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Petroaguinaldo genera «incertidumbre

y descontento» por límites en su beneficio


Diciembre 29, 2019 // EFE / Banca y Negocios

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Tras el anuncio del ejecutivo nacional por la asignación del


petroaguinaldo, se ha visto en diferentes partes del país largas colas en la que
los jubilados, pensionados y trabajadores públicos dirigen su gasto al consumo de
víveres, enseres y otras opciones comerciales para suplir sus necesidades,
especialmente en esta época decembrina.

Expertos como Edison Arciniegas, director de Ciudadanía en Acción, creen que


por causa del incremento inusitado en el consumo, derivado de este fenómeno,
generaría un «shock» de escasez en los inventarios al menos en los primeros tres
meses del año entrante.

Sin embargo, cada vez crece «la incertidumbre y el descontento» que acarrea


el uso del petro para comprar los productos de primera necesidad. Se conoce que
el procedimiento ha sido bastante lento porque son pocos los establecimientos
que aceptan el pago con la criptomoneda, sumado a aquellas personas que se
quejan porque los comerciantes incrementan los precios en los alimentos
valiéndose de que están autorizados para realizar las transacciones en la divisa
virtual.

Con la expectativa de gastar el «medio petro» que este diciembre el


gobierno otorgó a través del carnet de la patria, la pensionada Antonieta
Adames aguarda en una larga fila a las puertas de un supermercado del
acomodado barrio caraqueño de Chacao.

«Voy a comprar lo que pueda», dijo la mujer. «Pollo, alimentos. Si estuviera en


otro sitio compraría otras cosas», añadió la ex-docente y seguidora de Maduro.

Cerca de ella Carolina Pacheco se quejaba de la larga fila y su mala organización,


del inusual calor que sufre Caracas este fin de año, de los altos precios de los
alimentos y de dolores en el cuerpo.

«No es justo que tengamos este desgaste físico», dijo esta trabajadora de 50
años, que recorrió más de 30 kilómetros desde la ciudad satélite de
Guarenas, donde menos de una docena de comercios aceptan el petro, para
llegar a Chacao.

«El presidente lo hizo bien por un lado, pero mal por el otro», agregó al señalar
que el petro no puede canjearse por otras monedas, aunque sí ahorrarse y
esperar a que su valor aumente en bolívares pero se mantenga en torno a los 60
dólares, como ha venido ocurriendo desde que fue lanzado.

– Miles usando el Petro –

Ellas son dos de las miles de personas que forman largas filas desde hace días
para usar el petro en algunos comercios del país, que atraviesa la mayor crisis de
su historia moderna.

Adames tenía más de cinco horas en fila sin poder comprar. El viernes también
hizo fila por horas en el centro de Caracas sin poder usar el petro.

«No pude porque no había el captahuellas», dijo decepcionada.

El petro fue lanzado hace casi 3 años por Maduro en medio de su tentativa por
escapar a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra algunos
funcionarios y empresas estatales.

Pero a solo días de haberse lanzado, Estados Unidos prohibió su uso.


Se ideó como un criptoactivo y más tarde pasó a definirse como un certificado de
ahorros. Ahora los economistas de Venezuela se refieren a él como una
«unidad de cuenta».

Su uso está ligado al llamado carné de la patria, un censo paralelo que el


Gobierno de Maduro asegura le permite monitorear la entrega de ayudas, y que la
oposición rechaza por considerar que sirve para chantajear a los votantes.

Así, quienes se beneficien del petro usan su huella dactilar para hacer compras a
través de métodos de biopago, pero también con billeteras electrónicas y
aplicaciones de teléfonos inteligentes, considerados un lujo en Venezuela donde el
salario mínimo y las pensiones no superan los 4 dólares por mes.

Con este panorama, los cerca de 30 dólares que suponen el medio petro son
apetecibles para los venezolanos, especialmente si pueden transformarlos en
alimentos o medicinas.

– «Engañados» –

«Estoy preocupado por la situación de nuestros pensionados y jubilados, fueron


engañados nuevamente», dijo Andrés Rivero, un empleado público.

Rivero y una docena de personas protestaron el sábado a las puertas de la tienda


por departamentos más grande de Venezuela, donde el petro solo puede usarse
con billeteras electrónicas o engorrosos canales digitales.

Pero dentro de la tienda cientos de pensionistas compraban alimentos importados


desde Colombia, Brasil, Nicaragua o Guyana, con precios marcados en
dólares estadounidenses.

Algunos hasta cervezas mexicanas.

«Un pensionado no puede (usar la billetera electrónica)», dijo la joven Desiré


Hernández al relatar los varios pasos necesarios para validar el petro.

«Los pasos son fáciles, pero si conoces la plataforma. Mi mamá no sabe y yo se lo


hice a ella, a mi esposo, a mi papá, compañeros de trabajo», añadió junto a su
cesta llena de alimentos.

En paralelo, el bolívar venezolano pierde cada vez más valor, y ya se necesitan


casi 50.000 de ellos para comprar un solo dólar.

Este fenómeno ha llevado a los venezolanos a refugiarse en el dólar o hasta el


oro, pero muy poco en el petro, un activo en el que el Gobierno de Maduro cifra
sus esperanzas de atajar la rampante inflación que lastra la economía del país.

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