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Clase Practica

I) El Derecho Penal:
El breve repaso realizado sobre las distintas ciencias penales permite tener una visión
más exacta de lo que se ocupa la ciencia jurídica del Derecho penal sustantivo en su
perspectiva dogmática, o sea lo que de manera simplificada llamamos Derecho penal.
Lo que corresponde ahora es entrar detenidamente en su estudio. Se procederá
introductoriamente a hacer algunas consideraciones generales sobre su denominación y
concepto, para abordar luego, de manera más amplia, todas sus particularidades.
Concepto:

Como entiendo yo, el Derecho penal: Como un sistema de control social, pero sobre
todo una forma de encausar la protección drástica de la sociedad frente ataques
evidentes que desestabilizan las bases de la misma. Desde el punto de vista
funcionalista, hay una estrecha relación entre la norma (Derecho) y la sociedad. “Así
como sea la sociedad así también será el Derecho”.

En la doctrina penal se ha impuesto la definición del Derecho penal como el conjunto


de preceptos jurídicos establecidos por el Estado que asocian al delito, como hecho,
una pena como legítima consecuencia. Esta definición proviene de Von Liszt, en su
tratado de Derecho penal. De este concepto se desprende tres componentes esenciales
de lo que constituye el Derecho penal. Por un lado, el Derecho penal es objetivamente
un sistema normativo compuesto por disposiciones jurídicas (Derecho penal
objetivo-formal) que establecen la imposición legítima de una pena por la
realización de un hecho delictivo (Derecho penal objetivo-material). Por otro lado, su
generación no es espontánea, sino que es producto de una labor de protección
desarrollada por el Estado, lo que haría necesario determinar en qué casos el
Estado puede recurrir a la pena y cómo debe hacerlo (Derecho penal subjetivo).

II) Derecho penal subjetivo

Desde una perspectiva subjetiva, el Derecho penal puede ser definido como la
facultad de imponer penas por la realización de un delito. este poder punitivo se le
conoce también con la denominación latina de iuspuniendi. pone en evidencia que a
alguien se le tiene que encargar la potestad de sancionar los delitos y que su ejercicio
debe contar necesariamente con un fundamento y unos límites.
Sobre el Ius Punendi se plantean 3 cuestiones:
En primer lugar, se discute la cuestión de si en la sociedad actual es posible justificar
la existencia de una potestad punitiva. En segundo lugar, se plantea también la
cuestión de quién está legitimado para ejercerla. Finalmente, dado que en una
sociedad democrática la potestad de imponer sanciones penales no puede ser
ejercida de cualquier manera, resulta obligado establecer cuáles son los límites que
debe respetar el que la ejerce.
Fundamento de Ius Puniendi:

cuál es el fundamento del ius puniendi se debe responder primeramente a la cuestión de


si la sociedad actual necesita de la imposición de sanciones penales.
La pena sigue siendo “una amarga necesidad” para el mantenimiento de la convivencia
social.
La posición mayoritaria parte, por el contrario, de la necesidad de contar con el
sistema penal para asegurar la convivencia social. Cómo se logra ello, es
precisamente lo que se pretende esclarecer cuándo se discute sobre la función que
cumple el Derecho penal y lo que permite responder a la cuestión de cuál sería el
fundamento del iuspuniendo.

actualmente entre dos líneas de pensamiento. Por un lado está la concepción dominante
que entiende que el Derecho penal debe proteger bienes jurídicos -como realidades
valoradas positivamente- por medio de la prevención de las conductas que los lesionan
Frente a esta posición ha adquirido cierta notoriedad el planteamiento que considera que
el Derecho penal cumple la labor, más bien, de mantener la vigencia de la norma
defraudada por el delito13. Como puede verse, para los primeros el fundamento del ius
puniendi está en que es una manera imprescindible de mantener incólumes los bienes
jurídicos, mientras que los segundos legitiman la potestad punitiva en la protección (o
restablecimiento) de las expectativas normativas defraudadas por los delitos cometidos.
Dado que el Derecho penal llega por lo general tarde lo razonable es centrar su función
en el restablecimiento comunicativo de la norma defraudada y, por lo tanto, encontrar
aquí el fundamento del ius puniendi
Ambas posturas, pese a sus claras diferencias de enfoque, consideran necesaria la
existencia del Derecho penal para el mantenimiento de la sociedad actual.
ius puniendi lo reconoce como un mecanismo imprescindible para el aseguramiento de
la convivencia social, más allá de cómo llega a cumplir con este cometido.

