Está en la página 1de 9

apítulo 1º

Matilda es una niña superdotada. Comienza a hablar apenas al cumplir el primer año y,
a los tres, leía de forma fluida. Cumple cuatro años y pasa mucho tiempo sola en casa;
sus padres la ignoraban y, como éstos no quieren comprarle libros, decide ir por su
voluntad a la Biblioteca Municipal.

La bibliotecaria se sorprende al ver a una niña tan pequeña hurgando entre los libros;
pero prefiere no opinar al respecto y ayuda a Matilda a buscar nuevos títulos. La
pequeña iba diariamente a la biblioteca, hasta que descubrió que podía llevarse los
libros para su casa y eso es lo que hace, cada vez carga con más y más libros para leer y
aprender.

Capítulo 2º
En este capítulo se describe a los padres de la pequeña Matilda: su padre vende autos de
segunda mano y un día le confiesa a sus hijos que los carros que venden están en mal
estado y que estafa a la gente. Matilda le dice a su papá que eso es un delito, pero este le
grita; por eso decide que cuando su padre la insulte, ella le hará una travesura.

Capítulo 3º
Un día que su padre estaba por salir al trabajo, tomó el sombrero de éste y lo llenó con
un tubo de pega por todos lados. Su padre se coloca el sombrero y sale apurado para el
trabajo. Cuando se lo va a quitar se da cuenta de que lo tiene pegado al cuero cabelludo.
Al día siguiente, la esposa se ve obligada a cortarle el sombrero y parte del cabello.
Matilda no paraba de burlarse, pero logró que por un tiempo su padre la dejara
tranquila.

[yuzo_related]

Capítulo 4º
Un día que Matilda estaba leyendo tranquila en su casa, llegó el padre malhumorado
porque había tenido un mal día y se descargó con la pequeña. Le arrancó el libro de las
manos y gritándole tonterías, lo rompió en pedazos frente a su hija sorprendida. La niña
se molestó muchísimo pero no lloró, sólo pensaba en darle una lección a su papá.

Matilda recordó que su amigo Fred tenía un loro parlanchín; fue hasta su casa y se lo
pidió prestado; le chico accedió por un poco de dinero. La niña regresó a casa y, antes
de que sus padres llegaran, introdujo al loro dentro de la chimenea. Esa noche, mientras
cenaban viendo tele como de costumbre, escucharon la voz y pensaron que eran
ladrones. Fueron al comedor, pero como tampoco vieron a nadie salieron corriendo
aterrados, creyendo que era un fantasma. Al día siguiente Matilda sacó al loro de la
casa.
5º Capítulo
Matilda pensó que su padre había aprendido la lección, pero se equivocó. Una noche, el
hombre llegó muy contento a casa y le contó a su hijo que había vendido muchos autos.
Le pide al hijo que busque papel y lápiz para que sacara unas cuentas y demostrarle lo
astuto que era su padre.

Le pidió al hijo que calculara cuánto dinero había ganado ese día; le aclaró que él ya lo
sabía, pero quería saber cuán listo era el chico. El pequeño le preguntó al padre si había
hecho el cálculo mentalmente, pero este le dijo que eso nadie podía hacerlo.

En ese momento, Matilda les dijo en voz alta cuánto había ganado el padre, quien se fue
alterando hasta enrojecer y gritar que la pequeña estaba mintiendo y que sólo sabía la
respuesta porque la vio anotada en el papel. Comenzó a insultarla de nuevo.

6º Capítulo
Aquí se relata una de las venganzas urdidas por Matilda: La pequeña sabía que una de
las cosas que más quiere su padre es su cabello; por eso un día se despierta temprano,
entra al baño, agarra la loción que usa el hombre en su cabeza y la llena del tinte de pelo
de la madre, que era color plata.

Cuando éste llega a desayunar, la madre se queda mirándolo petrificada; el padre,


extrañado por las miradas, pregunta qué pasa y es cuando le dicen que carga el pelo
color platino. Entra en crisis cuando la esposa le dice que va a perder el cabello, pero
Matilda le dice que se lave el pelo y busque a un peluquero.

