Está en la página 1de 53

Facultad de ingeniería civil

Escuela académica de ingeniería civil

Trabajo de Investigación
QUIMICA

TITULO
Focos ahorradores

ALUMNO
Azaña Alcibar, Walter Anthony

LINEA DE INVESTGACION
Wikipedia

AULA Y TURNO
N-213-2
LIMA –PERU

2015
INDICE

1. Dedicatoria
2. Agradecimiento
3. Introducción
4. a. Tipos de focos
4. b. Finalidad de los tipos de focos
4. c. Peligro de los tipos de focos
5. Prevención de riesgos
5. a. Defensa Civil
6. Diferencia de consumo
7. Medio ambiente
8. otras tecnologías de cfl
9. Legislación
10. Precauciones necesarias
11. Historia
12. Conclusión
13. Luz toxica el lado oscuro de las bombillas de bajo consumo
14. Medidas necesarias
15. Daños a los seres humanos
16. El toxico de mercurio
17. Radioeléctricas
18. Emisión radioactivas
19. Electrizada sucia
20. Las led
21. Riesgos
22. Preguntas
23. Que hacer cuando se rompe un bombillo
24. Otras fuentes
Dedicatoria
Le dedico este trabajo

a mis queridos padres.

Que confiaron en mí, además

Dedicarle al ing. hidalgo

que me motiva a seguir

adelante y a que me supere

Como profesional.
Agradecimiento:
Gracias Dios. Virgencita, divino niño a

Mi mama Magaly, a mi hermano a mi papa

Y en general a todos mis seres queridos.

Gracias a mi mama que con su esfuerzo y

Dedicación que me brinda


1. Introducción

Los focos ahorradores son lámparas fluorescentes compactas auto alastradas que
proporcionan un flujo luminoso igual al de los focos tradicionales pero con un
menor consumo de energía.

A diferencia que los focos incandescentes, los focos ahorradores funcionan por
medio de un gas que ioniza y provoca la iluminación en conjunto con la pintura
blanca especial que tienen las paredes interiores del tubo.

Estos focos consumen hasta un 80% menos energía, producen más luminosidad
por watt y duran hasta 8 veces más que los focos tradicionales. 

Se estima que la sustitución de las bombillas incandescentes en la Unión Europea


ahorraría al menos 20 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivaldría a
cerrar varias centrales de producción de energía eléctrica.
Las lámparas LFC se fabrican para uso con corriente alterna y con corriente
continua. Estas últimas suelen usarse para la iluminación interna de
las caravanas (casas rodantes) y en luminarias activadas por energía solar
fotovoltaica. En algunos países suelen usarse estas últimas como reemplazo de
las linternas a base de queroseno.
2. TIPOS

Todos los focos generan luz cuyo tono se puede identificar como cálido o frío. A
esta característica se le conoce como “temperatura del color” la cual se mide en
grados Kelvin.

Debido a que en un inicio todos los focos ahorradores emitían luz fría, muchos
usuarios se quedaron con la idea equivocada de que existían focos ahorradores
que emiten luz cálida.

LUZ CALIDA O AMARILLA:


Crea ambientes de descanso y relajamiento, se usa en salas, recámaras,
comedores, etcétera. La temperatura de color es de 2,700°K a 3,500°K

LUZ FRIA DE DIA O BLANCA:


Crea ambientes más dinámicos se utiliza principalmente en oficinas, cocinas y
baños. La temperatura de color es de 4,100°K en adelante.
Finalidad de los tipos de focos

Disminuir considerablemente el pago en el servicio de luz.


Obtener máxima luminosidad.
Que dure lo más posible.
Que el tono de luz sea agradable

PELIGROS DE LOS FOCOS AHORRADORES:


Muchas personas se sentirán familiarizadas con la imagen superior, y es que el
Gobierno Federal a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) lanzó una
campaña para sustituir los tradicionales focos incandescentes por los
célebres focos ahorradores. Y cuando hablamos de “sustituir” no nos referimos a
una campaña temporal, se estima que para el 2014 en todo México no habrá
más focos incandescentes en el mercado.
Esta iniciativa es parte de los compromisos establecidos por México en 2010
durante la Cumbre Mundial del Cambio Climático, se estima que existen 47
millones de focos incandescentes en el país mismos que serán reemplazados
por lámparas incandescentes compactas.

La intención es muy buena, algunos de los beneficios de los focos


ahorradores son un menor consumo de energía, mayor duración y una menor
cantidad de calor generada. Pero las lámparas incandescentes compactas,
además de su alto costo, esconden desventajas que simplemente opacan a todos
los beneficios que pudieran llegar a tener.
En cada foco ahorrador hay alrededor de 3 a 5 mg de mercurio. El mercurio es un
elemento muy toxico, entre los efectos que provoca al humano se incluyen daño a
los pulmones, náuseas, vómitos, diarrea, aumento de la presión arterial o del ritmo
cardíaco, erupciones en la piel, e irritación ocular.
Ahora, es correcto que se necesitan más de 10 mg de mercurio por metro cúbico
para que sea considerado peligroso. Pero si tomamos en cuenta que
el mercurio que ingresa al cuerpo se mantiene ahí para siempre ya se puede
hacer una idea de la cantidad de mercurio que puede acumular un cuerpo
humano a los largo de su vida si accidentalmente rompe algunas de
estas lámparas. Tomemos en cuenta una habitación promedio de 4 m x 4 m x 2.5
m = 40 m3. Se necesitarían alrededor de 80 lámparas rotas en esa habitación
para tener niveles peligrosos de mercurio.

“México carece de normatividad relativa a la emisión de mercurio y no existen


sitios adecuados para confinar los desechos de no ser los rellenos sanitarios
municipales o los botaderos de basura donde a final de cuentas irán a parar las 23
toneladas de mercurio contenidas en los 46 millones de focos ahorradores con el
consabido problema de envenenar la cadena alimenticia derivada de la
contaminación de la tierra…” Sic Fuente: La jornada Aguascalientes 15-agto-2011
(Nora Ruvalcaba).
Ahora toca a nuestro gobierno evaluar el peligro de colocar esas 23 toneladas
de mercurio en nuestro suelo o en nuestros cuerpos, porque de verde no tiene
nada esta tecnología. A pesar de todo esto creemos que existe una alternativa
mucho más económica, ahorradora y saludable: las lámparas LED.
Medio Ambiente
El uso de las lámparas y tubos fluorescentes tiene implicaciones ambientales, ya
que contienen mercurio, un potente contaminante. Cada lámpara contiene
miligramos de dicho metal. A nivel mundial no hay aún leyes y disposiciones
legales, respecto a qué hacer con los residuos producido por estas lámparas. De
momento se realiza el almacenamiento de tubos y lámparas fluorescentes en
recipientes estancos.
Pese a la falta de una normativa adecuada de tubos y lámparas fluorescentes, la
utilización de los mismos es defendida por organizaciones ambientalistas, ya que
su uso en lugar de la lámparas incandescentes, con el consiguiente ahorro de
energía, minimiza la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes por
parte de las plantas de generación de energía termoeléctrica. Sin embargo,
recientes estudios pusieron en alerta a las organizaciones ambientalistas en
Europa, quienes se preguntan si no estaremos pagando un precio muy caro con la
utilización masiva de las lámparas de bajo consumo, debido al envenenamiento
por mercurio.
Otras tecnologías de CFL
Otro tipo de lámpara fluorescente es la fluorescente sin electrodos, conocida como lámpara
radio fluorescente o de inducción fluorescente. A diferencia de otras lámparas fluorescentes
convencionales, la iluminación se lleva a cabo mediante inducción electromagnética. Esta
inducción es efectuada mediante un núcleo de ferrita con un embobinado de hilo de cobre que
se introduce en el bulbo de la lámpara encapsulado en una cubierta de vidrio con figura de "U"
invertida. El embobinado es energizado con corriente alterna a una frecuencia de 2,65 o
13,6 MHz; esto ioniza el vapor de mercurio de la lámpara, excitando el recubrimiento interno
de fósforo y produciendo luz. La ventaja principal que ofrece esta tecnología es el enorme
aumento en la vida útil de la lámpara, la cual es típicamente estimada en 60 000 horas.

Otra variante de las tecnologías existentes de CFL son los bulbos o lámparas con un
recubrimiento externo de nano-partículas de dióxido de titanio. Esta sustancia es una foto
catalizador que se ioniza cuando es expuesto a las radiaciones ultravioleta producidas por la
CFL, siendo capaz de convertir oxígeno en ozono y agua en radicales hidroxilos, lo que
neutraliza los olores y elimina bacterias, virus y esporas de moho.

La lámpara de luz fluorescente de cátodo frío (CCFL, por sus siglas en inglés cold cátodo
fluorescent lamp) es una de las formas más nuevas de CFL. Las lámparas CCFL usan
electrodos sin filamentos. El voltaje que atraviesa a estas lámparas es casi 5 veces superior al
de las lámparas CFL y la corriente entre sus terminales es de alrededor de 10 veces menor.
Las lámparas CCFL tienen un diámetro de casi 3 mm y son usadas en la retroiluminación de
los monitores delgados. Su tiempo de vida útil es de aproximadamente 30 000 a
50 000 horas6 y su rendimiento luminoso es igual a la mitad de las lámparas CFL.
LEGISLACION

El 17 de diciembre de 2008 se sancionó la ley n.º 26.473, que prohibía «la


importación y comercialización de lámparas incandescentes de uso residencial
general en todo el territorio de la República Argentina». El 28 de diciembre de
2010, la medida fue publicada en el Boletín Oficial, dándole vigencia. Permitía
comercializar (hasta el 31 de mayo de 2011) las lámparas incandescentes que se
encontraran en stock de los fabricantes nacionales o de los distribuidores
mayoristas y minoristas, que hubieran sido fabricadas o importadas antes del 31
de diciembre de 2010. Esta ley fue impulsada principalmente por CADIEEL
(Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas, Luminotécnicas,
Telecomunicaciones, Informática y Control Automático )
Precauciones Necesarias
Además de limitar su uso por las razones antes mencionadas, siga las siguientes
indicaciones de la Agencia de Protección ambiental (EPA) de los Estados Unidos,
si se le rompe un bombillo de bajo consumo o CFL:

1.- Las personas y animales domésticos deben abandonar la habitación de


inmediato sin tener contacto con los vidrios.

2.- Abrir una ventana y abandonar la habitación por 15 minutos o más.

3.- Si tiene aire acondicionado, apáguelo.

4.- Después de pasado un tiempo, recoja los trozos de vidrio y polvo


cuidadosamente usando un papel rígido o cartón, y colóquelos en un frasco de
vidrio con tapa de metal o en una bolsa de plástico sellada.

5.- Utilice cinta adhesiva para recoger los restos de los fragmentos de vidrio y
polvo más pequeños.