El titular del Ius Puniendi:

en la actual organización social es el Estado quien tiene el monopolio exclusivo de la


facultad de imponer penas16, lo que lo convierte en un asunto público17. La razón de
esta asignación exclusiva del iuspuniendi al Estado se suele encontrar en la necesidad de
que sea un tercero ajeno al conflicto de naturaleza penal, el que decida la manera de
resolverlo.
la razón por la que el Estado se constituye en el titular exclusivo del ius puniendi
radica en que los intereses afectados por el delito son de naturaleza pública19. En
efecto, lo que motiva la respuesta punitiva por la comisión de un delito no es el
perjuicio o el daño concretamente producido al agraviado (de resarcirlo se ocupa, en
todo caso, la reparación civil), sino la afectación de las reglas básicas para la
convivencia social o, dicho de manera más precisa, el cuestiona- miento a la
identidad normativa esencial de la sociedad20. Desde esta perspectiva, adquiere el
carácter de un interés público mantener, por medio de la imposición de la pena, la
vigencia de la identidad normativa esencial de la sociedad puesta en tela de juicio por el
delito.

Los Limites Ius Puniendi:

La potestad de castigar las conductas delictivas no puede ser ejercida de forma


irrestricta, por lo que el Estado no está autorizado a optimizar al máximo el objetivo
perseguido con la pena, al extremo de caer en una situación de terror penal o llevar a
cabo una injerencia indebida en las libertades del ciudadano. El ejercicio de la potestad
punitiva debe sujetarse a un conjunto de principios o garantías que forman parte
esencial del sistema penal23. A estas garantías se les conoce también como principios
político-criminales24, en la medida que se ocupan de definir la manera como el
Estado debe usar el Derecho penal para hacer frente a las conductas socialmente
dañosas
en estricto, se trata de aspectos que no limitan, sino que conforman la función atribuida
al Derecho penal. Su importancia en el ejercicio de la potestad punitiva se pone en
evidencia con su expresa incorporación en el Título Preliminar del Código Penal y que,
en algunos casos, llega incluso a merecer su reconocimiento en la misma Constitución

 La ultima ratio o mínima intervención del Derecho Penal

el Derecho penal sólo debe intervenir en los casos estrictamente necesarios,


es decir, cuando el problema o conflicto social no pueda resolverse con
mecanismos extrapenales de control menos gravosos. Las sanciones penales
constituyen una respuesta especialmente problemática para los ciudadanos y la
sociedad160. Por ello, el Estado no sólo tiene la obligación de proteger a la sociedad
con el Derecho penal, creando delitos e imponiendo penas, sino también del
Derecho penal, no recurriendo a las penas en casos innecesarios
La mínima intervención del Derecho penal está compuesta por dos principios .
operativos: el principio de subsidiariedad y el principio de fragmentariedad. Ambos
principios se condensan en la idea global de que sólo deben sancionarse
penalmente las lesiones más intolerables a los bienes jurídicos más importantes.
Mientras la subsidiariedad se centra en la importancia del bien jurídico, la
fragmentariedad hace lo propio con la gravedad de las conductas que lo lesionan.
Principio de subsidiariedad;

En el plano cualitativo, la subsidiariedad significa que solamente los bienes jurídicos


más importantes pueden legitimar la intervención del Derecho penal. En este sentido,
las conductas que van en contra de aspectos que no son esenciales para la constitución
del sistema social, no podrán dar pie a una sanción penal, aun cuando se encuentren
generalizadas y no exista manera de reducir su tasa de incidencia con otros mecanismos
de control
una expresión cuantitativa, en el sentido de que no podrá recurrirse al Derecho penal si
las conductas disfuncionales pueden controlarse suficientemente con otros medios de
control menos lesivos162
los mecanismos de control extrapenales son suficientes para mantener en niveles
tolerables las conductas socialmente perturbadoras, entonces no habrá que cargar a las
esferas de libertad de los individuos con amenazas penales
Principio de Fragmentariedad:

en la actualidad se presenta como una exigencia garantista de limitación de la


punibilidad de las acciones. Según el llamado principio de fragmentariedad, no toda
conducta lesiva de bienes jurídicos merecedores de protección penal debe ser
sancionada penalmente. Dentro del conjunto de conductas lesivas sólo deben ser
sometidas a represión penal las más graves. Cómo se determina esa gravedad,
evidentemente depende del grado de perturbación social que produce y la necesidad de
que sea necesariamente una pena la que devuelva la confianza en la norma infringida.

