1 2 3 m.
En este período existe un uso indistinto del terreno. La mayor parte de los sitios se
hallan próximos al Qapacñan o Camino Real, el cual atraviesa zonas a más de
4000 m.s.n.m. como en Ayash, representado por el sitio de San Cristóbal de Tambo,
pero también por altitudes de 2350 m.s.n.m. como en Pomachaca, donde se avistan
sitios de control y un puente (ver Serrudo en este volumen).
La mayoría de las estructuras reconocidas se hallan próximas al camino y
pertenecerían al aparato estatal del Estado Inca, es decir estaríamos ante sitios de
administración y control a los pueblos dominados (Fig. 18).
Ñawpamarca en Huachis, sitio de reocupación Inca, ha podido ser
identificado por la influencia en los patrones de arquitectura, como es la existencia
de kallancas, estructuras rectangulares que dan a un espacio común o cancha.
Estructuras agrícolas se hallan asociadas a tambos, como es el caso de
Ushnutambo donde existe una gran cantidad de andenes que cubren un área de
varios Km, ascendiendo casi desde la orilla del río (2300 m.s.n.m.) hasta los 3300
m.s.n.m. En el sitio de Huaritambo, el área de los andenes es mucho menor, pero en
la actualidad se encuentran reutilizados. Huaritambo debió ser un sitio muy
importante. En la actualidad se pueden encontrar 23 colcas en buen estado de
conservación (Foto 13), además de plazas y canchas y una «escultura» de piedra
denominada sillón del Inca.
El sitio de Yamllipitec también muestra evidencias de una reocupación Inca
y su larga ocupación podría decirnos mucho sobre su importancia ceremonial o
religiosa .
290 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
27
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SITIOS DEL HORIZONTE TARDIO
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82 66
81 49
55
56
85 57
97
58
Tarwi Habas
Oca
86
88 Calabaza
Alverja Olluco
Lentejas
90
Quinua Col, Repollo
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PROYECTO
IN VEN T A RIO D E LO S
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Distribución de Cultivos
104
Bebel Ibarra Asencios
SECUENCIA ESTILÍSTICA
Tipo Ponto
Lleva el Nombre del distrito donde se ubica el sitio de Pirurojirca. Todos los
fragmentos provienen de este sitio, y es el único en todo nuestro estudio que muestra
una sola ocupación, muy temprana.
Pasta
De textura fina a media. Presenta un alisado fino en la superficie y algunos, un
engobe rojo. El color de superficie varía entre naranja, rojo y gris. Las inclusiones
son principalmente feldespatos, con una frecuencia de composición del 20%.
Predomina la cerámica cocida en atmósfera oxidante.
Formas
Predominan las ollas sin cuello de labios planos con bisel (Fig. 21 a - j), ollas de
cuello corto de labios circulares simples (Fig. 22 a - c), ollas con labios engrosados
al exterior y redondeados (Fig. 22 d - f) y ollas de cuello muy corto con labios
circulares muy gruesos (Fig. 22 g -h).
En menor frecuencia, aparecen los cuencos de paredes convexas con labios
planos y biselados hacia el interior, con pintura roja (Fig. 23 a - f); dos jarras de
bordes evertidos y una olla de cuello corto expandido. El grosor de las vasijas
varía de 04 – 10 mm.
Bebel Ibarra Asencios
Fig. 21 Ollas sin cuello de labio plano con bisel del tipo Pontó (Horizonte Temprano)
297
298
Fig. 22 (a - c) Ollas de cuello corto de labios circulares simples. ( d – f ) Ollas con labios engrosados al exterior y redondeados. ( g – h)
Ollas de cuello muy corto con labios circulares muy gruesos. Tipo Pontó (Horizonte Temprano)
Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Bebel Ibarra Asencios 299
Fig. 23 Cuencos de paredes convexas con labios planos y biselados hacia el interior, con
pintura roja. Tipo Pontó (Horizonte Temprano)
300 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Decoración
Principalmente se decoraba con bandas pintadas de color rojo o marrón en los
labios de las vasijas, tanto de ollas como de cuencos. (Fig. 21 a – g; Fig. 22 c; Fig. 23
b – f).
Relaciones Sincrónicas
Este tipo guarda relaciones con la Cerámica Urabarriu (Burger, 1998: Fig. 55 – 59)
y Chakinani (Burger, 1998: Fig. 145 – 148); con la cerámica Huaricoto (Burger,
1985a: Fig. 14 a); con la cerámica Rocas (Amat, 1976a: Fig.12); y, con la cerámica
ofrendas (Ibid: Fig. 14).
Tipo Cashapallan
Lleva el nombre del sitio de Cashapallan, ubicado en la quebrada de Huaritambo,
muy cerca al poblado de Colcas. Correspondería al Período Horizonte Temprano
Medio.
Pasta
De textura media. Su acabado varía entre un alisado fino a tosco. Las inclusiones
son mica, cuarzo, feldespatos y restos de rocas. El color varía entre rojo a marrón.
Forma
Cuencos de paredes cóncavas con labios redondeados (Fig. 24: a - d), cuencos de
paredes rectas con labios biselados (Fig. 25 a - d), ollas sin cuello de labios
redondeados (Fig. 26 a ), ollas sin cuello de labio ligeramente engrosado al interior
( Fig. 26 b), jarras de bordes expandidos y labios redondeados (Fig. 26 c - d),
cántaros de bordes rectos y labios redondeados (Fig. 26 e - g). Las paredes de las
vasijas varían entre 3 a 10 mm.
Decoración
Incisa, basada en círculos concéntricos alrededor de la boca, delimitada por una
línea incisa (Fig. 24 a; 27 a); incisiones finas sobre pasta fresca, cuyos diseños no
pudimos determinar (Fig.27 b); círculos pequeños a manera de piel de ganso (Fig.
27 c) ; fragmento con pintura negra mate.
Relaciones Sincrónicas
Este tipo presenta relación con la cerámica Late Capilla (Burger, 1985a: Fig. 24) de
Huaricoto, con la Cerámica Janabarriu y Chakinani (Burger, 1998: Fig. 145, 146,
148, 179, 234; 1982: Fig. 34), con la cerámica Ofrendas (Lumbreras, 1993: Lam. 7) de
Chavín de Huántar; y, con la Cerámica Colpa (Thatcher, 1979: Lam. 23, Fig. 21) de
Huamachuco.
Bebel Ibarra Asencios 301
Fig. 26 (a) Ollas sin cuello de labios redondeados; (b) ollas sin cuello de labio ligeramente
engrosado al interior, (c - d), jarras de bordes expandidos y labios redondeados, (e – g)
cántaros de bordes rectos y labios redondeados. Tipo Cashapallan
304 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Tipo Llapajmarca
Nombre del sitio ubicado en el distrito de Huacachi, una villa defensiva ocupada
hasta el Intermedio Tardío.
Pasta
Textura media. Superficie alisada. El color de superficie varia entre naranja claro y
gris. Las inclusiones son principalmente micas (en grandes cantidades), feldespatos,
cuarzo y fragmentos de roca molida. La frecuencia de esta pasta es de 20%. Las
inclusiones se observan en la superficie.
Formas
Jarras de cuellos evertidos, de labio adelgazado (Fig. 28 a) y de labio redondeados
(Fig. 28 b); ollas sin cuello, de labio adelgazado (Fig. 28 c); ollas de cuello al parecer
carenado (Fig. 28 d). El grosor de las vasijas varía entre 3 – 10 mm.
Decoración
Círculos incisos concéntricos alrededor del cuello (Fig. 28 d).
Relaciones Sincrónicas
Esta cerámica muestra relaciones con la cerámica Urabarriu (Burger, 1998: Fig. 64),
con la cerámica Late Capilla (Burger, 1985a: 521, Fig. 27) y con la cerámica Pogoc
(Burger, 1982: Fig. 56 – 57). Sobre esto último hay una discusión, ya que Burger lo
coloca como una cerámica tardía, pero sus fragmentos provienen de una recolección
de superficie; aunque las características de la pasta de esa olla sin cuello son
exactamente iguales a nuestro fragmento.
Pasta
De textura fina y pulida. Con engobe crema y ocasionalmente rojo. El color de la
superficie es rojo y crema; no se aprecian inclusiones. El pulido es interno y externo.
Formas
Predominan los cuencos de paredes delgadas 4-6 mm. y cóncavas, con labios
redondeados (Fig. 29: a -d). También hay cuencos de paredes rectas y labios
adelgazados (Fig. 30 a - g) y jarras de cuello evertido (Fig.29 e).
Decoración
Ondas de color marrón oscuro cerca de la boca (Fig. 29 a - b); bandas marrones
paralelas en la boca de los cuencos (Fig. 30 a, c - e); puntuaciones de color blanco
(Fig. 31 c), al igual que pintura en zonas (Fig. 30 b, f, g; Fig. 31 a, b, d, e). Se aprecia
un fragmento con diseño zoomorfo (Fig. 31 g).
Relaciones Sincrónicas
Esta cerámica guarda relación con la Cerámica Kayan y Chinchawasi I (Lau, 2001a:
Fig. 562; 2001b: Fig. 3, 4) de Chinchawas en la Cordillera Negra; con la cerámica
recuay, fase Yaia (Grieder, 1978: Fig. 36) de Pashash; con la cerámica recuay
(Amat, 1976a: Fig. 21) del valle del Mosna; y, con la cerámica recuay (Bennett, 1944:
Fig. 13 d –e) de Willcawaín.
306 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Fig. 29 (a - d) Cuencos de paredes delgadas 4-6 mm., cóncavas, con labios redondeados, (e)
jarras de cuello evertido. Tipo Pintado Fino (Intermedio Temprano)
Bebel Ibarra Asencios 307
Fig. 31 Cerámica decorada. Tipo Pintado Fino, (g) Tipo Llano Crema
(Intermedio Temprano)
Bebel Ibarra Asencios 309
Pasta
Es de textura media a fina, con un alisado fino a pulido. El color de superficie varia
entre naranja claro a naranja oscuro y marrón claro. Las inclusiones comprenden
mica, feldespatos y roca molida. La frecuencia de este tipo es de 10%. Las vasijas
no presentan un pulido al interior.
Formas
Comprenden jarras de bordes evertidos con labios redondeados (Fig. 32 a - d),
ollas de cuello corto con bordes evertidos y labios adelgazados ( 32 e - g) y un
cuenco (Fig. 32 h).
Decoración
Principalmente se muestra en pinturas en la boca, tanto al interior y al exterior (Fig.
32 c, 32 e, 32 g).
Relaciones Sincrónicas
Tiene similitud con la cerámica recuay, fase Huacohu (Grieder, 1978: Fig. 38o) de
Pashash, y con la cerámica utilitaria Recuay (Amat, 1976 a: Fig. 21).
310 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Pasta
De textura fina, con un alisado fino a pulido. El color de superficie va de naranja
claro a crema. Las inclusiones comprenden principalmente cuarzo. La frecuencia
de este tipo es del 5%. Al parecer, se usó alguna sustancia cremosa similar al
caolín. La cocción es en atmósfera oxidante.
Formas
Comprenden jarras de bordes muy expandidos con labios redondeados (Fig. 33 a
- c) y jarras de bordes evertidos (Fig. 33 c - d).
Decoración
Pintura marrón oscura, con diseños circulares y en puntos (Fig. 31 f).
Relaciones Sincrónicas
Guarda relación con la cerámica Chinchawasi I (Lau, 2001b: Fig. 5, comunicación
personal 2002) de Chinchawas de la Cordillera Negra, y con la cerámica utilitaria
recuay (Amat, 1976a: Fig. 21).
Tipo Caonín I
Corresponde al nombre del sitio de Caonín, en el distrito de Huántar, de donde se
recuperó gran cantidad de estos fragmentos.
Pasta
De una textura fina a media. La superficie presenta un acabado pulido. El color de
superficie varia entre rojo, naranja oscuro, marrón y crema. Las inclusiones
comprenden cuarzo, mica y roca molida. La frecuencia es del 5%. La cocción es
oxidante. Las inclusiones son pequeñas y muy dispersas.
Formas
Comprenden «vasos», vasijas de paredes rectas y de diámetro de 10 a 12 cm., de
labios redondeados y adelgazados (Fig.34 a -c); cuencos de paredes convexas y
rectas, con labios adelgazados (Fig. 35 a - k); jarras de cuellos rectos y ollas.
Decoración
Comprenden líneas de color
marrón oscuro (Fig. 36 d, f, h,
j), círculos (Fig. 36 e), líneas
blancas (Fig. 36 h), pintura
roja en zonas (Fig. 36 a -c) y
líneas rojas y blancas (Fig. 36
i). También hay franjas
marrones en los labios de los
cuencos (Fig. 35 b, e) y líneas
blancas verticales (Fig. 35 c,
f, i).
Relaciones Sincrónicas
Presenta similitud con la
Cerámica Chinchawasi II
(Lau, 2001a: Fig. 564; 2001b:
Fig. 5; comunicación
personal 2002) de la
Cordillera Negra; con la fase
Purpacala (Thatcher, 1972-
Fig. 34 «vasos», vasijas de paredes rectas y de diámetro 74: Lam. 23, Fig. 24); y la fase
de 10 a 12 cm., de labios son redondeados y Amaru (Ibid: Lam. 39, Fig. 61
adelgazados. Tipo Caonín I (Horizonte Medio)
– 62) de Huamachuco.
Bebel Ibarra Asencios
Fig. 35 Cuencos de paredes convexas y rectas, con labios adelgazados. Tipo Caonín I (Horizonte Medio)
313
314
Fig. 36 (a – c) Decoraciones de líneas blancas, (d, f, h, j) líneas de color marrón oscuro, (e) círculos (h) pintura roja en zonas,
(i) líneas rojas y blancas. Tipo Caonín I (Horizonte Medio)
Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Bebel Ibarra Asencios 315
Tipo Caonín II
Variante del tipo anterior.
Pasta
De textura fina. La superficie presenta un acabado alisado fino con engobe rojo.
Algunos fragmentos presentan un color naranja. Las inclusiones comprenden
cuarzo, mica y roca molida. La frecuencia es del 10%. La cocción es oxidante
completa.
Formas
Comprenden Jarras grandes (18 cm. de diámetro) de bordes expandidos, con labios
que van de adelgazado a redondeado; cuencos (Fig. 37 a -e), ollas y cántaros.
Decoración
Líneas blancas sobre fondo naranja (Fig. 38 a), líneas verticales marrones (38 b - f),
líneas rojas (Fig. 38 g) y pintura roja en la boca de jarras y cuencos (Fig. 37 a, b).
Relaciones Sincrónicas
Guarda relaciones con la cerámica Warmi (Lau, 2001b: Fig. 6, comunicación personal
2002).
316 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Fig. 37 Jarras grandes (18 cm. de diámetro) de bordes expandidos con labios que van de
adelgazado a redondeado; cuencos. Tipo Caonín II (Horizonte Medio)
Bebel Ibarra Asencios 317
Fig. 38 (a) Decoraciones líneas blancas sobre fondo naranja, (b – f) líneas verticales marrones
(g) líneas rojas. Tipo Caonín II (Horizonte Medio)
318 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Sobre este Período existe poco material comparativo (en lo que se refriere a diseños
principalmente). Se ha aislados los siguientes tipos:
Pasta
De textura media a gruesa. Presenta un alisado tosco, con un engobe naranja a
crema. Las inclusiones llevan micas, cuarzo y roca molida. La cocción es oxidante
(mala). La frecuencia es del 20%. El alisado tosco permite ver las inclusiones en la
superficie.
Formas
Comprenden jarras de bordes evertidos y labios circulares; ollas de cuellos cortos
de labios redondeados; jarras de cuellos ligeramente expandidos, de labios
redondeados; ollas de cuellos casi rectos; cuencos de paredes rectas y cuencos de
paredes convexas. El grosor varía de 04 – 13 mm.
Decoración
Comprenden incisiones en pasta seca, en forma de ondas pequeñas (Fig. 39 a),
ondas incisas con puntos incisos (Fig. 39 b), bandas aplicadas con círculos
estampados (Fig. 39 c) y bandas aplicadas «aserradas» (Fig. 39 d).
Relaciones Sincrónicas
Guarda relaciones con la Cerámica Charwas (Lau, 2001b: Fig. 7, comunicación
personal 2002), con la cerámica Pogoc (Burger, 1982: Fig. 12, 24, 54, 58) y con la
cerámica de la cuenca del Yanamayo (Herrera, 1997: Fig. 4).
Pasta
De textura gruesa. Presenta un acabado tosco. El color de la superficie es naranja;
el núcleo es de color negro. Las inclusiones comprenden roca molida y gran
cantidad de grafito. La frecuencia es del 10%. Al rayar sobre la superficie deja una
marca negra constante. Debido al alisado tosco se puede observar las inclusiones
en la superficie.
Formas
Comprenden Jarras, con un diámetro que va de 7 a 20 cm. de labios redondeados,
y cuencos de paredes rectas y labio plano.
Decoración
Comprende bandas aplicadas con círculos impresos (Fig. 39 e, f).
Bebel Ibarra Asencios 319
Relaciones Sincrónicas
Guarda relaciones con la cerámica Pogoc (Burger, 1982: Fig. 9, 24).
Pasta
De textura media a gruesa, con un acabado alisado. El color de la superficie es
naranja. Las inclusiones comprenden unos gránulos de color blanco (posiblemente
cuarzo lechoso) y es muy tosca al tacto. Se puede ver las inclusiones en la superficie.
Formas
Un cántaro de borde recto y una olla..
Decoración
Aplicaciones en forma de volutas con incisiones alargadas y circulares sobre pasta
fresca (Fig. 39 g).
Relaciones Sincrónicas
Al igual que el Tipo Negro Grafito, guarda relación con la cerámica Pogoc (Burger,
1982: Fig. 14).
Pasta
De textura media a fina; presenta un alisado fino. El color de la superficie va de
naranja a marrón. Las inclusiones, de pasta muy compacta, comprenden cuarzo y
roca molida; las inclusiones muy separadas van en un rango del 5%. Algunos
fragmentos incluyen engobe rojo.
Formas
Comprenden jarras de borde expandido, jarras de cuello evertido, jarras con un
cuello recto y expandido, y ollas con asas circulares.
Decoración
Algunos fragmentos presentan pintura negra y roja.
Relaciones Sincrónicas
No hay datos.
320 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Sólo tenemos dos fragmentos de pasta naranja, textura fina a media, con un acabado
superficial alisado y cocido en atmósfera oxidante. La decoración comprende líneas
delgadas marrones en el cuerpo (Fig. 40).
CLAVE DE COLORES
Es indudable que las sociedades pre-hispánicas tuvieron una cosmovisión muy ligada
al entorno que las rodeaba, y del cual aprovechaban sus productos. Observar tales
expresiones y delimitarlas en un espacio de tiempo es muy difícil (digamos Horizontes
e Intermedios), pues muchas de las expresiones religiosas ligadas al mundo
sobrenatural y simbólico de los antiguos pobladores del valle del Puchca fueron
transformándose, continuando aún en la actualidad. Ahora intentaremos esbozar
una aproximación de la evolución de la cosmovisión andina en esta región.
Durante el Horizonte Temprano, los sitios con montículos fueron los más
importantes y numerosos. En dos de ellos se observan la presencia de huancas sobre
una de sus plataformas. Si consideramos a la huanca como el héroe fundador vivo
e histórico, que se desdobla mediante la muerte en una representación lítica como
signo de posesión; y de otro lado, al estar enterrada asegura la fecundidad del
suelo (González, 1989: 26), podríamos asumir que la existencia de estas huancas
se remontaría al Horizonte Temprano. La principal escultura de Chavín de
Huántar, clavada en el centro mismo del Templo Viejo, se asemeja a una huanca. En
el sitio de Reparín, junto a la laguna del mismo nombre existe una huanca (Foto 1).