6.- Limpie el área afectada con toallas de papel húmedo o toallitas húmedas
desechables y deposítelas en un frasco de vidrio o bolsa plástica-

7.- No use aspiradora o escoba para limpiar el bombillo roto sobre superficies
duras.

8.- Si se rompió sobre una alfombra, realice los pasos anteriores y si requiere de
aspiradora, pásela donde el bombillo se rompió, retirando al finalizar tanto el filtro
como la bolsa de la aspiradora.

9.- Si la ropa u otros materiales de tela entraron en contacto directo con el


bombillo rota o el polvo de mercurio contenido en el interior del bombillo, debe
tirarla. No lave la ropa porque puede contaminar la lavadora y/o las aguas
residuales.

10.- Sí puede lavar la ropa y los utensilios que tuvieron contacto con el vapor de
mercurio pero no los que estuvieron en contacto directo.

11.- Si los zapatos entraron en contacto con los trozos de vidrio, límpielos con
papel o toallitas húmedas y descártelos en frasco de vidrio o bolsa de plástico
sellada.

Asegúrese que el recipiente en el que guardó los trozos del bombillo y los
materiales de limpieza peligrosos es descartado de manera adecuada en
contenedores apropiados para este tipo de residuos.
Un poco de Historia

Desde Principios del 2009 la página web Aporrea había señalado el peligro de
contaminación por mercurio ya que los bombillos ahorradores dañados deben
recibir un desecho seguro según fue divulgado por Fonacit el 04/12/09 
El estado venezolano ha reconocido el peligro de contaminación mercurial y ha
anunciado que se implementarán mecanismos de recolección, tratamiento y
disposición final de los bombillos usados o rotos. Con anterioridad llegó a informar
que los bombillos fluorescentes a descartar debían entregarse, en su caja original,
en las sedes de PDVAL y Mercal, y el Estado se encargaría de construir rellenos
de seguridad para su disposición final. Sin embargo no se conoce la idoneidad de
las condiciones de estos centros de acopio de materiales tóxicos, ni sus
características ni posibles operadores, ni los estudios que determinen los impactos
ambientales de los rellenos sanitarios anunciados para este fin, por lo que sería
necesario que el Gobierno Nacional informará sobre esto y sobre el nuevo
mecanismo para la recolección de los bombillos ya instalados, ya que está
desarrollando una campaña de eliminación de estos bombillos ahorradores y su
sustitución por bombillos LED.
Conclusión

Pues sí… decreto tras decreto, reglamento tras reglamento, los señores de la U.E.
están consiguiendo que todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida estén
perfectamente regulados. Y por si esto no fuera suficiente, también les gusta
mucho que esa regulación se modifique cada poco tiempo, de manera que
respetar la legalidad vigente suponga tener que cambiar a menudo cualquier cosa.
A eso le llaman incentivar el consumo, y consiste en cambiar algo con la excusa
más peregrina: los coches (Plan Renové), los colchones, los calentadores, las
calderas, las gafas de sol, las gafas de ver, las lavadoras y los frigoríficos (más
Plan Renové con la excusa de la eficiencia energética), los televisores… para
adaptarlos a la nueva tecnología TDT, y así hasta el infinito.
Se supone que están preocupados por el planeta, por el medio ambiente, por la
eficiencia energética, y por supuesto, por nosotros, los ciudadanos. Por eso lo
regulan todo y prohíben todo lo que no sea estrictamente obligatorio
Si hace dos postes denunciábamos la prohibición, por Decreto de la UE, de los
productos de medicina natural con propiedades saludables, en este, hablaremos
de otra prohibición por decreto: la de las bombillas incandescentes. “A partir del 
sábado día 1 de septiembre de 2012 entra en vigor la retirada del mercado de las
bombillas incandescentes en toda la Unión Europea (UE), un gesto con el que los
Veintisiete pretenden fomentar el ahorro de energía”… He aquí el Reglamento que
lo regula
Reglamento (CE) nº 244/2009 de la Comisión, de 18 de marzo de 2009, por el que
se aplica la Directiva 2005/32/CE del Parlamento Europeo y del Consejo en lo
relativo a los requisitos de diseño ecológico para lámparas de uso doméstico no
direccionales.
El supuesto objetivo: iniciar una iluminación “más ecológica”. Todo sea por lo del
calentamiento global, por la eficiencia energética, por el ahorro que, en concreto
para el bolsillo de los consumidores la UE calcula en una media de unos… ¡25
Eurillos al año!! (Comprobar este dato más abajo, en la información extraída de la
web de la UE)
Esta es la moto que se nos quiere vender… Pero la cosa, desde luego, no está tan
clara. Los riesgos para la salud de las bombillas fluorescentes, con las cuales se
pretende sustituir a las anteriores incandescentes, y los informes que demuestran
que no son ni tan seguras ni tan eficientes como quieren hacernos creer.
Además, la tecnología LED, esta sí mucho más segura y eficiente, parece estar
preparada para inundar el mercado una vez que hayan conseguido vender antes
todos los millones de bombillas fluorescentes que se proponen…

Desde el 1 de septiembre de 2009, las bombillas de uso doméstico producidas


para el mercado europeo tienen que cumplir unos requisitos mínimos de
rendimiento energético. Las bombillas incandescentes y halógenas tradicionales
que no cumplan esos requisitos se irán retirando progresivamente del mercado y
desaparecerán de la UE en 2012.
Desde septiembre de 2009, todas las bombillas no transparentes (mate) deben ser
de clase A según los requisitos de la etiqueta energética europea. Las bombillas
de bajo consumo, fluorescentes compactas y LED, son las únicas que pueden
alcanzar un nivel de eficiencia tan alto. Todas las demás bombillas mate
desaparecerán del mercado.
Simultáneamente, se irán retirando también las bombillas transparentes que más
consumen. Este proceso comenzó en septiembre de 2009. A partir de ese
momento las bombillas incandescentes claras de 100 vatios o más debían cumplir
los requisitos de la clase C, lo que supuso la retirada de las bombillas
incandescentes de 100 vatios. Ese límite se irá reduciendo gradualmente a
potencias más bajas hasta 2012 (75 vatios en 2010, 60 vatios en 2011, 40 vatios y
menos en 2012).
 Luz Tóxica: El lado oscuro de las bombillas de bajo consumo
Las bombillas de bajo consumo fueron diseñadas para ahorrar energía, en
beneficio del medio ambiente. Sin embargo, estas bombillas supuestamente
“ecológicas” conllevan serios riesgos para la salud que es muy importante
conocer.
Si caen al suelo y se rompen, liberan mercurio, una sustancia altamente tóxica.
También en su funcionamiento normal dañan la salud, por su luz parpadeante y
sus radiaciones electromagnéticas.
Este documental de la ZDF (traducido al español por la Deutshce Welle) sobre las
bombillas de bajo consumo que diariamente usamos en nuestras casas, revela el
lado oscuro de las bombillas fluorescentes o “ecológicas”, que son las que la
normativa de la UE  pretende introducir ahora, obligando a retirar paulatinamente
del mercado las incandescentes.
En España el Ministerio de Industria, Energía y Turismo llevó a cabo, en 2009, una
campaña de reparto de bombillas de bajo consumo,  que formaba parte del Plan
para el  Estimulo de la  Economía y el Empleo, y que consistió en el reparto
gratuito de 44 millones de bombillas fluorescentes que se podían recoger en las
oficinas de Correos. Nos hablaron de eficiencia energética, de ahorro en las
facturas… ¿Alguien mencionó los riesgos que conllevan?
Medidas necesarias
Daños a los seres humanos

Desde BIOS hemos venido alertando desde hace más de un año acerca de la
inconveniencia sanitaria, ambiental y operativa de las lamparillas de bajo
consumo.
Nuestras observaciones pueden sintetizarse es estos 11 puntos:
1. – Hay lámparas que iluminan menos que lo especificado en los envases

2. – Hay lámparas que duran mucho menos que la cantidad de horas que figura en
la caja contenedora

3. – Algunas lámparas no son eléctricamente seguras y podrían ser causantes de


incendios
(REF/ INTI, Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Argentina. 2009, que
además anuncia que “no ha realizado estudios específicos sobre impacto
ambiental ni de disposición final luego del uso de las lámparas fluorescentes
compactas con balasto electrónico incorporado, conocidas como lámparas de bajo
consumo.”)

4. – Generarán contaminación con mercurio


(REF INTI, “el mercurio puede permanecer por mucho tiempo en la atmósfera
antes de depositarse (…) Ocasiona una amplia gama de efectos sistémicos en
humanos (riñones hígado, estómago, intestinos, pulmones y una especial
sensibilidad del sistema nervioso), aunque varían con la forma química. Los
microorganismos convierten el mercurio inorgánico en metilmercurio, una forma
química muy tóxica, persistente y vio, acumulable y que, además, se absorbe
fácilmente en el tracto gastrointestinal humano”.) 50 millones de lamparitas
producirán 250 kilos de mercurio.

5. – No hay certezas en los organismos nacionales sobre cómo operar su


recolección ni tratamiento
(REF/ Dir. de Residuos Peligrosos, Dir. Mac. de Control Ambiental, Sus. de
Control y Fiscalización Ambiental y Prevención de la Contaminación “Esta DRP no
tiene conocimiento de la realización de tales estudios de impactos ambientales por
parte de este organismo ni de otros.(…) La dificultad se presenta a la hora del
descarte, dado que deben ser gestionadas como residuos peligrosos debido a su
contenido en mercurio y otros metales.)

6. – El mercurio emitido por rotura, queda mucho tiempo en la habitación.


(REF/ Estado de Maine – USA. EPA y informe Shedding Light on Mercury Risks
from CFL Breakage – The Mercury Policy Project “demostró que en caso de rotura
(…) las concentraciones de mercurio en la habitación donde una lámpara se
rompe permanecen elevadas. El mercurio se adhiere a todo tipo de fibras textiles
-alfombras, cortinas, ropa, etc.- que después pueden desprender vapores de
mercurio durante mucho tiempo.”)

7. – Generan riesgos domésticos


(REF/ “Hay evidencias de que una iluminación baja puede dar lugar a un mayor
número de caídas en personas con poca visión” Royal College of
Ophthalmologists UK)

8. – Son potencialmente dañinas para la piel pues EMITEN RADIACION UV


(REF/ “Estamos preocupados por los riesgos para los pacientes sensibles a la luz
que tienen severos trastornos en la piel”. Harry Moseley -consultor científico en la
escocesa Universidad de Dundee en declaracions a la BBC. Recomendación del
Consejo de Europa de 12 de julio de 1999 “Las personas que utilizan este tipo de
lámparas -por ejemplo como lámpara de cabecera, muy cerca de sus cabezales,
en sus mesas de trabajo o en sus despachos pueden estar expuestas, según la
distancia y potencia de esas lámparas, a unos campos eléctricos de 2 a 100 V/m e
incluso más”.)

