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EL TRABAJO Y LO SAGRADO
«El ejemplo más elocuente que conozco de este principio innato e inmanente
procede de Droitwich, donde vive un ebanista llamado Fowkes. Para él, se
ha hecho consciente y forma parte de su filosofía de la vida. Hizo un
pequeño espejo de mano oval con un trozo de caoba para la esposa de un
amigo mío. Cuando mi amigo pasó a recogerlo, el ebanista reveló su
creencia de que las artes y los oficios eran en el origen una concesión divina
y que desde entonces los dones se habían transmitido de padres a hijos. En
apoyo de esta teoría hereditaria le dijo a mi amigo que su abuelo materno
era famoso en su época como uno de los mejores artífices de enchapado y
taracea de Inglaterra. Él mismo no sabía nada del enchapado. Un día “le
entraron ganas” de practicarlo e inmediatamente y con toda facilidad –dijo-
lo llevó a cabo. Al descubrir que no era necesario aprender la técnica por el
método de tanteo ni de modo autodidacto, consideró que su habilidad
procedía de su abuelo.»
«La obra que está “con”, “fuera” y “por encima” del artista debe convertirse
en la obra que está “en” él, en otras palabras, tomando forma dentro de él,
con el fin de que pueda producir una obra de arte de acuerdo con el
versículo “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lucas 1,35), esto es, de modo
que el “arriba” pueda llegar a ser “dentro”.» 1
«El hombre justo no busca nada con sus obras, porque los que buscan algo
con sus obras son sirvientes y mercenarios, como los que trabajan por un
Cómo o un Porqué. Por consiguiente, si quieres ser conforme a la justicia y
transformarte en ella no persigas nada con tus obras ni pretendas nada en
tu pensamiento en el tiempo o en la eternidad, ni recompensa ni
bienaventuranza, ni esto ni aquello; pues tales obras están todas realmente
muertas. En verdad te digo que si haces de Dios tu objetivo, todas las obras
que hagas por esta razón están muertas y por lo tanto echarás a perder las
buenas obras… Por consiguiente, si quieres… que tus obras vivan, debes
estar muerto para todas las cosas y tienes que haberte convertido en nada.
Es característico de las criaturas el hacer algo de algo, pero es característico
de Dios que haga algo de nada. Él hace algo a partir de nada. Por lo tanto, si
Dios quiere hacer algo en ti o contigo, antes debes haberte convertido en
nada. Así pues, entra en tu propio fondo y trabaja en él, y todas las obras
que realices allí estarán vivas.» 2
1 Treatises and Sermons of Meister Eckhart, trad. por James M. Clark y John V. Skinner (1958),
p. 251.
2 Clark and Skinner, op.cit, pp. 53-54.
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Aquí, todo pensamiento y todo saber debe ser eliminado: añadirlo introduce
la privación y la deficiencia.»
Brian Keeble
Artículo publicado en el libro “Every Branch in me”, editado por World Wisdom.
Traducido por Esteve Serra.