Está en la página 1de 30

ORACIONES A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


2

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén

ANIMA CHRISTI
3

HIMNO ADÓRO TE DEVOTE

Santo Tomás de Aquino


ADORO TE DEVOTE
Te adoro con devoción, Dios escondido, Adoro te devote, latens Deitas,

oculto verdaderamente bajo estas apariencias. Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subiicit,
A Ti se somete mi corazón por completo,
Quia te contemplans totum deficit.
y se rinde totalmente al contemplarte.
Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
Sed auditu solo tuto creditur.
pero basta el oído para creer con firmeza; Credo quidquid dixit Dei Filius:

creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: Nil hoc verbo Veritatis verius.
In cruce latebat sola Deitas,
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
At hic latet simul et humanitas;
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
Ambo tamen credens atque confitens,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
Peto quod petivit latro paenitens.
sin embargo, creo y confieso ambas cosas, Plagas, sicut Thomas, non intueor;

y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. Deum tamen meum te confiteor.
Fac me tibi semper magis credere,
No veo las llagas como las vio Tomás
In te spem habere, te diligere.
pero confieso que eres mi Dios:
O memoriale mortis Domini!
haz que yo crea más y más en Ti,
Panis vivus, vitam praestans homini!
que en Ti espere y que te ame. Praesta meae menti de te vivere

¡Memorial de la muerte del Señor! Et te illi semper dulce sapere.


Pie pellicane, Iesu Domine,
Pan vivo que das vida al hombre:
Me immundum munda tuo sanguine.
concede a mi alma que de Ti viva
Cuius una stilla salvum facere
y que siempre saboree tu dulzura.
Totum mundum quit ab omni scelere.
Señor Jesús, Pelícano bueno, Iesu, quem velatum nunc aspicio,

límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, Oro fiat illud quod tam sitio;
Ut te revelata cernens facie,
de la que una sola gota
Visu sim beatus tuae gloriae.
puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Amen
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,

que se cumpla lo que tanto ansío:

que al mirar tu rostro cara a cara,

sea yo feliz viendo tu gloria.

Amén.
4

Oración al alzar el Cáliz:

Os adoro, Sangre Preciosa de mi Señor Jesucristo,

que, derramada en el santo árbol de la Cruz,

fuisteis ofrecida al Eterno Padre para nuestra salvación.

JACULATORIA AL ETERNO PADRE

¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesucristo, en


descuento de mis pecados, y por las necesidades de la Santa Iglesia.

Pío VII, con rescrito de 29 de marzo de 1817, concede para siempre 100 días de indulgencia
por cada vez que se rece dicha jaculatoria.

OFERTA ...

Rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria.

¡Oh Padre Eterno! os ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, derramada


por nosotros con tanto amor y dolor por la Llaga de su mano derecha; y por los
méritos y virtud de la misma suplicamos a vuestra divina Majestad nos echéis
5

vuestra santa bendición, para que por ella seamos defendidos de nuestros
enemigos, y libres de todos los males, diciendo: Benedictio Dei omnipotentis,
Patris, et Filii, et Spiritus Sancti descendat super nos et maneat semper. Amen.

(La Bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo


descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. Amén).

León XII con propio rescrito de 25 de octubre de 1823, concede para siempre 100 días de
indulgencia por cada vez que se rece devotamente dicha oferta, con el Padre nuestro, Ave
María y Gloria, en acción de gracias por los beneficios recibidos al que la rezare todos los días
por un mes entero, al fin de él concede indulgencia plenaria en el día que quiera, confesando y
comulgando, y rogando a Dios por la intención del Papa, y son aplicables por las benditas
almas del Purgatorio.

