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ORATORIA

PARA TÍMIDOS
Cómo Discursar Con Seguridad Y Confianza
JM GarGut
http://amazon.com/author/jomagargu



Copyright – 2018 Jose María García Gutiérrez
Todos los derechos reservados



ACLARACIÓN
Antes de comenzar la lectura, permíteme explicarte algo…
Lo que escribo, aquí, está dirigido al ser humano que eres
(indistintamente de tu género).

PRÓLOGO
Resulta conmovedor que alguien que ha sido tu mentor, inspirador y
amigo, te proponga participar en alguna medida en un proyecto tan íntimo y con
tanto significado.
Nacida en Grecia y perfeccionada durante la república Romana, la oratoria
ha sido denostada o exaltada en diferentes épocas de la historia, pasando de ser
un elemento fundamental y prestigioso en la comunicación a ser ultrajada por
superflua e inútil. Hoy, simplemente, nos resulta imprescindible. Nuestra
sociedad actual, tan ocupada por imágenes y personajes vacuos, donde es
habitual encontrar excelsos envoltorios artificiales sin apenas contenido interior,
es cada día más complicada para aquellos que no son capaces de transmitir de
manera adecuada sus pensamientos. Hoy ya no es suficiente con tener una gran
idea, con tener cosas interesantes que aportar: es imprescindible que seamos
capaces de conectar, convencer, captar la atención de nuestros interlocutores,
en un mundo cada vez más rápido e inmediato que requiere una comunicación
ágil, fluida y emocionante.
Es en este contexto donde cobra sentido este libro. Solemos creer que
los grandes oradores tienen un don. Que la capacidad de hablar en público y
persuadir al oyente es algo misterioso, casi mágico. Aquí, José María, nos
demuestra en cambio que es una atribución que se trabaja, se estudia y se
mejora. Nos demuestra que detrás de los grandes hablantes que todos conocemos
hay, sobre todo, esfuerzo, dedicación y conocimiento. He visto durante años
comunicar al autor de este libro. Y creo que si alguien tiene capacidad para
transmitir el contenido del mismo, sin duda es él. He comprobado muchas veces
cómo alguien fundamentalmente tímido en su entorno personal y familiar, ha
sido capaz de transformarse en persuasivo, hipnotizador incluso, a la hora
de captar la atención y convencer. No solo el lenguaje, con sus palabras,
énfasis y tiempos, sino también el uso de las manos, los ojos y las distancias son
herramientas que José María utiliza de forma maestra.
Como tímido en constante mejora, puedo certificar que las propuestas que
José María nos traslada aquí funcionan. Que la timidez puede dejar de
convertirse en algo limitativo para hablar en público si somos capaces de
gestionarla de manera adecuada. Su famosa fórmula A.M.O. nos enseñará de
forma sencilla y clara, cómo superar los miedos y complejos que nos
acechan detrás de cada intervención.
Este libro, como su autor, escapa de los bordes de las páginas y va más
allá del arte de convencer, empujándonos a construir un modelo de vida basado
en la superación de las propias limitaciones, un proyecto de crecimiento
permanente que nos haga ser mejores, optimizando la capacidad de interactuar
con nuestro entorno y consiguiendo así acercarnos a nuestros objetivos tanto
personales como profesionales. Disfrutadlo.

José Antonio Gutiérrez Vicente
Licenciado en Psicología
Delegado Territorial de Levante
Mutua Madrileña
ÍNDICE
¿PARA QUIÉN ES ESTE EBOOK?
- La Fórmula A.M.O.
LA TIMIDEZ, EL TAS Y EL TRAC
- Y los 3 niveles del miedo…
LA AUDIENCIA (Descubriendo a tu público)
1) ¿A Quiénes Les Vas A Hablar?
- Las 9 personalidades
- La demografía
- Lo espacial
2) ¿Para Qué Han Venido?
- Los 4 motivos de tu público
- Los problemas de las personas
- Los deseos
- Las necesidades
- Las emociones
3) ¿Qué Posición Tendrán?
- El protagonista
- El antagonista
- El observador
- Los 3 estados del yo
- Los juegos psicológicos
EL MENSAJE (Conectando con tu público)
1) ¿Qué Les Vas A Contar?
- La apertura
- El desarrollo
- La conclusión
2) ¿Para Qué Se Los Vas A Contar?
- Los 4 objetivos de tu mensaje
- Las 4 dimensiones de tu mensaje
- Los beneficios de tu mensaje
3) ¿Cómo Lo Vas A Contar?
- Lo visual
- Lo auditivo
- Lo cinestésico
EL ORADOR (Comunicando al 100%)
1) Lo Verbal
- Tu voz
- Tu entonación y ritmo
- Tus palabras
2) Lo NO Verbal
- Tu comportamiento
- El escenario
- Los juegos
3) La Dramatización
- Las historias
- Las interacciones
LA PRÁCTICA HACE AL MAESTRO (Descubriendo tu genio orador)
- Para que te escuchen
- Para que te crean
- Para que te comprendan
- Para que disfruten
- Para que se emocionen
- Para que se sientan importantes
- Para que te recuerden
LOGRANDO LA SEGURIDAD Y LA CONFIANZA EN EL
ESCENARIO
1) Antes…
2) Durante…
- Conectando con tu genialidad y tu grandeza
¿TE ATREVES A IMPROVISAR? (Marcando la diferencia)
La Fórmula A.M.O. (su variante especial)
Y ¿QUÉ PASA CON LAS CRÍTICAS? (Oportunidad para crecer)
- Aprendiendo a gestionarla
UN REGALO PARA TI VALORADO EN 95€ + ESQUEMA FÓRMULA AMO
- Y si quieres invitarme
BIBLIOGRAFÍA (Caminando a hombros de gigantes)
SOBRE EL AUTOR
- Los testimonios
TESTIMONIO ESPECIAL

Cuando el autor, gran amigo y mentor en muchas facetas personales y


profesionales de mi vida, me llamó para decirme que sería para él un honor que
reseñara su e-book, yo pensé que el honor me lo hacía él a mí por permitirme
agradecerle públicamente todo lo que había hecho por mí a lo largo de tantos
años.
En muchos momentos, sus palabras me han servido de guía en lo personal y
en lo profesional.
De Jose María, al que he tenido el gusto de ver personalmente en alguna de sus
conferencias, destacaría su oratoria y la potencia de sus mensajes. En sus
conferencias, es capaz de atraerte al mensaje hasta abstraerte y que lo hagas
tuyo. Tiene el don de la convicción, con un discurso sencillo pero impactante, y
toca temas de enorme trascendencia para su público.
Su e-book enseña que dirigirte al público no es un trauma, para aquellos que
sienten verdadera fobia a ello, siempre y cuando tengas claro las pautas que en él
se indican. A los más intrépidos y menos asustadizos, les enseña que: como
toda perfección, ese arte de dirigirte a un auditorio requiere un
entrenamiento y la utilización de rudimentos que te permitan alcanzar mejores
cuotas de éxito.
Espero que lo disfrutes y te sea de tanta ayuda como lo ha sido para mí.
Luis Giménez Plaza
Agente Exclusivo de Generali Seguros
Agencia Godella

ANTES DE EMPEZAR



Si algo he aprendido comunicándome con los seres humanos…
…primero como vendedor
…después como formador y orador
…ahora como coach y escritor
Son 2 cosas:
1. Lo que importa no es lo que decimos sino lo que los demás entienden
(por eso es necesario recibir feedback).
2. Lo que hacemos (el lenguaje no verbal) distrae a los demás de lo que
decimos (el lenguaje verbal).

Si logras aplicar estas dos reglas en tu comunicación, tendrás el 50% del camino
recorrido en tu relación con los demás.

Espero que disfrutes tanto leyendo este contenido como yo escribiéndolo.

¡Mi más cordial bienvenida a estas páginas!

INTRODUCCIÓN


¿Para quién es este e-book?
Este e-book es para ti si:
Necesitas o quieres hablar en público, tanto a nivel personal como
profesional (conferencias, presentaciones, etc…).
Tienes miedo escénico y quieres discursar con seguridad, confianza
y persuasión.
Nunca has impartido un discurso y te gustaría contar con una guía
clara, concreta y concisa.
Ya has discursado antes, pero quieres mejorar tu oratoria y potenciar
tus capacidades en el escenario.
Tienes que exponer tus ideas y proyectos entre tus compañeros,
jefes, clientes o proveedores.
Eres profesor y te sientes inseguro o no conectas con tus alumnos.
Tienes que presentar un proyecto, defender una tesis o aprobar un
examen oral.
Si quieres aprender un método rápido, fácil y efectivo para hablar ante cualquier
público, éste es tu e-book.

¿Para qué es este e-book?
Para que sepas los motivos de tu miedo escénico (un síntoma de
timidez), puedas desarrollar habilidades para dominarlo y logres
disfrutar discursando ante cualquier tipo de público.
Para que descubras que, todo lo que quieras o desees lograr, primero
se crea en tu mente. Que todo es un proceso de pensar, sentir y actuar.
Para que logres reírte de tu miedo escénico y, además, lo conviertas
en tu aliado para enamorar a tu público.
Para que puedas impartir tanto un discurso preparado como uno
improvisado.

¿Por qué te puedo ayudar?
Porque ya he estado donde tú estás ahora. Conozco todas las formas de pensar,
sentir y actuar de los tímidos (yo soy tímido). Conozco todas las reacciones
corporales, emocionales y mentales del miedo escénico. Y sé cómo se gestionan
para educarlas.
Mi primer discurso tuvo lugar a los 26 años (en ese momento mi nivel de
timidez era de 9 sobre 10).
Desde entonces, he invertido más de 4.000 horas de investigación sobre las
habilidades oratorias y he pasado más de 9.000 horas discursando, presentando y
hablando en público. He impartido conferencias para motivar; discursos para
vender; formaciones para enseñar; charlas para inspirar (a compañeros, alumnos,
profesores, directivos, vendedores, emprendedores, clientes, copropietarios,
etc.).

¿Qué puedes conseguir?
El desarrollo de tus habilidades oratorias para hablar y presentar en
público marcando la diferencia.
Las claves para ser un buen comunicador y hacer presentaciones
eficaces.
Los secretos de las conferencias que triunfan y transforman a quienes
las escuchan.
Los consejos que funcionan desde el primer minuto y las técnicas
para conectar con cualquier tipo de audiencia.

¿Por qué me deberías leer ahora?
Porque te ahorrarás tiempo y dinero. Ese esfuerzo ya lo he realizado yo por ti
(aquí tienes destilados muchos años de investigación y práctica). Porque, ahora,
puedes utilizar de forma más fácil y más rápido un método que funciona.
Has leído más fácil y más rápido. Me explico: adquirir seguridad y confianza
hablando en público irá en proporción a lo que tú te entrenes. Eso depende de ti.
Este método es más fácil y rápido de seguir, que otros, por tres razones:
1. Es claro, concreto y conciso. He eliminado el 80% de las palabras
que sólo sirven para rellenar y alargar un texto.
2. Es el único e-book, sobre timidez y oratoria, que te da una visión tan
completa y específica sobre los dos temas.
3. Está contrastada su efectividad con diferentes públicos y situaciones.
No en vano se apoya en las disciplinas punteras en el
comportamiento humano: Neurociencia, PNL, Inteligencia
Emocional, Eneagrama, etc.…
La Fórmula A.M.O.

Es el método para hablar en público que he ido desarrollando y mejorando a lo
largo de 30 años. Lo he llamado fórmula porque es la combinación de los tres
elementos que intervienen en la comunicación, a saber:
Un Emisor (persona que emite un mensaje). Aquí el Orador.
Un Mensaje (lo que dice el emisor u orador).
Un Receptor (las personas que reciben el mensaje). Aquí Audiencia.
He ordenado los elementos según la prioridad e importancia que tienen
[50(Audiencia)+30(Mensaje)+20(Orador)].
La he bautizado con las siglas A.M.O. porque son las iniciales de cada uno de
sus tres elementos; porque el tiempo verbal AMO es lo que describe mi sentir
sobre la oratoria (yo amo hablar en público); porque forman el nombre AMO
como sinónimo de líder, de dueño, de conquistador (lo que me ha permitido la
oratoria a lo largo de mi vida personal y profesional).

¿Cuáles son las ventajas del método?
Es una fórmula elaborada desde mi propia experiencia, es decir:
100% práctica.
Está escrito por un tímido (yo) para tímidos (como puedas serlo tú).
De hecho, me considero a mí mismo como: “el tímido que conquistó
sus miedos hablando en público”.
Se puede aplicar a cualquier tipo de público (está basado en
conocimientos neurocientíficos y de inteligencia emocional).
Es fácil de entender, se puede integrar con rapidez y aplicar con
eficacia.
Te permitirá la entrada a mi escuela de Oratoria “Orador Online” que
comenzará su andadura a partir del 9/9/2018. Si quieres tener un
bonus del 50% envíame la copia de tu compra del e-book al e-mail
siguiente: sigamos@respondiendo.es
¿Cuáles son los requisitos para utilizarlo?
Necesitar, Desear o Querer (son 3 aspectos diferentes) hablar en
público.
Buscar tu mejor versión (teniendo miedo escénico o sin él).
Voluntad de crecimiento personal y desarrollo profesional.

Lo que NO es y lo que Sí
No se trata de un método para lograr tu Maestría Oratoria (porque eso requiere
de más práctica y tiempo). Podremos trabajar tu caso concreto, cuando tú lo
desees y cuanto tú lo necesites (sólo tienes que contactar conmigo y decirme lo
que quieres mejorar). Envíame un email aquí: sigamos@respondiendo.es
Sí que es una guía paso a paso para tener éxito (más fácil y rápido) discursando,
y hacerlo con seguridad, confianza y persuasión.
¡Palabra de tímido!
Por cierto, hablando de timidez…
LA TIMIDEZ, EL TAS Y EL TRAC

Voy a contarte la historia de mi “primera vez”…
“Faltaban tres minutos para que anunciaran mi nombre, y comencé a ser
consciente de mi estado: tenía palpitaciones, me faltaba la respiración, me
sudaban las manos. Entonces, hice un recorrido visual por la sala de conferencias
para confirmar que estaba totalmente llena, a rebosar (70 personas sentadas y
algunas de pie, al fondo).
También, fui consciente de que tenía la boca seca (me costaba tragar saliva) y
sentía un “nudo en el estómago”. En ese preciso instante, escuché mi nombre.
Era la señal de que me tocaba salir a escena.
Mi mente me pedía salir corriendo de allí, pero muy a mi pesar, haciendo un
esfuerzo de voluntad, me dirigí con paso inseguro hacia el escenario…”

Este fue mi primer enfrentamiento al llamado “miedo escénico”, sin embargo,
estaba acostumbrado a situaciones parecidas (algo más suaves) provocadas por
mi gran timidez.
Estaba en mi plena juventud y quería vencerla a cualquier precio. Por eso me
apunté a la Escuela de Oradores, para exponerme a uno de los mayores miedos
que tenía: el de hablar en público.
Sin saberlo, entonces, había utilizado una de las formas de combatirlo: la de la
exposición. Sí, exponerte a las situaciones que te producen miedo, es un método
eficaz para conquistarlo. Ahora, después de 30 años de experiencias personales y
profesionales, y de muchas horas de investigación, lo sé muy bien.
Por eso, quiero comenzar por aportarte lo que he descubierto durante todos estos
años (por la vía del estudio y la de las vivencias).
Similitudes y diferencias
Voy a revelarte ¿cuáles son las similitudes entre la Timidez, el TAS y el Trac?:
La Timidez: La palabra “timidez” se refiere a una tendencia a ser
retraído, a sentir ansiedad o incomodidad en situaciones que
requieran un contacto interpersonal, como las conversaciones, las
citas, conocer a personas nuevas, hablar por teléfono, mostrarse
asertivo, abordar conflictos o hablar sobre uno mismo.
La timidez también está relacionada con una tendencia a la introversión;
es decir, las personas tímidas solemos centrarnos en nuestro interior y
somos socialmente retraídas, en comparación con las personas que son
sociables y extrovertidas.