7º Capítulo
Cuenta sobre el primer día de Matilda en la escuela. Describe el ambiente del Colegio
Crunchem, a la malvada directora Trunchbull, a sus compañeros de clase, y a la señorita
Honey, quien es la profesora de Matilda, muy dulce y buena con los niños.

Al inicio de la clase, la maestra pregunta sobre unas operaciones numéricas y la única


en contestar es Matilda, pues se sabe todas las tablas. La señorita Honey se sorprende
por lo lista que es la pequeña con respecto de su edad. Pregunta si alguno sabe leer y
sólo Matilda responde afirmativamente; por lo que trae un libro que la niña lee sin
problema alguno; además, le dice a la señorita que le hizo un poema; lo que sorprende
aún más a la profesora.

8º Capítulo
La maestra va a la dirección para comentarle a Trunchbull lo ocurrido con Matilda
durante la clase. Pero la mala mujer ignora todo lo que la señorita Honey le dice y sólo
le dice que es una pequeña muy mala. La maestra sale del despacho algo desencantada
por no haber encontrado respuesta; decide que Matilda debe aprender sobre temas más
adelantados y le da algunos libros de cursos avanzados.

9º Capítulo
En vista de que la directora Trunchbull  no le ha prestado atención sobre los avances de
Matilda, la señorita Honey decide hablar con sus padres. Una vez más se decepciona al
ver que el padre de la pequeña no la quiere dejar entrar porque quiere ver un programa
de televisión, que considera más interesante que su hija. La maestra le comenta a los
padres de Matilda que la pequeña es muy avanzada para su corta edad, pero éstos la
ignoran por completo; ella sigue hablando pero no ve mayor interés en ellos y se retira
muy confundida.

10º Capítulo
Matilda hizo una amiga en la escuela; su nombre es Lavender y siempre compartían
juntas durante el recreo. Un día, en el receso, se les acercó una chica de un año superior
y les contó algunas cosas que había hecho para que la directora la enviará a La
Ratonera, que era un pequeño armario con las paredes de cristal para evitar que se
apoyaran.

Les relató que encontró había derramado jarabe sobre la silla de la directora y cuando
ésta se sentó, “chaf”, se llenó los pantalones del viscoso líquido. Les contó otras
historias más, pero en ese momento la malvada directora hizo presencia en el patio de
recreo y los niños se quedaron en absoluto silencio.

Trunchbull se acercó a una pequeña que tenía el cabello muy largo, la cual estaba
aterrada. La directora se dio que debía cortarse el cabello, pero al ver que la niña le
respondía una y otra vez, la agarró por el cabello, la alzó por encima de su cabeza y la
lanzó.

La chica mayor les explicó a Matilda y Lavender que Trunchbull había sido lanzadora
de martillo. Tras lo ocurrido, Matilda pensó que la directora hacía todo eso porque sabía
que los padres jamás les creerían a sus hijos si éstos llegaban a contarlo.

11º Capítulo
Esta vez la directora llamó a los niños al salón de reuniones. Todos estaban aterrados,
porque no sabían quién sería la nueva víctima. La directora llamó a un niño rollizo para
que se acercara ella y comenzó a hablarle sobre un pastel de chocolate que el pequeño
había robado de la cocina y que era la merienda de Trunchbull.

Hizo llamar a la cocinera, quien llegó con un enorme pastel bañado de chocolate y
obligó al niño a comer todo el pastel, esperando que le hiciera daño; pero esto no
ocurrió y el pequeño logró comérselo todo. Los demás alumnos aplaudían a su
compañero por lo que la directora, llena de ira por no haber logrado su cometido, agarró
el plato donde estaba el pastel y lo volvió trizas sobre la cabeza del niño.

12º Capítulo
La señorita Honey les informó a los chicos que la directora visitaría su salón una vez
por semana para preguntarles sobre lo que habían aprendido, y les recordó que cuando
ella estuviera presente debían portarse bien o de lo contrario se verían en serios
problemas. Les dijo que cuando daba una clase, Trunchbull  debía tener una jarra con
agua y un vaso en la mesa, por lo que le encomendó a Lavender la tarea de llevar la
jarra.