9. Pueden producir problemas en la visión


(Ref./ “su centelleo puede provocar migrañas, fatiga, confusión, vértigo, zumbido
en los oídos, problemas en los ojos, náuseas e irritaciones de la piel además de
agravar la sintomatología de las personas sensibles a los campos
electromagnéticos.” Antonio F. Muro, investigador español.)
(Ref2/ “Las fluctuaciones de la luz fluorescente afectan a la actividad subcortical.
Eysel y Brand (1984) estimularon las neuronas visuales del gato mediante la
observación de una superficie que subtendía a 50 grados, estímulo mayor que los
utilizados en los estudios fisiológicos de neuronas aisladas. Se iluminaba la
superficie con luz fluorescente, con luz incandescente de la misma brillantez o con
luz diurna.” “la pulsación de alta frecuencia de luz perturba el control de los
movimientos oculares en los pacientes explorados.” “El efecto de la luz pulsátil en
los movimientos oculares puede ayudar a explicar la ligera disminución del
rendimiento en la función de búsqueda visual observada en un trabajo de Rey y
Rey- Anales de la Sociedad Ergo oftalmológica Española1998)

10. Pueden producir cefalea


(REF/ “Gola y Winter (1959) demostraron que, a diferencia de los controles, en las
personas que sufrían de cefaleas episódicas la amplitud de las respuestas a la luz
intermitente era mayor con frecuencias de destello de 20 Hz que con las
frecuencias bajas, lo que se denominó respuesta H (H-response)”. Anales de la
Sociedad Ergo oftalmológica Española1998)

11. Es discutible que ahorren energía


(REF/ Según el INTI, al generar menos luz que su equivalente de filamento, el
usuario instala dos y hasta tres bombillas de “bajo consumo”, con lo cual el ahorro
real energético es despreciable, si acaso lo hay.)
Se argumenta que las emisiones atmosféricas de mercurio debido a la generación
de energía en usinas de combustible fósil, sería mayor que la posible carga de
mercurio al ambiente de los residuos de lámparas. Creemos que es una paradoja
engañosa, pues si se deben poner más unidades o de mayor potencia para
equiparar la luminosidad en la mayoría de las unidades que se venden o entregan
de segunda o tercera marca y además, en uso doméstico, duran un 80% menos
(por lo cual hay que recambiarlas muy frecuentemente) las emisiones serán si no
las mismas, mayores. Además, ¿buscamos equiparar emisiones, o evitarlas?
Hace más de un año (24/06/08) nos hemos presentado formalmente ante la
Defensoría del Pueblo de la Nación para que se nos permita ejercer la libertad de
optar por lámparas de filamento, atentos a todas estas razones, en salvaguarda de
nuestro derecho de elegir qué comprar, y preservar nuestra salud y nuestro
ambiente.

EL TÓXICO MERCURIO

En suma, las simples medidas de precaución que exige manejar estas bombillas
hacen incomprensible la decisión de generalizar su uso entre la población. Porque
cada CFL contiene entre 3 y 5 miligramos de mercurio, mineral altamente tóxico y
peligroso cuando se libera en el medio ambiente. En especial para el cerebro, el
sistema nervioso, el hígado y los riñones aunque igualmente puede dañar el
aparato cardiovascular, el sistema reproductivo y el sistema inmune además de
ser causa de temblores, inestabilidad emocional, pérdida de memoria, insomnio,
problemas neuromusculares, dolores de cabeza, alzheimer y cáncer. Aunque son
los fetos, bebés y lactantes los más vulnerables ya que su exposición al mercurio
influye muy negativamente tanto en el desarrollo de su cerebro como del sistema
nervioso.
Quienes tratan de restar importancia a este hecho argumentan que su presencia
es “muy pequeña” pero o mienten o ignoran que no se ha establecido una
“cantidad segura” de mercurio y que, de existir, estaría en el nivel de los
microgramos y las CFL contienen entre ¡tres y cinco mil miligramos! (recordemos
que un microgramo es la milésima parte de un miligramo).

“El límite del Canadian Water Quality (CWQG) para proteger la vida de agua dulce
–señala la investigadora canadiense Magda Havas- es de 26 nanogramos de
mercurio inorgánico por litro de agua. Lo que significa que una bombilla CFL
puede contaminar 190.000 litros de agua a niveles que superan las directrices de
calidad de nuestra agua!” (un nanogramo es la milésima parte de un microgramo
y, por tanto, la millonésima parte de un miligramo).

Según el Institut National de Recherche et de Sécurité (INRS) francés para la


prevención de accidentes y enfermedades profesionales la inhalación por un perro
de aire que contenga una décima parte de miligramo por metro cúbico de mercurio
le provoca a las seis semanas problemas neurológicos y renales irreversibles. Y
una sola bombilla rota vaporizaría 5 mg contaminando un área de 50 metros
cúbicos. Insistimos: el contenido de ¡una sola bombilla!

Es evidente que la exposición al mercurio contenido en el interior de las CFL sólo


puede producirse en caso de que la bombilla se rompa pero eso puede pasar
fácilmente. Un estudio realizado en el estado norteamericano de Maine llevó a la
Agencia de Protección de Medio Ambiente estadounidense a modificar sus
recomendaciones porque se demostró que en caso de rotura, incluso cuando
todas las precauciones son tomadas a la hora de limpiar, las concentraciones de
mercurio en la habitación donde una lámpara se rompe permanecen elevadas. Y
es así porque el mercurio se adhiere a todo tipo de fibras textiles -alfombras,
cortinas, ropa, etc.- que después pueden desprender vapores de mercurio durante
mucho tiempo.
De hecho aunque gobiernos como el norteamericano, el canadiense y el británico
han tratado de restar importancia al peligro de la rotura de estas bombillas sus
recomendaciones por escrito no son precisamente tranquilizadoras. Y es que si las
medidas aconsejadas por el Department for Environment, Food and Rural Affairs
(DEFRA) antes descritas asustan lo que dice la Agencia de Protección de Medio
Ambiente estadounidense aún es más preocupante por lo exhaustivo de sus
explicaciones (lea el recuadro adjunto para comprobarlo). Especialmente en los
casos de bebés y niños. Así lo explica el informe Shedding Light on Mercury Risks
from CFL Breakage (Arrojando luz sobre los riesgos del mercurio en caso de
rotura de las CFL) elaborado por el doctor Edward Groth para The Mercury Policy
Project en febrero del 2008 : “Los bebés y niños pequeños –afirma el autor- son
más vulnerables a las exposiciones de mercurio en el aire porque su pequeño
tamaño corporal y sus tasas de respiración más rápida les hacen inhalar mayores
dosis que las que un adulto obtiene de la inhalación de aire con la misma
concentración de mercurio. El vapor de mercurio es más pesado que el aire y su
concentración en el aire interior tiende a ser más alta cerca del suelo. Los bebés y
niños pequeños gatean, se sientan, caminan, juegan y respiran sobre o cerca del
suelo por lo que pueden estar más expuestos a los vapores de mercurio tras la
ruptura de una CFL”.

Y, por supuesto, si las usa olvídese a partir de ahora de tirarlas a la basura cuando
se fundan. En España los aparatos de alumbrado, las bombillas incandescentes y
las bombillas de bajo consumo están sometidas desde el 2005 al Real Decreto
208/2005, de 25 de febrero, sobre aparatos eléctricos y electrónicos y la gestión
de sus residuos que obliga a depositarlos en lugares precisos. “Cuando el usuario
adquiera un nuevo producto –explica el Gabinete de Comunicación del Ministerio
de Industria- el aparato de desecho puede entregarlo en el comercio en el que
efectúe la nueva compra. Los ayuntamientos de más de 5.000 habitantes deben
asegurar la recogida selectiva de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
procedentes de los hogares. Y los de menos de 5.000 habitantes se rigen de
acuerdo con la normativa de su respectiva comunidad autónoma. Por cada
bombilla se paga un cargo denominado Cargo RAEE (residuos de aparatos
eléctricos y electrónicos) de 0,3 € destinados a su reciclado y recogida al final de
su vida útil”.
Ahora bien, ¿siguen esa recomendación todos los que usan este tipo de
bombillas? Vamos a omitir la respuesta porque es obvia pero los aludidos
deberían saber que si terminan en un vertedero corriente el mercurio puede
contaminar el aire y filtrarse en el suelo contaminando los acuíferos subterráneos.
“Si terminaran en los vertederos varios miles de lámparas fluorescentes se
plantearía un grave problema de salud –ha denunciado sin tapujos la doctora de la
Universidad de Portsmouth (Reino Unido) Michelle Bloor-. El mercurio podría
escapar y entrar en la cadena alimentaria. (…) Y el problema es que muchos
concejos municipales no saben qué hacer para deshacerse de las lámparas
fluorescentes. Sólo 6 de los 17 con los que hablamos son conscientes de las
normativas”.

EMISIONES RADIOELÉCTRICAS

En cuanto a las emisiones radioeléctricas lo hemos denunciado multitud de veces:


no son inocuas. Son peligrosas para la salud. Dependiendo el riesgo de la
distancia y la potencia. Y es que sus efectos biológicos van más allá de los
simples y medibles efectos térmicos, los únicos oficialmente considerados tanto
por la normativa española como por la europea. Lo cierto es que pueden causar,
entre otros problemas, dolores musculares y articulares, dolores de cabeza,
náuseas, trastornos del sueño, problemas respiratorios, erupciones, ansiedad,
depresión y problemas neurodegenerativos y vasculares así como cáncer.
Dicho esto añadiremos que las bombillas de bajo consumo presentan emisiones
radioeléctricas de alta frecuencia que en muchos casos pueden generar campos
electromagnéticos superiores a los permitidos por la propia normativa oficial, ya de
por sí muy permisiva. La energía de 50 Hz que toma un dispositivo de la red
puede ser multiplicada en función de su uso. Por ejemplo, el horno microondas
emite ondas electromagnéticas con una frecuencia de hasta varios GHz para
poder cocinar; es decir, más de 1.000.000.000 Hz (mil millones de ciclos por
segundo) a pesar de estar conectado a una toma de energía de 50 Hz. Pues bien,
la bombilla de bajo consumo (CFL) utiliza en Europa energía eléctrica a una
frecuencia de 50 Hz pero produce frecuencias mucho mayores. “La bombilla CFL
–nos aseguraría Pablo Mata, responsable del Departamento I+D de New Energía
Wall- necesita para su correcto funcionamiento producir una señal con una
frecuencia que puede superar los 50.000 Hz. Es decir, más de 1.000 veces la
frecuencia de la red eléctrica. El hecho de que una bombilla CFL genere
frecuencias 1.000 veces superiores a los 50 Hz de nuestra red supone que los
límites de referencia establecidos para 50 Hz por laInternational Comisionan Non
Ionizing Radiation Protection (INCIRP) ya no van a ser los únicos aplicables para
la bombilla CFL porque a 50.000 Hz de frecuencia la perturbación que recibimos
en nuestro organismo es más intensa que a 50 Hz”.
En julio del 2007 científicos y responsables de la organización española Arca
Ibérica presidida por Enrique Sanz y miembros del Centre de Recherche et
d'Information Indépendantes sur les Rayonnements ElectroMagnétiques
(CRIIREM) dirigidos por el doctor Pierre Le Ruz realizaron en la población
valenciana de Alcossebre un estudio sobre las bombillas de bajo consumo
conectándolas a tomas eléctricas habituales (230 voltios- 10 amperios- 50
hertzios). Ambas organizaciones colaboran desde hace varios años en estudios
sobre los efectos en la salud de los campos electromagnéticos radioeléctricos
(entre 100 kilohertzios y 3 giga hertzios) tratando de conseguir un cambio de la
normativa a nivel europeo. Pues bien, sus resultados demostraron que las
bombillas de bajo consumo emiten, una vez encendidas, importantes radiaciones
radioeléctricas mientras las bombillas clásicas, en las mismas condiciones (230
voltios y 50 hertzios) no emiten ninguna. Sus conclusiones fueron las siguientes:
-Que el ruido de fondo-radiofrecuencia “in situ” en campo libre en el marco de la
experimentación es del orden de 0,2 V/m.

