Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Trabajo de Investigación
QUIMICA
TITULO
Focos ahorradores
ALUMNO
Azaña Alcibar, Walter Anthony
LINEA DE INVESTGACION
Wikipedia
AULA Y TURNO
N-213-2
LIMA –PERU
2015
INDICE
1. Dedicatoria
2. Agradecimiento
3. Introducción
4. a. Tipos de focos
4. b. Finalidad de los tipos de focos
4. c. Peligro de los tipos de focos
5. Prevención de riesgos
5. a. Defensa Civil
6. Diferencia de consumo
7. Medio ambiente
8. otras tecnologías de cfl
9. Legislación
10. Precauciones necesarias
11. Historia
12. Conclusión
13. Luz toxica el lado oscuro de las bombillas de bajo consumo
14. Medidas necesarias
15. Daños a los seres humanos
16. El toxico de mercurio
17. Radioeléctricas
18. Emisión radioactivas
19. Electrizada sucia
20. Las led
21. Riesgos
22. Preguntas
23. Que hacer cuando se rompe un bombillo
24. Otras fuentes
Dedicatoria
Le dedico este trabajo
Como profesional.
Agradecimiento:
Gracias Dios. Virgencita, divino niño a
Los focos ahorradores son lámparas fluorescentes compactas auto alastradas que
proporcionan un flujo luminoso igual al de los focos tradicionales pero con un
menor consumo de energía.
A diferencia que los focos incandescentes, los focos ahorradores funcionan por
medio de un gas que ioniza y provoca la iluminación en conjunto con la pintura
blanca especial que tienen las paredes interiores del tubo.
Estos focos consumen hasta un 80% menos energía, producen más luminosidad
por watt y duran hasta 8 veces más que los focos tradicionales.
Todos los focos generan luz cuyo tono se puede identificar como cálido o frío. A
esta característica se le conoce como “temperatura del color” la cual se mide en
grados Kelvin.
Debido a que en un inicio todos los focos ahorradores emitían luz fría, muchos
usuarios se quedaron con la idea equivocada de que existían focos ahorradores
que emiten luz cálida.
Otra variante de las tecnologías existentes de CFL son los bulbos o lámparas con un
recubrimiento externo de nano-partículas de dióxido de titanio. Esta sustancia es una foto
catalizador que se ioniza cuando es expuesto a las radiaciones ultravioleta producidas por la
CFL, siendo capaz de convertir oxígeno en ozono y agua en radicales hidroxilos, lo que
neutraliza los olores y elimina bacterias, virus y esporas de moho.
La lámpara de luz fluorescente de cátodo frío (CCFL, por sus siglas en inglés cold cátodo
fluorescent lamp) es una de las formas más nuevas de CFL. Las lámparas CCFL usan
electrodos sin filamentos. El voltaje que atraviesa a estas lámparas es casi 5 veces superior al
de las lámparas CFL y la corriente entre sus terminales es de alrededor de 10 veces menor.
Las lámparas CCFL tienen un diámetro de casi 3 mm y son usadas en la retroiluminación de
los monitores delgados. Su tiempo de vida útil es de aproximadamente 30 000 a
50 000 horas6 y su rendimiento luminoso es igual a la mitad de las lámparas CFL.
LEGISLACION
5.- Utilice cinta adhesiva para recoger los restos de los fragmentos de vidrio y
polvo más pequeños.
6.- Limpie el área afectada con toallas de papel húmedo o toallitas húmedas
desechables y deposítelas en un frasco de vidrio o bolsa plástica-
7.- No use aspiradora o escoba para limpiar el bombillo roto sobre superficies
duras.
8.- Si se rompió sobre una alfombra, realice los pasos anteriores y si requiere de
aspiradora, pásela donde el bombillo se rompió, retirando al finalizar tanto el filtro
como la bolsa de la aspiradora.
10.- Sí puede lavar la ropa y los utensilios que tuvieron contacto con el vapor de
mercurio pero no los que estuvieron en contacto directo.
