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LIGA DE DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

Megaproyecto represa El Bala (Norte de La Paz)

Actualización 2011-2013
Versión pre editada

Elaboración: Marco Octavio Ribera Arismendi (LIDEMA) septiembre 2013

En la actualización del siguiente reporte se contó con los valiosos aportes de las Instituciones
Miembros de LIDEMA, en el departamento de La Paz, así como de la Coordinación
departamental.

Antecedentes

El proyecto de la represa de El Bala es tan obsoleto, que se remonta a la década de


los años 50, en que la que fue impulsado a partir de estudios aún más antiguos
realizados por la Universidad de Berlín (Plataformaenergetica.org, 26 abril 2011).

La idea del megaproyecto fue reactivada a fines de los años 80, cuando diversos
gobiernos de turno privilegiaron la idea y la elevaron incluso a rango de Ley como
prioridad nacional. A fines de los años 90, bajo el signo del neo liberalismo y del
gobierno de Hugo Banzer, el megaproyecto fue activamente promovido por Luis
Alberto Valle, a cargo de la prefectura del departamento. Existen datos de dicha
época, sobre la disposición de la China a ejecutar el Proyecto Hidroeléctrico de El Bala
y que para ello envió una misión técnico-comercial que tenía auspicio del Banco Central
Chino, bajo la idea del gobierno de entonces, de impulsar llave en mano la obra (El
Diario, 21 de agosto del 2011). Felizmente, dificultades políticas internas del momento
hicieron fracasar tan nefasto proyecto, además, la no concreción de soportes
financieros dificultaron la realización de estudios de diseño y factibilidad, además
tuvo efecto la fuerte presión y crítica de organizaciones sociales, ambientalistas e
instancias académicas. El proyecto quedó archivado hasta mediados del año 2007.

En julio del 2007, el Gobierno del MAS, emitió el Decreto Supremo 29191, por el cual
se reedita el megaproyecto represa de El Bala, dándole nuevamente rango de prioridad
nacional. A partir de entonces, El Bala fue agendado por ENDE y apareció en un sinfín
de comunicados relativos a las proyecciones de expansión energética del país,
juntamente con los proyectos Cachuela Esperanza y Rositas.

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Paradójicamente, El Bala resurge como idea gubernamental en el tiempo cuando se
empezaba a cuestionar y debatir más arduamente la problemática de las megarepresas
del Brasil en el Madeira. Su reedición podría interpretarse como una consecuencia o
intento de emulación de las políticas desarrollistas del vecino país. Incluso ha llegado a
ser interpretada como una idea al servicio de los intereses del Brasil, considerando
que el río Beni es uno de los que arrastra mayor carga sedimentaria de la cuenca del
Madeira, por tanto, El Bala se llegaría a constituirse en una suerte de “trampa de
sedimentos” que aliviaría la acumulación de sedimentos en las megarepresas del Brasil,
aumentando el tiempo de vida útil de éstas. Llamó mucho la atención en su momento,
que el año 2006, el consultor Sultam Alam, contratado por el consorcio de San
Antonio, concluyera que los grandes volúmenes de sedimentos anualmente arrastrados
por el Madeira y en especial arenas, era prociso buscar que el diseño estructural
debería reducir al máximo la cantidad de arena que pase por las turbinas, para
asegurar un tiempo óptimo de vida útil de dicha megarepresa (y la de Jirau). Lo
llamativo fue que el año 2007, se reedita el megaproyecto El Bala, sobre el río Beni, el
mayor aportador de sedimentos al Madeira. Puras coincidencias.

Considerando el gran arrastre de sedimentos del río Beni, el tiempo de vida útil de la
represa de El Bala sería notablemente corto y no justificaría tan enorme inversión
(más de dos mil millones de dólares, sin contar las líneas de transmisión).

