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Dialnet HusserlYLaNeurofenomenologia 4047152
Dialnet HusserlYLaNeurofenomenologia 4047152
e-ISSN: 1885-1088
HUSSERL Y LA NEUROFENOMENOLOGÍA*
Resumen: El presente texto ofrece las líneas Abstract: The present essay shows the redis-
maestras de la reevaluación del pensamiento covery of Husserlian phenomenology in the field
husserliano que se está produciendo última- of the cognitive sciences, in particular in the so
mente en el campo de las ciencias cognitivas, called "enactive approach" developed by Evan
especialmente en el marco de la llamada Thompson. First I refute the mentalistic misun-
“aproximación enactiva” propuesta por Evan derstanding of Husserl's phenomenology, widely
Thompson. En primer lugar, se refuta la inter- extended in cognitive literature. Second I offer
pretación mentalista de la fenomenología hus- a brief characterization of neurophe-
serlina ampliamente defendida en la literatura nomenology and the enactive approach. Third I
cognitiva. En segundo lugar, se ofrece una point some of the basic contributions of
breve caracterización de la neurofenomenología Husserl's genetic phenomenology to this new
y de la “aproximación enactiva”. En tercer lu- research area. And fourth I dismantle the clas-
gar, se destacan algunas de las aportaciones sical cognitive interpretation of Husserl as a
claves de la fenomenología genética de Husserl representationalist and solipsist.
a este nuevo terreno de investigación. Y, en
cuarto lugar, se desmonta la imagen de una
Husserl representacionalista y defensor del
solipsismo metodológico hasta hace poco impe-
rante en los estudios cognitivos.
1
Cfr., respectivamente, Hubert L. Dreyfus y Harrison Hall: “Introduction”, en Hubert L. Dreyfus /
Harrison Hall (eds.), Husserl, Intentionality, and Cognitive Science, Cambridge, MA, MIT Press, 1982, pp.
1-27; Hubert L. Dreyfus, “Husserl’s Epiphenomenology”, en Herbert R. Otto / James A. Tuedio (eds.),
Perspectives in Mind, Dordrecht, Reidel, 1988, pp. 85-104; Hubert L. Dreyfus, Being in the World, Cam-
bridge, MA, MIT Press, 1991; Ronald McIntyre, “Intending and Referring”, en Hubert L. Dreyfus / Harri-
son Hall (eds.), pp. 215-231; Ronald McIntyre, “Husserl and the Representational Theory of Mind”, Top-
ics 5 (1986) 101-113.
tienen la función que tienen con independencia de cómo sea el mundo, esto es,
todas se caracterizan por ser puramente mentales. En otras palabras, para
Husserl, la mente y el mundo constituirían dos realidades independientes 2 .
Dreyfus afirma que la búsqueda de un fundamento indubitable del conocimiento
obliga a Husserl a aplicar un procedimiento de purificación que elimine todo
componente externo o transcendente a la conciencia; así, entiende la reducción
como un cambio de actitud que desplaza nuestra atención de los objetos dados
en el mundo para fijar nuestra atención en la representación mental abstracta
que posibilita la intencionalidad3. De esta manera, la fenomenología husserliana
se interpreta como una empresa exclusivamente interesada en la representa-
ción mental que permanece en la conciencia después de llevar a cabo la reduc-
ción4.
Sin embargo, a diferencia de lo que opinan Drefyus y McIntyre, resulta
altamente problemático calificar a Husserl de introspeccionista. Pero, como
suele suceder cuando uno lee con más detalle la obra de Husserl, él mismo
rechaza que la intuición fenomenológica sea un tipo de experiencia interna o
introspección. En Ideas III, por ejemplo, se deja claro que la intuición
fenomenológica no es una forma de experiencia interna (innere Beobachtung).
