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INTRODUCCIÓN

Para hablar de regionalización en el proceso de la descentralización, debemos tener

en cuenta las reestructuraciones políticas vividas en ésta difícil geografía del Perú, por

ello viene bien recordar que desde los suyos en el Imperio incaico de nuestro país,

que con el tiempo se decantó en el Perú, tal cual lo conocemos ahora; pasó por

diversas modificaciones en la ubicación de sus principales centros administrativos y

estructura del estado, de hecho para fines de la época colonial el virreinato del Perú se

hallaba dividido en 8 intendencias; Lima, cusco, Arequipa, Puno, Trujillo,

Huancavelica, Huamanga, Tarma, y la comandancia general de Maynas.

Ya en el reglamento provisorio del protectorado que estableció Don José de San

Martín, se estipuló la creación de cuatro departamentos en los territorios, entonces

libres; Trujillo, La costa, Huaylas y Tarma, a los cuales se agregó la jura de la

independencia, la capital luego Lima; con lo que al finalizar los conflictos el Perú se

hallaba dividido en ocho departamentos con territorios similares o equivalentes a las

ex intendencias virreinales, para el nacimiento de la República fueron creados los

departamentos en remplazo de éstas, con sucesivas modificaciones y de ahí hasta las

regiones que aparecieron en el texto de la Constitución de 1979, pero que fueron

creadas mediante una ley entre el 1987 y 1988; para luego ser disueltas en 1992.

Pues luego de las medidas ya conocidas del 5 de abril de 1992 dispuestas por el

ejecutivo de ese entonces el gobierno central intervino las regiones y se dispuso la

instalación de Consejos Transitorios de Administración Regional llamado “CTAR”, los

CTAR se convirtieron en organismos similares a los que fueron las corporaciones

departamentales en desarrollo. Es en el 2002 que se volvió añadir las regiones al texto

constitucional y se crearon los Gobiernos Regionales, para cada circunscripción

departamental, los 24 departamentos, más la provincia constitucional del Callao; con el

fin de que éstas dirigiesen la conformación de nuevas regiones mediante la función de

departamentos a iniciativa de los mismos; iniciativa que no funcionó, de momento pese


a los malos manejos, gestiones malteadas, el gasto ineficientes, de canon y

presupuestos, su mano saca su desbordante corrupción, en lo único en que la mayoría

de analistas está de acuerdo respecto de este proceso; el proceso de

descentralización es en que no se puede retroceder. Se reconoce las ventajas de

alcanzar los objetivos y en ese sentido pesa más los pros que los contras.

Todos estamos esperando a que el tema al parecer avancé, “… porque si no somos

parte de la solución… somos parte del problema”; electores, partidos políticos,

órganos de fiscalización y control y los Gobiernos Regionales.

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