El TAS (Trastorno de Ansiedad Social): El término “ansiedad
social” se refiere a la experiencia de nerviosismo o incomodidad en
situaciones que impliquen ser observado, analizado o juzgado por los
demás.
Sin duda alguna, las personas tímidas experimentamos ansiedad social
cuando nos relacionamos con los demás. No obstante, de vez en cuando,
las personas que no son especialmente tímidas también pueden
experimentar ansiedad social.
Por ejemplo, algunas personas que en general son extrovertidas se sienten
incómodas cuando son el centro de atención al hablar en público, al
comer con otras personas, al escribir delante de los demás, al utilizar los
lavabos públicos, cuando cometen errores o cuando entrenan en un
gimnasio.
En definitiva, cuando a alguien le preocupa hacer el ridículo o verse
humillado en un entorno social, decimos que esa persona sufre ansiedad
social.

El Trac: Este término se utiliza de forma habitual en el ámbito de los
escenarios.
La palabra “trac”, que es una forma particular de emoción, viene del
verbo francés tracasser (miedo paralizante o angustia irracional que se
siente antes de ejecutar una prueba y donde la acción generalmente
desaparece).
A veces, esta ansiedad puede llegar a ser incapacitante para el
artista/orador.
En el siglo XIX, trac era un término utilizado por los cazadores: “Rodear
al animal dentro de un círculo formado por los cazadores el cual cada vez
se hace más pequeño”. El animal se siente atrapado, sin escapatoria, y es
entonces cuando el miedo, la inquietud, la agitación mental… se apoderan
de él.
A principios del siglo XX, este espacio estrecho se ha convertido en el
espacio escénico, donde la palabra trac traduciría perfectamente la
situación de angustia vivida por el artista (orador) ante lo que él considera
un peligro físico o psíquico: “La imagen del espectador, considerado
como un depredador, se hace poderosa en el inconsciente del artista”.

Una vez aclaradas las posibles fuentes de nuestro “miedo escénico”, espero que
te sirvan para terminar de ubicarte y ser consciente de que no eres un “bicho
raro”.
En mi caso, hasta los 26 años, me aterraba tener que hablar en público. Ahora
AMO hablar en público. Es más, mientras hablo en público, todos los síntomas
de la timidez y de la ansiedad social… ¡desaparecen como por arte de magia!.
¿Qué ha cambiado para que haya dominado este tipo de miedo, siendo como soy
una persona tímida?...
En realidad, nada ha cambiado. Sólo yo he cambiado y, sin embargo, todo me
parece diferente.
¡Claro!... porque, cuando comprendes que el miedo es hijo del desconocimiento
y la inseguridad, entonces adquieres un nuevo nivel de conciencia.
Desde ese nuevo nivel puedes ver cómo, el miedo, está estructurado en tres
capas, a saber:
1. La superficial, relacionada con la situación:
a. La que nos sucede (como el miedo a envejecer)
b. La que exige acción (como hablar en público)
2. La mental, relacionada con nuestros procesos del yo (como el miedo
al rechazo o al fracaso).
3. La irracional, relacionada con las consecuencias (como el miedo a
no poder afrontar una enfermedad, la soledad, la pobreza, etc.…).
Cuando comienzas a enfrentarte al miedo, compruebas que no pasa nada.
Descubres que, en el fondo de cada uno de tus miedos, está la causa real:
“La falsa creencia de no poder afrontar lo que viene después.”
En ese momento sabes, con claridad, lo único que tienes que hacer para
disminuir el miedo. No es otra cosa que aumentar la confianza en tu capacidad
de afrontarlo.
Y eso es lo que pretendo conseguir contigo en este e-book: que tengas una nueva
forma de mirar eso que llamas tu realidad. Cuando aprendes a darle un nuevo
significado a las situaciones, acabas reinterpretando tu realidad y tu mundo.
Cuando aprendes una nueva forma de mirar al mundo, el mundo que ves cambia.
¡Mi más cordial bienvenida al “club de los tímidos”!
¿Necesitas hablar en público y te sientes inseguro?
¿No sabes cómo hacer tu discurso con seguridad y confianza?
Te invito a acompañarme en este viaje de descubrimiento personal y profesional
por el territorio de la oratoria. Durante el viaje, te iré hablando desde mi corazón
(el único lugar que produce un eco auténtico de mis vivencias y conocimientos);
por eso espero que resuene contigo.
Ahora… ¿quieres saber cómo acabó mi primer discurso?...
Terminó con aplausos, con caras sonrientes y con felicitaciones por parte del
público y del tutor que supervisaba a los principiantes.
¡Wow!... de haberlo sabido, no habría sufrido tanto mientras esperaba mi salida a
escena.
“De hecho, cuando llegué al atril para dejar los apuntes de mi discurso y un libro
de referencia, al tocarlo, noté que el temblor de manos (sí también me temblaban
las manos) comenzó a desaparecer.
A medida que iniciaba el contacto con el público, durante la introducción,
comencé a recuperar el ritmo respiratorio y la taquicardia inició un recorrido de
descenso.
Al ser consciente de esa sensación y fijarme en las dos o tres personas que me
miraban con admiración y curiosidad, la sensación de ridiculez menguó. La
confianza estaba haciendo acto de presencia en mí. Cinco minutos después, la
seguridad terminó de salir a escena.
¡Fue un clímax casi perfecto!
Cuando acabé de discursar, pronunciando la palabra gracias, el nudo en el
estómago estaba desapareciendo y el sudor de las manos era sólo un mal
recuerdo.”
A lo largo de los años, mientras aprendía casi todo sobre oratoria, he podido
concluir que: “el miedo escénico no existe, lo que existe es el temor a la crítica,
al rechazo, al ridículo” (todos ellos relacionados con la timidez y la falta de
autoestima).
El “miedo escénico” es un condicionamiento relacionado con el desprestigio, la
humillación y el error público.
Lo que llamamos “miedo escénico” es un complejo de inferioridad transitorio,
relacionado con hacerlo mal, con el miedo al qué dirán, con la falta de confianza.
Se trata de un estado mental. Y, como tal, se puede reprogramar.
Esto lo afirmo desde la experiencia de más de 9.000 horas hablando en público
(como conferenciante, formador, coach). Lo que me permite concluir que, la
crítica, no hiere; lo que sí lo hace es la baja autoestima.
El valor que te das a ti mismo. Ahí tienes que poner el foco. No te compares con
nadie. Tú eres único. Tienes grandes capacidades y un valor inmenso por el
hecho de ser persona. No importa lo que los demás piensen de ti, importa lo que
tú piensas de ti mismo, pero sólo puedes pensar lo que realmente eres.
Tu único propósito es trabajar para conseguir ser la mejor versión de ti mismo.
En realidad, el miedo a hablar en público es como un tigre imaginario que
llevamos en la mente y que no es real. Para vencer el miedo tenemos que
arriesgarnos y enfrentarlo, aprovechando todas las oportunidades que se
presenten para hablar.
No pierdas la perspectiva: Una mosca, bajo una lupa de gran aumento, parece
una bestia horripilante, pero cuando la vemos volar en su tamaño natural es un
insecto insignificante. El miedo de hacer una presentación es similar. Lo vemos
como un problema enorme, pero en realidad debemos poner las cosas en
perspectiva. Se trata de una presentación… ¿qué puede significar este tiempo en
una vida?
La seguridad y la confianza, hablando en público, se consiguen desarrollando el
conocimiento, la competencia y las habilidades de comunicación. En eso, en el
esquema de la Comunicación, está basado mi método: “La Fórmula A.M.O.”
Alguien (Emisor-Orador) Dice Algo (Mensaje-Discurso) A Alguien (Receptor-
Público).
Bajo la premisa de que, hablar en público, es “comunicar nuestros pensamientos,
emociones y acciones a otros, con una determinada intención”.
Por tanto, tenemos…
Una Audiencia (A): un grupo de personas en un lugar
Un Mensaje (M): un contenido en forma de discurso
Un Orador (O): una persona comunicando ese mensaje
En la medida que adquirimos conocimiento, de cada una de estas variables,
nuestra seguridad aumenta. En la medida que somos ignorantes, de cada una de
estas variables, nuestra seguridad decrece.
Te voy a revelar uno los secretos que he descubierto durante todos estos años
discursando:
“La seguridad y confianza, hablando en público, crecen según dónde pongas tu
atención” (esto fue lo que me ocurrió aquella primera vez; de forma inconsciente
puse la atención en la audiencia).
Me explico…
Sólo podemos prestar atención a una cosa. En este caso, prestando atención a la
Audiencia (a cómo les vamos a ayudar) o prestando atención al Orador (a
nuestro estado mental y emocional).
Donde pones tu atención acude tu energía y donde acude tu energía se manifiesta
la transformación.
Una vez en escena, te invito a que pienses mucho más en cuáles son las
necesidades, deseos y problemas de tu audiencia, que en cómo lo vas a hacer (en
el sentido de bien o mal). Piensa más en “seducir sus corazones” ((en el sentido
positivo que tiene la acepción) que en tu necesidad o deseo de ser aceptado.
Permíteme descubrirte cómo…
LA AUDIENCIA

Quiero ser transparente contigo. No siempre, la audiencia (ese grupo de personas
reunidas para escucharte), es amigable. En ocasiones, puede haber cierta
hostilidad.
En mi caso concreto, donde más hostilidad he encontrado ha sido en
presentaciones a grupos de copropietarios. A continuación, te listo (de más hostil
a menos), el resto de los grupos a los que me he dirigido:
Clientes
Compañeros de trabajo
Padres de alumnos
Alumnos
Vendedores
Emprendedores
Profesores
Directivos
Seguidores

Podríamos decir que, los niveles de hostilidad se clasifican así: hostil >> en
contra >> ligeramente en contra >> neutral >> ligeramente a favor >> a favor >>
muy a favor.
Tu punto de apoyo para los hostiles está en los neutrales. Tu punto de apoyo para
los neutrales está en los favorables. Encontrarles debería ser un primer objetivo
cuando sales a escena.
Por eso es muy importante lo que sigue…
(1) ¿A quiénes les vas a hablar?

Contestarte bien esta pregunta es garantizarte el 33% de efectividad en los
resultados, a la hora de dar tu discurso o hacer tu presentación.
Ellos son los importantes ahora. Después, ya tendrás tiempo para prestar
atención a tu mensaje y a ti mismo.
Para encontrar las respuestas adecuadas a esta pregunta, sigamos indagando en el
público que nos puede escuchar.

Las 9 personalidades
Gracias al Eneagrama (la disciplina más completa sobre el estudio de la
personalidad) podemos saber, a priori, a qué tipo de público podemos tener
delante. Esto nos da la ventaja de saber cómo piensan y sienten, aunque no
conozcamos a las personas que lo integran.
Todos los seres humanos tenemos nueve personalidades (formas de interpretar la
realidad). Son nueve maneras diferentes de pensar, sentir y actuar. A efectos
prácticos, ahora, sólo necesitas conocer una pincelada sobre los nueve “tipos” de
personalidad:

El reformador (1). El tipo idealista de sólidos principios. Las
personas tipo Uno son éticas y concienzudas, poseen un fuerte
sentido del bien y el mal. Son profesores y cruzados, se esfuerzan
siempre por mejorar las cosas, pero temen cometer errores. Bien
organizados, ordenados y meticulosos, tratan de mantener valores
elevados, pero pueden resultar críticos y perfeccionistas.
Normalmente tienen problemas de rabia e impaciencia reprimidas.
En su mejor aspecto, el Uno sano es sabio, perceptivo, realista y
noble, a la vez que moralmente heroico.
Sus principios guía: Idealismo, Verdad, Justicia.

El ayudador (2). El tipo preocupado, orientado a los demás. Las
personas tipo Dos son comprensivas, sinceras y bondadosas; son
amistosas, generosas y abnegadas, pero también pueden ser
sentimentales, aduladoras y obsequiosas. Desean intimar con los
demás y suelen hacer cosas por ellos para sentirse necesitadas. Por lo
general tienen problemas para cuidar de sí mismas y reconocer sus
propias necesidades. En su mejor aspecto, el Dos sano es generoso,
altruista y siente un amor incondicional por sí mismo y por los
demás.
Sus principios guía: Altruismo, Bienestar, Educación.

El triunfador (3). El tipo adaptable y orientado al éxito. Las
personas tipo Tres son seguras de sí mismas, atractivas y
encantadoras. Ambiciosas, competentes y enérgicas, también pueden
ser muy conscientes de su posición y estar muy motivadas por el
progreso personal. Suelen preocuparse por su imagen y por lo que
los demás piensan de ellas. Normalmente tienen problemas de
adicción al trabajo y de competitividad. En su mejor aspecto, el Tres
sano se acepta a sí mismo, es auténtico, es todo lo que aparenta ser,
un modelo que inspira a otras personas.
Sus principios guía: Éxito, Competencia, Eficacia.

El individualista (4). El tipo romántico e introspectivo. Las
personas tipo Cuatro son conscientes de sí mismos, sensibles,
reservados y callados. Son demostrativos, sinceros y personales
emocionalmente, pero también pueden ser caprichosos y tímidos. Se
ocultan de los demás porque se sienten vulnerables o defectuosos,
pero también pueden sentirse desdeñosos y ajenos a las formas
normales de vivir. Normalmente tienen problemas de
autocomplacencia y autocompasión. En su mejor aspecto, los tipos
Cuatro sanos son inspirados y muy creativos, capaces de renovarse y
transformar sus experiencias.
Sus principios guía: Belleza, Armonía, Arte.

El investigador (5). El tipo vehemente y cerebral. Las personas tipo
Cinco son despabilados, perspicaces y curiosos. Son capaces de
concentrarse y enfocar la atención en desarrollar ideas y habilidades
complejas. Independientes e innovadores, es posible que se
obsesionen con sus pensamientos y elaboraciones imaginarias. Se
desligan de las cosas, pero son muy nerviosos y vehementes. Por lo
general tienen problemas de aislamiento, excentricidad y nihilismo.
En su mejor aspecto, el Cinco sano es pionero visionario, suele estar
en la vanguardia y es capaz de ver el mundo de un modo totalmente
nuevo.
Sus principios guía: Ideas, Investigación, Saber.

El leal (6). El tipo comprometido, orientado a la seguridad. Las
personas tipo Seis son dignas de confianza, trabajadoras y
responsables, pero también pueden adoptar una actitud defensiva, ser
evasivas y muy nerviosas; trabajan hasta estresarse al mismo tiempo
que se quejan de ello. Suelen ser cautelosas e indecisas, aunque
también reactivas, desafiantes y rebeldes. Normalmente tienen
problemas de inseguridad y desconfianza. En su mejor aspecto, los
Seis sanos son estables interiormente, seguros de sí mismos,
independientes, y apoyan con valentía a los débiles e incapaces.
Sus principios guía: Cooperación, Confianza, Seguridad.

