Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los amigos de verdad no quedan con nosotros simplemente para tener a alguien que les
escuche narrar su vida. Explicar lo que nos ocurre es una buena manera de ordenar las ideas y de
liberar estrés, pero el objetivo de este tipo de relaciones personales no es este.
Por eso, a la práctica, las amistades verdaderas son aquellas en las que, en lo que concierne al
diálogo, se basan tanto en dar como en recibir. Uno habla sobre sí mismo cuando le apetece, pero
también debe saber escuchar y respetar los momentos en los que el otro quiere explicar sus
preocupaciones, inquietudes, deseos, ideas, etc. Además, cuando esto ocurre no se cambia de
tema a la mínima oportunidad para volver a hablar sobre uno mismo.
Los momentos de mayor tristeza siempre son más llevaderos si se cuenta con la posibilidad
de contar con los amigos. Uno de los mayores beneficios de la amistad, de hecho, es que esas
personas que han pasado a nuestro lado por momentos significativos para nosotros son las más
indicadas para acompañarnos en el dolor emocional de la decepción o del duelo.
Los amigos verdaderos saben estar ahí cuando hay motivos para alegrarse a causa de un
éxito que ha llegado a través de méritos propios. Por ejemplo, si una buena universidad ha
aceptado nuestro ingreso en ella, o cuando hemos ganado un premio deportivo.
Estas situaciones son mucho más dulces si otros las comparten con nosotros y nos felicitan
por un éxito que ha llegado a través del esfuerzo. Tiene sentido que el reconocimiento social que
llega con los logros se exprese más en aquellas personas con más motivos para alegrarse.
Por mucho que se diga que hay amigos tan importantes que incluso pueden estar mucho
tiempo sin vernos y a la vuelta todo sigue como al principio, en los casos en los que hay amistad
verdadera se necesitan muy buenas excusas para dejar pasar el tiempo sin que haya intentos
de retomar el contacto.
Esto es así porque el paso de los meses sin que haya diálogo es, a la práctica, una muestra de
que el vínculo emocional se va diluyendo a no ser que haya motivos muy concretos para hablarse
o para quedar. Quien de verdad tiene motivos para seguir en contacto, lo hace naturalmente, sin
sentirse forzado a ello.
Quizás te interese: "La epidemia de la soledad, y qué podemos hacer para
combatirla"
5. Se muestran honestas
La crítica constructiva también forma parte de la rutina de la amistad que vale la pena. Si hay
algo en nuestra manera de comportarnos que es claramente mejorable, nuestros amigos nos lo
dicen de un modo que queda claro por qué senda podemos seguir progresando para corregir ese
error. Sin embargo, esta honestidad es algo que forma parte del marco de vuestra relación, así
que los amigos de verdad no hablan mal de nosotros a nuestras espaldas.
Los amigos de verdad son personas que nos inspiran, que nos invitan a mejorar. Esto es así
por dos motivos.
Por una lado, estas amistades son lo suficientemente honestas como para comunicarnos de
manera clara qué fallos significativos cometemos, de modo que sabemos que, cuando una de
estas personas nos llama la atención sobre algo que hemos hecho, es que de verdad hay motivos
para replantearnos nuestra actitud.
Por el otro, estos amigos y amigas tienen ciertas características que admiramos y, como a la
vez no las vemos como personas idealizadas, son un ejemplo de lo que podríamos llegar a
hacer.
La complicidad entre quienes comparten una amistad verdadera es tal que su día a día está
lleno de referencias veladas a hechos graciosos, anécdotas, creencias compartidas, etc. Los
amigos y las amigas que llevan más tiempo siéndolo pueden llegar a crear un vocabulario
propio que resulta difícil de comprender por el resto.
Artículo relacionado: "Los 9 beneficios de tener sentido del humor"
Parece una tontería, pero es muy importante que las amistades sean contextos en los que nos
sentimos seguros para que podamos expresar en ellos nuestros secretos y preocupaciones.
El hecho de si esta información pasa o no a manos de otras personas dice mucho sobre la calidad
de este tipo de relaciones, ya que pone en peligro su estabilidad.
Para que una amistad valga la pena, es necesario compartir al menos alguna afición. Esta no
tiene por qué ser un deporte; conversar acerca de cierto tema, por ejemplo, puede ser considerado
un ejemplo de algo que interesa a dos personas.
https://psicologiaymente.com/social/amistades-verdaderas
Hay amigos que nos acompañan en los momentos de éxito, pero cuando
enfrentamos una adversidad, desaparecen. Las verdaderas amistades
están a tu lado en el dolor, la felicidad y el fracaso.
