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ORACIONES

PARA EL CAMINO

Matilde Eugenia Pérez Tamayo


Ante tantas heridas
que nos hacen mal
y que nos podrían
endurecer el corazón,
estamos llamados
a zambullirnos
en el mar de la oración,
que es el mar
del amor ilimitado de Dios,
para gustar su ternura.

Papa Francisco
Rezar no es una forma de huir,
tampoco de meterse en una burbuja,
ni de aislarse, sino de avanzar
en una amistad que tanto más crece
cuanto más se trata al Señor,
amigo verdadero
y compañero fiel de viaje,
con quien todo se puede sufrir,
pues siempre ayuda,
da fuerza y nunca falta.

Papa Francisco
CONTENIDO

PRESENTACIÓN

ORACIONES BÁSICAS DEL CRISTIANO


1. El Credo
2. El Gloria
3. El Padre nuestro
4. El Ave María
5. El Acto de Contrición

ORACIONES A DIOS PADRE


6. Oración de Alabanza y Adoración (San
Juan María Vianney – Cura de Ars)
7. Oración fundamental (P. Lewis S.J.)
8. Acto de amor humilde
9. Acto de fe, esperanza y caridad
10. Padre Bueno

ORACIONES A JESÚS
11. Mi gran amigo Jesús
12. Jesús mío (Cardenal Newman)
13. Oración al Corazón de Jesús
14. Novena de la confianza al Sagrado
Corazón de Jesús
15. Un minuto con Jesús
16. Señor Jesús (Oración de San Agustín)
17. Oración a Jesús (San Ignacio de Loyola)
18. Oración a Jesús Eucaristía – Adorote
Devote (Santo Tomás de Aquino)
19. Alma de Cristo (Oración de San Ignacio
para después de la Comunión)
20. Comunión espiritual
21. Acción de Gracias a Jesús Eucaristía
22. Oración a Jesús Crucificado
23. Oración a Jesús Crucificado (Gabriela
Mistral)
24. Oración a Jesús crucificado y
resucitado (Santa Teresa de Calcuta)

ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO


25. Invocación al Espíritu Santo
26. Oración al Espíritu Santo pidiendo sus
dones
27. Oración al Espíritu Santo (San Juan
XXIII)
28. Oración al Espíritu Santo (San Agustín)
29. Oración al Espíritu Santo en una difcultad

ORACIONES A LA VIRGEN MARÍA


30. Ángelus
31. Regina Coeli
32. Salve
33. Acto de consagración a la Virgen
34. Bendita sea tu pureza
35. Acordaos (San Bernardo de Claraval)
36. Oración a María por todas las madres del
mundo
37. Oración a la Virgen María (San Alberto
Hurtado)
38. Súplica a la Virgen María
39. Bendición de María Auxiliadora
40. Oración a Santa María (L. de Grandmaison)

ORACIONES A SAN JOSÉ


41. Oración a San José
42. Oración a San José para tiempos difíciles
43. Oración a San José para pedir la gracia de la
buena muerte

ORACIONES POR LA IGLESIA Y POR


LOS SACERDOTES
44. Oración por la Iglesia y los sacerdotes (Santa
Faustina)
45. Oración por los sacerdotes (Santa Teresita del
Niño Jesús)
46. Oración por los sacerdotes (SS. Benedicto
XVI)
47. Oración por las vocaciones
48. Oración por los cristianos perseguidos

ORACIONES POR LA PAZ DEL MUNDO


49. Oración por la paz (Padre Ignacio Larrañaga)
50. Oración por la paz (San Francisco de
Asis)

ORACIÓN POR LA FAMILIA Y SUS


MIEMBROS
51. Oración por las familias (Papa Francisco)
52. Oración por las familias (Santa Teresa de
Calcuta)
53. Oración de una familia
54. Consagración del Hogar al Corazón de Jesús
55. Oración de los esposos
56. Oración de una madre o un padre por sus
hijos
57. Oración de un hijo por sus padres
58. Oración por las madres en su día
59. Oración por los papás en su día
60. Oración de los abuelos
61. Oración a Jesús por nuestros seres queridos
difuntos
62. Oración a Dios Padre por nuestros familiares
difuntos

ORACIONES POR LOS ANCIANOS Y


POR LOS ENFERMOS
63. Oración de un ancianos
64. Oración de un enfermo
65. Ofrecimiento de los dolores físicos y
espirituales en la enfermedad
66. Entrega a la Voluntad de Dios en la
enfermedad
67. Oración por los enfermos
68. Oración por un enfermo grave

ORACIONES DE ENTREGA A LA
VOLUNTAD DE DIOS
69. Tomad, Señor y recibid (San Ignacio de
Loyola)
70. Oración de abandono (Carlos de Foucauld)

ORACIONES PARA MOMENTOS


ESPECIALES
71.Ofrecimiento diario al Sagrado Corazón de
Jesús
72. Ofrecimiento del día (Santa Teresita del Niño
Jesús)
73. Oración de la mañana (Padre Ignacio
Larrañaga)
74. Al comenzar el día
75. Oración de la noche (Padre Ignacio
Larrañaga)
76. Oración para terminar un año y comenzar el
nuevo.
77. Oración para el Tiempo de Adviento
78. Oración al Niño de Belén (San Juan XXIII)
79. Oración para el Tiempo de Navidad
80. Oración para el Tiempo de Cuaresma
81. Otra oración para el Tiempo de Cuaresma
82. Oración para el Tiempo de Pascua

ORACIONES CON DIVERSAS


INTENCIONES
83. Acto de contrición
84. Oración pidiendo el perdón de los pecados
85. Oración para verse libre de peligros
86. Oración de aceptación y entrega
87. Oración para los momentos de tristeza.
88. Oración para pedir el don del amor (Santa
Teresa de Calcuta)
89. Oración para pedir la curación interior
90. Oración para pedir el don del buen humor
(Santo Tomás Moro)
91. Petición confiada (Santo Tomás Moro)
92. Oración de la sonrisa (Santa Teresa de
Calcuta)
93. Oración de Petición (Santo Tomás de Aquino)
94. Oración confiada (Thomas Merton)
95. Oración de Acción de gracias
96. Quédate, Señor, conmigo
97. Oración por los amigos
98. No te pido, Señor
99. Oración para pedir el don de la misericordia
100. Enséñame a amar (Santa Teresa de Calcuta)
PRESENTACIÓN

La oración es para los creyentes de todas las


religiones, lo que el aire para los seres vivos. De
la misma manera que no podemos vivir sin
respirar, no podemos vivir la fe que decimos
profesar sin orar con frecuencia y fervor, porque la
oración da la medida de nuestra relación con el
Señor.

Dice el Papa Francisco en una de sus catequesis:

"La oración es la fuerza del cristiano y de toda


persona creyente".

Y añade:

"La vida cristiana no se limita a la oración, pero


requiere un compromiso diario y valiente que
surge de la oración".

"Un cristiano que no se nutre con la oración, los


sacramentos y la Palabra de Dios,
inevitablemente se marchita y se seca".

La oración constante y confiada ilumina la fe,


fortalece la esperanza, y hace crecer el amor, las
tres virtudes que Dios infundió en nuestra alma,
cuando recibimos el Bautismo, y que son el eje
central de nuestra vida cristiana.

La oración da sentido y valor a cada uno de los


momentos y circunstancias de nuestra vida; a los
días de luz y a las noches oscuras; a los triunfos y
a los fracasos; a los acontecimientos alegres y a
los tristes; y también, por supuesto, a la rutinaria
monotonía de la cotidianidad.

En la oración que es fundamentalmente un estar


con Dios, el Señor nos comunica su fuerza para
seguir adelante, para crecer y avanzar en nuestra
vida de fe, con decisión y valentía, superando los
momentos de dificultad que nunca faltan.

La oración, el trato constante e íntimo con Dios,


destruye los miedos que nos paralizan y no nos
dejan avanzar en nuestra vida espiritual y en
nuestra práctica del Evangelio de Jesús.

La oración bien hecha nos pacifica interiormente,


llena de armonía nuestro espíritu.

La oración nacida del corazón nos une a Dios y a


los hermanos en un estrecho y amoroso abrazo.

La oración, dice el Papa Francisco: "purifica


incesantemente el corazón, y la alabanza y la
súplica a Dios previenen el endurecimiento del
corazón en el resentimiento y el egoísmo".

Pero todos sabemos, porque lo hemos


experimentado personalmente, que no siempre es
fácil orar. Hay muchas situaciones y
circunstancias en nuestra vida, en las que nos
sentimos incapaces de concentrarnos en una
oración personal profunda y fructífera. Entonces,
para no abandonar la oración – lo cual sería
evidentemente, el peor error que podemos
cometer -, debemos recurrir a ayudas externas
que nos permitan mantener abierta y activa
nuestra comunicación con Dios, que es el soporte
de nuestra fe.

El libro que tienes en tus manos, querido lector,


busca ser para ti, una ayuda en estos momentos
de dificultad, y también una motivación y un
soporte para que tu oración de cada día sea más
profunda y entrañable, más viva y eficaz, más
amorosa y humilde.

Para que tu oración sea una oración que salga de


tu corazón y llegue al corazón de Dios. Una
oración que te haga crecer espiritualmente. Una
oración que te fortalezca y te conduzca por
caminos nuevos, al encuentro con quien está
deseoso de escuchar tu voz y oír tu plegaria,
porque te ama infinitamente, con el amor fuerte y
poderoso de Padre, y el amor tierno y cuidadoso
de Madre.

Matilde Eugenia Pérez Tamayo


ORACIONES BÁSICAS DEL CRISTIANO

1. EL CREDO

El Credo es una oración fundamental. Resume en


unas pocas líneas las verdades más importantes
de nuestra fe cristiana católica. Lo rezamos en la
Misa cada domingo y en algunas fiestas
especiales, pero es bueno que lo incorporemos a
nuestra oración diaria, en algún momento del día.

Creo en Dios Padre todopoderoso,


creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor;
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo;
nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos;
fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos;
al tercer día resucitó de entre los muertos;
subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios Padre,
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los
muertos.
Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica;
la comunión de los Santos;
el perdón de los pecados;
la resurrección de la carne;
y la Vida eterna.
Amén.

2. EL GLORIA

El Gloria es una oración de alabanza a Dios Uno y


Trino. Cantamos o rezamos el Gloria básicamente
los domingos en la Misa, y lo hacemos con la
alegría de quien desea exaltar la bondad y la
belleza de Dios que nos ama.

El Gloria tiene una resonancia especial en el


Tiempo de Navidad y en el Tiempo de Pascua,
cuando celebramos los dos misterios centrales de
nuestra fe: la Encarnación de Dios en un Niño
débil e indefenso, y la Resurrección de Jesús
Nuestro Señor y Salvador, que es anuncio y
preludio de nuestra propia resurrección.