De la energía que se produciría (1.600 MW), es posible que ni siquiera el 4% beneficie


a la región debido a los altos costos de transmisión y transformación. Además, la
región tiene una demanda baja, la cual podría ser satisfecha con pequeñas
hidroeléctricas. La mayor parte de la energía que se produciría, se la vendería sin duda
al Brasil, al precio que imponga dicho país, que desde luego sería bajo (con seguridad
por debajo del costo de producción como en el caso de Cachuela Esperanza) y no
compensaría el sacrificar la región natural más rica y biodiversa de Bolivia. En general,
considerando la actual oferta y demanda energética del país, y sus proyecciones en las
décadas siguientes, ni el Bala ni Cachuela Esperanza, se justifican, más aún cuando el
aumento de la capacidad del Sistema Interconectado Nacional (SIN) está prevista en
función a varios proyectos de pequeña y mediana envergadura, y no en base a
megaproyecto hidroeléctricos (Los Tiempos, 31 agosto 2012). Se sugiere ver el
análisis del balance energético en la actualización de Cachuela Esperanza, en esta
serie.

Según ENDE, el megaproyecto demandaría más de 2.400 millones de dólares,


citándose incluso cifras cercanas a los tres mil millones de dólares.

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Estado actual

Al momento, no existe avance alguno del megaproyecto, al menos esto no ha sido


evidenciado en la región, ni existen reportes actualizados al respecto, lo cual es un
alivio en términos estrictos. Lo máximo que ha dado a conocer el gobierno, es la
mención genérica del megaproyecto, dentro de la información de los planes
energéticos del Gobierno, esto, de forma reiterativa a lo largo de estos últimos años,
con clara evidencia de fines propagandísticos de una imagen de promotor del
desarrollo.

El año 2011, las poblaciones bolivianas pasaban por un período de escasez de energía
eléctrica, situación que obviamente fue aprovechada para argumentar la necesidad de
los megaproyectos hidroeléctricos en el país.

A lo largo del 2011 y 2012 (ver tema Cachuela Esperanza en esta serie de
actualizaciones) las proyecciones energéticas al año 2020, de cambiar la matriz
energética de Bolivia, a fin de que disminuya la oferta termoeléctrica, pero a partir
del predominio de la generación de energía hidroeléctrica (Pagina Siete, 27 agosto
2011). Una situación muy similar a la que está sucediendo en el Ecuador. Sin embargo,
a pesar de su supuesta importancia, El Bala no figura en los Planes de expansión del
SIN, expuestos el año 2013 por el Viceministerio de Electricidad y ENDE, como
tampoco en el Plan Óptimo de Expansión del Sistema Interconectado Nacional 2011-
2022, presentado por el Ministerio de Hidrocarburos y Energía, ENDE, CNDC, y
AFCSE. Por su parte, la Gobernación de La Paz, en junio del 2013, inscribió este
infame megaproyecto en su plan concertado de desarrollo del departamento,
denominado “Pacto por La Paz”, un documento con profundas inconsistencias y vacíos.
En el evento abierto de análisis y ajuste de dicho documento, realizado en julio del
2013, activistas ambientales habían logrado que el megaproyecto de El Bala, sea
omitido por el elevado nivel de riesgo ambiental y ser atentatorio a la Madre Tierra.
Sin embargo, en el acto de clausura, el Presidente Evo Morales, realzó el tema de El
Bala, como uno de los puntales del desarrollo departamental. A estas alturas sobran
los comentarios.

De acuerdo a información provista por ENDE, la empresa consultora SGT Ltda.


(Servicios de Geodesia y Topografía) supuestamente realizaba el año 2011, el
levantamiento topográfico aerotransportado desde la zona de Rurrenabaque hasta
Puerto Pando, pero ENDE anunció que las constantes lluvias y los chaqueos, causaron el
retraso al mencionado estudio.. Según ENDE, sin los estudios de geología, no se podrá
contarse con el Estudio Integral (EI) y el Estudio Técnico, Económico, Social y
Ambiental (TESA) del proyecto. Hasta el día de hoy la información de dicha
consultoría, de existir, no ha sido socializada a nivel de instituciones o de la opinión
pública (ANF, 17 abril 2011).

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Un aspecto comentado por los indígenas que viven en la zona del río Quiquibey, una de
las áreas a ser devastada por la inundación si se ejecuta el megaproyecto, fue la
sugerencia realizada por técnicos que realizaban unos estudios en la zona (no se
precisó si eran de ENDE o SGT), en sentido de que, los indígenas deberían construir
mejores viviendas, puesto que al momento de la inundación por la represa, podrían
recibir buenas indemnizaciones para irse a vivir a otro lugar; lo cual muestra la
perversa practicidad de visión en estos procesos.