-Que las lámparas clásicas, sea cual sea la distancia de las medidas y su potencia
(100, 60 o 40 vatios) no hacen variar significativamente el ruido de fondo-
radiofrecuencia cuando están encendidas.
-Que las lámparas de bajo consumo, en función de su potencia (20, 15, 11, 7 y 5
vatios) y de la distancia de medición, elevan considerablemente las radiaciones
radioeléctricas al encenderse. Por ejemplo, los valores detectados varían desde
180 V/m a 4 V/m en los 20 primeros centímetros para potencias de 20 a 11 vatios.
Para potencias de 7 a 5 vatios estos valores son menores pero varían de 34 V/m a
2 V/m en los 20 primeros centímetros y hay que separarse un metro para volver al
valor del ruido de fondo de 0,2 V/m.
Según el estudio la causa de la emisión de radiaciones radioeléctricas proveniente
de las bombillas de bajo consumo estaría en los circuitos electrónicos integrados
por numerosos componentes, alojados en los casquillos de las bombillas. Y a
pesar de que un blindaje adecuado permitiría reducir las emisiones radioeléctricas
los autores del estudio no encontraron ninguno en las bombillas de uso corriente
estudiadas.
Algunas de las mediciones detectadas -sobre todo las registradas en la parte alta
de la horquilla como 180 V/m o 34 V/m- están además muy por encima de la
propia Recomendación del Consejo de Europa de 12 de julio de 1999 referente a
la limitación de la exposición del público a los campos electromagnéticos cuyo
nivel de referencia más severo es de 28 V/m y siempre para evitar sólo los efectos
térmicos de las radiaciones radioeléctricas. Pueden llegar a ser pues hasta ¡300
veces superiores! a las últimas recomendaciones de los científicos que alertan de
los peligros de los campos electromagnéticos para quienes el límite admisible
biológicamente estaría en 0’6 V/m.

“También otros laboratorios –señalaría Pierre Le Ruz- han hecho pruebas que
dieron lugar a conclusiones similares, con valores entre 80 y 380 voltios por metro
cuando el valor límite en vigor es de 28 voltios por metro. Un problema que se
plantea sobre todo a corta distancia y en el momento de la iluminación donde se
registra un pico. Lo mejor es mantenerse pues a más de metro y medio de ellas”.

Incluso a la hora de proteger la “salud” de otros dispositivos electrónicos la


normativa es más severa que para velar por la salud humana. En la Directiva
2004/108/CE del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la Compatibilidad
Electromagnética (CEM) de los equipos electrónicos y eléctricos los niveles límite
son de 3 V/m o, incluso, de 10 V/m con el fin de evitar cualquier perturbación
electromagnética de equipos y sistemas.

Es decir, lo oficialmente recomendable para no estropear otros equipos


electrónicos son 3 V/m. Y para proteger a las personas 28 V/m (lo que parece
indicar que debemos ser bastante menos importantes que las máquinas). Bueno,
pues resulta que algunas de las bombillas de bajo consumo pueden llegar en las
proximidades de nuestra cabeza ¡a 180 V/m! No son de extrañar por tanto las
recomendaciones finales de los autores del citado estudio que no dudan en decir:
“Debido a los valores detectados correspondientes al funcionamiento de las
lámparas de bajo consumo (230 voltios - 50 hertzios) hay que alertar seriamente a:
-Las personas que utilizan este tipo de lámparas -por ejemplo como lámpara de
cabecera, muy cerca de sus cabezales, en sus mesas de trabajo o en sus
despachos- porque pueden estar expuestas, según la distancia y potencia de esas
lámparas, a unos campos eléctricos de 2 a 100 V/m e incluso más.

-Las personas que van equipadas con dispositivos de asistencia médica, activos o
inactivos (marcapasos, dispositivos de administración de medicamentos, prótesis,
clips venosos, aparatos auditivos …) porque pueden estar expuestas de forma
instantánea, en el momento de la puesta en marcha de las lámparas de bajo
consumo (230 voltios - 50 hertzios), a picos de campos eléctricos de 100 a 300
V/m e incluso más, y más tarde, en función de la distancia y de la potencia
implicadas, a campos eléctricos de 2 a100 V/m. Resulta que los efectos de
compatibilidad electromagnética (CEM) son temibles y que son posibles
disfunciones e incidentes en los implantes médicos electrónicos, con
consecuencias sanitarias importantes para las personas expuestas”.
“Las bombillas CFL –nos diríaPablo Mata-nunca deberían estar a menos de 40 cm
de nuestro cuerpo si vamos a pasar cada día 8 o más horas junto a ellas. En
cualquier caso es importante mantener siempre una distancia mínima de unos 30
cm. A mayor distancia menor intensidad de la perturbación y mayor garantía de
salud para nosotros”. En suma, la distancia es muy importante pero no sólo no hay
que tener bombillas cerca -sea en la mesilla de noche o en nuestra mesa de
trabajo- sino que hay que tener en cuenta también que una persona de 1,70
metros de altura –por poner un ejemplo- tendrá la cabeza mientras camina -tanto
en casa como en la oficina si en ambos sitios hay bombillas CFL- a menos de 50
cm de la fuente de emisión de alta frecuencia. Y es tan evidente el impacto que
tienen estos campos electromagnéticos sobre los dispositivos eléctricos –no
olvidemos que nuestro organismo funciona en base a impulsos eléctricos- que la
propia General Electric realiza la siguiente advertencia en la parte posterior del
embalaje de sus CFL: “Este producto cumple con la Parte 18 del Reglamento de la
FCC pero puede causar interferencias en radios, televisores, teléfonos móviles y
controles remotos. Evite colocar este producto cerca de estos dispositivos y si la
interferencia se produce aún así aléjelo más del dispositivo o enchúfelo en otra
toma de corriente. No instale este producto cerca de un equipo de seguridad
marítima u otros dispositivos críticos para la navegación o equipo de comunicación
que operen entre 0,45-30 MHz”. Es todo. De los delicados dispositivos de
seguridad individuales como el corazón, el cerebro o el sistema nervioso nadie
habla. Porque eso significaría admitir una realidad que pretende negarse y asumir
claras responsabilidades legales.
“La promoción que se está haciendo de estas bombillas –nos diría Enrique Pérez,
presidente de Arca Ibérica- es sencillamente irresponsable. Las presentan como
una posible solución para el problema del calentamiento global y lo que están
consiguiendo es generar o contribuir a uno mayor: el de la hipercontaminación por
campos electromagnéticos. Y con todo ese problema podría ser menor en algunos
casos que el causado por el mercurio de las lámparas”.
ELECTRICIDAD SUCIA
Además de las emisiones de radiación directa hay serios indicios de que los
campos electromagnéticos emitidos por las CFL pueden viajar a lo largo de la
instalación eléctrica exponiendo a las personas a la denominada electricidad
sucia. “La electricidad sucia es un contaminante ubicuo –afirma Magda Havas,
investigadora canadiense que ha estudiado profundamente la problemática de las
CFL-. Fluye a lo largo de los cables y se irradia desde ellos”. Es decir, como estas
altas frecuencias viajan a lo largo del tendido de nuestro hogar, oficina o escuela
las personas no sólo quedan expuestas por su cercanía sino que pueden también
resultar afectadas estando en otras habitaciones.

En un informe titulado Environmental and Health Concierne Associated with


Compact Fluorescent Lights (Problemas medioambientales y de salud asociados
con las CFL) que presentaron al Auditor General de Canadá en Junio del 2008 los
doctores Magda Havas y Thomas C. Hutchinson -de la Universidad Trent
(Canadá)- entre otras muchas consideraciones relacionadas con los problemas de
las CFL abordaron también el problema menos conocido de la electricidad sucia.
“Se ha demostrado que la electricidad sucia –afirman- afecta negativamente a la
salud humana. Un estudio reciente sobre cáncer -A New Electromagnetic
Exposure Metric: High Frequency Voltage Transients Associated With Increased
Cancer Incidence in Teachers in a California School- efectuado en una escuela de
California asoció un mayor riesgo de cáncer entre los docentes a la electricidad
sucia. Los maestros que enseñaban en las aulas donde existía electricidad
suciapor encima de 113 KHz tuvieron un aumento de riesgo de cáncer de 5 veces
(riesgo relativo 5,1) estadísticamente significativo. Los maestros que no
enseñaban en esas aulas tenían un riesgo de 1,8. Las bombillas CFL generan
cerca de 300 unidades de electricidad sucia”. Por lo que concluirían: “Es evidente
que una casa llena de bombillas de este tipo podría tener graves consecuencias
para la salud”.
Los investigadores aportan otro ejemplo significativo: en una escuela del estado
de Wisconsin (EEUU) cuyos habitantes sufrían el Síndrome del edificio enfermo
una vez la calidad de la potencia eléctrica se mejoró con filtros de línea
conectados a las salidas de corriente la salud de estudiantes y profesores mejoró
notablemente. Eliminada la electricidad sucia sólo 3 de los 37 alumnos que sufrían
de asma y utilizaban inhaladores a diario volvieron a requerirlos… y sólo para
asma inducida por el ejercicio. “Si algunas CFL –señalan los investigadores-
producen electricidad suciay ésta está asociada con la enfermedad es evidente
que estas bombillas deben ser rediseñadas”.