Lavender deseaba hacer cosas como las que Matilda contó les había hecho a sus padres,
o como las travesuras que les había contado la chica del grado superior. Decidió  jugarle
una broma a la directora y, cuando llegó a su casa, fue hasta una charca que estaba cerca
y sacó de allí un bicho y unas algas, que metió dentro de una caja para llevarlas al
colegio al día siguiente. Así lo hizo y, al momento que se lo solicitaron, fue por la jarra
y metió en ella al bicho que había agarrado en el charco.

13º Capítulo
Tal como lo había informado la maestra Honey, a la hora estipulada llegó al director y,
al verla entrar, todos los niños guardaron silencio. Lo primero que hizo Trunchbull fue
revisar las manos de todos los alumnos; no había inconvenientes hasta que revisó las
manitas de un pequeño que llamaban Niguel y vio que estaban sucias. La directora le
llamó la atención de forma muy severa y lo castigó obligándole a ponerse contra la
pared.

Después le tocó el turno a otro niño de nombre Rupert, a quien le preguntó las tablas
pero el pequeño no las sabía, así que lo agarró por el pelo y comenzó a gritarle al oído;
hasta que Rupert no respondió bien, la directora no lo soltó. Luego hizo que otro niño
deletreara unas palabras y como también se equivocó, lo tomó muy fuerte por las orejas
y le hizo repetir hasta decir bien las palabras.

Al llegar el turno de Matilda, la directora Trunchbull no arremetió contra ella, sino


contra su padre, quien la había estafado al venderle un auto en malas condiciones. Le
aseguró que su padre era un delincuente y que pronto se las vería con el personalmente.

14º Capítulo
Después de maltratar a su antojo a los alumnos, la directora se sentó, agarró la jarra y
vació su contenido en el vaso y, tal como Lavender lo esperaba, cayó una salamandra.
Trunchbull  dio un grito de sobresalto e, inmediatamente, acusó a Matilda por lo
ocurrido, pero ella se limitó a decir la verdad, pues ella no era culpable. La directora no
le creyó y la amenazó con expulsarla del colegio.
Matilda estaba tan enfadada que sólo deseaba que el vaso se cayera de las manos de
Trunchbull  y la salpicara. Sin saber cómo, la pequeña logró concentrar una gran energía
sobre si y con solo mirar , el vaso de cayó. La directora comenzó a gritar aún más,
culpando a Matilda una y otra vez, pero la pequeña se defendió diciendo que no se había
movido de su puesto. Al final, Trunchbull  quedó como una tonta ante sus alumnos y la
maestra Honey, pues ya que nadie se había levantado de su lugar, solo ella pudo haber
tirado el vaso.

15º Capítulo
Todos los chicos salieron de clase, pero Matilda se quedó en el aula con la maestra
Honey. Tenía que decirle a alguien lo que le había ocurrido, y decidió que ese alguien
era su maestra. Pero cuando la pequeña le contó lo que pasó, la maestra pensó que todo
era producto de la imaginación de Matilda.

Aun así, decidió comprobar lo que Matilda le decía: agarró un vaso, lo colocó sobre la
mesa y le pidió a la niña que hiciera lo que había hecho cuando estaba la directora.
Matilda se sentó de nuevo y sintió lo mismo, esa energía en los ojos que hizo que el
vaso se moviera. La señorita Honey se quedó congelada al ver cómo el vaso se caía sin
que nadie lo tocara. Sorprendida por lo acontecido y aún sin creerlo, le pidió a Matilda
que fuera a su casa un rato.

16º Capítulo
La señorita Honey y Matilda caminaron por una vereda llena de flores hasta llegar a una
pequeña casa que parecía ser de un granjero. Al entrar, la pequeña se sorprendió al ver
que la cocina era más pequeña que su armario y que en el comedor apenas había tres
cajas como muebles. La maestra preparó la merienda e invitó a Matilda para el
comedor, donde empezaron a hablar.