Opiniones

El año 2011, en especial, se dieron varias corrientes de opinión que manifestaron en la


prensa nacional, la gran importancia del megaproyecto para el desarrollo del país,
reeditando las visiones de los años 90 e incluso muy anteriores, por ejemplo la del
Contra Almirante Gildo Angulo, muy llamativa por la obsolencia en la utilización de
datos de la década de los años 50, y en general, con opiniones muy a favor de la
megarepresa, absolutamente des-sincronizadas de la crítica realidad ambiental actual
que se vive en el país y el mundo (Plataformaenergetica.org, 13 junio 2011).

Otras opiniones como la de Luna Macedo (El Diario, 21 agosto 2011), fueron
excesivamente simplistas y reduccionistas, mencionando que la obra se haría en tres
etapas, “para favorecer al mismo tiempo la adaptación paulatina a nuevas condiciones
en la zona, ya que habrá modificación del sistema ecológico sólo en una pequeña área”.
En general este tipo de opiniones son muy nocivas, puesto que tienden a restarle
importancia a situaciones muy graves, como la pérdida masiva de biodiversidad o la
desaparición de comunidades indígenas enteras.

Otras opiniones son sencillamente interesadas. Según el Embajador del Brasil, Marcel
Biato, “Bolivia tiene un enorme potencial hidroeléctrico pero tiene apagones” y que el
problema no es sólo voluntad política, hay que asegurar capacidad de expansión de
producción de electricidad, pero también hay que tener precios accesibles”
(www.hidrocarburosbolivia.com 25 agosto 2011). Este diplomático resaltó que Bolivia
utiliza sólo el 1% de su potencial hidroeléctrico y que podría aprovechar sus proyectos
de generación hidroeléctrica con otros países para lograr exportar energía. Biato
señaló que si bien su país tiene proyectos binacionales para construir centrales
hidroeléctricas con capacidad que sobrepasa la demanda de sus países socios.
Claramente, Biato refleja la política expansionista del Brasil en busca de energía que
lógicamente le resulta barata.

Otras opiniones, no menos demagógicas por lo poéticas, se refieren al megaproyecto


de El Bala, como “el despertar del gigante dormido del Norte paceño.

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El Bala usualmente emerge en declaraciones de altos dignatarios de Gobierno, las
cuales se vierten con diversos motivos, como entrega de obras a las regiones, todas
con aire de proselitismo y fuerte dosis demagógica, como en Tipuani, donde se anunció
la reactivación de proyectos para la construcción, “con fondos estatales”, de plantas
hidroeléctricas en el norte tropical del departamento de La Paz (FM Bolivia, 16 junio
2012).

Desde el año 2009, se mencionó a la represa de El Bala como una potencial fuente de
provisión de energía para el complejo agroindustrial azucarero de San Buenaventura.
Aunque esta idea fue después aparentemente desechada, debido a que dicho complejo,
generará su propia energía en base a biodigestores de desechos industriales de la
caña, con lo cual, el megaproyecto de El Bala, queda aún menos justificado.

Riesgos e impactos

Las áreas protegidas más espectaculares y de mayor riqueza natural del país, el
Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Madidi y la Reserva de Biosfera y TCO
(Tierra Comunitaria de Origen) Pilón Lajas, son las que recibirían el mayor impacto del
megaproyecto hidroeléctrico de El Bala. La región surcada por los río Beni, Tuichi y
Quiquibey es hogar tradicional de las culturas indígenas Tacana (Josesano), Tsimane,
Mosetene y Esse Eja, además de comunidades campesinas interculturales.

Si se construye esta megarepresa, tendría una altura de más de 150 metros en el


estrecho denominado El Bala, y formaría un reservorio de agua que inundaría más de
200.000 hectáreas (2.000 Km2) en los valles del los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, los
cuales desparecerían bajo el agua, luego de los tres años previstos para el llenado
total del reservorio.

Esto significaría que más de doscientas familias indígenas y campesinas de dichas


zonas, sean expulsadas de sus bosques y tierras tradicionales, pues quedarían bajo el
agua, al final de cuentas, sería una forma de genocidio. Además de la pérdida cultural,
morirían miles de plantas y animales silvestres, es muy posible que pueda incluso
provocarse la extinción de más de una especie. Todas las actividades de ecoturismo
que se desarrollan, o podrían desarrollarse en dichas zonas, quedarían eliminadas, así
como los demás emprendimientos sostenibles en la zona.