Incluso más, la simple insinuación de que la fenomenología intenta restituir el
método de la introspección es perverso5. Cualquier descripción fenomenológica
tiene que arrancar del mundo en el que vivimos y analizar sus diferentes modos
de manifestación; es decir, no sólo prestamos atención a los objetos en cuanto
dados, sino que también nos centramos en el aspecto subjetivo de la conciencia
y, con ellos, caemos en la cuenta del papel activo que juega nuestra conciencia
en la constitución de los objetos. En otras palabras, cuando investigamos los
objetos dados también nos descubrimos a nosotros mismos como centro de
manifestación.
Husserl, al igual que Heidegger y que Merleau-Ponty, rechazan de forma
categórica la separación de mente y mundo6. Por el contrario, para ellos, mente
2
Cfr. Hubert L. Dreyfus, Being in the World, p. 74.
3
Cfr. Hubert L. Dreyfus y Harrison Hall, “Introduction”, p. 6.
4
Cfr. Hubert L. Dreyfus, Being in the World, p. 50.
5
Cfr. Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen
Philosophie. Drittes Buch. Die Phänomenologie und Fundamente der Wissenschaft (Hua V), La Haya,
Martinus Nijhoff, 1971, p. 38.
6
El análisis fenomenológico de la intencionalidad, ya sea el de Husserl, Heidegger, Sartre o Merle-
au-Ponty, se caracteriza por repensar de una forma totalmente nueva la relación entre subjetividad y
mundo, por lo que no tiene mucho sentido considerarlos internalistas o externalistas. Como señala Be-
noist, el mérito de la fenomenología husserliana consiste en el descubrimiento de una nueva noción no-
mentalista de fenómeno (Cfr. Jocelyn Benoist, Phénoménologie, sémantique, ontologie, Paris, P.U.F.,
1997, p. 228). En última instancia, se trata de la cuestión de la donación. Esta donación es mucho más
fundamental que el hecho de que sea una donación de algo para alguien.
7
Cfr. Hubert Dreyfus / Harrison Hall, “Introduction”, p. 119.
8
Cfr. Don Zahavi, “Husserl’s Noema and the Internalism-Externalism Debate”, Inquiry 47/1 (2004),
p. 58.
9
Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie.
Erstes Buch. Allgemeine Einführung in die reine Phänomenologie (Hua III), La Haya, Martinus Nijhoff,
1976, p. 105.
10
Cfr. Ernst Tugendhat, Der Wahrheitsbegriff bei Husserl und Heidegger, Berlin, Walter de Gruyter,
1970, p. 263. Encontramos una interpretación similar en Steven G. Crowell, Husserl, Heidegger, and the
Space of Meaning, Evanston, IL, Northwestern University Press, 2001, pp. 170, 179, 200.
11
Y, ¿cuál es la postura de Husserl tras el giro transcendental de Ideas I? Si uno toma las lecciones
Filosofía primera y Fenomenología de la intersubjetividad o el conocido texto de la Crisis encontrará
múltiples pasajes que afirman que la fenomenología transcendental incluye el mundo con todo su verda-
dero ser (Cfr. Edmund Husserl, Erste Philosophie (1923/24). Zeiter Teil. Theorie der
phänomenologischen Reduktion (Hua VIII), La Haya, Martinus Nijhoff, 1959, p. 424; Idem, Zur
Phänomenologie der Intersubjetivität. Texte aus dem Nachlass. Dritter Teil: 1929-1935 (Hua XV), p.
366; Idem, Die Krisis der europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie (Hua
VI), La Haya, Martinus Nijhoff, 1954, p. 154). Incluso en Ideas I, Husserl deja claro que la fenomenolog-
ía eventualmente integra e incluye todo aquello que ha sido puesto entre paréntesis por razones meto-
dológicas (Cfr. Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philo-
sophie. Erstes Buch. Allgemeine Einführung in die reine Phänomenologie, pp. 107, 159, 337). Así, afir-
mar, como hace Dreyfus, que el rasgo esencial de la fenomenología transcendental husserliana consiste
en suspender o excluir toda cuestión relacionada con el ser de la realidad no es un hecho tan obvio. La
afirmación de que Husserl es un solpsista metodológico es un hecho con escaso fundamento filosófico y
textual.