Gloria a Dios en el cielo,


y en la tierra paz a los hombres que ama el
Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso,
Señor Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre.
Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestras súplica.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros.
Porque sólo Tú eres Santo,
sólo Tú, Señor,
sólo Tú, Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo,
en la gloria de Dios Padre.
Amén.

Alabemos y glorifiquemos a Dios Trinidad con el


Gloria, cada día, al menos en su versión
resumida:

Gloría al Padre, Gloria al Hijo, y Gloria al Espíritu


Santo.
Como era en el principio, sea ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
3. EL PADRENUESTRO

El Padrenuestro es la oración que Jesús enseñó a


los discípulos, y en ellos a nosotros. La dirigimos
a Dios Padre en el nombre de Jesús, su Hijo
predilecto, y unidos a todos los hombres y
mujeres del mundo, nuestros hermanos.

Procuremos que siempre que lo entonemos, lo


hagamos con conciencia de lo que estamos
diciendo.

Padre nuestro que estás en los cielos,


santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el
cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día


perdónanos nuestras ofensas así como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

4. EL AVE MARÍA

Es la oración más sencilla y a la vez más


completa, que podemos dirigir a María. Su origen
es muy antiguo.

Está compuesto de dos partes:


1. La primera que reúne las palabras que el ángel
Gabriel le dirigió en el acontecimiento de la
Anunciación, y las palabras de Isabel cuando
María fue a su casa para acompañarla y servirla
en su maternidad.
2. La segunda son las palabras con las cuales la
Iglesia y nosotros con ella, la aclamamos como
Madre de Dios y le pedimos con humildad su
ayuda y protección en todos los momentos de
nuestra vida.

Dios te salve, María,


llena eres de gracia,
el Señor está contigo,
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús.

Santa María, Madre de Dios,


ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
5. EL ACTO DE CONTRICIÓN

Es la oración con la que pedimos perdón a Dios


por nuestros pecados. Lo rezamos al comienzo de
la Misa como un modo de prepararnos al
encuentro con Jesús, que en ella se nos da como
alimento espiritual, en su Palabra proclamada y
en la Eucaristía.

La condición básica para rezar esta oración es


tener una conciencia clara de haber hecho el mal,
lo cual es, sin duda, una realidad para todos
nosotros, y de haber omitido hacer el bien en
algunas oportunidades; y también, un
arrepentimiento sincero y un propósito firme de
trabajar intensamente cada día en nuestra
conversión personal.

Yo confieso ante Dios Todopoderoso,


y ante vosotros hermanos
que he pecado mucho,
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes hermanos,
que intercedan por mí,
ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
ORACIONES A DIOS PADRE

Orar a Dios Padre es reconocernos como sus


hijos muy amados. Hagámoslo siempre con
humildad y devoción.

6. ORACIÓN DE ALABANZA
Y ADORACIÓN
(San Juan María Vianney – Cura de Ars)

Yo te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte


hasta el último momento de mi vida.

Yo te amo, Dios infinitamente amable, y prefiero


morir amándote, a vivir un sólo instante sin
amarte.

Te amo, Señor, y la gracia que te pido es la de


amarte eternamente.

Yo te amo, Señor, y deseo el cielo sólo para tener


la felicidad de amarte eternamente.

Yo te amo, Dios infinitamente bueno, y temo el


infierno sólo porque allí no tendría jamás el dulce
consuelo de amarte.
Dios mío, si mis labios no pueden decirte a cada
instante que te amo, quiero que mi corazón lo
repita cuantas veces yo respire.

Yo te amo, mi divino Salvador, porque has sido


crucificado por mí.

Dios mío, dame la gracia de amarte en mi


sufrimiento.

Concédeme, Señor, la gracia de morir por tu amor


y sabiendo que te amo; y al acercarme a la
muerte, aumenta mi amor y perfecciónalo. Amén.

7. ORACIÓN FUNDAMENTAL
(Padre Lewis S.J)

Padre, todas las cosas que has creado me las


has ofrecido amorosamente, como dones, para
que te ame más.

Te pido de todo corazón, que su atractivo no me


aleje de Ti; que no haga de ellas el objetivo
principal de mi vida.

Quiero que seas Tú, Señor, el centro de mi ser.

Dame tu amor y tu gracia para que mi corazón y


mi mente sean totalmente libres para saber
interpretar toda la realidad.

Que esté dispuesto a agradarte en salud o


enfermedad, en riqueza o pobreza, en vida larga
o corta.

Que siempre elija aquellas cosas y personas que


me lleven a Ti.

Dame la capacidad de rechazar todo lo que de


alguna manera me separe de Ti.

Y que la acción de tu Espíritu configure en mí la


imagen de tu Hijo. Amén.

8. ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

Dios mío, creo en Ti. Fortalece, Señor mi fe.


Espero en Ti. Afirma mi esperanza.
Te amo con todo mi corazón. Enciende mi amor.
Me pesa haberte ofendido. Aumenta mi dolor por
los pecados que he cometido.

Te adoro como mi primer principio.


Te deseo como mi último fin.
Te doy gracias como mi continuo bienhechor.
Te invoco como mi soberano defensor.
Dígnate, Dios mío, dirigir mi vida con tu sabiduría,
contenerme con tu justicia, consolarme con tu
misericordia y ampararme con tu poder.

Te consagro todos mis pensamientos, palabras,


obras y trabajos, a fin de que, de hoy en adelante,
piense siempre en Ti, hable de Ti, y obre en todo
momento según tu santa Voluntad.

Señor, que se haga en mí y en todas mis cosas,


sólo lo que Tú quieres para mí.

Te suplico, Padre, que ilustres mi entendimiento,


abrases mi voluntad, purifiques mi corazón y
santifiques mi alma.

Socórreme, Señor, con tu gracia,


para vencer la soberbia con la humildad,
la avaricia con la generosidad,
la pereza con la diligencia,
la envidia con la caridad,
la ira con la paciencia,
la tibieza con el fervor,
y todos mis inclinaciones y afectos desordenados
con tu santo temor y amor. Amén.
9. ACTO DE AMOR HUMILDE

Señor, no esperaré llegar a la perfección o ser


como un ángel, para amarte, pues si así fuera,
nunca te amaría.

Te amo, Señor, tal y como soy, en el momento y


en las circunstancias en que me encuentro.

Te amo, Señor, en la amargura de mis caídas, en


medio de mi confusión, faltas y debilidades, en la
zozobra de mi espíritu, en mis cobardías, en la
controversia interior, en el desierto de mi
corazón... y así, como soy Señor, no dejaré de
amarte y de confiar en Ti.

No dudo, Señor, de tu amor. De que Tú siempre


estás conmigo, y que Tú me amas infinitamente.
Señor, Tú sabes todo de mí, te abro mi corazón y
te entrego mis pecados.

Señor, te amo tal y como soy.

10. PADRE DE AMOR

Padre de amor, dame suficiente fe para no


rendirme y suficiente esperanza para avanzar con
resolución por el camino que me conduce a Ti.
Dame suficiente perdón para estar siempre en
paz conmigo mismo y suficiente respeto para
convivir en armonía con aquellos que comparten
su vida conmigo.

No te pido bienes materiales; sólo te pido tu luz,


tu amor gratuito y generoso, y tu misericordia que
perdona mis pecados.

Gracias, Padre, por crearme y por estar siempre


conmigo, aunque a veces te sienta lejano o sordo
a mis oraciones. Sé bien que permaneces cerca
de mí, pero que no puedes hacer por mí lo que yo
debo vivir.

Ayúdame a crecer y a avanzar en el exigente


camino del amor, del desapego, del perdón y de
la entrega.

Padre bueno, te adoro, te alabo y te bendigo, por


todo lo que eres y por el amor que me das a cada
instante. Tú eres mi fuerza y mi descanso, y en tu
amor y verdad pongo mi confianza. Amén.
ORACIONES A JESÚS

Oramos a Jesús reconociéndolo como el Hijo


Amado de Dios y nuestro Salvador. Agradecemos
su bondad y su amor por nosotros, manifestado
de tantas maneras, y le pedimos que nos ayude a
vivir como Dios quiere que vivamos.

11. MI GRAN AMIGO JESÚS

Mi gran amigo y amado Jesús,


cuatro cosas hoy te pido con mucha necesidad:
PACIENCIA para sufrir,
FUERZA para trabajar,
VALOR para soportar las penas que me han de
mortificar,
TEMPERAMENTO SERENO para resolverlo todo
con santa calma,
y así tener en el alma PERFECTA
TRANQUILIDAD.

Esto tengo que pedirte mi Jesús adorado,


en este día consagrado para servirte y amarte.
Amén.
12. JESÚS MÍO
(Oración del Cardenal Newman)

Jesús mío, ayudame a esparcir tu fragancia


dondequiera que vaya; inunda mi alma con tu
espíritu y tu vida; penetra todo mi ser y toma
posesión de él de tal manera, que mi vida no sea
en adelante sino una irradiación de la tuya.

Quédate en mi corazón en una unión tan íntima,


que las almas que tengan contacto con la mía,
puedan sentir en mí tu presencia, y que al
mirarme, olviden que yo existo y no piensen sino
en Ti.

Quédate conmigo siempre. Así podré convertirme


en luz para los otros. Esa luz, oh Jesús, vendrá
toda de Ti; ni uno solo de esos rayos será mío
porque yo sólo te serviré de instrumento para que
Tú ilumines a través de mi.

Dejame, Señor, alabarte, en la forma que te es


más agradable; llevando mi lámpara encendida
para disipar las sombras en el camino de quienes
viven cerca de mí.

Déjame, Señor, predicar tu nombre sin palabras.


Con mi ejemplo. Con tu fuerza de atracción. Con
la sobrenatural influencia de mis obras. Con la
fuerza evidente del amor que mi corazón siente
por Ti. Amén.

13. ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS

Oh dulce Jesús que has dicho:


"Si quieres agradarme confía en Mi.
Si quieres agradarme más, confía más.
Si quieres agradarme inmensamente, confía
inmensamente en Mí".
Ayuda a mi confianza.
Yo confío inmensamente en Ti,
y en Ti Señor, espero.
No sea yo confundido eternamente. Amén.

14. NOVENA DE LA CONFIANZA


AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Oh Jesús, a tu corazón confío esta necesidad que


tengo …

Mírame y después haz lo que tu Corazón te diga.


Deja obrar a tu Corazón.

Oh Jesús, yo cuento Contigo.


Yo me fío te Ti.
Yo me entrego a Ti.
Yo estoy seguro de Ti. Amén.

15. UN MINUTO CON JESÚS

Bendíceme Jesús y ruega por mí sin cesar.


Aleja de mí, hoy y siempre, el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, Tú no te olvides de mí.
Si me dejas, Jesús, ¿qué será de mí?
En los peligros del mundo, asísteme.
Quiero vivir y morir bajo tu manto.
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión, Jesús mío.
Y al final de mi vida, sal a recibirme y llévame
junto a Ti.
Tu bendición me acompañe hoy y siempre. Amén.

