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Republica de Colombia
Departamento del Magdalena

Rama Judicial del Poder Público


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta
Sala Primera de Decisión
Civil Familia

Magistrado Ponente:
Dr. Alberto Rodríguez Akle

Santa Marta, noviembre ( ) de dos mil siete (2007)

RADICADO: ORDINARIO 2.006.0816.01

Acta N°
Se entra a resolver el recurso de apelación interpuesto por el apoderado
judicial de la parte demandante contra la sentencia de fecha veintiocho (28) de
septiembre de dos mil seis (2.006), proferida por el Juzgado Cuarto Civil del
Circuito de Santa Marta, dentro del Proceso Ordinario promovido por ALIX
ISABEL RODRÍGUEZ VERGARA y VÍCTOR MANUEL NÚÑEZ HOYOS,
quienes actúan en nombre propio y en representación de los menores DOLYS
MARIA NÚÑEZ MARTÍNEZ, MARELEIDIS ESTHER NÚÑEZ PÉREZ y
YULIS ZENITH NÚÑEZ BARRIOS, contra TERMOTECNICA
COINDUSTRIAL S.A., y INTERASEO S.A., E.S.P.

ANTECEDENTES

Actuando a través de mandatario judicial, las personas arribas indicadas,


solicitan que se declare civilmente responsable a las sociedades
TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., y INTERASEO S.A., E.S.P., a
pagar los perjuicios materiales, morales y fisiológicos, en las cuantías señaladas
en libelo genitor, causados por las lesiones sufridas por el señor Víctor Manuel
Núñez Hoyos, ocurridas el día seis (6) de agosto de 1.999, en la carretera Santa
Marta – Gaira, a la altura del Sena Agropecuario, a consecuencia de un accidente
de transito.
El extremo activo de la litis basa sus pretensiones con fundamento en los
hechos que a continuación se resumen:

 Que el señor Víctor Manuel Núñez Hoyos, laboraba como conductor de


la buseta de placa TET 058, de su propiedad, afiliada a la empresa La

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adelantado por ALIX ISABEL RODRÍGUEZ VERGARA y VÍCTOR MANUEL
NÚÑEZ HOYOS, y otros contra TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., y
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Veloz, devengando unos ingresos mensuales de $3.000.000,oo, además,


tiene como hijo a los menores Dolys Maria Núñez Martínez, Mareleidis
Esther Núñez Pérez y Yulis Zenith Núñez Barrios, y como compañera
permanente a la señora Alix Isabel Rodríguez Vergara.

 Que el día 6 de agosto de 1.999, siendo aproximadamente las 2.00 PM,


el señor Víctor Manuel Núñez Hoyos, conducía el vehículo de su
propiedad de placas TET 058, en el trayecto entre la ciudad de Santa
Marta y el corregimiento de Gaira, con destino final hacia la población
de El Difícil-Magdalena, cuando a la altura del Sena Agropecuario, fue
embestido de frente y en forma violenta, por un automotor recolector de
basuras, tipo volqueta, marca Chevrolet, de placas CHC 077, afiliado a
INTERASEO S.A., E.S.P., de propiedad de TERMOTECNICA
COINDUSTRIAL S.A., y conducido por el señor Adolfo Guzmán
Guerrero.

 Que el conductor del automóvil de placas CHC 077, que de manera


inexplicable e irresponsable, transitaba a alta velocidad y con sobrecupo
en su cabina, invadió el carril del vehículo de placas TET 058,
conducido por su patrocinado, quien se transportaba a una velocidad
normal y por su lado derecho, impactando violentamente de frente-lado
izquierdo, ocasionándole grandes daños materiales a dicho carro y
graves lesiones personales al conductor del mismo, señor Víctor Manuel
Núñez Hoyos, y a un sin número de pasajeros que se trasladaban hacía
la población de El Difícil.

 Que el Instituto Distrital de Transporte y Tránsito hizo el levantamiento


del croquis del accidente con su respectivo informe, radicado bajo en
No. 00415 del 6 de agosto de 1.999, en el cual se confirma que el
vehículo No. 2, correspondiente a las placas CHC 077 de INTERASEO
Santa Marta, violo los códigos 105, 116 y 120 del Manual de Accidente;
es decir, transitaba con sobre cupo, a exceso de velocidad y violó el
carril contrario.

TRAMITE DE PRIMERA INSTANCIA

La demanda fue admitida el ocho (8) de agosto del año dos mil uno (2.001),
procediéndose a realizar la notificación a los representantes legales de las
sociedades demandadas corriéndole el traslado de rigor.

La sociedad INTERASEO S.A. E.S.P., constituyó mandatario judicial, quien


al contestar el libelo se opuso a todas y cada una de las pretensiones de la
demanda, además formuló las excepciones de mérito que denominó Culpa

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Exclusiva de la Víctima e Inexistencia de la Obligación de Indemnizar,


igualmente llamaron en garantía a la aseguradora Colseguro.

Por su parte la empresa TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., contestó


la demanda a través de apoderado judicial, quien al responder el libelo genitor,
se opuso a las pretensiones de la misma, y propuso las excepciones de fondo
que denominó Culpa Exclusiva de la Víctima e Inexistencia de la Obligación
de Indemnizar.

Posteriormente se suspendió el proceso por 90 días, para realizar el trámite


correspondiente al llamamiento en garantía (folio 214 cuaderno principal), una
vez vencido sin que la parte se hiciera presente, pero otorgando poder (folio
247) y contestando la demanda fuera de término. Dentro de la oportunidad
procesal establecida en la ley, se corrió el traslado de las excepciones
presentadas al extremo activo de la litis, quien hizo uso de dicha oportunidad,
presentando el escrito que corre a folio 218 del cuaderno principal.

Se citó a las partes para llevar acabo la audiencia preliminar conforme al Art.
101 del C. de P. C., llevándose a cabo en la fecha y hora señaladas, en la cual
se presentaron las partes y sus apoderados, poniéndole fin a ésta sin haber
llegado a un acuerdo, pues los extremos de la litis manifestaron no tener ánimo
conciliatorio, tal como quedó plasmado en el acta visible a folio 228 del
cuaderno principal.

Posteriormente en proveído de fecha abril nueve (9) de 2.003, se abrió el


proceso a pruebas, y luego de haber agotado el trámite de rigor, se surtieron los
traslados para alegaciones de fondo, a lo cual se hicieron presentes las partes.