Si a la construcción de la represa, se suman eventos extremos de pluviosidad, la


amplificación de la inundación ocasionaría escenarios de desastres mayores en la
cuenca del río Beni y sus tributarios. Los efectos de las inundaciones se extenderían
río arriba hasta la región de Alto Beni por mas de 150 Km. de curso fluvial, pudiendo
afectar incluso la zona de Sararia y Santa Ana de Mosetenes. Se debe considerar los
casos de represas brasileras de pequeño porte como Balbina o Samuel (250 y 215 Km2

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respectivamente), en las cuales, la dimensión originalmente prevista de los
reservorios, se duplico en el curso de los años. De hecho, se prevé que las dimensiones
de los embalses previstos originalmente para las dos megarepresas del Brasil en el
Madeira, serán ampliamente superadas en los próximos años, debido al aumento de las
potencias, número de turbinas y altura de los diques.

Alguien con escaso criterio mencionó alguna vez que el inmenso lago formado por la
represa serviría para fines de turismo, posiblemente, para un turismo desinformado y
poco exigente, que no le importaría navegar en un lago putrefacto, hediondo y criadero
de millones de mosquitos, pero no para un ecoturismo mínimamente responsable. En
este caso hay un problema de principios, pues este lago artificial, además de eliminar
una extraordinaria riqueza de biodiversidad, sería un mega emisor de gases de efecto
invernadero, especialmente metano, contribuiría con mucho al calentamiento global.
Esto ha sido demostrado para represas en al amazonía brasilera, como Samuel o
Balbina (Fearnside, 2013, 2004) y advertido para el caso de la megarepresa Iñambari
a ser construida en el Perú en una ubicación muy similar a la de el Bala (Borasino,
2011). Esto significa que la pretensión de asumir que las megarepresas constituyen
fuentes de energía limpia, es una vulgar falacia y tiene la intención de desvirtuar la
realidad.

Lo descrito anteriormente ocurriría aguas arriba, aguas abajo, la represa impediría el


flujo natural del río Beni, y si bien se reduciría el riesgo de inundaciones, la represa y
la modificación del curso del río, afectaría la dinámica reproductiva de los peces, con
la posible desaparición del recurso y la actividad de pesca en los siguientes años. La
reducción del caudal del río, especialmente en la época seca, ocasionaría problemas a
la navegación, en especial en los años más secos. El río dejaría de arrastrar y
depositar los lodos que fertilizan cada año los suelos de muchas zonas de selvas y
pampas, lo cual afectaría negativamente, a mediano y largo plazo, a la producción
agrícola y ganadera de indígenas y campesinos que viven aguas abajo del estrecho de
El Bala en la región del río Beni. En resumidas cuentas, el megaproyecto aniquilaría la
dinámica natural del río Beni en su largo curso desde el subandino hasta la llanura
aluvial.

Los riesgos socioambientales no terminan aquí. En el margen derecho del estrecho de


El Bala, es decir en la pared rocosa oriental de la serranía subandina, se puede
observar una falla tectónica que parece indicar un fenómeno antiguo de una gran
remoción o corrimiento en masa y posiblemente deslizamientos más recientes, lo cual
merecería una especial atención y detallado análisis geológico. Esto indicaría que la
pared de la serranía del este, no es estable y dificultaría o anularía la posibilidad de
construcción. De realizarse la construcción, a pesar del riesgo, (lo cual no sería una
sorpresa), y aún mas, considerando que puede además darse el tradicional juego de las
empresas de abaratar y reducir sus costos de construcción, el riesgo futuro de un

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colapso de la mega estructura no sería desechable. Si un desastre de esta naturaleza
llegará a ocurrir, el vaciamiento del reservorio, haría desaparecer a todas las
poblaciones y comunidades del río Beni aguas abajo en una gran inundación. Por ello,
sería muy importante un análisis de gestión integral de riesgos para el megaproyecto
de El Bala.

