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Alma de Cristo
ANIMA CHRISTI
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oculto verdaderamente bajo estas apariencias. Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subiicit,
A Ti se somete mi corazón por completo,
Quia te contemplans totum deficit.
y se rinde totalmente al contemplarte.
Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
Sed auditu solo tuto creditur.
pero basta el oído para creer con firmeza; Credo quidquid dixit Dei Filius:
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: Nil hoc verbo Veritatis verius.
In cruce latebat sola Deitas,
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
At hic latet simul et humanitas;
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
Ambo tamen credens atque confitens,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
Peto quod petivit latro paenitens.
sin embargo, creo y confieso ambas cosas, Plagas, sicut Thomas, non intueor;
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. Deum tamen meum te confiteor.
Fac me tibi semper magis credere,
No veo las llagas como las vio Tomás
In te spem habere, te diligere.
pero confieso que eres mi Dios:
O memoriale mortis Domini!
haz que yo crea más y más en Ti,
Panis vivus, vitam praestans homini!
que en Ti espere y que te ame. Praesta meae menti de te vivere
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, Oro fiat illud quod tam sitio;
Ut te revelata cernens facie,
de la que una sola gota
Visu sim beatus tuae gloriae.
puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Amen
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,
Amén.
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Pío VII, con rescrito de 29 de marzo de 1817, concede para siempre 100 días de indulgencia
por cada vez que se rece dicha jaculatoria.
OFERTA ...
vuestra santa bendición, para que por ella seamos defendidos de nuestros
enemigos, y libres de todos los males, diciendo: Benedictio Dei omnipotentis,
Patris, et Filii, et Spiritus Sancti descendat super nos et maneat semper. Amen.
León XII con propio rescrito de 25 de octubre de 1823, concede para siempre 100 días de
indulgencia por cada vez que se rece devotamente dicha oferta, con el Padre nuestro, Ave
María y Gloria, en acción de gracias por los beneficios recibidos al que la rezare todos los días
por un mes entero, al fin de él concede indulgencia plenaria en el día que quiera, confesando y
comulgando, y rogando a Dios por la intención del Papa, y son aplicables por las benditas
almas del Purgatorio.
Acto de contrición:
Me sellen el corazón.
Me sellen el corazón.
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Me sellen el corazón.
Me sellen el corazón.
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Me sellen el corazón.
¡Oh Virgen María, Madre de Dios, y mártir de amor y dolor al ver los ultrajes y
deshonras de vuestro divino Hijo! Vos ¡oh Madre mía! también concurristeis al
beneficio de mi redención, por el mar de aflicciones en que se anegó vuestro
compasivo corazón, y por la oblación que hicisteis al Eterno Padre de su
santísimo Hijo y vuestro, en holocausto y víctima de propiciación por mis
pecados: os compadezco por los dolores cruelísimos que tuvisteis, y os doy las
gracias por el casi infinito amor que mostrasteis al privaros del fruto de vuestras
entrañas, Dios y Hombre verdadero, porque yo, miserable pecador, me
salvase. Interponed vuestra poderosísima intercesión para con vuestro Hijo y el
Padre Eterno, para que yo reforme enteramente mis costumbres, y no vuelva a
crucificar de nuevo con mis culpas a tan amoroso Redentor, a fin de que,
perseverando en su gracia hasta la muerte, consiga, por los méritos de su
dolorosa Pasión y muerte de Cruz, la vida eterna.
Oremus:
Interveniat pro nobis, quaesumus Domine Jesu Christe , nunc et in hora mortis
nostrae apud tuam clementiam beata Virgo Maria Mater tua , cujus
sacratissimam Animam in hora tuae Passionis doloris gladius pertransivit. Per
te, Jesu Christe Salvator Mundi, qui cum Patre, et Spiritu Sancto vivis et regnas
in saecula saeculornm. Amen.
Ofrecimiento:
Infinitas gracias os tributo ¡oh dulce Salvador de mi alma! por el favor que
acabo de recibir de Vos en poder alabaros y bendecir vuestras divinas Llagas.