16. SEÑOR JESÚS


(Oración de San Agustín)

Señor Jesús, que me conozca a mí


y que te conozca a Ti.
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me olvide de mí y te ame a Ti.
Y que todo lo haga siempre por Ti.

Que me humille a mí y te exalte a Ti.


Que no pìense en nada más que en Ti.
Que me mortifique a mí para vivir en Ti.
Y que acepte todo como venido de Ti.

Que renuncie a lo mío y te siga solo a TI.


Que siempre escoja seguirte a Ti.
Que huya de mí y me refugie en Ti.
Y que merezca ser protegido por Ti.

Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.


Que sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí y ponga toda mi confianza
en Ti.
Y que obedezca a otros por amor a Ti.

Que a nada dé importancia sino solo a Ti.


Que quiera ser pobre por amor a Ti.
Mírame para que solo te ame a Ti.
Llámame para que solo te busque a Ti.
Y concédeme la gracia de gozar siempre de Ti.
Amén.

17. ORACIÓN A JESÚS


(San Ignacio de Loyola)

Señor:
Tú estás delante de mí para guiarme.
Tú estás detrás de mí para protegerme.
Tú estás encima de mí para bendecirme.
Tú estás debajo de mí para sostenerme.
Tú estás a mi lado para acompañarme.
Tú estás dentro de mí para darme vida.

Señor,
Que en todas partes te encuentre.
Que en todas partes te ame.
Que en todas partes te sirva.
Amén.

18. ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


ADOROTE DEVOTE
(Santo Tomás de Aquino)

Te adoro con devoción, Dios escondido,


oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el


gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta Palabra de
verdad.

En la cruz se escondía sólo la divinidad,


pero aquí se esconde también la humanidad;
sin embargo creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás,


pero confieso que eres mi Dios.
Haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!


Pan vivo que das vida al hombre.
Concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, límpiame con tu Sangre,


de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes
al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto,


te ruego que se cumpla lo que tanto ansío.
Que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

19. COMUNIÓN ESPIRITUAL

Creo, Jesús mío,


que estás real y verdaderamente presente
en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas


y deseo recibirte dentro de mi alma;
pero ya que no puedo hacerlo ahora
sacramentalmente,
ven a lo menos espiritualmente
a mi corazón.

Como si ya te hubiera recibido,


me abrazo y me uno todo a Ti.

No permitas, Señor,
que jamás me separe de Ti. Amén.

20. ALMA DE CRISTO


(Oración de San Ignacio
Para después de la Comunión)

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh mi buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti,
para que con tus santos te alabe y te bendiga.
Por los siglos de los siglos. Amén.

21. ACCIÓN DE GRACIAS


A JESÚS EUCARISTÍA

Señor Jesús, te doy gracias por haberte


encarnado en el seno de la Virgen María, y
haberte hecho hermano de todos los hombres y
mujeres del mundo, amigo y compañero de
camino.

Eres consuelo fortaleza y esperanza en mis horas


de dificultad y sufrimiento. Eres serenidad, alegría
y paz en cada momento de mi existencia.

Gracias, Jesús, porque en la Eucaristia – tu


nueva Encarnación -, te hiciste alimento para mi
alma, y con tu presencia permanente en este
sacramento, me enseñas a vivir a plenitud el
Mandamiento del Amor que me une íntimamente
Contigo y con quienes me rodean.

Jesús Eucaristia, sin Ti nada puedo, pero Contigo


a mi lado y en mi corazón, mi vida se llena de
amor, de fe y de esperanza.

Gracias, Jesús, por dar sentido a mi existencia


cada día. Amén.

22. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO

Mírame, oh mi amado y buen Jesús,


postrado ante tu santísima presencia.
Te ruego con el mayor fervor
que imprimas en mi corazón
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,
verdadero dolor de mis pecados,
y firme propósito de jamás ofenderte.
Mientras que yo
con todo el amor y la compasión
de que soy capaz,
contemplo tus cinco llagas,
comenzando por aquello que dijo de Ti,
el santo profeta David:
Han taladrado mis manos y mis pies,
y se pueden contar todos mis huesos. Amén.

23. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO


(Gabriela Mistral)

En esta tarde, Cristo del Calvario,


vine a rogarte por mi carne enferma.
Pero al verte, mis ojos van y vienen,
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

Cómo puedo quejarme de mis pies cansados,


cuando veo los tuyos destrozados.
Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas.

Cómo explicarte a Ti mi soledad,


cuando en la cruz alzado y solo estás.
Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón.

Ahora ya no me acuerdo de nada,


huyeron de mí todas las dolencias.
El ímpetu del ruego que traía,
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y solo pido no pedirte nada.


Estar aquí junto a tu imagen muerta.
Ir aprendiendo que el dolor es solo,
la llave santa de tu santa puerta.
Amén.
24. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO
Y RESUCITADO
(Santa Teresa de Calcuta)

Señor Crucificado y Resucitado, Tú eres la


imagen del Padre que resplandece.
Enséñanos a afrontar los hechos de la vida
cotidiana, con el fin de que podamos vivir con
mayor plenitud nuestra vida.

Tú que acogiste humilde y pacientemente los


fracasos de tu vida, que te llevaron a los
sufrimientos de la crucifixión, ayúdanos a vivir las
penas y las luchas que nos trae cada día, como
ocasión para crecer y para asemejarnos más a Ti.

Haznos capaces de mirar esas pruebas con


valentía y mansedumbre, llenos de confianza
porque Tú nos sostienes.

Permítenos comprender que no llegaremos a la


plenitud de la vida, si no morimos sin cesar a
nosotros mismos, en nuestros deseos egoístas.
Porque solamente si morimos Contigo, podremos
resucitar Contigo.

Que de ahora en adelante nada nos haga sufrir o


llorar, hasta el punto de olvidar la inmensa alegría
de tu gloriosa Resurrección.

Porque Tú, Jesús, eres la imagen que


resplandece del Padre, la esperanza de la eterna
felicidad, el fuego de amor que incendia nuestros
corazones.

Sé nuestra fuerza y únenos a Ti y a todos los


hombres y mujeres del mundo, con el lazo
irrompible de la paz y del amor. Amén.
ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima


Trinidad, habita en nuestro corazón desde el día
de nuestro Bautismo. Su tarea es fortalecernos
interiormente y conducirnos a la Casa del Padre al
final de nuestra vida. Oramos al Espíritu Santo,
alabándolo y dándole gracias por su presencia en
nosotros, y también para pedirle los dones de su
amor, que nos ayudan a vivir como verdaderos
discípulos de Jesús.

25. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu Santo,


llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía tu Espíritu, Señor,


y se renovará la faz de la tierra.

Oh Dios,
Tú que instruyes los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo;
haz que guiados por este mismo Espíritu,
saboreemos la dulzura del bien,
y gocemos siempre de tus divinos consuelos.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
26. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
PIDIENDO SUS DONES

Ven, Espíritu Divino,


manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,


descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,


divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,


sana el corazón enfermo;
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones


según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

27. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


(San Juan XXIII)

Espíritu Santo:
perfecciona la obra que Jesús comenzó en mí.
Mortifica en mí la presunción natural.
Quiero ser sencillo, lleno de amor a Dios,
y constantemente generoso.

Que ninguna fuerza humana me impida


hacer honor a mi vocación cristiana.
Que ningún interés, por descuido mío,
vaya contra la justicia.

Que ningún egoísmo reduzca en mí


los espacios infinitos del amor.
Que la efusión de tu Espíritu de amor
venga sobre mí, sobre la Iglesia
y sobre el mundo entero. Amén.

28. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


(San Agustín)

Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que mis


pensamientos puedan ser todos santos.

Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para que mi


trabajo también pueda ser santo.

Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo, para que


solo ame lo que es santo.

Fortaléceme, oh Espíritu Santo, para que


defienda todo lo que es santo.

Guárdame, pues, oh Espíritu Santo, para que yo


siempre pueda ser santo. Amén.

29. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


EN UNA DIFICULTAD

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, mírame


en esta circunstancia difícil en la que me
encuentro, y ten compasión de mí.
Acudo a Ti con plena confianza porque sé que
eres un manantial de bondad, sabiduría y amor.

Humildemente te pido que me des la gracia de


superar esta situación que me acongoja.

Ayúdame a aceptar tus designios aunque no los


comprenda, y que este dolor que ahora padezco
no me separe de Ti, sino que me permita
experimentar con mayor plenitud, la grandeza de
tu amor que limpia, santifica y salva.

Que se haga en mí y conmigo tu santa Voluntad.


Amén .
ORACIONES A LA VIRGEN MARÍA

Cuando oramos a la Virgen María tenemos


presente en nuestra mente y en nuestro corazón
que ella es la criatura de Dios por excelencia. La
reconocemos como Madre de Jesús, nuestro
Señor y Salvador, y también como Madre nuestra.
María es, sin duda, nuestra gran protectora y
también nuestra mejor compañera en el camino
que conduce a Dios, porque ella fue la más fiel
discípula de Jesús.

30. ÁNGELUS

V/ El ángel del Señor anunció a María.


R/ Y ella concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…

V/ He aquí la esclava del Señor.


R/ Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…

V/ Y el Verbo de Dios se hizo carne.


R/ Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…

V/ Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.


R/ Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas y gracias
de Nuestro Señor Jesucristo.

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en


nuestras almas, para que los que hemos
conocido, por el anuncio del ángel, la
Encarnación de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo,
seamos llevados por los méritos de su Pasión y
su Cruz, a la gloria de su Resurrección. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

31. REGINA COELI


(Reemplaza el Ángelus
durante el Tiempo Pascual)

V/ Alégrate, reina del cielo, aleluya.


R/ Porque el que mereciste llevar en tu seno;
aleluya.

V/ Ha resucitado, según predijo; aleluya.


R/ Ruega por nosotros a Dios; aleluya.

V/ Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.


R/ Porque ha resucitado verdaderamente el
Señor; aleluya.

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo,


Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la
alegría al mundo, concédenos que por su Madre,
la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida
eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

32. SALVE

Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia,


vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te Salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas y gracias de Nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
33. ACTO DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN

Oh Señora mía, oh Madre mía,


yo me entrego del todo a ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo,


oh Madre de bondad,
guárdame y protégeme como hijo y posesión
tuya. Amén.

34. BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza


y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti celestial princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma vida y corazón,
mírame con compasión,
no me dejes Madre mía.
Mi corazón a tus plantas
pongo santísima María,
para que a Jesús se lo ofrezcas
junto con el alma mía. Amén.

35. ACORDAOS
(San Bernardo de Claraval)
Claraval)

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,


que jamás se ha oído decir que ninguno de los
que han acudido a tu protección, implorando tu
asistencia y reclamando tu socorro, haya sido
desamparado.

