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Tema 1. Concepción de la psicología social.

Aimee Silva. C.I: 30.760.131.

PsS-1105.

Informe escrito.

Se han dado respuestas muy diferentes a la pregunta de cuándo comienza la


psicología social. Muchas de estas respuestas no se limitan a indicar un mo-
mento histórico sino que señalan incluso nombres de autores, o sea a quién es
considerado su fundador. Y no ha de extrañar que las diversas opiniones de-
fendidas varíen muy sustancialmente en años y en nombres, porque se dan en
función del concepto que cada una tiene de la psicología social.

No es posible establecer con exactitud la fecha en que emerge la psicología


social, como tampoco es posible otorgar la paternidad de ella a algún autor en
específico (por más méritos que se le puedan atribuir a Comte, a McDougall, a
Wundt o a cualquier otro). Sus inicios y su posterior desarrollo se inscriben en
un marco complicado que abarca un período relativamente largo, donde lo que
prevalece son las contradicciones y la ausencia de consensos, o mejor, en
donde hay “diferentes predominios, tensiones y rupturas que se condensan en
la aparición de diversos e innumerables objetos de estudio, métodos, técnicas y
áreas de investigación” (Vázquez, 1990, p. 336).

Todo ello, como es de suponerse, divide la visión de sus historiadores, pues


mientras, por ejemplo, el grueso de los psicólogos sociales europeos de hoy en
día ven una mayor influencia holística, colectivista e historicista del pensamien-
to clásico alemán, francés, italiano y británico en la conformación de la discipli-
na.

Mayor consideración merecen aquéllos que proponen 1860 como año funda-
cional. Se ha dicho que, por costumbre, los comienzos de la psicología social
se fijan en dicho año como inaugural de una nueva perspectiva psicológica a la
par que sociológica, puesto que Moritz Lazarus (1824-1903) y Hermann Steint-
hal (1832-1899) inician la publicación de la Zeitschrift für Völkerpsychologie
(Woodard, en Gurvitch y Moore, 1945). Esta perspectiva encontraría una con-
solidación en el monumental tratado que Wilhelm Wundt (1832-1921) dedicó a
esta temática a lo largo de las dos primeras décadas del siglo. No falta alguna
razón a esta propuesta, pero la psicología de los pueblos no fue el núcleo que
desarrolló posteriormente el grueso de las investigaciones psicosociales.
Otra propuesta, con bastantes partidarios, es la que otorga la paternidad de la
psicología social a Gustave Le Bon (1841-1931) y fija en 1895 el año en que
surge este campo científico, al publicar aquél su famosa monografía sobre la
Psychologie des foules. Ciertamente, esta obra ha ejercido una influencia mu-
cho mayor de lo que algunos creen en el desenvolvimiento del pensamiento
psicológico y social. Basta con mencionar para demostrarlo la Massenpsycho-
logie und Ichnalyse de Freud (1921) y Mein Kampf de Hitler.

A propósito de Floyd Allport, hay que decir que fue él precisamente quien sos-
tuvo, en un intento por delinear un tipo de psicología social que, en todo caso,
la existencia de ésta se debe a su creador (y padre también) del positivismo,
Augusto Comte (Garrido y Álvaro, 2007, p. 14), añadiendo de paso que la cons-
titución formal de la disciplina arranca con las publicaciones de McDougall y de
Ross, respectivamente, en 1908, cuyas obras se intitulaban Psicología Social,
justamente.

Empero, aceptar tal fecha de nacimiento es avalar la “norteamericanización” de


la psicología social; es abrazar el individualismo metodológico e ignorar justa-
mente lo más social de su carácter, ese mismo que los autores europeos le
dieron con la teorización sobre las masas, los pueblos, los públicos, las repre-
sentaciones colectivas y sociales, la intermentalidad, etc. Al respecto, en el
presente escrito se comparte, en todo caso, el punto de vista de Muchinik
(2002), quien sostiene que “si es necesario poner un punto de partida en el
camino de la construcción de la psicología social, como cuerpo de conocimien-
to, debemos necesariamente articularla con el desarrollo de la psicología y el
surgimiento de las ciencias sociales en el siglo XIX” (Muchinik, 2002, p. 16).

A esto hay que agregar que el contexto de las dos guerras mundiales estimula-
ron la investigación psicosocial sobre temas y problemas pertinentes al mismo,
a tal grado que Pepitone considera que “la historia de la psicología social tendr-
ía serias deficiencias sin un análisis detallado de algunos campos que fueron
muy fructíferos o que alcanzaron una masa crítica en el período de los años de
la guerra: relaciones intergrupo, liderazgo, propaganda, organizaciones, com-
portamiento político (por ejemplo, votar), conducta económica (por ejemplo,
consumo) y psicología ambiental” (Pepitone, 1988, p. 86).

Con todo, el año más indicado por los autores como representativo del naci-
miento de la psicología social sigue siendo 1908. Digamos que el "azar" de la
historia quiso que, en este mismo año, aparecieran dos libros con el título de
Social psychology. Uno, lo publica el sociólogo Edward A. Ross (1866-1951) en
Nueva York, y el otro, el psicólogo Mc Dougall (1871-1938) en Londres. En
verdad, las aportaciones anteriores habían preparado el terreno para la apari-
ción de unos manuales sistemáticos sobre la materia. El libro de Ross, que lle-
vaba el subtítulo de An uotline and source book, apenas se hizo notar. En cam-
bio, la Introduction de McDougall tuvo una enorme resonancia, ciertamente de-
bida más a su radicalismo instintivista que al hecho mismo de tratarse de una
psicología social sistemática.

Es un error, significativamente muy difundido por los anglosajones y secundado


por los europeos, afirmar que ambos libros son los primeros textos generales y
sistemáticos históricamente aparecidos sobre la psicología social. Ya tendre-
mos ocasión de mencionar varios libros aparecidos bastantes años antes, al-
gunos de ellos con unas pretensiones similares a las de los dos mencionados.
Y esto sin contar algunos artículos (como el de Thomas, 1905), en los que se
ofrece una concepción de la materia mucho más adelantada que el ofrecido
tanto por Ross como por Mc Dougall. No obstante debe reconocerse que el
efecto causado por la publicación de unos textos sobre psicología social, por
doble partida, en dos países importantes y desde dos campos científicos distin-
tos, causó un impacto que tuvo inmediatas consecuencias en el desarrollo de
aquélla. Binet, que años antes había resaltado la importancia de los fenómenos
colectivos y psicosociales, con ocasión del affaire Dreyfus, se refiere a la psico-
logía social en términos de un campo que debe gozar de autonomía.

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