EMISIONES ULTRAVIOLETAS Y OTROS PROBLEMAS

El vapor de mercurio existente en las CFL, al ser excitado eléctricamente, emite


radiación ultravioleta que al interactuar con las sustancias químicas del interior de
la bombilla genera luz. Según Philippe Laroche -responsable de Relaciones con
los Medios del Ministerio de Sanidad canadiense- las CFL, a diferencia de las
lámparas de tubos fluorescentes, no tienen difusores para filtrar la radiación
ultravioleta. “Por tanto –afirmaría- puede haber problemas de sensibilidad cutánea,
especialmente en personas con determinadas enfermedades de la piel”.

Según la BBC la propia Health Protection Agency (HPA) británica ha advertido del
riesgo de estar a menos de 30 cm de estas bombillas durante mucho tiempo. Y
aunque luego han aparecido “expertos” que han intentado quitar hierro al asunto
diciendo que no existen pruebas de que supongan una amenaza de cáncer la
citada agencia ha manifestado que pedirá que se investiguen los bulbos de las
CFL –de distintas formas y tamaños- tras recibir la protesta de varios grupos que
representan a personas que sufren problemas de sensibilidad a la luz.

También la British Association of Dermatologists se ha pronunciado contra estas


bombillas ante las quejas de reacciones adversas presentadas por sus pacientes y
ha solicitado al Gobierno que una vez se legisle el cambio obligatorio de bombillas
se permita a las personas con problemas de piel seguir utilizando las clásicas.
“Estamos preocupados –aseguró el profesor Harry Moseley- por los riesgos para
los pacientes sensibles a la luz que tienen severos trastornos de piel. El pequeño
nivel de rayos ultravioletas emitidos por algunas bombillas de bajo consumo de
energía podría ser perjudicial para estos pacientes. Recomiendo el uso de las
luces con un escudo protector para absorber los rayos ultravioletas”.

Y no son los únicos que advierten de este peligro. Otras organizaciones como
-Migraine Action Association o Epilepsy Action- están solicitando en Gran Bretaña
una reevaluación de las medidas. Y el Department for Environment, Food and
Rural Affairs (DEFRA) -encargado como antes dijimos de la protección ambiental
en el Reino Unido- no deja de recoger informes de problemas que parecen tener
su origen en las nuevas bombillas CFL.

La BBC contó hace poco tiempo el caso de Adrian Nielsen, un varón de 63 años
que poco después de instalar bombillas CFL en su casa comenzó a tener
problemas en los ojos. Neisen se había operado en el 2000 con láser para
solucionar sus problemas de visión y nunca más había vuelto a tener problemas
hasta que decidió cambiar las bombillas de su domicilio. Los ojos enrojecieron, su
parpadeo era constante y las molestias –los sentía como si estuvieran llenos de
arena- se volvieron insoportables. Primero le diagnosticaron algún tipo raro de
conjuntivitis y después ojos secos pero ningún medico consiguió curarle. La
irritación se prolongó hasta que comenzaron sus vacaciones y se fue a Creta. Allí
sus ojos sanaron… pero al volver a casa el problema reapareció. No fue sin
embargo consciente de la causa de lo que le pasaba hasta que leyó en un
periódico la historia de una mujer que había solucionado sus mismos problemas
¡cambiando de nuevo en casa las bombillas CFL por las antiguas incandescentes!
Así que hizo lo mismo y sus problemas terminaron.. “Yo no había pensado que
podía ser la luz –declaró Neisen-. Desde entonces me fijo de los lugares en donde
las tienen. En el bar las tienen y si estoy en él una hora comienzan los problemas
en mis ojos. He ido a las empresas donde tienen esta nueva iluminación y
mientras esperaba sentado todo comenzaba de nuevo y de repente. Creo que el
problema tiene que ver con el pulso que sale de la luz fluorescente”.

Y también pueden provocar migrañas. La Migraine Action Association afirma que


es a causa del parpadeo aunque éste sea imperceptible para la vista. Las
bombillas incandescentes, en cambio, funcionan a una frecuencia de red de 50
Hertz y no generan centelleos o parpadeos. La luz se mantiene constante,
continua y natural. El filamento es demasiado pesado como para reaccionar a la
frecuencia de la red. Tarda un rato en apagarse y, por consiguiente, se evita el
parpadeo. Por el contrario, en los tubos fluorescentes el material del interior del
tubo no es nada pesado y reacciona constantemente a la frecuencia apagándose
y encendiéndose; parpadea y centellea como en una discoteca. Y eso puede
producir reacciones neurológicas. De hecho los expertos avisan que personas con
tendencia a la epilepsia pueden tener síntomas parecidos a los de un ataque. Y
los fabricantes lo saben porque precisamente para intentar evitar que eso se
produjera colocaron en las CFL conmutadores electrónicos que al mismo tiempo
que aumentan la frecuencia debieran acabar con los centelleos. Sin embargo lo
que parece haberse conseguido es impedir su detección visual, no el hecho de
que se produzcan. El biólogo de construcción e ingeniero Norbert Honisch afirma
que sigue produciéndose el parpadeo. Simplemente no se ve porque son procesos
tan rápidos que no se pueden visualizar pero el parpadeo sigue existiendo e
irritando biológicamente. Y los síntomas descritos para otros tubos fluorescentes
pueden acabar siendo comunes para las CFL: presión en la cabeza, mareos,
malestar en general, debilidad, temblores, nerviosismo, miedo, sensación de frío,
daños neurológicos, hipoglucemia…
Y para colmo de males la calidad de la luz de las CFL es mala. Muy mala. El
espectro de luz, es decir, el reparto de los diferentes pigmentos es muy deficiente
en los minitubos fluorescentes. La luz es más deficiente que en las iluminaciones
tradicionales. Obviamente la mejor luz es la diurna. Siendo luego la bombilla
halógena la más cercana a la naturaleza y equilibrada en relación al reparto del
espectro de la luz. Es más, tienden un poco a la rojez -como en la luz del
amanecer o del atardecer- lo que les otorga un cierto calor y sensación agradable.
Las CFL y sus hermanos mayores, los fluorescentes, salen en cambio muy mal
parados en la comparación. Su espectro de luz es poco homogéneo y poco
natural, distorsiona ciertos colores y disminuye los otros. Su luz no es ni armónica
ni saludable.

David Adams, portavoz del Royal National College for the Blinda de Hertford
(Reino Unido), denunció en la BBC que las CFL van a hacer la vida más difícil a
las personas con problemas en la vista como consecuencia de la luz difusa que
generan frente al alto grado de contraste de las bombillas tradicionales. Lo que
corroboraría el ya citado Larry Benjamin -del Royal College of Ophthalmologists-
quien declaró -como adelantamos al principio de este reportaje- que “las bombillas
incandescentes son una brillante fuente de iluminación general y es preocupante
saber que si desaparecen nuestros pacientes no podrán tener el mismo nivel de
iluminación en sus hogares. Porque hay evidencias de que una baja iluminación
puede dar lugar a un mayor número de caídas en personas con baja visión”.

LAS LED
Y encima no está tan claro que exista un ahorro real. La energía consumida para
fabricar una CFL – debido a sus componentes- es mucho mayor que la que se
necesita para una bombilla incandescente. Además las CFL emiten menos calor
por lo que aunque en un hogar el impacto sea mínimo a gran escala podría
suponer tener que aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)
al obligar a los sistemas de calefacción de petróleo o gas a funcionar con más
frecuencia. Y el efecto en el caso de la refrigeración será a la inversa durante los
períodos de calor. En el 2007 un investigador en recursos naturales de Canadá
calculó el impacto de sustituir cinco bombillas incandescentes de 77 vatios
utilizadas tres horas al día por otras CFL de 19 W y el resultado fue que las
primeras redujeron la necesidad de aire acondicionado en 55 kilovatios hora (kWh)
mientras las segundas aumentaron la necesidad de calefacción en 184 kW h. Sólo
generaron un ahorro anual de ¡12 dólares! El estudio fue publicado por la Canadá
Mortaje and Hosting Corporación (CMHC). Luego, ¿alguien cree aún en serio que
se justifica exponer a todos los españoles a los riesgos para la salud aquí
apuntados cuando el ahorro real de instalar las bombillas CFL sería de dos
dólares y veinte centavos al año por bombilla?

Aunque lo más sangrante es que de haber querido hacer una auténtica apuesta
por una energía limpia a la par que saludable se debió haber escogido las
lámparas LED -acrónimo del inglés Light-Emitan Diodo (Diodo emisor de luz)-.
Consumen un 92% menos que las bombillas incandescentes de uso doméstico
común y un 30% menos que la mayoría de los sistemas de iluminación
fluorescentes. Y además pueden durar hasta 20 años. “En pocos años –nos
aseguraría Pablo Mata- la tecnología LED multiplicará sus prestaciones dejando
en segundo plano cualquier otra tecnología luminosa debido a su alto rendimiento,
larga vida útil (hasta 100.000 horas) y carencia de sustancias tóxicas. Las
bombillas LED no emiten además luz infrarroja ni ultravioleta, no parpadean y
tienen un consumo estable durante el encendido o apagado siendo por ello las de
menor consumo del mercado”.

¿Sorprendido? Ciertamente hoy por hoy se trata de bombillas más caras -el precio
de una LED ronda los 10 euros frente a los 3 de la CFL- pero es de suponer que
con una adecuada inversión y un alto consumo los precios podrían reducirse
considerablemente. Además el coste del kilovatio/h de una LED sale en torno a
16,80 euros mientras la CFL es de 126. La organización Net Up -que apoya las
iniciativas del grupo Bioinitiative- ha calculado que sustituir en Francia todas las
bombillas actuales por lámparas CFL supondría dividir su factura energética por 4
pero hacerlo por lámparas LED la dividirla por 24. Son pues, sin lugar a dudas, la
alternativa real y limpia.

“Las lámparas fluorescentes compactas de energía eficiente comercialmente


disponibles –asegura la doctora Havas- generan radiación de radiofrecuencia,
radiación ultravioleta y electricidad sucia, contienen mercurio -conocido
neurotóxico- y están provocando que algunas personas enfermen, incluidos
quienes sufren de migrañas, epilepsia, problemas de piel y sensibilidad a los
aparatos eléctricos. En lugar de promover las bombillas fluorescentes compactas
los gobiernos de todo el mundo deben insistir en que se fabriquen bombillas que
sean electromagnéticamente limpias y no contengan productos químicos tóxicos.
Algunas están disponibles (LED) pero aún no son asequibles. Con un número
creciente de personas manifestando electro hipersensibilidad tenemos un grave,
emergente y recientemente identificado riesgo para la salud que puede empeorar
hasta que nuevas regulaciones restringiendo la exposición a contaminantes
electromagnéticos sean aplicadas”.