El entusiasta (7). El tipo productivo y ajetreado. Las personas tipo
Siete son versátiles, optimistas y espontáneos; juguetones, animosos
y prácticos, también podrían abarcar demasiado, ser desorganizados e
indisciplinados. Constantemente buscan experiencias nuevas y
estimulantes, pero la actividad continuada los aturde y agota. Por lo
general tienen problemas de superficialidad e impulsividad. En su
mejor aspecto, los Siete sanos centran sus dotes en objetivos dignos,
son alegres, muy capacitados y muy agradecidos.
Sus principios guía: Optimismo, Felicidad, Idealismo.

El desafiador (8). El tipo poderoso y dominante. Las personas tipo
Ocho son seguras de sí mismas, fuertes y capaces de imponerse.
Protectoras, ingeniosas y decididas, también volverse retadoras e
intimidadoras. Normalmente tienen problemas para intimar con los
demás. En su mejor aspecto, los Ocho sanos se controlan, usan su
fuerza para mejorar la vida de otras personas, volviéndose heroicos,
magnánimos y a veces históricamente grandiosos.
Sus principios guía: Fuerza, Verdad, Apertura.

El pacificador (9). El tipo acomodadizo, humilde. Las personas tipo
Nueve son conformistas, confiados y estables. Son afables,
bondadosos, se acomodan con facilidad y ofrecen su apoyo, pero
también pueden estar demasiado dispuestos a transigir con los demás
para mantener la paz. Desean que todo vaya sobre ruedas, sin
conflictos, pero tienden a ser complacientes y a minimizar cualquier
cosa inquietante. Normalmente tienen problemas de pasividad y
tozudez. En su mejor aspecto, los Nueve sanos son indómitos y
abarcadores; son capaces de unir a las personas y solucionar
conflictos.
Sus principios guía: Paz, Tranquilidad, Equidad.


La Demografía
¿Cuántos son?
¿Qué proporción de mujeres y hombres?
¿Entre qué edades está el público?
¿Cuál es su clase social, económica o cultural?
¿Qué profesiones desarrollan?
¿Qué tienen en común (entre ellos) y cuál es su relación contigo?
Cuantos más datos conozcas mucho mejor. Porque no es lo mismo discursar para
10 que para 100 (la energía fluye de forma diferente). El tipo de dinámicas a
utilizar cambiará. La interacción con ellos será distinta.
No es lo mismo hablar para un público femenino que para uno masculino. Si es
mixto, las proporciones también son importantes para ir compensando el
mensaje. Algo parecido ocurre con las edades.
Las personas nos comportamos de forma diferente dependiendo del grupo en el
que nos encontremos. Lo conocido nos da confianza. Lo desconocido nos crea
tensión. Eso hace que respondamos de forma distinta en público.

El Lugar y su espacio
Algo similar a lo que te decía en el punto anterior. El lugar donde impartirás tu
discurso has de tenerlo en cuenta. El espacio y distribución del público en él,
condicionará tanto a tu audiencia como a ti.
A tu audiencia por la comodidad o no que puedan tener; por la movilidad o no
que puedan tener. A ti por el espacio que tengas en el escenario y tus
posibilidades para moverte por él.
El mobiliario y la iluminación, también, serán aspectos para tener en cuenta para
poder utilizar o no determinadas herramientas de apoyo.
Si puedes elegir, utiliza siempre mobiliario fácil de mover y una proporción de
espacio de 1 metro cuadrado por persona, y un mínimo de 2 metros cuadrados
para el escenario.
(2) ¿Para qué han venido a escucharte?

Desde estar ahí para pasárselo bien y entretenerse un rato, hasta la búsqueda de
inspiración para dar un cambio a sus vidas. Has de conocer los motivos de tu
público.
Este punto has de tenerlo muy definido y clarificado porque está íntimamente
relacionado con el para qué de tu discurso.
Los 4 motivos de tu público
Entretenerse: Cuando el mayor interés de tu audiencia es la
distracción, la diversión, el pasarse un buen rato y olvidarse del día a
día. Hay mucha más predisposición entre sus miembros, para casi
todo.
Informarse: El interés del público es de tipo lógico. Hay mayor
predisposición mental para almacenar nueva información y
conocimiento.
Aprender: Si este es el motivo principal de tu audiencia, habrá un
nivel de compromiso mayor y más emocional con lo que tengas que
contarles.
Inspirarse: Este es el motivo ideal que puede tener tu público.
Cuando tu audiencia quiere inspirarse, su predisposición es más
emocional y espiritual.
Conocer, con antelación, cuál es el motivo principal de la audiencia, te permite
preparar y ajustar tu mensaje para sintonizar y resonar mejor con tu público.

Los problemas
De forma filosófica, un problema, es algo que altera la paz, que rompe el
equilibrio y la armonía de quien o quienes lo tienen.
En la sociedad que hemos construido, de cualquier situación que estemos
viviendo pueden surgir uno o varios imprevistos que supongan un problema para
cualquiera de nosotros. La personalidad predominante que tengamos (ver las 9
personalidades) nos permitirá interpretar, de manera más optimista o pesimista,
eso que llamamos problemas.
En nuestro discurso apelaremos a los retos que pueden plantearse para cada una
de las 9 personalidades:
El problema de la rabia y la impaciencia reprimidos, en el
“reformador”.
El problema de cuidar de sí mismos y reconocer sus propias
necesidades, en el “ayudador”.
El problema de su adicción al trabajo y su preocupación del qué
dirán, en el “triunfador”.
El problema de la autocomplacencia y la autocompasión, en el
“individualista”.
El problema de su aislamiento y excentricidad, en el “investigador”.
El problema de la indecisión, inseguridad y desconfianza, en el
“leal”.
El problema de la impulsividad y superficialidad, en el “entusiasta”.
El problema de incapacidad para intimar con los demás, en el
“desafiador”.
El problema de pasividad y tozudez, en el “pacificador”.
Como regla general, el mensaje de tu discurso ha de llevarle al público la
solución a sus posibles problemas.

Los deseos
En nuestro fuero interno, todas las personas deseamos mejorar nuestra vida.
Huyendo del dolor para buscar el placer. Evitando el sufrimiento en busca de la
plenitud. Alejándonos de lo que nos produce miedo para acercarnos a lo que nos
produce paz.
Preferimos el amor a la ira; la alegría a la tristeza; la felicidad al miedo; la
riqueza a la pobreza; la seguridad a la incertidumbre; el conocimiento a la
ignorancia; la salud a la enfermedad; la compañía a la soledad; la diversión al
aburrimiento, etc.…
Tú, como orador, deberás tener presente esa intención de mejora oculta en tu
audiencia. Siempre podrás hacer un recorrido con tu discurso a través de las 9
áreas personales de cada ser humano, a saber:
La salud
El crecimiento personal
El desarrollo profesional
El dinero
La familia y amigos
Las relaciones de pareja
El entorno geográfico
El tiempo de ocio

Las necesidades
Se ha podido constatar que tenemos cuatro grupos de necesidades:
1. Físicas.- Incluyen los instintos o impulsos que garantizan nuestra vida y la
conservación de la especie:
• Alimento
• Abrigo (ropa, vivienda)
• Salud
• Sexo
• Movimiento
• Descanso (ocio)
2. Emocionales.- Abarcan los impulsos que hacen posible la convivencia. Se
refieren a la tendencia que tenemos de obtener una relación con los demás seres
humanos:
• Amor
• Amistad
• Confianza
• Competencia
• Aprobación
• Respeto
• Reconocimiento
3. Mentales.- Son las que tenemos que satisfacer para aumentar nuestro
sentimiento de valor:
• Autonomía
• Autoestima
• Conocimiento
• Equilibrio
• Libertad
• Realización
4. Espirituales.- Son las que dan sentido a nuestra vida y que están relacionadas
con los principios universales:
• Aportación
• Conciencia
• Integridad
• Justicia
• Propósito
• Servicio
Aprende a pulsarlas, a través de palabras concretas, a lo largo de tu discurso para
asegurarte de que estás apelando al ser humano completo. Si lo haces, estarás
estableciendo conexiones invisibles con cada una de las personas que se
encuentran entre tu público.
El esquema de arriba te servirá de guía para preparar la parte de tu mensaje que
contesta a la pregunta: ¿para qué se los vas a contar?.

Las emociones
Podríamos decir que la vida es un camino de lo ordinario a lo extraordinario…
Llamemos ordinario a todo aquello que nos mantiene “atados”:
A la parte del dolor (físicamente hablando);
A la del miedo (emocionalmente hablando);
A la del sufrimiento (psicológicamente hablando);
A la de la oscuridad (espiritualmente hablando).
Llamemos extraordinario a todo aquello que nos permite experimentar:
Placer (físicamente hablando);
Amor (emocionalmente hablando);
Plenitud (psicológicamente hablando);
Iluminación (espiritualmente hablando).
Al final, de lo que se trata es de recorrer un camino de liberación desde las
emociones que nos encarcelan (como la apatía, la pena, el miedo, el deseo, la ira
y el orgullo)…
…hasta las que nos permiten expresar la libertad (como la valentía, la aceptación
y la paz).
Se trata de dejar de sentir tensión para estar relajados.
Se trata de dejar de sentir infelicidad para ser felices.
Se trata de dejar de sentir confusión para tener claridad.
Se trata dejar de sentirse muertos para sentirse vivos.
Se trata de no tener pesadez para tener ligereza.
Se trata de dejar de ser cerrado para tener apertura.
Se trata de dejar de estar contraídos para sentir expansión.
Se trata de no ser improductivos para sí ser productivos.
Se trata de dejar de ser ineficaces para vivir con eficacia.

Dentro de nuestro Universo de Emociones, hay todo un viaje interior interactivo
con más de 300 puntos de referencia.
Aquí, para que resulte práctico, vamos a utilizar 60 de esos puntos (estados
emocionales, en realidad). Son 60 estados entre la Desesperación y la Serenidad.
Para hacerlo más sencillo, los agruparemos en una escalera simbólica a la que
dotaremos de 10 peldaños. Son los 10 escalones entre el Dolor y el Placer.
Trazaremos un camino, para realizar ese viaje interior, dividido en 6 etapas; las
que hay entre el Sufrimiento y la Plenitud (Solicítame el esquema para
comprenderlo plenamente, por email a sigamos@respondiendo.es).
A continuación tienes, agrupados por:
“Etapas” (catalogadas alfabéticamente, desde lo que nos descentra y
resta energía a lo que nos concentra y nos da energía) y…
“Escalones” los 60 “estadios” emocionales
6) Plenitud (etapa F, escalón 9 [7,0 en la escala energética]):
Serenidad
Paz

5) Auto-permiso (etapa E, escalón 8 [6,0 en la escala energética]):
Alegría
Conocimiento
Gratitud
Aprecio

4) Deseos e Inspiración (etapa D, escalón 7 [5,0 en la escala energética]):
Gozo
Libertad
Amor

3) Claridad (etapa C, escalones 6, 5, 4):
> Escalón 6 (4,0 en la escala energética)
Pasión
Aceptación
Perdón
Compasión
Optimismo
Entusiasmo

> Escalón 5 (3,0 en la escala energética)
Diversión
Esperanza
Ambición
Expectativa
Creencia

> Escalón 4 (2,0 en la escala energética)
Confianza
Neutralidad
Afirmación
Coraje

1) Resistencia (etapa B, escalón 3 [1,5 en la escala energética]):
Orgullo
Aburrimiento
Pesimismo
Frustración
Irritación
Impaciencia
Confusión
Decepción
Duda
Indecisión
Enojo
Venganza

1) Sufrimiento (etapa A, escalones 2, 1, 0):
>Escalón 2 (1,0 en la escala energética)
Desánimo
Miedo
Preocupación

> Escalón 1 (0,5 en la escala energética)
Duelo
Juicio
Apatía
Resentimiento
Pena
Ridiculez
Furia
Racismo
Culpabilidad

> Escalón 0 (porque nos deja sin energía)
Celos
Competencia
Tristeza
Depresión
Inseguridad
Vergüenza
Humillación
Lástima
Sin Valía
Impotencia
Soledad
Sin esperanza

Todo el espectro de emociones nos ayuda a saber en cuál de las siguientes 4
zonas estamos experimentando nuestra vida:
1. La pésima (malestar), hasta el principio del escalón 3.
2. La mediocre (tolerancia), escalones 3 y 4.
3. La aceptable (bienestar), escalones 5 y 6.
4. La óptima (excelencia), escalones 7, 8 y 9
En tu discurso, puedes jugar con este conocimiento universal para llevar a tu
audiencia de la zona del malestar a la zona de la excelencia.
(3) ¿Qué posición (psico-emocional) tendrán?

Imagina que acabas de salir a escena, como orador, para discursar. Tú eres el
protagonista. Delante tienes a tu audiencia (30 personas que han venido a
escucharte). Cada una de ellas puede ser el antagonista. Fuera de tu vista y de la
vista de tu público, estoy yo. Soy el observador.
Son las tres posiciones perceptivas que se pueden adoptar para tener una visión
completa de una situación. Recuerda esto. Porque tú, como orador, también
podrás utilizarlas, con muy buenos resultados, cuando vayas a hablar en público.
Si aprendes a tratar con tu audiencia como si fuera un todo; ese todo se
comportará como tú le sugieras.
Aquí veremos en qué consiste cada una de esas posiciones:

El protagonista
En esta posición vemos, oímos y sentimos a través de nuestros propios sentidos.
Somos nosotros mismos. El uso exclusivo de la primera posición lleva a la
persona a posturas centradas en sí mismas. A pensar en su situación particular.
Lograr que la audiencia se visualice en esta posición ha de ser el objetivo
número uno de tu discurso. Has de involucrar al público para que se sienta
protagonista.

El antagonista
En la segunda posición nos metemos en el mundo de la persona que tenemos
enfrente y vivimos el mundo desde su experiencia. El uso exclusivo de la
segunda posición lleva a la persona a perder conciencia de sí misma y a
identificarse exclusivamente con las necesidades o los intereses de los demás.
Esta posición es la que te interesa que tu público adopte cuando quieras
seguidores para una causa. Si logras llevar al público ahí, obtienes un mayor
compromiso de su parte.

El observador
En la tercera posición vivimos el mundo como un observador objetivo, distante,
sin involucrarnos en los sentimientos de lo que está ocurriendo. El uso exclusivo
de la tercera posición lleva a la persona a no acercarse nunca emocionalmente a
los demás ni a las situaciones, a actuar como un verdadero robot.
Desde esta posición, como testigos, sólo observamos. Tienes que lograr, por
todos los medios, sacar a la audiencia de esta posición de neutralidad.

