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La actualidad de lo bello

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marco de la tradición como en la modernidad. La actualidad

ISBN Iq-?501-t.-,-, F1
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La actualidad de lo bello
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PENSAMIENTO CONTEMPORANEO
Hans-Georg Gad¿üner
Colección dirigida por Maluel Cruz

La actualidad de 1o bello
El arte como juego, símbolo y fiesta

Introducción de Rafael Argullol

1. L. Wittgenstein, Coryferencia sobre ética


2. J. Derrida, La desconstrucción en las¡fronteras
de lafilosofia
5. P.K. Feyerabend, Límites de la ciencia
4.. J.F. Lyotard, iPor quéfilosofar?
5. A.C. Danto, Ifisbria y narración
6. T.S. Kuhn, iQué son las reuoluciones científicas?
7. M. Foucault, Tecnologías del yo
8. N. Luhmann, Sociedad y sistema:
la ambición de la teoia
9. J. Rawls, Sobre las libertades
10. G. Vattimo, La sociedad transparente
11. R. Rortl, El giro lingüístico
12. G. Colli, El libro de nuestra crkis
15. K.-O. Apel,, Teoría de la uerdad y ética del discurso Ediciones Paidós
14. J. Elster, Domar la suerte I.C.E. de Ia Universidad Autónorna de Barcelona
15. H.G. Gadamer, La actualidad de lo bello Barcelona - Buenos Aires - México
SUMARIO
Título original: Die Aktualittit des Schcinen
Publicado en alemán por Philipp Reclam, jun., Stuttgart

Traducción de Antonio Górnez Ramos

Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín

l edición, 1991

Quedan ri
right", bai
obra, por
miento infomático, y la distribución de ejemplues de ella mediante alquiler o prés-
tamo públicos.

Introducción. El arte después de la o¡11¡g¡-


@ 1977 by Philipp Reclam jun., Stuttgart
@ de todas las ediciones en castellano te del ?rte», Rafael Argullol .
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona, e Bibliografía 25
Instituto de Ciencias de la Educación
de la Universidad Autónoma de Barqelona, 08195 Bellaterra
LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
ISBN: 84,-7509-679-4.
Depósito legal: B-8.962/ 1991
La justificación del arte . 29
Impreso en Hurope, S.4., El elemento lúdico del arte . 66
Recaredo, 2 - 08005 Barcelona El simbolismo en el arte 84
El arte como fiesta 99
Impreso en España - Printed in Spain
INTRODUCCION

EL ARTE DESPUES DE LA "MUERTE


DEL ARTE,

La lectura de un texto como 7a La actualidad


de lo bello se asemej a ala audición de una sinfo-
nía clásicz, yd no en el salón del palacio o en
la burguesa sala de conciertos, sino en el hueco
inquietante de un arrabal urbano. Las notas sue-
nan según una elaborada armonía, pero en el es-
cenario que los acoge se advierte el desorden del
campo de batalla. El efecto que produce es, al
mismo tiempo, estimulante y contradictorio. Al
lector le queda la sospecha de que la interpreta-
ción a la que ha asistido roza Io imposible. El
sonido ha salido perfecto de los instrumentos
pero la acústica del espacio escogido queda lejos
de tal perfección. Y, sin embargo, al final de la
audición se agradece la tentativa, por lo que tie-
ne de arriesgada en tiempos de excesiva comodi-
dad intelectual.
Ciertamente la tentativa de Hans Georg Ga-
damer es arriesgada: nada menos que trazar un
puente ontológico entre la tradición artística ("el
gran arte del pasado") y el arte moderno. para
ello el filósofo de Marburgo pone en marcha una
instrumentación clásica, aunque lo suficientemen-
te flexible como para tratar de responder, con
:].

10 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
rxrRoouccróN 11 _: ],

renacentista y emerge el arte moderno. Si teri'ei


la ayuda de cierta antropología contemporánea, mos que exigirnos coordenadas históricas, en-
a los principales interrogantes suscitados por la
cuentro preferible situar aquel cambio en la agi-
modernidad. De manera no disimulada, junto al
conflicto entre lo antiguo y lo moderno, en la obra tada palestra en la que tiene lugar la confluencia
de Gadamer late la vieja querella entre arte (o y la oposición de la ilustración y el idealismo,
más bien poesía) y filosofía. El propio autor la del clasicismo y romanticismo. De los fragores
ha elaborado en diversas ocasiones. La particu- causados por estas luchas y convivencias parten
laridad estriba en el hecho de que en La actuali- los orígenes de nuestra idea de modernidad. Es
dad de lo bello no sóio intenta revisar y reapro- decir, casi en perfil biográfico, el «tiempo de He-
ximar a los supuestos adversarios, sino que gelr, donde los primeros ecos del grito Dios ha
extiende la onda de expansión del choque a la muerto
-mucho antes de Nietzsche, con algunos
cultura moderna. Con armas filosóficas, Gada- románticos- vienen a coincidir con el anuncio
mer quiere demostrar que también el arte es co- -mucho
antes de lo que llamamos vanguardias-
nocimiento y que, pese a los prejuicios acumula- de la muerte del arte.
dos por los filósofos, esta capacidad cognoscitiva Por tanto, la elección del ajuste de cuentas
es tanto más evidente en un arte no referencial es oportuna. ¿Qué quiere decir Hegel cuando dice
(o sólo referido a sí mismo) como el arte moder- que el arte ha muerto o, más exactamente, cuan-
no. El puente al que aludíamos se convierte, en do afirma el ,,carácter de pasado del arte»?
cierto modo, en un doble puente: el que debe unir La supuesta extinción del arte en el mundo
lo antiguo a lo moderno, y el que debe facilitar moderno ha dado lugar a numerosas malinter-
la circulación entre la filosofia y el arte. La ca- pretaciones, algunas por desconocimiento de He-
pacidad constructora de Gadamer, así como, todo gel, otras, pienso, por excesiva fidelidad a la ar-
hay que decirlo, el optimismo con que desarro- quitectura hegeliana. Las primeras absolutizan
Ila su labor, hace que frecuentemente nos olvi- el significado de «muerte)), atribuida al arte,
demos, nosotros y é1, del vacío que debe ser su- como si fuera posible establecer una frontera rí-
perado. gida entre un antes y un después de la creativi-
Gadamer inicia su trabajo con un ajuste de dad artística. Las segundas, impregnadas por el
cuentas con Hegel y, también, con el tiempo de He- optimismo dialéctico de Hegel, tratan de demos-
gel, Tanto en un caso como en el otro parece trar, como había predicho éste, el efectivo des-
inevitable. El siglo xtx acostumbra a ser consi- bordamiento de la conciencia artística que, insu-
derado el marco en que se da el violento cambio
ficiente ya en la gran marcha histórica hacia la
de escena por el que entra en crisis el clásico-
12 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO rNtn.oouccróu 13

autoconciencia, deja lugar a la superior misión mortal, en cuanto manifestación pero-


de las conciencias religiosa y filosófica. ya-rtltra-artística- de la primacía-artística,
de la subjetivi-
Como casi siempre, ni la ignorancia ni la or- dad. La fluidez espontánea entre objeto y sujeto
todoxia sirven de mucho. El valor actual de la queda definitivamente obturada en un artista, el
muerte del arte hegeliana, como proyección y moderno, ,,demasiado consciente>> de su obra.
como diagnóstico, exige una distancia crítica con El análisis de Hegel es casi profético en rela-
respecto al sistema de Hegel. Es necesario, por ción a los destinos ulteriores del arte moderno.
decirlo así, extraer la pieza del edificio, para con- Los síntomas puestos al descubierto en sus Lec-
trastarla con otras piezas que han moldeado el ciones de Estética emergen puntualmente hasta
problema desde miradas diferentes. alcanzar nuestros días. No así, desde luego, el
Este Hegel fragmentario, separado de ia tota- diagnóstico, si tratamos de leerlo desde la globa-
lidad hegeliana, dialoga bien, por ejemplo, con lidad del sistema hegeliano. El arte no se autodi-
los fragmentos posteriores de un Baudelaire (el suelve para superarse y ser superado en estadios
autor de los Salones) y un Nietzsche (el Nietz- de conciencia superior. Más bien, en una direc-
sche último, singularmente el de los escritos pós- ción notablemente distinta, entra en un estado
tumos). Podrían ponerse otros ejemplos pero, de insuperable contradicción interna entre pers-
puestos a elegir, me quedaría con estas tres pectiva de la libertad que le proporciona el sub-
rrriradas privilegiadas, con la ventaja del escalo- jetivismo y el estigma de orfandad en el que re-
namiento a 1o largo del siglo xrx, el siglo que, conoce la ausencia de toda legislación objetiva.
en la práctica, incuba y desarrolla el quebranta- Baudelaire sabrá formular su visión de la
-con
modernidad- la libre condena al "salto hacia
miento de la tradición artística.
Naturalmente, el arte agonizante es, para He- adelante" que caracteriza al artista moderno, y
gel, el arte clásico, nacido y madurado mediante también a Nietzsche, tras las ilusiones metafísi-
el más perfecto equilibrio entre materia y espíri- cas de El nacimiento de la tragedia, conducirá,
tu. La ruptura de este equilibrio, en favor del a ese artista al premio y castigo simultáneos de
último, queda atestiguada por el oexceso de con- un «arte sin verdadr.
ciencia" del arte romántico. Más propiamente: Gadamer, para hacer hincapié en el fin de la
el arte romántico conlleva la autodisolución del forma clásica enunciado por Hegel, remarca el
arte, si entendemos éste según la forma clásica, carácter distinto de Ia relación entre 1o divino
que es aquella en que ha expresado su función y su presentación en el mundo griego (forjador
vital en la Historia. Por eso la ironía del artista de la forma clásica) y el mundo cristiano (pro-
moderno (la ironía romántica) significa el golpe pulsor del arte romántico). Para los griegos, lo
T4 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
INTRODUCCION 15

divino se revelaba espontáneamente en la forma con Hegel. Denuncia sus <(excesos idealistas",
de su propia expresión artística, mientras que pero se detiene en el momento de recabar el ba-
para el cristianismo, con su <<nueva y más pro- Iance disociado de sus síntomas y diagnósticos.
funda intelección de la trascendencia de Dios, ya Gadamer no se apropia de Hegel contra Hegel,
era posible una expresión adecuada de su propia
derivando la "muerte del arte>, clásico hacia la
verdad en el lenguaje de las formas artísticas". moderna esquizofrenia del arte, puesta de relie-
Al dejar de ser evidente el vínculo espontáneo ve por Baudelaire y, en otros aproximaciones, por
entre forma y verdad, tras la Antigüedad, el arte
Schopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche, sino que
aparece necesitado de justificación. En este pun-
da un largo rodeo histórico y etimológico para
to Gadanier amplía y rnatiza la posición de He- llegar, bastante inesperadamente, a Kant.
gel, elaborando lo que podríamos denominar Kant va a venir en ayuda del arte moderno.
«Sran cultura de la justificación artísti6¿» que
Antes, sin embargo, Gadamer prepara este adve-
ejercerá de impresionante transición entre la nimiento con un despliegue conceptual que, me-
espontaneidad objetiva de los antiguos y la oclu- diante la genealogía de la captación filosófica de
sión subjetiva de los modernos. Esta es la cultu- tres términos (arte, bello, estética), busca ilumi-
ra del cristianismo occidental, desde el humanis- nar la aparente paradoja ontológica formulada
mo ranacentista al ilustrado, en Ia que el arte por Baumgarten al considerar la experiencia es-
crece amparado en la fuerte integración de la tética como urra cognitio sensitiva. El valor aña-
Iglesia, poder y sociedad. Es, en opinión de Ga- dido de este recorrido estriba en el hecho de que
damer, el paisaje que se rompe en el siglo xrx. Gadamer se decanta contra uno de los prejuicios
A la integración Ie sucede la desintegración, en filosóficos tradicionales al reivindicar el carác-
el momento en que la creación artística se auto- ter cognoscitivo del arte. Gadamer ve en Aristó-
nomiza del marco que la sustentaba y el arte, teles, pero lógicamente sobre todo en Platón, una
desamparado de verdad con-textual, se ve forza- base sólidapara su reivindicación, Así, reforzan-
do a proclamar la textualidad de su verdad. do la interrelación entre lo estético y lo filosófi-
Pero, ¿tiene algún porvenir el arte tras «la co, alude a la creencia platónica, expresada en
muerte del arte"? Gadamer piensa que sí y, ade- el Fedro, en una unidad entre la percepción espi-
más, no sólo pretende establecer un nexo que re- ritual de lo bello y el orden verdadero del mundo.
lativice la fisura moderna sino que, asumiéndolo La función ontológica de lo bello, manifesta-
desde el pensamiento filosófico, quiere indagar- ción sensible del ideal, consistiría en «cerrar el
1o en cuanto a conocimiento. Para ello, un tanto
abismo" abierto entre éste y lo real. La experien-
abruptarnente, interrumpe el ajuste de cuentas cia de lo bello, según Platón, implica verdad. Pero,
l

16 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo rurRoouccróN 17

incluso aceptando el supuesto platónico, ¿puede kantianos se radicalizahacia una intuición, anti-
ser esto extendido al concepto de arte? ¿No se cipada por Kant, de la evolución del arte moder-
acostumbra a situar a Platón como el primer de- na. Para Gadamer, la formulación de la belleza
tractor filosófico de los artistas, es decir, de los libre como base de la experiencia estética alum-
artífices en y de la apariencia? braria el sendero de un arte, el moderno, que
Para tratar de responder a este interrogante crece en la constancia de su autosuficiencia como
Gadamer coloca a Kant en una encrucijada en arte. Kant contradice a Hegel. El arte clásico,
la que confluyen distintos caminos: el que lleva con respecto al que se cumple la hegeliana «muer-
a responder la cuestión planteada por Alexander te del arte», no posee conciencia de arte (a no
Baumgarten de la cognitio sensitiya; el que lleva ser extrínseca, es decir, para nosotros) mientras
a la primera formulación global del problema es- que sólo el arte moderno, el arte posterior a la
tético, justo en el momento histórico en ei que «muerte del arte", al no ser, o al no poder ser,
lleva a apoyar teóricamente el rumbo del arte otra cosa que autoconsciente, está en condicio-
moderno. nes de habitar libremente la belleza. Kant prepa-
Ya tratando de discernir la genealogía de lo ró teóricamente el terreno pues, según opina Ga-
bello, partiendo del griego Kalós, Gadamer saca damer, odesde que el arte no quiso ser ya nada
a colación, como rasgo fundamental, su autode- más que arte comenzó la gran revolución artísti-
terminación. "De ahí que, para nuestra sensibili- ca moderna». La unicidad de lo artístico, tanto
dad más natural, al concepto de lo bello perte- del perteneciente a la tradición como del que se
nezca el que no pueda preguntarse por qué gusta. origina tras su ruptura, quedaría establecida por
Sin ninguna referencia a un fin, sin esperar uti- el común recurso a Ia autonomía de lo estético,
lidad alguna, lo bello se cumple en una suerte con la diferencia de que si, en el arte llamado
de autodeterminación y transpira el gozo de re- clásico, esta autonomía se expres aba a pesar de
presentarse a sí mismo." Partiendo de esta pre- la integración del arte en la comunidad y de la
misa la recurrencia a Kant, en cuanto a primer subsiguiente inconciencia del artista, en el mo-
filósofo que analiza sistemática y críticamente derno, fruto de la desintegración y de la auto-
la experiencia estética, parece inevitable. Gada-
I

conciencia, dicha autonomía adquiere un estatu-


mer, tras separar algunas nociones matrices de to propio e inevitable.
la Crítica del luicio, fija su atención en la belleza Sin embargo, Gadamer, al recurrir justamen-
libre, caracterizada por Kant, como aquella te a Kant como gran campo teórico de inflexión,
"be-
lleza libre de conceptos y significados,. El alcance pasa por alto la irresuelta duplicidad kantiana
del placer desinteresado y de la finalidad sin fin entre arte y experiencia estética, que le impide
18 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo rNrnonuccróN 19