17º Capítulo
Matilda no pudo frenar su curiosidad y le preguntó a la señorita Honey por qué vivía en
condiciones tan precarias si ganaba un sueldo como maestra del colegio. Al principio, la
joven maestra no quería decirle nada, pero accedió hablar porque necesitaba
desahogarse. Le contó que cuando su madre murió, su padre llamó a su hermanastra
para que se hiciera cargo de ella. La tía era muy malvada con ella, pero cuando estaba
presente el padre se mostraba como una mujer muy dulce.

[yuzo_related]
Al morir el padre, la tía de adueñó de la casa y del dinero, y obligó a Honey a realizar
todos los quehaceres de la casa. La joven logró estudiar y cuando era mayor, halló la
pequeña casa.
Además, todo lo que ganaba como maestra, debía entregárselo a la malvada tía para
pagarle todo lo que esa mujer le había comprado cuando Honey era pequeña; por esa
razón vivía en tales condiciones. Matilda sigue preguntando y se sorprende al saber que
la malvada tía de la que hablaba la señorita Honey era Trunchbull , la directora del
colegio.

18º Capítulo
La tarde sorprendió a la señorita Honey y a Matilda mientras conversaban, por lo que la
maestra decidió acompañar a la pequeña hasta su casa. El camino lo recorrieron en total
silencio. Al llegar a casa de Matilda, Honey le pidió que no le contara a nadie lo que ella
le había dicho y, aunque la niña lo prometió no pudo olvidar todo aquello. Pensó en
cómo ayudar a su maestra. Antes de despedirse, le hizo tres preguntas: el nombre de su
padre, el de la directora y el de ella.

19º Capítulo
Matilda entró a su casa pero no había nadie. Abrió uno de los cajones de su padre y sacó
un puro con los poderes que estaba desarrollando. Practicó una y otra vez hasta levantar
el puro y moverlo de un sitio para otro. Se dio cuenta de su poder y de que su plan
comenzaba a funcionar.

20º Capítulo
Nuevamente, la directora llegó al salón para hacerles un examen sorpresa. Esta vez le
preguntó la tabla del tres a Wilfred, pero al revés, y, como se puso nervioso y no supo
responder, lo tomó por un tobillo para alzarlo. Justo en ese momento una tiza comenzó a
escribir en el pizarrón el mensaje siguiente: “Agatha , soy Magnus, devuelve a Jenny su
casa y su dinero o me ocuparé de ti”.

La directora Trunchbull se sorprendió tanto por lo que leyó en la pizarra que se


desmayó delante de todos; Niguel le vació una jarra de agua fría en la cara y entre cinco
profesores la llevaron hasta la enfermería. La maestra Honey hizo salir a los chicos del
aula y los envió hacia el patio de recreo. Cuando le tocó salir a Matilda, la tomó de la
mano y la abrazó muy fuerte.

21º Capítulo
La directora Trunchbull no regresó jamás al colegio; de hecho, algunos alumnos fueron
hasta su casa pero no encontraron a nadie. A los días encontraron el testamento de
Magnus, el padre de la señorita Honey, y ésta regresó a su antigua casa. Matilda la
visitaba a diario.

Un día de regreso a casa, Matilda encontró a su familia haciendo maletas de emergencia


porque se marchaban de la ciudad. La pequeña no quería irse, por lo que salió corriendo
a casa de la señorita Honey, quien le explicó que su padre era un estafador y un ladrón
de carros, que lo habían descubierto y que por eso estaba huyendo.

Matilda le pidió a señorita Honey que les dijera a sus padres que ella se quedaría en su
casa y, cuando los papás fueron a buscarla les preguntó y a ellos les dio igual y se la
dejaron. Se subieron al carro, el único en despedirse fue su hermano, porque sus padres
se fueron sin siquiera mirar atrás.