12
Para Husserl, la teoría de la representación concibe la conciencia como una caja que contiene re-
presentaciones sobre objetos externos, pero se olvida de preguntar cómo sabe el sujeto que esas repre-
sentaciones son de hecho representaciones de objetos externos (Cfr. Edmund Husserl, Transzendentaler
Idealismus. Texte aus dem Nachlass (1926-1935) (Hua XXXVI), Dordrecht, Kluwer Academic Press,
2003, p. 106). Heidegger y Merleau-Ponty también están a favor de la codependencia de mente y cuer-
po y, por tanto, se oponen a cualquier tipo de representacionalismo. Cfr., respectivamente, Martin Hei-
degger, Sein und Zeit, Tubinga, Max Niemeyer, 1989, p. 422 y Maurice Merleau-Ponty, Phénoménologie
de la perception, Paris, Gallimard, 1945, pp. 491s.
son dos entidades distintas, sino que están unidos constitutivamente. En última
instancia, hemos de tener claro que la investigación fenomenológica de las
condiciones de posibilidad de manifestación de los fenómenos es previa a la
misma división entre interioridad psíquica y exterioridad física, ya que lo que se
investiga es la dimensión en la que un objeto, ya sea interno o externo, se
manifiesta a sí mismo13.
Ya en 1914-15, en el mismo período de Ideas I, Husserl afirma que el
sujeto que constituye el mundo precisa estar corporalmente encarnado en el
14
mundo que intenta constituir . En Filosofía primera (1923), se dice
abiertamente que la subjetividad transcendental en su completa universalidad
es inter-subjetividad. Husserl insiste en que la realidad sólo puede aparecer
gracias a la subjetividad, pero también es claro con respecto a la idea de que el
sujeto no permanece inalterado en el mismo proceso de constitución. Y en el
período de la llamada fenomenología genética se empieza a analizar la esfera
de la conciencia originaria (Urbewußtsein) entendida como fundamento
primordial (Urgrund) 15 . La fenomenología genética, y con mayor precisión el
análisis del papel de la síntesis pasiva que Husserl desarrolla a principios de los
años veinte, trae consigo un modo diferente de pensar sobre el sujeto
consciente, prestando atención al desarrollo temporal del sujeto. Hay que
señalar que, en este contexto, “pasivo” no significa un estado de inactividad,
sino más bien un estado de estar involuntariamente influenciado y afectado por
algo, mientras que en la síntesis activa el sujeto juega un papel productivo en
la constitución de los objetos. En este nivel, la intencionalidad funciona de
manera anónima, involuntaria, espontánea y receptiva.
De esta manera, podemos decir que la fenomenología husserliana rebasa la
dicotomía internalismo-externalismo en el sentido de que las nociones de
“internalismo” y “externalismo” permanecen ancladas en la clásica división
dentro-fuera, interioridad-exterioridad, subjetivismo-objetivismo. Pero esta
misma división es la que pone en juego y acepta el término “introspección”.
Hablar de introspección es aceptar tácitamente la idea de que la conciencia está
13
Cfr. Bernhard Waldenfels, Das leibliche Selbst. Vorlesungen zur Phänomenologie des Leibes,
Frankfurt del Main, Suhrkamp, 2000, p. 217.
14
Cfr. Edmund Husserl, Transzendentaler Idealismus, p. 135.
15
Siguiendo la interpretación de Fink, podemos hablar de una unidad primordial (Ureinheit) en el
Husserl tardío, una unidad que existe antes de la diferencia entre objeto y sujeto. Cfr. Eugen Fink, “Die
Spätphilosophie Husserls in der Freiburger Zeit”, en Nähe und Distanz. Phänomenlogische Vorträge und
Aufsätze, Friburgo / Munich, Karl Alber, 1976, p. 223.