11.- Si los zapatos entraron en contacto con los trozos de vidrio, límpielos con
papel o toallitas húmedas y descártelos en frasco de vidrio o bolsa de plástico
sellada.
Asegúrese que el recipiente en el que guardó los trozos del bombillo y los
materiales de limpieza peligrosos es descartado de manera adecuada en
contenedores apropiados para este tipo de residuos.
Un poco de Historia
Desde Principios del 2009 la página web Aporrea había señalado el peligro de
contaminación por mercurio ya que los bombillos ahorradores dañados deben
recibir un desecho seguro según fue divulgado por Fonacit el 04/12/09
El estado venezolano ha reconocido el peligro de contaminación mercurial y ha
anunciado que se implementarán mecanismos de recolección, tratamiento y
disposición final de los bombillos usados o rotos. Con anterioridad llegó a informar
que los bombillos fluorescentes a descartar debían entregarse, en su caja original,
en las sedes de PDVAL y Mercal, y el Estado se encargaría de construir rellenos
de seguridad para su disposición final. Sin embargo no se conoce la idoneidad de
las condiciones de estos centros de acopio de materiales tóxicos, ni sus
características ni posibles operadores, ni los estudios que determinen los impactos
ambientales de los rellenos sanitarios anunciados para este fin, por lo que sería
necesario que el Gobierno Nacional informará sobre esto y sobre el nuevo
mecanismo para la recolección de los bombillos ya instalados, ya que está
desarrollando una campaña de eliminación de estos bombillos ahorradores y su
sustitución por bombillos LED.
Conclusión
Pues sí… decreto tras decreto, reglamento tras reglamento, los señores de la U.E.
están consiguiendo que todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida estén
perfectamente regulados. Y por si esto no fuera suficiente, también les gusta
mucho que esa regulación se modifique cada poco tiempo, de manera que
respetar la legalidad vigente suponga tener que cambiar a menudo cualquier cosa.
A eso le llaman incentivar el consumo, y consiste en cambiar algo con la excusa
más peregrina: los coches (Plan Renové), los colchones, los calentadores, las
calderas, las gafas de sol, las gafas de ver, las lavadoras y los frigoríficos (más
Plan Renové con la excusa de la eficiencia energética), los televisores… para
adaptarlos a la nueva tecnología TDT, y así hasta el infinito.
Se supone que están preocupados por el planeta, por el medio ambiente, por la
eficiencia energética, y por supuesto, por nosotros, los ciudadanos. Por eso lo
regulan todo y prohíben todo lo que no sea estrictamente obligatorio
Si hace dos postes denunciábamos la prohibición, por Decreto de la UE, de los
productos de medicina natural con propiedades saludables, en este, hablaremos
de otra prohibición por decreto: la de las bombillas incandescentes. “A partir del
sábado día 1 de septiembre de 2012 entra en vigor la retirada del mercado de las
bombillas incandescentes en toda la Unión Europea (UE), un gesto con el que los
Veintisiete pretenden fomentar el ahorro de energía”… He aquí el Reglamento que
lo regula
Reglamento (CE) nº 244/2009 de la Comisión, de 18 de marzo de 2009, por el que
se aplica la Directiva 2005/32/CE del Parlamento Europeo y del Consejo en lo
relativo a los requisitos de diseño ecológico para lámparas de uso doméstico no
direccionales.
El supuesto objetivo: iniciar una iluminación “más ecológica”. Todo sea por lo del
calentamiento global, por la eficiencia energética, por el ahorro que, en concreto
para el bolsillo de los consumidores la UE calcula en una media de unos… ¡25
Eurillos al año!! (Comprobar este dato más abajo, en la información extraída de la
web de la UE)
Esta es la moto que se nos quiere vender… Pero la cosa, desde luego, no está tan
clara. Los riesgos para la salud de las bombillas fluorescentes, con las cuales se
pretende sustituir a las anteriores incandescentes, y los informes que demuestran
que no son ni tan seguras ni tan eficientes como quieren hacernos creer.