Personajes del libro Matilda 


En este libro se cuenta la vida de Matilda, una niña muy inteligente que llega a la
escuela Crunchem. La historia es relatada en tercera persona, por un narrador
omnisciente, puesto que conoce todos los detalles sobre los personajes y los
acontecimientos que ocurren. A continuación mencionamos los personajes más
importantes de la historia:

Matilda Wormwood: Es la protagonista de la historia; una niña muy inteligente que


aprende a leer, escribir y operaciones aritméticas a muy temprana edad. Es una niña
honrada, que frecuentemente recrimina a su padre por los negocios turbios que maneja.
Es muy buena amiga, leal, respetuosa y justa. Es una niña con muchos dones pero no es
valorada por su familia.
Harry Wormwood: Padre de Matilda. Es un delincuente que estafa a las personas
vendiéndoles autos usados en mal estado a pecios exorbitantes. Es maleducado,
machista y autoritario. Cree que Matilda es un error. Muchas veces obliga a su hija a ver
televisión en lugar de leer y, en algunas oportunidades llega a destruir los libros de la
pequeña.
Zinnia Wormwood: Madre de Matilda. Una mujer superflua y vana, que solo se
preocupa por ganar dinero fácil y por su apariencia física. No demuestra un mínimo de
afecto por su hija y está sometida a la mentalidad machista. Piensa que ser bella es más
importante que ser lista.
Agatha Trunchbull: Es la directora de la Escuela Crunchem donde estudia Matilda.
Una pérfida mujer que  se goza abusando y maltratando a los niños. Suele imponer
castigos crueles a los alumnos, muchas veces por cosas que no lo merecen. Siente un
desprecio natural por los niños, hecho que queda demostrado en el trato que le brinda a
su sobrina Honey cuando estaba pequeña.

Jennifer Honey: La maestra de Matilda. Una mujer dulce y cariñosa, dedicada a


enseñar a sus alumnos y hacerlos sentir bien. Crea un lazo de afecto muy especial con
Matilda, quien la ayuda a recuperar sus bienes. Al final, se convierte en la madre
sustituta de la pequeña.
Michael: Hermano de Matilda, mayor que ella. Un pequeño de inteligencia promedio
que dedica su vida a ver televisión. Sus padres lo sobreestiman y lo utilizan para
humillar a Matilda, comparándolos frecuentemente, pero ella no le presta mayor
atención.
Lavender: Mejor amiga de Matilda. Es una niña inocente, simpática e inteligente, que
se convierte en la cómplice de aventuras de Matilda. Le hace una broma a la directora
Trunchbull, lo que desata la ira de la malvada mujer, que busca vengarse con Matilda
pero no lo logra.
Bruce Bogtrotter: Compañero de escuela de Matilda. Es un niño bastante rollizo. La
directora Trunchbull lo acusa de haberse comido su pastel y lo obliga a comer otro
pastel de chocolate de gran tamaño. Bruce, animado por sus compañeros, logra superar
el castigo de la directora y se vuelve un héroe dentro del colegio.
Cabe destacar que gran parte del relato se desarrolla en la Escuela Crunchem, donde
Matilda llega a estudiar, conoce a sus compañeros y a la señorita Honey.

Otros escenarios como la casa de los padres de Matilda y la casa de la maestra Honey,
aparecen durante la historia. Al final, la casa donde vivía la malvada directora
Trunchbull es el ambiente donde se desarrollan los hechos, pues en ese lugar van a vivir
Matilda con su maestra.

Enseñanzas del libro Matilda


Todos los libros guardan en sí mismos infinitas enseñanzas, que el lector va
descubriendo a medida que se adentra en una nueva historia. Cada uno de nosotros
encuentra un mundo distinto en cada libro que leemos y, a su vez, encontramos
muchísimas enseñanzas. Aquí mencionamos algunas que se destacan de la lectura del
libro Matilda.