Riesgos
Cuidado! No es luz todo lo que reluce. Antes de cambiar una bombilla
incandescente -la de toda la vida- por otra más moderna y de bajo consumo, lea
este reportaje. Usted decide. Cierto que la nueva le durará hasta 10 veces más y
que gastará un 80% menos de electricidad. Su bolsillo y el medioambiente se lo
agradecerán. Pero en cambio su salud podría estar en precario. Ya sólo sus
nombres asustan: migrañas, vértigos, eccemas... Riesgos potenciales que, según
expertos, entrarían en nuestros hogares con el simple (¿y ecológico?) gesto de
reemplazar las bombillas tradicionales por las ahorradoras (conocidas como
Lámparas Compactas Fluorescentes, CFL en inglés), cada vez más de moda en el
mercado.

Tan peligrosas serían las nuevas -contienen mercurio- que, en caso de rotura, lo
más sensato sería desalojar el lugar al menos durante 15 minutos. Tampoco es
recomendable recoger los restos con aspiradora ya que podría inhalarse el polvo
contaminado con el tóxico. Ahí no queda la cosa. Por si fuera poco, la luz de estas
bombillas (más intensa que la que emite las lámparas de hilo convencionales)
podría desencadenar migrañas y eccemas en personas con la piel fotosensible.
Sin embargo, nada se advierte al consumidor en los embalajes de estas luces.

Quién iba a sospechar hasta hace una semana -cuando el propio Ministerio de
Medio Ambiente de Reino Unido lanzaba la alarma a través de un polémico
informe, tras un año promoviendo el uso generalizado de las CFL- que esas
bombillas convertidas en iconos populares de la lucha contra el cambio climático
(si ahorran electricidad, las centrales producen menos y contaminan menos), en la
práctica no serían tan sanas para la gente como en realidad lo son para el
ecosistema del planeta.

«Ya se ve a muchas personas que apenas pueden tolerar, no sin problemas de


piel o con dolores de cabeza, la iluminación con bombillas de bajo consumo que
se está utilizando masivamente en escuelas y oficinas», denunciaba estos días en
Radio 4 de la BBC el portavoz de la Fundación Dermatológica Británica, John
Hawk. «Este tipo de iluminación emite radiaciones electromagnéticas que, como
es lógico, pueden llegar a alterar determinadas proteínas de la piel y producir así
una reacción alérgica, lo que se llama fotosensibilidad», explica el doctor Julián
Conejo-Mir. «No se puede descartar, por tanto, que aparezcan eccemas en la piel.
Dependerá, en cualquier caso, del número de horas de exposición, de cada
persona y de la distancia a la que se encuentre de la bombilla», añade el
presidente de la Academia Española de Dermatología.

¿Estamos seguros en nuestras casas? Parecidos son los temores que suscitan los
compuestos de las alfombras, sofás o televisores, fabricados con los llamados
retardantes bromados del fuego, que se usan para reducir el riesgo de incendio. O
los detergentes. O los mata cucarachas. Todos los días estamos expuestos a un
sinfín de productos (según la Unión Europea hay en circulación unas 200.000
sustancias químicas legales) que nos penetran por la nariz, la boca, la piel, los
ojos...

La respuesta de las compañías al controvertido e inesperado estudio británico ha


sido hasta ahora el silencio. Desde la sucursal de Osram en España, firma
alemana líder en la fabricación de lámparas de bajo consumo, los ecos que llegan
a Crónica son de escepticismo e incredulidad. «Nos ha cogido de sorpresa. Es
una exageración que no tiene base científica alguna. Estamos a la espera de lo
que nos digan los jefes en Alemania. Se está estudiando», es toda la explicación
que da una empleada de la multinacional.

Todas estas circunstancias arrojan más sombras que luces sobre los planes
gubernamentales encaminados a sustituir las lámparas de toda la vida por las de
ahorro. En toda la Unión Europea, donde se estima que hay unos 3.600 millones
de bombillas antiguas (aún se siguen vendiendo 2.000 millones cada año), podrían
ocasionar un apagón de los planes. De hecho, se pretende que para 2010-2015 la
mayoría de los países, especialmente aquéllos que más electricidad consumen,
haya terminado la reconversión lumínica puesta en marcha por la Comisión de la
Energía de la Unión.

España, a través del Ministerio de Medio Ambiente que pilota Cristina Narbona, ha
hecho del cambio de bombillas una de sus banderas verdes y fijado 2011 como
fecha de su implantación en los hogares y centros de trabajo.

A la idea se han sumado ya varias ciudades españolas como Pamplona, Badajoz


o Elogiar, donde el Ente Vasco de Energía ha repartido 500 lotes compuestos por
una bombilla de bajo consumo y diferentes guías con pautas para lograr el
máximo ahorro energético en las casas. Igual camino está previsto que recorra
Madrid, próximamente, con la sustitución paulatina del alumbrado público (ya se
hizo en esta Navidad con buena parte de las luces decorativas), y una campaña
destinada a promover el uso doméstico e industrial de las nuevas bombillas.

PREGUNTAS

1. ¿Por qué se tolera el mercurio en las lámparas fluorescentes compactas?


Calendario para la retirada de las bombillas de alto consumo...  

En la actualidad, las bombillas tradicionales se están retirando del mercado,


sustituyéndolas por otras de menor consumo energético, principalmente por
lámparas fluorescentes compactas (CFL, siglas del inglés “compact fluorescent
lamp”) que contienen mercurio.

Dado que el mercurio es una sustancia peligrosa, normalmente su uso está


prohibido en equipos eléctricos y electrónicos, pero se permite de manera
excepcional en cantidades limitadas, por ejemplo, en lámparas fluorescentes
compactas.

En la actualidad, es científica y técnicamente imposible fabricar lámparas


fluorescentes compactas sin mercurio, pero las nuevas tecnologías pueden
reducir el contenido de mercurio, y la cantidad permitida se irá reduciendo de
manera gradual.

El mercurio solo podría salirse del interior de las lámparas si se rompen


accidentalmente o se desechan junto con los residuos domésticos. Si los
consumidores llevan las lámparas fundidas a puntos de recogida, el mercurio
que contienen se reciclará y no se emitirá al medio ambiente

2. ¿Cómo podría afectar a la salud el mercurio liberado por la rotura de una


lámpara fluorescente compacta?

2.1 Los estudios sobre trabajadores expuestos han demostrado


que inhalar cantidades significativas de mercurio puede provocar inflamación de
los pulmones, trastornos en los riñones, gastroenteritis, agitación y
temblores. Ingerir una gran dosis de mercurio puede ser mortal. Incluso la
exposición a niveles inferiores durante largos períodos de tiempo puede ser
perjudicial. Además, se sabe que los niños y los fetos son más vulnerables
frente al mercurio.

2.2 Cuando una lámpara fluorescente se rompe, el nivel de vapor


de mercurio en el aire de la habitación puede ser, por un breve momento,
relativamente alto, pero el vapor se transforma rápidamente en pequeñas gotas
que pueden adherirse a las superficies o al polvo durante algún tiempo,
especialmente si la habitación no está bien ventilada o si no se ha limpiado a
fondo. Así, el mercurio podría ser inhalado o ingerido por las personas presentes
en la habitación.

Es muy poco probable que una rotura de este tipo suponga algún riesgo para la
salud de los adultos, y el riesgo para un feto expuesto a través de su madre es
insignificante.

Los niños tienden a estar más expuestos que los adultos al mercurio liberado,
aunque en la actualidad se desconoce el alcance de este riesgo añadido. De
hecho, si los comparamos con los adultos, los niños aspiran más aire en
relación a su tamaño y son más activos físicamente, por lo que inhalarían
cantidades relativamente mayores de vapor. Además, los niños pequeños se
meten los dedos en la boca y otros objetos, por lo que es más probable
que ingieran cualquier gotita de mercurio adherida a las superficies o al polvo

3. ¿Las emisiones de mercurio debidas al uso y eliminación de bombillas


suponen un riesgo para el medio ambiente?
Comparación del potencial de ahorro de energía de distintos tipos de bombillas  
Fuente: EC 

3.1 Si las comparamos con las incandescentes tradicionales, las lámparas


fluorescentes compactas no solo ahorran energía, sino que también reducen las
emisiones de mercurio durante toda su vida útil. Esta reducción de las emisiones
de mercurio es superior a la cantidad de mercurio que contienen, y que
potencialmente podrían liberar si se rompieran o se eliminaran de manera
inadecuada.

De hecho, la producción de electricidad en centrales térmicas de carbón implica


la emisión de mercurio al medio ambiente. Dado que casi un tercio de la
electricidad en Europa se genera a partir de carbón, el uso de cualquier tipo de
bombilla contribuye a la emisión de mercurio, aunque la bombilla en sí no lo
contenga.

Para comparar las emisiones de mercurio de los diferentes tipos de bombillas,


hay que tener en cuenta su potencia luminosa (en lúmenes) y su vida útil. Para
una misma potencia luminosa, las bombillas incandescentes convencionales son
las que suponen las mayores emisiones de mercurio, seguidas de las lámparas
fluorescentes compactas (CFL) y las halógenas. En el caso de las CFL, la
mayoría del mercurio se emite al final de la vida útil de la lámpara, si se desecha
junto con residuos domésticos sin clasificar en lugar de ser
reciclada. Más  en  inglés…
Véase también nuestro resumen sobre las amalgamas dentales  

3.2 Cada año, los fenómenos naturales (por ejemplo la actividad volcánica o la


erosión de rocas) y las actividades humanas (por ejemplo la minería, el uso de
combustibles o las amalgamas dentales) son responsables de la emisión de
miles de toneladas demercurio al medio ambiente. Más  en  inglés…

3.3 Se calcula que las emisiones de mercurio en la UE asociadas al uso y a la


eliminación de lámparas de uso doméstico (incandescentes, halógenas & CFL
juntas) son relativamente bajas en comparación con otras fuentes. Por lo tanto,
se considera muy poco probable que su contribución a la cantidad de mercurio
presente en el medio ambiente suponga algún riesgo.

Sin embargo, las instalaciones en las que se recogen y reciclan lámparas


podrían plantear un problema medioambiental local si no se ocupan
adecuadamente de las potenciales emisiones de mercurio.

4. ¿Cuáles serían los beneficios de aumentar la recogida selectiva


de lámparas fluorescentes compactas?
Símbolo de no tirar a la basura (logotipo RAEE) Fuente:EC 

Debido a su contenido en mercurio, las lámparas fluorescentes compactas


deberían reciclarse cada vez más, en lugar de desecharse de manera
inapropiada junto con residuos sin clasificar.