EL FALLO DE PRIMER GRADO

El a-quo en providencia de fecha veintiocho (28) de septiembre de 2.006, puso


fin a la controversia presentada entre las partes en contienda, negando las
pretensiones de la demanda, lo cual baso en que no existía prueba que señalara
que los demandados sean los guardadores de la cosa que causo el daño, carga
probatoria que le correspondía a la parte demandante quien no cumplió con
ello, y que conforme al Registro Histórico del vehículo dado por la Oficina de
la Secretaria de Transporte y Transito de Medellín, el propietario actual del
automotor es ELÉCTRICAS DE MEDELLÍN LTDA.

LA APELACIÓN

La parte demandante interpuso recurso de apelación en contra de la sentencia


proferida por el juzgado de primera instancia, con el propósito de que se

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revocara y en su lugar se estimaran todas y cada una de las pretensiones de la


demanda.

Para sustentar lo solicitado se encargó de hacer un estudio de los medios


probatorios aportados y obrantes en el proceso.

CONSIDERACIONES

Tradicionalmente la responsabilidad civil se ha clasificado en contractual y


extrcontractual.

La responsabilidad civil contractual ha sido definida por el Dr. Gilberto


Martínez Ravé en su obra la responsabilidad civil extracontractual como “La
obligación de indemnizar que tiene la persona que le causa daño a otra por el
incumplimiento de una obligación que surge de un contrato, convenio o
convención celebrada entre causante y perjudicado.”

Así mismo dicho autor define la responsabilidad civil extracontractual como


“la obligación de indemnizar, o asumir las consecuencias patrimoniales de un
hecho dañoso, sin que entre el causante y perjudicado exista ninguna relación
jurídica anterior. Es decir, la obligación de indemnizar nace simplemente de la
comisión del hecho dañoso.”

Siendo así, es fácil apreciar de las definiciones antes anotadas la diferencia


fundamental que existe entre los dos tipos de responsabilidad, que no es otra
que la causa que les da origen; en tanto la Responsabilidad civil contractual,
supone un vinculo jurídico anterior, llámese negocio jurídico, convenio,
contrato o convención; al lado que en la Responsabilidad extracontractual nace
siempre de un hecho dañoso, excluyendo el vinculo contractual.

En el caso que ocupa la atención de esta Autoridad Jurisdiccional, resulta


obvio que, la causa de la litis tuvo su génesis en una Responsabilidad civil
extracontractual según lo normado en el artículo 2.341 del Código Civil, cuya
letra es del siguiente tenor: “El que ha cometido un delito o culpa, que ha
inferido daño a otro, es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena
principal que la ley imponga por la culpa o el delito cometido”.

Esta fuente de las obligaciones tiene unos elementos o presupuestos aceptados


por la Jurisprudencia y la Doctrina a saber:

1.- El hecho cometido por una persona, en forma dolosa o culposa.

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2.- La culpa del demandado. Ella debe ser probada, excepto en los casos en
que haya lugar a presumirla, como ocurre en los casos del ejercicio de
actividades peligrosas.

3.- El daño sufrido. Este elemento debe demostrarse por quien pretenda ser
indemnizado. El daño puede ser material (actual o futuro) y moral (subjetivo
y objetivado) entre otras clasificaciones.

4.- la relación de causalidad entre el daño y la culpa. Debe probarse, por el


afectado, que la culpa imputada al demandado sea la causa generadora del
daño.

Así mismo, por ser la conducción de vehículos automotores, una acción que
implica per se un riesgo creado, se ubica tal actividad, dentro de las
modalidades de la Responsabilidad civil extracontractual ante una evidente
Actividad peligrosa; que aún, cuando no esté contemplada expresamente
dentro de las hipótesis del artículo 2.356 del C. C., una interpretación
extensiva de dicha norma permitió extraer por parte de la Doctrina y de la
jurisprudencia esta clase de responsabilidad, teniendo en cuenta que el
ejercicio de actividades de esta naturaleza, como la conducción de vehículos
automotores colocan a los asociados en un peligro inminente de recibir una
lesión, debido a las previsibles consecuencias de causar un perjuicio;
constituyéndose éstas actividades en un riesgo potencial de producir un daño.

Sobre el particular, nuestro Máximo Tribunal de Casación, ha tenido la


oportunidad de pronunciarse en los siguientes términos: “El referido régimen
especial consiste sustancialmente en que, el daño cometido en ejercicio de una
actividad peligrosa, se dispensa a la víctima de presentar la prueba, con
frecuencia difícil, de la imprudencia o descuido de la persona a la que
demanda la reparación; es decir, que en tal evento se presume la culpa de ésta
por ser ella quien con su obrar ha creado la inseguridad de los asociados,
presunción que no puede ceder sino ante la demostración de que el perjuicio
fue la resultante de un caso fortuito, de fuerza mayor, o de la ocurrencia de un
hecho extraño, dentro del cual se halla la culpa exclusiva de la víctima…”

En el caso que ocupa la atención de la Sala encontramos que el hecho que


alega la parte demandante como desencadenante de la responsabilidad civil
extracontractual, se origina en el suceso de un choque de automotores,
actividades ambas consideradas como peligrosas, lo cual nos dejaría situados
en lo que la doctrina y la jurisprudencia a denominado neutralización de
presunciones, sin embargo, no se estudiara dicho tema, no sin antes establecer
quien es el directamente responsable de dicha acción en caso de existir.

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Narra el extremo activo de la litis que el día 6 de agosto de 1.999, siendo


aproximadamente las 2.00 p.m., conducía el vehículo de su propiedad de
placas TET 058, afiliado a la empresa la veloz, en el trayecto entre la ciudad
de Santa Marta y el corregimiento de Gaira, con destino final hacia el
municipio de El Difícil-Magdalena, cuando fue embestido de frente y en forma
violenta, por un automotor recolector de basuras, tipo volqueta, marca
Chevrolet, de placas CHC 077, afiliado a INTERASEO S.A., E.S.P., de
propiedad de TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., y conducido por el
señor Adolfo Guzmán Guerrero.

Si bien es cierto que la parte demandante señaló que el propietario del


automotor de placas CHC 077, era la sociedad TERMOTECNICA
COINDUSTRIAL S.A., y en dicho sentido fue demandada, ello no es cierto,
como se pudo comprobar con la prueba de oficio practicada por el Juzgado de
primera instancia, al informarle la Secretaria de Transportes y Transito de
Medellín, entidad que manifestó que el dueño actual del vehículo es la
sociedad Electricas De Medellín Ltda., según información que se encuentra
registrada en sus archivos.