Además, la tecnología LED, esta sí mucho más segura y eficiente, parece estar
preparada para inundar el mercado una vez que hayan conseguido vender antes
todos los millones de bombillas fluorescentes que se proponen…
Desde BIOS hemos venido alertando desde hace más de un año acerca de la
inconveniencia sanitaria, ambiental y operativa de las lamparillas de bajo
consumo.
Nuestras observaciones pueden sintetizarse es estos 11 puntos:
1. – Hay lámparas que iluminan menos que lo especificado en los envases
2. – Hay lámparas que duran mucho menos que la cantidad de horas que figura en
la caja contenedora
EL TÓXICO MERCURIO
En suma, las simples medidas de precaución que exige manejar estas bombillas
hacen incomprensible la decisión de generalizar su uso entre la población. Porque
cada CFL contiene entre 3 y 5 miligramos de mercurio, mineral altamente tóxico y
peligroso cuando se libera en el medio ambiente. En especial para el cerebro, el
sistema nervioso, el hígado y los riñones aunque igualmente puede dañar el
aparato cardiovascular, el sistema reproductivo y el sistema inmune además de
ser causa de temblores, inestabilidad emocional, pérdida de memoria, insomnio,
problemas neuromusculares, dolores de cabeza, alzheimer y cáncer. Aunque son
los fetos, bebés y lactantes los más vulnerables ya que su exposición al mercurio
influye muy negativamente tanto en el desarrollo de su cerebro como del sistema
nervioso.
Quienes tratan de restar importancia a este hecho argumentan que su presencia
es “muy pequeña” pero o mienten o ignoran que no se ha establecido una
“cantidad segura” de mercurio y que, de existir, estaría en el nivel de los
microgramos y las CFL contienen entre ¡tres y cinco mil miligramos! (recordemos
que un microgramo es la milésima parte de un miligramo).
“El límite del Canadian Water Quality (CWQG) para proteger la vida de agua dulce
–señala la investigadora canadiense Magda Havas- es de 26 nanogramos de
mercurio inorgánico por litro de agua. Lo que significa que una bombilla CFL
puede contaminar 190.000 litros de agua a niveles que superan las directrices de
calidad de nuestra agua!” (un nanogramo es la milésima parte de un microgramo
y, por tanto, la millonésima parte de un miligramo).
Y, por supuesto, si las usa olvídese a partir de ahora de tirarlas a la basura cuando
se fundan. En España los aparatos de alumbrado, las bombillas incandescentes y
las bombillas de bajo consumo están sometidas desde el 2005 al Real Decreto
208/2005, de 25 de febrero, sobre aparatos eléctricos y electrónicos y la gestión
de sus residuos que obliga a depositarlos en lugares precisos. “Cuando el usuario
adquiera un nuevo producto –explica el Gabinete de Comunicación del Ministerio
de Industria- el aparato de desecho puede entregarlo en el comercio en el que
efectúe la nueva compra. Los ayuntamientos de más de 5.000 habitantes deben
asegurar la recogida selectiva de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
procedentes de los hogares. Y los de menos de 5.000 habitantes se rigen de
acuerdo con la normativa de su respectiva comunidad autónoma. Por cada
bombilla se paga un cargo denominado Cargo RAEE (residuos de aparatos
eléctricos y electrónicos) de 0,3 € destinados a su reciclado y recogida al final de
su vida útil”.
Ahora bien, ¿siguen esa recomendación todos los que usan este tipo de
bombillas? Vamos a omitir la respuesta porque es obvia pero los aludidos
deberían saber que si terminan en un vertedero corriente el mercurio puede
contaminar el aire y filtrarse en el suelo contaminando los acuíferos subterráneos.
“Si terminaran en los vertederos varios miles de lámparas fluorescentes se
plantearía un grave problema de salud –ha denunciado sin tapujos la doctora de la
Universidad de Portsmouth (Reino Unido) Michelle Bloor-. El mercurio podría
escapar y entrar en la cadena alimentaria. (…) Y el problema es que muchos
concejos municipales no saben qué hacer para deshacerse de las lámparas
fluorescentes. Sólo 6 de los 17 con los que hablamos son conscientes de las
normativas”.