Otro tipo de riesgo latente se relaciona con las inversiones y en el juego de los
megaproyectos como El Bala, se desprende de las actuales potencialidades y
facilidades de financiamientos que actualmente el Gobierno de Bolivia puede lograr, y
que son notablemente mayores que en los años 90, aún cuando se habla de cifras
mayores a los dos mil millones de dólares. Es muy posible que financiadores como el
Banco Mundial o el BID, se abstengan de financiar monstruosos proyectos como El
Bala, en especial si son tildados de ecocidas y etnocidas, pero posiblemente el BNDES
no tendría reparos en dar el crédito, en especial considerando el ventajoso juego
energético del Brasil. Poniendo en duda el dato de la buena disposición de la China a
financiar la megarepresa en la década de los 90 (cuando el gigante asiático empezaba
a remontar su actual mega economía), en la actualidad, las transnacionales Chinas
están demostrando una creciente capacidad de desarrollar megaproyectos en el
mundo y en especial en Sudamérica, como es el caso de Coca-Codo Sinclair en Ecuador.
Las empresas Chinas han tenido una notable buena acogida por parte del Gobierno de
Bolivia, como demuestran los casos de Cachuela Esperanza, el complejo azucarero de

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San Buenaventura o las múltiples operaciones de exploración petrolera en la zona
tradicional. También están los capitales rusos o coreanos, que pueden generar
situaciones favorables a los planes del Gobierno, sin descontar la suma de los Fondos
Soberanos del país que permitirían apalancar inversiones.

Megarepresas como megaemisoras de metano

Fuente: Philip M. Fearnside, 2013. Análisis de los principales proyectos hidro-energéticos en la


región Amazónica Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonía (INPA).

Uno de los impactos más profundos de la construcción de represas es su tendencia a socavar


las instituciones democráticas. Esto es una consecuencia lógica de los recursos financieros
desproporcionadamente grandes de los proponentes de represas. Además, los beneficios
pueden extenderse por todo el país, traduciéndose así en apoyo político, mientras que la
mayoría de los impactos se concentran en los pocos desafortunados que viven próximos a la
represa.

La emisión de metano es una contribución importante de las represas hidroeléctricas al


calentamiento global.

El agua en un embalse se estratifica en dos capas: una capa superficial (el epilimnion) donde el
agua está más caliente y está en contacto con el aire y una capa inferior (el hipolimnion) que
se encuentra por debajo de una delimitación, conocida como la termoclina, porque el agua
debajo de este punto es mucho más frío. Si se expresa en términos de contenido de oxígeno
disuelto, la delimitación, que se produce en aproximadamente la misma profundidad, de 2-10
m y es conocida como la oxiclina. El agua no se mezcla debajo de la termoclina (o la oxiclina)
con las aguas superficiales, excepto por eventos ocasionales donde la estratificación se
rompe y el agua de la parte inferior sube a la superficie, matando a muchos peces.

En condiciones normales, el agua fría en la parte inferior está separado por debajo de la
termoclina y el oxígeno disuelto en el agua se agota rápidamente con la oxidación de una parte
de las hojas y otra por la materia orgánica en el fondo del embalse; después de esto
esencialmente toda la descomposición debe terminar en metano (CH4) en lugar de dióxido de
carbono (CO2). Altas concentraciones de gases pueden ser disueltos en agua del fondo del
embalse porque el agua está fría y bajo alta presión.

Un embalse hidroeléctrico, sin embargo, es una fuente sustancialmente mayor de CH4 por
cada hectárea de agua debido a una diferencia crucial: el agua que sale del embalse se extrae
de la parte inferior en lugar de la superficie. Tanto lagos naturales y embalses, emiten CH4 a
través de burbujas y difusión en la superficie, pero en el caso de una represa, existe una
fuente adicional de CH4, a partir del agua que pasa a través de las turbinas y aliviaderos.
Éstos toman agua por debajo de la termoclina, donde está saturado de metano. Debido a que
el agua de las turbinas está bajo alta presión, la súbita caída de la presión cuando emerge
abajo, hará que la mayor parte del metano forme burbujas y sea liberado para la atmósfera.

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Para el gas en el agua, que fluye río abajo, debajo de una represa, la liberación a la atmósfera
es suficientemente rápida, como ocurre, para la mayoría del CH4 que escapa siendo
convertido en CO2 por bacterias en el agua. De hecho, la emisión es inmediata por debajo de
las turbinas y aún dentro de las propias turbinas. Esta es la razón por qué mediciones de flujo
de gas desde la superficie del agua en el río debajo de una represa no son suficientes para
medir el impacto de las emisiones del agua que pasa a través de las turbinas, a medida que
gran parte de la emisión escapa. Esta es la explicación principal, por ejemplo, por qué el grupo
de investigación montado por FURNAS era capaz de afirmar que las represas hidroeléctricas
fueron "100 veces" mejor que los combustibles fósiles en términos de calentamiento global
La única forma de estimar la liberación sin esos desvíos importantes es basar en la diferencia
de la concentración de CH4 en el agua por encima y por debajo de la represa.

