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LIGA DE DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

EVALUACIÓN Y MONITOREO SOCIOAMBIENTAL DE LOS


ESTUDIOS DE CASO EN TEMAS PRIORIZADOS

Resumen general de situación 2010-2013

Elaboración: Marco Octavio Ribera Arismendi (LIDEMA) septiembre 2013

El año 2007, la Liga de Defensa del Medio Ambiente, inició un proceso de


evaluación y monitoreo ambiental, a partir de la selección de un conjunto de temas
o problemáticas ambientales críticas, y previo proceso de priorización, en la cual
participaron los equipos técnicos de las instituciones miembros de LIDEMA en
cada departamento.

Los primeros ocho grandes temas, incluían a la minería (cuencas Poopo y Pilcomayo),
el Mutún, hidrocarburos en el Chaco y el norte de La Paz, la contaminación de la
Bahía de Cohana, el IIRSA, el modelo agroindustrial soyero y las megarepresas del
Madeira.

El año 2008, se incluyeron otros temas, como ser, los megaproyectos de la represa
de El Bala y de Cachuela Esperanza, el proyecto geotérmico de Laguna Colorada, la
megaminería en San Cristóbal, además de los contextos generales de
hidrocarburos y minería. En total, 16 temas, en los cuales, se concentraron los
esfuerzos de vigilancia y monitoreo ambiental, con participación de las nueve
coordinaciones departamentales de la Liga y el esfuerzo de varias instituciones
miembro que han realizado el seguimiento a problemáticas ambientales, como los
derivados de la minería, a lo largo de muchos años. Esto implicó, trabajos en
terreno, muestreos de aguas contaminadas, contactos con actores locales,
sobrevuelos, exhaustiva revisión bibliográfica y la aplicación de la metodología
Estado-Presión-Respuesta.

La vigilancia y monitoreo ambiental se realizó entre los años 2007 y 2013, con un
primer set de publicaciones el año 2008 y un segundo evento de difusión el año
2010, para culminar con la presente actualización, el año 2013.

En general, se concluye que en los 16 estudios casos priorizados por LIDEMA, la


situación ha empeorado notablemente, en términos de generación de impactos,
incrementos de riesgos y generación de conflictos. En ninguno de los casos se ha
observado una reducción de las afectaciones por un efectivo cumplimiento de las
normas ambientales, o una reducción de amenazas por una retracción de

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megaproyectos. La siguiente relación, es una sinopsis apretada de los 16 estudios
de casos, cada uno de los cuales comprende un capítulo específico desarrollado de
forma detallada.

 En el caso de la gran contaminación de Cohana y otras bahías aledañas (Lago


Titicaca), el deterioro de la calidad ambiental del Lago menor, ha seguido
aumentando e invadiendo progresivamente las aguas interiores de las bahías,
ante la ausencia de acciones efectivas de las autoridades ambientales. También
la planicie aluvial del río Katari, está fuertemente contaminada por los fuertes
desbordes estacionales de dicho cuerpo de agua que desemboca en la bahía de
Cohana.

Las diversas acciones paliativas, no han tenido efecto alguno en la reducción del
problema. Es una zona de desastre ambiental y de conflicto social latente.

 En cuanto a la Minería, baluarte del modelo extractivista y primario


exportador, sigue siendo el principal agente de contaminación y degradación
ambiental en diversas regiones del país. Las operaciones mineras pequeñas y
medianas, han seguido proliferando, acorde con el ritmo de la demanda y el
mantenimiento de buenos precios internacionales de los minerales,
acrecentándose en paralelo el bajo nivel de cumplimiento de las normas
ambientales.

En contraste con la dimensión de las exportaciones, las imposiciones tributarias


siguen siendo raquíticas y desfavorables para el erario, a pesar de ello, las
prerrogativas del sector han ido en aumento. En tanto que el proyecto de nueva
Ley Minera, pronta a ser aprobada, ha extremado el marginamiento de los
temas socioambientales.

 Las operaciones mineras en la región del Poopo, en Oruro, han seguido


generando crecientes impactos a la calidad ambiental, ya muy depauperada, de
la cuenca. Las organizaciones y movimientos sociales de defensa como el
CORIDUP, han denunciado que es cada vez más crítico el incumplimiento de las
normativas ambientales y la toma de recaudos, en tanto que el malestar social
se ha incrementado a partir del escaso cumplimiento y aplicación del Decreto
0335 de Emergencia ambiental de la subcuenca Huanuni, así como por el mal
desarrollo de la auditoria a Kori Kollo.