ADORACIÓN A LAS CINCO SACRATÍSIMAS LLAGAS

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Acto de contrición:

AI postrarme delante de Vos puesto en esa cruz ¡Oh amabilísimo Redentor de mi


alma!, la conciencia me echa en cara que yo mismo soy el que con mis propias manos
os he enclavado en esa cruz cuantas veces he cometido culpa grave, ofendiéndoos
con una enorme ingratitud. ¡Oh Dios mío, perfectísimo y sumo bien, digno de todos
mis afectos, por haberme hecho siempre bien! ya no puedo deshacer lo mal hecho,
como yo quisiera; mas lo abomino con sumo dolor, por haberos ofendido a Vos, que
sois bondad infinita, y postrado a vuestros pies quiero a lo menos compadecerme de
Vos, y daros las gracias por el sufrimiento que habéis tenido conmigo , pidiéndoos
perdón y gracia para enmendarme; y con el corazón en mis labios os digo:
6

A la Llaga del pie izquierdo:

Yo os adoro ¡oh Sacratísima Llaga del pie izquierdo de mi Señor Jesucristo!, y


me compadezco de los acerbísimos dolores que sufristeis y os doy las gracias
por el amor con que los padecisteis, por sacarme del camino de la perdición,
ensangrentándoos entre las espinas y zarzas de mis pecados; y ofrezco al

Eterno Padre el dolor y amor de vuestra santísima Humanidad en expiación de


mis maldades, que detesto con una sincera y amarga contrición.

1 Padre nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,

Madre llena de aflicción,

Haz que de Jesús las llagas

Me sellen el corazón.

A la Llaga del pie derecho:

Yo os adoro ¡oh sacratísima Llaga del pie derecho de mi Señor Jesucristo!, y


me compadezco de los acerbísimos dolores que sufristeis , y os doy las gracias
por los tormentos y derramamientos de sangre que padecisteis dejándoos
taladrar, para castigar en Vos mis malos pasos y feas complacencias que he
dado a mis desenfrenadas pasiones; y ofrezco al Eterno Padre el dolor y amor
de vuestra santísima Humanidad, suplicándole me conceda llorar con lágrimas
de amarga penitencia mis extravíos pasados, y perseverar en el bien
comenzado, sin dar jamás un paso fuera del sendero recto de vuestros
mandamientos.

1 Padre nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,

Madre llena de aflicción,

Haz que de Jesús las llagas

Me sellen el corazón.
7

A la Llaga de la mano izquierda:

Yo os adoro ¡oh sacratísima Llaga de la mano izquierda de mi Señor


Jesucristo!, y me compadezco de los acerbísimos dolores que sufristeis, y os
doy las gracias por haber suspendido con tanto amor el castigo y condenación
eterna que tantas veces he merecido por mis maldades; y ofrezco al Eterno
Padre el dolor y, amor de vuestra santísima Humanidad, y le ruego me dé
gracia para aprovecharme de la vida que me resta para hacer frutos dignos de
penitencia, y aplacar su divina justicia irritada contra mí.

1 Padre nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,

Madre llena de aflicción,

Haz que de Jesús las llagas

Me sellen el corazón.

A la Llaga de la mano derecha:

Yo os adoro ¡oh sacratísima Llaga de la mano derecha de mi Señor Jesucristo!,


y me compadezco de los acerbísimos dolores que sufristeis, y os doy las
gracias de haberme hecho siempre tanto bien y con tanto amor, sin mirar a mi
ingratitud; y ofrezco al Eterno Padre el dolor y amor de vuestra santísima
Humanidad, y le ruego me trueque el corazón y afectos, para que obre yo
siempre como fuere de su mayor agrado.

1 Padre nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,

Madre llena de aflicción,

Haz que de Jesús las llagas

Me sellen el corazón.
8

A la Llaga del sagrado costado:

Yo os adoro ¡oh sacratísima Llaga del costado de mi Señor Jesucristo!, y me


compadezco del cruel insulto que sufristeis, y os doy las gracias por el amor
con que permitisteis fuese herido vuestro costado y corazón, y derramaste las
últimas gotas de sangre para hacer más copiosa mi redención; y ofrezco al
Eterno Padre el ultraje y amor de vuestra santísima Humanidad, para que,
entrando mi alma en su amorosísimo corazón, pronto y deseoso de acoger a
los mayores pecadores, no sepa jamás salir de él.