Aunque las represas hidroeléctricas se presentan a menudo como "energía verde", lo que
significa una fuente de energía sin emisiones de gases de efecto invernadero, las represas, de
hecho, emiten cantidades considerables de gases.

Otra importante fuente de emisión es el carbono liberado de la descomposición de los árboles


que mueren por la inundación. Los árboles generalmente se quedan en el embalse, donde se
proyectan sobre el agua y descomponen en la presencia de oxígeno, liberando su carbono como
CO2.

Respecto a la también nefasta megarepresa de Iñambari en la Amazonía del Perú (muy


afín al megaproyecto de El Bala en Bolivia), el año 2010, el entonces Presidente Alan
García firmó un acuerdo energético con Brasil por el que se proyectaba construir al
menos 15 centrales hidroeléctricas en territorio peruano, para represar las aguas de
algunos ríos y generar energía eléctrica para ambos países. Una de estas represas,
posiblemente la de efecto más devastador, es Iñambari. Dicha represa fue otorgada
el 2010, al consorcio brasilero Odebretch-Furnas-OAS. Los Asháninkas, una de las
etnias de relevancia cultural más importante en el Perú, se opusieron a la
hidroeléctrica alegando que su construcción forzaría el desplazamiento de sus
comunidades y causaría deforestación de la zona. El 2011, se conocía que la empresa
brasileña Odebrecht declinó proseguir con estudios de factibilidad para la
construcción de una central hidroeléctrica a orillas del río Ene en la selva central de
Perú, ante la oposición mostrada por los Asháninkas que habitan esa región. Odebrecht
manifestó su decisión de abandonar el proyecto mediante una carta enviada al
Ministerio de Energía y Minas a fines de octubre. (The Associated Press, 23
noviembre 2011).

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Respuesta

Respecto al megaproyecto de El Bala, no hubo mayores repercusiones, considerando la


ausencia de acciones efectivas por parte del Gobierno. En la región, los pobladores
locales conocen el megaproyecto de El Bala en sus aspectos generales, pero
desconocen detalles del proceso, como ser el decreto de reactivación, potencia, costo
de inversión, destino de la energía o superficie de afectación. Las instancias
regionales que han mostrando una mayor y creciente preocupación en los últimos años,
son algunas organizaciones indígenas, como el CRTM del Pilón Lajas y los operadores
de ecoturismo (incluyendo iniciativas indígenas), sin embargo, en general, no existe una
percepción cabal de la magnitud del riesgo de desastre ambiental que enfrenta la
región. En ningún momento se ha conocido en la región del río Beni, una demostración
pública de rechazo y resistencia al megaproyecto, como se dio en el Perú con la
resistencia de los Asháninkas a la megarepresa Iñambari.

En general, se puede asegurar que el 80%, o más de la población del departamento de


La Paz y, más aún, del país, desconoce donde se encuentra El Bala, ni lo que implica el
megaproyecto. Esto tiene estrecha relación con la indiferencia de la lógica urbano-
céntrica hacia los temas ambientales, lo cual pasa también por una patente ausencia
de difusión de información accesible. Al momento no se ha ingresado en un debate
departamental y nacional sobre el tema de El Bala, como había acontecido a fines de
los años 90, cuando el gobierno de Banzer impulsaba el megaproyecto.

No causa sorpresa la ausencia de manifestaciones de preocupación alguna por las


autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, su Viceministerio de Medio
Ambiente y Biodiversidad, toda vez, que la Autoridad Ambiental Competente Nacional,
en la práctica no existe, como un claro indicio de la debilidad crónica de la gestión
ambiental en el país. En el caso del SERNAP, nunca en todo el tiempo de la reedición
del megaproyecto, ha manifestado una voz de alarma o preocupación, aún cuando dos
de las áreas protegidas más relevantes del SNAP están en juego, lo cual muestra el
colapso integral del Sistema de áreas y una línea de sumisión total a los derroteros
desarrollistas del Gobierno.