 Respecto a la Minería en la cuenca del Pilcomayo (Potosí, Chuquisaca, Tarija),


algunos estudios y la percepción local, parecen indicar que los niveles de
contaminación por metales pesados siguen elevados, dada la proliferación de
operaciones de explotación y procesamiento, sin recaudos ambientales, en toda
la cuenca y subcuencas (como la de Atocha-Tumusla).

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Esto se contrapone a declaraciones y supuestas evaluaciones, que indican que la
carga de metales ha disminuido en las aguas, algo que carece de sentido, dado
que a parte del dique San Antonio, y otras pocas operaciones, el resto de
actividades mineras carecen de medidas de control ambiental.

Temas como los pasivos del cerro San Miguel, el tiempo de vida útil del dique de
colas San Antonio, o las denuncias sobre las grandes operaciones como San
Bartolomé y San Vicente, siguen sin tratamiento efectivo por parte de las
autoridades departamentales o nacionales.

 El megaproyecto minero San Cristóbal en el sudoccidente de Potosí, con mayor


voracidad que hace tres años, intensificó sus operaciones y prevé ampliar su
radio de acción a otros sectores de la concesión. Paradójicamente, un informe
resultado de una consultoría internacional, ha pretendido demostrar que el
megaproyecto usa menos volúmenes de agua que hace unos años. Dicho informe
asume que las aguas utilizadas no son fósiles, aunque contradictoriamente
admite que provienen del holoceno temprano.

De acuerdo a la Ley Minera vigente, los inmensos volúmenes de agua (50.000


mt3/día) están exentos de cualquier pago, y como en el resto del sector, su
retribución tributaria es irrisoria comparando la dimensión de exportación de
concentrados. El megaproyecto a cargo de una transnacional japonesa
(SUMITOMO), tiene el apoyo total del Gobierno central y la Gobernación de
Potosí.

 La situación del megaproyecto minero y siderúrgico del Mutún, sufrió un


colapso total, después de un somero avance, debido a la mala fe de la
transnacional JINDAL que realizo magras inversiones y la falta de capacidad
administrativa y fiscalizadora del Gobierno. A esto se sumó la falta de gas para
impulsar la fase siderúrgica. Como resultado la Empresa Estatal Siderúrgica del
Mutún pretende hacerse cargo del proceso.

Los mayores impactos y riesgos ambientales a la ecoregión del pantanal y al


área protegida Otuquis, no se derivaron de la operación minera propiamente,
sino de las mega-infraestructuras asociadas para la exportación del mineral, en
curso y proyectadas, como el camino a Puerto Busch, la ferrovía, la estructura
portuaria y potenciales manipulaciones hidrológicas a gran escala. Dos
elementos críticos son, la falta de gas para la reducción del hierro, al punto de
que se vuelva a hablar del uso de carbón vegetal (“a ser comprado del Brasil”), y
las limitaciones de agua, que el megaproyecto precisa en enormes volúmenes,
poniendo en riesgo cuerpos de agua de importancia clave como la Laguna
Cáceres.

 El tema de los hidrocarburos, es el otro puntal del modelo extractivista y


desarrollista del Gobierno y se ha complejizado notablemente debido a la

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proliferación de múltiples operaciones de exploración sísmica y perforatoria, lo
cual ha significado la ampliación de la frontera petrolera a la región amazónica.
Esto se ha dado como una evidente respuesta a la pronunciada reducción de las
reservas de gas y líquidos.

La tendencia del sector, ha apuntado a la flexibilización de las normas


ambientales, esto, sumado al ya escaso nivel de cumplimiento, tanto de las
normas, como de la consulta participativa. Esto se refleja en el proyecto de la
nueva Ley de Hidrocarburos que da enormes privilegios al sector, en
detrimento de los aspectos socio ambientales.

Si bien el tema tributario es más favorable al país después de la


„nacionalización‟, la retribución petrolera, ha acrecentado el enfoque rentista en
las regiones, los pueblos indígenas que viven en las zonas productoras, en la
práctica no reciben beneficios, y no hay inversiones en aspectos ambientales.