1 Padre nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,

Madre llena de aflicción,

Haz que de Jesús las llagas

Me sellen el corazón.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

¡Oh Virgen María, Madre de Dios, y mártir de amor y dolor al ver los ultrajes y
deshonras de vuestro divino Hijo! Vos ¡oh Madre mía! también concurristeis al
beneficio de mi redención, por el mar de aflicciones en que se anegó vuestro
compasivo corazón, y por la oblación que hicisteis al Eterno Padre de su
santísimo Hijo y vuestro, en holocausto y víctima de propiciación por mis
pecados: os compadezco por los dolores cruelísimos que tuvisteis, y os doy las
gracias por el casi infinito amor que mostrasteis al privaros del fruto de vuestras
entrañas, Dios y Hombre verdadero, porque yo, miserable pecador, me
salvase. Interponed vuestra poderosísima intercesión para con vuestro Hijo y el
Padre Eterno, para que yo reforme enteramente mis costumbres, y no vuelva a
crucificar de nuevo con mis culpas a tan amoroso Redentor, a fin de que,
perseverando en su gracia hasta la muerte, consiga, por los méritos de su
dolorosa Pasión y muerte de Cruz, la vida eterna.

Tres Ave Marías.


9

Oremus:

Domine Jesu Christe


qui hora sexta pro Redemptione Mundi Crucis patibulum ascendisti
et sanguine tuum pretiosum in remissionem peccatorum nostrorum
fudistite te humiliter deprecemur ut post obitum nostrum.
Paradisi januas nos introire concedas.

Interveniat pro nobis, quaesumus Domine Jesu Christe , nunc et in hora mortis
nostrae apud tuam clementiam beata Virgo Maria Mater tua , cujus
sacratissimam Animam in hora tuae Passionis doloris gladius pertransivit. Per
te, Jesu Christe Salvator Mundi, qui cum Patre, et Spiritu Sancto vivis et regnas
in saecula saeculornm. Amen.

Pío VII, con rescrito de la Congregación de las indulgencias. de 29 de setiembre de 1807,


concede 100 días de indulgencia por cada día que se practique dicha devoción, y al que la
practique a lo menos diez veces al mes, concede además indulgencia plena, dos veces al año,
una el 5 de mayo y otra el 14 de setiembre, confesando y comulgando en dichos días. Y al que
la rezare desde la Dominica de Pasión hasta el Sábado Santo inclusive, 7 años y 7
cuarentenas en cada uno de estos días, é indulgencia plenaria, en el mismo Domingo de
Resurrección confesando y comulgando en éste, y rogando a Dios por la santa Iglesia. Estas
indulgencias son perpetuas y aplicables por las almas del Purgatorio.

ADORACIÓN A LAS CINCO SACRATÍSIMAS LLAGAS

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Ofrecimiento:

Yo os ofrezco, dulcísimo Salvador de mi alma, estas salutaciones que voy a


dirigiros con el fin de ganar las indulgencias concedidas por los Soberanos
10

Pontífices y Prelados de la Iglesia, rogándoos, Señor, por la paz y concordia


entre los Príncipes cristianos, extirpación de las herejías, salud y prosperidad
de nuestro Santísimo Papa Francisco, alivio de las benditas almas del
Purgatorio, y demás piadosos fines de Nuestra Santa Madre la Iglesia. Así sea.

Primera salutación. A la Llaga del pie izquierdo:

—Yo os adoro, Santísima Llaga de mi Redentor Jesucristo; y por la sangre que


por ella derramasteis os suplico, Señor y Dios mío, que me perdonéis mis
extravíos, por los cuales anduve ofendiendo a vuestra infinita Majestad y
dañando mi propia alma. Récese un Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Segunda salutación. A la Llaga del pie derecho:

— Yo os adoro, Santísima Llaga de mi Redentor Jesucristo; y por la sangre que


por ella derramasteis os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis cuantas
veces me aparte del cumplimiento de vuestra santa y divina Ley, con agravio
de vuestra Majestad infinita, y poniendo en grave peligro la salvación de mi
alma. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Tercera salutación. A la Llaga de la mano izquierda:

— Yo os adoro, Santísima Llaga de mi Redentor Jesucristo; y por la sangre


que por ella derramasteis os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis el que
tantas veces haya cerrado mi oído a los clamores de vuestra divina voz, con los
cuales queríais apartarme del camino de la perdición y conducirme al Cielo.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Cuarta salutación. A la Llaga de la mano derecha:

—Yo os adoro, Santísima Llaga de mi Redentor Jesucristo; y por la sangre que


por ella derramasteis os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis mis muchas y
repetidas ingratitudes y los beneficios que sobre mi pobre alma derramó esta
divina mano tan cruelmente atravesada. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Quinta salutación. A la Llaga del santísimo costado:


11

— Yo os adoro, santísima Llaga de mi Redentor Jesucristo, y por ella os


suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis todas las penas y aflicciones que con
mis culpas causé ä vuestro amabilísimo Corazón. Dignaos purificar todos los
afectos de mi alma, y concederme gracia para que os ame por toda una
eternidad. Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Infinitas gracias os tributo ¡oh dulce Salvador de mi alma! por el favor que
acabo de recibir de Vos en poder alabaros y bendecir vuestras divinas Llagas.
Haced, Señor, que la sangre que por ellas derramasteis me limpie de mis
pecados y me purifique para ser digno de entrar con Vos ä la Patria Celestial.
Así sea.

CORONA DE LA PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

 Deus in adjutórium meum inténde;

Dómine ad adjuvándum me festína.

Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.

 Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
12

PRIMER MISTERIO.

Nuestro amorosísimo Redentor derramó la primera vez su Preciosa Sangre el


octavo día de su nacimiento, cuando quiso ser circuncidado para cumplir la ley
de Moisés; y considerando que esto lo hizo Jesucristo para satisfacer a la
Divina justicia por nuestras disoluciones, excitémonos a un sincero dolor de
todas nuestras culpas, haciendo un firme propósito de ser en adelante con la
divina gracia verdaderamente castos en cuerpo y alma. Amén.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

SEGUNDO MISTERIO.

Jesús derramó su sangre en el Huerto de los Olivos, y en tanta cantidad, que


dejó el suelo bañado todo alrededor, a vista de las ingratitudes con que los
hombres le habían de corresponder. Dolámonos, pues, nosotros de haber
correspondido tan mal en nuestra vida pasada a los innumerables beneficios
que el Señor nos ha hecho, y hagamos una firme resolución de corresponder a
sus gracias y santas inspiraciones. Amén.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

TERCER MISTERIO.

Derramó el Señor su sangre con los crueles azotes, cuando, roto su cutis y
rasgadas sus carnes, salieron por todas partes arroyos de sangre, que el Señor
iba ofreciendo a su Eterno Padre en descuento de nuestras impaciencias y
delicadeza. ¿Y por qué nosotros no refrenamos la ira y el amor propio?
13

Procuremos ser en adelante más sufridos en las tribulaciones, y


despreciadores de nosotros mismos, procurando recibir con igualdad de ánimo
las injurias que se nos hagan. Amén.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri.

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

CUARTO MISTERIO.

Salió la sangre de la sacratísima cabeza de Jesús cuando fue coronado de


espinas en castigo de nuestra soberbia y malos pensamientos. Y nosotros
¿seguiremos aun apacentándonos con el viento de la vanidad, y fomentando
en nosotros imaginaciones feas e ideas perversas? Ea, tengamos siempre
presente lo nada que somos, nuestra miseria y fragilidad, y resistamos
varonilmente a todas las sugestiones del demonio. Amén.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

QUINTO MISTERIO.

Derramó tanta sangre de sus venas nuestro adorable Redentor Jesucristo en el


penosísimo camino que hizo cargado con el pesado leño de la cruz hasta el
monte Calvario, que quedaron señaladas con esta Preciosa Sangre las calles
de Jerusalén y demás sitios por donde pasó: y esto solo fue por satisfacer
nuestras maldades, y los malos ejemplos con que hemos escandalizado a
otros, llevándolos por el camino de la perdición. ¡Y quién sabe si somos del
número de estos infelices! ¡Quién sabe los que habrán caído en el infierno por
nuestros malos ejemplos! ¿Y aun no pondremos remedio? Procuremos en
14

adelante contribuir a la salvación de los prójimos, amonestándolos,


edificándolos, y siendo para ellos un perfecto modelo de buenas y santas
obras.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

SEXTO MISTERIO.