La región de Cohana ha sido identificada en el Inventario de Unidades Ecoregionales


Amenazadas de Bolivia, estudio desarrollado por LIDEMA (Ribera, 2011), como una
unidad en muy fuerte grado de amenaza, debido a su condición de alta vulnerabilidad a
riesgos por proyectos de desarrollo que enfrenta.

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Fuentes

 Borasino E.D. 2011. Costo económico de las emisiones de gases de efecto invernadero en la
selva sur del Perú. El caso de la hidroeléctrica Inambari. CSF. Ser Acad Nº 4.
 Fearnside, P.M. 2013. Análisis de los principales proyectos hidroenergéticos en la región
amazónica. In: C. Gamboa & E. Gudynas (eds.) El Futuro de la Amazonía. (DAR), Lima, Peru
& (CLAES), Montevideo, Uruguay.
 Fearnside, P.M. 2004. Greenhouse gas emissions from hydroelectric dams: Controversies
provide a springboard for rethinking a supposedly “clean” energy source. Climatic Change:
66(1-2) 1-8.
 Gobierno Autónomo Departamental de La Paz. 2013. Pacto por La Paz. Diálogo
Departamental. Documento Base de Trabajo y resúmenes ejecutivos sectoriales.
 MHE. 2010. Plan Óptimo de Expansión del Sistema Interconectado Nacional 2011-2022.
ENDE, CNDC, AFCSE. PRODENA 2011.Informe Ambiental del Departamento de La Paz.
 PRODENA, 2011. Informe Ambiental del Departamento de La Paz.
 Ribera,A.M.O. 2010. Megarepresas y Energía: Río Madeira, Cachuela Esperanza, El Bala,
Geotermia en Laguna Colorada. Actualización 2009-2010. Serie de Estudios de Caso sobre
Problemáticas Ambientales en Bolivia. LIDEMA. La Paz, Bolivia. 190 p.
 Ribera,A.M.O. 2008. Mega-proyecto represa de El Bala. En El Norte de La Paz en la línea
de Fuego. Análisis de temas críticos priorizados. LIDEMA.
 Ribera,A.M.O. 2011. Primera Aproximación a un Inventario de Unidades Ecoregionales
Amenazadas. Cartografía y análisis SIG. LIDEMA. 302 p.
 SEMTA. 2012. Informe Ambiental del Departamento de La Paz.
 SEMTA. 2013. Informe Ambiental del Departamento de La Paz.
 SWITKES, G., BONILHA, P, 2008. Águas Turvas. Alertas sobre as consequencias de
barrar o major afluente do amazonas. Internacional Rivers. BICECA, BIC. Moore, TKF. Sao
Paulo. Brasil. 237 p.
 SWITKES, G. 2009. Amazon in Peril: Dams Threaten Rainforest Biodiversity. BICECA. Nº
12. Agosto. 2009.
 Plataformaenergetica.org, 26 abril 2011. Estudios sobre El Bala de los años 50.
 El Diario, 21 de agosto del 2011.Disposición de la China a financiar El Bala en los años 90.
 ANF, 17 abril 2011. Consultora SGT realiza prospecciones para El Bala.
 Plataformaenergetica.org, 13 junio 2011. Opiniones del Contra Almirante Gildo Angulo.
 El Diario, 21 agosto 2011. El Bala ocasionará “modificación del sistema ecológico sólo en una
pequeña área”.
 www.hidrocarburosbolivia.com 25 agosto 2011. Opiniones del Embajador del Brasil.
 La Razón, 8 enero 2013. Proyecciones gubernamentales de producción energía al 2025.
 Página Siete, 19 octubre 2012. Oferta y demanda energética del SIN el 2012.
 Pagina Siete, 27 agosto 2011.Gobierno prevé cambio de matriz energéticos en base a
grandes proyectos hidroeléctricos.
 Los Tiempos, 31 agosto 2012. Proyección de duplicar la capacidad del SIN en base a
pequeños y medianos proyectos.
 MHE, 21 mayo 2013. Crecimiento de la capacidad del SIN el 2013
 The Associated Press, 23 noviembre 2011. Situación de la megarepresa Iñambari en la
Amazonía del Perú.

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