La irresponsable temeridad del sector y en especial de YPFB, ha hecho que se


reciba con aplausos la tecnología de la fractura hidráulica de depósito de “shale
gas” o “fracking”, muy cuestionada internacionalmente por los graves impactos
ambientales que genera.

 Las operaciones hidrocarburíferas en la zona tradicional del Chaco


(Aguaragüe), forman parte de la visión de ampliación de la frontera petrolera,
llegando a generar severos riesgos a regiones de alta fragilidad como la
serranía de Aguaragüe o zonas del patrimonio cultural como Tentayape.

En los últimos cuatro años, se han generado múltiples impactos a los


ecosistemas en diversas zonas y han proliferado los conflictos entre las
comunidades y organizaciones indígenas y las empresas-Gobierno, por el bajo
nivel de cumplimiento de normas e instrumentos y el desarrollo de consultas mal
encaminadas. La zona mas amenazada se constituye la serranía de Aguaragüe,
donde el 2013, se ha autorizado de forma irregular el ingreso de empresas
como PETROANDINA o la china EASTERN gas & petroleum.

Por su parte, YPFB ha enfocado como unos de sus puntos de experimentación


del “fracking”, a la serranía de Aguaragüe (sector de campo Monos) poniendo en
mayor riesgo a la fuente clave de provisión de agua a toda la región. A todo
esto, se suman los impactos por pasivos ambientales petroleros (casi un
centenar solo en el Aguaragüe), los cuales al momento solo están planes de
remediación, argumentándose la falta de recursos económicos.

 El tema de los hidrocarburos en el norte de La Paz, fue tornándose socio


ambientalmente más crítico en los últimos tres años, no solo por las
preparaciones de la perforación del pozo Liquimuni, sino por la creciente
división y conflictividad social interna en el pueblo Mosetene, que dejó la

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exploración Sísmica, cuya raíz fue una consulta irregular y de mala fe. Al
momento no se ha dado a conocer la Ficha Ambiental de la perforación,
tampoco el EEIA o la emisión de la Licencia, en tanto que la consulta pública
desarrollada en Sararia, se ha reducido a un cabildo con cariz político
partidista. Siendo que el pozo está en directa colindancia con la TCO Mosetene,
no se ha realizado la consulta participativa que prevé el Decreto 29033.

 A lo anterior, se suman los anuncios recientes del Gobierno, de abrir a la


exploración petrolera, las áreas protegidas más importantes del norte
amazónico del país (Madidi, Pilón Lajas. TIPNIS) y el Aguaragüe, con lo cual el
nivel de riesgo socio ambiental se magnifica de forma extrema. Para facilitar el
ingreso de las petroleras, el Gobierno sigue impulsando la división de las
organizaciones indígenas como la instancia matriz CIPLAP o el CRTM del Pilón
Lajas.

 El megaproyecto Complejo agroindustrial azucarero de San Buenaventura, que


desembocó en la formación de la empresa azucarera EASBA, ha seguido un
curso errático, con notoria improvisación y muy frecuentes declaraciones
demagógicas, además de notables contradicciones en cuanto a cifras. Se ha
informado la firma de contrato con la empresa china CAMC para la construcción
del complejo, sin embargo, al momento no se ha dado a conocer la Ficha
Ambiental, ni el EEIA del complejo agroindustrial, como tampoco el plan y
estrategia de las proyecciones agrícolas.

El estudio edafológico realizado por Ronald Vargas el año 2010, que concluye
que la zona es solo marginalmente apta para el cultivo de caña y la producción
de azúcar, no ha servido para asumir una lógica precautoria. El complejo
agroindustrial ha sido la base para impulsar megaproyectos viales como la
mejora de la carretera San Buenaventura-Ixiamas y el puente sobre el rio Beni;
ambos factores propiciaran la ocupación de tierras y el avance de las fronteras
agropecuarias, situación favorecida por el vacío de control y fiscalización
ambiental imperante.

Sigue por tanto latente, el riesgo de avance desordenado de desmontes para


monocultivos de caña (y palma africana) sobre una de las últimas fronteras
naturales del país.