Animado por esta confianza, a ti también acudo,


oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo
el peso de mis pecados me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.

Oh Madre de Dios, no deseches mis súplicas,


antes bien, escúchalas y acógelas benignamente.
Amén.

36. ORACIÓN A LA VIRGEN,


POR TODAS LAS MADRES DEL MUNDO

Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra.


A ti que eres, por gracia especial de Dios, el
modelo de todas las mamás, te pedimos hoy, por
todas las madres del mundo.

De un modo especial te rogamos por aquellas


madres que, por distintas circunstancias, tienen
dificultades para cumplir cabalmente, su misión. Y
también por todas las madres que sufren a causa
de sus hijos.

Ayúdales, Virgen María, a asumir con amor y


generosidad, la hermosa tarea que Dios mismo
les encomendó, como gestoras y protectoras de
la vida en sus distintas etapas.

Fortalécelas para que, superando con paciencia y


vigor, sus limitaciones y dificultades, sepan dar
siempre a sus hijos, lo mejor de sí mismas.

Pide a Jesús para ellas los dones de la ternura y


la paciencia, tan necesarios para educar
adecuadamente a los niños y a los jóvenes.

Acompaña con tu amor delicado y profundo, a


aquellas mujeres que se encuentran
desorientadas y temerosas, frente a su futura
maternidad; y a las que, de una u otra manera,
son inducidas a cegar la vida de sus hijos, cuando
apenas comienza.
Abraza con tu corazón amoroso, a todas las
madres que como tú, han padecido el inmenso
dolor de ver morir a sus hijos, a causa de la
violencia.

Anima con tu esperanza a todas las madres que


hoy se sienten solas y abandonadas por los hijos
que se han ido para hacer su vida lejos de su
amor y sus cuidados, olvidando sus deberes
filiales.

Cubre con tu manto de bondad a todas las


madres que en los distintos lugares de la tierra,
lloran por su pobreza, que les impide proteger a
sus hijos del hambre, las enfermedades y la
ignorancia.

Y a todos nosotros, Virgen María, bendícenos


como hijos tuyos. Amén.

37. ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


(San Alberto Hurtado S.J)

¡Madre mía querida y muy querida!


Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño
no te olvides de este siervo tuyo;
aunque sea por compasión, mírame.
Ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús
para ponerlos en mis miserias,
pero, madre, si tú no me miras,
¿cómo se disiparán mis penas?

Si tú no te vuelves hacia mi rincón,


¿quién se acordará de mí?
Si tú no me miras,
Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos,
no me mirará.

Si tú me miras, él seguirá tu mirada y me verá


y entonces con que le digas:
"¡Pobrecito! Necesita nuestra ayuda";
Jesús me atraerá a sí y me bendecirá
y lo amaré y me dará fuerza y alegría,
confianza y desprendimiento.

Me llenará de su amor y de tu amor


y trabajaré mucho por él y por ti.
Haré que todos te amen
y amándote se salvarán.
¡Madre! ¡Y sólo con que me mires!
Amén.

38. SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA

Enséñame, oh Virgen María, a ser dulce y bueno


en todos los acontecimientos de mi vida; en los
desengaños, en el descuido de otros, en la falta
de sinceridad de aquellos a quienes creí, en la
deslealtad de aquellos en quienes confié.

Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar


en la felicidad de aquellos que vivien cerca de mí.
A ocultar mis pequeños y grandes sufrimientos,
para que yo sea el único que los padezca.

Enséñame, Virgen María, a sacar provecho de


todas las contradicciones que tenga que padecer,
de tal manera que no me endurezca ni me
amargue, sino que por el contrario, sea cada día
más paciente y más libre.

Que ninguna persona sea menos buena, menos


sincera, menos amable, menos noble, menos
generosa o menos creyente, por haber sido mi
compañera de viaje en el camino hacia la Vida
eterna. Amén.

39. BENDICIÓN
DE MARÍA AUXILIADORA

Bendíceme, oh María Auxiliadora.


Que tu bendición santísima permanezca en mí
noche y día.
En la alegría y en la tristeza, en el trabajo y en el
descanso, en la salud y en la enfermedad, en la
vida y en la muerte, y durante la eternidad.

Oh bendición de María Auxiliadora.


Dichoso quien te la pide, recibe, y guarda. Y
después de obtenerla aquí en la tierra, la lleva en
su último suspiro, como prenda de Vida eterna.
Amén.

40. ORACIÓN A SANTA MARÍA


(L. de Grandmaison)

Santa María, Madre de Dios, consérvame un


corazón de niño puro y cristalino como una
fuente.

Dame un corazón sencillo que no saboree las


tristezas.
Un corazón grande para entregarse, tierno en la
compasión.
Un corazón fiel y generoso que no olvide ningún
bien ni guarde rencor por ningún mal.

Fórmame un corazón manso y humilde, amante


sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro
corazón ante tu divino Hijo.
un corazón grande e indomable que con ninguna
ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia
se canse.
Un corazón ardiente por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor, con herida que solo se cure en
el cielo. Amén.
ORACIONES A SAN JOSÉ

San José es el santo del silencio y la humildad.


Vivió cerca de Jesús y de María y de ellos
aprendió, sin duda, a acatar siempre la Voluntad
de Dios. Orémosle con fervor pidiéndole que nos
alcance de Dios la gracia de aceptar nuestra vida
con todo lo que ella implica de gozo y de dolor.

41. ORACIÓN A SAN JOSÉ

San José, tú has sido el árbol bendito por Dios,


no para dar fruto sino para dar sombra.
Sombra protectora de María tu esposa,
sombra de Jesús, que te llamó padre,
y al que te entregaste con gran amor.

Tu vida, tejida de trabajo y de silencio,


me enseña a ser diligente
en todas las situaciones,
y también a mantenerme firme
en la fe y en la esperanza,
a pesar de las oscuridades.

Siete dolores y siete gozos


resumen tu existencia.
Fueron los dolores y los gozos
de Jesús y de María,
expresión de tu entrega sin límites
a su cuidado.

Que tu ejemplo me acompañe en todo momento,


para así florecer
donde la Voluntad del Padre me ha plantado.

Enséñame a saber esperar,


y a entregarme sin reservas,
hasta que la tristeza y el gozo de los demás
sean también mi tristeza y mi gozo. Amén.

42. ORACIÓN A SAN JOSÉ,


PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Glorioso patriarca san José, esposo fiel de María


y padre amoroso de Jesús.

Ven en mi ayuda en estos momentos de angustia


y dificultad.

Toma bajo tu protección la situación que hoy te


encomiendo, para que tenga una feliz solución.

Toda mi confianza está puesta en tu ayuda,


porque sé que eres un gran abogado ante Jesús
y María. Amén
43. ORACIÓN A SAN JOSÉ
PIDIENDO LA GRACIA
DE UNA BUENA MUERTE

San José, esposo de María


y padre legal de Jesús,
enséñame a vivir en humildad
como viviste tú,
y alcánzame la gracia
de una buena muerte,
de la mano de Jesús y de María.
Amén.
ORACIONES POR LA IGLESIA
Y POR LOS SACERDOTES

Orar por la Iglesia, familia de Dios, de la que


somos parte desde el día de nuestro Bautismo, es
sin duda una obligación que no podemos dejar a
un lado. Y lo mismo, orar por los sacerdotes y por
los religiosos y religiosas en general, y por el
surgimiento de nuevas vocaciones.

Tengámoslo presente en nuestra mente y en


nuestro corazón, y hagámoslo con la mayor
frecuencia posible y con gran devoción. Siempre
es una necesidad urgente, pero en estos tiempos
de crisis que vivimos, nuestra oración humilde y
constante se hace mucho más necesaria.

44. ORACIÓN POR LA SANTA IGLESIA


Y LOS SACERDOTES
(Santa Faustina)

Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia.


Concédele el amor y la luz de tu Espíritu, y da
poder a las palabras de los sacerdotes, para que
los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan
a Ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos.
Consérvalos Tú mismo en la santidad.

Oh Dvino y Sumo Scerdote, que el poder de tu


misericordia los acompañe en todas partes y los
proteja de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente en su
contra.

Que el poder de tu misericordia, Señor, destruya y


haga fracasar, lo que pueda empañar la santidad
de los sacerdotes.

Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de


la Iglesia, por tu bendición para el Santo Padre y
todo el clero, y por la gracia de la conversión
para los pecadores empedernidos.

Te pido Jesús, una bendición especial para los


sacerdotes ante los cuales me confesaré durante
toda mi vida. Amén.

45. ORACIÓN POR LOS SACERDOTES


(Santa Teresita del Niño Jesús)

Oh Jesús, te ruego por tus fieles y fervorosos


sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en
lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y
desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes,
por los que padecen en el purgatorio.

Pero sobre todo te encomiendo


los sacerdotes que me son más queridos:
el sacerdote que me bautizó,
el que me absolvió de mis pecados,
los sacerdotes a cuyas Misas he asistido,
y los que me dieron tu Cuerpo y tu Sangre en la
Sagrada Comunión;
los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
los que me alentaron y me aconsejaron,
y todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud.

Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón,


y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad. Amén.
46. ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
(SS. Benedicto XVI)

Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote,


Tú que te ofreciste al Padre en el altar de la cruz,
y a través de la efusión del Espíritu Santo
compartiste con tu pueblo sacerdotal
una parte de tu sacrificio redentor,
escucha nuestra oración
por la santificación de los sacerdotes.

Concede que todos los que han sido ordenados


sacerdotes,
se parezcan cada vez más a Ti, Maestro Divino.

Haz que prediquen el Evangelio con un corazón


puro y una conciencia clara.

Haz que sean pastores en consonancia con tu


propio corazón,
concentrados en servirte a Ti y a la Iglesia,
y que sean ejemplos radiantes de una vida santa,
sencilla y gozosa.

Por las oraciones de la Santísima Virgen María, tu


madre y la nuestra,
conduce a todos los sacerdotes
y a los rebaños a ellos encomendados,
a la plenitud de la Vida eterna
en la que vives y reinas con el Padre y el Espíritu
Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

47. ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Señor Jesús,
Tú sientes compasión al ver la multitud que está
como oveja sin pastor.
Suscita en nuestra Iglesia una nueva primavera
de vocaciones.

Te pedimos que envíes Sacerdotes que sean


pastores según tu corazón misericordioso.
Consagrados que transparenten la alegría y la
belleza de vivir el Evangelio.
Laicos inmersos en el mundo, que te hagan
presente con su vida y su palabra.

Jesús, Maestro y Pastor,


continúa llamando a los jóvenes;
abre sus corazones
para que puedan oír tu voz inconfundible.

María, Madre de todos nosotros,


enséñales a pronunciar el "Sí"
que da significado a la existencia.
San José, custodio fiel del Niño Jesús,
encomendamos nuestros ruegos
a tu poderosa intercesión. Amén.