Derramó el Redentor su Preciosa Sangre principalmente cuando con inaudita


crueldad le crucificaron, y cuando, rotas las venas y arterias, salió de sus pies y
manos como arroyos, que formaron un bálsamo divino que nos da la vida
eterna, y lava las maldades y delitos de todo el mundo. ¿Y se hallará aun
alguno que quiera continuar en el pecado, y renovar de este modo la cruel
crucifixión del Hijo de Dios? ¡Ah! lloremos amargamente nuestras culpas, y
detestémoslas a los pies de un confesor, reformemos nuestras costumbres,
emprendamos desde ahora una vida cristiana, considerando la mucha sangre
que costó a Jesucristo nuestra salvación eterna.

Cinco Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

SÉPTIMO MISTERIO.

Derramó, finalmente, Jesús su sangre después de muerto, cuando con la


lanzada fue abierto su costado, y herido su sacratísimo Corazón; y con ella a
un mismo tiempo salió también agua, para demostrarnos que toda su sangre
estaba ya derramada hasta la última gota por nuestra redención. ¡Oh bondad
infinita la de nuestro Redentor! ¿Y quién no os amará? ¿Quién no se deshará
amando a quien tanto hizo por su rescate? ¡Ah! Ya que nos faltan las palabras,
convidemos a todas las criaturas de la tierra, convidemos a los Ángeles y
15

Santos del cielo, y en particular a nuestra amorosa Madre María, para que
bendiga, alabe y ensalce vuestra Preciosísima Sangre. Sí, alabada y ensalzada
sea ahora y siempre por todos los siglos de los siglos. Amén.

Tres Padre Nuestros y un Gloria Patri

Te ergo, quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso Sanguine redemisti.


Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu Preciosa Sangre.

ORACIÓN FINAL:

¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna, precio y rescate de todo el universo,


mantenimiento y salud de nuestras almas, que continuamente patrocináis la
causa de los hombres en el trono de la Divina misericordia! Yo os adoro con el
más profundo respeto, y quisiera resarcir por cuantos medios están a mi
alcance las injurias y ultrajes que en todos tiempos estáis recibiendo de las
viles criaturas, especialmente de aquellas que no parece que tienen otro oficio
que hollaros. ¿Y quién no bendecirá sangre de un valor infinito? ¿Quién no se
sentirá inflamado de amor para con Jesús, que la derramó? ¿Y qué sería de
mí, si no hubiera sido rescatado con esta sangre divina? ¿Y quién ha obligado
a Jesús a que la derramase toda hasta la última gota? ¡Ah! no ha sido
ciertamente más que el amor. ¡Oh amor inmenso, que tan salutífero bálsamo
nos ha dado! ¡Oh bálsamo inestimable destilado de un manantial de un amor
inmenso! Haced, sí, haced que todos los corazones y todas las lenguas os
alaben, bendigan y ensalcen ahora y siempre por toda una eternidad. Amén.

Redeiuisti nos, Domine, in Sanguine tuo.

Et fecisti nos Deo nostro Regnum.

Nos has redimido, oh Señor Dios en tu sangre,


e hiciste de nosotros un Reino para Dios.
16

Oremus:

Omnipotens sempiterne Deus, qui Unigenitum Filium tuum mundi


Redemptorem constituisti, ac eius sanguine placari voluisti, concede, nobis,
quaesumus, salutis nostrae pretium ita venerari atque a praesentis vitae malis
eius virtute defendi in terris, ut fructu perpetuo laetemur in caelis. Per cundem
Christum Dominum nostrum.

Amen.