ejecutar el último movimiento necesario para des- ¿Hasta qué punto este certificado de nacimien-
cubrir el inmediato futuro de la creatividad to es un certificado de defunción? Hegel así lo
artística. En efecto, Kant, al proclamar rotunda- piensa, aunque presagia la instauración de pla-
mente la autonomía de lo estético, rompe cual- nos superiores de la conciencia. En una perspec-
quier posibilidad de legislación objetiva de lo tiva más general, desde la ironía romántica has-
bello y abre, de par en par, las puertas al subje- ta la evolución última de las vanguardias, la
tivismo. De lo escrito en diversos capítulos de dualidad nacimiento-muerte impregna el trans-
Ia Crítica del Juicio, en particular en la parte re- curso del arte moderno que, bajo la oscilación
ferida a la nanalítica de lo sublimer, podría de- pendular a menudo hacia tendencias utópico-apo-
ducirse casi sin transición lo afirmado medio si- calípticas, cuando no, desde la segunda guerra
glo después por Baudelaire al querer definir la mundial, hacia la plena asunción del simulacro,
modernidad. En ambos casos, el sujeto puede ar- una suerte de representación de aquella repre-
güir que aquello que él siente como bello es be- sentación, ya moderna, que escenificaba Ia pro-
llo. Pero en el de Kant esta abolición de leyes creación de lo nuevo junto con la sospecha de
y, por tanto, este radical subjetivismo sólo es su inmediata obsolescencia. La «muerte del arte»,
completamente aceptable en lo que concierne a aislada de las previsiones de Hegel, se alza como
la experiencia estética. No así con respecto al sombra protagonista del arte moderno, en el que
arte, ante el que Kant no llega a traspas ar la at- se proyecta como desvanecimiento de lo trascen-
rnósfera clasicista-ilustrada que exige al artista dente. Por eso el arte moderno, huérfano de Dios,
una adecuación, de rango objetivo, al orden y a persigue libre y desesperadamente, a través de
la norma. }lará falta la crítica romántica e idea-
la aventura formal, una forma de lo divino. Y la
lista a Kant, en el «tiempo de Hegel", para qlue
experiencia estética es, también, obligar a que
el valor de subjetivismo atribuido a la experien-
cia estética se trasponga al universo del arte. para
se manifieste aquello con respecto a lo que el
cerrar el juego, hará falta que Hegel contradiga hombre moderno se siente abandonado. Ese dios
a Kant para que un Baudelaire (tomado aquí desconocido que ha salido de nuestro escenario
como portavoz de su época) pueda llegar a creer, y del que, en ciertos momentos, imploramos su
ya no sólo que lo que siente como bello es bello, retorno.
sino que lo que produce como bello es asimis- Gadamer es más optimista y, a partír de Kant,
mo bello. Con la transposición del subjetivismo encuentra una base estable para defender la uni-
desde lo estético a lo artístico se sella el certifi- dad del arte. Para confirmar sus argumentos quie-
cado de nacimiento de la modernidad. re ahondar en la experiencia antropológica del
20 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo
rxrnoouccróN 21
arte a través de tres conceptos: juego, símbolo
y distinción: nEs la no distinción entre el modo par-
fiesta. ticular en que la obra se interpreta y la identi-
El juego, fundamentado
dad misma que hay detrás de la obra lo que cons-
como ufr exceso, le sirve a
ner una tendencia innata tituye la experiencia estética".
Como faceta de aquél también éste implicaría el También para Kant el juicio de gusto se ma-
automovimiento que caracteriza a lo viviente en nifiesta en el ejercicio conjunto de la imagina-
ción y el entendimiento. Pero las reflexiones kan-
tianas se dirigían, bien a la naturaleza, bien al
arte que calificamos clásico, mientras que Gada-
mer las aplica al arte moderno que, en su opi-
meta, sino al movimiento en cuanto movimien_ nión, al no remitirse a referentes exteriores, ex-
to") le acerca a Ia autonomía y eI d.esinterés de plicita, todavía con mayor vigor que el
lo estético preconizados por Kánt. El arte como tradicional, su vertiente lúdica. Ese remitir in-
juego entraña el terno e indeterminado del arte moderno se ex-
ano más puro de plica en su naí:iraleza simbólica.
«autonomía del Ahora bien, para
que esto pueda s Gadamer repasa Ia etimología de símbolo y
s, Gadame. u.o.r_ elige una opción semántica que lo coloca bajo
seja alejarse de la visión del arte como obra ce_
rrada y consolidada para aproximarse a otra vi_ la influencia de su maestro Heidegger. El símbo-
sión, dinámica, en que la obra es entendida como lo griego (o tessera hospitalis de ios latinos) como
proceso de construcción y reconstrucción conti_ tablilla que, partida en dos, se compartía entre
nuas. Desde este punto de vista la obra de arte ei anfitrión y el huésped, se convierte en una ex-
periencia simbólica- mediante la que "lo
particular -la
nunca ha sido sino que es, en continua transi_
se presenta como un fragmento de ser
ción res recepto- que promete complementar en un todo íntegro
res. del
un e ha ;1"#t:
tético que proporciona el arte es, precisamente,
ai que se corresponde con é1". Gadamer es, tras
esta correspondencia, taxativo: el sentimiento de
1o bello es la evocación de un orden íntegro posi-
esta posibilidad de relleno, nunca acabado, del
espacio de juego. Ahí radica la necesaria confu- ble. Luego, sin embargo, matiza esta afirmación
sión perceptiva de planos, que eje aparentemente idealista, advirtiendo, que lo sim-
dición imprescindible de la bólico, frente a las creencias del idealismo, des-
"*p".i
y a la que Gadamer alud" .o.r cansa osobre un insoluble juego de contrarios,
lu de mostración y de ocultación,. El error de la
22 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo
rNrRoouccróN 23
estética idealista sería ignorar este juego que
es
el.que, es-pecíficamente, permite qü" to ,irirr"._ la poesía es, simultáneamente, un retorno al ori-
sal tenga lugar en lo particular sin que, de
modo gen y un despojamiento del tiempo. Es decir, la
necesario, éste tenga que pronunciarie como
uni_
esencia del Arte.
versal. Dicho en otros términos: lo simbóli"o Un final esencialista. Pero quizás el único
remite al significldo. slno que representa "o puente posible sea realmente éste, y, tras la
el signi_
ficado. Si la esencia del ¡uelo es ál auto_orri*i"., «muerte del arter, el arte haya desencadenado
to, la de lo simbólico ,..iu el autosignificado. la máxima tensión creativa en busca de su
La o, esta capacidad esencia.
de ali o particuü. 1á .i
orden nos orlenta en re_ Rere¡l Ancurlol
lación
artísti ,?Llffirll ,ft Universidad de Barcelona

manencia. Lo simbólico
erianamente, el recono_
i se quiere, la travesía
y,s (. ir humano a casa;o;i* 32";::'#;3
Re-conocer en el arte es .uptu. lu p"i..ru;;;Zt;
en lo fugitivo.
El tema del arte como_superación del tiempo
(tema genéricamente m ¡derno, de Baudelr-i.J;
Proust y de éste a Beckett) ofrece a Gadamer
posibilidad de introducir ál carácte r de la
celebración como ruptura del presente. fiesta
i
La expe_
riencia estética es un otiempá de celebru.iár,
qu.e nos despoja del tiempo (iineal
o u.,r_rlrti_
{ nos sugiere lo eternó. É., ,r, último ;*j;,
"g)
siguiendo senderos heideggerianos, parece
que
Gadamer, sin dec_irlo expréIamente, nos
dirijá a
aquel poema de Hólderlín, Wie wenn am
Feierta_
ge («Como cuando en día de fiesta,)
en el que
BIBLIOGRAFIA

Las obras completas de H.G. Gadamer, publica-


das por la editorial Mohr, constan de diez volú-
menes de los cuales hasta el momento presente
sólo se han publicado seis.

I. Hermeneutik L Wahrheit und Methode.


GrundTüge einer philosophischen Herme-
neutik, Tubinga, Mohr, 1986.

III. Hermeneutik II. Wahrheit und Methode. Er-


grinzungen und Register, Tubinga, Mohr,
I 986.

m. Neure Philosophie L Hegel-Husserl-Heideg-


ger, Tubinga, Mohr, 1987.

IV. Neure Philosophie II. Probleme-Gestalten,


Tubinga, Mohr, 1987.

V. Griechische Philosophie 1, Tubinga, Mohr,


1985.

\/I. Griechische Philosophie 1,I, Tubinga, Mohr,


1985.
26 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO

TRADUCCIONES AL CASTELLANO:

Verdad y Método. Salamanca, Ed. Sígueme, 19g4.


La dialéctica de Hegel. Cinco heráenéu_
"nroyl,
ticos. Madrid, Cátedra, 19g1.
La.Razón-? lo época de la ciencia. Buenos Aires, LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
Alfa,1981.
Laherencia de Europa. Barcelona, peníns ula,l99O.
Me parece muy significativo que el problema
de la justificación del arte no se haya p-tanteado
sólo en nuestros días, sino que se trate de un
tema muy antiguo. Yo mismo dediqué mis pri-
meros estudios a esta cuestión, publicando un
escrito titulado Plato und die Dichter (Platón y
los poeta., (1934).' De hecho, fue desde la nue-
va mentalidad filosófica y las nuevas exigencias
de saber planteadas por el socratismo cuando,
por primera vez en la historia de Occidente, que
sepamos, se le exigió al arte una legitimación.
En ese momento, dejó de ser evidente por sí mis-
mo que la transmisión, en forma narrativa o fi-
gurativa, de contenidos tradicionales vagamente
aceptados e interpretados posea el derecho a la
verdad que reivindica. Así que se trata, de he-
cho, de un tema viejo y serio, que se plantea cada
vez que una nueva pretensión de verdad se opo-
ne a la forma tradicional que se sigue expresan-
do en Ia invención poética o en el lenguaje artís-
tico. Piénsese en la cultura antigua tardía y su

1. En Gaoe¡rrBn, H.G., Platos dialektische Ethik, Ham-


burgo, '1968, págs. 181-204.
30 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACIÓN DEL ARTE 31

hostilidad hacia las imágenes, tantas veces lamen- de los leitmotius decisivos para la justificación
tada. En aquel entonces, cuando las paredes co_ del arte en Occidente.
menzaron a cubrirse con incrustaciones, mosai, Nuestra conciencia cultural vive ahora, en
grarr parte, de los frutos de esta decisión, esto
es, de la historia del gran arte occidental, que
desarrolló, a través del arte cristiano medievat
y la renovación humanista del arte y la literatu-
ra griega y romana, un lenguaje de formas co-
munes para los contenidos comunes de una com-
prensión de nosotros mismos. Ello, hasta finales
del siglo xvrr, hasta las grandes transformacio-
nes sociales, políticas y religiosas con que comen-
zó el siglo xrx.
En Austria y en Alemania del Sur no hace fal-
ta describir con palabras la síntesis de conteni-
dos cristianos y antiguos que tan vivamente es-
pumea ante nosotros en las vigorosas oleadas de
la creación artística del Barroco. Ciertamente,
esta época del arte cristiano y de la tradición
cristiano-antigua y cristiano-humanista también
tuvo sus problemas, y sufrió sus transformacio-
nes, la menor de las cuales no fue la influencia
de la Reforma. Esta, por su parte, puso especial-
mente un nuevo género de arte en el centro de
su atención: la forma de la música realizada en
el canto comunitario, que volvía a animar desde
la palabra el lenguaje artístico de la música
en He Johann Se-
-piénsese
bastian Bach-, c algo nuevo
toda la gran trad stiána, una
tradición sin rupturas, que comenzó con el coro,
esto es, al fin y al cabo, con Ia unión del lengua-
32 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo
LA JUSTrFrcncróN DEL ARTE 33
je hímnico latino y la melo dia gregoriana cuyo
icuestion ar la evidencia del concepto dominante
don le había sido otorgado al papá magno.
Sobre este telón de fondo, el próblema, es de_ de arte, y de que tengamos que poner de manifies_
ci-r, la pregunta por la justificación del urtr, ,._
cibe üna primera orientación. podemo, ,".rri.rro,
Itui.de la ayuda de quienes han pensado antes
la misma pregunta. yello sin negár que la nue_
va situación del arte que vivimos en nuestro si_ pres¡ó¡ de Hegel en la que éste formuló, agudi_
glo tiene que ser consiáerada, en realidad, como zándola radicalmente, esa exigencia de la fiÍoso_
la ruptura con una tradición unificada ."Vuilli_ fia que pretende hacer de nuestro conocimiento
ma gran oleada la representó el siglo *r*. Crr.r_ mismo de la verdad un objeto de nuestro conoci_
miento, saber nuestro saber mismo de lo verda_
$o.HeS9l, el gran maéstro del ideaTir-; ;r;;;;
lativo, dio sus lecciones de estética, primero en
Heidelberg y luego en Berlín, uno dé sus moti_
vos introductorios fue la doctrina del ucarácter
de pasado del arter.2 Si se reconstruye y se me_
dita de nuevo el planteamiento hegeliánó, se des_
cubre con asombro cuántas de nuestras propias
preguntas dirigidas al arte se hallan p."fó.o-lu_
das en é1. Quisiera exponer esto, con toda breve_
dad, en una consideraiión introáuct oria, afin de
que conozcamos el motivo de que, en el avance
de nuestras reflexiones, tengaáos que volver a

2. Véase mi ls Diatektik, g7l,


plc: y sigs. (tr
8q Dialéctica áe dru',
Madrid, L971), y, el ensayo de rich
Kunst De hecho, era Ia audaz pretensión de Hegel
1nd suls tphilo_sophie der Gegenwu.t. üU".t".rg.,r_
<<

gen mit Rücksicht auf Hegel que su filosofía abarcaba incluso este misteiio
k Ártt et¡i7Áit_
he.tische Reflexion. Lyrik ils Mod.erne, com_
pilado por Wolfgang Iser, así como mi
recensión en: Philosophische Rundschq.u l5 (19óB), pags.
y sigs.
Zit
34 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA .TUSTIFICACION DEL ARTE 35

de la misma en la forma del concepto. Aun sin 97 arte precedente aparezca corrro algo pasado.
exponer aquí esa síntesis dialéctica de una, diga- Al hablar del carácter de pasad< del arte se refe-
mos, Trinidad filosófica, de una permanente re- ria más bien a que el arte ya no se entendía del
surrección del espíritu en el modo que Hegel in- modo espontáneo en que se había entendido en
tentó, tenía que mencionarla t pdro, que se pueda el mundo griego y en su representación de lo di-
entender realmente la posición de Hegel respec- vino como algo evidente por sí mismo. En el mun-
to al arte y su enunciado sobre eI carácter de do griego, la manifestación de 1o divino estaba en
pasado de éste. Pues a lo que Hegel se refiere las esculturas y en los templos, que se erguían
no es, en primer término, al final de la tradición en el paisaje abiertos a la luz meridional, sin ce-
plástica cristiano-occidental, que entonces se ha- rrarse nunca a las fuerzas eternas de la natura-
bía alcanzado realmente, según creemos hoy en leza; era en Ia gran escultura donde 1o divino se
día. Lo que é1, en su tiempo, percibía no era la representaba visiblemente en figuras humanas
caída en el extrañamiento y la provocación, tal moldeadas por manos humanas/La auténtica te-
y como la vivimos hoy como contemporáneos del sis de Hegel es que, para la cultura griega, Dios
arte abstracto y no-objetual. Tampoco erala reac- y lo divino se revelaban expresa y propiamente
ción de Hegel, seguramente, la que experimenta en la forma de su misma expresión artística., y
todo visitante del Louvre cuando entra en esa que, con el Cristianismo y su nueva y más pro-
magnífica colección de la alta y madura pintura funda intelección de la trascendencia de Dios, ya
de Occidente y se ve asaltado, antes que nada, no era posible una expresión adecuadaiiJe su pro-
por los cuadros de revolución y de coronación pia verdad en el lenguaje de las formas artísti-
del arte revolucionario de finales del siglo xvrr cas y en el lenguaje figurativo del discurso poé-
y comienzos del xrx. tico¡tLa obra de arte había dejado de ser Io divino
Seguramente, Hegel no quería decir mismo que ador namoq: La tesis del carácter de
iba a hacerlo?- que con el Barroco y -¿cómosus for- pasado del arte entraña que,,"'con el fin de la An-
mas tardías del Rococó había entrado en la esce- tigüedad, el arte tiene que aparecer como nece-
na de la historia humana el último estilo de Oc- sitado de justificación. Ya he sugerido que esta
cidente. El no sabía que nosotros sí sabemos justificación la llevaron a cabo, en el curso de
-lo
retrospectivamente- que entonces comenzaba el los siglos, Ia Iglesia cristiana y la fusión huma-
siglo del historicismo, y no presentía que, en nista con la tradición antiguaide ese modo tan
el siglo xx, la valiente autoemancipación de las magnífico que llamamos arte cristiano de Occi-
cadenas históricas del xrx convertiría en verdad, dente.
en otro sentido más audaz, el hecho de que todo No se puede negar que el arte de entonces,
36 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACIÓN DEL ARTE 37
que se justificaba en una unión última con todo marginación social el precio de esta proclama,
el mundo de su entorno, realizaba una integra- siendo un artista ya sólo para el arte.,¡
ción evidente de la comunidad, la Iglesia y la so- Pero, ¿qué es todo eso frente al extrañamien-
ciedad, por un lado, y con la autocomprensión to y la conmoción que las nuevas creaciones ar-
del artista creador, por otro. pero nuestro pro_ tísticas de nuestro siglo han llegado a exigir de
blema es precisamente qrJ".u integración ha de- nuestra autocomprensión como público?
jado de ser evidente y, con ello, la áutocompren_ Preferiría callar discretamente sobre lo difí-
sión colectiva del artista ya no existe¡(y .ro &irt" cil que es para los intérpretes, por ejemplo, to-
ya en el siglo xrx). Esto es lo que se expresa en car en una sala de conciertos una composición
la tesis de Hegel. Ya entor.", comenzaron los de música moderna. La mayoría de las veces pue-
grandes artistas a sentirse más o menos desa_ den ponerla sólo en medio del prograrna; si no,
rraigados en una sociedad que se estaba indus_ los oyentes llegan tarde o se van antes de aca-
trializando y comercialízando, con lo que el ar_ bar: se expresa aquí una situación que antes no
tista encontró confirmada en su propiá destino
bohemio la vieja reputación de ,ugábrrdos de
los antiguos juglares. En el siglo *ri, todo artis_
ta vivía en la conciencia de que la comunicación
entre él y los hombres para los que creaba había por otro. En la historia de la pintura del siglo
tl dejado de ser algo evidente. El u.iirtu del siglo xrx xx pueden rastrearse fácilmente los comienzos
no está en una comunidad, sino que se crea su de esta escisión y la progresiva agudización del
propia comunidad con todo el pluralismo que co_
rresponde a la situación y con todas las Lxage_
radas expectativas que necesariamente se gene_
ran cuando se tienen que combinar la admisión res se comprendian a sí mismas: la vali dez de
del pluralismo con la pretensión de que la forma la perspectiva central.3
y el mensaje de la creación propia ,o, lo. únicos Esto se puede observar por primera vez en
verdaderos. Esta es, de hecho, la conciencia me_ los cuadros de Hans von Marées, y más tarde
siánica del artista del siglo xrx, que se siente se une a ello el gran movimiento revolucionario
como una especie de «nuevo redentor» (Immer_
mann) en su proclama a la humanidadl trae un
nuevo mensaje de reconciliación, y paga con su 3. Véase Bonnu, G., StuLdien lur perspektivittjt. philo_
sophie und Kunst in der Frühen NeuTeit, Hiedelberg, 1969.
38 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACIóN DEL ARTE 39