48. ORACIÓN
POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS

Dios nuestro,
que en tu amorosa Providencia
has querido asociar a tu Iglesia
a los sufrimientos de tu Hijo,
concede a los fieles que sufren persecución
a causa de tu Nombre,
en los diversos países del mundo,
los dones de la paciencia y de la caridad,
para que puedan dar testimonio fiel y creíble
de tus promesas.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
ORACIONES POR LA PAZ DEL MUNDO

Lo sabemos y lo comprendemos perfectamente:


la paz es un bien que todos deseamos y también
necesitamos para vivir como Dios quiere que
vivamos sus hijos.

Pero la paz es frágil y en cada momento se ve


amenazada en algún lugar del mundo, por muy
diversas razones.

Es necesario entonces, que oremos


permanentemente y con insistencia a Dios, para
que nos ayude a construirla cada día con nuestras
acciones, y para que los gobiernos de todos los
países la consideren siempre como su gran
objetivo.

49. ORACIÓN POR LA PAZ DEL MUNDO


(Padre Ignacio Larrañaga)

Señor Jesús, Tú que guías sabiamente la historia


de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora
nuestra súplica.

Nuestros idiomas se confunden como antaño en


la Torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre que Tú nos
revelaste, pero no sabemos ser hermanos, y el
odio entre nosotros siembra cada día más miedo
y más muerte.

Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella


que el mundo no puede dar.

Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad


y de la Justicia.

Escucha los ruegos de María, tu Madre, y


envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en
una gran familia los corazones y los pueblos.

Venga a nosotros tu Reino de Amor, y


confírmanos en la certeza de que Tú estás con
nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.

50. ORACIÓN POR LA PAZ


(San Francisco de Asís)

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz;


donde haya odio, siembre yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe;
donde haya angustia, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Maestro, concédeme
que no busque ser consolado,
sino consolar;
que no busque ser comprendido,
sino comprender,
que no busque ser amado,
sino amar;
porque dando, recibo;
perdonando es como Tú me perdonas,
y muriendo resucito a la Vida eterna.
Amén.
ORACIONES POR LA FAMILIA
Y SUS MIEMBROS

La familia, célula fundamental de la sociedad y de


la Iglesia, está seriamente amenazada en nuestro
tiempo por diversas ideologías, que buscan
introducir en ella cambios estructurales que la
desvirtúan, y la conducen por caminos que no son
los que Dios quiere para ella.

Orar por nuestra familia y por todas las familias


del mundo es una necesidad que a todos nos
compete. No dejemos de hacerlo nunca.

51. ORACIÓN POR LAS FAMILIAS


(Papa Francisco)

Jesús, María y José,


en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos,
Santa Familia de Nazaret.

Que nuestras familias sean también,


lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio,
y pequeñas Iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias
episodios de violencia, de cerrazón y de división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,


que todos tomemos conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
y de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,


escuchen y acojan nuestra súplica. Amén.

52. ORACIÓN POR LAS FAMILIAS


(Santa Teresa de Calcuta)

Padre celestial, Tú nos has dado un modelo de


vida en la sagrada Familia de Nazaret. Ayúdanos,
Padre amado, a hacer de nuestras familias otro
Nazaret, donde reinen el amor, la paz y la alegría.

Que nuestras familias sean profundamente


contemplativas, intensamente eucarísticas, y
vibrantes en la alegría.

Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en


familia en los momentos de gozo y de dolor.

Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de


nuestra familia, especialmente en sus dificultades
y angustias.

Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga


nuestros corazones mansos y humildes como el
suyo, y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones
familiares de una manera santa.

Haz que nos amemos más y más, unos a otros,


cada día, como Tú nos amas a cada uno, y a
perdonarnos mutuamente nuestras faltas, como
Tú perdonas nuestros pecados.

Ayúdanos, Padre amado, a recibir todo lo que nos


das y a dar todo lo que quieres recibir en los
miembros de nuestra familia, con una gran
sonrisa.

Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra


alegría, ruega por nosotros.

Santos ángeles de la Guarda, permanezcan a


nuestro lado, guíenos y protéjanos. Amén.
53. ORACIÓN DE UNA FAMILIA

Bendito seas, Señor, porque en tu Amor nos


reuniste para formar nuestra familia.

Te damos gracias por poder vivir juntos, y te


pedimos que conserves y protejas nuestro hogar.
Que sus puertas estén siempre abiertas para los
que quieran entrar en él y compartir nuestra
alegría y amistad.

Enséñanos, Señor, a aceptarnos como somos,


con nuestras cualidades y nuestros defectos; a
presentarte nuestros planes y sueños; a pedir tu
ayuda en todas nuestras necesidades; a ofrecerte
nuestras alegrías y nuestras penas; y a volver a
comenzar cada día.

Te pedimos que como miembros que somos de tu


Iglesia, que es tu gran familia, sepamos llevar tu
mensaje de amor y de misericordia a todos los
que nos rodean, y que por tu gracia vivamos
siempre unidos y en paz. Amén.

54. CONSAGRACIÓN DEL HOGAR


AL CORAZÓN DE JESÚS

Dulcísimo Corazón de Jesús: tuyos somos y


tuyos queremos ser.

Humildemente postrados ante tu Sagrada


Imagen, te consagramos nuestras personas,
nuestra casa, nuestra familia, con todo lo que
somos y todo lo que tenemos.

Reina en nuestra casa como en un hogar que te


pertenece, y no permitas que te sea arrebatado lo
que con todo corazón te hemos consagrado.

Derrama amorosamente sobre nosotros las


bendiciones que has prometido a los que veneran
tu Sagrada Imagen.

Enriquécenos con la paz que gozan las familias


que son de tu Corazón.

Compadécete de los ingratos que se alejaron de


Ti; ilumina a aquellos que todavía no conocen las
riquezas de tu amor; atráelos con la suavidad de
tu gracia.

Santifica, dulce Corazón de Jesús, nuestra casa y


nuestra familia, para que acabando en paz la
carrera de esta vida, pasemos a alabarte en la
eterna mansión de tu Padre. Amén.
55. ORACIÓN DE LOS ESPOSOS

Señor, haz de nuestro hogar, un lugar donde se


viva tu amor.
Que en él no haya injuria, porque Tú nos das
comprensión.
Que en él no haya amargura, porque Tú nos
bendices.
Que en él no haya egoísmo, porque Tú nos
alientas con tu amor siempre generoso.
Que en él no haya abandono, porque Tú
permaneces con nosotros.
Que juntos sepamos caminar hacia Ti en nuestro
diario vivir.
Que cada mañana sea una nueva oportunidad
para vivir nuestro amor sincero y profundo, en la
entrega y el sacrificio mutuos.
Que cada noche nos reúna el amor que Tú
pusiste en nuestros corazones.

Haz, Señor, de nuestras vidas, que Tú quisiste


unir, una página llena de Ti.
Haz, Señor, que nuestros hijos lleguen a ser lo
que Tú anhelas; ayúdanos a educarlos y a
orientarlos por tu camino.
Haz, Señor, que todos juntos y unidos por tu amor
benevolente, nos esforcemos en el consuelo
mutuo; que hagamos del amor que damos y
recibimos un motivo para amarte más a Ti que
eres fuente de todo amor.

Que todos demos a los demás lo mejor de


nosotros mismos, y así lleguemos a ser
verdaderamente felices.

Y que cuando amanezca el gran día de ir a tu


encuentro, nos permitas encontrarnos para
siempre en Ti. Amén.

56. ORACIÓN DE UNA MADRE


O UN PADRE
POR SUS HIJOS

Señor, por medio de esta oración, te pido que


derrames sobre mis hijos tu sabiduría.

Que los bendigas con los dones de la creatividad,


la valentía, la habilidad, la abundancia, la buena
voluntad, el autocontrol y la disciplina.
Que los rodees de buenas amistades y les des
salud.

Padre Santo, bendícelos con un corazón noble y


una actitud positiva en la vida.

Líbra a mis hijos, Señor, de cualquier peligro, y


tráelos con bien a casa cada día.

Los pongo en tus manos y los consagro a Ti, en


nombre de tu propio Hijo, Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

57. ORACIÓN DE UN HIJO


POR SUS PADRES

Dios y Padre nuestro, Tú que me has llamado a la


vida por medio de mis padres, escucha ahora mi
oración filial por ellos.

Bendice a mis padres y llénalos de tu gracia; que


sean signo de tu amor providente y siempre
misericordioso.

Concédeles, Señor, abundancia de años, y que


en la ancianidad gocen de salud de alma y
cuerpo, y se alegren con sus hijos y sus nietos.
Amén.

58. ORACIÓN POR LAS MADRES


EN SU DÍA

Padre bueno, en este día de las madres,


queremos elevar una oración por todas las
mujeres del mundo, que han sido bendecidas con
el don de la maternidad.

Ayúdalas a ser siempre para sus hijos, fuente


inagotable de amor y de vida; maestras y guías
en su caminar por el mundo; luz y fuerza en las
dificultades; ejemplo y modelo de fe y de
esperanza, de honestidad y justicia, de sinceridad
y de entrega.

Bendice a todas las madres que sufren. A las que


viven en la pobreza; a las que padecen violencia;
a las que han perdido las ganas de vivir y de
luchar. Fortalece su fe y aviva su esperanza de
un mañana mejor.

María, Madre nuestra, nos encomendamos a tu


protección maternal. Cuídanos a todos como
cuidaste a Jesús. Amén.

59. ORACIÓN POR LOS PAPÁS


EN SU DÍA

Padre de bondad y de amor, que amas a todos


los hombres y mujeres de la tierra, como tus hijos
muy queridos.

Te pedimos por todos los papás del mundo.


Ayúdalos a ejercer su paternidad, con amor y
dedicación, ternura y fidelidad, paciencia y
bondad, como Tú mismo ejerces la tuya.

Que sus hijos encuentren siempre en ellos, el


cariño y la comprensión, las enseñanzas y el
ejemplo, la compañía y la protección, el apoyo y
la ayuda que necesitan, en las diferentes etapas
de su vida.

Bendice, Padre de amor, a todos los papás del


mundo, y dales conciencia de la belleza e
importancia de la misión que les confiaste.

Pon en sus corazones el deseo de ser para sus


hijos, una manifestación clara de tu amor y tus
cuidados, con todos los seres humanos.

Fortalece a todos aquellos que viven situaciones


difíciles con sus hijos, por diferentes
circunstancias.

Acompaña y protege a quienes han tenido que


alejarse de sus familias, e ir a otros países o a
otras ciudades, en busca de un trabajo que les
permita atender con dignidad sus necesidades
económicas.
Cuida y protege a los papás que en los campos
de nuestro país, enfrentan a situaciones de
violencia, y a todos aquellos que padecen el
temor de llegar a dejar a sus hijos huérfanos y
desamparados, a causa de ella.