Oremos:

Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que tu Hijo unigénito fuera el Redentor
del mundo por la efusión de su sangre, te pedimos que de tal manera
veneremos el precio de nuestra salvación que, por esta misma sangre, nos
veamos libres en este mundo de los males de la vida presente y gocemos en el
cielo del fruto eterno de la redención. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

Pío VIl con dos rescritos, uno de 31 de mayo de 1809 y otro de 18 de octubre
de 1815, concede para siempre 7 años y 7 cuarentenas de indulgencias, una
vez al día, al que devotamente rece dicha Corona (que ha sido revisada y
aprobada por la Congregación de Ritos), e indulgencia plenaria, una vez al mes
al que, habiéndola rezado todos los días del mes, confiese y comulgue y
ruegue a Dios por la Santa Iglesia, etc..., y además 500 días por cada día que
se rece suelta la oración final de arriba “¡Oh sangre preciosísima!”. Estas
indulgencias son aplicables por las almas del Purgatorio.
17

SIETE OFERTAS CON SIETE GLORIAS

I. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por la propagación y
exaltación de la santa Madre Iglesia, por la conservación y prosperidad de su
cabeza visible el romano Pontífice, por los Cardenales, Obispos y Curas de
almas, y por todos los ministros del Santuario.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

II. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por la paz y concordia entre
los Príncipes cristianos, por el abatimiento de los enemigos de la santa Fe, y
por la felicidad del pueblo cristiano.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.


18

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

III. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, para que alumbréis a los
incrédulos, por la extirpación de todas las herejías, y por la conversión de los
pecadores.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

IV. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por mis parientes, amigos y
enemigos, por los necesitados, enfermos y atribulados, y por todos aquellos
que Vos sabéis que debo y queréis que os ruegue.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.
19

V. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por todos los que pasaren
de esta vida a la eterna, para que los libréis de las penas del infierno, y los
llevéis a gozar de la herencia del cielo.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

V I. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por todos los que son
devotos del tesoro de vuestra Preciosa Sangre, por todos los que están unidos
conmigo para adorarla y honrarla, y por aquellos, finalmente, que trabajan en
propagar esta devoción.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

VII. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de la Preciosísima Sangre de


vuestro amado Hijo Jesús y mi Redentor adorable, por todas mis necesidades
espirituales y temporales, y en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, y
20

en especial de aquellos que fueron más devotos del precio de nuestra


redención, y de los dolores y penas de vuestra afligidísima Madre.

Un Gloria y la jaculatoria:

Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto,

in sæcula sæculórum. Amen.

Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos redimió.

Oración final:

Sea bendita y alabada la Sangre de Jesús,

ahora y siempre por todos los siglos de los siglos. Amén.

Pío VII, con rescrito de la Secretaría de Memor, de 22 de setiembre de 1817, concede pana
siempre 500 días de indulgencia por cada vez que el cristiano rece contrito dichas ofertas y
rezándolas todos los días por un mes entero, indulgencia plenaria, en el día que quiera
confesar y comulgar, y rogar a Dios por la intención del Santo Papa: las cuales indulgencias
son aplicables por las almas del Purgatorio.

ORACIONES A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR


JESUCRISTO PARA TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA
21

PARA EL DOMINGO:

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por La Preciosa Sangre que


vuestro Hijo derramó en el Huerto saquéis las almas del Purgatorio, y en
particular las que están más olvidadas, y llevadlas al descanso eterno, para
que alli os alaben y bendigan eternamente. Amén.

1 Padre nuestro. 1 Ave María,

y Salmo 130 (129) De profundis:


DE PROFUNDIS. SALMO 130 (129)

1 Canto de peregrinación.

De profundis clamavi ad te, Domine; Desde lo más profundo te invoco, Señor,

Domine exaudi vocem meam. 2 ¡Señor, oye mi voz!

Fiant aures tuae intendentes Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.

in vocem deprecationis meae. 3 Si tienes en cuenta las culpas,

Si iniquitates observaveris,Domine, Señor, ¿quién podrá subsistir?

4 Pero en ti se encuentra el perdón,


Domine, quis sustinebit?
para que seas temido.
Quia apud te propitiatio est,
5 Mi alma espera en el Señor,
et propter legem tuam, sustinui te, Domine.
y yo confío en su palabra.
Sustinuit anima mea in verbo eius;
6 Mi alma espera al Señor,
speravit anima mea in Domino.
más que el centinela la aurora.
A custodia matutina usque ad noctem,
Como el centinela espera la aurora,
speret Israel in Domino.
7 espere Israel al Señor,
Quia apud Dominum misericordia
porque en él se encuentra la misericordia
et copiosa apud eum redemptio.
y la redención en abundancia:
Et ipse redimet Israel
8 él redimirá a Israel
ex omnibus iniquitatibus eius.
de todos sus pecados.