16
Cfr. Edmund Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band. Untersuchungen zur
Phänomenologie und Theorie der Erkenntnis (Hua XIX), La Haya, Martinus Nijhoff, 1984, pp. 673, 815.
Se puede encontrar la misma crítica en Heidegger, quien también afirma que la relación entre existencia
humana y mundo no puede aprehenderse por medio de los términos “dentro” y “afuera” (Heidegger,
Sein und Zeit, p. 62).
17
Joseph Le Doux, Synaptic Self. How Our Brains Become Who We Are, Londres, Penguin Books, p.
24.
18
En el marco de este trabajo prestamos una especial atención al reciente libro de Evan Thompson,
Mind in Life. Biology, Phenomenology, and the Science of Mind, Cambridge / Londres, Harvard University
Press, 2007 (especialmente pp. 16-36 y el apéndice A), que corrige en gran medida sus posturas críticas
frente a la fenomenología de trabajos anteriores. Cfr. Francisco J. Varela / Evan Thompson / Eleanor
Rosch, The Embodied Mind: Cognitive Science and Human Experience, Cambridge, MIT Press, 1991.
19
Cfr., por ejemplo, Evan Thompson / Antoine Lutz / Diego Cosmelli, “Neurophenomenology: an
Introduction for Neurophilosophers”, en Andrew Brook / Kathleen Akins (eds.), Cognition and the Brain:
The Philosophy and Neuroscience Movement, New York, Cambridge University Press, 2005, pp. 40-97;
Francisco J. Varela, “Neurophenomenolgy: a Methodological Remedy for the Hard Problem”, Journal of
Consciousness Studies 3 (1996) 330-350.
20
El término enactive approach fue introducido en las ciencias cognitivas por Varela, Thompson y
Rosch en 1991. Según estos autores, enaction significa la acción de promulgar una ley, pero también
connota de manera más general la realización de una acción. Cfr. Francisco J. Varela / Evan Thompson /
Eleanor Rosch, op. cit., pp. 3-11.
21
Cfr. Evan Thompson, Mind in Life, pp. 13-15 y 37-87.
22
El propio Husserl, en un determinado punto de su recorrido filosófico, descubrió que la fenome-
nología, reformulada en términos transcendentales, se asemejaba a una cierta forma de idealismo fich-
teano (Cfr. Hans-Georg Gadamer, Die phänomenologische Bewegung, Tubinga, J.C.B. Mohr, 1963). En
realidad, como señaló el propio Gadamer en Verdad y método (1960), sería necesario disponer de mu-
chos de los inéditos husserlianos para poder fijar con la claridad la posición de Husserl respecto al idea-
lismo y a la subjetividad. Afortunadamente, hoy en día ya disponemos de gran parte de ese material, lo
cual permite una reevaluación completa de toda su obra.
23
A este respecto resultan tremendamente reveladoras las críticas a Husserl que encontramos ya
en las primeras lecciones del semestre de posguerra de 1919, La idea de la filosofía y el problema de la
concepción del mundo, así como en las lecciones del semestre de invierno de 1923/24, Introducción a la
investigación fenomenológica, y en las lecciones del semestre de verano de 1925, Prolegómenos para la
historia del concepto de tiempo. Cfr., respectivamente, Martin Heidegger, Die Idee der Philosophie und
das Weltanschauungsproblem, en Zur Bestimmung der Philosophie (GA 56/57), Frankfurt del Main, Vit-
torio Klostermann, 1987, pp. 71ss; Idem, Einführung in die phänomenologische Forschung (GA 17),
Frankfurt del Main, Vittorio Klostermann, 1994, pp. 81-87, 266-275; e Idem, Prolegomena zur Geschich-
te des Zeitbegriffs (GA 20), Frankfrut del Main, Vittorio Klostermann, 19982, pp. 123-181.