Si puedes valerte por ti mismo, puedes alcanzar lo que te propongas:No depender


de nadie es una señal de grandeza personal. Matilda debió aprender a hacerse cargo de
sí misma desde que estaba muy pequeña y eso le permitió llegar a la biblioteca, a la
escuela y a la vida de la señorita Honey.
No estás obligado a parecerte a tus padres: El hecho de que sean tus padres no quiere
decir que debes seguir sus pasos. Matilda notó que sus padres no eran modelos a seguir
y decidió ser distinta de ellos. Muchos padres son dignos de ejemplo, pero los de
Matilda no lo eran y se dio cuenta desde muy chica.
La honradez es un valor muy preciado: Ante todas las situaciones que se presenten
en tu vida debes mantener tus principios y valores intactos. El padre de Matilda es un
estafador a quien la pequeña recrimina por sus malas acciones, a lo que él responde
“Nadie se hace rico siendo honrado”. Pero la vida le da una gran lección, pues debe huir
cuando se ve descubierto por la policía.
El autoritarismo no es bueno para criar a los hijos: Frases como “Porque lo digo yo
que soy tu padre” o “Yo soy listo y tu tonta; yo soy grande y tu pequeña; yo tengo razón
y tú no”,  que utilizaba el padre de Matilda contra su hija, son argumentos vacíos que
con frecuencia hieren a los hijos.
El miedo no es garantía de respeto: Así lo demuestra Ágatha Trunchbull, a quien le
temen todos los niños del colegio, pero no la respetan, y prueba de ello son las burlas
que le hacen a sus espaldas. El respeto no se impone, se gana.
Respetar a la familia: Aunque la familia de Matilda no es perfecta, ella jamás
arremetió contra ellos y nunca hablaba mal de su familia, aunque sabía de los delitos
que cometía su padre. Entendía que, aunque no le mostraban mucho afecto y dejaban
mucho que desear, la cuidaron desde su nacimiento, pudiendo haberla dado en
adopción.
La virtud del amor por aprender: Esta virtud hace grande a las personas y les abre un
mundo de posibilidades. Matilda es una niña inteligente que descubre en la lectura una
forma de aprender cosas nuevas. Desde pequeño debe inculcarse en los niños el amor
por la lectura y cultivarse la curiosidad y el deseo de aprender cosas nuevas.
En ocasiones somos instrumentos para educar a otros: Hay personas que tienen
comportamientos errados en la vida y, en algunas ocasiones debemos darles una lección
para que comprendan el error que cometen. Así como Matilda lo hizo con sus padres y
con la malvada directora, quienes se creían con el derecho de maltratar a los niños por el
solo hecho de ser adultos y tener algún tipo de autoridad.
La verdadera grandeza está en ser humilde: Aunque conozcamos nuestras virtudes y
fortalezas. Aunque tengamos riquezas, poder o inteligencia, nunca debemos sentirnos
superiores ante nadie y debemos poner nuestros dones al servicio de los demás.

Todos somos diferentes, y todos somos especiales: Cada quien a su manera es


especial. En los colegios hay niños altos, bajos, gordos, rubios, callados, y pare de
contar, y cada uno desde su particularidad e individualidad, aporta belleza al mundo.
De nada sirve tener poder si no sabemos qué hacer con el: Franklin D. Roosevelt
dijo una vez “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. El poder no debe
usarse para humillar sino para servir. Es por ello que, insisto, debemos poner nuestros
dones al servicio de los demás.
Hay profesores que dejan huella en sus alumnos: Existen grandes maestros que
marcan la vida de sus estudiantes, porque enseñan más allá de los contenidos
establecidos y dan herramientas para la vida. Esos profesores siempre son recordados y
son ejemplos a seguir.
La familia no se elige, se descubre: Matilda no escogió a su familia y prueba de ello
era lo diferente que era de sus padres y su hermano, pero encontró en su maestra algo
muy parecido al hogar que ella siempre había deseado. Y escogió quedarse con ella.
El tiempo pone cada cosa en su lugar: Sabio el tiempo que nos pone a cada uno en
nuestro lugar. Y, aunque a veces pensamos que los malos son los que siempre ganan, al
final todos tienen su recompensa, buena o mala, según sus actos. Si no que lo diga el
padre de Matilda y la directora Trunchbull Juntos somos más: Y somos también más
poderosos. Solos podemos alcanzar una meta, pero unidos seremos invencibles.  Y si
deseas seguir leyendo resúmenes e historias como éstas, sólo debes hacer click en los
siguientes enlaces:

También podría gustarte