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UNIVERSIDAD LUTERANA SALVADOREÑA

FACULTAD DEL HOMBRE Y LA NATURALEZA

CATEDRA:
SOCIÓLOGIA GENERAL

TRABAJO:
INVESTIGACIÓN BIBLIOGRAFICA

PRESENTADO POR:
GUZMAN AVALOS GABRIELA ESMERALDA
QUINTANILLA CRUZ VICTOR ARMANDO
ROJAS MARTÍNEZ ETELVINA MAGDALENA

FACILITADOR:
LIC. OSCAR ULISES SANCHEZ

JUNIO 2020
VIOLENCIA SEXUAL EN LOS MENORES DE EDAD:
EDADES EN LOS QUE SE COMENTEN CON MAS FRECUENCIA,
PRINCIPALES CAUSAS Y CONSECUENCIAS.
1. OBJETO DE ESTUDIO.
1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Actualmente la coyuntura de la violencia, determinado por diversas causas, ha


concebido una creciente ola de conflicto social repercutiendo de manera directa en la
población más vulnerable como lo son los menores de edad que son víctimas de abuso
sexual, prácticas que atentan contra la vida propia de la víctima como de su entrono en
sociedad.

La violencia sexual o abusos sexuales en los menores de edad, constituye un


fenómeno social que marca de por vida no solo la vida y conducta de las personas
abusadas, sino que también la vida del grupo familiar de la víctima y de su entorno
social. La violación puede ser un factor determínate que marque la vida del individuo y
sea propenso a querer vivir una vida solitaria.

La violación sexual no es un tema exclusivo de los menores de edad, pero que si es


necesario tratarlo con una espacial particularidad por ser los menores de edad los más
vulnerables e indefensos de nuestra sociedad. Así como también son los que
potencialmente se encuentran nutriendo del conocimiento curricular y del conocimiento
empírico.

1.2. JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA.

La presente investigación bibliográfica pretende dar un aporte a la sociedad


salvadoreña, para fijar un parámetro que nos ayude a comprender el fenómeno social de
los abusos sexuales en los menores de edad, así como también brindar una noción a los
padres de familia de las principales causas que llevan al agresor a cometer estos
detestables actos.
Es de vital importancia tener un panorama del registro de los casos que de violencia
sexual en los menores de edad que se han cometido en El Salvador y de forma puntual
es los Departamentos de nuestro país.

Es valioso conocer las consecuencias que el abuso sexual causa en los menores de
edad, para tener la lucidez de buscar la ayuda necesaria para la víctima y que la familia
conozca los mecanismos para superar el hecho.

2. FORMULACION DE LA INVESTIGACION.

Para comprender el ámbito de la presente investigación es necesario hacer las


siguientes preguntas:

¿Cuál es el rango de edades que con más frecuencia son abusados los menores de edad
en El Salvador?

¿Cuáles son las principales causas que llevan al agresor a cometer el abuso sexual en
los menores de edad?

¿Cuáles son las principales secuelas que causa el abuso sexual en los menores de edad?

¿Cuáles son los Departamentos de El Salvador donde ocurren más abusos sexuales en
los menores de edad?
3. OBJETIVOS.
3.1. GENERAL.

Indagar sobre los casos de violación en los menores de edad ocurridos en El


Salvador, para lograr determinar las principales causas que llevan al agresor a
cometer el abuso, así como las secuelas que deja en el abusado.

3.2. ESPECIFICOS.

 Identificar cuáles son las edades en que se cometen más abusos sexuales en los
menores de edad.

 Delimitar en que genero se cometen más abusos sexuales.

 Definir los principales efectos que causa el abuso sexual en los menores de
edad.

 Definir las principales causas que llevan al agresor a cometer abuso sexual en
los menores de edad.

 Identificar en que departamentos de El Salvador se cometen la mayor ocurrencia


de abusos sexuales en los menores de edad.

4. HIPOTESIS.

(Hi) Las fantasías sexuales de tipo excitatorio provoca principalmente al agresor


a abusar de los menores de edad.

(Hn) Las fantasías sexuales de tipo excitatorio no provoca principalmente al


agresor a abusar de los menores de edad.
(Ha) Las fantasías sexuales de tipo excitatorio benefician aprevenir que el agresor
tenga el impulso de abusar de los menores de edad.

(Hi) Los abusos sexuales cometidos a los menores, en las edades que oscilan
entre los 11 y 17 años son más frecuentes que los abusos sexuales que se
comenten las personas en las edades menores o iguales a 10 años.

