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La narrativa de
El hombre invisible Herbert George Wells
H. G. Wells, novelista británico (1866-1946) Se centra principalmente en el
futuro y en las potencialidades
A eso de las doce abrió la puerta de la sala y permaneció en el umbral mirando de la tecnología y la
fijamente a las tres o cuatro personas que se hallaban en el bar. ciencia. Además de estas
—Señora Hall —dijo. características, en sus obras
Alguien se separó tímidamente del grupo y fue a buscar a la señora Hall. Esta siempre incluye temáticas
sociales, que denuncian la
apareció al poco tiempo, con la respiración fatigosa, lo que no impedía que se
enorme desigualdad que
sintiera indignada. Hall no había vuelto todavía. se vivía en el Reino Unido.
Ella había estado esperando esta escena y apareció con una bandeja que contenía la Sus principales obras son La
cuenta sin pagar. máquina del tiempo (1895),
—¿Es la cuenta lo que quiere? —preguntó. El hombre invisible (1897), La
guerra de los mundos (1898).
—¿Por qué no me han traído el desayuno? ¿Por qué no me han preparado comida Todas ellas han sido llevadas
ni contestado a mis llamadas? ¿Cree usted que yo vivo sin comer? al cine.
—¿Por qué no me ha pagado la cuenta? —dijo la señora Hall—. Eso es lo que yo En síntesis, H. G. Wells es uno
quiero saber. de los padres de la ciencia
—Le dije hace tres días que estoy esperando un envío de dinero… ficción y fue el primero en
imaginar los temas que ahora
—Y yo le dije hace tres días que no voy a esperar ningún envío. No puede protestar
encontramos en cómics y
por haber estado esperando el desayuno si mi cuenta ha estado esperando cinco películas.
días.
El forastero blasfemó breve, pero enérgicamente.
—¡Vamos, vamos! —dijo una voz desde el bar.
—Y le agradecería mucho, señor, que se guardara sus juramentos para usted —dijo
la señora Hall. 1
El forastero permaneció de pie, más parecido que nunca a un buzo. Todos los que
se encontraban en el bar pensaron que la señora Hall había conseguido ganar la
partida. Y las siguientes palabras del desconocido así lo demostraron: Durante la lectura
—Escuche, buena mujer… —comenzó. 1 ¿Qué problema tienen
—A mí no me llame “buena mujer” —dijo la señora Hall. la señora Hall y el
—Ya le he dicho que no ha llegado el envío que estoy esperando. forastero?
Vocabulario
umbral: parte inferior del marco de blasfemar: maldecir, insultar.
una puerta, entrada a una casa o juramento: insulto.
habitación. buzo: persona que se sumerge en
fatigoso: cansado, trabajoso, el agua con vestimenta y equipo
sofocante. que le permite respirar.
indignado: enojado.
Hubo un revuelo entre el grupo, y el que hablaba se detuvo para dejar paso a una
Vocabulario pequeña comitiva que se dirigía decididamente hacia la casa. Iba, en primer lugar,
revuelo: desorden. el señor Hall, muy acalorado y enérgico; después el señor Bobby Jaffers, el policía del
comitiva: : gente que va pueblo, y después, el astuto señor Wadgers. Habían venido provistos de una orden
acompañando a alguien. de arresto. 3
contradictorio: absurdo, sin Los componentes del grupo les informaron a gritos contradictoriamente de los
sentido. recientes acontecimientos.
penumbra: oscuridad. —Tenga cabeza o no —dijo Jaffers—, debo arrestarlo y lo arrestaré.
espinilla: canilla. El señor Hall subió la escalera y se dirigió derecho a la puerta de la sala, que
tambalear: perder el encontró abierta.
equilibrio.
—Cumpla con su deber —dijo.
inutilizar: dejar sin capacidad
de movimiento. Jaffers penetró en la estancia seguido de Hall y de Wadgers. Vieron en la penumbra
decapitado: sin cabeza. la figura sin cabeza que los contemplaba, con un trozo de pan mordisqueado en
forastero: extranjero, ajeno. una mano y un pedazo de queso en la otra.
batirse en retirada: alejarse —Ese es —dijo Hall.
de una situación peligrosa o —¿Qué diablos significa esto? —exclamó una voz que llegó hasta ellos desde
desfavorable, huir. encima del cuello de la figura.
—Es usted un individuo extraño, señor —dijo el señor Jaffers—; pero, con cabeza o
sin ella, la orden de arresto dice “cuerpo”, y el deber es deber…
Durante la lectura —¡No se acerque! —dijo la figura dando un paso atrás.