24
Cfr. Natalie Depraz, Transcendence et incarnation: le statut de l’intersubjectivité comme altérité
à soi chez Husserl, Paris, J. Vrin, 1995; Anthony J. Steinbock, Home and Beyond. Generative Phenome-
nology after Husserl, Evanston, Northwestern University Press, 1995; Donn Welton, The Other Husserl.
The Horizons of Transcendental Phenomenology, Bloomington, Indiana University Press, 2000; Don
Zahavi, Husserl’s Phenomenology, Stanford, Stanford University Press, 2003.
25
Para más información véase el interesante texto suplementario de 1921 “Statische und genetis-
che Phänomenologie”, en Edmund Husserl, Analysen zur passiven Synthesis. Aus Vorlesungs und
Forschungsmanuskripten 1918-1926 (Hua XI), La Haya, Martinus Nijhoff, 1966, pp. 336-345.
26
Edmund Husserl, Aktive Synthese. Aus der Vorlesungen “Transzendentaler Logik” 1920-21.
Ergänzungsband zu “Analysen zur passiven Synthesis” (Hua XXXI), Dordrecht, Kluwer Academic
Publisher, 2000, p. 3.
27
En este contexto destaca el fenómeno de la afección (Reiz). Husserl se distancia del sentido
médico, fisiológico y mecánico del término Reiz, dándole un sentido fundamentalmente nuevo al estable-
cer una relación motivacional entre el yo y las formaciones intencionales. Desde esta perspectiva, la
afección deja de ser una fuerza ciega, implicando un solicitud motivacional, una llamada de atención,
que eventualmente puede recibir una respuesta epistémica (aunque ésa no tiene por qué ser yoica). Cfr.
Edmund Husserl, Analysen zur passiven Synthesis, §§ 26-35.
28
Para un análisis de esta nueva e interesante lectura de Husserl, que rompe con la imagen de un
Husserl idealista transmitida principalmente por Heidegger y en parte por Gadamer, se pueden consul-
tar, entre otros, la excelente monografía de Don Zahavi, Husserl’s Phenomenology y los artículos recopi-
lados en el libro The New Husserl editado por Donn Welton (Cfr., por ejemplo, Donn Welton, “The Sys-
tematicity of Husserl’s Transcendental Philosophy: From Static to Genetic Method”, en The New Husserl.
A Critical Reader, Indiana / Bloomington, Indiana University Press, 2003, pp. 255-289). En el contexto
español ya hace tiempo que Javier San Martín viene insistiendo en la coherencia interna del pensamiento
husserliano y en la ampliación progresiva de su fenomenología.
29
Véase, por ejemplo, el enactive approach defendido por Thompson, quien reconoce abiertamente
la importancia de la fenomenología genética de Husserl (Evan Thompson, Mind and Life, pp. 29-31).
Desde el principio del siglo XX, cuando Husserl estableció el nuevo método
fenomenológico y autores como Frege y Russell empezaron a desarrollar las
bases de la filosofía analítica, estas dos tradiciones se han desarrollado no sólo
por separado, sino en muchas ocasiones incluso en franca hostilidad 30 . Por
ejemplo, en una reciente introducción a las ciencias cognitivas, Friedenberg y
Silverman dedican sólo diez líneas a la fenomenología, una disciplina más
preocupada por las vivencias subjetivas que por la descripción objetiva de los
fenómenos31. Por citar otro ejemplo, si uno consulta la entrada sobre Husserl
en el Oxford Dictionary of Philosophy puede leer que Husserl tenía una
tendencia hacia una terminología oscura, que era bien conocido por defender
un idealismos transcendental y que su pensamiento toma como punto de
partida a un yo solipsista y descorporalizado 32 . Incluso en la tradición
continental, Husserl ha sido acusado de defender una suerte de nuevo
cartesianismo y fundacionalismo33.