Esto nos daría una señal sobre el culto a las lagunas. En algunos escritos del siglo
XVII, Hernández Príncipe [1923] recoge la siguiente versión «estos pobladores y los
carneros de la tierra desta población y la otra fingen procedieron de la laguna de Querococha
por la cual adoraban en su reconocimiento» (Duviols, 1986: 488). Rebeca Carrión (1955:
29) manifiesta que se hacían romerías a las lagunas, puquios y manantiales
considerados como sagrados, porque ellas eran origen o nacimiento del agua
destinada a la irrigación y fertilización del suelo. Tales lugares eran residencia de
seres míticos que custodiaban y distribuían el agua y eran la meta de largos
peregrinajes realizados periódicamente por grupos de personas que desempeñaban
alguna función importante en los ritos religiosos. Además de eso, tradiciones orales
locales manifiestan, que una vez al año se hacen pagos a las lagunas para que los
animales aumenten y se mantengan sanos. Los pagos consisten en coca y azúcar,
pero no es raro que también hayan podido ser animales. Llamacorral (un sitio del
Intermedio Tardío) situado en la orilla de la laguna de Puruhuay, habría servido
como un depósito de animales destinados para el sacrificio en pago a la laguna.
También la creencia popular señala que el pago a las lagunas da protección a los
animales frente al ataque de los zorros. Una informante nos refirió que «cuando se
hace el pago a las lagunas así nomás el zorro no se acerca a las ovejas, cuando no se hace
estos animales «roban» las ovejas hasta de las narices de los pastores» .
De lo expuesto podemos inferir que la antigüedad de las huacas y el culto a
las lagunas se remonta hasta por lo menos el Horizonte Temprano (Chavín), donde
la ubicación de asentamientos a orillas de las lagunas, mostrarían también la
importancia que iría adquiriendo la «seguridad» de los animales (camélidos), cuyas
representaciones se observan ya en los petroglifos de Caullumachay (Fig. 19);
importancia económica que durante el Intermedio Temprano (Recuay) se
incrementaría, y del cual se tiene mejores evidencias.
Bebel Ibarra Asencios 323
paisaje cultural, un paisaje que tiene características impresas por la gente. Pero el
espacio donde se da y logra esta relación (hombre–paisaje) es la chacra, que forma
parte interactuante con el paisaje natural que la rodea, en la que a su vez, la
actividad agrícola transforma la sociedad misma exigiendo un mayor grado de
organización. Es así, que el territorio para la agricultura deviene en un espacio
productivo y a la vez sagrado.
Pero el paisaje no sólo cumplía una función sagrada sino también limítrofe
o de frontera. Esto puede deducirse de la forma cómo los ayllus durante el siglo
XVII distribuyeron sus tierras. Un manuscrito en la Municipalidad de Huachis
hace la siguiente mención: « los poseedores recibieron la dimensión de sus tierras con sus
límites siguientes: por el norte con la Cruz de Pan de Azúcar y continuación de la Cruz de
Huayllash, por el sur con la Cruz de Chococoto, por el este las lomas Ñawpamarca, y por el
oeste todos los cerros de Potrero, por Yanamachay y de Castillo (ms. 1708). De los sitios
mencionados, dos (Pan de Azúcar y Ñawpamarca) son sitios arqueológicos,
Yanamachay presenta evidencias de pinturas rupestres muy deterioradas y no
descartamos que los otros restantes también correspondan a sitios arqueológicos.
El valle del Puchca muestra una ocupación muy antigua que va desde el periodo
lítico. Las evidencias en la cueva de Kanrash muestran que las puntas líticas tienen
semejanzas con el Horizonte II y III de Lauricocha (Amat, 1976b: 534 –544). En
nuestro trabajo varias cuevas no han podido ser fechadas, como es el caso de
Huarmiraga e Iglesiamachay, ambas localizadas sobre los 4000 m.s.n.m.
Durante el Horizonte Temprano, el sitio de Chavín de Huántar tuvo mucha
importancia a nivel pan andino, pero los centros menores al parecer, tuvieron
mucha independencia respecto a lo que significaba Chavín. Tal independencia se
hace evidente en asentamientos anteriores y contemporáneos a Chavín de Huántar,
donde el patrón arquitectónico no fue replicado por todos los centros ceremoniales
del Horizonte Temprano, como es el caso de Huaricoto que, a pesar de su cercanía
con Chavín, continúo siendo el foco de construcciones con un estilo tradicional
local. Es probable que un sinnúmero de centros tuvieron esta misma continuidad
(Burger, 1993: 38). Los sitios de este período registrados por nosotros no presentan
esculturas de estilo chavín. Quizá sólo los asentamientos cercanos a Chavín de
Huántar como Pogoc y Waman Waín tuvieron relaciones fuertes con el Templo de
Chavín, como lo propone Burger (1982). La existencia de arquitectura
«monumental» evidenciada por los montículos, tres de ellos presentes en las micro
cuencas del Mosna (Huarijircán), Huaritambo (Yamllipitec) y Puchca (Pirurojirca),
estaría significando una independencia frente a lo que significaba Chavín. Debido
a la importancia de Chavín a nivel pan regional, podríamos pensar que dicha
importancia lo mantenía ocupado como para «atender» a los sitios muy próximos
a él.
Los montículos del Horizonte Temprano continúan reocupándose, tanto en
el valle del Puchca como en el Callejón de Huaylas tal es el caso de Pumacayán
Bebel Ibarra Asencios 327
(Loli, 1959: 121). Los montículos son continuamente ocupados, talvez porque son
considerados como lugar de los antecesores por la existencia de las huancas.
Al igual que en la cuenca del Yanamayo (Herrera, 2001), los montículos son
las evidencia arqueológicas más tempranas. Pero a diferencia de este valle, sitios
como Reparín en el valle de Puchca, no sólo estuvieron condicionados por
limitaciones ecológicas, sino que el aspecto de la cosmovisión influyó para que se
establezcan los sitios junto a las lagunas, vale decir, como una forma de asegurar
el abastecimiento de agua, pero también como lugar sagrado (al margen de que la
misma arquitectura señala una función ceremonial).
La cerámica evidencia que, por lo menos, hay un estilo de cerámica de carácter
local que es contemporáneo a Chavín. Nos referimos al tipo Pontó (Fig. 21, 22, 23).
Esta cerámica, en general, presenta pocas asociaciones en cuanto a la decoración.
Las franjas rojas alrededor de la boca son ausentes en las colecciones de Chavín,
mientras que las formas sí son reconocidas en Chavín de Huántar.
El predominio de cuencos señala que en los Montículos se realizaban
actividades rituales, por ser formas diseñadas para bebidas, como la chicha.
En La Pampa, los montículos a base de plataformas han sido fechados hacia
los 1400 a 970 a.C. Las estructuras excavadas sobre las plataformas no fueron
usadas como vivienda, ya que se halló pocos artefactos de uso doméstico. Más bien
parece probable que estas estructuras fueron usadas por algunos grupos especiales
como los sacerdotes (Terada et. al. 1978: 56)
La transición de Chavín a Recuay no muestra un incremento en el número
de asentamientos. Muchos montículos continúan siendo reocupados, y a la par,
van surgiendo otros con una técnica de construcción diferente. El uso de la pachilla
es introducido. Sobre las plataformas se construyen habitaciones. De otro lado, se
observa que los «corrales» se encuentran asociados a los sitios
Los sitios no presentan elementos obstructivos (murallas), es decir, no son
fortificados como si sucede en el Callejón de Huaylas (p.e. Lau, 2000: 182), debido
talvez a que los cambios no fueron muy bruscos (tal como lo refiere Gero [1991:
138], al decir que el cambio en la localización de asentamientos e innovaciones
estilísticas se da por el surgimiento de un grupo que trata de «comprar» mano de
obra). Sin embargo, el tipo de administración no es sugerida. El numero de
asentamientos y la variabilidad de esto nos indican que los cambios en ambas
regiones fueron diferentes. Son abundantes las esculturas de guerreros en el Callejón
de Huaylas, mientras que en el valle del Puchca son muy escasas.
El patrón de asentamientos revela un uso preferencial por las laderas. Tal
desplazamiento sería para dejar libre las tierras de los fondos de valles y
aprovecharlos para la agricultura, y de otro lado, para tener acceso a productos de
la zona suni y puna. Si bien todos los montículos del fondo del valle son
reocupados, las tumbas construidas en esta zona servirían para que los muertos
cuiden de las chacras. Se trata de tumbas de un diseño preconcebido y construidas
para albergar a varios individuos. El patrón recuay en general no difiere mucho
del patrón del período anterior. Los sitios tienen autosuficiencia, evidenciado por
las estructuras ceremoniales que cada uno muestra, y estarían constituidos en
lugares de concentración donde la gente de las Marcas se reunían para realizar
328 Arqueología del valle del Puchca: Economía, Cosmovisión y Secuencia Estilística
Agradecimientos
Deseo expresar mi agradecimiento a todo el pueblo de Huari, quien a través de la
Municipalidad de Huari viene apoyando mis investigaciones desde 1997. En forma
muy especial al alcalde Edwards Vizacarra, al ex – alcalde Florencio Álvarez y al
Profesor Franco Solís.
Al compañero Fernando Gutiérrez Honores, quien me acompañó en la temporada
de 1997 y 1999; a Jorge Champi Farfán, quien nos acompañó en 1999, y quien
además es autor de varios de los dibujos de arquitectura y cerámica que aparecen
en esta publicación. A Santiago Rivas, por las correciones del texto.
A los compañeros Rolando Mallaupoma, Nilton Ríos, Araceli Espinoza, Helbert
Asencios, Maria Ysela Leiva, Leonel Hurtado y Enrique Bellido por su ayuda en
los dibujos de cerámica.
Al Dr. Hernán Amat, por sus cometarios y críticas sobre mi investigación; al Ing.
Andrés Toro por los datos sobre el comportamiento de los camélidos; al profesor
Carlos Farfán, por sus comentarios de cómo abordar el estudio de la cosmovisión;
a la Lic. Lilyan Soto por su apoyo en los trabajos de campo de 1999.
A los colegas George Lau, Steven Wegner, Carolina Orsini, Alexander Herrera y
Whilhem Diessl, por su comentarios y notas sobre la arqueología de la zona.
331
WILHELM DIESSL
Sociedad Austriaca de Investigaciones sobre América Latina
wg.diessl@utanet.at
INTRODUCCIÓN
UBICACIÓN Y LÍMITES
El área estudiada comprende tres distritos: Chavín, Huántar y San Marcos, que
conforman la parte sur de la provincia de Huari en la zona de Conchucos. Los
límites de esta provincia son «hidrográficos», es decir los ríos, quebradas o cuencas
hidrográficas. Se encuentra al este de la Cordillera Blanca y pertenece a la cuenca
del río Marañón - Amazonas.
332 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Se puede asumir que en esta área vivían las personas que construyeron y mantenían
el Templo de Chavín de Huántar. El presente trabajo también tiene la intención de
averiguar la extensión de la zona habitable. No se incluye una descripción del
Templo de Chavín de Huántar, el cual será tratado sólo en forma marginal (Fig. 1).
El eje del área está formado por el valle del río Mosna, que corre en dirección sur-
norte, paralelo a la cresta principal de la Cordillera Blanca. El acceso al valle desde
la costa del Pacifico es difícil, hay que cruzar zonas que superan los 4000 m. de
altitud. En 1939 se inauguró una carretera transandina y el túnel de Cahuish: con
este evento por primera vez fue posible llegar a Chavín en automóvil (antes los
viajeros tenían que hacerlo a pie o con caballos).
El punto más alto de la provincia es el nevado Huantsan (6400 m.s.n.m.),
una montaña sagrada para los habitantes prehispánicos. El punto más bajo está a
2750 m.s.n.m. (al norte del distrito de Huántar). La mayor parte del área tiene una
altura que supera los 4000 m. de altitud, es puna fría y no es apta para la agricultura.
También en los valles hay un clima frío, donde a alturas de más de 3300 m. se
registran temperaturas bajo cero. Apenas el 6 % del área es cultivable y facilita la
existencia de 20,000 personas en la actualidad.
IMPORTANCIA DE LA ZONA
DESARROLLO ARQUEOLÓGICO
Período Inicial
Sobre este tema ya se ha discutido bastante y es difícil agregar algo nuevo. Sigue
siendo muy discutida la cuestión de donde vino la influencia que llevó a un elevado
desarrollo a esta cultura, que produjo tantas obras de arte y edificios monumentales.
Al parecer, debe haber florecido entre 1200 y 300 a.C. Algunos autores, como
Burger (1984a y 1992), suponen que la cultura se mantuvo hasta los 200 a.C. El fin
del Templo de Chavín puede haber sido causado por una catástrofe natural, como
un terremoto o un huayco.
Se conoce una docena de sitios de la cultura Chavín en los alrededores del
templo, pero al parecer ninguno tuvo la importancia como el de Chavín de Huántar.
Una investigación más profunda y extensa deberá producir más resultados y
habrá que tener en cuenta que los sitios formativos en las faldas bajas o en el fondo
de los valles están cubiertos por más de un metro de tierra, que es causado por la
movilidad del suelo y por factores climáticos.
Esta cultura que se desarrolló durante medio milenio, tuvo una gran importancia
en el valle del Mosna y en Conchucos. Sus restos se encuentran en una amplia área
de la Cordillera Blanca.
En Chavín, la gente «Recuay» ocupó el terreno del templo. Sobre la Plaza
Circular del Templo Antiguo construyeron pequeñas casas con las piedras del
templo. La enorme cantidad de fragmentos de cerámica que se encontró en esta
área todavía no está estudiada. De los Recuay proceden muchas de las chullpas y
tumbas subterráneas en los distritos Chavín y Huántar y también las esculturas
antropomorfas de Huántar.
Horizonte Medio-Wari
Esta cultura pan-peruana tiene su origen en el sur del Perú, se llama también
«Wari» por el sitio muy conocido cerca de Ayacucho. En nuestra región esta
denominación puede causar cierta confusión. Sin duda, la cultura se ha extendido
hasta el valle del Mosna y su influencia se observa en la cerámica.
Intermedio Tardío
La ocupación de Conchucos por el ejercito Inka tuvo lugar bajo el gobierno del Inka
Pachacútec. Su segunda campaña al Chinchaysuyu fue comandada por Cápac
Yupanqui, el hermano del Inka, y tuvo lugar aproximadamente en 1465. Aparte de
unos fragmentos de cerámica en Pojoc, huellas de la cultura Inka son raras en
Chavín. Construcciones que se pueden atribuir al inkanato se encuentran en el
pueblo de Huaracayoc. En el norte de Conchucos abundan construcciones inkaicas
importantes. El Qapacñan o Camino Real, que conecta Huánuco con las ciudades
del norte de Conchucos y Cajamarca, pasa detrás de las montañas, al este del
distrito de San Marcos (Fig. 2).
336 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Asentamientos
Restos de asentamientos antiguos son muy escasos en el fondo de los valles,
porque los pocos sitios favorables fueron reutilizados: como en el caso de Chavín
de Huántar, durante 3000 años. En las alturas donde el ambiente es poco favorable
para la agricultura, hay restos de pueblos antiguos bien conservados. Las plantas
de las casas pueden ser circulares o rectangulares. En algunos casos los pueblos
son fortificados y cercados con muros.
Cerros Escalonados
Cumbres de cerros, tanto en regiones bajas como en las altas punas, fueron cercadas
por muros concéntricos que, a veces, les dan un aspecto de pirámides escalonadas.
Algunas de éstas presentan restos de estructuras (casas) en los «escalones».
Corrales y Andenes
Los corrales son grandes estructuras circulares o rectangulares cercados con muros
rústicos. Son de tamaño variable, a veces aglomerados como panales. Si se
encuentran en la puna tenían la función de cercar manadas de llamas y en zonas
más bajas servían (o sirven todavía) para cercar plantaciones y protegerlas contra
animales.
Los Andenes son terrazas en las faldas de los cerros para uso agrícola, facilitan
el riego y disminuyen la erosión del suelo.
Estructuras Megalíticas
Para la construcción del Templo de Chavín de Huántar fueron utilizadas piedras
muy grandes, algunas de varias toneladas. Pero también los elementos típicos de
las culturas megalíticas del Viejo Mundo tienen sus equivalentes. He preferido
hacer uso de sus nombres célticos, mencionados en la literatura europea:
Menhires: Piedras paradas con una altura de 2 a 5 m. Se supone que se trata
de marcas de fronteras o sitios de culto. En los andes son llamadas Huancas.
Dolmen ( «Mesa de piedra»): Son tumbas tapadas con una piedra grande. A
veces son cubiertas con un montículo de piedras pequeñas y tierra (igual como en
Europa).
Cromlech: Círculo de piedras paradas. No se puede confundir con un corral,
porque entre las piedras hay regular distancia y no tienen paredes cerrándolas.
338 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Tumbas
Pocas tumbas han sobrevivido a las destrucciones de las últimas décadas, se
observa una gran variedad de tipos. Aquí algunas muestras:
- Cajas o cestas pequeñas revestidas con piedras cubiertas con una laja.
- Chullpas del tipo «torre» con planta circular o rectangular; casi ningún ejemplar
se ha mantenido intacto.
- Tumbas megalíticas, debajo de bloques naturales (de 10 o 20 toneladas), que no
fueron movidas de su sitio. Se cavaron cuevas que fueron revestidas con piedras
pequeñas y cerradas con un muro.
- Tumbas subterráneas o semisubterráneas, con cámaras circulares u ovaladas, o
con una arquitectura compleja de varias cámaras rectangulares.
- Tumbas de roca, utilizando cuevas, nichos o abrigos naturales donde las paredes
rocosas fueron cerradas por un muro.
Obras Hidráulicas
Antiguos canales de riego, canales subterráneos de desagüe y represas con diques.
Pinturas Rupestres
Hay varios sitios con pinturas rupestres (muy primitivas, de color rojo). Dos sitios
fueron estudiados por el autor ( Yurac Machay y Uchuhuayta).
Edificios Coloniales
Ruinas de iglesias o altares de madera también son interesantes. Existe una
documentación de los altares barrocos de Huari que fueron destruidos hace 20
años.
Para facilitar la descripción de los sitios se buscó una manera de dividir el área en
zonas naturales como: fondos de valles, pendientes, lomas, cerros, cumbres de
montañas. Aunque en algunos casos las fronteras son algo arbitrarias y forzadas.
Las zonas son numeradas, por ejemplo, en Huántar HU 1, HU 2, etc. Los sitios no
son numerados, lo cual será un tema para futuros investigadores.
Las zonas de los distritos que aparecen en blanco en los mapas no son
habitables y suponemos con pocas excepciones que no deben existir sitios
arqueológicos.
Wilhelm Diessl 339
Zona SM 7 Valle del río Mosna desde la Quebrada Challhuayacu hasta el estrecho de
Conín.
Sitios arqueológicos en la parte baja (fondo del valle) y en pendientes altas (Yurac
Machay). Hay tumbas megalíticas y pinturas rupestres.
Zona SM 9 Ayash
Pertenece a la cuenca del río Colca. Valles altos (más de 3900 m) con vegetación de
Puna. Actualmente poblado por pastores de ovejas. Por esa zona pasa el Camino
Real de los Inkas. El pueblo Ayash fue un tambo importante.