Dejó caer bruscamente el pan y el queso y el señor Hall cogió el cuchillo a tiempo
3 ¿Por qué la gente corrió
de impedir que se clavara en la mesa. El desconocido se quitó el guante izquierdo
hacia la posada?
y lo arrojó a la cara de Jaffers. Un instante después, Jaffers, interrumpiéndose en
4 ¿Cómo reacciona la medio de una frase en la que mencionaba de nuevo la orden de arresto, lo cogió
policía del pueblo ante el por la muñeca sin mano y por la invisible garganta. Recibió un puntapié en la
extraño forastero?
espinilla, que le hizo dar un grito; pero no soltó su presa. Hall envió el cuchillo
por encima de la mesa a Wadgers, que dio un paso hacia
adelante, mientras Jaffers y el desconocido se
tambaleaban agarrándose el uno al otro.
Una silla se interpuso entre ellos, pero cayó
al suelo cuando los dos tropezaron con
ella. 4
—Cójale por los pies —dijo Jaffers entre
dientes.
El señor Hall, al intentar cumplir sus
instrucciones, recibió una patada en
las costillas que lo inutilizó por unos
momentos, y el señor Wadgers,
viendo que el decapitado forastero
había conseguido subirse encima
de Jaffers, se batió en retirada
hacia la puerta, cuchillo en mano,
—¡Eh, oiga, deténgase! —dijo Jaffers dándose cuenta de pronto de lo que sucedía.
Agarró el chaleco que se debatía y la camisa se salió de él. La prenda quedó flácida
Vocabulario colgando de su mano.
flácida: suelta, blanda. —¡Agárrenlo! —gritó Jaffers—. Acaba de desnudarse…
revolotear: volar. —¡Agárrenlo! —gritaron todos, abalanzándose sobre la revoloteante camisa
blandir: atacar con un arma blanca, que era cuanto quedaba visible del forastero.
de combate cuerpo a cuerpo. La manga de la camisa golpeó violentamente el rostro de Hall, que se vio obligado
porra: arma utilizada por poli- a detenerse en su avance, y un momento después la prenda se levantó y sus
cías para golpear y aturdir. movimientos revelaron que alguien se las estaba sacando por la cabeza.
abarrotar: llenar. Jaffers la cogió con fuerza y no consiguió más que ayudar a desprenderla. Recibió
vestíbulo: entrada de una un golpe violento en la boca, blandió inmediatamente su porra y dio con ella en la
casa o vivienda.
cabeza de Teddy Henfrey.
postrado: abatido.
—¡Cuidado! —gritaron todos, resguardándose y golpeando en el vacío—.
estupefacto: sorprendido.
¡Sujetadlo! ¡Cerrad la puerta! ¡Que no escape! ¡Aquí tengo algo! ¡Aquí está!
sobrecoger: asustar.
Por el ruido aquello semejaba una babel absoluta. Todos parecían recibir golpes
al mismo tiempo, y Sandy Wadgers, como siempre lleno de recursos, y con la
inteligencia agudizada por un terrible puñetazo en la nariz, abrió la marcha y salió
por la puerta. Los demás, al intentar seguirle, se amontonaron por un momento
en el umbral. Los golpes continuaron. Phipps, el unitario, tenía un diente roto, y
Henfrey sangraba por una oreja. Jaffers recibió un puntapié en la mandíbula y al
volverse cogió algo que se interponía entre él y Huxter, impidiendo que se acercase.
Le pareció tocar un tórax musculoso y, un momento después, todo el grupo de
hombres forcejeantes y excitados salió al abarrotado vestíbulo.
—¡Ya lo tengo! —gritó Jaffers, medio ahogado, haciendo eses y luchando a brazo
partido con su invisible enemigo.
Los hombres se apartaron a ambos lados, mientras los dos combatientes se dirigían
hacia la puerta de la casa y rodaban la media docena de escalones de la entrada de la
posada. Jaffers gritaba mientras tanto con voz estrangulada, pero sin soltar su presa. Un
Durante la lectura
momento después, dobló las rodillas, giró sobre sí mismo y cayó al suelo dando con la
6 ¿Qué hizo el forastero cabeza en la piedra. Solo entonces sus dedos cedieron. 6
para escapar? Se oyeron gritos excitados de “¡No lo suelte!”, “¡Invisible!”, y un joven desconocido
en el lugar, cuyo nombre no llegó a saberse, corrió hacia la escena, agarró algo, lo
perdió y cayó sobre el postrado cuerpo del policía. Al otro lado de la calle una
mujer gritó al sentirse empujada; un perro, que por lo visto recibió un puntapié, se
dirigió aullando hacia el patio de Huxter, y con eso llegó a su fin la transformación
del Hombre Invisible. Durante unos instantes, la gente permaneció estupefacta,
gesticulando.
Después, el pánico los sobrecogió esparciéndolos por el pueblo, del mismo
modo que una ráfaga de viento esparce las hojas muertas. Pero Jaffers continuó
sin movimiento, con la cara mirando el cielo, y las rodillas dobladas, al pie de los
escalones de la posada.
Wells, H. G.(1985). El hombre invisible.
En La máquina del tiempo; El hombre invisible. Madrid: Hyspamérica Ediciones.
Actividad de investigación
Actividad de vocabulario