 En cuanto al tema de la Soya agroindustrial y los biocombustibles, el modelo


productivo avanza en función a un 99% de variedades de soya transgénica y el
uso a gran escala de diversos herbicidas. La ampliación de la frontera
agroindustrial se proyecta hacia el norte de Santa Cruz (Guarayos), Chiquitanía
hacia el este-sudeste y el Chaco.

Los últimos tres años, han significado un curioso acercamiento entre el


Gobierno supuestamente socialista y el sector empresarial más depredador de

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la Madre Tierra e íntimo aliado de las transnacionales nefastas como
MONSANTO y SYNGENTA.

El Gobierno ha dado a las corporaciones del sector agroindustrial, que incluye al


soyero, asombrosas prerrogativas, como el mantenimiento del millonario
subsidio energético, el apoyo financiero a partir del FIMPRO, y la Ley 337, que
condona los delitos de desbosques no autorizados y permite a la vez, un nuevo
ciclo de avance de las fronteras agrícolas, prometiendo incluso modificar la Ley
Marco de la Madre Tierra (Ley 300), a favor del sector agroindustrial, en sus
artículos que prohíben o limitan los productos transgénicos.

Si bien se redujo la fiebre de los biocombustibles, impulsado a ultranza el 2009


por el IBCE, el tema sigue en las agendas de las corporaciones.

 El programa IIRSA, el 2010 y 2011, fue fuertemente criticado por sus escasos
avances en aspectos de una real vinculación estratégica y teóricamente ha sido
reemplazado por la UNASUR y su instancia de coordinación el COSIPLAN, que
ha agendado varios de los proyectos IIRSA en una lista de priorizada. La
UNASUR tiene fuerte presencia del Brasil, en especial a partir del BNDES, que
se constituye en el principal agente financiero. En el país, los proyectos viales
del IIRSA, han avanzado bajo la pantalla de la integración caminera nacional
para el desarrollo.

El corredor Santa Cruz-Puerto Suárez (Santos-Iquique) ha promovido un


intenso proceso de ocupación de tierras, cambio de uso del suelo y explotación
de recursos, todo bajo un esquema de escaso control y fiscalización. En tanto
que el corredor Norte en la Amazonía, ha avanzado muy parcialmente (sector
Yungas de La Paz y en el norte del Beni y Pando), aunque se prevé también una
dinámica similar de explotación de recursos y avances desordenados de las
fronteras agropecuarias.

 Las megarepresas del Brasil en el Madeira, San Antonio y Jirau, ya han sido
finalizadas y en la práctica ya están funcionando, Jirau con retraso por la
explosión de graves conflictos laborales. Los consorcios de ambas megaobras,
han sido autorizados a aumentar sus reservorios, diques y potencias de
generación, al margen de estudios ambientales adicionales, con lo cual se
incrementan los riesgos de inundaciones en la Amazonía boliviana.

Con todo, en territorio brasileño, ya se han producido impactos de inundaciones


en las montantes y erosión de bancos aluviales en las jusantes. La dinámica de
impacto en el Madeira, se encuentra todavía en el inicio de la formación de los
reservorios, los cuales se prevé superarán las previsiones de los proyectos y
estudios iniciales, dados los incrementos de potencia que fueron autorizados.
Adicionalmente, los impactos negativos socio-culturales en el Brasil, han
sobrepasado todas las previsiones y expectativas. Causo perplejidad, las

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reacciones de preocupación por parte de la Cancillería boliviana por los riesgos
de inundaciones e impactos en la Amazonía del país, por las represas del Brasil,
en especial por la extemporaneidad y las contradicciones intrínsecas.

Se ha alertado sobre una drástica reducción de las capturas pesqueras en los


ríos del norte amazónico de Bolivia, lo cual podría estar relacionado con la
dinámica de las megarepresas del Brasil.

 En referencia al proyecto de la megarepresa de Cachuela Esperanza, está se


perfila como un ejemplo del modelo extractivista y exportador, así como una
emulación del ritmo desarrollista del Brasil. Se destaca el hecho de la
paralización de la consultoría de TECSULT, cuya alerta sobre el riesgo de
graves inundaciones sobre Riberalta y comunidades ribereñas, parecía haber
perturbado las optimistas declaraciones del Gobierno y ENDE; de cualquier
forma nunca se llegó a conocer el EEIA de la obra. Otro elemento llamativo es
la supuesta aceptación del megaproyecto por la comunidad de Cachuela
Esperanza, que parece debatirse entre la resignación y la expectativa de
beneficios.