Distrito de Huántar
La pendiente que sube desde la orilla del río Mosna (a 2800 m.s.n.m.) hasta la
altura de Piculluyoc (4300 m.), hace un escalón formando una terraza, a 3300
m.s.n.m., donde se asienta el pueblo de Huántar, que conserva su forma actual
desde la época colonial temprana. Entonces tenía más importancia que los pueblos
vecinos San Marcos y Chavín y una historia de quizás tres milenios. Excavaciones
en los patios y jardines de las casas tendrán que probar esta presunción. Su entorno
inmediato está cercado por sitios arqueológicos: al norte, la estructura
impresionante de Huarijircán («pirámide escalonada»), la plataforma de Piruruyoc,
el montículo escalonado de Onga., al este, los cementerios en el área del colegio y
del campo de fútbol, al oeste, las ruinas de Huaman Tanan y Jerusalén (Fig. 6).
Wilhelm Diessl 345
Fig. 6 Plano del pueblo de Huántar (1989) elaborado en base a los planos de las tuberías de
agua potable, fotos aéreas de 1962 e investigaciones del autor. Las zonas reticuladas señalan
sitios arqueológicos: 1. Iglesia, 2. Cancha de Fútbol, 3. Campo deportivo escolar, 4. Chacra
parroquial, 5. Huarijircan, 6. Pirurolloc, 7. Jerusalén, 8. Waman Tanan.
346 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Huarijircán
En el lado norte del pueblo de Huántar se encuentra una pirámide que se compone
de, por lo menos, tres plataformas superpuestas. Se supone que originalmente este
edificio fue construido sobre una colina natural y que nunca tuvo contornos
rectangulares. La forma irregular de la plataforma baja se debe al derrumbe del
lado norte de la pirámide.
Con cierta seguridad se puede decir que el Huarijircán es una estructura
cuya ocupación se remonta al Período Inicial o Formativo. Amat (1976) realizó una
excavación en la esquina noroeste para observar la estratigrafía, donde encontró
numerosos fragmentos de cerámica relacionadas al estilo Toril (de Vescelius) que
tiene una antigüedad de 1800 a.C. Amat (Ibid.) llama a esta primera fase de la
cerámica Huántar-Kotosh. A esta época pertenecen también objetos líticos.
Huarijircán fue re-utilizado a partir del Intermedio Temprano para
numerosos entierros. En la superficie actual se encuentran fragmentos de cerámica
y puntas de flecha hechas de pizarra pulida que llegaron a la superficie por acción
de los huaqueros (Fig. 7).
Pinculluyoc
Es el asentamiento más grande de las alturas (4300 m.), localizado encima del
poblado de Huántar. Se puede observar dos sectores: la parte alta (hanan) es un
cerro escalonado, mientras que la parte baja (hurin) se extiende al pie de éste, estando
compuesto por viviendas.
El cerro escalonado tiene una plataforma en la cumbre que no muestra restos
de estructuras. Hacia el este presenta una pared rocosa casi vertical hacia el oeste
y norte la falda del cerro está escalonada con andenes, sobre éstas se encuentran
los restos de aproximadamente 25 estructuras ligeramente circulares.
El sector más bajo (hurin) se extiende al este del cerro sobre una loma llana y en la
falda de una depresión que no tiene salida. Las casas de hurin son rectangulares,
algunos muros presentan hasta 1.5 m. de alto, existen alrededor de 80 estructuras
de diferentes tamaños. En la parte norte hay una plaza rectangular que no es plana
sino inclinada hacia el oeste. Al norte del sitio, en el centro del valle, se encuentran
varios corrales circulares, construidos con Huancas grandes (Fig. 8).
Añasuxinan
A 1.8 Km. al norte de Pinculluyoc (a 4300 m.sn.m.) se halla un asentamiento sobre
una loma, con unas 30 estructuras rectangulares y pocas circulares. Este sitio tiene
una forma alargada de 130 por 45 m. y está cercado con un muro de más de 1.5 m
de ancho (Fig. 9).
Caunín
Desde la cumbre de Pinculluyoc (a 4300 m.s.n.m) baja en dirección oeste-este una
loma de 6 Km. de largo que llega hasta el río Mosna (2850 m.s.n.m). En esta loma
hay una serie de sitios arqueológicos, el más alto es de Ranra Marca, bajando de
Wilhelm Diessl 347
éste, en dirección este se llega al sitio de Caunin. Hacia los 3600 m.s.n.m. la loma
forma una planicie de planta triangular, donde se encuentran dos montículos, uno
grande (aprox. 20 m. de diámetro y una altura de 8 m.) y otro más pequeño, que al
parecer formaron un centro ceremonial. Posiblemente son estructuras con un núcleo
natural que fue revestido con escalones de piedra y tierra, para formar una especie
de pirámide escalonada. Hallazgos de entierros con cerámica provocaron una
fuerte huaquería que terminó en la destrucción de gran parte de estas pirámides.
En los alrededores se encuentran restos de estructuras rectangulares de pirca.
Según informaciones de los pobladores de Huántar, en Caunín se encontraron
cerámicas de alta calidad, de estilo Recuay.
Pariac
Se localiza en un área llamada Pariac Punta a 3500 m.s.n.m. por donde cruza un
viejo sendero que lleva de Huántar, pasando por Acopara, hasta Chavín. Al este
del área se levanta una colina sobre la cual se encuentra el sitio de Pariac-Ushnu,
conformada por algunas estructuras construidas alrededor de una plataforma de
2 m. de altura. Sólo la parte central está conservada, los patios y estructuras han
sido dañadas por los agricultores y una huaquería intensa. En la superficie todavía
se encuentra morteros, batanes y fragmentos de cerámica. En las tumbas se
encontraron herramientas de piedra (hachas y cabezas de porras) y figuras de
piedra de una altura de 15 a 50 cm. (Fig. 10), una yupana de piedra. Parte de este
material se guarda en el pequeño museo del colegio.
Al igual que en Huántar, en los alrededores de San Marcos existe gran cantidad de
sitios. De la existencia de un pueblo antiguo, las únicas pruebas son unos pocos
tiestos de cerámica que se encontraron en un jardín. Su posición de «guardia» en la
puerta del valle de la quebrada Carash hace suponer que en la antigüedad hubo
un asentamiento importante en el mismo lugar.
Pomajirkan
Pomajirkan ocupa una loma larga que divide la cuenca de la quebrada Carash de
la quebrada Parayoc.
A unos 3 Km. de San Marcos, a 4140 m.sn.m., la loma forma una cumbre,
sobre la cual se encuentra una estructura parecida a un castillo («hill top fortress»),
que se adapta al terreno, con una planta romboidal y muestra varios niveles.
En la parte más alta se encuentran dos plataformas elevadas. La plataforma este es
más alta. En su superficie hay muros circulares construidos cuidadosamente con
piedras canteadas, además de dos compartimentos circulares, uno rectangular y
dos pequeñas cistas de 0.5 m de diámetro (podrían tratarse de chullpas). Un hueco de
un metro de profundidad cavado por huaqueros, muestra que la plataforma fue
construida de piedras sueltas y barro, es decir, no fue un cerro natural.
La estructura central está cercada por 3 muros de contención y fortificación.
En la segunda terraza hay restos de 7 estructuras (Fig. 11).
Waman Waín
Waman Wain, ocupa una larga loma que baja formando escalones hasta el río
Mosna, a 3500 m.s.n.m. Forma dos cumbres que la gente del lugar llaman Muchín
Grande y Muchín Chico. Al norte y al sur de estas cumbres hay terrenos llanos y
cultivados.
El sitio fue descrito por primera vez por Julio Espejo (1956), quien visitó el
sitio con Marino González. En 1941 describió:
«...sobre uno de estos promontorios se levantan los vestigios arqueológicos de Waman
Waín, en una extensión aproximada de 600 m de este a oeste. En toda el área se suceden
superestructuras de plataformas y andenes de contención, cuyos restos son aún visibles o
identificables no obstante la vil explotación de los buscadores de tapados y de los
propietarios de terrenos de cultivo, que en su afán de extender sus dominios destruyen
progresivamente los muros antiguos.».
En 1974 Burger (1984 a) hizo 3 excavaciones que comprobaron la presencia
de un asentamiento y un santuario de la época Formativa. Se conoce también
relieves de piedra grabadas de estilo «Chavín».
Cuando el autor visitó al sitio en 1988 encontró muchos de los andenes y
todas las chullpas descritas por Espejo (1956) destruidas.
352 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Cerro Pikutu
Ocupa la cima del cerro que parece cerrar el valle y se levanta exactamente al sur
del Templo de Chavín de Huántar, a una distancia de 4 Km. Es probable que esta
posición tenía una importancia en tiempos antiguos, sea estratégica, ceremonial o
astronómica.
La cúspide del cerro tiene dos cumbres. La más baja, en el norte, presenta
restos de estructuras circulares y corrales. Las estructuras no muestran una
distribución ordenada, sólo desde aquí se ve el templo de Chavín. Al sur, sobre la
cumbre del Pikutu (4150 m.), se construyó una edificación con aspecto de fortaleza
(«hilltop fortress»), varios muros concéntricos encierran la plataforma de la cumbre.
Esta plataforma tiene contornos redondos, no forma un círculo perfecto. El
diámetro exterior es de 12 a 13 m. Las estructuras sobre ésta fueron destruidas por
los huaqueros del pueblo de Mosna, aproximadamente en el año 1980. J. Espejo
(1956) observó el sitio intacto y nos dice:
«...existen cistas, como depósitos subterráneos para recoger y conservar agua (?). Las paredes
de las referidas cistas están revestidas con piedras pequeñas y mezcla de barro, de consistencia
dura.....descubrí cuatro cistas (pozos) distribuidas simétricamente. Existen huellas de otras
cistas en los contornos. Esta distribución de cistas recuerda claramente a la gran colmena de
cistas en las ruinas de Xikamarca (Cajamarquilla) y de Waikán (Pariachi) en el valle de
Lima.En las cistas de Pikuto encontré un canalito de comunicación. Esto hace pensar en la
posibilidad de que las referidas cistas están conectadas por medio de acueductos».
En el centro de la plataforma central se encuentra todavía (1988) un pozo
ovalado (0.5 por 1 m.), revestido con piedras canteadas. La profundidad no se
puede medir sin remover el relleno de piedras sueltas. Don Marino González,
quien acompañó a Espejo en su corta visita de Pikutu comentó al autor que la
plataforma fue cubierta por una densa vegetación de ichu que cubrió cuatro muros
circulares muy bajos, de cada uno de estos círculos se proyecta un pequeño canal
revestido con piedras hacia el pozo central.
En la tercera plataforma (contando desde arriba) se encuentran los restos de
unas 50 estructuras circulares que antiguamente tenían un techo cónico de madera
y paja (Fig. 12).
Yurac Machay
Subiendo del pueblo San Pedro se llega en 2.5 horas a un muro gigante de piedra
blanca, que la gente llama Yurac Machay (cueva blanca). Es una formación geológica
muy impresionante que inspiró la fantasía de la gente desde tiempos antiguos y
sin duda se trató de un lugar donde se celebraron cultos religiosos. El macizo de
Yurac Machay consiste en piedra volcánica de color blanco que se distingue de los
sedimentos oscuros del ambiente; no existe una cueva, la pared forma un abrigo
que protege gran parte de su base.
Este abrigo cubre tres «plazas» semicirculares, que posiblemente fueron
sitios para un culto. La plaza más alta se encuentra a 4220 m, está cercada por una
doble hilera de lajas y tiene un ancho máximo aproximado de 10 m. En su centro se
encuentra una huanca de 5 m. de altura que tiene la forma de un puño con el dedo
índice extendido hacia arriba, no muestra huellas de trabajo. La pared de la huanca,
354 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
que mira hacia la roca, tenía pinturas rupestres de color rojo. Se encuentran muy
erosionadas y no es posible reconocer el motivo. (Se dice que a veces se abre una
puerta detrás de la huanca, que conduce al palacio del diablo).
La próximo plaza, que se encuentra más abajo, no tiene un cerco de piedras.
En la pared del abrigo hay un grupo de pinturas rupestres. La figura más clara es
una «rosa» de 34 por 37 cm. que fue dañada intencionalmente con golpes de una
piedra, las otras figuras se han desmoronados y no son entendibles.
La tercera plaza semicircular (de 5 por 15 m.) es mucho más pequeña que la plaza
de la huanca, tiene una cerca de piedras. Sobre la roca hay tres grupos de pinturas
rupestres: el primero presenta pequeñas figuras humanas (guerreros), a tres metros
sobre el piso, el segundo grupo son figuras no muy claras y a sólo 80 cm. del piso.
En el tercer grupo se reconoce una máscara de 30 cm. de ancho, aunque muy
dañada por el desprendimiento de la superficie de la roca: se distinguen los ojos, la
nariz, la boca grande y cuernos (del diablo?) (Fig. 13).
Distrito de Chavín
Muros Megalíticos
La hilera de cantos rodados en la calle Túpac Amaru, en el norte de Urabarriu de
Chavín, ha llamado la atención de varios arqueólogos. Por lo visto, se trata de
restos de muros arcaicos. Richard Burger (1984a) considera al muro como límite
norte del pueblo y lo atribuye contemporáneo a la fase cerámica Urabarriu (800 a.C.)
Observaciones en el sitio e informaciones de varias personas de Chavín
produjeron un resultado inesperado: este muro forma el límite sur de un gran
complejo rectangular, cuya mayor parte fue destruida en la segunda mitad del
siglo XX. Por su forma «arcaica» se puede asumir que el complejo tiene una edad
mayor al Templo de Chavín de Huántar.
La extensión original del complejo en dirección sur-norte debe haber sido de
300 metros. La orientación de los muros es de norte-sur o este-oeste (transversal) y
son paralelos a las calles del pueblo moderno (Fig. 14). Se puede encontrar todavía
restos de estos muros en la calle Túpac Amaru donde hileras de piedras se han
conservado hasta hoy: el lado sur de un muro tiene un ancho de 7 m. con una
dirección este-oeste; del lado norte se han conservado sólo algunas partes.
Perpendicular al muro de Tupac Amaru (Fig. 15), corre otro de piedras gigantes
que limita con el jirón J.C. Tello (Fig. 16). Algunas de estas piedras tienen un peso
mayor a 10 toneladas .
El material de construcción de los muros son cantos rodados de 20 cm.
hasta 3 m. y en su mayoría es roca volcánica blanca (andesita). El autor levantó un
plano detallado de los restos del muro en 1988 para el Instituto Regional de Cultura
de Huaraz.
Canales de Machcas
El pueblo Machcas se encuentra a 2 Km. al norte del Pampa de Chavín de Huántar,
donde termina la llanura. La margen izquierda del río Mosna tiene aquí una altura
356 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Fig. 14 Plano de ubicación de los muros megalíticos al norte del pueblo de Chavín
358 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Ichic Huegchá
En una pendiente al oeste de la pampa de Chavín, cerca de Machcas, hay pedregales
y otros terrenos no cultivables. En el lugar denominado Ichic Huegchá hay un
grupo de cinco chullpas en forma de «casitas» con planta rectangular, cuatro
todavía están en buen estado y se puede estudiar su arquitectura (Fig. 19).
Pojoc
Rivero y Tschudi dicen en su capitulo sobre Chavín ( el libro fue publicado en el
año 1851 en Viena ) :
« A distancia de un cuarto de legua al Este del pueblo y en la cumbre del cerro
llamado POSOC, ...... hay otro castillo arruinado que en su exterior no presenta sino
escombros, pero aseguran que en lo interior se encuentran salones y un socavón que comunica
hasta el castillo mencionado arriba (Chavín). Se asegura que un Español sacó un tesoro con
el que se fue a la capital, y antes de morir en el hospital de Lima entregó un itinerario que ha
corrido por muchos manos. (el mismo cuento se conoce en Huántar. Nota del autor).
Julio Espejo Núñez (1956) visitó el sitio por primera vez en 1941 e hizo una
recolección de cerámica y material osteológico de la superficie, no realizó
360 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Cerro Huellac
Los valles de la quebrada Chacpar y del río Wacheksa abarcan una extensa cordillera
que va de sur a norte, en la parte sur del mapa de IGN es denominada «cerro Huellac».
A 3900 m.s.n.m. se halla una planicie sobre la cual se observa un conjunto de
estructuras y una plataforma circular de 20 m. de diámetro. No se conoce estructuras
similares en la región. Parece tener una función funeraria. Más arriba, en dirección
norte se halla una ladera rocosa donde se encuentra una cámara funeraria muy bien
conservada a la que llamo «Chullpa Chacpar I», donde una pequeña cueva natural
fue cerrada y muestra una fachada trapezoidal (Fig. 22).
Más arriba de este sector hay andenes derrumbados y restos de muros, así como
una cámara funeraria a la que llamo «chullpa Chacpar II». Tiene una fachada poco
común con dos pilares a ambos lados de la entrada (Fig. 23).
Por encima de esta chullpa se encuentra un cerro rocoso (4080 m.) y sobre éste se
dispuso muros y plataformas a manera de fortaleza. Los lugareños llaman este
sitio «Chacpar Picuti».
Wilhelm Diessl 363
Al este de Picuti se extiende una hondonada suave, cuya ladera oeste sube
hasta una loma sobre la cual hay una construcción compuesta por terrazas y
pequeñas casas en ruinas, llamada «Torrepunta» (4100 m.), a pesar de que ninguna
de estas construcciones puede ser caracterizada como una torre.
Más al norte, se llega a un corral ovalado de 80 m. de diámetro y macizos
muros, en su interior hay restos apenas perceptibles, que hacen pensar en un
asentamiento fortificado.
Lanchan
En la pendiente Sur del valle del río Wacheksa se encuentran muchos sitios
arqueológicos interesantes. Mencionaremos sólo el sitio Pucagaga cerca del pueblo
Lanchan. Consiste en dos componentes: la pucara y la colina funeraria.
Pucara
Ubicado a una altura de 3950 m. sobre la roca fueron labrados espacios planos en
varios niveles dentro de un rectángulo de 40 m. de largo y cerrados por murallas de
pirca. Dentro del recinto amurallado hay restos de estructuras rectangulares. Una
estructura tiene en su pared interior numerosos nichos. Las piedras de los muros
de las estructuras están colocadas en estilo «mosaico», similar al que se observa en
edificios recuay (Fig. 24).
Colina funeraria.
A unos 20 m de la entrada a la «fortaleza» se encuentra una colina que contiene
varias tumbas. Por un acceso pequeño de 0.4 x 0.4 m. se puede ingresar a un pasillo
de 3 m. de largo y luego a una cámara de 2 m. de diámetro y 1.35 m. de alto. Esta
cámara tiene una planta poligonal y está techada con dos lajas grandes, la laja
364 Arqueología de los distritos de Chavín, Huántar y San Marcos
Cerro Waychao
El cerro forma un macizo rodeado por valles de 1000 a 1500 m. de profundidad: al
norte, la quebrada Shongo y Wacheksa., al este, el río Mosna., al sur, la quebrada
Huallpish., al oeste, el macizo se conecta a través de la loma del Purway con la
Cordillera Blanca. De la cima más altas del Waychao hasta la línea divisoria de
aguas hay una distancia de seis a siete kilómetros. La cima noreste del macizo
forma el cono de eyección del río Wacheksa, donde se encuentra el Templo de
Chavín de Huántar.
La parte alta tiene forma semicircular con varias cúspides (Fig. 27), formando
hacia el sureste un declive a manera de «anfiteatro» gigante. Los sitios
arqueológicos se encuentran a alturas mayores de 4200 m.
La zona arqueológica del cerro Waychao se subdivide en tres Grupos:
- Corrales y casas, en la pendiente norte hacia el río Wacheksa.
- Pueblo Waychao Punta y las construcciones en la cresta (hasta 4500 m).
- Corrales y casas en el pendiente sur.