(Hn) Los abusos sexuales cometidos a los menores, en las edades que oscilan
entre los 11 y 17 años no son más frecuentes que los abusos sexuales que se
comenten las personas en las edades menores o iguales a 10 años.

(Ha) Los abusos sexuales cometidos a los menores, en las edades que oscilan
entre los 11 y 17 años crean menos impactos en las personas, que los abusos
sexuales que se comenten las personas en las edades menores o iguales a 10
años.

(Hi) En el género femenino se comenten más casos de abusos sexuales en los


menores que en los menores del género masculino.

(Hn) En el género femenino no se comenten más casos de abusos sexuales en los


menores que en los menores del género masculino.

(Hi) En los menores abusados sexualmente las secuelas físicas y psicológicas


provocan que les sea más difícil el aprendizaje.

(Hn) En los menores abusados sexualmente las secuelas físicas y psicológicas no


provocan que les sea más difícil el aprendizaje.

(Ha) En los menores abusados sexualmente las secuelas físicas y psicológicas


motivan que les sea más fácil el aprendizaje.
5. ESTADO DE LA CUENTION, DEL ARTE Y ANTESCEDENTES.

Dado que la presente investigación centra la su contenido en indagar sobre los


abusos sexuales cometidos en los menores de edad en El Salvador, para determinar las
principales causas que llevan al agresor a cometer los actos y comprender las secuelas
que marcan al menor agredido, el estado de la cuestión (o Estado del arte) se enfoca en
la revisión bibliográfica de la problemática, en otras palabras identificar lo que otros
autores ya han descrito, y a su vez, evidenciar que todavía hay algo qué decir.

En primer lugar, es importante y necesario definir el concepto violencia, que se


define como “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que
cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones” (Organización Mundial de la Salud (OMS),
2002). Se toma como referencia la definición de esta prestigiosa Institución para tener
un panorama claro de lo que se investiga; ahora bien es necesario definir ¿Qué el abuso
sexual infantil? y este se define “como una de las formas del maltrato infantil,
estableciéndose los criterios básicos para su tipificación”, otra definición de esta
autora es la siguiente “se define el abuso sexual infantil como la actividad encaminada
a proporcionar placer sexual, estimulación o gratificación sexual a un adulto, que
utiliza para ello a un niño/a, aprovechando su situación de superioridad” (Deza
Villanueva, Sabina. (2005)). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la
violencia sexual se define como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto
sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para
comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante
coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima,
en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”.

El Salvador es uno de los países con mayor índice de violencia a nivel global, la
causa principal de violencia son los homicidios, abusos sexuales, tráficos y portación
ilegal de armas, extorciones, tráfico y consumo de estupefacientes. Es necesario que
centrar la violencia al menor como abuso sexual en la niñez y adolescencia, ya que
existen diversos tipos de violencia hacia los menores de edad.

Las formas más comunes de abusos sexuales a menores son: el incesto, la violación,
la vejación y la explotación sexual (Gallardo 1997). Algunos de estos comportamientos
por parte de los agresores pueden consistir en exhibir sus órganos sexuales, tocar, besar,
o manosear a los menores, conversar con ellos de forma obscena, exhibir películas
pornográficas o fotos, hacer fotos de los menores desnudos, inducirlos a realizar
actividades sexuales o eróticas, etc., todo ello con el objetivo de obtener una
gratificación sexual. López y del Campo (1999), expresan que existen falsas creencias
en este tema pues se considera que los abusos ocurren raramente, que sólo lo sufren las
niñas, que actualmente se dan más abusos que en el pasado, que se dan en clase social
baja y que los niños no suelen decir la verdad. Todas estas opiniones, bastante
extendidas son discutidas por estos dos autores que explican claramente cómo los
abusos son más frecuentes de lo que pensamos, que se dan en todas las clases sociales y
que es conveniente creer a los niños o al menos prestarles toda la atención necesaria
cuando dicen que han sufrido un abuso. También Topper (1988) destaca en un informe
de FUNCOE (Fundación Cooperación y Educación) y la Alianza Internacional “Save
the Children”, la peligrosa frecuencia con la que se producen los abusos sexuales
infantiles y aboga para que esta cuestión deje de considerarse un tema tabú (Deza
Villanueva, Sabina. (2005)). Podemos apreciar que para “Sabina” el abuso sexual en
menores o violación en menores de edad tiene diferentes formas de clasificación y
causas que conllevan a cometer ese nefasto acto. Para el ISNA es necesario tipificar y
ver de diferente forma el abuso y, lo comienza a tipificar como: el hecho de que la
violencia engloba aspectos más allá del abuso físico, tal como lo son el acoso o la
explotación sexual comercial. En este sentido, la violencia es algo más que “violencia”
en el sentido tradicional del término, en tanto que la vulneración es física o sicológica o
incluso ambas. En este sentido y siguiendo los preceptos de la OMS, la violencia sexual
tendría tres tipologías básicas: abuso sexual (“acto sexual o tentativa”), acoso sexual
(“comentarios o insinuaciones no deseadas”) y explotación sexual comercial
(“comercializar la sexualidad de otra persona”). Los 3 tipos de violencia descritos
tienen formas particulares de presentarse y se refieren a formas específicas de la
violencia según diversas clasificaciones. Por ejemplo, el abuso sexual puede darse
como Violación o como Agresión, modalidades que dependen del grado de
consumación del acto sexual. El acoso sexual puede ser a su vez vertical (o quid pro
quo, cuando tiene a la base relaciones jerárquicas) u horizontal (también llamado
“ambiental”, cuando se da sin la mediación de relaciones jerárquicas). Por su parte, la
explotación sexual comercial puede manifestarse en Pornografía, Trata de Personas y
Prostitución (Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la Niñez y la
Adolescencia (ISNA), 2012).