Y no te olvides, Padre, de aquellos papás


ancianos o enfermos, que en todos los rincones
de la tierra, sufren hoy tristeza y soledad, dolor y
frustración, porque han sido abandonados
injustamente, por aquellos a quienes antes
cuidaron y protegieron con amor y dedicación.
Amén.

San José, esposo de María y padre legal de


Jesús, patrono de todos los papás. Ruega por
nosotros.

60. ORACIÓN DE LOS ABUELOS

Señor, nos estamos volviendo viejos. Los jóvenes


nos hablan poco y temen que les contemos
historias trasnochadas que poco les interesan.

A veces no comprendemos lo que pasa en el


mundo, y sentimos un vacío en torno nuestro.

Sabemos que Tú no eres un Dios tranquilo para


viejos achacosos, sino el Dios vivo, inagotable
siempre en su novedad, contemporáneo de la
actual transformación del mundo.

Comulgando tu Pan vivo nos sentimos


rejuvenecer; de él sacamos vigor para no ser
ancianitos de aquellos que se pierden en los
recuerdos del pasado.

Concédenos, Señor, vivir dignamente nuestra


vejez, dar sentido a nuestros días, y ofrecer
nuestro cariño desinteresado y profundo a
nuestros nietos y a nuestros hijos. Amén.

61. ORACIÓN A JESÚS


POR NUESTROS SERES QUERIDOS
DIFUNTOS

Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran


predilección,
escucha la súplica que te hacemos,
y por tu misericordia
concede a aquellos que Tú te has llevado de
nuestro hogar,
el gozo del eterno descanso en el seno de tu
infinito amor. Amén.
62. ORACIÓN A DIOS PADRE
POR NUESTROS FAMILIARES
DIFUNTOS

Dios de misericordia y amor,


ponemos en tus manos de Padre
a nuestros familiares
que has llamado de esta vida a tu presencia.

Cuando vivían entre nosotros les demostraste tu


gran amor,
y ahora que ya están libres de toda preocupación,
concédeles pasar con seguridad por las puertas
de la muerte,
y gozar de la Luz y la Paz eternas.

Habiendo terminado su vida terrena,


recíbelos en el paraíso,
en donde ya no habrá tristeza ni dolor,
sino únicamente felicidad y alegría
con Jesús tu Hijo y con el Espíritu Santo,
para siempre. Amén.
ORACIONES POR LOS ANCIANOS
Y LOS ENFERMOS

Los ancianos y los enfermos son los miembros


más frágiles de nuestra sociedad y de nuestras
familias. Orar con ellos y por ellos es un acto de
amor. Si tenemos un anciano o un enfermo en
nuestra familia, visitémoslo con frecuencia y
ayudémosle con nuestro cariño a vivir con
paciencia esta etapa difícil de su vida.
Encomendémoslo a Dios en nuestra oración
diaria.

63. ORACIÓN DE UN ANCIANO

Señor Jesús, amigo de los niños y de los jóvenes,


de los hombres y de las mujeres, enséñame a
envejecer.

Enséñame a envejecer sin que los años se


conviertan para mí en una carga que no puedo
soportar.

Enséñame a envejecer con amor, con alegría, con


fe, con esperanza.

Enséñame a envejecer con la frente en alto,


dignamente, con paz y sosiego.
Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con
entusiasmo, libre de prejuicios, sin quejas ni
lamentos inútiles, sin parar de crecer
interiormente.

Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con


el corazón puesto en Dios que me dio la vida y
me mantiene vivo.

Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con


amor, amando; en el amor… dejándome amar,
dejándome cuidar, agradeciendo con amor cada
gesto, cada palabra.

Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad


con humildad, sin desesperarme por lo que no
puedo hacer, por lo que antes era y ahora no soy,
por lo que representaba para mí mismo y para los
demás, y ahora ya no represento.

No permitas, Jesús, que me pierda a mí mismo


por no saber acoger con corazón dispuesto, lo
que es ley de la vida, y que, aunque las
apariencias digan otra cosa, es mi mejor
momento, porque me da tiempo para compartir
Contigo. Amén.
64. ORACIÓN DE UN ENFERMO
Acoge, Señor, mis miedos y transfórmalos en
confianza.
Atiende a mis sufrimientos y transfórmalos en
crecimiento.
Escucha mi silencio y transfórmalo en oración.
Admite mis crisis y transfórmalas en madurez.
Acepta mis lágrimas y transfórmalas en plegaria.
Recibe mi decepción y transfórmala en fe.
Comprende, Señor, mi soledad y transfórmala en
contemplación.
Oye, Señor, mi amargura y transfórmala en paz
interior.
Atiende mi espera y transfórmala en esperanza.
Recibe, Señor, mi muerte, y transfórmala en
resurrección. Amén.

65. OFRECIMIENTO DE LOS DOLORES


FÍSICOS Y ESPIRITUALES
EN LA ENFERMEDAD

Amado Jesús, Tú me has amado primero.


Tu amor hacia mí te ha llevado a sufrir las espinas
y los clavos de la cruz en el Calvario.

Ayúdame a darme cuenta de que esta


enfermedad es mi cruz y esta cama mi calvario.
Tranquilísame en tu amor, Dios de misericordia, y
guíame hasta comprender que con cada cruz
viene tu gracia, con cada noche de insomnio tu
apoyo.

Contando Contigo, Señor, acepto con alegría esta


enfermedad, y todos los acontecimientos de mi
vivir diario, como medio para devolverte mi amor
y darte las gracias por morir y abrir para mí las
puertas del cielo. Amén.

66. ENTREGA A LA VOLUNTAD DE DIOS


EN LA ENFERMEDAD

Dios todopoderoso, dador de la salud y remedio


de todos los males.

Concédeme tal seguridad de tu presencia en mí,


que pueda tener plena confianza en Ti, a fin de
que, envuelto en tu amor y tu poder, pueda recibir
la salud y la salvación, según tu libre Voluntad.

En medio de mis sufrimientos, pongo en Ti toda


mi confianza, porque estoy absolutamente seguro
de que Tú me darás lo que es mejor para mí, en
cada momento de mi vida. Amén.
67. ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

Señor Jesús:
Tú que para redimir a los seres humanos, quisiste
asumir nuestra condición frágil y limitada, mira
con piedad a todos los enfermos que necesitan
ser curados en el cuerpo y en el alma.

Reconfórtalos con tu poder para que puedan


superar sus males, y ya que has querido
asociarlos a tu pasión redentora, haz que confíen
en la eficacia de su dolor ofrecido con fe y
paciencia, para la salvación del mundo. Amén.

68. ORACIÓN POR UN ENFERMO GRAVE

Padre misericordioso, Tú que conoces hasta


dónde llega la buena voluntad de los seres
humanos, y siempre estás dispuesto a olvidar
nuestras culpas y perdonar los pecados, si
acudimos a Ti arrepentidos del mal que hemos
hecho, compadécete de tu hijo (…) que en este
momento se encuentra a las puertas de la
muerte.

Te pedimos que ayudado por nuestra oración


fervorosa, se vea aliviado en su cuerpo y en su
alma, obtenga el perdón de sus pecados, y sienta
la fortaleza de tu amor.

Te lo pedimos con toda la fe de que somos


capaces, por tu Hijo Jesús, nuestro hermano y
Salvador, que con su muerte venció nuestra
muerte, y nos abrió las puertas de la Vida eterna.
Amén.
ORACIONES DE ENTREGA
A LA VOLUNTAD DE DIOS

Jesús nos enseñó con su palabra y con su


ejemplo, que es importante para todos nosotros
poner nuestra vida entera en las manos de Dios
nuestro Padre, entregarnos a su Voluntad con
humildad y confianza, seguros de que Él siempre
quiere lo mejor para nosotros. Aquí están dos
bellísimas oraciones que pueden ayudarnos a
realizar esta enseñanza de Jesús, que traerá a
nuestra vida paz y felicidad, aún en los momentos
de sufrimiento e incertidumbre.

69. TOMAD, SEÑOR Y RECIBID


(San Ignacio de Loyola)

Tomad, Señor y recibid


toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento,
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis,
a Vos, Señor, los torno.
Todo es vuestro.
Disponed de todo según vuestra Voluntad,
dadme vuestro amor y gracia,
que esto me basta. Amén.

70. ORACIÓN DE ABANDONO


(Carlos de Foucauld)

Padre, me pongo en tus manos,


haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que tu Voluntad se cumpla en mí
y en todas tus creaturas.

No deseo nada más, Padre.


Te confío mi alma.
Te la doy con todo el amor de que soy capaz,
porque necesito darme a Ti,
sin limitación ni medida,
porque Tú eres mi Padre.
Amén.
ORACIONES
PARA MOMENTOS ESPECIALES

Los evangelistas nos cuentan que con frecuencia


Jesús se retiraba a orar en soledad, y que en
varias ocasiones les recomendó a ellos también
orar con insistencia. Les decía: "Pidan y se les
dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay
entre ustedes que, si su hijo le pide un pez, en
lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un
huevo, le da un escorpión? Si, pues, ustedes,
siendo malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan!" (Lucas 11,
9-13). Y También: "Velen y oren, para que no
caigan en tentación; que el espíritu está pronto,
pero la carne es débil" (Mateo 26,41).

Esta recomendación del Señor es particularmente


apropiada para nosotros hoy. Tenemos mucho por
qué orar. Mucho qué pedir, mucho qué agradecer,
y muchas circunstancias de nuestra vida qué
entregar a Dios. Las oraciones que vienen a
continuación pueden ser una ayuda en los
momentos especiales en los que debemos orar,
pero las palabras no vienen a nuestros labios.
71. OFRECIMIENTO DIARIO
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Divino Corazón de Jesús,


por medio del Corazón Inmaculado de María,
yo te ofrezco las oraciones, obras y sufrimientos
de este día,
para reparar las ofensas que te hacen
y por todas las intenciones
por las que Tú te inmolas continuamente en el
Altar.
Te las ofrezco, en especial, por las intenciones del
Papa en este mes.
Amén.

72. OFRECIMIENTO DEL DÍA


(Santa Teresita del Niño Jesús)

Dios mío, te ofrezco todas las acciones que hoy


realice por las intenciones del Sagrado Corazón y
para su gloria.

Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis


pensamiento y mis obras más sencillas uniéndolo
todo a sus méritos infinitos, y reparar mis faltas
arrojándolas al horno ardiente de su amor
misericordioso.

Dios mío, te pido para mí y para todos mis seres


queridos la gracia de cumplir con toda perfección
tu Voluntad y aceptar por tu amor las alegrías y lo
sufrimientos de esta vida pasajera, para que un
día podamos reunirnos en el cielo por toda la
eternidad. Amén.

73. ORACIÓN DE LA MAÑANA


(Padre Ignacio Larrañaga)

Señor, en el silencio de este día que nace, vengo


a pedirte paz, sabiduría y fuerza.

Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de


amor. Ser paciente, comprensivo, suave y bueno.
Ver detrás de las apariencias a tus hijos como los
ves Tú mismo, para así poder apreciar la verdad
de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración.


Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mi.
Quiero ser tan bien intencionado y justo, que
todos los que se acerquen a mí sientan tu
presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor, y haz que
durante este día yo te refleje. Amén.

74. AL COMENZAR EL DÍA

Dios mío, concédeme que cada uno de los que


tengan que tratar conmigo hoy, puedan ser más
felices por ello.

Inspírame en cada hora de este día lo que debo


decir y lo que debo callar, y dame la sabiduría que
necesito para ser justo en mis palabras y en mis
silencios.

Ayúdame a entrar en la mente y en el corazón de


cada una de las personas que hablen conmigo, y
hazme capaz de percibir sus sentimientos para no
herirlos, y sus necesidades y dolores para
socorrerlos.

Comunícame, Padre bueno, por medio de tu


Santo Espíritu, el don de ayudar y servir con
generosidad a quienes me necesiten. Amén.

75. ORACIÓN DE LA NOCHE


(Padre Ignacio Larrañaga)

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y


los clamores se apagaron, aquí, al pie de la
cama, mi alma se eleva hasta Ti para decirte
gracias. Creo en Ti, espero en Ti, te amo con
todas mis fuerzas.

Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las


alegrías y los desencantos de este día que quedó
atrás. Si los nervios me traicionaron, si los
impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al
rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad
de mí.

Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si


me dejé llevar por la impaciencia, si fui espina
para alguien, ¡perdón, Señor! No quiero
entregarme al sueño esta noche, sin sentir sobre
mi alma la seguridad de tu dulce misericordia.

Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la


sombra fresca que me ha cobijado durante todo
este día. Te doy gracias porque, invisible,
cariñoso, envolvente, me has cuidado a lo largo
de estas horas.

Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma.


Envía al ángel de la paz a esta casa. Relaja mis
nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones,
inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido, mientras me
entrego confiado al sueño, como un niño que
duerme feliz en tus brazos. En tu nombre, Señor,
descansaré tranquilo. Amén.

76. ORACIÓN PARA TERMINAR UN AÑO


Y COMENZAR EL NUEVO

Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,


tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias por todo
aquello que recibí de Ti.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire


y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue
posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que


pude realizar y las cosas que pasaron por mis
manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de


estos meses amé, las amistades nuevas y los
antiguos amores, los más cercanos a mí y los que
estén más lejos, los que me dieron su mano y
aquellos a los que pude ayudar, con los que
compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal
gastado, por la palabra inútil y el amor
desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por
el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin
entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui


aplazando y que hasta ahora vengo a
presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y
silencios nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y


detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin
estrenar. Te presento todos esos días que sólo
Tú sabes si llegaré a vivirlos o no.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,


la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad


llevando a todas partes un corazón lleno de
comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a


palabras mentirosas, egoístas, mordaces o
hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las
derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,


cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos a repartir


felicidad . Amén

77. ORACIÓN
PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO

Señor Jesús, en este Tiempo de Adviento Tú me


dices que debo estar vigilante. Que aunque me
sucedan cosas terribles, no debo tener miedo,
porque Tú estás por llegar.

Ayúdame Jesús a prepararme bien para tu


venida, de modo que pueda recibirte siendo una
persona renovada, y tu llegada dé más felicidad y
confianza a mi vida. Amén
78. ORACIÓN
PARA EL TIEMPO DE NAVIDAD

Gracias, Señor, por expresarnos tu amor sin


medida en la inocencia de un niño.

Gracias por enseñarnos el valor de la humildad


desde el pesebre.

Gracias por recordarme que sólo disfrutan de la


paz las perssona de buena voluntad y buen
corazón.

Gracias, Jesús mío, por darme paz con tu


presencia, y una gozosa esperanza con tu
nacimiento.

Lo único que te pido, Señor, es que esta Navidad


me lleve a la luz y me acerque a Ti y a los demás.

Mi regalo para Ti es un compromiso de cambio,


una fe renovada y un amor tolerante y
comprensivo.

Tu regalo para mí es la luz de tu Espíritu, tu


perdón, tu protección y tu sabiduría.

Y el regalo que te pido para aquellos que amo y


que me aman, es una buena salud, paz interior y
ese amor que llena los hogares de unión y
alegría.

Ilumíname, protégeme y acompáñame. Amén.

79. ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN


(San Juan XXIII)

Dulce Niño de Belén, haz que entremos con toda


el alma en este profundo Misterio de la Navidad.

Pon en el corazón de los hombres esa paz que


buscan, a veces con tanta violencia, y que solo
Tú puedes dar.

Ayúdales a conocerse mejor y a vivir


fraternalmente como hijos del mismo Padre.

Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y


tu pureza.

Despierta en sus corazones el amor y la gratitud a


tu infinita bondad. Únelos en tu caridad.

Y danos a todos tu celeste paz. Amén.


80. ORACIÓN
PARA EL TIEMPO DE CUARESMA

Padre Nuestro que estás en el cielo, durante esta


época de arrepentimiento, ten misericordia de
nosotros.

Con nuestra oración nuestro ayuno y nuestras


buenas obras, transforma nuestro egoísmo en
generosidad.

Abre nuestros corazones a tu Palabra.


Sana nuestras heridas del pecado.
Ayúdanos a hacer el bien en este mundo.

Que transformemos la oscuridad y el dolor en


vida y alegría.

Concédenoslo por Nuestro Señor Jesucristo.


Amén.

81. OTRA ORACIÓN


PARA EL TIEMPO DE CUARESMA

Señor Jesús, de nuevo me convocas para que


camine Contigo hacia la Pascua.

Soy consciente de que tal vez me encuentras hoy


con las mismas dudas y las mismas luchas del
año pasado. ¡Perdóname, Señor!

Quisiera orar más pero siempre encuentro mil


excusas.

Sacrificarme, pero me digo que las penitencias


son cosas del pasado.

Darme generosamente a los otros, y pienso que


tal vez, algunos se aprovechen de mi buena
voluntad.

Pero Tú, Señor, sales a mi encuentro, sin


ponerme condiciones, para levantarme y
ayudarme a recuperar las ganas de creer y de
vivir en Ti.

Me invitas a mirarte a los ojos para descubrir en


ellos que vale la pena seguirte.

Caminas hacia el Calvario para hacerme entender


que la vida es grande, cuando se ofrece para
ayudar y servir a los demás como Tú haces con
nosotros.

Dame, Señor, la gracia de vivir este tiempo con


conciencia de tu amor salvador, y humildad para
pedirte perdón por mis pecados. Amén

82. ORACIÓN
PARA EL TIEMPO DE PASCUA

Padre bueno, gracias por mostrarnos mediante la


resurrección de tu Hijo, que la vida es más fuerte
que la muerte y el dolor.

Gracias porque la Pascua nos acerca a tu mismo


corazón.

Fortalece nuestra esperanza y aumenta nuestra


alegría, para que todos los que nos vean,
descubran en nosotros la misma esperanza y el
mismo gozo de los discípulos.

Te lo pedimos por Jesús resucitado y presente en


medio de nosotros. Amén.
ORACIONES CON DIVERSAS
INTENCIONES

83. ACTO DE CONTRICIÓN

Jesús, mi Señor y Redentor,


yo me arrepiento de todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Me pesa de todo corazón,
porque con ellos he ofendido a un Dios tan
bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar,
y confío que por tu infinita misericordia,
me has de conceder el perdón de mis culpas,
y me has de llevar a la Vida eterna.
Amén.

84. ORACIÓN PIDIENDO


EL PERDÓN DE LOS PECADOS

Señor Dios que desde lo alto del cielo nos miras y


ves nuestra miseria material y espiritual.

Tú que eres Sabiduría, Bondad, Justicia y


Misericordia infinitas, protégenos a nosotros,
pobres pecadores, de todos los males, en
especial de aquellos del espíritu.
Ten piedad, Padre de Misericordia, de todos tus
hijos que hemos pecado y seguimos pecando.

Te invocamos, Padre nuestro, para que tu


misericordia baje sobre nosotros, nuestras
familias, y el mundo entero. Amén.

85. ORACIÓN PARA VERSE


LIBRE DE PELIGROS

Señor, Dios, Rey omnipotente, en tus manos


están puestas todas las cosas. Si quieres salvar a
tu pueblo, nadie puede resistir a tu Voluntad.

Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuantos en


ellos se contiene. Tú eres el dueño de todas las
cosas. ¿Quién podrá pues, resistir a tu Majestad?

Señor Dios de nuestros padres, ten misericordia


de tu pueblo porque los enemigos del alma
quieren perdernos y las dificultades que se nos
presentan son muy grandes.

Tú has dicho: “Pidan y se les dará. El que pide


recibe, pero pidan con fe”. Escucha pues nuestras
oraciones.
Perdona nuestras culpas. Aleja de nosotros todos
los peligros, y haz que nuestro llanto se convierta
en alegría, para que viviendo alabemos tu santo
Nombre y continuemos alabándolo eternamente
en el cielo. Amén.

86. ORACIÓN DE ACEPTACIÓN


Y ENTREGA

Acepto, Señor, con paz, el hecho de haber tenido


en mi vida, contrariedades y disgustos.

Acepto con paz, las incomprensiones de mis


familiares, parientes y conocidos.

Acepto con paz el hecho de querer tanto y poder


tan poco.

Acepto con paz el hecho de que con grandes


esfuerzos conseguiré sólo pequeños resultados.

Acepto con paz la ley del pecado: hago lo que no


quiero y dejo de hacer aquello que me gustaría
hacer.

Acepto con paz toda impotencia humana que me


circunda y me limita.
Acepto con paz el hecho de que yo sea tan poca
cosa.

Acepto con paz el hecho de que mis años pasen


tan rápidamente.

Acepto con paz el hecho de tener que envejecer y


morir.

Acepto con paz el hecho de haber fracasado


tantas veces.

Acepto con paz el hecho de no haber acertado en


tantas cosas.

Acepto con paz la ley de la soledad y de la


muerte.

En tus manos, Padre, deposito todo lo que


debería haber sido y no fui, lo que debería haber
hecho y no hice. Amén.

87. ORACIÓN PARA


LOS MOMENTOS DE TRISTEZA

Señor Jesús, Tú conoces la tristeza que ahoga mi


corazón y sabes cuál es su origen.
Te pido que me ayudes porque ya no puedo
seguir así.

Pon tus benditas manos en las heridas de mi


alma, y libérame de la tendencia a la tristeza y a
la melancolía que habitan en mí.

Que tu gracia restaure mi historia para no vivir


esclavizado por los recuerdos dolorosos del
pasado.

Quiero perdonarme y perdonar, para que tu gozo


comience a fluir en mí.

Te entrego mis temores por el mañana.

Ayúdame a vivir el presente con serenidad.