El anterior argumento esgrimido fue el pilar central empleado por el juez a-


quo, para desestimar las pretensiones de la demanda, decisión que ahora es
recurrida.

Al estudiar el tema planteado en la sentencia de primera instancia,


encontramos en el Libro Tratado de la Responsabilidad Civil, segunda edición
del año 2.007, del tratadista Javier Tamayo Jaramillo, al comentar el asunto en
cuestión, señala en unos de sus apartes que: “(...) es preciso saber quién es el
responsable de la actividad peligrosa, en cada caso concreto, para saber quién
soporta la carga de la responsabilidad establecida en el artículo 2.356 del C.
C.”.

Se comenzará en este instante el estudio pertinente, para poder establecer


quienes son las personas llamadas a responder en el presunto caso de que
exista una responsabilidad en donde halla resultado como víctima el
demandante, no atribuible a causa suya.

Sobre el tema se manifiesta en el Libro Responsabilidad Civil


Extracontractual, del autor Gilberto Martínez Rave, que: “(...) En el caso de los
accidentes de tránsito la posición de la jurisprudencia no es muy clara: para
algunos, entre quienes nos encontramos, el responsable civil es el propietario
del vehículo, es decir la persona que figura como propietario en el registro
automotor que se lleva en las oficinas de tránsito o en las oficinas del
Ministerio de Transporte. El hecho de que el vehículo esté en poder de
persona diferente a la que figura registrada en las oficinas del tránsito no

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modifica en nada la obligación del propietario ante el perjudicado. Podrá,


si el vehículo lo prestó, lo arrendó o lo facilitó a la persona que lo conducía en
el momento del daño, llamarlo en garantía, para que responda de todos los
perjuicios que el fallo le pueda ocasionar. Pero pretender, como algunos
funcionarios lo han venido aplicando, que la demanda debe presentarse contra
el tenedor del vehículo, como guardián material, es desconocer las
obligaciones que nacen para el propietario de las cosas utilizadas en actividad
peligrosa.

Restarle validez al registro de los vehículos automotores que se hacen ante las
autoridades del tránsito para establecer la titularidad del derecho de dominio y
consecuentemente la responsabilidad, es no solo desconocer el artículo 922 del
Código de Comercio, sino también el artículo 60 de la Ley 53 de 1.989, (...)”.
(Negrillas de la Sala)

La Ley 769 de 2002, por la cual se expide el Código Nacional de Tránsito


Terrestre, define el registro nacional automotor como el conjunto de datos
necesarios para determinar la propiedad, características y situación jurídica de
los vehículos automotores terrestres. En él se inscribirá todo acto, o contrato
providencia judicial, administrativa o arbitral, adjudicación, modificación,
limitación, gravamen, medida cautelar, traslación o extinción del dominio u
otro derecho real, principal o accesorio sobre vehículos automotores terrestres
para que surtan efectos ante las autoridades y ante terceros.1

Por su parte el Art. 922 del Co de Co., reza:

“ART. 922.—La tradición del dominio de los bienes raíces requerirá,


además de la inscripción del título en la correspondiente oficina de
registro de instrumentos públicos, la entrega material de la cosa (CPC,
art. 417).

PAR.—De la misma manera se realizará la tradición del dominio de los


vehículos automotores, pero la inscripción del título se efectuará ante el
funcionario y en la forma que determinen las disposiciones legales
pertinentes. La tradición así efectuada será reconocida y bastará ante
cualesquiera autoridades”.

Sobre el tema que se viene estudiando tuvo la oportunidad de pronunciarse la


Corte Suprema de Justicia, sala de Casación Civil, en Sentencia de fecha
noviembre 10/76. M.P. Germán Giraldo Zuluaga, en los siguientes términos:

“(...) La Prueba del dominio sobre automotores. "En la actualidad y


en relación con la enajenación comercial de automotores, mientras no se
demuestre que el respectivo título de adquisición fue inscrito ante el
competente funcionario de las oficinas de tránsito, la simple entrega del

1
(L. 769/2002, art. 2º).

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objeto enajenado no equivale a tradición del mismo. Por expreso


mandato de la ley se exige, a más de la entrega, la inscripción del título,
pues de otro modo la tradición no se opera totalmente. Demostrando
únicamente la celebración del contrato de compraventa, no queda
demostrado el dominio, ya que en el derecho colombiano los contratos,
por sí solos, no mutan el derecho real de propiedad de una cabeza a otra,
porque ellos solamente son fuente de obligaciones. Y como a partir de
la vigencia del Código de Comercio actual, ya la sola entrega material
no es manera de hacer la tradición del dominio de los automotores, para
lograrla o cumplirla se requiere ahora también la inscripción del título o
documento en que consta el contrato de enajenación"2.

Hasta este instante es necesario dejar claro que le asiste razón al Juez de
primera instancia al manifestar que por no ser la sociedad TERMOTECNICA
COINDUSTRIAL S.A., el propietario del automotor recolector de basuras,
tipo volqueta, marca Chevrolet, de placas CHC 077, mal se haría
condenándolo en tal sentido, como lo solicitó el extremo activo de la litis,
configurándose así una falta de legitimación en la causa por pasiva, pues quién
aparece como dueño en el registro que se lleva para tal fin es la sociedad
Eléctricas De Medellín Ltda., como lo señaló la Secretaria de Transportes y
Tránsito de Medellín.

También es pertinente aclarar que no tiene razón el apoderado de la parte


demandante, al señalar que el juez de primera instancia no podía dar por
probado la excepción de la falta de legitimación en la causa por pasiva por
cuanto las partes no la propusieron.

De la simple lectura del artículo 306 del C. de P. C., se desprende que el a-quo
puede declarar probadas algunas excepciones, siempre y cuando aparezcan
demostradas dentro de la litis, ello si infiere del señalado de la norma citada al
manifestar que:

“ART. 306.—Resolución sobre excepciones. Cuando el juez halle


probados los hechos que constituyen una excepción, deberá
reconocerla oficiosamente, en la sentencia, salvo las de
prescripción, compensación y nulidad relativa, que deberán
alegarse en la contestación de la demanda (...)” (negrillas fuera de
texto).

Por otro lado, y refiriéndonos a la segunda de las sociedades demandadas,


INTERASEO S.A., E.S.P., quien es una de las partes contra las cuales esta
dirigido el litigio, por tener a su cargo la calidad de tenedora, del vehículo de
placas CHC 077, en atención al supuesto vinculo contractual celebrado con su
propietario TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., quien como ya se
indicó no tiene dicha calidad, es el directamente beneficiario de la actividad
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(CSJ, Cas. Civil, Sent. nov. 10/76. M.P. Germán Giraldo Zuluaga).