Se establecen dos criterios básicos para tipificar el abuso (Cantón y Cortes, 2000)

1) Coerción. El agresor utiliza la situación de poder que tiene para interactuar


sexualmente con el menor.
2) Asimetría de edad. El agresor es significativamente mayor que la víctima (no
necesariamente mayor de edad).

La asimetría de edad determina muchas otras asimetrías: asimetría anatómica,


asimetría en el desarrollo y especificación del deseo sexual (se especifica y consolida en
la adolescencia), asimetría de afectos sexuales, asimetría en las habilidades sociales,
asimetría en la experiencia sexual. Ante una diferencia de edad significativa no se
garanti- (Deza Villanueva, Sabina. (2005))

A pesar de lo ya expuesto es necesario que se conozca la tipificación que la


normativa nacional le da al abuso sexual de los menores. Por lo que retomamos el Art.
55 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA) que
literalmente dice: “Artículo 55. Protección frente al abuso y explotación sexual. Todas
las niñas, niños y adolescentes tienen el derecho a ser protegidos contra el abuso y
explotación sexual. Para efectos de la presente Ley, se entiende por:

a) Abuso sexual, toda conducta tipificada en el Código Penal, que atente contra la
libertad e integridad sexual de una niña, niño o adolescente para sacar ventaja o
provecho de cualquier clase o índole; y,

b) Explotación sexual, cualquier forma de abuso sexual mediante retribución en


dinero o en especie, con intermediación o sin ella, existiendo o no alguna forma de
proxenetismo.

La utilización, reclutamiento u oferta de niñas, niños y adolescentes para la


prostitución, la producción o actuación pornográfica, deberán considerarse como
casos de abuso y explotación sexual.

El Estado debe garantizar programas permanentes y gratuitos de prevención y


atención integral de las niñas, niños y adolescentes abusados.” (Buaiz Valera, 2013).

Por tal razón se muestra la siguiente tabla:

Tabla 1: Tipologías y modalidades de la violencia sexual infantil y adolescente

Vulneración Tipología Modalidad


Violación.
Abuso Sexual Acoso.
Agresión.
Violencia sexual
Prostitución infantil.
Explotación Sexual
Trata con fines de explotación.
Comercial
Pornografía infantil.
Fuente: Violencia sexual infantil: Situación de las niñas, niños y adolescentes atendidas (os) por el
ISNA, periodo 2008 – 2010.
El Sistema de Información para la Infancia (SIPI) del Instituto Salvadoreño de
Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA) refleja para el 2010, el 10% de
niñas y niños ingresados a la institución ha sido por abuso sexual. El abuso sexual
infantil como la explotación sexual infantil, son algunas de las formas de violencia
sexual que rigen en sociedades como la salvadoreña, donde se encuentra en un entorno
con alto índice de criminalidad, explotación sexual femenina, carencia de educación
con igualdad de género, especialmente en el área rural; con niveles de pobreza y
desigualdad y con la mayor tasa de homicidios e impunidad. (Instuto Salvadoreño para
el Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA), 2012).