Información adicional sobre estados y juegos psicológicos…
Los estados del yo: padre, adulto, niño.
El padre representa la norma, lo que se debe hacer. El adulto representa la razón,
lo que conviene hacer. El niño representa el deseo, lo que gusta hacer. Cada
persona, con independencia de nuestra edad, llevamos a esas tres personitas
dentro. En función de la situación, actúa una de las tres (a veces con acierto,
otras no tanto).
Te interesa, con tu discurso, apelar a cada uno de esos estados en función del
objetivo que tengas marcado.
Los juegos en los que participamos: víctima, perseguidor, salvador.
Todos participamos, en nuestras relaciones, en este tipo de juegos. Los medios
de masas los utilizan con su audiencia (la sociedad) de forma continuada.
Como orador, también, puedes utilizar esta táctica (siempre que el fin sea el bien
común).
Puedes hacer sentirse al público como víctima para que sea sensible a una causa;
como perseguidor para lograr que rechace algo que quieras erradicar; como
salvador para comprometerse con la causa que intentas defender.
EL MENSAJE

Tu mensaje será lo implícito en tu discurso. Tu discurso es ese conjunto de
palabras ordenadas y estructuradas alrededor del mensaje. Es de lo que tú te
sirves, además de otros medios, para llegar a tu auditorio.
Ese discurso lo puedes leer, lo puedes memorizar y lo puedes improvisar (yo
prefiero una mezcla de todo). Lo que rechazo de plano es sacar tu discurso
escrito y ponerte a leer. Es una muestra evidente de inseguridad y falta de
confianza (justo lo contrario de lo que pretende este e-book).
Es cierto que hay determinados discursos, protocolarios, que requieren la
transmisión exacta del mensaje. En estos casos, se impone la lectura para evitar
errores.
La memorización me parece muy arriesgada y la improvisación, además de una
plena confianza, requiere de mucha sabiduría.
A continuación, tienes los diferentes tipos de discursos, según el momento:
La conferencia (al que va dirigido el contenido de este e-book).
La inauguración
La conmemoración
La presentación
La bienvenida
El ofrecimiento
La aceptación
El agradecimiento
La despedida
El augurio (BBC)
La sobremesa
El brindis
El fúnebre
El radiado
El televisado y su variante actual a través de una webcam
Aprender a dominar la improvisación, te ayudará a desarrollar con más
naturalidad algunos de ellos.
(1) ¿Qué les vas a contar?

Todo lo que hayas averiguado del público que viene a escucharte y de sus
motivos, te permitirá elegir mejor el tema de tu discurso. Cuantos más datos
tengas de tu auditorio mejor podrás adecuar tu mensaje.
En el peor de los casos, si no tienes información sobre el público, utiliza la
información de las 9 personalidades y todo lo visto en el capítulo de la
Audiencia.
Te recuerdo que existen miedos y deseos universales. Utilízalos para sintonizar
con tu público y resonar con él.
Los miedos: ser imperfecto, no ser amado, no valer, perder la
identidad, ser incapaz, la soledad, el despojo, la esclavitud, la
pérdida.

Los deseos: ser perfecto, se amado, sentirse valioso, tener identidad,
ser competente, tener apoyo, estar satisfecho, estar protegido, tener
estabilidad.

La Introducción o apertura
Este es el momento de la conexión con tu público. Y tiene que ser brillante.
Porque los primeros diez segundos determinarán el resto de tu discurso.
Aquí es donde captas la ATENCIÓN del auditorio o la pierdes. Aquí es donde
“pones toda la carne en el asador”. Cualquier esfuerzo que hagas aquí, se verá
recompensado.
¿Es verdad que la primera impresión es la que vale?
Sí. La teoría de la comunicación nos dice que… “El receptor (auditorio) se crea
una imagen del emisor (orador), en los primeros instantes, antes de haber
hablado, y el hecho de que esta impresión sea favorable o desfavorable facilitará
o dificultará el proceso de la comunicación.”
Hay 4 factores que nos ayudan antes de decir la primera frase:
La amabilidad. Para causar esta primera impresión tienes que
procurar adaptar tus gestos para que no sean bruscos pero tampoco
apáticos.
El atractivo personal. Es el conjunto de actitudes y valores que
transmites con tu personalidad. Sin olvidarte de vestir para la
ocasión.
La naturalidad. Procura adecuarte lo máximo posible al público con
el que vas a interactuar, sin esconder tu propia personalidad de forma
camaleónica ni oportunista.
La serenidad. Una vez situado en el centro del escenario, tienes que
levantar la mirada y establecer un contacto visual amable con tu
público. Mostrando un semblante de interés relajado.
Existen muchas formas de iniciar un discurso (tantas como creatividad tengas).
Una de las más efectivas que he probado ha sido con la voz en off y la
formulación de una pregunta. Con ella, logras conectar con el público a través de
tu voz (no pueden distraerse con tu imagen y movimientos).
Además, creas curiosidad (al no permitir que te vean). Este es un factor muy
potente para captar la atención (que es el primer objetivo de tu intervención). Es
algo parecido a lo que ocurre en el programa de La Voz, cuando el participante
está oculto detrás de un telón.
Tiene la ventaja añadida, para ti como orador, de que sólo tienes que
concentrarte en tu voz y en la primera frase de tu discurso (olvidándote de tu
aspecto, gestos y movimiento en el escenario).
Has de saber utilizar la fórmula de la publicidad, es decir: AIDA (Atención,
Interés, Deseo, Acción). Tu discurso tiene que construirse con estos cuatro
materiales. De ellos, la “atención” es el primero y más importante.
En resumen, el objetivo de tu Introducción es conseguir el 100% de la Atención,
en los primeros 10 segundos.
Lo demás, vendrá por añadidura…
Hacer una excelente introducción es como realizar una perfecta bienvenida,
cuando eres anfitrión. En tu discurso, la bienvenida es triple: va dirigida a tu
público, a tu mensaje y a ti mismo. Con la introducción consigues que la
audiencia te acepte, que conecten con tu mensaje y que se sientan atraídos.
Retomando las diferentes formas de introducir tu discurso, podemos clasificarlas
en 4 grupos:

Historia – Anécdota (se produce un momento de mágica conexión
con la audiencia, cuando comienzas tu ponencia contando una
historia o anécdota). Una de mis mejores conferencias comenzaba
contando una parte negativa de mi vida: el accidente que sufrí el año
2.000.
Teatro (usando el mimo, la expresión corporal, el ingenio). Recuerdo
una ponencia en la que yo comenzaba, en silencio, levantando una
bolsa de basura con mi mano derecha. Y, cuando tenía las miradas
fijas en la bolsa, formulaba una pregunta al auditorio…
Pregunta (sirve para conectar tu mensaje con la mente del público).
Tiene más fuerza si la comienzas así: ¿Sabíais que…?
Cita célebre (puedes comenzar con un refrán, frase filosófica, letra
de una canción, poema). Esto te dará cierta ventaja por tener una
proyección de autoridad.
Humor (dicen que la distancia más corta entre dos personas es una
sonrisa). Si sabes utilizar el chiste ¡adelante!, cuanto antes consigas
que se rían, más cerca de ellos estarás (es el que menos recomiendo,
salvo que seas un gran humorista).
En resumen, tienes 10 segundos para captar la ATENCIÓN de tu audiencia. El
resto de tu introducción ha de dirigirse a despertar su Interés (la segunda parte de
AIDA).
La introducción equivale al 10% de tu mensaje (en un discurso de 50 minutos,
tienes 5 para conseguir “meterte al público en el bolsillo”). ¡Hazlo!, porque ya lo
decía Elmer Wheeler: “Tus primeras diez palabras son más importantes que las
diez mil siguientes”.
La introducción sirve para ayudar al auditorio a escuchar.

El desarrollo o cuerpo
El cuerpo del discurso sirve para ayudar al auditorio a creer (en nuestro
mensaje), comprender, disfrutar, sentir, sentirse importante y recordar.
Aquí se encuentra la oportunidad de encaminar la mente de los oyentes hacia tu
propósito. Es el puente que une tu posición y la de tu público. Es la médula de tu
discurso.
En el cuerpo del discurso es donde desarrollas la idea central de tu tema de
forma clara, concreta y concisa. Ahora, te toca explicar los argumentos en los
que se basa tu teoría o hipótesis. Es el momento para refutar otras ideas,
demostrar y adoptar tu posición. Aquí descubres tu intención.
Para desarrollar tu discurso, puedes seguir uno de los esquemas o estructuras
siguientes:

Natural. Es una forma de exponer los hechos despertando un
interrogante (problema) en la mente de tu auditorio para ofrecer, a
continuación, la solución más adecuada a dicho problema.
Se trata de comenzar creando tensión para terminar de forma distendida.
Inductivo. Apelando a la lógica para identificar el problema,
analizarlo, examinar las diferentes alternativas, elegir la mejor y
hacer tu llamada a la acción.
Deductivo. Apelando a la lógica y a las emociones. Se trata de
proponer, analizar diferentes suposiciones y deducir o concluir.
Racionalizador. Donde realizas un análisis psicológico, alternando
el egoísmo (interés personal) y el altruismo (interés social) para
concluir apoyando una propuesta.
De Monroe. Despertando la atención, evidenciando la necesidad,
presentando la solución, describiendo los resultados y llamando a la
acción.
De McKinsey. Comienzas relatando cuál es la situación actual,
describiendo cuál el problema que se deriva y demostrando cuál es la
solución.

En cuanto a los patrones fundamentales que puedes utilizar para presentar
información, están los siguientes:
a) Patrón de cambio (causa=efecto; pregunta=respuesta;
problema=solución), con el fin de establecer la diferencia entre el antes y
el después.
b) Patrón de comparación (sujeto a sujeto, punto por punto), para buscar las
semejanzas y diferencias.
c) Patrón de contraste (sujeto a sujeto; punto por punto), para buscar las
diferencias.
d) Patrón de espacio (ideal para presentar modelos, productos y ubicar
lugares), en el que se sigue la lógica del espacio, sin tener en cuenta el
tiempo.
e) Patrón de listado (donde lo único que importa es la lista) sin que el orden
afecte a su comprensión. A veces, te permite crear acrónimos con las
iniciales, como la “Fórmula A.M.O.”
f) Patrón de nivel (árbol; nido; escalera) para ordenar las ideas por su
importancia, de más a menos, estableciendo una jerarquía.
g) Patrón de tiempo (cronología; secuencia de pasos o etapas).


La conclusión
Considera la conclusión como el cierre de tu presentación. Todo debe conducir,
de forma natural, a la conclusión (no eches a perder esta oportunidad).
Es conveniente graduar las ideas y los sentimientos, de forma que vayan "in
crescendo" y capten la atención, despierten el interés y generen expectativas
crecientes, hasta alcanzar el clímax.
El final es el remate, el broche de oro. Procura prepararlo y ensayarlo
detenidamente. Es igual de importante entrenar tu confianza y seguridad para el
principio como para el final. El final debe ser lógico, concluyente, impactante e
inesperado.
La conclusión es un elemento estratégico pues lo que se dice queda sonando en
los oídos de tu público y tiene mayor probabilidad de quedar en su memoria.
El gran orador Winston Churchill decía: “Un buen discurso consiste en un
comienzo interesante y un final con chispa, y la distancia entre ambos debe ser
lo más corta posible.”
La finalidad de la conclusión, como momento culminante, debería ser un
recordatorio del mensaje principal en su escenario más ideal.
Recuerda siempre que: Una buena conclusión puede arreglar un discurso
mediocre. Un final mediocre arruinará lo que podría haber sido una obra
maestra.
Y ¿cómo puedes hacer esto?...
Veamos las formas de concluir:
Exclamando. Se trata de conseguir activar en el público un momento
de entusiasmo y éxtasis utilizando las palabras que deseamos resaltar.
Afirmando. Se trata de formular 3 preguntas cerradas cuya
contestación sea Sí, para que el público acabe implicándose.
Citando. Se puede culminar mencionando una frase célebre o
algunas palabras impactantes o motivadoras.
Reforzando. Se utiliza mediante una última frase que contiene 3
palabras que se refuerzan la una a la otra.
Repitiendo. Se construye el último mensaje con 3 frases que
comienzan repitiendo el título de nuestro discurso.
Equilibrando. Se utiliza una frase que es un juego de palabras en la
que, la segunda parte de la frase da un giro al significado.
Con metáfora. Se trata de explicar algo desconocido con algo
conocido. Es una variante de la historia.

Si quieres preparar conclusiones de impacto, comienza preparándolas en primer
lugar (antes que el resto del discurso). Pregúntate ¿qué es lo que quieres lograr,
del público, con tu intervención? A partir de ahí escribe tu mejor conclusión.
(2) ¿Para qué se los vas a contar?
En el capítulo destinado a la Audiencia, ya hemos visto la importancia de saber
el motivo por el que han venido a escucharte. Ahora, terminarás de comprender
cómo encaja esta parte con aquella.
En función del motivo que tenga tu audiencia, tú le darás forma a tu discurso o
presentación.
Cuando comiences a aplicar este patrón, descubrirás la rapidez y facilidad con la
que puedes escribir tu discurso.
Te permitirá establecer una conexión de coherencia y emotividad con los
motivos por lo que tu público ha acudido a escucharte. Este vínculo invisible,
creará un clima de complicidad entre tú y ellos.

Los 4 objetivos de tu mensaje
Dentro del discurso, como orador, tienes que clarificar los objetivos que quieres
alcanzar, pero sólo uno debe ser el predominante, es decir, el principal. Existen
cuatro tipos de propósitos básicos en una disertación, conferencia o discurso:
a) Agradar. Se trata de crear belleza con la comunicación. Producir, en el
auditorio, una emoción de placer con fines determinados (como evadirlos
de la “realidad” con la alegría y las risas).
b) Informar. Este objetivo tiene como fin aportar más conocimiento, de
forma objetiva, al público para que amplíen la información que ya poseen.
c) Enseñar. Aquí el mensaje se orienta a la lógica del público para que se
convenza de que, con este nuevo conocimiento, puede mejorar su vida.
d) Persuadir. Con este propósito, el mensaje, apela a la lógica y a las
emociones para influenciar a la audiencia. Aquí, queremos que se
comprometan y lo hagan de manera libre y espontánea.

El hecho de que cada discurso tenga un propósito básico predominante no
implica que deban descuidarse los demás, pues será frecuente que existan
objetivos múltiples y simultáneos, aunque sólo uno de ellos sea el principal.
En determinadas circunstancias será necesario entretener para después informar,
y casi siempre habrá que informar para invitar al auditorio a que actúe en un
determinado sentido. De hecho, la presentación únicamente informativa de
situaciones impresionantes tiene a veces un valor de convicción, incluso de
persuasión, mientras que una alocución que sea humorística puede atesorar
aspectos informativos.
En todos los casos, uno de los cuatro propósitos generales tendrá una
importancia primordial, en tanto que los otros serán sólo accesorios. Tiene que
cuidarse mucho que estos propósitos, accesorios o secundarios, no ocupen
totalmente el contenido del discurso, sino que constituyan únicamente la ayuda
necesaria para alcanzar y realzar el propósito principal.