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denominada como peligrosa, que se ejecuta a través de dicho automotor, por


ello no es viable aplicarles de manera extensiva el estudio realizado en líneas
precedentes para exonerarlos del deber de indemnizar si se demuestra que a
ello hay lugar.

Es necesario manifestar casi a manera de introducción que, con respecto a las


argumentaciones esgrimidas por el juez de primera instancia, en las cuales
basó su decisión para negar las pretensiones con respecto a la sociedad
señalada en líneas anterior, no son compartidas por esta sala de decisión, por
las razones que pasan a exponerse.

En el presente asunto se encuentra que el extremo activo de la litis reclama la


indemnización de los perjuicios sufridos a raíz de los daños que padeció en el
accidente de tránsito en donde colisionó el vehículo que el conducía con un
automotor recolector de basuras, tipo volqueta, marca Chevrolet, de placas
CHC 077, conducido por Adolfo Guzmán Guerrero, y afiliado, para la
prestación de la respectiva actividad, a la Sociedad INTERASEO S.A., E.S.P.,
también demandada.

En este orden de ideas tenemos que, cómo la sociedad INTERASEO S.A.,


E.S.P., tiene la calidad de afiliadora para la prestación regular de la labor a su
cargo, cual es prestar el servicio público de recoger y transportar desechos
tóxicos sólidos (basura) en el distrito de Santa Marta, indistintamente de no
tener la propiedad del vehículo señalado en el párrafo anterior, puede afirmarse
que ostenta el calificativo de guardiana de las cosas con las cuales desarrolla
las actividades propias de su objeto social, no sólo porque logra un
aprovechamiento económico como consecuencia de la prestación del servicio
que desempeñan con dicho automotor (volqueta, marca Chevrolet, de placas
CHC 077), sino debido a que es quien, de ordinario ejerce sobre el vehículo un
poder efectivo de dirección y control, dada su calidad de tenedora legítima que
adquirió a raíz de la afiliación convenida con el poseedor del bien, al punto
que, por ese mismo poder que desarrollan, son quienes determinan los
parámetros o directrices bajo las cuales se cumplirá con la labor a desempeñar,
respetando el reglamento interno de dicha empresa.

Al respecto señaló la Corte Suprema de Justicia que.

“(...) Esas particulares características, que brotan como consecuencia de


la ejecución del negocio a través del cual las sociedades transportistas
asumen la función de operar y explotar los vehículos que de otras
personas vinculan, “legitima suficientemente a la empresa afiliadora
para responder por los perjuicios que se causan a terceros en el
ejercicio de la actividad peligrosa que entraña la movilización de
vehículos automotores para la satisfacción del aludido servicio, pues
si ella es la que crea el riesgo ‘... es acertado, ha dicho esta

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corporación, que se le repute culpable de todo detrimento ocasionado


por su obrar...’ …” (Sent. 021 de feb. 1º/92, no publicada aún
oficialmente), ya que, como en otra ocasión igualmente lo sostuvo, “el
solo hecho de estar afiliado un vehículo a determinada sociedad,
implica que esta en principio soporte alguna responsabilidad y tenga
algún control sobre el vehículo” (G.J.; T. CCXXXI, 2º Vol., Pág.
897).3”

Con fundamento en todo lo hasta aquí manifestado se puede concluir que, es


efectivamente la sociedad INTERASEO S.A., E.S.P., quien en desarrollo de su
objeto social, desempeña una actividad peligrosa, pues es por medios de los
vehículos que a ella se encuentran afiliados para el ejercicio de su labor, que se
originó el hecho dañino que conllevó al extremo activo de la litis a instaurar la
presente demanda en busca de los supuestos perjuicios ocasionados.

Además se deja claro que, al existir un hecho como el que se estudia en el


presente caso, el cual ha sido cometido por dos o más personas, cada una de
ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo,
quedando la presunta víctima o acreedor facultado para exigir la totalidad del
crédito respecto de todos los deudores solidarios conjuntamente, o igualmente
por la totalidad contra cualquiera de ellos, a su arbitrio.

En caso de marras es evidente que si bien el demandante cometió una


equivocación al demandar como supuesto propietario del vehículo recolector
de basuras, tipo volqueta, marca Chevrolet, de placas CHC 077, a la sociedad
TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., no teniendo dicha calidad, como
ya quedó expuesto en líneas precedentes, no puede predicarse lo mismo de la
sociedad INTERASEO S.A., E.S.P., quien sí tiene afiliado dicho automotor a
su empresa, siendo entonces los ejecutores de la actividad peligrosa que
implica recoger basura a través de los mismos, hecho que además, no
controvirtió ni negó a lo largo de la litis, además de haber suscrito póliza de
seguros para amparar los daños que se ocasionaran. Habiéndose inclusive
llamada en garantía a la aseguradora COLSEGUROS, (folio 192 y ss), en fin,
es claro que la sociedad Interaseo, es la guardiana indiscutible de la volqueta
que colisionó con el bus conducido por el actor, así mismo reconoció las
labores que con el se desempeñaban y del conjunto de pruebas se desprende
que el conductor estaba bajo sus ordenes.

Sobre el tema que se viene tratando señaló la Corte suprema de Justicia Sala de
Casación Civil Agraria, que:

“2. De otro lado, es pertinente recordar que la jurisprudencia de la


Corte, a la hora de inquirir por las personas que deben ser llamadas a
responder por las secuelas del daño ocasionado por el ejercicio de una
actividad peligrosa, ha acudido a la noción del <<guardián>> de la
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Sent. 021 de feb. 1º/92

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misma, o sea, todas aquellas de quienes pueda predicarse potestad de


mando y control de la misma en cuanto detentan <<un poder efectivo
de uso, control y aprovechamiento respecto del artefacto mediante el
cual se realiza aquella actividad>> (Casación del 13 de octubre de
1.998, no publicada aún)(...)”

Culminado el anterior estudio es ahora procedente entrar a examinar los


elementos propios de este tipo de responsabilidad, para finalmente determinar
si es posible adjudicar la culpa de la ocurrencia del accidente a alguna de las
partes en contienda.