que alcanzó reconocimiento mundial gracias, so- los grandes artistas alrededor de 1910, y la con-
bre todo, a la maestría de Paul Cézanne. por su- versión de esta ruptura cubista de la tradición
puesto que la perspectiva central no es un dato en la compieta eliminación de toda referencia a
obvio dentro de la visión y la creación plástica. un objeto para formar la figura. Queda todavía
No existió en absoluto durante la Edaá Media abierta la cuestión de si esa supresión de nues-
cristiana. Fue en el Renacimiento, en esa época tras expectativas objetuales ha sido total. Pero
del vigoroso resurgir del gozo por la consiruc- una cosa es segura: la ingenua obviedad de que
ción cientifica y matemática, cuando la perspec- un cuadro es una visión de algo
tiva central, considerada una de las grand". *u_ -como en el
caso de la visión de la naturaleza o de la natura-
ravillas del progreso huma.ro en ál arte y la Teza configurada por el hombre, que la experien-
ciencia, se convirtió en obligatoria para la pintu- cia cotidiana nos proporciona- ha quedado cla-
ra. Sólo cuando hemos ido dejando graduul-er- ra y radicalmente destruida. Ya no se puede ver
te de esperar una perspectiva centrál en la pin- uno intuitu un cuadro cubista o una pintura no
tura, y de contemplarla como algo obvio, ," no, objetual, como una mirada que se limite a reci-
han abierto realmente los ojos pára el gran arte bir pasivamente. Para ver, hay que llevar a cabo
de la alta Edad Media, para .1 ti"*pó en que una actividad muy especial: hay que sintetizar
el cuadro aún no se desvanecía como una mira- personalmente las diversas facetas cuyos trazos
da que otea y se aleja por la ventana desde el aparecen en el lienzo; y luego, tal vez sea uno
inrnediato primer plano hasta el horizonte, sino arrebatado y elevado por la profunda armonía
que podía leerse claramente como una escritura y corrección de la obra, igual que ocurría anti-
de signos, una escritura de signos figurativos que guamente, sin problema alguno, sobre la base de
a la vez nos instruía intelectualmente y elevába la comunidad de contenido del cuadro. Habrá que
nuestro espíritu. cuestionarse lo que esto significa para nuestra
Así, la perspectiva central resultó ser sólo una meditación. O recordaré también la música mo-
forma histórica y pasajera de nuestra creación derna y el vocabulario, totalmente nuevo, de ar-
plástica. Pero su desmoronamiento fue el prece- monía y disonancia que se usa en ella, la pecu-
dente de desarrollos de la creación contemporá- liar concentración y con la arquitectura de la
nea, que llegarían mucho más lejos y que resul- frase del gran clasicismo musical. Uno no puede
tarian mucho más extraños para nuestra sustraerse a ello, como tampoco al hecho de que,
tradición artística. Traigo aqui a la m"mo ria la cuando visita un museo y entra en las salas don-
destrucción cubista de la forma, en la que se ejer- de están expuestos los desarrollos artísticos más
citaron, al menos durante un tiempo- casi tódo recientes, siempre deja algo tras de sí. Si uno
40 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
LA JUSTIFICACIÓN DEL ARTE 4t
se ha abierto a lo nuevo, advierte después, al vol_
verse hacia lo antiguo, un particulai desvaneci_ ciones de piedra sobre piedra, representando más
miento de su receptividad. Ciertamente, se trata bien una creación totalmente nueva. Esos edifi_
de una reacción de col traste; pero justamente cios puestos de punta, por así decirlo, o susten_
así se hace clara la agudeza del contiaste entre tados por finas y débiles columnas donde las pa.
redes y muros protectores han sido sustituiáos
vreJas.
por la apertura de tejados y cubiertas que seme_
hermética, que, jan tiendas de campaña. Este breve repaso sólo
nterés especial
ot;f""t' allí dond" pretendía hacer ver lo que realmente ha ocurri_
gún otro do, y por qué el arte de hoy nos está planteando
sofo. De h " fiil- una nueva pregunta. Quiero decir por qué la com_
á" o ha
llegado ha lo prensión de lo que es el arte hoy en día repre_
f i.átiur-ent e y, quizá, I as mayo re s re al i z a.i:gr::- senta una tarea para el pensamiento.
de los más grandes artistu, d. la palabr; .;rá" Quisiera desplegar esta tarea en varios pla_
marcadas por un trág en lo inde_ nos diferentes. Partiremos primero del principio
cible.o Recordaré el o, para el básico de que, al pensar sobre esta cueitión, te_
cual hace mucho que la .u á" tiem_ nemos que abarcar tanto el gran arte del pasado
po y acción suena como un cuento olvidado, y y de la tradición como el arte moderno, pues éste
que incluso vulnera consciente y enfáticameÁtá no sólo no se contrapone a aqt,él, sinó que ha
la unidad del carácter dramático; aún más, don_ extraído de él sus propi as fuetias y su impulso.
de, como es el caso de Bertolt Brecht, tal vulne_ Un primer presupuesto será que ambos sori arte,
ración se convierte en el principio formal de la que ambos han de ser considerados conjuntamen_
nueva creación dramática. O recordaré, finalmen_ te.. No es sólo que ningún artista de hoy podría
te, la arquitectura moderna: en qué liberación haber desarrollado sus propias audacias ,irro
"._
tuviese familiarizado con el lenguaje de la tradi_
-¿o tentación?-
nerse,
se ha convertido el poder opo_
con la- ayuda de los nuevos máteriales, a ción, ni es sólo que el receptor de arte también
las leyes tradicionales de la estática y constrúir esté permanentemente inmerso en la simultanei_
algo que ya no se parece en nada a las construc_ dad de pasado y presente. porque no sólo lo está
cuando va a un museo y pasa d" ,ru sala a otra,
o cuando vez contra su gusto- en un con_
4. Véase mi ensayo «Verstummen die Dichter?,, en
Zeitwende, Die neue F.urche 5 (1970) pág. 364 y
cierto, en -tal
una obra de teatro, se ve enfrentado
,ig.., ir__ al arte moderno, o incluso a la reproducción mo_
bién en Kleine Schrilten IV, iubinga , 1977.
derna de una obra clásica. Lo está siempre. Nues_
42 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACIÓN DEL ARTE 43

tra vida cotidiana es un caminar constante por forma de comunicación de todo con todos. Y, con
la simultaneidad de pasado y futuro. poder ir ásí, ello, no me refiero sólo al hecho de que las gran-
con ese horizonte de futuro abierto y de pasado des creaciones artísticas desciendan de mil ma-
irrepetible, constituye la esencia de lo que lla- neras al mundo práctico y a Ia decoración de
mamos nespíritur.¡Mnemosine, la musa dá la me- nuestro entorno, o, digamos mejor: no que des-
moria, la musa de la apropiación por el recuer- cienden, sino que se difunden y se extienden, pro-
do, que es quien dispone aquí, u ia vez la musa piciando así una cierta unidad de estilo en nues-
"r
de la libertad espiritual. La meryoria y el recuer- tro mundo humanamente elaborado. Esto siempre
do, que recibe en sí el arte del p'ásado y la tradi- ha sido así, y no cabe duda de que la tendencia
ción de nuestro arte, expresan la misma activi- constructivista que encontramos hoy en día en
dad del espíritu que el atrevimiento de los nuevos la arquitectura y en las artes plásticas tiene pro-
experimentos con inauditas formas deformes. fundas repercusiones también en los aparatos que
Tendremos que preguntarnos qué se sigue de esta manejamos a diario en la cocina, la casa, el trans-
unidad de Io que ha sido con lo que es hoy. porte y la vida pública. No es casual en absoluto
Pero esta unidad no es sólo una cuestión de que el artista supere en lo que crea la tensión
nuestra propia comprensión estética. No se trata entre las expectativas cobijadas en la tradición
solo de que nos hagamos conscientes de la profun- y los nuevos hábitos que él mismo contribuye
da continuidad que conecta los lenguajes de for- a introducir. La situación de modernidad extre-
mas artísticas del pasado con la ruptura de la ma, como muestra esta especie de tensión y de
forma del presente. En las pretensiones del ar- conflicto, es más que notable. Pone el pensamien-
tista moderno hay un agente social nuevo. Es una to delante de su problema.
especie de oposición f igión de la Dos cosas parecen concurrir aquÍ: nuestra
cultura burguesa y a del placer coincidencia histórica y la reflexividad del hom-
lo que ha inducido de s al ártista bre y del artista moderno,"La conciencia históri-
de hoy a incluir nuestra actividad entre sus pro- ca no es nada con lo que hayan de asociarse ideas
pias pretensiones, tal como sucede con esas es- demasiado eruditas o relativas a una concepción
tructuras de la pintura cubista del mundo. Basta con pensar en lo que a cual-
las que el observador tiene qu quiera le resulta evidente cuando se ve enfrenta-
a paso todas las facetas de los a do con una creación artística del pasado. Es evi-
tes. El artista tiene la pretensión de hacer de la dente, que ni siquiera es consciente de acercarse
nueva concepción del arte, a partir de la cual a ella con una conciencia histórica. Reconoce los
crea, a Ia vez una nueva solidaridad, una nueva trajes del pasado como trajes históricos, y acep-
44 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 45

ta que los cuadros con temas de la tradición pre- que no solicitemos un reconocimiento ingenuo que
senten varios tipos de trajes históricamente dife- nos vuelva a poner ante los ojos nuestro propio
rentes; nadie se sorprende porque Altdorfer, en mundo con una validez compacta y duradera,
La batalla de Alejandro, haga desfilar héroes de sino que reflexionemos sobre toda la gran tra-
aspecto evidentemente medieval y formaciones dición de nuestra propia historia; más aún, re-
de tropa modernas, como si Alejandro Magno hu- flexionamos del mismo modo sobre las tradicio-
biera derrotado a los persas ataviado según le nes y las formas artísticas de otros mundos y
vemos ahí.t Estamos tan obviamente dispuestos culturas que no han determinado la historia oc-
para sintonizar históricamente que hasta me atre- cidental, pudiendo, precisamente así, hacerlas
vería a decir que, si no lo estuviéramos, la co- nuestras en su alteridad. Es una elevada reflexi-
rrección, es decir, la maestría en la configuración vidad que todos poseemos y que potencia al ar-
del arte antiguo no sería, tal vez, perceptible en tista de hoy en su propia productividad. Clara-
absoluto. Quien todavía se dejara sorprender por mente, es tarea de los filósofos discutir cómo
lo diferente como diferente, tal como haría o hu- puede ocurrir eso de un modo tan revoluciona-
biera hecho alguien sin ninguna educación histó- rio y por qué la conciencia histórica y su nueva
rica (de apenas queda alguno) no podría experi- reflexividad se enlazan con la pretensión irrenun-
mentar en su evidencia precisamente esa unidad ciable de que lo que vemos esté ahí y nos inter-
de forma y contenido que pertenece claramente pele de modo inmediato, como si nosotros mis-
a la esencia de toda creación artística verdadera. mos fuésemos ello. Por eso, considero que el
Por consiguiente,,.la conciencia histórica no primer paso de nuestro trabajo es profundizar
es una postura metodológica especial, erudita o en los conceptos precisos para esta cuestión. Ex-
condicionada por una concepción del mundo, sino pondré, en primer lugar, Ios medios conceptua-
una especie de instrumentación de la espirituali- les de la estética filosófica con los cuales vamos
dad de nuestros sentidos que determina de ante- a abordar el tema expuesto, y después mostraré
man? nuestra visión y nuestra experiencia del que los tres conceptos enunciados en el tema tie-
artel Con ello converge claramente el hecho nen una importancia de primer orden: la vuelta
también esto es ,ru fo.-a de reflexividad- -y de al concepto de iuego; la elaboración del concep-
to de símbolo, esto es, de la posibilidad de re-
conocernos a nosotros mismos; y, finalmente, la
5. Véase Reinhardt Koselleck, "Historia Magistra Vi-
tae,,, en Natur und Geschichte. Karl Lówith zum 70. Ge- liesta como el lugar donde se recupera la comu-
burtstag, a cargo de Hermann Braun y Manfred Riedel, nicación de todos con todos.
Stuttgart, 1967. Es tarea de la filosofía encontrar lo común
46 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 47

también en lo diferente. ouvopd,v eig üv ei6oq rico de lo que Aristóteles llamaba noultrl¡
a ver todo junto en lo unor-; ésta énror(pr1, es decir, el saber y la capacidad del pro-
-nAprender
es, para Platón, la tarea del filósofo dialéctico. ducir.u Lo que es común a la producción del ar-
Podemos preguntarnos entonces qué medios pone tesano y ala creación del artista, y lo que distin-
a nuestra disposición la tradición filosófica para gúe a un saber semejante de la teoría o del saber
solucionar la tarea que nos hemos propuesto, o y de la decisión práctico-política es el.'despren-
simplemente, para llevarnos a una autocompren- dimiento de la obra respecto del propio hacerrl
sión más clara. Se trata de la tarea de tender Esto forma parte de Ia esencia del producir, y
un puente sobre la enorme falla que hay entre habrá que tenerlo en mente si se quiere entender
la tradición formal y temática de las artás plás- y juzgar en sus límites Ia crítica al concepto de
ticas de Occidente y los ideales de los creadtres obra que los modernos dirigen contra el arte de la
actuales. La palabra «arte» nos dará una prime- tradición y el disfrute burgués de la cultura aso-
ra orientación. Nunca debemos subestimarlo que ciado a é1. Sale una obra a la luz. Eso es clara-
una palabra pueda decirnos. La palabra ,, mente un rasgo común. La obra, en cuanto obje-
anticipo del pensar consumado ya antes que ". no_ tivo intencional de un esfuerzo regulado, queda
sotros. Así, la palabra «arte» ha de ser án este libre como 1o que es, emancipada del hacer que
caso el punto de partida de nuestra orientación. la produjo. Pues la obra, por definición, está des-
Todo el que tenga una formación histórica míni- tinada al uso. Platón solía destacar que el sa-
ma sabe que hace menos de doscientos años que ber y la capacidad de la producción están subor-
esta palabra, <<arte», tiene el sentido ilustre y dinados al uso, y dependen del saber de aquel
cluyente con que actualmente la asociamos. En "*_ que vaya a usar la obra.' El ejemplo platónico
el siglo xvrr, todavía se tenía que decir nlas be- es que el navggante es quien determina lo que
llas artes, al referirse al arte. Porque, junto a ha de fabricar el constructor de barcos. Por con-
ellas, estaban las artes mecánicas, artés en el sen- siguiente, el concepto de obra remite a una esfe-
tido de técnica, de producción industrial y arte- ra de uso común, y con ello a una comunidad
sanal, que constituyen, con mucho, el ámbiio más de comprensión, a una comunicación inteligible.
,r
amplio de Ia práctica productiva humana. De ahí Ahora bien, la verdadera cuestión es, entonces,
i que en la tradición filosófica no encontremos un bómo se diferencia, dentro de ese concepto gené-
r
concepto de arte en el sentido nuestro. Lo que rico de saber productivo, el .,arte" de las artes
podemos aprender de los padres del pensamiLn-
to occidental, de los griegos, es, precisamente, 6. Anrsrórpl¡s, Meta'física 6.
l
que el arte se engloba dentro del concepto gené_ 7. PraróN, República 601 d,e.
i"
48 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 49
mecánicas. La respuesta de los antiguos, que aún mientras,jla historia tan sólo narra 1o que ha su-
nos ha de dar que pensar, es qr" sé tratá de un cedido, la poesía cuenta lo que siempre puede
hacer imitativo, de imitaciónf La imitación se re_ suceder. Nos enseña a ver lo universal en el ha-
fiere en este caso al horizonte: entero de la physis, cer y el padecer humanos. Y como lo universal
de la naturaleza. El arte es oposible, po.qr",
es claramente tarea de la filosofía, el arte es más
su hacer figurativo, la natuialeza de¡a tádavía ", filosófico que la ciencia histórica, dado que dice
algo por configurar, le cede al espíritl humano
un vacío de configuraciones para que lo rellene. lo universal,iEsto es, al menos, una primera pis-
Ahora bien, como, a difereniiu d" esa actividad ta que nos deja Ia herencia de la aniigtiedad.
figurativa--general de la producción, el arte que La segunda parte de nuestra inteligencia so-
nosotros llamamos «arte», en tanto que la o6.u bre la palabra (<arte)> nos dará otra pista de ma-
no es realmente lo que representu, ,irro que ac_ yor alcance, y que también apunta más allá de
túa imitativamente, está cargado de toda suerte los límites de la estética contemporánea. Arte
de enigmas, surgen aquí ,r.rá g.u, cantidad de quiere decir "bellas artes». Pero, ¿qué es lo bello?
problemas filosóficos extremadamente sutiles y, Aún hoy, el concepto de lo bello nos sale al
sobre todos ellos, el problema de ia aparienciá encuentro en múltiples expresiones en las que
óntica. iQué significa eso de que aquí ,o ," pro_ pervive algo del viejo sentido, en definitiva grie-
duce nada real, sino algo cuyó nrsór, go, de la palabra rcrl,óv. También nosotros aso-
,.i d" ciamos todavía, en ciertas circunstancias, eI
ser un verdadero utilizar, se cumple de ".,modo pe-
culiar en un demorarse contemplutirro en la apa- concepto de lo nbello" con algo que esté públi-
riencia? Todavía tendremos que decir algo so6re camente reconocido por el uso y la costumbre,
esto. Pero, en principio, está claro que no se pue_ o cualquier otra cosa; con algo que so-
de esperar ninguna ayuda inmediaia de los grie- lemos decir- sea digno de verse y -como
que esté
gos, si ellos consideraban lo que nosotros llama_ destinado a ser visto. En la memoria de la len-
mos arte como, en el mejor de los casos, una gua alemana aún pervive la expresión "schóne
especie de imitación de la naturaleza. Tal imita- Sittlichkeil» (bella moralidad), con 1o cual el idea-
ción, desde luego, no tiene nada que ver con la lismo alemán (Schiller, Hegel) caracterizaba el
miopía naturalista o realista de lamoderna teo_ mundo moral y político griego, contraponiéndo-
ría del arte. Así puede confirmarlo una célebre lo al mecanicismo sin alma del Estado moderno.
cita de Ia Poética, donde Aristóteles dice: «La poe-
"Bella moralidad, no significa aquí una morali-
sía es más filosófica que la historia,.' piles, dad llena de belleza, en el sentido de pompa y
magnificencia ornamental, sino una moralidad
8. AnrsróreI-ss, poética 1451 b 5. que se presenta y se vive en todas las formas
t,
50 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTrFrcecróN DEL ARTE 51

de la vida comunitaria, según la cual se orde- bello cobra, especialmente en el pensamiento pla-
l" "J todo y que, de este modo, hace que los
hombres
tónico, una función que ilumina ampliamente
se encuentren constantemente Consigo nuestro problema. En el Fedro, Platón describe
mismos en su propio mundo. También pu.r.,ro_ en forma de gran mito la determinación del hom-
sotros,bigue resultando convincente la determi_ bre, su limitación frente a los dioses y su caída
nación de nlo bello, como algo que goza del re- en la pesadez terrenal de la existencia corporal
conocimiento y de aprobación general. De ahí que y sensible. Nos describe la espléndida procésión
para nuestra sensibilidad más natural, al concep_ de todas las almas, en la cual se refleja la proce-
to de lo obello" pertenezca el hecho de que no sión nocturna de las estnellas. Es una especie de
pueda preguntarse por qué gusta. Sin ninguna viaje en carro por la cumbre de la bóveda del fir-
referencia a un fin, sin esperar utilidad algirna, mamento, bajo la conducción de los dioses del
lo bello se cumple en una Juerte de autodetérmi- Olimpo. Las almas humanas viajan igualmente
nación y transpira el gozo de representarse a sí en carros tirados por caballos, siguiendo a los
mismo. Hasta aquí en lo que se refiere a la pa- dioses, los cuales realizan esta procesión cada
labra. día. Arriba, en la bóveda del firmamento, se ofre-
¿Dónde sale lo bello al encuentro de tal modo ce a la mirada el mundo verdadero. Y 1o que allí
que se cumpla su esencia de modo más convin_ se ve ya no es este tráfago anárquico y cambian-
cente? Para conquistar de antemano todo el ho_ te de nuestra llamada experiencia terrenal, sino
rizonte real del problema de lo bello y, tal vez, las verdaderas constantes y las configuraciones
también de 1o que el arte <<es>>, ha de rLcordarse permanentes del ser. Y, entonces, mientras los
que, para los griegos, el cosmos, el orden del cie_ dioses se abandonan plenamente a la contempla-
lo, representa la auténtica manifestación visible ción de este mundo verdadero, las almas huma-
de lo bello. Hay un elemento pitagórico en la idea nas se ven entorpecidas por la desobediencia de
griega de lo bello. En el orden regular de los cie_ sus corceles. Como lo sensible de las almas hu-
los poseemos una de las rnuyo."i manifestacio- manas desconcierta su mirada, sólo pueden echar
nes visibles de orden. Los períodos del año, de un vistazo rápido y fugaz a ese orden eterno. Mas
los meses, la alternancia del día y la noche cons- luego caen a tierra y quedan separadas de la ver-
tituyen las constantes fiables ¿é la experiencia dad, de la cual sólo conservan un vaguísimo re-
del orden en nuestra vida, justamente en contras- cuerdo. Y aquí hemos llegado a lo que quería
te con la equivocidad y versatilidad de nuestros narrar. Para ei alma desterrada a la pesadez te-
propios afanes y acciones humanos. rrenal, que ha perdido sus alas, por así decirlo,
Orientado de esta manera, el concepto de lo y no puede volver a impulsarse hasta las alturas
52 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 53