Después de haber conceptualizado la “violencia” y el “abuso sexual en los menores”


y tipificar el hecho descrito, es necesario recopilar información cuantitativa de las
diferentes fuentes bibliográfica de algunos estudios que se han realizado en el país.
Debido al marco coyuntural de la pandemia del COVID-19 en nuestro país la mayoría
de Instituciones del Estado que podría brindar más información, se encuentran cerrados
o están activados atendiendo las órdenes del Órgano Ejecutivo en el sentido de brindar
las asistencias sociales de las personas que guardan cuarentena, realizando actividades
de control del COVID-19 o distribuyendo la ayuda alimentaria a los diferentes hogares
de nuestro país, en ese sentido el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) y
las diferentes Unidades de Acceso Pública de las diferentes Instituciones Estatales se
encuentran cerradas y que por consiguiente no se puede realizar requerimiento de
información a dichas instancias; por tal motivo se toma como base tres fuentes
bibliográficas dos de ellas impresas y una de forma electrónica mediante un sitio web.
Cabe aclara para lograr corroborar cuales son las edades en las que se cometen con
mayor frecuencia los abusos sexuales y cuáles son los departamentos en nuestro país
que mayor registro de abusos posee.

Como ya se aclaró en la Tabla 1, a pesar que se puede tipificar los actos de abuso
sexual de muchas formar, en nuestra Legislación vigente y para ser más puntual en la
LEPINA, se tipifican en “Abuso Sexual y Explotación Sexual Comercial”, cada una con
sus diferentes modalidades.

El ISNA en el estudio “Violencia sexual infantil: Situación de las niñas, niños y


adolescentes atendidas (os) por el ISNA, periodo 2008 – 2010, en la Pag. 36”, brinda la
siguiente tabla:

Imagen 1. Fuente: (Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia


(ISNA), 2012)

En dicho estudio se demuestra que el rango de edad en el que más frecuencia se da


el abuso sexual es en 12 a 15 años de edad con 467 víctimas. Para corroborar si se
cumple sí que: los abusos sexuales cometidos a los menores, en las edades que oscilan
entre los 11 y 17 años son más frecuentes que los abusos sexuales que se comenten las
personas en las edades menores o iguales a 10 años se presente el presente grafico 1
basado en la Imagen 1, dividida en los siguientes rangos de 0 a 10 años y de 11 a 17
años de edad.
GRAFICO N° 1; RANGOS DE EDADES VICTIMAS DE
VIOLACION, DURANTE EL PERIDO DE 2008-2010

429, 36%
DE 0 A 11 AÑOS
757, 64%
DE 12 A 17 AÑO

Grafico N° 1, Elaboración propia. Datos tomados del: (Instuto Salvadoreño para el


Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA), 2012)

Tres años después en el 2013 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en
Inglés United Nations Children's Fund, y es un organismo de la Organización de las
Naciones Unidas (UNICEF), realizo un estudio sobre la realidad de la Niñez y
Adolescencia en el país, dichos datos fueron publicados en el 2013. A continuación
veremos parte de esos resultados en cuando a los abusos sexuales en menos en el país.

De acuerdo a los datos presentados por el IML, en el año 2013 se registraron 3,491
agresiones sexuales (estupro, violación, otras agresiones sexuales y agresiones sin
evidencia), de las cuales, 9 de cada 10 víctimas fueron mujeres. La agresión sexual
afecta principalmente a mujeres niñas y adolescentes, en especial a las que tienen entre
10 y 19 años, pues la tasa de agresión alcanza a 157 personas por cada 100 mil en ese
rango de edad. Del total de violaciones contra mujeres (1,830 casos), el 70%
corresponde a la Niñez y Adolescencia (NNA) que tiene entre 10 y 19 años de edad. En
el caso de los hombres, de los 112 casos registrados, el 36.6% se concentra en este
segmento de población y en el caso de las niñas el 71.3% (Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF), 2014).
Según datos del Instituto de Medicina Legal, (IML) en 2019 se realizaron 2,894
reconocimientos por violencia sexual, es decir, 8 casos diarios.

Violencia sexual por grupos de edad

Imagen N° 2, Fuente: (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2014).

Es alarmante que el 75% de abusos se cometiera en niñas y adolescentes menores de


17 años, incluyendo 848 casos de niñas menores de 11 años. Según las investigaciones
los agresores de estas niñas son personas conocidas, familiares cercanos, vecinos y
otros que viven cerca o dentro de la misma casa (Organización de Mujeres
Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020).
Imagen N° 3. Fuente: (Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020).