Observa el Tribunal que, en el paginario aparecen estructurados todos y cada


uno de los requisitos que configuran la llamada responsabilidad aquiliana,
llamada también civil extracontractual. Así, se tiene que:

EL HECHO: Está plenamente demostrada la ocurrencia del siniestro del que


se hace mención en el líbelo demandatorio, es decir, de la colisión de los
automotores identificados con número de placas TET 058, conducido por el
señor Víctor Manuel Núñez Hoyos, y el vehículo de placas de placas CHC
077, conducido por el señor Adolfo Guzmán Guerrero, pues así se colige de
las pruebas allegadas a la actuación, amen que a éste hecho no se opuso la
parte accionada, en ninguna de las etapas procesales pertinentes. En razón de
ello, se tiene por cierto el choque entre los vehículos identificados con las
citadas placas, el día 6 de agosto de 1.999, en el trayecto entre la ciudad de
Santa Marta y el corregimiento de Gaira, a la altura del Sena Agropecuario.

LA CULPA: Evidente es, que en la realización de éste tipo de actividades, por


considerarse peligrosas, se presume la culpa en quien pone en peligro producto
de su actuación al asociado, aunque puede desvirtuarse dicha presunción,
acreditando algunas de las condiciones que exoneren de la indemnización en
materia de responsabilidad civil extracontractual, a efecto de relevarse del
pago de una deuda originada en una fuente de las obligaciones como es el
cuasidelito; éstas circunstancias son: caso fortuito o fuerza mayor, culpa de un
tercero o culpa exclusiva de la víctima.

Sobre el particular señaló la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil


y Agraria, en sentencia de fecha mayo cinco (5) de mil novecientos que:

“ (...) Esto es, que todas la actividades de esa especie, llamadas


peligrosas, aparejan <<la existencia de una obligación legal de
resultado consistente en vigilar esa actividad e impedir que ella, por
su propio dinamismo o debido a circunstancias anormales que la
rodean en un momento dado, escape al control de quien de la aludida
actividad se sirve o reporta beneficio; luego si en la realización de un
daño se demuestra que tuvo influencia causal caracterizada, un hecho
de índole de los que viene haciéndose mérito en estas

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consideraciones, ello, en término de ley, es suficiente para tener


probada, por vía de una presunción contenida en aquella disposición,
la infracción de la obligación de guarda recién aludida.

(...)

Reduciendo, pues, lo dicho a su ultima esencia para ponerlo en


términos concluyentes, habría que puntualizar que gravita sobre quien
realiza actividades de esa especie, la presunción de ser responsable
del daño causado con ocasión de su ejercicio.

Otra cosa debe concluirse, empero, cuando demandante y


demandado concurren al suceso dañoso ejerciendo similares
actividades peligrosas, vale decir, cuando el daño alegado encuentra
su venero en la convergencia de sendas actividades peligrosas, pues,
en tal supuesto, las respectivas presunciones de culpa que cobijan a
los implicados, pueden aniquilarse mutuamente, forzando al
demandante a demostrar la culpa del encausado; por supuesto que,
como lo tiene dicho esta Corporación: <<Varias son las soluciones
que la doctrina propone para solucionar el enfrentamiento de las
presunciones de culpa, pero el problema prácticamente desaparece
cuando solo una de las partes reclama daño, demostrando culpa
exclusiva del demandado. Esa prueba de culpa hace desaparecer el
interés de las presunciones en juego.

<<Así lo entendió... la Corte, cuando en fallo de 25 de febrero de


1987, dictado dentro del proceso ordinario de... contra..., dijo:
“cuando ambos automotores se hallaban transitando, ambas partes
están bajo la presunción de culpa que determina el ejercicio de la
actividad peligrosa frente al daño causado. Siendo así, se hallan
demandante y demandado en idénticas condiciones, es decir, ambas
fueron causa (sic) por culpa del daño sufrido mientras no se
demuestre otra cosa (...)

En todo caso, nada impide, no obstante la convergencia de las


dos actividades peligrosas en la producción del daño, que el actor,
siguiendo las reglas generales trazadas por el artículo 2341 del
Código Civil, demuestre la culpa del demandado, como aquí
acontece(...)” (negrillas fuera de texto)

Dentro de las pruebas aportadas al proceso para demostrar uno de los


elementos característicos de la Responsabilidad Civil, como lo es la culpa,
tenemos las siguientes:

a) Informe del Accidente, folio 38 y ss, del cuaderno principal, donde se


señala como causas probables del accidente imputables al vehículo No
2 (volqueta placa CHC 077), violación de los códigos 105, 120 y 116,
del manual de accidente, es decir transitaba con sobre-cupo, a exceso de
velocidad y violó el carril contrario, esta prueba, al haberse producido
legalmente y no haber sido desvirtuada de ninguna manera por el

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extremo pasivo de la litis, viene a ser base de la confirmación de los


hechos narrados en la demanda, además de coincidir con algunos
testimonios.

b) Declaraciones de los señores Placido Peñaranda Reales, quien iba de


pasajero de la buseta del actor, si bien al inicio de su declaración no fue
lo suficiente contundente, al final de la misma, si produce certeza,
cuando afirma conocer al demandante como un buen profesional en su
actividad y tener confianza en su labor, al caso de enviar con esa
persona a sus hijos, que además, no viajaba a exceso de velocidad, que
siempre va pendiente del viaje, de lo que hace el chofer, que la buseta
transitaba por el carril derecho y que fue el camión el que invadió el
carril derecho de la buseta; finalmente ratifica que si alguien es
responsable de ese accidente fueron los de Interaseo.

Declaración de Mercy Elizabeth Aragón Escobar, quien señaló: “(...) ese


día nos dirigimos al Difícil, a la altura del Sena de la curva del Sena
aproximadamente como a las 2:00 p.m., un volteo de Interaseo invadió
el carril de la sera (sic) y el señor de la buseta por esquivar y el volteo se
nos vino encima, entonces el volteo le pegó en toda la parte donde va el
chofer...”; afirma también que el volteo venía a exceso de velocidad, que
no le pegó de frente a la buseta porque el chofer de esta la esquivo.

Declaración de Emirse Vergara Barrios, manifestó: “(...) cuando paso el


caso fue tan rápido apenas íbamos saliendo por la lucha lo único que yo
les puedo decir lo que yo vi, yo vi que paso un carro tan rápido, después
sentí el porrazo como algo de hierro,...”; advierte mas adelante que el
demandante manejaba muy bien con calma.