Sin embargo, esto no es sólo una descripción engañosa del verdadero
propósito de la fenomenología y de sus aportaciones al estudio de la mente,
sino que tampoco toma en consideración las contribuciones fundamentales
ofrecidas por el método fenomenológico a temas centrales relacionados con la
30
Una situación, sin embargo, que no deja de ser paradójica, especialmente por dos razones: des-
de la perspectiva teórica, fenomenología y filosofía analítica tienen raíces comunes en la filosofía de las
matemáticas que en ambos casos desembocaron en una crítica del psicologismo; y, desde la perspectiva
personal, el epistolario entre Husserl y Frege es bien conocido. Cfr. Natalie Depraz / Shaun Gallagher,
“Phenomenology and the Cognitive Science. Editorial Introduction”, Phenomenology and the Cognitive
Science 1 (2002) 1-2.
31
Cfr. Jay D. Friedenberg / Gordon Silverman, Cognitive Science. An Introduction to the Study of
Mind, Londres, Sage, 2006.
32
Cfr. Simon Blackburn, The Oxford Dictionary of Philosophy, Oxford, Oxford University Press,
1994, p. 181.
33
Cfr., repectivamente, Martin Heidegger, Einführung in die phänomenologsiche Forschung (GA
17), pp. 43, 72, 271 y Jürgen Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, Frankfurt del Main,
Suhrkamp, 1985, p. 129. Para una réplica a las críticas de Heidegger y Habermas, nos permitimos remi-
tir a Jesús Adrián, Heidegger y la genealogía de la pregunta por el ser, Barcelona, Herder, 2010, pp.
492-499, 527-533.
34
Cfr. Hubert Dreyfus: What Computers Still Can’t Do, Cambridge, MIT Press, 1992.
35
Cfr. Eduard Marbach, Mental Representation and Consciousness: Towards a Phenomenological
Theory of Representation and Reference, Dordrecht, Kluwer Academic Publishers, 1993; Jean-Michel
Roy, “Le ‘Dreyfus Bridge’: Husserlianisme et Fodorisme”, Archives de Philosophie 58 (1995) 533-548;
Donn Welton, The Other Husserl: The Horizons of Transcendental Phenomenology, Bloomington, Indiana
University Press, 2000, pp. 393-404; Don Zahavi, “Husserl’s Noema and the Internalism-Externalism
Debate”, pp. 42-66.
36
Para más información sobre este debate entre los representantes de la llamada escuela califor-
niana (Føllesdal, Dreyfus, Miller, Smith y McIntyre) y los representantes de la escuela de la costa del
Este (Sokolowski, Drummond, Hart y Cobb-Stevens), véase Don Zahavi, Husserl’s Phenomenology,
Stanford, Stanford University Press, 2003, pp. 53-68.
37
Cfr. Hubert Dreyfus: “Husserl’s Epiphenomenology”.
CONCLUSIÓN
38
Para Merleau-Ponty, por ejemplo, la intencionalidad operativa incluye la intencionalidad motriz,
erótica y corporal. Los análisis fenomenológicos de estos tipos de intencionalidad tienen lugar en el nivel
del corp propre y no de la conciencia teorética. Asimismo, dada la estrecha conexión entre Husserl y
Merleau-Ponty acerca de la cuestión de la intencionalidad operativa y reconociendo que Husserl no sus-
cribe una teoría representacionalista, resulta inexacto afirmar que Merleau-Ponty desarrolla sus argu-
mentos en contra de Husserl. Más bien al contrario, su Fenomenología de la percepción puede conside-
rarse en continuidad con la fenomenología genética de la corporalidad husserliana. Cfr. Don Zahavi,
“Merleau-Ponty on Husserl: a Reappraisal”, en Ted Toadvine / Lester Embree (eds.), Merleau-Ponty’s
Reading of Husserl, Dordrecht, Kluwer Academic Press, 2002, pp. 3-29).
39
Cfr. Jean Petitot / Francisco J. Varela / Bernard Pachoud / Jean-Michel Roy (eds.), Naturalizing
Phenomenology: Issues in Contemporary Phenomenology and Cognitive Science, Stanford, Stanford
University Press, 1999.