El «Pueblo Waychao Punta» se extiende en las faldas de un promontorio
entre los 4350 a 4380 m.s.n.m. El asentamiento está conformado por unas 40 casas
con muros muy macizos de más de 1 m. de altura (Fig. 26). En la cresta del
promontorio se encuentran «casas» redondas de 3 a 4 m de diámetro. En el punto
más alto de la cresta (4510 m.) se encuentra una especie de «patio hundido» de 6 m.
de diámetro, podría ser un reservorio para recolectar el agua de las lluvias. Johan
Reinhard (1987) opina que se trata de un santuario para venerar a los dioses de las
montañas.
RECONOCIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LA
CUENCA ALTA DEL RÍO SANTA
Conococha - Caraz
INTRODUCCIÓN
Inkawain
Discusión
De acuerdo a los datos recuperados, el sitio de Inkawain muestra una arquitectura
temprana, compuesta por pirámide con plataforma, de planta cuadrangular. Este
tipo de arquitectura temprana se caracteriza en la Sierra por plataformas piramidales
y uso de grandes piedras canteadas. Posiblemente este sitio contenga ocupaciones
posteriores, según lo revela la alfarería recuperada en la superficie perteneciente al
periodo Intermedio Temprano. El arqueólogo Alberto Bueno considera a Inkawain
como un ejemplo de monumento no Chavín con grandes litos tallados para
construcción (Bueno, 1989: 39). Alrededor de todos los sitios de estas características
se agrupan las viviendas. Estas podrían hallarse dispersas o agrupadas en los
alrededores o en los cerros inmediatos. Estas edificaciones constituyen un producto
de la labor colectiva y revelan, además, la existencia de un sistema jerárquico cuyo
nivel mas elevado estaría adquiriendo mayor capacidad de dirección y de mando
entre la población.
Shallacoto
Angélica Alcalde Milla 375
Es un sitio arqueológico ubicado en la margen derecha del Río Santa a 2293 m.s.n.m.,
en el distrito de Yuraqoto, 3 km. al norte de la ciudad de Caraz y a 1 km. al sur oeste
de Inkawain.
El sitio se compone de un montículo piramidal de 12 m de altura.En el sur
presenta una plataforma adosada al edificio de 10 x 15 m. Los muros muestran
esquinas rectas ubicadas en la parte superior, de no más de 1 mt, de altura; una de
ellas (lado N) fue hecha de piedras toscas sin labrar, de tamaño mediano, asentadas
una sobre otra. La siguiente sección (lado W) muestra una técnica constructiva
más elaborada que recuerda un poco a Inkawain: hileras de bloques líticos grandes,
intercalados con rocas pequeñas dispuestas de modo horizontal.
Discusión
Shanllacoto, al igual que Inkawain, es una estructura piramidal con plataforma
que comparte rasgos de arquitectura temprana. La presencia de pasta caolín en el
sitio revela, por otra parte, una ocupación durante el Intermedio Temprano.
El hallazgo de fragmentos de cerámica utilitaria indicarían una función
temporal distinta a la ceremonial y/o social que,generalmente, se le asigna a este
tipo de edificios (una de tipo doméstico o como vivienda).
Tumshucaico o Tumshucoto
Este sitio arqueológico está ubicado en la margen derecha del Río Santa, a 2293
m.s.n.m., en el barrio de Cruz Viva, a 2 Kms. al norte de la ciudad de Caraz.
Se trata de un edificio de planta ovalada, según observación de la foto aérea
(proyecto Nº 230-978 del 2-6-70); tiene aproximadamente 250 m. de ancho (eje NE-
Sur), 300 m. de largo (eje SE-NW) y 25 m. de altura; posee muros exteriores curvados
construidos con piedra labradas. La destrucción debido a las excavaciones
clandestinas, han dejado al descubierto la existencia de rellenos compactos de
barro y piedras utilizadas para cubrir los muros, producto de construcciones en
etapas anteriores. Estos muros, de igual modo, tienen esquinas curvas y distintas
técnicas constructivas, que se detallarán más adelante. En el lado este del montículo
y al centro, destaca una escalinata de bloques piedra labrada de forma rectangular
de 40 cm. de largo, 25 cm. de ancho y 20 cm. de alto y son visibles solo 9 peldaños.
La parte superior presenta evidencias de recintos cuadrangulares: secciones de
muros bajos, esquinas rectas ubicadas cerca del borde del montículo, mientras que
el espacio consiste en una gran hondonada. En la parte opuesta a la escalinata
(lado oeste) no se observa ningún muro, solo una gran concentración de piedras
canteadas.
En el lado norte del edificio, a 70 cm. del paramento sobre el suelo que le
sirve de base, se distingue la abertura de una galería subterránea, hoy inaccesible.
Informantes de la zona manifiestan que hace algunos años atrás, esta galería se
encontraba abierta y era muy larga y a medida que se avanzaba se hacía más
estrecha. Antes del sismo de 1970 tenía una entrada estrecha que conducía a un
pasadizo con paredes y bóvedas de grandes piedras labradas, de forma rectangular
378 Reconocimiento Arqueológico en la cuenca alta del río Santa
Discusión
Clide Valladolid (1996), señala que el edificio presenta patrón en U y su construcción
no pertenece a la época del Tahuantinsuyo, como era la opinión generalizada, sinó de
mayor antigüedad, antes de la cultura Huaylas (200-700 d.C.).
La morfología arquitectónica de Tumshucayco: edificio de cuerpos
escalonados hacia el interior con esquinas curvadas, recuerda mucho a La Galgada
(Pallasca, Ancash) Montículos Norte y Sur (3200 a 1700 a.C.), la planta cuadrada
con esquinas curvadas al exterior e interior alcanza gran expresión en Cerro Sechín
y Moxeque: en Sechín todo el plano del edificio central despliega la planta cuadrada
con esquinas curvadas, tanto el recinto de los felinos como su cerco externo a base
de piedras grabadas, en Moxeque se expone la morfología en U como remate alto
con esquinas curvadas externas. En Sechín Alto, asimismo, se desarrollan variedad
de morfologías arquitectónicas en U (Bueno,1989: 31-45).
Esta breve exposición permite concluir que este patrón de arquitectura se
estaría difundiendo inicialmente desde La Galgada hacia Cerro Sechín y Moxeque
para continuar su proceso de difusión cruzando la Cordillera Blanca e instalarse
Angélica Alcalde Milla 379
San Juan
Este sitio arqueológico se ubica en la cumbre del cerro San Juan de Vista Bella a
2,600 m.s.n.m. en el extremo Este de la ciudad de Caraz. Al pie, por el flanco norte
del cerro, discurre el Río Llullán.
San Juan está conformado por un montículo en el lado oeste y al otro extremo
(este) se ubican secciones de muros bajos que forman terrazas y concentraciones de
recintos cuadrangulares muy destruidos, construidos con piedras canteadas
asentadas con barro; lamentablemente, todo este conjunto está muy destruido,
incluso existen evidencias de que toda esta zona fue quemada.
La única sección del montículo que ha quedado visible sobresale por el
frontis de la edificación moderna. Esta pequeña sección permite observar que
originalmente fue una estructura volumétrica con perfiles en disminución y que
uno de los materiales de construcción empleados fue el barro. Este lado del montículo
tiene 11 m. de largo y al frente está concentrada la cerámica arqueológica y basura
moderna junto con evidencias de quema. El análisis de la colección de cerámica
revela la presencia de ceramios sencillos.
Queushu
Fig. 5 Queushu. Planta superior e interna de gran edificio sector Y. Ancho del muro externo 1
m.
Angélica Alcalde Milla 381
por 7 m.; el espesor de los muros externos es de 60 cm. promedio. El acceso habría
sido por el lado este. El interior, semisubterráneo, está formado por 3 espacios de
forma rectangular de 1.60 de altura comunicados mediante dos pasadizos de 90
cm. de ancho 70 cm. de alto y 40 cm. de largo (Fig. 6).
La técnica constructiva consiste en el uso de piedras grandes, medianas y
pequeñas mostrando las caras planas al exterior; las piedras de tamaño pequeño
fueron colocadas en forma horizontal, con el fin de rellenar espacios. Asimismo, se
observó el uso de barro como argamasa, siendo este más abundante por encima de
las cubiertas. Las piedras que conforman los accesos, tanto externo como internos,
son labradas y los techos están conformados por grandes lajas, ordenado en forma
paralela.
Discusión
Por la observación de la arquitectura, sus características y estudios bibliográficos,
Queushu habría sido un sitio de función funeraria y de vivienda. Sin embargo,
382 Reconocimiento Arqueológico en la cuenca alta del río Santa
llama la atención no haber encontrado restos óseos o es que ese material también
fue burlado. Acerca del edificio principal se puede proponer que fue un gran
mausoleo de algún de personaje importante.
La cerámica blanca y la roja estarían indicando una ocupación durante el
Intermedio Temprano. Por otra parte ,la fragmentería utilitaria encontrada revelaría
vida doméstica en el sitio.
Shashipunta
Discusión
La falta de investigaciones en el Callejón de Huaylas dificulta el entendimiento del
problema acerca del carácter y naturaleza de la sociedad «Recuay» y más aún la
distribución territorial de su estilo. Estudiando la presencia de un sitio como
Shashipunta, desde el punto de vista de sus rasgos arquitectónico y su ubicación
estratégica en un punto de la Cordillera Negra(que hacia el Oeste desciende al
valle de Nepeña), es que se podría comprender un poco el desplazamiento de la
sociedad «Recuay». Así, tenemos que en la parte del valle de Nepeña, muy cerca al
río Salitre, existen varias fortificaciones, muchas de ellas construidas en el Horizonte
Temprano y reocupadas durante el periodo Intermedio Temprano. Estos sitios
incluyen las fortalezas gemelas PV 31-162 y -163 así como PV 31-50, - 60, -157 E y
- 254 con cerámica «Recuay» asociada (Proulx, 1982: 87-88). Para Donald Proulx,
la cultura Recuay extendió su influencia sobre la parte alta del valle de Nepeña. Lo
que no puede determinarse es sí está involucrada un subsecuente control político
y lo único que se propone ahora, junto con los datos arriba reseñados, es la
reafirmación de esta posible ruta de penetración: cerro Chapapunta (Yungay)-
Valle de Nepeña.
Angélica Alcalde Milla 383
Willkawaín
Discusión
Sobre la naturaleza y carácter de los edificios, Terence Grieder (1997: 107-
109) califica a Willkawain como prototipo de tumba perteneciente a lo que denomina
tipo masivo horizontal. Por otra parte, Alberto Bueno (1989:43) escribe que
Willkawain es un sitio con grandes mausoleos que en su tiempo fue un sólo
asentamiento; lo asocia con la presencia Tiawanaku en el Callejón de Huaylas
(500-1.000 d.C.) y la arquitectura que presenta sería típica de la región.
El Willkawain que se observa en la actualidad ha sido restaurado en la
década del 60 por el padre Augusto Soriano Infante, ya que según la lectura del
informe de Bennett, ésta presentaba derrumbes en muchos sectores. Ichik
Willkawain se encuentra ahora cercado con paredes construidas con un estilo
muy semejante a la mampostería arqueología, esto resulta de muy mal gusto porque
puede confundir a los visitantes.
Angélica Alcalde Milla 385
Marcajirca
El cerro Marcajirca se encuentra en la margen derecha del Río Santa a 4.5 km. al
norte de la ciudad de Huaraz, se eleva a 3150 m.s.n.m. Pertenece al caserío de
Yactash.
El reconocimiento de este sitio arqueológico se inició ascendiendo por la
ladera oeste del cerro. Desde aquí ya se observa cierta cantidad de fragmentería. Lo
más notorio fue la presencia de una corta sección de terrazas, cuyo muro de
contención tenía 1.10 m. de alto y estaba compuesto de grandes rocas. La mayor
concentración de construcciones y sobretodo de cerámica, se encuentra en la parte
superior del cerro que es un terreno amplío y plano utilizado actualmente como
campo agrícola y zona de pastoreo. Por estos motivos Marcajirca se encuentra
sumamente destruido.
Las construcciones o recintos que seguramente existían, fueron arrasados
con el fin de ampliar la zona de cultivo:amontonamientos de piedra y muros
delimitantes actuales se observan en varias partes. En general, el sitio consiste de
dos grandes espacios abiertos divididos por una sección donde se puede distinguir
muros bajos de piedra canteada y amontonamientos de este mismo tipo de piedras.
Dificulta la observación la acumulación de plantas espinosas, arbustos y cactáceas.
Al interior de los espacios abiertos se mantienen unas cortas secciones de
alineamientos de piedras. Asimismo, en cada uno de los espacios y en el sector
central se encontraron tres batanes utilizados quizá para moler minerales o
granos.En uno de los patios, cerca a los recintos, se ubica una mano de moler.
Pongor (Paccha)
Oshcosh
Discusión
Alberto Bueno (1989: 41) asigna el sitio al Intermedio Tardío: «... por el mismo
tiempo creció un pueblo arqueológico grande en la colina Oshkosh, cuyo cimientos
de casas, cercos y puquios se extienden hasta la pampa. Este que se sube a
Willkawain. En Oshkosh Intermedio Tardío hemos encontrado fragmentería estilo
Akilpu....»
Orojirca
Está ubicado en la margen izquierda del río Santa a 3500 m.s.n.m. en la estancia de
Picup, provincia de Huaraz.
El sitio se asienta sobre una colina rodeada de extensos campos de cultivo.
Bennett (1944: 13) reporta largas galerías subterráneas de piedra. El excavó pozos
de prueba en varias partes de la colina, descubriendo solamente un entierro en
roca de 35 x 30 cm. por lado y 70 cm. de profundidad, donde encontró huesos de
adultos.
Orojirca en realidad es un sitio pequeño que consiste de una serie de
construcciones subterráneas al parecer interconectadas (Fig. 7). Actualmente no se
puede observar el interior por estar cubiertos algunos accesos; sin embargo, se
distinguen algunos dinteles de grandes lajas de piedra labrada. El acceso 1 conduce
a un recinto subterráneo cuyas paredes de 40 cm. de alto fueron construidas con
bloques pequeños de piedra de forma alargada, dispuestas en forma horizontal
asentadas con barro.
Angélica Alcalde Milla 387
Waullac
Se ubica en la margen derecha del río Paria, muy próxima a la confluencia con el
río Auqi que da nacimiento al río Quillcay, afluente del Santa y ocupa la parte baja
de una ladera al este del barrio de Nicrupampa, Huaraz. Específicamente se localiza
en el paraje conocido como Antaoko.
Existen algunos antecedentes, producto de restauraciones y reconocimientos
practicados. El padre Soriano Infante restauró este conjunto arqueológico y lo
relacionó según el tipo de construcción con otros sitios de la sierra de Ancash:
Chinchawas (Pira), Illawain (Aija), Gekosh (Ticapampa), Honkopampa (Carhuaz)
y según la cerámica con Tiahuanaco (Soriano, 1941). Alberto Bueno también estudio
el sitio y lo describió como un conjunto de bancales y terrazas para casas
arqueológicas en extensión de un kilómetro. Señala además, que presenta
andenerías agrícolas servidas por canales actualmente reutilizados y concluye en
que Waullac es el sitio de Huaraz arqueológico Intermedio Tardío (Bueno, 1989:
44). Finalmente, Clide Valladolid observa que la mampostería es básicamente de
piedra, rústica y pachillada con mortero de barro, incluyendo además en sus
ángulos grandes bloques canteados en las esquinas de los recinto, detalle muy
especial de la arquitectura Wari (González, 1992: 219).
Las 10 estructuras identificadas están dispuestas siguiendo un eje sur-norte,
tres de ellas tienen un basamento cuadrangular de piedra de 1 metro de altura en
promedio que sostienen al recinto; los accesos están orientados hacia el sur y
presenta gradas. Otros elementos arquitectónicos importantes son las ventanas
tanto al este como al oeste, techos formados por grandes lajas de piedra superpuestas
y soportados por ménsulas que sobresalen del parámetro externo.
388 Reconocimiento Arqueológico en la cuenca alta del río Santa
Los muros están construidos con piedras unidas con argamasa de barro y
«pachilla»; los accesos presentan dintel y jambas de piedra labrada. Estas
edificaciones que se podrían calificar como más elaboradas, generalmente presentan
otras estructuras adosadas un poco más pequeñas, con accesos de 1.10 m. y
altura de 1.70 m.; las cubiertas de éstos son de lajas medianas sobrepuestas,
una de ellas contiene una banqueta en el interior.
Una de las estructuras más elaboradas (en el extremo oeste) presenta en uno
de sus costados una losa o laja esculpida con dos felinos con el cuerpo de perfil y
la cara de frente y una figura humana central, que según la clasificación de Schaedel
corresponde al tipo II de las losas (puma slabs) que en su correlación de secuencias
las atribuye a los comienzos del Intermedio Temprano estilo Huaraz (Schaedel,
1948b: 73-78).
La cerámica asociada consiste en fragmentos de soportes tipo trípode de
interior tanto hueco como compacto de cuerpo redondo y ovalado; un fragmento
de caolín con decoración pintada estilo Cajamarca III; fragmentos con decoración
pintada del Horizonte Medio; fragmentos con rostros modelados (tipo Chimú);
fragmento en pasta negra pulida con decoración incisa y finalmente fragmentería
Akilpu. Esta descripción se basa en una muestra de tan solo 29 fragmentos, cuyo
análisis indica la existencia de una secuencia cronológica.
Discusión
Existe una vinculación entre los sitios de Huaullac Willkawain y Honcopampa
debido a similitudes en la arquitectura. La literatura arqueológica generalmente
los asigna cronológicamente al Horizonte Medio (Valladolid, 1996; Bennett,1944;
Vescelius, en Buse,1965). Esto resulta criticable,pues las excavaciones de Bennett
en Willkawin no muestran un registro estratigráfico ni un plano del lugar donde
se hicieron los trabajos, solo menciona a las galerías. Igualmente, en el caso de
Vescelius no se sabe con certeza dónde excavó, su muestra de cerámica Wari
proviene de tumbas hallando una mínima cantidad de éstas en el sector residencial
y se desconoce también la procedencia de sus fechados radio carbónicos de 959,
994 y 1,054 d.C. (Buse, 1965: 327) para Honkopampa. En ambos casos, los
investigadores proponen la filiación cultural a partir de la cerámica producto de la
última ocupación.
Para poder relacionar con certeza los tipos arquitectónicos con estilos de
cerámica, es necesario realizar excavaciones cuidadosas en estos sitios críticos
pues hasta entonces, todo quedará a nivel de hipótesis. Por ejemplo, Alberto Bueno
en este sentido escribe: «La presencia de Tiwanaku en el Callejón de Huaylas (500-1000
d.C.) coexistió con la fase Pashash-Recuay porque sus materiales se encuentran paralelos;
en otros casos Pashash-Recuay cedió prerrogativas a Tiwanaku;por ello encontramos
materiales Tiwanaku regionalizados en Honcopampa y Willkawain por ejemplo, pero la
arquitectura de estos sitios es típica de la región». (Bueno, 1989: 43).
Angélica Alcalde Milla 389
Waka Tzaka
Discusión
No se tiene una información precisa acerca de la procedencia de esta escultura; el
sitio mas cercano a éste es Pongor y Orojirca. Bennett manifiesta que del primero se
extrajeron muchas de las estatuas hoy en el Museo de Huaraz (Bennett, 1944: 13).
Según la clasificación de escultura lítica propuesta por Schaedel, los felinos
de Waka Tzaka corresponderían al Tipo II que representa «al puma con el cuerpo
de perfil y la cara completa. Aparece solo, doble, o en combinación con una figura
humana central u otra criatura». Por otra parte, afirma que este tipo II pertenece al
estilo que él denomina Huaraz. Sobre este tipo escribe que «.... los dientes varían de
proyectantes o prominentes caninos a un doble de fila de dientes o sin dientes. La
cola está enroscada... lo más distintivo de los pumas Huaraz son los diseños como
volutas que delinean las garras y la demarcación de la muñeca mediante un surco
o línea incisa...» (Schaedel, 1948b: 73-74). Si bien es cierto muchos rasgos coinciden,
hay muchos otros que indicarían la presencia de algunas variantes dentro del
estilo.