Declaración de Gustavo Adolfo Sánchez Villalba, quien señaló: “(...) la


buseta iba normal no iba corriendo cuando sentí un zig zag, cuando me
di cuenta era un carro blanco que había golpeado la buseta, (...). El carro
blanco de Interaseo invadió el carril derecho de la buseta...”.

Declaración de Esther Barrios Méndez, quien manifestó: “(...) cuando de


pronto veo que alguien nos golpea nos voltea hacía a la derecha...”;
además señala que iban despacio, por el carril derecho, que vio
claramente el objeto que se les vino encima y los golpeó.

De las anteriores declaraciones se puede inferir que los hechos relatados por
los señores Placido Peñaranda Reales, Esther Barrios Méndez, Gustavo Adolfo
Sánchez Villalba, Emirse Vergara Barrios, Mercy Elizabeth Aragón Escobar,
constituyen plena credibilidad por ser responsivos, exactos, completos y
contundente, los cuales tienen su fundamento en haber sido testigos

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presénciales de la ocurrencia del accidente, sus contestaciones son explicitas


en señalar y reiterar que la causa que originó el choque de los automotores se
debió a que el conductor de la volqueta invadió el carril derecho del bus, lo
que además esta en consonancia con el informe del accidente, visible a folio 38
y ss, del cuaderno principal, donde se señaló como causas probables del
accidente imputables a la volqueta de placa CHC 077, violación de los códigos
105, 120 y 116, del manual de accidente, lo que –se reitera- no se desvirtuó
dentro del proceso.

Se puede dejar sentado entonces que, no obstante que el accidente de tránsito


se ocasionó por la convergencia de las dos actividades peligrosas en la
producción del daño, el actor, siguiendo las reglas generales trazadas por el
artículo 2341 del Código Civil, logró demostrar fehacientemente la culpa del
demandado.

Es necesario concluir evidentemente que hubo una –CULPA EXCLUSIVA


DE LA PARTE DEMANDADA, YA QUE DIFÍCILMENTE SE HUBIESE
PRODUCIDO EL CHOQUE TENIÉNDOSE MÁS CUIDADO Y NO
INVADIENDO EL CARRIL CONTRARIO.
EL DAÑO SUFRIDO: En concepto del tratadista Gilberto Martínez Rave, el
daño es la lesión o menoscabo que se ocasiona a un interés, protegido o no por
las normas, como un derecho real o subjetivo. Basta que sea un interés
patrimonial del ofendido, el que afecte para que exista el daño.

Este elemento debe demostrarse plenamente por quien pretenda ser


indemnizado, pues no basta con las manifestaciones del monto indemnizable.

Lo anterior esta presente en este caso, por cuanto hay evidencias de un daño no
solo material, sino físicos en la persona del actor.

EL NEXO DE CAUSALIDAD: El nexo de causalidad es elemento de vital


importancia dentro de los requisitos que se exigen para que surja la
responsabilidad civil extracontractual.

Como su nombre lo indica, es la relación o vínculo que debe existir entre el


hecho y el correspondiente daño. Si no hay nexo causal no surge la
responsabilidad civil, porque el daño no puede imputarse a quien ejecutó el
hecho.

Finalmente, y en lo que respecta a EL NEXO CAUSAL, ciertamente hubo


medios de prueba convincentes que demostraran que, la causa generadora del
daño, fue una consecuencia inmediata de la actividad culposa del sujeto
pasivo, lo que quedó suficientemente detallado en el análisis de los otros
presupuestos.

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Es ahora pertinente entrar al estudio y análisis de las indemnizaciones


solicitadas por el extremo activo de la litis, a las cuales hay lugar en ocasión a
los perjuicios que se ocasionaron en ocasión al daño sufrido.

Importante es dejar claro que para que haya lugar a indemnización tiene que
haber perjuicios. Sin daño no se concibe la acción indemnizatoria, acción que
no debe ser causa del enriquecimiento sino que es de simple restablecimiento
de las cosas al patrimonio del acreedor, quien debe quedar indemne.(Art 1.612
del Código Civil).
El daño tradicionalmente se clasifica en dos categorías, materiales y morales,
además de una nueva clasificación que surgió como lo el perjuicio fisiológico.

Se entiende por perjuicios materiales aquellos que afectan el patrimonio


económico de una persona, mas concretamente modifican, alteran o cambian
la situación pecuniaria del perjudicado. Esta clase de detrimento se exterioriza
en dos modalidades daño emergente y el lucro cesante.

Por daño emergente se entiende el empobrecimiento directo del patrimonio


económico del perjudicado. En palabras más comunes, el daño emergente lo
conforman las sumas de dinero que salen del patrimonio del perjudicado para
atender las consecuencias o efectos del daño4.

Por lucro cesante, se ha entendido la frustración, privación o falta de un


aumento patrimonial como consecuencia del daño. La falta de rendimiento, de
productividad de las cosas o el dejar de recibir beneficios económicos, como
consecuencia de los hechos dañosos.

Daños morales, son los que afectan aspectos íntimos, sentimentales, afectivos,
emocionales, como la angustia por la muerte de un ser querido, los que afectan
las facetas de la personalidad, como el derecho a la integridad corporal, el
derecho al buen nombre, o a bienes no tangibles pero que innegablemente
hacen parte del patrimonio de una persona.
Por último, refiriéndonos de manera breve a los perjuicios fisiológicos, se
puede decir que son aquellos que se generan de una lesión a la integridad
funcional del individuo que, sin tener repercusiones económicas, afecta su
actividad fisiológica. Son los casos en donde una persona pierde por ejemplo,
como consecuencia de un delito o de un hecho dañoso, un órgano.

Casi a manera de introducción es necesario advertir que solo se condenará al


pago de los perjuicios que estén debidamente acreditados dentro del proceso;
siendo así las cosas tenemos que:

4
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL, GILBERTO MARTÍNEZ RAVE, EDITORIAL
TEMIS, DÉCIMA EDICIÓN.

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El extremo activo de la litis solicitó el pago de los perjuicios materiales,


morales y fisiológicos, para él su compañera y sus hijos, en las siguientes
cuantías:

 Daño emergente, correspondiente al valor de la buseta de placas TET


058,..................... $40.000.000.oo.

 Servicio de parqueadero por espacio de 23 meses, a razón de $5.000


diarios,............ $3.450.000.oo.

 Lucro cesante, correspondiente a 23 meses de productividad, dejados


de percibir multiplicados por $3.000.000.oo, da una suma de,.... $
69.000.000,oo.

 Perjuicios morales un total de 5.000, gramos oro, para todo los


demandantes.