EMISIONES RADIOELÉCTRICAS
-Que las lámparas clásicas, sea cual sea la distancia de las medidas y su potencia
(100, 60 o 40 vatios) no hacen variar significativamente el ruido de fondo-
radiofrecuencia cuando están encendidas.
-Que las lámparas de bajo consumo, en función de su potencia (20, 15, 11, 7 y 5
vatios) y de la distancia de medición, elevan considerablemente las radiaciones
radioeléctricas al encenderse. Por ejemplo, los valores detectados varían desde
180 V/m a 4 V/m en los 20 primeros centímetros para potencias de 20 a 11 vatios.
Para potencias de 7 a 5 vatios estos valores son menores pero varían de 34 V/m a
2 V/m en los 20 primeros centímetros y hay que separarse un metro para volver al
valor del ruido de fondo de 0,2 V/m.
Según el estudio la causa de la emisión de radiaciones radioeléctricas proveniente
de las bombillas de bajo consumo estaría en los circuitos electrónicos integrados
por numerosos componentes, alojados en los casquillos de las bombillas. Y a
pesar de que un blindaje adecuado permitiría reducir las emisiones radioeléctricas
los autores del estudio no encontraron ninguno en las bombillas de uso corriente
estudiadas.
Algunas de las mediciones detectadas -sobre todo las registradas en la parte alta
de la horquilla como 180 V/m o 34 V/m- están además muy por encima de la
propia Recomendación del Consejo de Europa de 12 de julio de 1999 referente a
la limitación de la exposición del público a los campos electromagnéticos cuyo
nivel de referencia más severo es de 28 V/m y siempre para evitar sólo los efectos
térmicos de las radiaciones radioeléctricas. Pueden llegar a ser pues hasta ¡300
veces superiores! a las últimas recomendaciones de los científicos que alertan de
los peligros de los campos electromagnéticos para quienes el límite admisible
biológicamente estaría en 0’6 V/m.
“También otros laboratorios –señalaría Pierre Le Ruz- han hecho pruebas que
dieron lugar a conclusiones similares, con valores entre 80 y 380 voltios por metro
cuando el valor límite en vigor es de 28 voltios por metro. Un problema que se
plantea sobre todo a corta distancia y en el momento de la iluminación donde se
registra un pico. Lo mejor es mantenerse pues a más de metro y medio de ellas”.
-Las personas que van equipadas con dispositivos de asistencia médica, activos o
inactivos (marcapasos, dispositivos de administración de medicamentos, prótesis,
clips venosos, aparatos auditivos …) porque pueden estar expuestas de forma
instantánea, en el momento de la puesta en marcha de las lámparas de bajo
consumo (230 voltios - 50 hertzios), a picos de campos eléctricos de 100 a 300
V/m e incluso más, y más tarde, en función de la distancia y de la potencia
implicadas, a campos eléctricos de 2 a100 V/m. Resulta que los efectos de
compatibilidad electromagnética (CEM) son temibles y que son posibles
disfunciones e incidentes en los implantes médicos electrónicos, con
consecuencias sanitarias importantes para las personas expuestas”.