de lo verdadero, existe una experiencia por la El tercer paso nos conduce de modo inmedia-
cual le vuelve a crecer el plumáje y se eláva de
to lo que, en la historia de la filosofía, se llama
a
nuevo. Es la experiencia del amor v de la belle_
estética. La estética es una invención muy tar-
za, del amor a la belleza. En unas áescripciones que ya es
dia, y, aproximadamente, coincide
maravillosas, sumamente barrocas, platón con_ -1o
cibe juntas estas vivencias del amor que despier_
bastante significativo- con la aparición del sen-
ta con la percepción espiritual de lo bello y a.t tido eminente de arte separado del contexto de
orden verdadero del mundo. Gracias a lo teilo la práctica productiva, y con su liberación para
esa función cuasi-religiosa que tiene para noso-
s-e consigue con el tiempo de nuevo el recuerdo
del mundo verdadero. Este es el camino de la tros el concepto de arte y todo 1o referido a é1.
Como disciplina filosófica, la estética no sur-
filosofía. El llama bello a lo que más brilla y más
gió hasta el siglo xvrr; es decir, la época del Ra-
nos atrae, por así decirlo, a la visibilidad del
ideal. Eso que brilla de tal manera ante todo lo cionalismo. Lo hizo claramente provocada por
este mismo racionalismo moderno, QUe se alza-
demás, que lleva en sí tal luz de verdad v recti_
tud, es lo que percibimos como bello ., lu natu_ ba sobre la base de las ciencias naturales cons-
raleza y en el arte, y lo que nos fuerza a afirmar
tructivas, conforme éstas se habían desarrollado
en el siglo xvu, determinando hasta hoy la faz
eue «sss es lo verdaderor. de nuestro mundo al transformarse en tecnolo-
La enseñanza importan extraer gía a una velocidad vertiginosa.
de esta historia es precis esencia
de lo bello no estriba en ¿Qué fue lo que llevó a la filosofía a reflexio-
ón a La nar sobre 1o bello? Comparada con la orienta-
realidad, sino que la belleza, por muy inespera_
ción global del Racionalismo hacia la matemati-
damente que pueda salirnos uf es una zacíón de la regularidad de la naturaleza y con
suerte de garantía de que, en ".r.r"rtro,
medio de todo el
caos de lo real, en medio de todas sus perfeccio_
el significado que esto tuvo para el dominio de
Ias fuerzas naturales, Ia experiencia de lo bello
nes, sus maldades, sus finalidad", y plr.ialida_
des, en medio de todos sus fatales émbrollos, la
y del arte parece un ámbito de arbitrariedades
subjetivas en grado sumo. Pues ése había sido
verdad no está en una lejanía inalcanzable, sino
que nos sale al encuentro. La función ontológica
el gran avance del siglo xvlr. ¿Qué puede recla-
de 1o bello consiste en cqrrar el abismo abierto
mar aquí realmente el fenómeno de lo bello? Lo
que hemos recordado de la Antigüedad puede,
entre lo-ideal y lo real./A.í, el calificativo del
al menos, explicarnos que en 1o bello y en el arte
arte, «bellas artesr, nos ha dado una segunda pis_
ta de importancia esencial para nuestra reflexión. reside una significatividad que va más allá de
todo lo conceptual. ¿Cómo se concibe esa ver-
54 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo
LA JUSTIFrcacróN DEL ARTE 55
dad? Aiexander Baumgarten, el fundador de la
estética filosófica, habla de una cognitio sensiti- iQué es lo que nos ataie de todo eso? ¿Qué
es 1o que podemos conocer aquí? ¿Qué tiene esa
ua, de rrr1 «g6necimiento sensible» En la gran
individualidad aislada de importante y significa-
tradición gnoseológica que cultivamos desdé los
tivo para reivindicar que también ella es verdad,
griegos, «conocimiento sensible, es, en principio,
qué."el nuniversalr, tal como se formula matemá-
una paradoja. Algo sóio es conocimiento .rarrdo
ticamente en las leyes físicas, no es lo único
ha dejado atrás su dependencia de lo subjetivo verdadero?'Encontrar una respuesta a este in-
y de lo sensible, y comprende la razón,lo univer-
terrogante constituye la tarea de la estética fi-
sal y la ley de las cosas. En su singularidad, lo losófica.' Y, para reflexionar sobre este proble-
sensjble,aparece sólo como un simple caso de ma, me parece que es útil preguntarse cuál de
legalidad universal. pues, ciertamente,.,ñi en la las artes nos promete Ia respuesta más ade-
naturaleza ni en el arte, la experienciá'de lo be- cuada a esta cuestión. Sabemos cuán variado es
llo consiste en comproba. qr" sólo se encuentra el espectro de las creaciones artísticas humanas,
1o que se había calculado previamente y anotarlo
y qué distintos son, por ejemplo, el arte transito-
como un caso particular más del universal, Una rio de la música o la palabra de las artes esta-
puesta de sol que nos encanta no es un caso más tuarias, esto es, las artes plásticas o la arquitec-
de puesta de sol, sino que es una puesta de sol tura. Los medios con que actia la creación
única que escenifica ante nosotros oel drama del artística humana permiten ver 1o mismo bajo lu-
cielor. En el ámbito del arte, resulta absoluta- ces muy diferentes. Históricamente, se nos ha se-
mente evidente que Ia obra de arte no es expe- ñalado una respuesta. Baumgarten definió una
rimentada como tal si se la clasifica sin más dén- vez la estética como el .,qvs pulchri cogitandi",
tro de una cadena de relaciones. Su «verdad>>, el arte de pensar bellamente. Quien sepa escu-
.da verdad que la obra de arte tiene para noso- char habrá advertido enseguida que Ia definición
tros, no estriba en una conformidad a leyes uni- está formada por analogia con la definición de
versales para que acceda por ella a su manifes- la retórica como ars bene discendi, como el arte
tación. Antes bien, cognitio sensitiva quiere decir de hablar bien. Esto no es casual. Desde muy an-
que también en lo que, aparentemente, es sólo tiguo, Ia retórica y la poética se corresponden
Io particular de una experiencia sensible que so- mutuamente, teniendo la retórica, en cierto modo,
lemos referir a un universal hay algo qire, de
pronto, a la vista de la belleza, nos detiené y nos
fuerza a demorarnos en eso que se maniiiesta 9. Véase Baeuulr,n, A., Kants Kritik der Urteilskraft,
individualmente. ihre Geschichte und Systematik, vol. 1, Halle, 1923,Lntro-
ducción.
56 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 57

la primacía. Esta es la forma universal de la palabras nuevas como Anbild,* una expresión en
comunicación humana, e incluso hoy sigue de_ la que se pueden concentrar la visión (Anblick)
terminando nuestra vida social mucho *7, p.o_ de la imagen y la imagen (Bild) misma. Pues lo
frrndamente que la ciencia. para la retóric i, lu cierto es que, en un mismo proceso, extraemos
definición clásica de ars bene d.icend.i, arte de ha_ con la vista, por así decirlo, Ia imagen de las co-
blar bien, resulta convincente de inmediato. Está sas y nos figuramos su imagen en ellas. Y así,
claro que Baumgarten se apoyó en esta defini_ ,és la imaginación, la facultad del hombre para
ción de retórica para definii la estética como el figurarse una imagen, la facultad a Ia que, se
arte de pensar bellamente. Aquí hallamos un im_ orienta sobre todo el pensamiento estético¿'
portante indicio de que las artes relacionadas con Ahí radica el gran logro de Kant, con el cual
la palabra poseen, quizás, una función especial sobrepasó ampliamente al fundador de la estéti-
para resolver la tarea que nos hemos planieado. ca, el racionalista prekantiano Alexander Baum-
Ello es tanto más importante cuanto que los con_ garten. Kant fue el primero en reconocer una pre-
ceptos que guían nuestras consideraciones esté_ gunta propiamente filosófica en la experiencia del
ticas suelen estar orientados a la inversa. Es casi arte y de lo bello.'o El buscaba una respuesta a
siempre a las artes plásticas a las que se dirige la pregunta de qué es lo que debe ser vinculante
nuestra reflexión y a las que aplicatnos más f7_ en Ia experiencia de 1o bello cuando <(encontra-
cilmente nuestros conceptos estéticos. Esto tie_ mos que algo es bello" para que no se exprese
ne sus razones; no sólo porque es más fácil refe_ una mera reacción subjetiva del gusto. Pues aquí,
rirse a una pintura o estatua, a diferencia del desde luego, no hay una universalidad como la
transitorio fluir de una obra de teatro y de una de las leyes físicas, que explican la individua-
composición musical o poética, que sólo existen lidad de lo sensible como un caso más. ¿Qué ver-
como un susurro pasajero. Sino, sobre todo, por_ dad encontramos en 1o bello que se hace comu-
que ia herencia platónica está todavía omnipre_ nicable? Con seguridad, ninguna verdad y ningu-
sente en nuestra reflexión sobre lo bello. plátón
piensa el ser verdadero como el prototipo, y toda * La palabra Anbild, en desuso en alemán, no tiene
realidad aparente como ,ru.opiu de eia imagen un equivalente castellano que conserve el sentido del tex-
primigenia. En lo que al arte se refiere, estole_ to. El diccionario de los hermanos Grimm la define como
sulta,muy convincente si uno se aleja de todo más débil que la copia (Abbild), en cierto modo, sólo la
imagen (Bild) puesta, el arquetipo (Vorbild) suspendido de-
sentido trivial. Así, para comprender lá experien_ lante de los ojos. [T.]
cia del arte, se está tentado de bucear en lás pro_ 10. KrNr, Kritik der Urteilskraft, Berlin, 1790. (Trad.
fundidades del vocabulario místico y aventurar esp. de Manuel Garcia Morente, Espasa-Calpe.)
58 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTrFrcacróN DEL ARTE 59

na universalidad en las que podamos emplear la el juicio del gusto, esto es, el encontrar bello algo
universalidad del concepto o del entendimiento. visto en el fenómeno y exigido a todos como tal,
Y, sin embargo,: la clase de verdad que nos sale fuera ilustrado primariamente por Kant mediante
al encuentro en la experiencia de 1o bello reivin- la belleza natural y no mediante la obra de arte.
dica de modo inequívoco que su validez no es Es Ésta belleza usin significado" la que nos pre-
meramente subjetiva...,Eso significaría que care- viéne de reducir 1o bello del arte a conceptoE{
ce de carácter vinculante y de rectitud. El que Hemos traído a colacibn Ia tradición filosófi-
cree que algo es bello no dice sólo que le gusta, ca de la estética sólo como ayuda para el proble-
como podría gustarle una comida, por ejemplo. ma que nos hemos planteado: ¿en qué sentido
,Si yo encuentro bello algo, entonces quiero decir puede incluirse Io que el arte fue y Io que el arte
que es bello. O, para decirlo con Kant: nExijo la es hoy en un mismo concepto común que abar-
aprobación universal". p51u exigencia de apro- que a ambos? El problema estriba en que no se
bación a todo el mundo no significa precisamen- puede hablar de un gran arte que pertenezca to-
te que pueda convencerle arengándole con un dis- talmente al pasado, ni de un arte moderno que
curso. No es ésa la forma en que puede lle_gar sólo sea arte «puro» tras haber repudiado todo
a ser universal un buen gusto. Antes bien, el sen- lo que esté sujeto a alguna significación. Es un
tido de cada individuo para Io bello tiene que estado de cosas curioso. Si meditamos detenida-
ser cultivado hasta que pueda l[egar a distinguir mente por un momento qué es lo que queremos
lo más bello de lo menos bello.,Y esto no sucede decir con arte y de qué hablamos cuando habla-
mediante la capacidad para aducir buenas razo- mos de arte, resulta la siguiente paradoja: el lla-
nes, o incluso pruebas concluyentes del propio mado arte clásico que tenemos a la vista es una
gusto. El campo de una crítica artística que in- producción de obras que, en sí mismas, no eran
tente hacer algo semejante se diluirá entre las primariamente entendidas como arte, sino como
constataciones "científicas" y un sentido de la configuraciones que se encontraban en sus res-
calidad que determina el juicio que no puede ser pectivos ámbitos, religioso o secular, de la vida,
sustituido por ninguna cientificación. La ocríti- como una ornamentación del modo de vida pro-
ca)>, es decir, el diferenciar lo bello de 1o menos pio y de los actos consiguientes: el culto, Ia re-
bello, no es, propiamente, un juicio posterior, un presentación del poderoso, y cosas semejantes.
juicio que subsuma científicamente lo bello bajo Pero,,ldesde el momento en que el concepto de
conceptos, o que haga apreciaciones comparati- <<arte>> adoptó el tono que para nosotros le es pro-
vas sobre la calidad: la crítica es la experiencia pio y la obra de arte empezó a existir totalmente
misma de 1o bello. Resulta muy significativo que por sí misma, desprendida de toda relación con
60 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFrcecróN DEL ARTE 6I
la vida, convirtiéndose el arte en arte¡,es decir, bargo, se caracteriza también como -nsentido co-
en musée imaginaire en el sentido de Malraux, mún,r, como dice Kant con razón."riBl gusto es
desde que el arte no más que comunicativo, representa lo que, en mayor o me-
arte, comenzó La gran a,,,!ue ha nor grado, nos os. U ue-
ido acentuándose en tá que el se sólosubjetiv resul en
arte se ha liberado de todos los temas de la tra- el ámbito de la este be-
dición figurativa y de toda inteligibilidad de la mos a Kant el haber comprendido por primera
proposición, volviéndose discutible en ambos ia- vez la pretensión estética de una validez que no
dos: ¿es esto todavia arte? ¿De verdad que eso se subsuma bajo conceptos teleológicos. Pero,
pretende ser arte? ¿Qué se oculta en esta para-
doja? ¿Acaso el arte ha sido siempre arte,y nada
más que arte?
Ya habíamos alcanzado una cierta orientación
para proseguir por este camino, por cuanto.*ant
fue el primero en defender la autonomía'''de lo tivo cuyo juego de líneas nos ofrezca una cierta
estético respecto de los fines prácticos y el con- elevación del sentimiento vital. La función del
cepto teórico.flo hizo con la célebre fóimula de arte decorativo es desemp cun-
la osatisfa..íór, desinteresada, que es el goce dario. Por consiguiente, ie más
de lo bello. Evidentemente, «satisfacción desinte- que bellas las cosas de la que
resada, quiere decir aquí: no tener ningún interés no se pone ningún sentido humano, o las cosas
práctico en lo que se manifiesta o en lo orepresen- configuradas por e
tado,. "Desinteresado, significa aquí tan sólo lo te se sustraigan a
r
que caracteriza al comportamiento estético, por sólo repr"r"ñt", ,
1o cual nadie haría con sentido la pregunta por el Nada hay aquí que deba ser conocido o recono-
para qué, por la utilidad: n¿Para qué sirve sentir cido. Desde luego, no hay nada más espantoso
goce en aquello en lo que se siente goce?, que un tapiz chillón cuyo contenido, con su re-
Ciertamente, esto no deja de ser la descrip- presentación figurativa, atraiga fuertemente la
ción de un modo relativamente exterior de acce- atención hacia sí. Los sueños febriles de nuestra
der al arte, a saber, la experiencia del gusto es- infancia pueden decirnos mucho acerca de eso.
tético. Todo el mundo sabe que, en la experiencia De lo que se trata en esta descripción es de que,
estética, el gusto representa el momento nivela-
dor. En tanto que momento nivelador, sin em- 11. Kaur, Crítica del Juicio, §§ 22, 40.
62 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE 63

en ella, el movimiento estético de la satisfacción contenido; eso es realmente imposible, por razo-
sólo entra en juego sin una comprensión mediante nes que todavía tendremos que ver. Pero su gran
conceptos, es decir, sin que sea visto o entendi- mérito fue no quedarse estancado en el forma-
do algo como algo. Mas ésta era sólo la descrip- Iismo del ujuicio de gusto püro», sino que supe-
ción correcta de un caso extremo. En él queda ró el «punto de vista del gusto» en favor del
patente que algo se acepta con satisfacción esté- «punto de vista del genior.l2 Con una vívida
tica sin referirse a algo significativo, a algo, en intuición propia, el siglo xvm había calificado de
definitiva, comunicable conceptualmente. genio a Shakespeare por su ruptura con el gusto
Pero no es ésta la cuestión que estamos tra- de Ia época, troquelado por el clasicismo fran-
tando. Pues nuestra pregunta es: ¿qué es el arte? cés. Y fue Lessing quien, en contra de las reglas
Y, ciertamente, no estamos pensando, en primer clasicistas de la estética propias de la tragedia
término, en las formas triviales de la artesanía francesa, celebró un modo muy unilat-eral,
decorativa. Evidentemente, un diseñador puede -de
dicho sea de paso- a Shakespeare como la voz
ser un artista de relieve, pero su trabajo tiene de la naturaleza, cuyo espíritu creador se realiza
siempre un fin útil, que sirve para algo. Ahora como genio y en el genio.t' De hecho, también
bien, Kant caracterizó esto precisamente como Kant entiende el genio como una fuerza de la
la belleza auténtica o, según é1 la llamaba, Ia ube- nátjurralera; ¡',el favárito de la naturaleza,/ le lla-
lleza libre". uBelleza llbre,, quiere decir, por lo ma é1, es decir, rbl que ha sido favorecido hasta
tanto, belleza libre de conceptos y de significa- tal punto por la naturaleza que, como ella, crea
do. Tampoco quiso decir Kant, evidentemente, algo que parecería hecho según reglas, pero sin
que el ideal del arte fuera producir esa belleza adaptarse conscientemente a ellas; más aún: algo
libre de significado. En el caso del arte, siempre que sería totalmente nuevo, creado según reglas
nos encontramos ya, en realidad, en una tensión no concebidas todavía.,'Eso es el arte: crear algo
entre la pura aspectualidad (Aspekthaftigkeit) de ejemplar sin producirlo meramente por reglas.
la visión y del Anbild, según lo he llamado, y el Y en ello, desde luego, no hay que separar nunca
significado que adivinamos en la obra de arte y realmente la determinación del arte como crea-
que reconocemos por la importancia que cada
encuentro semejante con el arte tiene para noso-
tros. ¿En qué se basa este significado? ¿Qué es 12. Véase mi análisis en Wahrheit und Methode, T:u-
binga, olg75, pág. 39 y sigs. (trad. esp.: Verdad y Método,
ese plus que se añade, y sólo por el cual llega
Salamanca, 1977 pág. 75 y sigs.).
la obra de arte a ser lo que es ? Kant no quiso 13. Véase KottBnsrI-, Lessing und Aristoteles. Untersu-
determinar ese plus desde el punto de vista del chung über die Theorie der Tragódie, Francfort,01970.
64 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO LA JUSTIFICACION DEL ARTE ó5