Las 4 dimensiones de tu mensaje
El éxito de tu oratoria dependerá de la dimensión en la que esté ejecutándose tu
mensaje.
Existen cuatro dimensiones fundamentales dentro de la oratoria, que tú debes
manejar si deseas lograr tus objetivos de proyectar y transmitir tu misión, ideas y
filosofía.
Cualquiera que sea el objetivo que tengas, tu discurso debe estar centrado en las
cuatro dimensiones si deseas obtener resultados satisfactorios.
Aquí te voy a explicar de forma fácil las dimensiones de la oratoria, para que
puedas ir experimentándolas en la medida que vayas desarrollando tu discurso.
Es necesario pasar por todas las dimensiones hasta llegar a la última.
Por muy complicado que te parezca el tema, siempre se puede pasar por todas
ellas para tener una experiencia completa. A continuación, te describo en qué
consiste cada una:
a) Física (boca a oído). Cuando te dedicas a pronunciar palabras para
rellenar el silencio y emitir información, sin más, estás en la primera
dimensión (el nivel más superficial de un orador).
Te limitas a utilizar la dimensión física. De tu boca salen sonidos (en
forma de palabras) que llegan a los oídos del público (en muchas
ocasiones tal como entran por un oído salen por el otro). Resultado:
aburrimiento, apatía, distracción...

b) Mental (lógica). Cuando subes de nivel, comenzando a despertar la
atención del público y empezando a activar la lógica (anticipando los
beneficios que les esperan por recibir tu información).
Entonces, entras en la segunda dimensión, a saber: la dimensión mental
(porque comienzas a lograr que tu audiencia experimente pensamientos
sobre el tema de tu discurso). Resultado: interés, curiosidad, atención...

c) Emocional (sentimientos). Cuando subes al tercer nivel... ¡guau! (aquí
empiezan a ocurrir los "milagros"). Porque en este nivel, ya te encuentras
en la tercera dimensión, es decir, la dimensión emocional. Porque los
seres humanos somos seres emocionales, ése es nuestro sello de
distinción.
Tenemos y experimentamos sentimientos, y todo aquello que conecta con
nuestros sentimientos... conecta con nosotros. Habla al corazón de tu
público, si lo haces... Resultado: conexión, persuasión, influencia...

d) Espiritual (visión). Cuando te has conectado a tu auditorio, rompiendo
todas las barreras y limitaciones, te vuelves uno con él; entonces...
descubres que estás en la cuarta dimensión, a saber: la dimensión
espiritual.
Aquí, el entusiasmo se contagia, transformando e inspirando a las
personas y, ellas, como parte de un todo, comienzan a participar de tu
mensaje, de tu propuesta, de tu petición. Resultado: unidad,
participación, sinergia...

Los beneficios de tu mensaje
Tu discurso tiene que servir de puente entre el ahora y el después. Entre la
situación actual de tu público y la posterior a aplicar lo que haya escuchado en tu
mensaje.
Tu discurso ha de servirles para aumentar, disminuir, crear, eliminar, alcanzar,
dejar, mejorar, superar, en resumen: cambiar. Tu discurso tiene que actuar sobre
su forma de Ser y de Hacer para Tener una vida más plena, más armónica, más
equilibrada, más… (elige tu propio beneficio).
Tu discurso, lo que tienes que contar, tu mensaje, tiene que servir de vehículo de
cambio, es decir, después de escucharte y aplicar tu mensaje, podrán ser…
Más felices
Más exitosos
Mejores personas
Mejores profesionales
…(añade tu beneficio)
Tu presentación, tu discurso, tu aportación, les ayudará a…
Solucionar ¿qué?
Conseguir cambiar ¿qué?
Iniciar un plan ¿para qué?
A lo largo de tu discurso, tu público, se estará preguntando…
Primero: ¿qué hay en este mensaje para mí?
Segundo: ¿cómo puedo beneficiarme si lo pongo en práctica?

Llegados a este punto quiero recordarte algo.
Regresa a los 9 tipos de personalidad… ahí, verás que cada tipo tiene un ideal.
Esos ideales puedes tenerlos en cuenta a la hora de preparar y emitir tu mensaje.
Te servirá de conexión automática con tu audiencia.
(3) Cómo se los vas a contar?

La PNL (Programación Neuro Lingüística), te puede ayudar aquí para que
comuniques tu mensaje de la forma más completa posible.
Según la PNL, existen tres formas de interpretar la realidad que nos rodea. En
función de qué filtro utilices para procesar la información que recibes prestarás
más atención a las imágenes, a los sonidos o a las sensaciones (se suman olores y
sabores).
Para asegurarte de que tu discurso llega a todos, será conveniente que utilices
palabras que se relacionen con cada una de esas tres formas de percibir la
realidad.
Veamos los 3 filtros:

Lo Visual (a través de imágenes)
En este apartado incluimos aquellas palabras con relación a lo visual, los colores,
la intensidad, etc. Es decir, palabras que tengan relación con la vista. Algunas
expresiones utilizadas en este bloque serían las siguientes:
No le veo la solución.
Déjame ver qué puedo hacer.
Mira el lado positivo.
He tenido una idea brillante.
Parece que tienes razón.
Mira lo que me han dicho.

Vocabulario: ver, mirar, tener visión, visualizar, vistazo, ojeada, contemplar,
iluminar, brillante, oscuro, claro, enfocado, entrever, alumbrar, divisar, estibar,
no verlo claro, punto de vista, golpe de vista, visión, visible, panorama, a la luz
de, despintado, colorido, visible, exhibir.
Lo Auditivo (a través de sonidos)
En este caso, el sentido sobre el que gira todo es el auditivo. Palabras
relacionadas con el lenguaje, la música o la manera de hablar son las que se
relacionan con este apartado.
Las expresiones usadas de este bloque, ahora, serían algo así:
Si tú lo dices…
Tenía que haberte escuchado.
Oye, pues al final era cierto.
Ahora puedes cantar victoria.
Escucha lo que me acaban de decir.

Vocabulario: oír, escuchar, sonar, ser audible, amortizar, sintonizar, ser todo
oídos, me suena, silencio, resonar, sordo, contar, expresado claramente, describir
con detalles, préstame oídos, contén la lengua, habla bajo, no grites, escucho
fuerte y claro, resonar, expresado en palabras, me quitó la palabra de la boca,
palabra por palabra.

Lo Cinestésico (a través de sensaciones, olores y sabores)
Recuerda que, en este caso, ya no estamos hablando de un solo sentido, sino que
en este bloque incluimos todos los sentidos restantes. Palabras que sirvan para
describir un sabor o un aroma estarán aquí incluidas.
Ha sido un trago bastante amargo.
Se ha quedado con la miel en los labios.
Tiene los abdominales duros como una piedra.
Dio un salto al vacío.
No tengas prisa y hazlo poco a poco.

Vocabulario: tocar, palpar, tentar, conectar, frío, calor, calma, tranquilo, base
sólida, palpable, contacto, suave, duro, áspero, punzada, hormigueo, mantenerse
firme, tener roce, codearse con alguien, mano a mano, estar presionado, quitarse
un peso de encima, sentirse bien, agarra la idea, tómalo con calma, choca el
comentario.
EL ORADOR

Volvamos, de nuevo, a ti. Regresemos a tu “miedo escénico” (indistintamente de
si es producido por la Timidez, el TAS o el Trac)…
Lo que me ha demostrado la experiencia es que: en la medida en que te enfocas
en dominar los otros dos apartados (Audiencia y Mensaje), el miedo se difumina,
se queda en respeto. De hecho, considero necesario que sigas sintiendo esa
responsabilidad de entregarte a fondo cada vez que discurses.
Tener esta tensión especial durante los primeros tres minutos de tu ponencia es
como una obligación. A mí, me permite ser consciente de que el público me
importa y se merece mi plena atención, mi mejor versión.
Cuando expreso “entregarte a fondo”, me refiero a que tienes que comunicar con
todo tu ser. Recuerda que comunicas con las palabras (7%), con la voz (38%),
con los gestos (55%). Conocer esto te da una ventaja impresionante a la hora de
dominar el miedo escénico.
Por cierto, otra forma de conquistar el miedo es dominar el escenario. Cuando lo
haces, te conviertes en el AMO (uno de los conceptos por los que llamé así a mi
fórmula).
Veamos cómo ir transformando el miedo en amor.
(1) Lo verbal

La Oratoria, en su definición sencilla, es el arte de hablar en público. En una
definición más amplia, según la RAE: “arte de hablar con elocuencia; de deleitar,
persuadir y conmover por medio de la palabra.”
Lo verbal, como hemos visto antes, se ocupa de transmitir el 45% del mensaje.
Veamos cómo puedes entrenar esta parte de ti.

Tu voz
Teniendo en cuenta que se trata de tu principal herramienta, has de cuidarla y
mimarla. Además, uno de los síntomas del miedo escénico, se evidencia a través
de tu voz (temblorosa, insegura, titubeante).
Tener una buena voz te facilitará tu labor de hablar en público. Piensa en ella
como la herramienta para acariciar el oído de tu audiencia. Procura hacerle una
“puesta a punto” antes de salir a escena.
Revisa cómo está tu:
Tono (tus agudos y graves)
Timbre (tu sello particular, entre lo chillón y lo ronco)
Cantidad (la duración de tu sonido)
Intensidad (la mayor o menor fuerza que tiene)
Alcance (la distancia a la que se escucharía, sin usar micrófono)
Articulación (claridad, tanto en volumen alto como en bajo)
Pureza (sin vicios ni fallos)
Resistencia (¿cuánto tiempo puedes hablar sin cansarte?)
Flexibilidad (¿cuánto puedes jugar con ella?)
Para que tu capacidad verbal pueda estar disponible al 100%, tendrás que
entrenarte en la respiración consciente.

Tu entonación y ritmo
La primera, es como si se tratara de la melodía en una canción. Con ella
modulamos la voz y podemos establecer diferencias:
De emoción
De intención
De origen
De sentido
Esas variaciones tonales pueden verse afectadas por tu estado de ánimo y hábitos
de pronunciación (este es un punto para trabajar y superar el “miedo escénico”).
El segundo, te ayudará a “darle vida” a tu discurso. También, te permitirá
demostrar seguridad y confianza en ti mismo.
Entre las 150 palabras por minuto (ritmo normal) y las 350 palabras (ritmo
rápido), puedes entrenarte para enfatizar determinadas partes de tu mensaje.
Recuerda que la mente de tu público piensa a un ritmo de 500 palabras por
minuto. Si hablas con un ritmo inferior a 120 palabras por minuto se aburrirá o
desconectará de tu discurso. Si hablas a un ritmo de 200 palabras por minuto,
crearás tensión.

Tus palabras
A pesar de ser las que menor peso tienen (7%) en la comunicación de un
mensaje hablado, tienes que dominar dos aspectos importantes:
Tu riqueza de vocabulario
Tu pronunciación
El dominio de ambos te permitirá proyectar seguridad y confianza, en suma:
autoridad como orador.
¿Qué te sugiere el siguiente fragmento de “La hija del caníbal” (Rosa
Montero)?...
“Somos sólo palabras, palabras que retumban en el éter. Palabras musitadas,
gritadas, escupidas, palabras repetidas millones de veces o palabras apenas
formuladas por bocas titubeantes. Yo no creo en el Más Allá, pero creo en las
palabras. Todas las palabras que las personas hemos dicho desde el principio de
los tiempos se han quedado dando vueltas por ahí, suspendidas en el magma del
Universo. Esa es la eternidad: un estruendo inaudible de palabras. Y a lo mejor
los sueños también son sólo eso: a lo mejor son las palabras de los muertos, que
se nos meten en la cabeza mientras dormimos y forman imágenes”.

Y este otro de Eduardo Galeano:
“A la casa de las palabras acudían los poetas. Las palabras, guardadas en
viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas
de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran que las olieran, que
las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras
con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en
busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían
y habían perdido. En la casa de las palabras había una mesa de colores. En
grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le
hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre,
rojo sangre, rojo vino…”

Como has podido leer, las palabras enriquecen tu mensaje. Aunque no sean tan
necesarias en tu discurso, elígelas sabiamente. Ellas te permitirán evidenciar tu
elocuencia y te vestirán con un ropaje de seguridad y confianza.
(2) Lo NO verbal

Aquí se cumple el dicho: “Lo que haces me distrae de lo que dices.” Y es que…
Tu mirada, tu respiración, tu emocionalidad, tus gestos, tus posturas, tus
movimientos escénicos, tus pausas (silencios)… Recuerda: lo no verbal
comunica el mensaje de tu discurso al 55%.
¡¡Y te permite demostrar la auténtica seguridad y confianza hablando en
público!!

Tu comportamiento
De acuerdo, el contenido de tu discurso es lo más importante. Sin embargo, te
van a recordar más por cómo cuentes las cosas que por lo que digas en sí mismo.
Tu comportamiento, puede atribuirte autoridad inmediata o quitártela de un
plumazo. Y tú quieres hablar en público con seguridad y confianza, ¿verdad?
Pues vamos a descubrir los comportamientos que te pueden ayudar a eso:
Ocupar el centro del escenario
Señalar con las manos
Mirar a las personas que hay en el público
Sonreír
Hacer muecas
Cantar, silbar, etc.…
Mover las cejas
Encogerte de hombros
Agacharte
Tumbarte en el suelo
Dar saltos
Bailar
Sentarte
Subir y bajar el volumen de tu voz
Subir y bajar el ritmo de tu forma de hablar
Articular de forma concreta algunas palabras
Entonar determinadas frases
Hacer pausas
Improvisar
Escribir en una pizarra
Utilizar tarjetas
Jugar
Cuanta más naturalidad puedas mostrar, mejor. Te ayudará a conectar con tu
público y te sentirás mucho más seguro.
Dentro del lenguaje de los gestos tienes un amplio repertorio para comunicarte.
Podemos dividirlo en cuatro categorías:

1. Emblemáticos. Casi universales en el ámbito de la mímica:
a. Indicar dirección (se va por allí, etc.…)
b. Dar órdenes (silencio, sígueme, etc.…)
c. Describir un estado (frío, calor, etc.…)
d. Insultar (jódete, etc.…)
e. Dan respuesta (sí, no, me gusta, etc.…)
f. Describen emociones (miedo, alegría, etc.…)
g. Piden un favor (dinero, comida, etc.…)

2. Ilustradores. Todos aquellos que usamos para recalcar una palabra,
dibujar en el aire, imponer un ritmo.

3. Reguladores. Para indicar un inicio o final en la interacción entre
dos personas (desde estrechar la mano, hasta gestos con la cabeza y
los ojos).