390 Reconocimiento Arqueológico en la cuenca alta del río Santa
Antajirca
El cerro Antajirca está ubicado en la margen izquierda del río Santa,a 3100 m.s.n.m.
Al pie se ubica la estancia de Quechcap, provincia de Huaraz. El cerro presenta
una topografía plana en su parte superior, cubierta por numerosas arbustivas y
cactáceas.
La concentración arquitectónica ocupa todo el tercio superior del cerro. Se
reconocieron construcciones de planta rectangular construidas con piedras
grandes, medianas y pequeñas; patios a cielo abierto rodeados de muros de 1 a 1.5
m. de altura. El sitio, al parecer, tenía su propio camino arqueológico que articulaba
a gran parte de las construcciones (este quizás terminaba en un espacio abierto
delimitado por un muro circular de piedras grandes y medianas). Al lado NW de
este espacio, se identificó otro espacio abierto rodeado por muros con esquinas
curvas que tiene una dimensión de 10 m. x 12 m. En el centro de este espacio está
plantado un monolito de perfiles canteados y de morfología rectangular, el cual se
alza 1.10 m. sobre el piso, su parte superior termina en una superficie plana de 60
cm. x 30 cm.; su base es mas ancha que su parte terminal superior.
Los varios espacios abiertos pueden considerarse de funciones sociales y/
o socio-políticas; pero el espacio abierto con el monolito canteado en el centro del
Angélica Alcalde Milla 391
Discusión
Antajirca, por sus características, revela una fuerte e importante presencia durante
el período Intermedio Temprano. Informantes que habitaron en la estancia hace ya
varias décadas, brindan datos muy interesantes sobre la escultura lítica que
revelarían la verdadera posición y ubicación de estos elementos. Los numerosos
espacios abiertos, los monolitos o huancas y la escultura lítica permite asignarle al
sitio una función de tipo ceremonial y social, de toma de decisiones.
Amajirca
Oropunta
Es un sitio arqueológico ubicado en la margen izquierda del río Santa, a una altura
de 4000 m.s.n.m. en la estancia de Santa Catalina, provincia de Huaraz. Oropunta
se encuentra hacia el este del pueblo cruzando la quebrada Santa Catalina, en la
cumbre de un cerro.
El sitio ha sufrido una gran alteración de su estructura original, debido
especialmente a la extracción de las piedras constituyente del asentamiento con el
fin de ampliar el área de muros originales que al parecer conformaban grandes
recintos. Lo que abunda por toda la superficie e incluso en las faldas del cerro a
partir del tercio medio es la fragmentería cerámica (Fig. 11).
Roko Ama
Pueblo Viejo
Discusión
Este sitio arqueológico es mencionado por A. Bueno (1989: 44), quien manifiesta
que entre 1460 a 1533 d. C. vivió bajo el dominio del Tahuantinsuyo; lo cual se
puede reafirmar mediante los hallazgos de su fragmentería. Sería importante poder
determinar cuáles son las estructuras arquitectónicas asociadas a esta ocupación.
Llama particularmente la atención el edificio conocido como «Castillo», ya que
hasta el momento no se había reportado una edificación con tales características
en el Callejón de Huaylas.
Pueblo Viejo contiene evidencias de ocupación correspondientes a los
periodos Intermedio Temprano, Intermedio Tardío y Horizonte Medio.
Roko Pata
objeto de estos edificios, aunque los pobladores de la zona afirman que ellos se han
extraído cadáveres y cerámica (Tello, 1929: 40-43).
Bennett se refiere a este sitio (Sitio 4k) como uno que contiene tumbas del
Tipo A y B, así como también numerosos sitios de vivienda. Del total de tumbas
medidas, 5 eran del tipo A y 2 del tipo C. Se observaron 2 chullpas o casas del Tipo
E (Bennett, 1944: 69). El tipo A consiste de una cámara central subterránea con
varias otras cámaras conectadas a los lados; el tipo B es una galería subterránea
simple; el tipo C es una galería subterránea de 2 pisos; el tipo E son chullpas con 2
o más cuartos pequeños (Bennett, 1944: 68).
El sitio consiste de numerosas construcciones subterráneas que podrían
calificarse de grandes tumbas. Ciertamente, Wegner reafirma que de aquí se
extrajeron alrededor de 160 ceramios finos de arcilla blanca y decoración pintada
en negro (Wegner, 1981: 3).
Estas construcciones se encuentran aglutinadas, una muy cerca de otra, se
las identifica por que sobre el suelo se pueden observar las grandes lajas que
conforman la cubierta de la cámara. Generalmente son tres. Las paredes internas
de estas estructuradas son de piedra canteada de diversos tamaños; por lo general
las mas grandes, de forma cuadrangular, fueron colocadas en la base y entre éstas
pequeñas lajas ordenadas en forma horizontal. Las habitaciones son en muchos
casos rectangulares de 1.20 m. de altura en promedio y contienen elementos como
nichos y compartimentos pequeños también cuadrangulares. El suelo es de tierra
suelta no encontrándose evidencias de huesos o cerámica (Fig. 14).
La fragmentería encontrada revela formas de ollas pequeñas con asas
cintadas y cuencos de paredes divergentes confeccionados en pasta color naranja
Angélica Alcalde Milla 397
De lo anterior se desprende que los tipos 1 y 2 son los mas frecuentes. Se registraron
mas sitios de los que no podemos precisar con algún sustento, una ocupación
duran te el Intermedio Temprano; sin embargo, se describirán sus respectivos tipos
arquitectónicos:
(1) Montículos:
San Antonio
Castillo Punta
Montículo con construcciones menores alrededor:
San Juan
Montículo, Tradición Arquitectónica Mito
Huaricoto
CONCLUSIONES
cuencos con mango, tazas, cucharas y vasijas efigie; con una arquitectura funeraria
clasificada por Tello en: hoyos o pozos socavados en el terreno, con paredes
revestidas de piedra y con tapas de piedra no labradas, encontrada en Copa
(Carhuaz) y cámaras subterráneas mas o menos amplias provistas de nichos o
celdas, ejemplo: «Soterrados de Katak» (Tello, 1929: 37 -39). Lumbreras identifica
tres tipos de vivienda: «.... una compuesta de dos cuartos paralelos en forma de
galería, con techo de lajas grandes sobre las que hay un relleno de tierra, y
conectados internamente, uno de ellos con salida al exterior; el otro es similar al
anterior, pero con cuatro cuartos y el tercero consiste en una casa subterránea de
un cuarto que tiene hasta tres subdivisiones, son alargadas y se comunican al
exterior por un hueco a manera de tragaluz (Lumbreras, 1980: 104); con una
escultura lítica que consiste de estatuas humanas divididas en 8 tipos que se
distinguen por la posición de las piernas (cruzadas), rodillas (levantadas); pueden
tener o no tocado en la cabeza, representación o no de genitales y presencia o
ausencia de porra y escudo; losas con felinos en relieve divididos en 5 estilos
definidos por la posición del animal: cuerpo de perfil y cara de frente; combinación
con figura o cara humana central; felino de doble cabeza unidos por los arcos de la
espalda; rasgos como cola enroscada, los dientes pueden estar representados o no,
garras en forma de volutas, representación o no de genitales (Schaedel, 1948b: 60-
79).
Durante el trabajo de reconocimiento en el campo, si bien es cierto se ha
comprobado y verificado en parte la presencia de estas manifestaciones, se puede
añadir que la cerámica de superficie más abundante encontrada en sitios asignados
al Intermedio Temprano corresponde a tipos confeccionados en pasta naranja de
diversas tonalidades hasta llegar a un naranja pálido, cocción en atmósfera oxidante
con predominancia del uso de desgrasantes granulosos siendo las formas mas
recurrentes los cuencos y ollas grandes de asas cintadas de superficies alisadas
principalmente, y en menor proporción pulidas y pintadas de un color rojo oscuro
muy característico y repetitivo. La frecuencia de fragmentos en pasta caolín es muy
baja, en relación a los tipos ya descritos. Elementos como soportes tipo trípode y
pedestal, mangos y fragmentos caolín con decoración pintada ocupan un segundo
lugar en la proporción. Estas diferencias en cuanto a las frecuencias, pueden
reafirmarse mediante los hallazgos en el sitio Balcón de Judas excavado por Steven
Wegner en 1980 donde encontró varios miles de fragmentos cerámicos que marcaban
una abundancia de vasijas que no eran de caolín a las que el califica como cerámica
utilitaria (Wegner, 1981: 9-10).
La hipótesis planteada inicialmente en este proyecto proponía que la muy
conocida y aceptada cerámica de caolín (Recuay) se difundió desde Pallasca hacia
el Callejón de Huaylas, sin embargo, como producto de la evaluación de los datos
de campo, se considera que se dispone de poca información como para confirmar
esta hipótesis. Solo mediante excavaciones arqueológicas sistemáticas en diversos
sitios estratégicos del Callejón de Huaylas se podrán obtener resultados
contundentes. La mayor o menor frecuencia de fragmentería hallada en superficie
constituye una información de tipo preliminar; además se debe tener muy en cuenta
el intenso huaqueo o excavaciones clandestinas que se practican hasta la
Angélica Alcalde Milla 401
fina, los motivos mas frecuentes son animales, aves, cabezas clavas zoomorfas y
antropomorfas, placas líticas cuadradas y trabajadas en técnicas excisa y pulida;
se representan también motivos geométricos.
Para el Callejón de Huaylas ya se ha descrito la cerámica (sencilla y
elaborada), la escultura lítica (estatuas humanas y losas). Finalmente para Aija, en
la Cordillera Negra; la información sobre cerámica es muy escasa, Wegner reporta
algunos fragmentos de caolín sobre la superficie en los sitios Marcacoto,
Chuchunpunta y Shinincoto (Wegner, 1981: 8). Su escultura lítica está representada
por estatuas humanas del «tipo guerrero» y «tipo mujer» con piernas, brazos y
otros detalles destacados en relieve; mandíbula prominente; portan, por lo general,
maza, escudo y cabeza trofeo, aparecen sentados; hay un énfasis en la decoración
de la cabeza (tocada); no representan nunca los genitales, la parte posterior de la
estatua es muy decorada (cabellos, manta o placa); y losas con diseños en relieve
de felinos con cuerpo de perfil y cara de frente, apareciendo solos, dobles y en
combinación con una figura central humana (Schaedel, 1948b: 66-74)
Estas 3 zonas compartieron un lenguaje artístico similar. Parece que la
cerámica y sus tipos fue una manifestación recurrente, propagándose por el área
de ocupación propuesta líneas arriba (por lo menos hasta donde las investigaciones
han llegado), mientras que la escultura lítica revela diferencias locales.
Durante el trabajo de campo se reconocieron 5 sitios con alguna evidencia
de escultura lítica; el sitio de Eraq Huanca compuesto de grandes piedras paradas,
algunas de las cuales tenían diseños en relieve con motivos zoomorfos (felinos) y
humanos: mujer cargando niño y hombre tocando instrumento musical (informante:
Sra. Mauricia Méndez). En la estancia de Chilca (donde se reconoció el sitio de
Ama) específicamente en la parte alta conocida como Tucuhuain se hallaron
esculturas que fueron trasladadas por el padre Augusto Soriano Infante al Museo
de Huaraz. Asimismo, en el sitio de Rachtapunta se encontraron monolitos que
representan a guerreros, de 1.20 m. de altura en regular estado de conservación.
Posteriormente, éstos fueron trasladados al Colegio Primario Nº 86068 de la
estancia. El sitio de Antajirca, según los datos obtenidos de varios informantes, al
parecer conservaba in situ algunas losas con representaciones de felinos y unas
formas no reportadas en la bibliografía: piedras paradas (huancas) con forma
humana. Actualmente solo quedan losas cuadradas fragmentadas con diseños en
alto relieve de felinos de perfil con los rasgos característicos de: cuerpo arqueado,
cola enroscada hacia arriba y genitales. En Waullac existe una losa muy deteriorada
con dos felinos laterales, cuerpo de perfil, cara de frente y figura humana central:
sería de estilo Huaraz de acuerdo a la clasificación de Schaedel (1948b, p. 74):
Recientemente, durante trabajos de limpieza del sitio, se puso al descubierto una
piedra trabajada conocida como Huanca y una cabeza clava de forma felínica con
colmillos prominentes. Waka Tzaka, que no es precisamente un sitio arqueológico,
sinó un lugar a donde se trasladaron algunas losas talladas, probablemente venidas
desde algún sitio cercano como Pongor, contiene 2 losas con representaciones en
alto relieve de felinos con cuerpo de perfil y cara de frente, con algunas
particularidades como el exagerado relieve de la cabeza (en una de las losas) que
sobresale 10 cm.; ausencia, en un caso, de cola; combinación en una misma losa de
Angélica Alcalde Milla 403
ANTIGUAS OCUPACIONES
HUMANAS EN CUSPON
Provincia de Bolognesi
INTRODUCCIÓN
Cuspón viene a ser una comunidad enclavada en la cuenca alta del valle de
Pativilca, que ocupa terrenos bastante abruptos desde tiempos antiguos, donde
pese a lo agreste de su geografía conserva importantes restos arqueológicos todavía
estudiados. La necesidad de conocer sus más lejanos antecedentes históricos nos
motivó para efectuar una visita de reconocimiento, valiéndonos de informaciones
de los propios habitantes de la comunidad. De esta manera recorrimos algunos
lugares de su territorio e identificamos varios asentamientos arqueológicos que
evidencian una larga permanencia del hombre andino en esa zona. La mayoría de
los sitios muestran ser de tiempos prehispánicos y sólo en un caso observamos que
estuvo vigente a partir de la presencia hispana en la zona.
Los restos explorados llaman la atención por lo peculiar de sus características
arquitectónicas y por su importancia como documentos materiales únicos para
obtener los conocimientos adecuados sobre el desarrollo humano en dicha
comunidad. En una información anterior tuvimos la oportunidad de dar a conocer
sobre la existencia de quipus vestigiales utilizados en las ceremonias de los
enterramientos humanos actuales, como expresión de la continuidad tradicional
que todavía guardan sus habitantes (Ruiz, 1998).
Cuspón, en realidad, mantiene actualmente muchos de sus rasgos
tradicionales heredados de sus ancestros y tanto por la importancia de su
patrimonio arqueológico como por las costumbres comunales aún vigentes, se
merece poner atención a su desarrollo social e histórico para comprender su
evolución en el contexto de los grupos sociales andinos que poblaron la cuenca del
río Pativilca
Varias informaciones sobre la zona indican la existencia de numerosos
restos arqueológicos que comprenden la provicnia de Bolognesi e incluso se
menciona a los que pertenecen específicamente a la comunidad de Cuspón. En
406 Antiguas ocupaciones humanas en Cuspon, provincia de Bolognesi
ellas se ofrece la relación de los sitios donde aparecen restos antiguos, de modo que
dicha información sirve como dato inicial para verificar su importancia y
antigüedad (Reyes, 2002; Zubieta, 1996, 2002).
Nuestro propósito radica ahora en dar a conocer los vestigios identificados
a fin de que estos datos puedan servir a los futuros trabajos de investigación que se
realicen en la zona. Añadimos algunos reflexiones sobre el poblamiento aborigen
con la intención de aproximarnos al descubrimiento de la historia regional.
AREA DE ESTUDIO
EXPLORACIONES
Se trata de restos que están ubicados a inmediaciones del pueblo de Cuspón y son
de fácil acceso, pudiéndose llegar a ellos mediante el camino que cruza la población
en dirección sur. Uno de ellos se denomina Hualtuyoc y el otro Incatanan.
Hualtuyoc
en su lado oeste alcanza 2.50 m. de altura en tanto que la estructura mide 2.30 m. de
ancho por 7.20 m. de largo. Los materiales utilizados para la construcción fueron
la piedra y el barro. Los bloques de los paramentos han sido labrados toscamente
y adoptan formas irregulares, pero muestran la faceta plana hacia el exterior. A
falta de otros restos, como la cerámica por ejemplo, que pudiera apoyarnos para
señalar la antigüedad que tiene y la cultura a la cual pertenece, no podemos, por
ahora, ofrecer con seguridad la cronología que le corresponde. Pero, sin embargo,
pensamos que se trata de un sitio importante por la morfología arquitectónica que
presenta la cual difiere del resto de monumentos reconocidos y por su ubicación,
pues justamente se encuentra junto al pueblo de Cuspón, en la parte baja y no en
las altas cumbres que lo rodean, donde, por lo común se erigieron la mayoría de
poblaciones prehispánicas de la región.
De acuerdo a lo expresado, podemos decir que estamos frente a un
monumento bastante antiguo, tal vez perteneciente a tiempos del Formativo Andino
u Horizonte Temprano, si consideramos su composición arquitectónica y si tenemos
en cuenta su ubicación en la cuenca alta del valle de Pativilca, ruta de comunicación
con la cuenca del río Mosna donde se encuentra Chavín de Huantar. Pero tampoco
podemos descartar, si es que cronológicamente correspondiese al Horizonte
Temprano, su vinculación a muchos centros con restos de montículos piramidales
del curso inferior del Pativilca. En todo caso, un examen del sitio, que implique
exploraciones más detenidas con excavaciones en las estructuras, revelará la
verdadera naturaleza y la antigüedad de Hualtuyoc.
Incatunan
Utilizando el camino que se dirige a Chiquián, nos encaminamos a las partes altas
de Cuspón, zona donde logramos identificar varios establecimientos antiguos.
Entre ellos podemos mencionar a Pumatian, Matara, Piruro, Quishuarmarca,
Huiquismarca y Huishra.
Pumatian
Matara
Guguecruz
Son restos de edificaciones construidas de piedra ubicadas al lado este del pueblo
antiguo de Matara, justo a poca distancia y a la altura del pueblo nuevo de Matara.
Se observan estructuras rectangulares angostas techadas con grandes lajas de
piedra, cuyo ancho no excede 1.50 m., unidas a estructuras circulares que no tienen
más de 5.0 m. de diámetro.
Cashash
Piruro
cuenca del valle de Mosna. Aproximadamente son seis las murallas que se
distribuyen desde la base hasta la cima de la colina (Foto 2).
Huiquismarca
Se ubica en un alto cerro al este del pueblo de Cuspón donde se observa la presencia
de grandes murallas que se escalonan hasta la cumbre. Conserva anchas murallas
y parapetos. En la muralla más baja se distingue un vano con su dintel intacto y en
la cumbre aparecen recintos rectangulares así como en algunos sectores entre las
mismas murallas. Hacia el lado sur del sitio no se observan muros sino un terreno
pedregoso que prácticamente ofrece una defensa natural. La cumbre es alargada
que alcanza unos 300 m. o 400 m. pero tiene un ancho sumamente angosto de unos
12 m. Las murallas fueron levantadas utilizando material de piedras toscas unidas
con barro, las cuales fueron obtenidas en la misma zona. Para darle solidez a los
muros acondicionaron grandes bloques de piedra en la base y otros de menor
tamaño en los tramos superiores. Si bien se puede distinguir la naturaleza de las
edificaciones, gran parte de ellas se encuentran en mal estado de conservación. La
Arturo Ruiz Estrada 413
De este lugar, se observa muy nítidamente la cuenca del río Pativilca o río Grande
y las quebradas de Tingo, Raquia y Puscayan así como un amplio panorama que
incluye los pueblos ubicados hacia ambas márgenes del rio Pataivilca hasta Raján
Viejo y las cumbres que dan paso al pueblos de Ocros.. Las características que
presenta sugiere habérsela destinado a cumplir funciones estratégicas de defensa.