ción del genio y la cogenialidad del receptor. En do la cuerda. Claramente, Kant se refiere a que
ambos se da un juego libre. la función del concepto es formar una especie
Semejante juego libre de la imaginación y del de caja de resonancia que pueda articular el jue-
entendimiento también lo era el gusto. Se trata go de la imaginación. Hasta aqui, todo está bien.
del mismo juego, pero destacado de otro modo, En general, también el idealismo alemán recono-
que se encuentra en la creación de la obra de ció el significado, o la idea, o como se lo quiera
arte, en tanto que tras las creaciones de la ima- llamar, en el fenómeno, sin por ello hacer del
ginación se articulan contenidos significativos que concepto el punto de referencia propio de Ia ex-
se abren a la comprensión o que permiten, como periencia estética. Pero, ¿puede resolverse así
expresa Kant, «ampliar indeciblemente el cam- nuestro problema de la unidad de la tradición
po de lo que se puede peflsár». Evidentemente, del arte clásico y el arte moderno? ¿Cómo debe
eso no quiere decir que haya conceptos previos entenderse la ruptura con la forma llevada a cabo
que proyectamos sin más en la representación por la creatividad artística moderna, el juego con
del arte. Pues eso significaría subsumir 1o dado todos los contenidos, que ha llegado hasta el pun-
intuitivamente como un caso de lo universal bajo to de que nuestras expectativas se vean rotas
lo universal. Pero la experiencia estética no es constantemente? ¿Cómo hay que entender eso que
esto. Antes bien, bcurre que sólo en la visión de
lo particular, de la obra de lo individual, «se pul- los artistas de hoy, o ciertas corrientes del arte
san los conceptos,,* como dice Kant. Una bella actual, califican precisamente de antiarte: eI hap-
expresión que procede del lenguaje musical del pening? A partir de aquí, ¿cómo hay que enten-
siglo xvru y que alude especialmente a ese pecu- der que Duchamp presente de pronto, aislado,
liar quedarse suspendido el sonido del instrumen- un objeto de uso, y produzca con él una especie
to preferido de esa época, el clavicordio, cuyo de shock estético? No se puede decir, por las bue-
particular efecto consiste en que Ia nota sigue nas: « ¡Vaya una extravagancia!" Duchamp ha
resonando mucho después de que se haya solta- puesto de manifiesto algo relativo a las condicio-
nes de la experiencia estética. Pero, a la vista
* La expresión alemana es «i4 Anschlag bringen'r, ver- del uso experimental del arte de nuestros días,
tida habitualmente como «tener en cuenta". Véase Crítica ¿cómo vamos a servirnos de los medios de la es-
del luicio, § 48, pág. 218 de la traducción española en la tética clásica? Obviamente para ello hace falta
edición de Espasa-Calpe. El término que proponemos, «pul- retroceder hasta experiencias humanas más fun-
sarr, si bien podría ser incorrecto en otro contexto, pare-
ce ajustarse muy bien al sentido explicitado más adelante
damentales. ¿Cuál es la base antropológica de
por Gadamer. [T.] nuestra experiencia del arte? Esta pregunta tie-
66 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL ELEMENTO LUDICO DEL ARTE 67

ne que desarrollarse en los conceptos de njuego, vimiento en la cual vaya éste a detenerse. Tam-
símbolo y fiesta". bién es claro que de este movimiento forma par-
te un espacio de juego. Esto nos dará que pen-
sar, especialmente en la cuestión del arte. La
libertad de movimientos de que se habla aquí im-
plica, además, que este movimiento ha de tener
la forma de un automovimiento. El automovi-
miento es el carácter fundamental de lo viviente
en general. Esto ya 1o describió Aristóteles, for-
mulando con ello el pensamiento de todos los
griegos. Lo que está vivo lleva en sí mismo el
impulso de movimiento, es automovimiento. El
miento
en absoluto la cultura humana sin un componente al mo-
Iúdico. Pensadores como Huizinga, Guardini y ca, por
otros han destacado hace mucho que la práctica así decirlo, un fenómeno de exceso, de la auto-
del culto religioso entraña un elemento lúdico' rrepresentación del ser viviente. Esto es lo que,
Merece la pena tener presente el hecho elemen- de hecho, vemos en la naluraleza: el juego de los
tal del juego humano en sus estructuras para que mosquitos, por ejemplo, o todos los espectáculos
el elemento lúdico del arte no se haga patente ervan en todo i-
sólo d,e un modo negativo, como libertad de es- e entre los ca o
tar sujeto a un fin, sino com temente, del c o
¿Cuándo hablamos de juego, de exceso que pugna por alcanzar su representa-
En primer término, sin duda ción en el mundo de los seres vivos. Ahora bien,
vaivén que se repite continuamente. Piénsese, sen- ,rlo ju en que
cillamente, en ciertas expresiones como, por ejem- el pu moala
plo ojuego de luces» o el «juego de las olas', ra rd delser
áonde se presenta un constante ir y venir, un vai- humano consistente en poder darse fines y aspi-
vén de acápara allá, es decir, un movimiento que rar a ellos conscientemente,'y puede burlar 1o
no está vinculado a fin alguno. Es claro que 1o característico de la razón cónforme a fines. Pues
que caracteriza al vaivén de acá par? allá-es que la humanidad del juego humano reside en !lue,
,i r'rtro ni otro extremo son la meta final del mo- en ese juego de movimientos, ordena y discipli-
EL ELEMENTO LUDICO DEL ARTE 69
68 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO

na, por decirlo así, su propios movimientos de significa, a la vez, que al jugar exige siempre un
juegt como si tuviesen fines; por ejemplo, cuan- ojugar-conr. Incluso el espectador que observa
do ,., niño va contando cuántas veces bota el al niño y la pelota no puede hacer otra cosa que
balón en el suelo antes de escapársele' seguir mirando. Si verdaderamente ole acompa-
Eso que se pone reglas a sí mismo en la for- ña,r, eso no es otra cosa que la participatio, la
ma de ,, hu."i que no está sujeto a fines es la participación interior en ese movimiento que se
razón. El niño se apena si el balón se le escapa iepite. Esto resulta mucho más evidente en for-
al décimo bote, y sé alegra inmensamente si lle- mas de juego más desarrolladas: basta con mi-
ga hasta treinta. Esta racionalidad libre de fines
rar alguna vez, por ejemplo, al público de un
que es propia del juego humano es un rasgo ca- partido de tenis por televisión. Es una pura con-
ücteríiti.ó d"l fenómeno que aún nos seguirá iorsión de cuellos. Nadie puede evitar ese «ju-
gar-con». Me parece, por 1o tanto, otro momento
ayudando. Pues es claro que aquí, en particular
en el fenómeno de la repetición como tal, nos importante el hecho de que el juego sea un ha-
estamos refiriendo a la identidad, la mismidad' ."i.omrrnicativo también en el sentido de que no
El fin que aquí resulta es, ciertamente, una con- conoce propiamente la distancia entre el que
juega y el que mira el juego' El espectador es,
ducta libre de fines, pero esa conducta misma
es referida como tal. Es a ella a la que el juego tluiur.r"rte, algo más que un mero observador
se refiere. Con trabajo, ambición y con la pasión
que contempla lo que ocurre ante é1; en tan-
más seria, algo es referido de este modo' Es éste io qr. participa en el juego, es parte de é1' Natu-
un primer paso en el camino hacia la comunica- ralmente, con estas formas de juego no estamos
ción humana; si algo se representa aquí, aunque aún en el juego del arte' Pero espero haber de-
sólo sea el movimiento mismo del juego, también mostrado que es apenas un paso lo que va desde
puede decirse del esPect la danza cultual a la celebración del culto enten-
juego, igual que Yo, al j dida como representación. Y que apenas hay un
paso de ahí a Ia liberación de Ia representación,
mismo como esPectador.
tación del juego no es un capricho cualquiera, ál teatro, por ejemplo, que surgió a partir de este
sino que, al final, el movimiento del juego está contexto óultual como su representación. O a las
determinado de esta y aquella manera' Ei juego artes plásticas, cuya función expresiva y orna-
es, en definitiva, autorrepresentación del movi- mental creció, en suma, a partir de un contexto
miento de juego. de vida religiosa. Una cosa se transforma en la
Y podemos añadir, inmediatamente: una de- otra. Que ello es así lo confirma un elemento co-
terminación semejante del movimiento de juego mún en 1o que hemos explicitado como juego, a
EL ELEMENTo I-ÚPrco DEL ARTE 7l
70 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
experiencia de racionalid ad, a saber, la obedien-
saber rido aunque no
ciá a las reglas que el juego mismo se plantea,
sea n útil al, sino la
Ia identidad de 1o que se pretende repetir' Así
pura la del movi-
que allí estaba ya en juego algo así como la iden-
miento.
Esto me parece extraordinariamente signifi- tidad hermenéutica, y ésta permanece absoluta-
cativo para la discusión actual sobre el arte mo- mente intangible para el juego del arte' Es un
derno. Se trata, al fin y al cabo, de la cuestión error creer que Ia unidad de Ia obra significa
de la obra. Uno de los impulsos fundamentales su clausura frente al que se dirige a ella y al
del arte moderno es el deseo de anular la distan- que eila alcanza. La identidad hermenéutica de
cia que media entre audiencia, co Iá obra tiene un fundamento mucho más profun-
público y la obra. No cabe duda do. Incluso 1o más efímero e irrepetible, cuando
ios artistas importantes de los últ aparece o se lo valor es-
ta años han dirigido su empeño precisamente,a tética, es referido en s el
anular esta distañcia' Piénsese, por ejemplo, en la caso de una improvi tal
teoría del teatro épico de Bertolt Brecht, quien,
al destruir deliberadamente el realismo escéni-
co, las expectativas sobre psicología del perso-
naje, en de lo que se €spera
en"el tea Iícitamente el aban- go, todos dicen: nHa sido una interpretación ge-
dono en Por ser un débil su- .riuIr, o, en otro caso, oHoy ha estado algo flo-
cedáneo de la conciencia de solidaridad social jo,. ¿Qué queremos decir con eso? Está claro que
nos estamos refiriendo a la improvisación' Para
nos omo una obra, no
un sta con los dedos'
De uicios sobre Ia ca-
Ahora bien, ¿quiere esto decir que la obra ya lidad de la improvisación o sobre sus deficien-
no existe? De hecho, así Io creen muchos artis- cias. Y así, es la identidad hermenéutica la que
tas igual que los teóricos del arte que les funda la unidad de la obra. En tanto que ser que
-al
siguen-, como si de 1o que se tratase fuera de compren que identificar. Pues ahí ha-
renunciar a la unidad de la obra. Mas, si recor- bía álgo zgado, que ohe comprendido"'
damos nüestras observaciones sobre el juego hu- Yo ident como lo que ha sido o como
mano, encontrábamos incluso allí una primera
LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL ELEMENTO LÚDICO DEL ARTE 73
72

lo que es, y sólo esa identidad constituye el sen-


tido de Ia obra.
Si esto es correcto -y pienso que tiene en
sí la evidencia de 1o verdadero-, entonces no pue-
de haber absolutamente ninguna producción ar-
tística posible que no se refiera de igual modo
a 1o quá produce en tanto que 1o que es' Lo con-
firma incluso el ejemplo límite de cualquier ins-
trumento -pongamos por caso un botellero-
que pasa de ifibito, y con el mismo efecto, a ser
áf."óido como si fuera una obra. Tiene su deter-
minación en su efecto y en tanto que ese efecto
que se produjo vrra vez. Es probable que no- fl9-
gr" u tá. r.r.tu obra duradera, en el sentido clási-
Io d" perdurabilidad; pero, en el sentido de la
identidad hermenéutica, es ciertamente una
«obra».
Precisamente, el concepto de obra no está li-
gado de ningún modo a los ideales clasicistas de
ármonía. Inóluso si hay formas totalmente dife-
rentes para las cuales la identificación se produ-
ce por acuerdo, tendremos que preguntarnos
cómo tiene lugar propiamente ese ser-interpela- do de la pared. Después de visitar un museo, no
dos. Pero uqri hay todavía un momento más' Si se sale al et con el mismo sentimiento vital con
la identidud d" Ia obra es esto que hemos dicho' el que se entró: si se ha tenido realmente la ex-
entonces sólo habrá una recepción real, una ex- periencia del arte, el mundo se habrá vuelto más
periencia artística real de la obra de arte, para leve y luminoso.
áq.."1 que njuega-con», es decir, para aquel que, Lá determinación de la obra como punto de
.or u u.iiridud, realiza un trabajo propio' identidad del reconocimiento, de la comprensión,
¿Cómo tiene lugaresto propiamente?
Desde lue- entraña, además, que tal identidad se halla enla-
go, no por un srmple retener en algo la memoria' zad,a con ia variación y con la diferencia' Toda
Íambién en ese .aso se da una identificación; obra deja al que la recibe un espacio de juego
75
EL ELEMENTO LÚDICO DEL ARTE

74 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
traria cualquiera, sino que es dirigida y forzada
para
que tiene que rellenar. a insertarsé dentro de un cierto esquema
con concePtos teóricos c todas las realizaciones posibles'
plo, tiene una doctrina Pién r ejemplo' Fue un
Ia tesis de que, en Pintu mérito Polaco Roman In-
.a d" labelieza iu forma. Por el contrario' los garden en Poner esto de
"t encanto, esto es, una emo-
colores son un mero relieve. ene la función evocati-
va de una narración? Tomemos un ejemplo es-
fa-
cionalidad. sensible que no deja de ser subjetiva
y que, por 1o tanto, no tiene nada que ver con está
*oro, Los hermanos Karamazov' AhíDostoievskila
iu t."utión propiamente artística o estética''a ;;i;t^ por la qr" ,á .ue Smerdiakov'se ve perfec-
Quien entienda de arte neoclásico -piénsese en i, á.r".iu" d" un modo por el^quecómo empieza'
Thorwaldsen, por ejemplo- admitirá que en este tamente cómo es la ",tul"tu' Sé
arte de ,rrur*ó." a palidez son la línea, el dibujo' que luego se vuelve oscura y qu-e tuerce a
la iz-
y'
Ia forma, los que, de hecho, ocupan el primer qui".dal Para mí resulta paipablemente claro
flu.ro Sin dudá, la tesis de Kant está condicio- sin embargo, sé^ q"" "uaie ve- la escalera igual
que yo. Y, por su iarte, todo el que se haya
dSja-
nada históricamente. Nosotros no suscribiríamos
nunca que los colores son meros encantos' Pues do afectar por éste magistral arte narrativo'
sabemos que también es posible construir con .r"ra, perfáctamente la escalera y estará el
con-
los colores y que la composición no s ,"n"ia"^¿e verla tal y como es' He aquí
"tPl-
cesariamente a las líneas y la silueta ;il" iib." que deja, en cada:ut9, la palabra poéti-
Mas Io que nos interesa ahora no es srgurendo Ia evocación
dad de ése gusto históricamente condicionado' . En las artes Plásticas
Nos interesi sólo lo que Kant tiene claramente e lrafa de un acto sinté-
ante sus ojos. ¿Por qre destaca la forma de esa tico. Tenemos que reunir, poner juntas muchas
olee"'
manera? Í lu i"tpuesta es: porque al verla hay cosas. Como ,.rll. decirse, un cuadro se
que dibujarla, haY que igual que se lee un texto
tal y como exige toda c áescifra¡» ürt cuadro de
ca o musical, Ya sea e un texto. La Pintura cubi
un continuo ser-activo-con. Y es claro y manifies- en plantear esta tarea -si bien lo hizo'
por cier-
to que, precisamente la identidad de la obra, que
invita a esa actividad, no es una identidad arbi- Literarische Kunstwerk' Tubinga'
15. Irucer'oru, Das
n1972.
14. K¡.Nr, Crítica del Juicio, § 14'
EL ELEMENTo I-Úorco DEL ARTE 77
76 I-A ACTUALIDAD DE LO BELLO
te para mostrar
to, con una drástica radicalidad- al exigirnos jugadores. Y 1o
que hojeásemos, por así decirlo, sucesivamente
lás divársas facetas de 1o mismo, Ios diferentes del arte, a saber
modos, aspectos, de suerte que al final aparecie- de princiPio entre la Pr
se en el liLnzo 1o representado en una multipli- obra de arte y el que la experimenta' He resumr-
cidad de facetas, con un colorido y una plastici- áo significádo áe esto en el postulado explíci-
dad nuevas. No es sólo en el caso de Picasso, i. ¿" qie también hay que aprender a leer
"1 las

todos los demás cubistas de entonces obras áel arte clásico que nos son más familia-
por
ss» el cuadro. Es así siempre' Quien res y que están más cargadas de- significado
ando, por ejemPlo, un Ticiano o un Ve- to, i"Áu, de la tradición' Pero leer no consiste
lázquez famoso, un quiera a ca- en deletrear y en pronunciar una palabra tras
per-
ballo, y sólo alcanc Ese es Car- otÍa, sino que significa, sobre todo, ejecutar
que
los Vr, no ha visto Se trata de n\anentemente el movimiento hermenéutico
construirlo como cuadro, Ieyéndolo, digamos, pa- gobierna Ia expectativa de sentido del todo y que'
labra por palabra, hasta que al final de esa cons- al final, se cumple desde el individuo en la reali-
que
trucci^ón fórzosa todo converja en Ia imagen del zación de sentido del todo' Piénsese en 1o
cuadro, en la cual se hace presente el significa- ocurre cuando alguien lee en voz alta un texto
do evocado en é1, el significado de un señor del que no haya comfrendido' No hay quien entien-
mundo en cuyo imperio nunca se ponía el sol' da lo que está leYendo'
Por tanto, quisiera decir, básicamente: siem- La identidad de Ia obra no está garantizada
un trabajo espi- cual-
por una determinación
formas tradicio- quiera, sino que se hac do en
qrl" ,ro, hacemos cargo de la
de Ia creación moderna. er trubl:"it*"1ff:ft1: áb.u misma como tarea' Si esto es lo importan-
del juego de reflexión reside como desafío en la te de la experiencia artística, podemos recordar
obra en cuanto a tal. la demostración kantiana de que no se trata aqttí
Por esta razón, me parece que es falso con- de referirse a, o subsumir bajo un concepto
una
confirmación que se manifiesta y aparece en su
pu.ti."turidad. El historiador y teórico del arte
Richard Hamann formuló una vez esta idea así:
se trata de la osignificatividad propia de
la per-
concepto de juego se ha introducido precisamen-
79
78 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO '"L ELEMENTO LÚDICO DEL ARTE

exclusivamente de la escenificación' Ia
cepción».r 6lecir que la calidad
ya no se p n con Ia vida del reparto, y cosas parecidas' Está perfectamente
én la cual que se da Y s o no es ése el modo en
ra misma Y el significa-

;"5ffi:lii,'lá;":::l:
cular en que una obra se interpr eta y la identidad
,rrir*u que hay detrás de la obra 1o que constitu-
; I^ "";eriencia iartística' Y esto no es válido
, o I o p o r' I a s a r t e s nt e rp r e t a
l

:'.",Xt J#,f :t'rXt'fl


esPecial
ez d'e un modo
l

ti misma, incluso en en-


l
ados con la misma obra'
Por supuesto que, en el
ll inter-
pretativas, Ia identidad d
I

emen-
't" ., la variación,
Por c
l
inter-
s a la
pretación como el origin
:
i

:,1

iáentidad y Ia variacién' Lo que yo he descrito


clara-
como la n-o-distinción estética constituye
mente el sentiJo propio del juego conjunto,de
entendimiento e imaginación, que Kant había
ri
des-
es ver-
l
cubierto en el ,,juicio de gusto"' Siempre
áua q"" hay qúe pensar algo en Io que se
1l
I ve'
cundario que ción de lo que
l