El proceso ha desembocado en un acercamiento con la empresa china


SINOHYDRO para la revisión de los estudios de TECSULT y la eventual
construcción de la obra. Dicha empresa tiene malos antecedentes en el Ecuador
a raíz de la megarepresa Coca-Codo Sinclair, del cual es responsable. El
megaproyecto de Cachuela Esperanza, es objeto de muchas declaraciones
gubernamentales, pero paradójicamente, no figura en los planes y proyecciones
del Sistema Interconectado Nacional. Desde el año 2010, se ha advertido
sobre el mal negocio de la venta de energía al Brasil, poniendo en duda su alto
costo de producción de energía.

 La megarepresa El Bala afortunadamente ha tenido al presente, un escaso


avance y solo se conocen por notas escuetas en prensa de supuestos estudios
geomagnéticos, de los cuales no se conoce ningún resultado. A pesar de las
voces de alerta, el Gobierno no ha retrocedido un ápice en su promoción, como
puntal en la ficción demagógica del Gobierno y de ENDE, figurando en
innúmeras declaraciones, como otra de las posibles fuentes de exportación de
energía.

Posiblemente es el más claro ejemplo del desarrollismo ciego que re-edita un


megaproyecto ecocida y etnocida de épocas dictatoriales y neoliberales. Se
sigue asumiendo, que este megaproyecto, ocasionará severos impactos
devastativos a la región de mayor riqueza biológica del país. A pesar de ello se
sigue mencionando la falacia de ser una fuente de “energía limpia”, cuando en la
práctica será un mega-emisor de metano aportando en mucho al calentamiento
global. Es uno de los tantos temas en los cuales el SERNAP no emitió ninguna
voz de alerta o preocupación.

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 Finalmente, en el conglomerado de desaciertos ambientales impulsados por el
Gobierno, figura el Complejo geotérmico en Laguna Colorada, el cual afectará
una de las áreas protegidas de mayor relevancia del SNAP, la Reserva de fauna
Eduardo Abaroa y su Sitio RAMSAR Laguna Colorada, tipificadas
internacionalmente como joyas de la naturaleza por su fauna altoandina y sus
extraordinarios paisajes naturales.

Se prevé que el proyecto energético en todas sus etapas, ocasionará un fuerte


deterioro ambiental y escénico del área y un eventual colapso de las actividades
de ecoturismo. El año 2009, el SERNAP emitió observaciones, sobre las
proyecciones del complejo, pero no obtuvo el apoyo necesario del Viceministerio
de medio Ambiente y Biodiversidad. El propio EEIA prevé numerosos impactos
ambientales y socio-culturales negativos y pocos impactos positivos.

El proyecto ha sido cuestionado por la escasa generación de potencia de


energía (solo 100 MW), que no se compara con la severa afectación ambiental,
es decir, la relación costo/beneficio es muy elevada. El proyecto cuenta con el
apoyo decidido del Japón en el arranque financiero y su arranque es previsto
para el 2013.

El rol de la prensa en la mayoría de los casos, fue importante en una etapa inicial al
conocimiento de los impactos o megaproyectos, como es el caso de Cohana,
Geotermia Laguna Colorada, El Bala, Represas del Madeira, Liquimuni, etc.).
Posteriormente hubo un retraimiento del nivel de acompañamiento por la prensa,
hasta un silencio total, por diversas razones, y lo único que se dio a conocer fueron
notas breves sobre las declaraciones de autoridades de Gobierno o las empresas
estatales. Sin embargo, destacaron algunos valiosos reportajes de investigación.

La investigación científica en temas ambientales referidos a los casos analizados,


fue asombrosamente magra, casi inexistente, con la salvedad de los estudios de
minería en el Programa de Investigación Ambiental del PIEB en Oruro y Potosí y los
de la Comisión Minera Ambiental de LIDEMA.

Salvo en contados casos, como la minería en Oruro y Potosí, o en las organizaciones


indígenas del Chaco, se conformaron auténticos movimientos sociales en defensa
de los derechos ambientales e indígenas, y en contra de procesos desarrollistas. En
el resto de los casos se dieron respuestas aisladas y coyunturales, que tuvieron
escaso efecto.

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