Haced, Señor, que la sangre que por ellas derramasteis me limpie de mis
pecados y me purifique para ser digno de entrar con Vos ä la Patria Celestial.
Así sea.
Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
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PRIMER MISTERIO.
SEGUNDO MISTERIO.
TERCER MISTERIO.
Derramó el Señor su sangre con los crueles azotes, cuando, roto su cutis y
rasgadas sus carnes, salieron por todas partes arroyos de sangre, que el Señor
iba ofreciendo a su Eterno Padre en descuento de nuestras impaciencias y
delicadeza. ¿Y por qué nosotros no refrenamos la ira y el amor propio?
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CUARTO MISTERIO.
QUINTO MISTERIO.
SEXTO MISTERIO.
SÉPTIMO MISTERIO.
Santos del cielo, y en particular a nuestra amorosa Madre María, para que
bendiga, alabe y ensalce vuestra Preciosísima Sangre. Sí, alabada y ensalzada
sea ahora y siempre por todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN FINAL:
Oremus:
Amen.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que tu Hijo unigénito fuera el Redentor
del mundo por la efusión de su sangre, te pedimos que de tal manera
veneremos el precio de nuestra salvación que, por esta misma sangre, nos
veamos libres en este mundo de los males de la vida presente y gocemos en el
cielo del fruto eterno de la redención. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Pío VIl con dos rescritos, uno de 31 de mayo de 1809 y otro de 18 de octubre
de 1815, concede para siempre 7 años y 7 cuarentenas de indulgencias, una
vez al día, al que devotamente rece dicha Corona (que ha sido revisada y
aprobada por la Congregación de Ritos), e indulgencia plenaria, una vez al mes
al que, habiéndola rezado todos los días del mes, confiese y comulgue y
ruegue a Dios por la Santa Iglesia, etc..., y además 500 días por cada día que
se rece suelta la oración final de arriba “¡Oh sangre preciosísima!”. Estas
indulgencias son aplicables por las almas del Purgatorio.
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Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
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Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Un Gloria y la jaculatoria:
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
Oración final:
Pío VII, con rescrito de la Secretaría de Memor, de 22 de setiembre de 1817, concede pana
siempre 500 días de indulgencia por cada vez que el cristiano rece contrito dichas ofertas y
rezándolas todos los días por un mes entero, indulgencia plenaria, en el día que quiera
confesar y comulgar, y rogar a Dios por la intención del Santo Papa: las cuales indulgencias
son aplicables por las almas del Purgatorio.
PARA EL DOMINGO:
1 Canto de peregrinación.
Fiant aures tuae intendentes Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.
PARA EL LUNES:
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PARA EL MARTES:
PARA EL MIÉRCOLES:
PARA EL JUEVES:
devota de este misterio de amor, para que por ello os alabe con vuestro divino
Hijo y con el Espíritu Santo en vuestra gloria eternamente. Amén.
PARA EL VIERNES:
PARA EL SÁBADO:
¡Oh Señor y Dios omnipotente, yo os suplico por la Preciosa Sangre que salió
del costado de vuestro Santísimo Hijo, su presencia y con grandísimo dolor de
su Santísima Madre, saquéis las almas del Purgatorio, en particular la que haya
sido más devota de esta gran Señora, para que cuanto antes vaya a vuestra
gloria a alabaros en Ella, y a Ella en Vos por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del Purgatorio: Sálvanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten Misericordia de
nosotros.
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Oremos:
del mundo y quisiste aplacarte con su Sangre; te suplicamos nos concedas que
Amén.
Aprobada por su Santidad el Papa Juan XXIII. Se le fue otorgada la Indulgencia Parcial de
siete años, y plenaria si se reza diariamente durante un mes, bajo el cumplimiento de las
condiciones propias a dicha indulgencia: ir al sacramento de la confesi ón, recibir la comunión y
orar un Credo, Padrenuestro y Ave María por las intenciones del Sumo Pontífice.
El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día más el Culto a la Preciosísima Sangre de
Jesucristo.
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El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también
añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su
Preciosísima Sangre! ¿Por qué?… Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una
devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no
ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.
Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación.
Rescátanos.
Rescátanos.
Febrero
MMXIX