,lrr

incluio sólo pára ',r". ulgo' PLro 1o que hay aquí


le interpelá si la obra artísti- juego libre que no apunta.a ningún concep-
Cz', y qriti"tu to.""
ir
aPreciarla "de "r la
Este juego conjunto nós obliga ahacernos
un modo Puramente estético». pregunta de qué es Pr
Es como si un crítico de teatro se ocupase i.ry" por esta vía del
tad creadora de imágen
16. HaMaNN, Ásthetik, LeiPzig, l9ll. der por concePtos- iQu(
17. Gn»¿,npR, Verdad y Método, pág. 162 y sigs' á" fá que algo deviJne experimentable y experi-
81
80 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL ELEMENTO LÚDICO DEL ARTE

en
mentado como significativo para nosotros? Es cla- que no sólo tenemos esta experie cia estética
de la naturale-
ro que toda teoría pura de Ia imitación y de- Ia ]."r".r.iu del art., sino también.
repioducción, toda teoría de la copia naturalis- ir. óá,.rta del problema de nlo bello en la natu-
ta, pasa totalmente por alto la cuestión. Con se- ralezarr.
grr.idud, la esencia de una gran obra de arte no El mismo Kant, que fue quien puso claramen-
te de relieve la autonomía de lo :stético' natu-
estaoa
ha consistido nunca en procurarle a Ia «natura-
leza» una reproducción plena y fiei, un retrato' orientado primariamente hacia la belleza que
Como ya he mostrado con el Carlos V de YeIáz- ral. Desd" ir"go, no deja de ser significativo
experlen-
qrtez,* en la construcción de un cuadro se ha lle- Ia naturaleza nos parezca bella' Es una el
vado a cabo, con toda ceÍteza, un trabajo de esti- cia moral del hombre rayana en 1o milagroso.
potencia generatrva
lízaciónespecífico. En el cuadro están los caballos á"" lu belleza flotezca en la sus be-
de Velázqü"r, qr" algo tienen de especial, pues de la naitraleza, como si ésia mostrase
siempre le hacón a uno acordarse primero del llezas para nosotros' En el caso de Kant' esta
belleza
cabailito de cartón de la infancia; pero, luego, distinción del ser humano por la cual la tras-
un
ese luminoso horizonte, la mirada escrutadora á" f^ naturalezava a su encuentro tiene
fondo d.e teología d'e la creación' y es la
base,ob-
y regia del general dueño de ese gran imperio: (ant la proouc-
vemos cómo todo ello juega conjuntamente, cómo via a partir de la cual expone
precisamente desde ese juego conjunto resurge ción del genio, del artistu, to*o una elevación
ia significatividad propia de la percepción; no suma de Ia potencia que posee- Ia natutaleza' -la
enuncla
cabe duda de que cualquiera que preguntase, por obra divina. Pero es claro que lo que se
indeter-
ejemplo: ¿Le ha salido bien el caballo?, o ¿Está con Ia bellezanatural es de una peculiar
en Ia
bien reflejada la fisonomía de Carlos V?, habrá minación. A diferencia de la obra de arte'
señalar
paseado su mirada sin ver la auténtica obra de cual siempre tratamos de reconocer o de
nos haya
árte. Este ejemplo nos ha hecho conscientes de la áláo ,oiá ,lgo -bien que, tal vez' se
extraordinaria complejidad del problema. iQué áJáUfig", u Jllo-, en 1á naturaleza nos interpe-
es lo que entendemos propiamente? ¿Cómo es que iu ,igrlficativamente una especie de indetermi-
un aná1i-
la obia habla, y qué es lo que nos dice? A fin nada potencia uriÁitu de solldad' Sólo
ti: ;;t profundo de la experiencia estética por
de levantar una primera defensa contra toda teo- nos
ría de la imitación, haríamos bien en recordar la que se encuentra lo belló en la naturalezafalsa
de una
enseña que se frata, en cierto sentido'
mi-
*
Evidentemente, el cuadro de que habla Gadamer no
aoarienciu, y qr", en realidad' no podemos
lo pintó Yelázquez, sino Ticiano. [T.] ;;;;i;;"t"r"i",rácon otros ojos que los de hom-
83
i
EL SIMBOLISMO EN EL ARTE

LA ACTUALIDAD DE LO BELLO utili


,l
I
1
82 p
I

ente. Recuérdese' Por i, ción


i

en los AlPes todavía en P por


difícilmente llega
De hecho, ocurre

'1,

repr"t"l-t1l,l:
i

maciones de nuestras cordilleras sino tambren


l
;¿i;'i;biiÁi¿ua de la naturaleza'
su belleza más ProPia'
Lo que ha Pasado e
elo xvttt, mirábamos co dad, del significado c
áación adiestrada Por u nemos ante los ojos'1'
iardines del siglo :---
mitido a Io indeterm
imular una especre llamamos, en un senti
'd" iu.,¿i" ingléJlle
''

::';#;iia?á, a' con la nattrareza-


de un modo inva-
por los cIásicos aleman
1o simbólico.
estaban si"mprJ-tonst
riablemente geométri
ia naturaleza de la e
II
i

ll

belleza artística'It que símbolo? Es' en principio'


¿Qué quiere decir
l

bello en la naturaleza g y signifi-


I

griega
ción del artista' Por s un palabra técnica de la lengua

Theodor W' Ador-


.' tg. Esto 1o ha escrito detalladamente lg73' (Trad' esp':
no en st Ásthetis"h;';;';;;'-niut"f"tt '
'i""rri"
ntrética, Madrid' Taurus 1971')
85
84 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL SIMBOLISMO EN EL ARTE

cgmo
ca otablilla de recuerdo". El anfitrión le regala- modo inmediato en la visión comprensr-bl-e
;;l- M;;, ¿qué clase d,e remitir es ése? La fun-
.iá" p.opü a" remitir está orientada a otra cosa'
exPerimen-
; Jg" que también se P el símbolo
tar de modo inmediató
,"r¿.i" a ser 1o q1re, al un uso clá-
dice algo
dan reconocerse mutuamente juntando los dos sico del lenguaje,ilamamos alegoría: se
eso que
pedazos. Una especie de pasaporte en la época d.iferente dé lo que se quiere decir' pero
antigua; tal es el sentido técnico originario de ,á-qri"." decir támbién puede decirse de un modoclasi-
símbolo. Algo con 1o cual se reconoce a un anti- inmediato. La consecuencia del concepto
de este modo a
;i;;" de símbolo, que no remite tenemos
qr" la alegoría Ia con-
"t' -injusta' de 1o glacial'
sí totalmente
stico' Lo que habla es la referencia
prevla-
a un significado que tiene- que conocerse
experiencia de
;"hr;."Er.u*bü, el símbálo, la individual' este
la esencia del amor. Cuenta que ios hombres 1o simbólico, que este
particular, s como un fragmento de
eran originalmente seres esféricos; pero habién-
Ser que Pro ementar en un todo ín-
dose comportado mal, los dioses los cortaron
en dos. Añora, cada una de estas dos mitades, áe.o al que se corresr.ltl.:'i.#;?"1.:1,:,f:
erttará en un todo nues-
. No me Parece que este

amor: que en el encuentro se cumple la esperan-


.*""#oi;':ffiJ:'i:t;
h If com-
o Es aqa- la experiencia de Io
n de elec- bello en el arte, es la
tivas puede transferirse a la experiencia de 1o g.o potibie, dondequiera que éste se encuentre'
un mo-
bello én et arte. También aquí es manifiesto que Si seguimos meditando sobre esto por
de
la significatividad inherente a lo bello del arte, mento, se hará tig"in"utiva la.multiplicidad
que conocemos igualmente como
de la-obra de arte, remite a algo que no está de iu
"*p".iencia
87
86 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL SIMBOLISMO EN EL ARTE

experiencia histórica y como simultaneidad pre-


sente. En ella nos interpela una y otra vez' en
las más diversas particularidades que llamamos
obras de arte, el mismo mensaje de integridad.
Y me parece que esto da realmente la respuesta
más precisa a la pregunta de qué es lo que cons-
tituye la significatividad de lo bello y del arte'
Esa respuesta nos dice que, en lo particular de un
encuentro con el arte, no es 1o particular lo que
se experimenta, sino Ia totalidad del mundo ex-
perimentable y de la posición hom-
bre el mundo, y también, su fi-
"r,
nitud frente a la trascendencia. En este sentido,
podemos dar ahora un paso más y decir: esto
no quiere decir que la expectativa indetermina-
da de sentido que hace que la obra tenga un sig-
nificado para nosotros pueda consumarse alguna
vez plenamente, que nos vayamos a apropiar,
l
comprendiéndolo y reconociéndolo, de su senti-
do total. Esto es 1o que Hegel enseñaba al defi-
I
nir lo bello del arte como "la apariencia sensible
de la Idear. Una expresión profunda y perspicaz,
según Ia cual la ldea, que sólo puede ser atisba-
l

da, se hace verdaderamente presente en la mani-


festación sensible de lo bello. No obstante, me
I

parece que ésta es una seducción idealista que


i
I no hace justicia a la auléntica circunstancia de
I

que la obra nos habla como obra, y no como por-


tadora de un mensaje. La expectativa de que el
contenido de sentido que nos habla desde la obra
pueda alcanzarse en el concepto ha sobrepasado
siempre al arte de un modo muy peligroso. Pero
89
EL SIMBOLISMO EN EL ARTE
88 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
de que no sea una mera revelación de
sentido
plo, el proceso transitorio, la corriente fugitiva bien' ha-
de las palabras de una poesía se ve detenida de
l, q"" se lleva u cabo en el arte' Antes en
un modo enigmático, se convierte en una confor-
bría de decirse que es el abrigo del sentido
Io ,"grr.o, de moáo que no s€ escaPe "i:: ::tl':
mación, del mismo modo que hablamos de una .ru, ii.ro que quede afianzado y protegrdo en
la
formación montañosa. Ante todo, «conformación" a" tá conf o rmañ"J
no es nada de 1o que se pueda pensar que al- "ri."",".u htllru:
guien lo ha hecho deliberadamente (asociación ad de^ffi1'".
sJstraerse al con-
que siempre se hace con el concepto de obra). o Y de Perc
En realidad, el que se crea una obra de arte no »lógica o la
se encuentra ante la conformación salida de sus
nos habla desde el arte en el doble
manos de un modo diferente a cualquier otro. de de revelar' Por 11 ludo'
Hay todo un salto desde lo que se planea y se y del iro, Por otro' Heldeg-
hace hasta 1o que finalmente sale. Ahora, la con- ger h ncePto griego.de des-
formación «€stá>>, y existe así nahír, "erguida, íelamiento, ú,l,r1Oetu,, es sólo una cara de Ia
expe-
de una vez por todas, susceptible de ser hallada
riencia frrau-ártál del horrrbre en el mundo' de é1'
por cualquiera que se encuentre con ella, de ser i;;;^ñi" ,r desocultar, e inseparablesque
conocida en su "calidad,. Es un salto por medio están Ll ocultamiento y el encubrimiento'
son
del cual la obra se distingue en su unicidad e d"i s"r humano' Esta intelec-
insustituibilidad. Eso es lo que Walter Benjamin ;;; á" ü finitud límites
ción filosófica, que pone al idealismo los
llamaba el aura de una obra de arte,2, y lo que para una integración de
todos conocemos, por ejemplo, en esa indigna- án la obra de arte haY a
ción por lo que se llama profanáción del arte. do experimentable de mo
La destrucción de la obra de arte tiene para no- sentido. Es el factum de ese uno particular'.
de
sotros todavía algo de sacrilegio. que haya
«Í12s»i
Estas consideraciones deben habernos dis-
puesto para clarificar todo el alcance del hecho
pa.u dé.i :#:i;
humanos
facticidad, es, a lavez,
suPera-
mejor el carácter de ergon, de algo consolidado del Gebil- que se con-
de. lT.)
üi" .o.tta toda expectativa de sentido
20. Beureuru, Das Kunstwerk im Zeitalter seiner tech-
* se irguió
nischen Reproduzierbarkeit, Francfort 1969. (Trad. cast.: El verso de Rilke dice exactamente: «EstoDuino' [T']
La obra de arte en la época de su reproductibilidad técni- V"á'e VII E'legía a
uua vez.ntr" hrmá.ros"'
ca, en BrNlartIN, Discursos interrumpidos, I, Taurus.)
91
90 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL SIMBOLISMO EN EL ARTE

que cuelga en Ia sala del ayuntamiento' en el


sidere superior. La obra de arte nos obliga a re- pa-
conocerlo. "Ahí no hay ni un lugar que no te vea. lacio eclesiást'ico, o ", . tilq'ier otro sitio' debe
Tienes que cambiar tu vida., Es un impacto, un mlsma
Sef Un
e' en eI
ser volteados, lo que sucede por medio de la par- está, en
ticularidad con la que nos sale al paso cada ex- retrato cuadro
periencia artística.21 mismo es representativo' Naturalmente' eso no
Sólo esto nos conduce a una comprensión con- significa idolatría o adora
ceptual adecuada de la pregunta de qué es pro- tei bien, si se trata de una
piamente Ia significatividad del arte. Quisiera que no es un mero srgno c
profundizar
-esto es, desplegarlo en el
sentido ción o sustituto de o
que le es propio- en el concepto de 1o simbóli- Como Protestante, sie ontrado muY
co, tal y como lo entendieron Goethe y Schiller. significati'ua la controver5 Ultima Cena
en parti-
En este sentido, decimos: lo simbólico no sólo re- árí" t" dirimió en la Iglesia reformada'
mite al significado, sino que lo hace estar pre- L't"to' Al igual
.rrlu. entre Zuinglio y-q,'" que-éste'
sente: representa el significado. Con el concepto ;;i;t .ánr"n.idJ d" las palabras de Jesús
de «representar>> ha de pensarse en el concepto de «Este es mi cuerpo y ésta mi sangre)> no quieren
representación propio del derecho canónico y pú- decir que el pan y él'ui.to «signifiqusn» el t"?I-
blico. En ellos, representación no quiere decir po y lá sangie. Creo que Lutáro 1o comprendía
que algo esté ahí en lugar de otra cosa, de un así perfectamente, Y en
modo impropio e indirecto, como si de un susti- todo, según creo, a Ia a
tuto o de un sucedáneo se tratase. Antes bien, romana, para la cual el
lo representado está ello mismo ahí y tal como mento son el cuerPo Y
puede estar ahí en absoluto. En la aplicación del recurrido a esta cuestió
arte se conserva algo de esta existencia en la re- cir que podemos, e incluso tenemos que pensar
presentación. Así, por ejemplo, se representa en algo así si queremos
un retrato una personalidad conocida que ya goza arte: que en la obra
de una cierta consideración pública. El cuadro te a algo, sino que en e
llo a lo que se remite. C
21.Véase HsroeccBn, M., Der Ursprung des Kunstwer-
á" á.t" significa un crecimiento en el ser' Esto
Stuttgart, 1960 (Reklams Universal Bibliothek, N. 8846). L. qr" iu distingue de todas las realizaciones
ftes,
(Trad. cast.: «El origen de Ia obra de arter, ert Sendas Per-
"t
p..a"Éti"as humañas en la artesanía y en la réc'
didas, Losada, '1969.) ,i.u, en las cuales se desarrollan los aparatos
93
92 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL SIMBOLISMO EN EL ARTE

sensible'
y las instalaciones de nuestra vida económica te que esté presente ahí en su plenitud
;1;t; t.igl"ur ¿" átiu palab-rá está tomado del
práctica. Lo propio de ellos es, claramente, que estrellas repre-
cada pieza que hacemos sirve únicamente como il"ri."iá"r? de los astrós'" Las ma-
medio y como herramienta. Al adquirir un obje- sentan la puteza de las leyes y proporciones
cielo'.E,l
to doméstico práctico no decimos de él que es una temáticas que constituyen eI-oiden del
este sentidá, creo que Ia tradición. no
se
«obra». Es un artículo. Lo propio de éles que su
es siemp'" "q9tl:-
producción se puede repetir, que el aparato pue- ,ubu cuando d,ecia: oEl arte .Tt*:;
¡u
5is», eSto es, lleVa algo a-su representacron'
áe básicamente sustituirse por otro en la fun-
ción para la que está pensado. decir esto, debe*o, g-t'u'darnos del malentendi-
ahi a su re-
Por el contrario, la obra de arte es irrempla- do de creer que ese ulgo q"" accede
«ahí" de otro
zabl.e. Eso sigue siendo cierto en Ia época de su fresentación pueda '"i 'ót""bido un modo tan
reproductibilidad, en la cual estamos actualmente modo que como se representa.de
q-ue la cues-
y en la que las más grandes obras de arte nos elocuente. sentado "rio, considero que
salen al encuentro en copias de una calidad ex- tión d.e si es mejor Ia pintura no objetualy ar-
traordinaria. Una fotografía, o un disco, son una iu oU¡",rrut ,rá po" á" política cultural
",
;ilá. Antes bien,iuy -'óhas formas artísticas
reproducción, no una representación. En la re-
producción como tal ya no hay nada del aconte- en las cuales na
cimiento único que distingue a una obra de arte cada vez en una
(incluso en un disco, en el cual se trata del acon- una única vez, h
omo Ia Prenda de.
tecimiento único de una «interpretación,, ella que nuestra experl
misma una reproducción). Si encuentro una re- se nos brinda' La
produc la Por la antigua; arte realiza no,precisa d: ll
y si se a tra simbólica qr"
, nueva. ¿Qué "i de cosas prevla-
es este te obra de arte, di- il;. dep"ndercia determinada el ca-
ferente de un artículo que puede reproducirse mente dadas. Justamente en esto estribaaccede
;;;;; "rf".iul ;; ;" Por el cual lo que
a discreción?
u ,, ,"piesentación, sea pobre o rico en mue-
conno-
La Antigüedad dio una respuesta a esta pre-
gunta, que sólo hay que entender correctamente iu.iorr"i, o incluso si no tiene ninguna' nos
de nuevo: en toda obra de arte hay algo así como
¡rípr1orq, imitatio. Por supuesto que mímesis no H', Die Mimesis in der Antike' Na'
22. Véase KolI-Bp, -lis
quiere decir aquí imitar algo previamente cono- oi*un s i o rc "t7lni,
t dr ¡;ck' B e rna' 9 5 4 (D i s ertatio-
1 s

cido, sino llevar algo a su representación, de suer- nes Bernenses 1, 5)'


