Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
No llego discernir si es por causa de los cambios tecnológicos tan rápidos, o por la crisis
de valores morales que vive nuestra sociedad --o por ambas causas--, que el número de
familias divididas, de suicidios y violaciones se hayan incrementado de manera
geométrica en nuestra sociedad. Intuyo, que nos hemos olvidado de Dios, de quien nos
viene los principios morales. Estamos constatando este triste hecho cada vez más:
“hogares sin Dios”. Ante esta innegable realidad, los invito a caer en la cuenta del terrible
alcance de este hecho: hogares sin Dios.
La consecuencia es el fracaso
¿Huyó Dios de nuestros hogares? o, más exactamente, ¿lo hicieron desaparecer todos esos
aparatos, intereses y preocupaciones? Si se les pregunta si creen en Dios, por supuesto que
la respuesta es afirmativa. Si son católicos, dirán «por supuesto que sí», añadiendo que son
“apostólicos y romanos”. Pero ahí va el pero que no suele faltar: «no somos rezanderos, ni
somos fanáticos, ni vamos a Misa porque...» y se toma cualquier disculpa –como por
ejemplo que los sermones son muy largos y aburridos, que no tienen tiempo, etc. etc. Y
ya hace 15 ó 20 años que no pisan una iglesia; éste es un hecho cierto, generalizado y
lamentable. ¡Hogares sin Dios!
-1-
La decisión es tuya
Queridos padres, de nada sirve una educación de “ISO 9002”, de la que salen nuestros
hijos muy bien informados pero en realidad, poco formados. El colegio y la universidad
les darán la información que necesitan para triunfar en el mundo laboral. Lástima que sea
corta para impedir sus fracasos en el campo sentimental, afectivo y familiar.
Decía nuestro Señor Jesucristo, con fuerte voz profética: “¿De qué le sirve al hombre
ganar el mundo entero, si pierde la vida?” (Mc 8,36). Hoy podemos parafrasear ese texto y
decir: “¿De qué le sirve a una persona triunfar en su profesión, si fracasa en su hogar, con
su propia familia?”.
Ahora, la decisión es tuya. ¿Le abrirás la puerta? o ¿le seguirás culpando por los fracasos
en tu familia sin darle la oportunidad de entrar?
Tienes que escoger: si sigues teniendo un hogar sin Dios, o lo invitas a tu casa.
-2
Padre Carlos García Llerena