4. Adaptadores. Para indicar nuestros sentimientos y/o controlar
nuestras respuestas. Suelen ser inconscientes y automáticos (tocarse
el pelo, la nariz, la oreja, etc.…).
El escenario
Este es tu recinto de poder. Poder para sentir seguridad y confianza, para
transmitir, para servir a tu audiencia. Si aprendes a moverte por este espacio y a
utilizarlo como centro de la energía de la sala, se convertirá en tu zona mágica.
Con independencia de las dimensiones del recinto donde impartas tu discurso o
presentación, el espacio que tú ocupes, lo dividirás (en tu mente) en tres partes.
Supongamos que la sala donde estás tiene 5 metros de anchura por 15 de
longitud. Tu escenario serán los 5 metros de anchura de la sala por 2 metros de
longitud (quedando 5 x 13 para el auditorio.
Si divides los 5 metros en tres partes iguales, tendrás tres zonas de 1,6 x 2 metros
cada una. Las tres zonas representarán (mirando el escenario desde la posición
del público):
La zona de la izquierda representa el pasado (la del recuerdo).
La zona del centro representa el presente (la del ahora) y tu anclaje
de poder.
La zona de la derecha representa el futuro (la de la visión).
La lógica de hacerlo así tiene que ver con la línea del tiempo. Si yo te pido que
dibujes una flecha para representar el tiempo desde que naciste, la dibujarás de
izquierda a derecha.
Recuerda que, desde tu posición, izquierda y derecha representan lo contrario.
Algo tan sencillo como esto, te permitirá proyectar hacia el auditorio tres cosas
importantes:
1. Autoridad
2. Seguridad
3. Control escénico
Cuando comiences a hablar, enviarás tus mensajes (de forma estratégica) desde
cada una de las posiciones de tu escenario. Otra alternativa es, desde la posición
central, si hablas del pasado señalas a tu derecha (la izquierda del público), si
hablas del futuro señalas a tu izquierda (la derecha del auditorio).
Los juegos
Al margen de la seriedad o protocolo que pueda tener tu discurso, los juegos
físicos o mentales, serán una de las interacciones que más te ayudarán. Por un
lado, te permitirán conectar con tu audiencia; por otro, te ayudarán a sentirte
muy seguro y confiado.
¿Sabes lo que más desea tu público?
Tu público desea, por encima de todo, que cautives su mente y seduzcas su
corazón. Así de rotunda es mi conclusión después de haber hablado casi 10.000
horas en público. Sí, soy consciente de que he utilizado dos palabras un tanto
conflictivas. Aunque la RAE dice:
Cautivar (3): Ejercer irresistible influencia en el ánimo de alguien…
Seducir (3): Embargar el ánimo de alguien…
Te aseguro que la conferencia más exitosa de toda mi trayectoria fue una en la
que jugué con el auditorio, desde el primer segundo.
Además, me puse a hacer flexiones en el suelo para explicar una vivencia
emocional personal.
Tuvo lugar en la primavera de 2009. La audiencia estaba formada por 37
personas, 31 mujeres y 6 hombres. Sólo conocía a la persona que convocó a
dicho público. Ocupábamos una sala rectangular de 44 m2 (4 x 11). Como
herramientas de apoyo, tenía un papelógrafo, un libro de neurociencia, una
pelota de tenis y una bolsa de basura negra con notas de papel arrugado dentro.
Me ubiqué en la posición central, llevando la bolsa de basura en la mano, y
dirigí una mirada general (en forma de z) al público (mientras permanecía en
silencio y sonreía)…
Al posar mi vista en la primera fila, donde estaba sentada la mujer que conocía,
levanté la bolsa y pregunté:
-¿A quiénes os gustaría jugar conmigo ahora? (mostrando una de mis mejores
sonrisas)...
Mientras estaba en silencio, esperando las respuestas, veía cómo se miraban
entre ellos. Algunos cuchicheaban y se reían…
Cuando la mujer a la que conocía levantó la mano, los que estaban sentados a
su lado se contagiaron. En ese momento me desplacé a la zona del futuro y,
desde esa posición, dije:
-Os prometo que hay premio para todos los participantes.
Casi de forma automática, el 90% restante levantó la mano para participar…
A partir de ese momento, el 100% del público se sumó al juego y resonó
(durante los 90 minutos que duró mi conferencia) con todo el mensaje que les
transmití.
La edad (física) media del público, rondaría los 34 años. Sin embargo, ese día,
conecté con el Yo Niño de la audiencia. Ese niño de 7 años que todos llevamos
dentro siguió jugando conmigo durante toda la conferencia.
Recibí muchas felicitaciones y se formó un grupo estudio para realizar un taller.
En total 24 personas (un 65% de los asistentes) decidieron hacer ese taller.
Cada vez que recuerdo esta experiencia, acabo reconociendo lo mismo: fue una
de las ocasiones en las que más natural me he mostrado y, casi seguro, en la que
más he improvisado.
(3) La dramatización

Lo quieras o no, tu discurso debe llevar algo de dramatismo. Lo quiera o no, tú,
deberías utilizar la cualidad de dramático, es decir, la de ser capaz de interesar y
conmover.
Somos seres emocionales. Es lo que nos distingue de las máquinas. Tenemos y
experimentamos sentimientos, es eso lo que nos marca.
¿Cómo puedes utilizar el drama en tu discurso?
Con las siguientes ayudas…

Las historias
Si hay algo que nos gusta son las historias. Sólo tienes que ver el poder del cine,
de las series televisivas, de lo que las noticias cuentan, de los vídeos que se
hacen virales, de las letras de las canciones, de las novelas más leídas, etc.…
Por eso, comenzar tu discurso con una historia, y convertirla en hilo conductor
de tu mensaje, es un gran acierto. Una garantía de éxito.
Cuando éramos niños (recuerda que aún sigue estando tu “yo niño” dentro de ti),
nos encantaban las historias, todos hemos disfrutado con los cuentos. Las
palabras “érase una vez, en un lugar llamado…”, captaban nuestra atención y
despertaban nuestra curiosidad de forma inmediata. Ahora, también.
Cuando comienzas tu discurso con las palabras: “quiero contaros una historia…”
se crea una atmósfera de magia entre tu audiencia y tú. Si, además, esa historia
es personal, la conexión con tu público es más auténtica y profunda. Por
añadidura, te dará más seguridad y confianza porque se trata de tu propia vida.
Se trata de vincular a los oyentes con nuestro relato. Si se identifican con la
historia que contemos, se proyectarán en el personaje de esta.
Para construir una buena historia procura utilizar la estructura con la que trabaja
nuestro cerebro para almacenar recuerdos.
Puedes hacer la prueba ahora mismo. Retrocede, mentalmente, a cualquier
recuerdo que quieras evocar…

¿Dónde estás?
¿Qué hora es?
¿En qué estación del año te encuentras?
¿A qué día de la semana estás?
¿Con quién estás, aunque no esté a tu lado?
¿Qué estás viendo, en estos momentos?
¿Qué colores predominan?
¿Qué es lo más cercano a ti?
¿Qué hay a lo lejos?
¿Qué predomina: la luz o la oscuridad?
¿Qué estás escuchando?
¿Qué otro tipo de ruidos se oyen?
¿A qué huele?
¿Hace frío o calor?
¿En qué estás pensando?
¿Cómo te sientes?
¿Qué emoción estás experimentando?
A nivel físico… ¿sientes dolor o placer?... ¿dónde?
Lo que estás experimentando… ¿con qué área de tu vida está
relacionado?
¿Qué deseo predomina durante esa experiencia?
¿Qué crees que necesitas en ese momento?
¿Con que acción, por tu parte, concluye esta experiencia?

La neurociencia ha descubierto que uno de los objetivos de nuestra mente es:
“crear recuerdos” (hablando coloquialmente: todos queremos tener algo para
recordar); ¿a qué, si no, obedecen los álbumes de fotos?.
Ahora, te habrás dado cuenta de que el poder de una historia está basado en el
funcionamiento natural de nuestro cerebro. Utilízalo, tu público lo está
deseando. En su fuero interno, siente la necesidad de estar conectado.
Las interacciones

Al público le encanta participar y formar parte de lo que estás construyendo con
tu discurso. Es una forma de sentirse aceptado, de ser útil, de demostrar que está
en sintonía contigo, de que puede aportar algo al grupo.
Puedes hacer esto pidiendo voluntarios para salir al escenario y colaborar
contigo. Desarrollando actividades entre las personas del público (ellos con
ellos), a modo de role-play. Permitiendo que cuenten alguna historia personal
breve. Ofreciendo premios por contestar alguna pregunta.
LA PRÁCTICA HACE AL MAESTRO

A nadar se aprende nadando. A hablar en público se aprende hablando.
A continuación, tienes una serie de sugerencias que te invito a que pongas en
práctica:
Tu público puede distraerse de mil formas. Tu obligación es captar su atención y
conseguir que quieran escucharte.

Para que te escuchen…
1. Muéstrales el entusiasmo que tienes por compartir con ellos tu
mensaje.
2. Comienza con una historia, una pregunta retórica, un titular de
noticias…
3. Anticípales los beneficios que tendrán por escucharte.
4. Cuéntales cuál es el propósito de tu discurso.
5. Consigue sonrisas entre tu público para conectar enseguida con ellos.
6. Describe un problema y promete un enfoque que ayudará a
solucionarlo.
7. Si utilizas una historia, te puede servir de guía para el resto del
discurso, haciendo referencias a ella. De esta forma: (a) enfatizarás
las ideas incluidas en ella, (b) proporcionarás un sentido de unidad a
la presentación, y (c) ayudarás al público a que recuerde mejor las
ideas.
8. Minimiza el uso de notas en los momentos iniciales de tu charla.
Esto te permite establecer contacto visual con los oyentes e iniciar la
presentación con un toque personal.

Para que te crean…
1. Muéstrales tu emoción, energía y entusiasmo. Si te sientes
conmovido por tu tema los oyentes tenderán a compartir su
entusiasmo contigo.
2. Dirige sus creencias a través de 3 pasos: Primero, reconoce la validez
de la actual forma de pensar de tu público. Segundo, comparte con tu
audiencia la información que haya posibilitado tu nuevo punto de
vista. Ilustra, con imágenes mentales, tanto los problemas como las
soluciones. Tercero, cuéntales con claridad tu pensamiento actual y la
satisfacción que te reporta. Permite que tu proceso de cambio de
pensamiento pueda servir de modelo a seguir.
3. Descubre aquellas ideas, palabras y sentimientos que son
especialmente importantes para tus oyentes. Utilízalas para captar la
atención y recibir la aceptación de sus oyentes.
4. Cuéntales aspectos de tu vida para descubrir que “has sido cocinero
antes de fraile”. Así estableces un sentido de intimidad con el
público.
5. Narra las experiencias de otros con la intención de respaldar tus
ideas.
6. Apoya tus argumentos con fuentes reconocidas.
7. Que tu lógica sea contundente.
8. Utiliza hechos para validar creencias y pulsa las emociones como
motor de las creencias.

Para que te comprendan…
1. Apóyate con imágenes que “vean” tu mensaje. Divide tu discurso en
pequeñas partes y relaciónalas entre ellas.
2. Utiliza un vocabulario común. Explica lo que les pueda ser
desconocido.
3. Utiliza metáforas, analogías, parábolas y cuentos, para enfatizar las
ideas principales de tu mensaje.
4. Haz demostraciones, cuando se pueda, en vivo y en directo.
5. Establece comparaciones y contrastes para explicar semejanzas y
diferencias.
6. Gesticula para expresar distancias, cantidades, movimientos, para
ayudar a la memorización visual.

Para que disfruten…
1. Hazles reír. Es un relajante natural y el mejor conector con tu
público.
2. Muestra tu energía y entusiasmo, siempre. Las emociones son
contagiosas.
3. Cuenta anécdotas para suavizar la posible seriedad de tu discurso.
4. Juega con los ritmos de tu forma de hablar.
5. Haz que el público participe activamente, con preguntas y
movimientos.
6. Sorpréndeles con algo inesperado y fuera de guion.

Para que sientan…
1. Utiliza palabras de los tres lenguajes: el visual, el auditivo y el
cinestésico. Así podrás involucrar los cinco sentidos de tu audiencia.
2. Representa y dramatiza con tu mímica determinados aspectos de tu
discurso.
3. Utiliza el poder de la nostalgia, a través de determinados recuerdos,
para despertar sensaciones (apóyate en películas, canciones, etc.…).
4. Cuenta relatos para involucrar a tus oyentes en determinadas escenas
mentales.
5. Utiliza objetos para que toquen, degusten, huelan…
6. Distribuye muestras de productos que proporcionen experiencias
sensoriales tales como textura, olor y peso.

Para que se sientan importantes…
1. Demuestra aprecio por las habilidades, los conocimientos y los
logros del público, así como por aquellas características que lo hacen
especial.
2. Pide que levanten las manos para participar y opinar.
3. Míralos a los ojos. Es una forma universal de reconocimiento.
4. Muévete entre el auditorio y habla con el público desde diferentes
lugares.
5. Recuérdales sus habilidades y actitudes. Que sean conscientes de su
capacidad y de su potencial para el logro.
6. Ofrece premios y regalos por participar.
7. Elogia las respuestas del público y agradece sus comentarios.

Para que recuerden…
1. Utiliza listas y acrónimos (como la fórmula A.M.O.).
2. Agrupa cada parte de tu mensaje en su correspondiente carpeta
mental.
3. Utiliza el proceso de aprendizaje para reforzar lo que más te interese,
con el siguiente esquema (según la “Pirámide del Aprendizaje de
Edgar Dale” que demuestra lo que se recuerda después de dos
semanas):
a. Leer = 10%
b. Oír = 20%
c. Ver = 30%
d. Ver y oír = 50%
e. Decir = 70%
f. Hacer = 90%
4. Utiliza analogías para relacionar tus ideas con las experiencias
pasadas de tu público.
5. Indícales, de forma especial, lo que tienen que recordar.
6. Entrega esquemas, notas o resúmenes de algunos puntos importantes.
7. Utiliza el efecto de recencia (lo que mejor recordamos es lo último
que escuchamos).
8. Concluye tu discurso en tres fases diferentes para acumular el efecto.

Algunas pautas generales para discursar…
1. Como te he explicado, a lo largo del e-book, la audiencia se olvidará
más rápido de lo que escuche que de la imagen que hayas
proyectado.
2. Tu entusiasmo, energía y emociones (si los muestras) reforzarán tu
discurso. Será tu sello personal.
3. Elimina hábitos como balancear tu cuerpo hacia delante y detrás o
frotarte la cara. Estas acciones sugieren debilidad, nerviosismo y falta
de profesionalidad.
4. Habla con diferentes ritmos, entonaciones. Haz pausas. Enfatiza…
Juega con tu voz.
5. Utiliza todo tu lenguaje no verbal. Recuerda que comunicas más que
con las palabras.
6. Mantén el contacto visual con tu auditorio, desde todos los ángulos
del escenario. Busca miradas de complicidad y habla hacia esas
personas como punto de apoyo. Esto, además de conectarte al
público, transmite autoridad y control.
7. Interactúa con tu audiencia. Cuanto más lo hagas mejor te
responderán. El arte de hablar en público se acerca más a conversar
con él que a darles un mitin.
8. Además… Del 100% que tú piensas decir, sólo serás capaz (en el
mejor de los casos) de transmitir un 80%. Después, debido a los
llamados “ruidos comunicativos” (distracciones, fallos, prejuicios…),
del 80% que tú emites, tu público (receptor del mensaje) sólo
percibirá un 60%. Al final, por sus propias limitaciones, al interpretar
tu mensaje, sólo conseguirá hacerlo en un 50%.
Por eso, entre lo que tú piensas, lo que quieres decir, lo que crees decir, lo que
dices y lo que el público quiere oír, lo que oye, lo que cree entender, lo que
quiere entender y lo que entiende, existen nueve posibilidades de no
comunicarse.

Así que…
¡Asegúrate de obtener feedback para confirmar qué es lo que se ha entendido!
Recuerda la ley de la comunicación que dice: “lo importante no es lo que dice el
emisor sino lo que entiende el receptor”.
Si te aseguras de enviar mensajes a los 5 sentidos del público, estarás utilizando
todos los canales que utiliza nuestra mente para procesar la información que
recibe del exterior.
LOGRANDO LA SEGURIDAD Y LA CONFIANZA EN EL ESCENARIO

Si estás leyendo esto… ¡genial! Aunque, espero que hayas leído el resto del e-
book.
En este capítulo trataré la promesa que te hago en el subtítulo (la misma que
encabeza este apartado). Este es el beneficio final que esperabas recibir al
comprarlo (supongo).
Hasta aquí te he descrito mi método para hablar en público: “La Fórmula
A.M.O.”
Ahora, te contaré cómo hacerlo con seguridad y confianza.
Todos (los tímidos también), tenemos dos momentos para entrenarnos en el
desarrollo de la seguridad y la confianza hablando en público:
1. Antes de hablar.
2. Mientras hablas.