 El principio de culpabilidad (Art. 7 Título Preliminar)


El principio de culpabilidad establece que no hay pena sin culpabilidad. Pese a que
no es reconocido explícitamente en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha sido
claro al reconocerlo como un principio constitucional
En la legislación ordinaria, por el contrario, sí existe un reconocimiento explícito
en el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal, el que prescribe que la
imposición de una pena requiere la responsabilidad penal del autor
el uso de la palabra “responsabilidad” en el artículo VII del Título Preliminar del
Código penal actual no se debió a un abandono del principio de culpabilidad, sino a una
forma de mostrar un distanciamiento con posturas retribucioncitas de la pena.
Función de la culpabilidad:
no hay manera de sancionar penalmente a una persona en el Perú si no es por
medio de la imputación culpable de un injusto penal.
La culpabilidad encontraría precisamente en este lugar su función, es decir, dejaría de
ser el fundamento de la pena, como lo veían los retribucionistas, para convertirse, más
bien, en un límite al ejercicio del iuspuniendi del Estado
Jakobs: Solo el fin del Derecho penal dota a la culpabilidad de contenido.

función del Derecho penal consiste en restablecer la vigencia de la norma infringida


mediante la imposición de una pena, de manera tal que solamente se podrá hablar de
culpabilidad del autor cuando exista esta necesidad de restablecimiento

En la medida que la culpabilidad jurídico-penal debe partir necesariamente de una


persona que actúa libremente, no es posible imputarle penalmente un hecho sin una
culpabilidad individual. El restablecimiento de la vigencia de la norma infringida se
debe conseguir por medio de la imposición de una pena a la persona a la que se le ha
atribuido culpablemente el hecho contrario a la norma
Culpabilidad de acto:

el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal establece que la pena
requiere “la responsabilidad penal del autor”, eso debe entenderse como la
exigencia de una culpabilidad del autor por un hecho propio (Derecho penal de
acto) y no como culpabilidad por su modo de vida (Derecho penal de autor)

 El principio de Proporcionalidad de las penas (Art. 8 Titulo Preeliminar)

principio de proporcionalidad de las penas exige que el establecimiento de las


conminaciones penales y la imposición de las penas concretas tengan una relación
valorativa con el hecho delictivo contemplado en la globalidad de sus aspectos
el principio de proporcionalidad tiene un fundamento propio que está referido a la
maximización de la libertad, en el sentido de que la limitación que produce la
imposición de una pena sólo puede encontrar sustento si se hace en una medida
proporcional a lo que se protege375. La potestad punitiva no puede ser ejercida a
través de sanciones desproporcionadas.
Regulacion:

la doctrina penal nacional entiende, de manera predominante, que el principio de


proporcionalidad de las penas se encuentra específicamente regulado en el artículo VIII
del Título Preliminar del Código Penal377, en donde se establece que “(l) a pena no
puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho”. La misma exposición de motivos
del Código Penal asume esta interpretación, al hacer la precisión de que “el artículo
VIII exige la proporcionalidad de la pena con la responsabilidad por el hecho”
Bajo este entendimiento de las cosas, lo central será determinar qué aspectos del hecho
penalmente relevante deben ser considerados dentro del llamado límite de la
“responsabilidad por el hecho” al que hace referencia el mencionado dispositivo legal.
la responsabilidad por el hecho vendría a ser definida como un límite derivado de un
juicio sobre la globalidad del delito379, ya que un injusto solamente puede ser tal si se
trata de un injusto culpable. De esta manera, la gravedad objetiva del hecho informaría
igualmente la proporcionalidad de la pena, por lo que podría afirmarse que el artículo
VIII del Título Preliminar del Código Penal reconoce, como criterio informador de la
cuantía de las penas, el hecho delictivo contemplado en todos sus aspectos
dogmáticamente relevantes.

382. Sin la premisa de la proporcionalidad, no resulta posible reconocer la prohibición


de exceso.

PRINCIPIO LEGALIDAD

El principio de legalidad fue constituido en el Derecho penal liberal como un mecanismo para frenar el
abuso que se había producido en los Estados despóticos169
si se parte de la premisa de que el Derecho penal es un mecanismo social que asegura la vigencia de la
norma defraudada por el delito, entonces al principio de legalidad le corresponderá la función de
determinar objetivamente qué expectativas sociales están garantizadas por el Derecho Penal192, es decir,
que normas serán restablecidas, en caso de defraudación, a costa del infractor

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