“Las bombillas CFL –nos diríaPablo Mata-nunca deberían estar a menos de 40 cm
de nuestro cuerpo si vamos a pasar cada día 8 o más horas junto a ellas. En
cualquier caso es importante mantener siempre una distancia mínima de unos 30
cm. A mayor distancia menor intensidad de la perturbación y mayor garantía de
salud para nosotros”. En suma, la distancia es muy importante pero no sólo no hay
que tener bombillas cerca -sea en la mesilla de noche o en nuestra mesa de
trabajo- sino que hay que tener en cuenta también que una persona de 1,70
metros de altura –por poner un ejemplo- tendrá la cabeza mientras camina -tanto
en casa como en la oficina si en ambos sitios hay bombillas CFL- a menos de 50
cm de la fuente de emisión de alta frecuencia. Y es tan evidente el impacto que
tienen estos campos electromagnéticos sobre los dispositivos eléctricos –no
olvidemos que nuestro organismo funciona en base a impulsos eléctricos- que la
propia General Electric realiza la siguiente advertencia en la parte posterior del
embalaje de sus CFL: “Este producto cumple con la Parte 18 del Reglamento de la
FCC pero puede causar interferencias en radios, televisores, teléfonos móviles y
controles remotos. Evite colocar este producto cerca de estos dispositivos y si la
interferencia se produce aún así aléjelo más del dispositivo o enchúfelo en otra
toma de corriente. No instale este producto cerca de un equipo de seguridad
marítima u otros dispositivos críticos para la navegación o equipo de comunicación
que operen entre 0,45-30 MHz”. Es todo. De los delicados dispositivos de
seguridad individuales como el corazón, el cerebro o el sistema nervioso nadie
habla. Porque eso significaría admitir una realidad que pretende negarse y asumir
claras responsabilidades legales.
“La promoción que se está haciendo de estas bombillas –nos diría Enrique Pérez,
presidente de Arca Ibérica- es sencillamente irresponsable. Las presentan como
una posible solución para el problema del calentamiento global y lo que están
consiguiendo es generar o contribuir a uno mayor: el de la hipercontaminación por
campos electromagnéticos. Y con todo ese problema podría ser menor en algunos
casos que el causado por el mercurio de las lámparas”.
ELECTRICIDAD SUCIA
Además de las emisiones de radiación directa hay serios indicios de que los
campos electromagnéticos emitidos por las CFL pueden viajar a lo largo de la
instalación eléctrica exponiendo a las personas a la denominada electricidad
sucia. “La electricidad sucia es un contaminante ubicuo –afirma Magda Havas,
investigadora canadiense que ha estudiado profundamente la problemática de las
CFL-. Fluye a lo largo de los cables y se irradia desde ellos”. Es decir, como estas
altas frecuencias viajan a lo largo del tendido de nuestro hogar, oficina o escuela
las personas no sólo quedan expuestas por su cercanía sino que pueden también
resultar afectadas estando en otras habitaciones.
Según la BBC la propia Health Protection Agency (HPA) británica ha advertido del
riesgo de estar a menos de 30 cm de estas bombillas durante mucho tiempo. Y
aunque luego han aparecido “expertos” que han intentado quitar hierro al asunto
diciendo que no existen pruebas de que supongan una amenaza de cáncer la
citada agencia ha manifestado que pedirá que se investiguen los bulbos de las
CFL –de distintas formas y tamaños- tras recibir la protesta de varios grupos que
representan a personas que sufren problemas de sensibilidad a la luz.
Y no son los únicos que advierten de este peligro. Otras organizaciones como
-Migraine Action Association o Epilepsy Action- están solicitando en Gran Bretaña
una reevaluación de las medidas. Y el Department for Environment, Food and
Rural Affairs (DEFRA) -encargado como antes dijimos de la protección ambiental
en el Reino Unido- no deja de recoger informes de problemas que parecen tener
su origen en las nuevas bombillas CFL.
La BBC contó hace poco tiempo el caso de Adrian Nielsen, un varón de 63 años
que poco después de instalar bombillas CFL en su casa comenzó a tener
problemas en los ojos. Neisen se había operado en el 2000 con láser para
solucionar sus problemas de visión y nunca más había vuelto a tener problemas
hasta que decidió cambiar las bombillas de su domicilio. Los ojos enrojecieron, su
parpadeo era constante y las molestias –los sentía como si estuvieran llenos de
arena- se volvieron insoportables. Primero le diagnosticaron algún tipo raro de
conjuntivitis y después ojos secos pero ningún medico consiguió curarle. La
irritación se prolongó hasta que comenzaron sus vacaciones y se fue a Creta. Allí
sus ojos sanaron… pero al volver a casa el problema reapareció. No fue sin
embargo consciente de la causa de lo que le pasaba hasta que leyó en un
periódico la historia de una mujer que había solucionado sus mismos problemas
¡cambiando de nuevo en casa las bombillas CFL por las antiguas incandescentes!