Aumenta mi confianza en Ti, para que aumente


en mi alma la alegría. Amén.

88. ORACIÓN PARA PEDIR


EL DON DEL AMOR
(Santa Teresa de Calcuta)

Señor, enséñame a no hablar como el bronce que


suena o como un platillo que resuena, sino con
amor.
Vuéveme capaz de comprender y dame la fe que
mueve las montañas, pero con amor.

Enséñame ese amor que es siempre paciente y


siempre gentil; nunca envidioso, presuntuoso,
egoísta o irritable.

El amor que experimenta la alegría en la verdad,


siempre listo a perdonar, a creer, a esperar, a
soportar.

Y cuando todas las cosas finitas se disuelvan, y


todo se vuelva claro, que yo haya sido débil pero
constante. Un reflejo de tu amor perfecto. Amén.

89. ORACIÓN
POR LA CURACIÓN INTERIOR

Amado Jesús, Tú viniste a nuestro mundo a curar


los corazones heridos y atribulados.

Te ruego que cures los traumas que provocan


tribulación en mi corazón.

En especial te ruego que cures aquellos que son


para mí causa de pecado.
Entra en mi vida y sana los traumas psíquicos
que han afectado mi infancia, y los que me han
sobrevenido a lo largo de la vida.

Los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor.

Sana mis recuerdos.

Sana mis heridas íntimas que son causa de


enfermedades físicas.

Yo te ofrezco mi corazón. Acéptalo, purifícalo y


dame los sentimientos de tu Corazón Divino.

Hazme testigo auténtico de tu resurrección y de


tu presencia entre nosotros. Amén.

90. ORACIÓN PARA PEDIR


EL DON DEL BUEN HUMOR
(Santo Tomás Moro)

Dame, Señor, un poco de sol, algo de trabajo y un


poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de
mantequilla, una buena digestión y algo para
digerir.
Dame una manera de ser que ignore el
aburrimiento, los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado por
esta cosa embarazosa que soy yo.

Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como


para encontrar la felicidad en esta vida, y ser
provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción, una
poesía o una historia para distraerme.

Enséñame a comprender los sufrimientos y a no


ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido, pues tengo
mucha necesidad de él.

Señor, concédeme la gracia en este momento


supremo de miedo y angustia, de recurrir al gran
miedo y a la asombrosa angustia que Tú
experimentaste en el Monte de los Olivos.

Haz que a fuerza de meditar tu agonía reciba el


consuelo espiritual necesario para provecho de mi
alma.

Concédeme, Señor, un espíritu abandonado,


sosegado, apacible, caritativo, benévolo, dulce,
compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y
pensamientos, experimente el gusto de tu Espíritu
Santo y bendito.

Dame, Señor, una fe plena, una esperanza firme,


y una ardiente caridad.

Que yo no ame a nadie contra tu voluntad, sino a


todas las cosas en función de tu querer.

Rodéame de tu amor y de tu favor. Amén.

91. PETICIÓN CONFIADA


(Santo Tomás Moro)

Dios glorioso, dame gracia para enmendar mi


vida, y tener presente mi fin sin eludir la muerte,
pues para quienes mueren en Ti, buen Señor, la
muerte es la puerta a una vida de riqueza.

Y dame, buen Señor, una mente humilde,


modesta, calmada, pacífica, paciente, caritativa,
amable, tierna y compasiva, en todas mis obras,
en todas mis palabras, y en todos mis
pensamientos, para tener el sabor de tu santo y
bendito Espíritu.

Dame, buen Señor, una fe plena, una esperanza


firme, y una caridad ferviente, un amor a Ti muy
por encima de mi amor por mí.

Dame, buen Señor, el deseo de estar Contigo, de


no evitar las calamidades de este mundo, no
tanto por alcanzar las alegrías del cielo como,
simplemente, por amor a Ti.

Y dame, buen Señor, tu amor y tu favor; que mi


amor a Ti, por grande que pueda ser, no podría
merecerlo si no fuera por tu gran bondad.

Buen Señor, dame tu gracia para trabajar por


estas cosas que te pido. Amén.

92. ORACIÓN DE LA SONRISA


(Santa Teresa de Calcuta)

Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro


sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.

Que mis ojos sonrían diariamente por el cuidado y


compañerismo de mi familia y de mi comunidad.

Que mi corazón sonría diariamente por las


alegrías y dolores que compartimos.

Que mi boca sonría diariamente con la alegría y


regocijo de tus trabajos.

Que mi rostro dé testimonio diariamente de la


alegría que tú me brindas.

Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.


Amén.

93. ORACIÓN DE PETICIÓN


(Santo Tomás de Aquino)

Dame, Señor y Dios mío,


que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la
adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a Ti o me separe de Ti.

A nadie desee agradar,


ni a nadie tema disgustar, sino a Ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.
Que me hastíe el gozo de lo que sea sin Ti,
que no desee nada que esté fuera de Ti.
Que me deleite el trabajo hecho por Ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin
Ti.
Concédeme, Señor, dirigir constantemente el
corazón hacia Ti,
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito
de la enmienda.

Hazme, Señor y Dios mío,


obediente sin contradecir,
pobre sin ser miserable,
casto sin depravación,
paciente sin murmuración.

Humilde sin ficción,


alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.

Que sea sincero sin hipocresía,


que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.

Concédeme, Señor, un corazón vigilante, que


ninguna curiosidad lo aparte de ti,
un corazón noble, que ninguna influencia indigna
lo envilezca,
un corazón recto, que ninguna intención siniestra
lo desvíe,
un corazón firme, que ninguna tribulación lo
debilite,
un corazón libre, que ningún afecto violento lo
reclame.

Concédeme, Señor Dios mío,


inteligencia que te conozca,
diligencia que te busque,
sabiduría que te encuentre,
conducta que te agrade,
perseverancia que te espere confiada
y confianza de que un día al final te abrazaré.

Concédeme soportar ya aquí los sufrimientos


como penitencia,
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.

Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de


los siglos. Amén.

94 ORACIÓN CONFIADA
(Thomas Merton)

Dios, Señor mío, no tengo idea de adónde voy.


No veo el camino delante de mí. No puedo saber
con certeza dónde terminará.
Tampoco me conozco realmente, y el hecho de
pensar que estoy siguiendo tu Voluntad, no
significa que en realidad lo esté haciendo.

Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho te


agrada. Y espero tener ese deseo en todo lo que
haga.

Espero que nunca haga algo apartado de ese


deseo. Y sé que si hago esto, me llevarás por el
camino correcto, aunque yo no me dé cuenta de
ello.

Por lo tanto, Señor, confiaré en ti aunque parezca


estar perdido a la sombra de la muerte.

No tendré temor porque estás siempre conmigo, y


nunca dejarás que enfrente solo mis peligros.
Amén.

95. ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Es maravilloso, Señor, tener los brazos abiertos,


cuando hay tantos mutilados. Mis ojos que ven,
cuando hay tantos sin luz. Mi voz que canta,
cuando hay tantos que enmudecen. Mis manos
que trabajan, cuando hay tantos que mendigan.
Es maravilloso, Señor, volver a casa, cuando hay
tantos que no tienen a dónde ir.

Es maravilloso amar, vivir, sonreír, soñar, cuando


hay tantos que lloran, tantos que odian y se
revuelven en pesadillas, y tantos que mueren
antes de nacer.

Es maravilloso, Señor, tener un Dios en quién


creer, cuando hay tantos que no tienen fe.

Es maravilloso, Señor, sobre todo, tener tan poco


qué pedir y tanto qué agradecer.

Gracias, Señor.

96. QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO

Quédate, Señor, conmigo, porque necesito verte


presente para no olvidarte, pues ya sabes con
cuánta frecuencia te abandono.

Quédate, Señor, conmigo, porque soy muy débil y


necesito de tu aliento y de tu fortaleza, para no
caer tantas veces.

Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi


vida, y sin Ti, con frecuencia, decaigo en el fervor.

Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi luz,


y sin Ti estoy en tinieblas.

Quédate, Señor, conmigo, para que siempre oiga


tu voz y la siga.

Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte


mucho, y vivir siempre en tu compañía.

Quédate, Señor, conmigo, porque deseo serte


siempre fiel.

Quédate, Señor, conmigo, porque aunque mi


alma es muy pobre, deseo que sea sólo para Ti.

97. ORACIÓN POR LOS AMIGOS

Padre, te pido que bendigas a mis amigos.


Revélales tu amor y tu poder.
Si tienen dolor, dales tu paz y tu misericordia.
Si tienen dudas, renuévales la confianza.
Si tienen cansancio, dales fuerzas para seguir
adelante.
Si hay en ellos estancamiento espiritual,
muéstrales tu cercanía.
Si tienen miedo, revélales tu amor y transmíteles
tu fuerza.
Si tienen pecado, haz que busquen la
reconciliación y perdónales.
Bendícelos a todos y cada uno.
Amén.

98. NO TE PIDO, SEÑOR

No te pido Señor que me quites la cruz, sino que


me des una espalda fuerte para llevarla, un
corazón generoso para amarla y una sonrisa para
aceptarla.

Llevar la cruz con dignidad, no solo llevarla con


paciencia.

Solo así mi vida podrá llamarse verdaderamente


cristiana, porque se trasformará en Tí y llegaré
ser otro Cristo. Amén.

99. ORACION PARA PEDIR


EL DON DE LA MISERICORDIA

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean


misericordiosos, para que yo jamás recele o
juzgue según las apariencias, sino que busque lo
bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean
misericordiosos, para que tome en cuenta las
necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a
sus sufrimientos y quejas.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea


misericordiosa, para que jamás hable
negativamente de mi prójimo, sino que siempre
tenga una palabra de consuelo y perdón para
todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean


misericordiosas y estén llenas de buenas obras,
para que sepa hacer a mi prójimo exclusivamente
el bien.

Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean


misericordiosos, para que siempre me apresure a
socorrer a mi prójimo, venciendo mi propia fatiga
y cansancio.

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea


misericordioso, para que yo sienta todos los
sufrimientos de mi prójimo.

Que tu misericordia, oh Señor, repose en mí.


Amén.
100. ENSÉÑAME A AMAR
(Santa Teresa de Calcuta)

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que


necesite comida.
Cuando tenga sed, dame alguien que precise
agua.
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite
calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita
consuelo.
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame
compartir la cruz del otro.
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún
necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que
precise de mis minutos.
Cuando sufra humillación, dame ocasión para
elogiar a alguien.
Cuando esté desanimado, dame alguien para
darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite de mi comprensión.
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender.
Cuando piense en mí misma, vuelve mi atención
hacia otra persona.
Hazme digna, Señor, de servir a mis hermanos.
Dales, a través de mis manos, no sólo el pan de
cada día, sino también mi amor misericordioso,
imagen del tuyo. Amén

A.M.D.G.

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