En las tres fuentes bibliográficas se logra comprobar que el rango de edades más
afectadas es de 12 a 17 años, por lo que pone de manifiesto que son los más propensos a
que se comentan hechos de violación. A pesar de que en el tiempo se creó la LEPINA
no se ha reducido el número de abusos sexuales en los menores de edad sino que ha
tenido un aumento significativo.

Para lograr establecer el género que se ve más afectado tomamos como base la
misma bibliografía y encontramos que en el periodo de 2008-2010 se obtuvieron los
siguientes resultados:
Imagen N° 4. Fuente: (Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la Niñez y la
Adolescencia (ISNA), 2012)

Del total de casos atendidos en el periodo 2008 – 2010, el 75% se dieron en


víctimas menores de 15 años, lo cual puede deberse a que los victimarios se aprovechan
de la escasa edad de los infantes para poder intimidarlos y violentarlos, tanto
sexualmente como en otros derechos. Según el informe ya citado de la OMS, la edad es
un factor de riesgo y las personas de menor edad tienen más probabilidad de ser
violentadas sexualmente dada su incapacidad de defenderse (Instuto Salvadoreño para
el Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA), 2012).

En el caso del estudio realizado por la UNICEF en 2013, se logra comprobar en la


Imagen N° 2, que el abuso sexual cometido en el género femenino es mucho más alto
que en el género masculino.

Los datos obtenidos en por el Observatorio de Violencia de Genero contra las


Mujeres de ORMUSA, dice que: Los datos confirman que son las mujeres las
principales víctimas de este tipo de agresiones con un 87%. (Organización de Mujeres
Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020) .
Imagen N° 5. Fuente: (Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020).

La tabla siguiente muestra, en efecto, que la mayoría de casos de violencia sexual


provienen de los departamentos con mayor grado de urbanización y mayor nivel de
ingreso per cápita según datos de DIGESTYC. Los departamentos de San Salvador, San
Miguel, La Libertad y Santa Ana abarcan un acumulado del 59% de los casos.

Imagen 6. Fuente: (Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia


(ISNA), 2012)
Según ORMUSA los Departamentos con mayor cantidad de denuncias San
Salvador, La Libertad, La Paz y San Miguel son los departamentos que mayor cantidad
de denuncias sobre violencia sexual presentaron durante el 2013. Los departamentos
con menor cantidad de denuncias son: Usulután, Cabañas, Chalatenango, San Vicente,
Santa Ana, La Unión y Ahuachapán, entre otros.

Imagen N° 7. Fuente: (Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020).

ORDUSA, manifiesta que en el 2019, el 46% de estos delitos se perpetraron en San


Salvador, La Libertad y Santa Ana. Cabañas y Morazán son los departamentos que
menos denuncias reporta.
Imagen N° 8. Fuente: (Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), 2020).

Se puede llegar a la conclusión que el Departamento en el Salvador en que más se


han cometido abusos sexuales en los menores de edad es en San Salvador, cabe
preguntarnos ¿Qué es lo que lleva a los habitantes de este Departamento que se
comentan estos hechos de violación a los menores de edad? , es necesario que ahora que
conocemos estos datos otras personas colaboren a la sociedad salvadoreña mediante
investigaciones a responder esa incógnita.
Es de gran importancia comprender el perfil que el agresor sexual tiene para poder
determinar las causas que lo motivan. Por lo que nos hacemos referencia al siguiente:
Perfil de los agresores sexuales infantiles. Las víctimas de violencia sexual en la
infancia, al ser las afectadas directas de este problema, han sido objeto de muchos
estudios en los últimos años. No se puede dejar de lado, sin embargo, el análisis de los
agresores, con el fin de aproximarse a la comprensión de las personas que cometen tales
delitos de violencia sexual contra la niñez y la adolescencia. No se puede establecer un
perfil claro del abusador sexual infantil, debido a la complejidad de la conducta
humana, y “(…) que los perfiles movilizan ideologías y que, reducir la figura del
abusador a un perfil, implica simplificar en exceso la temática”. Según lo plantea
Sánchez (Citado por Garrido), “entre el 85 y el 95% de los delincuentes sexuales
identificados son varones y ningún grupo socioeconómico de hombres está exento de
cometer agresiones sexuales. Así, las similitudes entre los grupos de no agresores y los
que sí lo son dificulta la tarea de prevención y de predicción. No obstante, sí que
sabemos que los agresores sexuales adoptan muchas tácticas para ocultar sus tendencias
delictivas, incluyendo el presentarse ante los demás como personas socialmente
adaptadas (…). Una de las características principales de muchos parafílicos se centra en
la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, de impulsos o
de comportamientos sexuales” (Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la
Niñez y la Adolescencia (ISNA), 2012).