PARA EL LUNES:
22

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por la Preciosa Sangre que


vuestro Santísimo Hijo derramó con los crueles azotes que recibió, saquéis las
almas del Purgatorio, y en particular las que están próximas a subir al eterno
descanso, para que así empiecen cuanto antes a alabaros y bendeciros
eternamente. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

PARA EL MARTES:

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por la Preciosa Sangre que


derramó vuestro Santísimo Hijo cuando le pusieron la corona de espinas,
saquéis las almas del Purgatorio, y en particular la que debiere ser la última de
todas en salir, para que no tarde tanto en alabaros y bendeciros eternamente
en la gloria. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

PARA EL MIÉRCOLES:

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por la Preciosa Sangre que


derramó vuestro Santísimo Hijo por las calles de Jerusalén cuando iba con la
cruz a cuestas, saquéis las almas del Purgatorio, y en particular la más rica de
méritos para con Vos, a fin de que, desde el sublime trono de gloria que
espera, os alabe y bendiga eternamente. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

PARA EL JUEVES:

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por el Precioso Cuerpo y Sangre


de vuestro Santísimo Hijo que en la noche de su Pasión dio en comida y bebida
a sus Apóstoles, y dejó a toda la Iglesia en sacrificio perpetuo y vivífico
alimento de los fieles, saquéis las almas del Purgatorio, en particular la más
23

devota de este misterio de amor, para que por ello os alabe con vuestro divino
Hijo y con el Espíritu Santo en vuestra gloria eternamente. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

PARA EL VIERNES:

¡Oh Señor y Dios omnipotente! yo os suplico por la Preciosa Sangre que


vuestro Santísimo Hijo derramó desde el árbol de la cruz, especialmente de sus
sacratísimos pies y manos, saquéis las almas del Purgatorio, en particular
aquellas por quienes tengo mayor obligación de rogaros, para que no queden
allí penando por mi culpa, ni sean privadas de alabaros y bendeciros
eternamente en la gloria. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

PARA EL SÁBADO:

¡Oh Señor y Dios omnipotente, yo os suplico por la Preciosa Sangre que salió
del costado de vuestro Santísimo Hijo, su presencia y con grandísimo dolor de
su Santísima Madre, saquéis las almas del Purgatorio, en particular la que haya
sido más devota de esta gran Señora, para que cuanto antes vaya a vuestra
gloria a alabaros en Ella, y a Ella en Vos por todos los siglos de los siglos.
Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María y Salmo 130 (129).

León, XII, con rescrito de la Congregación de las indulgencias de 18 de noviembre de 1826,


concede para siempre 100 días de indulgencia, aplicables etc., al que arrepentido rece con
devoción una vez al día la oración que corresponde. Y se advierte que si se imprimen sueltas
no se pueden vender, sino darlas gratis.
24

LETANÍAS A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO

-Señor, ten piedad de nosotros.


-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.
-Cristo, escúchanos.
-Dios, Padre celestial. Ten piedad de nosotros.
-Dios, Hijo Redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.
-Dios, Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.
-Trinidad Santa, Un solo Dios. Ten piedad de nosotros.

Sangre de Cristo, Sangre del Unigénito del Padre Eterno: Sálvanos.

Sangre de Cristo, Sangre del Verbo Encarnado: Sálvanos.

Sangre de Cristo, corriendo a la tierra en la agonía: Sálvanos.

Sangre de Cristo, brotando en la flagelación: Sálvanos.

Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas: Sálvanos.

Sangre de Cristo, derramada en la Cruz: Sálvanos.

Sangre de Cristo, el precio único de nuestra salvación: Sálvanos.


25

Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón: Sálvanos.

Sangre de Cristo, en la Eucaristía bebida y baño de las almas: Sálvanos.

Sangre de Cristo, río de Misericordia: Sálvanos.

Sangre de Cristo, vencedora de los demonios: Sálvanos.

Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires: Sálvanos.

Sangre de Cristo, fuerza de los confesores: Sálvanos.

Sangre de Cristo, que engendra vírgenes: Sálvanos.

Sangre de Cristo, constancia de los tentados: Sálvanos.