Se calcula que en 2007 solo el 20% de ellas fueron recicladas. Aunque es poco
probable que el uso y eliminación actuales de las lámparas fluorescentes
compactas causen riesgos medioambientales, el aumento de la recogida
selectiva y el reciclaje reduciría aún más las emisiones de mercurio.

5. ¿Son más importantes los beneficios medioambientales de las


lámparas fluorescentes compactas que sus riesgos potenciales?

Si las comparamos con lámparas domésticas convencionales,


las lámparas fluorescentes compactas (CFL) ahorran energía y
acarrean menos emisiones de mercurio, de gases de efecto
invernadero y demás contaminantes.

El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios y Medioambientales


(CCRSM) de la Comisión Europea tiene por lo tanto la opinión de
que las lámparas fluorescentes compactas ofrecen beneficios
medioambientales netos si las comparamos con las otras bombillas
analizadas, incluso teniendo en cuenta el mercurio que contienen.

En cuanto a los riesgos potenciales, el CCRSM concluye que:

No es probable que la rotura accidental de lámparas fluorescentes


compactas en el domicilio suponga algún riesgo para la salud de los
adultos, y el riesgo para un feto expuesto a través de su madre es
insignificante. Sin embargo, no se pueden sacar conclusiones sobre los
riesgos potenciales para los niños, principalmente por la falta de datos
sobre la posibilidad de que ingieran pequeñas gotas
de mercurio adheridas a las superficies o al polvo (véase la pregunta
2).

Es muy poco probable que el uso y la eliminación de lámparas


fluorescentes compactas supongan algún riesgo para el medio
ambiente. Sin embargo, las instalaciones en las que se recogen y
reciclan estas bombillas podrían plantear un problema medioambiental
local si no se ocupan adecuadamente de las potenciales emisiones
de mercurio (véase la pregunta)

Qué hacer cuando se rompe un bombillo ahorrador


La Agencia de Medio Ambiente de la ONU recomienda precaución al manipular
fragmentos de focos rotos que liberan vapores tóxicos del Mercurio

Por: Adriana Boccalon @aboccalon


¿Qué hacer con los bombillos ahorradores?
Uno de los primeros consejos que recibimos, al momento de hablar del ahorro de
energía, es la importancia de cambiar los bombillos tradicionales por bombillos
ahorradores. Este tipo de bombillos consumen 4 veces menos energía y pueden
durar hasta diez veces más que un foco común. Nos describen como la energía
eléctrica necesaria para hacer funcionar un bombillo incandescente emite, en
promedio, cinco veces más CO2 que la empleada para un bombillo ahorrador.
También nos describen que los 23 vatios de una lámpara de bajo consumo
equivalen a 100 vatios de una lámpara incandescente, lo que se traduce en un
ahorro de 80 vatios en la factura eléctrica con el simple hecho de cambiar de
fuente de luz.
Sin embargo, el aspecto que siempre se olvida mencionar es que estos bombillos
ahorradores contienen mercurio (Hg). Cuando se aplica voltaje, los electrodos
ubicados a los extremos del tubo de vidrio -que forman estos bombillos- energizan
el vapor de mercurio en su interior, esto hace que se emita energía ultravioleta
(UV). El fósforo que recubre los tubos de vidrio absorbe la energía UV y emite luz
visible. Este funcionamiento hace del mercurio un elemento esencial en todas las
lámparas fluorescentes, y a su vez las convierte en desechos peligrosos.
El mercurio es un metal tóxico, que en ciertas formas puede acumularse en los
tejidos de los organismos y causar problemas de salud. De hecho, la Organización
Mundial para la Salud advierte sobre los efectos perjudiciales de este tipo de
bombillos al romperse, pudiendo afectar los sistemas nervioso, digestivo,
respiratorio e inmunitario. En cuanto a sus efectos sobre el ambiente, la cantidad
de mercurio presente en estos bombillos -que por lo general oscilan entre 4 y 8 mg
de mercurio- es capaz de contaminar el aire además del suelo y los cuerpos de
agua (tanto superficial como subterránea), como consecuencia de la infiltración de
los lixiviados debido al tratamiento inadecuado para su disposición final.
Especialistas afirman que la cantidad de 5 mg de mercurio presente en esta clase
de bombillos es suficiente para contaminar el equivalente a 25.000 vasos de agua.
A nivel mundial se ha venido reconociendo que el reemplazo de bombillos
incandescentes por bombillos fluorescentes no es una solución de tipo
permanente, sino una medida de corto o mediano plazo. Es el desarrollo y difusión
amplia del uso de bombillos que proporcionen una buena iluminación y que sean
energéticamente eficientes, libres de mercurio, duraderas, baratas y no tóxicas, la
solución real a largo plazo en la que aun se trabaja.
Las preocupantes consecuencias en la mala disposición de estos bombillos ha
impulsado que algunos países desarrollen sistemas relativamente buenos para
garantizar su recolección al término de su vida útil. No obstante, en países como
Venezuela no se cuenta con tales sistemas, a pesar de que desde el año 2006 la
sustitución de bombillos incandescentes por los “ahorradores” se ha establecido
como una política energética nacional.
Según cifras oficiales, entre el 2006 y el 2010, se han instalado unos 140 millones
de bombillos de esta clase, y tan solo el día viernes 27 de septiembre de 2013 se
recibió un primer cargamento de 1.186.900 bombillos provenientes de China,
como parte de los 22 millones que el gobierno planea entregar, sin que aun se
hayan habilitado sitios idóneos para la disposición final de estos productos, ni
desarrollado mecanismos eficaces para la recolección de unidades rotas o
vencidas, a pesar de que la Ley sobre Sustancias, Materiales y Desechos
Peligrosos establece en su artículo 55 que la disposición adecuada para este tipo
de materiales es colocarlos en contenedores especiales que anulen su potencial
contaminante.
En función de las metas planteadas por el gobierno de Venezuela, la Escuela de
Biología de la Universidad Central de Venezuela alerta que de cumplirse dicha
meta se estaría introduciendo más de una tonelada de mercurio –cada 10 años- al
entorno doméstico, sin haber desarrollado planes para educar a la población sobre
los mecanismos de descarte de estos bombillos. Esta situación generaría un daño
colateral de contaminación por mercurio que, de acuerdo con Vitalis, pareciera no
haber sido prevista por el gobierno, y la escasa información acerca del posible
impacto de este tipo de bombillos, dificulta la evaluación de su efectividad.
Sin embargo, no todo es negativo, pues actualmente ante la necesidad de dar un
tratamiento adecuado a este tipo de productos, Vitaambiente ha venido trabajando
hasta estar en la capacidad de reciclar los bombillos ahorradores. En este sentido,
han creado contenedores para una correcta disposición y traslado de los bombillos
hacia su planta ubicada en Cúa, estado Miranda. La intención de Vitaambiente es
que empresas, centros comerciales, condominios y hospitales, entre otros
colaboren con la adquisición de los contenedores, y se espera que el 30% de los
dispositivos sean entregados de manera gratuita a las comunidades necesitadas.
En la planta de Vitaambiente se extrae el vidrio, plástico, componentes
electrónicos, aluminio y finalmente, el mercurio: es recuperado mediante filtros
especiales y procesado en el Centro de Química del IVIC, para ser utilizado
posteriormente en la fabricación de tableros eléctricos o en talleres odontológicos.
Con el propósito de contribuir en el desarrollo de una sociedad más responsable a
continuación podrán revisar algunas de las cosas que debemos hacer para
garantizar una adecuada disposición final de los bombillos ahorradores:

¿El bombillo se ha quemado o se venció? Llegó la hora de retirarlo: ¿Qué hacer?


Luego de retirar los bombillos con cuidado, girando desde la base para evitar que
se rompa, podemos considerar algunas de las siguientes opciones disponibles
actualmente en Venezuela para la disposición de los bombillos:
1. Llevar los bombillos envueltos en las cajas originales o en bolsas plásticas
–para evitar que se quiebren- a las oficinas de Corpoelec.
2. Estar atentos a las jornadas de recolección desarrolladas actualmente por
ecoclick (solo en Caracas), donde se reciben bombillos ahorradores en
algunos de los centros de acopio, para posteriormente ser transportados a la
planta de Vitaambiente para su reciclaje.
1. La próxima jornada se estará realizando el día 19 de Octubre de
2013 (más información aquí)
2. Para información sobre jornadas de recolección en otros estados de
Venezuela estaremos informando próximamente en
LoqueseaAmbiental.com.
3. Establecer contacto directo con Vitaambiente para formar parte de su
Modelo Integrado de Gestión (m.i.g.) de desechos peligrosos.
4. Organízate: En tu comunidad organízate y exige a las autoridades locales la
aplicación de un sistema de gestión para este tipo de desechos.

¿El bombillo se ha ROTO?: ¿Qué hacer?


De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud, si un bombillo ahorrador
se rompe debemos seguir los siguientes pasos:
1. Salir del lugar donde ocurrió el accidente por espacio de 20 minutos, para
evitar la inhalación de los gases de mercurio.
2. No barrer, ni aspirar el área.
3. Utiliza guantes de goma y cubrirse la boca.
4. Recoge los fragmentos grandes y colocarlos en la caja.
5. Recoger los fragmentos pequeños y astillas con un papel o pedazo de
cartón y colocarlos en la caja.
6. Limpiar la zona utilizando un paño húmedo.
7. Colocar el paño dentro de la caja
8. Sellar la caja utilizando cinta adhesiva.
9. Rotular el contenido de la caja: “MERCURIO”
10. Llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios potencialmente
peligrosos. ¿Vertedero municipal?