Antes… (incluso de llegar al escenario)
Como te comentaba en el capítulo sobre la timidez, el “miedo escénico”, se
puede reducir hasta un nivel que no sea bloqueante.
El origen del miedo lo encontramos en la falta de confianza y seguridad
personal, en la insuficiente preparación o en la natural reacción que
experimentamos ante una situación inhabitual.
Para empezar, el miedo es algo natural. Es un mecanismo de defensa, que nos
sirve de protección para no recibir daño; nos mantiene alerta en situaciones de
peligro para reaccionar ante las circunstancias amenazadoras, no es un enemigo,
sino un aliado leal.
Lo importante es aprender a canalizarlo y a utilizarlo de forma positiva.
Te voy a contar todo lo que he descubierto, a lo largo de mi práctica oratoria, que
me da resultados:
1. Prueba a beber varios sorbos de agua, lenta y tranquilamente, antes de
hablar.

2. Respira profundamente, hinchando el vientre. Inspira durante 1, 2, 3, 4
y retén el aire mientras cuentas del 1 al 7… ahora expira contando del 1
al 8. Hazlo tres veces.

3. Estírate como si quisieras alcanzar el techo y desperézate.

4. Visualízate hablando en público con seguridad y confianza. Estás
siendo brillante y controlando el escenario. Tu público está cautivado y
seducido. A medida que creas imágenes poderosas en tu mente tu
realidad exterior se transforma.
• Visualiza una gran pantalla llena de espectadores, mientras tú, un enano
insignificante, les hablas desde la esquina inferior; tú sientes pánico,
pero… de repente empiezas a crecer, mientras los espectadores se van
haciendo pequeños hasta ser como niños de 3 años. Después de repetir
esta visualización unas 7 veces, será suficiente con visualizar la última
parte (tú hablando ante niños).
• Visualiza que estás terminando tu discurso ante un público totalmente
entregado y que termina aplaudiéndote y gritando ¡bravo!
• Visualiza la zona central del escenario e imagina que allí hay un círculo de
poder de color azul. Cada vez que te sitúas allí, el auditorio se queda
magnetizado por tu personalidad y elocuencia. Ahora, une tus dedos
índice y pulgar para anclar ese poder en tu mente.

5. Haz afirmaciones positivas. Repite mensajes de autoestima para
contrarrestar el temor y la energía negativa. Todo cambio que quieras
lograr en tu vida, primero, se crea en tu mente.
• Yo soy un orador brillante.
• Yo soy un orador seguro de mí mismo.
• Yo soy un orador experto.
• Yo soy un gran orador.
• Yo soy un orador profesional.
• Yo soy un orador ingenioso.
• Me siento cómodo dando discursos.
• Me siento cómodo en todas las situaciones.
• Yo estoy aquí para ayudarles en su transformación.
• El mensaje que les traigo transformará sus vidas.
• Las palabras fluyen de mi boca e hipnotizan a mi público.
• El público me escucha con atención.
• Tengo un público que me admira.
• Yo soy respetado por mi público.
• Tengo el don de la palabra.
• Mi forma de hablar enamora a mi público.
• Me gusta hablar en público.
• Amo hablar en público.
• Soy un experto improvisando y adaptando el mensaje.
• Mis palabras fluyen fácilmente de mi boca.

6. Domina tu discurso. Repítelo dos o tres veces antes de que te toque
hablar.

7. Piensa en servir a tu público.

8. Desea, con todas tus fuerzas, hablar en público para crecer como
persona y desarrollarte como profesional de la oratoria.

9. Haz una lista de todas tus cualidades, virtudes y valores. Tu público
está deseando conocerlos para sintonizar contigo.

Mientras hablas…
Desde que sales al escenario, eres el AMO de tu mensaje y del espacio que
ocupas delante de tu auditorio.
Al mismo tiempo, eres un fiel servidor que vas a entregarles lo mejor de ti para
que les ayude en su propia transformación.
1. Dirígete al centro del escenario. Ahí está tu círculo de poder, tu círculo
mágico. Párate ahí mientras miras al público (haciendo un barrido visual
en forma de zeta y activa tu anclaje mental: uniendo el dedo índice y el
pulgar).
2. Proyecta afecto y amistad. Tu audiencia percibirá tus vibraciones y la
actitud que tienes hacia ella. Si la aceptas, te aceptará. Si la respetas, te
respetará. Ella se convertirá en un espejo para ti.
3. Profundiza más allá de sus rostros y miradas. Han venido a que les
tiendas tu mano para “salir” de su propio pozo. Ayúdales a salir.
4. Saluda y sonríe con franqueza. Tu sonrisa sincera tiene un poder
mágico que llega al alma y abre las puertas de sus corazones.
5. Inicia tu discurso con algo inesperado, impactante y sorprendente.
6. Utiliza las pausas para recuperar tu energía y poder.
7. Recuerda que tu público le da importancia a lo que tú se la des. Por
tanto, debes hablarles con claridad, orden, sencillez y categoría.
8. Acércate a ellos y permite que participen.
9. Dosifica tus ideas y enfatiza las más importantes. Esto te ayuda a
centrarte en el tema y te proporciona mucha seguridad.
10. A medida que expones, saca conclusiones prácticas. Tu audiencia no
quiere simple teoría.
11. Necesitas llegar tanto a la lógica como al corazón. Enriquece tu
discurso de ideas y emociones. Si llegas a la inteligencia y al corazón de
tu público, sentirás su aceptación y apoyo incondicionales.
12. Improvisa cuando sea pertinente para dar naturalidad y frescura a
tu discurso.
Para ello, te invito a seguir leyendo…
¿TE ATREVES A IMPROVISAR?

Porque, cuando te atreves, tu discurso entra en otra dimensión. Improvisar es
crear, es comunicación en estado puro.
Cambia tu voz, tu entonación, tu gestualidad, tu presencia, tu estado de ánimo.
Te permite aceptar el error y olvidarte del miedo escénico. Te da alas para volar
por el escenario y estar más conectado con tu audiencia.
La improvisación favorece tu discurso, encontrando un equilibrio entre lo que
dices y en cómo lo dices. La espontaneidad de la improvisación te permite ser
más natural.
Nos pasamos todo el día improvisando (en realidad nuestra vida es pura
improvisación), cada vez que saludamos o damos una opinión; cada cosa que
decimos la estamos “fabricando” en el momento, por ello, piensa que no es la
primera vez que lo tienes que hacer, simplemente hay más gente delante.
Cuando comiences a practicar la improvisación, te darás cuenta de que ganas en
seguridad y confianza hablando en público.
Es más, mi consejo es que prepares tus discursos teniendo en cuenta un 10% de
improvisación.
El método para improvisar, de forma fácil y rápida, se oculta en la propia
fórmula A.M.O. En esta ocasión sólo tienes que hacer una variación en las
palabras que oculta.
A de Aquí
M de Momento (ahora)
O de Ocasión (el motivo por el que han venido)
Utiliza una experiencia que hayas vivido y comienza con ella, como ejemplo,
para relacionarla con el aquí, en este momento y en esta ocasión.
Puedes crearte tu propio diccionario de temas para improvisar (cuando estés
diseñando tu discurso). Haz un listado de temas y busca entre tus recuerdos…
Es así de fácil:
1. Anota el tema de tu discurso
2. Haz una lista de 3 asuntos relacionados con él
3. Busca entre tus recuerdos
Te voy a contar la primera vez que tuve que improvisar…
“Estábamos terminando de comer, celebrando la jubilación de un compañero (el
jefe comercial que yo sustituía). Mientras nos traían el café, nuestro director me
miró y me dijo:
- Te ha tocado. Ahora, quiero que le digas unas palabras de despedida a la
persona que vas a sustituir. Tienes cinco minutos para pensar lo que vas a decir.

Siguiendo la fórmula A.M.O., primero pensé:
1. Aquí. Estábamos un centenar de personas en el salón comedor del
restaurante…
2. Momento. Con el estómago lleno y reunidos entre compañeros, el
placer físico y la alegría emocional, predominaba…
3. Ocasión. Rendirle homenaje a una persona, querida por todos e
intachable, que había estado 30 años al servicio de la compañía…
Esto es lo que hice:
1. Comencé con una pregunta al auditorio. Eso me daba el control de
sus mentes al obligarles a pensar y crearles expectativa. La pregunta
fue:
- ¿Sabéis qué tenemos en común todos los que estamos aquí con Juan
Antonio?... (guardé silencio, durante tres segundos, mientras miraba
las caras del público).
2. Inicié la contestación a la pregunta como argumentación central de
mi discurso:
- Os lo voy a decir… Compartimos algo que estamos experimentando
todos nosotros en este preciso momento, a saber: júbilo (sinónimo de
alegría). La jubilación es ese momento de alegría por el servicio
prestado a la sociedad.
3. Continué argumentando:
- En el caso de Juan Antonio, 30 años dedicados a esta compañía, han
permitido que conociéramos su trayectoria. Una trayectoria
intachable, como me habéis ido contando varios de vosotros. Así que,
esta es la ocasión para darle las gracias por todo su saber hacer y su
excelencia.
Además, estoy deseando demostraros que no sólo compartimos (él y
yo) la “Jota (J)” del nombre (él Juan y yo José) sino la pasión por el
trabajo bien hecho.
Hoy he podido comprobar la verdad de la frase: “cuando el alumno
está preparado aparece el maestro”.
En ese momento miré a Juan Antonio para dirigirle las palabras finales:
- Hoy, Juan Antonio, estoy viviendo la esencia de esa frase. Este que
habla es el alumno y tú eres el maestro que, de forma paciente, le ha
ido enseñando a lo largo del trimestre que han compartido.
Creo no equivocarme si digo, en representación del centenar de
personas que estamos aquí y ahora que, gracias a ti, todos nosotros
somos un poquito mejores personas y profesionales.
Estamos aquí para celebrarlo contigo. No para despedirnos. Porque
deseamos que sigas contando con nosotros (yo sabía que “quiero
seguir contando con vosotros” era una de sus frases preferidas).

¡Objetivo cumplido!
Todo el público se puso de pie para aplaudir. Juan Antonio se emocionó y me
llamó cabrón (cariñosamente hablando), y nuestro director me felicitó.”
¡¡Vamos, sigue esta sencilla fórmula, al pie de la letra, porque realmente
funciona!!

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personalizado. Aquí: sigamos@respondiendo.es
Y ¿QUÉ PASA CON LAS CRÍTICAS?

Te contestaré con otra pregunta ¿qué quieres que pase?...
Yo te propongo que hagas como Demóstenes (el gran orador de la antigua
Grecia):
“Este joven ateniense quería convertirse en el mejor orador de Grecia.
Estudiaba con esmero los discursos de los grandes oradores. Se dice que siendo
muy joven intentó dar su primera “conferencia” y esta fue un fiasco.
Cuentan que durante su primer discurso fue abucheado por el público. Esto se
debía a que Demóstenes tenía un grave problema: era tartamudo. Las palabras
se atropellaban en sus labios y no lograba hacerse entender. Se dice que alguien
del público le gritó: -¡Pon el aire en tus pulmones y no en tu cerebro!
Esto le causó un grave impacto a Demóstenes. Sin embargo, estaba decidido a
alcanzar su meta, por encima de ese obstáculo que parecía tan grande.
Demóstenes asumió las burlas y las críticas como un desafío a su carácter.
Había crecido solo y esto le había fortalecido el temperamento. Por eso decidió
luchar contra sus propias limitaciones, para lograr lo que anhelaba: ser el
mejor orador. Nadie creía que pudiera lograrlo: ¿un tartamudo quería ser
orador?
Cuenta la leyenda que Demóstenes se impuso un severo régimen para superar
sus dificultades. Lo primero que hizo fue afeitarse la cabeza. En aquel tiempo
estaba muy mal visto que alguien se dejara ver si no tenía cabello. Su propósito
era obligarse a no salir para dedicarse por completo a trabajar en su objetivo.
Practicaba la oratoria hasta el amanecer.
Cuando salían las primeras luces del Sol, Demóstenes iba a la playa. Allí le
gritaba al astro rey con todas sus fuerzas. Su objetivo era fortalecer los
pulmones. Había aceptado el consejo de aquel personaje anónimo que se había
burlado de él. Después de realizar ese ritual, volvía a su casa a practicar. Lo
hacía de una forma muy particular. Se echaba un puñado de piedras entre la
boca y se ponía un cuchillo entre los dientes. Así se obligaba a hablar sin
tartamudear.
Después de varios años con esta disciplina de entrenamiento, Demóstenes logró
hablar normalmente. Desde entonces, participó activamente de la vida legal y
política de su ciudad. Se dice que sus discursos eran ovacionados por miles de
personas. No solo fue el mejor orador, también, un excelente escritor. Tanto que
hoy, más de 2.000 años después, aún figura entre los personajes más destacados
de la historia.”
¡De acuerdo!... no hace falta que llegues a esos extremos
En nuestra cultura se nos educa para la competencia, lo cual supone un riesgo
constante de fracaso, y esto genera angustia y temor. Necesitamos aprender a
vivir de acuerdo con el concepto de superación personal y no de competencia.
Si necesitas agradar para ser aceptado, te conviertes en un ser débil y vulnerable.
Ya no dependes de tu propia autoestima sino de la de los demás. Al final acabas
sucumbiendo al daño de la crítica.
La crítica y el rechazo se convierten, entonces, en las fuentes de tu “miedo
escénico”.
Sólo si te superas a ti mismo podrás estar por encima de la crítica y la envidia.
Llegarás a la conclusión de que: lo que piensen de ti los demás, no es un
problema tuyo, es un problema de ellos.
Por lo tanto, el problema no está en la crítica en sí, sino en la forma que
respondes a ella.
En el fondo, la crítica es una señal positiva. Indica que no pasas desapercibido,
porque lo que dices o haces es interesante y despierta la curiosidad o la
preocupación de los demás.

¿Cómo puedes gestionarla?
Puedes estar por encima de la crítica. Esto es posible si la gestionas desde cuatro
ángulos:

1. Desde la experiencia. Siendo práctico y aceptándola como algo
natural e inevitable de la vida. Reconociendo el derecho de los demás
a criticarte y recordando que, al hacerlo, se están defendiendo de sus
temores y frustraciones.
Si no te das por aludido, van perdiendo el interés y dejan de criticarte.
Haciendo las cosas por convicción. Sin preocuparte demasiado por
complacer a los demás. Actuando sin esperar que los demás te
comprendan y conformándote de que estás en el camino del éxito.
Pensando que la gente es buena, pero tiene carencias de conocimiento de
justicia y de amor, y por eso es envidiosa y crítica.

2. Desde el lenguaje. Cultivando el lenguaje asertivo. Hablando bien de
la gente.
Que tu boca se abra para decir la verdad y para estimular. Si lo que tienes
que decir es algo bueno, habla, si no, calla.