 Perjuicios fisiológicos 500 gramos oro.

Precisado lo anterior se comenzará hacer el estudio respectivo para, finalmente


poder establecer que perjuicios de los reclamados por el actor están
acreditados dentro de la litis; los perjuicios deben ser reales ciertos y no
suposiciones o simples manifestaciones, sin pruebas que lo sustenten.

Por daño emergente como ya se anotó, tenemos el detrimento patrimonial que


sufre el propietario, poseedor o simple tenedor de la cosa, producto de la
acción u omisión culposa de tercero; menoscabo que puede consistir en las
sumas de dinero de las cuales debe disponer el afectado para colocar el bien en
las mismas condiciones de habitabilidad, operatividad o funcionabilidad en
que se encontraba antes del siniestro5.

Por daño emergente solicitó el demandante el valor de la buseta, el cual fijó en


$40.000.000,oo; dentro del presente proceso se realizó un trabajo de peritazgo
sobre el bus de placas TET 058, para determinar las perdidas causadas sobre el
mismo en el cual se concluyó que: “... los daños que presenta el vehículo son
múltiples, toda la carrocería esta destrozada, especialmente el costado
izquierdo (ósea, que quedo inservible), presenta el chasis partido, motor
destrozado, defensa torcida y partida (...). Por lo cual se deduce que el vehículo
sufrió perdida total”.

5
JAVIER TAMAYO JARAMILLO, TRATADO DE RESPONSABILIDAD CIVIL, TOMO II, EDITORIAL
LEGIS

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El avalúo realizado en el trámite de la primera instancia, arrojó un valor de


DIECISIETE MILLONES DE PESOS ($17.000.000.oo)M/L, en el año de
1.999, de dicho trabajo se corrió traslado a las partes, sin que las mismas
pidieran su aclaración, ampliación o lo objetaran.

Siendo así las cosas tenemos que en el peritazgo se señaló que la buseta de
placa TET 058, había sufrido una perdida total, por lo cual debía reemplazarse
dicho automotor; para indemnizarse dicho perjuicio, se tendrá en cuenta el
valor determinado por el avalúo, el cual fue tasado a la fecha del accidente en
DIECISIETES MILLONES DE PESOS, ($17.000.000.oo) M/L, atendiendo
que se trataba de un vehículo de cinco (5) años de uso y como señaló el perito
es poco comerciable, además que se encontraba en regular estado, suma por lo
cual se condenará a la parte demandada por perjuicios materiales, cantidad de
dinero que deberá actualizarse según el IPC desde la fecha en que ocurrió el
siniestro hasta el día en que se realice su pago.

Con respecto a las sumas de dinero que se reclaman por Servicio de


parqueadero y el lucro cesante, correspondiente a los meses de productividad
perdidos, es necesario señalar que esta Sala de decisión no condenará a la parte
demandada por dichos perjuicios, ya que no existe prueba alguna dentro del
proceso que acredite las mismas.

Por otro lado y si bien la parte demandante aporta unos tiquetes de transporte
por valores diferentes, ello no constituye certeza probatoria de cual era el
promedio de ganancias mensuales que percibía el señor Víctor Núñez Hoyos,
por tener afiliada su buseta a la empresa la Veloz, incumpliendo de esta
manera la carga procesal que en materia probatoria recae sobre él.

Con respeto a los perjuicios fisiológicos reclamados encontramos que solicitó


la parte demandante la suma de 500 gramos oro, por dicho daño; al observar el
material probatorio recaudado dentro del proceso para acreditar dicho perjuicio
solo se encuentra dentro de las pruebas aportadas por el extremo activo de la
litis, un dictamen realizado por la Junta de Calificación de Invalidez Regional
Santa Marta, donde le certificó una Incapacidad Permanente Parcial,
correspondiente al 31.85%, de su capacidad laboral.

En materia laboral la ley 776/2002, en su artículo 5º, establece: “Incapacidad


permanente parcial. Se considera como incapacitado permanente parcial, al
afiliado que, como consecuencia de un accidente de trabajo o de una
enfermedad profesional, presenta una disminución definitiva, igual o superior
al cinco por ciento 5%, pero inferior al cincuenta por ciento 50% de su
capacidad laboral, para lo cual ha sido, contratado o capacitado”.

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De igual manera el artículo 7°, de la referida ley señala: “ART. 7º—Monto de


la incapacidad permanente parcial. Todo afiliado al sistema general de
riesgos profesionales a quien se le defina una incapacidad permanente
parcial, tendrá derecho a que se le reconozca una indemnización en
proporción al daño sufrido, a cargo de la entidad administradora de riesgos
profesionales, en una suma no inferior a dos (2) salarios base de liquidación,
ni superior a veinticuatro (24) veces su salario base de liquidació.”

Siendo así las cosas tenemos que el mínimo es 2 SMLMV y el máximo es 24


SMLMV, ya que no se pudo determinar cual era el valor exacto que devengaba
el demandante.

24= máximo de salarios a indemnizar


SMLMV = 433.700
50= máximo de perdida de la capacidad laboral permanente.
31.85 = Incapacidad Permanente Parcial, fijada al demandante.

24/50 = 0.48
31.85%, / 0.48 = 15.288 X 6.630.405.6
Sí 50 % de la Capacidad Laboral equivale a $ 10.408.800.oo

El 31.85% de la Capacidad Laboral a cuanto equivale?

Eso es igual a SEIS MILLONES SEISCIENTOS TREINTA MIL


CUATROCIENTOS CINCO PESOS ($6.630.405.6), por concepto de daño
fisiológico causado al señor Víctor Núñez.

Ahora, por perjuicios morales siendo una fijación a criterio del intérprete, se
fijará en la suma de diez (10) Salarios Mínimos Legales Mensuales Vigentes, a
la fecha en que se haga efectivo su pago, a favor del directo perjudicado con el
accidente y demandante VÍCTOR MANUEL NÚÑEZ HOYOS, a quein
efectivamente debió afectar la disminución física en que quedó.

Con respecto a la señora ALIX ISABEL RODRÍGUEZ VERGARA, y los


menores DOLYS MARIA NÚÑEZ MARTÍNEZ, MARELEIDIS ESTHER
NÚÑEZ PÉREZ y YULIS ZENITH NÚÑEZ BARRIOS, no se concederá
perjuicio alguno de carácter moral, por no estar claramente establecido.