Las investigaciones relacionadas con los delincuentes sexuales han sido escasas y de
diversa índole. En primer lugar, se han intentado describir las características
demográficas y personales más representativas de los agresores así como las
circunstancias en las que se producía el delito. Según la recopilación de estudios
ingleses y americanos realizada por Hollin (1989) los agresores sexuales son varones,
las violaciones suelen suceder en la propia casa de la víctima, frecuentemente por la
noche y durante el fin de semana. Un segundo aspecto investigado ha consistido en
describir y definir las características de los agresores con la finalidad de elaborar
taxonomías al respecto. En este sentido, los autores han separado en sus estudios
categorías referidas a violadores y por otro lado categorías de agresores sexuales a
niños (Firestone, Bradford, Greenberg y Laro, 1998; Hollin, 1989; Losada-Paisey,
1998; Prentky, 1985). Estas categorías se han basado en la naturaleza de la acción
criminal (ej: violación de niños versus abuso de niños) o en las motivaciones del
delincuente al realizar la acción delictiva (ej: violador por venganza que utiliza el delito
para expresar su rabia y dañar a la víctima que habitualmente es su pareja; violador
impulsivo que actúa ante la ocasión que se le ofrece como por ejemplo ante un robo;
violador sádico cuyo propósito es dañar a las víctimas física y psicológicamente). Una
tercera cuestión explorada, desde hace años, ha sido la indagación de si este tipo de
delitos es realizado por personas con un deseo y una excitación sexual diferente a la de
la mayoría. Así, la presentación de diapositivas o películas con distinto contenido
sexual y el uso del pletismógrafo, aparato que mide los cambios del volumen del pene,
han llevado a formular una hipótesis de falta de inhibición de los violadores ante
situaciones de sexo forzado en las que la mayoría de las personas inhibirían sus
respuestas. Sin embargo, os resultados de estos estudios son poco concluyentes
(Barbaree, Seto, Serin, Amos y Preston, 1994) Ortiz-Tallo, M., Cardenal, V. y Sánchez,
L.M. (2002).

Sobre el perfil del agresor sexual. La mayoría de los individuos que cometen
agresiones sexuales son principalmente hombres. También hay mujeres y menores que
las cometen, pero entre el 85 y el 95% de los delincuentes sexuales identificados son
varones. Los hombres que agreden sexualmente no son diferentes en la mayoría de sus
características y rasgos al resto de los hombres. Pueden provenir de todas las esferas
profesionales y estratos sociales, y sus características demográficas son reflejo de la
población general. De hecho, ningún grupo de hombres parece estar exento del riesgo
de cometer agresiones sexuales (sordos, discapacitados físicos, minorías). (Offender, s.
S. S. (2003)).
No se logra comprobar una causa primaría que lleven a agresor a cometer un abuso
sexual en los menores de edad, ya que son diversos los factores que llevan al agresor a
cometer los hecho dado que cada persona responde a un perfil distinto de pensamiento.