"1,
95
EL SIMBOLISMO EN EL ARTE
94 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
particular Y con Ia mani o verdade-
ción' en la
ve a demorarnos en é1 y a asentir a él como en un ro sólo tiene lugar en la que el arte
re-conocimiento. Habrá de mostrarse cómo, de ;;rl ;. producelse carác
esta característica, surge la tarea que el arte tiene hace que no Pue-da su-
de todos los tiempos y el arte de hoy nos plan- Derar sentidb del símbolo Y
tean a cada uno de nosotros. Es la tarea que con-
r-- I tiene lugar una esPe-
lo
de ^á.
siste en aprender a oír a lo que nos quiere ha- ;; paradójica remisión que' a la vez' mate-
blar ahí, y tendremos que admitir que aprender rializaen sí misÁo, e in:luso gatanliza' el signi-
que
ii.udo al que remite' SóIo de esta forma'
a oír significa, sobre todo, elevarse desde ese pro- se
ceso que todo lo nivela y por el cual todo se de- resiste a una c Por medio de con-
soye y todo se pasa por alto, y que una civiliza- ."p1át, tur" "r o un imPacto
ción cada vez más poderosa en estímulos se está
-es
q"" tu grande -áT:it;:
encargando de extender. ^r.ñ^ño
siempre se nos exPone
Nos hacíamos la pregunta de qué se expresa ,u, u lu pot"rr.iuáá"'
propiamente en la experiencia de Io bello Y, en bólico .orrirli"pHtll1
particular, en la experiencia del arte. Y la inte- ferido a un fin con un
lección decisiva que había que alcanzar era que alcanzar se intelectual-
no se puede hablar de una transmisión o media- en sí su significado'
ción de sentido sin más. De ser así, se engloba- Y asÍ, nuestra exposición del carácter sim-
ría de antemano lo experimentado en la expecta- bólico del arte enlazá con nuestras reflexiones la
tiva universal de sentido de la razón teórica. En iniciales sobre ;l j;;g"' También en éstas'
tanto se defina los idealistas, por ejem- p".tpt.lru d" nr"ittJtuestionamiento se desa-
-como
i."ffuUu a partir de la idea de qI" "1,
plo Hegel- 1o bello del arte como la apariencia juego
eI 11
sensible de la Idea (lo que, en sí, significa reto- es siempre autorrepresentación' En "^1-1:'
arte, esto encontraba su
mar de modo genial el guiño platónico sobre la carac-
1) ser'
unidad de 1o bello y de lo bueno), se está presu- i". "rp".ífico de crecim
poniendo necesariamente que es posible ir más de Ia representitio, de la
que eI
allá de este modo de aparecer de 1o verdadero, resentarse' Y me Parece
y que 1o pensado filosóficamente en la Idea es necesita una revisión en
justamente la forma más alta y adecuada de apre- se trata es de apre-
hender estas verdades. Y nos parece que el pun- e este carácfer de la
to débil o el error de una estética idealista está general que
experiencia del arte' La consecuencia
en no ver que precisamente el encuentro con lo
EL SIMBOLISMO EN EL ARTE 97
96 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO

debe extraerse de aquí estaba ya preparada des- música programática, o de la ópera y el dra-
de hace mucho: el arte, ya sea en la forma de la -u *ut.ñal, que precisamente en cuanto formas
tradición objetual que nos es familiar, ya en secundarias impúcan la existencia de la música
Ia actual, desprendida de la tradición y que tan absoluta, ere gi^n logro de la abstracción musi-
«extraña» nos resulta, exige simpre en nosotros cal de Occidenie, Y su apogeo en el clasicismo vie-
un trabajo propio de construcción. nés que germinó án el térreno cultural de la vieja
Quisiera extraer otra consecuencia más, que Austiia. Precisamente con Ia música absoluta pue-
nos ha de proporcionar un carácter estructural de ilustrarse el sentido de esta cuestión que nos
del arte verdaderamente global y creador de co- tiene en vilo: ¿por qué podemos decir de una
munidad. En la representación que es una obra piezamusical: .ns algo superficial", o, por ejem-
de arte, no se trata de que la obra de arte repre- plo, d" los últimos cuartetos de Beethoven: "Ver-
sente algo que ella no es; la obra de arte no es, en áaderamente, eso es música grande y profun-
ningún sentido, una alegoría, es decir, no dice d.a,? ¿En qué se basa eso? ¿Dónde reside aquí la
algo para que así se piense en otra cosa, sino calidade Séguro que no en una referencia deter-
que sólo y precisamente en ella misma puede en- *i"uau qrJpoduiro, tto*brar como su sentido'
contrarse lo que ella tenga que decir. Y esto debe Ni tampoco en una cantidad de información de-
entenderse como un postulado universal, no sólo termináble, según quiere hacernos creer Ia esté-
como la condición necesaria de Ia llamada mo- tica de la informuóiór. Como si no dependiera
cualitativo'
dernidad. Es una conceptualización objetivista de frecisamente de Ia variedad en 1o
una ingenuidad asombrosa preguntar primero, ifo. qué puede un aire de danza transformarse
cuando se está ante un cuadro, qué es 1o que hay ár, .o.á de una Pasión? ¿Hay siempre en el
ahí representado. Por supuesto que eso también juego "t una coordinación secreta con Ia palabra?
1o entendemos. Mientras seamos capaces de re- iil'urrhaya algo así en juego, y los intérpretes de
conocer algo, se conservará siempre en nuestra la música están tentados una y otra vez de encon-
percepción; pero, ciertam ése el fin trar tales puntos de apoyo o, por llamarlos así'
propio de nuestra contemp obra' Para los últimoi restos de conceptualidad' Tampoco
ástár seguro de esto, sólo considerar al contemplar arte no objetual, podemos olvidar
la llamada música absoluta. Eso sí que es arte que, en 1á vida cotidiana, Io que miramos son
no objetual. En ella, es absurdo presuponer as- áb¡"tot. Y, de igual modo, en esa concentración
pectos unitarios o de comprensión, incluso aun- .o.t lu que la mLsica se nos manifiesta, escucha-
que ocasionalmente se intenta. También conoce- mos con el mismo oído con que intentamos en-
mos las formas híbridas o secundarias de la tender palabras en todo 1o demás' Entre el len-
LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL ARTE COMO FIESTA 99
98

guaje sin palabras suele al lenguaje de Ia obra de arte, apropiárselo- como


á".i., y el lenguaje a Pro- suyo. S"u qr,r",'la configuración de la obra de arte
pia experiencia del slgue se sostiene en una visión del mundo común y evi-
irabiendo un nexo incanc modo' dente que Ia prepare, sea que únicamente enfren-
tál i"", queda un nexo entre el mirar objetual tados á lu .orfoimación tengamos que aprender
y el orientarse en el a deletrear el alfabeto y Ia lengua del que nos
otro, el postulado artí está d.iciendo algo a través de ella, queda en todo
to nuevas comPosicione caso convenido que se trata de un logro colecti-
tos de un mundo objetu vo, del logro de una comunidad potencial,"
la profundidad
^E,l
de su tensión'
hub". recordado de nuevo estas cuestio-
nes límite nos prepara adecuadamente para ha-
cer visible el impúlso comunicativo que el arte III
exige de nosotroi y ".t el-que todos nos unimos'
ff""ttubfudo al principio de cómo Ia llamada mo-
dernidad ," ..t.rr"ntra, aI menos desde comien-
,ás d"t siglo xlx, fuera de Ia obvia comunidad
de la tradición humanista cristiana, de qu9 ya En este punto, me gustaría introducir el ter-
tt.y..ntenidos totalmente evidentes y obliga- cer eleme.rto me.r.ionado en el título: la fiesta'
io.iot" que puedan retenerse en la forma artísti-
"á Si hay algo asoci Ia ex
ca de á"dó que cualquiera los conozca como eI la fiesta, es que do el
vocabulario fámiliar con el que se hacen los nue- de unos hacia ot es co
vos enunciados. Esta es, de hecho, la nueva si-
tuación, según la he descrito: el artista ya no pro-
nuncia el lénguaje de la comunidad, sino que se
construye su propia comunidad al pronunciar-se
en Io más íntimá de si mismo' A pesar de ello'
se construye justamente su comunidad' y su in- cia del tiempo asociada a é1. Los caminos anda-
tención es que esa comunidad se extienda a la dos hasta ahora por la investigación no nos ayu-
oikumene, a todo el mundo habitado, que sea de dan mucho en ello' Hay, sin embargo' algunos
verdad universal. Propiamente, todos deberían investigadores de relieve que han dirigido su ryi-
es el desafío dei artista creador- abrirse rada eñ esta dirección. Recordaré al filólogo clá-
-éste
EL ARTE COMO FIESTA 101
100 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO
Karl te, no es por azar que todas -estas expreslones
sico Walter F. Otto,23 o el húng aro-alemán ," u."-"¡án a la experiencia de la obra de arte'
Kerényi.'o Y, por supuesto, Ia fiesta
y el tiempo
La celebiación tiene unos modos de representa-
;;E;il han'sido propiamente' desde siempre' ción determinados. Existen formas fijas' que se
un tema de Ia teología' ptiT:- Ilaman usos, usos antiguos; y todos son viejos'
Tal vez podríamos comerrzar por esta L.,o han llegado a ser costumbres fijas y or-
nlas.fiestas se cele-
ra observuóiór, se dice que "r,
denadas. Y hay una forma de discurso que co-
;;;; áiá á" fiesta "t Lt' día de celebración"' ;;;t;;;á. a li fiesta v a -Ia celebración que la
«ce-
P;;;: ,o"u significa eso? ¿Qué quiere 6[sgi¡
tan sólo un acoápaña. Se habla de un discurso solemne'
pero'
iJár",rrra fieita'? ¿Tiene-'celebrar' Y' si ;;; át; que el discurso solemne' 1o propio de
.lg"iii."ao negativj, «no trabajar'? porque :: i-:i'
evl- iu t"i"*"idad de la fiesta es el silencio' Habla-
habrá de ser: po-
¿p"ár queZ La respuesta
jo nos sePara Y d''-l*;::: *o, d" un osilencio solemneo' Del silencio
áLntemente, el t demos decir que se extiende, como le ocurre a
exlgloo ra
toda la coopera que siempre han alguien que, de improviso, se ve ante un monu-
del trabajo' nos
caza colectiva y la división social ménto aitístico o ieligioso que Ie deja iP-asma-
fines de
ilü;;t "runáo nos orientamos a lalosfiesta do,. Estoy pensando en.1 Museo Nacional de Ate-
;;;ti;. ,ctividad' Por el contrario' porque'y la ,ur, donáe casi cada diez años se vuelve a poner
celebración se definen claramente que todo :' en pie una nueva maravilla de bronce rescatada
h;y aislamiento' sino uno en-
ellas, no sólo
"" l" iut profundidades del Egeo'- Cuandosobrecoge
átta'"o"gregado. Lo cierto es que ya
no- somos
único de la ce- tra poi primera vez eÍ:- esas salas, le
;;;;"; e" fdvertir este carácter i" *f.-nidad de un silencio absoluto' Siente
i$ru.i¿.r. Saber celebrar es un arte' Y en
é1 nos que^allí sale
cómo todos están congregados por Io
,rp"rubun ampliamente los tiempot .u:'i9'111 propra- al encuentro. De este módo, el que una fiesta se
tuí."t,".as primitivas' ¿En qué consiste claro que celebre nos d
*"rr," "r" u.i" ?, se pregunta uno' Está
precisars" d,"J una actividad'
en una comunidad que no puede mos llamarla
todo, en un congregarse y -reunirse
por algo oe
al congregarnos por algo y esto se hace especial-
io nad'ie prréd" decir el porqué' Seguramen- mentellaro "n .uto dé la experiencia artísti-
ca. No se trata"lsóIo de estar uno junto a otro
""uf
23. Orro, Dionysos. Mythos und Kultus' Francfort' como tal, sino de la intención que une a todos
t933. en diálogos sueltos o
; 1". iÁiia" desintegrarseindividuales'
24. Kr'nÉNvr, nVom Wesen des Festes', en Gesammel-
áirp".r^ise en vivencias
tu Werke, vol. 7: Antike Religion, Munich, 1971'
EL ARTE COMO FIESTA 103

r02 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO Pero


ción del modo que podamos dispgler mejor'
Preguntémonos por la estructura temporal
de
la estructura témporal de la celebración no es'
la fiesá y si, partiendo de ella, podemos abor- ciertamente,
--- la del disponer del tiempo'
dar el carácter de fiesta del arte y la estructura i; ,.opiá de Ia fiestá es una especie desearetor-
así'
á;;;f ¿" tu obra de arte' rJnavez más' pode- no (no qr'ri"ro decir amente
se ofundo' sí?)' Es
-áJt"g"ir el método de la observación lingüís- ¿á, iur i.r, .n un
cierto que, entre la calendario' dis-
tica. Me parece que el único modo riguroso su-
de
hacer comunicables las ideas filosóficas
es tinguimos entre las que n y las que tie-
Úordinarse a lo que ya sabe la lengua
que nos .r"ñ l*rgur una sola vez' 'La pregunta es si estas
une a todos. Y, ásí, de una fiesta decimos
que últimai no exigen siempre propiamente una re-
se Ia celebra. Lá celebración de una fiesta
es' cla- retornan no se llaman
;;;i;ñ. iu, fl"ttas queun-lugar
con- ;i;;t;"" ," t", utig,," en el orden del
ramente, un modo muy específico de nuestra
á".tu. uCelebración':í si ie quisiera pensar' hay ;i"r{;;, antes bien, ó,ttt lo óontrario:deellasorden
fies-
que tener un oído muy fino para las palabras' del tiempo se origirr^ ",la repetición
qne ex- tas. El aio eclesiástico, el año litúrgico'
pe{o 1u''-
Claramente, ..celebración' es una palabra
plícitamente suprime toda.representación de
una bién cuando, al contar abstractamente el tiem-
'-.iu hacia la que se estuviera caminando' La ce- po, no decimos simPlemente el
lebración no cbnsiste en que haya que- ir-Putu á algo parecido, sino Navidad,
á"1p"¿t llegar. A1 celebtui "tu fiesta' la fiesta cualquier otra cosa así. Todo e
está siempre y en todo momento ahí' Y en
esto i"unáua, la primacía de lo que llega a su tiempo'
a un
consiste pie.iiamente el catácrer temporal
de una de 1o que tiéne su tiempo y no está sujeto
fiesta: se Ia «celebra", Y flo se distingue en
la .O-p"to abstracto o un empleo de tiempo'
duración d'e una serie de momentos sucesivos' Parece que aquí se trata de dos experien-
Desde luego que se hace un progru^1de
fiestas' cias fundamentalás del tiempo'" La experiencia
ordena de un modo práctica, n tiemPo es Ia del otiemPo
, 0"" el sárvitio religio'o '" iu.u algo,; I tiemPo de que se disPone'
árti.rrtudo, e incluto i" presenta un horario'
Pero
á"L t" ái"i po que se tiene o no se tie-
t"."de sólo porque la fiesta se celebra' Tam-
"to
bi¿t se puede .orrtig"t ar la forma de su celebra- ne, o que se cree no tener' Es, por su estructura'
un tiempo vacío; algo que hay que tener para
lle-

* La palabra alemanapara,,celebración» sobre la que


Kleine
Gadamer ,."f1.*ionu es Bigehurzg' Su raiz'
significa
geh--' 25. Véase del autor ol-eere un erfüllte Zeit"' en
aparte de celebrar' signi- Schriften 111, Tubinga, 1972'
"-;á;;;, "ir,. El vá rbo be[ehen,
fica más ordinariamente «caminar sobre algo"' [T']
EL ARTE COMO FIESTA 105
to4 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO

pue-
narlo con algo. El caso extremo de esta experien- la madurez,la vejez y la muerte' Esto no se
;; i. la vac"iedad del tiempo es el aburrimiento' J" .o-putar ni juntar pedazo a pedazo en una un
En é1, en su repetitivo ritmo sin rostro' se
expe- ie.ttu ,eri. de mómentos vacíos hasta formar
que
rimenta, en ciérta medida, el tiempo como
una tiempo total. Ese flujo continuo de tiempo
dice
presencia atormá.r,udotu' Y frente a la vaciedad observamos y calculamos con el reloj no nos
que
áel aburrimiento está la vaciedad del ajetreo,
esto nada de la juventud y de la veiez' EI tiempo
es, del no tener nunca tiempo, tener siempre
algo i" tu." a aiguien joven o v tiemPo

ñ;i;; para hacer. Tener un plan aparece. aquí áel reloj. Esá clart que ahí ontinui-
dad. De pronto, algri", se
jo' o de
;;;; el ^modo en que eI tiempo els9plan' experimen-
oYa no es
ta como 1o necesario para cumplir
o en el f.o.rto, se mira a alguien y :" dice: de
que hay que esperarel momento oportuno'
Los un niño»; Io que ahí-se peicibe es el tiempoque
casos extremos del aburrimiento y el
trajín enfo- uno, el tiempo propio. Pues bien, me parece
su
can el tiempo del mismo modo: como algo
oem- es tambi én éaracterístico de Ia fiesta que-por
;;ñt; ;áti¿ua de tal ofrece tiempo' lo.detiene'
pleador, ollenado)) con
El tiemPo se exPeriment itr^irrrita a demorarnos' Esto es la celebración'
se tiene que «Pasar)) o En ella, por así decirlo, se paraliza el caráctet
no se exPerimenta com calculadó. el que normalmente dispone uno
de su tiemPo'"on
existe otra exPeriencia -o-aianr experrenclas; de
-r^^r^ semejantes
rente, Y que me Parece EI tránsito desde
iurto'á tá fi.stu to*o al arte' Frente al tiempo tiempo de Ia vida vivida a la obra de arte es sen-
;;i;, qr" d.be ser ollenado', yo lo llamaría tlem- cillo. En nuestro pensamiento,l el fenómeno de1
po llená, o ta npo propio' Todo eI mun- arte está siempre muy próximo a la determina-
ción fundamet trt d" iu 'uidu, Ia cual tiene Ia
es-
do sabe que,
rato, están ll tructura de un 5s¡ «or
alguien tuviera que lle puede comPrender que
a la inversa: al llenar árte es, de algún modo
;i";p" se ha vuelto festivo, y con ello está inme- Se puede exPlicar ráPid -r
diatamente conectado eI carácter de celebración ii.á. Quiere decirse que se siente cómo en la vi-
de la fiesta. Esto es lo que puede llamarse
tiem- sión, e., el texto o "., lo qu9 sea' cada detalle'
cada momento está unido al todo' y no
stra semeja
fo propio, Y 1o que todo.5 algo pegado exteriormente ni desentona como
un
i.opiu'"*Pári"rr.ia vital'
ales
trozo inerte, arrastrado por Ia corriente del
tud' ha-
del tiemp" p;;io ,o" I
EL ARTE COMO FIESTA IO7