Finalmente entonces, teniendo que están presentes los elementos


indispensables exigidos para este tipo de responsabilidad, para que se produzca
una condena contra la Sociedad Interaseo S.A., E.S.P., al hallársele
responsable al conductor del vehículo de placas TET 058, del accidente
ocurrido el día seis (6) de agosto de 1.999, en la carretera Santa Marta – Gaira,
automotor este y conductor que estaban bajo el servicio y dependencia de esta

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última, en fin, la culpa, el daño, el hecho, y el nexo causal, se encuentran


probados dentro de la actuación, y siendo ello así, las excepciones de mérito
presentadas no tiene la suficiente fuerza legal para triunfar, ya que
precisamente la prosperidad de las pretensiones dan al traste con dichos
medios exceptivos.

Por otro lado, debe la Sala emitir un pronunciamiento sobre el llamamiento en


garantía, que para este caso lo fue la Aseguradora Colseguros S.A., y a quién
se le llamó como se desprende del folio 214 del cuaderno numero 2 principal,
mediante auto de fecha abril once (11) de 2.002, en efecto, encontramos que la
empresa Interaseo S.A. E.S.P., dispuso hacer uso de la citación a dicho tercero
bajo la figura mencionada, por el hecho de haberse tomado la póliza No
822013007-4, vigente desde noviembre 01 de 1.998, y renovada anualmente,
la cual cubre los daños por responsabilidad civil en las cuantías acordadas.

Resulta un tanto extraño que revisado el expediente no se encuentra la


notificación personal de la aseguradora, pero o cierto es que ello se hizo, por
cuanto en el expediente aparece a folio 216, el acto donde se resuelve
proseguir la actuación luego de vencidos los 90 días de suspensión de la
misma según el artículo 56 del C. de P. C., y también que dicha sociedad
anónima, presentó aún cuando de manera extemporánea contestación según se
desprende de los folios 241 y sucesivos del cuaderno principal.

Como se sabe esta figura obliga al tercero frente al llamante a indemnizarle el


perjuicio que sufriera o el reembolso parcial o total del dinero que tuviera que
entregar como resultado de la sentencia. Advierte la Corte que: “(...)2. son los
requisitos para que el llamado sea compelido a resarcir el perjuicio o efectuar
el pago así: a) que el llamante sea condenado como consecuencia de la
demanda que se dirige contra el, y b) que el llamado este obligado por ley a
resarcirle de este mismo riesgo, o que, previamente halla contratado tal
resarcimiento”. (sentencia de septiembre 28/77)

En este caso se encuentra presente las dos exigencias anteriores, ya que la


sentencia que ha de dictarse en este caso será adversa al llamante en garantía y
así mismo por estar probado en la actuación que existe una relación contractual
amparada con una póliza de seguros entre llamante y llamado, como tuvimos
oportunidad de consignarlo en líneas anteriores.

Con fundamento en todo lo hasta aquí expuesto esta Sala de decisión revocara
el fallo de primera instancia.

En mérito de lo expuesto, la Sala Primera de Decisión Civil- Familia del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Constitución Política,

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RESUELVE

PRIMERO.- REVOCAR, la sentencia recurrida proferida el veintiocho (28)


de septiembre de dos mil seis (2.006), por el Juzgado Cuarto Civil del Circuito
de Santa Marta, dentro del Proceso Ordinario promovido por ALIX ISABEL
RODRÍGUEZ VERGARA y VÍCTOR MANUEL NÚÑEZ HOYOS, quienes
actúan en nombre propio y en representación de los menores DOLYS MARIA
NÚÑEZ MARTÍNEZ, MARELEIDIS ESTHER NÚÑEZ PÉREZ y YULIS
ZENITH NÚÑEZ BARRIOS, contra TERMOTECNICA COINDUSTRIAL
S.A., y INTERASEO S.A., E.S.P..

SEGUNDO.- Accédase parcialmente a las pretensiones de la demanda, en


consecuencia se declara civilmente responsable a la sociedad INTERASEO
S.A., E.S.P., de los daños ocasionados al señor Víctor Manuel Núñez Hoyos,
con ocasión al accidente de tránsito ocurrido el día seis (6) de agosto de 1.999,
en la carretera Santa Marta – Gaira, a la altura del Sena Agropecuario, con
fundamento en las consideraciones expuestas en esta providencia.

TERCERO.- CONDÉNESE, a la sociedad INTERASEO S.A., E.S.P., a


pagarle al demandado Víctor Manuel Núñez Hoyos, la suma de DIECISIETE
MILLONES DE PESOS, ($17.000.000.oo) M/L, por perjuicios materiales,
cantidad de dinero que deberá actualizarse según el IPC, desde la fecha en que
ocurrió el siniestro hasta el día en que se realice su pago, mas la suma de SEIS
MILLONES SEISCIENTOS TREINTA MIL CUATROCIENTOS CINCO
PESOS ($6.630.405.6), por concepto de daño fisiológico, y por perjuicios
morales la suma de diez (10) Salarios Mínimos Legales Mensuales Vigentes, a
la fecha en que se haga efectivo su pago.

CUARTO.- como quiera que la ASEGURADORA COLSEGUROS S.A.,


llamado en garantía en este caso suscribió póliza de seguros con la demandada
Sociedad INTERASEO S.A., E.S.P., la cual estaba vigente para la fecha de la
ocurrencia de los hechos, se dispone que dicho tercero debe cancelar al
demandante señor Víctor Núñez Hoyos, las sumas de dinero por los cuales se
le condena a INTERASEO S.A., en el punto tercero de este fallo, limitado
hasta el monto asegurado.
QUINTO.- Declarar probada la excepción de mérito de falta de legitimación
en la causa por pasiva con respecto a la demandada TERMOTECNICA
COINDUSTRIAL S.A; los demás medios exceptivos propuestos por la
sociedad Interaseo S.A., E.S.P., se declaran infundados.
SEXTO.- Condénese en costas de ambas instancia a la parte demandada
INTERASEO S.A., E.S.P.

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NÚÑEZ HOYOS, y otros contra TERMOTECNICA COINDUSTRIAL S.A., y
INTERASEO S.A., E.S.P.
21

SÉPTIMO.- Una vez ejecutoriada la presente providencia devuélvase de


inmediato el expediente al juzgado de origen. O
Notifíquese Y Cúmplase

ALBERTO RODRÍGUEZ AKLE


Magistrado

TULIA CRISTINA ROJAS ASMAR CARLOS JULIO RUIZ


PACHECO
Magistrada Magistrado

Rad.: 2.006.0816.01 Proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual


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