Debido a los peligros que implica el uso de bombillos ahorradores, particularmente


si no son tratados de manera adecuada, aprovechemos las alternativas que se
nos ofrecen para contribuir a la disminución de la contaminación por mercurio en
Venezuela, y reciclemos estos bombillos.
Fuente:
 UCV-Noticias
 Vitalis
 Azul ambientalistas
 Ecoclick
 Vitaambiente
 Greenpeace.org
 Corpoelec
Redactado por:
LoqueseaAmbiental.com
Fecha de Publicación: 29 de Septiembre de 2013
¿Qué hacer con los bombillos ahorradores?
Uno de los primeros consejos que recibimos, al momento de hablar del ahorro de
energía, es la importancia de cambiar los bombillos tradicionales por bombillos
ahorradores. Este tipo de bombillos consumen 4 veces menos energía y pueden
durar hasta diez veces más que un foco común. Nos describen como la energía
eléctrica necesaria para hacer funcionar un bombillo incandescente emite, en
promedio, cinco veces más CO2 que la empleada para un bombillo ahorrador.
También nos describen que los 23 vatios de una lámpara de bajo consumo
equivalen a 100 vatios de una lámpara incandescente, lo que se traduce en un
ahorro de 80 vatios en la factura eléctrica con el simple hecho de cambiar de
fuente de luz.
Sin embargo, el aspecto que siempre se olvida mencionar es que estos bombillos
ahorradores contienen mercurio (Hg). Cuando se aplica voltaje, los electrodos
ubicados a los extremos del tubo de vidrio -que forman estos bombillos- energizan
el vapor de mercurio en su interior, esto hace que se emita energía ultravioleta
(UV). El fósforo que recubre los tubos de vidrio absorbe la energía UV y emite luz
visible. Este funcionamiento hace del mercurio un elemento esencial en todas las
lámparas fluorescentes, y a su vez las convierte en desechos peligrosos.
El mercurio es un metal tóxico, que en ciertas formas puede acumularse en los
tejidos de los organismos y causar problemas de salud. De hecho, la Organización
Mundial para la Salud advierte sobre los efectos perjudiciales de este tipo de
bombillos al romperse, pudiendo afectar los sistemas nervioso, digestivo,
respiratorio e inmunitario. En cuanto a sus efectos sobre el ambiente, la cantidad
de mercurio presente en estos bombillos -que por lo general oscilan entre 4 y 8 mg
de mercurio- es capaz de contaminar el aire además del suelo y los cuerpos de
agua (tanto superficial como subterránea), como consecuencia de la infiltración de
los lixiviados debido al tratamiento inadecuado para su disposición final.
Especialistas afirman que la cantidad de 5 mg de mercurio presente en esta clase
de bombillos es suficiente para contaminar el equivalente a 25.000 vasos de agua.
A nivel mundial se ha venido reconociendo que el reemplazo de bombillos
incandescentes por bombillos fluorescentes no es una solución de tipo
permanente, sino una medida de corto o mediano plazo. Es el desarrollo y difusión
amplia del uso de bombillos que proporcionen una buena iluminación y que sean
energéticamente eficientes, libres de mercurio, duraderas, baratas y no tóxicas, la
solución real a largo plazo en la que aun se trabaja.
Las preocupantes consecuencias en la mala disposición de estos bombillos ha
impulsado que algunos países desarrollen sistemas relativamente buenos para
garantizar su recolección al término de su vida útil. No obstante, en países como
Venezuela no se cuenta con tales sistemas, a pesar de que desde el año 2006 la
sustitución de bombillos incandescentes por los “ahorradores” se ha establecido
como una política energética nacional.
Según cifras oficiales, entre el 2006 y el 2010, se han instalado unos 140 millones
de bombillos de esta clase, y tan solo el día viernes 27 de septiembre de 2013 se
recibió un primer cargamento de 1.186.900 bombillos provenientes de China,
como parte de los 22 millones que el gobierno planea entregar, sin que aun se
hayan habilitado sitios idóneos para la disposición final de estos productos, ni
desarrollado mecanismos eficaces para la recolección de unidades rotas o
vencidas, a pesar de que la Ley sobre Sustancias, Materiales y Desechos
Peligrosos establece en su artículo 55 que la disposición adecuada para este tipo
de materiales es colocarlos en contenedores especiales que anulen su potencial
contaminante.
En función de las metas planteadas por el gobierno de Venezuela, la Escuela de
Biología de la Universidad Central de Venezuela alerta que de cumplirse dicha
meta se estaría introduciendo más de una tonelada de mercurio –cada 10 años- al
entorno doméstico, sin haber desarrollado planes para educar a la población sobre
los mecanismos de descarte de estos bombillos. Esta situación generaría un daño
colateral de contaminación por mercurio que, de acuerdo con Vitalis, pareciera no
haber sido prevista por el gobierno, y la escasa información acerca del posible
impacto de este tipo de bombillos, dificulta la evaluación de su efectividad.
Sin embargo, no todo es negativo, pues actualmente ante la necesidad de dar un
tratamiento adecuado a este tipo de productos, Vitaambiente ha venido trabajando
hasta estar en la capacidad de reciclar los bombillos ahorradores. En este sentido,
han creado contenedores para una correcta disposición y traslado de los bombillos
hacia su planta ubicada en Cúa, estado Miranda. La intención de Vitaambiente es
que empresas, centros comerciales, condominios y hospitales, entre otros
colaboren con la adquisición de los contenedores, y se espera que el 30% de los
dispositivos sean entregados de manera gratuita a las comunidades necesitadas.
En la planta de Vitaambiente se extrae el vidrio, plástico, componentes
electrónicos, aluminio y finalmente, el mercurio: es recuperado mediante filtros
especiales y procesado en el Centro de Química del IVIC, para ser utilizado
posteriormente en la fabricación de tableros eléctricos o en talleres odontológicos.
Con el propósito de contribuir en el desarrollo de una sociedad más responsable a
continuación podrán revisar algunas de las cosas que debemos hacer para
garantizar una adecuada disposición final de los bombillos ahorradores:
¿El bombillo se ha quemado o se venció? Llegó la hora de retirarlo: ¿Qué hacer?
Luego de retirar los bombillos con cuidado, girando desde la base para evitar que
se rompa, podemos considerar algunas de las siguientes opciones disponibles
actualmente en Venezuela para la disposición de los bombillos:
1. Llevar los bombillos envueltos en las cajas originales o en bolsas plásticas
–para evitar que se quiebren- a las oficinas de Corpoelec.
2. Estar atentos a las jornadas de recolección desarrolladas actualmente por
ecoclick (solo en Caracas), donde se reciben bombillos ahorradores en
algunos de los centros de acopio, para posteriormente ser transportados a la
planta de Vitaambiente para su reciclaje.
1. La próxima jornada se estará realizando el día 19 de Octubre de
2013 (más información aquí)
2. Para información sobre jornadas de recolección en otros estados de
Venezuela estaremos informando próximamente en
LoqueseaAmbiental.com.
3. Establecer contacto directo con Vitaambiente para formar parte de su
Modelo Integrado de Gestión (m.i.g.) de desechos peligrosos.
4. Organízate: En tu comunidad organízate y exige a las autoridades locales la
aplicación de un sistema de gestión para este tipo de desechos.

¿El bombillo se ha ROTO?: ¿Qué hacer?


De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud, si un bombillo ahorrador
se rompe debemos seguir los siguientes pasos:
1. Salir del lugar donde ocurrió el accidente por espacio de 20 minutos, para
evitar la inhalación de los gases de mercurio.
2. No barrer, ni aspirar el área.
3. Utiliza guantes de goma y cubrirse la boca.
4. Recoge los fragmentos grandes y colocarlos en la caja.
5. Recoger los fragmentos pequeños y astillas con un papel o pedazo de
cartón y colocarlos en la caja.
6. Limpiar la zona utilizando un paño húmedo.
7. Colocar el paño dentro de la caja
8. Sellar la caja utilizando cinta adhesiva.
9. Rotular el contenido de la caja: “MERCURIO”
10. Llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios potencialmente
peligrosos. ¿Vertedero municipal?

Debido a los peligros que implica el uso de bombillos ahorradores, particularmente


si no son tratados de manera adecuada, aprovechemos las alternativas que se
nos ofrecen para contribuir a la disminución de la contaminación por mercurio en
Venezuela, y reciclemos estos bombillos.

Fuente:
 UCV-Noticias
 Vitalis
 Azul ambientalistas
 Ecoclick
 Vitaambiente
 Greenpeace.org
 Corpoelec

Redactado por:
LoqueseaAmbiental.com
Fecha de Publicación: 29 de Septiembre de 2013

(Créditos: Archivo)
Los llamados bombillos ahorradores también tienen su lado oscuro. Aunque en
efecto aportan luz blanca, consumen menos energía y duran mucho más que los
focos tradicionales, uno de sus componentes es el Mercurio, Hg, metal pesado
identificado como una de las más severas fuentes de envenenamiento.
Mientras el elemento químico permanece atrapado dentro del mecanismo no
representa peligro alguno para la salud, pero cuando éste se libera comienza el
riesgo de contaminación con todas sus consecuencias. Para evitar la exposición a
los tóxicos vapores del ´azogue´ que este tipo de focos aloja en su interior,
la Agencia de Medio Ambiente de la ONU ha publicado las recomendaciones a
seguir cuando sea necesario desechar los restos de un bombillo ahorrador roto o
quemado.
Para evitar intoxicación con Mercurio:

1-Abre las ventanas de la habitación y evacúala por 15 minutos.

2-Usa guantes protectores y cúbrete la boca.

3-Utiliza una caja de cartón y no una bolsa de plástico para colocar los restos del
bombillo roto.

4-Recoge los fragmentos grandes con guantes y colócalos dentro de la caja.

5-Junta las astillas y pedazos más pequeños ayudándote con un papel o pedazo
de cartón, y colócalos dentro de la caja.

6-Limpia la zona con un paño húmedo que también deberás desechar en la caja.

7-Sella la caja utilizando cinta adhesiva y escribe por fuera la palabra ´MERCURIO
´.
8-Quizás por ahora sea mucho pedir en países como el nuestro con limitada
cultura de Reciclaje y Tratamiento de Residuos, pero lo ideal sería desechar la
caja en un área dispuesta para desperdicios potencialmente peligrosos.
Efectos tóxicos del Hg:
El Mercurio es un metal pesado altamente venenoso cuya acumulación en el
organismo puede producir daño renal, pulmonar y cerebral, alteración del sistema
nervioso, reacciones alérgicas en la piel, irritación de los ojos, sordera, pérdida de
la memoria, vómitos y diarreas, efectos negativos en el sistema reproductivo,
dificultad en el proceso de aprendizaje en los niños y hasta depresión.
Indiscutiblemente hay muchas fuentes de Mercurio en el ambiente. Los bombillos
ahorradores no son la única, pues también podemos encontrarlo en el agua, el
aire y algunos alimentos. Por eso es importante destacar que aun cuando un único
contacto con un bombillo ahorrador roto no reviste peligro determinante para una
persona, siempre existe el riesgo de acumulación de Mercurio en el organismo,
donde a la postre sí puede producir efectos tóxicos de relevancia.
De ahí la importancia de saber que un bombillo ahorrador que se rompe en casa
no debe ser tratado como basura normal y corriente. Sus vapores tóxicos penetran
por los poros. También ingresan al aire y de allí al resto del medio ambiente. La
contribución que cada persona pueda hacer en este sentido es muy valiosa,
tomando en cuenta que el uso de los llamados bombillos ahorradores está
bastante generalizado en algunos lugares del mundo, aunque por lo pronto
solamente se fabrican en países como China, donde la normativa legal no tiene
precisamente estándares ambientales ampliamente reconocidos.

Otras fuentes
https://www.youtube.com/watch?v=xK2Xwf5HOIk
https://www.youtube.com/watch?v=EIfIV44PDtk
http://avepae.org/que-hacer-cuando-se-rompe-un-bombillo-ahorrador/

También podría gustarte