Los efectos o consecuencias que sufre la niñez y adolescencia producto de la


violencia sexual son numerosos con enmiendes costosos en el desarrollo psicológico,
físico y cultural. Se entiende por efectos a los hechos o resultados que se derivan de una
acción o resultante de otro. Los efectos de la violencia sexual se gravan más en la
medida en que los agresores son miembros del hogar o en el peor de los casos, las
consecuencias son irreparables. La violencia sexual puede generar una multiplicidad de
efectos negativos en la niñez y adolescencia, la mayoría se concentran en consecuencias
físicas, psicológicas y sociales. Como efectos inmediatos más visibles se encuentran
“(…) las lesiones mortales y no mortales, dificultades de aprendizaje y retraso en el
desarrollo físico y las consecuencias psicológicas y emocionales de experimentar o
presenciar un trato doloroso y degradante que no pueden entender ni impedir. (…) El
impacto y las consecuencias se complican por el hecho de que en el hogar los niños y
niñas son maltratados por personas a quienes aman y en quienes confían, en lugares
donde deberían sentirse seguros”. Sin embargo, los efectos de la violencia sexual
pueden perdurar durante toda la vida (sobre todo cuando tiene lugar en el contexto
familiar). “Pueden perder la confianza en otros seres humanos que es esencial para el
desarrollo normal”. En cualquier ámbito, los niños y las niñas tienen mayor riesgo de
sufrir cualquier tipo de violencia y sus consecuencias son más perjudiciales en la
medida que la revictimización en el hogar, en la comunidad y la poca respuesta del
Estado rija en el entorno de esta niñez y adolescencia víctima. “El Estado está obligado
a crear un marco legislativo y de políticas y programas para prevenir la violencia
propiciando protección adecuada y respondiendo a la violencia cuando se produzca”
(Instuto Salvadoreño para el Desarrolo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA),
2012).
Consecuencias psicológicas. Consecuencias corto plazo La investigación acerca
de las consecuencias del abuso sexual en la etapa preescolar es escasa. Además, al
contrario de lo que ocurre con los estudios de adultos, que se han realizado tanto con
muestras clínicas como no clínicas, la in-formación sobre los niños, con unas
pocas excepciones, se ha obtenido a partir de muestras clínicas, todas ellas en con-
tacto con servicios de protección del menor y con las autoridades judiciales (Myerset
al., 2002). En general, a lo largo del ciclo vital se produce un tránsito de la
sintomatología hacia formas de manifestación típicas de cada etapa evolutiva
(Lameiras, 2002). De este modo, durante la infancia los principales efectos parecen
ser los problemas somáticos (enuresis, encopresis, dolores de cabeza y dolores
estomacales), retrasos en el desarrollo, problemas internalizantes (especialmente
ansiedad y retraimiento), y especialmente, trastorno de estrés post-traumático y
conducta sexualizada (por ejemplo, masturbación excesiva o en público) (Mellon,
Whiteside y Friedrich, 2006). Todos los autores de revisiones (p.e., Pereda, 2009)
coinciden en que el síntoma más característico en las víctimas de este grupo de
edad es la expresión de algún tipo de conducta sexualizada. Este comportamiento
sexual inapropiado de los preescolares objeto de abuso sexual se ha encontrado
utilizando toda una variedad de instrumentos de evaluación que van desde las
valoraciones realizadas por los padres en el CBCL, la observación de juego libre con
muñecos anatómicos y la evaluación de los dibujos de figuras humanas (Cortés
y Cantón, 2008).La investigación sobre las consecuencias del abuso es
considerablemente más numerosa entre los niños en edad escolar. En este grupo de
edad aparecen algunos nuevos síntomas, mientras que otros son consistentes con la
investigación en niños más pequeños. En el dominio físico/motor, la enuresis todavía
aparece como un problema, habiendo encontrado algunos autores otros problemas
físicos tales como dolores de estómago y de cabeza en niñas abusadas sexual-
mente (Trickett, Noll, Reifman y Putnam, 2001). En el campo socioemocional, al
igual que ocurría con los niños más pequeños, todavía se pueden encontrar las
conductas sexuales inapropiadas y los problemas internalizantes como la ansiedad,
depresión y retraimiento (p.e., Hébert, Tremblay, Pa-rent, Daignault y Piché, 2006).
Pero durante esta etapa pue-den aparecer también una serie de problemas nuevos.
Los problemas externalizantes (p.e., agresiones y problemas conductuales), trastornos
disociativos, problemas en las relaciones con los iguales, bajo rendimiento escolar y
desregulaciones en los niveles de cortisol y otros trastornos psicobiológicos debidos a
una desregulación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (lo que podría
explicar los problemas emocionales de las víctimas) son más frecuentes entre niños
víctimas de abuso sexual que entre niños no víctimas (Tri-ckett et al., 2001;