Siguiendo la cumbre, pero a menor altura, se encuentra el sitio de Canlishpata
donde se aprecian también murallas y recintos rectangulares, que comprende un
sector aledaño al de Huiquismarca.
Quishuarmarca
Constituye una ladera de fuerte pendiente en cuyo sector oeste se distribuyen varias
edificaciones de planta rectangular erigidas sobre altas plataformas . El lado este
da a un profundo abismo que cae al río Pativilca. La existencia de muchos
derrumbes impide apreciar sus características y el número de estructuras existentes,
pero podemos decir que viene a ser un complejo no muy extenso. El material usado
para las construcciones es la piedra obtenida del propio cerro. De acuerdo a la
forma agrupada de los vestigios podemos hablar de un asentamiento destinado a
la vivienda, protegido por abismos y laderas muy abruptas. En el abismo del lado
oeste destaca una estructura tipo mausoleo con un pequeño vano de acceso, al
parecer destinado a la conservación de los restos humanos (Foto 3).
Huishra
Otros Yacimientos
CERRO
CASTILLO
Un Asentamiento del Intermedio
Tardío en la Provincia de Huari
INTRODUCCIÓN
Uco
Cerro
Castillo
Río Huaritambo
Huacachi
Pontó
Cajay
a
hc
P us
HUARI o
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Rahuapampa
Masin
Chaná
Huachis
San Marcos
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Mos
PROYECTO
IN V EN T A RIO D E LO S
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Chavín de Huántar
Mapa de Ubicación de Cerro Castillo
Noemí Ortiz Castillo 419
Sector I
Foto 2. Vista de las Columnas que se encuentran en la entrada del segundo salón en el sector I.
Noemí Ortiz Castillo 423
presenta un acceso con escalera hacia el cuarto del salón o habitación. Probable-
mente este sector fue ocupado por una elite administrativa y los salones de la es-
tructura principal cumplieron una función religiosa debido a sus componentes
constructivos, al igual que los Salones ordenados unos tras otros y con accesos en la
misma dirección u orientación, presentando escaleras, columnas, para llegar, por
último, a una estructura rectangular que pudo servir de altar.
Sector II
El Sector II corresponde al área ubicada sobre una extensa ladera que se extiende
horizontalmente, localizada al sur-este y oeste de la estructura principal o Sector I.
Presenta características en sus unidades arquitectónicas que lo hace diferente a los
demás espacios o sectores.
He definido a las áreas circulares como posibles recintos o zonas
habitacionales y de almacenamiento porque su tecnología constructiva y morfología
difiere notablemente de las estructuras cuadrangulares del sector I. Este sector está
ubicado al sur de la estructura principal del sector I. Comprende una ladera extensa
de unos 200 m. de largo y unos 100 m. de ancho.
Las Estructuras Circulares son un componente de este sector, las cuales
representan el área residencial o doméstica. Se extienden a lo largo de las laderas,
siendo notablemente uniformes en su construcción. Sus diámetros varían entre 4 y
6 m (Fig. 3). Los muros son invariablemente de mampostería tipo pirka, a menudo
tienen una superficie regular y ocasionalmente tienen secciones toscamente
alineadas. Los anchos de los muros están todos muy cerca de 0.6.m. Las habitaciones
están divididas mediante tabiques, presentando en su interior hornacinas
cuadrangulares hechas con bloques regulares y mejor seleccionados. Los techos
fueron presumiblemente cónicos, de tipo choza, hechos de material perecedero.
Estas casas circulares se encuentran usualmente en pares, una frente a otra, sobre
una terraza artificial, en un terreno irregular. Cada una pareciera formar una unidad
de algún tipo. Los componentes de los muros están ceñidos por un tipo especial de
rocas talconadas y calizas que muestran prominencias por el desgaste de otras que
son de esquistos; en cambio, los de argamasa empleada de arcilla y cal, le otorgan
un armazón muy sólido. En el interior de estas estructuras se encontró muy poca
cantidad de fragmentos de cerámica con evidencias de hollín.
Las Terrazas Artificiales, son otros componente de este sector. Es el elemento
horizontal de éste y se encuentran frente a los recintos circulares. Estas terrazas
son artificiales e irregulares creando un patio delante de la casa. Estas terrazas
formaban muros de circunvalación y perimetrales, demostrando tener una función
definitoria del espacio. Este uso extensivo de muros de contención, sirve tanto de
soporte a los cimientos de las casa como para producir espacios planos para otros
usos. La extensión de estas terrazas variaba entre 1 a 2 metros.
Las Estructuras circulares menores presentan diámetros entre 3 y 4 metros.
Su reducido espacio no le permite ser un lugar propicio para servir de vivienda.
Éstas, aisladas a un lado de las viviendas circulares orientadas hacia el oeste, han
424 Cerro Castillo: Un sitio del Intermedio Tardío en Huari
Sector III
CONCLUSIONES
El asentamiento de Cerro Castillo, ubicado en la cima del cerro del mismo nombre,
al sur este de la desembocadura del río Puchka, en la sierra nor-central, durante el
Período Intermedio Tardío, tenía una organización espacial interna que se
caracterizó por presentar dos áreas diferentes. Una de orden administrativo-
religioso y la otra habitacional.
El sistema sociopolítico que predominó y que se vio reflejado en el
asentamiento de Cerro Castillo, fue el perteneciente al rango social de Señorío, por
estar circunscrito dentro de la etnia de los Pinku, que comprendía un extenso
territorio y que estaba controlado por una autoridad gubernamental centralizada.
En cuanto al patrón de subsistencia, podemos afirmar que a través de la
identificación preliminar de los restos encontrados en la unidades habitacionales
y alrededor de ellas, se infiere que la papa fue uno de los alimentos básicos en la
dieta. La presencia de huesos de camélidos sugiere también que estos fueron los
animales de mayor consumo.
El asentamiento de Cerro Castillo presenta una homogeneidad tecnológica,
inherente al desarrollo de una sola cultura, la que se aprecia por la utilización de
un mismo material constructivo (rocas esquisto) y un mismo patrón constructivo.
Su función habitacional y de residencia administrativo-religiosa la revela como
una comunidad agropecuaria estable.
Los habitantes de Cerro Castillo utilizaron el área emplazados en las
cumbres de las colinas, probablemente con fines defensivos y/o para aprovechar
las partes bajas en la agricultura. Sobre este piso ecológico encontraron el material
necesario para sus construcciones y las características ambientales para su
desarrollo.
428
429
INTRODUCCIÓN
Hacia el año 1460, el territorio Ancashino fue anexado al naciente Imperio del
Tawantinsuyo. Así, se construyen establecimientos diversos para la administra-
ción de estos nuevos territorios, entre los que destacan los ubicados en la ruta del
Camino Real de la Sierra o Qhapaq Ñan, el mismo que articulaba el Cusco con
Quito (Fig. 1).
A lo largo de este camino se pueden encontrar diversos tipos de asentamientos
cuya densidad y complejidad arquitectónica es variable. Si bien es cierto el recono-
cimiento arqueológico se limita a lo que es la jurisdicción de Huari y más
específicamente a los sitios Inca o con evidencia de ocupación Inca ubicados en el
Camino Real, el presente trabajo trata de establecer una tipología de sitios definien-
do áreas de actividad y patrones de asentamiento, base para futuras investigacio-
nes al respecto (Foto 1 ).
Se hizo el reconocimiento y registro de sitios arqueológicos, identificándose
más de una docena de asentamientos prehispánicos asociados al Camino Inca con
diferentes características morfofuncionales (Fig. 2). Así, tenemos sitios que ocupan
varias hectáreas de extensión y otros que apenas llegan a tener unos cuantos m2. lo
que, implícitamente, indicaría una variabilidad en sus funciones. El cronista Guaman
Poma de Ayala en su «Nueva Coronica y buen Gobierno», así como también Vaca
de Castro en su «Ordenanza de Tambos», dan las primeras informaciones acerca
de la existencia de una diferenciación en los asentamientos Incas (Guamán Poma
1980[1583], Vaca de Castro 1908[1543])
El siguiente trabajo es un segmento de la investigación que venimos reali-
zando sobre el «Sistema Vial y Asentamientos Tawantinsuyo entre Huánuco Pampa y
Conchucos», un proyecto con un marco muestral más amplio y que esperamos con-
cluir en un futuro próximo.
430 Sistema vial y asentamientos Incas en la provincia de Huari
Guaca
Quito
ECUADOR
Ingapirca
Tomebamba
Tumbez
Caxas PERÚ
Cajamarca
Paramonga Pumpu
Hatun Xauxa
Lima
OCEANO PACÍFICO Pachacamac
Vilcabamba
Inkawasi Cusco
Huaytara
Tambo Colorado
Vilcas BOLIVIA
Tambo del Collao Huaman
Paredones
Hatun
Chala Colla Chuquiabo
Chucuito
Arequipa
Cochabamba
Paria Inka llaqta
Samaipata
CHILE
Catarpe
Tilcara
La Paya
ARGENTINA
Pucara de
Andagala
Chilecito
0 500 km
Ranchillos
Pucara de Chena
Tambos Reales
A lo largo del Camino Inca hemos encontrado una serie de asentamientos que se
han caracterizado por su complejidad en la distribución de espacios, aunque no
llegan a tener la magnitud de los grandes centros administrativos provinciales -
como Huanuco Pampa-, estos debieron cumplir funciones administrativas en un
determinado territorio.
La denominación de Tambo Real nos parece la más adecuada para describir
este tipo de asentamientos pues la característica principal era la de albergar al gober-
nante Inca y otros personajes pertenecientes a la elite Cusqueña cuando estos se en-
contraban de transito por la región. Los Tambos Reales se distribuían a lo largo de la
red vial Inca distanciados en promedio unos 20 a 25 Km uno del otro, es decir, el
equivalente a una jornada de camino diario. La evidencia etnohistórica confirma la
existencia de asentamientos construidos para este fin: «…auía aposentos y depósitos,
para quando los reyes caminauan poderse alojar. Porque fue costumbre suya, quando andauan
por alguna parte de este gran reyno yr con gran magestad, y seruirse con gran aparato a su
vsanza y costumbre: afirman, que si no era quando conuenia a su servicio, no andauan mas de
quatro leguas cada día…» (Pedro Cieza de León [1553] 1986: 238).
«…por manera, que cuando el Rey Inga caminaba por el camino de la Sierra y llegaba a sus
Aposentos Reales, se juntaban todos los señores de aquellas provincias a le servir…»
432 Sistema vial y asentamientos Incas en la provincia de Huari
H uaritambo
LEYENDA
Sitio Arqueológico
C amino Inca
Rios y Quebradas
Poblados Cercanos
8 968 000
Cajay
Huari
R io
H uari
Rahuapampa
Masin
C am ino
ha
Inca
cc
Pu
o
Ri
Pomachaca
U shnu C ruz
8 960 000
Ca
Huachis
m
in
o
In
ca
R io
Ra
r ic
hin
cha
y
Soled ad d e Tambo
H uagancu
R io
M
os
na
H uaga
0 2 Km.
8 952 000
Ahuac
A yash
2 60 000 2 68 000 2 76 000
Huaritambo
Por los restos arquitectónicos que hay en pie podemos inferir que este fue otro
Tambo Real dentro del esquema administrativo Inca. Hoy sólo quedan restos de lo
que fueron las Colcas o depósitos, que son de planta rectangular y se encuentran en
la margen izquierda del río Huaritambo (Foto 3).
Al igual que los depósitos ubicados en Huaganco, éstas se encuentran ali-
neadas pero se ubican en la ladera del cerro por encima de las estructuras
habitacionales.
Las estructuras administrativas del tambo prácticamente han sido arrasadas por la
población ubicada en esta zona. Entre las viviendas y los campos de cultivos se
pueden observar aún los restos de muros y pequeños recintos de las que fueron las
Kanchas. Cerca al cementerio, aún se puede distinguir una serie de terrazas que
posiblemente fueron utilizadas para el cultivo de productos que luego serian alma-
cenados en las Colcas.
Por la media ladera todavía queda evidencia de la traza del Camino Inca
rumbo al Norte, el mismo que en la actualidad aún viene siendo utilizado como ruta
de transito con trechos relativamente bien conservados. Del mismo modo, aún se
pueden observar los restos de lo que fueron una serie de terrazas de cultivo que los
campesinos del lugar todavía utilizan.
Tanto Soledad de Tambo como Huaritambo cumplieron funciones adminis-
trativas en el ámbito regional, siendo enclaves intermedios entre los grandes cen-
tros administrativos provinciales.
Tambillos
Este tipo de asentamientos es de menor jerarquía que los Tambos Reales, la distri-
bución de espacios y estructuras no son tan complejas. A lo largo del camino segui-
do hemos encontrado evidencia de dos asentamientos que pueden ser considera-
dos como Tambillos.
Quenhuac Jirca
Sitio arqueológico que tiene un patrón ortogonal en su construcción. Se ubica en
una plataforma natural por debajo de Linda cruce, siendo éste el sitio que se en-
cuentra más alejado del camino Inca (300 m. Aprox.). No se encuentra material de
superficie, pero pensamos podría tratarse de un sitio con componentes Wari
reutilizado en tiempos Tardíos. Consta de tres hileras de 10 a 12 recintos de planta
rectangular cada una, construida con piedras canteadas unidas con mortero de barro.
En la actualidad sólo se puede observar los cimientos de los edificios debido a la
constante extracción del material constructivo hecha por los campesinos del lugar.
Es interesante ver que este patrón ortogonal es recurrente en el tramo de
Camino Incaico al Norte de Huanuco Pampa, pues se repite en los sitios de
Huaricash (Toro machay), Taparaku (en el Acllahuasi) y Tambo Corral, a corta
distancia de Ayash. Quizás todos ellos responden a una misma tradición cultural.
Es probable que el asentamiento tenga alguna ocupación anterior a la llega-
da de los Incas (¿Wari?), pero esto es difícil de establecer debido a la pobre cantidad
de material cerámico en superficie.
Muy cerca del sitio, a unos 300 m. ladera arriba, se encuentran una serie de cons-
trucciones con abundante material cerámico en superficie. Estas corresponderían a
una ocupación del Intermedio Tardío, con una probable ocupación Inca identifica-
ble sólo por algunas muestras de cerámica.
Chasquihuasis
Este tipo de sitios han sido descritos por los primeros españoles llegados a
estas tierras. Ellos describen viviendas en número de 1 a 3 que se encontraban
emplazadas a los lados de los caminos Incas y rutas principales:
«...Unas postas que ellos acostumbraban poner una legua de otra iba un indio co-
rriendo esta legua y enviándole el otro que estaba aguardando le salía al encuentro... y de esta
manera iba el mensaje desde Cusco a Quito en cinco días...» (Pedro Pizarro, 1978[1571]).
«… estaban estos chasquis puestos en cada topo, que es legua y media, en dos casillas
donde estaban cuatro indios. Estos se proveian y mudaban por meses de cada comarca …»
(Joseph de Acosta, 1954[1590])
Eberth Serrudo Toroveo 437
«…que por los caminos dejase puestos posta de media a media legua a que ellos
llaman chasquis…» (Sarmiento de Gamboa, 1943 [1572] Cap. 38:192).
«…mandó hacer en cada legua tres casillas o chozas junto al camino mil pasos la una
de la otra …llamabase estos correos en su lengua chanquis, que quiere decir «el que toma»
porque tomaba el mensaje el uno del otro…»( Bartolomé de las casas Cap. XX [1555]
1948:105).
La distancia que separa una vivienda de otra es variable, dependiendo de la
importancia y lo agreste de la geografía. En las rutas principales debían tener un
gran número de estructuras aisladas que cumplían esta función de chasquihuasis.
Sin embargo, los sitios identificados como tales son escasos. Tenemos registrados
sólo cuatro posibles Chasquihuasis en este tramo, Linda Cruce, Ahuac Punta, Huaga
y Tambillo.
Pensamos que el número es muy inferior al estimado inicialmente, pero
existe la posibilidad de que la mayoría de estructuras hallan sido destruidas al
encontrarse muy cerca de los centros poblados. Otra respuesta a la falta de
Chasquihuasis en este tramo del Camino Inca, es que en algunos de los centros de
mayor jerarquía se habría instalado también postas de Chasquis, no habiendo la
necesidad de construir otros más.
En esta área alto andina, se denomina Chuclla a unas pequeñas chozas ela-
boradas sobre la base de un armazón de ramas y pequeños troncos cubiertos por
ichu, con espacio suficiente para albergar a una o dos personas, y estas mayormente
se encuentran en las zonas de cultivo. Lo interesante es que este término es Aymara
y también es utilizado para denominar a las Postas de Chasquis; es razonable
pensar que algunos Chasquihuasis pudieron ser construidos de esta forma con
material orgánico, por ello, hoy en día, no quedan evidencias de ellas (Foto 4).
Taulli
En este sitio se encuentran los restos de una estructura de planta rectangular muy
destruida pues se ha utilizado su entorno como tierra de cultivo. Al parecer era la
única estructura en el lugar, aunque no descartamos que otras hallan sido destrui-
das por la constante remoción de tierras.
Ahuac
Este sitio arqueológico consta de un par de recintos ubicados en el area de Ahuac
Punta, a corta distancia del poblado de San Cristóbal de Tambo y Taulli. Ambas
estructuras se encuentran separadas por un muro medianero muy deteriorado. El
sitio se ubica en un lugar estratégico, desde donde se logra visualizar el siguiente
Chasquihuasi que es Huaga.
A pocos metros, en la cima de un peñón, encontramos restos de corrales y
gran cantidad de fragmentos de cerámica, al parecer de manufactura local. No se
encontró formas ni diseños propios de la alfarería Inca, por lo cual creemos que la
cumbre del cerro tiene una ocupación anterior a la llegada de los Cusqueños.
Huaga
Se trata de una estructura de planta rectangular alargada del tipo Kallanka con una
plataforma a manera de bancal. Se encuentra ubicada al lado del camino en el area
438 Sistema vial y asentamientos Incas en la provincia de Huari
de similar nombre, lugar desde donde se tiene un amplio dominio visual del valle
del Puccha (Foto 5).
El recinto principal presenta un acceso lateral que da hacia el camino, te-
niendo una escalinata flanqueada por dos pequeños muros.
A los lados de la estructura rectangular se encuentran evidencias de acumula-
ciones de piedras. Estas son las llamadas Apachetas o amontonamientos artificiales
de piedras generalmente ubicadas en las bifurcaciones del camino y las partes más
altas de los cerros, una suerte de ofrendas de los caminantes que no sólo consistían en
piedras sino también bolos de coca, sandalias, granos de maíz, etc. (Fig. 3).
Tambillo
A corta distancia de Huaga (1200 m.), siguiendo la traza del Camino Inca hacia el
río Puccha, se encuentra el sitio de Tambillo. Presenta una estructura de planta
rectangular de aproximadamente 14 x 7 m. y se ubica a corta distancia del Camino
principal. En uno de sus lados muestra 3 grandes accesos de forma trapezoidal, las
mismas que dan frente a un espacio abierto. Algo que llama la atención son sus
paramentos, estos se encuentran muy bien trabajados
Hacia el otro lado del camino existen cerca de una decena de estructuras de
planta circular de no más de 2 m. de diámetro, las cuales posiblemente funcionaron
como depósitos o Colcas.
Ν
A Tambillo
Controles
Pomachaca
Puente sobre el río Puccha. Es mencionado en repetidas ocasiones en los primeros
documentos de la colonia (Foto 6). «…Dos leguas de Guare al sur se pasa por vna puente
vn rapido, y caudaloso Río, que diuide la prouincia de guare de la de Pincos…» (Vázquez
de Espinosa, 1969[1617]).