Así que hizo lo mismo y sus problemas terminaron.. “Yo no había pensado que
podía ser la luz –declaró Neisen-. Desde entonces me fijo de los lugares en donde
las tienen. En el bar las tienen y si estoy en él una hora comienzan los problemas
en mis ojos. He ido a las empresas donde tienen esta nueva iluminación y
mientras esperaba sentado todo comenzaba de nuevo y de repente. Creo que el
problema tiene que ver con el pulso que sale de la luz fluorescente”.
David Adams, portavoz del Royal National College for the Blinda de Hertford
(Reino Unido), denunció en la BBC que las CFL van a hacer la vida más difícil a
las personas con problemas en la vista como consecuencia de la luz difusa que
generan frente al alto grado de contraste de las bombillas tradicionales. Lo que
corroboraría el ya citado Larry Benjamin -del Royal College of Ophthalmologists-
quien declaró -como adelantamos al principio de este reportaje- que “las bombillas
incandescentes son una brillante fuente de iluminación general y es preocupante
saber que si desaparecen nuestros pacientes no podrán tener el mismo nivel de
iluminación en sus hogares. Porque hay evidencias de que una baja iluminación
puede dar lugar a un mayor número de caídas en personas con baja visión”.
LAS LED
Y encima no está tan claro que exista un ahorro real. La energía consumida para
fabricar una CFL – debido a sus componentes- es mucho mayor que la que se
necesita para una bombilla incandescente. Además las CFL emiten menos calor
por lo que aunque en un hogar el impacto sea mínimo a gran escala podría
suponer tener que aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)
al obligar a los sistemas de calefacción de petróleo o gas a funcionar con más
frecuencia. Y el efecto en el caso de la refrigeración será a la inversa durante los
períodos de calor. En el 2007 un investigador en recursos naturales de Canadá
calculó el impacto de sustituir cinco bombillas incandescentes de 77 vatios
utilizadas tres horas al día por otras CFL de 19 W y el resultado fue que las
primeras redujeron la necesidad de aire acondicionado en 55 kilovatios hora (kWh)
mientras las segundas aumentaron la necesidad de calefacción en 184 kW h. Sólo
generaron un ahorro anual de ¡12 dólares! El estudio fue publicado por la Canadá
Mortaje and Hosting Corporación (CMHC). Luego, ¿alguien cree aún en serio que
se justifica exponer a todos los españoles a los riesgos para la salud aquí
apuntados cuando el ahorro real de instalar las bombillas CFL sería de dos
dólares y veinte centavos al año por bombilla?
Aunque lo más sangrante es que de haber querido hacer una auténtica apuesta
por una energía limpia a la par que saludable se debió haber escogido las
lámparas LED -acrónimo del inglés Light-Emitan Diodo (Diodo emisor de luz)-.
Consumen un 92% menos que las bombillas incandescentes de uso doméstico
común y un 30% menos que la mayoría de los sistemas de iluminación
fluorescentes. Y además pueden durar hasta 20 años. “En pocos años –nos
aseguraría Pablo Mata- la tecnología LED multiplicará sus prestaciones dejando
en segundo plano cualquier otra tecnología luminosa debido a su alto rendimiento,
larga vida útil (hasta 100.000 horas) y carencia de sustancias tóxicas. Las
bombillas LED no emiten además luz infrarroja ni ultravioleta, no parpadean y
tienen un consumo estable durante el encendido o apagado siendo por ello las de
menor consumo del mercado”.