Trickett, Noll, Susman, Shenk y Putnam, 2010).Finalmente, en el caso de los
adolescentes, la mayoría de los resultados encontrados son similares a los de niños
en edad escolar. Los estudios han encontrado desregulaciones en los niveles de
cortisol y otros trastornos psicobiológicos, problemas internalizantes y
externalizantes, trastornos disociativos, síntomas de Trastorno de Estrés Post-
traumático (TEP) y problemas en el rendimiento escolar y cognitivo (Muela,
Balluerka y Torres, 2013; Noll, Trickett, Susman y Putnam, 2006; Trickett et al.,
2001). También, es más pro-bable que los adolescentes abusados sexualmente,
compara-dos con los niños, realicen actividades delictivas, sufran tras-tornos de la
alimentación, problemas físicos de salud, con-suman drogas, lleven a cabo más
conductas suicidas y auto-lesivas y conductas sexuales tempranas y de riesgo
(Feiring, Miller-Johnson y Cleland, 2007).Consecuencias a largo plazo, en general, los
estudios en los que se evalúan los efectos a largo plazo de los abusos sexuales en la
infancia muestran una disminución de la sintomatología con el paso del tiempo.
En su estudio meta-analítico, Rind, Tomovich y Bau-serman (1998) concluyeron
en relación con la nocividad de estas conductas que alrededor de 2/3 de los hombres
y 1/3 de las mujeres que habían mantenido actividad sexual con otros adolescentes
y/o adultos durante la infancia no mostraban sintomatología clínica en la edad
adulta. Sin embargo, hay que precisar que si bien hay alguna sintomatología que
remite claramente para algunas personas, especialmente aquella que tiene que
ver con las manifestaciones de ansiedad (e. g., miedo, problemas para dormir), en
otros casos las sintomatologías parecen agravarse, especialmente si no son tratadas
inicialmente, como las que tienen que ver con las manifestaciones de agresividad o
las cuestiones sexuales. Otro aspecto a tener en cuenta es la aparición de efectos
durmientes (“sleeper effects”) en algunas víctimas. Los efectos durmientes hacen
referencia a la situación en la que el niño no muestra problemas significativos
inmediatamente después del abuso. Sin embargo, al transcurrir el tiempo, la
víctima empieza a manifestar problemas emocionales o conductuales de una etiología
no clara. Los estudios iniciales identificaron la aparición de “efectos durmientes” un
año después del abuso (Mannarino, Cohen, Smith y Moore-Motily, 1991). Sin
embargo los estudios más recientes indican que este tipo de efectos pueden
aparecer mucho más tarde de lo que inicialmente se creía. De hecho, en ocasiones la
sintomatología puede surgir durante la edad adulta (Cantón-Cortés, 2013), debido a
una revictimización o incluso en ausencia de ésta. Incluso un suceso estresante o que
recuerde al abuso sufrido puede hacer aparecer la sintomatología. Las víctimas adultas
de abuso sexual infantil presentan una mayor probabilidad de padecer trastornos
emocionales como depresión, ansiedad, baja autoestima o problemas en las
relaciones sexuales (Berliner y Elliot, 2002; Guerricae-chevarría y Eheburúa, 2005).
De acuerdo con autores como Berliner y Elliot (2002), la depresión es uno de los
síntomas más frecuentes en adultos abusados sexualmente durante la infancia.
Ferguson, Boden y Horwood (2008), por ejemplo, llevaron a cabo un estudio
longitudinal durante 25 años con más de 1000 niños, evaluando los efectos del ASI y
del mal-trato físico sobre el ajuste psicológico. Estos autores encontraron un efecto muy
superior del ASI al del maltrato físico, siendo una de las principales consecuencias del
abuso sexual la mayor tasa del trastorno depresivo entre las víctimas. El historial
de ASI se suele relacionar también con síntomas de ansiedad en la etapa adulta, tanto en
muestras clínicas como comunitarias (Guerricaechevarria y Eheburua, 2005; López-
Soler, et al. 2012). Las víctimas de abuso sexual presentan una probabilidad hasta
5 veces mayor que el resto de la población de ser diagnosticada de al menos un
trastorno de ansiedad como trastorno de ansiedad generalizada, fobias, tras-torno de
pánico o trastorno obsesivo compulsivo (Berliner y anales de psicología, 2015, vol. 31,
nº 2 (mayo)Elliott, 2002). (Cantón-Cortés, D., & Cortés, M. R. (2015).

En conclusión el abuso sexual en los menores trae consecuencias físicas y


psicológicas que conllevan a que el menor sienta miedo a acercarse a personas mayores
como los docentes. También el estrés que acarrea el haber sido abusado hace que el
menor se pueda concentrar menos en su estudio y tiende a rendir menos
académicamente.

6. METODOLOGÍA DE LA INVETIGACIÓN.

Para este estudio, la metodología de la investigación se hará por medio de la


recolección de datos de fuentes secundarias, principalmente la disponible
electrónicamente.

7. BIBLIOGRAFÍA:
Buaiz Valera, Y. E. (2013). Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia
Comentada de El Salvador, Libro Primero. San Salvador: Talleres Gráficos UCA.

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