106 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO tiem-


la duración calculable de su extensión en el
Pién-
cer. Antes bien, está dispuesto alrededor de
un po, sino por su propia-estructura temporal'
también i"r" ", lá músióa. todo el mundo el conoce las va-
centro. Por organismo vivo entendemos
áig" q"" estálentrado en sí mismo' de suerte gas indicaciones de tempo que compositor
dos se- utiliza para designar las
ProPia sical; se da con ello algo
De un v, sin embargo, no es ni r
modo Precioso, Kant ha < ¡¡s nfi- L'".ri" tecniJa del compositor, de cuyo arbitrio
nalidaá sin fin,, la cual es propia tanto de un dependiera que se otorire» más de prisa o
más
organismo .o-á de una obia de arfe3u Y
eilo deipacio. Hay que tomar eI tiempo correctamen-
te, ás decir, iomarlo tal y como la obra Io
exige'
se corresponde con una
para
finiciones que existen de Las indicaciones d,e temoo son sólo señales
cosa es bella si no se Ie el tempo «correcto», o pára adaptarse
nada, (Aristóteles).27 Evi de áodo correcto al todo de la obra' El tempo
",rmpli.
l"i""ai,. esto lite;almente, sino cum gr?ry? yli,s correcto no puede calcularse ni medirse nunca'
il;i;;; puede dársele Ia vuelta a la definición Una de las mayores confusiones -hecha
posible
y-d".ln ia concentrac que llama- p". fá ,""nología de nuestr a época, y que ha afec-
mos bello se revela P que tolera iado también a la práctica artística en ciertos
;;tp".tro de variáci sustitucio- países con Part
,"r, uiuaidos, Y elimina do ello des-
centralista- regla
á" ,r, núcleo estructural que no se debe tocar es la grabaci ún el
si no se quiere que la "onfor*ución pierda su o convertir en canónica una grabación auténtica
unidad viva. En lste sentido, una obra de arte autorízad.a como tal por el compositor' 9o1
t9-
d" hecho, semejante a un organismo vivo: una dos sus tempos y susiit^ot' Una cosa así signi-
"r,
unidad estructurada en sí misma' Pero eso
qule-
fícaría la muerie de las artes interpretativas
y
." d".it' también tiene su tiempoquepropio'
tenga tam-
su sustitución total por aparatos mecánicos'
Si
Naturalmente, eso no significa iu ..p.oducción s" r"dut" a imitar 1o que otro
bién su juventuá, su madi"' o su vejez' igYSl
huyu h""ho anteriormente en una interpretación
;;;^"i,Jrdud"ro organismoestávivo' Pero sí signifi- auténtica, entonces se habrá rebajado a un mer:
J; q;" la obra de aite no determinada por
hacer no creativo: y el otro, el oyente' 1o notará'
si es que llega a notar algo'
Se trata aquí, lJrra vez *át, de nuestra
vieja
26. KeNr, Crítica del luicio, Introducción'
27. AnrsrÓrelps, Etica a Nicómaco' 8 5' 1106 b 9'
109
EL ARTE COMO FIESTA
108 LA AcTUALIDAD DE Lo BELLo

y conocida diferenciación del espacio de juego


árt." identidad y diferencia' Lo que hay qu9 9l-
es el tiémpo propio de la composición
"árn.u.
musical, el sonido propio de un texto poético;.y
; ;¿ñ puede o.ui.ii en el oído interior' Toda
reproduciión, toda declamación de una poesía'
toáa representación teatral, por grandes que sean
iát u.rá."s y los cantantes, sólo nos comunicará
,rru artística efectiva de la obra cuan-
"rp"tiencia
do oigamos en nuestro oído interior algo de todo
f"ntJ diferente de lo que efectivamente está su-
Lediendo paranuestroi sentidos' Sólo lo elevado
ilá la idealidad del oído interno, y realizacio-
no-las re-
piáJ"".i"nes, las exhibiciones o las
nes mímicas como tales, nos proporcionan el si-
iiui pu.u la construcci 'n de la obra' Es 1o que
indi uno de nosotros experimenta cuando' por
ejemplo, se sabe Particu una Poe-
sía: ola tiene oído'' recitarle
"r, "i
ái-fo"*u de un modo sat quiera él
miimo. ¿Por qué ocurre así? Aquí, claram€nte'
nos encontramos de nuevo con el trabajo de re-
ilexl¿n, el trabajo propiamente intelectual que s9
á. Éf llamadt áeleite. La conformación ideal
r" ""
á.igt"a sólo porque, con nuestra actividad'
irur""id"mos los momentos contingentes' Pala
una Poesía, en una Posición charlo del exterior'
a,laioz del recitador no de-
algt no, Pues en el texto no -Wesen des Rhythmus""'
lo hay. Pero todo el mundo tiene su propio tim- 28. Véase HÓNIcsw¡'l-D, nVom
;;" ;;;Lp ty cholo gie' S tudien und Analv -
en Die Grundlagen'
sen, LeíPzig, Berlín, 'z1925'
* Expresión típicamente alemana' [T']
110 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo EL ARTE coMo FIESTA 111

del arte consiste en aprender a demorarse' Y tal


a nues-
uir r"uésta la .o.'"tpot'dencia adecuada
eternidad'
tra finitud para 1o qu" se llama nuestras re-
Resumamos ahorá la marcha de
flexiones ra hacia atrás'
dirigimos nuestra mirada a las artes estatuarias, delante hemos
...ol.du."mos que también construimos y leemos es menes
dado en meditaciones'
en-
La pregunta que nos Plantea cho
traña de antemuno tu i^t"a d" : de
nedazos Por Ia tensión de dos
tro'
l"-fuao, ia apariencia históric históri-
su aparier"iu p.ágresista,"La.apariencia
ofuscación de la
;; ;ild" .á"tia"i,'se tomo lasisnificado
I"fi".", paYalo q'" sólo tiene f"amiliar' Y'Ia atra- la
dición cultural ;;"";;;t;t"lt"
en una suer-
i.rrr"rru, la apariencia progresiva.vive al
te de ofuscaciól á" de las ideologías'
"titña

foto del edificio hasta considerarlo arte, arqui-


tectura. Hay que ir allí, entrar y dar vueltas, re-
correrlo progrésivamente y adquirir 1o que la con-
formación le promete a uno pata su proplo
sentimiento vital y su elevación. Quisiera que re- nada que sea un mero
sumir las consecuencias afectivas de esta breve que sea degeneración s
tenemos que qué es 1o que une con-
sigo mismo eiante
""*t ?::";I,1:
qrié *u.t".u te a ser una superaclon
del tiempo. ntado hacer esto en tres
pasos. Primero, hemos
tanto más elocuente, rica y múltiple se nos ma- tación antroPológica e
nifestará. La esencia de la experiencia temporal como un exceso. Un ca
EL ARTE COMO FIESTA 113
ll2 LA AcTUALIDAD DE Lo BELLo

fundo de Ia existencia humana es Qu-Q¡/ con toda

de nuestra elevación creativa al arte, sino en re-


conocer cuál es el motivo antropológico más pro-
detrás Y que da al juego humano'
el juego artístico, un carácter úni-
ut lut fo.mas de juego de la natu-

tilos, las razas y las clases. Todo esto es huma-


no. Es -como dije al principio- la rutilante
mirada de Mnemosine, de la musa que conserva
y retiene, la que nos caracteriza. Uno de los mo-
iiro. fundamentales de mi exposición era hacer-
nos conscientes de que lo que intentamos en nues-
tra relación con el mundo y en nuestros esfuerzos
creativos o coparticipando en el jue-
-formando
go de las formas- es de retener lo fugitivo'
En este sentido,rrno es casual sino el sello es-
a \a a interior del
o en en lo selecto,
elegi esta actividad
se exprese de un modo especial la experiencia
de la finitud de Ia existencia humana' Lo que es
hombre es allá de su
El
n finita. I culto de
da Ia suntu te funera- re
el urre s

rio y las ceremonias de la consagración, todo ello más 1o que


es retener 1o efímero y lo fugitivo en una nueva men to del
EL ARTE COMO FIESTA 115
ll4 LA AcTUALIDAD DE Lo BELLo
ernpezar a deletrear un vocabulario nuevo y des-
re-conocer capta la permanencia en 1o fugitivo' conocido, que hay que ir acrecentando hasta que
Llevar este proc"so á su culminación es propia- se pueda leer.
mente la función del símbolo y de lo simbólico Sabemos lo que significa saber leer. Saber leer
,odot los lenguajes artísticos' Ahora bien' la es dejar de percibir las letras como tales, y que
",
pregunta qr" p"rteguíamos era: si se trata de sólo exista el sentido del discurso que se cons-
un árte ..ryo lenguaje, vocabulario, sintaxis y es- truye. En todo caso, es sólo la constitución ar-
tilo están tan singularmente vacíos y n9s son tan mónica de sentido 1o que nos hace decir: "He en-
extraños, o nos put"""tt tan lejanos de la gran tendido 1o que aquí se dice". Esto es lo que en
tradición ctásica de la cultura, ¿qué es 1o que principio lleva a su perfección el encuentro con
propiamente reconocemos? ¿No es precisamel- el lenguaje de las formas artísticas, del arte. Es-
i" Li tlg"o distintivo de la modernidad esta indi- pero que ahora esté claro que se trata de una
gencia áe símbolos, hasta tal punto profunda que' relación de intercambio. Ciego está el que crea
lon toda su fe jadeante en el progreso tec1199 que puede tomar lo uno y dejar lo otro. No es
económico y social, nos niega justo la posibili- posible dejar esto claro de manera suficientemen-
dad de ese re-conocimiento? te decidida: quien crea que el arte moderno es
He intentado mostrar que no es simplemente una degeneración, no comprenderá realmente el
que haya épocas más ricas, familiarizadas con arte del pasado. Es menester aprender, primero
los simtoloi, y épocas más pobres vacías de con- a deletrear cada obra de arte, luego a leer, y sólo
tenido simbólico, como si el favor de los tiempos entonces empieza a hablar. El arte moderno es
pasados y la desgracia del presente fueran me- una buena advertencia para el que crea que, sin
ios hechós dados. Realr ente, el símbolo es una conocer las letras, sin aprender aleer, puede es-
tarea d.e construcción. Es menes ler realizar las cuchar la lengua del arte antiguo.
posibilidades del reconocimiento, y hacerlo e,n un Desde luego, esta tarea no presupone una co-
cír.ulo de tareas, seguramente muy grande' y munidad de comunicación sin más, ni la acepta
frente a ofertas muy variadas de encuentros' Así' agradecida como si de un regalo se tratase; an-
ciertamente, hay una diferencia entre que' en vir- tás bien, es esa comunidad de comunicación la
tud de nuestra ?ormación histórica y de nuestra que hay que aprender a construir' El omuseo ima-
familiaridad con 14 actividad cultural burguesa' ginario,, esa célebre fórmula de André Malraux,
nos apropiemos históricamente un vocabulario donde todas las épocas y logros del arte se pre-
[.r" .frrrita evidente en el Pasado sentan simultáneamente a la conciencia, signifi-
para que 1o aPrendido inte encuen-
ca, por así decirlo, la aceptación forzosa de esta
tro con el arte, Y que, Por aYa que
EL ARTE COMO FIESTA II7
116 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO

tarea,sibiendeunaformaalgomáscomplica-en
áu.-Ñ""trro logro ha gonsistido precisamente
iinür ltru ".óf :n nuestra imaginación;
í io pti"cipal e 1o P
io encontramos
:;t;
eres finitos, estamos
temente de si las co-
nocemos o no, de si som conscientes de ellas
ofu creer
o-"to*"t lo bastante altera
il;;;-ño, ,ol'i"t'do u
q"e Ia - sobre
en nada
"l PoA* en nuestro co-
nosotros). Péro sí que cambia algo
nocimiento ,i las tiadiciones en las
que estamos Y la
".tu=Jtu*o'
para el futuro, o
tarse del futuro
ya, Programar Y construrr
decir mera conserva-
irl""r"i.adicién no quiere no
ción, sino transmisión' Pero la transmisión a
i*ir*^ á"iá. f" ántiguo intacto' limitándose
y decrS-
conservarlo, sino uptá.rd". a-concebirlo
1o de nuevo.
pt Jii que utilicemos también Ia
pal
ció

modelo de 1o que verda y


Lo que tante entre nuestro presente, con sus metas'
ne que
entonc

* Se entiende que en el idioma alemán' [T']


118 LA ACTUALIDAD DE LO BELLO EL ARTE COMO FIESTA tt9
su tra-
tidas, sino determinado por el encuentro mismo sucumbir también a la comercialización de
se deja que lo que era sea para aquel
"t "o*o

tencias de ciertos coros


sultan, por su agudeza y precisión' de una
oscu-
el teatro
ridad cási hermitiru. Y,- in embargo' en
po-
ático se unían todos. Y el éxito, la inmensa
p"fr.i¿ua que ganó la integración cultual del tea-
i- á,i." ¿á f" de que no era Ia representaciórr
función de
Jt tá, clases altas,'o "'" tuviese la que otorga-
satisfacer a una comisión de festejos
a las mejores obras'
-- premiossimilar
ba
Ür, arte era y es, con seguridad' 1? gt31
oer
historia de la polifonía occidental denvaoauna
canto gregoriaño. Y aún hoy podemos tener
terceri eiperiencia, ex ctamente con el mismo En
;bj;i. qr" lo, griegos: la tragedia antigua'pregun-
iqis igtg, des"pues de la revolución, lelos Artis-
taron"al primer ?irector del Teatro de iba
tas de Moscú con qué pieza revolucionaria
u inurgr.ar el teatio revl;:;:"ülir],r#ül
éPocas Y Para todas las so-
ntL cristiano de esto lo cons-
tituye el coro gregoriano y. su complejo desa-
rrollo, pero taribián las Pasiones de Bach' Que
nadie sé engañe: no se lrata de la mera asisten-
distin-
cia a un concierto. Aquí sucede algo muy
le hace patente
i". Áf oyente de un cóncierto se
EL ARTE coMo FIESTA l2t
120 LA ACTUALTDAD DE Lo BELLo
neraciones (pues los mayores -también aprende-
mosl qrr" en las inocuas dispu-
"*p"rimentamos
tut .ui".as iobre el canal que se va a conectar
o el disco que se va a poner, también tiene lugar
en el conjúnto de nuestra sociedad' Comete un
craso el que crea que el arte es sólo el arte
"..á.
de las clases ,itut. Olvida que hay estadios' sa-
las de máquinas, autopistas, bibliotecas popula-
res, escuelás de formación profesional que' a me-
,.ráo, y con todo derecho, están instaladas con
."".ú" ."ás lujo que nuestros excelentes y viejo-s
^Cl*"t¡."n
de humanidades -qu9 yo, personal-
rnente, con toda franqteza, echo de menos-' efl
iot .rrut"s el polvo escolar era casi un elemento
de nuestra foimación. Finalmente, olvida también
los medios de comunicación de masa y su influen-
cia sobre el conjunto
- de nuestra sociedad' No de-
bemos olvidar hay un uso racional
de tales cosas. que un peligro-enor-
rososest adicció con me para Ia civi ana acecha en Ia Pa-
frecuenc sablem Por ti"iáu¿ que ha producido el uso, demasiado có-
motivos , haY si osas
modo, dL los múltiples canales de la cultura'
de las que no podemos decir que instituyan en en lo que se refiere a los medios
verdad una comunicación. El delirio como tal "sp"cialmente
de .omrnicación de masas' Pero justamente ahí
está el reto humano para todos
_para el adulto
que educay afrae, piru el joven que es educado
y atraído-, a. enseñar y aprender con su propla
áctividad. Lo que ," "*ig" de nosotros es preci-
samente esto: poner en actividad nuestra ansia
de saber y nuástra capacidad de elegir en pre-
sultan muy pobres. sencia dei arte y de todo lo que se difunda por
Deberíamos tener claro que el salto genera- los medios de ctmunicación de masas' Só1o en-
cional, o mejor dicho, la continuidad de las ge-
t23
122 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo EL ARTE COMO FIESTA

tonces tend'remos la experiencia


del arte' La in- no le va a proporcionar ninguna experiencia del
;;;"biiiáad de forma v contenido se hace efec- arte. Está ilu- que saberse el actor, el cantante
de la cual o el artista en gáneral en su función de media-
;trr';;;^ü ;, distincién por medio
;i';t;; "os sale al encuentro como 1o que nos dor constituye una reflexión de segundo orden'
bra de arte se culmina
dice algo Y como 1o que nos enuncia'conceptos
SólJnetesitamos clarificar los dos
puede de-
.orrr.^.i". ", lo'-que, por así decirlo'describir ,::".:i;.§?::*';3::
es- no que evocan la obra,
rrumbarse esta "xperiencia' Quisiera
tos dos extremos''Uno es esa forma
de disfrutar su composición y su coherencia interna hasta al-
v notorio' Ten- cartzar, sín proponérselo, la evidencia' Hay aquí
de algo porque resulta conocido -la
del ointención artística' para de-
go para mí que áq"i "tta el origen dos extre*á.'
kitsc.h'
. Se oye io qt'" Ya se sabe' No se quie- terminados fines manipulables que se presenta
cosa v se disfruta de ese encuentro en el kitsch, y la absoluta ignorancia, por parte
sino,que le de los amigos de Ia degustación, del discurso
pro-
Prod,át imPacto alguno' Es 1o mis-
no de t"' *ádo muY lacio' pio qr. la"obra de aite nos dirige, en favor de
el lenguaje
mo que el que está preparado para efecto que- ,, .riret estéticamente secundario'
á"1 uit" y siánte "'uti'*inte 1o
que el Me parece que nuestra tarea se centra pro-
ria que sintiese. Se nota que se quiere hacer algo p osd
;;;;"- El kitsch lleva siemde)rebuena en sí algo de a que
ese esmero bi"t'i"t"ncionado'
voluntad a Yal
v. sin embargo,'"t-:"tt" eso lo que. destr?'" ?! genuino. Al final, con
;r;; Porque el arte sólo es algo si precrsa
cte
iiao po. la culturah realmente
iá .orrt..rlción propia de la-conformación'
apren- á, .r"rtu, resulta ser Problema
y el contenido irrisorio o una Pregunt El arte de
il"rao "t ,o.ut'ürio, la forma
q"" la comunicación efectivamente se otros tiempos pasados sólo llega hasta nosotros
;;; purundo pár el^filtro del tiempo y de Ia tradición
'"*lu-
realice.
que se conserva y se transforma viva' El arte no-
,"gunda forma es el otro extremo del
k¡tih: el" degustador d'e estética' Se le conoce áb¡etuat contemporáneo puede tener -cler-
esoecialmente en relación a las artes
interpre- tamente sólo en sus mejores productos' apenas
;fi;'ül' i u ópera porqu.e canta la callas' Jisting,ribles hoy para nosotros de sus

no porque se représente
^"'o
esa^ópera en concreto' imitaciones- exacámlnte la misma densidad de
¿;á;;,i"do que t"u así' Pero afirmo que eso construcción y las mismas posibilidades de in-
124 LA ACTUALIDAD DE Lo BELLo

terpelarnos de modo inmediato' En la obra de


artL, eso que aún no existe en Ia coherencia ce-
rrada de lá conformación, sino sólo en su pasar
fluyendo, se transforma Per-
manenteyduradera, d acia
dentro de ella signifiqu cre-
cer más allá de nósotros mismos' Que uen el mo-
mento vacilante haya algo que permanezca"' Eso
es el arte de hoy, de ayer y de siempre'

[El presente texto es una versión reelaborada


de ias Íecciones que el autor dio, con el título de
..EI arte como jüego, símbolo y fiesta' en las
Semanas de la Escuela Superior de Salzburgo,
del 29 de julio al 10 de agosto de 1974' La ver-
sión original apareció en el volumen, editado por
Ansgar Purr, que contiene todas las lecciones da-
dasln las Semanas de la Escuela Superior de
Salzburgo de 1974 Kunts heute, Graz Styria,
1975, págs. 25-84.1

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