¿Sorprendido? Ciertamente hoy por hoy se trata de bombillas más caras -el precio
de una LED ronda los 10 euros frente a los 3 de la CFL- pero es de suponer que
con una adecuada inversión y un alto consumo los precios podrían reducirse
considerablemente. Además el coste del kilovatio/h de una LED sale en torno a
16,80 euros mientras la CFL es de 126. La organización Net Up -que apoya las
iniciativas del grupo Bioinitiative- ha calculado que sustituir en Francia todas las
bombillas actuales por lámparas CFL supondría dividir su factura energética por 4
pero hacerlo por lámparas LED la dividirla por 24. Son pues, sin lugar a dudas, la
alternativa real y limpia.
Riesgos
Cuidado! No es luz todo lo que reluce. Antes de cambiar una bombilla
incandescente -la de toda la vida- por otra más moderna y de bajo consumo, lea
este reportaje. Usted decide. Cierto que la nueva le durará hasta 10 veces más y
que gastará un 80% menos de electricidad. Su bolsillo y el medioambiente se lo
agradecerán. Pero en cambio su salud podría estar en precario. Ya sólo sus
nombres asustan: migrañas, vértigos, eccemas... Riesgos potenciales que, según
expertos, entrarían en nuestros hogares con el simple (¿y ecológico?) gesto de
reemplazar las bombillas tradicionales por las ahorradoras (conocidas como
Lámparas Compactas Fluorescentes, CFL en inglés), cada vez más de moda en el
mercado.
Tan peligrosas serían las nuevas -contienen mercurio- que, en caso de rotura, lo
más sensato sería desalojar el lugar al menos durante 15 minutos. Tampoco es
recomendable recoger los restos con aspiradora ya que podría inhalarse el polvo
contaminado con el tóxico. Ahí no queda la cosa. Por si fuera poco, la luz de estas
bombillas (más intensa que la que emite las lámparas de hilo convencionales)
podría desencadenar migrañas y eccemas en personas con la piel fotosensible.
Sin embargo, nada se advierte al consumidor en los embalajes de estas luces.
Quién iba a sospechar hasta hace una semana -cuando el propio Ministerio de
Medio Ambiente de Reino Unido lanzaba la alarma a través de un polémico
informe, tras un año promoviendo el uso generalizado de las CFL- que esas
bombillas convertidas en iconos populares de la lucha contra el cambio climático
(si ahorran electricidad, las centrales producen menos y contaminan menos), en la
práctica no serían tan sanas para la gente como en realidad lo son para el
ecosistema del planeta.
¿Estamos seguros en nuestras casas? Parecidos son los temores que suscitan los
compuestos de las alfombras, sofás o televisores, fabricados con los llamados
retardantes bromados del fuego, que se usan para reducir el riesgo de incendio. O
los detergentes. O los mata cucarachas. Todos los días estamos expuestos a un
sinfín de productos (según la Unión Europea hay en circulación unas 200.000
sustancias químicas legales) que nos penetran por la nariz, la boca, la piel, los
ojos...
Todas estas circunstancias arrojan más sombras que luces sobre los planes
gubernamentales encaminados a sustituir las lámparas de toda la vida por las de
ahorro. En toda la Unión Europea, donde se estima que hay unos 3.600 millones
de bombillas antiguas (aún se siguen vendiendo 2.000 millones cada año), podrían
ocasionar un apagón de los planes. De hecho, se pretende que para 2010-2015 la
mayoría de los países, especialmente aquéllos que más electricidad consumen,
haya terminado la reconversión lumínica puesta en marcha por la Comisión de la
Energía de la Unión.
España, a través del Ministerio de Medio Ambiente que pilota Cristina Narbona, ha
hecho del cambio de bombillas una de sus banderas verdes y fijado 2011 como
fecha de su implantación en los hogares y centros de trabajo.
PREGUNTAS
Es muy poco probable que una rotura de este tipo suponga algún riesgo para la
salud de los adultos, y el riesgo para un feto expuesto a través de su madre es
insignificante.