3. Desde la razón. Si tienes razón no necesitas demostrarla y si no la
tienes, de nada servirán tus explicaciones.
Recordando las nueve personalidades. Cada una de ellas nos permite
percibir la vida desde su filtro particular, lo que nos ofrece un abanico de
matices y la posibilidad de conocernos desde distintas perspectivas.
Recordando las tres posiciones: protagonista, antagonista y observador.
Aceptando tus errores sin justificarlos (así te disculparán); de lo contrario,
todos se sentirán con derecho a criticarte.
Saliendo al paso y aclarando la situación con calma, cuando la crítica sea
ofensiva y atente contra tu reputación.

4. Desde los sentimientos. Está claro que la crítica hiere el orgullo y
hace reaccionar al odio y el resentimiento. Estos dos sentimientos son
autodestructivos.
Sé consciente de ello y opta por la respuesta. Esta se diferencia de la
reacción en el sentimiento que usas en este caso, a saber: el de la
comprensión o compasión.
La reacción te esclaviza, la respuesta te libera.
Y ya para terminar…

Recuerda que: cuando un estímulo es seguido por una respuesta satisfactoria, se
fortalece la conexión entre estímulo y respuesta. Por tanto, superarás el miedo
escénico logrando éxitos de forma progresiva.
Con la repetición, irás adquiriendo una conducta positiva, a través del hábito, la
experiencia y la habilidad, y ese temor irá desapareciendo.
Se trata de ganarle terreno al temor, paso a paso, con entrenamiento constante
que te lleve por los derroteros de la seguridad y la confianza.
Una cosa más, sobre todo, ¡¡diviértete!! Porque hablar en público es comunicar
teniendo en cuenta a todo el SER humano que se manifiesta a través de:

Tus cuatro dimensiones: la física, la emocional, la mental y la
espiritual.
Tus cuatro situaciones vitales: pésima, mediocre, aceptable y
óptima.
Tus seis etapas emocionales: sufrimiento, resistencia, claridad,
inspiración, auto-permiso y plenitud.
Tus nueve personalidades: reformadora, ayudadora, triunfadora,
individualista, investigadora, leal, entusiasta, desafiadora y
pacificadora.
Tus nueve áreas vitales: salud, crecimiento, dinero, profesión,
amigos, pareja, familia, ocio y entorno.
Tus tres estados del yo: el padre, el adulto y el niño.
Tus tres estados perceptivos: el protagonista, el antagonista y el
observador.
Tus tres roles: la víctima, el perseguidor y el salvador.
Tus tres lenguajes: el visual, el auditivo y el cinestésico.
Tus tres estados temporales: el pasado, el presente y el futuro.


Así que, si tienes algo que decir: dilo ahora o calla para siempre.
Y si… tus palabras no pueden mejorar el sonido del silencio, permanece callado.
Mi última pregunta es… ¿qué harías si no tuvieras miedo?.

Si tienes que preparar y dar un discurso, una presentación, una charla y... te
gustaría tener a alguien "a tu lado", para consultarle, preguntarle, que te ayude,
paso a paso, incluso ANTES de armar lo que vayas a decir...
...o sientes desconfianza de lo que estás poniendo,...
...o quieres que te digan cómo mejorar determinadas partes del discurso...
...o necesitas que te ayuden a avanzar, mejorarlo y terminarlo...
...incluso que te corrijan en tu práctica para decirlo aún mejor...
...en tu tono de voz, tus gestos y el contenido...

ENTONCES te aconsejo que contactes conmigo ya mismo, porque puedo
ayudarte a CREAR, desde HOY, discursos, presentaciones y charlas
IMPACTANTES, MEMORABLES y con el resultado que estás buscando.
Y te ayudaré de forma PERSONALIZADA, desde el inicio, a crear tu propio
"discurso perfecto".
En todo el proceso. Para que no te sientas solo, para que puedas armarlo y
decirlo de forma perfecta, para que no tengas ni un mínimo de desconfianza de
"si está bien" lo que estás diciendo o cómo lo dices.

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Gracias por elegirme, y espero saber de ti y de tus éxitos hablando en público.
Ahora quiero corresponderte con un bono especial para ti…
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forma eficaz, para hablar en público con seguridad y confianza, quiero ofrecerte
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acabas de leer, yo te ayudaré a preparar tu próximo discurso ¡totalmente
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A continuación, te recuerdo el esquema de la Fórmula AMO. Te ayudará a
preparar tu próxima presentación, conferencia o discurso…
ESQUEMA FÓRMULA A.M.O.

Auditorio:
¿A quiénes te vas a dirigir? (recuerda, dependiendo del grado de
relación contigo y del conocimiento que tengas de ellos, tu estrategia
debe cambiar).
¿Para qué han venido? (recuerda los 4 motivos: entretenerse,
informarse, aprender, inspirarse).
¿Qué posición tendrán? (recuerda sacarlos de la posición de
observador para que sean protagonistas y antagonistas, según tu
objetivo).
Mensaje:
¿Qué les vas a contar? (recuerda tener historias, noticias, preguntas
que les involucren en tu mensaje).
¿Para qué se los vas a contar? (recuerda los 4 objetivos: agradar,
informar, enseñar, persuadir).
¿Cómo se los vas a contar? (recuerda utilizar palabras de los 3
lenguajes: visual, auditivo y cinestésico).
Orador:
Lo verbal (recuerda preparar tu voz y tus palabras).
Lo No verbal (recuerda utilizar las 3 zonas de poder del escenario
unido a tus gestos intencionados).
La dramatización (recuerda jugar, hacer participar, teatralizar
algunas partes de tu mensaje).

Ahora, primero, pregúntate ¿qué es lo que quieres que piensen, sientan y hagan
después de escucharte?... Cuando lo tengas claro escribe tu conclusión y el título
de tu discurso.
A continuación, prepara una introducción impactante, diferente, sorprendente,
con capacidad para captar su atención en los primeros 10 segundos.
Después, comienza a escribir el resto…
Abre ahora tu mente y comienza a pensar en grande. Comienza a sentir en
grande. Comienza a volverte grande. Comienza a hablar con grandeza.
En tu interior duerme un gigante. Un ser maravilloso y poderoso que desea
despertar. Déjalo emerger a su plena conciencia. Permítele expresarse en su
magnífica potencia.
Tú estás aquí para inspirar y ser el detonante de la transformación de las
personas que han venido a escucharte como público. ¡Comunícate con todo tu
ser!...

Con mis mejores deseos… ¡Que tengas un gran discurso!

J.M. GarGut
BIBLIOGRAFÍA

AUNQUE TENGAS MIEDO HAZLO IGUAL. Susan Jeffers. Robin
Books. 1993
EL LENGUAJE SECRETO DEL ÉXITO. David Lewis. Martínez
Roca. 1990
MÉTODO BRAVO. Mónica Galán Bravo. Alienta Editorial. 2018
LA ORATORIA DEL LOS LÍDERES. Ángel Gámez. M.A. García e
Hijo, s.r.l. 2012
EL MIEDO ESCÉNICO. Anna Cester. Robin Book. 2013
CÓMO SUPERAR LA TIMIDEZ Y EL MIEDO A HABLAR EN
PÚBLICO. Martin M. Antony. Amat Editorial. 2010
DEJA DE ESTANCARTE Y CRECE. Yechezkel y Ruth Madanes.
Urano. 2012
LA SABIDURÍA DEL ENEAGRAMA. Russ Hudson y Don Richard
Riso. Urano. 2001
ENCANTADO DE CONOCERME. Borja Vilaseca. Random House.
2013
CAUTIVA LA MENTE DE TUS OYENTES. Milton E. Wood. New
Insight. 2008
EL CAMINO FÁCIL Y RÁPIDO PARA HABLAR EN PÚBLICO.
Dorothy y Dale Carnegie. Edhasa. 1986
ORATORIA Y LIDERAZGO. David Angulo de haro.
TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN POLÍTICA. ORATORIA 1,2,3.
Frances Xavier Marín y Pilar Guzmán. Fundació Rafael Campalans.
2006
ORATORIA PROFESIONAL. Alexander Albar Alencar. EumedNet.
2007
TÉCNICAS DE NEGOCIACIÓN TRANSACCIONAL. Juan
Manuel Opi. Gestión 2000. 1999
EL ARTE DE PRESENTAR. Gonzalo Álvarez Marañón. Gestión
2000. 2013
CÓMO LLEGAR A LÍDER CON PNL. Pierre Longin. Granica.
1997
LA ECOLOGÍA EMOCIONAL. Jaume Soler y Mercè Conangla.
Amat Editorial. 2005
COACHING CON PNL. Joseph O’connor y Andrea Lages. Urano.
2005
LA VENTA: ANÁLISIS CIENTÍFICO Y PRÁCTICO. Joseph W.
Thomson. McGrawHill. 1986
UNIVERSO DE EMOCIONES. Rafael Bisquerra. Palau Gea. 2015
SOBRE EL AUTOR

J.M. GarGut, es el nombre de pluma de Jose María García Gutiérrez. Éste es life
coach, orador y escritor.
Como life coach y experto en oratoria, su misión es ayudar a los tímidos a
dominar el miedo escénico para que puedan discursar con seguridad, confianza y
persuasión.
Hasta donde su memoria le es fiel, recuerda que su adolescencia y juventud
estuvieron marcadas con la letra T.
La T de Timidez. Dice que no era tímido, era lo siguiente...
Durante 10 largos años, tuvo que soportar el PESO emocional de esta variante
del TEMOR.
Entonces, cuando parecía que iba a ser su compañera de por vida, comenzaron a
surgir las oportunidades para desprenderse de su agobiante compañía.
Entrenamiento en técnicas de venta.
Escuela profesional de oratoria.
Entrenamiento para Formador de Formadores.
Escuela Internacional de Coaching.
Ahora, puede asegurar que lo que más le ha ayudado a trabajar con su timidez ha
sido la oratoria. Hablar en público ha marcado un antes y un después en su vida.
Por eso quiere aportar todo lo que ha aprendido, durante estos 30 años de su
vida, desde que comenzó a recorrer su camino profesional con 20 años.
Ayuda a toda persona emprendedora a diseñar su Plan Integral de Vida para ir de
lo ordinario a lo extraordinario, a través de procesos de excelencia personal en su
forma de pensar, sentir y actuar.
Cree que la Vida es un camino de aprendizaje, a través del cambio y de la
transformación.
Si quieres conocer más de él, regresa sobre las páginas de este libro y busca la
definición del tipo 5 (el investigador). Ahí tienes el 80% de su personalidad…
Para invitar al autor…
Jose María está disponible para ofrecer charlas, conferencias y seminarios
destinados a personas con necesidad de cambio, dispuestas a aprender, crear,
innovar, generar un espacio de crecimiento, individual y compartido, y que
eligen vivir una vida extraordinaria.
Por otra parte, se dirige a emprendedores y profesionales dispuestos a cambiar
su visión de lo que es posible y tener acceso a otro nivel de resultados, mientras
ayudan a los demás a través de su pasión.
Para organizar una conferencia con Jose María García, como ponente en tu
evento, escribe a: josemaria@respondiendo.es
Los medios de comunicación que quieran solicitar entrevistas o la colaboración
de Jose María García, pueden solicitar información en la siguiente dirección:
sigamos@respondiendo.es
¿Qué dicen de él?
“Del autor, al que he tenido el gusto de ver personalmente en alguna
de sus conferencias, destacaría su oratoria y la potencia de sus
mensajes. En sus discursos, es capaz de atraerte al mensaje hasta
abstraerte y que lo hagas tuyo. Tiene el don de la convicción con una
oratoria sencilla pero impactante.” (Luis Giménez Plaza -Licenciado
en Historia -).

“Jose María, te tiende su mano para sacarte del laberinto en el que
te puedas encontrar. Su entrenamiento te ayuda a encontrar el
camino hacia la salida, haciéndolo además de una forma muy
sencilla, como un juego de niños en el que te diviertes, y no quieres
que se acabe la sesión y esperas impaciente la siguiente.
A través de sus preguntas y ejercicios va desgranando y sacando a la luz
quién eres realmente. A veces las preguntas me desconcertaban, pues
eran como las piezas de un puzle, que por sí solas no tenían sentido para
mí. Otras me intrigaban y sentía mucha curiosidad de saber qué fin
tendrían, para finalmente sorprenderme con los resultados y comprobar
cómo las piezas del puzle encajaban a la perfección.
Siempre te facilita un recurso, una ayuda o una respuesta apropiados si
en algún momento te estancas.” (Raquel Cuervo Cavero -Ingeniero de
Obra Civil-).

“Jose María, es un orador que llega al público. Yo suelo decir que
motiva hasta a los muertos. Me encanta cómo nos hace participar y
lo accesible de su información y sus mensajes. Además, cuando
participas como alumna en un taller, te sientes a gusto y motivada
para hacerlo.” (Merche Casquete Guillem -Esteticista).

He aprendido mucho estos años gracias a su iniciación... De los
puntos fuertes de JoseMa, resaltaré los siguientes: 1) Capacidad de
observación, porque siempre ha sabido escuchar y estar sereno para
procesar la información y poder desarrollar, con éxito, una
conversación y/o consejo. 2) Profundidad, porque esto le ha
permitido analizar, con detalle, cada situación y adaptarse a ella,
para buscar soluciones. Una ventaja que otros no tienen. 3)
Organización, porque gracias a su rigor profesional me ha permitido
avanzar de una forma controlada en todo lo que iba ejecutando en
su proceso de coaching. (Sonia Cózar Baixauli – Emprendedora-).

Otros testimonios:
Antonio, (Valencia, España) dijo: Excelente!, este curso es una guía
para cuando perdemos la brújula. Las situaciones se ven de diferente
forma una vez terminado el curso y nos permite estar listos para
lograr el éxito.

Dora Elia, (Argentina) dijo: Gran sensación de placer al terminar de
hacer este entrenamiento que encierra gran sabiduría, y muchas
ganas de compartirlo con las personas que aprecio. ¡Gracias José
María! por compartir este curso con quienes siempre estamos en
busca del crecimiento personal, espiritual y del bienestar económico.

Fernando Jaime, (Chile) dijo: Es una retroalimentación.
Cotidianamente nos desgastamos ante los problemas. Tomar un
entrenamiento de esta naturaleza nos recuerda los conceptos que nos
permiten avanzar. Me parece muy necesario.

Sandra, (Madrid, España) dijo: Excelente!. Me encanta que alguien
se preocupe por la felicidad de los demás. El discurso “Juego Mental
Ganador” es bastante realista y, aunque muchas personas no
podemos manejar nuestros pensamientos al 100%, es una buena
manera de motivarnos para comenzar a hacerlo.

Nathalia, (Valencia, España) dijo: Escuchar el discurso “Juego
Mental Ganador”, en estos momentos de mi vida, me ha dado
esperanzas de una forma clara y sensata. Creo que me va a ayudar a
reflexionar, a plantearme en serio todas estas cuestiones y mucho
más. ¡Gracias!

Gerardo, (Alicante, España) dijo: Este entrenamiento es muy
motivante. Todos queremos un cambio en nuestra vida y este
entrenamiento nos da un método específico para lograrlo mediante
su aplicación. ¡Excelente!
Otras obras del autor:
Saber, Poder, Querer (Descubriendo Las Claves Del Desarrollo
Personal)…

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