Sangre de Cristo, alivio de los enfermos: Sálvanos.

Sangre de Cristo, consuelo de los que lloran: Sálvanos.

Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia: Sálvanos.

Sangre de Cristo: alivio de los moribundos: Sálvanos.

Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones: Sálvanos.

Sangre de Cristo, prenda de la Vida Eterna: Sálvanos.

Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del Purgatorio: Sálvanos.

Sangre de Cristo, dignísima de toda gloria y honor: Sálvanos.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten Misericordia de

nosotros.
26

Redeiuisti nos, Domine, in Sanguine tuo.

Et fecisti nos Deo nostro Regnum.

Nos has redimido, oh Señor Dios en tu sangre,


e hiciste de nosotros un Reino para Dios.

Oremos:

Omnipotente y Sempiterno Dios, que constituiste a tu Unigénito Hijo Redentor

del mundo y quisiste aplacarte con su Sangre; te suplicamos nos concedas que

de tal modo veneremos el precio de nuestra Redención, que por su virtud

seamos preservados en la tierra de los males de la vida presente, ¡para que

gocemos en el Cielo de su fruto eterno! Por el mismo Cristo Nuestro Señor.

Amén.

Aprobada por su Santidad el Papa Juan XXIII. Se le fue otorgada la Indulgencia Parcial de
siete años, y plenaria si se reza diariamente durante un mes, bajo el cumplimiento de las
condiciones propias a dicha indulgencia: ir al sacramento de la confesi ón, recibir la comunión y
orar un Credo, Padrenuestro y Ave María por las intenciones del Sumo Pontífice.

El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día más el Culto a la Preciosísima Sangre de
Jesucristo.
27

NUEVAS LETANÍAS A LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO

Ordenada por el Papa Juan XXIII

El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también
añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su
Preciosísima Sangre! ¿Por qué?… Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una
devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no
ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.

Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación.

¡Sálvanos ahora y siempre!

-Señor, ten piedad de nosotros.


-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.
-Cristo, escúchanos.
-Dios, Padre celestial. Ten piedad de nosotros.
-Dios, Hijo Redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.
-Dios, Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.
-Trinidad Santa, Un solo Dios. Ten piedad de nosotros.

-Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, del Verbo de Dios hecho Hombre. Rescátanos.


28

-Sangre de Cristo, de la Nueva y Eterna Alianza. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, caída en la tierra durante la agonía del Huerto. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, que corrió abundante durante la flagelación. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, vertida de la cabeza en la coronación de espinas.

Rescátanos.

-Sangre de Cristo, derramada en la cruz. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, con la cual hay redención de los pecados. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, bebida nuestra en la Eucaristía y baño de las almas.

Rescátanos.

– Manantial de misericordia. Rescátanos.

– Río de misericordia. Rescátanos.

– Lago de misericordia. Rescátanos.

– Catarata de misericordia. Rescátanos.

– Mar de misericordia. Rescátanos.

– Océano de misericordia. Rescátanos.

-Sangre de Cristo. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, victoria sobre el demonio. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, fuerza de los mártires. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, vigor de los confesores de la fe. Rescátanos.

-Sangre de Cristo que engendra vírgenes. Rescátanos.


29

-Sangre de Cristo, fortaleza de los que peligran. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, alivio de los que sufren. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, consuelo en la aflicción. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, esperanza del pecador. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, seguridad de los moribundos. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, paz y delicia de los corazones. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, liberación de las almas del purgatorio. Rescátanos.

-Sangre de Cristo, digna de toda gloria y honor. Rescátanos.

Redeiuisti nos, Domine, in Sanguine tuo.

Et fecisti nos Deo nostro Regnum.

Nos has redimido, oh Señor Dios en tu sangre,


e hiciste de nosotros un Reino para Dios.

Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la Sangre de tu Hijo

Jesucristo, constituido Redentor del mundo. Al venerar esta Sangre Sagrada,


líbranos de todo mal y danos la alegría del cielo. Amén.
30

ORACIONES A LA PRECIOSA SANGRE

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Febrero

MMXIX

Heraldos de Nuestro Señor Jesucristo

También podría gustarte