Los niños tienden a estar más expuestos que los adultos al mercurio liberado,
aunque en la actualidad se desconoce el alcance de este riesgo añadido. De
hecho, si los comparamos con los adultos, los niños aspiran más aire en
relación a su tamaño y son más activos físicamente, por lo que inhalarían
cantidades relativamente mayores de vapor. Además, los niños pequeños se
meten los dedos en la boca y otros objetos, por lo que es más probable
que ingieran cualquier gotita de mercurio adherida a las superficies o al polvo
Se calcula que en 2007 solo el 20% de ellas fueron recicladas. Aunque es poco
probable que el uso y eliminación actuales de las lámparas fluorescentes
compactas causen riesgos medioambientales, el aumento de la recogida
selectiva y el reciclaje reduciría aún más las emisiones de mercurio.
Fuente:
UCV-Noticias
Vitalis
Azul ambientalistas
Ecoclick
Vitaambiente
Greenpeace.org
Corpoelec
Redactado por:
LoqueseaAmbiental.com
Fecha de Publicación: 29 de Septiembre de 2013
(Créditos: Archivo)
Los llamados bombillos ahorradores también tienen su lado oscuro. Aunque en
efecto aportan luz blanca, consumen menos energía y duran mucho más que los
focos tradicionales, uno de sus componentes es el Mercurio, Hg, metal pesado
identificado como una de las más severas fuentes de envenenamiento.
Mientras el elemento químico permanece atrapado dentro del mecanismo no
representa peligro alguno para la salud, pero cuando éste se libera comienza el
riesgo de contaminación con todas sus consecuencias. Para evitar la exposición a
los tóxicos vapores del ´azogue´ que este tipo de focos aloja en su interior,
la Agencia de Medio Ambiente de la ONU ha publicado las recomendaciones a
seguir cuando sea necesario desechar los restos de un bombillo ahorrador roto o
quemado.
Para evitar intoxicación con Mercurio:
3-Utiliza una caja de cartón y no una bolsa de plástico para colocar los restos del
bombillo roto.
5-Junta las astillas y pedazos más pequeños ayudándote con un papel o pedazo
de cartón, y colócalos dentro de la caja.
6-Limpia la zona con un paño húmedo que también deberás desechar en la caja.
7-Sella la caja utilizando cinta adhesiva y escribe por fuera la palabra ´MERCURIO
´.
8-Quizás por ahora sea mucho pedir en países como el nuestro con limitada
cultura de Reciclaje y Tratamiento de Residuos, pero lo ideal sería desechar la
caja en un área dispuesta para desperdicios potencialmente peligrosos.
Efectos tóxicos del Hg:
El Mercurio es un metal pesado altamente venenoso cuya acumulación en el
organismo puede producir daño renal, pulmonar y cerebral, alteración del sistema
nervioso, reacciones alérgicas en la piel, irritación de los ojos, sordera, pérdida de
la memoria, vómitos y diarreas, efectos negativos en el sistema reproductivo,
dificultad en el proceso de aprendizaje en los niños y hasta depresión.
Indiscutiblemente hay muchas fuentes de Mercurio en el ambiente. Los bombillos
ahorradores no son la única, pues también podemos encontrarlo en el agua, el
aire y algunos alimentos. Por eso es importante destacar que aun cuando un único
contacto con un bombillo ahorrador roto no reviste peligro determinante para una
persona, siempre existe el riesgo de acumulación de Mercurio en el organismo,
donde a la postre sí puede producir efectos tóxicos de relevancia.
De ahí la importancia de saber que un bombillo ahorrador que se rompe en casa
no debe ser tratado como basura normal y corriente. Sus vapores tóxicos penetran
por los poros. También ingresan al aire y de allí al resto del medio ambiente. La
contribución que cada persona pueda hacer en este sentido es muy valiosa,
tomando en cuenta que el uso de los llamados bombillos ahorradores está
bastante generalizado en algunos lugares del mundo, aunque por lo pronto
solamente se fabrican en países como China, donde la normativa legal no tiene
precisamente estándares ambientales ampliamente reconocidos.
Otras fuentes
https://www.youtube.com/watch?v=xK2Xwf5HOIk
https://www.youtube.com/watch?v=EIfIV44PDtk
http://avepae.org/que-hacer-cuando-se-rompe-un-bombillo-ahorrador/