Este fue uno de los más importantes de la zona pues era el límite de dos
provincias (Regal, 1972).
Foto 5. Estructuras
ubicadas en el abra de
Huaga
Ayash
Este es un sitio de pequeñas dimensiones. Consta de una kancha construida con
muros de piedra canteada del tipo almohadillado y se ubica en el centro poblado
del mismo nombre, cerca al limite departamental con Huánuco.
La única construcción que hoy queda en pie es una estructura rectangular
construida con bloques de andesita, teniendo intacto solo uno de sus lados, los
demás han sido nivelados para dar paso a una calle. En las viviendas aledañas se
Eberth Serrudo Toroveo 441
Ushnu Cruz
Llamado también Ushnu rampa. Consta de dos edificios de planta rectangular
dispuestos uno frente al otro, separados por un espacio abierto o patio, ubicados en
la parte alta de una secuencia de tres plataformas definidas por muros perimétricos.
Hacia la parte inferior se observan los restos de una serie de terrazas, hoy en día
abandonadas. La construcción de plataformas superpuestas nos sugiere la idea de
una construcción tipo Ushnu, con escalinatas de acceso y plataformas superpues-
tas.
Este es un sitio atípico por el diseño de su construcción muestra en sus
paramentos remodelaciones e inclusive vanos clausurados, indicador de una larga
ocupación. No se encontró material cultural en superficie.
Otro sitio de similares características es el de Inka Hamash, cercano al limite
del departamento de Ancash. Se ubica por sobre los 4500 m. de altitud y presenta
dos edificios con piedras labradas de estilo cusqueño.
Otros Asentamientos
Hemos registrado dos sitios con una pobre conservación, lo que nos hizo imposible
el incluirlos dentro de la tipología de Asentamientos aquí expuesta.
Linda Cruce
Son una serie de terrazas de cultivo muy deterioradas por la erosión de la tierra y el
factor humano. No se pudo identificar estructuras habitacionales.
DISCUSIÓN
PUEBLO VIEJO
Un Centro Admnistrativo Inca en
el Callejón de Huaylas
HENRY TANTALEÁN Y
CA RMEN PÉREZ MAESTRO
Universidad Autónoma de Barcelona
Universidad Complutense de Madrid
htantalean@hotmail.com
mamenarqueo@hotmail.com
INTRODUCCIÓN
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
El sitio de Pueblo Viejo, creemos, habría sido emplazado en un área sin ocupación
previa y está organizado sobre la base de espacios muy grandes de planta
trapezoidal, semejantes a Plazas que, a su vez, están subdivididas por otros
edificios como Kanchas, Kallankas, etc. y áreas libres de construcciones (Fig. 2).
En este lugar se cuentan actualmente por lo menos cuatro Plazas bien
definidas de gran área. Al respecto de esta resolución en la organización del
espacio, Hyslop dice: « los asentamientos planificados Inka son a menudo arreglados
alrededor de una plaza central, frecuentemente define o repite mayores alineamientos
arquitectónicos de edificios y componentes encontrados cercanos a ella.» (Hyslop, 1990).
Esto sucede en Pueblo Viejo donde creemos que la Plaza principal del asentamiento
se ubicaria donde se encuentran las dos principales estructuras o edificios Inca
distintivos: Las Kanchas y la Kallanka (Plaza 3). Asimismo, el camino Inka atraviesa
el asentamiento y accedería directamente a otras 2 plazas principales (Plazas 2 y 4),
definiendo también los limites de la Plaza 1. Es probable que el camino sea anterior
al asentamiento, pues este lo orienta longitudinalmente.
Cabe señalar que la orientación general del asentamiento tiene como
referencia los puntos cardinales, variando en algunos casos, como máximo unos 5
grados. Esta alineación estaría asociada con el culto religioso y la observación
Henry Tantaleán y Carmén Pérez M. 447
Foto 3. Nichos
Trapezoidales en las
estructuras
Finalmente, para acabar con esta sucinta descripción del sitio, agregaremos
que en la parte superior de un cerro al Oeste del asentamiento de Pueblo Viejo,
existen depósitos o Colcas (comunicación personal con el arqueólogo César Aguirre,
1996), las cuales no hemos registrado por falta de tiempo en nuestra investigación.
Dichas estructuras otorgarían al sitio una caracterización más típica Inca,
concretamente referidas a la capacidad de aprovisionamiento y explotación de
productos, ejercida desde este Centro Administrativo revelando su principal función
económica.
COMENTARIOS FINALES
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer a nuestros amigos Jenny Alcántara y Félix Aretxaga, los cuales
nos apoyaron física y moralmente para llevar adelante esta investigación,
demostrando que su amistad no conoce límites.
457
INTRODUCCIÓN
El presente artículo expone datos básicos acerca de las etnias del Callejón de
Conchucos durante los siglos XVI y XVII. Específicamente, describe el espacio
geográfico que habitaron los referidos grupos y seguidamente, ensaya algunas
hipótesis acerca de su organización social.
LAS FUENTES
CONCEPTUALIZACIÓN
La noción clave en este artículo es la que se refiere a la unidad básica étnica. Para
el Callejón de Conchucos la unidad étnica fue la pachaca. En los expedientes del
siglo XVI y XVII se le menciona también como ayllu1 o simplemente con el nombre
de pueblo2. La pachaca 3era una agrupación de personas que en teoría debía
constituirse de 100 familias.4 En el Callejón de Conchucos era muy relativo el
número de familias por pachaca como lo demuestra la visita de 1543 hecha por
Cristóbal Ponce de León.
Con la instalación del gobierno colonial se efectuaron grandes cambios en
la organización social de los grupos étnicos del Callejón de Conchucos, además de
haberse producido un colapso demográfico. La pachaca continuó subsistiendo
pero seriamente trastocada. La mayor modificación de la estructura social de estos
grupos se realizó durante el gobierno del Virrey Toledo. Esta modificación significó
el abandono de los asentamientos nativos y su reducción a pueblos fundados por
españoles. Las pachacas como unidad étnica, subsistieron como pequeños
asentamientos dependientes de un pueblo que podría ser la cabeza de un
repartimiento o simplemente de un pueblo de mediano rango.
Otro aspecto de la composición étnica se refiere a la voz parcialidad, que
representa una mitad o una parte de un grupo étnico. La parcialidad, como lo ha
señalado Rostworowski (1981) «indicaba las divisiones sociopolíticas de los varios
ayllus agrupados en bandos...»5. Una parcialidad (bando o parte) estaba conformada
por un número determinado de pachacas que variaba mucho de acuerdo a cierto
grupo étnico. Es interesante además indicar que la parcialidad, al menos en un
sector de la zona estudiada, coincidía con el repartimiento español. Por ejemplo, la
parcialidad Allaucahuari era el repartimiento del mismo nombre y es el mismo
caso de Ichohuari, Ichopincos y Allaucapincos. Sin embargo, en Piscobamba y
Siguas no hemos hallado esta identificación automática entre repartimiento y
parcialidad, situación que merece un tratamiento más detallado.
Finalmente, acerca del concepto grupo étnico tenemos que, los intentos de
definir lo que es un grupo étnico son todavía insuficientes. Rostworowski (1991),
ha lanzado para la discusión una propuesta de definición. La referida investigadora
se vale del concepto Macroetnia para definir la realidad en estudio. Considera que
un curacazgo andino para constituirse en macroetnia debe poseer los siguientes
elementos básicos: a) Unidad de origen y de creencias. b) Unidad de la lengua o de
dialecto. c) Unidad de atuendo. d) Unidad sociopol1tica.
Además de las macroetnias, existían grupos de menor rango que la autora
llama curacazgos menores. La investigadora estudia los tipos de obligaciones que
debían estos últimos con las macroetnias. Lo que trataremos en este artículo es de
contraponer las definiciones provisionales de Rostworowski con la realidad de
las etnias del Callejón de Conchucos.
Miguel León Gómez 459
Los grupos étnicos que habitaron lo que ahora es el Callejón de Conchucos entre
los siglos XVI y XVII fueron los siguientes: Conchucos, Siguas, Piscobamba, Huari
y Pincos.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Los grupos étnicos del Callejón de Conchucos tenían como unidad básica de
organización a las pachacas.
A continuación, consignamos el nombre de algunas de las pachacas que hemos
podido recoger, con su correspondiente grupo étnico:
enviando ropa al Cuzco, Potosí e incluso a Chile. Sus cartas de pago, poderes,
inventarios de mercancías, conciertos, etc. son un fiel reflejo de la incesante actividad
de estos personajes que lograron acumular impresionantes riquezas y poder para
solventar la erección de suntuosos templos que todavía hoy adornan la ciudad de
Huánuco. Era tan cerrado el circuito y la utilización de la mano de obra que la mita
a Colquepocro, poco menos que fracasó, por negarse los encomenderos y
propietarios en Conchucos a enviar mano de obra a Huaylas.19
Asimismo, cabe señalar que especialmente a partir de 1570 en adelante se
produce un aumento de los forasteros o de indígenas que huían a ciudades como
Huánuco, Lima o Trujillo a yanaconizarse o alquilarse. El mayor testimonio de
esto lo hemos encontrado en los libros de protocolos de Huánuco en donde muchos
Huaris, Pincos, Piscobambas y Conchucos llegan a esta ciudad y declaran su
asiento.20
Sin embargo, los cambios no podían hacer tabula rassa de la relación que
existía entre recursos naturales y su explotación por el hombre en el Callejón de
Conchucos. Antes de la llegada de los españoles la zona fue organizada por el
Tahuantinsuyo sobre la base de la explotación de dos recursos: el recurso minero
y el textil. Los incas explotaron minas en diversos lugares del Callejón de
Conchucos. Tenemos noticias de mitmas en Huanuco, destacados especialmente
para trabajar minas de oro para el estado inca en zona huari.21
En cuanto a la actividad textil sabemos no es una actividad que empiece con
el coloniaje. Los documentos más tempranos nos hablan de pircaycamayos, quienes
eran un grupo de especialistas que se dedicaron, durante la dominación inca, a la
confección de ropa de cumbi en la que se usaba un colorante que se extraía de una
planta llamada pircay, planta andina que servía y sirve para el teñido de la ropa en
color amarillo, verde, azul y carmesí.
En un juicio entablado entre el Visitador General Joan de Fuentes y los
oficiales reales del repartimiento de Huari hay un testimonio excepcional al
respecto. Uno de los testigos en el juicio señala con respecto al pircay: «...lo tienen
los dichos yndios de sus cosechas y en su tierra y que desde el tiempo del ynga ay
e tienen en el dicho reparto en el asiento de husiacocha22 yndios pircacamayos que
benefician el dicho pircay y otros repartimientos comarcanos acuden por el dicho
pircay»23
De la lectura de este testimonio podemos inferir algunas ideas. En primer
lugar, el pircay fue un recurso explotado a escala estatal que demandaba la
existencia de un grupo de especialistas. En segundo lugar, era a la vez un recurso
multiétnico. En tercer lugar, aunque el documento no lo dice expresamente pero a
la luz de los aportes de otras investigaciones, todos sabemos que el valor de la
ropa de cumbi iba más allá de su valor de uso; puesto que se constituía en un
importante objeto mágico religioso e indicaba un rango social determinado en la
sociedad andina.
Los elementos utilizados por los pircacamayos para la confección de la
ropa de cumbi eran: el pircay, papas negras y el alumbre, sustancia que ayuda a
fijar los colores en la tela.
Ahora bien, es importante señalar que los huari compraban el pircay a un
Miguel León Gómez 463
peso cada libra de manos de los grupos étnicos Conchucos y Huaylas.24 El alumbre
y las papas negras las compraban a sus vecinos los pinco. El alumbre a un peso
cada arroba y las papas negras a un peso y medio la arroba. Es difícil creer que los
huari hayan comprado con moneda el pircay, las papas negras y el alumbre. Lo
más probable es que haya existido un trueque o rescate.25
Al instalarse el sistema colonial, los españoles observaron la calidad y la
importancia que revestía este tipo de ropa. De esa manera los funcionarios coloniales
presionaron a los huari a realizar, conforme pasaban los años, más ropa de cumbi
utilizando el pircay que sólo con «yerbas», es decir, en blanco y negro. El motivo
por el que los burócratas españoles preferían la ropa de pircay lo aduce el curaca
principal de los huari en una de sus declaraciones en el pleito en referencia:
« que la dicha ropa no tenía tanto valor por ser los colores della de yerbas y que la
hicieran de pircay para el carmesy y que así tendría más valor» (16) AGN. DI. C. 16.
1572. f.9
La tradición de confeccionar ropa con el pircay ha sido perdida totalmente
por los pobladores actuales de Huari. Sin embargo, las papas negras todavía son
utilizadas por algunas comunidades indígenas para el teñido de la ropa, aunque
en muy pequeña escala y con tendencia a desaparecer.
De otro lado, hemos señalado la existencia de mitmas en la zona. Las
pachacas de mitmas se presentan en todos los grupos étnicos del Callejón de
Conchucos. Las evidencias documentales muestran a mitmas cañares, condesuyos,
quitos y huánucos26. Lo más probable es que hayan sido instalados allí por el
Estado Inca para dedicarlos a la actividad minera, pues los recursos mineros son
ingentes en la zona.
Una vez traído abajo el Tahuantinsuyu los mitmas optaron por quedarse en
sus enclaves, conservando su status y tierras. Es frecuente ver a estos naturales en
los expedientes del siglo XVII y XVIII, reclamando del Juez de Composición de
Tierras el reconocimiento de mitmas en sus títulos de propiedad.
Notas
1
. Espinoza Soriano es uno de los que sostiene esta hipótesis: «...en la sierra norte al ayllu se
le llamaba pachaca». 1981:119. Los otros trabajos de este autor en los que sostiene esta tesis
pueden verse en la bibliografía 1974;1977;1978.
2
.En la visita a Conchucos en 1543 que ha sido publicada en dos oportunidades, Espinoza
Soriano, 1974 y Cook, 1977, se puede observar que el Visitador llama a las pachacas como
pueblos.
3
No hemos encontrado evidencias demostrativas de la existencia de huarangas. Creemos
que esta ausencia de asentamientos relativamente grandes como las huarangas, eran bastante
difíciles de sostener por el predominio de una topografía bastante irregular en la zona que
sólo permite la agrupación pequeña y diseminada de la población.
4
Para un tratamiento detallado del sistema decimal de organización social implantado
464 Espacio Geográfico y Organización Social de los grupos étnicos del Callejón de Conchucos
por los incas se puede consultar Catherine Julien, «How Inca Decimal Administration
Worked», Ethnohistory 35: 3 (Summer, 1988), pp.257-279.
. Maria Rostworowski, 1981 «La voz parcialidad en su contexto en los siglos XVI y
5
XVII»
6
. Desde muy temprano -1540- tenemos referencias de esta división en el grupo étnico
huari. Ver Cédula de Encomienda de Francisco Pizarro a Juan Esteban Silvestre. AGI.
Patronato. Ramo 1. Número 1. f.3. En ese documento se hace mención a la entrega de la
otra mitad del grupo huari denominada Ichohuari a Bartolomé Tarazona por parte de
Cristóbal Vaca de Castro. Ver también AGI. Lima 122.
7
. La parte de Ichopincos fue entregada a Garci Ortiz de Espinoza. Ver AGI. Lima 145 y el
sector de Allaucapincos a Juan Espinoza Campoó. AGI. Patronato 110. Número 1. Ramo 6.
8
. Archivo Departamental de Huánuco. Protocolo Notarial de Hernando de Cazalla.
1566. ff.120-126; 138-140.
9
. Biblioteca Nacional de Lima. Sección Manuscritos. B1113. Contrato de la escritura de
construcción de un obraje en Colcabamba. 1572. f.6 y 6v.
10
. Para la elaboración de esta lista nos hemos basado en dos documentos. El primero es
un pleito entre el visitador y los oficiales encargados de recoger el dinero de Allaucahuari
« Autos que de oficio siguió el Muy Magnífico Señor Don Juan de Fuentes, Visitador
General por su Majestad de los Repartimientos sitos en términos de la ciudad de León de
Guánuco contra Francisco de Valverde, Diego de Tarazona y Juan de Espinoza Campoó,
oficiales reales que fueron del repartimiento de Allaucahuari, de la corona real sobre
defraudaciones en la administración y cobranza de los tributos y otros cargos que de
cierta información resultaron contra ellos, y que fueron reforzados por don Juan
Causahuanca, principal del dicho repartimiento de Allaucahuari». AGN. Derecho
Indígena. Legajo 1. C.6. Año 1572. La lista fue completada por los documentos notariales
del Archivo Departamental de Huánuco. Son escrituras notariales de los curacas de
Allaucahuari. Protocolo notarial de Hernando de Cazalla. 1566. ff.332-336.
11
. Estos datos se encuentran basados en la visita a Conchucos realizada por Cristóbal
Ponce de León en 1543. Ver nota 2.
12
. La lista de pachacas o ayllus la hemos elaborado a partir de un libro de bautizo de la
Parroquia de Siguas de los años 1630-1639 que se encuentran en el Archivo Parroquial
de Siguas, provincia del departamento de Ancash. Un análisis más detallado de los
libros de bautizo de la Parroquia de Siguas nos dará aún mayores evidencias al respecto.
13
. David Cook ha trabajado este tema con relación a Conchucos. El señala lo siguiente
para esta región: «The rates of decline for this region are low» (Cook 1981:183). Es cierto
lo que señala este autor puesto que a partir de 1575 no fue tan grave la despoblación
indígena ya que la mita a Colquepocro no fue una gran presión para los conchucanos.
Sin embargo, todas las fuentes nos indican que los curacazgos fueron duramente
castigados entre 1534 y 1560 en las rebeliones que propiciaron y, de otro lado,
coaccionados participaron en las entradas y guerras civiles de los conquistadores.
Miguel León Gómez 465
14
. Tenemos algunos datos sobre esta rebelión gracias a la Información de Servicios de
Juan Esteban Silvestre. AGI. Patronato Número 1. Ramo 1.
15
. Con el objeto de desterrar los cultos indígenas, los frailes iniciaron un primer intento
de reducción. Es decir arrasaban con las guacas, pacarinas, mallquis para quitar el apego
a sus pueblos y territorios originarios. Este doloroso proceso es narrado por Meléndez,
cronista de la orden dominicana: «Llegaba a ellos ( se refiere a fray Pedro Cano) por
veredas intrincadas, entre peñas y arrecifes, iba a pie en su busca sin más preuención,
que su breviario en la manga, y su báculo en la mano y trepando por montes derriba
huacas por tierra y en su lugar colocaba cruces y trayendo ídolos a las plazas de los
pueblos principales lo quemaba públicamente, haciendo que los mismos indios que
antes los adorauan truxesen sobre sus mismos hombros la leña para abrazarlos» Meléndez
1681: Tomo 2, 6.1
. Puede ver una escritura notarial que ilustra un pleito entre Domingo Condor
17
Huayanay con don Carlos Matia sobre tierras del Sol. Archivo Departamental de
Huánuco. Protocolo Notarial de Hernando de Cazalla. 28 de marzo de 1566.
18
. Los encomenderos de Conchucos fueron en realidad auténticos personajes del primer
siglo de la dominación colonial. Por ejemplo, el encomendero de Ichopincos era nada
menos que el hijo del licenciado Gaspar de Espinoza: el socio de Pizarro y Almagro en
el contrato de Panamá. Francisco de Valverde dueño de un obraje en Huari fue el sobrino
del primer Obispo del Perú, fray Vicente de Valverde. El capitán Miguel de la Serna,
encomendero de Piscobamba y Siguas, llegó a ser uno de los personajes con mayor
poder
militar durante la rebelión de la Francisco Hernández Girón. El licenciado Diego Álvarez,
encomendero de Ichohuari fue autor de una obra, lastimosamente perdida, y un eximio
hombre de negocios que hizo la presencia Agustina en Huánuco y la construcción de su
templo.