6. Ser honestos
Sin importar cuál sea tu edad, si estas rodeado de buenos amigos y familiares, las
probabilidades que tienes de morir por cualquier motivo se reducen en un 50%.
Visto desde otro punto de vista, la soledad puede ser un asesino silencioso que te lleve a
tener malos hábitos, como el tabaquismo, comer en exceso o no hacer ejercicio.
Cuando estás unido a un grupo o eres responsable de otros, eres más propenso a cuidar de ti
mismo y a evitar riesgos innecesarios.
Mientras más cercanía tienes con las demás personas, mejor son tus horas de descanso.
Las personas que se sienten socialmente aisladas o excluidas suelen tener problemas
para dormir, siendo más inquietos en la cama y durmiendo en intervalos de sueño poco
profundos.
De hecho, mientras mayor es la escala de soledad, las personas suelen experimentar un
aumento de hasta el 8% de agitación durante las horas de sueño.
Esto pasa porque nuestro instinto primitivo hace que descansemos mejor cuando nos
sentimos seguros y bien con la relación que tenemos con los demás.
Compartir tiempo con tus amigos, incluso durante 10 minutos, mejora tu función cerebral y tu
capacidad para resolver problemas.
Asimismo, cuando dejas de compartir tiempo con tus amistades, más daño haces a
tu cerebro. Incluso puede acelerar el deterioro cognitivo que viene con el envejecimiento.
Las personas mayores que no cuentan con un apoyo social suelen tener una probabilidad
mayor de desarrollar demencia que aquellas que son socialmente activas, debido a la sensación
que produce el aislamiento.
Esto puede serte útil tanto para bajar algunos kilos como para conseguir el ascenso en el
trabajo que tanto anhelas.
Rodearse de amigos que te apoyen y tengan objetivos similares a los tuyos puede hacerte
más fácil el camino hacia tus metas.
Pero no es únicamente por el hecho de que te animen. Los seres humanos solemos imitar a
quienes nos rodean e influenciarnos por hábitos y preferencias de un grupo social.
Por esta razón es importante que te rodees de personas que tienen la misma determinación que
tú para cumplir ciertas metas.
https://mejorconsalud.com/7-razones-por-las-que-importan-las-amistades/
RECORDEMOS
Todos necesitan buenos y verdaderos amigos, quienes serán una gran fortaleza y bendición para
ti. Influirán en tu modo de pensar y actuar, e incluso ayudarán a determinar la persona que
llegarás a ser. Te ayudarán a ser una persona mejor y harán que vivir el evangelio de Jesucristo
sea más fácil para ti. Elige amistades que tengan los mismos valores que tú, a fin de que puedan
fortalecerse y animarse mutuamente a vivir normas elevadas.
Para tener buenos amigos, sé un buen(a) amigo(a); demuestra interés genuino en los demás;
sonríe y hazles saber que te preocupas por ellos. Trata a todos con bondad y respeto, y evita
juzgar y criticar a quienes te rodeen. No participes en ninguna forma de intimidación o agresión.
Haz un esfuerzo especial por ser amigo(a) de aquellos que sean tímidos, que se encuentren solos,
que tengan necesidades especiales o que sientan que no son parte del grupo.
Al procurar tener amistad con los demás, no comprometas tus normas. Si tus amigos(as) te instan
a hacer cosas malas, sé la persona que defienda lo bueno, aun si te encuentras solo(a); quizás
tengas que buscar a otros amigos que te apoyarán a guardar los mandamientos. Procura la guía
del Espíritu Santo al tomar esas decisiones.
A medida que te esfuerces por vivir el Evangelio, alentarás a tus amistades a hacer lo mismo. Sé
un ejemplo del guardar los mandamientos participando en las actividades de la Iglesia,
preparándote para servir al Señor a lo largo de tu vida y permaneciendo digno(a) de asistir al
templo.
Invita a tus amistades que tengan otras creencias religiosas a asistir a las reuniones y actividades
de la Iglesia; ayúdales a sentirse bien recibidos y aceptados. Muchas personas se han unido a la
Iglesia por medio del ejemplo y del hermanamiento de sus amistades. Además, haz un esfuerzo
especial por tender una mano de ayuda a los nuevos conversos y a los que sean menos activos.