19
.Autos y diligencias sobre los indios que faltaron de Piscobamba en la mita de septiembre
y octubre de 1603. AGN. Residencias. Legajo 19. C.50. f.671-671v.
en veinte y seis días del mes de mayo de mil e quinientos y noventa y nueve años ante
el capitán garcía de paredes corregidor y justicia mayor en ella por el Rey Nuestro Señor
pareció un indio que dixo llamarse joan paucar natural de pincos encomendado en
pedro de Espinosa vecino desta ciudad y dixo que de su boluntad se asienta a servir a
juan de campos por tiempo y espacio de un año (...) para servir de yanacona (...) en todo
lo que mandare y por su servicio y trabajo le a de dar y pagar treinta pesos de a ocho
reales y de comer y curallo estando enfermo...» Archivo Departamental de Huánuco.
Protocolo Notarial de Francisco Cabello Mirabal. 26 de mayo de 1599.
21
. Espinoza Soriano 1975:65.
22
. Asiento de Husiacocha. En la carta nacional hemos encontrado un lugar cerca de San
466 Espacio Geográfico y Organización Social de los grupos étnicos del Callejón de Conchucos
Luis de Huari, territorio Ichohuari, llamado Usiajgocha que según las referencias de
algunos parroquianos es una zona pantanosa. Carta Nacional de Huari. Instituto
Geográfico Nacional, 1986.
23
. AGN. DI. C.16. Año 1572. f.94
24.
. AGN. DI. C.16. 1572,f. 95-96
25
. León Gómez, 1991.
26
. Para el caso de Huari puede consultarse. Cedúla de Encomienda de Cristóbal Vaca de
Castro a Juan Esteban Silvestre otorgándoles los mitmas quitos, condesuyos y cañares en
tierra de Guari. 13 de octubre de 1542. AGI. Número 1. Ramo 1. f.5.
467
ALEXIS MANTHA1
Universidad de Montreal
amantha@umich.edu
HERNANDO MALCA
Universidad Nacional de Trujillo
INTRODUCCION
1
El trabajo de campo sirvió de base para mi tesis doctoral ante la Universidad de Montreal.
468 El sitio de Rapayán y su diversidad arquitectónica durante los períodos tardíos
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
EL SITIO DE RAPAYAN
Se localiza sobre una cresta que se levanta al oeste del pueblo a 3700 m. de altitud
y termina a las orillas del Marañón a 2400 m. de altitud. Un profundo precipicio
caracteriza el lado sur de la cresta y una pendiente relativamente débil ocupa la
ladera norte. Los restos se extienden sobre más de 2 Km. en su eje oeste-este, pero en
muy pocas ocasiones sobrepasan los 200 metros en su eje norte-sur. Los vestigios
arquitectónicos cubren un área total de 12 hectáreas.
Rapayán puede ser dividido en cuatro áreas claramente identificables. El
área I se ubica al este, aproximadamente a 200 m. sobre el río Marañón a 2 600 m.
de altitud, mientras que la área IV, se sitúa al extremo oeste de la cresta a 3500 m. de
altitud. Las áreas II y III se localizan entre las áreas I y IV.
Los vestigios arquitectónicos de las cuatros áreas siguen invariablemente el
mismo patrón de asentamiento, es decir, la disposición de las estructuras es
prácticamente idéntica de una área a la otra. El área II, como las otras tres áreas
empiezan al este, en la parte baja, donde existen una serie de terrazas vacías con
excepción de muros de contenciones. Después de estas terrazas, subiendo al oeste,
aparecen varias pequeñas estructuras funerarias (chullpas) en forma aisladas que
marcan el inicio oriental de cada área. Más arriba, al oeste, se ubica la concentración
máxima de estructuras de cada área que incluye terrazas, muros de contenciones,
viviendas, chullpas, depósitos y galerías. Finalmente, cada área termina, en su
parte superior (oeste), con uno o dos edificios de varios pisos. Estos últimos son
directamente o estrechamente asociados a una o varias murallas que bajan la cresta
de sur a norte. En suma, las cuatro áreas de Rapayán, a semejanza del área II,
comprenden tres subdivisiones (Fig. 2). La primera, en la parte inferior, marca la
frontera oriental y se caracteriza por algunas chullpas aisladas. La segunda, en el
centro, reagrupa la densidad máxima de estructuras. La tercera, en la parte superior,
delimita la frontera occidental y incluye los edificios de varios pisos y las murallas.
Chullpa tipo A
Representan el 99 % de las chullpas de Rapayán y se encuentran en las cuatro
áreas en proporción relativamente equivalente (Foto 1). Algunas de ellas se
encuentran aisladas en la parte oriental de cada área, otras son edificadas al interior
de los muros de contención de las terrazas de viviendas y varias han sido
construidas en la ladera del precipicio sur. La mayoría de ellas constituyen unidades
Cantidad 16 16 16 16 16
Coef. de 22 % 32 % 18 % 26 % 21 %
Variación
Chullpa de tipo B
Solo hay una de este tipo que se localiza en la frontera oriental del área I de Rapayán,
se caracteriza por tener un techo a doble agua con largas lajas de piedra
sobresalientes y un enlucido azul pálido hecho de arcilla mezclada con piedras
calcáreas (Foto 2).Esta chullpa presenta la misma técnica de construcción que las
chullpas de tipo A, pero el acabado de las piedras es mucho más fino. Es muy
interesante subrayar que la iglesia y el campanario del pueblo actual de Rapayán,
edificados alrededor de 1660 d.C. (Idelfonso Toledo 1999: 140) presentan el mismo
enlucido que la chullpa tipo B. Si bien solo hay una de este tipo en Rapayán hemos
hallado otras del mismo tipo durante nuestra prospección en otros sitios de la
región.
Alexis Mantha y Hernando Malca 473
Chullpa tipo C
Solo hay un ejemplo de este tipo en el área IV, se halla pegada al lado interior de la
muralla del sector IV, esta chullpa presenta la particularidad de tener frisos encima
de las dos entradas (Foto 3). Los motivos representan una serie de triángulos
horizontales de piedras. Esta chullpa de 4,86 m de largo, 2,06 m. de ancho y de 3,14
m. de alto ha sido anteriormente ilustrada por Ibarra (1999: 5). Durante nuestra
prospección, sólo encontramos otro ejemplo de este tipo de chullpa en el sitio de
Viro. Esta clase de chullpa es muy rara en la zona de Rapayán, pero se encuentra
en gran cantidad más al norte en el valle del Uchucmarca en el departamento de la
Libertad, corresponden al período Intermedio Tardío y Horizonte Tardío
(Thompson 1973), en la zona del río Abiseo en el departamento de San Martín
(Bonavia 1992; Lennon y al. 1989; Rojas Ponce 1967), y en Chachapoyas en el
departamento de Amazonas (Reichlen 1949; Schjellerup 1992, 1997; Von Hagen y
Guillén 1998).
en la ladera norte y así poder construir sobre ellas otras viviendas. En muchos
casos, la pared posterior de las viviendas actúa también como muro de contención
de la terraza superior. Resulta que las viviendas son literalmente construidas unas
encima de otras. La maximización del espacio fue, sin duda, un elemento
determinante en la concepción del hábitat de los antiguos pobladores de Rapayán.
Una gran promiscuidad y una falta de espacio representan las consecuencias de
esta elección. Muchas viviendas no presentan ningún espacio fuera para la ejecución
de ciertas actividades domesticas. Mencionamos además que al contrario de muchas
zonas de la sierra central en donde las viviendas son dispuestas por grupos
alrededor de un patio común (p.e. Bonnier y Rozenberg 1978; Hastorf et. al. 1989;
Lavallée y Julien 1973; Parsons, Hasting y Matos 2000) las casas de Rapayán son
concebidas de manera individual. Ellas siguen, sin embargo, una disposición lineal
sobre cada terraza.
Tabla 2. Medidas del plano de las viviendas de las cuatro áreas de Rapayán
70
60
50
40
m2
30
20
10
0
área I área II área III área IV
sector
Tabla 4. Distribución de las viviendas por áreas según la superficie cubierta en metros cuadrados.
Hemos encontrado diez viviendas que no tenían ninguna división interna. Salvo
estas excepciones, todas tienen por lo menos una subdivisión. Algunas de las
viviendas del área II presentan tres (n = 5) y cuatro (n = 2) habitaciones (Fig. 4).
Además de tener una división interna, tres viviendas de la área II, dos de la área III
y dos de la área IV poseen un patio delantero individual delimitado por una pared
de piedra que mide entre 0.5 y 1.10 m. de altura. 1,49 m 1,10 m 7,9 cm 10,5 cm 16,2 cm.
La primera habitación de las viviendas siempre es más amplia que la segunda
(Tabla 3). y ocupa en promedio, el 65 % de la superficie mientras que la segunda,
cubre el 35 % de las viviendas. Las viviendas con más de dos habitaciones siguen
el mismo patrón.
Para determinar la dimensión total de las viviendas, hemos calculado la
superficie total cubierta para cada una de ella en metros cuadrados. En promedio,
las viviendas de Rapayán ocupan 33,26 m². La tabla 4 ilustra la distribución de las
viviendas por área según la superficie. Cinco viviendas parecen apartarse del
promedio según su amplitud, dos en la área II, dos en la área III y una en la área IV,
éstas ocupan entre 55 y 61 m², es decir casi el doble de tamaño que las residencias
478 El sitio de Rapayán y su diversidad arquitectónica durante los períodos tardíos
Foto 4. Vista de los nichos funerarios en ambos lados del muro de subdivisión de una
vivienda, del área II de Rapayán. Las piedras que la sellaban fueron arrancadas.
Alexis Mantha y Hernando Malca 479
Foto 5. Vista de los nichos funerarios intactos del muro de subdivisión de una vivienda, área IV
Foto 6. Repisa ubicada en la esquina interior de una vivienda, área III de Rapayán.
480 El sitio de Rapayán y su diversidad arquitectónica durante los períodos tardíos
La morfología de las paredes que dividen las dos habitaciones de las viviendas
representa un atributo muy particular. Efectivamente este muro presenta dos
espacios vacíos, uno a cada lado del acceso a la habitación posterior, los cuales
pueden ser encajados en la pared misma o elaborados por el añadido de una
pequeña pared hacia el muro del fondo (Fig. 3 y 4). Estos espacios vacíos presentan
a veces varios niveles hechos de grandes lajas colocadas en forma horizontal que
actúan como pisos (Foto 4). Las cavidades murales miden en promedio 100 cm. de
ancho (n = 43), 101 cm. de profundidad (n = 43) y 97 cm. de alto (n = 43). En la
fachada que da al segundo cuarto, los espacios vacíos son totalmente sellados.
Mientras que en la fachada que da a la sala principal, los orificios son cubiertos
por una larga piedra plana. Esta última se encuentra coronada por una o varias
ventanas pequeñas que dan acceso al interior de la cavidad en su parte superior
(Foto 5). Todas las viviendas que se hallan en la cresta y que están en buen estado
y presentan estas cavidades.
Las esquinas laterales de la fachada interior principal presentan repisas
que dan una forma triangular (Fig. 3 y 4). Estas fueron construidas con la ayuda de
una larga laja plana encajada y sobre elevada en los muros. Esta laja permite juntar
ambas paredes de la esquina. Encima de esta laja, que constituye el piso de la
repisa, los albañiles construyeron una pared hasta el techo de la casa. Así como las
cavidades murales, las repisas presentan un espacio vacío al interior que se
encuentra sellado por una larga y delgada piedra vertical coronada de una pequeña
ventana (Foto 6). Todas las viviendas bien conservadas que se hallan en la cresta
presentan estas repisas.
El último tipo de techo, en punta, está presente en las cuatro áreas y representa el
10 % de nuestra muestra de viviendas. En realidad, este tipo no es un techo sino
que una delgada «protuberancia» hecha de piedras superpuestas ubicada encima
del vano de acceso principal (Fig. 6). Se elevan hasta 2,50 m. Encima de la puerta y
presenta a veces algunos nichos. Al parecer, este «aditamento» solo tenían una
función ornamental.
Más allá en la misma obra, Cobo trata de la diversidad de las tumbas en el Perú y
subraya que: La mayoría de las tumbas fueron construidas en las afueras de los
pueblos, algunas en los campos y otras sobre despoblados pastizales donde los
animales pasteaban, y en algunas provincias en sus propias casas.... (Cobo [1653]
1990 : 247; [nuestra énfasis]).
Las observaciones de Cobo nos incitan a creer que las cavidades murales
efectivamente eran nichos funerarios, que tenían como función de recibir los cuerpos
momificados de los ancestros de cada familia. La escuela primaria del pueblo de
Rapayán conserva todavía una colección de momias, las cuales según los
pobladores, provienen de los sitios de Rapayán y Gantumarca. Además de presentar
remodelaciones craneanas y de tener los pies y las manos amarrados, las momias
se encuentran en posición fetal, con las rodillas tocando al mentón. La dimensión
de las cavidades murales habrían permitido, sin duda, recibir una momia cada
una. La pequeña ventana coronando los nichos, habrá así facilitado la presentación
de ofrendas a los difuntos, tales como hojas de coca, chicha y comida.
Alexis Mantha y Hernando Malca 483
El hecho que la mayoría de las lajas que sellaban las cavidades murales hayan
sido arrancadas con el fin evidente de acceder a su contenido apoyan aún más esta
hipótesis (Foto 4). Esto sugiere que los nichos funerarios contenían verdaderamente
objetos que hayan podido llamar la atención de los extirpadores de idolatrías en la
época colonial (Duviols 1971) y de los huaqueros (del pasado como del presente),
como eran las momias, metales, tejidos y cerámica. Además, tuvimos la oportunidad
de encontrar, en Huaraz, un video haciendo la promoción turística del Callejón de
Conchuco, incluyendo el pueblo de Rapayán. En este video, grabado alrededor de
1990, con el fin de promocionar el sitio de Rapayán, un grupo de huaqueros sacan
de su nicho una momia por pedazos.
Las repisas ubicadas en las esquinas interiores de la fachada principal se
caracterizan por una forma y técnica de construcción prácticamente idéntica a los
nichos funerarios. Si la ecuación estipulando que similitudes morfológicas reflejan
similitudes funcionales, pues ya es muy probable que las repisas tenían también
una función funeraria.
Las galerías corren de este a oeste y entrecortan las terrazas de viviendas de sur a
norte. Para erigirlas, los antiguos habitantes de Rapayán construyeron una pared
en el lado norte. Para unir la pared a los muros de contenciones con el fin de crear
un pasadizo cerrado, los constructores pusieron encima largas lajas planas (Fig.
7). Según nuestras observaciones, las galerías posen una entrada y una salida
única que se ubican cerca del edificio de varios pisos y al extremo oeste del área II.
El interior de las galerías es flanqueada por una serie de nichos dispuestos
en los muros de contenciones. Contamos 38 de estos nichos que miden en promedio
1.85 m. de largo, 1.47 m. de ancho y 1.15 m. de alto. Si tomamos en cuenta los tramos
destruidos, estos nichos debían enumerarse por centenares. Al principio, pensamos
que estos nichos tenían una función funeraria. Esta hipótesis nos parece ahora
poca probable. Efectivamente, los nichos de las galerías tienen un aspecto muy
tosco. Al contrario de las chullpas y al de los nichos funerarios de las viviendas,
las piedras utilizadas en su construcción no son talladas o pulidas. Este hecho no
corresponden a la imagen de un lugar de sepultura. Pensamos mas bien que los
nichos asociados a las galerías tenían como función de almacenar los excedentes
de las cosechas. La naturaleza hermética de las galerías habrá favorecido la
protección de los productos, por un lado contra la inclemencia del tiempo y por
otro contra los asaltos de enemigos potenciales. Además, el acceso restringido así
como el hecho de que las galerías conducen a los edificios de varios pisos habrán
favorecido el control y la administración de los excedentes alimentarios por una
autoridad central.
I 2 12,07 m ? 8,05 m 4
Área 1 8m 4,25 m 13 m 5
II
4) Representan las únicas estructuras, con las murallas, que presentan pictogramas
en algunas piedras de construcciones (círculos concéntricos, siluetas humanas y
animales). Estos símbolos tenían verdaderamente una connotación religiosa
relacionada al culto de los ancestros; 6) Los edificios de varios pisos manifiestan
una inversión en mano de obra ampliamente superior a cualquier otro tipo de
estructura. Sus dimensiones monumentales reflejan ciertamente una capacidad de
movilización mayor de individuos. Podemos así sugerir que los edificios
representaban los lugares de sepulcros de los ancestros fundadores del ayllu y que
sus descendientes directos, responsables de la construcción de estas estructuras,
eran los curacas o caciques de la comunidad.
En cuanto a las murallas, en las cuatro áreas, bajan el declive relativamente
débil la ladera norte sobre una distancia variable. La más larga, en la área IV, se
extiende sobre 200 m., aquellas del área II miden 75 m. y las de las áreas I y III no
sobrepasan los 30 m. Las extremidades de las murallas, caracterizadas con piedras
perfectamente yuxtapuestas y pulidas, sugieren que no se proyectaban
anteriormente más a bajo en la ladera norte.
Una función defensiva parece la hipótesis más lógica para las murallas,
especialmente cuándo tomamos en cuenta que tanto los grandes cronistas (ex:
Cieza de León [1553] 1984; 233-234; Guaman Poma de Ayala [1615] 1936) que los
arqueólogos (Bonnier 1981; D’Altroy 1992; Earle et. al. 1987; Hastorf et al. 1989;
Parsons y Hastings 1988; Stanish 1992, Thompson 1973), atribuyen al Intermedio
Tardío un estado de conflicto generalizado y de guerra endémica en la sierra central.
Estas murallas, sin embargo, ofrecían solo una protección parcial a los pobladores
de Rapayán porque no rodeaban las aldeas como se observa varias zonas de la
sierra durante el Intermedio Tardío como, entre otros, en Tantamayo (Bonnier 1981:
40, Bonnier et Rozenberg 1981:5; Flornoy 1957: 213) en la cuenca del Tarma-
Chichaycocha y del Mantaro (Bonnier 1997: 33; D’Altroy 1987: 83; ) en la región de
Huancavelica (Lavallée et Julien 1973: 41-42) y en la zona del lago Titicaca (Hyslop
1977: 219; Stanish, de la Vega y Frye 1993: 84). En realidad, las murallas de Rapayán
cubren solo la parte superior de cada área, dejando así abierta y sin protección la
ladera norte, precisamente en donde el sitio es lo más vulnerable.
Proponemos así que además de marcar una frontera física entre las áreas, las
murallas de Rapayán tenían una función esencialmente funeraria y religiosa.
Efectivamente, en las áreas I, II y III, las murallas se encajan directamente en los
torreones. Varias cámaras abiertas ornan la parte superior de las murallas al punto
de unión con los edificios. Estas cámaras pudieron servir para exponer los malquis
durante las ceremonias. En el área IV, la muralla se encuentra ligeramente retirada
del torreón. Sin embargo dos chullpas se hallan pegadas a la muralla, una de tipo
A y otra de tipo C con frisos que mencionamos anteriormente. La relación funeraria
entre los edificios y las murallas es aun más probable cuando tomamos en cuenta
que representan las únicas estructuras que comportan piedras con inscripciones
pictográficas.
488 El sitio de Rapayán y su diversidad arquitectónica durante los períodos tardíos
CONCLUSIÓN
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